Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
net/publication/275658859
CITATIONS READS
0 2,196
1 author:
SEE PROFILE
All content following this page was uploaded by Juan Alfonso Casillas García de León on 01 May 2015.
PONENCIA CENTRAL
PONENCIAS ESPECIALES
INTRODUCCIÓN
El tema, para ser tratado en toda su amplitud, requeriría de mucho más tiempo que
el disponible en esta sesión y aún del que estaría dispuesto a invertir quien no está
directamente involucrado en los procesos de formación y capacitación del Ingeniero
Civil, leyendo los trabajos completos de esta Mesa en las Memorias del Congreso.
Por ello, en este trabajo se tratarán solamente algunos temas que presentan la
necesidad de hacer cambios o adiciones a los procesos actuales, los que, con mayor
o menor precisión, son prácticamente conocidos por todos.
∗
Profesor Distinguido, Universidad Autónoma Metropolitana-Azcapotzalco
2
Es conveniente hacer una reflexión adicional. Es comúnmente aceptado que hay una
demanda generalizada para incrementar el porcentaje de jóvenes mexicanos que
cursen estudios superiores en el país. Esta aceptación puede verse tanto desde un
punto de vista de justicia social, para extender las oportunidades de ascenso social a
estratos de la población que no los han tenido hasta la fecha, como desde otro de
tipo económico, que muestra que cualquiera de los países desarrollados tiene un
porcentaje de participación de jóvenes en educación superior muy superior al
nuestro. Si el número de estudiantes de educación superior deberá crecer
significativamente, ¿es conveniente para el país que ese crecimiento se dé
fundamentalmente en las Ciencias Sociales, Económicas y Administrativas y que en
las Ingenierías se mantenga estático?
3
Esto quiere decir que para muchos trabajos que no corresponden directamente a la
preparación específica que ahora se imparte en las escuelas de Ingeniería, una buena
formación básica como ingeniero puede ser mucho más útil en el futuro que una en
Ciencias Sociales. Esto ya sucedió en tiempos recientes en México, cuando una
buena parte de los trabajos generados con la reprivatización de los bancos, en las
casas de bolsa y en las financieras, fueron realizados por ingenieros, que no habían
sido preparados en sus escuelas para desempeñar esas tareas pero que pudieron
utilizar su formación analítica y sus conocimientos tecnológicos para desempeñar
tareas que requerían atención urgente. Y a esto, la resolución de problemas urgentes
con las herramientas disponibles, estamos acostumbrados los ingenieros.
Por lo anterior, debe pensarse que no todos los ingenieros del porvenir laborarán en
las áreas que tradicionalmente hemos considerado como campos de trabajo de la
Ingeniería, sino que ocuparán muchos otros puestos, para los cuales su formación de
Ingenieros les servirá de base para aprender y aplicar otros conocimientos, en
trabajos que ni siquiera imaginamos, pero que requerirán capacidad de análisis,
entendimiento y manejo de tecnologías y habilidad para identificar, plantear y
resolver problemas. Esta habilidad, por cierto, es algo que debe enfatizarse en los
programas de formación de ingenieros desde los inicios de la licenciatura.
4
Tres son los aspectos que se mencionarán a este respecto. Por una parte, si se quiere
que el estudiante realice trabajo académico fuera del salón de clase, lo que es
indispensable en el modelo educativo que debe implantarse, deberá tenerse en
cuenta que ese trabajo lo deberá realizar en instalaciones de la institución, puesto
que en su casa es imposible. Durante muchos años el funcionamiento de las
escuelas se ha basado en la premisa de que el estudiante permanezca el menor
tiempo posible en ella - de ahí los horarios con tres o cuatro clases seguidas, sin
tiempos libres entre ellas. Ahora será necesario no solamente ampliar espacios y
tiempos de operación en laboratorios y bibliotecas, sino crear otros espacios, en los
que grupos de estudiantes puedan trabajar académicamente o estudiar en pequeños
grupos y también desarrollar actividades deportivas y culturales.
