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República de Colombia

Corte Suprema de Justicia

CORTE SUPREMA DE JUSTICIA


SALA DE CASACIÓN LABORAL

MAGISTRADO PONENTE: JORGE MAURICIO BURGOS RUIZ

Referencia: Expediente No. 39867

Acta No. 21

Bogotá D.C., seis (6) de julio de dos mil once


(2011).

Resuelve la Corte el recurso de casación interpuesto


por el apoderado judicial de WILMER MIGUEL LÓPEZ
ANDRADE contra la sentencia proferida por la Sala
Laboral del Tribunal Superior del Distrito Judicial de Santa
Marta, el 14 de mayo de 2008, en el proceso seguido por
el recurrente en nombre propio y de sus menores hijos
DAVID LÓPEZ DE LA HOZ y ANDRÉS FELIPE LÓPEZ
DE LA HOZ contra DRUMOND LTDA.
Casación Rad. N° 39867 2

I-. ANTECEDENTES.-

El señor Wilmer Miguel López Andrade trabajó al


servicio de la demandada, desde el 3 de enero de 1996
hasta el 11 de agosto de 2005, devengando un salario
promedio de $2.925.360 mensuales.

El 7 (sic) de mayo de 2002, el extrabajador, cuando


desarrollaba labores de soldador en las instalaciones de la
empresa, sufrió un accidente de trabajo. El 11 de mayo
de 2002, el supervisor Silva le hizo entrega al
extrabajador del trabajo que los días anteriores
desarrollaron dos trabajadores. Al inicio de las labores, el
extrabajador le pidió a su compañero, Díaz, que le
ayudara a montar el belly bar sobre los dos soportes. En
esta operación, la pieza (el belly bar) se les calló al piso,
la volvieron a montar con el cuidado de fijar la pieza en
los soportes de soldaduras que los compañeros anteriores
no terminaron, y el extrabajador reforzó el belly bar con
láminas de hierro. Al terminar las soldaduras, el
extrabajador se dedicó a cortar los refuerzos que luego
pulió para colocarlos en el belly bar en reparación, fijó los
refuerzos en el belly bar con soldadura, pero como esta
pieza no es recta sino que hace un ángulo, había que
calentar para luego golpearlos y lograr que cazara bien la
superficie; al encontrarse en esta operación, llegó el señor
Darío Martínez, supervisor, y le encomendó otra labor. Al
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terminar esta labor continuó la que había dejado


suspendida, o sea continuó con el doblado de la pieza;
para continuar con esta operación, le pidió ayuda al señor
García, para que, mientras el extrabajador calentaba, este
señor golpeara con una mona hasta lograr que el belly bar
calzara; el señor García se tuvo que ir, por lo que el
extrabajador, con el fin de terminar el lado pendiente, le
solicitó ayuda al compañero Mindiola quien le ayudó a
hacer la misma operación. Ya con los refuerzos
punteados en el belly bar, necesitaba moverlo para
realizar la soldadura de los refuerzos, se necesitaba
agarrar el belly bar con una eslinga, pero tuvo que
interrumpir esto para hacer otra tarea que le pidieron. Al
terminar con tal tarea, reanudó la colocación de la eslinga
para levantar el belly bar, pero este se cayó de un lado
del soporte, al parecer los puntos con que tenía
asegurado el belly bar, por los golpes recibidos, se habían
partido, y la pieza se corrió hacia la orilla, al caer golpeó
fuertemente el piso; el extrabajador, por el impacto, tomó
el control del puente grúa, levantó lo más rápido posible
el belly bar y a la vez sacó las piernas, pero unas láminas
que estaban en el piso no le permitieron sacar ambas
piernas cuando cayó el otro lado del belly bar, cayendo
sobre el pie izquierdo por delante de la punta de hierro
sobre la bota de seguridad produciéndole un daño
vascular óseo. Afirmó, el extrabajador, que la
demandada incumplió el deber de brindarle seguridad. El
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1 de marzo de 2005, fue calificado por la Junta Nacional


de Calificación de Invalidez con un pérdida laboral del
59.57%, incapacidad parcial originada en accidente de
trabajo.

Para el extrabajador, el accidente se generó porque


no se dieron las siguientes condiciones:

CAUSA:
 Falta de control, en tanto el empleador no
supervisó la labor del extrabajador para brindar
las garantías mínimas de seguridad social y no
vigiló que el área de trabajo se encontrara
despejada, es decir sin láminas de metal que
pudieran ocasionar un accidente de trabajo;
 Causas básicas: la labor no se realizó de
principio a fin, en equipo, como era lo indicado
por lo delicado y peligroso de la labor; el
instrumento donde se apoyaba el belly bar es
creado por los mismos trabajadores producto de
la necesidad, pero no cumple con las
especificaciones exigidas por la normatividad de
la seguridad industrial; dentro del área de
labores se encontraban objetos como láminas
de metal que impidieron que el extrabajador
pudiera sacar el pie y así evitar que le cayera
sobre este;
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 Causas inmediatas: la vibración soltó los puntos


de soldadura que mantenían fijo el Belly bar del
soporte, el cual no reunía las condiciones de
seguridad industrial necesarias para este tipo
de trabajos; no existía un área delimitada
dentro de la cual se prohibiera colocar objetos
como láminas de metal colocadas detrás del
trabajador, que pudieran ocasionar algún tipo
de lesión al trabajador; existían dentro del área
elementos que le impidieron al trabajador
maniobrar rápidamente y proteger su
humanidad de algún tipo de lesión al caer el
Belly bar;
 Incidentes: se produjo la caída del BELLY BAR
sobre el pie izquierdo del trabajador;
 Culpa grave de la empresa: al no cumplir con la
obligación compartida de garantizar la
seguridad de la labor encomendada, esta se
hace responsable de la indemnización por los
perjuicios materiales, morales y fisiológicos que
relaciona la demanda.

Según el extrabajador, la culpa la tiene la empresa


por: a) haberle encomendado unas labores sin
prevenirles de lo que podía suceder, y él no estaba en
condiciones de darse cuenta del riesgo que corría, como
promete demostrarlo en la reconstrucción de los hechos;
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b) no haberle brindado la preparación y capacitación


necesaria para la ejecución de unas labores para la cual
no fue contratado, siendo estas de alto riesgo; c) no
haber supervisado la labor que realizaba el extrabajador.

Refiere el extrabajador que el accidente sufrido tuvo


como consecuencias daños materiales, morales y
fisiológicos, cuya liquidación presentó en la demanda.

La parte extrabajadora solicitó se declare la


existencia del contrato de trabajo y que no se le brindó
las condiciones de seguridad y protección para ejercer la
labor para la cual fue contratado. Que el extrabajador
sufrió un accidente de trabajo el 11 de mayo de 2002, y
que la empresa es responsable de la indemnización plena
de perjuicios a que tiene derecho el demandante.
Consecuentemente a lo anterior, se condene a la
demandada a pagar al demandante la indemnización total
u ordinaria de perjuicios de orden material, en su doble
concepto de daño emergente y lucro cesante, como
también los perjuicios morales y fisiológicos, en el valor
que establezcan los peritos, que sin embargo los estimó
en los valores allí relacionados.

La demandada se opuso a las pretensiones de la


demanda. No aceptó los extremos ni el salario indicado
por el extrabajador, pues, según ella, el contrato inició el
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3 de enero de 1996 y terminó el 10 de agosto de 2005, y


el salario promedio del demandante fue $2.306.946.
Aceptó la ocurrencia del accidente y que, el 1 de marzo
de 2005, el extrabajador fue calificado por la Junta
Nacional de Calificación de Invalidez con una pérdida
laboral del 59.57% originada del accidente de trabajo.

