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El cultivo de lulo bajo la implementación de las buenas

prácticas agrícolas

Book · December 2017

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Germán Franco Ana Elizabeth Diaz

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en los principales sistemas de producción de frutales en Colombia. Producto 13: Diez (10) genotipos de mora identificados por
calidad (grados brix, acidez, tamaño de fruto y rendimiento). View project

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 El Cultivo del Lulo bajo la implementación de las Buenas Prácticas Agrícolas

CONTENIDO

PRESENTACIÓN ..................................................................................................... 5

CAPÍTULO 1. ECOFISIOLOGÍA DEL CULTIVO............................................................. 7

Clara I. Medina C.
Mario Lobo A.

CAPÍTULO 2. GENERALIDADES DEL CULTIVO ........................................................17

Jorge A. Bernal E.
Germán Franco

CAPÍTULO 3. NUTRICIÓN Y FERTILIZACIÓN .......................................................... 47

Álvaro Tamayo V.

CAPÍTULO 4. ENFERMEDADES ASOCIADAS ......................................................... 63

Pablo J. Tamayo M.

CAPÍTULO 5. ARTRÓPODOS PLAGA ..................................................................... 97

Ana E. Díaz M.

CAPÍTULO 6. COSECHA Y MANEJO POSCOSECHA ...............................................133

Germán Franco
Jorge A. Bernal E.
Mauricio Londoño B.

CAPÍTULO 7. REGISTROS Y COSTOS DE PRODUCCIÓN .........................................151

Germán Franco
Jorge A. Bernal E.
Álvaro Tamayo V.

CAPÍTULO 8. BUENAS PRÁCTICAS AGRÍCOLAS ...................................................157

Isabel Cristina Arroyave T.
Angela María Álvarez Á.

33
 El Cultivo del Lulo bajo la implementación de las Buenas Prácticas Agrícolas

En la actualidad, el fomento de algunas especies en el mundo ha estado ligado a aspectos de

salud y estética como es el caso de las frutas y hortalizas. Colombia no ha sido ajena a esta
tendencia y es así como el consumo de jugos naturales y frutas frescas ha venido creciendo en
forma proporcional. Dentro de las frutas, en los últimos años, una de las de mayor crecimiento
ha sido el lulo, especialmente por su excelente sabor, aroma, contenido de sólidos solubles y
su efecto refrescante como bebida, que lo hace muy apetecido y de gran tradición entre los
consumidores, ya sea como fruta fresca o procesada. Sin embargo, los productores de lulo han
enfrentado diversos problemas en la producción, especialmente de tipo fitosanitario, lo que
ha generado la disminución de algunas áreas de siembra, por no disponer de una tecnología
adecuada para resolver esta problemática. Esta situación llevó a la Corporación Colombiana de
Investigación Agropecuaria, CORPOICA, con el apoyo del Ministerio de Agricultura y Desarrollo
Rural (MADR) y mediante la financiación de la Secretaría de Agricultura y Desarrollo Rural
(SADRA) a la elaboración del presente documento con el propósito de proporcionar herramientas,
especialmente a agricultores y técnicos, para mejorar las condiciones del cultivo, en todas
las zonas productoras del país. El contenido de este Manual no solo cuenta con el aporte
muy valioso de resultados obtenidos por Corpoica, sino también por investigaciones de otros
profesionales de reconocimiento nacional e internacional que, a través de su consulta, sirvieron
para complementar su contenido, de tal forma que sirva de documento de consulta a todos los
productores de lulo del país y del exterior.

El presente Manual Técnico denominado El Cultivo del Lulo Bajo la Implementación de las
Buenas Prácticas Agrícolas - BPA, contempla aspectos tales como Fisiología, Generalidades
del cultivo (origen, dispersión y domesticación, taxonomía, variedades, condiciones climáticas,
propagación, entre otras), Nutrición, Plagas, Enfermedades, Cosecha y Manejo Poscosecha,
Registros y Costos de Producción, entre otros.

Julián Londoño Londoño

Director Centro de Investigación La Selva
Corpoica, Rionegro, Antioquia, Colombia

5
 El Cultivo del Lulo bajo la implementación de las Buenas Prácticas Agrícolas
Clara Inés Medina Cano1
Mario Lobo Arias2
El lulo (Solanum quitoense Lam.) desde el
aspecto botánico, es una Angiosperma,
dicotiledónea, de la clase Simpétala, subclase
Pentaciclica, orden Tubiflorales, familia Sola-
naceae, género Solanum, sección Lasiocarpa
(Whalen et al. 1981; Heiser y Anderson,
1999). La sección comprende entre 11 y 13
especies de arbustos y árboles pequeños
(Whalen et al. 1981; Heiser; 1996; Bohs,
2004). De este grupo se encuentran en
Colombia 8 taxa (Whalen et al. 1981; Lobo
y Medina, 2000), lo cual indica que en el
país se encuentra la mayor diversidad de
este conjunto de especies. De acuerdo con
Agronet (2014) el área sembrada con lulo en
Colombia, en el año 2014, fue de 8.418 ha,
con una oferta de 80.300 toneladas y con un
rendimiento de 10,2 t/ha. A pesar de esto,
Arias y Rendón (2014) reportan que Colombia
aún tiene una producción deficitaria de lulo,
por lo que debe importar el 20 % de lo que
consume anualmente, lo que indica que la
oferta nacional de la fruta ha sido insuficiente.
1.
Investigadora Ph.D. CORPOICA C.I. La Selva, Rionegro, Antioquia, Colombia.
2.
Ph.D. Asesor externo.
Según Tafur (2006), las prioridades de inves-
tigación en lulo, de acuerdo con los limitantes
para su desarrollo, incluyen problemas sani-
tarios y producción limpia; manejo agronó-
mico con énfasis en fisiología, ecofisiología,
fenología y niveles críticos de nutrimentos;
procesos de valor agregado; zonificación del
cultivo; fisiología de poscosecha; oferta de
material para la siembra; transferencia de
tecnología y asistencia técnica; carencia de
un banco de proyectos sobre la fruta; crédito
y aspectos de política agroindustrial. En este
documento se presenta información en
aspectos relacionados con factores climáticos
relativos a la producción del frutal. Estos se
hicieron con base en un proceso del estado
de revisión del conocimiento de la función
productiva: genotipo, ambiente e interacción
genotipo por ambiente, realizado por Medina
et al. (2009), al igual que información lograda
por los autores acerca de variables fisiológi-
cas de la especie; lo anterior, como un paso
preliminar para entender el comportamiento
de éste como respuesta a factores ambien-
tales, lo cual corresponde a la ecofisiología.
7
El Cultivo del Lulo bajo la implementación de las Buenas Prácticas Agrícolas
REQUERIMIENTOS AMBIENTALES DEL CULTIVO DE LULO
Un reporte de la revista El Agro (1955) indicó:
“La planta de lulo es catalogada entre las
más raras dada la circunstancia de que no
se adapta fácilmente a cualquier clima ni a
cualquier terreno; ésta vegeta en lugares y
condiciones nada comunes; con sensibilidad
al exceso de lluvias y al exceso de sol”. Lo
anterior muestra la falta de domesticación y
adaptación a diferentes ambientes y condicio-
nes de clima que presenta esta especie y los
retos para su cultivo comercial.
Luz y temperatura
Esta es una planta de día corto, la cual se de-
sarrolla mejor en sitios sombreados, cercanos
a corrientes de agua, con alta nubosidad y
humedad relativa del 80 % (Bernal et al. 1996;
López, 1980; Álzate, 1982). Se ha indicado
que puede prosperar a plena exposición solar
siempre y cuando se presenten bastantes días
nublados durante el año (López, 1980), o si se
hace un buen manejo del cultivo (Meneses y
Correa, 1992). Diversos autores han señalado
que los rangos de temperatura a los cuales se
adapta el lulo están en el intervalo entre los
15 ºC a 24 ºC, con una temperatura óptima de
20 ºC para su desarrollo (López, 1974; López,
1980; Alzate, 1982; Meneses y Correa, 1992;
Bernal et al. 1996; Galvis y Herrera, 1999;
Reina et al. 1998; CCI, 1999; Tamayo et al.
2002; Franco et al. 2002).
Aguirre et al. (2006) evaluaron el efecto de
niveles de radiación lumínica (100, 55 y 40 %)
en tres materiales de lulo: El cultivar La Selva,
una población de la variedad botánica qui-
toense (sin espinas) (SE) y otra de la variedad
botánica septentrionale (con espinas) (CE). En
el estudio se concluyó que el lulo La Selva
8
presentó mejor comportamiento, en cuanto
a respuestas morfológicas entre 55 y 100 %
de irradiación, en tanto que los dos materiales
restantes se comportaron mejor en el nivel del
55 %, lo cual indica adaptación diferencial de
estos dos materiales, con relación al cv. La
Selva; lo anterior apoya la hipótesis de que el
proceso de hibridación interespecífica realiza-
do para producir este material, condujo a la
adaptación a plena exposición solar, en una
planta que originalmente es de sotobosque
(Lobo et al. 2002; Lobo, 2004).
En concordancia con esto último, Franco et al.
(1998) indicaron aumento en la productividad
del lulo La Selva a plena exposición solar, en
comparación con la siembra bajo sombrío;
los investigadores reportaron que en el
primer conjunto de condiciones se obtuvo un
rendimiento de 17,8 t/ha, en tanto que bajo
sombrío esta fue del orden de 7,3 t/ha.
Barrientos-Priego et al. (2003) señalaron que
varias funciones fisiológicas importantes en
las plantas superiores involucran intercambio
gaseoso entre la atmósfera y la hoja, lo cual
se hace generalmente a través de los poros
de la epidermis, conocidos como estomas. En
un estudio llevado a cabo con materiales con
y sin espinas, se encontró un bajo número
o ausencia total de estomas en la superficie
superior de la hoja, en la etapa de floración y
fructificación (Medina et al. 2008), lo que in-
dica que el lulo es una planta hipoestomática,
esto es, que tiene sus estomas en el envés
o sea la lámina inferior de la hoja (Verdugo
et al. 2002). Esta característica puede llegar
a cambiar en ciertas etapas del crecimiento
de la planta o como respuesta a estímulos
ambientales (Esau, 1977). El mayor número
 El Cultivo del Lulo bajo la implementación de las Buenas Prácticas Agrícolas
de estomas se encontró en el follaje del tercio
medio del material SE durante la etapa pro-
ductiva y en el tercio superior de las hojas de
la población CE durante la fase reproductiva.
La estructura foliar y la anatomía influyen en
los procesos respiratorios y fotosintéticos y
estas funciones están determinadas genéti-
camente, pero con un papel importante en
su expresión por parte del medio ambiente
(Moreno-Sotomayor et al. 2002). Al respecto,
Medina et al. (2008) encontraron, a plena
exposición solar, tamaños diferenciales en
cuanto al largo y ancho del parénquima de
empalizada, entre los estrados de los dos tipos
de materiales estudiados, con mayor longitud
y ancho de éste en el tercio medio del ecotipo
SE y sin diferencias al respecto entre el follaje
de los tres estratos del CE.
Cabe señalar que Medina et al. (2006) deter-
minaron que Solanum quitoense es una planta
C3, característico de plantas cuyo hábitat es-
pontáneo es el sotobosque, lo que comprueba
que esta es una planta que crece mejor bajo
sombrío. Además, en los cortes histológicos
(de tejidos de la hoja) practicados no se apreció
la estructura de células en corona, la cual de
acuerdo con Larcher (1995), es típica de las
plantas C4.
Para Bernal et al. (1998) la siembra del lulo se
lleva a cabo bajo dos sistemas: sombrío y a
plena exposición solar. En el primer caso, este
es un cultivo colonizador de zonas de montaña;
para establecer el cultivo se socola el bosque y
cuando el lulo pierde su capacidad productiva
o se enferma, se abandona la parcela. Luego
los agricultores se desplazan a otras regiones
del bosque. Este sistema ocasiona erosión
genética y de los suelos en los bosques, por
la formación de claros (Bernal et al. 1998).
Además, al cortar la vegetación se reduce
el periodo productivo de la planta, lo que
ocurre por el incremento en la respiración y
la fotosíntesis de una planta que se encuentra
en forma espontánea en el sotobosque (Lobo,
1991; Bernal et al. 1996), lo anterior conlleva
al debilitamiento del vegetal con ataque subsi-
guiente de patógenos e insectos (Lobo, 1991).
Temperatura y precipitación
Se ha señalado que el lulo no tolera heladas,
las cuales, en caso de presentarse causan
quemazón en los tallos y las hojas (Martínez
y Jaramillo, sf). También se ha afirmado que
las temperaturas altas causan bajas sensibles
en la producción (Martínez y Jaramillo (sf) y
que éste se adapta a zonas con regímenes
de precipitación entre los 1.500 y 3.000 mm
anuales, con un valor óptimo de 2.500 mm
(Alzate, 1982; Bernal et al. 1996; Reina et al.
1998; CCI, 1999; Franco et al. 2002; Tamayo
et al. 2002a); con indicación, por parte de
Bernal et al. (1996) y Franco et al. (2002),
de que los periodos de sequía superiores a
tres semanas pueden ocasionar caída de los
frutos.
Altura sobre el nivel del mar
Los autores postulan intervalos diferentes de
adaptación de la especie, sin referenciar esto
a materiales específicos, los cuales se ubican
entre los 600 y 2.500 msnm (Montenegro,
1954; Gattoni, 1957, 1961; Ávila y Albornoz,
1971; López, 1974; Álzate, 1982; Meneses
y Correa, 1992; Bernal et al. 1996; Reina et
al. 1998; Galvis y Herrera, 1999; CCI, 1999;
Tamayo et al. 1999; Franco et al. 2002), con
manifestación por parte de algunos de éstos
de que la zona óptima para la siembra del lulo
está alrededor de los 1.800 msnm (López,
1974; Meneses y Correa, 1992; Reina et al.
9
El Cultivo del Lulo bajo la implementación de las Buenas Prácticas Agrícolas
1998). Adicionalmente, Bernal et al. (1996)
diferencian la altitud adecuada para las dos
variedades botánicas quitoense y septentrio-
nale , señalando que éstas van entre los 1.600
y los 2.000 msnm para el primero y entre los
2.000 y los 2.400 msnm para el segundo.
Ávila y Albornoz (1971) son los únicos autores
que puntualizan diferencias entre las plantas a
diferentes alturas sobre el nivel del mar, con
recomendación de la siembra entre los 600 y
los 1.300 msnm, ya que las plantas exhiben
un porte mayor al de aquellas que se cultivan
entre los 1.300 y los 1.700 msnm.
El único estudio sistemático de evaluación
de genotipos en diversos ambientes, que se
pudo obtener en la literatura fue el realizado
para la entrega del cv. La Selva (Bernal et al.
1998). En éste se evaluaron los tres clones
que componen el cultivar, en 12 localidades
ubicadas entre los 1.150 y 2.300 msnm,
en los departamentos de Antioquia, Caldas,
Cundinamarca, Huila y Valle del Cauca, em-
pleando como testigos el lulo Castilla en ocho
de los sitios experimentales. La evaluación
condujo a la entrega de una mezcla de los
tres clones como un solo material, lo cual se
basó en su mayor precocidad, con relación
a los controles locales, mayor productividad
promedia y un ciclo productivo más prolonga-
do, con aceptación de la fruta por su calidad,
aun cuando ésta exhibió menor tamaño que
los materiales de agricultor y algún grado de
rajamiento (Bernal et al. 1998). Cabe señalar
que la mayor adaptación del nuevo cultivar se
atribuye al parental silvestre Solanum hirtum,
el cual exhibe amplia dispersión y proviene
de una menor altura sobre el nivel del mar
(Whalen et al. 1981).
Condiciones edáficas o de los suelos
Los expertos en la especie indican que los
pH, característicos de los suelos donde se
desarrolla el lulo, varían entre 5,0 a 6,5 (Ávila
10
y Albornoz, 1971; Álzate, 1982; Meneses y
Correa, 1992; Bernal et al. 1996; CCI, 1999;
Galvis y Herrera, 1999) con afirmación por
parte de Martínez y Jaramillo (sf) de que
el cultivo requiere suelos húmedos, ricos
en materia orgánica, profundos, con buen
drenaje y que no soporta encharcamientos
prolongados (Ávila y Albornoz, 1971; Álzate,
1982; Meneses y Correa, 1992; Bernal et al.
1996; CCI, 1999; Galvis y Herrera, 1999;
Martínez y Jaramillo, sf; Franco et al. 2002).
Al respecto, diversos autores afirman que la
obtención de una buena producción requiere
de suelos con textura franca, franco arcillosa
o franco arenosa, sin presencia de horizontes
superficiales endurecidos (Martínez y Jara-
millo (sf); Álzate, 1982; Meneses y Correa,
1992; Bernal et al. 1996; CCI, 1999; Galvis
y Herrera, 1999; Franco et al. 2002) y que el
cultivo se desarrolla muy bien como cobertura
de terrenos vírgenes o rastrojos altos o en
zonas de desmonte (Meneses y Correa, 1.992;
Martínez y Jaramillo (sf), Franco et al. 2002).
Con este frutal andino también se han hecho
trabajos de tolerancia a salinidad, estudiando
su reacción a diferentes concentraciones de
cloruro de sodio (sal común). Casierra et al.
(2002) encontraron que el lulo tratado con
soluciones salinas, acumuló cloro y sodio
en los tejidos analizados. En este trabajo se
encontró que la sal indujo una reducción de
la concentración del potasio en las hojas y
tallos y que el valor de las relaciones sodio/
calcio, sodio/magnesio, sodio/potasio y sodio/
calcio+magnesio+potasio, aumentó en las ho-
jas y los tallos como respuesta a incrementos
de la concentración de cloruro de sodio en
la solución; lo que llevó a los investigadores
a sugerir la posibilidad de que se presenten
síntomas de deficiencias de calcio, magnesio
 El Cultivo del Lulo bajo la implementación de las Buenas Prácticas Agrícolas
o potasio, debido a un desbalance de la
concentración de estos cationes con respecto
al sodio. Este último se acumuló en mayor
proporción en las raíces que en las hojas y
los tallos. Con los resultados obtenidos por
Casierra et al. (2002) y Flores et al. (2006)
se puede catalogar el lulo, como una planta
que presenta una tolerancia moderada a la
salinidad, al igual que otras Solanaceae.
Estudios fenológicos y de desarrollo
La fenología ha sido definida como la rama de
la ecología que estudia las relaciones de las
condiciones ambientales, con los fenómenos
o los acontecimientos a lo largo de la vida
de los vegetales y los animales; los cuales
son recurrentes y fácilmente observables
(Castillo, 2001). En el contexto anterior, Arias
(2005) estudió el comportamiento de un lulo
CE, con mayor adaptación a condiciones de
sombrío y otro SE, tolerante a plena exposición
solar, sembrados sin sombrío, en Rionegro,
Antioquia a 2.120 msnm, zona que se clasifica
como bosque húmedo montano bajo. Los dos
materiales exhibieron la fase vegetativa hasta
alrededor de 120 días, momento en el cual se
inició la floración, con cosecha alrededor de
los 200 días, sin diferencia apreciable en la
duración de las fases de crecimiento vegeta-
tivo, floración e iniciación de la fructificación
entre los materiales CE y SE.
Por su parte el crecimiento de las plantas
de los dos tipos de individuos presentó una
tendencia diferente; así, hasta los 230 días
el lulo CE presentó una mayor altura que el
SE, pero a partir de ahí, el SE exhibió un
crecimiento superior, superando por alrededor
de 20 cm el tamaño de las plantas del material
CE (Arias, 2005). El autor señaló que también
fue evidente una mayor cantidad de hojas en
el lulo SE, con formación superior de nuevas
hojas, en relación que las que se caían; en
contraste el CE, presentó hacia los 340 días
una mayor pérdida de hojas senescentes
que aquellas que se formaban. Igualmente,
el lulo SE produjo un mayor número de ramas
formadas que el CE. Arias (2005) observó
una adecuada distribución de las hojas en
las plantas, que permitió recibir una mayor
cantidad de luz, para la formación de fotoa-
similados y su distribución a los órganos de
crecimiento y los frutos; además, se encontró
mayor formación de inflorescencias, un nú-
mero de frutos producidos y con un mayor
período de desarrollo de las bayas en el lulo
SE, con relación al lulo CE y con frutos de peso
similar en los dos materiales.
Los comportamientos diferenciales, en cuanto
a crecimiento, número de hojas formadas,
caída de hojas senescentes, cuajamiento
de frutos y número de frutos producidos,
está en relación directa con la adaptación a
condiciones de luz, sobre lo cual se anotó
que los lulos SE tienen una mayor adaptación
a luz plena, mientras que los CE, son más
primitivos y se desarrollan mejor bajo cierta
penumbra (Medina et al. 2008).
Distribución de materia seca
A plena exposición solar, en materiales de
lulo con y sin espinas, se encontró que, en
la fase vegetativa, la mayor proporción de
materia seca fue almacenada en el follaje
(50 %); de tal manera que la fragmentación
de la biomasa se canalizó hacia este órgano
(Medina et al. 2008). Lo anterior apunta a que
la planta está desarrollando en esta primera
fase las hojas, para el sostenimiento de las
partes formadas y para suplir las demandas
de los nuevos órganos en desarrollo, lo que
incluye las flores y los frutos; al igual que para
el reemplazo de follaje que entra en la etapa
de senescencia (Medina et al. 2008).
11
El Cultivo del Lulo bajo la implementación de las Buenas Prácticas Agrícolas
A nivel del tallo, en los dos materiales se pudo
apreciar que hubo una contribución impor-
tante de materia seca, siendo más evidente y
constante en la etapa reproductiva. Durante
la fase vegetativa se presentó una mayor
acumulación de materia seca en las raíces y
las hojas. Desde el momento en que se forman
las flores y los frutos, la proporción de materia
seca del follaje disminuye en forma tal, que
prácticamente el porcentaje de acumulación
de fitomasa se distribuye entre hojas, flores
y frutos, con un aumento en la distribución
de los fotoasimilados hacia las bayas, las
cuales son los nuevos vertederos (Medina et
al. 2008).
A partir de lo expresado y de acuerdo con
la revisión sobre el estado del conocimiento
en lulo realizada por Medina et al. (2009), se
puede concluir que el desarrollo del lulo en el
país se ha basado en gran parte, por tecno-
logía desarrollada por los productores, con
algún apoyo de investigación y de técnicos,
pero sin una visión integral de la función pro-
ductiva. Esto último indica que muchas de las
recomendaciones no se pueden generalizar, ya
que éstas se deben ajustar a las condiciones
específicas de la zona para la cual se formulan
y considerar el material de siembra. Por ello,
se incluyó un resumen de recomendaciones
sobre las condiciones ambientales para la
siembra del lulo, al igual que se enfatiza sobre
la necesidad de complementar éstas con los
trabajos relacionados con la respuesta de la
planta al ambiente.
Un primer aspecto es la falta de disponibilidad
de variedades desarrolladas para los ambien-
tes diversos en los cuales se siembra el lulo
en Colombia, sobre lo cual se presenta otro
escrito relacionado con el desarrollo inicial de
materiales para su oferta en el país, lo que
12
partió de la conformación de una base de
variabilidad y la entrega del primer material
mejorado, conocido como lulo La Selva (Lobo,
2000).
También es evidente que esta es una planta
con algún proceso de domesticación para
la siembra, con presencia de ella y de sus
antecesores, en condiciones de sotobosque y
mayor adaptación a condiciones de plena luz
por parte de las plantas sin espinas (SE), que
aquellas que exhiben espinas (CE).
Igualmente, con relación a la acumulación de
materia seca en el follaje, se puede deducir
que, en las etapas de formación de éstas,
antes de la floración, es importante tener
un cuidado especial de que las plantas no
sean afectadas por problemas patológicos
o de insectos, para el desarrollo de todo el
aparato fotosintético, para no interferir en la
productividad obtenida.
En cuanto a los suelos para su siembra,
hay consenso de que el lulo requiere suelos
profundos, con buen drenaje y contenido
de materia orgánica y un pH entre 5,5 y
6,5, además la planta no tolera excesos de
humedad prolongados en el sitio de siembra
y de salinidad.
Hacia el futuro, es necesario desarrollar estu-
dios sobre el efecto de diversos atributos del
ambiente, incluyendo la luz, la disponibilidad de
agua, el suelo y los factores climáticos sobre
los materiales de siembra, con consideración
del cultivar a ser sembrado, bien sea local o
mejorado y sus requerimientos específicos,
lo que depende de la constitución genética
de éste y su interacción con el ambiente o los
ambientes posibles de siembra.
 El Cultivo del Lulo bajo la implementación de las Buenas Prácticas Agrícolas
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15
 El Cultivo del Lulo bajo la implementación de las Buenas Prácticas Agrícolas

Jorge A. Bernal Estrada1,

Germán Franco1

ORIGEN Y DISTRIBUCIÓN un rendimiento promedio de 10,2 t/ha; el

departamento del Huila es el mayor productor
El lulo o naranjilla o “lulum” para los incas (26 % del área total) y junto con Valle del
(Solanum quitoense Lam.) es una planta que Cauca, Tolima, Antioquia, Nariño y Norte de
crece en forma espontánea en el área andina, Santander producen el 65 % del lulo. Otros
en especial, bajo condiciones de sotobosque, departamentos productores son Magdalena,
en sitios frescos, sombreados, cercanos a Santander, Boyacá, Caldas, Caquetá y Cauca
corrientes de agua, con temperaturas entre (Agronet, 2016).
17 y 20 °C (Gattoni, 1961; Heiser, 1985;
Medina et al. 2008); además, es una especie TAXONOMÍA
que frecuentemente, interactúa con hongos
formadores de micorrizas arbusculares Reino: Vegetal
(Casierra et al. 2013). El centro primario de Subreino: Espermatophyta
diversidad genética del taxón comprende División: Angiosperma
Colombia, Ecuador y Perú, encontrándose Subdivisión: Dicotiledónea
entre los 1.200 y 2.300 msnm (Heiser y Clase: Simpétala
Anderson, 1999; Lobo y Medina, 2000). Subclase: Pentacíclica
En Colombia, esta especie se encuentra en Orden: Tubiflorales
las regiones húmedas de los climas medio Familia: Solanaceae
y frío moderado, en donde crece en forma Género: Solanum
espontánea como maleza a lo largo del Especie: Solanum quitoense Lam
callejón interandino entre Colombia y Ecuador, Variedades: Solanum quitoense var.
habiéndose intentado también su cultivo en quitoense plantas sin espinas.
Perú, Costa Rica, Panamá y Guatemala Solanum quitoense var.
(Lobo, 1991). En el año 2014, en Colombia septentrionale plantas con
existían alrededor de 8.418 ha de lulo, con espinas Schultes y Cuatrecasas,
1953).
1.
Investigadores Ph.D. CORPOICA C.I. La Selva, Rionegro, Antioquia, Colombia.

17
El Cultivo del Lulo bajo la implementación de las Buenas Prácticas Agrícolas

MORFOLOGÍA

Raíz

La raíz principal del lulo de Castilla es pi-

votante, fibrosa y superficial; penetra hasta
50 cm en el suelo y tiene gran desarrollo de

Foto: J. Bernal
raíces laterales (Dávila et al. 1972; López,
1974; Angulo, 2003). El lulo La Selva no
presenta raíz principal por ser propagado
vegetativamente, desarrollando gran cantidad Figura 1. Raíces ramificadas de una planta
de raíces laterales (Figura 1). de lulo La Selva.

Tallo

La planta de lulo es un arbusto semiherbáceo, que presenta un tallo robusto, semileñoso,

cilíndrico y velloso, con o sin espinas. Crece erecto y a veces ramificado desde el suelo; presenta
de cuatro a seis ramificaciones laterales que sostienen toda la parte aérea (Figura 2), Una planta
adulta puede tener hasta tres metros de altura (Gattoni, 1961; Lobo et al. 1983; Angulo, 2003).

Fotos: J. Bernal

Figura 2. Tallo erecto con ramificaciones, en plantas de lulo.

Las ramas son fibrosas y poco resistentes, con diámetros hasta de 5 cm; su distribución es
radial. Cuando las ramas están jóvenes son verdes y suculentas, pero se tornan cafés y leñosas
a medida que maduran (Gattoni, 1961; Lobo et al. 1983; Angulo, 2003) (Figura 3). El lulo de
Castilla S. quitoense var. septentrionale, presenta aguijones (espinas) en las ramas y hojas,
lo que dificulta las labores de manejo. El lulo La Selva y el lulo de Castilla S. quitoense var.
quitoense, no presentan espinas (Franco et al. 2002).

18
 El Cultivo del Lulo bajo la implementación de las Buenas Prácticas Agrícolas

Fotos: J. Bernal
A B C

Figura 3. A y B. Ramas suculentas (jóvenes). C. Ramas leñosas (maduras) en una planta de lulo

Hojas

Las hojas del lulo son gruesas y suculentas, palmeadas, lobuladas, elípticas y alternas, de forma
oblongo-ovalada, con cinco a seis depresiones deltoides, de color verde oscuro por el haz y verde
claro por el envés, con nervaduras pronunciadas de color violáceo, limbo delgado y cubierto de
vellosidades de forma estrellada, sésiles (Whalen et al. 1981; Montenegro, 1954). Las hojas
están adheridas a las ramas por un pecíolo pubescente y suculento, de aproximadamente 15 cm
de largo (Angulo, 2003); en ciertas plantas, las nervaduras presentan espinas (Romero, 1961).
En el lulo de Castilla, las hojas alcanzan hasta 50 cm de largo y 35 cm de ancho (Montenegro,
1954); en el lulo La Selva son más pequeñas, con una longitud de 35 cm de largo y 34 cm de
ancho (Figura 4).

Fotos: J. Bernal

Figura 4. Detalle de hojas de lulo de Castilla (haz y envés).

Flores

Las flores se encuentran adheridas a las axilas de las ramas por cortos pedúnculos. La flor es
pentámera (5 sépalos y 5 pétalos) y es perfecta porque todas sus partes son iguales (Figura 5).
Las flores del lulo son hermafroditas, es decir presentan ambos sexos en la misma flor, siendo
la mayoría de su polinización cruzada (planta alógama), con la ayuda de insectos o el viento
(Whalen et al. 1981; Lobo et al. 1983).

19
 El Cultivo del Lulo bajo la implementación de las Buenas Prácticas Agrícolas

blancos, unidos en la base; el androceo está

compuesto por cinco estambres amarillos,
conniventes, biceldados, con dehiscencia
poricida, alternados con los pétalos; el pistilo
es de color amarillo, el ovario es súpero, con
cuatro lóculos, el estigma es verde y el estilo
amarillento (Osorio y Madrid, 1978; Lobo et al.
1983; Cardozo, 1996; Angulo, 2003). En una
Foto: J. Bernal

misma inflorescencia se pueden encontrar

Figura 5. Detalle de una flor de lulo.
Los sépalos son pubescentes (con vellosi-
dades), unidos hasta la mitad, de aproxima-
damente 2 cm de largo por 1 cm de ancho,
de color morado en la parte externa y verde
en la interna; los pétalos generalmente son
tres tipos de flores, de pistilo corto, medio y
largo (Figura 6); siendo únicamente fértiles las
flores con pistilo largo, las demás se caen.
El lulo necesita polinización por insectos,
especialmente aquellos que causen alta
vibración al momento de la visita, como los
abejorros. La flor abre y puede ser polinizada
durante dos días (Angulo, 2003).

Figura 6. Tipos de flores en lulo (pistilo corto, medio y largo). Fotos: J. Bernal

Las flores se encuentran agrupadas en

inflorescencias o cojines florales (Figura 7),
dispuestas en forma alterna, denominadas
cimas escorpioides, tipo drepanio y las
cuales pueden tener hasta 30 flores, con un
número promedio de siete por inflorescencia;
Foto: J. Bernal

casi todas las flores del extremo del racimo

(distales) presentan esterilidad femenina; el
porcentaje de cuajamiento está entre el 16 y
el 20 % (Osorio y Madrid, 1978; Whalen et Figura 7. Inflorescencia de lulo.
al. 1981; Lobo et al. 1983).

20
 El Cultivo del Lulo bajo la implementación de las Buenas Prácticas Agrícolas
Es indispensable que cada cojín floral tenga
como mínimo dos hojas fotosintéticamente
activas (verdes y sanas), para garantizar el
llenado de los frutos del cojín correspondiente
(hasta ocho frutos). Mediante prácticas de
raleo se puede regular el tamaño de los frutos,
cuando las necesidades de mercado así lo
exijan; siendo cuatro el número ideal de frutos
por cojín (Cabezas y Novoa, 2000).
Frutos
Los frutos son bayas, globosas, de 4 a 8 cm
de diámetro y un peso aproximado de 80 a
100 g en lulo de Castilla (Lobo et al. 1983;
Romero, 1961) y de 40 a 60 gramos en lulo La
Selva; están cubiertos por tricomas (pelusas)
de color amarillo o rojo los cuales se pierden o
desprenden a medida que los frutos maduran
(Whalen et al. 1981; Angulo, 2003). La corteza
es lisa, de color amarillo intenso, amarillo rojizo
o naranja en la madurez (Figura 8); la pulpa
es verdosa, de sabor agridulce, con un pH de
3,6 a 5,0 con numerosas semillas (Lobo et al.
1983; Angulo, 2003).
Fotos: J. Bernal
Figura 8. Frutos de lulo maduros.
La planta de lulo fructifica sin interrupción,
observándose en una misma planta botones
florales, flores y frutos en diferentes estados
de desarrollo (Lobo et al. 1983). De acuerdo
con Osario y Madrid (1978), en condiciones
del Oriente antioqueño (2.180 msnm), el
tiempo entre antesis y formación de fruto es
de 7 días, entre formación e inicio de madurez
84 días y de allí a la completa maduración
17 días, para un total de 3,6 meses entre
floración y madurez de consumo.
Semillas
Las semillas del lulo son lisas, redondeadas y
en forma de lenteja, de color amarillo y de 2,5
a 3,5 mm de longitud (Ávila, 1971; Osorio y
Madrid, 1978; Whalen et al. 1981) (Figura 9).
Hay aproximadamente 900 a 1.000 semillas
por fruto, con un peso, en estado seco de 2,1
g, para un peso por semilla de 2,2 mg por
semilla. Existe una relación estrecha entre
el peso del fruto y el peso de las semillas,
lo cual señala la importancia de una buena
polinización para la obtención de frutos de
buen tamaño (Valencia y García, 1977).
El lulo La Selva se debe propagar vegetativa-
mente vía in vitro, por injerto, por estacas o
por chupones, porque es un material híbrido
que, si se multiplica por semilla, presenta
características indeseables, como la segre-
gación de plantas, con individuos distintos
al material original, pérdida de resistencia a
nematodos, variación en la forma, tamaño y
calidad del fruto.
21
El Cultivo del Lulo bajo la implementación de las Buenas Prácticas Agrícolas
Figura 9. Detalle de las semillas de lulo.
CONDICIONES AMBIENTALES
Altitud
Se considera que el lulo de Castilla variedad
quitoense (sin espinas-SE) se adapta mejor
entre los 1.600 y los 2.000 metros sobre el
nivel del mar, la variedad septentrionale (con
espinas-CE), se siembra entre los 1.800 y los
2.400 msnm. El lulo La Selva se adapta bien
en zonas comprendidas entre los 1.300 y los
2.400 metros de altitud (Franco et al. 2002;
Angulo, 2003).
Dadas las condiciones de alta humedad,
en combinación con bajas temperaturas
presentes en algunas regiones productoras
de la zona andina, la incidencia de plagas
y enfermedades aumenta de tal manera
que ha causado la desaparición de áreas
tradicionales del cultivo en Colombia. Con
el propósito de evitar esta situación, los
productores han migrado hacia nuevas áreas
de siembra, en condiciones de clima medio
(1.000 a 1.500 m de altitud), con el uso de
materiales previamente seleccionados por los
agricultores y que se han adaptado a dichas
condiciones; tal es el caso de los denomi-
nados “lulo calentano”, “hartón huilense” y
“lulo larga vida”. Adicionalmente, la entrega
22
Fotos: J. Bernal
del primer material mejorado de lulo para
Colombia, “Lulo La Selva”, que se cultiva bajo
condiciones de libre exposición, ha favorecido
el establecimiento de nuevas siembras, bajo
condiciones de la zona central cafetera, tanto
en monocultivo como en asocio con otras
especies frutales y café.
Temperatura
Diversos autores han señalado que los rangos
de temperatura, a los cuales se adapta el
lulo están en el intervalo entre los 15 ºC a
24ºC, con una temperatura óptima de 20 ºC
para su desarrollo. El lulo La Selva se adapta
a temperaturas hasta de 24 ºC. La planta
de lulo no tolera heladas, así sean de baja
intensidad (López, 1974; López, 1980; Alzate,
1982; Meneses y Correa, 1992; Bernal et al.
1996; Reina et al. 1998; Galvis y Herrera,
1999; CCI, 1999; Franco et al. 2002).
Precipitación
La cantidad de lluvias debe oscilar entre
los 1.500 y 3.000 mm anuales (Lobo et al.
1983); períodos de sequía superiores a tres
semanas pueden ocasionar caída de frutos
(Montenegro, 1954).
 El Cultivo del Lulo bajo la implementación de las Buenas Prácticas Agrícolas
Humedad relativa
El lulo es una planta de día corto, la cual
se desarrolla mejor en sitios sombreados,
cercanos a corrientes de agua, con alta
nubosidad y humedad relativa del 80 %
(Bernal et al. 1996; López, 1980; Alzate,
1982). Se ha indicado que puede prosperar
a plena exposición solar siempre y cuando se
presenten bastantes días nublados durante
el año (López, 1980) o si se hace un buen
manejo del cultivo (Meneses y Correa, 1992).
El lulo La Selva se adapta bien a condiciones
de libre exposición solar.
Suelos
El lulo se desarrolla y produce mejor en suelos
ricos en materia orgánica, con pH ligeramente
ácidos, que oscilen entre 5,3 a 6,0, de tex-
tura franca, profundos, bien drenados y de
pendientes moderadas (López, 1974; Lobo
et al. 1983).
ESTABLECIMIENTO DEL CULTIVO
Selección del terreno
Para la siembra del lulo se recomienda selec-
cionar lotes que cumplan las características
de suelo citadas anteriormente; en estos
suelos las raíces penetran con facilidad y
disponen de buena cantidad de aire y agua
para un normal desarrollo. Se recomienda
sembrar lulo en lotes donde no se haya
cultivado tomate de mesa, papa, uchuva, ají,
pimentón, tomate de árbol y el mismo lulo; de
esta forma se disminuirá el riesgo de ataque
de problemas fitosanitarios, ya que por ser
plantas de la misma familia (Solanáceas),
son atacadas por patógenos similares, los
cuales después de terminado un cultivo,
permanecen en el suelo o en el ambiente.
Preparación del suelo
El suelo se prepara de acuerdo al tipo de
terreno donde se va a establecer el cultivo;
lotes en pendiente y enmalezados, se deben
limpiar con machete o utilizar herbicidas,
para luego trazar y ahoyar para la siembra;
en estos terrenos es preferible no remover
el suelo para evitar la erosión, abriendo
únicamente los hoyos donde se va a
sembrar; ésta es la denominada labranza
de conservación.
Trazado
Una vez preparado el terreno, se traza y se
abren los hoyos para la siembra. Hay varios
sistemas de trazado: en cuadro; en triángulo
y a través de la pendiente.
Trazado en cuadro
Se recomienda únicamente para terrenos
planos o con pendientes menores del 5 %
(pendiente suave).
Trazado a través de la pendiente
Para el lulo se recomienda una distancia
de 3 m entre plantas y 3 m entre surcos,
lo que representa una población de 1.111
plantas por ha, en cuadro y 1.282 plantas
por ha, en triángulo. En terrenos pendientes
se deben dejar distancias mayores entre
calles, para facilitar labores de cultivo como:
desyerbas, fertilización, aspersiones de
productos (fumigaciones) y cosecha. Los
surcos se trazan a través de la pendiente,
así se contribuye a proteger el suelo contra
la erosión y se facilita la implementación de
otras prácticas de conservación (Figura 10).
El trazado se debe iniciar donde el terrero
23
 El Cultivo del Lulo bajo la implementación de las Buenas Prácticas Agrícolas
sea más ancho, extendiendo una cabuya a
lo largo del surco que se va a trazar. Para
trazar los surcos, se debe construir una T con
dos varas iguales a la distancia entre plantas
(tres metros) y entre calles (tres metros). Para
trazar se coloca la parte transversal de la T
sobre la cabuya, clavando estacas en sus
extremos, de esta manera se traza el primer
surco; el segundo se traza con la vara que cae
en forma perpendicular, clavando estacas en
su extremo. Se continúa así sucesivamente
hasta trazar todo el lote; después de terminar
se corrigen las estacas de los surcos para
que sigan el contorno del terreno. En terrenos
pendientes se debe nivelar la T para realizar
el trazado (Figura 11).
Foto: J. Bernal
Figura 10. Cultivo de lulo plantado a través
de la pendiente.
Fotos: G. Franco
Figura 11. Trazado de lote con la T en zonas
de ladera.
24
Ahoyado y aplicación de correctivos
Treinta días antes de la siembra, se deben
hacer los hoyos, de 40X40X40 cm, retirando
con un palín la capa superior del suelo (Fi-
gura 12). La tierra se pica bien sin retirarla
del hoyo y en términos generales, se sugiere
agregar de 1 a 2 kg de materia orgánica
(gallinaza compostada, pulpa descompuesta
o compost) y 100 a 200 g de cal dolomítica,
los cuales se mezclan bien, hasta quedar
completamente incorporados en el sustrato
de siembra (Figura 13). Cabe recordar que
las dosis sugeridas deben estar sujetas a
un análisis previo de las condiciones fisi-
coquímicas del suelo (Franco et al. 2002).
Fotos: J. Bernal
Figura 12. Hoyos para la siembra de lulo.
Fotos: J. Bernal
Figura 13. Incorpo-
ración de la materia
orgánica y la cal en los
hoyos para la siembra.
 El Cultivo del Lulo bajo la implementación de las Buenas Prácticas Agrícolas
Distancias de siembra
Se define la distancia de siembra para el
cultivo, después de analizar factores como:
fertilidad del suelo, pendiente, características
físicas del suelo, sistemas de siembra y
algunas prácticas que se vayan a realizar
como podas y tutorados. En general se puede
sembrar el cultivo de lulo con distancias
que varíen entre 2 y 3 m entre plantas, por
3 m entre calles, en cuadro o en triángulo.
En estas condiciones se obtienen densidades
de siembra entre 1.111 y 1.923 plantas por
ha, respectivamente (Franco et al. 2002)
(Tabla 1).
Tabla 1. Distancias de siembra empleadas
en el cultivo de Lulo.
Distancias Distancias Plantas/ha Plantas/ ha
entre calles entre plantas sembradas sembradas en
(m) (m) en cuadro (Nº) triángulo (Nº)
3,0 2,0 1.666 1.923
3,0 2,5 1.333 1.528
3,0 3,0 1.111 1.282
ANÁLISIS DE SUELOS
Después de seleccionados el o los lotes para
establecer el cultivo se deben recolectar
las muestras de suelo. Para hacer una
siembra nueva o para establecer un plan
de fertilización, siempre se debe analizar el
suelo de cada lote, para que conjuntamente
con el Asistente Técnico, se establezcan los
correctivos necesarios y se defina el plan de
fertilización. En el Capítulo 3. “Nutrición y
fertilización del lulo” del presente documento,
se precisan las recomendaciones necesarias
para esta práctica de cultivo.
PROPAGACIÓN DE LAS PLANTAS DE
LULO
Propagar es reproducir plantas selecciona-
das, con el fin de aprovechar sus mejores
características de producción, sanidad,
tamaño y calidad de fruta. Para propagar el
lulo, ya sea por semilla o vegetativamente, se
deben seleccionar del cultivo las plantas más
sanas, productivas y mejor conformadas, de
las cuales se extraerá la semilla o el material
necesario para la siembra, por eso se deno-
minan “Plantas madres”. Se recolectan los
frutos más sanos, de buen tamaño y maduros
para la multiplicación por semilla para lulo de
Castilla, o material vegetal sano y de buena
calidad para multiplicación asexual para el
lulo La Selva (Franco et al. 2002).
Sistemas de propagación
El lulo se puede propagar en forma sexual,
por semilla y asexualmente por estacas (Lobo
et al. 1983), injertos, rebrotes, estacas o por
meristemos para la multiplicación in vitro
(Franco et al. 2002).
El lulo de Castilla comúnmente se propaga por
semilla, aunque también es posible hacerlo en
forma vegetativa; el lulo La Selva solamente
se puede propagar asexualmente, ya que, por
ser producto de una hibridación, las plantas
obtenidas por semilla son diferentes a sus
progenitores y pierden las características del
material original.
Propagación por semilla o sexual
Este tipo de propagación permite la combina-
ción de genes que conducen a la formación
de nuevos individuos, originando plantas de
características diferentes a los padres, esto
25
El Cultivo del Lulo bajo la implementación de las Buenas Prácticas Agrícolas

facilita la supervivencia de la especie cuando

las condiciones del medio ambiente son des-
favorables (Hartmann y Kester, 1982). Plantas
obtenidas por semilla tienen un sistema de
raíces más desarrollado y vigoroso que las
obtenidas por métodos vegetativos (Franco et
al. 2002). Para multiplicar el lulo por semilla
se deben tener en cuenta los siguientes
aspectos:

Seleccionar y marcar “plantas madres”, que

por sus buenas características han sido
seleccionadas para multiplicarse en forma
masiva. Deben ser uniformes en su cons-
titución genética, con producción de frutas
en cantidad, calidad y sanidad comprobada,
esto último se logra con ayuda de los registros
individuales de producción y manejo. Las
plantas madre deben ser vigorosas, sanas
y que estén sujetas a un buen manejo para
asegurar la producción de semilla de buena

calidad; tener un excelente estado sanitario,
estar libres de lesiones, ataques de insectos
y enfermedades; no deben ser plantas ni
muy jóvenes ni muy viejas; ser plantas
con buenas características morfológicas
externas, en tronco, ramas, hojas, flores
y frutos; que se destaquen por su vigor,
rápida y alta productividad y adaptadas a las
condiciones climáticas de la zona de cultivo
(Figura 14). El lote de plantas madres debe
estar identificado, para conocer el ecotipo o
variedad. Para este huerto se debe llevar un
registro de manejo sobre todas las labores
desarrolladas como fecha de siembra, épocas
de cosecha, producción, prácticas agronómi-
cas empleadas, manejo fitosanitario, entre
otras (ICA, sf).
Fotos: J. Bernal
Figura 14. Plantas madre de lulo,
óptimas para la propagación por semilla.
Extracción de la semilla
Los frutos para obtener las semillas se toman
del tercio medio de las plantas madres, los
cuales una vez colectados se lavan con agua
y detergente, para evitar contaminación
bacteriana y fungosa. Las semillas se deben
extraer de los frutos de mejor tamaño,
uniformes, bien maduros y de buena calidad
sanitaria (Figura 15). El lote de semillas debe
responder a la especie y el cultivar deseado,
estar libre de semillas y materias extrañas y
no estar afectado por plagas y enfermedades
(ICA, sf).

