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PARA LOS FRANCISCANOS: NOTICIAS, EVENTOS, COMENTARIOS

Queridos Franciscanos de María, la palabra de vida de esta semana nos mueve


a fijarnos en el hijo pródigo de la maravillosa parábola que lleva su
nombre. Nos lleva a fijarnos en él para imitarle. Esa imitación no debe
consistir en repetir lo mucho malo que hizo –abandonar la casa del Padre y
derrochar todos los bienes que allí había recibido-, ni tampoco en volver a
la casa de Dios por los motivos por los que él volvió –simplemente lo hizo
porque lo estaba pasando mal, pues en ningún momento se planteó el dolor que
debía estar teniendo su padre-. Tenemos que imitarle en la vuelta al hogar,
Domingo IV de Cuaresma:
aunque debemos procurar que ese regreso sea por amor a Dios y no por interés
o por miedo; sin embargo, aunque fuera por estos dos motivos, lo importante
Ponte en camino hacia el Padre
es volver. Dios no nos va a rechazar por el hecho de que nuestra conversión 14 de marzo de 2010
sea interesada, pues Él nos quiere tanto que lo que desea es nuestro bien y “Se puso en camino adonde estaba su padre: cuando to-
ese bien nuestro pasa por estar a su lado, por estar en casa. Volvamos por davía estaba lejos, su padre lo vio y se conmovió; y
amor, por agradecimiento, porque nos duele haber ofendido a Dios. Pero, sea echando a correr, se le echó al cuello y se puso a besarlo.
por lo que sea, volvamos. Su hijo le dijo: ‘Padre, he pecado contra el cielo y contra
Ahora bien, volver a dónde. A Dios, evidentemente. Es decir, a una relación ti; ya no merezco llamarme hijo tuyo’” (Lc 15, 20-24)
personal con Dios, que sólo es posible con la oración y con la comunión,
practicadas ambas de forma asidua y no sólo cuando nos apetece o lo La parábola del hijo pródigo es fuente de innumerables lecciones.
necesitamos. Pero también volver a la casa de Dios, a la casa del Padre, a Pero esta semana podemos fijarnos en la actitud del hijo pequeño, el mal
la Iglesia. Este volver a la Iglesia tiene para la mayoría de nosotros, que hijo que abandonó la casa del Padre para vivir su vida lejos de él. Todos
nunca la hemos abandonado o que hace tiempo que volvimos si alguna vez nos estamos retratados, de alguna manera, en ese muchacho díscolo. Pero si
fuimos, un significado distinto del que tiene para el que está afuera. Para bien él es un mal ejemplo en cuanto al pecado, es un modelo a seguir en
nosotros la “vuelta a casa” debe suponer un redescubrir la belleza de la lo que respecta a la reconciliación con Dios, en la vuelta a casa. Según la
casa, la bondad que hay en ella y también la necesidad que tiene la casa de parábola, los motivos para volver fueron absolutamente egoístas, pero al
Dios de ser cuidada y defendida. Dios vive en su casa y sólo allí podemos
encontrarnos plenamente con Dios. Sin embargo, en esta casa hay Padre no le importó; ordenó la gran fiesta para celebrar el regreso de su
pecadores –como nosotros-, hay cosas que arreglar, tiene enemigos poderosos querido hijo, que estaba perdido y había sido recuperado. Esta semana
que intentan destruirla. No podemos plantearnos, pues, la conversión a Dios debemos plantearnos precisamente ese regreso y debemos hacerlo desde
sin plantearnos la vuelta a la casa de Dios, el cuidado de la misma y su donde estemos y por el mejor de los motivos: darle una alegría merecida
defensa. A la vez, eso significa la aceptación plena de lo que se enseña en a Dios nuestro Padre.
esa casa, de lo que la Iglesia enseña, incluso si nos cuesta practicar algo Seguramente la mayoría de nosotros no nos hayamos ido nunca
de sus enseñanzas morales o si, influidos por el mundo que nos rodea, hay de la casa paterna, incluso es posible que no estemos en pecado mortal o
cosas que no entendemos.
Por último, esta “vuelta a casa” implica volver a la gracia si se ha hasta que nunca hayamos cometido ninguno; pero incluso en ese caso es
perdido, es decir confesarse para estar en plena comunión con Dios. necesario volver, en el sentido de acercarnos más, de estrechar los lazos
En cuanto al tema de meditación de esta semana, nos invita a aceptar de amor y gratitud con quien tanto nos ama. Y es necesario hacerlo tam-
aquellas humillaciones que la vida nos proporciona, aunque eso no significa bién para compensar los abandonos de otros, para consolar al Padre
pasar por todo, pues hay límites que no debemos consentir que se crucen. común por las heridas que le producen otros de sus hijos, muchísimos
Os pido oraciones especiales por el Santo Padre, que está pasando un por desgracia. Volver a la casa paterna significa aumentar la oración,
momento difícil debido a lo sucedido en Alemania hace años. Seguid también aumentar la contemplación, aumentar las motivaciones de agradecimien-
rezando por mí. Os recuerdo que la web de la televisión ya está casi a punto
y que podéis ver la misa diaria en ella. Que Dios os bendiga siempre. to para con Dios. Y desde esas motivaciones hacer que nuestras obras
P. Santiago estén llenas de generosidad y de misericordia para con el prójimo.
Propósito: Confesarnos, tanto si hay como si no hay pecados graves.
Si desea conocer sobre nosotros puede visitar nuestra página: www.frmaria.org Aumentar la oración, para consolar al Padre abandonado por tantos
O escribir a consultas@frmaria.org hijos. Ayudar a los hermanos a volver, evangelizando.
MEDITANDO SOBRE EL AGRADECIMIENTO EL TEMA DE L MES DE MARZO: LA VIRGEN MARÍA XIV