Alegó inexistencia de culpa del empleador en el


accidente sufrido por el extrabajador, ya que, en la
empresa, se han establecido mecanismos de seguridad
industrial y salud ocupacional, como lo imponen los
artículos 57 y ss del CST, y tiene constituido el Comité
Paritario de Salud Ocupacional COPASO. Propuso las
excepciones de inexistencia de la obligación por pago total
de acreencias laborales y la prescripción, esta última
contada necesariamente desde el momento en que el
accidentado está razonablemente capacitado para
reclamar sus derechos, según la lectura que hace de la
sentencia 6803 de 1995 de esta Sala.

El Juzgado Segundo Laboral del Circuito de Ciénaga,


Magdalena, declaró que el extrabajador, el 11 de mayo de
2002, sufrió un accidente de trabajo que le produjo la
amputación de la pierna izquierda y, en atención a la
fecha en que el extrabajador se reintegró a laborar a la
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empresa y la fecha de presentación de la demanda,


operó la prescripción de todas las pretensiones.

II-. SENTENCIA DEL TRIBUNAL.-

El Tribunal Superior de Santa Marta, mediante


sentencia de 14 de mayo de 2008, confirmó la sentencia
de primer grado por considerar que efectivamente había
operado la prescripción, pero por razones diferentes.

Consideró que las normas preexistentes no han


establecido específicamente cuál es el punto de partida
para que se inicie el cómputo de la prescripción para la
reclamación de perjuicios del artículo 216 del CST, pero
“como quiera que es un derecho laboral este término es
de 3 años, que se cuenta desde la exigibilidad de la
respectiva obligación”. Acudió a lo dicho por esta Sala en
la sentencia 23.734 de 2004, donde enseñó que el punto
de partida de la prescripción, en estos casos, no se
identifica con la ocurrencia del infortunio, sino con la
correspondiente evaluación médica de los perjuicios que
el mismo haya irrogado, como lo dijo también la sentencia
15317 de esta Sala. Transcribió apartes de la sentencia
6803 de 1995, de donde infirió que “…el término
prescriptivo de la acción ordinaria generada en la
indemnización plena del artículo 216 del CST se comienza
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a computar desde la ‘calificación de la incapacidad’


mediante dictamen médico, esto es distinto a la
‘calificación del grado de invalidez’ –como erradamente lo
estima el apelante- calificación que se obtiene por el
dictamen emitido por la Junta de Calificación de
Invalidez”.

Se remitió a los folios 111 a 113, para decir que allí


aparece la evaluación médica de la pérdida de la
capacidad laboral de fecha 17 de marzo de 2003. Y a
renglón seguido señaló:

“Considera la sala, que de acuerdo al precedente


jurisprudencial citado, es a partir de esta fecha que el
extrabajador debió promover la acción en aras de
reclamar el pago de la indemnización ‘total y
ordinaria’, pues es a partir de ese momento en que se
encontraba ‘razonablemente posibilitado para
reclamar cada uno de los eventuales derechos
pretendidos’

Es apenas lógico, pues en tratándose de


indemnización plena no se hace necesario que se
haya dictaminado la invalidez del extrabajador,
porque si se busca el reconocimiento y pago de unos
perjuicios causados por la culpa del empleador, esta
indemnización, debe cubrir simple y llanamente los
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perjuicios causados por el accidente


independientemente que el hecho dañoso haya
estructurado la invalidez como tal. Máxime cuando
en este caso el insuceso fue tan severo que causó
amputación de miembro del demandante, en una
situación tan especial como la del sub lite, en sentir
de la sala el extrabajador no debió esperar la
evaluación de la pérdida de la capacidad laboral para
promover la acción, porque si tenía la certeza que la
causa del accidente fue ocasionado por culpa del
patrono y ante unas consecuencias tan funestas,
debió pedir la indemnización, inmediatamente surgió
el perjuicio, pero con todo, el extremo inicial para
computar la prescripción es la fecha de esta
evaluación.

Tomando como punto de partida esta fecha, es


decir 17 de marzo de 2003, se tiene que la demanda
debió instaurarse a más tardar el 17 de marzo de
2007, lo cual no ocurrió, porque con una simple
observación del sello impreso en la oficina de apoyo
judicial registra que esta se presentó el 23 de marzo
de 2007, es decir, cuando ya la acción había
prescrito, tal como lo determinó el a quo, por tanto
deberá confirmarse la sentencia recurrida”.
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III-. RECURSO DE CASACIÓN.-

Inconforme con la anterior decisión, la parte


demandante pretende la casación de la sentencia de
segundo grado, y que, en sede de instancia, “revoque
parcialmente la sentencia de primera instancia en cuanto
absolvió a la demandada y en su lugar declare la
existencia de un contrato de trabajo, sin brindarle las
condiciones de seguridad y protección para ejercer las
labores para la cuales fue contratado, siendo la accionada
responsable de la indemnización plena, que como
consecuencia de esta declaración se condene a la
demandada a reconocer y pagar la indemnización total u
ordinaria en su doble concepto de daño emergente y lucro
cesante, perjuicios morales, reajuste de la condena”.

Para tal fin propone un solo cargo que tuvo réplica.

CARGO ÚNICO:

Acusa la sentencia de violar directamente, por el


concepto de aplicación indebida, el artículo 488 del CST y
el 141 del CPT.

DESARROLLO DEL CARGO:


Casación Rad. N° 39867 12

Comienza refiriéndose a la declaratoria de


prescripción que hizo el a quo por considerar que el
extrabajador fue evaluado y valorado el 23 de mayo de
2003 por los médicos laborales de la ARP a la cual estaba
afiliado, entidad esta que lo pensiona, y que, al 30 de
noviembre de 2003, el extrabajador se había reintegrado
al trabajo y por ello se encontraba “razonablemente
posibilitado para incoar la demanda laboral por las
pretensiones que aquí se solicita y si no lo hizo fue por su
libre determinación”; por lo que el a quo, al encontrar que
la demanda se presentó el 23 de marzo de 2007,
concluyó que habían transcurrido más de tres años desde
que se reintegró al trabajo.

Luego, el censor trascribió apartes de la sentencia


del tribunal referentes a las razones que tuvo para
declarar la prescripción, para, a renglón seguido, citar lo
dicho por esta Sala en la sentencia 28821, donde, según
la trascripción del censor, la Corte dijo que la prescripción
en estos casos debe comenzar a computarse a partir de la
fecha en la que se establezcan, por los mecanismos de
ley, las secuelas que el accidente de trabajo haya dejado
al trabajador, lo que implica la imperiosa necesidad que
este haya procurado el tratamiento médico de rigor y la
consecuente valoración de su estado de salud. Y concluyó
el recurrente que, en ese caso, era a partir de la fecha de
la calificación de la invalidez por la Junta Nacional de
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Calificación de Invalidez que debió empezar el cómputo


de la prescripción y no, desde la fecha del accidente de
trabajo.

Apoyándose en lo anterior, afirma, el censor, que el


tribunal se equivocó al señalar que la acción ordinaria
para el cobro de la indemnización de perjuicios del
artículo 216 del CST se comienza a computar desde la
calificación de la incapacidad mediante dictamen médico,
lo que le sirvió de fundamento para declarar la
prescripción.

Agrega que el extrabajador obtuvo la calificación del


59.57% de invalidez el 1º de marzo de 2005, luego de
cumplir con el procedimiento reglado y de utilizar los
recursos de ley, como fue aceptado por ambas partes y
de lo cual obran pruebas en el proceso ordinario de la
referencia. A su juicio, al haberse presentado la demanda
el 23 de marzo de 2007, se descarta la configuración de
la prescripción de la acción laboral en el caso concreto.

Por último, realiza consideraciones de instancia


donde le atribuye a la empresa el incumplimiento de las
obligaciones de cuidado a sus empleados y de las normas
de salud ocupacional; a su juicio, el empleador es
responsable plenamente de la culpa comprobada en el
acaecimiento de la pérdida de la capacidad laboral sufrida
Casación Rad. N° 39867 14

por el poderdante, como del resarcimiento de los


perjuicios causados.

