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CIUDADANO (A):

JUEZ (A) (DISTRIBUIDOR) DEL TRIBUNAL DE MUNICIPIO


ORDINARIO Y EJECUTOR DE MEDIDAS DEL MUNICIPIO GUANARE DEL
PRIMER CIRCUITO DE LA CIRCUNCRIPCION JUDICIAL
DEL ESTADO PORTUGUESA.
SU DESPACHO:

Nosotros, MARILYN DEL VALLE RIVERO COLMENARES, venezolana.


mayor de edad, casada, de profesión Ingeniera en Gas, titular de la cedula de
identidad N° V- 18.892.286, domiciliada en el Barrio el Milagro, Callejón Negro
Primero, Casa Numero 23-2, Guanare, Municipio Guanare de estado
Portuguesa y WILMER EDUARDO MOGOLLON BRICEÑO, venezolano,
mayor de edad, casado de profesión, Ingeniero en Petróleo, titular de la cedula
de identidad N° V- 15.584.912, domiciliado en la urbanización los “Malabares”
Manzana “C”, Casa Numero 7, sector 1 Guanare, Municipio Guanare del
estado Portuguesa, asistidos en este acto por el Abogado en libre ejercicio,
JOSE NEPTALI ALVARADO VISCAYA, también venezolano, soltero, titular
de la cedula de identidad N° V- 10.055.821, inscrito en el Instituto de Previsión
Social del Abogado, bajo el N° 162.162, con Domicilio Procesal en la Calle 17
Esquina Carrera 4, antigua “California Store” del Municipio Guanare estado
Portuguesa; ante usted con el debido respeto ocurrimos y exponemos.

CAPITULO I
DE LOS HECHOS
En fecha Cuatro (04) de Julio de Dos Mil Catorce (2014) contrajimos
Matrimonio por ante la Oficina de Registro Civil del Municipio Guanare del
estado Portuguesa, según consta en nuestra Acta de Matrimonio que marcada
con la letra “A” anexaremos a la presente; fijamos nuestro último Domicilio
Conyugal en el Barrio El Milagro, Callejón Negro Primero, Casa Numero 23-20,
de la ciudad de Guanare estado Portuguesa, es el caso Señor Juez; que el
Diez (10) de Noviembre del Dos Mil Catorce (2.014) tuvimos diferencias
irreconciliables y decidimos de mutuo acuerdo y sin dilación alguna separarnos
el mismo día de los hechos, haciendo cada uno de nosotros una vida
independiente, y como ya es imposible la reconciliación entre nosotros, es por
esta razón que solicitamos antes su despacho de conformidad con lo
establecido en la FUNDAMENTACION JURIDICA, por y como consecuencia de
lo anteriormente descrito y en virtud de haberse producido una ruptura
prolongada y permanente de nuestra vida conyugal, se sirva disolver el vinculo
matrimonial que nos une en divorcio.
CAPITULO II
DE LOS HIJOS
En nuestra unión conyugal no procreamos hijos.

CAPITULO III
DE LOS BIENES
En nuestra unión conyugal no adquirimos bienes gananciales que repartir.

