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2. Los mercados eran muy estables, presentando las mismas necesidades, y estando
segmentados de la misma forma, durante largos periodos de tiempo.
En una situación tan estable era lógico que el trabajo se organizase según unas determinadas
pautas:
1. Producción en grandes lotes, lo que tenía una serie de consecuencias:
- Cadenas de producción, con puestos de trabajo perfectamente definidos y
estandarizados.
3. Las personas podían intercambiarse entre los distintos puestos, excepto cuando
éstos eran tan especializados que exigían conocimientos específicos que, en muchas
ocasiones, se adquirían a través de la experiencia.
Características del mundo empresarial en la actualidad que influyen en el ámbito laboral
2. Los clientes son cada vez más exigentes con la calidad de los productos y servicios
que compran. El concepto de "calidad" no es un concepto universal, sino que cada
persona o grupo de personas exige unos aspectos particulares.
3. Es preciso que en toda la empresa esté claro que el cliente debe ser el centro de
todas las decisiones y acciones que se llevan a cabo.
4. Para poder funcionar de esta forma, las personas que están en contacto con los
clientes (habitualmente las que ocupan la base del organigrama), deberán estar
preparadas, dispuestas y autorizadas a tomar decisiones y asumir responsabilidades.
Como la rapidez de evolución de la tecnología es cada vez más alta, los trabajadores
deben ser capaces de reciclarse para poder utilizarla de manera eficaz y
eficientemente.
8. Los puestos de trabajo ya no presentan la misma estabilidad que hace algunos años
y cambian de contenido de manera bastante rápida, por lo que el potencial de las
personas es un aspecto importante a la hora de incorporarlos a la organización.
La diferencia entre las empresas excelentes y las que no lo son está en las personas. Quienes
manejan la tecnología son las personas, quienes deciden las inversiones son las personas,
quienes están en contacto con los clientes son las personas, y quienes innovan los productos
o los servicios son las personas. Esta es la razón de que estas personas se consideren, en las
empresas competitivas, como su principal recurso, y, sus principales esfuerzos, estén
dirigidos a gestionarlos de la manera más eficaz posible.
"¿en qué cambia la situación en las empresas cuando la dirección de personal deja paso
a la de recursos humanos?"
La primera diferencia importante es que las personas dejan de ser consideradas un coste,
para convertirse en el principal recurso competitivo de las mismas, por lo que es preciso
darles la oportunidad y libertad necesarias para que puedan aportar todo su potencial al
desarrollo de la empresa.
Desde un punto de vista teórico, todas las empresas tienen, en principio, la misma
oportunidad de acceder a los recursos financieros, tecnológicos, de equipo, etc. Asimismo,
todas las empresas tienen ante sí el mismo mercado potencial. Ahora bien, las decisiones
referidas a la adquisición y uso de los recursos, la introducción en un nuevo mercado, etc.,
son tomadas por los directivos (parte de los recursos humanos de la empresa). La calidad
del producto final, la atención a los clientes, etc., son aspectos que, por su parte, dependen
de los trabajadores de la línea de producción, del equipo comercial, de los empleados del
servicio de postventa, etc.; en suma, de los recursos humanos de la organización.
En este sentido, los gestores de recursos humanos deberían ser parte del principal caudal de
toma de decisiones de la organización. El equipo de recursos humanos formará parte del
equipo de valor. Por el contrario, si las tareas son de naturaleza fundamentalmente
operativa, prestando los servicios que necesitan las restantes áreas de la organización, se
formará parte del equipo de gasto.
En el enfoque de personal se trabajaría dentro del equipo de gasto, por lo que los
departamentos de personal siempre han sido tratados como gastos, mientras que en el de
recursos humanos se formaría parte del equipo de valor.
Desde el punto de vista de la dirección de personal, las acciones son, por lo general, de tipo
reactivo; esto es, se trabaja para solucionar los problemas que ya se han planteado. Por el
contrario, el planteamiento que preside las acciones dentro de lo que es la dirección de
recursos humanos es el proactivo; esto es, anticiparse a los problemas y dificultades que se
prevé pueden surgir en un futuro y planificar las acciones precisas para evitarlos o
minimizarlos.