26
 El Cultivo del Lulo bajo la implementación de las Buenas Prácticas Agrícolas

Fotos: J. Bernal
Figura 15. Frutos de lulo en estado óptimo para la propagación por semilla, obtenidos de
plantas madre.

De las “plantas madres”, se recolectan los
frutos, libres de plagas y enfermedades, a
los que se les extrae la pulpa para ponerla a
fermentar durante 48 horas en una vasija de
vidrio o plástico (Valencia y García, 1977).
Luego, la pulpa fermentada se vierte en un
colador, se lava bien y se extraen las semillas,
las cuales se ponen a secar a la sombra,
sobre toallas de papel (Lobo y Girard, 1977)
(Figura 16). Este sistema es recomendado
para el lulo de Castilla, pero no se recomien-
da para el lulo La Selva, porque, éste es un
híbrido y aunque la semilla puede germinar,
las plantas resultantes no garantizan la
calidad y uniformidad de los materiales que
se quieren propagar.

Fotos: J. Bernal

Figura 16. Detalle de la extracción de semillas de lulo por medio de la fermentación.

27
El Cultivo del Lulo bajo la implementación de las Buenas Prácticas Agrícolas

En términos generales se estima que media
docena de lulos son suficientes para estable-
cer una hectárea de cultivo; seis frutos tienen
alrededor de 5.400 semillas (900 semillas/
fruto en promedio), si se asume un porcentaje
de germinación del 60 %, se obtendrían
3.240 plantas, suficientes para la siembra de
una ha, con una densidad de 1.111 plantas/
ha, a una distancia de siembra de 3 x 3 m en
cuadro, con un 34 % de plantas restantes que
se pueden utilizar para resiembra.
La semilla de lulo no debe almacenarse por
mucho tiempo, ya que ésta pierde viabilidad
con el tiempo. Sin embargo, en algunos casos
puede ser necesario realizar esta labor, para lo
cual se recomienda la utilización de recipien-
tes de vidrio o bolsas metálicas etiquetadas,
en donde se guarda la semilla, con la adición
de un fungicida protectante (Vitavax, 4 g/kg
de semilla) almacenada a bajas temperaturas
(4-7 °C). Es posible mantener la viabilidad
de la semilla por largos períodos de tiempo
(hasta 15 años), si a ésta se le reduce el
contenido interno de humedad (hasta 15 %) y
luego se almacena en recipientes herméticos
a temperaturas muy bajas (-20 °C) (Lobo, sf).
De acuerdo con Franco et al. (2002) la
propagación asexual en lulo se puede realizar
de las siguientes maneras:
Propagación por chupones
Consiste en propagar brotes basales emitidos
por la planta (Figura 17), generalmente,
durante los tres a cuatro primeros meses de
edad. Para tal fin, se deben escoger los brotes
que tengan de 25 a 30 cm de longitud y que
posean cuatro o cinco yemas y que conserven
una porción del leño del tallo principal. Con
estos brotes se obtienen plantas con altura
y desarrollo normales. Cuando se obtienen
chupones de plantas adultas, éstas son
precoces en su proceso de floración, por lo
cual no alcanzan un buen desarrollo, sin ser
las más recomendadas para su propagación.
El material de siembra obtenido, se puede
sembrar directamente en bolsas o en camas
de propagación, con la eliminación del follaje
para evitar su deshidratación. Después de 45
días están listas para su siembra definitiva
en el campo.

Propagación vegetativa o asexual

Consiste en sembrar trozos de tejidos vege-

tales, tomados de plantas madres. Esta pro-
pagación se caracteriza por la reproducción
de toda la información genética de la planta
progenitora y por esto las plantas propagadas
son idénticas a la planta madre. Con este
sistema se propaga cualquier material de
Lulo, tanto de variedades como híbridos,
pero se debe emplear especialmente en estos
últimos (Franco et al. 2002).
Figura 17. Chupones basales de lulo aptos
para su propagación vegetativa.

28
 El Cultivo del Lulo bajo la implementación de las Buenas Prácticas Agrícolas
Propagación por estacas
Una estaca es cualquier porción de una
planta que se utiliza para propagarla. Para la
propagación por estacas se emplean trozos
de tallo procedentes de ramas semileñosas,
resultantes de una poda de mantenimiento,
de un cultivo que haya terminado su ciclo
productivo o de “plantas madres” y que sea
material sano. Para proceder con esta práctica
se cortan estacas de 20 cm de largo y que
tengan de dos a tres yemas viables (Figura
18).
Figura 18. Estacas de lulo para su propaga-
ción vegetativa.
Posteriormente, se desinfectan las estacas,
sumergiéndolas durante 3 minutos, en una
solución de un fungicida como Propamocarb
(3 cm3 de producto comercial/litro de agua).
Cuando la siembra es directa en el campo,
se siembran en el hoyo dos o tres estacas
colocadas horizontalmente; se cubren con
tamo o con pasto seco para crear una cámara
húmeda y aumentar la temperatura, con el
fin de activar inicialmente el crecimiento de
brotes foliares y posteriormente el crecimiento
de raíces. Las estacas también se pueden
sembrar en bolsas (Figura 19), para lo cual
se entierran verticalmente, dos de las tres
yemas de la estaca; las bolsas se colocan
en un almácigo para protegerlas de los rayos
directos del sol; la tierra para llenar las bolsas
se prepara con una mezcla de dos partes de
tierra desinfectada, una parte de arena de río
lavada y una parte de materia orgánica com-
postada. En el almácigo, las plantas tardan
aproximadamente 30 días para desarrollar
un sistema de raíces y hojas que les permite
sobrevivir en el campo.
Durante el primer mes después de la siem-
bra, se deben eliminar todos los botones
florales que resulten una vez brotadas las
estacas, así se conformarán plantas bien
desarrolladas, con un buen balance de hojas
y tallos, que sean capaces de soportar una
alta producción de fruta.
Figura 19. Almácigo de lulo propagado por
estaca.
Para la propagación por estacas es reco-
mendable utilizar hormonas que promueven
el enraizamiento en los vegetales; para tal
fin Cifuentes y Clavijo (1989) sugieren que
el ácido indolbutírico (AIB), en dosis de
1.500 ppm y aplicado en inmersión rápida,
promueve el desarrollo radical de estacas
terminales de lulo. Además, cuando las
estacas se enraízan en escorias Thomas
muestran un mayor número y peso seco de
raíces que aquellas en cascarilla de arroz,
debido posiblemente a la mejor retención de
humedad de la escoria.
29
 El Cultivo del Lulo bajo la implementación de las Buenas Prácticas Agrícolas

Propagación por injerto desea conservar sus buenas características.

En lulo se realizan injertos de púa terminal
o en bisel (Figura 20), para propagar vege-
tativamente plantas élite, de las cuales se
Para esta práctica se deben utilizar patrones
o portainjertos que presenten resistencia o
tolerancia a problemas fitosanitarios como
los nematodos y otras enfermedades y que
induzcan una buena producción.

Fotos: J. Bernal
A B C D

Figura 20. Propagación por injerto en lulo. A y B: Injertos en púa terminal. C: Injerto en
bisel. D: Planta injerta de lulo en campo.

Las especies que pueden ser utilizadas como
patrón para el lulo son Solanum marginatum
(lulo de perro), S. torvum (friegaplatos), S.
umbellatum (chucho hediondo) y S. hirtum (lulo
de perro) (Figura 21), que son compatibles con
la especie S. quitoense. Arizala et al. (2011)
señala que dado el alto prendimiento obtenido
(mayor al 90 %), recomiendan a S. hirtum
como un buena opción para injertar el lulo
en púa terminal. Se ha observado que los
injertos prenden bien sobre patrones de S.
torvum (friegaplatos).

Figura 21.
Especies de Solanaceas que
A B pueden ser utilizadas como
portinjertos en lulo
A. Solanum marginatum L.
B. Solanum torvum Sw.
C. Solanum umbellatum Mill.
D. Solanum hirtum Dunal.
Fotos: J. Bernal

C D

30
 El Cultivo del Lulo bajo la implementación de las Buenas Prácticas Agrícolas
También es posible utilizar patrones vege-
tativos de lulo La Selva como portainjertos,
ya que éstos son resistentes al nematodo
formador de nudos radicales, Meloidogyne
incognita raza 2 (Múnera, 2003) y a
Fusarium.
Propagación in vitro
Esta técnica de propagación vegetativa,
consiste en aislar las partes apicales de las
ramas de la planta de lulo, denominados
meristemos, para cultivarlos en un medio
A B
Fotos: J. Bernal
C D
SEMILLERO
El uso del semillero es una labor que se
realiza sólo para multiplicar el lulo de Castilla.
Por ser las semillas de lulo tan pequeñas y la
plántulas tan delicadas en las primeras eta-
pas de desarrollo, se recomienda sembrarlas
en semilleros, con el fin cuidarlas mejor y
asegurar la producción de plantas sanas y
vigorosas (Franco et al. 2002).
preestablecido y bajo condiciones asépticas
y controladas (Figura 22). La propagación
in vitro es una alternativa que muestra
ventajas en comparación con otros sistemas
tradicionales, ya que permite en poco tiempo
propagar por clonación rápida, gran número
de plántulas bajo condiciones controladas,
en poco espacio y con poca mano de obra,
donde se producen plantas más sanas,
fáciles de transportar y con características
superiores; esta técnica se puede utilizar
para multiplicar tanto lulo de Castilla como
lulo La Selva.
Figura 22.
Propagación in vitro de plantas
de lulo.
A: Parte apical de las plantas de
donde se toman los meristemos.
B: Detalle de un meristemo de
lulo observado en estereoscopio
(10 aumentos).
C: Plantas de lulo en un medio
enriquecido, para su multiplica-
ción masiva.
D: Plantas de lulo “endurecidas”.
Para asegurar una buena germinación de las
semillas, el suelo debe estar compuesto por
una mezcla de dos partes de tierra, una parte
de materia orgánica compostada y una parte
de arena para mejorar el drenaje; además, el
suelo se debe desinfectar mediante métodos
físicos (solarización) o químicos, para evitar
posibles problemas fitosanitarios que afecten
la germinación (Franco et al. 2002).
31
 El Cultivo del Lulo bajo la implementación de las Buenas Prácticas Agrícolas
Una vez se desinfecta el sustrato (suelo) para
el semillero se procede a la construcción de
éste. Los semilleros para lulo pueden ser
cajones de madera (de 10 cm profundidad),
germinadores plásticos con tapa (de 5 cm de
profundidad), bandejas plásticas con alvéolos
(Figura 23), conocidas también como bandejas
para producción de plantas en confinamiento
(de 5 a 8 cm de profundidad) o se pueden
sembrar directamente en eras construidas en
el suelo (Franco et al. 2002).
Fotos: J. Bernal
Figura 23. Germinadores y bandejas plásticas
con alvéolos usadas como semilleros en lulo.
32
Los semilleros se ubican en sitios planos,
bien drenados, cercanos a fuentes de agua
que permitan el riego y protegidos contra la
acción del viento, el sol y los animales, en
lo posible retirados del cultivo (para evitar
contaminaciones con plagas y enfermedades).
Los semilleros que se construyen directamente
en el suelo normalmente miden 20 cm de alto,
120 cm de ancho y el largo que se requiera.
Las semillas se siembran en surcos separados
10 a 15 cm, a 1 cm de profundidad y distribui-
das uniformemente (Figura 23); la germinación
inicia a los 10 días y llega al máximo a los 30
después de la siembra (Figura 24) (Franco et
al. 2002).
Foto: J. Bernal
Figura 24. Plántulas de lulo recién
germinadas
La semilla de lulo de castilla recién extraída,
almacenada al medio ambiente, pierde gra-
dualmente su poder germinativo; presenta un
porcentaje de germinación entre el 50 y 60 %,
que disminuye con el paso del tiempo, de tal
manera que a los 150 días este porcentaje es
solo del 8,4 %; la germinación óptima se logra
con temperaturas entre 21 C y 26 °C. De otra
parte, si la semilla se almacena entre los 4 y
15 °C, el poder germinativo de ésta disminuye
en los primeros 60 días, pero a partir de allí y
hasta los 150 días este porcentaje aumenta.
Estas condiciones se dan siempre y cuando la
semilla se almacene en nevera, en empaques
de aluminio (Lobo y Girard, 1977).
 El Cultivo del Lulo bajo la implementación de las Buenas Prácticas Agrícolas
Después de que ha terminado la germinación
y las plántulas tienen una altura de 2 o 3 cm,
aproximadamente 30 o 45 días después de la
siembra, se realiza un raleo o entresaque de
las plantas más débiles y delgadas, dejando
en los surcos una planta cada 2 cm. Cuando
las plántulas del semillero alcancen de 8 a
10 cm de altura, se trasplantan a bolsas de
polietileno negro, perforadas hasta su base,
de 1 kg de capacidad cuya tierra haya sido
desinfectada previamente en la misma forma
que los semilleros (Franco et al. 2002) y se
ubican en un almácigo, separadas entre 10
y 15 cm unas de otras para que las plantas
se desarrollen fuertes, vigorosas y se faciliten
las labores de manejo. El almácigo o el
sitio donde permanecen las plantas hasta el
trasplante, debe estar protegido de vientos
fuertes, lluvias y de la luz directa del sol para
evitar la deshidratación y quemaduras en sus
hojas. Se debe tener disponibilidad de agua
para mantener los almácigos húmedos, pero
no encharcados (riegos cada tres días) y libre
de plantas nocivas; el vivero también debe
ubicarse alejado de focos de contaminación
por agroquímicos y animales (Bernal y Díaz,
2003).
Para la construcción de los almácigos pueden
emplearse desde plásticos transparentes (cali-
bre seis) y maderas inmunizadas, hasta mate-
riales de la región y maderas rústicas, lo cual
disminuye los costos de instalación y brindan
protección a las plantas. En épocas demasiado
secas y en regiones con altas temperaturas,
puede resultar necesaria la utilización de telas
polisombra para disminuir el efecto dañino de
los rayos solares sobre las plántulas. Se debe
hacer una vigilancia seguimiento y manejo
riguroso de los problemas sanitarios. Las
2.
José Luis Zapata, comunicación personal.
plantas pueden permanecer hasta por 45
días en el vivero antes del trasplante a campo.
Zapata (2015)2 propone una nueva forma
de propagar las semillas de lulo para lograr
plantas de mejor desarrollo radical, menor
manipulación y mayor sanidad de éstas al
momento del trasplante a campo, para lo
cual se recomienda seguir los pasos que se
describen a continuación.
Obtener la semilla de buena calidad, a partir
de frutos grandes, completamente maduros,
libres de plagas y enfermedades proce-
dentes de plantas sanas. Extraer la semilla
mediante fermentación durante 3 o 4 días;
posteriormente, poner a germinar la semilla
en bandejas plásticas (Figura 25), para lo cual,
en el fondo de la bandeja, se coloca papel
toalla, ajustado al fondo de la misma; sobre
éste se deben colocar las semillas en fila, en
surcos separados uno de otro, entre uno a
dos centímetros (Figura 26). Luego se procede
a humedecer, no inundar, el papel con agua
limpia y a tapar herméticamente la bandeja.
Una vez realizada la labor anterior, se procede
a ubicar las bandejas en un lugar iluminado,
evitando la luz directa del sol.
Foto: J.L. Zapata
Figura 25. Bandeja plástica para la
germinación de semilla de lulo
33
 El Cultivo del Lulo bajo la implementación de las Buenas Prácticas Agrícolas
Foto: J.L. Zapata
Figura 26. Sistema de siembra de semilla
de lulo en bandeja que remplaza el semillero
tradicional en campo.temporal
Cuando la semilla germine (aproximadamente
entre 15 y 20 días después de la siembra, en
este sistema) y se observen las plantulitas con
raíz, tallo y hojas, se trasplantan a bandejas
de crecimiento de 53 alvéolos (Figura 27),
los cuales se pueden llenar con turba estéril
o con un sustrato previamente desinfestado,
compuesto por tierra negra, materia orgánica
compostada y arena en la proporción 2:1:1.
Cuando las plántulas tengan de 10 a 15 cm
de altura y mínimo 4 hojas, se trasplantan al
campo (Figura 28), preferiblemente en las
horas de la tarde y se les aplica agua para
evitar su deshidratación. Una vez establecido
el cultivo, se requiere hacer monitoreo semanal
para revisar el estado fitosanitario del mismo,
para determinar la presencia de plagas y/o
enfermedades y así realizar los controles
oportunamente.
Foto: J.L. Zapata
Figura 27. Bandeja para trasplante temporal
34
Foto: J.L. Zapata
Figura 28. Aspecto de una plantación recién
establecida.
Desinfección del suelo para
semilleros
Los sustratos empleados en todas las etapas
de propagación tanto sexual como asexual,
deben ser desinfectados para evitar problemas
fitopatológicos y llevar al sitio de siembra defi-
nitiva plantas sanas y vigorosas que aseguren
el éxito del cultivo y disminuya el riesgo de
transportar plagas y enfermedades de un lugar
a otro (Franco et al. 2002).
Desinfección química
En la desinfección con químicos, se utilizan
productos especiales como el Dazomet (Ba-
samid), el cual es un desinfectante granulado
de amplio espectro para suelos, de acción
nematicida, fungicida, insecticida y herbicida
en semilleros y almácigos. En el caso de la
desinfección de suelos para semilleros y
almácigos, el producto debe incorporarse,
con pala o azadón, hasta obtener una mezcla
homogénea del suelo con el producto, en una
era que tenga entre 15-30 cm de altura, a la
dosis de 35 a 40 g/m2 en suelos livianos y de
60 g/m2 en suelos ricos en materia orgánica.
Éste se debe aplicar uniformemente sobre la
superficie del suelo de la era, con suficiente
 El Cultivo del Lulo bajo la implementación de las Buenas Prácticas Agrícolas
humedad para que se mantenga durante todo
el período del tratamiento (8 a 20 días, según
la temperatura del suelo) (Figura 29). Para
obtener una buena eficacia de este químico se
debe evitar un escape prematuro de los gases
formados en el suelo; para esto se comprime
ligeramente el suelo tras la incorporación,
ya sea con rodillo o pisón, o bien, con un
riego ligero, para que se forme una costra
superficial; también se debe dar un ligero
riego entre el tercer y cuarto día siguiente a la
aplicación, cuando por condiciones climáticas
se seca la parte superior del suelo. Otra forma
de evitar el escape prematuro de gases es
cubrir el suelo con una lámina de plástico que
puede ser nueva o usada, procurando sellar
los costados (BASF, sf).
Fotos: J. Bernal
Figura 29. Desinfección química del suelo
para semilleros y almácigos.
El tiempo de desinfección es de 20 días,
luego de los cuales se debe airear el suelo
por igual período de tiempo, para permitir el
escape de los gases remanentes, mediante
la mezcla de la era con herramientas, para
proceder a sembrar. Se recomienda hacer
pruebas de germinación con el suelo tratado
para cerciorarse que no existan residuos
tóxicos, con el uso de semillas de rápida
germinación (lechuga o rábano). Si a las
48 horas no han germinado, se debe airear
nuevamente el suelo por un período de 8
días (BASF, sf).
Desinfección física
Como método físico de desinfección
se puede utilizar la solarización el cual
ha demostrado ser económico, limpio y
sencillo para la desinfección del suelo. La
solarización es un proceso hidrotérmico que
permite la desinfección de los sustratos
utilizando la energía que proviene del sol,
llamada radiación solar. La técnica consiste
en tapar el sustrato herméticamente con un
plástico o polietileno transparente (calibre 6)
el sustrato completamente húmedo, para
capturar la energía solar y así incrementar
la temperatura en los primeros centímetros
del suelo; el polietileno negro no presenta
los mismos resultados. La altura de la cama
para la solarización no debe ser mayor de
20 cm, con el fin de garantizar la eficiencia
del proceso (Figura 30) (Gómez et al. 2000).
35
El Cultivo del Lulo bajo la implementación de las Buenas Prácticas Agrícolas

Figura 30. Desinfección física del suelo para semilleros y almácigo, mediante la
solarización.
El período de solarización oscila entre 30 y 45 días dependiendo de la zona y de las condiciones
climáticas que se presenten. Un proceso de solarización bien realizado garantiza la muerte de
muchos patógenos presentes en los sustratos, así como la de varias semillas de plantas no
deseadas dentro del cultivo (Gómez et al. 2000).

SIEMBRA EN EL CAMPO

Las plántulas se siembran en el sitio definitivo, aproximadamente un mes después de haber sido
trasplantadas a bolsas. La siembra de las plántulas en los hoyos se hace dejando el cuello de la
raíz ligeramente por encima de la superficie del suelo para evitar encharcamientos y problemas
de fitosanitarios (Figura 31). Para facilitar el manejo del cultivo es aconsejable distribuir las
siembras en lotes de máximo 500 plantas (Franco et al. 2002).

Figura 31. Detalle de la siembra de plantas de lulo en campo.

36
 El Cultivo del Lulo bajo la implementación de las Buenas Prácticas Agrícolas
PRÁCTICAS DE MANEJO
AGRONÓMICO
Manejo de plantas sembradas por
estacas y chupones
Las plantas provenientes de propagación
vegetativa (estacas o chupones), inician
rápidamente la emisión de botones y flores,
lo que no permite un desarrollo vegetativo,
por este motivo, durante los primeros 30
días, en clima frío y 20 días en clima medio,
se deben eliminar aquellos botones florales
que produzca la planta (Figura 32), con el fin
de asegurar un crecimiento vegetativo inicial
adecuado (Franco et al. 2002).
Foto: G. Franco
Figura 32. Remoción de botones
florales en plantas propagadas
vegetativamante.
PODAS
Una de las labores culturales más importantes
en el cultivo del lulo es la poda. Ésta consiste en
la modificación de los ejes de crecimiento de la
planta y se puede realizar en diferentes fases
del desarrollo y con distintos propósitos, entre
los que sobresalen, modificar su arquitectura,
ya que permite la formación de diferentes
tipos de ramificación sobre el tallo principal
de la planta, determinar el porte final, lo que
evita entrecruzamientos con plantas vecinas y
facilita el manejo del cultivo, modificar el vigor,
fortalecer y engrosar las ramas, para mejorar
la capacidad de brotación y producir fruta de
mayor tamaño; además, mejorar la efectividad
del sistema de tutorado cuando es utilizado
(Franco et al. 2002; Miranda, 2005).
Con la poda se busca mantener un balance
entre el crecimiento vegetativo y reproduc-
tivo del árbol para obtener plantas de mejor
crecimiento y producción (Park, 2011) y está
orientado hacia un propósito común represen-
tado en mayores utilidades para el productor
(Franco et al. 2002).
En plantas de lulo se llevan a cabo los siguien-
tes tipos de poda: Poda de formación y poda
de mantenimiento y/o fitosanitaria (Lobo et al.
1983).
Poda de formación
Consiste en eliminar la yema apical para
generar la emisión de yemas laterales que van
a dar origen a una mayor producción de frutos
(Muller et al. 2010). Además, desde el suelo,
se eliminan los brotes o chupones basales y del
tallo principal, en los primeros 40 a 50 cm de
la planta; de esta forma se evita el crecimiento
excesivo de ramas, se mejora la aireación y con
ella se le da forma a la planta (Franco et al.
2002). En el caso del lulo La Selva, debido a
su porte y arquitectura, se recomienda formar
la planta con al menos tres brotes basales
principales, sin realizar despunte, con lo cual
se obtiene un rendimiento de frutos mayor
durante su ciclo productivo, que en lulo de
Castilla.
37
El Cultivo del Lulo bajo la implementación de las Buenas Prácticas Agrícolas

Después de esta poda, solamente deben

quedar en la planta, un tallo principal de 20
a 30 centímetros de longitud y tres a cuatro
ramas principales, de donde saldrán las
ramas secundarias y terciarias que soportan
la producción (Figura 33) (Franco et al. 2002;
Gobernación del Huila, 2006).

Figura 34. Poda de mantenimiento

y/o fitosanitaria
Figura 33. Planta de lulo conformada por
un tallo principal y tres o cuatro ramas
principales, que comprenden la denominada En plantaciones bajo sombrío se debe evitar
“mesa” (Franco et al. 2002). el crecimiento excesivo de yemas apicales,
despuntando algunas cuando tengan un buen
Poda de mantenimiento y desarrollo y consistencia, con el fin de me-
jorar la estructura de la planta, estimular el
fitosanitaria
crecimiento de las ramas laterales, renovar la
copa, proteger el tutorado y facilitar el manejo
Consiste en eliminar las partes secas, im-
del cultivo (Franco et al. 2002; Gobernación
productivas, débiles, las que ya produjeron,
del Huila, 2006). La poda de mantenimiento
enfermas o con ataque de plagas, al igual
se debe hacer mínimo cada tres meses, sin
que los chupones basales que salen después
olvidar desinfestar las herramientas utilizadas
de la poda de formación y las hojas bajeras
durante esta labor, cuando se pase de una
de la planta. Esta poda favorece la aireación
planta a otra. Para esto se emplea un producto
de la planta, disminuye la humedad relativa
a base de hipoclorito de sodio (límpido) o yodo al
del cultivo (que genera menor incidencia de
5 %. Todo corte mayor a 1 cm de diámetro se
enfermedades), mejora el aprovechamiento de
debe cubrir con algún cicatrizante. Para evitar
la luz, incrementa la calidad de la fruta, facilita
la diseminación de problemas fitosanitarios,
las labores culturales y busca la estimulación
el material podado se debe retirar fuera del
de nuevos brotes fructíferos (Lobo et al. 1983;
cultivo y quemar totalmente (Franco et al.
Franco et al. 2002; Miranda, 2005; Gober-
2002).
nación del Huila, 2005; 2006) (Figura 34).

38
 El Cultivo del Lulo bajo la implementación de las Buenas Prácticas Agrícolas
MANEJO DE ARVENSES
Se consideran como arvenses, en el sentido
agronómico, a todas las plantas superiores,
que por crecer junto o sobre plantas cultivadas,
perturban o impiden el desarrollo normal, por
la competencia de agua, luz, nutrientes y es-
pacio físico, o por la producción de sustancias
nocivas para el cultivo, lo encarecen, merman
sus rendimientos y la calidad (Blanco y Leyva,
2007).
En condiciones de un cultivo comercial, las
especies espontáneas o arvenses son conside-
radas por el hombre como plantas indeseables;
sin embargo, constituyen el componente eco-
nómico más importante del total del complejo
de plagas, que también incluye los insectos,
los ácaros, los vertebrados, los nematodos y
los patógenos de plantas (Labrada y Parker,
1996). En general, las especies consideradas
actualmente como arvenses, han conducido a
los agricultores a la destrucción permanente de
la flora herbácea y arbustiva en forma indiscri-
minada, sin medir beneficios y consecuencias.
Por lo anterior, el manejo integrado y racional
de las arvenses se orienta por parte de los
agricultores, al conocimiento de éstas como
organismos biológicos importantes en el equili-
brio de los agroecosistemas, en contraposición
a su significado negativo (De la Cruz, 1989;
Restrepo, 1994). Con el manejo adecuado de
arvenses, se consigue además la protección
de los suelos contra la erosión, la regulación
de las aguas de escorrentía, la conservación
de la biodiversidad genética y la reducción de
los costos de las desyerbas hasta en un 85 %
(Altieri, 1999).
Las malezas interfieren con la producción y
sus daños sólo son cuantificables al momento
de la cosecha. Las malezas o las arvenses son
componentes importantes de los ecosistemas
agrícolas e intervienen dentro del equilibrio
ecológico de los mismos. Un buen control de
arvenses es un componente indispensable en
el manejo integrado de problemas sanitarios
(Doll, 1979; Doll y Gómez, 1989).
Las plantas de lulo en sus primeros estados de
crecimiento, son susceptibles a la competencia
con arvenses, afectando el tallo en su grosor,
la altura de la planta, la floración, el cuajado,
el llenado y el número de frutos cosechados
(producción). En lulo La Selva, un cultivo
con buen manejo de malezas puede llegar a
producir hasta 20 t/ha mientras que un cultivo
enmalezado sólo alcanza una producción de 5
t/ha, lo que justifica establecer un programa
de manejo integrado de malezas (Gómez et
al. 2000).
Las arvenses se deben controlar especialmen-
te en la época de mayor competencia entre
el cultivo y ellas, porque es en este período
cuando afectan en mayor grado la producción.
Este tiempo se conoce con el nombre de
“época crítica de competencia” y es diferente
para cada cultivo (Doll, 1989).
En lulo la época crítica de competencia entre
las arvenses y el cultivo se encuentra entre la
siembra y los primeros seis meses de edad,
pero se recomienda realizar un manejo ade-
cuado durante toda la fase de establecimiento
que se extiende hasta los 9 meses; posterior
a esta época la intensidad en el manejo de
malezas puede ser menor (Gómez et al. 2000).
El manejo recomendado para suelos planos
o inclinados consiste en la integración de los
sistemas mecánico y químico. El control me-
cánico se realiza mediante un plateo manual
o con machete de manera superficial para no
39
 El Cultivo del Lulo bajo la implementación de las Buenas Prácticas Agrícolas
dañar el sistema de raíces y predisponer así
a la planta al ataque de plagas y enfermeda-
des. En las calles se puede utilizar herbicida
aplicándolo con el selector de arvenses o con
máquina aspersora dotada de pantalla para
evitar daños en el cultivo, o en su defecto con
guadaña (Figura 35) o machete; en cualquier
caso, se debe evitar el uso del azadón (Franco
et al. 2002).
Fotos: G. Franco, J. Bernal
Figura 35. Control de arvenses en las calles
con el selector o con guadaña.
Las coberturas nobles se deben conservar
haciendo manejo selectivo, empleando para
tal fin el machete, la guadaña o el selector
de arvenses. Entre las coberturas nobles se
tienen: Hierba de conejo (Panicum trichoides),
Siempre viva (Commelina spp), Añil rastrero
(Indigofera spicata), Maní forrajero (Arachis
pintoi), Golondrina (Drimaria cordata), Yuyos
(Spilanthes spp.), Acedera (Oxalis spp), Trébol
(Trifolium spp), entre otras (Gómez et al. 2000).
40
APORQUE
Es una práctica que consiste en depositar
tierra en la base del tallo principal de la planta,
con el fin de mejorar su anclaje (Figura 36), ya
que cuando ésta se encuentra en producción,
y debido a su altura y peso de los frutos,
puede presentar volcamiento. Además, con
el aporque se estimula la formación de un
número mayor de raíces. Generalmente esta
labor se hace con la desyerba y la fertilización
(Franco et al. 2002).
Figura 36. Planta de lulo aporcada.
TUTORADO Y AMARRE
Las plantas de lulo son demasiado pesadas
en su etapa productiva, lo que ocasiona
volcamientos, ruptura de ramas y en algunos
casos, el contacto de los frutos con el suelo,
problema que se agrava en zonas de vientos
fuertes o en terrenos muy pendientes. Por lo
anterior, es necesario establecer un sistema
de soporte o “tutorado”, el cual es una práctica
que sostiene las plantas y ramas (Franco et
al. 2002).
 El Cultivo del Lulo bajo la implementación de las Buenas Prácticas Agrícolas
En lulo se reporta varias opciones en los
sistemas de tutorado, que varían según la zona
de cultivo, de los materiales utilizados, de la
tradición del agricultor y del conocimiento que
sobre el hábito de crecimiento de la planta.
Además, los nombre que los sistemas de tu-
torado reciben, también varían según la región.
Entre las formas de tutorado empleadas en
lulo, se destacan el de espaldera sencilla, la
doble espaldera, el chiquero y el apuntalado. En
cualquiera de los sistemas utilizados se debe
realizar un amarre o “maneo” de las plantas,
el cual consiste en utilizar una tira de poliéster
alrededor de las ramas, en la parte media de la
planta, en el que forman uno o dos anillos, que
evitan el desgarre y sirve para la sujeción de
las ramas en el sistema de espaldera sencilla
(Franco et al. 2002) (Figura 37).
Figura 37. Amarre o maneo de plantas de
lulo con tira de poliéster.
Espaldera sencilla
Para construir este tipo de espaldera se deben
tener en cuenta los siguientes pasos: Clavar
sobre el surco, cada 6 a 8 m, estacones
gruesos de guadua tipo cepa o de madera
redonda de 2,5 m de largo, enterrándolos 0,5
m, de modo que queden con una altura de 2
m. Una vez puestos los estacones, se extiende
y asegura con grapas en su parte superior, un
alambre liso número 14. Las ramas y tallos
que estén cargados de fruta se deben sujetar
a los alambres con una tela de poliéster para
evitar que se quiebren por su peso (Figura 38);
se debe tener la precaución de no dañar los
tallos o ramas y amarrar sólo aquellas que lo
necesiten. Este sistema de tutorado permite
conservar la estructura y tamaño deseado de
las plantas y disminuye la humedad dentro
del cultivo. Los postes empleados en los
tutorados se deben inmunizar en los dos
extremos, con productos preparados para
tal fin. Dependiendo de la disponibilidad de
madera, es usual que algunos productores
modifiquen este sistema, con el empleo de la
doble espaldera (Figura 39), con un solo hilo
de alambre. La diferencia con el anterior, es
que los postes van a cada lado del surco y el
amarre se realiza de la misma forma que en la
espaldera sencilla (Franco et al. 2002).
Fotos: G. Franco
Figura 38. Tutorado en espaldera sencilla con
un solo hilo de alambre en la parte superior.
41
 El Cultivo del Lulo bajo la implementación de las Buenas Prácticas Agrícolas

Foto: J. Bernal
Figura 40. Tutorado en chiquero con guadua
y amarre con tira de poliéster.

Apuntalado

Este sistema de tutorado consiste en dar apoyo

a las plantas con trozos de madera o guadua,
para sostener el tallo principal y las ramas que
estén en riesgo de quebrarse, debido al peso
Fotos: J. Bernal

de la producción que soportan. Existe una

Figura 39. Tutorado en doble espaldera con
un solo hilo de alambre a cada lado.
Chiquero
variante que consiste en enterrar un poste de
madera o guadua al lado de las plantas, para
posteriormente realizar un amarre con tira de
poliéster alrededor de éstas para sostenerlas
(Figura 41).

Este método es muy común en pequeños

cultivos y se construye con materiales que
son comunes en las fincas. Consiste en un
soporte individual para cada planta, formando
una especie de corral; para esto, se colocan
alrededor de la planta, tres o cuatro estacones
de madera o guadua, de 2 m de largo, los
cuales se entierran 0,5 m, en forma inclinada
o recta, quedando así un chiquero de 1,5 m de
alto, a una distancia entre los postes de 1 m
aproximadamente, unidos en su parte superior
por alambre o varas de madera, en donde se
apoyará posteriormente toda la planta (Figura
Fotos: J. Bernal

40). Existen adaptaciones de este sistema, las

cuales dependen de muchos factores y para
ello se pueden encontrar chiqueros de uno,
Figura 41. Apuntalado de plantas de lulo, para
dos o tres hilos, ya sea en madera o alambre evitar su caída por el peso de la producción.
(Erazo, 1988; Escoto, 1994).

42
 El Cultivo del Lulo bajo la implementación de las Buenas Prácticas Agrícolas
CULTIVOS INTERCALADOS
El lulo se puede sembrar como especie
transitoria, intercalado con cultivos de clima
medio como cítricos, café (Figura 42), plátano
y guayabo. En zonas frías como cultivo perma-
nente, también se puede intercalar con fríjol,
arveja o alguna hortaliza, durante la fase de
establecimiento del lulo, que son los primeros
nueve meses.
Figura 42. Cultivos de lulo intercalados con cítricos o café.
COSECHA
Esta es la etapa en la cual el fruto ha alcan-
zado el estado de madurez adecuado para
su comercialización. En general, las plantas
de lulo inician producción entre los 6 y los
9 meses después de la siembra en campo y
pueden producir en forma casi permanente
hasta los 18 meses, cuando el cultivo inicia
su etapa de senescencia. Se estima que el
rendimiento promedio en Lulo La Selva es de
25 t/ha/año, mientras que en lulo de Castilla
este rendimiento está por el orden de las 15
t/ha/año. En el Capítulo 6 “Cosecha y manejo
poscosecha” de este documento, se presentan
las principales recomendaciones que deben
tenerse en cuenta en esta fase del cultivo.
Fotos: J. Bernal, G. Franco
43
El Cultivo del Lulo bajo la implementación de las Buenas Prácticas Agrícolas
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 El Cultivo del Lulo bajo la implementación de las Buenas Prácticas Agrícolas

Álvaro Tamayo V.1

La región Andina colombiana con 30,9 millones tienen un contenido de materia orgánica (M.O.)
de hectáreas de extensión, presenta los mayo- entre medio y alto (> 3 %) (Tamayo, 1997;
res problemas de erosión de los suelos del país. León y Osorio, 2014).
Esta zona se ha visto sometida por muchos
años a una presión de laboreo y manejo que CARACTERÍSTICAS DE LOS SUELOS
ha ocasionado una fuerte erosión y deterioro de DONDE SE CULTIVA LULO EN
los suelos. La erosión depende principalmente
COLOMBIA
del relieve, el grado y la longitud de la pendiente
y la estabilidad estructural del suelo. En ella se
Antioquia
identifican todos los niveles de erosión, ocasio-
nados principalmente por la carga poblacional
Los suelos de clima frío y frío moderado en
que soportan los Andes, con predominio de
Antioquia son de baja fertilidad, con bajos
minifundio, explotación intensiva de la tierra,
contenidos de nutrimentos y desbalances
uso del suelo con cultivos limpios, mediante
nutricionales, con un pH que fluctúa entre
prácticas e implementos inapropiados, sin
fuertemente a moderadamente ácido (4,6 -
el empleo de técnicas conservacionistas en
5,5). El aluminio intercambiable generalmente
pendientes largas y muy inclinadas. Estos
es menor de 3,0/meq 100 g. No obstante,
factores conllevan a la degradación y erosión
puede llegar a representar hasta el 60 % de
intensiva de los suelos y consecuentemente a
las bases intercambiables (Muñoz, 1998).
la pérdida de productividad de todo el sistema
de producción agropecuaria (Tamayo, 1997).
En Antioquia los suelos de clima frío, la materia
orgánica desempeña un papel preponderante
Más del 50 % de los suelos de la región Andina
en las propiedades físicas, generando suelos
presentan relieve de ligeramente quebrado a
bien estructurados y estables. En cambio,
escarpado, son deficientes en fósforo (< 15
en la parte química, la materia orgánica del
mg/kg), medios a bajos en Potasio (< 0,3 cmol
suelo aporta poco nitrógeno, fósforo y azufre
kg-1 de suelo), son ácidos (pH de 4,5 a 6) y
inorgánico; sin embargo, ésta contribuye en

1.
Investigador Ph.D. CORPOICA C.I. La Selva, Rionegro, Antioquia, Colombia.

47
El Cultivo del Lulo bajo la implementación de las Buenas Prácticas Agrícolas
forma notoria en la capacidad de intercambio
catiónico (CIC). Los cultivos de clima frío
moderado como las hortalizas y frutales entre
los cuales están la mora y el lulo responden
significativamente a aplicaciones de materia
orgánica de rápida mineralización, no siendo
así con la materia orgánica nativa del suelo
(Tamayo y Osorio, 2014). Otra característica
importante en estos suelos, es la alta
capacidad de cambio aniónico y de fijación
de fosfatos, lo cual se atribuye a los altos
contenidos de alofana, que como se sabe es
un mineral amorfo con altos contenidos de
aluminio y en los cuales la mineralización de la
materia orgánica es muy baja (Muñoz, 1998).
Cundinamarca y Boyacá
Los suelos donde se cultiva el lulo en el
altiplano cundiboyacense son de diversas
características fisicoquímicas, destacándose
aquellos con alto contenido de materia
orgánica, con valores de pH 5,5, con bajo
contenido de fósforo disponible y alta fijación
de fosfatos. En estos suelos no es posible
obtener producciones altas si no se aplican
suficientes cantidades de fosfatos, en presen-
cia de adecuadas cantidades de nitrógeno y
de potasio. Generalmente, los suelos tienden a
aumentar en su contenido de materia orgánica,
a medida que se aumenta en altitud, siendo
frecuente encontrar altos niveles de materia
orgánica por encima de los 2.900 msnm
(Barrera, 1998).
La presencia de arcillas amorfas en la mayoría
de los suelos de clima frío conlleva a una alta
capacidad de fijación de fósforo y por las ca-
racterísticas geomorfológicas y pedogenéticas,
en estas zonas existe una amplia variación de
las características edafológicas, dependiendo
de la altitud y de la ubicación de los paisajes.
En términos generales los suelos son ácidos,
con predominio de valores bajos en fósforo,
contenidos medios a bajos de potasio y una
48
amplia relación Ca/Mg. De lo anterior, es de
esperarse una alta respuesta al fósforo, de
media a baja para el potasio y de deficiencias
potenciales de magnesio (Barrera, 1998).
Huila
Las zonas de cultivo en este departamento,
se encuentran sobre la parte alta de las
cordilleras Oriental y Central a una altura de
1.800 y 2.400 msnm; los límites de tempe-
ratura predominantes son de 12-18º C y un
promedio de lluvias de 2.000 mm año-1, bajo
la influencia de las zonas de vida de bosque
húmedo premontano (bh-PM), bosque muy
húmedo premontano (bmh-PM) y bosque
muy húmedo montano bajo (bmh-MB) (IGAC,
2007).
Estos suelos presentan altos contenidos de
materia orgánica, pH ácido, texturas franco
arcillosa a franco arcillo arenosa, deficiencias
de fósforo y concentraciones medias a altas
de potasio, calcio y magnesio. Las mayores
concentraciones de aluminio en el suelo se
relacionan geográficamente con bajos valores
de pH, calcio y magnesio. Los suelos de la
zona cafetera del departamento no superan
el 60 % en saturación de aluminio, umbral
máximo permitido para los cultivos en general
(Torrente y Ladino, 2009).
Nariño
Los suelos de clima frío de Nariño tienen tex-
turas medias, con predominio de las francas
sobre las franco-arcillosas. En general, los
suelos tienen altas proporciones de limos
y arenas. La estabilidad estructural de los
suelos está muy asociada con los contenidos
de arenas y de alófana. La mayoría de los
suelos son no plásticos o ligeramente plásti-
cos, con porosidad y permeabilidad altas. La
retención de humedad de baja a media, está
muy influenciada por el contenido de materia
 El Cultivo del Lulo bajo la implementación de las Buenas Prácticas Agrícolas
orgánica. Los andisoles de Nariño tienen un
alto poder de fijación de fósforo y moderados
contenidos de aluminio intercambiable y de
compuestos libres (IGAC, 2007).
En términos generales, en los suelos predomi-
nan los bajos niveles de pH y de fósforo. Son
dominantes los contenidos bajos de materia
orgánica, como consecuencia del intenso la-
boreo a que están sometidos estos suelos. Más
del 50 % de los suelos presentan contenidos
altos y medios de calcio, con altas frecuencias
de los contenidos bajos de magnesio y una
alta relación Ca/Mg. Por tanto, predominan los
valores altos de la relación (Ca+Mg)/K (García
y Pantoja, 1998).
La pérdida continua de la materia orgánica
implica el deterioro de las características
químicas del suelo y la pérdida de nutrimentos
y degradación de las características físicas,
como la estructura, la aireación, densidad,
porosidad y la capacidad de retención de
humedad, la cual es crítica en estos suelos
por la irregularidad del aporte de agua de
las precipitaciones pluviales. Además, la
erosión intensa que presentan en las zonas
de pendiente, agravan la situación (García y
Pantoja, 1998).
Cualidades del suelo
Un constante fracaso en el establecimiento
y en la producción y productividad de las
plantaciones de frutales, lo constituye la mala
selección del sitio para la plantación, por
ello, debe darse especial atención y tomarse
el tiempo necesario para el establecimiento
del frutal. Quien seleccione el sitio siempre
debe tener en cuenta que se establecerán
plantas semiperennes y que los desaciertos
en la selección de la “calidad del sitio”, se
verán reflejados en el establecimiento y en
la producción uno o dos años después de
la siembra en sitio definitivo, luego de que
se han hecho altas inversiones de dinero,
tiempo y mantenimiento. Es importante tener
en cuenta aspectos climáticos (precipitación,
evaporación, temperatura, radiación solar,
vientos), fisiográficos del terreno y perfil del
suelo (Amézquita, 1994).
En terrenos de alta pendiente (> 40 %) se
debe hacer el trazado en curvas a nivel, en tres
bolillos. En zonas de pendiente más moderada
(10 - 40 %), se deben establecer los huertos
en tres bolillos o en cuadro, teniendo como
guía también las curvas de nivel a las dis-
tancias recomendadas para el lulo. Siguiendo
las curvas, se pueden levantar camellones
angostos sobre los cuales se sembrarán las
plantas. Estos camellones se constituyen en
barreras efectivas para controlar la erosión
y asegurar el anclaje de las plantas; cuando
esto no es posible, se puede desarrollar un
sistema de terrazas individuales. Para tal fin,
es necesario excavar en cada plateo la parte
superior de la pendiente y acumular el material
excavado en la parte inferior del pie del árbol.
En terrenos planos, en las que se combine alta
precipitación y suelos pesados, es necesario
prevenir las inundaciones mediante drenajes
(Amézquita, 1994).
SÍNTOMAS DE DEFICIENCIA EN LULO
Nitrógeno (N)
Los síntomas de deficiencia de nitrógeno son
característicos de un elemento muy móvil; se
produce clorosis en las hojas adultas que,
con frecuencia, caen de la planta antes
de volverse necróticas (Figura 1). Algunas
plantas muestran una coloración purpúrea
causada por la acumulación de pigmentos
(antocianinas). La planta en general presenta
una coloración verde amarillenta en hojas,
peciolos y tallos (Figura 1). Un exceso de
nitrógeno se manifiesta por una abundancia
de follaje, con un rendimiento pobre en frutos;
49
 El Cultivo del Lulo bajo la implementación de las Buenas Prácticas Agrícolas

en general, existe un desarrollo radical mínimo,
frente a un desarrollo foliar grande, con la
consiguiente elevación en la proporción parte
aérea-raíz, justo a la inversa de lo que sucede
en condiciones de deficiencia (Bonilla, 2008).
tropicales las plantas como estrategia para
conseguir el escaso P asimilable del suelo,
utiliza la exudación radical de ácidos orgánicos
o la emisión de fosfatasas ácidas, de tal forma
que posibiliten una mayor disponibilidad del
elemento para la planta (Osorno, 2008).