Pero la falta de recursos económicos de sus familias hace necesario que muchos de
ellos trabajen un número significativo de horas a la semana. Por ello sería muy
conveniente impulsar el establecimiento de un programa nacional amplio de becas
para estudiantes de bajos recursos, pero con rendimiento académico satisfactorio,
5
Otro aspecto tiene que ver con las serias deficiencias en Matemáticas, Física y
Química que tienen muchos estudiantes en su ingreso a la licenciatura. No es
posible cerrar las puertas a quienes son los mejores de sus respectivas escuelas,
como lo muestran sus resultados en los exámenes de selección que comúnmente se
aplican, pero tienen serias deficiencias en estas áreas, más atribuibles a las
instituciones donde cursaron sus estudios previos que a ellos mismos. Pero tampoco
se puede construir mucho sobre cimientos tan endebles. Esto hace necesario instituir
formalmente, y no sólo como una recomendación al estudiante, cursos de
regularización o nivelación, de carácter obligatorio, para quienes no demuestren
tener las bases necesarias.
Lo anterior puede resumirse en lo siguiente. No basta con que los egresados hayan
adquirido los conocimientos específicos de su carrera y que tengan una idea más o
menos clara de cómo aplicarlos en la resolución de un problema técnico. Es
indispensable que, además de lo anterior, hayan desarrollado habilidades y actitudes
que les permitan ser más efectivos en el planteamiento y solución de los problemas
reales a que deberán enfrentarse, los que, además de su aspecto técnico, tienen
aspectos sociales, económicos, legales, políticos, etc. que también deben tenerse en
cuenta al proponer una solución, para que esta sea factible y efectiva. Se señala que,
cada vez con mayor frecuencia, el ingeniero debe poder comunicar con claridad a
miembros de la sociedad las razones de las decisiones que toma y que, al tomarlas,
ha tenido en consideración los puntos de vista de los posiblemente afectados.
Por otra parte, es imposible, en el nivel de licenciatura, cubrir con una mayor
profundidad todos los campos de actividad tradicional del ingeniero civil. Esto ha
hecho pensar a algunos en la conveniencia de dividir la carrera en cinco o seis
carreras específicas, como se hizo hace algunos años en Ingeniería Mecánica y
Eléctrica. Esta solución sería inconveniente por dos razones principales: las obras
de infraestructura requieren de conocimientos de varias de las áreas en que podría
8
subdividirse la carrera, por lo que una formación generalista, como la que se intenta
mantener en los programas actuales, es sumamente conveniente. Pero, además, las
condiciones del país, y podría decirse de la sociedad moderna, harán muy probable
el cambio de actividad principal de trabajo a lo largo de la vida profesional de un
ingeniero. Esta posibilidad quedaría seriamente restringida si el egresado no fuese
Ingeniero Civil, como lo conceptuamos actualmente, sino Ingeniero Estructural, o
en Vías Terrestres, o Constructor, etc.
Esto es responsabilidad primaria del propio interesado, por lo que las instituciones
educativas deben hacer conscientes de esta necesidad a sus egresados. Pero las
empresas en que laboran los ingenieros y las organizaciones gremiales y técnicas en
las que se agrupan, deben apoyar en forma efectiva esta actividad, mediante la
organización de cursos específicos para este objetivo. Y dichos cursos deben
extenderse de las modalidades presenciales, que limitan la participación de muchos
que necesitan y desean actualizarse, a aquellas conocidas genéricamente como “ a
distancia”, que permiten al interesado tomarlas en las condiciones que sus
circunstancias particulares se lo permiten. Esto empieza a multiplicarse, lo que en
términos generales es muy positivo. Habrá, sin embargo, necesidad de establecer
mecanismos para diferenciar los cursos bien formulados e instrumentados de
aquéllos que son utilizados solamente como una fuente de ingresos a cambio de
diplomas de muy escasa calidad.
En la ponencia del Dr. Jaime se mencionó que en ANUIES hay registrados 151
programas de Ingeniería Civil en el país. Pero estos incluyen solamente aquéllos
que tienen reconocimiento oficial y seguramente existen más que están en el
proceso de buscar su reconocimiento. Hay evidencias claras de que la calidad de
dichos programas no es uniforme y de que hay varios muy deficientes.
Ante esto, una organización como el CICM, que tiene entre sus funciones garantizar
a la sociedad que sus miembros ejercen su profesión con estándares de calidad
10
También aquí es importante que los colegios estimulen a sus miembros a participar,
en forma individual, en los procesos de acreditación de programas y en los de
formulación de preguntas, o reactivos, a ser utilizados en los distintos procesos de
certificación de profesionales. La calidad de los procesos de evaluación depende, en
forma importante, de la calidad y experiencia de las personas que en ellos
participan.
