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DIABETES JUVENIL

La diabetes juvenil como su nombre lo indica es una enfermedad que ataca a los jóvenes, siendo la segunda
enfermedad crónica más común en la infancia. La diabetes juvenil o tipo 1 no se puede evitar y se presenta
principalmente en la población de menos de 20 años.
La mortalidad que se da por este tipo de diabetes es muy baja, dos de cada 100 defunciones se presentan en
esta población, tanto en hombres como para mujeres.
La diabetes juvenil tipo 1 se desarrolla gracias que el páncreas no produce insulina, una hormona que ayuda a
que la glucosa entre en las células para darles energía, sin esta insulina, se acumula demasiada azúcar que
se queda atorada en el torrente sanguíneo.
En la actualidad los jóvenes están desarrollando la diabetes tipo 2 que solo solía presentarse en adultos
– pero ya ven como son las enfermedades que no les importa nada, ¡malditas! – y se está presentando
gracias a que hay una mayor cantidad de niños y adolescentes obesos.
En la diabetes tipo 2, el cuerpo no produce o no usa la insulina adecuadamente y los síntomas son más
agresivos que la tipo 1.

Síntomas de la diabetes.
Constante necesidad de orinar
Sed inusuales
Hambre extrema
Pérdida inusual de peso
Fatiga e irritabilidad extremas
Infecciones virales persistentes.
Estrés excesivo y elevado nivel de toxinas.
Las personas con diabetes tipo 2 tienen mayor riesgo de sufrir enfermedades cardíacas, trastornos renales,
hipertensión, neuropatías y ceguera.

Tratamiento para la diabetes juvenil


Para el tratamiento se necesita inyecciones de insulina, está baja el nivel de azúcar en la sangre y permite
que salga del torrente sanguíneo y que entre a las células.
Tener una alimentación saludable y seguir un plan de comidas
Medir los niveles de azúcar en sangre
Mantenerse activos mediante el juego o la práctica de ejercicios
Los niños y adolescentes están en riesgo de padecer diabetes si tienen antecedentes familiares de diabetes,
no realizan ejercicio o su alimentación no es la adecuada. Por eso es importante realizarles chequeos
constantes para descartarla, ayudarles a mantener un peso saludable, mantener una rutina de ejercicio y
mantenerlos activos, así como proporcionarle porciones de alimentos saludables y nutritivos.

DIABETES ADULTOS
La diabetes es una enfermedad que se caracteriza por una elevación de los niveles de glucemia (azúcar) en la
sangre. Si esos niveles son muy altos o muy bajos pueden dar lugar a complicaciones agudas que hay que
tratar de resolver de forma rápida.
Los niveles de glucemia elevados y mantenidos durante mucho tiempo provocan daño en las arterias de todo
el cuerpo, y a largo plazo deterioran y alteran diversos órganos, especialmente ojos, riñones, nervios, corazón
y otros vasos sanguíneos.
Existe un aumento en la prevalencia de diabetes que es creciente en las últimas décadas, sobre todo en el
mundo occidental, debido al estilo de vida. De los más de 300 millones de personas que la padecen en el
planeta, se calcula que esta cifra llegará a los 550 millones en 2030. En torno a la mitad desconocen y
desconocerán su diagnóstico. Esta situación, además, provoca alrededor de 200.000 muertes anuales, la
mayor parte de ellas por enfermedades cardiovasculares asociadas a la diabetes. En España, por ejemplo, se
estima que la padece un 13,8% de la población, y un 14,8% está en una situación de prediabetes.

Tipos de diabetes
En la actualidad, se reconocen 4 tipos de diabetes: la de tipo 1 y la de tipo 2, aunque también es frecuente
verla en embarazadas, así como algunos otros tipos específicos:
Diabetes tipo 1: típica en edades tempranas de la vida, generalmente antes de los 30-40 años. En su
tratamiento suele necesitar casi siempre insulina.
Diabetes tipo 2: es la más frecuente, generalmente se da en personas obesas y de edad más avanzada. No
siempre necesita insulina, sobre todo en las fases tempranas de la enfermedad, y puede controlarse con dieta
y fármacos antidiabéticos. 
Diabetes gestacional: el embarazo es una situación que favorece el mal control del azúcar en sangre y que
puede derivar en una diabetes gestacional. Por esta razón, aproximadamente en la semana 28 de
gestación se realiza un test especial a todas las embarazadas, para valorar si existe diabetes. Aunque en
general se retorna al estado no diabético tras el embarazo, se genera un riesgo a padecer una diabetes franca
al cabo de los años.
Otros tipos específicos de diabetes: aquellas provocadas por algunos defectos genéticos de las células beta,
defectos genéticos en la acción de la insulina, enfermedades de la función exocrina del páncreas como
la fibrosis quística, y aquella secundaria al uso de algunos medicamentos.