Potasio (K)

La deficiencia de K en los cultivos se traduce

en una mayor susceptibilidad al ataque de
patógenos en la raíz y en una debilidad de los
tallos, que los hace especialmente sensibles
a la acción del viento y las lluvias. En lulo los
primeros síntomas de clorosis aparecen en
los bordes de las hojas adultas (Figura 2), que
posteriormente se necrosan; el crecimiento se
retrasa y se produce pérdida de turgencia y
marchitamiento, mucho más acusada cuando
existe déficit de agua (Cabezas et al., 2002).
Fotos: A. Tamayo

Figura 1. Síntomas de deficiencia de

nitrógeno en hojas y plantas de lulo.

Fósforo (P)

En la mayoría de las plantas el P se redistribuye

fácilmente de un órgano a otro acumulándose
en las hojas jóvenes, en las flores y semillas en
desarrollo; en consecuencia, los síntomas de
deficiencia se presentan primero en las hojas
adultas. Las plantas deficientes presentan
enanismo y, en contraste con las deficiencias
de nitrógeno, muestran un color verde intenso,
adquiriendo un color pardusco a medida que
Fotos: A. Tamayo

van muriendo. El exceso de P origina, al con-

trario que en el nitrógeno, un gran desarrollo
de las raíces en relación con la parte aérea,
lo que determina una baja proporción parte Figura 2. Síntomas de deficiencia de
aérea-raíz. Sin embargo, en nuestros suelos potasio en hojas de lulo.

50
 El Cultivo del Lulo bajo la implementación de las Buenas Prácticas Agrícolas
Magnesio (Mg)
Es un elemento muy móvil, tanto en la planta
como en la célula. Las hojas adultas son las
primeras en expresar situaciones de deficien-
cia, al emigrar el Mg a las hojas más jóvenes.
Aquí la clorosis es muy característica, porque
se dispone de forma intervenal (Figura 3); por
alguna razón, las células del mesófilo de las
nervaduras principales, retienen la clorofila
durante más tiempo (Bonilla, 2008).
Fotos: A. Tamayo
Figura 3. Síntomas de deficiencia de
magnesio en hojas de lulo.
Calcio (Ca)
Es abundante en la mayoría de los suelos y
rara vez se comporta como un factor limitante.
Los síntomas de deficiencia son siempre más
evidentes en los tejidos jóvenes y en las zonas
meristemáticas de raíces, tallos y hojas.
Existen dos razones principales que explican
este hecho: por un lado, la división celular se
ve afectada por la deficiencia de calcio y en los
tejidos mencionados, el índice mitótico es alto;
por otro, la lámina media que se forma entre
dos células hijas, uno de cuyos principales
componentes es el pectato cálcico, puede
verse alterada (Bonilla, 2008).
Boro (B)
Uno de los primeros síntomas de deficiencia
de B es la inhibición en el crecimiento y
desarrollo de las raíces, tanto primarias como
secundarias. La división celular en los tallos
y en las hojas nuevas cesa y posteriormente
se presenta la necrosis y la muerte de los
meristemos, lo que se relaciona con su posible
papel en la síntesis de uracilo precursor del
ácido ribonucleico (RNA). Si a esto añadimos
el hecho de que estimula el alargamiento del
tubo polínico y la germinación, podemos com-
prender por qué los síntomas de la deficiencia
de boro están involucrados en el cuajamiento y
formación de los frutos (Bonilla, 2008).
Hierro (Fe)
Las plantas deficientes en Fe se caracterizan
por una clorosis intervenal en las hojas jóvenes,
seguida, en ocasiones, por una clorosis en las
venas (Figura 4), que confiere a la totalidad
de una hoja un aspecto amarillento. En casos
extremos, la hoja puede llegar a ponerse casi
blanca, como sucede a veces en los cítricos
(Cabezas et al., 2002).
Fotos: A. Tamayo
Figura 4. Síntomas de deficiencia de hierro en
hojas de lulo.
Manganeso (Mn)
El síntoma más significativo de la deficiencia
de Mn es la clorosis intervenal asociada con el
desarrollo de pequeñas manchas necróticas.
51
El Cultivo del Lulo bajo la implementación de las Buenas Prácticas Agrícolas
Esta deficiencia puede constituir un factor
limitante en suelos ácidos con un pH por
debajo de 6,0 y con un alto contenido orgánico
(Tamayo, 2009).
Cobre (Cu)
Las plantas rara vez presentan deficiencias
de Cu, debido a su alta disponibilidad en la
mayoría de los suelos. En consecuencia, sólo
a través de experimentos con soluciones
nutritivas y condiciones controladas podemos
conocer los resultados de los estados defi-
cientes. Los primeros signos de deficiencia
de Cu se presentan como una reducción en
la lignificación y una acumulación de fenoles,
al igual que sucede en la deficiencia de boro
(Bonilla, 2008).
Zinc (Zn)
La deficiencia de Zn produce clorosis intervenal
y disminución en el crecimiento de las hojas y
acortamiento en la longitud de los entrenudos
(Tamayo, 2009).
MUESTREO DE SUELOS
Son muchos los factores que afectan el
rendimiento de los cultivos, entre los cuales
ocupa un lugar importante, la disponibilidad
de los nutrimentos esenciales para las
plantas; cuando estos nutrimentos no están
en cantidades adecuadas hay necesidad de
agregar fertilizantes químicos, orgánicos y/o
enmiendas para suplir las necesidades de la
planta. El análisis químico del suelo, dispuesto
para el establecimiento del cultivo refleja el
estado relativo de disponibilidad en el suelo y
permite diseñar recomendaciones que buscan Figura 5. Lotes seleccionados de áreas
eliminar las deficiencias de nutrientes en el homogéneas para las muestras de suelo.
52
suelo. El suelo no es una masa homogénea,
sino más bien compleja y heterogénea, que
presenta múltiples variaciones. Por ello, en la
toma de la muestra debe examinarse el área
a ser estudiada en relación a la homogeneidad
en cuanto topografía, color y tipo de suelo,
textura, grado de erosión, manejos culturales
anteriores, cobertura vegetal, drenaje y otras
características que pueden servir de guía
para diferenciar las unidades de muestreo
y de muestras entre sí, para una posterior
recomendación (Tamayo, 2005).
Recolección de la muestra de suelo
para su análisis en lotes nuevos
Cuando se va a establecer un cultivo es
necesario conocer el estado nutricional del
mismo con el fin de constituir un cronograma
de aplicaciones posterior al establecimiento
del cultivo. Por tal razón se debe hacer un
muestreo de suelos previo, para lo cual deben
seguirse las siguientes recomendaciones.
Se buscan lotes homogéneos en cuanto
al paisaje, topografía y color del suelo para
sacar las muestras. Cuando los lotes no son
homogéneos es necesario dividirlos teniendo
en cuenta las consideraciones anteriores.
(Figura 5).
 El Cultivo del Lulo bajo la implementación de las Buenas Prácticas Agrícolas
Una vez loteado el terreno se recogen las
submuestras de cada lote; este procedimiento
consiste en retirar la vegetación del sitio a
muestrear. Posteriormente se extrae una tajada
de suelo a 20 centímetros de profundidad,
utilizando un palín, luego con un machete, se
toma una franja central de 5 centímetros de
Figura 6. Proceso de muestreo con pala o palín (Corpoica, sf).
Figura 7. Forma de muestreo en un lote para
siembra.
ancho y se deposita en un balde (Figura 6).
Esta operación se repite varias veces en el
lote, desplazándose en zigzag (Figura 7). Cabe
recordar que todos los implementos utilizados
en esta labor deben estar completamente
limpios.
Una vez se tienen todas las submuestras,
se conforma una muestra final de 1 kg y se
empaca en una bolsa de plástico nueva y
limpia. Para enviar la muestra al laboratorio
de suelos, se identifica la bolsa con la siguiente
información: Departamento, municipio, vereda,
cultivo, finca, propietario, fecha de la última
fertilización y productos utilizados y la dirección
donde se deben enviar los resultados
Las muestras para análisis de suelo en huertos
establecidos deben tomarse de lotes uniformes
con respecto al tipo de suelo, edad de la
53
 El Cultivo del Lulo bajo la implementación de las Buenas Prácticas Agrícolas

planta, manejo y nivel de producción. Estas

propiedades delimitan la unidad de muestreo.
Las muestras deben tomarse de árboles
escogidos de modo que se pueda obtener
una muestra representativa del campo. Un
procedimiento común consiste en recorrer el
lote siguiendo dos líneas diagonales en forma
de X, en las cuales se escogen las plantas
en forma sistemática (1 planta cada cierto
número de plantas) dependiendo del tamaño
del lote. Puede usarse cualquier otra forma de
muestreo tratando de cubrir adecuadamente
el campo, acomodándose a las condiciones

Fotos: A. Tamayo
particulares de cada huerto (Figura 8) (Tamayo
et al., 1999a).

Figura 9. Zona de muestreo

Las submuestras de cada árbol se recolectan

en un recipiente plástico limpio, se mezclan
completamente y de esta mezcla se retira una
porción de alrededor de 1 kg de suelo para
enviar al laboratorio. Para un buen diagnóstico,
Fotos: A. Tamayo

además del análisis del suelo, que nos informa

Figura 8. Esquema de muestreo para el
análisis de suelo en un cultivo de lulo.
En cada planta seleccionada se eligen de 2 a 4
sitios equidistantes de muestreo que se ubican
debajo del árbol, en la zona comprendida
entre la mitad del radio medio de la copa y
el perímetro de la misma, como se indica en
la Figura 9.
sobre el contenido de los elementos disponibles
en el suelo, así como de ciertas características
que pueden afectar el comportamiento de
los fertilizantes, debemos realizar el análisis
foliar que dirá lo que la planta está asimilando
(Tamayo et al., 1999a).
Zona de aplicación de fertilizante
La localización del fertilizante alrededor de la
planta de lulo debe hacerse considerando la
ubicación de la mayor cantidad de raíces acti-
vas. Esto asegura el eficiente aprovechamiento
de los fertilizantes aplicados. Estas raíces se
hallan localizadas entre la mitad del radio de
la copa y la proyección externa de las misma

54
 El Cultivo del Lulo bajo la implementación de las Buenas Prácticas Agrícolas
(Figura 10). La colocación del abono debe
hacerse en corona a una distancia de 40 a
50 cm de la base del tallo. Si el terreno es
pendiente la aplicación del fertilizante se hace
en media luna, en la parte superior del pie de
la planta y a igual distancia.
Figura 10. Zona de aplicación del
fertilizante en lulo
PLANES DE FERTILIZACIÓN
El fruto de esta especie logra acumular hasta
35 mg por fruto de calcio (Ca) y 1,2 mg por
fruto de hierro (Fe). En tejido foliar, dependien-
do del sustrato usado, el contenido de N puede
oscilar entre 3 y 5 %; el de fósforo (P) entre
0,25 y 0,45 %; el de K entre 2,90 y 3,55 %; el
de Ca entre 0,50 y 2,55 %; y el de magnesio
(Mg) entre 0,25 y 0,45 % (Flórez et al., 2008).
Los planes de fertilización se deben basar
en un análisis previo de suelos. En la zona
central cafetera colombiana, en suelos con
altos contenidos de materia orgánica, pobres
en P y bajos en bases intercambiables (K, Ca
y Mg) y de texturas medias, se ha encontrado
respuesta de la planta a aplicaciones de urea,
roca fosfórica, sulfato de potasio y cal dolomita,
aumentando considerablemente la producción.
Se debe tener en cuenta que la extracción de
nutrientes en lulo en kg/ha es la siguiente:
nitrógeno (N) 120, fósforo (P2O5) 40, potasio
(K 2O) 100, magnesio (MgO) 35 y azufre (S) 20
(Angulo, 2003).
Estudios realizados por CORPOICA (Tamayo
et al., 1999b) en diferentes zonas del país
demuestran respuestas positivas a las apli-
caciones altas de nitrógeno y potasio y medias
de fósforo, con aplicaciones adicionales de
boro, ya que influyen en el número de yemas,
número de flores y de frutas de mejor calidad.
Es importante la aplicación de elementos
menores al suelo dos veces por año, para
asegurar una nutrición balanceada del cultivo.
La aplicación de fertilizantes foliares comple-
tos, especialmente en épocas secas, ayuda
a inducir floración y emisión de rebrotes,
constituyéndose en un complemento y no
en un sustituto de la fertilización al suelo.
En el lulo los elementos más limitantes en el
crecimiento, desarrollo y producción son en
su orden: nitrógeno, potasio, fósforo, calcio,
magnesio, azufre y boro.
La información existente sobre el cultivo del
lulo, en nuestro medio y en América en general
es muy deficiente, especialmente en aquellos
aspectos relacionados con la respuesta a
la fertilización y al efecto de éste sobre la
calidad y características del fruto como son
el diámetro, grados Brix, pH, acidez titulable,
porcentaje de pulpa y de cáscara.
En Colombia son muy escasas las investi-
gaciones que sobre fertilización de lulo se
han realizado y no existen recomendaciones
racionales y económicas para la producción
de este cultivo; según Alzate (1982), para
suelos derivados de cenizas volcánicas, se
debe proporcionar por año de cultivo, 2 a 3
55
El Cultivo del Lulo bajo la implementación de las Buenas Prácticas Agrícolas
toneladas de un fertilizante completo. Durante
el primer año, la fertilización debe fraccionarse
en cuatro aplicaciones de 1 kg/planta de la
fórmula 17-6-18-2, más escorias Thomas
(Calfos); para el segundo año y siguientes,
se distribuye en dos aplicaciones al año; la
primera de una tonelada de 10-30-10 y la
segunda de 1 tonelada de 17-6-18-2.
Por su parte Meneses (1992), recomienda
aplicar al momento de la siembra 50 g/planta
de 10-30-10 o 13-26-6 y 1 a 2 kg/planta de
materia orgánica a los tres meses después de
la siembra y antes de la floración, aplicar 100
g/planta de un fertilizante compuesto como el
10-30-10 o 13-26-6. Esta misma cantidad se
debe aplicar cada seis meses, complementan-
do con 25 g de Agrimins. García (1967) en el
departamento de Caldas, en suelos andisoles,
encontró que el lulo responde a aplicaciones
de 22 g de urea, 50 g de superfosfato triple
más 21 g de sulfato de potasio por planta,
aumentando en un 200 % la producción de
frutos con relación a un testigo sin aplicación.
Tamayo et al. (1999b) empleando dosis de 130
kg/ha de N, 100 kg/ha de P2O5 y 130 kg/ha
de K 2O, fraccionadas en cuatro aplicaciones
por año, obtuvieron un rendimiento de 36,24 t ha-1
de frutos. Estos mismos autores, evaluaron
el efecto de la aplicación de tres fuentes
de abono orgánico (gallinaza, porquinaza y
champiñonaza) en la producción de frutos del
híbrido de lulo “La Selva”. Las dosis utilizadas
fueron 2, 4 y 6 t ha-1 más la adición de 750
kg ha-1 de 10-30-10; los resultados obtenidos
luego de 10 meses de cosecha no mostraron
diferencias significativas entre los tratamientos
orgánicos; sin embargo, la mayor producción
correspondió a la aplicación de 4 t ha-1 de
champiñonaza más 750 kg ha-1 de 10-30-10.
Hay muchos factores que influyen en la calidad
de la fruta y entre ellos está la nutrición con
56
N y K, aunque indudablemente todos los
elementos esenciales para la nutrición de las
plantas en forma directa o indirecta influyen en
la calidad de los frutos, características como el
tamaño de la fruta, color y apariencia, sólidos
solubles, acidez y contenidos de vitaminas
son significativamente influenciados por estos
nutrientes. El adecuado suplemento de K,
especialmente durante las fases de desarrollo
de la fruta, influye en su calidad y maduración
y una adecuada fertilización nitrogenada, tiene
una ligera influencia en la calidad interna
del fruto, lo cual favorece características de
tamaño, diámetro, peso y maduración (Tamayo
et al., 1999b).
Tamayo et al. (2002) encontraron que, con la
aplicación de N y K, el diámetro de los frutos
varió de cosecha a cosecha, con los valores
más altos en las primeras recolecciones.
Las dosis de N y K 2O no afectaron signifi-
cativamente los grados Brix; se observó una
tendencia al aumento de la primera a la última
cosecha; los frutos con un 80 a 100 % de
madurez fueron más altos en grados Brix. El
pH fue afectado por la interacción N x K 2O en
frutos con un 30 a 50 % de madurez y mostró
una tendencia a disminuir a medida que
aumentaron las épocas de cosecha, la acidez
titulable fue afectada por el K aumentando al
incrementar la dosis de K 2O, además se afectó
por la época de la cosecha observándose una
tendencia general a disminuir la acidez. Los
tratamientos no tuvieron un efecto consistente
sobre el contenido de pulpa y/o cáscara. Se
observó un efecto de la época de cosecha con
tendencia a disminuir el porcentaje de pulpa y
a aumentar el porcentaje de cáscara.
De acuerdo a las características físicas y
químicas de las zonas productoras de clima
frío y frío moderado en Colombia, un plan de
fertilización general para 1 hectárea de lulo se
consigna en la Tabla 1.
 El Cultivo del Lulo bajo la implementación de las Buenas Prácticas Agrícolas

Tabla 1. Sugerencias generales de fertilización en un

cultivo de lulo. En las Tablas 2 y 3 se muestran
planes de fertilización por planta
Elemento Can�dad kg ha-1 en un cultivo de lulo, en el primero
Nitrógeno (N) 150 y segundo año, de acuerdo con
Fósforo (P2O5) 250 las características generales de
Potasio (K2O) 300 los suelos de la zona andina; sin
Materia orgánica 4.000 - 5.000 embargo, cabe recordar que toda
recomendación en la fertilización de
Calcio (Cal) 220
un cultivo debe hacerse con base en
Bórax 50 un análisis químico del suelo.

Tabla 2. Plan de fertilización por planta en lulo para el primer año.

Producto Can�dad/planta Frecuencia
10 –30 –10 800 g 4 o 5 aplicaciones/año
Agrimins 60 g 30 g/6 meses
Cal dolomí�ca 250 g 1 aplicación/6 meses
Bórax (47 %) 30 g 1 aplicación/6 meses
Klipboro 1 g/l 1 aplicación/6 meses
Fer�lizante foliar 4 cc/l 3 aplicaciones/año
Materia orgánica 5-10 kg 1 aplicación/6 meses

Tabla 3. Plan de fertilización por planta en lulo para el segundo año.

Producto Can�dad/planta Frecuencia
10 –30 –10 800 g 4 o 5 aplicaciones/año
Agrimins 60 g 30 g/6 meses
Cal dolomí�ca 250 g 1 aplicación/6 meses
Bórax (47 %) 30 g 1 aplicación/6 meses
Klipboro 1 g/l 1 aplicación/6 meses
Fer�lizante foliar 4 cc/l 3 aplicaciones/año
Materia orgánica 5-10 kg 1 aplicación/6 meses

Una fertilización alternativa es la siguiente: A aplicar cada seis meses, complementando

la siembra aplicar 50 g/planta de 10-30-10 o
13-26-10-3 y 1 a 2 kg/planta de materia orgá-
nica. A los tres meses después de la siembra
y antes de la floración, aplicar 100 g/planta
de un fertilizante compuesto como 10-30-10
o 13-26-10-3. Esta misma cantidad se debe
con 25 g de agrimins. La materia orgánica
se debe aplicar a la dosis de 2 kg/planta/
semestre (Tamayo et al., 2002). El lulo res-
ponde positivamente a la aplicación mensual
complementaria de fertilizantes foliares como
kelatex Boro 1 g/l de agua + agro-K en dosis

57
El Cultivo del Lulo bajo la implementación de las Buenas Prácticas Agrícolas

de 10 g/l, y cosmo R 10 g/l. Con esta fertili- general de fertilización, que puede servir de
zación foliar de lulo “La Selva” en Manizales guía para las zonas productoras de lulo del
(Caldas), se obtuvieron 21,3 t/ha/año de fruta. país (Tamayo et al., 2002).
En la Tabla 4 se presenta una recomendación

Tabla 4. Plan de fertilización por planta en lulo para el segundo año.

Cal Materia Fosforita Cloruro de
Época de dolomí�ca orgánica Urea Huila potasio
aplicación (g/planta) (kg/planta) (g/planta) (g/planta) (g/planta)
A la siembra 250-300 2a3 ---- 150 a 300 ----
2 MDS* ---- ---- 50 a 70 ---- 20 a 40
4 MDS ---- ---- 30 a 45 ---- 30 a 60
6 MDS ---- ---- 30 a 45 ---- 30 a 60
8 MDS ---- ---- 30 a 45 ---- 30 a 60
10 MDS ---- ---- 30 a 45 ---- 30 a 60
12 MDS ---- ---- 50 a 70 150 a 300 20 a 40
Cada dos Meses
(después del ---- ---- 50 a 70 ---- 20 a 40
1er año)
Cada dos Meses
(después del 200 2 a3 ---- 150 a 300 ----
1er año)
*MDS: Meses después de la siembra

Trabajos realizados por Almanza et al., (2008)
en lulo, encontraron que el peso de la materia
seca de la planta fue mayor cuando se aplicó,
tanto un fertilizante químico (18-18-18), como
uno orgánico (Bocashi+Biológico), que cuando
se aplicaron el biológico y el bocashi indivi-
dualmente. Las variables fisiológicas (índice de
área foliar, tasa absoluta de crecimiento y tasa
de asimilación neta) produjeron las mejores
respuestas con el tratamiento de Bocashi,
seguido por la fertilización química. En todas
las variables físicas y fisiológicas evaluadas, la
aplicación de abono orgánico líquido mineral
(biol), mostró el menor comportamiento.
Micorrizas en el cultivo del lulo
sotobosque en sitios frescos, sombreados,
cercanos a corrientes de agua, con tempera-
turas entre 17 y 20 °C (Medina et al., 2008);
además, es una especie que frecuentemente,
interactúa con hongos formadores de micorri-
zas arbusculares (Casierra et al., 2013).
La micorriza es una asociación mutualista
entre un hongo y una planta superior (Menge,
1983). Pueden existir diferentes tipos de
micorrizas, cuyas diferencias radican en su
morfología y su fisiología (Turk et al., 2006).
En la asociación micorriza/hospedero, el
hongo ofrece aminoácidos, nutrientes y agua
al hospedero, a cambio de fotosintatos (Smith
y Read, 1997).

El lulo crece en forma espontánea en el área Los hongos formadores de micorrizas arbus-
andina, en especial, bajo condiciones de culares son microrganismos benéficos que

58
 El Cultivo del Lulo bajo la implementación de las Buenas Prácticas Agrícolas
promueven la absorción del agua y nutrientes
por las plantas, particularmente ayudan en
la absorción de elementos de baja movilidad
como el P, Cu y Zn. Las hifas del hongo
funcionan como una extensión de la raíz,
captando así nutrientes más allá del alcance
de las raíces. Se ha estimado que las raíces
micorrizales pueden explorar 1.000 veces
mas suelo que la raíz no micorrizal y con ello
acceden a mas nutrientes, lo que estimula el
crecimiento vegetal. (Tamayo y Osorio, 2014).
Se recomienda la aplicación de un inóculo
micorrizal cuando las plantas requieren altas
cantidades de P, cuando la concentración de
éste es baja o cuando la población de HMA
nativa del suelo es escasa, poco agresiva e in-
eficaz, tal como ocurre en suelos erosionados,
degradados o contaminados.
Además, si se ha realizado un manejo intensivo
de fungicidas, la especie vegetal depende de la
asociación micorrizal. Algunas especies tienen
una alta dependencia micorrizal, mientras que
otras bajan y algunas son independientes.
Antes de inocular un suelo es necesario
conocer el grado de dependencia micorrizal
de la especie vegetal que se requiere cultivar
(Osorio, 2012).
Según Plenchette et al. (1983) la dependencia
micorrizal (DM) se determina como el porcen-
taje de la diferencia entre la producción de
masa seca total de plantas inoculadas y no
inoculadas sobre la producción total de masa
seca de plantas inoculadas.
D.M.= Masa seca plantas inoculadas - Masa seca plantas no inoculadas x 100
Masa seca plantas inoculadas
Las plantas con raíces gruesas, poco ramifi-
cadas y pocos pelos radicales son usualmente
más dependientes de la simbiosis micorrizal
que las plantas con raíces finas y ramificadas
(Osorio, 2014).
Habte y Manjunath (1991) proponen clasificar
la DM en cinco categorías. Estos autores
usan dos concentraciones críticas de P en la
solución del suelo (0,02 mg L-1 y 0,2 mg L-1)
para clasificar las especies vegetales así:
• Independiente: Especies que no son coloni-
zadas por hongos formadores de micorrizas
y que no responden positivamente a la
infección micorrizal arbuscular.
• Marginal: Especies con DM de menos
de 25 % a una concentración de P en la
solución del suelo de 0,02 mg L-1.
• Moderada: Especies con una DM de
25-50 % a una concentración de P en la
solución del suelo de 0,02 mg L-1.
• Alta: Especies con una DM de 50-75 %
a una concentración de P en la solución
del suelo de 0,02 mg y no responden
significativamente a la inoculación a 0,2
mg L-1.
• Muy Alta: Especies con una DM ≥ 75 %
a una concentración de P en la solución
del suelo de 0,02 mg L-1 y responden
significativamente a la inoculación a 0,2
mg L-1.
La DM varía en función del nivel de P dispo-
nible en el suelo, ya que a concentraciones
muy bajas de P (~ 0,002 mg L-1) la inoculación
micorrizal no aumenta el crecimiento de las
plantas; la mejor respuesta se obtiene con una
concentración 0,02 mg L-1. A concentraciones
muy altas de P (~0,2 mg L-1) la respuesta de
algunas plantas a la inoculación micorrizal ha
sido variable, en algunos casos el crecimiento
59
El Cultivo del Lulo bajo la implementación de las Buenas Prácticas Agrícolas
ha disminuido y, por ende, el valor de DM es
negativo (Osorio, 2014).
Las especies frutícolas perennes o semiperen-
nes requieren una etapa de vivero antes del
establecimiento del huerto comercial (Alarcón
y Ferrera-Cerrato, 1999). Es precisamente en
la etapa de vivero o en las etapas tempranas de
la planta, en donde la aplicación e inoculación
de micorrizas representa un gran potencial
para mejorar el crecimiento y el desarrollo
(Roveda et al., 2007), ya que la micorriza
actúa como acelerador del crecimiento, por
lo que se pueden obtener plantas con mayor
vigor y sanidad.
Otro beneficio corresponde a la reducción de
costos de producción en función de la reduc-
ción de la aplicación de fertilizantes (Alarcón
y Ferrera-Cerrato, 1999), como consecuencia
de la alta capacidad de la planta micorrizada
para tomar nutrientes, en especial, el fós-
foro. Se reporta que una de las principales
estrategias de las plantas para adaptarse a
condiciones adversas de suelo es mediante el
incremento de la superficie radical, a través de
las micorrizas (Marschner, 1991).
La diversidad y efectividad de las micorrizas
arbusculares varía entre especies, tipo de
suelo y zona climática. Cada especie de mi-
corriza tiene exigencia y atributos particulares
y funciones adaptadas a cada ecosistema
(Botero et al., 2002). El desarrollo de las
micorrizas se puede ver afectado por factores
como la luz, ya que con demasiada penumbra
se reduce su actividad y, por lo tanto, su
60
asociación con la planta; el clima, puesto que
las bajas temperaturas reducen su acción; el
uso excesivo de fertilizantes, en especial de
>P, ya que reducen su acción; la deforestación;
los cambios bruscos de pH del suelo, que
comprometen o limitan la sobrevivencia de
estos microrganismos (Botero et al., 2002).
Trabajos realizados por González y Osorio
(2008) para determinar la dependencia
micorrizal del lulo La Selva, encontraron que
esta especie puede ser clasificada como
moderadamente dependiente de la asociación
micorrizal (mayor a 0,002 mg L-1). Todas las
plantas inoculadas con Glomus agregatum
exhibieron colonización micorrizal, mientras
que ninguna de las plantas no inoculadas,
desarrollaron la asociación micorrizal. La
inoculación modificó significativamente la
longitud y área superficial del sistema.
El uso de micorrizas arbusculares en suelos
cultivados con lulo, a modo de biofertilizante,
se justifica cuando se hace un uso balanceado
de fertilizantes químicos y orgánicos y cuando
se aplican en suelos de mediana a baja fer-
tilidad. En plántulas de vivero se recomienda
aplicar 10 a 20 g por bolsa, de las especies de
micorrizas Acaulospora melle, A. scrobiculata
o A. spinosa, en el momento de la siembra de
las plántulas. El inóculo debe estar compuesto
por un número no inferior a 30 esporas por
g de suelo y con raíces del hospedante que
sirvió como incremento de estas especies. La
micorriza debe quedar en contacto directo con
la raíz a de la planta de lulo (Botero et al.,
2002).
 El Cultivo del Lulo bajo la implementación de las Buenas Prácticas Agrícolas
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 El Cultivo del Lulo bajo la implementación de las Buenas Prácticas Agrícolas
Pablo J. Tamayo M. 1
El cultivo del lulo de Castilla (Solanum qui-
toense Lam.) se puede establecer en áreas
cafeteras y marginales cafeteras altas siendo
importante para el fomento de su siembra
que se posean las medidas de manejo a
los principales problemas fitopatológicos del
frutal. El lulo se cultiva en las zonas de clima
medio y frio moderado de los departamentos
de Huila, Antioquia, Valle del Cauca, Tolima,
Nariño, Norte de Santander, Magdalena,
Santander, Boyacá, Caldas, Caquetá y Cauca
(Colombia), donde se estima que se siembran
unas 8.418 hectáreas (Agronet, 2016). La
actual producción nacional está destinada
en su mayoría al consumo como fruta fresca,
para la preparación de helados, mermeladas,
salsas y jugos.
El lulo pertenece a la familia de las Solanáceas,
la cual es afectada por gran cantidad de
patógenos, como hongos, bacterias, virus y
nematodos y muchos de sus miembros son
empleados como plantas indicadoras por
laboratorios especializados por presentar
cuadros sintomatológicos específicos con
determinados patógenos. Casi todos estos
1.
Investigador Máster. CORPOICA C.I. La Selva, Rionegro, Antioquia, Colombia.
patógenos son endémicos al cultivo en la ma-
yoría de las zonas productoras. Los problemas
fitosanitarios tales como, la “antracnosis” del
fruto, ocasionada por Colletotrichum gloeos-
porioides (Penz.) Penz y Sacc., los nematodos
del “nudo radical” (Meloidogyne incognita, M.
javanicay M. arenaria) y la “pudrición blanca”
por Sclerotinia sclerotiorum, han sido los
limitantes patológicos tradicionales del cultivo
(Tamayo, 1994b).
Con el incremento en las áreas de siembra,
las anteriores enfermedades han aumentado
en importancia y en otros casos, han surgido
nuevas enfermedades, como la gota o tizón
del lulo, causado por Phytophthora infestans
(Montagne) de Bary, que prácticamente ha
exterminado los cultivos comerciales de este
frutal en diferentes zonas productoras de
Colombia (Tamayo, 2001). El conocimiento de
las enfermedades que pueden afectar a este
cultivo resulta indispensable para planificar
la estrategia a seguir para lograr su manejo.
Este Capítulo ofrece una descripción de los
problemas fitosanitarios más importantes
del lulo en Colombia con el fin de facilitar su
63
El Cultivo del Lulo bajo la implementación de las Buenas Prácticas Agrícolas
reconocimiento y la aplicación de las medidas
actuales de prevención y manejo integrado por
parte de asistentes técnicos y cultivadores de
este frutal.
CLASIFICACIÓN DE LAS
ENFERMEDADES
Para facilitar la consulta de este documento,
las enfermedades se han agrupado de acuerdo
con su agente causal (Agrios, 2012) en:
Enfermedades Bióticas
Este grupo de enfermedades conocidas
también como enfermedades infecciosas, son
causadas por hongos, bacterias, virus, nema-
todos y fitoplasmas, los cuales obtienen su
alimento y energía de la planta que colonizan.
Enfermedades Abióticas
Este grupo de enfermedades conocidas
también como enfermedades no infecciosas
o desórdenes fisiológicos, son causadas
fundamentalmente por factores ambientales
que deterioran la planta, tales como, las
condiciones adversas de lluvia, temperatura
y humedad, las carencias o excesos de
nutrientes los contaminantes ambientales y
los daños mecánicos, entre otros.
CONCEPTO DE ENFERMEDAD
Muchas son las definiciones sobre el concepto
de enfermedad de las plantas cultivadas,
una de ellas dice que es una alteración del
funcionamiento de las plantas causada por un
organismo y que se manifiesta por síntomas
como mosaicos, deformaciones, marchita-
mientos o pudriciones (Tamayo, 2002); pero
una de las más fáciles de esquematizar, es la
64
que se expresa como “la interacción entre un
patógeno virulento y un hospedero suscep-
tible en presencia de un ambiente favorable
continuo”. Estos tres factores representan el
triángulo de la enfermedad (Figura 1); si alguno
de ellos no se expresa con las características
aludidas, la enfermedad no se manifiesta. La
alteración fisiológica trastorna los procesos de
síntesis, transporte y utilización de agua, mine-
rales y sustancias elaboradas haciendo que la
planta afectada no produzca de acuerdo a su
potencial genético. Un caso típico es el que se
presenta con el tizón del lulo, causado por el
oomiceto P. infestans, para el cual se conocen
22 razas o patotipos hasta la fecha (Zapata et
al., 2010); el hospedero es el cultivo del lulo,
del cual se puede decir que todos los mate-
riales cultivados en el país, son susceptibles
(Zapata et al., 2010) y el medio ambiente está
representado por la temperatura, la humedad
relativa, la luz, los nutrientes y el pH del suelo
(Agrios,1996); las zonas de cultivo de lulo en
el país, son favorables para el desarrollo del
patógeno, ya que la mayoría de ellas registran
más del 80 % de humedad relativa durante la
noche, temperatura promedio menor de 20 °C
y un manejo del cultivo poco tecnificado.
Figura 1. Triángulo de la enfermedad
(Agrios, 2012)
 El Cultivo del Lulo bajo la implementación de las Buenas Prácticas Agrícolas
Por lo tanto, el clima es muy importante en el
manejo de las enfermedades, ya que para esto,
se debe tener en cuenta la resistencia de la
planta, la virulencia del patógeno, referido a la
complejidad y cantidad de inoculo y a la posible
modificación del medio ambiente, haciendo
alusión a prácticas de manejo cultural, tales
como distancias y sistemas de siembra, podas,
plateo, nutrición, cambios de altitud y humedad
relativa y a la aplicación de productos para el
control, tales como fungicidas, bactericidas y
nematicidas, entre otros (Tamayo, 1994a).
CONCEPTO DE MANEJO INTEGRADO
DE LAS ENFERMEDADES
Por MANEJO INTEGRADO DE LAS ENFER-
MEDADES se entiende la selección y uso de
diferentes prácticas y métodos de control
disponibles en una forma apropiada, oportuna
y compatible, de tal manera que produzca una
disminución de la población de organismos
patógenos para que se mantengan en un nivel
tan bajo, que no ocasione daños o pérdidas
económicas en el cultivo (Tamayo, 1994a).
Para ese propósito, se debe hacer uso de la
mayor cantidad posible de los métodos de ma-
nejo cultural, biológico, genético y químico. La
realización de una práctica de control única y
aislada no ofrece las mismas garantías de éxito
que tiene la integración y ejecución oportuna
de las diferentes labores de control. La correcta
y oportuna identificación de las enfermedades
del lulo en el campo y la integración de los
diferentes métodos de control, son la forma
más adecuada de obtener cultivos sanos y de
buena calidad (Tamayo, 1994a).
Monitoreo de las enfermedades
El productor deberá monitorear su cultivo al
menos una vez por semana, con el fin de de-
tectar focos de enfermedades y/o plagas o para
evaluar el control o progreso de las mismas en
tiempo real y hacer más eficiente su manejo;
para esto se sugiere tener un libro de campo
en donde se registre la fecha de aparición
de los primeros síntomas y en lo posible el
nombre de la enfermedad, el porcentaje de
daño y el nombre de los productos aplicados
anteriormente para el control.
Pérez (SF), hace las siguientes recomenda-
ciones a tener en cuenta durante el estableci-
miento y desarrollo de los cultivos, las cuales
se ajustan al cultivador de lulo:
• Disponer de los equipos adecuados para la
aplicación, calibrados de acuerdo con las
condiciones del cultivo y la enfermedad, para
garantizar la aplicación del producto con la
dosis recomendada.
• Garantizar el buen uso y manejo seguro de
los productos, lo cual comienza con la ad-
quisición de los mismos, hasta la disposición
final de los residuos y de los envases.
• Tener pleno conocimiento del producto
indicado para controlar la enfermedad, como
aplicarlo, la dosis, el momento oportuno y la
frecuencia de aplicación.
• Adquirir los productos en almacenes auto-
rizados y en envases originales, para evitar
posibles adulteraciones y transportarlos de
manera segura y aislados de alimentos, de
personas o de materiales de uso doméstico.
• Los productos se deben almacenar en un
sitio seguro independiente de la vivienda y
fuera del alcance de los niños.
• Hacer mantenimiento y calibración frecuente
de los equipos de aplicación para asegurar
su correcto funcionamiento.
• Leer cuidadosamente la etiqueta del pro-
ducto para conocer la categoría toxicológica,
interpretar los dibujos o pictogramas que
65
El Cultivo del Lulo bajo la implementación de las Buenas Prácticas Agrícolas
indican los cuidados antes, durante y
después de la aplicación.
• Disponer de un equipo adecuado de protec-
ción personal, el cual está relacionado con el
equipo de aplicación y con las condiciones
del cultivo. Para el caso de aplicaciones con
bomba de espalda, se recomienda el uso de
guantes para la preparación de la mezcla
y durante la aplicación usar careta, botas
de caucho, un peto impermeable que cubra
todo el tronco hasta la mitad de la pierna,
pantalones con las mangas por fuera de
las botas, respirador con filtro y sombrero o
gorra (cachucha).
• Durante las aplicaciones de plaguicidas,
no se debe fumar, ingerir alimentos, ni
bebidas dentro del lote. La alimentación
debe hacerse fuera del lote y previo lavado
de las manos con jabón y abundante agua.
Igualmente, los equipos de aplicación, se
deben lavar inmediatamente se termina la
labor y lejos de las fuentes de agua. Se
debe evitar la entrada al lote de fumigación
de los niños, mujeres gestantes y animales
domésticos.
• Una vez terminado el contenido de los
productos, hacer el triple lavado y cada
enjuague depositarlo en el tanque del equipo
de aspersión para aplicarlo en el cultivo. Los
empaques o envases vacíos de los produc-
tos, se deben almacenar provisionalmente
en la finca y luego depositarlos en casetas
municipales destinados para tal fin. Nunca
enterrar los empaques porque éstos no se
degradan fácilmente.
• Una vez terminada la aplicación, el operario
se debe bañar con abundante agua y jabón,
cambiarse de ropa y lavar la usada durante
la aplicación.
• Cuando accidentalmente se presente un
derrame de algún producto, se debe cubrir el
66
derrame con un producto absorbente como
tierra, arena o aserrín y luego depositar este
último producto en una bolsa plástica y la
bolsa en una caneca de desechos tóxicos.
• En caso de intoxicación por contacto con el
producto, retirar la ropa contaminada y lavar
con abundante agua las zonas de contacto
con el producto, acudir al médico más
cercano y llevar la etiqueta del producto.
• El agua empleada para la aspersión debe ser
limpia y bien filtrada para evitar obstruccio-
nes de las boquillas.
Para obtener una aplicación exitosa, es im-
portante que el cubrimiento de la superficie
asperjada sea uniforme y que las gotas sean
parejas y finas. La aplicación correcta depen-
de, entre otros, del tipo y estado de la boquilla,
de la presión de trabajo, de la velocidad del
paso del operario, del ángulo de aspersión y de
la altura de la boquilla con respecto al objetivo
(Palacios, 2002).
ENFERMEDADES BIÓTICAS
Enfermedades ocasionadas por
hongos y oomicetos
Los hongos son organismos vivientes, gene-
ralmente filamentosos, exentos de clorofila
que poseen un cuerpo o talo constituido por
filamentos tubulares, denominados hifas
que pueden ser cenocíticas o continuas y
tabicadas o septadas. De las 100.000 es-
pecies de hongos conocidas, la mayoría son
saprofitas y viven sobre materia orgánica en
descomposición; alrededor de 50 producen
enfermedades en el hombre y otro tanto
en animales; mientras que más de 8.000
especies de hongos producen enfermedades
en las plantas y algunas de dichas plantas
 El Cultivo del Lulo bajo la implementación de las Buenas Prácticas Agrícolas

pueden ser atacadas por más de un hongo

a la vez (Agrios, 2012). Los hongos pueden
afectar todas las partes de la planta de lulo,
desde la raíz, pasando por el tallo, las hojas,
flores hasta los frutos. Los oomicetos son un
grupo de protistas filamentosos pertenecientes
al grupo de los seudohongos (Sumbali y Johri,
2005).

Tizón del lulo, gota, phytophthora

Agente causal: Phytophthora infestans

(Montagne) de Bary

Importancia

Fotos: Zapata, J.L.

De acuerdo con Huertas (1999b) la gota o
tizón del lulo es ocasionado por el oomiceto
P. infestans, el mismo que ocasiona la gota
de la papa (Solanum tuberosum). Esta última
enfermedad se detectó por primera vez en
Irlanda en 1845, afectó y destruyó todos los
cultivos de papa de ese país, lo cual trajo como
consecuencia la muerte de más de un millón
de personas y la migración hacia otros países
de otro tanto (Henfling, 1987). Posteriormente,
la enfermedad se distribuyó por todo el mundo
donde se cultiva papa. Más tarde, se detectó
en tomate de mesa (Lycopersicon esculentum
Mill) y en otras Solanáceas como el pepino de
agua (Solanum muricatum Aiton) y a finales
de la década de 1990, se detectó en el cultivo
del lulo ocasionando grandes pérdidas econó-
micas. La enfermedad comienza cuando los
esporangios un análogo a las semillas (Figura
2), generados en cultivos vecinos caen sobre
el tejido de la planta y cuando las condiciones
de humedad y temperatura le son favorables,
germinan y lo penetran, invaden las células,
succionan su contenido y posteriormente
aparece necrosis (muerte del tejido).
Figura 2. Esporangios de Phytophthora sp.
La enfermedad se presentó por primera vez
en plantaciones de lulo del departamento de
Antioquia (Navarro, 1986; 1988). Posterior-
mente las afecciones por P. infestans fueron
de importancia económica en el departamento
Norte de Santander. En ambos casos, se
encontró que la enfermedad era muy severa
en condiciones de alta humedad relativa
(superior al 80 % por más de 10 horas),
lluvias continuas y temperaturas entre 15 y
18 °C (Forero de la Rotta, 1995). Los daños
por el tizón del lulo en estas zonas pasaron
desapercibidos y causaron pérdidas enormes
por la poca divulgación de los síntomas y
métodos de control. Poco después, el tizón del
lulo se presentó con características endémicas
en los departamentos de Valle del Cauca,
Boyacá, Cundinamarca Tolima y Huila, donde
la alta severidad ha obligado al abandono del
cultivo (Navarro, 1986; Forero de La Rotta y
Muñoz, 1986; Gómez, 1990, 1997; Huertas et

67
 El Cultivo del Lulo bajo la implementación de las Buenas Prácticas Agrícolas

al., 1999a, 1999b). Además de los anteriores Cuando en el ambiente en el que se encuentra
departamentos, la enfermedad se ha reportado el almácigo se presentan condiciones de alta
con características graves en Caldas, Quindío humedad relativa, el oomiceto afecta las
y Risaralda (Tamayo et al. 2001c). hojas, donde ocasiona lesiones húmedas de
color negro y bordes irregulares que llegan
Síntomas a extenderse al tallo principal causando la
muerte total de la plántula (Tamayo, 2001;
La enfermedad se puede presentar desde Tamayo et al. 2001b, 2001c) (Figura 5).
la etapa de almácigo, causando una ligera
marchitez de las hojas (Figura 3), debido a
que el hongo ataca el cogollo y la base del
tallo de las plántulas (Tamayo, 2001; Tamayo
et al. 2001b, 2001c) (Figura 4). La lesión es
de color pardo oscuro y rodea totalmente el
tallo impidiendo el paso de agua y nutrientes.

