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29 de julio de 2020
misional
formando su vida y servicio. El resultado escrito debe manifestar una combinación de (a)
Una de las cosas que más disfruté del curso de Escritos que tomé en el 2018 fue notar
por primera vez que los Salmos, cuando invitan (con un imperativo) a alabar al Señor, dan
casi siempre (por no decir siempre) una razón específica para hacerlo. Por ejemplo, en
paseo histórico que cada versículo, a partir del v. 4, expone sobre las obras del Señor. De
modo que la alabanza al Señor no nace de un artificio sin fundamento. Más bien es la
respuesta necesaria ante un Dios que hace maravillas por su misericordia eterna y así se
Esto concuerda con lo escrito por Wright en el capítulo que estudiamos. Los
indicativos siempre anteceden a los imperativos y proveen el contexto (la realidad) sobre el
cual se fundamenta la orden. Por razón de los indicativos (el grueso de la Escritura) es que
tienen sentido los imperativos que Dios ha dado para su pueblo –en el Antiguo
Testamento– y para su iglesia –en el Nuevo Testamento–. Sin ese contexto (realidad)
podríamos caer en el foso de la rebelión. Sin embargo, gracias al gran contenido narrativo
Yo crecí en un contexto evangélico donde desde muy temprano, con mi papá y mis
hermanos, hacíamos cultos en casa e invitábamos a nuestros vecinos. Desde muy pequeño
me convencí de que era necesario predicar el evangelio de Cristo. En los barrios en que viví
tenía la oportunidad de reunir más niños de mi edad y hacer cultos donde yo hacía intentos
de predicaciones. En esa época era algo natural para mí reunirme con mis amigos e
impregnaron la idea de que ganar almas era el objetivo supremo de la vida del creyente y
que los que no lo hacían serían objeto de burla en el cielo y no recibirían corona ni
galardón. Curiosamente, esta idea en lugar de darme ánimo para seguir predicando produjo
un fuerte desaliento.
media el resultado de su liderazgo por la cantidad de personas que estos habían “ganado”.
Se hacían preguntas como, “¿Cuántas almas ganó el hermano Rossemberg este año?”. En
ocasiones la respuesta fue cero y eso me hacía sentir indigno del Señor.
Luego, cuando fui comisionado por esos líderes para abrir una iglesia para
por la cantidad de personas (habría sido felicitado), lo midieron por la actitud de los
como cristianos y no se comportaban como cristianos (de acuerdo al criterio con que estos
líderes entendían el cristianismo). La decisión fue cerrar esa obra porque yo estaba
La última experiencia negativa fue similar a la anterior. Esta vez trabajaba en Medellín
con iglesias en casa. Había grupos de adultos, jóvenes, adolescentes y niños. El proyecto de
el tope los lideres tomaron la decisión de moverme a otra zona. En los otros lugares di lo
claro de la misión –alejada de la idea de ganar almas como método para el sostenimiento
económico de las iglesias– la historia fuera diferente. A pesar de la frustración que estos
eventos causaron, en medio de ellos aprendí a trabajar de la mano con el Señor y a confiar
Durante todo el tiempo que he relatado aquí puedo decir que tuve una evolución
constante, que aún sigue, hacia retornar al sentimiento de mi infancia. Cuando niño no
servía a Dios porque me tocara, era un impulso natural. Pero cuando me relacioné con
líderes que buscaban textos como Mat 28:19; Pro 11:30b (en la versión Reina Valera del
60y claramente descontextualizado); Jn 4:34-36; Hch 1:8; Isa 6:8; Rom 10:14-17, entre
otros, para justificar la obligación de hacer obra misionera, el impulso que sentía cuando
niño cambió por la necesidad de obedecer a un Dios que daba órdenes. Perdí la libertad.
Pero puedo decir que desde el 2015, cuando inició mi aventura en el Seminario, Dios
Recuerdo que uno de los pensamientos que llegó a mi cabeza cuando me invitaron a
segundo semestre académico inicié labores misioneras en Medellín fue, “perdóname Señor,
reconocimiento fue volver a descubrir la libertad del Señor porque la obra suya no descansa
sobre mis débiles hombros, sino sobre los brazos fuertes de Dios. Mi servicio actualmente
descansa en la comprensión (no tan clara aún, pero en proceso de consolidarla) de que la
obra que Dios quiere que haga aquí y ahora está basada en la naturaleza misma de Dios que