CAPITULO IV
JURISPRUDENCIA

Finalmente solicitamos a Usted, que de conformidad con los términos que han
quedado expuestos, se nos admita y sustancie el presente escrito, se sirva en
declarar nuestra disolución matrimonial en este acto, a tenor de lo dispuesto en
la Sentencia 693, Expediente N° 12-1163, de la Magistrada Ponente,
CARMEN ZULETA DE MARCHAN, del Tribunal Supremo de Justicia, en la
Sala Constitucional de fecha 02 de Junio del año 2015, que señala lo siguiente:
“Se ha dicho en contra del divorcio que el mismo atenta contra la estabilidad de
las familias constituidas por el matrimonio, y que el Estado debe estar
interesado en evitar que el divorcio se produzca, persuadiendo a los cónyuges
del mantenimiento del vínculo conyugal. Al respecto, considera esta Sala que
este tipo de afirmaciones en los actuales momentos merecen ser revisadas,
pues las máximas de experiencia explican que no es el divorcio por ser el que
fragmenta la estabilidad de las familias, sino otros elementos de facto
perturbadores que a la postre obligan a las parejas a decidir la disolución del
vínculo que los une, a través del divorcio. En ese sentido, sin temor a
equívocos puede asegurarse que atenta más contra la familia una separación
de la pareja, como consecuencia de una situación conflictiva prolongada,
cargada de insultos, de irrespeto, de intolerancia y de humillaciones, sin
canalizarse jurídicamente, a la que terminan acostumbrándose sus miembros y
que el divorcio, como un mecanismo jurídico válido para poner fin a una
situación dañina familiarmente donde se relajan los principios y valores
fundamentales en la familia como son, la solidaridad, el esfuerzo común y el
respeto recíproco entre sus integrantes, tal como la preceptúa el Artículo 75
Constitucional. De tal manera, que no es el divorcio sino los hechos que lo
demandan los que atentan contra la familia. De suerte pues que no es
manteniendo una unión matrimonial e impidiendo el divorcio como se subsanan
los conflictos familiares, y se persuade a las parejas para la convivencia
pacífica y el bienestar familiar. Así, la institución del divorcio con las
formalidades de ley surge para disolver el vínculo matrimonial con todas las
dificultades procesales propias que ponen en cabeza del Juez y el Ministerio
Público; incluso por encima de los cónyuges mismos, la decisión final de la
declaratoria con lugar o sin lugar el divorcio, con todos los efectos absurdos
que conlleva un sin lugar del divorcio. El divorcio representa entonces el
mecanismo jurídico válido para extinguir el vínculo matrimonial (Artículo 184 del
Código Civil), esto es, la solución que otorga el ordenamiento jurídico a los
cónyuges o a uno de ellos, cuando éstos consideran que sus diferencias son
insalvables. Con razón la Sala de Casación Social de este Tribunal Supremo
de Justicia ha sostenido desde su Sentencia Número: 192/2001 (caso Víctor
José Hernández), lo siguiente: “No debe ser el matrimonio un vínculo que ate a
los ciudadanos en represalia por su conducta, sino por el común afecto; por
tanto, las razones que haya podido tener un cónyuge para proferir injurias
contra el otro, sólo demuestran lo hondo de la ruptura y la imposibilidad de una
futura vida común. En estas circunstancias, en protección de los hijos y de
ambos cónyuges, la única solución posible es el divorcio” Cabe destacar que
antes de la reforma de 1.942 del Código Civil Venezolano, se preveía el
divorcio por incompatibilidad de caracteres de los cónyuges, lo que comportaba
una causal de divorcio de contenido muy amplio, que ofrecía una apertura a la
institución del divorcio; sin embargo su eliminación legislativa hizo más
evidente la intención de Legislador de impedir o disuadir al divorcio. Una
actualización legislativa en ese sentido, la constituyente la novísima atribución
de competencia de los Jueces o Juezas de Paz que otorga la Ley Orgánica de
la Jurisdicción Especial de la Justicia de Paz Comunal, sancionada por la
Asamblea Nacional y publicada en la Gaceta Oficial N° 39.913 del 2 de mayo
de 2012, que en su Artículo 8.8, dispone que los jueces y juezas de paz son
competentes para: “Declarar, sin procedimiento previo y en presencia de la
pareja, el divorcio o la disolución de las uniones estables de hecho cuando sea