Foto: Tamayo, P.J.

Figura 5. Ataque de Phytophthora infestans
Foto: Tamayo, P.J.

en plantas de almácigo.

En ocasiones el ataque se inicia en el pecíolo

de la hoja provocando la marchitez a la misma.
Figura 3. Ataque de Phytophthora infestans en El hongo avanza hacia la lámina foliar cau-
etapa de vivero. sando una lesión de color castaño claro que
posee bordes irregulares y se rodea de un halo
clorótico (Tamayo, 2001; Tamayo et al. 2001b,
2001c) (Figura 6).
Fotos: Tamayo, P.J.

Foto: Tamayo, P.J.

Figura 4. Ataque de Phytophthora infestans Figura 6. Lesiones de Phytophthora

en el cogollo y base del tallo. infestans en hojas

68
 El Cultivo del Lulo bajo la implementación de las Buenas Prácticas Agrícolas

El ataque en los frutos no es fácilmente

detectado ya que para visualizar el daño es
necesario retirar los “tricomas” o “pelusa” que
los cubre. Generalmente la lesión se inicia en
la base del pedúnculo del fruto y avanza irre-
gularmente como una mancha algo deprimida
de color café oscura hacia la región ecuatorial
del mismo hasta cubrirlo parcial o totalmente

Fotos: Tamayo, P.J.

(Figura 7). En estados avanzados de ataque,
el hongo produce una pudrición blanda de los
frutos que descompone la corteza y la pulpa
(Tamayo, 2001; Tamayo et al. 2001b, 2001c).
Figura 8. Síntomas de hoja bandera en
plantas afectadas por Phytophthora infestans

En la superficie de los tallos se observa un

crecimiento superficial blanquecino a manera
de rocío que corresponde a las estructuras
reproductivas del patógeno causante de la
enfermedad (Tamayo, 2001; Tamayo et al.
2001b, 2001c) (Figura 9).
Fotos: Tamayo, P.J.

Fotos: Tamayo, P.J.

Figura 7. Síntomas de Phytophthora infestans

en frutos de lulo.
En condiciones de campo, los primeros
síntomas se observan en los cogollos de las
plantas, los cuales se doblan o marchitan sin
desprenderse (hoja bandera) y en su parte
superior se presenta un adelgazamiento del
tallo que toma una coloración café claro o
parda (Figura 8).
Figura 9. Crecimiento blanquecino causado
por Phytophthora infestans.
Los cojines florales, también pueden ser ata-
cados por la enfermedad (Figura 10) los cuales
toman una coloración parda, se secan y se
desprenden fácilmente. Al raspar las lesiones
presentes en el tallo se observa una herida

69
El Cultivo del Lulo bajo la implementación de las Buenas Prácticas Agrícolas
de coloración negruzca de borde irregular
(Figura 11) que compromete la epidermis y
en algunos casos los tejidos conductores del
tallo, provocando la marchitez y muerte de toda
la planta (Figura 12).
Figura 10. Cojines florales afectados por
Phytophthora infestans.
Figura 11. Tallo de lulo afectado por
Phytophthora infestans, después de deteriorar
los cojines florales.
En estados avanzados de la enfermedad, la
corteza de los tallos afectados presenta sínto-
mas de pudrición húmeda o blanda que llega
a avanzar hasta el tejido leñoso de la planta.
Cuando la infección se localiza en la base del
70
tallo principal la planta se marchita totalmente
(Tamayo, 2001; Tamayo et al. 2001b; 2001c)
(Figura 12).
Fotos: Tamayo, P.J.
Figura 12. Base de tallo de lulo afectado por
Phytophthora infestans y muerte de la planta.
Manejo de la enfermedad
Como práctica de control preventivo del tizón
del lulo se recomienda mantener el cultivo ai-
reado mediante la poda moderada de hojas. Se
deben eliminar y retirar las arvenses (malezas)
cercanas a la base de la planta y mantener
limpia y aireada la zona de plateo. Se deben
eliminar y retirar del cultivo cogollos, hojas y
frutos afectados. Cuando se presenten las
primeras lesiones en los tallos, estas se deben
raspar con un cuchillo (cirugía), limpiando la
 El Cultivo del Lulo bajo la implementación de las Buenas Prácticas Agrícolas
epidermis o corteza del tejido afectado hasta
encontrar tejido sano. En la región donde se
realizó la cirugía o limpieza del tejido afectado
se debe aplicar una pasta de un producto a
base de Oxicloruro de Cobre (Oxicob®, WP,
Oxicloruro de Cobre 35 %) o de Mancozeb
(Dithane M-45®, Manzate 200®) (Tamayo,
1994; Huertas et al. 1999a, 1999b; Zapata et
al. 2000; Tamayo, 2001; Tamayo et al. 2001b;
2001c) (Figura 13).
Fotos: Tamayo, P.J.
Figura 13. Proceso de cirugía para el
tratamiento de tallos afectados por
Phytophthora infestans.
Adicionalmente, se deben realizar aspersiones
dirigidas a hojas, botones florales, tallos y
frutos con un producto a base de Cymoxa-
nil+Propineb (Fitoraz WP 76®) en dosis de
3 g/l y de Clorotalonil (Control 500®) en
dosis de 2,5 cc/l. También se pueden realizar
aspersiones alternadas de un producto a
base de Hidróxido Cúprico (Kocide 101®)
en dosis de 3 g/l o de Cymoxanil+Mancozeb
(Curzate M-8®, Curathane®) (3 g/l) o de
Metalaxyl+Mancozeb (Ridomil Gold MZ 68®)
(3,75 g/l) y de Clorotalonil (Control 500®)
(2,5 cc/l). En caso de infecciones severas,
la aspersión de productos a base de Fosetyl
Aluminio (Aliette 80 WP®) (3 g/l) o de Fosetyl
Aluminio+Mancozeb (Rhodax 70 WP®) (2,5
g/l) o de Dimetomorf+Mancozeb (Acrobat MZ
69®) (3,75 g/l), han detenido el avance de la
enfermedad. Las aspersiones se deben realizar
con la adición de productos surfactantes para
facilitar la penetración y adecuada distribución
de la solución sobre los tejidos de la planta
(Tamayo, 1994; Zapata et al. 2000; Tamayo,
2001; Tamayo et al. 2001b; 2001c).
Moho blanco, lama blanca o
pudrición algodonosa
Agente causal: Sclerotinia sclerotiorum (Lib.)
de Bary
Importancia
El hongo que causa el moho blanco se presenta
en las zonas productoras de lulo de los depar-
tamentos de Norte de Santander, Santander,
Cundinamarca, Boyacá, Antioquia, Huila, Toli-
ma y Valle del Cauca (Castaño, 1978; Navarro,
1988; Pardo-Cardona, 1995; Gómez, 1997;
Buriticá, 1999; Huertas et al., 1999a; Tamayo,
2001). Es una enfermedad de considerable
importancia económica ya que puede causar
pérdidas totales del cultivo, si no se toman
medidas oportunas de control. S. sclerotiorum
es un hongo que afecta una gran variedad de
plantas cultivadas y su ataque se ve favorecido
por condiciones de lluvias continuas (Tamayo
71
El Cultivo del Lulo bajo la implementación de las Buenas Prácticas Agrícolas

et al. 2001b). Este patógeno tiene un amplio
rango de hospederos; según Cundom et al.
(1998), puede afectar unas 383 especies, en
225 géneros de 64 familias de plantas, por
lo cual las rotaciones de cultivos son poco
efectivas para el control de la enfermedad.
De acuerdo con Berlín (1998), citado por Arias
et al. (2007), la enfermedad se inicia desde el
suelo cuando las estructuras de reposo, deno-
minadas ‘esclerocios’, comienzan el proceso
de germinación, la cual se puede presentar en
dos modalidades: a) carpogénica, que produce
apotecios los cuales forman ascosporas que
se trasportan a través del viento hacia plantas
susceptibles y b) miceliogénica, la de mayor
frecuencia en el trópico, en la cual el esclerocio
produce un micelio que ataca las partes de la
planta que están en contacto con la superficie
del suelo. Abawi y Grogan (1979) y Ferreira y
Boyle (1992), citados también por Arias et al.
(2007) afirman que la dispersión del inóculo
de la enfermedad, se da a través del viento
en el caso de las ascosporas, mientras los
esclerocios y el micelio se diseminan por el
movimiento de suelo contaminado de un lugar
a otro; también mediante las herramientas de
la finca, el calzado, plántulas infectadas, la
fertilización con estiércol de animales alimen-
tados con residuos de cosechas infectados.
14). Los ataques por S. sclerotiorum se dife-
rencian de los que causan otras enfermedades
que también provocan marchitez, porque al
cortar en forma longitudinal el tallo afectado
se observan unos cuerpos de color negro (2,0
a 5,0 mm de largo) al interior del mismo en la
parte central (médula), llamados esclerocios
(Figura 14). Las ramas y tallos afectados se
descomponen en el interior, presentando lo
que el agricultor llama “huequera”, las hojas
se marchitan y cuando la invasión del hongo
se presenta en la base del tallo principal, la
planta se marchita totalmente y muere (Gómez,
1997; Tamayo, 2001; Tamayo et al. 2001b)
(Figuras 14 y 15). De acuerdo con Tamayo
et al. (2001b), los frutos también pueden ser
afectados por la enfermedad (Figura 15), en
los cuales también se observan esclerocios.

Síntomas

El moho blanco afecta todas las partes de la

planta, especialmente tallos y ramas; cuando
el hongo ataca los tejidos jóvenes del tallo o
las ramas se observan manchas alargadas de
color café claro de apariencia húmeda y cuan-
Fotos: Tamayo, P.J.

do ataca tejidos lignificados la pudrición tiene

una apariencia seca. En condiciones de alta
humedad relativa, el hongo forma sobre las
ramas o tallos un crecimiento afelpado de color Figura 14. Síntomas de plantas de lulo
blanquecino y consistencia algodonosa, que afectadas por Sclerotinia sclerotiorum.
avanza hasta colonizarlos totalmente (Figura

72
 El Cultivo del Lulo bajo la implementación de las Buenas Prácticas Agrícolas
Fotos: Tamayo, P.J.
Figura 15. Huequera en tallo y frutos
afectados por Sclerotinia sclerotiorum.
Manejo de la enfermedad
Si la enfermedad se detecta en estados
tempranos de infección, se recomienda cortar
los tallos y ramas afectadas e introducirlos en
una bolsa plástica para evitar la caída al suelo
de los esclerocios del hongo. La bolsa plástica
cerrada se puede retirar del huerto o dejar
en el campo en un lugar donde se garantice
exposición directa a los rayos del sol durante
30 días (solarización), tiempo después de la
cual, se recogen las bolsas con los residuos,
se retiran y se queman en un lugar alejado del
huerto o cultivo. Se debe preparar una pasta
a base de Mancozeb (Dithane M-45®) para
aplicar en los cortes de las ramas podadas.
Posteriormente, se deben realizar aspersiones
foliares alternadas con productos a base de
Benomil (Benlate WP®) (0,5 g/l), Iprodione
(Rovral FLO®) (0,5 a 1,5 cc/l) o de Clorotalonil
(Control 500®) (2,5 cc/l), durante un período
de un mes hasta detener el avance de la
enfermedad (Tamayo, 1994; Gómez, 1997;
Tamayo, 2001; Tamayo et al. 2001b).
Antracnosis del fruto
Agente causal: Glomerella cingulata (Sto-
nem.) Spuald y Schrenk (1903) [Teleomorfo]
(=Colletoctrichum gloesosporioides (Penz.)
Penz y Sacc.) [Anamorfo].
Importancia
La antracnosis es una enfermedad endémica
al cultivo del lulo en las zonas productoras de
los departamentos de Caldas, Cauca, Antio-
quia, Boyacá, Cundinamarca, Huila, Tolima
y Valle del Cauca (Castaño, 1978; Navarro,
1986; 1988; Pardo-Cardona, 1995; Gómez,
1990, 1997; Buriticá, 1999; Huertas et al.
1999a; Tamayo, 2001; Tamayo et al. 2001b).
La enfermedad es más común cuando se
presentan periodos de alta humedad en el
campo, acompañados de temperaturas entre
15 y 20 °C. Según Contreras (2006), los
productores podrían tener problemas porque
existe la posibilidad de infección cruzada
de la antracnosis procedente de cultivos de
tomate de árbol, lulo, granadilla y mora, lo
cual aumentaría la dificultad para generar una
estrategia para el control de la enfermedad
en el campo.
73
 El Cultivo del Lulo bajo la implementación de las Buenas Prácticas Agrícolas
Síntomas
Los daños por antracnosis se presentan en los
frutos, como lesiones redondas de apariencia
café (Figura 16) que luego se tornan negruzcas
en condiciones de alta humedad relativa.
La lesión es hendida en su centro y crece
rápidamente cubriendo todo el fruto hasta
deformarlo y producir la momificación (Figura
17) y caída del mismo (Tamayo, 2001; Tamayo
et al. 2001b; García, et al. 2007).
Foto: Tamayo, P.J.
Figura 16. Frutos de lulo afectados por
Colletoctrichum gloesosporioides.
Foto: Tamayo, P.J.
Figura 17. Frutos de lulo momificados a causa
del Colletoctrichum gloesosporioides.
Cuando el hongo ataca frutos verdes, en el
centro de las lesiones viejas se observa una
coloración naranja o salmón que corresponde
a la esporulación abundante del hongo que
causa la enfermedad (Figura 18), mientras que
cuando el ataque se presenta en frutos madu-
ros, la esporulación es menor y se presenta
74
una mancha de color café claro que rodea la
zona de esporulación (Figura 18). El hongo
también produce lesiones de crecimiento lento
y tamaño pequeño que se observan alrededor
del sitio de inserción del pedúnculo con el fruto
(Figura 18), provocando la caída prematura del
mismo (Tamayo, 2001; Tamayo et al. 2001b).
Fotos: Tamayo, P.J.
Figura 18. Lesiones en frutos de lulo
afectados por Colletoctrichum gloesosporioides
Manejo de la enfermedad
Se recomienda una distancia de siembra
amplia (3 x 3 m) y la realización de deshojes
periódicos para facilitar la aireación y aumentar
la luminosidad dentro del cultivo. Semanalmen-
te se debe realizar la recolección de los frutos
afectados por antracnosis, los cuales se deben
retirar del cultivo y enterrar en huecos destina-
dos para ese fin. La aspersión de fungicidas a
base de Mancozeb (Dithane M-45®, Manzate
200®) (3 g/l), de Carbendazim (Derosal 500
SC®) (1 cc/l), Difenoconazole (Score 25 EC®)
(0,5 cc/l), Azoxystrobin (Amistar 40 WG®) 0,2
g/l) o de Clorotalonil (Control 500®) (2,5 cc/l)
 El Cultivo del Lulo bajo la implementación de las Buenas Prácticas Agrícolas

dirigida a los frutos, son eficaces en el control
de la enfermedad, siempre y cuando se realice
la recolección de frutos enfermos (Tamayo,
2001; Tamayo et al. 2001b).
Amarillamiento por fusarium,
marchitez, fusariosis
Agente causal: Fusarium oxysporum
Schlecht.
Muñoz, 1987; Navarro 1988; Tamayo, 1994a,
1994b; Pardo-Cardona, 1995; Gómez, 1997;
Buriticá, 1999; Huertas et al. 1999a; Tamayo
et al, 2001b; Tamayo et al. 2002, Burbano
y Gaviria, 2004). Debido al desconocimiento
de las prácticas de manejo la enfermedad,
se puede considerar como la más importante
del cultivo.
Síntomas

Importancia El patógeno parece afectar las plantas más

La marchitez o amarillamiento por Fusarium
oxysporum se ha observado en cultivos de
lulo en los departamentos de Antioquia,
Santander, Norte de Santander, Huila,
Nariño, Cundinamarca, Valle del Cauca y
Boyacá (Castaño, 1978; Forero de la Rotta y
débiles, las cuales, cuando están afectadas
presentan amarillamiento y/o marchitez en las
hojas (Figura 19). Los ataques pueden afectar
algunas ramas (no todas), causando la muerte
de las mismas (Gómez, 1997; Grajales et al.
2000; Tamayo, 2001; Tamayo et al, 2001b;
Tamayo et al. 2002) (Figura 19).

Fotos: Tamayo, P.J.

Figura 19. Síntomas en plantas de lulo afectadas por Fusarium oxysporum.

Fotos: Tamayo, P.J.

Figura 20. Sistema vascular de plantas de lulo afectadas por Fusarium oxysporum

75
El Cultivo del Lulo bajo la implementación de las Buenas Prácticas Agrícolas
Figura 21. Marchitez en plantas de lulo afectadas por Fusarium oxysporum.
Al interior de los tallos se presentan inicialmen-
te áreas de color café y cuando éste se corta
transversalmente se observa una coloración
rojiza oscura a negra en el sistema vascular
en forma de anillo, situación que también se
aprecia en los pecíolos (Figura 20). Cuando el
patógeno invade totalmente los vasos conduc-
tores o sistema vascular de la planta, causa
marchitez generalizada y posteriormente su
muerte (Gómez, 1997; Huertas et al. 1999a;
Tamayo, 2001; Tamayo et al. 2002) (Figura
21).
Manejo de la enfermedad
Para prevenir la introducción del patógeno
a los campos cultivados, se debe realizar
la desinfección del suelo desde la etapa del
semillero y en el almácigo. El suelo a ser usado
en los semilleros y almácigos de lulo, se debe
solarizar o tratar con productos a base de
Dazomet (Basamid G®) (40 a 50 g/m2) du-
rante 15 días, dejando airear el suelo por igual
período de tiempo para proceder a sembrar.
No se conocen métodos de control efectivo
para las plantas afectadas en el campo por
F. oxysporum, por lo cual se deben eliminar y
retirar fuera del cultivo aquellas que muestren
síntomas iniciales de la enfermedad. No se
debe resembrar en el sitio donde se erradicó la
76
Fotos: Tamayo, P.J.
planta afectada ni se deben establecer cultivos
de lulo en lotes donde la fusariosis se haya
presentado de forma agresiva (Tamayo, 2001;
Tamayo et al. 2001b, Tamayo et al. 2002).
Se recomienda desinfestar las herramientas
empleadas para la poda, con productos como
el yodo agrícola al 5 %, o hipoclorito de sodio
al 2 %, sumergiendo la herramienta antes de
pasar de una planta a otra. El plateo para el
mantenimiento del cultivo, se debe hacer con
guadaña, machete o manualmente, nunca con
azadón con el fin de no ocasionar heridas en
las raíces, ya que se sospecha que por ellas
penetra el patógeno (Zapata et al. 2010). La
aplicación en la zona de plateo de cal hidratada
(CaOH) en solución (2 a 3 g/l), disminuye el
avance de la enfermedad cuando esta se
detecta en las primeras plantas, pero no es
efectiva cuando gran número de ellas ya están
afectadas. Estudios realizados por Tamayo et
al. (2002) indican que el Lulo La Selva, un
hibrido entre S. quitoense y S. hirtum se
comportó como resistente a la enfermedad.
Las investigaciones realizadas por Arizala et
al. (2011) en Nariño, confirman los estudios de
Tamayo et al. (2002), al señalar que S. hirtum
usado como patrón del lulo común es el que
presenta menor incidencia de F. oxysporum
en condiciones de campo en el departamento
de Nariño.
 El Cultivo del Lulo bajo la implementación de las Buenas Prácticas Agrícolas

Amarillamiento por Verticillium dinamarca (Castaño, 1978; Pardo-Cardona,

Agente causal: Verticillium albo-atrum
Reinke y Berth.
Importancia
El hongo Verticillium albo-atrum causa atrofia,
amarillamiento y muerte de plantas en cultivos
de lulo en los departamentos de Tolima,
Huila, Cundinamarca y Boyacá (Castaño,
1978; Pardo-Cardona, 1995; Gómez, 1997;
Buriticá, 1999; Huertas et al. 1999a; Tamayo
et al. 2001b).
Síntomas
1995; Gómez, 1997; Buriticá, 1999; Tamayo
et al. 2001b).
Síntomas
El hongo causa estrangulamiento en la base
del tallo y descomposición de la corteza
ubicada sobre el nivel del suelo, acompañado
de una mancha de color castaño (Figura 22),
ocasionando en algunos casos la muerte de
las plantas (Tamayo et al. 2001b). Cuando
se presenta alta humedad, se observan los
esclerocios del patógeno (Zapata et al. 2010).

Los síntomas son similares a los producidos

por F. oxysporum, con la diferencia que los
daños por Verticillium sp. se pueden presentar
en la corteza de las plantas severamente
afectadas (Tamayo et al. 2001b).

Manejo de la enfermedad

Las prácticas de manejo de esta enfermedad,

son similares a las empleadas para el manejo
de la marchitez ocasionada por F. oxysporum.
No se conocen métodos específicos de control,
por lo cual se deben eliminar las plantas que
muestren síntomas iniciales de la enfermedad.
No se deben resembrar plantas de lulo en el
sitio donde se erradicó la planta afectada, ni
se deben establecer cultivos de lulo en lotes
donde el amarillamiento por Verticillium sp. se
haya presentado (Tamayo et al. 2001b).
Pudrición del tallo por Sclerotium
Agente causal: Sclerotium rolfsii Sacc
Importancia
La pudrición del tallo por Sclerotium rolfsii
se ha observado esporádicamente en los
departamentos de Antioquia, Boyacá y Cun-
Figura 22. Estrangulamiento de la base
del tallo en plantas de lulo afectadas por
Sclerotium rolfsii.
Manejo de la enfermedad
Para prevenir la introducción del patógeno
a los campos cultivados, se debe realizar
la desinfección del suelo desde la etapa del
semillero y en el almácigo, para lo cual éste,
se debe solarizar o tratar con productos a
base de Dazomet (Basamid G®) (40 a 50 g/
m2) durante 15 días, dejando airear el suelo
por igual período de tiempo para proceder

77
El Cultivo del Lulo bajo la implementación de las Buenas Prácticas Agrícolas
a sembrar. El control de esta enfermedad
en el campo es difícil, sin embargo, se ha
observado que la planta puede recuperarse
del ataque mediante la eliminación de las
partes afectadas (podas por debajo de los
tejidos necrosados), lo que genera la emisión
de nuevos brotes. El material afectado, así
como las plantas enfermas deben retirarse
del campo y eliminarse. No se recomienda
resembrar en el sitio donde se eliminó la planta
afectada, ni se deben establecer cultivos de
lulo en lotes donde la pudrición por S. rolfsii
se haya presentado (Tamayo et al. 2001b).
Las distancias de siembra amplias (4 m x 4
m) y el mantenimiento de la base de la planta
libre de malezas que incrementan la humedad
del suelo, contribuyen con el manejo de la
enfermedad (Zapata et al. 2010).
Chancro del tallo, Pythium
Agente causal: Pythium Pringsh.
Importancia
El chancro del tallo del lulo es una enfermedad
de rara ocurrencia que se ha observado en los
departamentos de Boyacá, Cundinamarca y
Valle del Cauca (Tamayo et al. 2001b).
Síntomas
El hongo causa necrosis severa del cuello de
la raíz y chancros en el tallo (Tamayo et al.
2001b).
Manejo de la enfermedad
Para prevenir la introducción del patógeno
a los campos cultivados, se debe realizar
la desinfección del suelo desde la etapa del
semillero y en el almácigo, para lo cual éste,
se debe solarizar o tratar con productos a
base de Dazomet (Basamid G®) (40 a 50 g/m2)
78
durante 15 días, dejando airear el suelo por
igual período de tiempo para proceder a
sembrar. Para prevenir los ataques del hongo
que causa el chancro del tallo, los cultivos
de lulo se deben establecer en suelos bien
drenados. Si la enfermedad es detectada
en sus primeros estados de desarrollo, se
recomienda un aporque alto de las plantas
para favorecer la emisión de nuevas raíces en
la parte superior del tallo. Posteriormente, se
debe realizar una aplicación de un fungicida
a base Propamocarb (Previcur N SL®) (1,5
a 2,5 cc/l), Metalaxil (Ridomil Gold MZ 68
WP®) (2,5 a 3,5 cm3/l), Agroguard® (0,2 a
0,5 ml/m2), en solución, en forma de “drench”
o riego, dirigido a la base de la planta. Cuando
el ataque es severo y se produce la muerte de
la planta, estás se deben eliminar y retirar del
cultivo. No se recomienda resembrar plantas
de lulo en el sitio donde se erradicó la planta
afectada (Tamayo et al. 2001b).
Clorosis por Armillaria
Agente causal: Armillaria (Fr.) Staude
Importancia
La clorosis por el hongo del género Armillaria
se ha observado esporádicamente en el de-
partamento del Cauca en cultivos de lulo que
se establecen intercalados con café (Gómez,
1997; Tamayo et al. 2001b).
Síntomas
Los síntomas en la parte aérea de la planta se
inician con amarillamiento de las hojas y un
debilitamiento generalizado y progresivo de la
planta caracterizado por un escaso follaje. En
la parte superficial de las raíces se observa
una pudrición seca con crecimiento radial del
hongo causante de la enfermedad (Tamayo
et al. 2001b).
 El Cultivo del Lulo bajo la implementación de las Buenas Prácticas Agrícolas
Manejo de la enfermedad
Cuando la infección por Armillaria sp. se
detecta en los estados iniciales, las prácticas
de drenaje y exposición de las raíces afectadas
a la acción de la luz del sol, pueden retardar la
muerte de las plantas. Cuando la planta está
severamente afectada, se recomienda su eli-
minación en el campo y posterior destrucción
fuera del huerto (Tamayo et al. 2001b).
Mancha negra de los tallos, Phoma
Agente causal: Phoma sp. Sacc. y Colleto-
trichum sp. Corda.
Importancia
La mancha negra de los tallos es una enfer-
medad de poca importancia económica en
Colombia y sólo se ha observado con baja
severidad en cultivos de lulo en el departa-
mento de Antioquia (Tamayo et al. 2001b).
Síntomas
Ambos hongos producen lesiones ovaladas
de color negro y bordes definidos en los tallos
(Figura 23). En ocasiones estas lesiones se
unen hasta cubrir totalmente la rama (Tamayo
et al. 2001b).
Figura 23. Lesiones en tallos de lulo
afectados por Phoma sp. y Colletotrichum sp.
Manejo de la enfermedad
Se recomienda la eliminación de las ramas
afectadas y su retiro y destrucción fuera del
cultivo. Después de la poda de las ramas
enfermas se recomienda la aspersión de fun-
gicidas a base de Clorotalonil (Control 500®)
(2,5 cc/l) (Tamayo et al. 2001b). También se
sugiere el uso del fungicida biológico a base
de Trichoderma harzianum (Cepa DSM 14944)
Agroguard® (0,2 a 0,5 ml/m2), aplicado en
“drench” en la base de la planta (Zapata et
al. 2010).
Mancha clorótica de la hoja,
Cladosporium
Agente causal: Cladosporium Link
Importancia
La mancha clorótica de la hoja causada por
Cladosporium sp. es frecuente en todas las
zonas productoras de lulo de los departa-
mentos de Antioquia, Tolima, Huila, Boyacá,
Cundinamarca y Cauca (Tamayo et al. 1986;
Tamayo et al. 2001b). La enfermedad es
más severa en las hojas bajeras de la planta
(Tamayo et al. 2001b).
Síntomas
Es una enfermedad que se caracteriza por la
presencia de manchas cloróticas por el haz
de la hoja. Las lesiones van progresando y
adquieren gran tamaño produciendo quema-
zón de la misma (Figura 24). Por el envés de
la hoja se observa una mancha de color café
aterciopelado, que corresponde a la masa de
esporas del hongo que causa la enfermedad
(Figura 25) (Tamayo et al. 2001b).
79
El Cultivo del Lulo bajo la implementación de las Buenas Prácticas Agrícolas
Figura 24. Has de hoja de lulo
afectada por Cladosporium sp.
Fotos: Tamayo, P.J.
Figura 25. Envés de hoja de lulo
afectada por Cladosporium sp.
Manejo de la enfermedad
Debido a su baja severidad, las prácticas
de poda y el retiro del huerto de las hojas
afectadas son suficientes para reducir los ata-
ques por este patógeno. En caso de ataques
severos, es decir cuando se produce clorosis
generalizada de las hojas intermedias y supe-
riores de la planta, se recomienda la aspersión
de fungicidas a base de Carbendazim (Derosal
500 SC®) (1 cc/l) o Difenoconazole (Score 25
EC®) (0,5 cc/l) en rotación con un fungicida a
base de Clorotalonil (Control 500®) (2,5 cc/l)
(Tamayo et al. 2001b).
80
Mancha de Alternaria
Agente causal: Alternaria sp. Nees
Importancia
La mancha por Alternaria sp. es una enferme-
dad de poca importancia económica y sólo se
ha observado esporádicamente en cultivos de
lulo en los departamentos de Antioquia, Caldas
y Huila (Tamayo et al. 2001b).
Síntomas
La enfermedad se presenta en las hojas más
viejas y causa lesiones redondas de bordes
irregulares de color café oscuro o castaño,
de diferentes tamaños rodeadas de un halo
clorótico (Figura 26) (Tamayo et al. 2001b).
Fotos: Tamayo, P.J.
Figura 26. Hojas de lulo afectadas por
Alternaria sp.
Manejo de la enfermedad
Debido a su baja incidencia y severidad se
considera que las labores de poda y retiro del
huerto de las hojas afectadas son suficientes
para el control de esta enfermedad (Tamayo
et al. 2001b).
 El Cultivo del Lulo bajo la implementación de las Buenas Prácticas Agrícolas

ENFERMEDADES OCASIONADAS POR Síntomas

BACTERIAS
Las bacterias son patógenos microscópicos
más pequeños que los hongos, que pueden
ocasionar enfermedades en casi todos los
cultivos. Sus síntomas son muy variados
y dependen de la raza de la bacteria, del
hospedero y del medio ambiente. Por lo ge-
neral no tienen control químico y si lo tienen,
puede ser antieconómico, por lo cual no se
recomienda. Son pocas las bacterias que se
han encontrado afectando al cultivo del lulo;
sin embargo, pueden ocasionar niveles altos de
daño económico, a continuación se mencionan
algunas de las más limitantes.
Marchitez bacterial o dormidera
Las plantas afectadas por marchitez bacterial
muestran flacidez en las hojas (Figura 27),
principalmente en días muy soleados; dos
o tres días después, las hojas cuelgan y la
planta muere, por lo regular sin pasar por
clorosis. Toda la planta es afectada y muere,
permaneciendo los frutos adheridos a los
tallos. Los frutos en su interior presentan
una coloración café o pardo negruzca que
compromete los tejidos conductores del
mismo (Figura 27) (Tamayo et al. 2001b).
La enfermedad se transmite fácilmente por
la herramienta empleada para los diferentes
tipos de poda; además, los nematodos del
género Meloidogyne sp. pueden incrementar
la incidencia y severidad de la enfermedad
bacteriana (Zapata et al. 2010).

Agente causal: Ralstonia solanacearum

(Smith, 1896) Yabuuchi et al. (1996).

Importancia

La marchitez bacterial es ocasionada por

la bacteria Ralstonia solanacearum, que
anteriormente era conocida con el nombre
de Pseudomonas solanacearum, es una
enfermedad muy común en zonas produc-
toras de lulo, donde también predominan
cultivos de papa que se usan en rotación
(Tamayo et al. 2001b). Además de la papa,
la enfermedad afecta otras Solanáceas como
la uchuva (Physalis peruviana), el tomate de
árbol (Solanum betaceum) y el tomate de mesa
(Lycopersicum esculentum), por lo cual se debe
evitar sembrar estos cultivos, intercalados o en
Fotos: Tamayo, P.J.

forma secuencial (Navarro y Granada, 1978;

Lombana, 1991). La marchitez bacterial se ha
observado con incidencia moderada en cultivos
de lulo en los departamentos de Antioquia,
Cundinamarca, Boyacá y Valle del Cauca
(Tamayo et al. 2001b).
Figura 27. Síntomas de marchitez en
plantas de lulo y frutos afectados por
Ralstonia solanacearum.

81
El Cultivo del Lulo bajo la implementación de las Buenas Prácticas Agrícolas

Para identificar la marchitez bacterial y dife-

renciarla de otras enfermedades que causan
marchitez, se observa que la región leñosa de
los tallos afectados presenta una coloración
parda (Figura 28). Al colocar parte del tejido
afectado en un vaso o un tubo de cristal con
agua limpia se apreciará, al cabo de unos
minutos, que del tejido emanan exudaciones
blanquecinas que en poco tiempo enturbian el
agua (Figura 29) (Tamayo et al. 2001b).

Figura 28. Coloración parda en tallos de

lulo afectados por Ralstonia solanacearum.

Fotos: Tamayo, P.J.

Figura 29. Exudación blanquecina de tejido vegetal por la presencia Ralstonia solanacearum.

Manejo de la enfermedad sea en cultivos de lulo, papa, tomate, uchuva,

Una vez que el patógeno ingresa al tejido, la
planta no tiene capacidad de recuperación y
no existe control para combatir esta enfer-
medad; por lo tanto, la recomendación está
referida a la aplicación de algunas prácticas de
manejo que disminuyan el riesgo de infección
(Zapata et al. 2010). Como medida de control
preventivo, se debe evitar sembrar lulo en lotes
donde la enfermedad se ha presentado, ya
pimentón o tomate de árbol. No se deben
intercalar con lulo cultivos susceptibles a la
enfermedad como otras Solanáceas (tomate,
papa, pimentón, uchuva). Los lotes afectados
se deben rotar con cultivos como maíz y
hortalizas, para disminuir la sobrevivencia de
la bacteria en el suelo. Donde la enfermedad
es endémica se deben eliminar y retirar del
cultivo las plantas enfermas. Como tratamiento
preventivo se propone que al iniciar las labores

82
 El Cultivo del Lulo bajo la implementación de las Buenas Prácticas Agrícolas
del día las herramientas de trabajo se traten
con Formaldehído (Formol) al 5 % (Tamayo et
al. 2001b). Además, es recomendable instalar
un recipiente de desinfestación a la entrada del
lote, con una solución de agua y yodo agrícola,
para sumergir el calzado y las herramientas
antes de ingresar a éste. Cuando se presenten
plantas con síntomas iniciales de marchitez, se
deben retirar cuidadosamente, sin disturbar el
suelo, cercar al sitio infestado y aislarlo por al
menos seis meses, para evitar el pisoteo por
parte de operarios o animales, que puedan
diseminar la enfermedad (Zapata et al. 2010).
No se recomienda emplear semilla sexual
o asexual (estacas o esquejes) proveniente
de plantas sospechosas de estar enfermas.
Los injertos sobre lulo frutillo o friegaplatos
(Solanum torvum) permiten la siembra de
cultivos de lulo en campos infestados por la
bacteria, ya que este patrón posee resistencia
a R. solanacearum y a diferentes especies del
nemátodo Meloidogyne sp. (Navarro, 1970;
Lombana, 1991).
Cáncer Bacteriano, Chancro
Agente causal: Clavibacter michiganensis
subsp. michiganensis (Smith, 1910) Davis
et al. (1984). Sinónimo: Corynebacterium
michiganense pv. michiganense Dye y Kemp.
Importancia
El cáncer bacterial es ocasionado por la
bacteria Clavibacter michiganensis subsp.
michiganensis que anteriormente era conocida
con el nombre de Corynebacterium michiga-
nense pv. michiganense. La bacteria se puede
transmitir en la semilla. Esta enfermedad no
es muy común en cultivos de lulo y solo se ha
observado en Antioquia, Boyacá y Cundina-
marca (Tamayo et al. 2001b).
Síntomas
Los síntomas se inician con una ligera
marchitez de las hojas más viejas, las cuales
presentan quemazón del limbo. Al cortar los
tallos se observa un anillo de color negro
que rodea los haces vasculares. En los tallos
enfermos se desprende fácilmente la parte
medular. Los tallos y pecíolos jóvenes pueden
presentar agrietamiento (Figura 30). El cáncer
bacterial se diferencia de la marchitez bacte-
rial, porque en el primer caso hay necrosis
del floema y descomposición de la médula en
forma de parches de apariencia húmeda, hasta
la parte más joven incluyendo los pedúnculos,
mientras que la marchitez bacterial no causa
descomposición del floema (Tamayo et al.
2001b).
Foto: Tamayo, P.J.
Figura 30. Agrietamiento de tallos de lulo
por la presencia de la bacteria Clavibacter
michiganensis subsp. michiganensis
Manejo de la enfermedad
Para prevenir la introducción y diseminación
de esta enfermedad, la semilla se debe tratar
por inmersión durante 30 minutos en sulfato
de estreptomicina (0,5 cc/l) y realizar asper-
siones posteriores del mismo producto en el
semillero cada 8 días. Cuando la enfermedad
se ha presentado en el cultivo, no se deben
emplear semillas ni esquejes para siembras
futuras. Para las labores de poda o corte
de frutos se deben tratar las herramientas
83
 El Cultivo del Lulo bajo la implementación de las Buenas Prácticas Agrícolas
con Formaldehído (Formol) al 5 % al pasar
de una planta a otra. Se recomienda la as-
persión quincenal de un producto a base de
Kasugamicina (Kasumin 2 %®) (1,5 cc/l), una
vez se observen los primeros síntomas de la
enfermedad. En lotes donde se ha presentado
el cáncer bacterial no se debe sembrar lulo
(Tamayo et al. 2001b).
Pudrición de frutos por
Dickeya (=Erwinia)
Agente causal: Dickeya sp. Samson et al.
(=Erwinia sp. Winslow et al. 1920)
Importancia
En Antioquia es frecuente encontrar plantas
de lulo con síntomas de pudrición de frutos
por bacterias del género Dickeya sp. aunque
se desconoce la magnitud de las pérdidas de
cultivo por éste patógeno. En el departamento
de Caldas esta bacteria presenta mayor
importancia en las etapas de poscosecha
ocasionando pérdidas cercanas al 40 %
(Botero et al. 1999; Tamayo et al. 2001b).
Síntomas
Los frutos afectados por Dickeya sp. son de
apariencia blanda y presentan una pudrición
acuosa de color café oscura (Figura 31)
acompañada de un mal olor de los mismos
(Botero et al. 1999; Tamayo et al. 2001b).
Foto: Tamayo, P.J.
Figura 31. Síntomas de la infección causada
por la bacteria Dickeya sp. en frutos de lulo.
84
Manejo de la enfermedad
Para disminuir la incidencia de la pudrición
de frutos por Dickeya sp. se recomienda la
recolección periódica y retiro de los mismos
(Tamayo et al. 2001b).
Pudrición medular o huequera,
marchitez por bacteria
Agente causal: Dickeya sp. Samson et al.
(=Erwinia crysanthemi Burkholder et al. 1953)
Importancia
La marchitez por Dickeya sp. (=E. chrysanthe-
mi) es una enfermedad de reciente ocurrencia
en cultivos de lulo en el departamento del
Valle del Cauca, donde se ha registrado una
incidencia cercana al 2 % de las plantas
cultivadas (Huertas et al. 1999a; Tamayo et
al. 2001c). No se conoce su distribución actual
e importancia en las otras zonas productoras
de lulo en Colombia (Tamayo et al. 2001b).
Síntomas
Las plantas afectadas exhiben marchitamiento
foliar con pudrición vascular en la médula y
necrosis en forma anillada, desde el cambium
hacia la médula destruyéndola totalmente (Fi-
gura 32). La región afectada del tallo adquiere
una consistencia blanda y se desprende un
olor fétido característico. La planta muere por
la invasión de la bacteria y el interior del tallo
se descompone y queda hueco y necrosado,
por lo cual esta enfermedad se conoce con el
nombre de huequera (Huertas et al. 1999a;
Tamayo et al. 2001b).
Manejo de la enfermedad
No se han realizado estudios dirigidos al control
de la enfermedad. Para disminuir los daños por
Dickeya sp. (=E. chrysanthemi) se recomienda
 El Cultivo del Lulo bajo la implementación de las Buenas Prácticas Agrícolas
la eliminación, retiro y destrucción inmediata
de las plantas afectadas en lugares alejados
del huerto (Huertas et al. 1999a; Tamayo et
al. 2001b).
Foto: Tamayo, P.J.
Figura 32. Pudrición de la médula del
tallo causada por la bacteria Dickeya sp.
ENFERMEDADES OCASIONADAS POR
VIRUS
Las enfermedades de las plantas ocasionadas
por virus, generalmente reducen su vigor y la
capacidad de rendimiento; como éstos son pa-
rásitos obligados lo habitual es que no matan
la planta, pero si pueden disminuir el tamaño
y calidad de los frutos. La identificación de
los virus fitopatógenos, es compleja debido
a la diversidad de síntomas que provocan,
lo cual puede deberse a diferentes factores
como la presencia de variantes o razas, la
respuesta de la planta de acuerdo al momento
de infección, la variedad de lulo y la influencia
del medio ambiente. Actualmente, el uso de
la serología es la mejor técnica para detectar
la presencia de los virus que afectan al
cultivo, por ser relativamente fácil y rápida.
La sintomatología también se puede utilizar,
pero podría ser ambigua y no tan segura como
el método mencionado, ya que su expresión
depende de muchos factores. El conocimiento
de la identidad de los virus fitopatógenos, es
un factor indispensable para el desarrollo de
medidas de manejo y control de los mismos,
para hacer un cultivo competitivo y sostenible.
Una vez que el virus ingresa a la planta, éste
no se puede eliminar; por lo cual la única
estrategia de control es el manejo integrado
del cultivo con relación a los vectores (insectos,
herramientas, otros) y formas de transmisión,
para evitar su presencia (Zapata et al. 2010).
Virus de la hoja pequeña
Agente causal: No identificado.
Importancia
Esta enfermedad es endémica en todas las
zonas productoras de Colombia, pero sus efec-
tos son más notables en regiones donde se
cultiva tanto el lulo como la papa. Hasta hace
unos años fue el desorden más importante del
cultivo, puesto que la planta es afectada desde
pequeña, impidiendo que produzca (Tamayo
et al. 2001b). La enfermedad se detectó en
1986 en el municipio de Rionegro (Antioquia),
pero es muy probable que afectara cultivos
desde mucho antes, ya que los síntomas
se confundían con disturbios fisiológicos o
deficiencias nutricionales, especialmente de
elementos menores (Navarro y Granada, 1978).
Simultáneamente, fueron observados síntomas
similares en cultivos de lulo en zonas de Cundi-
namarca y Boyacá, registrándose entre un 25
y un 35 % de plantas afectadas (Sánchez de
Luque, 1989). En la actualidad la enfermedad
se presenta también en los departamentos de
Caldas, Tolima y Huila (Tamayo et al. 2001b).
En 2014 se observó sintomatología asociada
al virus en Nariño, municipio de Yacuanquer
en un lote experimental, sin calcular el daño
85
El Cultivo del Lulo bajo la implementación de las Buenas Prácticas Agrícolas

ocasionado (Álvarez et al. 2016). El virus de la Manejo de la enfermedad

hoja pequeña es ocasionado probablemente
por un agente viral que solo se ha logrado
transmitir en forma persistente por los pulgo-
nes Myzus persicae y Aphis gossypii, pero no
mecánicamente (Navarro y Bustillo, 1987).
Se ha encontrado que Physalis floridiana
y Datura stramonium muestran síntomas
similares a los del virus del enrollamiento de
las hojas de la papa (PLRV) y reacción positiva
cuando se inoculan con áfidos contaminados
con el virus del lulo. Pruebas serológicas por
la técnica ELISA con antisueros para el PLRV
fueron positivas con la mayoría de las muestras
provenientes tanto de las dos indicadoras
evaluadas, como de plantas de lulo infectadas
en el campo. Los resultados parciales de los
anteriores estudios, muestran una estrecha
relación entre el virus del amarilleamiento del
lulo y el virus del enrollamiento de la papa, bien
porque exista una relación serológica entre los
dos agentes patológicos o por corresponder al
mismo virus (Sánchez de Luque, 1989).
Para prevenir la entrada del virus a cultivos
ubicados en zonas libres de la enfermedad se
recomienda utilizar semilla sexual o asexual
(esqueje o estaca) que provenga de plantas
sanas. Se debe evitar la asociación del lulo
con otras Solanáceas, pues estas últimas
pueden ser la fuente primaria para iniciar la
infección (Tamayo et al. 2001b). En el cultivo,
se recomienda que al pasar de una planta a
la siguiente, se desinfecten las herramientas
utilizadas para las podas, con una solución de
hipoclorito de sodio al 3 % o solución jabonosa
concentrada. Se recomienda no intercalar
y/o sembrar lulo en lotes que habían sido
sembrados con otras especies de la familia
Solanaceae, como la papa, uchuva, tomate de
árbol o tomate de mesa (Zapata et al. 2010).

Síntomas

Los síntomas que caracterizan la enfermedad

son un severo aclaramiento o amarillamiento
intervenal de las hojas jóvenes, acompañado
de un encocamiento hacia el envés, acorta-
miento de tallos y pecíolos, así como emisión
múltiple de estos órganos (Figura 33), con
consecuencias en la reducción de la produc-
ción. La enfermedad se disemina rápidamente
y afecta todas las plantas de lulo (Figura 33).
Fotos: Tamayo, P.J.

Plantas con estos síntomas no mueren, pero

dejan de producir y no responden a ningún tipo
de tratamiento (Huertas et al. 1999a; Tamayo,
2001; Tamayo et al. 2001b). Cuando no se Figura 33. Síntomas típicos de la virosis de
eliminan las primeras plantas enfermas, la la hoja pequeña en plantas de lulo.
enfermedad se disemina rápidamente (Zapata
et al. 2010).