Segunda semana
Duodécima estación: Jesús muere en la Cruz.
Humildes ante el prójimo.
Te adoramos, Cristo y te bendecimos.
Situarnos correctamente ante Dios es, al menos en teoría, mucho más
Pues por tu santa Cruz redimiste al mundo. fácil que situarnos correctamente ante el prójimo. Dios es nuestro Se-
ñor y nuestro Padre, y eso lo aclara todo. Pero, ¿qué es el prójimo?
“Morir sólo es morir. Morir se acaba. Morir es una hoguera ¿qué hacer cuando ese prójimo está invadiendo el campo de nuestros
fugitiva, es cruzar una puerta a la deriva y encontrar lo que tanto se derechos, o al menos eso nos parece a nosotros? Si volvemos a la defi-
buscaba”. Siempre pienso en este verso de Martín Descalzo cuando nición, vemos que ésta nos invita a situarnos “correcta y justamente”
medito sobre la muerte. También fue así para Cristo. Había llegado ante el prójimo. No se tratará, pues, de asumir un plano de inferiori-
al final y lo había hecho todo bien. Había llegado a la meta y había dad sistemática, como si –por ser cristianos y querer vivir esta virtud-
vencido, porque no había dejado que el odio a sus enemigos domina- fuéramos ciudadanos de segunda categoría que no tienen los mismos
ra su corazón ni que la desconfianza hacia un Padre Todopoderoso derechos que los demás y que tienen que aceptar sumisamente que los
que inexplicablemente le dejaba morir de esa manera se enseñoreara otros les pisoteen. Una concepción tal de la humildad no sólo llevaría
de su alma. Había cumplido su misión. Todo estaba, efectivamente, a los cristianos a la marginación, sino que sería fuente de injusticia en
terminado. Ahora sólo faltaba ya cerrar los ojos y abandonarse en los la relación hombre-mujer, como por desgracia ha ocurrido tantas ve-
brazos del Padre. “¡Por fin!”, dijo Santa Teresa cuando le llegó la ces en el pasado, cuando se aconsejaba a la mujer que aguantara todo
hora, en lógica coherencia con aquello otro que años atrás había es- lo que hiciera su marido. Sin embargo, no es fácil el ejercicio de si-
crito: “que muero porque no muero”. Cristo también dijo su “¡por tuarse “correcta y justamente” ante el prójimo, especialmente en de-
fin!” y cruzo el umbral de la esperanza, llevándonos a todos con él. terminadas circunstancias, pues se corre el riesgo de, por un lado, no
aceptar ninguno de los problemas que provoca la convivencia, o, por
Llegó a la casa del Padre con una hilera inmensa de hermanos que
otro, aceptarlos tanto que nos convirtamos en un esclavo sometido a
había rescatado con su sangre, con todos los que cruzan su propia
un tirano. Un consejo sobre cómo buscar ese lugar “correcto y justo”
puerta envueltos y protegidos por su gracia. Morir no es el final. Es
puede ser éste: establecer unos mínimos por debajo de los cuales no se
un paso más en la vida. Es encontrarse, como lo hizo Cristo, “con el puede ir, ya que entra en juego la dignidad de la persona –por ejem-
que tanto se buscaba”, con el Dios al que se ha amado durante toda plo, el rechazo a la violencia doméstica o el rechazo a situaciones la-
la existencia, con aquel que ha alimentado el propio cuerpo con la borales injustas- y considerar todo lo que está por encima de ese míni-
Eucaristía, con el Señor que nos ha consolado millones de veces. Por mo como ocasiones permitidas por Dios para vivir la humildad, a imi-
eso morir no es el final. Es, simplemente, la ocasión para decir “¡Por tación suya, que “siendo Dios se despojó de su categoría divina y
fin estoy en casa! Sí, por fin descanso en tus brazos, Padre mío, para adoptó la condición de esclavo pasando por uno de tantos”, como dice
siempre!”. San Pablo. Hay, pues, un margen entre lo que mereces o crees mere-
cer y la injusticia; ese margen es el campo para vivir la humildad.

Propósito: Agradecer a Dios la oportunidad de imitarle en su humil-


dad y de imitar a María, cuando nos veamos humillados por las injus-
ticias, aunque so no significa pasar por todo.

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