Y una llamada de atención para no llevar estos procesos a extremos de rigor mal
entendido, que pretendieran uniformar los programas en todas las instituciones. Esto
contribuiría a su estancamiento y a la eliminación de la muy conveniente
diversificación de enfoques que debe existir en un sistema de educación superior en
un país. Otro posible peligro sería el de consagrar los mínimos (de conocimientos,
actitudes y habilidades) que necesariamente se establecen en un proceso de
evaluación para poder juzgar programas con diferentes enfoques particulares, como
las metas que deben alcanzarse para justificar la certificación. Esta aceptación
llevaría pronto a la proliferación de organismos enfocados solamente a preparar al
alumno “a pasar” el examen y nada más, tal como ahora lo ofertan algunos para
pasar el examen de admisión de algunas universidades públicas.
Aquí se hará hincapié en algunos aspectos de los estudios de posgrado, dado que los
aspectos de investigación y desarrollo tecnológico son objeto de otra de las mesas
de este Congreso. Y, en especial, los comentarios se referirán a los estudios de
Maestría, ya que es comúnmente aceptado que los de Doctorado pretenden dar una
formación orientada a la investigación original de relevancia en un área
determinada. Aún cuando lo anterior no debe presuponer que la investigación será
11
Por ello sería conveniente solicitar la desaparición de esta división artificial entre
programas “académicos” y “profesionalizantes” e insistir solamente en programas
de calidad. Éstos con la suficiente flexibilidad para acomodar tanto el interés de
quien está pensando en una actividad esencialmente académica, como el de quien
aspira a una actividad profesional de alto nivel. No es raro el cambio de una a otra
perspectiva para un ingeniero y, además, ambas se benefician con el continuo
intercambio de enfoques e intereses durante el desarrollo del programa.
Un punto más a este respecto. Deben revisarse los requisitos exigidos en México
para la opción del grado de Maestro para evitar lo que actualmente sucede. Es
mucho más probable obtener una Maestría en el extranjero en doce o dieciocho
meses, donde el estudiante tiene que desenvolverse en otra lengua, pero sin la
elaboración forzosa de un trabajo de tesis de investigación – aún en las
universidades de mayor prestigio- que hacerlo aquí en 24 meses. Además, el
CONACYT no otorga becas a estudiantes de posgrado en México si el programa de
Maestría no exige como requisito la elaboración de una tesis de investigación, en
tanto que esta condición no es exigida para estudios en universidades del extranjero.
12
Una de las críticas que se escuchan en todo el mundo es la gran separación existente
entre la práctica de la ingeniería y las escuelas donde se forman los ingenieros. Hace
más de 50 años, cuando tuve la fortuna de estudiar en la entonces Escuela Nacional
de Ingenieros, ese problema no existía: nuestros profesores eran, en su gran
mayoría, distinguidos ingenieros, con práctica profesional cotidiana, que nos
trasmitían los conocimientos básicos enriquecidos con su experiencia profesional.
Desde luego, los profesionales que participaran en estos programas deberán hacerlo
con plena conciencia de los compromisos que adquirirían con la institución y con
sus propios alumnos, en lo que se refiere a tiempos de atención, vigilancia de su
avance académico y, sobre todo, en la motivación y el ejemplo de cómo llevar a
cabo una actividad profesional responsable. No podemos desperdiciar, como
gremio, las oportunidades de formación de nuevos ingenieros que se presentan en el
desarrollo de proyectos y en la realización de obras, tanto de carácter publico como
de carácter privado.
La profesión encara ahora, cada vez en forma más crítica, el hecho de que tiene que
atender las necesidades de una sociedad mexicana muy diversificada, que va desde
la postmoderna en las grandes metrópolis, con necesidades y expectativas muy
similares a las de los países desarrollados, hasta la de las regiones rurales aisladas,
que viven bajo un régimen de autosuficiencia y con nula o muy escasa participación
en la vida económica y social del país. Sin embargo, la mayor parte de los planes de
estudio en el país son, esencialmente, muy similares entre sí y orientados a atender
las necesidades de las poblaciones de los núcleos urbanos importantes del país. Aún
las obras de infraestructura que se construyen en el campo tienen como objeto
fundamental atender las necesidades de los núcleos urbanos: de abasto, de
transporte, de energía, de agua potable, etc. Pareciera que en el trasfondo de esta
situación estuviese la idea de que el problema es simplemente de tiempo y
paciencia- ésta última de los marginados- y que eventualmente se irán incorporando
a los beneficios del progreso del país.