86
 El Cultivo del Lulo bajo la implementación de las Buenas Prácticas Agrícolas
ENFERMEDADES OCASIONADAS
POR NEMATODOS
Los nematodos son parásitos microscópicos
de plantas, de forma alargada. Éstos pasan
por estado de huevo, cuatro estadios juveniles
y posteriormente se convierten en hembras
o machos. Todos los estadios presentan un
estilete, el cual es semejante a una aguja, pero
es generalmente el juvenil (J2) el más dañino
al penetrar las células vegetales, alimentarse
de ellas y en algunos casos producir grandes
modificaciones de los tejidos vegetales, como
ocurre con los nematodos del nudo radical
(Múnera, 2002; Zapata et al. 2010).
En Colombia, en el cultivo del lulo se han repor-
tado nematodos de los géneros Meloidogyne,
Helicotylenchus, Pratylenchus, Trichodorus y
Criconemella; sin embargo, el más disperso
e importante es el nematodo del nudo radical
(Meloidogyne spp.) y la mayoría de los cultivos
en diferentes zonas del país son hospedantes
de al menos una de las especies mayores de
este género (Múnera, 2002). Gelpud et al.
(2011) determinaron una relación de especies
dentro del género Meloidogyne de 55 % para
M. incognita, 21 % para M. arenaria, 13 % para
M. hapla, 9 % para M. exigua y 2 % para M.
javanica, en una muestra de suelo con alta
incidencia de la enfermedad del nudo radical
en lulo.
Nematodo del Nudo
Agentes causales: Meloidogyne incognita (Ko-
foid y White, 1919), Chitwood, 1949; Meloido-
gyne javanica (Treub, 1885) Chitwood, 1949;
Meloidogyne arenaria (Neal, 1889) Chitwood,
1949; Meloidogyne hapla Chitwood, 1949 y
Meloidogyne exigua Goeldi, 1982.
Importancia
Los nematodos del nudo se pueden presentar
durante la etapa de semilleros y almácigo.
Las plantas afectadas por los nematodos
del nudo sufren retraso en su desarrollo y
los daños sólo se detectan al momento del
trasplante a sitio definitivo. En cultivos de lulo
de todas las zonas productoras de Colombia
se ha reconocido la importancia económica
de los nematodos del género Meloidogyne
sp. conocidos como formadores de nudos
en las raíces. La especie M. incognita está
distribuida en los departamentos de Antio-
quia, Caldas, Cauca, Cundinamarca, Nariño,
Risaralda, Tolima y Valle del Cauca (Gelpud et
al. 2010; Álvarez et al. 2016). M. javanica se
encuentra en los departamentos de Antioquia,
Cundinamarca, Cauca y Quindío, mientras que
M. arenaria se localiza en Antioquia, Valle
del Cauca, Cundinamarca y Cauca. Por otra
parte, M. hapla se sitúa en cultivos de lulo de
Antioquia y Cundinamarca y M. exigua ha sido
detectada en los departamentos de Caldas y
Risaralda, siendo por lo tanto las tres primeras
especies de Meloidogyne las más prevalentes
y diseminadas en todas las zonas productoras
del país. Los nematodos del nudo favorecen
la entrada y aumentan la susceptibilidad de
las plantas de lulo a la marchitez bacterial
causada por la bacteria R. solanacearum
(=Pseudomonas solanacearum) (Escovar et al.
1982; Corrales et al. 1999; Gaviria y Navarro,
2003). Además, estas plantas atacadas se
hacen más sensibles a la falta de humedad
en el suelo y sucumben fácilmente ante
enfermedades fungosas, bacteriales y virales
(Zapata et al. 2010).
Síntomas
Las señales de la enfermedad se presentan en
la parte aérea y subterránea en el hospedante.
87
El Cultivo del Lulo bajo la implementación de las Buenas Prácticas Agrícolas
Según Múnera (2003a, 2033b), los síntomas
están relacionados con la especie, el número
de nematodos que penetren y se establezcan,
la edad de la planta y los factores ambientales.
Las raíces de lulo afectadas por Meloidogyne
spp. no son funcionales y no responden a los
tratamientos de fertilización; por lo anterior, las
plantas afectadas carecen de vigor, sus hojas
son de menor tamaño, presentan amarillamien-
to de las hojas más viejas y merman conside-
rablemente su producción. En días calurosos,
las plantas de lulo afectadas por los nemátodos
del nudo manifiestan marchitamiento temporal.
Las raíces presentan numerosas agallas o
nudos (Figura 34) que se localizan cerca de
la base de la planta y favorecen el ataque de
otros patógenos, ocasionando la pudrición de
las mismas y el debilitamiento de la planta
(Grajales et al. 2000; Tamayo et al. 2001b).
Figura 34. Raíces de lulo afectadas por el
nematodo del nudo.
Manejo de la enfermedad
El control de Meloidogyne spp. debe ser
preventivo en el semillero y almácigo. El suelo
que va ser usado en los semilleros debe ser
88
sometido a un tratamiento de solarización
húmeda durante 30 a 45 días. No se debe
asociar el lulo con plantas susceptibles, sobre
todo plantas de la familia de las Solanáceas.
Cuando se siembre el lulo de castilla, el cual
es susceptible a los nematodos del nudo del
género Meloidogyne sp. se debe realizar un
control frecuente de arvenses (malezas) en
la zona de plateo, ya que la mayoría de ellas,
también son afectadas por los nematodos
del nudo. La aplicación al suelo de algunos
aislamientos de hongos antagónicos como
Verticillium chlamydosporium, Paecilomyces
lilacinus, Metarhizium anisopliae y Beauveria
bassiana han logrado reducir las poblaciones
de nemátodos del género Meloidogyne spp.
Para evitar llevar plántulas afectadas al campo,
se recomienda la inspección o revisión previa
de las raíces y eliminación de las plántulas
con síntomas de ataque por el nematodo al
momento del trasplante. En condiciones de
cultivo es útil fertilizar con abono completo y
con grandes cantidades de materia orgánica
(más de 2 t/ha), cada tres meses (Tamayo et
al. 2001b).
Una alternativa es injertar el lulo de castilla
sobre patrones de friegaplatos o frutillo (So-
lanum torvum Swartz) que son compatibles
y presentan alta resistencia a Meloidogyne
spp. y a R. solanacearum. Con el propósito
de disminuir las pérdidas ocasionadas por los
nemátodos del nudo, en 1985 investigadores
del Instituto Colombiano Agropecuario (ICA),
inocularon 2.000 huevos de Meloidogyne
incognita por planta e identificaron 108
plantas con niveles bajos de ataque por
nematodo, de las cuales 89 pertenecían a
híbridos interespecíficos entre S. quitoense y
S. hirtum (Navarro, 1970). Como producto de
ese trabajo sistemático, se seleccionaron tres
clones para su evaluación en condiciones de
 El Cultivo del Lulo bajo la implementación de las Buenas Prácticas Agrícolas
campo. La evaluación agronómica realizada
por Corpoica, permitió la entrega en 1998, del
primer material de lulo mejorado que posee re-
sistencia a nemátodos del género Meloidogyne
sp. y que además presenta características
de alta productividad y se puede sembrar a
plena exposición solar (Navarro et al. 1985;
Bernal y Londoño, 1998; Bernal et al. 1996,
1998). Este híbrido, denominado Lulo La
Selva, no requiere aplicación de nematicidas
y se encuentra disponible para su distribución
mediante propagación vía cultivo de tejidos
en el Centro de Investigación “La Selva” de
Corpoica, en Rionegro, Antioquia (Navarro et
al. 1985; Bernal y Londoño, 1998; Bernal et
al. 1996, 1998; Tamayo et al. 2001b).
Dado que los nematodos del género Meloido-
gyne sp. son muy prevalentes en la mayoría
de los campos, se debe tratar el suelo a ser
empleado para los semilleros y almácigos de
lulo, con productos nematicidas a base de
Dazomet (Basamid G®) (40 a 60 g/m2) du-
rante 15 días, dejando airear el suelo por igual
período de tiempo para proceder a sembrar.
El control químico en condiciones de campo,
puede ser efectivo cuando se realiza en suelos
cuyo contenido de materia orgánica sea menor
del 3 %, en donde se recomienda aplicar
nematicidas a base de Carbofuran (Furadan
3G®) (50 g/planta) o a base de Ethoprofos
(Mocap 15 GR BIODAC®) (20 g/planta), al
momento del trasplante y posteriormente cada
tres meses (Tamayo et al. 2001b).
Los nematodos tienen un rango de hospederos
relativamente amplio, por lo cual establecer un
sistema de rotación de cultivos a veces se hace
un poco difícil, sin embargo, se recomienda
rotar con pastos para reducir las poblaciones
de nematodos que afectan al lulo. También se
aconseja rotar con crucíferas, cebolla, puerro
o ají. Betancourth et al. (2011), encontraron
que el uso de la caléndula (Calendula sp.),
avena (Avena sativa L.) y Crotalaria (Crotalaria
sp.) como coberturas asociadas al cultivo del
lulo, son una alternativa viable para el manejo
del problema del nematodo del nudo radical.
En general las aplicaciones altas de materia
orgánica compostada, reducen las poblaciones
de nematodos; además, mejoran la estructura
del suelo y aportan pequeñas cantidades de
nitrógeno al cultivo (Zapata et al. 2010).
Otros Nematodos
Importancia
Existen otros nematodos afectando el cultivo
como el nematodo de la raíz atrofiada Tricho-
dorus sp. Cobb, que puede transmitir virus,
el cual se ha observado en cultivos de lulo
del departamento de Caldas. También se han
registrado otros géneros de nematodos como
Helicotylenchus Steiner, Pratylenchus Filipjev,
Aphelenchus Bastian y Tylenchus Bastian,
asociados a suelo y colonizando raíces de
lulo en el departamento del Valle del Cauca.
Después de Meloidogyne spp. los géneros
Helicotylenchus sp. y Pratylenchus sp. son los
más frecuentemente asociados a este frutal
en los departamentos del Valle del Cauca
y Antioquia. No se han realizado estudios
para cuantificar la importancia económica ni
la capacidad patogénica al cultivo de estos
géneros de nematodos (Tamayo et al. 2001b).
Síntomas
Tanto Trichodorus sp. como Pratylenchus sp. y
Helicotylenchus sp. producen daños y lesiones
en las raíces (Tamayo et al. 2001b).
Control
No se han realizado estudios dirigidos al control
de este grupo de nematodos en el cultivo del
lulo (Tamayo et al. 2001b).
89
El Cultivo del Lulo bajo la implementación de las Buenas Prácticas Agrícolas
ENFERMEDADES OCASIONADAS POR
FITOPLASMAS
Los fitoplasmas son organismos procarióticos,
unicelulares que carecen de pared celular. Son
más pequeños que las bacterias y parecen ser
biológicamente similares a los micoplasmas
que infectan animales. A pesar de que pueden
causar grandes daños en algunos cultivos,
todavía no se ha profundizado su estudio.
Estos organismos fueron conocidos con el
nombre de “organismos similares a micoplas-
mas” o MLOs. De acuerdo con Salazar (SF),
los fitoplasmas están restringidos a tejidos
del floema de las plantas. Debido a que no
tienen pared celular para mantener su forma
rígida, las células son pleomórficas, es decir
que adoptan varias formas. Son diseminados
dentro de la planta, a través del floema. Hasta
ahora, los principales vectores reconocidos de
fitoplasmas son especies de insectos de las
superfamilias Pratylenchus y Fulgoroidea y muy
pocas especies de Psylloidea. Los fitoplasmas
son organismos, que en relación con su vector
son considerados patógenos transmitidos en
forma persistente, por lo tanto, requieren de
largos periodos para la adquisición de dicho
patógeno (Salazar, SF.; Albanese et al. 1995;
Agrios, 2012).
Machorreo del Lulo
Agente causal: De acuerdo con trabajos
realizados por Betancourt y Villamar (2004),
el machorreo del lulo es causado por un
fitoplasma transmitido por el insecto Em-
poasca sp. con períodos de alimentación y de
inoculación de 24 horas, en ambos casos. Los
mismos autores no encontraron transmisión
del problema por áfidos de los géneros Aphis
sp. y Myzus sp. la sintomatología exhibida por
la enfermedad, está asociada a las producidas
por fitoplasmas en otras plantas cultivadas de
la misma familia.
90
Importancia
El machorreo del lulo se observó por primera
vez en cultivos de lulo La Selva, ubicados en
los municipios de Santa Rosa de Cabal (Risa-
ralda), Villamaría (Caldas) y posteriormente se
detectó en el municipio de Amagá (Antioquia).
En todos los cultivos donde se presentó el
machorreo del lulo, Tamayo et al. (2001)
observaron abundancia de ninfas y adultos
de Empoasca sp. (Homóptero) y adultos de
Diabrotica sp. (Crisomélido), por lo cual se
sospechó que pudieran estar involucrados
como vectores del disturbio. El análisis al mi-
croscopio electrónico y de barrido de muestras
de hojas de lulo, con síntomas de moteado y
estructuras florales con síntomas de filodia, no
reveló presencia de partículas virales. Estudios
dirigidos al aislamiento de hongos o bacterias
como posibles agentes involucrados en el
disturbio han sido infructuosos. Tampoco se ha
encontrado asociación del machorreo del lulo
con nemátodos (Tamayo et al. 2001a, 2001b).
Estudios posteriores, realizados por Betancourt
y Villamar (2004) confirmaron a Empoasca
sp. como vector del machorreo y permitieron
constatar la presencia de partículas similares
a fitoplasmas en células del floema de plantas
de lulo afectadas por el disturbio.
Síntomas
Las plantas de lulo afectadas por el macho-
rreo detienen su crecimiento y los síntomas
se localizan en algunas ramas de la planta.
En las hojas se presenta encocamiento o
encrespamiento de la lámina foliar, moteado
y clorosis en las márgenes. Algunas de las
estructuras florales como los sépalos y
pétalos se deforman, se alargan y se atrofian
semejando primordios foliares (filodia) y no hay
cuajamiento de frutos (Figura 35) (Tamayo et
al. 2001a, 2001b).
 El Cultivo del Lulo bajo la implementación de las Buenas Prácticas Agrícolas

Fotos: Tamayo, P.J.

Figura 35. Plantas de lulo afectadas por el machorreo.

En los tallos se observa acortamiento de entrenudos y proliferación de hojas y alargamiento de

pecíolos y tallos formando un crecimiento desordenado en forma de roseta o escoba de bruja
(Figura 36) (Tamayo et al. 2001a, 2001b).

Figura 36. Plantas de lulocon síntomas de “escoba de bruja” producidas por el machorreo.

Manejo de la enfermedad de un insecticida a base de Dimetoato (Sistoato

En las plantaciones de lulo afectadas se han
realizado aspersiones semanales de Clorhi-
drato de Tetraciclina en dosis de 1 g/l y de un
insecticida a base de Dimetoato (Sistoato 40
EC® Sistemin 40 EC®, Roxion 40 EC®) en
dosis de 0,5 cc/l, para contrarrestar el efecto
diseminador de posibles vectores del disturbio.
El problema no se siguió diseminando a otras
plantas, pero no se obtuvo la recuperación de
las plantas afectadas. También se han reali-
zado aspersiones de Oxytetraciclina (0,5 g/l)
a intervalos de 15 días, junto con la aspersión
40 EC®, Sistemin 40 EC®, Roxión 40 EC®)
(0,5 cc/l) y una aplicación al suelo de un in-
secticida a base de Carbofuran (Furadan 3G®)
(20 g/planta) para disminuir las poblaciones
de insectos chupadores. Tres meses después
de realizado el tratamiento, las plantas expe-
rimentan una leve recuperación, pero no se ha
logrado la disminución total de los síntomas de
la enfermedad. Por los resultados obtenidos, la
única alternativa de manejo del machorreo del
lulo, consiste en el corte, eliminación y retiro
del cultivo de las plantas afectadas (Tamayo
et al. 2001a, 2001b).

91
El Cultivo del Lulo bajo la implementación de las Buenas Prácticas Agrícolas

ENFERMEDADES ABIÓTICAS

Golpe de Sol de sol se manifiesta en los frutos como lesiones

El golpe de sol se observa en los frutos. Se
presenta cuando se realiza un deshoje severo
de las plantas y los frutos de lulo se exponen a
la acción directa de los rayos del sol. El golpe
Foto: Tamayo, P.J.
circulares de color café o castaño claro de 3,0
a 5,0 cm (Figura 37). La lesión posee bordes
definidos y presenta consistencia blanda al
tacto. Internamente la apariencia de la región
afectada, es acuosa con desintegración parcial
de la pulpa (Tamayo et al. 2001b).

Figura 37. Frutos de lulo afectados por golpe

de sol.

CONCLUSIONES

El documento presenta una descripción de las principales enfermedades que afectan a esta so-
lanácea en condiciones de cultivo en Colombia. La información consignada reúne las principales
estrategias de manejo para diferentes agentes bióticos y abióticos, como una herramienta para
disminuir las pérdidas que ellas ocasionan. Sin embargo, es necesario realizar investigaciones
más precisas en las diferentes zonas productoras en el país, con el propósito de ajustar y depurar
enfoques de manejo más racionales y amigables con el medio ambiente.

92
 El Cultivo del Lulo bajo la implementación de las Buenas Prácticas Agrícolas
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Ana Elizabeth Díaz M.1
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los artrópodos que atacan el lulo de Castilla,
pueden clasificarse como barrenadores de
tallos y frutos, comedores de follaje y flores,
chupadores o succionadores de savia y
raspadores-chupadores de tejidos.
INSECTOS BARRENADORES
Barrenador de Tallo y Ramas
Nombre científico
Nealcidion sp. (Pascoe, 1866) (anteriormente
Alcidion) (Coleóptera: Cerambycidae)
Descripción e importancia
Esta plaga ha sido reportada en Colombia, en
Antioquia y Valle del Cauca (Sánchez, 1973;
Castaño, 2002). Durante su vida, este insecto
atraviesa por varios estados de desarrollo,
los cuales reciben los nombres de huevo,
larva (gusano), pupa y adulto (cucarrón). Por
lo anterior, se dice que este insecto tiene
metamorfosis completa u holometábola. Su
1.
Investigadora Ph.D. CORPOICA C.I. Obonuco, Pasto, Nariño
ciclo de vida no ha sido estudiado, pero se
presume que puede durar más de 6 meses.
La larva es de color blanco, la cabeza no es
visible porque esta retraída dentro del tórax
y carece de patas. El cuerpo está dividido
en segmentos como anillos, el aparato bucal
es masticador y está provisto de mandíbulas
fuertes de color café (Figura 1A); cumple todo
su desarrollo larval dentro de la planta. La
pupa es exarata, es decir, todas las partes
del cuerpo son visibles y se encuentran
libres; tiene coloración blanca (Figura 1B).
El adulto mide 1,0 cm de longitud, es de
color café oscuro, con manchas más claras
en los élitros. La cabeza proyectada hacia
adelante tiene mandíbulas bien desarrolla-
das, ojos arqueados y antenas más largas
que el cuerpo, con once segmentos (artejos)
(Figura 1C) (Sánchez, 1973). Los adultos son
de hábito nocturno y durante el día, pueden
encontrarse sobre los tallos o bajo la corteza
de los árboles cercanos al cultivo (Borror et
al. 1992). Al parecer la hembra pone los
huevos en los terminales de las ramas o en
las hendiduras del tallo.
97
El Cultivo del Lulo bajo la implementación de las Buenas Prácticas Agrícolas
A B
Fotos: A:E: Díaz
Figura 1. Barrenador de tallo y ramas del lulo
Nealcidion sp. (Pascoe, 1866). A. Larva.
B. Pupa. C. Adulto.
Condiciones favorables
Cultivos descuidados, mal fertilizados y/o re-
siduos de podas o plantas abandonadas en el
mismo lote del cultivo, favorecen la presencia
de la plaga. Estos cucarroncitos se sienten
atraídos por el olor que expelen las plantas
recién cortadas (Borror et al. 1992), por lo que
hay que tener cuidado en su control después
de efectuar cualquier tipo de poda en el cultivo.
Síntomas
La larva se alimenta de la corteza del tallo
(floema), lo perfora para formar galerías o
túneles circulares en la sección transversal
dentro del mismo. Las plantas de lulo atacadas
se defolian, manifiestan clorosis, raquitismo
y disminución de su crecimiento; pueden
morir si el tallo principal es atacado. Antes
98
de la emergencia de los adultos, las larvas
construyen orificios circulares en el tallo para
facilitar su salida (Figura 2).
Foto: J. Bernal
Figura 2. Daño en tallos por la larva y orificios
de salida de los adultos de Nealcidion sp.
(Pascoe, 1866).
Manejo
Por los hábitos de la larva de permanecer
durante todo su desarrollo dentro de los tallos,
el control químico es ineficaz. De manera pre-
ventiva, en zonas geográficas donde se haya
detectado este insecto plaga, se recomienda
colocar bandas impregnadas con hongos
entomopatógenos alrededor de los tallos o
ramas, con el fin de que los insectos adultos
al caminar se infecten y disminuyan su ovi-
posición (Hajek et al. 2006). Adicionalmente,
se recomienda inspeccionar periódicamente
el cultivo, para localizar plantas con los pri-
meros síntomas de daño, es decir, tallos con
 El Cultivo del Lulo bajo la implementación de las Buenas Prácticas Agrícolas
la presencia de exudados. Una vez detectado
el problema, se deben podar, picar y quemar
las ramas afectadas y posteriormente, aplicar
cicatrizantes en los cortes. La preparación de
la pasta cicatrizante, consiste en mezclar una
parte de sulfato de cobre, seis partes de cal,
cuatro partes de agua y una parte de aceite
agrícola. En caso de que el tallo principal esté
afectado, se recomienda evaluar el efecto de
la inyección con jeringa, en los orificios de
salida o sitios con exudados, de soluciones con
hongos entomopatógenos, como Metarrhiziun
anisopliae y Beauveria bassiana, en mezcla con
entomonemátodos de los géneros Steinernema
y Heterorabditis (Bernal et al. 1999; Molina y
López, 2002). Adicionalmente, se recomienda
destruir las socas de plantaciones viejas de
lulo, aledañas a los cultivos establecidos.
Picudo del Tallo
Nombre científico
Faustinus apicalis (Faust, 1896) (Coleóptera:
Curculionidae)
Descripción e importancia
Este insecto es reportado desde 1960, atacan-
do lulo en el municipio de Rionegro (Antioquia).
En 1971 se reportó en Sonsón en lulo regional
(Sánchez, 1973). En Anolaima (Cundinamarca),
las larvas de este insecto suelen presentarse
asociadas con las larvas de una polilla cono-
cida como Prosetomorpha falcata Davis 1996
(Lepidoptera: Tineidae) (Davis, 1996) quien se
alimenta de los excrementos de las larvas de
este curculionido (Davis 1996).
Faustinus apicalis, es una plaga importante en
el cultivo del lulo por su agresividad y además,
por atacar cultivos de tabaco, berenjena, toma-
te de mesa, tomate de árbol, girasol, pimentón
y malezas como bledo y verdolaga (Castaño,
2002; Gallego y Vélez, 1992). Las hembras
del insecto hacen un agujero en los tallos
de la planta, utilizando su pico o probosis y
luego ponen sus huevos aislados o en grupos.
Después de algunos días, las larvas nacen
y empiezan a hacer galerías dentro del tallo,
llegando finalmente a la raíz de la planta. La
larva es de color blanquecino o crema y mide
de 1,0 a 1,2 mm de largo; tiene forma de C
o huso y presenta una cabeza de color café
claro con mandíbulas negras, más pequeñas
que el ancho del tórax (Figura 3). Es apoda y
tanto ventral como dorso lateralmente, los seg-
mentos presentan protuberancias, las cuales
le sirven para adherirse a la pared interna del
tallo e impulsarse. Su cuerpo presenta setas
de color café, muy esparcidas; espiráculos
circulares con aro bien marcado. La larva
inicialmente se alimenta de la corteza, pos-
teriormente penetra al leño, perforándolo. En
un tallo se pueden encontrar varias larvas. La
larva hace el capullo con pedazos de madera
y empupa dentro del tallo. La pupa es exarata,
blanca, mide de 0,7 a 0,8 cm de largo. En su
extremo caudal posee dos uñas de color café
claro y en el cuerpo se observan seis hileras de
setas cafés. Los adultos, de movimientos muy
lentos, miden entre 4,6 a 5,4 mm de longitud,
de color marrón, con élitros truncados en la
parte posterior, cayendo en forma oblicua y de
color blanquecino (Figura 4). Los adultos recién
emergidos pueden encontrarse adheridos al
tallo, cerca de los orificios de salida donde se
alimentan tanto de la corteza como del polen
de las flores. Estos son atraídos por el olor que
expelen las plantas afectadas (Kairomonas) y
presentan el fenómeno de tanatosis, estrategia
defensiva para dejarse caer y permanecer
inmóvil (Sánchez, 1973).
99
 El Cultivo del Lulo bajo la implementación de las Buenas Prácticas Agrícolas
Foto: Castaño, 2002.
Figura 3. Larva del picudo del tallo
(Faustinus sp.) haciendo galerías.
Foto: Castaño, 2002.
Figura 4. Larva, pupa y adulto del picudo
del tallo.
Condiciones favorables
Cultivos descuidados, mal fertilizados y/o re-
siduos de podas o plantas abandonadas en el
mismo lote del cultivo, favorecen la presencia
de la plaga. Asimismo, lotes enmalezados, con
presencia de poblaciones de bledo o verdolaga
atraen poblaciones de adultos de la plaga
(Castaño, 2002).
Síntomas
La planta atacada por F. apicalis presenta
amarillamiento y defoliación (Castaño, 2002);
además, se observa agrietamiento en la
corteza del tallo, la cual se puede desprender
100
fácilmente causando un secamiento de la
planta (Sánchez, 1973; Castaño, 2002).
Manejo
Como manejo cultural, se deben controlar
selectivamente las malezas o arvenses, elimi-
nando especialmente el bledo y la verdolaga o
utilizarlas como plantas trampa, al igual que la
berenjena o el pimentón. Se recomienda elimi-
nar las plantas o ramas afectadas, quemando
todos los residuos vegetales y de cosecha.
Realizar podas sanitarias y fertilizar adecua-
damente. Se debe evitar el control químico el
cual es ineficiente, debido a los hábitos que
tiene este insecto de permanecer protegido por
la planta durante todo su desarrollo (Castaño,
2002).
Perforador, pasador o barrenador del
fruto o gusano rosado
Nombre científico
Neoleucinodes elegantalis (Guenée) (Lepidop-
tera: Crambidae)
Descripción, importancia y síntomas
El daño en cosecha por el perforador del
fruto en cultivos de lulo puede superar el 30
% (Collazos, et al. 2010). Este insecto está
adaptado a diferentes alturas sobre el nivel
del mar, desde los 978 hasta los 2.560 metros
de elevación, es decir, que la distribución de
este insecto en Colombia está generalizada
en la mayoría de climas donde se cultiva esta
fruta, en los departamentos de Antioquia,
Boyacá, Caldas, Cundinamarca, Huila, Mag-
dalena, Nariño, Norte de Santander, Quindío,
Risaralda, Santander, Tolima y Valle del Cauca
(Díaz-Montilla et al. 2011). El gusano rosado
 El Cultivo del Lulo bajo la implementación de las Buenas Prácticas Agrícolas
o perforador del fruto es un insecto que pasa
por cuatro estados biológicos: huevo (Figura
5A), larva o gusano (Figura 5B), pupa (Figura
5C) y adulto (mariposa o chapola) (Figura
5D). La mariposa prefiere poner los huevos
en frutos pequeños y verdes, con un diámetro
de 19 mm (aproximadamente, con 45 a 60
días de formación) (Serrano et al. 1992). Los
huevos son puestos en grupos de 2 a 4, cerca
al cáliz, sobre la base o parte media de los
tricomas o pelos (Serrano et al. 1992) (Figura
5A). Éstos se incuban por 6 días y eclosionan
poco después de iniciada la madrugada
(entre las 4 y 5 a.m.). Los gusanitos recién
nacidos tardan aproximadamente 24 minutos
en penetrar el fruto (Eiras y Blackmer, 2003),
abren un orificio muy pequeño que con el paso
del tiempo se sella o se cicatriza (Figura 6A),
lo que evita que el gusano quede expuesto a
la acción de los insecticidas, los cuales son
ineficaces, si no se aplican oportunamente.
Figura 5. Ciclo de vida del perforador del fruto N. elegantalis a una temperatura de 24 °C y 74 %
de HR (Serrano et al. 1992). A. Huevo, la flecha muestra un huevo sobre los tricomas. B. Larva o
gusano. C. Pupa. D. Adulto, polilla o chapola.
A medida que crece y se desarrolla el fruto, el
perforador también lo hace simultáneamente
dentro éste, alimentándose de la pulpa y las
semillas. Pasa por cinco estados larvales
que tienen una duración de 23 días. Poste-
riormente cambia a un estado avanzado de
desarrollo, llamado prepupa, donde tiene un
tamaño de 15 a 20 mm de longitud y una
duración de aproximadamente 3 días (Serra-
no et al. 1992). En este estado, elabora un
orificio de salida para buscar los sitios donde
construir la envoltura de la pupa (Figura 6B). Al
construir este hueco de salida, la larva arroja
sus excrementos hacia el exterior del fruto
(Figura 6B). La presencia de estos orificios,
permite detectar en campo los frutos picados
o infestados, los cuales tienen entre 65 y 80
días de edad (fruto pintón). En muchos casos,
los agricultores erróneamente, intensifican
las aplicaciones de insecticidas justo en este
momento, las cuales no tienen efecto debido a
que las larvas se encuentran dentro del fruto.
Foto: A.E Diaz
101
El Cultivo del Lulo bajo la implementación de las Buenas Prácticas Agrícolas

El perforador en estado de pupa se localiza
en hojas y botones florales secos, cercanos
a los frutos con orificios de salida, pero
también puede encontrarse en los espacios
comprendidos entre los frutos de un mismo
racimo (Viáfara et al. 1999). La pupa mide
entre 12-15 mm y es de color marrón oscuro
(Figura 5C). El adulto es una chapola o polilla
de hábitos nocturnos que tiene alas blancas,
algo transparentes (hialinas), con áreas esca-
mosas de color marrón oscuro o negro (Figura
5D). Con las alas extendidas esta chapola mide
entre 15–33 mm. Las polillas nacen entre
las 8 y las 10 p.m. (Eiras, 2000); tienen un
período de preoviposición de 3 días, después
de los cuales copulan entre las 11 p.m. y 12
de la madrugada. La oviposición ocurre desde
tempranas horas de la noche (7 p.m.) hasta la
madrugada (6 a.m.) (Marcano, 1991). La polilla
hembra sobrevive 7 días, y puede ovipositar
hasta 93 huevos; la polilla macho vive 4 días.

Fotos: A.E. Díaz.

A B C

Figura 6. Síntomas del daño por el perforador del fruto en lulo. A. Orificios de entrada de la larva
recién nacida; obsérvese la cicatriz sobre la superficie del fruto, construidos cuando el fruto fue
pequeño. B. Orificios de salida construidos por la prepupa en fruto pintón; se detalla el excremento
de la larva al realizar el orificio de salida. C. Fruto de lulo barrenado por la larva de N. elegantalis.

Condiciones favorables Manejo

Cultivos de lulo sembrados entre 1.000 y
1.800 m de elevación, serán más susceptibles
al ataque de este insecto, así como aquellos
con la presencia en los cultivos establecidos
y en las áreas circundantes, de malezas
que pertenecen a la misma familia del lulo,
donde también se reproduce el gusano rosado,
como la mancadera o “peloepuerco”(Solanum
atropurpureum Schrank), el huevoegato (S.
hirtum Vahl.), el lulo del pacífico o luloeperro
(S. pseudolulo Heiser), el friega-platos o
chucho hediondo (S. torvum Sw.), el tachuelo
(S. crinitum Lam.), la guinda de vieja o cucubo
(S. acerifolium Dunal), y el chucho lanudo o
pepo (S. umbellatum Mill (Díaz-Montilla, 2013)
(Figura 7).
Una vez establecido el cultivo, se debe hacer un
monitoreo preventivo del insecto, mediante la
utilización de trampas con la feromona sexual
Neolegantol®. Esta trampa consiste en dos re-
cipientes plásticos dispuestos como se ilustra
en las Figuras 8A y 8B, siguiendo el modelo
de la trampa BM-94 con agua, diseñado por
Miras et al. (1997). Se recomienda colocar por
lo menos cuatro trampas en los extremos del
cultivo, en sentido contrario a la dirección del
viento. Hacer revisión semanal de las trampas,
cuantificar el número de polillas capturadas,
lavar las trampas y colocar una nueva solución
de agua con jabón. Es preferible utilizar jabón
en polvo que no tenga olor y remplazar la
feromona cada 45 días.

102
 El Cultivo del Lulo bajo la implementación de las Buenas Prácticas Agrícolas

A B C

Fotos: A.E. Díaz.

F E D

Figura 7. Malezas hospederas del perforador del fruto

del lulo. A. Solanum atropurpureum Schrank. B. S. hirtum
Vahl. C. S. pseudolulo Heiser. D. S. torvum Sw. E. S.
crinitum Lam. F. S. acerifolium Dunal. G. S. umbellatum.
G

Fotos: A.E. Díaz.

Feromona sexual Solución

Neolegantol Agua jabonosa

Figura 8. Trampa para la captura de machos del perforador del fruto del lulo. A. Diseño de la trampa
BM-94 con agua (Miras et al., 1997), indicando las especificaciones. B. Trampa elaborada con
dos recipientes plásticos, un plato plano dispuesto como techo y el otro, como contenedor de agua
jabonosa, donde se capturan las polillas del perforador; obsérvese la feromona suspendida del techo.

103
El Cultivo del Lulo bajo la implementación de las Buenas Prácticas Agrícolas

Las capturas semanales indican los sitios de
llegada del insecto y la proyección del daño
en el cultivo después de 43 días. A través de
un estudio realizado durante un año se logró
establecer un modelo predictivo, a través del
cual el promedio de polillas/trampa/semana,
en tiempo real, sirvió para proyectar el por-
centaje promedio de daño, que ocasiona el
perforador a los 43 días, conociendo además,
la altitud de la finca (Tabla 1) (Díaz-Montilla
2013).

Tabla 1. Proyección del daño por el gusano perforador en lulo, al conocer el promedio de
capturas/trampa/semana y altitud de la finca.
Ubicación cul�vo (altura msnm)
Baja Media Alta
Captura de polillas/
1.200 -1.600 1.601 - 1.950 1.951 - 2.200
trampa/semana
(promedio) Frutos perforados proyectado a 43 días
(% promedio)

0-9 10-19 4-10 0-3

10 -19 11-21 4-12 0-6
20-29 14-24 7-15 2-7
30-39 16-24 8-16 4-9
40-49 17,6-27 11-18 6-11

Captura de polillas/trampa/semana bastidores forrados por una malla que permita

Como práctica de control cultural se recomien-
da evitar dejar caer al suelo los frutos infes-
tados (Figura 6B). Éstos se deben recolectar
de la planta y depositar en fosas construidas
en el suelo, las cuales se deben tapar con
la salida de moscas y avispas parasitoides de
larvas (Figuras 9A y 9B y Figura 10) y así
evitar la salida de las polillas o chapolas del
insecto plaga. La malla debe tener un calibre
aproximado de 8 huecos por cm2.
Fotos: D. Delgado.

A B

Figura 9. Control cultural del gusano rosado del lulo. A. Construcción de fosa en el suelo para
depósito de frutos picados por el perforador. B. Bastidor forrado con malla de angeo que cubre la
fosa en el suelo.

104
 El Cultivo del Lulo bajo la implementación de las Buenas Prácticas Agrícolas

Apanteles sp. Chelonus sp.

(Hymenoptera: Brachonidae) (Hymenoptera: Brachonidae)

Bracon sp.
(Hymenoptera: Brachonidae) Lixhophaga sp.
PARASITOIDES DE LARVAS (Diptera: Tachinidae)

Brachymeria sp. Trichospilus diatraea

(Hymenoptera: Chalcididae) (Hymenoptera: Eulophidae)

PARASITOIDES DE PUPAS
Neotheronia sp.
(Hymenoptera: lchnemonidae) Pimpla sp.
(Hymenoptera: lchnemonidae)

Lymeon sp.
(Hymenoptera: lchnemonidae)

Figura 10. Parasitoides de larvas y pupas de Neoleucinodes elegantalis identificados en

cultivos de lulo.

Se recomienda hacer control selectivo de obtienen del rocío que se acumula en el follaje
arvenses o malezas, tratando de mantener de los bosques.
plantas de la familia Asterácea como el cadillo,
amor seco o masequia (Bidens pilosa) (Figura
11), la hierba de chivo, de flor morada y de
flor blanca (Ageratum spp.), el botón amarillo
(Jaegeria hirta) y de la familia Polygonaceae,
el corazón herido (Polygonum nepalense).
Los parasitoides de pupa de la familia
Ichneumonidae (Figura 10) se alimentan del
polen de las arvenses de la familia Asterácea.
Los Braconidae, parasitoides de larvas se
alimentan del néctar del corazón herido Figura 11. Masequia o amor seco, Bidens
(Figura 10). Otro aspecto para preservar los pilosa (Asterácea) maleza común en cultivos de
enemigos naturales de esta plaga en lulo, lulo. Sus flores son fuente de alimento para los
es la siembra del cultivo bajo condiciones de parasitoides de larvas y pupas de N. elegantalis.
sotobosque. Townes (1958) menciona que las
avispas parasitoides de pupas de la familia En cuanto al control químico, en Colombia el
Ichneumonidae, generalmente requieren de único ingrediente activo cuyo modo de acción
una provisión diaria de agua que usualmente es por ingestión y tiene registro nacional del