RÉPLICA:

Se opone a la prosperidad del recurso alegando que


al petitum de la demanda de casación le faltó claridad,
dado que el a quo no declaró que la demandada fuese
culpable del accidente, por lo que mal puede ahora el
censor solicitar que se le haga responsable de los
perjuicios sin antes haberse declarado culpable del
accidente al empleador. Agrega que, cuando se trata de
la prescripción, no se puede atacar la sentencia por la vía
directa, dado que dicha institución está atada
indefectiblemente en documentos, son las fechas las que
determinan la prescripción. Si el extrabajador pretende
que se contabilice la prescripción desde el 23 de mayo de
2003, cuando fue evaluado, lo que seguramente consta
en un documento que no menciona, salta a la vista que el
quid del asunto es eminentemente fáctico, por lo que la
vía apropiada para este ataque era la indirecta, agrega.

También considera que, con todo, el ejercicio que


hizo el ad quem fue esencialmente interpretativo, para
escoger las dos fechas en cuestión, respaldando
finalmente el escogido en jurisprudencia de esta Sala en
la sentencia 6803 de 1995. Si el demandante considera
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que es a partir de la fecha de la calificación del grado de


invalidez que debe contarse la prescripción, el asunto no
podía manejarse por la modalidad escogida de la
aplicación indebida, sino por la interpretación errónea que
ignoró el cargo.

Además, sostiene que el recurrente debió indicar


cuáles pruebas demuestran la culpa del empleador en el
accidente como lo exige el artículo 216 del CST, lo que
corrobora una vez más que el ataque se debió dirigir por
la vía indirecta.

Le reprocha, también, que el recurso adolece de


proposición jurídica incompleta, pues, a su juicio, no se
indicaron las normas del CPC donde se habla del otro
extremo conformado por la contestación de la demanda
para efectos de determinar la prescripción. Para la
réplica, tampoco la mención de las normas sobre la
prescripción lleva implícita la norma sustantiva que
consagra el derecho del cual se derivan la indemnización
que reclama, el cual corresponde al artículo 216 del CST.
En este caso, en el evento de un fallo de instancia no se
podrían ordenar las indemnizaciones reclamadas si la
disposición legal de donde provienen no se menciona
como obligada.
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Por último, dice que las pruebas obrantes en el


proceso no demuestran que el accidente hubiese ocurrido
por culpa de la empresa, por el contrario, del reporte del
accidente se lee que el accidente fue por culpa del
trabajador “al no asegurar la carga apropiadamente”.

IV. CONSIDERACIONES

Sea lo primero anotar que las deficiencias técnicas


atribuidas por la réplica a la demanda no tienen la
magnitud como para desestimar el recurso.

Sobre el alcance de la impugnación, en los términos


como fue redactado este, si bien no son los más
afortunados, entiende la Sala que el censor persigue que
se case la sentencia de segunda instancia que confirmó la
declaratoria de prescripción del a quo, y, en
consecuencia, tuvo efectos absolutorios para la
demandada; en su lugar, le pide a la Sala que revoque
parcialmente la sentencia de primera instancia en cuando
absolvió a la demandada y declare la existencia del
contrato y que la accionada es responsable de la
indemnización plena, lo que equivale a decir, según el
contexto del caso, que, en sede de instancia, se revoque
el ordinal tercero de la decisión de primer grado que
declaró la prescripción, para que, en su lugar, se declare
Casación Rad. N° 39867 17

que el empleador fue culpable del accidente de trabajo


sufrido por el extrabajador, cuya ocurrencia fue declarada
en el ordinal 2º ibidem; y, a consecuencia de tal
declaración, se solicita condena por la indemnización
total u ordinaria de perjuicios. De esta manera queda
superada la falta de claridad que señala el opositor.

Sobre los errores de técnica del cargo único, también


es claro, para la Sala, que el ataque está dirigido a
derribar el pilar de la sentencia del ad quem, cual fue el
haber encontrado probada la excepción de prescripción
contada desde la fecha de la “calificación de la
incapacidad” mediante dictamen médico, y no, desde la
fecha de la calificación del grado de invalidez, como lo
alegaba el apelante. A tal conclusión arribó el ad quem
haciendo suyos los derroteros trazados por las sentencias
23734 de 2004 y 6803 de 1995 de esta Sala sobre que el
momento de iniciación de la contabilización de la
prescripción de los artículos 488 del CST y 151 del CST,
para reclamar la indemnización plena de perjuicios del
artículo 216 del CST, no se identifica con la ocurrencia del
accidente, sino con la correspondiente evaluación médica
de los perjuicios que aquél hubiese irrogado.

El extrabajador dirige su ataque por la vía directa,


por el submotivo aplicación indebida de los artículos 488
del CST y 151 del CPC, en cuanto a que, en su parecer,
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el ad quem se equivocó en tomar la fecha de la


“calificación de la incapacidad” como el momento
determinante de la evaluación de perjuicios a fin de
asumir el inicio del término prescriptivo, en vez de fijarse
en el día en que se hizo la “calificación del grado de
invalidez”.

En la demostración del cargo, el censor no disiente


en sí de la fecha extraída por el ad quem de las pruebas,
como tampoco de la inteligencia dada a los artículos 488
del CST y 151 del CPT por el ad quem, pues no alega
fecha distinta de la calificación de la incapacidad o
interpretación diferente de tales disposiciones. Solo se
aparta de los efectos jurídicos dados por el ad quem a la
“calificación de la incapacidad”, pues él estima que fue el
día de la “calificación del grado de invalidez” cuando se
tuvo precisión sobre los perjuicios cuya indemnización
plena se persigue.

Así las cosas, contrario a lo dicho por el replicante, la


inconformidad del extrabajador se dirigió por el sendero
apropiado, sin que fuera indispensable, para la viabilidad
del cargo, denunciar más normas, pues justamente estas
disposiciones fueron las que sirvieron de sustento a las
consideraciones que conllevaron la sentencia adversa al
impugnante.
Casación Rad. N° 39867 19

Ya esta Sala de antaño tiene diferenciado la violación


directa de la ley por aplicación indebida de la trasgresión
por interpretación errónea, ejemplo de ello es la sentencia
8969 de 1997, cuyos apartes pertinentes dicen:

“Las distintas maneras de quebrantar directamente la


ley por las cuales puede acusarse en casación ante la
Corte una sentencia obedecen a razones diferentes y
se producen por errores en que incurre el fallador
sobre la existencia y validez, el alcance o el significado
del precepto legal, que trascienden a la parte
resolutiva del fallo. […]

La violación directa de la ley en que incurre


el juzgador relacionada con el significado de la norma,
o sea, la errónea interpretación, se produce en la
premisa mayor del precepto; mientras que el yerro
derivado de la aplicación indebida se produce en la
premisa menor, y gira en torno a la relación que existe
entre el específico hecho hipotético de la norma
jurídica y el hecho concreto del caso litigado, y aunque
lo más usual es que se produzca por la vía indirecta y
tenga su origen en la falta de apreciación o la
apreciación errónea de las pruebas, no excluye la
violación de puro derecho cuando el error producido en
la premisa menor es consecuencia de la indebida
calificación o definición jurídica del caso particular”.