CAUSAS
El envejecimiento de la población y los cambios en los estilos de vida son los dos factores que más influyen
en el incremento progresivo de la diabetes. Así, el cambio en los hábitos alimentarios y el
creciente sedentarismo y aumento de la inactividad física, que provocan obesidad, tienen como consecuencia
directa que la enfermedad esté aumentando en casi todo el mundo.
Hay condicionantes que aumentan la probabilidad de desarrollar diabetes: la edad avanzada y la presencia de
otras enfermedades como obesidad e hipertensión arterial, así como la historia familiar de diabetes, son
factores que influyen notablemente en el desarrollo de esta enfermedad.
En algunos casos la diabetes puede ser secundaria a alguna circunstancia concreta: consumo de alcohol
(sobre todo en el sexo masculino), algunos fármacos (corticoides, antiinflamatorios, anticonceptivos en
mujeres), enfermedades renales, y otras.

SINTOMAS
Entre los principales síntomas de la diabetes se incluyen:
Frecuencia en orinar (fenómeno de la cama mojada en los niños).
 Sensación de hambre inusual.
 Sed excesivas.
 Debilidad y cansancio.
 Pérdida de peso.
 Irritabilidad y cambios del estado de ánimo.
 Sensación de malestar en el estómago y vómitos.
 Vista nublada.
 Cortaduras y rasguños que no se curan, o se curan lentamente.
 Picazón o entumecimiento en las manos o los pies.
 Infecciones recurrentes en la piel, la encía o la vejiga (cistitis).
 Elevados niveles de glucosa en la sangre y en la orina.

DIAGNOSTICO
En el diagnóstico de la diabetes, el límite normal de azúcar en sangre se ha ido modificando en el transcurso
de los años. Actualmente se diagnostican como diabéticas:
Aquellas personas que presentan, al menos en dos ocasiones, una glucemia en ayunas mayor o igual a 126
mg/dl. 
Aquellas con valores mayores o iguales de 200 mg/dl en pacientes con síntomas clasicos de diabetes.
Aquellos con glucemia mayor o igual de 200 mg/dl a las 2 h de un test de tolerancia oral a 75 mg de glucosa.
En aquellos con valores de hemoglobina glicosilada mayores o iguales a 6.5%.
La situación de prediabetes se considera en aquellos con glucemia comprendida entre 110 y 125 mg/dl o en
aquellos con cifras entre 140-199 mg/dl tras la sobrecarga con 75 mg de glucosa. Estos pacientes corren
mayor riesgo de convertirse en diabéticos en un futuro.
TRATAMIENTO
El objetivo del tratamiento de la diabetes no es tanto controlar el azúcar en sangre, sino disminuir la tasa de
mortalidad. Siempre se debe insistir en la modificación del estilo de vida. Este cambio puede controlar las
cifras sin necesidad de medicamentos, sobre todo en los primeras fases del diagnóstico y si el nivel de
hemoglobina glicosilada (HbA1C) está por debajo de 8.5%, aunque el objetivo general será estar por debajo
de 7%.
Si la diabetes está descontrolada, en la fase inicial es muy importante conseguir la desaparición de los
síntomas derivados de la hiperglucemia: poliuria, polidipsia, cansancio. Cuando la HbA1C esté por encima de
8,5% se recomienda empezar con fármacos como la metformina.
Se deben evitar las descompensaciones agudas de la enfermedad, y retrasar la aparición o progresión de las
complicaciones crónicas: tanto en arterias grandes y corazón (macroangiopatía), como en arterias pequeñas
en riñón, retina y nervios (microangiopatía).
Hay que individualizar objetivos; aunque hay algunas medidas generales y comunes para todos los pacientes,
cada diabético necesita un tratamiento individualizado.

Prevención
Para la diabetes tipo 1 no existe ningún método eficaz de prevención por el momento. En cambio, está
comprobado que la de tipo 2, que es la que aparece con más frecuencia, al estar relacionada con
la obesidad se puede tratar de evitar en gran medida adoptando unos hábitos de vida saludables.
“Diferentes estudios han demostrado que la actividad física y la pérdida de peso previenen el desarrollo de
diabetes en personas con predisposición a ésta, incluso en aquellas que ya presenten algún grado de
alteración de la tolerancia a la glucosa (o prediabetes)”, afirma Rebeca Reyes, coordinadora del Grupo de
trabajo de Diabetes Mellitus de la SEEN. “Además, en el recientemente publicado estudio Predimed se
demuestra que la dieta mediterránea previene la enfermedad cardiovascular por lo que debería ser la dieta
de elección”.

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