Aún cuando éste ha sido un problema desde hace mucho tiempo, surge ahora con
mayor fuerza con la globalización, la que nos exige impartir una formación
profesional equivalente a la de los países desarrollados. ¿Es esa formación la más
adecuada para resolver los problemas de infraestructura de la mayoría de los
municipios del país? En muchos de ellos los problemas básicos de vivienda digna y
segura contra los elementos naturales, de comunicación, de agua potable y drenaje
en las viviendas, etc. son todavía temas a resolver y en los cuales la propia
construcción de la infraestructura necesaria puede ser un elemento de trabajo y de
capacitación para el desarrollo.
A esto habría que añadir que las acciones del estado mexicano van en el sentido de
impulsar el crecimiento económico y social del país desde el municipio, al que en
15
forma creciente se le irán otorgando los recursos para definir, planear y construir la
infraestructura que requieren. Esto implica que irá creciendo el número de
ingenieros civiles, y de otros profesionistas, necesarios para desempeñar estas
funciones. El Dr. Vergara tratará más a fondo el tema de la globalización y sus
implicaciones en la responsabilidad social del ingeniero civil.
Muchos otros puntos podrían tratarse en esta conferencia pero estimo que los
principales, a mi juicio, han sido ya mencionados. El enunciarlos, la tarea que me
fue encargada, es la parte sencilla del problema. El discutirlos y alcanzar acuerdos
de voluntades para realizar algunas de las acciones que aquí se plantean será
bastante más difícil. Pero lo verdaderamente trascendental será llevar al cabo en las
instituciones los cambios que las nuevas condiciones exigen para que los egresados
del futuro puedan resolver eficaz y eficientemente las necesidades del país. Para
lograrlo, se requiere del trabajo conjunto de académicos y profesionales, de
instituciones educativas y agrupaciones gremiales. Ojalá este Congreso sirva para
estimular esta colaboración.
16
REFERENCIAS
ABET, Inc., 2005. “Criteria for Accrediting Engineering Programs”, publicado en la página
web http://www.abet.org/Linked9620Documents.
American Society of Civil Engineers, 2004. Civil Engineering Body of Knowledge for the
21st Century. Preparing the Civil Engineer for the Future, Reston, Virginia, Estados
Unidos.
Billington, David P, 1983, The Tower and the Bridge. The New Art of Structural
Engineering, Princeton University Press, Princeton, NJ, Estados Unidos, ISBN 0-691-0293-
X.
Casillas García de León, Juan, 2003. “Educación y Desarrollo Social”. Primer Congreso de la
Academia de Ingeniería, San Luis Potosí, SLP. México, mayo.
Casillas García de León, Juan, 2005. “Algunos Comentarios sobre la Formación Profesional
en Ingeniería Civil en la Actualidad”, Conferencia en Reunión ASCE- Sección México.
México, D. F., diciembre.
Casillas García de León, Juan, 2005. Comentarios a la Ponencia del Dr. Jaime “La Carrera de
Ingeniería Civil. Una Prospectiva” Fundación ICA, México. D.F.
González Cuevas, Óscar M, 2005. “Políticas Públicas de Educación Superior y su Impacto en
la Formación de Ingenieros”, II Congreso de la Academia de Ingeniería, México, DF, octubre.
Jaime Paredes, Alberto (Editor), 2006. “La Carrera de Ingeniería Civil”, Consejo Académico,
XXX Consejo Directivo, Colegio de Ingenieros Civiles de México, México, DF.
Jaime Paredes, Alberto. 2005. “La Carrera de Ingeniería Civil. Una Prospectiva”, Fundación
ICA. , México, DF.
Katehi, Linda, 2005. “The Global Engineer”, Educating the Engineer of 2020, Appendix B.
National Academy of Engineering, Washington, D. C., Estados Unidos.
Lieberman Litmanowitz, Leopoldo 2005. “Formación y Profesión”, II Congreso de la
Academia de Ingeniería, México, DF, octubre.
López de Haro, Gonzalo, 2005. “Formación de Ingenieros para la Competitividad Global”, II
Congreso de la Academia de Ingeniería, México D. F., octubre.
National Academy of Engineering, 2003. The Engineer of 2020. Visions of Engineering in
the New Century, Washington, D.C., Estados Unidos, publicado en la página web
http://www.nap.edu/catalog/10999.html
National Academy of Engineering, 2005. Educating the Engineer of 2020. Adapting
Engineering Education to the New Century, Washington, D.C., Estados Unidos, publicado
en la página web http://www.nap.edu/catalog/10338.html.