También se debe anotar que no es necesario, para


controvertir la sentencia en casación, presentar alegatos
de instancia, como lo entiende equivocadamente la
oposición cuando le reprocha al censor no haber indicado
cuáles pruebas demuestran la culpa del empleador en el
Casación Rad. N° 39867 20

accidente como lo exige el artículo 216 del CST, que por


demás tales alegatos serían inoportunos, pues es bien
sabido que el objetivo del recurso de casación es
contrastar la sentencia con las normas sustantivas del
ordenamiento jurídico que la regula en aras de garantizar
su legalidad; solo en el caso de que la sentencia no
supere dicho control, se casa la sentencia en cuestión, y
la Sala asume el rol de juez de instancia para responder
ahí sí los argumentos presentados por las partes
relacionados con el litigio, pero se tendrán en cuenta
únicamente los que fueron presentados en su
oportunidad, durante el trámite de instancia.

Precisado lo anterior, le corresponde a la Sala


resolver si el tribunal se equivocó al tomar el momento de
la calificación de la incapacidad para efectos de
contabilizar la prescripción, en vez de la fecha de la
calificación del grado de invalidez, como alega el
recurrente que debió hacerlo.

Según quedó atrás anotado, está por fuera de


controversia que, para estos casos, la prescripción debe
comenzar a contarse “a partir de la fecha en la que se
establezcan, por los mecanismos previstos en la ley, las
secuelas que el accidente de trabajo haya dejado al
trabajador, lo que desde luego implica la imperiosa
necesidad de que éste haya procurado el tratamiento
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médico de rigor y la consecuente valoración de su estado


de salud”. Sentencia Rad. 28821 de 2008.

Vista dicha regla jurisprudencial, encuentra la Sala


que el ad quem sí incurrió en la violación achacada, como
quiera que solo hasta el momento en que al extrabajador
se le calificó su grado de invalidez se pudieron establecer
las secuelas finales que el accidente de trabajo dejó al
trabajador, secuelas cuya reparación plena de perjuicios
se pretende con el presente proceso. Si bien, el 17 de
marzo de 2003, se le realizó al extrabajador una
calificación de incapacidad que dio como resultado la
determinación de la pérdida de la capacidad laboral en un
35.99% dando lugar a una incapacidad permanente
parcial, las consecuencias del accidente de trabajo no
terminaron allí, pues, posteriormente, el extrabajador fue
declarado inválido el 1º de marzo de 2005, con una
pérdida de la capacidad laboral del 59.57%; estatus este
que se haya por fuera de controversia en el plenario, en
tanto fue aceptado como cierto en la contestación de la
demanda, como se puede ver en los antecedentes de la
presente sentencia.

No tiene razón el tribunal cuando dice en su


argumentación que es “apenas lógico” que, a partir
de la calificación de la incapacidad, el extrabajador se
encontraba razonablemente posibilitado para reclamar
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cada uno de los eventuales derechos pretendidos,


“porque si se busca el reconocimiento y pago de unos
perjuicios causados por la culpa del empleador, esta
indemnización, debe cubrir simple y llanamente los
perjuicios causados por el accidente independientemente
que el hecho dañoso haya estructurado la invalidez como
tal. Máxime cuando en este caso el insuceso fue tan
severo que causó amputación de miembro del
demandante, en una situación tan especial como la del
sub lite, en sentir de la sala el extrabajador no debió
esperar la evaluación de la pérdida de la capacidad
laboral para promover la acción, porque si tenía la certeza
que la causa del accidente fue ocasionado por culpa del
patrono y ante unas consecuencias tan funestas, debió
pedir la indemnización, inmediatamente surgió el
perjuicio, pero con todo, el extremo inicial para computar
la prescripción es la fecha de esta evaluación”.

Del propio argumento del ad quem, está visto que el


siniestro no solo produjo la pérdida del pié izquierdo para
el extrabajador, sino que a la postre lo invalidó; además
que no fue que el extrabajador no hubiese procurado el
tratamiento médico y la correspondiente valoración de la
invalidez. Por tal razón, los perjuicios de cara a la
invalidez causada por el accidente de trabajo solo se
pudieron hacer exigibles cuando la Junta Nacional de
Calificación de la Invalidez dio por hecho tal estado al
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establecer la pérdida de la capacidad laboral en un


59.57%. Tal calificación se llevó a cabo el 1º de marzo
de 2005, por lo que mal podía contarse la prescripción de
la indemnización plena de los perjuicios antes de esta
calenda.

Por lo anteriormente discurrido, prospera el cargo, y


se casará la sentencia en cuanto confirmó la prescripción
declarada por el a quo.

DECISIÓN DE INSTANCIA:

1. La prescripción:

En sede de instancia, corresponde resolver las


inconformidades del apelante. Primeramente, él sostiene
que si bien es cierto que el extrabajador estaba
razonablemente posibilitado en cuanto a su capacidad
física para reclamar a partir a partir del 30 de noviembre
de 2003 (fecha del reintegro al cargo) no lo podía hacer
hasta tanto su calificación médica o evaluación porcentual
de la pérdida de la capacidad laboral se encontrara en
firme previa terminación del proceso de calificación como
efectivamente sucedió al emitir la Junta Nacional de
Calificación de Invalidez en última instancia el 1 de marzo
de 2005, asignándole un 59.57% de incapacidad.
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Tiene razón el apelante en esta parte del recurso.


Aparte de las consideraciones atrás expuestas que
conllevaron el desquiciamiento de la sentencia del ad
quem, agrega la Sala que en el caso del demandante los
perjuicios desencadenados con el accidente de trabajo
llegaron hasta invalidarlo en un 59.57% como se
corrobora con la documental visible a los folios 12 vto. y
104. Si en el expediente se persigue la indemnización
plena de perjuicios con base en el artículo 216 del CST,
justamente, la reparación plena de los daños originados
con el infortunio, en el caso de ser procedente por estar
demostrada suficientemente la culpa del empleador, debe
abarcar esta secuela cuya exigibilidad inicia cuando se
determina dicha situación.

Para efectos de contabilizar la prescripción en casos


como el del demandante, la Sala ha fijado los siguientes
criterios:

“Es bien sabido que cuando acontece un


accidente de trabajo surgen en favor de quien lo
padece una serie de prestaciones o de
indemnizaciones, según el caso, algunas de las
cuales dependen de las secuelas o de la
incapacidad para laborar que le hayan dejado.
Pero muchas veces ocurre que a pesar de los
importantes avances científicos resulta imposible
saber en corto plazo cuáles son las consecuencias
que ha dejado en la víctima el in suceso. Así lo
tiene adoctrinado la jurisprudencia de esta Sala al
Casación Rad. N° 39867 25

precisar que no 'puede confundirse el hecho del


accidente con sus naturales efectos. Aquél es
repentino e imprevisto. Estos pueden producirse
tardíamente'. (Cas., 23 de marzo de 1956, vol.
XXIII, núms. 136 a 138).

Por lo anterior, tanto la doctrina como la


jurisprudencia, sin desconocer el referido término
prescriptivo legal, han recabado en que la
iniciación del cómputo extintivo no depende en
estricto sentido de la fecha de ocurrencia del
infortunio, por no estar acorde con la finalidad del
instituto y ser manifiestamente injusta, sino del
momento en que el afectado está
razonablemente posibilitado para reclamar cada
uno de los eventuales derechos pretendidos.

Las lesiones orgánicas y perturbaciones


funcionales producidas por un accidente ameritan
tratamientos médicos y evaluaciones cuya
duración no siempre se puede establecer
anticipadamente, ni dependen de la voluntad de
los afectados.” Sentencia 6803 de 15 febrero de
1995

En este orden de ideas, se tiene que no tuvo razón,


el ad quo, al declarar la prescripción contabilizándola
desde que el trabajador se reintegró a la empresa, pues
no es tal circunstancia la que lo ubica en la posibilidad de
exigir la reparación plena, si no es la de contar con la
calificación médica que determina las secuelas que van a
ser reparadas, desde luego con el deber del trabajador de
facilitar la atención médica correspondiente.
Casación Rad. N° 39867 26

Conforme a lo atrás expuesto, en el caso del


extrabajador, la indemnización plena de perjuicios por el
estado de invalidez causado por el infortunio laboral se
hizo exigible a partir del momento en que se determinó
dicho estado.