por mutuo consentimiento; los solicitantes se encuentren domiciliados en el
ámbito local territorial del juez o jueza de paz comunal; y no se hayan
procreado hijos o de haberlos, no sean menores de 18 años a la fecha de la
solicitud. Se ha dicho en párrafos anteriores que el ejercicio de la acción del
divorcio involucra además varios derechos fundamentales, el primero
perteneciente a la categoría de los derechos referidos a la libertad del ser
humano, “que aseguran al individuo una vida exenta de coacción por parte de
la autoridad o los particulares, tanto en el orden moral como material”
(ARELLANO SILVA, 1953), es el derecho consagrado en el Artículo 20 de la
Constitución de la Republica Bolivariana de Venezuela: “Toda persona tiene
derecho al libre desenvolvimiento de su personalidad, sin más limitaciones que
las que derivan del derecho de los demás y del orden público y social”. El
matrimonio solo puede ser entendido como institución que existe por el libre
consentimiento de los cónyuges, como una expresión de su libre voluntad y en
consecuencia, nadie puede ser obligado a contraerlo, pero igualmente por
interpretación lógica nadie puede estar obligado a permanecer casado, derecho
que tienen por igual ambos cónyuges. Este derecho surge cuando cesa por
parte de ambos cónyuges o al menos uno de ellos como consecuencia de su
libre consentimiento, la vida en común, entendida ésta como la obligación de
los cónyuges de vivir juntos, guardarse fidelidad y socorrerse mutuamente
(Artículo 137 del Código Civil) y de mutuo acuerdo, tomar las decisiones
relativas a la vida familiar y la fijación del domicilio conyugal (Artículo 140
eiusdem). En efecto, esta última norma del mencionado Código prevé que el
domicilio conyugal “será el lugar donde el marido y la mujer tengan establecido,
de mutuo acuerdo, su residencia. Por lo que amparados en la “Sentencia de la
Sala Constitucional de fecha 06-06-2015 que realiza una interpretación
constitucionalizante del Artículo 185 del Código Civil y establece, con carácter
vinculante, que las causales de divorcio contenidas en el Artículo 185 del
Código Civil no son taxativas, por lo cual cualquiera de los cónyuges podrá
demandar el divorcio por las causales previstas en dicho artículo o por
cualquier otra situación que estime impida la continuación de la vida en común,
en los términos señalados en la Sentencia N°446/2014, ampliamente citada en
este fallo; incluyéndose el mutuo consentimiento”. Posteriormente, la Sala
Constitucional dictó la Sentencia Nº 1070 del 09/12/2016, estableciendo en
esa oportunidad que el desafecto y la incompatibilidad de caracteres eran
causales de divorcio, y que en caso que se alegaren no había posibilidad de un
juicio contradictorio, por tratarse de “un sentimiento intrínseco de la persona”.
Con esta decisión quedó completamente sin efecto lo establecido en el artículo
191 del Código Civil, según el cual sólo podía pedir el divorcio quien “no
hubiere dado lugar” a la causal invocada. En virtud de esto, la Sala de
Casación Civil (mediante la Sentencia Nº 136 del 1/3/2017) fijó que, al
alegarse el desafecto o la incompatibilidad de caracteres, el procedimiento
debía llevarse a través de las normas sobre jurisdicción voluntaria (artículos
895 y siguientes del Código de Procedimiento Civil), siendo únicamente
necesario notificar al Ministerio Público y citar el otro cónyuge para que se
decrete el divorcio. Este mismo procedimiento aplicará en caso que ambos
presenten la solicitud de común acuerdo: sólo será necesario notificar al
Ministerio Público para que se decrete el divorcio directamente.

CAPITULO V
NOTIFICACIONES
Establecemos como Domicilio Procesal la siguiente dirección: Barrio El Milagro,
Callejón Negro Primero, Casa Número 23-20, Guanare, Municipio Guanare del
Estado Portuguesa.
CAPITULO VI
PETITORIO
Pedimos Ciudadano Juez (a) que la presente solicitud sea admitida,
sustanciada conforme a derecho y declarada a la Oficina de Registro Civil de la
Alcaldía del Municipio Guanare del Estado Portuguesa y a la Oficina de
Registro Principal del Estado Portuguesa y nos sean otorgadas Cuatro (04)
copias certificadas de la sentencia. Es justicia en Guanare a la fecha de su
presentación.

LOS SOLICITANTES EL ABOGADO ASISTENTE

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