Por ejemplo, cuando una empresa crecía de tamaño y era preciso un departamento, se
creaba.
El enfoque de recursos humanos parte del principio de que la gestión dentro del área debe
ser integrada. Este término tiene, tres acepciones derivadas:
c) Todas las acciones y decisiones del área están íntimamente relacionadas entre sí,
mediante la definición de unos objetivos y la elaboración de un plan.
Las personas que conforman la organización, cada una de ellas con sus
competencias, intereses y motivaciones particulares y que será preciso
conocer para poderlas desarrollar y retener, al tiempo que aportan sus
esfuerzos para el éxito de la organización. Esto conlleva la necesidad de
evaluar el rendimiento y el potencial de los empleados que permitirán
detectar sus necesidades formativas y aplicar la programación formativa
para dar respuesta a ellas, así como los planes salariales variables, etc.
Un aspecto que dentro del enfoque de personal ha recibido poca o ninguna atención y que,
sin embargo, adquiere una importancia muy significativa en las de recursos humanos es el
tema de la salud laboral.
Mientras que en el enfoque de personal, las empresas suelen reaccionar sólo ante la
aparición de problemas, por ejemplo, de accidentabilidad (enfoque reactivo) en el enfoque
de recursos humanos, al valorarse a las personas en su justa medida, se utiliza el criterio de
seguridad como uno de los aspectos prioritarios al definir los objetivos del área, por lo que
se tratan de prever los problemas antes de que aparezcan (enfoque proactivo).
Otro aspecto que en las direcciones de recursos humanos adquiere mucha más importancia
que la que recibía en las de personal, es el referido al clima laboral existente en la
organización, llevándose a cabo estudios periódicos para conocer la situación con respecto a
temas como estilo de dirección, comunicación, relaciones interpersonales, etc.
Sin embargo, para llevar a cabo una verdadera gestión estratégica, es preciso que la
dirección de recursos humanos cambie su posición en el organigrama empresarial. Así, el
director de recursos humanos pasa a formar parte del nivel directivo más alto, con voz y
voto a la hora de definir los objetivos y diseñar los planes estratégicos de la empresa.
En cuanto a las características del personal por el que está formada la dirección de recursos
humanos, también será necesario que cambien. El director no podrá seguir siendo un
técnico, como ocurría con el de personal. Será necesario que el puesto lo ocupe un
directivo.
El perfil de exigencias estará formado por los comportamientos que llevan a los ocupantes
del mismo a tener éxito en la realización de las actividades y en la asunción de las
responsabilidades incluidas en el mismo.
Esta forma de trabajar permite obtener mejores resultados con los distintos programas y
actividades que se llevan a cabo en el área de recursos humanos. En este sentido, la
adopción del enfoque de competencias no supone la ruptura y el olvido de los rasgos, más
bien, todo lo contrario, puesto que ayuda a poner las cosas en su sitio. El nivel de
inteligencia y las aptitudes de una persona, al igual que sus rasgos de personalidad,
determinarán la mayor o menor facilidad con que podrá llevar a cabo una determinada
actividad, así como su potencial para aprender a realizar otras distintas.
En el día a día, serán los mandos intermedios y directivos de la empresa los que apliquen la
política de recursos humanos definida.
Diseñar los planes estratégicos de recursos humanos; esto es, definir los
programas que se prevé que permitirán alcanzar los objetivos de recursos
humanos definidos, en los momentos previstos.
Aplicar los planes llevando a cabo las acciones previstas en los momentos
oportunos.
Evaluar hasta qué punto se están consiguiendo los objetivos previstos en los
plazos fijados. Aplicando los controles necesarios. Asimismo, a través de la
evaluación se podrá conocer la aportación de valor de la gestión de recursos
humanos a la organización.