Al haberse calificado la invalidez el 1º de marzo de


marzo de 2005 y presentado la demanda el 23 de marzo
de 2007, aspectos fácticos no controvertidos por las
partes, es evidente que no se dio la prescripción frente a
la reclamación de perjuicios por la invalidez, máxime que
según las documentales obrantes en el expediente
integrantes de la historia clínica del demandante (fls. 75
al 204), el extrabajador procuró su tratamiento médico y
facilitó la calificación de la pérdida de la capacidad laboral
todo el tiempo, hasta que se le determinó la invalidez.

Esta Sala de la Corte, frente a otra situación de


contornos similares, aplicó la misma regla:

“En el presente caso, si bien el


accidente de trabajo acaeció el 10 de abril de
1999, de la prueba que milita en el
expediente en particular la obrante a folios
131 a 177, claramente se desprende que el
extrabajador se sometió a tratamiento y a
valoración médica por el Instituto de Seguros
Sociales y posteriormente por la Junta
Regional de Calificación de Invalidez de
Antioquia y por la Junta Nacional de
Calificación de Invalidez, organismo éste que
Casación Rad. N° 39867 27

profirió su dictamen final el día 13 de


noviembre de 2001, señalándole una pérdida
de la capacidad laboral del 50.95% (Folios
135 a 139).

Lo anterior significa que es a partir


de esta fecha cuando debe empezar a
computarse el término de prescripción y no
desde la fecha del accidente de trabajo. Toda
vez que la demanda se presentó el 4 de julio
de 2002, ello quiere decir que la acción se
ejerció antes de que se venciera el término de
los tres (3) años exigidos por los artículo 488
del Código Sustantivo del Trabajo y 151 del
Código Procesal del Trabajo y de la Seguridad
Social, de tal suerte que tal acción no estaba
prescrita”. Sentencia Rad. 28821.

Se revocará el ordinal tercero de la sentencia de


primer grado que declaró probada la excepción de
prescripción de todas las pretensiones de la demanda.

2. Condena por indemnización plena de perjuicios:

Le corresponde ahora, a la Sala, examinar si se dan


los presupuestos del artículo 216 del CST para que
proceda la condena por indemnización plena de perjuicios
en contra de la demandada.

De acuerdo con el artículo 216 del CST, para efectos


de proferir condena en contra del empleador por la
Casación Rad. N° 39867 28

indemnización plena de perjuicios es indispensable que el


accidente haya ocurrido por culpa del empleador. En
virtud del principio de la carga de la prueba, es al
trabajador a quien le corresponde probar suficientemente
la culpa del empleador para obtener condena favorable
por este concepto.

Sea lo primero advertir, sobre el particular, que no


fue objeto de controversia por parte de la demandada que
el demandante laboró para ella en el cargo de soldador y
que sufrió un accidente de trabajo que le produjo una
pérdida laboral del 59.57%, según el dictamen de la Junta
Nacional de Calificación de Invalidez.

Con relación a la culpa del empleador en la


ocurrencia del accidente, el apelante, en la sustentación
del recurso, afirmó que estaba probado que “no existía
manual de procedimiento de la obra u oficio realizado al
momento del insuceso ni una evaluación o panorama de
riesgos de la misma en concreto debidamente informados
a mi poderdante que ayudaren a determinar las
exposiciones a estos y las medidas a tomar para evitarlos
teniendo en cuenta el lugar específico donde se realizaba
la maniobra, incumpliendo así el deber de proteger la
salud e integridad del trabajador como enseñan y
ordenan las leyes del trabajo”.
Casación Rad. N° 39867 29

Ya en la extensa argumentación presentada en la


demanda, para configurar la culpa del empleador (fl.5), el
demandante afirmó que esta se dio porque: a) el
empleador le encomendó unas labores sin prevenirle de lo
que podía sucederle, y el trabajador no estaba en
condiciones de darse cuenta del riesgo que corría; b) no
le brindó la preparación y capacitación necesaria para la
ejecución de unas labores para la cual no fue contratado,
siendo estas de alto riesgo; c) no supervisó la labor que
realizaba el extrabajador. Además, bajo el título de
“CAUSAS BÁSICAS”, el demandante le achacó a la
empresa que la labor no se realizó en equipo como era lo
indicado por lo delicado y peligroso; que el instrumento
donde se apoyaba el belly bar fue creado por los mismos
trabajadores y no cumplía con las especificaciones
exigidas por la normatividad de la seguridad industrial; y
que, dentro del área de labores, se encontraban objetos
como láminas de metal que impidieron que el
extrabajador pudiera sacar el pie y evitar que le cayera
sobre este; y, por último, al folio 5 de la demanda, se lee
que, a juicio del demandante, el accidente ocurrió porque
“la empresa no había elaborado los soportes de hierro los
cuales permitieran fijar el belly bar con tornillo y
permitieran girar el belly bar sin tener que estar
maniobrando este, además la empresa Drummond Ltda.
no establecía la peligrosidad de trabajar en el puente grúa
con el cable de control cerca de la pieza”.
Casación Rad. N° 39867 30

Frente a las anteriores imputaciones que le hizo el


demandante, la empresa convocada a juicio se defendió
afirmando que era falso que no hubiese cumplido con la
supervisión de la labor realizada y agregó que ella sí
atiende lo establecido en el artículo 1604 del CC, por lo
que, según su opinión, no incurrió en culpa, ya que ha
establecido mecanismos de seguridad industrial y salud
ocupacional tal como lo imponen los artículos 57 y ss del
CST, políticas que, según su dicho, están en plena
vigencia.

Sobre el punto propiamente de la culpa que le fue


achacada, la demandada refirió que esta se fundamenta
en dos criterios, uno es la previsión de lo posible de
prever y el otro es la conducta carente de diligencia y
falta de esmero en la ejecución de un acto de cuidado y
prudencia en la conducta humana; es decir, para ella,
existe culpa cuando no se prevé lo que es previsible o
cuando se actúa con negligencia, imprudencia, impericia o
violando las normas de algún reglamento. A renglón
seguido trascribió el artículo 63 del CC que trata sobre las
especies de culpa y alega que para que resulte condenada
es necesario que el extrabajador pruebe suficientemente
que el accidente ocurrió por una de estas conductas:
negligencia, imprudencia, impericia o violación de las
normas o reglamentos de salud ocupacional; conceptos
Casación Rad. N° 39867 31

estos que define; añade que ella no incurrió en


negligencia porque tiene su programa de salud
ocupacional en desarrollo, donde se toman todas las
medidas preventivas que sean necesarias para evitar
accidentes, proporcionándole, directa o indirectamente, al
trabajador todos los elementos necesarios para su
protección, como: cascos, guantes, gafas, overoles,
zapatos industriales, cinturones, etc.

Según la empresa, tampoco ella fue imprudente


porque, además que no pudo actuar positivamente (obrar
sin cautela), cuenta con el personal capacitado para
tomar las decisiones y poner en práctica políticas que
benefician al trabajador y disminuyen los riesgos que
conlleva cualquiera actividad; además que actúan con la
diligencia y cuidado necesarios para evitar los accidentes
o enfermedades; tiene conformado un comité paritario de
Salud ocupacional que vigila y promueve el reglamento de
seguridad industrial de la empresa, colabora con el
análisis de los accidentes de trabajo y, en fin, realiza
todas las funciones que le fueron encomendadas en el D.
1295 de 1995.

Que tampoco incurrió en impericia porque las


personas que tienen a su cargo la dirección han
involucrado en sus labores la salud ocupacional, tomando
Casación Rad. N° 39867 32

las medidas o acciones para preservar, mejorar e incluso


recuperar la salud de sus empleados, promoviendo,
educando, etc., procurando siempre el bienestar de sus
trabajadores.

