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Nutrición

Claudio Sacha Ñavincopa

ATENCIÓN A LA GRASA TRANS

Para saber si un producto tiene grasa trans se debe comprobar, en su etiqueta, si


presenta grasas hidrogenadas o parcialmente hidrogenadas.

Hoy en día se sabe que el exceso de grasa saturada en la dieta tiene un efecto
perjudicial para la salud. Sin embargo, recientes estudios afirman que el efecto de
la grasa trans puede resultar todavía más peligroso. La industria alimentaria para
elaborar determinados productos como snacks, galletas, bollería o productos
precocinados utiliza diferentes tipos de aceites y grasas. En algunos casos se
emplean aceites de oliva, girasol o soja; en otros casos aceites de coco y de palma
o bien grasas hidrogenadas o parcialmente hidrogenadas. Entonces, ¿De dónde
surgen las grasas trans? ¿Qué ocurre si se abusa de ellas?

¿Qué es la grasa trans?


La grasa trans aparece como resultado de añadir hidrógeno a algunos aceites
vegetales, un proceso químico llamado hidrogenación. Concretamente, este proceso
consiste en inyectar hidrógeno a los ácidos grasos poliinsaturados de los aceites de
semillas como el de girasol o el de soja, obteniendo así lo que se conoce como
grasas hidrogenadas o parcialmente hidrogenadas. Lo que en realidad sucede es
que parte de las grasas poliinsaturadas se transforman en grasas saturadas. De
esta forma se modifica el aspecto físico de los aceites, que pasan de líquido a
estado sólido. En el momento en que la configuración de la grasa se ve modificada
es cuando se habla de grasas trans. Por tanto, no todas las grasas hidrogenadas las
contienen. En esta transformación, los aceites vegetales se enriquecen en grasas
saturadas, que consumidas en exceso pueden provocar graves consecuencias para
la salud.

La incorporación de este tipo de grasas hace que aumente la vida útil de los
productos en los que se emplea este proceso, potencia su sabor y mejora su
textura. Además, la adición de grasas hidrogenadas a los productos abarata los
costes, algo que comporta beneficios para la industria alimentaria.

¿Qué alimentos contienen grasa trans?


Para identificar si un producto contiene o no grasa trans se debe atender a la
información que ofrece la etiqueta del producto. En la lista de ingredientes es donde
se indica si el producto tiene grasas hidrogenadas o parcialmente hidrogenadas
(indicativo de que el producto podría contener grasas trans).

El abuso grasa trans tiene efectos negativos a largo plazo como el


aumento del colesterol, el retraso en la maduración del cerebro y un
mayor riesgo de diabetes 2

Evitar las grasas trans es realmente difícil, ya que forman parte de muchos
alimentos. Se encuentran con frecuencia en snacks y aperitivos salados (palomitas
o patatas fritas), productos precocinados (empanadillas, croquetas, canelones o
pizzas), galletas, margarinas y bollería industrial. Así, no hay que olvidarse de
consultar las etiquetas si se consumen estos productos con frecuencia. No obstante,
algunas clases de margarinas que han sido sometidas a procesos de hidrogenación
han conseguido reducir en gran medida la cantidad de grasas trans de su
composición

El abuso de estas grasas


En el marco de una dieta equilibrada el consumo ocasional de productos que
incluyen grasas trans no va a provocar consecuencias negativas para la salud. El
problema radica en el abuso de estos productos, ya que además de provocar un
aumento de peso va a suponer un riesgo para la salud. Con el paso de los años son
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cada vez más los estudios que determinan las consecuencias que tiene un exceso
de grasas trans en la dieta, todavía más graves que las que producen las grasas
saturadas. El mayor problema es que sus efectos se producen a largo plazo.

La principal consecuencia, conocida desde hace años, es su influencia sobre el


colesterol. Abusar de este tipo de grasas contribuye a aumentar los niveles de
colesterol y de triglicéridos en sangre, lo que provoca un mayor riesgo de sufrir
enfermedades cardiovasculares. Concretamente, hacen que disminuya el colesterol
"bueno" o HDL y elevan el "malo" o LDL.

Sin embargo, el colesterol no es el único afectado por la presencia de las grasas


trans. También pueden retrasar el crecimiento y la maduración del cerebro. Y es
que las grasas son esenciales, ya que forman parte de la membrana de las células,
y la presencia de las mismas puede llevar al organismo a formar paredes celulares
defectuosas.

Los ácidos grasos trans también parecen aumentar el riesgo de diabetes tipo 2 en
mujeres, según los resultados de un estudio aparecido en el American Journal of
Clinical Nutrition, firmado por investigadores de la Universidad de Harvard, en
Estados Unidos.

En definitiva, las grasas trans son aún más perjudiciales para la salud que las
grasas saturadas propias de la carne, la mantequilla y de algunos productos
lácteos.

Por tanto, es recomendable revisar el etiquetado de los alimentos y no abusar de


aquellos que contengan este tipo de grasas. Conviene sustituirlos por repostería
casera que, aunque también presenta un importante contenido calórico, pueden
prepararse con grasas saludables como aceite de oliva o girasol, y pueden incluir
ingredientes tan saludables como la fruta o los lácteos

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