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Esta idea del producto dio motivo para recalcar la diferencia entre éste y el servicio. En efecto el producto se ha
considerado como un tangible, o una realidad presente en el momento de la venta, mientras que el servicio es un
intangible, o promesa futura de los beneficios que el cliente percibirá.
Dicha clasificación llevó a los economistas a crear el sector servicios, al que se le ha dado gran importancia, misma que
ha acentuado la división entre productos tangibles y servicios, intangibles. Sin embargo, conforme más apreciamos a la
Ingeniería de Servicios, más se pierde esa distinción para llegar a que todo producto es servicio conforme a la definición
siguiente:
El producto: es el paquete de beneficios que tienen un valor especifico para su adquiriente, que es posicionado en su
mente mediante un concepto que lo presenta como diferente a los demás.
Obsérvese que esta definición es aplicable, tanto a productos tangibles, como a los intangibles o servicios. Bien lo señaló
el profesor Teodoro Levitt, editor del Harvard Business Review cuando escribió:
No existen cosas tales como industrias o sectores de servicios. Solamente hay industrias cuyos componentes
de servicio son mayores o menores que los de otras industrias.
Los anteriores conceptos sobre servicios se tangibilizan en el componente informativo contenido en el producto. Este
enfoque, considerando la información, nos hace ver que el servicio es la liga entre el proceso productivo y el consumidor
final, o sea, que nos permite ver una empresa extendida desde el diseño del producto y proveedores de insumos, hasta
el cliente, El concepto de empresa extendida, será tratado más adelante.
Lo anteriormente expuesto lo confirma Karl Albrencht, en el libro Gerencia de Servicios, donde indica que el servicio no
es un estímulo competitivo; es el estímulo competitivo. La gente no solo compra cosas, también compra expectativas.
Una expectativa es que el artículo que se compró produzca los beneficios que el vendedor prometió.
¿QUÉ ADQUIERE EL CLIENTE?
La definición anterior del producto, bajo un concepto actualizado nos lleva a preguntarnos ¿qué adquiere el cliente?
Pudiera parecer obvia la respuesta, pero la realidad es diferente, porque un producto llega a tener un valor más allá de lo
que aparentemente parece. Un cliente adquiere un producto por lo que hace, no por lo que es; significa que él adquiere
funciones, beneficios y valor que le proporciona el producto y no por el producto mismo. Veamos algunos ejemplos:
Un cliente no pide traslado de valores, sino seguridad de que llegarán a su destino.
La definición precisa de un producto es vital, no sólo para la Ingeniería de Servicios, sino para la promoción y
posicionamiento del mismo. Definir un producto desde la perspectiva del valor y beneficio que tiene para el cliente, es
responder fielmente a lo que él necesita o desea.
En términos generales, la definición del producto permite lograr lo siguiente:
a) Coadyuvar a la orientación de la empresa hacia el cliente, en lugar de hacia el proceso o producto.
b) Precisar el segmento específico del mercado en el cual se participa
c) Proporcionar información para determinar las dimensiones e implicaciones del tamaño potencial del mercado.
d) Identificar a la competencia real y presente, así como a la futura y potencial
e) Impulsar el posicionamiento del producto
f) Proporcionar el criterio para definir el concepto comunicativo que dará congruencia a las comunicaciones difundidas
por la empresa.
g) Proporcionar los ingredientes para formular la misión de la empresa.
Desde la perspectiva de la Ingeniería de Servicios, la definición precisa del producto le permite evaluar los beneficios y
valor que proporciona al cliente, así como someterlo a una constante innovación para que genere y mejore su valor
agregado. Es un proceso estrechamente relacionado al concepto de calidad, mismo que para el cliente significa el valor
mínimo o esperado. La Ingeniería de Servicios se encargará de darle algo más.
Un lector no compra un libro, sino información y conocimientos.
Un gerente no pide estados financieros o contables, sino información adecuada para tomar decisiones administrativas.
Un hombre no quiere un traje fino, sino presencia e imagen.