Terminó su defensa diciendo que no violó los


reglamentos o normas de salud ocupacional; por el
contrario, según ella, ha cumplido todas las normas de
carácter laboral y, en especial, aquellas referentes a la
salud ocupacional de que tratan los D. 1295 de 1994. Y
que “a pesar de admitir los hechos como ciertos NOS
OPONEMOS A TODAS Y CADA UNA DE LAS
PRETENSIONES DE LA MISMA….”. Dicho esto, propuso las
excepciones de prescripción e inexistencia de la obligación
por pago total de las acreencias laborales (salarios,
cesantías, intereses sobre cesantías, vacaciones, primas
legales y extralegales, indemnización por terminación del
contrato de trabajo laboral por despido injustificado y
examen médico de salida) a la terminación del vínculo
laboral.

Sobre la excepción de prescripción cabe decir que ya


esta Sala determinó, conforme a lo atrás expuesto, que
no operó dicho medio extintivo; de la otra, que es a todas
luces impertinente dado que, en el sublite, no se están
reclamando las acreencias laborales a las que se alude en
dicha excepción.
Casación Rad. N° 39867 33

2.1. Culpa del empleador:

De cara a la culpa que hace merecedor de condena,


al empleador, en estos casos, la jurisprudencia ha
señalado, reiteradamente, lo siguiente:

“El Tribunal en el fallo acusado, estimó que


en materia laboral y concretamente en tratándose
de accidentes de trabajo, el empleador responde
‘hasta por la culpa leve’ que se establece cuando
los hechos muestran que faltó ‘aquella diligencia
y cuidado que los hombres emplean
ordinariamente en sus negocios propios’.

Ese entendimiento del grado de culpa por la


cual responde el patrono en caso de accidentes
de trabajo conforme al artículo 216 del C.S.T.,
resulta acorde con lo que ha interpretado la
jurisprudencia al respecto con apoyo en las
disposiciones pertinentes del Código Civil,
concretamente el artículo 63 que define la culpa
leve, descuido leve, descuido ligero como ‘la falta
de aquella diligencia y cuidado que los hombres
emplean ordinariamente es sus negocios propios’
y el artículo 1604 que se refiere a que en los
contratos conmutativos es decir, aquellos que se
hacen para beneficio recíproco de las partes,
condición de la cual participan los contratos de
trabajo, el deudor es responsable hasta de la
culpa leve.

Desde antaño esta Sala de Casación Laboral


ha sostenido el criterio de que la responsabilidad
que origina la obligación de la indemnización
plena y ordinaria de perjuicios, para efectos de
determinar el grado de la culpa es de naturaleza
Casación Rad. N° 39867 34

contractual, pues se trata de la culpa de un


contratante que en virtud de la ejecución de un
contrato laboral le causa un perjuicio al otro
contratante; y esta conclusión lleva a que deba
acudirse a las disposiciones que en materia civil
regulan la culpa contractual, para colegir que por
ser el contrato laboral oneroso, en caso de culpa
patronal se responde hasta por la culpa leve”.
Rad. 22175 de 2004.

Contrario a lo dicho por la demandada, las pruebas


que obran dentro del proceso sí indican que el accidente
de trabajo sufrido por el trabajador que a la postre lo dejó
inválido ocurrió por falta de medidas preventivas y de
control que estaban en manos de la empresa tomarlas
con el propósito de evitar el suceso en cuestión, como
seguidamente se expone:

Al folio 11 del expediente obra el reporte del


accidente de trabajo presentado por la empresa a la
administradora de riesgos profesionales (repetido al folio
90, como parte de la historia clínica allegada por la ARP).
En él se registró, refiriéndose al extrabajador, que “el
soldador sufrió una herida en pie izquierdo al ser
golpeado y atrapado por una estructura metálica que
sostenía con un puente grúa, en el taller de soldadura.
(Causas en investigación)”.
Casación Rad. N° 39867 35

El representante legal de la demandada, en la


audiencia celebrada para llevar a cabo su interrogatorio
(fl.223), al preguntársele sobre el infortunio laboral en
cuestión, se remitió al informe consignado en la copia del
reporte del accidente que dijo haber sido elaborado por el
supervisor del accidentado y relacionado con el susodicho
accidente, el cual presentó en la citada audiencia,
acompañado del escrito titulado Anexo Caso ##MMY1042,
donde consta que el extrabajador, el 11 de mayo de
2002, de ocupación soldador cuando el accidente, según
el equipo de investigación de lo sucedido, “sufrió una
fractura con herida abierta en pie izquierdo, al ser
golpeado por una estructura metálica (belly bar 777),
mientras el empleado la levantaba con ayuda de un
puente grúa en taller de soldadura. El empleado sujetó el
belly bar por la parte central con una eslinga de nylon, de
tal manera que al levantarla esta se balanceó
deslizándose, atrapándole el pie izquierdo entre la pieza y
el piso”. (fl.229)

Las evidencias encontradas, según el prenombrado


informe, fueron: el soldador usaba los elementos de
protección; puente grúa en buenas condiciones; longitud
y peso aproximado del belly bar: 5.97 mts., 600 kgms;
altura de soportes metálicos donde se encontraba el belly
bar; 70 cms; eslinga de nylon y eslinga metálica.
(Ibidem)
Casación Rad. N° 39867 36

Con el encabezado “Antecedentes”, allí se anotó:

“Al inicio del turno el soldador fue asignado para que


continuara con la reparación de un belly bar de 777.

Esta estructura se encontraba sobre 2 soportes metálicos


de aproximadamente 70 cm de altura.

El trabajo que iba a realizar el soldador en el momento


del incidente consistía en bajar la pieza de los soportes al
piso, girarla y colocarla nuevamente sobre los soportes
para continuar con la soldadura.

El soldador removió la soldadura que aseguraba la


estructura (belly bar) sobre los soportes para retirar la
estructura y utilizando el puente grúa, sujeto (sic) la
pieza con una eslinga de nylon al gancho de la grúa.

El soldador sujetó la estructura por la parte media y al


suspenderla la pieza se balanceó deslizándose hacia un
extremo, aprisionándole el pie izquierdo contra el piso,
causándole una fractura.”

Para los investigadores las causas del accidente


fueron que “el empleado no aseguró la carga
apropiadamente” y que “el empleado se encontraba
dentro del radio de influencia de la carga”.
Casación Rad. N° 39867 37

Las recomendaciones de los investigadores fueron:

“1. Construcción de herramienta para giro de barra de


sujeción de compuerta de tolva de 777 en el taller de
soldadura…2. Elaborar de (sic) procedimiento de giro de
barra de sujeción de compuerta trasera de camión 777…
3. Difusión del procedimiento a todos los soldadores…. 4.
Extender el cable eléctrico de los controles del puente
grúa… 5. Desarrollar entrenamiento dirigido a soldadores
en operación de puente grúas y aseguramiento de
cargas”.

Lo anterior muestra que el accidente sufrido por el


extrabajador se presentó en el curso de la ejecución de
una tarea propia del oficio de soldador que, de la forma
como sucedió, es evidente que se trataba de una
actividad peligrosa que, en atención a las obligaciones
que tiene el empleador de protección y seguridad para
con sus trabajadores (consagrada en el artículo 56 del
CST), como también la de “procurar a los trabajadores,
locales apropiados y elementos adecuados, de protección
contra los accidentes y enfermedades profesionales en
forma que se garanticen razonablemente la seguridad y la
salud”, exigía, a la empresa, actuar con la “diligencia y
cuidado que los hombres emplean ordinariamente en sus
negocios propios”, en el control y vigilancia de los riesgos
Casación Rad. N° 39867 38

de accidente que implicaba el desarrollo de la tarea de


soldador.