105
El Cultivo del Lulo bajo la implementación de las Buenas Prácticas Agrícolas
Instituto Colombiano Agropecuario, ICA, para el
control químico del perforador del fruto, N. ele-
gantalis, en cultivos de lulo es el Flubendiamide
(Belt® SC) . Su modo de acción, por ingestión,
afecta sólo al gusano rosado, porque éste
tiene que consumir la epidermis para poder
perforar el fruto, en tanto que los insectos que
actúan como controladores biológicos (avispas,
moscas parasitoides y otros depredadores),
se alimentan de polen y néctar de flores y
exudados de plantas. Se debe procurar aplicar
estos insecticidas después del mediodía, adi-
cionando a la mezcla un pegante que permita
adherir el producto a los frutos pequeños.
Como se explicó anteriormente, este insecto
tiene hábitos nocturnos, por lo cual es impor-
tante que el insecticida permanezca sobre los
frutos pequeños el máximo de tiempo posible.
Esta hora de aplicación también beneficiará al
control biológico, debido a que las avispas y
moscas, son más activas por la luz solar, en
horas de la mañana (fototactismo positivo) y
después de mediodía, su actividad se reduce
(Díaz-Montilla, 2013).
Existen moléculas y dosis de insecticidas que
se han registrado para el control del perforador
del fruto en cultivos de tomate de mesa y
pimentón (Díaz-Montilla, 2013). Estos insecti-
cidas podrían ser aplicados con precaución, en
cultivos de lulo teniendo en cuenta que estas
fumigaciones deben ser supervisadas por un
asistente técnico. Es importante seguir las ins-
trucciones precisas anotadas en la ficha técnica
de cada producto, principalmente el periodo de
carencia (PC) y el periodo de reingreso (PR).
De todas maneras conviene rotar ingredientes
activos, con diferentes mecanismos de acción
con el propósito de evitar inducir resistencia
en la plaga. Es aconsejable acondicionar el
pH y suavizar la dureza del agua, para mejorar
las condiciones químicas en la mezcla de los
insecticidas. Asimismo, para obtener buena
cobertura de los insecticidas, se sugiere utilizar
106
boquillas tipo cono hueco, con una presión de
35-40 PSI (presión por pulgada cuadrada).
Adicionalmente, se recomienda aplicar estos
insecticidas con algún tipo de surfactante o
coadyuvante no iónico, para mejorar la eficacia
de la aplicación, dado que éstos aumentan la
capacidad de mojado en frutos pilosos como el
lulo, incrementando la dispersión y penetración
de los productos químicos, evitando también
el lavado de los mismos en época de lluvia.
Perforador de brotes y flores, gusano
bombillo
Nombre científico
Symmetrischema insertum Povolny, 1988
(Lepidoptera: Gelechiidae)
Descripción e importancia
Este insecto pasa por cuatro estados de de-
sarrollo, huevo, larva o gusano, pupa y adulto
o polilla. Su biología ha sido poco estudiada.
En promedio el ciclo de vida dura 26,1 días,
a una temperatura de 26,2 °C y 63,1 % de
humedad relativa. La longevidad del adulto es
de 5,4 días en promedio (Velez 1988). No se
conoce con certeza donde el insecto oviposita,
pero se asume que los huevos son puestos en
los botones florales. Las larvas miden de 7 a 8
mm y permanecen escondidas entre los brotes
nuevos y las flores. Tienen cabeza aplanada
de color negro (Figura 12). En el dorso del
protorax tienen una placa esclerotizada (en-
durecida) de color negro. Los ganchillos de las
patas está dispuestos en forma de herradura.
Los espiráculos, orificios por donde la larva
respira, son circulares y estan rodeados por
un halo de color café claro. La prepupa es
de color morado, con bandas transversales
blancas. Puede empupar dentro o fuera de
la flor. La pupa es de color café claro, tiene
forma cilíndrica, mide entre 3,3 y 3,6 mm de
largo y construye un capullo blanco. En el
 El Cultivo del Lulo bajo la implementación de las Buenas Prácticas Agrícolas
adulto o polilla (Figura 12) las alas anteriores
tienen bordes flecosos y las posteriores son de
color gris oscuro. Cuando las polillas están en
reposo las antenas se disponen sobre el dorso.
En laboratorio estas polillas pueden sobrevivir
entre dos a cinco días (Sánchez, 1973).
Castaño (2002), registra a este insecto en los
departamentos de Antioquia, Caldas, Cauca,
Cundinamarca, Nariño, Risaralda y Santander
y argumenta que éste puede ser más destruc-
tivo que el perforador del fruto N. elegantalis.
Sánchez (1973), asegura que el ataque de esta
plaga se traduce en disminución significativa
de la producción.
Fotos: A. Saldarriaga, P. Osorio
Figura 12. Larva y adulto de
Symmetrischema insertum (Povolny, 1988).
Condiciones favorables
No existen estudios que documenten el
comportamiento de este insecto, pero se
presume que épocas secas, con temperaturas
altas, pueden incrementar las poblaciones de
esta polilla; además, la aplicación intensiva
de insecticidas para el control del perforador
del fruto N. elegantalis, puede perjudicar el
control biológico de esta polilla, trayendo como
consecuencia el aumento de sus poblaciones.
Síntomas
La larva recién nacida penetra el botón floral
por la unión apical de los pétalos, dejando
un punto café como evidencia de su penetra-
ción. La larva consume el estigma, perfora
las anteras y se alimenta del polen. Una flor
atacada se caracteriza por la presencia de
excrementos de la larva y por los orificios de
entrada y de salida. Las anteras se atrofian y
son unidas por hilos secretados por la larva.
Este síntoma es conocido comúnmente por los
agricultores como “flor en bombillo” (Figura
13). La flor atacada no abre los pétalos, se
seca y se cae (Sánchez, 1973).
Fotos: Castaño (2002), A. Saldarriaga.
Figura 13. Síntoma de flor en bombillo causado
por la larva del perforador de brotes y flores.
107
El Cultivo del Lulo bajo la implementación de las Buenas Prácticas Agrícolas
Manejo
Como control cultural se recomienda recolectar
las flores con el síntoma de “flor en bombillo”
que se pueden depositar en fosas construidas
en el suelo, cubiertas por un bastidor con un
angeo para facilitar la salida de avispas pa-
rasitoides como Chelonus sp. (Hymenoptera:
Braconidae) (Sánchez, 1973) (Martínez et
al. 2010), Apanteles gelechidivoris Marsh.,
Bracon sp. (Hymenoptera: Braconidae), Pris-
tomerus spp., Temelucha sp. (Hymenoptera:
Ichneumonidae), Goniozus sp. (Hymenoptera:
Bethylidae), Perilampus sp. (Hymenoptera:
Perilampinae) (Martínez et al. 2010).
En lotes altamente infestados por S. insertum
se logró el 96 % de control con dos aplica-
ciones de Fentoato (Fentopen ®) (2 L/ha) y la
recolección manual semanal de botones con
el síntoma de “flor en bombillo”. (Martínez et
al. 2010). Estos mismos autores mencionan
que la combinación de recolección manual y
aplicación de Bacillus thuringiensis Agrogen
WP® +INEX-A® + Cosmoaguas® podrían
funcionar con baja infestación de S. insertum
(menos del 5 %). Se recomienda evaluar el
efecto de los insecticidas sugeridos para el
control del perforador del fruto N. elegantalis
que fueron mencionados anteriormente. A
esa lista, se pueden agregar otros productos
como Alfacipermetrina (Mageos® 150 WG);
Spinosad (Tracer 120 SC); Gamma cyhalotrina
(ProAxis 60 CS) y Dark (Teflubenzuron).
Picudo negro de la flor
Nombre científico
Anthonomus ciliaticollis Champion, 1910
(Coleoptera: Curculionidae)
Descripción e importancia
Se ha reportado en los municipios de Bello y
Tarazá (Antioquia), Fusagasugá (Cundinamar-
ca), Sevilla (Magdalena) y en el Departamento
108
del Valle del Cauca (Sánchez, 1973, Clark y
Burke, 1996). No se conocen estudios sobre
el ciclo de vida de este insecto. El estado
más conocido es el adulto, cuya principal
característica es la presencia de las partes
bucales proyectadas en forma de pico o
probosis (Castaño, 2002) (Figura 14). Los
adultos son activos a cualquier hora del día,
se alimentan de las flores y se han registrado
hasta cinco adultos por flor (Sánchez, 1973).
Los machos miden de 2,00-2,26 mm de
largo y 0,92-1,32 mm de ancho. Las hembras
1,68-3,08 mm de largo y 0,80-1,56 mm de
ancho. Tanto los machos como las hembras
son de color negro brillante (Sánchez, 1973).
En el tórax presentan pequeñas depresiones
o puntuaciones esféricas dispuestas en línea y
los élitros son acanalados longitudinalmente y
fuertemente convexos. En la base de los élitros
se presentan tres puntos blancos formados por
escamas. Estas también se pueden observar
fácilmente y en forma dispersa en el tórax
y el abdomen. Los fémures son robustos y
globulares en su parte media (Sánchez, 1973,
Clark y Burke, 1996).
Foto: G. Franco
Figura 14. Adultos y larvas del picudo de la
flor Anthonomus ciliaticollis Champion, 1910.
 El Cultivo del Lulo bajo la implementación de las Buenas Prácticas Agrícolas
Síntomas
Los insectos adultos se alimentan del polen,
los pétalos, ovarios y estigmas de las flores,
ocasionando su caída y disminución de la
producción. Los adultos hacen orificios de
alimentación sobre el ovario y el estigma, los
cuales se reconocen por la presencia de un
halo café. En ataques severos puede afectar
las hojas jóvenes (García et al. 2007) (Figura
15).
Foto: J. Bernal
Figura 15. Adultos alimentándose del polen
y daño en hojas por el picudo de la flor.
Manejo
Como práctica de control cultural se reco-
mienda recolectar del suelo y de la planta,
botones florales que se encuentren afectados
por la plaga, para posteriormente proceder a
destruirlos o a quemarlos; con esta práctica se
puede interrumpir el ciclo del insecto. Además,
se debe revisar periódicamente en el cultivo,
las flores y los terminales para localizar los
adultos y los estados larvales para proceder a
destruirlos (García et al. 2007).
INSECTOS COMEDORES DE HOJA
Cucarroncito listado de las hojas
Nombre científico
Leptinotarsa undecemlineata Stal. (Coleóptera,
Chrysomelidae)
Descripción e importancia
Este insecto ha sido reportado en Colombia
en Bello (Antioquia), Palmira (Valle del Cauca),
Sevilla (Magdalena), Salento y Armenia (Quin-
dío) y en Armero (Tolima) (Sánchez, 1973).
Los huevos del insecto son puestos en masas
que contienen de 150 a 350 unidades, son
de forma cilíndrica con los extremos redon-
deados. Recién puestos son de color amarillo
pálido, luego se tornan amarillo intenso y antes
de eclosionar son gris oscuro. El período de
incubación es de 11 a 12 días y miden 2,2 mm
de largo y 0,9 de ancho. Las larvas presentan
tres instares y el periodo de duración total es
de 19 a 23 días, completamente desarrolladas
tienen forma globosa, con la cabeza y dorso del
protórax de color negro. Su coloración varía de
un amarillo grisáceo a un amarillo intenso. Las
pupas se desarrollan en el suelo y son de color
amarillo. Su tamaño es de 8,6 x 5,7 mm. Tiene
una duración de siete a ocho días. Los adultos
son cucarrones semiesféricos de coloración
general oscura, con los élitros blanquecinos
sobre los cuales se encuentran 11 rayas
negras longitudinales (Figura 16). Aunque se
presenta una gran variación en su tamaño,
la hembra es más grande que el macho. Se
observan durante el día alimentándose de las
hojas. En el laboratorio viven más de siete
meses (Sánchez, 1973).
Foto: Castaño, 2002
Figura 16. Adultos del cucarroncito del follaje
(Leptinotarsa undecimlineata Stal.)
109
 El Cultivo del Lulo bajo la implementación de las Buenas Prácticas Agrícolas
Condiciones favorables
El insecto ha sido encontrado afectando a otras
Solanáceas cultivadas y silvestres como en la
berenjena S. melongena, S. pseudolulo y el S.
torvum (Sánchez, 1973).
Síntomas
El daño es causado tanto por la larva como
por el adulto. La larva recién nacida roe la
superficie de la hoja hasta hacer perforaciones
más o menos circulares (Figura 17). Tanto las
larvas más desarrolladas como los adultos
hacen su daño en las hojas comiendo del
borde hacia adentro. La presencia del insecto
es fácil de reconocer en el campo por el daño
y por los excrementos peletizados que quedan
sobre las hojas (Sánchez, 1973).
Foto: J. Bernal
Figura 17. Daño del cucarroncito del follaje
(Leptinotarsa undecimlineata Stal.) en hojas
de lulo.
Manejo
Hacer control selectivo de arvenses, tratando
de conservar Solanáceas silvestres como el
Solanum torvum, con el fin de utilizarlas como
plantas trampa. Sobre éstas se hace control
químico dirigido a las primeras poblaciones
del insecto (Castaño, 2002; Alyokhin, 2009).
Otra estrategia recomendada para reducir
la presión de este insecto es la rotación de
110
cultivos (Alyokhin, 2009). Estas prácticas de
control cultural contribuyen a la preservación
del control biológico natural de este insecto
ya que se han registrado varios enemigos
naturales como Emersonopsis sp. (Eulophidae)
un microhymenoptero capaz de parasitar
hasta el 100 % de los huevos de esta plaga
También se han registrado varias especies de
moscas de la familia Tachinidae de los géneros
Blondelinii sp.; Doryphorophaga australis Rein
y Myiopharus sp. que causan entre un 20 a
30 % de parasitismo sobre larvas (Sánchez,
1973). Las aplicaciones del hongo entomopa-
tógeno Beauveria bassiana también pueden
reducir las densidades de población de este
cucarroncito. Se debe tener en cuenta que
las especies de Leptinotarsa son propensas
a desarrollar resistencia a insecticidas entre
otros aspectos por ser capaces de alimentarse
de plantas Solanáceas las cuales tienen en su
follaje altas concentraciones de glicoalcaloides
tóxicos, por lo que estos insectos han evolucio-
nado su capacidad fisiológica para detoxificar
o tolerar los venenos.
Cucarroncitos perforadores de las
hojas
Nombre científico
Colaspis lebasi Lefevre. y Diabrotica sp.
(Coleóptera: Chrysomelidae).
Descripción e importancia
Colaspis lebasi son escarabajos o cucarron-
citos de 5 mm de longitud, con cuerpo fuerte,
cabeza, torax y élitros de color verde brillante
metálico, con antenas y patas amarillas. La
superficie del cuerpo presenta puntuaciones
notorias muy uniformes (Barrios et al. 1986).
Los adultos de Diabrotica sp. son cucarroncitos
de 6 a 9 mm sus colores varían con la especie
(Figura 18).
 El Cultivo del Lulo bajo la implementación de las Buenas Prácticas Agrícolas
Estos cucarroncitos son ágiles, caminan
y vuelan sobre las hojas, de las cuales se
alimentan, produciendo perforaciones más o
menos redondeadas; los estados de huevo,
larva y pupa ocurren bajo el suelo. Los huevos
son depositados a una profundidad de hasta
10 cm. Los síntomas de daño y el manejo de
los cucarroncitos perforadores de las hojas es
similar al de Leptinotarsa sp.
Fotos: G. Franco
Figura 18. Cucarroncitos perforadores de
hojas de diversos colores.
Condiciones favorables
Las épocas de verano aumentan las poblacio-
nes de estos insectos
Manejo
Control selectivo y oportuno de malezas,
dejando Solanáceas de porte bajo que atraen
adultos para alimentarse, facilitando el control.
Distribución de cultivos, evitando cultivos de
hospederos cercanos al lulo. Proteger hábitats
naturales en la finca, para conservar enemigos
naturales, intercalar cultivos de poca apetencia
de la plaga. Aplicaciones de Metarhizium
anisopliae y Beauveria bassiana de acuerdo
a las especies predominantes. En general, el
manejo es similar al utilizado para el Leptino-
tarsa undecemlineata. El control químico no
es necesario (Sánchez, 1973). Sin embargo,
adultos de Diabrotica alimentados con follaje
tratado con lufenuron han mostrado reducción
en la fecundidad y viabilidad de los huevos
(Avila y Nakano 1999).
Vaquita perforadora de las hojas
Nombre científico
Epilachna flavofasciata (Lap.) (Coleóptera:
Coccinelidae)
Descripción e importancia
Se ha registrado en Amazonas, Antioquia,
Boyacá, Caldas, Cundinamarca y Tolima
(Blackwelder, 1945). No es una plaga seria
para Colombia, las poblaciones se incremen-
tan bajo algunas condiciones particulares
del clima. Este insecto tiene metamorfosis
completa es decir que atraviesa por el estado
de huevo, larva, pupa y adulto. Los huevos
tienen forma oval, son de color amarillo y son
ovipositados en grupos sobre el envés de las
hojas. Las larvas son de color amarillo con
fuertes espinas ramificadas o escolos sobre
la parte dorsal. La pupa es libre o exarata de
color amarillo, forma ovalada con extremos
redondeados. Empupa en el envés de las
hojas fijándose a las mismas por su extremo
abdominal (Folcia et al. 1996). Los adultos
son cucarroncitos de forma acorazonada de
color negro, élitros café amarillento con dos
manchas semicirculares en la mitad, miden
entre 6,7 -10,5 mm. (Blackwelder, 1945).
111
El Cultivo del Lulo bajo la implementación de las Buenas Prácticas Agrícolas
Condiciones favorables
Temperaturas de 23 °C y 70 % de humedad
relativa favorecen el incremento de las pobla-
ciones de este insecto.
Síntomas
El daño es causado por las larvas y los adultos
cuando se alimentan del tejido foliar del envés
de las hojas, dejando intacta la nervadura pero
pueden llegar a esqueletizar la hoja en forma
de tul o red.
Manejo
A nivel experimental aplicaciones de extractos
acuosos de higuerilla Ricinus communis
(Euphorbiaceae) han ocasionado un efecto
negativo sobre los adultos, la oviposición, la
eclosión, la duración del estado de larva, la
formación de pupas y emergencia de adultos
(Islam et al. 2011).
INSECTOS CHUPADORES O
SUCCIONADORES DE SAVIA
Perla de tierra
Nombre científico
Eurhizococcus colombianus Jakubski (Hemip-
tera: Margarodidae)
Descripción e importancia
La cochinilla conocida como “perla de tierra” es
un insecto de hábitos subterráneos, de forma
oval, cubierto por secreciones de cera, que le
dan el color blanco perlado, de donde se deriva
su nombre (Londoño, 2005). Durante su vida
atraviesa por varios estados de desarrollo, los
cuales reciben los nombres de huevo, larva-1,
quiste-1, quiste-2 y hembra adulta (Foldi y Soria
1989) (Figura 19). Estos autores describen a la
112
hembra de E. colombianus como un individuo
robusto de color amarillo, con cuerpo globoso
y con arrugas; posee siete segmentos bien
diferenciados y pelos de color amarillo intenso,
tanto a nivel dorsal como ventral. Las antenas
tienen siete segmentos bien diferenciados. Las
patas anteriores son excavadoras en forma de
garra, bien desarrolladas, que le sirven para
desplazarse hasta ubicar las raíces del cultivo,
donde pone los huevos. Las hembras están
desprovistas de aparato bucal, por lo tanto
no se alimentan (Foldi y Soria, 1989). Entre
los 3 y 4 días después de la emergencia, las
hembras adquieren una apariencia algodono-
sa, cubriéndose de finos filamentos blancos
en su parte dorsal, que dan origen al ovisaco;
este período corresponde a la preoviposción
(Castrillón, et al. 2003).
La reproducción de E. colombianus es
partenogenética de tipo telitóquica, es decir
que las hembras son capaces de reproducirse
sin necesidad de copular con los machos y la
progenie obtenida son hembras (Foldi y Soria,
1989). Kondo y Gómez (2008), manifiestan
que la hembra adulta, empieza a poner huevos
dentro de una cavidad abdominal o marsupio,
el cual se va formando a medida que los
huevos son depositados.
Castrillón et al. (2003) observaron que las
hembras depositan los huevos en forma de
cadena cuando se encuentran en un espacio
libre del suelo o bien en apretadas masas,
cuando el suelo está compacto. Para Castrillón
et al. (2003) los huevos son de color blanco
lechoso, de superficie lisa y forma ovoide
cuando están recién ovipositados y miden en
promedio 0,50 x 0,22 mm. Una hembra puede
ovipositar 140 huevos durante 20 días. Los
huevos eclosionan a los 20 días. Las ninfas
que nacen se conocen como “larva primaria”
y muestra gran actividad durante los primeros
cinco días, durante este tiempo, se observa
 El Cultivo del Lulo bajo la implementación de las Buenas Prácticas Agrícolas
Figura 19. Resumen de la biología de la perla de tierra, Eurhizococcus colombianus Jakubski
(Hemiptera: Margarodidae).
completamente expuesto su aparato bucal (es-
tílele) que introduce a la raíz para fijarse a ella.
Después de 10 días comienza una actividad
de secreción de una sustancia cerosa. A las
tres semanas se forma el quiste-1. Entre los
8 a 9 meses se forma el quiste-2, que tiene
una coloración más amarilla y un tamaño entre
1,5 x 0,97 mm. Entre los 9 a 10 meses se
observa el tercer estado ninfal y el quiste mide
hasta 8 mm. En este estado se desprende
fácilmente de la raíz. Aunque en el estudio
realizado por Castrillón, et al. (2003), no se
logró determinar la duración desde huevo
hasta hembra adulta, se presume que este
ciclo puede durar más de 26 meses (Castrillón
et al. 2003). Varios autores afirman que los
quistes de tercer estado, se pueden mantener
viables entre 8 y 12 años y ser capaces de
originar hembras, después de ese tiempo, si
se presentan condiciones adecuadas (Fodi et
al. 1989; González et al. 1969). Según Soria
y Gallotti (1986) el hábito de alimentación de
Eurhizococcus consiste en inyectar enzimas
Fotos: Guarín y Carvajal (2002).
y otros compuestos, destinados a permitir la
penetración o instalación de los estiletes cerca
del tejido vascular de las raíces, dificultando
el flujo de savia a través de los tejidos de
las plantas. Estas sustancias provocan una
intoxicación generalizada o fitotoxemia que
ocasiona en forma directa una reducción en
la producción del cultivo. Por la localización del
insecto en las estructuras subterráneas de las
raíces, es muy difícil observar la infestación
inicial de esta plaga. Sólo es detectada,
cuando las plantas muestran los síntomas de
su ataque en la parte aérea.
Condiciones favorables
Castrillón et al. (2003) indican que la zona
agroecológica más afectada por esta plaga
se ubica en la cordillera central de Colombia,
con suelos de influencia de cenizas volcánicas,
superficiales, de baja fertilidad, con alta fijación
de fósforo, susceptibles a la erosión, situados
entre 2.000 y 3.000 msnm, con temperatura
113
El Cultivo del Lulo bajo la implementación de las Buenas Prácticas Agrícolas

promedio entre 12 a 18 °C y una precipitación y frutos y muerte (Figura 20). Estos síntomas
promedio anual de 500 a 3.000 mm. Estos son más notorios en lulo de Castilla que en lulo
mismos autores consideran que la presencia La Selva (Castaño, 2002).
de malezas poligonáceas del género Rumex,
como la lengua de vaca (Rumex crispus L.l.) y
el sangretoro o envidia (Rumex acetosella L.)
son focos de multiplicación del insecto, debido
a que las larvas de la perla se desplazan hasta
sus raíces para alimentarse. Estas malezas
abundan en cultivos de clima frío, en terrenos
baldíos, de suelos ácidos, mal drenados y de
baja fertilidad (Cárdenas et al. 1970). También
se han reportado como hospederas de la perla
de tierra, plantas ornamentales como el San
Joaquín (Hibiscus sp.), el besito (Impatiens
balsamina L.), el jazmín de noche (Jasminum
sambac L.) Ait.), el pasto kikuyo (Pennisetum
clandestinum), los helechos y el falso piretro

Foto: J. Bernal
(Artemisia absinthium L.) (Carvajal, 2002).

Para Urueta (1980), citado por Lopera (2001),

la forma más común de dispersión de la perla
de tierra es mediante la utilización de material
vegetal infestado, obtenido en los viveros.
Carvajal (2002), lista algunas condiciones que
favorecen la diseminación y multiplicación de
la perla de tierra, entre las que se mencionan:
(1) Utilización de herramientas en suelos
infestados con perla y la no desinfección de
éstos. (2) Presencia de la hormiga argentina
Linepithema humile (Mayr) (Hymenoptera:
Formicidae) que en países como Brasil, se ha
registrado en asociación mutualista con perla
de tierra. En este país, se ha observado que
estas hormigas transportan a las larvas recién
nacidas de un lugar a otro, multiplicando así
los puntos de infestación en el sistema radical
(Hickel, 1994). (3) Agua de escorrentía que
puede transportar la perla desde sitios infesta-
dos del cultivo hasta sitios libres del problema.
Síntomas
La planta afectada muestra un amarillamiento
progresivo de follaje, flacidez, caída de flores
Figura 20. Síntomas en planta de lulo
atacada por la perla de tierra Eurhizococcus
colombianus Jakubski (Hemiptera:
Margarodidae).
Manejo
Hasta el momento no se conocen herramientas
eficientes que permitan regular las poblaciones
de perla de tierra en el cultivo del lulo, por
lo que se recomienda manejar este insecto
de manera preventiva. Se deben realizar
muestreos aleatorios en las nuevas áreas de
siembra para verificar la existencia del insecto
en el suelo y en malezas. Para la siembra de
lulo es conveniente seleccionar lotes que no
estén infestados por la plaga. Solarizar el
suelo para la plantulación y llenado de bolsas.
Realizar una adecuada preparación de suelo,
consistente en picar y voltear el suelo con 20
días de anticipación (Castaño, 2002). Con
el fin de evitar la contaminación de los lotes
sembrados con lulo, se deben controlar las
vías de acceso a los cultivos. Adecuar sitios en

114
 El Cultivo del Lulo bajo la implementación de las Buenas Prácticas Agrícolas
la finca, que permitan desinfestar el calzado de
operarios y las herramientas de trabajo antes
de ingresar a los cultivos. Se recomienda la
utilización de protectores plásticos desecha-
bles para las botas del personal que labora
en el huerto, para así evitar la contaminación
del calzado con suelo infestado por perla y su
diseminación en zonas libres del problema.
Se debe evitar asociar el lulo con cultivos
como la arracacha (Arracasia xanthorrhiza),
brevo (Ficus carica L.), manzano (Malus sp.),
tomate de árbol (Cyphmandra betacea), fresa
(Fragaria sp.), cítricos (Citrus sp.), durazno
(Prunus pérsica Stockes y Zuccarini), mora
(Rubus glaucus Benth.), papa criolla (Solanum
pureha) y yuca (Manihot utilissima Pohll.), ya
que estos cultivos son también hospederos de
la perla (Posada y García, 1976; Urueta, 1980
y Castrillón et al. 1998). Además, es necesario
hacer un estricto control de malezas como la
lengua de vaca, el sangretoro o envidia y el
pasto kikuyo que son también hospederas de
la perla. En forma periódica se deben hacer
muestreos aleatorios, profundizando 30 cm
respecto a las raíces del frutal (Osorio, 2005),
con el fin de detectar infestaciones iniciales
de la plaga. Una vez se detecte perla de
tierra en un lote, se recomienda retirar la
planta afectada y el suelo a su alrededor para
quemarlo (Londoño, 2005). Algunos estudios
indican que la perla de tierra es susceptible a
agentes de control biológico como Metarhizium
anisopliae y Paecilomyces sp. (Lopera, 2001;
Carvajal, 2002; Guarín y Carvajal, 2002; Gua-
rín, 2003). Sin embargo, dichos estudios son
aún muy preliminares. Se ha identificado como
depredador de huevos, quistes y hembras del
insecto, a la mosca ladrona Prolepsis lucifer
(Diptera: Asilidae) (Wiedemann, 1828), pero no
se conoce la bioecología y los métodos de su
preservación (Soria y Mello, 1998).
El control químico no ha mostrado buenos
resultados, ya que el insecto se encuentra
recubierto de una capa cerosa que impide el
contacto del insecticida con el integumento
del mismo, que imposibilita al producto, llegar
a la profundidad donde encuentra el insecto.
En Brasil, dos ingredientes activos de nueva
generación o neonicotinoides (Tiametoxam
e Imidacloprid), han mostrado resultados
positivos para el control de Eurhizococcus bra-
siliensis (Hempel) (Hemiptera: Margarodidae),
en cultivos de uvas de un año de edad. Con
dosis de 7 g/planta de producto comercial de
Tiametoxam aplicado directamente al suelo
usando una formulación granular o 14 g/
planta de Imidacloprid diluido en agua y
aplicado en drench al suelo (1 l/por planta),
se obtuvieron controles superiores al 80 % en
ambos tratamientos aplicados por separado
(Teixeira et al. 2002). Aunque en Colombia no
se han adelantado investigaciones sobre las
relaciones mutualistas y convergentes entre
hormigas y la perla de tierra es importante
identificar las hormigas asociadas a la perla de
tierra y conocer su bioecología para proponer
estrategias que permitan regular las poblacio-
nes de estas hormigas.
INSECTOS Y ÁCAROS CHUPADORES
O SUCCIONADRES DE SAVIA
Saltahojas, chicharrita, cigarra,
empoasca, lorito verde
Nombre científico
Empoasca sp. (Hemiptera: Cicadellidae)
Descripción e importancia
Los loritos verdes generalmente tienen cuerpo
alargado de 3,5 a 4,0 mm de longitud. Su
color es verde pálido. Posee dos pares de alas
traslúcidas y un par de patas posteriores largas
que le facilitan saltar distancias considerables,
lo que le confiere gran movilidad (Figura 21).
Las hembras insertan los huevos dentro del
tejido de las plantas, éstos son oblongos y sólo
pueden verse mediante técnicas especiales
de aclaramiento de tejidos o con ayuda del
115
 El Cultivo del Lulo bajo la implementación de las Buenas Prácticas Agrícolas

microscopio (CIAT, 1989). El huevo eclosiona Condiciones favorables

unos 8 a 9 días después de la oviposición. Las
ninfas pasan por cinco instares de desarrollo;
son muy pequeñas y de color verde pálido,
de forma similar a la de los adultos, pero se
diferencian de éstos, porque carecen de alas
(CIAT, 1989).
Las mayores poblaciones de Empoasca gene-
ralmente ocurren durante las épocas secas.
Este insecto es una plaga endémica en zonas
comprendidas entre los 0 y los 1.500 m de
altitud, con temperaturas promedio de 22 a
32 °C (CIAT, 1989).

Síntomas

Las plantas afectadas por el machorreo

presentan un retraso en su desarrollo normal,
Foto: J. Bernal

en cuanto a su tamaño y cuajamiento de frutos,

Figura 21. Adulto de Lorito verde, Empoasca sp.
El aparato bucal, tanto en las ninfas como en
los adultos, consiste en un pico o estilete que
introducen en el tejido foliar hasta alcanzar el
floema para extraer la savia de la planta, no
solo para alimentarse sino para protegerse de
la deshidratación. Los adultos y las ninfas de
cuarto y quinto instar son los estados más
activos del insecto y por lo tanto, los que
causan el mayor daño (CIAT, 1989).
ya que estas estructuras se transforman en
filodios (semejantes a hojas) y no hay produc-
ción. Las hojas de las ramas afectadas por
el fitoplasma, se entorchan y se tornan más
gruesas que las normales, su coloración es
tenue y en algunos casos se observa mosaico.
Los tallos se acortan en sus entrenudos, son
débiles y presentan un crecimiento en forma
de roseta (escoba de bruja) (Figura 22) (Be-
tancourt y Villamar, 2004).

La duración del ciclo de vida, desde el estado

de huevo hasta su transformación en adulto,
es de 18 días, en promedio. Después de
convertirse en adulto, la hembra pasa por
un período de preoviposición de 5 días, A
aproximadamente; luego empieza a ovipositar
activamente. Cada hembra pone en promedio
107 huevos, lo cual indica que es una especie
Foto: A. Saldarriaga, J. Bernal.

de alta fecundidad. Los adultos tienen una vida

relativamente larga, en promedio, las hembras
viven 65 días y los machos 58, tiempo durante
el cual pueden causar un daño considerable
(CIAT, 1989). La importancia económica del
lorito verde está dada porque es el vector del B
fitoplasma asociado con el machorreo del lulo.
Figura 22. Síntomas de machorreo en lulo.
Estos autores determinaron que los periodos
A. Filodios (estructuras florales semejantes
de alimentación e inoculación fueron de 24 a hojas) B. Escoba de bruja, crecimiento de
horas (Betancourt y Villamar, 2004).
tallos en roseta.

116
 El Cultivo del Lulo bajo la implementación de las Buenas Prácticas Agrícolas
Manejo
En especies como el fríjol, el uso de cultivos
múltiples, como medida de control cultural
de Empoasca kraemeri, ha sido una práctica
efectiva (CIAT, 1989). Asimismo, se dice que
las coberturas del suelo (plástico blanco, cas-
carilla o paja de arroz, entre otras), producen
un efecto repelente en el insecto, ya que el
color y la capacidad de reflexión de la luz del
área que rodea las plantas, afectan el compor-
tamiento de los adultos. Esta recomendación
no es práctica para cultivos a escala mediana
o grande, por lo cual, se recomienda utilizar las
malezas como cobertura del suelo, quemán-
dolas con herbicida y empleando técnicas de
labranza mínima (CIAT, 1989).
Betancourt y Villamar (2004) sugieren iniciar
los cultivos con plantas obtenidas in vitro, para
así garantizar la sanidad de los mismos, debido
a que la propagación por estacas promueve
la diseminación del patógeno. En zonas donde
se haya detectado el problema y si existen po-
blaciones del insecto vector especialmente en
épocas secas, se recomienda evaluar el efecto
de los siguientes ingredientes activos para el
control del lorito verde: Fipronil (Cazador 80
WG80); imidacloprid (Confidor); Imidacloprid
+ beta cyflutrin (Provado Combi); Tiametoxam
+ Lambdacihalotrina (Engeo); Thiamethoxam
25 % (Actara 25WG) y Etofenprox 10,9 %
(Trebon).
Áfidos o pulgones
Nombre científico
Aphis gossypii Glover; Myzus persicae (Sulzer)
(Hemiptera: Aphididae)
Descripción e importancia
En el trópico las poblaciones de estos áfidos,
solo se presentan como hembras partenoge-
néticas y vivíparas, es decir, que producen
directamente ninfas o estados inmaduros sin
necesidad de copular con los machos. Estas
hembras pueden o no tener alas (Dixon, 1977).
El pulgón A. gossypii es un insecto pequeño
(mide 1,5 mm de longitud en promedio), con
forma de pera, de consistencia blanda y de
color verde, con variaciones que van del
amarillento al verde oscuro, marrón o negro.
Las antenas tienen una longitud casi igual a
la mitad del cuerpo. El abdomen tiene algunas
manchas dorsales oscuras. Los adultos alados
poseen dos pares de alas transparentes; en
reposo, las alas permanecen dobladas en
forma de techo sobre el cuerpo. Las hembras
y las ninfas se localizan en el envés de las
hojas nuevas o brotes y se alimentan de la
savia (Figuras 23A y 23B). Este pulgón alcanza
su desarrollo desde el nacimiento de las ninfas
hasta alcanzar el estado adulto, en 8 días
aproximadamente. Las hembras adultas viven
unos 30 días y dan origen a un promedio de
sesenta individuos (Vélez, 1985).
A
Fotos: J. Bernal
B
Figura 23. Áfidos o pulgones que atacan
al lulo. A. Myzus persicae (Sulzer). B. Aphis
gossypii Glover.
117
El Cultivo del Lulo bajo la implementación de las Buenas Prácticas Agrícolas
Por los hábitos de alimentación, las poblacio-
nes de este áfido en cultivos de lulo, puede
reducir directamente el vigor de las plantas,
haciéndolas susceptibles a otras enfermeda-
des. Como daño indirecto, la miel de rocío
que estos insectos excretan, ocasiona el
desarrollo de fumagina, enfermedad causada
por el hongo Capnodium, el cual crece sobre la
superficie de los frutos y hojas y que produce
un polvillo de color negro que semeja un
hollín, reduciendo la calidad de la fruta y la
fotosíntesis de la planta. El otro daño indirecto
referenciado a las poblaciones de áfidos, tiene
que ver con la transmisión de virus.
Condiciones favorables
Londoño (2008) afirma que los áfidos se
incrementan durante periodos secos, cuando
se presentan condiciones de clima con tem-
peratura alta y humedad relativa baja y cuando
coinciden estos períodos con la brotación del
cultivo. Por ser una especie polífaga, el pulgón
A. gossypii tiene muchas plantas hospederas,
entre las que se citan malváceas (Hibiscus
spp.), cucurbitáceas (melón, sandía, zapallo,
pepino), cítricos, fresa, remolacha,
espinaca, esparrago y diversas
plantas ornamentales y malezas
(Vélez, 1985). El incremento de la
fertilización nitrogenada, aumenta
las poblaciones de A. gossypii
(Nevo y Coll, 2001).
Síntomas
La extracción de la savia ocasiona arrugamien-
to de brotes tiernos, debilitamiento general de
la planta y enanismo.
Manejo
Aunque las poblaciones de A. gossypii pueden
llegar a ser abundantes, existen circunstancias
que hacen que el insecto pueda manejarse
relativamente fácil. La lluvia es un factor que
118
regula las poblaciones, por el impacto que cau-
san las gotas de agua sobre el cuerpo blando
del insecto. Las plantas afectadas muestran
posteriormente una adecuada recuperación.
Los pulgones, en muchos casos, son bien
controlados por sus enemigos naturales,
como las avispas parasitoides como
Lysiphlebus testaceipes (Cress) (Hymenop-
tera: Braconidae) (Figura 24) y Aphelinus
gossypii Timb. (Hymenoptera: Aphelinidae),
predadores como Hippodamia convergens
Guérin-Menéville (Coleoptera: Coccinelidae),
Chrysoperla carnea Stephens (Neuroptera:
Chrydopidae) y los hongos entomopatógenos
como Entomophthora sp. (Entomophthorales:
Entomophthoraceae) (Vélez, 1985; Howard
et al. 1985; Van Driesche y Bellows, 1996;
Kaplan y Eubanks, 2002).
Recipientes plásticos de color amarillo con
agua jabonosa, atraen las poblaciones de
ésta y muchas otras especies de áfidos y son
utilizados por algunos agricultores como una
estrategia para regular sus poblaciones en
cultivos de lulo.
Figura 24. Parasitoides de áfidos en lulo,
Lysiphlebus testaceipes (Cress) (Hymenoptera:
Braconidae) A. Áfidos parasitados, obsérvese
cuerpo globoso del áfido y orificios de emergencia
del parasitoide. Fotografía: Blake Layton, Mississippi
State University and Scott Stewart University of
Tennessee, Department of Entomology and Plant
Pathology. B. Adulto del parasitoide recién emergido.
Fotografía: J.K. Clark, Courtesy of University of
California, Statewide IPM Project.
 El Cultivo del Lulo bajo la implementación de las Buenas Prácticas Agrícolas
Complejo de ácaros
Nombre científico
Tetranychus urticae (Koch); (Acari:
Tetranychidae)
Polyphagotarsonemus latus (Banks), (Acari:
Tarsonemidae)
Descripción e importancia
La araña roja común Tetranychus urticae, no
es insecto, es un arácnido. Es una especie
cosmopolita (se la puede encontrar en todo
el planeta). Atraviesa por el estado de huevo,
larva, protoninfa, deuteroninfa y adulto (Vélez,
1985). En estado de hembra adulta, alcanza
una longitud de 0,5 a 0,6 mm. Estas hembras
adultas son de coloración variable, dependien-
do del clima y la edad. Pueden ser amarillen-
tas, verdosas, rojas e incluso marrones, con
dos manchas oscuras, medianas, situadas
en las zonas laterales del dorso. El color de
los machos y los estados inmaduros (larva,
protoninfa y deuteroninfa) tienen una tonalidad
más tenue. Los machos son más pequeños
que las hembras, con el cuerpo fusiforme y
las patas más largas en relación al tamaño
del cuerpo. Los huevos son esféricos, lisos
y de color blanquecino, ámbar a anaranjado,
oscureciéndose a medida que avanzan en su
desarrollo (Figura 25) (Ferragut, 2006).
Tanto los adultos como las formas inmaduras
activas poseen un aparato bucal consistente
en estiletes sólidos y finos que se insertan en
las células e ingieren su contenido. Dañan la
superficie protectora de las hojas, los estomas
y el parénquima esponjoso y de empalizada.
Las colonias permanecen la mayor parte del
tiempo en el envés de las hojas (Vélez, 1985).
La característica más evidente que indica la
presencia de estos arácnidos es su tendencia
a la agregación y a vivir en colonias y crear en
ellas, estructuras construidas a base de hilos
de seda que rodean el espacio físico donde
se ubican.
Foto: A. Saldarriaga
Figura 25. Adultos de Tetranychus urticae
(Koch).
Las hembras del ácaro blanco Polyphagotarso-
nemus latus (Banks) tienen en cuerpo convexo
de forma ovalada, de coloración blanca-ama-
rillenta o blanca-verdosa y brillantes, con 160
micras de longitud (Cardona y Mesa 2015).
La pata I presenta una uña fuerte y la pata
IV termina en una seta larga. Hay dimorfismo
sexual pronunciado: los machos son de menor
tamaño; los huevos son característicos de
la especie, grandes, ocupan casi la mitad
del cuerpo de la hembra. De forma oval y
blanquecina, el corion está cubierto por filas
longitudinales de tubérculos blancos (Cardona
y Mesa, 2015).
Los machos tienen el cuerpo comprimido
lateralmente y presentan en la pata IV un
órgano para cargar la “pupa” y fijar a la hembra
durante la cópula. Es común observar en in-
festaciones altas a los machos desplazándose
velozmente con la “pupa” (hembra), adherida
a su pata IV (Cardona y Mesa 2015). Durante
su ciclo de vida pasa por los estados de huevo,
larva, “pupa-larval” y adulto (Cardona y Mesa
2015), los cuales se pueden encontrar en el
envés de las hojas, así como en brotes y frutos
tiernos. Los huevos son puestos principalmen-
te en el envés de las hojas, inicialmente son
translúcidos con unas protuberancias en fila
sobre la superficie, cuando están próximos a
la eclosión se tornan blancos. De los huevos
119
 El Cultivo del Lulo bajo la implementación de las Buenas Prácticas Agrícolas
emergen las larvas inicialmente ovoides y lue-
go fusiformes con tres pares de patas (Figura
26). Las larvas posteriormente se transforman
en “pupas- larvales”, estado de desarrollo
inmóvil de forma ovalada con los extremos
bien agudos, translúcido con una mancha
blanca de forma rectangular (no serán a). Este
estado de desarrollo es cargado y transportado
por el macho para realizar la cópula con la
hembra, la cual emerge en menos de 24 horas
(Cardona y Mesa, 2015). La duración del ciclo
desde huevo a adulto varía de acuerdo con la
temperatura y puede estar entre 3 a 5 días
(Cardona y Mesa, 2015). Una hembra es
capaz de poner hasta 4,3 huevos por día y
40 durante todo el ciclo.
Foto: J. Bernal.
Figura 26. Adulto en máximo aumento del
ácaro blanco, Polyphagotarsonemus latus
(Banks) (Acari: Tarsonemidae).
Condiciones favorables
Ferragut (2006) señala que T. urticae es una
especie adaptada a climas cálidos y de escasa
humedad, debido a la protección de los hilos
de seda. Su temperatura óptima es 32 °C, en
la que completa su desarrollo en 9 o 10 días.
A su vez, Rodríguez (1977), manifiesta que
las condiciones de sequía y alta temperatura
favorecen la producción de huevos del ácaro,
aunque su longevidad puede disminuir.
Doreste (1988), dice que la forma más efectiva
de dispersión de los ácaros es el viento. Algu-
120
nos estudios sugieren que los altos contenidos
de nitrógeno y fósforo en las hojas se refleja
en una mayor fecundidad del ácaro (Jesiotr,
1976; Rodríguez, 1977).
La presencia de polvo en las hojas, sobre todo
en aquellas plantas que crecen al borde de
caminos o carreteras destapadas y polvorien-
tas, también es una condición que favorece el
incremento de las poblaciones de T. urticae;
en estas plantas se eliminan los depredadores
o se dificulta la localización de la presa.
El ácaro blanco (P. latus) requiere para su
desarrollo, lugares con baja intensidad de
luz solar, alta temperatura y alta humedad
relativa (superior al 80 %) y temperatura
media (21-25 °C) (Rodríguez 2012). Este
ácaro se presenta de manera permanente
sobre estructuras jóvenes como brotes
tiernos y frutos en sus primeros estados
de formación. Los estados inmóviles como
huevos y pupas se mantienen en hojas
tiernas aún con precipitaciones de 150 mm
de lluvia por semana. Por su parte, estados
móviles como larvas y adultos, disminuyen
sus poblaciones cuando hay precipitaciones
entre 10- 50 mm de lluvia/semana (Mesa
et al. 2011). La dispersión del ácaro P. latus
se ve favorecida por el viento, el hombre e
insectos como moscas blancas (Gerson 1992;
Palevsky et al. 2001, citado por Rodriguez
2012).
Síntoma
La araña roja se alimenta de las células epidér-
micas de las hojas. La muerte de estas células
causada por la presencia de colonias, produce
una decoloración que afecta la fotosíntesis
en esa área de la hoja ocupada y en algunos
casos puede manifestarse también en el haz,
en forma de manchas rojizas, amarillentas o
como simples abombamientos decolorados
(Figura 27) (Ferragut, 2006). Este cambio de
 El Cultivo del Lulo bajo la implementación de las Buenas Prácticas Agrícolas
Foto: J. Bernal.
Figura 27. Síntomas de daño en hojas de
lulo, atacadas por la arañita roja, Tetranychus
urticae (Koch).
coloración se relaciona con la reducción en el
contenido de clorofila, lo que ocasiona poste-
riormente la caída de las hojas y la reducción
considerable del vigor y la producción de la
planta (Urueta, 1980). El ácaro blanco (P. latus)
inyecta saliva tóxica que causa enroscamiento,
endurecimiento y distorsión del crecimiento
en los tejidos terminales de la planta. Ataca
brotes nuevos, hojas, tallos tiernos, botones
florales y frutos, causando deformación de
las hojas (Figura 28A) y acortamiento de
los entrenudos. Los tallos que son atacados
presentan zonas ásperas y corchosas de color
café claro, esta sintomatología es reconocida
por los productores como la “mona del lulo”
(Figura 28B). Los frutos pequeños toman una
coloración oscura, se momifican y detienen
su desarrollo; los frutos más desarrollados
reducen su tamaño y su epidermis presenta
una mancha o un bronceado de color café
oscuro (Castaño, 2002) (Figura 28C).
Las variaciones del clima afectan significati-
vamente al T. urticae. Una baja temperatura
causa reducción de sus poblaciones y altas
mortalidades. Una alta humedad relativa en
forma continua disminuye el aumento pobla-
cional y favorece la muerte de estos ácaros.
El aire muy seco produce mortalidad durante
la eclosión y muda. Cuando la lluvia es muy
A B
Foto: J. Bernal.
C
Figura 28. Síntomas de los daños
ocasionados por Phytonemus pallidus (Banks)
(Acari: Tarsonemidae) en lulo. A. Deformación
de hojas jóvenes. B. Tallo con zonas ásperas y
corchosas de color café claro (“la mona”).
C. Bronceado de frutos.
fuerte puede lavar las hojas y disminuir las
poblaciones de ácaros. Este factor está muy
relacionado con la humedad relativa, la cual
favorece en muchos casos, el desarrollo de
microorganismos parásitos sobre los ácaros,
que pueden causar altas mortalidades en muy
corto tiempo (Doreste 1988).
Como medidas de manejo de T. urticae en
lulo, se recomienda controlar arvenses como la
batatilla (Ipomea sp.) y la escoba (Sida sp.) que
son hospederas de esta especie, eliminar los
residuos de las podas, desinfectar las maderas
utilizadas en el tutorado y monitorear el huerto,
prestando atención especial al envés de las
hojas. Bajo la supervisión del asistente técnico
se recomienda, aplicar en rotación para evitar
el fenómeno de resistencia, los siguientes
productos que han sido registrados para el
121
El Cultivo del Lulo bajo la implementación de las Buenas Prácticas Agrícolas
control de esta especie de ácaro en cultivos
de rosa: Tetradifon (Tedion V-18EC) en dosis
de 1,5 cc/litro de agua, actúa sobre huevos,
larvas y esteriliza la hembra; Flufenoxuron
(Cascade DC) en dosis de 0,5 cc/litro de agua,
actúa como larvicida y esteriliza la hembra;
Propargite (Omite EC) en dosis de 0,75 - 1
litro/ha actúa sobre huevos, larvas y adultos;
Propargite y Tetradifon (Vulcano) en dosis de
2,0 - 3,0 cc/litro de agua, actúa sobre huevos,
larvas adultos y esteriliza la hembra; Fenpyroxi-
mato (Kendo) en dosis de 1 litro/ha, actúa
sobre huevos, larvas y adultos; Clofentezin
(Acaristop SC) en dosis de 40 cc/100 litros
de agua, actúa sobre huevos, larvas y esteriliza
la hembra; Paecylomices fumosoroseus Cepa
DSM 15126 (Successor ®) en dosis de 2 cc/
litro de agua, extracto ajo + ají (Capsialil) en
dosis de 5 cc/litro de agua.
El manejo del ácaro blanco (P. latus) debe ser
preventivo, se recomienda iniciar los cultivos
con plantas in vitro o de semilla sexual que
provenga de viveros reconocidos por su sani-
dad, debido a que la propagación por estacas
podría diseminar este ácaro en zonas con
antecedentes del problema. Se debe realizar
monitoreo frecuente del cultivo, haciendo ins-
pecciones en los brotes jóvenes y frutos recién
formados, usando una lupa de 20 aumentos
(20X). Al detectar plantas afectadas, se deben
podar todas las estructuras infestadas, sa-
carlas del cultivo y quemarlas para retardar la
diseminación del problema. Además, se deben
realizar podas de mantenimiento para disminuir
la humedad relativa dentro del cultivo, factor
que favorece el incremento de las poblaciones
del ácaro y mantener la zona de plateo libre
de malezas. Estudios recientes han mostrado
que el uso del depredador Chrysoperla carnea
es una posible alternativa al uso de acaricidas
(Cardona y Mesa, 2015).
El control químico no es muy eficiente, debido
al hábito del ácaro de mantenerse en lugares
protegidos, como hojas sin desplegar y flores
122
cerradas. Se puede evaluar el efecto de control
de los ingredientes activos que se mencionan
a continuación, aplicados en rotación con el fin
evitar el fenómeno de resistencia.
Para causar la irritación en los ácaros y
ocasionar su movilidad dentro de los brotes
vegetativos y reproductivos, se recomienda
hacer aplicaciones del extracto ajo + ají
(Capsialil) en dosis de 5 cc/litro de agua, tres
horas antes de aplicar los acaricidas. Después
de este tiempo, aplicar en rotación uno de los
siguientes ingredientes activos: Paecylomices
fumosoroseus Cepa DSM 15126 (Succes-
sor®); Abamectina (Vertimec); Spiromesifen
(Oberon); Adicionar a la mezcla del acaricida
un coadyuvante, dispersante. Dirigir las aplica-
ciones a los brotes vegetativos y reproductivos.
Trips
Nombre científico
Thrips palmi (Karny) (Thysanoptera:Thripidae)
Descripción e importancia
El Thrips palmi es una plaga polífaga que tiene
el cuerpo de color amarillo (Figura 29B) y mide
1 mm de largo (Crop Protection Compendium,
2001). El T. palmi solo se puede identificar al
examinar los adultos en laboratorio, bajo un
estereomicroscopio. Los adultos emergen de
la pupa en el suelo o en la hojarasca, suben a
las plantas y ovipositan dentro de los tejidos de
ésta, haciendo una incisión con su ovipositor.
Tiene dos estadios jóvenes activos (ninfas),
idénticos a los adultos pero carecen de alas
(Figura 29A) y dos estadios pupales inactivos.
Su ciclo a 25 °C dura 17,5 días, en promedio.
La hembra fecunda puede ovipositar hasta
204 huevos durante su vida (Crop Protection
Compendium, 2001). El T. palmi es bisexual,
las hembras vírgenes producen por parte-
nogénesis solamente machos; las hembras
fecundas producen predominantemente
hembras (PARF, 2001).
 El Cultivo del Lulo bajo la implementación de las Buenas Prácticas Agrícolas

Los daños más severos por T. palmi se han

observado en fríjol (Phaseolus vulgaris), habi-
chuela (Phaseolus sp.), pimentón (Capsicum
annuum), lulo (Solanum quitoense), berenjena
(Solanum melongena), melón (Cucumis melo)
y pepino (Cucumis sativus). Como maleza
hospedera de este insecto, se ha registrado
A
al bledo (Amaranthus dubius) (Vergara, 1998;
Duran et al. 1999). El T. palmi, tiene la caracte-
rística intrínseca a desarrollar resistencia a los
insecticidas (Takematsu et al. 1999).

Síntomas

B En las partes donde el T. palmi se alimenta,

se observa una mancha plateada o bronceada,
ya sea en las hojas, a lo largo de las ner-
vaduras o sobre los frutos (Figura 30). Las
hojas y retoños terminales se atrofian y los
frutos presentan una consistencia rugosa y
son deformes. Cuando las poblaciones son
altas se retarda el crecimiento de la planta, los
Fotos: H. Guarín.

frutos se deforman y se caen y la planta muere.

También ataca a las flores, a los pétalos y los
C ovarios en desarrollo.
Figura 29. Thrips palmi (Karny). A. Ninfa o
estado inmaduro (Aumento 25X). B y C. Adulto.

El T. palmi es el vector del virus del moteado

plateado de la sandía (WSMV) (Iwaki et al.
1984; Kameya Iwaki et al. 1988) y el virus de la
necrosis de los brotes del maní (GBNV) (Lakshi
et al. 1995); sin embargo, hasta el momento
no ha sido asociado a la transmisión de virus
en lulo en Colombia.

Condiciones favorables

T. palmi se ha encontrado en zonas ubicadas

entre los 800 y 2.500 msnm, en un rango
Fotos: J. Bernal.

de temperaturas entre los 12 y los 30 °C, lo

cual indica que la plaga tiene un amplio rango
de adaptación a diferentes pisos térmicos y
temperaturas. Este trips ha sido reportado en Figura 30. Síntomas de daño en hojas de lulo,
27 especies vegetales.
causadas por Thrips palmi (Karny).

