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Integrante:
Anthonella Heredia
V-28121484
Sección D2-2
ACCIONES ANABOLIZANTES
La testosterona actúa en otros órganos no relacionados con la actividad reproductora,
como el riñón, el hígado y el músculo, previa interacción con receptores androgénicos. La
interacción de diferentes compuestos de síntesis (moduladores selectivos) con el receptor
androgénico contribuye a sus acciones farmacológicas únicas. La unión del ligando induce
cambios conformacionales específicos en el dominio de unión al ligando, lo que podría
modular la topología de la superficie y las interacciones proteína-proteína entre el receptor
androgénico y los correguladores, lo que resulta en la regulación génica específica de
tejido. Los estudios preclínicos han demostrado la capacidad de los moduladores selectivos
del receptor androgénico para aumentar la masa muscular y la masa ósea en modelos
preclínicos de roedores con diferente grado de preservación de la próstata.
Aplicación en el deporte
Prevalencia
Desde los años 60, los EA han sido una de las sustancias ergógenicas más utilizadas,
desplazando a otras como los estimulantes. Los deportistas suelen referirse a ellos como el
desayuno de los campeones, lo que hace sospechar su amplia difusión y consumo.
Durante años su uso parecía confinado a los levantadores de peso y culturistas pero,
progresivamente, en los últimos años su empleo se ha ampliado a otras disciplinas.
Actualmente, se acepta que altas dosis de EA son capaces de incrementar el
rendimiento deportivo, al aumentar la fuerza, la masa y la potencia muscular. Incluso puede
modificar su actitud frente al entrenamiento, permitiéndole entrenarse con más frecuencia,
tiempo e intensidad y con menor fatiga, aumentando así su competitividad.
Formas de uso
Para intentar obtener los mayores efectos anabolizantes, reduciendo su posibilidad de
detección o evitar la aparición de tolerancia a un anabolizante en particular, se suelen
emplear en ciclos de 6 a 12 semanas, de forma oral y/o intramuscular, para después
suspenderlos durante un período más o menos prolongado o seguir consumiéndolos a una
dosis más baja. En ocasiones, estas sustancias se utilizan con un patrón piramidal,
empezando con una dosis diaria baja al inicio del ciclo hasta alcanzar la dosis máxima, para
luego ir disminuyéndola gradualmente hasta su retirada. También, es común utilizar otros
fármacos para contrarrestar alguno de sus efectos secundarios o evitar su detección.
Las dosis utilizadas superan a las terapéuticas entre 10 y 100 veces, combinando con
frecuencia varios preparados, orales y parenterales, denominando a dicha práctica de
hacinamiento o principio de cañonazo.
Al exagerar los efectos secundarios y minimizar los beneficios en el rendimiento la
comunidad médica y científica ha perdido gran credibilidad en sus esfuerzos por desalentar
el uso de esteroides en los deportes. Parece probable que muchos de los efectos secundarios
graves asociados al uso de esteroides pudieron haberse evitado con un control médico y
educación antes, durante y después del uso de estas sustancias. Es hora de evaluar los
esteroides en pruebas a gran escala, multicentricas y de largo plazo (5 a 10 años) que
formen parte de de programas de distribución controlados y con supervisión medica,
diseñados para formar una base de datos relacionada con los efectos
psicológicos,fisiológicos, y efectos secundarios adversos en individuos sanos. Estos
estudios deberán combinarse con esfuerzos educativos dirigidos a reducir la demanda de
esteroides en adolescentes. Dichos esfuerzos deberán hacer énfasis en alternativas al uso de
esteroides anabólicos, tales como entrenamiento, dieta y suplementos nutricionales
adecuados. Así mismo, se deberá luchar por inculcar un sentido de ética y juego justo en los
deportes de competencia. Programas estrictos para el control de dopaje y mejoras en la
detección de esteroides son cruciales para disminuir el uso de esteroides en deportes de
competencia