Con el solo uso de la razón, sin la necesidad de


conocimientos especializados, es fácil comprender que el
levantamiento de un elemento pesado, como el belly bar,
para realizar trabajos de soldadura requiere de medios y
procedimientos apropiados para llevar a cabo esta tarea
con la debida seguridad y protección, lo cual era
fácilmente previsible y controlable por la empresa; como
también que se debía contar con un área de trabajo
despejada, sin obstáculos, para que el operario pudiera
maniobrar con la habilidad necesaria en caso de que se
presentase la caída del belly bar como, en efecto,
sucedió; y que por la complejidad de la labor no era
posible que el soldador llevara a cabo esta tarea sin un
ayudante preparado para ello; además que, si tales
requerimientos no se observaban, había una alta
probabilidad que, al levantarse el belly bar sin los medios
idóneos, este cayese en alguna parte de la humanidad del
trabajador y provocar una tragedia como, en efecto,
sucedió.

Salta a la vista que los anteriores aspectos eran


controlables por la demandada, por demás previsibles,
pero la realidad es que la empresa omitió obrar con la
Casación Rad. N° 39867 39

diligencia que le correspondía, pues si lo hubiese hecho,


no habría ocurrido el accidente.

Amén de lo anterior, como bien lo dice el apelante, la


empresa no allegó al plenario el manual de procedimiento
de la actividad de soldadura, como medida de protección
de la seguridad del trabajador.

Todo lo anterior le indica a la Sala que para el 11 de


mayo de 2002, no existía manual de procedimiento para
levantar el belly bar, ni herramientas, ni lugar de trabajo
apropiados, ni se había dado la capacitación necesaria
para advertir a los soldadores de los riesgos que esta
actividad conllevaba y de los cuidados a tener para
evitarlos; solo hasta después del accidente es que la
empresa asume este deber, en vista de las
recomendaciones del grupo de investigadores del
accidente; consideración tal que está corroborada con el
dicho de los testimonios de dos compañeros de trabajo
del extrabajador, como seguidamente se anota.

El testigo Mindiola Rodríguez (fl. 211), trabajador de


la empresa en el cargo de soldador, dijo que, cuando
ingresó a la compañía, en 1999, ya el extrabajador se
encontraba laborando en el cargo de soldador y que el
trabajo que estaba él haciendo para el día del accidente
(11 de mayo de 2002), normalmente, lo realizaban dos
Casación Rad. N° 39867 40

personas; fue en las horas de la mañana; ”…el señor


WILMER, fue asignado a realizar el trabajo solo,
adicionalmente realizaba trabajo (sic) que llegaban al
taller, desde el campo, cuando sucedió el hecho yo me
encontraba en el taller, el señor WILMER, me pidió el
favor que lo ayudara, en el dobles (sic) de una lámina
como soporte para la herramienta que el (sic) se
encontraba reparando, porque era incómodo para el (sic)
realizar la labor, solo hacer dos cosas a la vez, la
herramienta se encontraba levantada, soportada y
agarrada con soldadura en unos burros (estantes), que
por haberse golpeado la lámina con una mona se
reventaron los puntos que sostenían el belly bar, este se
cayó de un lado y al ser esta herramienta tan grande y
pesada se llevó la parte que estaba del otro lado que fue
la parte que cuando cayó al suelo golpeó al compañero,
en una pierna”. Afirmó que para la fecha del accidente,
no existía manual de procedimiento, que fue a raíz del
accidente que se hizo este manual y se fabricó una
herramienta para esta labor que adicionalmente sería
maniobrada con un puente grúa que a su vez sería
manejada con un control remoto. Según su respuesta a la
pregunta de cómo era el sitio de trabajo donde ocurrió el
accidente, este lugar “no contaba con las herramientas
necesarias para minimizar los riesgos”, y al final precisó
que, para el momento del accidente, él se encontraba en
ese lugar, realizando una labor de oficios varios, “…en ese
Casación Rad. N° 39867 41

entonces me ponían a barrer, recoger material, organizar


y ayudar a los compañeros que necesitaban ayuda.”

Por su parte, el testigo VALLE TORREGROSA (fl.212 y


ss), también de profesión soldador y trabajador de la
demandada, atestiguó que “WILMER, tuvo un accidente
de trabajo cuando se encontraba reparando el belly bar,
las condiciones en que el (sic) se encontraba reparando
no eran las adecuadas, porque para hacer ese tipo de
trabajo se necesitaba algo que lo soportará (sic) con más
seguridad, como por ejemplo unos soportes con tornillos,
el trabajo lo estaba haciendo sosteniéndolo con el puente
grúa, a raíz del accidente que tuvo WILMER fue que la
empresa tomó un poquito se (sic) seguridad, como por
ejemplo ponerle control remoto al puente grúa, hacer
unos soportes que todavía no eran los adecuados para
hacer ese tipo de trabajo”. Refiriéndose al sitio de trabajo
donde ocurrió el accidente, agregó que allí “no había nada
de garantía, ni seguridad, porque primero que todo ese
era trabajo para hacerlo dos personas y por eso después
del accidente de trabajo… cambiaron las herramientas”; y
al preguntársele cómo podía ser testigo de un accidente
que no presenció, respondió que “puedo ser testigo
porque ese mismo trabajo lo hacía yo y se (sic) las
condiciones”, por último, dijo que antes de los accidentes
no daban capacitación, solo después fue que tomaron un
poco de medidas.
Casación Rad. N° 39867 42

Los anteriores testimonios merecen credibilidad por


la Sala en razón a que provienen de trabajadores que
conocían el lugar de trabajo y la actividad desarrollada
por el extrabajador, además que son coincidentes entre sí
y guardan consonancia con lo dicho en la investigación del
accidente de la empresa.

Aun cuando el prenombrado informe señala como


causa que el extrabajador no aseguró la carga
apropiadamente, tal consideración, a juicio de esta Sala,
no desvirtúa la culpa de la empresa ya establecida, pues,
en las recomendaciones del mismo informe, se sugiere la
construcción de una herramienta para giro de barra con
sujeción de compuerta de tolva de 777; elaborar el
manual de procedimiento de giro de barra y difundirlo;
extender el cable eléctrico de los controles de puente
grúa; entrenar a los soldadores en operación de puente
grúas y aseguramiento de cargas; lo que denota que si el
empleado no aseguró la carga apropiadamente fue porque
no estaba en condiciones de hacerlo bien, y no, por un
descuido o negligencia suya.

Con base en lo anteriormente discurrido, concluye la


Sala que el accidente sí ocurrió por culpa del empleador.
Siendo así las cosas, resta examinar la condena por la
indemnización plena de perjuicios implorada por el
extrabajador.
Casación Rad. N° 39867 43

2.2 Determinación de la indemnización plena de


perjuicios:

Reclama la parte demandante, como componentes de


la indemnización plena de perjuicios el lucro cesante,
como también los perjuicios morales y fisiológicos. Para
decidir sobre este particular, se seguirán los derroteros
trazados por la jurisprudencia de esta Sala 1, adaptados a
la situación particular del actor, que no fueron tomas en
el cuenta en el dictamen que obra a folios 205 a 208 del
plenario.

1.) El lucro cesante:

Para tasar el lucro cesante consolidado derivado del


estado de invalidez que le generó el accidente de trabajo
ocurrido por culpa de la empresa, se tomará como base la
proporción del ingreso mensual devengado por el
demandante, multiplicado por el número de meses que
tiene el año y por el lapso que va del 11 de agosto de
2005 (fecha en que se terminó el contrato de trabajo del
extrabajador por el reconocimiento de la pensión de
invalidez) hasta el último día del mes de junio de este
año. Para el lucro cesante futuro, se tendrá en cuenta lo
dejado de devengar a partir de la fecha anterior y según
la expectativa del vida del afectado.