123
El Cultivo del Lulo bajo la implementación de las Buenas Prácticas Agrícolas
Manejo
Es aconsejable utilizar trampas adhesivas de
color azul y verde (CIAT, 1999) en las orillas
del cultivo para detectar la presencia de las
poblaciones de adultos de T. palmi.
En condiciones naturales se ha registrado la
presencia de controladores biológicos que
regulan las poblaciones de T. palmi, como:
Orius (Hemiptera: Anthocoridae); Amblyseius
herbicolus y Euseius naindaimei (Acari:
Phytoseiidae); Chrysoperla spp. Ceraeochrysa
sp. (Neuroptera: Chrysopidae); Cicloneda spp.
Hypodamia spp. (Coleoptera: Coccinellidae) y
Franklinotrips sp. (Thysanoptera: Aeolothripi-
dae) (Duran et al. 1999). Así como también
entomopatógenos como Beauveria bassiana
y B. brongniartii (Guarín y Vasco, 1999).
Preparar el suelo con el fin de exponer las pu-
pas de T. palmi a los rayos del sol. Se aconseja
no sembrar el lulo con cultivos hospederos de
T. palmi. Eliminar residuos de podas y socas
de cultivos viejos. Cuando las poblaciones
de T. palmi lo ameriten, se puede evaluar el
efecto de control de los siguientes ingredientes
activos: Spinetoram (Spinosyn J+ Spinosyn
L) (Exalt*60 SC); Imidacloprid (Confidor®);
Flufenoxuron (Cascade) y Spinosad (Tracer*
120 SC).
Minador de la hoja
Nombre científico
Scrobipalpula isochlora (Meyrick, 1931)
(Lepidoptera: Gelechiidae).
Descripción e importancia
Este minador se encontró en los municipios de
Sonsón y Bello (Antioquia), (Sánchez, 1973).
La larva es de un color verde azuloso a morado
y tiene una longitud promedia de 6,4 mm. La
pupa tiene forma cilíndrica, ahusada en los
extremos y de color café. Mide 3,6 a 5,6 mm
124
de largo. Está cubierta por un capullo (cocoon)
blanquecino y se encuentra en el follaje. El
adulto mide de 4,8 a 5,6 mm de largo. Posee
alas flecosas, las anteriores son de color
crema con puntos cafés. En reposo coloca las
antenas sobre el dorso y el abdomen en posi-
ción paralela a la superficie de la hoja. Tiene
palpos labiales desarrollados y robustos. Las
tibias de las patas metatorácicas presentan
cuatro espinas (Sánchez, 1973).
Síntomas
El daño es efectuado por la larva y puede re-
conocerse fácilmente porque la hoja presenta
áreas sucias y en ataques avanzados ésta se
ve perforada. Los excrementos de la larva se
encuentran dispersos dentro de las minas y
al colocar la hoja al trasluz, puede observarse
fácilmente la larva. Como consecuencia de un
daño severo, la planta presenta mal desarrollo
y baja producción (Sánchez, 1973).
Manejo
En el campo se ha observado la presencia
de una especie Hymenoptera perteneciente
a la familia Braconidae ejerciendo un control
natural de 5-10 % sobre larvas de este insecto
plaga (Sánchez, 1973).
Chinche de encaje
Nombre científico
Corythucha fuscomaculata (Stal, 1858)
(Hemiptera: Tingidae).
Descripción e importancia
Se ha registrado en Sonsón y Bello, (Antioquia)
(Sánchez, 1973). El cuerpo de estos insectos
es aplanado dorsoventralmente, su aparato
bucal es de un típico insecto chupador que
se encuentra dentro de un pico de cuatro
segmentos. Presenta una metamorfosis
incompleta que comprende los estados de
 El Cultivo del Lulo bajo la implementación de las Buenas Prácticas Agrícolas
huevo, cinco instares ninfales y adulto. La
hembra del insecto coloca los huevos en el
envés de la hoja generalmente en grupos
numerosos pero no compactos, tienen
forma ahusada terminando apicalmente
en una especie de corona circular, la parte
basal puede ser ligeramente ensanchada. Los
huevos son de color blanquecino y tienen un
período de incubación de ocho días. Las ninfas
recién nacidas son blanquecinas y durante su
primer instar son de hábito gregario, luego se
dispersan por todas las hojas, especialmente
por el envés. En su último instar tienen una
coloración crema con manchas más oscuras
y poseen prolongaciones laterales en el
abdomen al igual que los adultos chupan
gran cantidad de savia. Las ninfas son muy
aplanadas dorsoventralmente. Los adultos
se hallan localizados principalmente en el
envés de la hoja; son poco voladores, siendo
fáciles de capturar. Tienen una coloración
crema oscura y las alas son reticuladas no
presentan una marcada división entre las
partes coriáceas y membranosas, sino una
consistencia uniforme en todo el hemiélitro.
(Sánchez, 1973; Madrigal 1978).
Condiciones favorables
Las condiciones de alta temperatura y baja
humedad relativa favorecen las poblaciones
de este tingido que pueden llegar a causar
defoliación completa de las plantas. En épocas
de verano prolongado los tíngidos se tornan
peligrosos ya que el estado fisiológico de las
plantas y las altas densidades de población del
insecto, hacen que éstas no puedan soportar
las pérdidas de energía y nutrientes por efecto
de la extracción de la savia (Madrigal, 1978).
Síntomas
Los daños son causados por el insecto en
sus estados ninfales y adulto; se caracterizan
inicialmente por la presencia de puntos
cloróticos que pueden observarse por el haz
y corresponden a los sitios donde ha ocurrido
la extracción de la savia. Las ninfas, inyectan
toxinas salivares que causan deformaciones en
el tejido foliar. A medida que avanza el daño se
hacen más densas las puntuaciones cloróticas
hasta llegar a un amarillamiento general y
muerte de las hojas. En algunos casos la hoja
presenta parches completamente secos,
como quemados, que contrastan con parches
totalmente verdes. Al observar por el envés la
hoja atacada se puede notar además un ligero
plateado y excrementos de los adultos y ninfas.
Las plantas infestadas sufren retardos en su
crecimiento; cuando los ataques son severos
pueden ocasionar defoliación completa y
muchos casos su muerte (Sánchez, 1973;
Madrigal, 1978).
Manejo
A nivel de bioensayos en laboratorio, se
observó un buen control biológico con el
hongo Beauveria bassiana, y el nematodo
Steinernema sp. Se recomienda evaluar el
efecto controlador de estos bioensayos bajo
condiciones de campo, realizando aspersiones
preventivas tratando de dirigirlas al envés de
las hojas y al plato de cada planta de lulo
(en drench) para mantener estas fuentes de
inóculo en el suelo (Martínez, 2011).
Chinche harinosa
Nombre científico
Planococcus citri (Risso)
Pseudococcus sp.
(Hemiptera: Pseudococcidae)
Descripción e importancia
Son insectos de forma oval, generalmente
caracterizados por un cuerpo blando, cubierto
con proyecciones de cera blanquecinas (Fi-
gura 31). Tienen 4 instares, el primer instar
o gateador, las ninfas del segundo y tercer
125
El Cultivo del Lulo bajo la implementación de las Buenas Prácticas Agrícolas
instar y la hembra adulta (cuarto instar). La
hembra adulta es amarillenta, ovalada y con
segmentación dorsal evidente. Está recubierta
de abundante secreciones céreas de aspecto
blanco y polvoriento. Tiene patas, antenas,
es móvil y segrega abundantes filamentos
algodonosos que recubren la superficie de la
planta. Los machos son alados, sin secrecio-
nes céreas y viven pocos días.
Figura 31. Chinche harinosa
A. Planococuss citri (risso).
B. Pseudococcus sp.
Condiciones favorables
Las poblaciones de estos insectos suelen in-
crementarse en ambientes cálidos y húmedos
(Kondo, 2009).
Síntomas
Las cochinillas harinosas excretan grandes
cantidades de miel de rocío, cuyo líquido
azucarado proporciona, frecuentemente, un
medio excelente para el crecimiento de la
fumagina. Además de ser poco atractivo, la
fumagina interfiere con la fotosíntesis de la
planta y de alguna manera, en su crecimiento;
si la población es alta puede producir un
importante debilitamiento de las plantas. La
fumagina por lo general desaparece después
de que se controla la infestación de insectos
asociados. Las hormigas se alimentan de la
miel de rocío, por ello, cuando se observen las
hormigas, las plantas deben ser examinadas
de cerca para detectar la presencia de estos
insectos chupadores (Kondo, 2009).
126
Manejo
Se recomienda hacer monitoreos semanales
para detectar las primeras infestaciones de
la chinche harinosa, para ello se necesita
una lupa con 10X de aumento. La inspección
oportuna del incremento de las poblaciones,
permitirá tomar medidas preventivas para el
manejo de esta (Kondo 2009).
Se debe evitar la excesiva
humedad dentro del cultivo,
controlar selectivamente las
malezas y utilizar distancias
de siembra de 3 x 3 m. Se
aconseja evitar el exceso
de fertilizantes puesto que
la chinche harinosa, a
menudo, pone más huevos
y sobrevive mejor en las plantas que reciben
una gran cantidad de nitrógeno (Kondo,
2009). Generalmente no es necesario aplicar
insecticidas para el control del insecto debido
a que sus poblaciones son reguladas natural-
mente por parasitoides como Arrhenophagus
chionaspidis Auriv (Himenóptera: Encyrtidae)
y el Prospaltella auranti (How) (Himenóptera:
Eulophidae) que actúan sobre el estado ninfal
(Sánchez, 1973). En el caso en el que se
justifique aplicar control químico, se reco-
mienda fumigar cuando la chinche harinosa
se encuentre en la etapa de gateador (primer
instar), considerado como el estado más
susceptible de la plaga. La presencia de los
gateadores se puede observar usando cintas
adhesivas envueltas alrededor del tallo de las
plantas de lulo o colocando una hoja o rama
infestada dentro de una bolsa transparente
(Kondo 2009).
Si es posible, se recomienda primero, podar
las partes de las plantas infestadas para per-
mitir una mayor penetración de los insecticidas
en el follaje y las ramas. Rociar las plantas a
fondo, de manera que el insecticida aplicado
llegue a todos los lados de las hojas, ramas y
 El Cultivo del Lulo bajo la implementación de las Buenas Prácticas Agrícolas
tallos vegetales. El uso de un adherente puede
aumentar la cobertura y eficacia del pesticida.
Aplicaciones de un insecticida sistémico en
“Drench” en el suelo también puede funcionar.
Reaplicaciones pueden ser necesarias, depen-
diendo del producto utilizado (Kondo, 2009).
Los aceites agrícolas matan las escamas en
todas las etapas y suelen proporcionar un buen
control. Productos etiquetados como aceite
Superior y aceite agrícola Volck, son de alto
grado y pueden ser utilizados. Es recomen-
dable consultar la etiqueta del producto para
la sensibilidad de la planta y la temperatura
adecuada para sus usos (Kondo, 2009). Las
aplicaciones de insecticidas de contacto a
menudo no dan buenos resultados si no se
hacen cuando los gateadores están activos
(Kondo 2009).
Piojo blanco del duraznero
Nombre científico
Pseudaulacaspis pentagona Targ. (Hemiptera:
Diaspididae)
Descripción e importancia
El piojo blanco, también conocido como es-
camas protegidas o diaspídidos, son insectos
planos, muy pequeños, generalmente de 1
a 2 mm de diámetro, con una cubierta de
color anaranjado. Los huevos son puestos en
número de 80 a 150; son de color anaranjado,
diminutos y eclosionan aproximadamente a los
ocho días. Las ninfas femeninas escogen un
sitio del árbol apropiado para su alimentación;
allí clavan su aparato bucal, se alimentan,
mudan y permanecen en el mismo sitio hasta
que mueren. La hembra tiene tres instares, al
primero se le llama gateador, tiene antenas
y patas bien desarrolladas y se dispersan en
este estadio. El segundo instar se desarrolla
en el mismo sitio que escoge el gateador
para alimentarse y permanece allí, ya que no
tiene patas. La escama de cera del segundo
instar tiene dos capas; la capa superior es la
exuvia (muda del insecto) del gateador, más la
capa que la larva de este estadio produce. La
hembra adulta se parece a la ninfa del segundo
instar, pero regularmente es más grande, tiene
más poros, una vulva, y su cobertura cerosa o
“escama” está compuesta por tres capas de
cera (la exuvia del primer instar, la capa cerosa
del segundo instar, y una tercera capa que
produce el adulto). El adulto macho es alado y
de color anaranjado con un periodo muy corto
de vida (Molinari 1942; Kondo, 2009).
Síntomas
El daño es ocasionado por la ninfa al succionar
la savia de tallos, ramas (Figura 31), partes
tiernas y aun frutos. En ataques fuertes causa
mermas en la producción y puede llegar a
producir el secamiento de la planta (Sánchez,
1973). Las plantas afectadas pueden tolerar
grandes poblaciones de estos insectos, pero
son más susceptibles en épocas de sequía o
en el estado de plántulas.
Manejo
Igual que para la chinche harinosa se debe
controlar selectivamente las malezas, utilizar
distancias de siembra de 3 x 3 m. El control
químico es innecesario, ya que la plaga tiene
enemigos naturales que la controlan; sin em-
bargo, en caso de ser necesario se recomienda
el uso de aceites agrícolas para su manejo.
Se ha observado el Aspidiotiphagus eitrinus
(Craw) (Himenóptero: Eulophidae) ejerciendo
un parasitismo entre el 30 y 40 % (Sánchez,
1973).
127
El Cultivo del Lulo bajo la implementación de las Buenas Prácticas Agrícolas
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131
 El Cultivo del Lulo bajo la implementación de las Buenas Prácticas Agrícolas

Germán Franco , Jorge A. Bernal E.1

Mauricio Londoño B.2

COSECHA en 1998, en el Centro de Investigación La

Selva, ubicado en Rionegro, Antioquia y el
La cosecha es la fase de la explotación comer- cual tiene como fin principal, la agroindustria
cial del cultivo, en la cual el productor planea, de refrescos y pulpas.
organiza, ejecuta y supervisa todas las labores
que permiten recolectar y colocar la fruta en En la Tabla 1 se indica el inicio de producción
el mercado. El producto cosechado debe del lulo, teniendo en cuenta el piso térmico
satisfacer los requerimientos de su cliente, donde se haya plantado y el material utilizado.
en términos de calidad, precio y condiciones
de entrega. Para determinar el momento Tabla 1. Período de siembra a cosecha en
óptimo de la cosecha es necesario tener lulo, según el piso térmico.
en cuenta y combinar diferentes variables a Período desde
saber: porcentaje de maduración de la fruta Material de siembra a cosecha (meses)
en el lote, número de días transcurridos entre siembra
la fecundación y el estado de fruto maduro Clima Clima
o sazón; fecha de siembra; contenido de medio frío
sólidos solubles (ºBx) y acidez titulable, como Lulo la Selva 5,0 – 5,5 7,5 – 8,5
porcentaje de ácido cítrico (Pastrana, 1998). Lulo de Cas�lla 5,5 – 6,5 8,0 – 8,5
Fuente: Franco et al. (2002)
ÉPOCA DE COSECHA
Los períodos de tiempo de flor a fruto co-
Como se mencionó en el Capítulo 2 de sechado, son de 3,5 meses en clima medio
esta publicación, en Colombia se siembran y de 5,5 a 6,0 meses en clima frío, para
de forma comercial, dos materiales de lulo, ambos materiales de lulo. El lulo de Castilla
el Lulo de Castilla, el más cultivado en las produce en promedio 15 t/ha y su ciclo de
principales zonas del país y el lulo La Selva, producción no supera los 12 meses. El lulo
material mejorado, entregado por CORPOICA La Selva produce en promedio 25 t/ha; en
1.
Investigadores Ph.D. CORPOICA C.I. La Selva, Rionegro, Antioquia, Colombia.
2.
Investigador Especialista. CORPOICA C.I. La Selva, Rionegro, Antioquia, Colombia.

133
El Cultivo del Lulo bajo la implementación de las Buenas Prácticas Agrícolas
clima frío, su ciclo productivo puede durar dos
años, en clima medio su ciclo está alrededor
de 18 meses. La calidad interna de la fruta es
similar en ambos materiales y se pueden utilizar
para el consumo fresco y para la industria. El
tamaño de la fruta es superior para el lulo de
Castilla, con pesos entre 80 y 110 g; para el
lulo La Selva la fruta en su mayoría pesa entre
40 y 45 g (Chacón et al. 1996; Franco et al.
1998; Franco et al. 2002).
Las prácticas de cultivo que se realizan antes
de la cosecha afectan positiva o negativamente
las etapas poscosecha. Para obtener frutas de
buena calidad en la cosecha se deben seguir
las recomendaciones descritas en los Capítulos
2, 3, 4 y 5 de este documento.
Índices de madurez
Los frutos de lulo se clasifican dentro del
grupo de los climatéricos (Galvis y Herrera,
1999), es decir que una vez son separados
de la planta, todos los procesos internos
propios de la maduración continúan durante
la poscosecha, donde se presentan cambios
en los contenidos de azúcar, pH y en porcentaje
de acidez (Wills et al. 1984). Por tal motivo, las
Figura 1. Tabla de color del lulo de Castilla (Rojas, 2004a).
134
labores de cosecha deben programarse con
anticipación, donde se tengan en cuenta las
exigencias del mercado y las distancias hacia
los centros de comercialización y de consumo.
Los frutos maduran adheridos a la planta, lo
cual le permite al productor elegir el mejor
momento para la cosecha.
El índice de cosecha más utilizado por los
productores para establecer el momento
óptimo de la recolección, es el porcentaje de
coloración externo de la fruta, determinado en
gran parte, por las exigencias del mercado.
El tiempo transcurrido entre la floración y la
cosecha, con frecuencia también es tenido
en cuenta para determinar el mejor momento
para la recolección y para planear todas las
actividades propias de la cosecha. La defini-
ción del porcentaje de madurez está ligado al
tipo de mercado, las distancias hasta el centro
de acopio y los precios de venta, entre otros
factores. Para facilitar el proceso de venta
entre productores y comercializadores, se
utiliza la tabla de color para lulo de Castilla
y los requerimientos de la Norma Técnica
Colombiana, NTC 5093 (Figura 1) y para el
lulo La Selva la tabla de color propuesta por
Franco et al. (2002) (Figura 2).
 El Cultivo del Lulo bajo la implementación de las Buenas Prácticas Agrícolas
Figura 2. Tabla de color para lulo La Selva
En términos prácticos, los frutos de lulo se
deben recolectar con pedúnculo y cuando la
corteza se encuentre en los estados 1 y 2 de
la tabla de color anteriormente descritas.
La cosecha, aproximadamente 10 meses
después del trasplante a campo, se debe
realizar semanal o quincenalmente, según las
necesidades del comprador, para lo cual se
utilizan recipientes de cosecha de hasta 10
Figura 3. Recipientes para la cosecha de lulo.
RECOLECCIÓN DE LA FRUTA
Es necesario ser cuidadoso en el momento
de la recolección para evitar desgarramientos
y quebraduras de ramas y tallos, asegurar la
duración de la planta y conservar la calidad de
fruta cosechada. La recolección se hace en
forma manual o con tijeras, con o sin guantes;
si se emplean tijeras, se corta el pedúnculo
kg de capacidad (tarro cafetero) (Figura 3),
posteriormente, la fruta se debe mantener a
la sombra hasta llevarla al lugar de acopio de
la finca, donde se hace el acondicionamiento
de la fruta. En una cosecha mal realizada, se
puede perder el esfuerzo hecho en toda la
etapa de producción. Los frutos enfermos o
no comerciales, también se deben cosechar y
enterrar, porque éstos son fuente de inóculo de
enfermedades y plagas que afectan el cultivo.
Fotos: G. Franco.
casi en su totalidad o a ras del cáliz; la cosecha
manual, se efectúa ejerciendo una leve torsión
del fruto para quebrar el pedúnculo, sin quitar
el cáliz (Figura 4). Los operarios deben tener
sus manos limpias y sus uñas cortas; además
se debe evitar el manipuleo excesivo de la
fruta, para disminuir el daño y no afectar la
vida útil de ésta.
135
El Cultivo del Lulo bajo la implementación de las Buenas Prácticas Agrícolas
Figura 4. Cosecha de lulo.
Los frutos se deben recolectar en las primeras
horas de la mañana, momento en el cual el es-
trés causado por altas temperaturas es menor,
se disminuye el calor de campo y las pérdidas
por deshidratación. Los frutos cosechados no
deben estar húmedos por el rocío o la lluvia, ya
que la humedad excesiva acelera el desarrollo
de diferentes agentes patógenos que causan
pudriciones posteriores. La recolección se
debe programar teniendo en cuenta las
condiciones climáticas, la disponibilidad de
mano de obra, los empaques y el transporte;
además se debe considerar la demanda y las
condiciones del mercado (FAO, 1989; Franco
et al. 2002).
Las frutas son tejidos vivientes sujetos a
cambios continuos después de la cosecha.
Para el consumidor, algunos de éstos cambios
son deseables mientras que la mayoría no. Los
cambios en poscosecha en frutos de lulo no
pueden ser detenidos, pero se pueden dismi-
nuir dentro de ciertos límites. La senescencia
del fruto como etapa final de su desarrollo, se
traduce en eventos irreversibles que finalmente
lo llevan a su muerte. La mayoría de las frutas,
al momento de la recolección tienen un con-
tenido de agua superior al 80 % (Wills et al.
1998; Kader, 2007); en lulo este valor fluctúa
entre el 88 y el 90 % (Chacón et al. 1996);
después de la cosecha, los frutos continúan
su proceso respiratorio y de transpiración, lo
que significa pérdidas irrecuperables de agua.
Este proceso implica pérdida de peso de la
136
fruta, marchitez, arrugamiento, ablandamiento,
flacidez, pérdida de crujencia, jugosidad,
calidad nutricional, por lo tanto, disminución
de su valor comercial (Wills et al. 1998; Kader,
2007).
Después de la cosecha, el producto se acon-
diciona y se preparara para el mercado, por
lo que se debe ubicar en sitios sombreados y
frescos, para evitar su deshidratación, pérdida
de peso y disminución de la calidad de la fruta.
Estos sitios de acopio o almacenamiento tem-
poral, además son necesarios para proteger
los frutos de la lluvia y la humedad, que
pueden ocasionar pudriciones poscosecha. En
los lotes de producción, especialmente cuando
se trata de cultivos extensos o con topografía
difícil y escarpada, es necesario establecer
acopios temporales, protegidos de la luz solar
y las lluvias, con el fin de mantener la fruta
resguardada mientras se traslada al acopio
principal de la finca (Kitinoja y Kader, 1996).
MANEJO POSCOSECHA
La poscosecha se define como el período de
tiempo que transcurre desde que el producto
se retira de la planta y se acondiciona en la
finca, hasta el momento en que es consumido
ya sea en fresco, sometido a una preparación
culinaria o al procesamiento y transformación
industrial (Vargas, 1987).
El manejo poscosecha se refiere al conjunto
de operaciones y procedimientos tecnológicos
tendientes, tanto a movilizar el producto
cosechado desde el productor hasta el con-
sumidor, como para proteger la integridad de
éste y preservar su calidad, de acuerdo con
su comportamiento y características físicas,
químicas y biológicas. Este período comprende
la cosecha, acopio local o en finca, lavado y
limpieza, selección, clasificación, empaque,
embarque, transporte, desembarque y alma-
cenamiento (Vargas, 1987).
 El Cultivo del Lulo bajo la implementación de las Buenas Prácticas Agrícolas
La calidad inicial de la fruta cosechada no
puede ser mejorada con la aplicación de
tecnologías durante el período poscosecha,
no obstante, es posible conservar dicha
calidad por largos períodos de tiempo, al
utilizar sistemas modernos de conservación.
Las tecnologías de manejo poscosecha utili-
zadas se basan en el estudio de los factores
relacionados con el deterioro del producto, su
comportamiento fisiológico, las técnicas de
almacenamiento y las estrategias para retardar
su envejecimiento (Gutiérrez y López, 1999).
ACONDICIONAMIENTO DE LA FRUTA
Limpieza
Con esta operación se retiran los tricomas
o “pelusa” del fruto; esta labor se puede
realizar mediante un “zarandeo” suave de la
fruta, en costales limpios, de fibra sintética,
de tejido ralo, tipo “papero” (Figura 5). Alzate
y Villamil (2011) diseñaron una máquina para
el despeluzado de la fruta que funciona con
pedales, los cuales accionan el movimiento
de cuatro cepillos cilíndricos que se encargan
de hacer la limpieza, sin causar maltrato al
producto. Con este sistema se logra limpiar
hasta 30 kg/min, con una eficiencia del 99 %.
Foto: J. Bernal
Figura 5. Remoción de la pelusa del fruto en
lulo en costales de fibra sintética.
Debido a que el Lulo La Selva presenta
tricomas de más fácil remoción, esta labor
se puede hacer sumergiendo y agitando
suavemente la fruta en agua limpia (Figura
6). La fruta se debe secar al aire en un
sitio sombreado, para evitar pudriciones del
producto recolectado. Cuando se trata de
pequeñas cantidades de fruta, los tricomas
se pueden remover, directamente con guantes,
al momento de la recolección.
Foto: A. Saldarriaga
Figura 6. Remoción de la pelusa del fruto del
lulo La Selva mediante inmersión en agua.
El lavado de la fruta es necesario, para evitar
la presencia de contaminantes y prevenir el
ataque de patógenos en el producto cose-
chado. Es posible aplicar algunos fungicidas
permitidos en la poscosecha, tales como el
tiabendazol (0,5 cc/L), con la adición de 5
cm3 de hipoclorito de sodio al 10 %, por cinco
minutos, en esta solución.
Selección
Con el fin de garantizar que el producto a
comercializar tenga condiciones de integridad
y sanidad, es necesario seleccionar la fruta
en la finca, proceso que permite separar los
frutos sanos de aquellos que no tienen valor
comercial, debido a problemas causados por
recolección con índices de madurez inadecua-
do, daños mecánicos y daños ocasionados
137
 El Cultivo del Lulo bajo la implementación de las Buenas Prácticas Agrícolas
por plagas y enfermedades. Para el lulo de
Castilla la norma NTC 5093 establece las
características mínimas que se exigen para
su comercialización (Rojas, 2004b). En lulo
La Selva, cuya utilización es netamente para
procesamiento industrial, las características
de comercialización se realizan de común
acuerdo entre el proveedor y el procesador y
consiste básicamente en la entrega de fruta
con maduración homogénea, limpia, sana y
que cumpla con la reglamentación que en
materia de residuos de plaguicidas establece
el Codex Alimentarius.
El sitio destinado para la selección debe ser
ventilado, protegido de los rayos solares y
alejado de fuentes de contaminación como
agroquímicos, abonos y fertilizantes o ani-
males (Figura 7). Para seleccionar los frutos
aptos para el mercado se emplean operarios
entrenados. Además, se deberá ofrecer a
los operarios las condiciones ergonómicas
mínimas, tales como luz suficiente y mesas
con una altura que permitan realizar esta labor
con eficiencia.
Fotos: J. Bernal, G. Franco.
Figura 7. Modelo de estructura para la
selección de lulo en finca.
138
Para disminuir el manipuleo de la fruta en
esta etapa de la poscosecha, se hace una
primera selección en el campo, cosechando
en primer lugar la fruta de mejor calidad y
posteriormente las de menor categoría, con
base en las exigencias del mercado.
Clasificación
Una vez se realiza la selección del producto,
se procede a su clasificación, con el fin de
unificar la calidad de acuerdo con una o varias
características y exigencias del mercado, como
color, tamaño, calibres, estado de madurez y
peso.
Para el mercado en fresco del lulo de Castilla
se requiere de frutas que cumplan con la
Norma Técnica Colombiana NTC 5093, la
cual establece las características mínimas
que se exigen para su comercialización (Rojas,
2004b).
La clasificación conduce a conformar cate-
gorías o clases comerciales del producto, lo
que garantiza su uniformidad. La clasificación
se realiza según la categoría, el calibre y el
color (Rojas, 2004b). Se puede hacer manual o
mecánica y generalmente se combinan ambas.
La clasificación manual requiere personal en-
trenado, mientras que la mecánica se efectúa
con equipos diseñados para tal fin.
En las regiones productoras, los agricultores
de común acuerdo con el comprador, han es-
tablecido criterios que consideran el diámetro
y la apariencia externa de la fruta (Thompson,
2007).
Empaque
La función del empaque es proteger los
frutos contra daños durante el proceso de
almacenamiento, transporte y comercializa-
ción; éste debe ser rígido y resistente durante
 El Cultivo del Lulo bajo la implementación de las Buenas Prácticas Agrícolas
períodos prolongados de tiempo, soportar
condiciones de humedad relativa alta y en
ocasiones extremas, después del contacto
con agua. Los empaques deben permitir la
remoción continúa del calor producido por los
productos, adaptarse a operaciones de gran
volumen, proporcionar información sobre el
producto y cuando son usados para exhibición,
ser atractivos al consumidor (Thompson y
Gordon, 2007).
La calidad final de los frutos de lulo depende
en gran medida del empaque; sin embargo,
esta operación no mejora la calidad del pro-
ducto, por lo tanto, se deben empacar solo
los frutos de la mejor calidad, limpios, secos,
seleccionados y clasificados, pues la inclusión
de productos dañados puede impedir su venta
y convertirse en fuente de contaminación
posterior del producto sano (Gelvez, 1998).
Las operaciones de empaque no pueden estar
separadas de las operaciones de campo, ya
que muchos problemas, al momento de empa-
car, pueden ser controlados o completamente
resueltos cuando se llevan a cabo buenas
prácticas de recolección. Por ejemplo, utilizar
buenas cajas o canastillas para la cosecha
limpias y desprovistas de aristas y superficies
rugosas, es una excelente forma de iniciar con
éxito la actividad final del empaque (Pastrana,
1998).
El fruto del lulo en posición polar (con la cicatriz
peduncular hacia arriba), presenta mayor
resistencia al daño por peso, tanto pintón
(estados 1 a 3 de la Tabla de color de la NTC
5093), como maduro (estados 4 y 5 de la
misma tabla), lo cual sugiere que el fruto debe
empacarse en esta posición para evitar daños
mecánicos ocasionados por aplastamiento o
compresión (Ospina et al. 2007).
De acuerdo con lo anterior, una alternativa para
el empaque en campo, para el transporte y
para la comercialización, son las canastillas
plásticas de entre 15 a 25 kg de capacidad
(Figura 8), en las cuales, dependiendo del
estado de maduración, se colocan cinco
a siete tendidos de fruta para evitar magu-
lladuras por sobrepeso (Chica et al. 2005);
para la agroindustria se empacan hasta 23
kg de fruta, en las canastillas de 25 kg.
Las canastillas plásticas resisten manejos
bruscos, cambios de temperatura, humedad
excesiva, uso de detergentes y desinfectantes,
permiten hacer pilas de gran altura, facilitan
el transporte pues se acomodan fácilmente
en vehículos y animales, tienen suficientes
orificios para ventilación y son apropiadas
en caso de requerir refrigeración. Aunque su
costo inicial puede resultar elevado, éste se
disminuye notablemente por ser reutilizables
(Gobernación del Huila, 2006; Ossa, 2008).
Fotos: M. Londoño
Figura 8. Canastillas plásticas de 15 y 25 kg
de capacidad.
La Norma Técnica Colombiana NTC 5094
(ICONTEC, 2004b) que define las condiciones
mínimas para el empaque de fruta con destino
al mercado nacional (Figura 9) y de exporta-
ción (Figura 10). Al respecto, los empaques
139
 El Cultivo del Lulo bajo la implementación de las Buenas Prácticas Agrícolas
utilizados (plástico, madera o cartón), a nivel
nacional no deben exceder los 25 cm de altura,
con una capacidad máxima de 25 kg (fruta
fresca y agroindustria).
Con el objetivo de mejorar las condiciones de
transporte, almacenamiento y exhibición, Cas-
tro y Vanegas (2011) diseñaron un empaque
primario (interno) y otro de embalaje para la
exportación de lulo. El primero contiene cuatro
frutos ubicados en la base inferior de una caja,
divididos entre sí por el mismo empaque. El
segundo, para el embalaje, mide 36 cm de
ancho y 11 cm de alto y puede contener seis
empaques primarios, en dos filas de tres, con
un espacio en la parte superior para evitar el
roce de la fruta en el apilamiento.
Foto: G. Franco
Figura 9. Canastillas plásticas para mercado
nacional y agroindustria.
Fotos: J. Bernal
Figura 10. Empaques de lulo para el mercado
de exportación.
140
Almacenamiento en la finca
Si la temperatura ambiente en la región o en
la finca es igual o inferior a 17 °C, se puede
almacenar el lulo hasta por siete días. Cuando
sea necesario almacenar fruta en la finca, es
importante tener en cuenta: Almacenar fruta
en un local o en un cobertizo acondicionado
para tal fin, techado y protegido con malla,
con piso de cemento, bien ventilado y limpio.
Ubicar el local o cobertizo lejos de posibles
focos de contaminación como sanitarios,
porquerizas, depósitos de combustible, pla-
guicidas, herramientas y empaques sucios.
Hacer los arrumes bajos y con buen espacio
entre uno y otro, para facilitar la ventilación.
Almacenar rápidamente la fruta, después de
recolectada (Franco et al. 2002).
Almacenamiento refrigerado
Si en la zona productora se cuenta con un
cuarto frío, el lulo se debe cosechar con
40 % de desarrollo de color amarillo en su
cáscara, es decir próximo al grado 2, según
tabla de color. Se deben almacenar a una
temperatura de 7,5-8,0 °C y una humedad
relativa de 90 %; en estas condiciones se
puede almacenar la fruta hasta 22 días. Si en
estas condiciones se almacena lulo maduro,
éste se puede conservar hasta por 10 días
(Franco et al. 2002). Para prolongar el tiempo
de almacenamiento del fruto, se recomienda
realizar inmersión en una solución de cloruro
de calcio (CaCl2) al 3 %, durante 10 min, con
posterior almacenamiento a 8 °C; con este
tratamiento se consigue mantener la calidad
del fruto hasta por 29 días, en cuanto a la
firmeza, disminución de la pérdida de peso y
la evolución del color (Balaguera et al. 2014).
Según la temperatura ambiente del lugar,
la vida útil del lulo varía, de tal forma que a
28 °C y humedad relativa del 65 %, la fruta
alcanza una duración de 5 días, mientras que
almacenada a 17 °C y humedad relativa del
 El Cultivo del Lulo bajo la implementación de las Buenas Prácticas Agrícolas

80 %, puede durar hasta 7 días (Reina et al.

1998). Cuando la fruta se almacena a una
temperatura inferior a los 7 °C (temperatura
crítica), se producen daños irreversibles con-
sistentes en manchas oscuras (pardeamiento)
en la corteza y pulpa del fruto, lo cual le hace
perder calidad (Rubio y Restrepo, 2000).

Para distribuir el producto en el cuarto frío se

debe tener en cuenta hacer arrumes uniformes
y organizados, dejar como mínimo un espacio
entre arrumes de 5 cm, colocar las canastillas
sobre estibas, dejar espacios libres para que
circule el personal, dejar los arrumes como
mínimo a 30 cm de la pared, dejar 60 cm de
espacio entre el techo y la parte superior del

Fotos: J. Bernal
arrume, almacenar entre 150 y 200 kg de fruta
por m3 y evitar abrir innecesariamente el cuarto
frío (Franco et al. 2002).
Figura 11. Transporte utilizado en lulo para
Transporte mercado nacional.

El proceso de comercialización requiere el sobrecalentamiento de la carga, ocasiona

hacerse en corto tiempo, generalmente en deshidratación y pérdida de peso a la misma,
vehículos o medios de transporte adaptados los vehículos deben permanecer en perfectas
a las condiciones de producción y en pocas condiciones mecánicas y contar con toda la
ocasiones a través de una red de comerciantes documentación actualizada, los conductores
especializada en este campo (Figura 11). El deben tener una capacitación mínima sobre el
sistema de transporte utilizado debe garantizar tipo de producto que transportan, de tal forma
rapidez y calidad del producto entregado. El que puedan implementar las medidas nece-
transporte es a menudo el factor de mayor sarias para proteger el producto, relacionadas
costo en la cadena de distribución, por lo tanto,
con velocidad, volumen y peso mínimo de la
la elección apropiada del medio a utilizar es
carga, cantidad de aire de las llantas, mezclas
determinante para mantener la competitividad
de productos; además se debe transportar la
de cualquier sistema productivo (Londoño,
fruta en horas frescas del día, asimismo lavar
2006).
y desinfectar los vehículos (Londoño, 2006).
Los criterios y las condiciones mínimas del
sistema de transporte son: La carga y la
CARACTERÍSTICAS
descarga deben ser cuidadosas, utilizar los
FISICOQUÍMICAS
empaques recomendados en la norma NTC
El fruto de lulo es climatérico (Galvis y He-
5094, los vehículos que lo requieran, deben
rrera, 1999), lo que significa que éste puede
estar provistos de carpas, preferiblemente
continuar su proceso de maduración una vez
blancas o de un color claro, que reflejen el calor
retirado de la planta. Este tipo de frutos pre-
y no lo absorban transfiriéndolo a la fruta, pues

141
El Cultivo del Lulo bajo la implementación de las Buenas Prácticas Agrícolas

senta un pico de máxima actividad respiratoria, En condiciones de refrigeración (7 °C), este

conocido como climaterio, el cual coincide con
la maduración organoléptica, que se refiere
al punto cuando el fruto obtiene sus mayores
características de sabor, olor, turgencia y
color, entre otros. A partir de este momento,
el fruto empieza el proceso de senescencia o
envejecimiento. Mientras mayor sea el tiempo
para que se presente el pico climatérico de
un fruto, mayor será su vida útil (Wills et al.
1984). El fruto del lulo de Castilla alcanza
su máximo pico respiratorio hacia los 7 días
después de cosechado, a una temperatura de
20 °C, mientras que La Selva lo alcanza entre
el quinto y sexto día, a la misma temperatura.
pico se retrasa, en promedio hasta 15 días
después de la cosecha, en ambos materiales
(Galvis y Herrera, 1999; Pinzón, 2000; Trujillo
y Suárez, 2010). Lo anterior indica la bondad
de la refrigeración de los frutos de lulo, ya que
bajo tales condiciones su vida útil aumenta.
Esta característica posibilita cosechar la fruta
con un mínimo de madurez que garantice la
continuidad del proceso; esto permite, según
el mercado de destino, recolectar la fruta en
diferentes estados de madurez, sin que se
afecte su calidad. La composición química
del lulo está consignada en la Tabla 2.

Tabla 2. Composición química del lulo en 100 g de fruta comestible.

LULO DE
CONTENIDO CASTILLA LULO LA SELVA

Agua (%) 87,0 88,0

Cenizas (%) 0,95 0,82
Grasa (%) 0,17 0,16
Fibra (%) 2,6 2,4
Proteína (%) 0,74 0,68
Carbohidratos (%) 8,0 8,0
Sólidos solubles ( °Brix) 7,3 8,8
Azúcares reductores (%) 1,51 3,97
Azúcares Totales (%) 3,16 5,34
pH 2,95 3,0
Acidez (%) 3,23 2,38
Vitamina C (mg/100 ml) 29,4 30,8
Pec�na (%) 1,28 0,78
Calcio (mg/100 ml) 34,2 48,3
Fósforo (mg/100 ml) 13,5 25,11
Hierro (mg/100 ml) 1,19 0,87
Fuente: Chacón et al. (1996).

142
 El Cultivo del Lulo bajo la implementación de las Buenas Prácticas Agrícolas

El contenido de grasa y proteína del jugo valores encontrados de vitamina C, muestran

y la cáscara presentan valores bajos y no
constituyen un aporte nutritivo significativo
de estos dos componentes, dentro de una
dieta normal para humanos y/o animales. La
fibra en el jugo no es significativa como aporte
nutritivo dentro de una dieta; su contenido en
base húmeda en la cáscara podría constituir
un aporte significativo, dentro de una dieta
balanceada para animales poligástricos, ya
sea en fresco o previa deshidratación. El
contenido de cenizas del jugo es menor que
el de la cáscara. En cuanto a los valores de
calcio, fósforo, potasio éstos son mayores
en la cáscara que en el jugo, caso contrario
ocurre con el hierro, pero en todos los casos
estos son bajos y no representan un aporte
significativo dentro de una dieta normal. Los
Tabla 3. Evolución de algunas características químicas durante la maduración del fruto de lulo.
0 1
CARACTERÍSTICA
LS* C** LS C LS
SST*** (°Brix) 7,4 7,3 9,0 7,9 9,1
que estos frutos aportan la mitad de los
requerimientos diarios (Chacón et al. 1996).
El contenido de carbohidratos es bajo (Moreno,
2014)
Cerón et al. (2010) estudiaron la importancia
medicinal y como alimento funcional de
tres frutas de la región andina: lulo, uchuva
y tomate de árbol, las cuales tienen alta
capacidad antioxidante. Estas especies pre-
sentan alto contenido fenólico que les confiere
propiedades terapéuticas. La evolución de
algunas características químicas durante la
maduración del fruto, de acuerdo con la tabla
de color para dos materiales de lulo (La Selva
y Castilla), se muestra en la Tabla 3.
COLOR
2 3 4 5
C LS C LS C LS C
8,5 10 8,8 10,8 9,5 10,1

pH 3,0 3,2 3,0 3,2 3,0 3,2 3,0 3,2 3,1 3,2 3,2
Acidez
�tulable (%) 3,1 3,2 3,5 3,2 2,8 3,2 2,4 3,2 2,3 3,2 3,2
Intensidad
respiratoria (mg N.D. N.D. N.D. 22,2 N.D. N.D. 68,0 56,5 N.D. N.D. 85 65,9
CO2 /kg-hora)
Fuente: Galvis y Herrera, 1999; Pinzón (2000); Duque et al. (2002); ICONTEC (2004a);
*Lulo La Selva. ** Lulo de Castilla. ***Solidos solubles Totales. N.D. No determinado

CARACTERÍSTICAS FÍSICAS
De acuerdo con la Tabla 3, los frutos de lulo La
Selva son más dulces que los de lulo de Cas-
La caracterización física del lulo indica que el
tilla, en todos los grados de madurez, lo que
peso del lulo de Castilla es casi el doble que
se ratifica al observar los valores de la acidez
el del lulo La Selva, pero los porcentajes de
titulable, que en general son menores para lulo
pulpa y jugo son mayores en lulo La Selva y
La Selva; el pH para ambos materiales, indica
su porcentaje de cáscara es menor, lo que le
que estos frutos se consideran como ácidos.
da a este material mayor oportunidad para su
comercialización en fresco o industrial (Tabla
4).