Todas las organizaciones están formadas por una serie de grupo muchos de ellos con
intereses y objetivos diferentes, que es preciso tratar de armonizar para poder conseguir el
espíritu de colaboración necesario para que tanto la organización en su conjunto, como cada
uno de los componentes de la misma, puedan satisfacer sus necesidades.
Se deberán definir los aspectos en los que los empleados tienen que ser consultados, en
cuáles deberán participar en la toma de decisión y en los aspectos en los que la decisión es
atribución exclusiva de la dirección. Todos estos temas suelen estar incluidos en la
legislación correspondiente y en los convenios colectivos.
3. Sistemas de recompensa.
Las recompensas, financieras o de otro tipo, suponen un poderoso mensaje hacia los
empleados con respecto al tipo de organización que intenta crear y mantener la dirección
general y al tipo de comportamiento que espera de sus empleados. Por ello, será preciso
diseñar y administrar sistemas de recompensa equitativos y justos para atraer, motivar y
retener a los empleados en todos los niveles.
Se tendrán que definir las estructuras salariales, tanto desde el punto de vista de la equidad
interna, lo que implica elaborar planes con un gran componente variable en los salarios, de
forma que se recompense adecuadamente a los empleados más eficaces y eficientes; como
desde el punto de vista de la equidad externa, teniendo en cuenta la posición que se desea
tener dentro del mercado de salarios, para poder atraer y retener a los profesionales que
necesita la empresa.
Por otro lado, son cada vez más importantes una serie de aspectos salariales con el objetivo
de fidelizar a los empleados.
La dirección de recursos humanos será la responsable de estudiar qué sistemas son los más
adecuados en función de las características y valores de la organización y de las
características socio-familiares, personales y culturales de sus empleados, de forma que los
sistemas de recompensa diseñados tengan el éxito que se pretende.
4. Sistemas de trabajo.
Aunque los directivos y mandos sean los responsables últimos de aplicar y coordinar los
sistemas de trabajo, es responsabilidad de la dirección de recursos humanos definir cuáles
son los adecuados para la empresa, y la forma más adecuada de introducir los nuevos y/o
modificar los que ya están vigentes.
Cuando se deciden implantar sistemas en los que los trabajadores van a actuar con
autonomía.
5. Sistemas de evaluación.
Son los que sirven para controlar hasta qué punto se están consiguiendo los objetivos
previstos y, en caso de que se estén produciendo desviaciones, introducir las oportunas
correcciones.
Los sistemas de evaluación del rendimiento, dentro del enfoque de personal, se han incluido
dentro del esquema de descubramos los fallos, para reprender, por lo que se han
considerado por los trabajadores como una forma de persecución por parte de los mandos.
Por el contrario, dentro del enfoque de recursos humanos, el planteamiento de los sistemas
de evaluación del rendimiento se incluirían dentro del esquema descubramos los puntos
fuertes para premiarlos y los puntos débiles para superarlos.
6. Salud laboral.
De nuevo, se pueden encontrar importantes diferencias entre las empresas que siguen un
enfoque de personal y las que adoptan el de recursos humanos.
Por el contrario, en el enfoque de recursos humanos, las personas son muy importantes y se
desea que crezcan con la empresa. De esta forma, la seguridad se convierte en uno de los
criterios de evaluación de la actuación de la dirección de recursos humanos y de todos los
componentes de la organización. Por ello, se adoptan todas las medidas preventivas,
protectoras, informativas y formativas necesarias, en la mayoría de las ocasiones muy por
encima de lo que pueda señalar la legislación vigente.
Las personas son el recurso más importante de la empresa y, como consecuencia, es preciso
proteger su salud.
Estas seis áreas deberán tenerlas en cuenta las direcciones generales cuando definan y
planifiquen la política de recursos humanos de la organización, siempre que pretendan
conseguir programas de actuación coherentes y no un conjunto de decisiones, muchas veces
inconexas, tomadas con prisa ante los problemas inmediatos que van surgiendo en la
empresa.