1
Sentencia 35261 de 2010.
Casación Rad. N° 39867 44

En este caso particular, se tomará el salario mensual


devengado a la fecha de la terminación del contrato de
trabajo y no, el devengado para el momento de la
estructuración de la invalidez, en razón a que el
extrabajador continuó laborando hasta el disfrute de la
pensión, equivalente a la suma de $2.306.946 (fl.48);
más el 30% como factor prestacional lo que da el total de
$2.999.030; este valor se considera en forma
proporcional a la pérdida de capacidad laboral, esto es,
del 59.57%. Se precisa que la fórmula utilizada incluye la
indexación de los ingresos laborales más intereses del 6%
anual. Y para el lucro se cesante se le toma una
expectativa de vida de 32.50 años.

Fecha de cálculos=30-Jun-11
Lucro Cesante
A.- Consolidado
Genero = Hombre
Fecha de Nacimiento = 26-Mar-62
Fecha de Estructuración de
Invalidez = 30-Jul-04
Fecha de retiro laboral = 11-Ago-05
43.3
Edad a la fecha del retiro = 8 Años
Salario en Fecha de retiro = $2,999,030
Salario actualizado a la fecha = $3,934,953
% de perdida de capacidad
laboral = 59.57%
Lucro cesante Mensual = $2,344,052
N° de Meses desde el retiro 70.6
hasta hoy = 0
Tasa de Interés Anual = 6%
Tasa de Interés Mensual = 0.5%
Casación Rad. N° 39867 45

VA = LCM X Sn  
Reemplazando en la formula
LCM = $2,344,052

Sn = (1 + i)^n - 1
i

Sn = 0.4221  
0.0050
Sn = 84.42

Valor a pagar por Lucro Cesante


Consolidado =   $197,887,660.22  

B.- Lucro Cesante Futuro:


49.2
Edad a la fecha de Hoy = 6
Esperanza de vida del 32.5
causante en Años = 0
39
En N° de Meses = 0
Tasa de Interés Anual = 6%
Tasa de Interés Mensual = 0.5%

VA = LCM X an  
Reemplazando en la formula
LCM = $2,344,052

an = (1 + i)^n - 1
i (1 + i) ^n

an = 5.9946  
0.0350
an = 171.41

Valor a pagar por Lucro Cesante


Futuro =   $401,785,929.42  

C.- Valor total   $599,673,589.64  


Casación Rad. N° 39867 46

2.) Perjuicios morales:

El extrabajador reclama perjuicios morales


objetivados y subjetivados, entendiendo este por los
primeros como aquellos daños resultantes de las
repercusiones económicas de las angustias o trastorno
síquicos que se sufren a consecuencia de un hecho
dañoso; y los segundos, como aquellos que
exclusivamente lesionan aspectos sentimentales,
afectivos, y emocionales que originan angustias, dolores
internos, síquicos, que lógicamente no son fáciles de
describir o de definir.

No le cabe duda a la Sala que el haber perdido el


extrabajador un pie a raíz del accidente sufrido, lo cual
está plenamente demostrado en el proceso con el
dictamen de la Junta de Calificación de Invalidez y la
historia clínica allegada por la ARP, le produjo una gran
aflicción al demandante ante el compromiso grave de sus
facultades de locomoción que le impiden llevar una vida
del todo normal. Para la Corte resulta evidente el perjuicio
moral sufrido por el trabajador, por lo que su
indemnización se tasará en la suma de $20’000.000,oo.
Casación Rad. N° 39867 47

3.) Perjuicios Fisiológicos:

Sobre esta clase de perjuicios, tiene dicho esta Sala:

“…advierte la Sala que esa clase de daño ha sido

admitida en la jurisprudencia laboral, civil y

administrativa, y se genera como lo señaló la Sala en

sentencia de 22 de enero de 2008, rad. N° 30621, por el

‘menoscabo en la vida de relación social, que no se

equipara a la aflicción íntima, que se padece en el

interior del alma, calificada como daño moral subjetivo,

ni tampoco con la pérdida de la capacidad laboral, que

es estimable en dinero a partir del grado de invalidez

establecido por las Juntas Calificadoras; es el daño que

afecta la aptitud y disposición a disfrutar de la dimensión

de la vida en cualquiera de sus escenarios sociales; es

una afectación fisiológica, que aunque se exterioriza, es

como la moral, inestimable objetivamente, y por tanto

inevitablemente sujeta al arbitrio judicial.” Sentencia

35261 de 2010.

En el sub lite, el extrabajador persigue el


resarcimiento de este perjuicio extrapatrimonial
correspondiente a la alteración sufrida en sus condiciones
de existencia, impidiéndole desarrollar las actividades
Casación Rad. N° 39867 48

placenteras de la vida agradable, como practicar


deportes, entre otras actividades que a él le gustaban; los
cuales estimó en 50 salarios mínimos mensuales.

De esa expresión del demandante entiende la Corte


que se solicita el resarcimiento del agravio sufrido por la
alteración en el desenvolvimiento de su vida normal y de
actividades de rutina, por la afectación de la función de
locomoción, que la Corte encuentra de recibo. En
consecuencia, se tasarán al arbitrium judicis, pero
atendiendo las condiciones de la lesión y la incidencia en
el normal desenvolvimiento de la víctima en su entorno
social; según la historia clínica que obra en el expediente
(fls. 75 y ss), está demostrado que el extrabajador no
perdió toda capacidad de desplazamiento, por lo que
resulta razonable que se le estime este perjuicio en la
suma de $25’000.000,oo.

Con base en lo anteriormente expuesto, se


adicionará la sentencia de primera instancia para proferir
condena en contra de la demandada y a favor del
extrabajador en las sumas y por los conceptos anotados.

No se pronunciará esta Sala a favor de los menores


hijos representados por el extrabajador dentro del
proceso, por los posibles perjuicios sufridos, toda vez que
Casación Rad. N° 39867 49

no se formularon, en la demanda, pretensiones sobre el


particular.

Sin costas en el recurso extraordinario dada la


prosperidad del cargo. Las de las instancias a cargo de la
demandada.

En mérito de lo expuesto, la Corte Suprema de


Justicia, Sala de Casación Laboral, administrando justicia
en nombre de la República de Colombia y por autoridad
de la ley, CASA la sentencia proferida por la Sala Laboral
del Tribunal Superior del Distrito Judicial de Santa Marta,
el 14 de mayo de 2008, en el proceso seguido por
WILMER MIGUEL LÓPEZ ANDRADE, en nombre propio
y de sus menores hijos DAVID LÓPEZ DE LA HOZ y
ANDRÉS FELIPE LÓPEZ DE LA HOZ, contra DRUMOND
LTDA.

En sede de instancia, se revoca el ordinal tercero de


la sentencia del a quo que declaró la prescripción, y
se adiciona el fallo para declarar culpa patronal por parte
de esta empresa en el accidente de trabajo sufrido por el
demandante y se le condena a pagar, a favor del
extrabajador, las siguientes sumas de dinero:

1.) Por lucro cesante consolidado y futuro:


$599.673.590
Casación Rad. N° 39867 50

2.) Por daño moral: $20’000.000,oo.


3.) Por daño a la vida de relación: $25’000.000,oo.

Costas como se indicó en la parte motiva.

CÓPIESE, NOTIFÍQUESE, PUBLÍQUESE Y DEVUÉLVASE EL


EXPEDIENTE AL TRIBUNAL DE ORIGEN.

JORGE MAURICIO BURGOS RUIZ

ELSY DEL PILAR CUELLO CALDERÓN GUSTAVO JOSÉ GNECCO MENDOZA

LUIS GABRIEL MIRANDA BUELVAS CARLOS ERNESTO MOLINA MONSALVE

FRANCISCO JAVIER RICAURTE GÓMEZ CAMILO TARQUINO GALLEGO

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