143
El Cultivo del Lulo bajo la implementación de las Buenas Prácticas Agrícolas
Tabla 4. Caracterización física del lulo.
PESO FRUTO PULPA CÁSCARA JUGO
MATERIAL (g) (%) (%) (%)
Lulo de Cas�lla 73 67 33
Lulo La Selva 40 71 29
Fuente: Franco et al. (2002).
El fruto del lulo presenta una importancia me-
dicinal y se considera como alimento funcional
debido a su elevado contenido fenólico y a su
alta capacidad antioxidante, que le confiere
propiedades terapéuticas (Cerón et al. 2010;
Zapata et al. 2014).
ENFERMEDADES POSCOSECHA
Las enfermedades poscosecha son con-
sideradas como agentes perjudiciales que
requieren de la implementación de tecnologías
y estrategias para el manejo, tanto antes (ver
Capítulo 4) como después de la recolección
en el campo.
Los patógenos que se manifiestan en la
poscosecha, pueden penetrar por heridas en
los frutos, ocasionadas por manejos inadecua-
dos durante la pre y poscosecha: manipuleo
excesivo, inadecuado manejo de recipientes
de cosecha, empaques, bodegas, vehículos,
aguas contaminadas usadas para el lavado y
desinfección de las frutas, herramientas mal
utilizadas, daños mecánicos, entre otros).
También se puede presentar penetración
directa del patógeno en la precosecha, que
suele ocurrir desde la formación de estructuras
florales, hasta diferentes estados de desarrollo
de la fruta, donde permanecen latentes y se
manifiestan en la poscosecha.
Podredumbre bacteriana (Erwinia sp.)
Esta enfermedad es causada por una bacteria
y se caracteriza porque los frutos afectados
144
son blandos, con pudrición acuosa de color
café oscuro (Figura 12). Las lesiones crecen
tanto en la superficie como en la pulpa, la cual
52 se desintegra y presenta mal olor. La bacteria
permanece en el suelo, en restos de plantas
62
o frutos y se transmite por semilla y a través
de heridas e insectos. El manejo preventivo
consiste en drenar terrenos, evitar heridas en
plantas y frutos, fertilizar y controlar malezas
oportunamente, desinfectar las herramientas
de cosecha. Las plantas afectadas se deben
eliminar y retirar del cultivo (Botero et al. 1999).
Foto: M.J. Botero
Figura 12. Frutos afectados por la
podredumbre bacteriana (Erwinia sp.).
Antracnosis (Colletotrichum sp.)
Esta enfermedad causada por un hongo, se
inicia en el fruto con lesiones pequeñas de
color café que se extienden rápidamente
y posteriormente se hunden. Las lesiones
afectan la cáscara (Figura 13) y se extienden
hasta la pulpa del fruto, dándole un sabor
desagradable. Frutos sobremaduros son más
susceptibles. El manejo preventivo consiste
en utilizar distancias de siembra amplias,
podar frecuentemente, fertilizar y controlar
malezas oportunamente, recolectar y enterrar
frutos afectados, cosechar oportunamente. La
fruta en poscosecha puede ser asperjada o
sumergida por cinco minutos, en una solución
de Tiabendazol (2,5 g/L) o Plochloraz (0,5 g/L)
(Botero et al. 1999).
 El Cultivo del Lulo bajo la implementación de las Buenas Prácticas Agrícolas
Foto: M.J. Botero
Figura 13. Frutos de lulo afectados por
antracnosis (Colletotrichum sp.).
Candidiasis (Candida sp.)
Este hongo en los frutos afectados ocasiona
pudriciones blandas; posteriormente se
observa un crecimiento blanco sobre la
superficie del fruto (Figura 14). Para evitar su
aparición se deben desinfectar los sitios de
almacenamiento de la fruta, con hipoclorito
de sodio al 5 %; lavar empaques con jabón
detergente y enjuagar bien, luego desinfectar
de nuevo con una solución yodada al 5 % y
agua limpia, para evitar que la fruta adquiera
olores extraños (Botero et al. 1999). En los
humanos se ha demostrado que esta bacteria
puede causar infecciones (Koneman, 1983)
Foto: M.J. Botero
Figura 14. Pudrición del fruto causada por
Candida sp.
Pudrición amarga (Geotrichum sp.)
De acuerdo con Botero et al. (1999), el
hongo se encuentra en los suelos e invade
los frutos en proceso de descomposición en
pre y poscosecha; entra a los frutos por las
heridas y grietas de la corteza, generalmente
después de la cosecha. La enfermedad inicia
con ablandamientos que progresan y producen
un crecimiento blanquecino sobre la superficie
del fruto, propagándose sobre la zona pedun-
cular (Figura 15); cuando la lesión aumenta y
el hongo empieza a multiplicarse, toda la fruta
se transforma en una masa acuosa, descom-
puesta y de olor desagradable. Para el control
de esta enfermedad se recomienda cosechar
por separado los frutos sanos y los enfermos,
evitar las heridas y aplicar fungicidas a éstos,
sumergiéndolos, durante cinco minutos, en
una solución de Tiabendazol (2,5 g/L de agua).
Foto: M.J. Botero
Figura 15. Pudrición en la zona peduncular
del fruto causada por Geotrichum sp.
Moho verde (Penicillium sp.)
Este hongo afecta todo tipo de frutos; en
algunos, la infección puede producirse en el
campo, pero más comúnmente se presenta
en la fase de poscosecha. Los frutos más
susceptibles son aquellos que presentan
lesiones en su superficie. Inicialmente, en el
fruto se observa un punto pequeño que crece
hasta causar la pudrición de toda la pulpa;
145
 El Cultivo del Lulo bajo la implementación de las Buenas Prácticas Agrícolas
posteriormente se observa un polvo de color
verde oliva en la superficie de la fruta (Figura
16). Estos frutos son fuente de inóculo para
los demás frutos (Botero et al. 1999). El hongo
produce micotoxinas que afectan la salud
humana a nivel de intestinos, riñones, hígado,
sistema nervioso y puede producir tumores
cancerosos (Agrios, 1995). Para controlar el
hongo en poscosecha se sugiere sumergir los
frutos en una solución de Bórax del 5 al 8 %
en hipoclorito de sodio al 0,4 % de Cl, ambas
por 1 minuto (Chiesa, 1965). Además, es re-
comendable desinfectar bodegas, empaques,
sitios de almacenamiento, entre otros (Botero
et al. 1999).
Foto: M.J. Botero
Figura 16. Pudrición del fruto causada por
Penicillium sp.
146
Pudrición blanda (Rhizopus sp.)
La invasión de los tejidos depende de las
condiciones ambientales y el estado de
maduración de los frutos. Inicialmente, las
partes afectadas toman una apariencia acuosa
y blanda; rápidamente el hongo crece hacia
afuera a través de las heridas del fruto y
cubren las zonas afectadas con un crecimiento
algodonoso, de un color gris oscuro (Figura
17). El manejo consiste en separar los frutos
sanos de los enfermos, evitar la manipulación
excesiva, desinfectar bodegas, empaques,
sitios de almacenamiento, entre otros (Botero
et al. 1999).
Foto: M.J. Botero
Figura 17. Pudrición blanda causada por
Rhizopus sp.
 El Cultivo del Lulo bajo la implementación de las Buenas Prácticas Agrícolas
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149
 El Cultivo del Lulo bajo la implementación de las Buenas Prácticas Agrícolas

Germán Franco 1
Jorge A. Bernal E. 2
Álvaro Tamayo V. 3

En cualquier cultivo, los costos de producción son indispensables para el agricultor porque le
ayudan a tomar decisiones. Para esto se deben llevar unos registros básicos sobre los jornales
que requiera cada labor en el cultivo y su costo (Tabla 1), sobre la compra de insumos como
semilla, fertilizantes, plaguicidas, postes, alambre, entre otros y su costo unitario y total (Tabla 2)
y los registros de producción y ventas (Tabla 3); de esta manera se pueden calcular los costos
y los ingresos, para establecer las ganancias en cada ciclo productivo (Franco et al. 2002).

Tabla 1. Registro de jornales para una hectárea de lulo.

CÓDIGO
LOGO FINCA PROCESO VERSIÓN
TÍTULO DEL PROCESO FECHA DE APROBACIÓN
Nombre de la finca : ______________________ Variedad:________________________
Nombre del lote : ______________________ Número de plantas : ______________

Valor
Tipo de Jornales Costo total
Fecha jornal
labor (Nº) ($)
($)

TOTAL

1-2-3
Investigadores Ph.D. CORPOICA C.I. La Selva, Rionegro, Antioquia, Colombia.

151
El Cultivo del Lulo bajo la implementación de las Buenas Prácticas Agrícolas

Tabla 2. Registro de compra de insumos para una hectárea de lulo.

CÓDIGO
LOGO FINCA PROCESO VERSIÓN
TÍTULO DEL PROCESO FECHA DE APROBACIÓN
Nombre de la finca : _____________________ Variedad:_____________________
Nombre del lote : ________________________ Número de plantas : ___________

Nombre del
Número de unidades Costo por Costo total
Fecha insumo
(kg, litro, unidad) unidad ($) ($)

TOTAL

Tabla 3. Registro de producción y ventas para una hectárea de lulo.

CÓDIGO
PROCESO VERSIÓN
LOGO FINCA
TÍTULO DEL PROCESO FECHA DE
APROBACIÓN
Nombre de la finca : ________________________ Variedad:___________________
Nombre del lote : ________________________ Número de plantas : __________

Fruta cosechada Fruta vendida Precio venta / Valor total

Fecha
(kg) (kg) kg ($) ($)

TOTAL

En la Tabla 4 se presenta un modelo para calcular los costos de producción año por año, que
sirve de guía, puesto que en cada zona de producción esta estructura de costos puede variar.
Se estima que a una altura de 1.800 msnm el cultivo inicia producción aproximadamente a los
8 meses, con una vida productiva de 16 meses en promedio (24 meses en total).

152
 El Cultivo del Lulo bajo la implementación de las Buenas Prácticas Agrícolas

Tabla 4. Modelo para el cálculo de los costos de producción para una hectárea de lulo.
CÓDIGO
LOGO FINCA PROCESO VERSIÓN
TÍTULO DEL FECHA DE APROBACIÓN
PROCESO
Plantas por hectárea: 1.111 plantas
Distancia de siembra: 3 x 3 m
Mano de obra, insumos y rendimiento Unidad Año Total
(Hectárea)
1 2
MANO DE OBRA
1.Preparación del terreno
Adecuar para trazar y aplicar herbicida Jornales 15 0 15
2.Trazado, ahoyado y siembra
Elaboración 200 estacas Jornales 3 0 3
Ahoyado (40 x 40 x 40 cm; 100 Jornales 10 0 10
hoyos/dia)
Aplicación materia orgánica Jornales 2 2 4
compostada
Aplicación de cal Jornales 2 2 4
Distribución de plantas en campo y Jornales 6 0 6
siembra
3. Desyerbas
Plateo (4 a 6 al año) Jornales 25 20 45
Desyerbas selec�vas de calles (2 Jornales 4 4 8
químicas y 2 mecánicas)
4. Fer�lización
Fer�lización al suelo (6 por año) Jornales 12 15 27
Fer�lización foliar (1 mensual) Jornales 6 6 12
5. Podas
Poda de formación (una) y eliminación Jornales 8 0 8
de chupones
Poda de mantenimiento y fitosanitaria Jornales 20 30 50
(4 el primer año y
6 a par�r del segundo)
6. Construcción de espalderas
Ahoyado para postes Jornales 4 0 4
Adecuación de postes (acarreo y Jornales 8 0 8
clavada)
Instalación de alambre Jornales 3 0 3
7. Controles sanitarios Jornales 25 30 55
11. Recolección, selección y empaque Jornales 10 90 100
de frutos
Total mano de obra Jornales 163 199 362

153
El Cultivo del Lulo bajo la implementación de las Buenas Prácticas Agrícolas

Continuación Tabla 4. Modelo para el cálculo de los costos de producción para una hectárea
de lulo.
CÓDIGO
PROCESO VERSIÓN
LOGO FINCA
TÍTULO DEL
PROCESO FECHA DE APROBACIÓN
Año
Unidad 1 2 Total

INSUMOS
Plántulas para siembra Unidad 1.200 0 1.200
Micorrizas (40 g/planta) Kg 50 0 50
Fer�lizante completo Kg 1.000 1000 2.000
Materia Orgánica Kg 1.200 2.200 3.400
Cal dolomita o Calfos Kg 200 200 400
Fer�lizante foliar Litro 24 24 48
Agrimins Kg 60 60 120
Fungicidas Kg p Litro 30 30 60
Insec�cidas Litro 5 5 10
HERRAMIENTAS Y MATERIALES
Fumigadora de espalda o estacionaria Unidad 1 0 1
Tijeras Podadoras Unidad 2 0 2
Guantes Unidad 2 0 2
Postes de guadua basa y sobrebasa Unidad 200 0 200
(3,2 m de largo) espaldera sencilla
Palines Unidad 2 0 2
Machetes Unidad 2 2 4
Limas Unidad 2 2 4
Selector de malezas Unidad 1 0 1
Alambre galvanizado calibre 14 Kg 50 0 50
Tela para amarre Kg 30 0 30
Mar�llo Unidad 1 0 1
Grapas Kg 2 0 2
Inmunizantes Gal 2 0 2
Hisopos Unidad 2 0 2
Limas Unidad 4 4 8
Alquiler guadaña Día 6 6 12
Canas�llas plás�cas de 15 kg. Unidad 10 40 50
Total Insumos Materiales y Equipos

154
 El Cultivo del Lulo bajo la implementación de las Buenas Prácticas Agrícolas

Continuación Tabla 4. Modelo para el cálculo de los costos de producción para una hectárea
de lulo.
CÓDIGO
PROCESO VERSIÓN
LOGO FINCA
TÍTULO DEL
PROCESO FECHA DE APROBACIÓN
Año
Unidad Total
1 2
OTROS COSTOS
Análisis de suelo Unidad 1 0 1
Costos Totales
Producción de fruta por
Kg
hectárea al año.
Pérdidas de fruta en cosecha
Kg
y poscosecha
Fruta primera calidad
Kg
(mayor de 40 g) 50%
Fruta industrial
(menor de 40 g) 50% Kg
Producción realmente
Kg
comercializable

Valor Kg Lulo en fresco

Valor Kg Lulo industrial
Valor ventas Lulo
Valor costos
Ganancia neta = Valor ventas - Valor costos

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155
 El Cultivo del Lulo bajo la implementación de las Buenas Prácticas Agrícolas
Isabel Cristina Arroyave Tobón1
Ángela María Álvarez Álvarez2
CONSERVACIÓN DEL AMBIENTE
Aunque existen recomendaciones técnicas
para el cultivo de lulo, es necesario generar
una cultura basada en las Buenas Prácticas
Agrícolas que aseguren la inocuidad del
producto, el bienestar de los productores y la
protección del medio ambiente.
Los impactos ambientales generados en
el establecimiento, cosecha, poscosecha
y comercialización del lulo, deben estar
contemplados en un Programa de Manejo
Ambiental del predio, el cual debe estar
orientado a la protección de los recursos
naturales (agua, suelo, aire, flora, fauna); dado
que el establecimiento del cultivo requiere el
uso de fertilizantes y agroquímicos.
Dentro de este diagnóstico se debe identificar
la oferta ambiental:
• Localización de la plantación.
• Condiciones agroclimáticas: precipitación,
humedad relativa, radiación solar.
• Riesgos: fenómeno del niño, inundación,
granizadas, entre otros.
1-2
Profesionales Secretaría de Agricultura y Desarrollo Rural de Antioquia. Medellín, Antioquia, Colombia
• Oferta hídrica: disponibilidad o escasez del
recurso, alteración de la escorrentía, nivel
freático, características físicas y químicas.
• Aptitud del suelo: uso del suelo, cobertura
vegetal, cambio de las propiedades, proce-
sos erosivos, características fisicoquímicas
y microbiológicas.
• Diversidad: flora (alteración de la cobertura
vegetal, abundancia de especies impor-
tantes, alteración de ecosistemas), fauna
(abundancia de especies nativas, presencia
de nichos ecológicos).
• Riesgos fitosanitarios: presencia en la zona,
análisis microbiológico del suelo, identifi-
cación de especies hospederas de plagas
presentes en la zona (Manejo Integrado de
Plagas).
• Infraestructura: vial, de servicios y sanea-
miento básico.
Además, se debe considerar en el diagnóstico
la demanda ambiental que incluye los
requerimientos de la producción del cultivo
del lulo:
• Requerimientos hídricos (frecuencia de
lluvias).
157
El Cultivo del Lulo bajo la implementación de las Buenas Prácticas Agrícolas
• Luminosidad (horas luz/día), humedad
relativa, temperatura promedio, máxima y
mínima.
• Características físico-químicas del suelo
(estructura, textura, pH, capacidad de in-
tercambio catiónico, balance de elementos).
• Requerimientos nutricionales de la planta
(macro y micronutrientes).
• Características edafológicas deseables
(microorganismos presentes en el suelo).
Análisis de impactos ambientales
Para la identificación de los aspectos e
impactos ambientales asociados a cada
una de las actividades que se llevan a cabo
en la producción de lulo se puede utilizar
el “Diagrama de Acción-Aspecto-Impacto”
que consiste en construir una relación causa-
efecto de la actividad productiva sobre el
ambiente, por medio de diagramas donde
se sigue la ruta de las consecuencias de una
determinada acción sobre un componente
ambiental hasta llegar a determinar los
cambios definitivos que se presentan en
este entorno.
A continuación se presentan las definiciones
de cada uno de los componentes de la matriz:
• Acción o Actividad: Corresponde a las
acciones realizadas en el proceso productivo
las cuales son susceptibles de producir
impacto.
158
• Aspecto: Son elementos de las actividades
llevadas a cabo en el proceso productivo que
pueden interactuar con el medio ambiente.
• Impacto: Es el cambio en el medio ambiente,
sea adverso o benéfico, total o parcial, como
resultado de las actividades llevadas a cabo
en el proceso productivo.
Teniendo en cuenta las definiciones
anteriormente presentadas, se identificó para
cada etapa que se lleva a cabo en el proceso
productivo: las actividades, los aspectos, los
impactos y las medidas de control (prevención,
mitigación y compensación) para abordar los
impactos asociados del proceso.
• Medida preventiva: Conjunto de activi-
dades o disposiciones anticipadas, para
suprimir o eliminar los impactos negativos
que se pudieran causar hacia un determi-
nado recurso o atributo ambiental.
• Medida de mitigación: Conjunto de accio-
nes propuestas para reducir o atenuar los
impactos ambientales negativos.
• Medida de compensación: Conjunto de
acciones que compensan los impactos
ambientales negativos, de ser posible con
medidas de restauración o con acciones
de la misma naturaleza (por ejemplo:
reforestación, creación de zonas verdes,
compensaciones por contaminación, entre
otros.
 El Cultivo del Lulo bajo la implementación de las Buenas Prácticas Agrícolas
En la Tabla 1 se enuncian los impactos reales y potenciales que se pueden originar en el proceso
productivo del lulo y se enuncia además las medidas de control que se pueden implementar.
TABLA 1. Matriz de identificación de impactos y medidas
Actividad Aspecto Impactos
Afectación del
Semillero Uso inadecuado de pesticidas
recurso suelo
Disminución del recurso por
falta de protección.
Contaminación del agua con
agroquímicos (aplicación de
Afectación al
herbicidas).
recurso hídrico
Disminución de caudal por
cambio de cobertura.
Contaminación del recurso por
materia orgánica e inorgánica
(sedimentos).
Incompatibilidad con el uso
potencial del suelo según
el Plan de Ordenamiento
Territorial, POT.
Siembra en suelos con altas
pendientes.
Adecuación Pérdida de suelo por remoción
del terreno y de la capa vegetal y movimiento
siembra de tierra.
Reducción de coberturas
protectoras.
Afectación al
recurso suelo
Contaminación del suelo por la
generación de residuos sólidos
(empaques).
Erosión por uso inadecuado de
herbicidas.
Contaminación del suelo por el
uso inadecuado de herbicidas.
Generación de olores ofensivos
Afectación al
por disposición inadecuada de
recurso aire
residuos sólidos.
Medidas Control
Uso racional de plaguicidas.
Rotación de cultivos.
Adición de materia orgánica.
Aplicación de estrategias de biorremediación.
Implementación de la técnica de solarización.
Obtener el permiso de concesión de aguas.
Evitar la siembra en zonas productoras de agua
y conservar los retiros de las fuentes hídricas.
Aplicación de agroquímicos en dosis recomen-
dadas por el profesional del área.
Mantener las zonas de protección de las fuentes
hídricas.
Verificar si la zona es apta para el establecimiento
del cultivo.
Sembrar en pendientes menores del 30%, hacer
trazos en curvas de nivel, establecer barreras
vivas, uso de coberturas nobles.
Evitar la siembra en épocas de lluvias intensas.
Acondicionar solamente el sitio donde se
establecerá la planta (ahoyado).
Evitar el ahoyado en épocas de invierno.
Mantenimiento de la cobertura vegetal en el
suelo.
Capacitar al productor sobre el manejo adecuado
de los residuos sólidos.
Disponer adecuadamente los residuos sólidos
generados (trasladarlos al punto de acopio
y disponerlos en contenedores debidamente
tapados e identificados).
Implementación de un programa de manejo
integrado de arvenses (manual).
Uso de barreras vivas.
Capacitación a los productores sobre sistemas
alternativos de control de arvenses o manejo de
cultivos con coberturas vivas o muertas.
Aplicación de herbicidas en dosis recomendadas
por el profesional del área.
Disponer adecuadamente los residuos sólidos
generados (trasladarlos al punto de acopio
y disponerlos en contenedores debidamente
tapados e identificados).
159
El Cultivo del Lulo bajo la implementación de las Buenas Prácticas Agrícolas

Actividad Aspecto Impactos Medidas Control

Afectación al
Contaminación atmosférica.
recurso aire
Disminución de la cobertura
vegetal nativa y pérdida de la
biodiversidad.
Afectación a la
flora Deterioro de los bosques por
extracción de madera.
Hacer las aplicaciones en las mañanas para
evitar derivas por vientos y con dosificaciones
de acuerdo a las recomendaciones técnicas.
Acondicionar solamente el sitio donde se
establecerá la planta (ahoyado).
Mantener los lotes aledaños protegidos y
sembrar especies diferentes para favorecer la
biodiversidad.
Adquirir la madera para el sistema de tutorado
en sitios autorizados.

Adecuación Toxicidad por el uso inadecua-

Aplicación de herbicidas en dosis recomendadas
del terreno y do de herbicidas y pérdida de
por el profesional del área.
siembra biodiversidad.
Afectación a la Reducción o eliminación de
Aplicar el producto en la dosis recomendada.
fauna especies.
Establecer barreras vivas en los alrededores de la
unidad productiva para mitigar el impacto visual.
Alteración del Alteración visual (Montaje para Disponer adecuadamente los elementos externos
paisaje el tutorado de las plantas) al cultivo (residuos, herramientas, ente otros).
Restablecer en el menor tiempo posible el paisaje
natural.
Afectaciones a Contratar la mano de obra de los habitantes de
Generación de mano de obra.
las personas la zona.
Hacer las aplicaciones de acuerdo al análisis
Afectación al de suelo y seguir las recomendaciones del
Alteración físico-química.
recurso suelo profesional del área.
Incorporar micorrizas al cultivo.

Aplicación de Hacer las aplicaciones en las mañanas para

enmiendas evitar derivas por vientos.
Afectación al Contaminación por dispersión Aplicar la enmienda en surcos para evitar la
recurso aire de material particulado. dispersión.
Aplicar abonos orgánicos bien compostados y
que tengan registro ICA.
Disminuir las aplicaciones cuando se esté en
temporada de altas precipitaciones.
Disminución de la calidad por
Afectación al Establecer cobertura vegetal alrededor de la
escorrentía de nutrientes y
recurso hídrico unidad productiva.
organismos patógenos.
Aplicar abonos orgánicos bien compostados y
que tengan registro ICA.
Afectación de las Hacer las aplicaciones de acuerdo al análisis de
características químicas del suelos y a las necesidades del cultivo.
Fertilización suelo. Manejo de coberturas viva y muertas.
edáfica
Aumento de disponibilidad de
(química y Afectación al nutrientes.
orgánica) recurso suelo
Aumento de organismos Aplicar abonos orgánicos bien compostados y
benéficos. que tengan registro ICA.
Aumento de organismos
patógenos.
Contaminación por emisión
Utilizar abono orgánico bien compostado.
Afectaciones a de olores
las personas Entregar a los trabajadores la dotación completa
Generación de empleo.
de los Elemento de Protección Personal -EPP.

160
 El Cultivo del Lulo bajo la implementación de las Buenas Prácticas Agrícolas

Actividad Aspecto Impactos Medidas Control

Alteración de las
Afectación al
características físico-
recurso hídrico
químicas y microbiológicas.
Contaminación del suelo
por altas dosificaciones y
mezclas de productos sin
Afectación al recomendación técnica.
recurso suelo
Inadecuado manejo de los
residuos peligrosos (empaques
y envases de agroquímicos).
Manejo
fitosanitario
Afectación al
Contaminación atmosférica.
recurso aire
Afectación a la Reducción o eliminación de
flora especies.
Hacer las aplicaciones de acuerdo a
los resultados del monitoreo y a las
recomendaciones técnicas de un profesional
del área.
Aplicar productos agrobiológicos.
Utilizar productos registrados ante el ICA para
el cultivo y en dosis recomendadas por el
profesional del área.
Hacer uso del pozo de desactivación para
el residuo líquido del lavado del equipo de
aspersión.
No lavar la bomba ni verter los sobrantes de los
agroquímicos a las fuentes de agua.
Hacer las aplicaciones de agroquímicos
de acuerdo al análisis de suelos y las
recomendaciones del profesional del área.
Utilizar productos registrados ante el ICA para el
manejo integrado de plagas y enfermedades y en
dosis recomendadas por el profesional del área.
Utilizar los equipos de aspersión debidamente
calibrados.
Disponer adecuadamente los residuos sólidos
generados (en el contenedor rotulado para este
y entregarlo a un ente autorizado).
Hacer las aplicaciones en las mañanas para
evitar derivas por vientos y con dosificaciones
de acuerdo al monitoreo.
Hacer una adecuada calibración de los equipos
de aspersión.
Hacer mantenimiento a los equipos y maquinaria
para evitar la generación de ruido y gases.
Aplicar el producto en la dosis recomendada.
Disminuir el uso de plaguicidas de categorías
Ia, Ib y II.

Aplicar el producto en la dosis recomendada.

Reducción o eliminación de
Afectación a la especies.
fauna
Resistencia de plagas.
Posible intoxicación de los
Afectación a la
operarios al hacer la aspersión
salud humana
de los agroquímicos.
Utilizar preferiblemente bioplaguicidas.
Disminuir el uso de plaguicidas de categorías
Ia, Ib y II.
Realizar la rotación del ingrediente activo de los
agroquímicos.
Entregar a los trabajadores la dotación completa
de los Elemento de Protección Personal -EPP.
Capacitar a los trabajadores sobre el uso adecua-
do de los Elemento de Protección Personal -EPP.
Tener en cuenta los periodos de reingreso y
carencia de los plaguicidas.

Llevar registros de control del uso de filtros de

fumigación.

161
El Cultivo del Lulo bajo la implementación de las Buenas Prácticas Agrícolas

Actividad Aspecto Impactos Medidas Control

El material proveniente de podas fitosanitarias
debe ser retirado y enterrado en zonas alejadas
del predio y de fuentes de agua.

Lixiviados provenientes Compostar el material vegetal sano en sitios

Afectación al
de material vegetal en acondicionados para su elaboración, siguiendo
recurso hídrico
descomposición. las normas vigentes y evitar contaminar fuentes
de agua.

Controlar la cantidad de residuos de poda (que

Podas no obedecen a podas fitosanitarias) en el suelo.

Compostar el material vegetal sano en sitios

acondicionados para su elaboración, siguiendo
las normas vigentes.
Afectación al Aporte de materia orgánica al
recurso suelo suelo.
El material proveniente de podas fitosanitarias
debe ser retirado y enterrado en zonas alejadas
del predio y de fuentes de agua.

Contaminación del suelo por Implementar el plan de manejo de residuos

Afectación al
la generación de residuos de sólidos (este plan contiene el componente de
recurso suelo
cosecha. capacitación).

Entregar a los trabajadores la dotación completa

Cosecha
Potenciales accidentes de
Afectación a la trabajo por los sobre esfuerzos,
salud humana manejo de herramientas peli-
grosas, caminos en mal estado.
incluidos los Elemento de Protección Personal
-EPP.
Capacitar a los trabajadores sobre la forma
correcta de realizar las labores y manejo de
utensilios (tijeras, cuchillos).

ÁREAS E INSTALACIONES Área de almacenamiento de insumos

La Norma Técnica Colombiana -NTC 5400 y
la Resolución 4174 de 2009 sobre BPA, da los
lineamientos para el direccionamiento de los
sistemas productivos agrícolas en Colombia,
buscando el bienestar del trabajador, la
inocuidad de los productos, la sostenibilidad
ambiental y la infraestructura adecuada para
la producción.
La agroempresa debe contar con las
instalaciones que exige la norma para el buen
desarrollo de los procesos productivos.
agrícolas
Se debe disponer de áreas separadas para
el almacenamiento de insumos agrícolas que
cumplan con las siguientes características:
• El área de almacenamiento de plaguicidas
debe ser independiente del área de
fertilizantes y bioinsumos. Esta área no
debe servir de almacenamiento provisional
para otro tipo de insumos, sustancias o
materiales diferentes, a excepción de los
equipos empleados para su dosificación,
aplicación, entre otras (por ejemplo
fumigadoras).

162
 El Cultivo del Lulo bajo la implementación de las Buenas Prácticas Agrícolas
• En aquellos casos en que el predio sólo
tenga una bodega general para el manejo
de insumos agrícolas, se debe habilitar un
área específica para el almacenamiento de
plaguicidas y otra para el almacenamiento
de fertilizantes, siempre y cuando se
cuente con una separación física que las
mantenga completamente aisladas entre si
y del resto de la bodega. De todas formas
es recomendable que estas áreas se
encuentren en construcciones separadas.
• Las áreas de almacenamiento de insumos
agrícolas deben estar separadas de las
áreas de vivienda, almacenamiento de
alimentos, materiales de empaque y
ubicadas en zonas no inundables y alejadas
de fuentes de agua.
• Estas áreas deben estar construidas en
material resistente al fuego, contar con
una estructura sólida, techos, ventilación
e iluminación adecuada. Los pisos deben
ser de material no absorbente y deben estar
diseñados de manera que puedan retener
derrames y permitir una adecuada limpieza.
• Se debe contar con estanterías de material
no inflamable, no absorbente y de fácil
limpieza, para el almacenamiento de los
insumos y que permitan la circulación de
aire, evitando la concentración peligrosa de
gases. Además se debe contar con carteles
que identifiquen el sitio de almacenamiento
de cada tipo de insumos teniendo cuidado de
colocar los líquidos en los compartimientos
de abajo y los insumos sólidos arriba,
ubicados sobre los líquidos. Para garantizar
la calidad de los insumos, se deben seguir
las recomendaciones de almacenamiento
de los fabricantes indicadas en la etiqueta.
• Los insumos guardados en sacos,
frascos, cilindros o tambores debidamente
etiquetados deben estar sobre estibas o
plataformas, nunca en contacto directo con
el suelo, para evitar riesgos de humedad y
roturas accidentales, entre otros.
• Estas áreas deben permanecer secas,
limpias e identificadas con un letrero
en la puerta de entrada, claro y legible
que indique: «Bodega de (por ejemplo
“fertilizantes. Ingreso sólo a personal
autorizado»).
• Deben permanecer cerradas con llave,
para evitar el ingreso de personal no
autorizado. Las llaves únicamente deben
ser manejadas por la persona responsable
asignada.
• Contar con avisos informativos claros, en
buen estado y de fácil visibilidad como:
«No comer», «No beber», «No fumar”, “Use
elementos de protección”, entre otros, e
instructivos para la atención de situaciones
de emergencia, manejo de insumos y
números telefónicos con contactos para
atender cualquier situación.
• La persona responsable de la bodega debe
mantener actualizados los registros de
manejo de inventario, donde se especifique
el tipo, nombre comercial, número de
lote y fecha de vencimiento del insumo,
cantidad, fecha de ingreso y salida de
cada uno de los insumos, nombre de la
persona responsable de cada movimiento
y su finalidad.
• Se deben tomar las medidas necesarias
para evitar el ingreso de animales (perros,
gatos, aves y roedores, entre otros), a estas
instalaciones.
• En la bodega de almacenamiento de
insumos agrícolas debe existir un extintor
multiuso con su carga al día, ubicado
en un sitio visible y de fácil acceso. El
personal que trabaja en la bodega debe
estar capacitado para su uso.
• En la bodega se debe disponer de aserrín,
arena o un material absorbente comercial
para casos de derrames de agroquímicos;
en estos casos se debe disponer el residuo
de acuerdo con las normas nacionales
vigentes.
163
El Cultivo del Lulo bajo la implementación de las Buenas Prácticas Agrícolas
• Los insumos se deben mantener siempre
en su envase y con su etiqueta original. No
se deben guardar insumos reenvasados, ni
etiquetas elaboradas a mano o alteradas
con lapiceros o marcadores.
Área de dosificación y preparación de
mezclas de insumos agrícolas
El predio debe contar con áreas destinadas
a la dosificación de insumos y preparación
de mezclas preferiblemente independientes
y especificas para cada tipo de insumo (una
para plaguicidas, otra para fertilizantes y
otra para bioinsumos) con las siguientes
características:
• El área de dosificación se puede encontrar
localizada dentro de la bodega de insumos
separada físicamente y debe tener: piso
impermeable en buen estado, suministros
de agua y en lo posible una ducha de
emergencia; iluminación y ventilación
adecuada; elementos de medición para la
correcta dosificación tales como balanzas,
probetas, recipientes graduados, entre
otros, los cuales deben estar en buen
estado y ser de uso exclusivo para este fin.
• El área de dosificación debe ser de acceso
restringido y estar identificada.
• El área de preparación, puede estar
ubicada en la misma área de dosifica-
ción, teniendo en cuenta las mismas
precauciones.
• Deben existir indicaciones en las áreas
sobre la necesidad de usar los elementos
de protección y cumplir con todas las
condiciones de seguridad acorde con el
tipo de insumo y las recomendaciones de
la etiqueta (Figura 1). Los elementos de
protección para el personal como guantes,
gafas de seguridad, máscaras y vestimen-
ta apropiada, no se deben guardar en las
áreas de almacenamiento o dosificación
de insumos, para evitar su contaminación.
164
Áreas de almacenamiento de equipos,
utensilios y herramientas
En el predio debe existir un área específica
e independiente para el almacenamiento de
equipos de trabajo y herramientas de labranza.
Esta área se debe mantener limpia, en orden
y libre de material en desuso.
Todos los equipos, utensilios y herramientas
que se utilizan en las labores de campo,
cosecha y poscosecha deben estar en buenas
condiciones de limpieza y organizadas, además
se debe tener un programa de mantenimiento y
calibración preventiva. Se debe llevar registro
de todas las actividades de mantenimiento
y calibración con los procedimientos e
instructivos para su manejo, para evitar riesgos
de contaminación cruzada, su deterioro o mal
funcionamiento.
Área de acopio en predio
En el predio se debe disponer de un sitio
adecuado, limpio y ordenado para realizar el
acopio de los productos cosechados de modo
que se garanticen su calidad e inocuidad
durante el tiempo de permanencia allí. Ésta
área debe ser techada y estar lejos de focos
de contaminación.
Se debe disponer de una fuente de agua
potable para realizar la pre-limpieza, según
los requerimientos del producto y para cubrir
los requerimientos de prácticas higiénicas
de los trabajadores y las actividades de
limpieza y desinfección de equipos, utensilios
y herramientas. El área de acopio debe estar
contemplada en un programa de higiene,
incluyendo el control de roedores y plagas.
Esta área deberá contar con los equipos y
utensilios acordes con las necesidades del
producto que se va a cosechar, incluyendo
las cajas y canastillas para la cosecha. Los
productos no deben estar en contacto directo
con el suelo.
 El Cultivo del Lulo bajo la implementación de las Buenas Prácticas Agrícolas
Figura 1. Indicaciones de protección
Fuente: Cartilla Mis Buenas Prácticas Agrícolas “Guía para agroempresarios”
Área de poscosecha
El lugar donde se llevan a cabo operaciones de
poscosecha tales como lavado, clasificación,
empaque, encerado, almacenamiento o
cualquier otro, debe ser adecuado para
preservar las condiciones de inocuidad de los
alimentos. Esta área deberá cumplir con las
siguientes características:
• Diseño y construcción que facilite la
limpieza y desinfección, de tal manera que
se garantice la protección del producto
contra el ingreso de plagas y contamina-
ción. Ésta área debe estar incluida en el
plan de higiene y mantenimiento de las
instalaciones.
• Las instalaciones deben ser de tamaño
suficiente, con áreas separadas y demar-
cadas de acuerdo con las operaciones del
proceso que garanticen su flujo.
• Se debe contar con un sistema de
suministro de agua potable para el
desarrollo de las operaciones que lo
requieran y la higiene de los trabajadores.
• Se debe contar con sistema de
ventilación e iluminación adecuadas que
eviten contaminación, y con sistemas
de redes eléctricas en buen estado de
funcionamiento y mantenimiento.
• Se debe contar con instalaciones sanitarias
en buen estado y debidamente dotadas:
unidades sanitarias, vestidores, estaciones
de limpieza y desinfección de manos.
• Los equipos y utensilios deben ser de
material lavable e inerte y encontrarse
en buen estado y funcionando
correctamente. Se debe contar con
un plan de mantenimiento preventivo y
de calibración de equipos de medición
cuando se requieran.
Áreas de instalaciones sanitarias
Se debe contar con un número suficiente de
unidades sanitarias (lavamanos y sanitarios)
para los trabajadores, aproximadamente
a 500 m del cultivo, que pueden ser fijos o
móviles y deben permanecer en buen estado
de higiene.
Las unidades sanitarias deben contar con un
sistema de manejo higiénico de residuos para
evitar la contaminación del suelo, materiales o
equipos a través de filtraciones y encontrarse
ubicado mínimo a una distancia de 100 m de
las fuentes de agua y a más de 15 m de donde
se manipulen o almacenen los productos de
cosecha.
Las unidades sanitarias deben ser fáciles de
lavar y mantenerse limpias y en buen estado,
contar con los elementos básicos de aseo y
señalización que indiquen la obligación de
lavarse las manos después de utilizarlas.
165
El Cultivo del Lulo bajo la implementación de las Buenas Prácticas Agrícolas
Áreas destinadas al bienestar de los
trabajadores
En el predio debe existir un área específica
y adecuada para la alimentación de los
trabajadores, independiente de las zonas de
trabajo. Esta área debe contar con recipientes
para los residuos y debe permanecer limpia y
ordenada.
Se recomienda además contar con un lugar
adecuado, para guardar la indumentaria y
objetos personales de los operarios.
Estas áreas se deben mantener limpias y
ordenadas con el fin de:
• Evitar enfermedades en los trabajadores.
• Evitar accidentes e intoxicaciones por los
insumos químicos.
• Generar seguridad y bienestar para los
trabajadores.
• Evitar la contaminación de la fruta que
se produce para garantizar calidad e
inocuidad.
SALUD, SEGURIDAD Y BIENESTAR DE
LOS TRABAJADORES
Entre los elementos de las BPA también se
encuentra el bienestar de los trabajadores.
Éste se enfoca en promover la calidad de
vida a través de una existencia tranquila,
productiva y satisfecha. Las Buenas
Prácticas Agrícolas deben asegurar que
durante todas las actividades relacionadas
directa o indirectamente con la producción,
la elaboración, el transporte y la distribución
de alimentos de origen agropecuario, se
166
implementen las medidas de prevención
necesarias para que todas las personas
involucradas en el proceso se puedan
desempeñar en condiciones de seguridad y
bienestar.
Estos objetivos de salud, seguridad y bienestar
tienen tres elementos que son: las medidas
de prevención necesarias para que los
trabajadores no sufran accidentes, daños
por intoxicación, contaminación o hagan
mal uso de equipos; la capacitación de los
trabajadores en primeros auxilios, manejo
seguro de maquinaria y equipos y en riesgos
en manipulación de sustancias peligrosas y
el cumplimiento de los compromisos de
seguridad social, sindicales y de condiciones
de lugares de trabajo y servicios mínimos.
Al considerar esto, se puede observar que
las BPA están fuertemente asociadas a un
mecanismo que tiende a minimizar los procesos
de contaminación, ya sea de los recursos
naturales, del producto en sí (contaminación
microbiológica, física o química), o bien, de
los trabajadores que se desempeñan en las
labores agrícolas (http://www.cenicafe.org/
es/documents/buenasPracticasCapitulo12.
pdf).
Un buen agroempresario está preparado para
evitar o afrontar los riesgos que puedan ocurrir
en su unidad productiva. Entre ellos están
estas acciones preventivas:
• Equipo de protección para manejo de
plaguicidas y herramientas peligrosas.
• Tiempo de reingreso.
• Área restringida (bodega) (Figura 2).
 El Cultivo del Lulo bajo la implementación de las Buenas Prácticas Agrícolas

Figura 2. Equipo de protección para el manejo de plaguicidas y avisos de restricción.

Fuente: Cartilla Mis Buenas Prácticas Agrícolas “Guía para agroempresarios”
http://cep.unep.org/repcar/capacitacion-y-concienciacion/andi/publicaciones-andi/Mis%20BPA.pdf

Capacitación y bienestar de los • Mantener por escrito y en lugares visibles

trabajadores
Los trabajadores son el recurso más importante
de la agroempresa; la aplicación de un
esquema de BPA requiere contar con un plan
de capacitación permanente y documentado
que incluya los siguientes aspectos:
• Uso y manejo responsable de agroquímicos.
• Manejo de herramientas peligrosas.
• Primeros auxilios.
• Manejo de extintores.
• BPA en el manejo del cultivo.
• Manipulación de equipos o maquinaria
peligrosa o compleja.
• Almacenamiento, manejo y aplicación de los
productos e insumos agrícolas.
• Prácticas higiénicas de personal.
• Manejo de sustancias químicas.
• Manejo e higiene de equipos.
• Riesgos profesionales y manejo de equipo
de protección.
Cumplimiento
Dentro del bienestar del trabajador y para el
buen funcionamiento de la agroempresa se
debe:
los procedimientos en caso de emergencia,
tener trabajadores entrenados para actuar
en caso de derrames de agroquímicos,
incendios, intoxicacaciones o cualquier
riesgo potencial.
• Mantener la higiene en la vivienda e ins-
talaciones. La limpieza regular es la mejor
forma de prevenir las plagas, ya que reduce
el uso de trampas o de plaguicidas cerca
de las viviendas, para la seguridad de las
personas y del lugar de trabajo.
• Los trabajadores permanentes deben estar
afiliados a una Empresa Prestadora de
Servicios de Salud (EPS) y a una Adminis-
tradora de Riesgos Laborales (ARL). Para
los trabajadores ocasionales se les debe
solicitar el certificado de afiliación como
independientes a la EPS y ARL.
• Todo el personal que labore en el predio
debe contar con buen estado de salud, y no
se debe permitir que personal con enferme-
dades infecciosas trabaje manipulando los
alimentos, ni los elementos de trabajo que
entren en contacto directo con el producto.
El personal con síntomas de enfermedades
infecciosas o heridas se debe asignar
a labores diferentes del manejo de los
productos, lo cual debe quedar registrado.

167
El Cultivo del Lulo bajo la implementación de las Buenas Prácticas Agrícolas
• Al personal permanente se le debe realizar
mínimo una vez por año un examen médico
en donde se certifique su buen estado de
salud. Al personal temporal previo a su
contratación se le debe realizar un reconoci-
miento médico, con el fin de evidenciar la no
presencia de enfermedades infecciosas. En
todos los casos se debe instruir al personal
cuando se sienta enfermo, para que se
reporte de inmediato con su superior.
• Desarrollar un programa de salud ocupa-
cional donde se involucren actividades de
seguridad industrial, higiene y medicina
preventiva del trabajo.
• Contar con un plan de manejo de emer-
gencias o contingencias, en el cual se
establezca qué hacer en caso de derrames,
incendios o intoxicaciones o cualquier riesgo
físico, químico, biológico potencial para los
trabajadores (Figura 3).
• El personal que labore en el predio debe
cumplir con prácticas higiénicas tales como,
limpieza e higiene personal, uso de dotación
Figura 3. Letreros visibles con los teléfonos de interés
Fuente: Cartilla Mis Buenas Prácticas Agrícolas “Guía para agroempresarios”
Riesgos a los que están expuestos los
trabajadores
Para tener condiciones de trabajo seguras y
saludables es necesario realizar evaluaciones
de riesgos, considerando la información
histórica de accidentes y de problemas de
salud en el área.
168
completa (overol, botas, entre otros), ele-
mentos de protección personal cuando la
labor lo requiera; lavado y desinfección de
manos cada vez que sea necesario.
El propietario o el administrador y el personal
que labore en el predio deberán cumplir con
el marco legal vigente de trabajo, para lo
cual es necesario tener en cuenta mínimo los
siguientes aspectos:
• Afiliación a seguridad social de salud.
• Riesgos laborales y pensión.
• Salario justo de acuerdo con lo dispuesto en
la Ley Nacional vigente.
• Cumplir con las edades para contratación
de personal.
• Si los operarios habitan en la finca, sus
viviendas deben ser adecuadas, construidas
en material sólido y contar con los servicios
públicos básicos (http://www.senasa.gob.
pe/RepositorioAPS/0/3/JER/-1/GUIA%20
DE%20BUENAS%20PRACTICAS%20
AGRICOLAS.pdf).
En la finca debe existir un plan de acción
documentado sobre las medidas a
tomar para promover las condiciones de
seguridad y salud en el trabajo, indicando
la persona responsable de llevarlas a cabo
(http://www.cenicafe.org/es/documents/
buenasPracticasCapitulo12.pdf).
 El Cultivo del Lulo bajo la implementación de las Buenas Prácticas Agrícolas

• El personal debe hacer uso de los elementos
requeridos para protegerse de la exposición
a los rayos solares.
• Garantizar el suministro de agua potable o
líquidos para el consumo del personal en las
labores de campo.
Existen algunos riesgos a los que están
expuestos los trabajadores y que se pueden
prevenir o mitigar con información oportuna
y capacitación.
Riesgos ergonómicos (asociados a la
postura del cuerpo)
• Se han definido normas para el levanta-
miento y el transporte de cargas (equipos
de fumigación, recipientes de mezcla de
productos y sacos de fertilizante, entre otros)
• Los trabajadores deben recibir formación en
la prevención del riesgo por malas posturas
y para evitar la fatiga excesiva en las labores.
Riesgos de seguridad
• Debe existir un procedimiento de cómo
actuar en caso de emergencias (atención
básica de primeros auxilios y persona de
contacto).
Riesgos químicos
• El personal que realiza la operación de
aspersión de plaguicidas debe contar
con los elementos de protección personal
requeridos para la actividad (ropa de uso
exclusivo de acuerdo al producto a aplicar,
protección respiratoria, guantes, entre
otros).
• Tener definido un proceso que garantice
la entrega y reposición de elementos de
protección personal requeridos para la
actividad de aspersión de plaguicidas
• Divulgar las normas de seguridad para la
manipulación de plaguicidas (que incluya
fichas de seguridad de acuerdo al producto,
normas para la mezcla de plaguicidas,
prohibición de fumar, higiene personal –
baño diario al finalizar la jornada de trabajo).

• Realizar mantenimiento preventivo a herra- • Estar identificados y señalizados los riesgos

mientas manuales (machetes), maquinaria principales de acuerdo a la operación y/o
y/o equipos (guadañadoras, aspersores de actividad a realizarse (visual, identificación
productos químicos). por colores, barreras, entre otros) (http://
w w w.cenic afe.org /es /d o cument s /
• Los trabajadores deben recibir formación buenasPracticasCapitulo12.pdf).
específica para los riesgos por manejo
de herramientas manuales, maquinaria
y equipos.
BIBLIOGRAFÍA

Buenas Prácticas Agrícolas (BPA) https://www.ica.gov.co/Areas/Agricola/Servicios/...Agricola/.../

cartilla. https://www.ica.gov.co/Areas/Agricola/Servicios/Inocuidad-Agricola/Capacitacion/carti-
llaBPA.aspx
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Buenas Prácticas Agrícolas - IICA. repiica.iica.int/docs/B0737e/B0737e.PD
http://www.cenicafe.org/es/documents/buenasPracticasCapitulo12.pdf).

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El Cultivo del Lulo bajo la implementación de las Buenas Prácticas Agrícolas

NOTA
Los productos químicos de uso fitosanitario mencionados en este manual no son
garantía de control por sí mismos, no excluyen otros productos de igual o mayor
eficiencia, solo comprometen al autor y no a la Secretaría de Agricultura y Desarrollo
Rural de Antioquia.

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