Los 7 hábitos de la gente altamente efectiva, de Stephen R. Covey, son:
Hábito 1: Son proactivos Solamente existen dos maneras de comportarse en la vida: reaccionar frente a los sucesos o prepararse con anticipación para lo que pueda pasar. Las personas que no son proactivas y solamente reaccionan nunca tienen una agenda propia, se preocupan de manera estéril por cosas que no pueden controlar, como la política, el clima o la actitud de otras personas. Es decir, que como no pueden comprometerse a su desarrollo interior, entregan el control de su futuro a cosas sobre las que no influyen en absoluto. Por el contrario, las personas proactivas se preocupan únicamente por las cosas dentro de su círculo de influencia. Trabajan constantemente en su desarrollo intelectual, en su salud y en su estabilidad económica.
Hábito 2: Empiezan con una meta en la mente
Si empiezas los días, semanas, meses y años sin una meta clara, se te va la vida sin llegar a ninguna parte. Las personas que no tienen objetivos, a menudo son las más ocupadas. Parecen muy productivas, pero su problema es que nunca concretan nada relevante.
Hábito 3: Ponen primero lo más importante
Uno de los retos más grandes de los profesionales no es administrar las tareas o el trabajo de un equipo, su desafío más grande es manejarse a ellos mismos. Hábito 4: Piensan en tratos en los que todos los involucrados ganan La mayoría de las veces cuando alguien gana en un trato, la otra parte pierde. Por eso es que pensar en términos donde las dos partes ganen no es una técnica de negociación, es una filosofía de vida. Hábito 5: Primero entienden, después hacen entender La esencia de este principio es la empatía y comunicación. Si quieres colaborar o influenciar a alguien, primero tienes que entenderlo, estar dispuesto a escucharlo y ver el mundo desde su perspectiva. Hábito 6: Generan sinergias La gente altamente efectiva no solamente está abierta a diferentes ideas y perspectivas, sino que las celebra y las fomenta.
Hábito 7: Afilan el hacha todo el tiempo
Por último, pero no por esto menos importante, el hábito 7. Se refiere a nuestra preparación, y es de hecho el hábito que permite que todo lo que hemos revisado sea posible. Afilar el hacha es una de las actividades importantes, pero no urgentes. Es el entrenamiento en las cuatro dimensiones posibles: la social, la espiritual, la física y la económica.