El concepto de olimpismo nace en Grecia en el 776 A.C. con la creación de los
Juegos Olímpicos de la Antigüedad. Veintitrés siglos más tarde, esto es, a mediados del siglo XIX los educadores ingleses inventaron el “deporte moderno”, que muy pronto se volvería tan popular en el mundo entero, la idea de que debía practicarse con un espíritu de lealtad estaba ya implícitamente contenida en su acción. Y muy pronto empezó a utilizarse la expresión “juego limpio” para definir la honradez y la integridad de la competición. Desde entonces, todos cuanto han analizado el fenómeno deportivo, concretamente Pierre de Coubertin, fundador el Comité Olímpico Internacional, han alabado el juego limpio y han asociado estrechamente a la práctica del deporte sus elementos esenciales: el honor, el respeto a sí mismo y a los demás. El Juego limpio es una expresión muy utilizada para denominar el comportamiento leal y sincero además de correcto, tanto en el juego como en el deporte, y en especial fraterno hacia el circunstancial adversario, en realidad compañero necesario para jugar, respetuoso de las reglas y correcto con quien las aplica. Muchas veces los medios de comunicación masivos reproducen imágenes de conductas deportivas cuestionables, no sólo por parte de los jugadores sino por parte también de dirigentes, sponsors, padres y familiares, árbitros, entrenadores y público. Estos comportamientos rechazables y lamentablemente reiterados en el ámbito deportivo nos deben llevar a destacar los principios que nutren el juego limpio en particular en las etapas formativas de niños y jóvenes. El “juego limpio” significa mucho más que el simple respeto de las reglas: abarca los conceptos de amistad, de respeto del adversario y de espíritu deportivo. Es, más que un comportamiento, un modo de pensar. El concepto se extiende a la lucha contra las trampas, contra el arte de engañar sin vulnerar las reglas, contra el dopaje, la violencia física y verbal, la desigualdad de oportunidades, la excesiva comercialización y la corrupción. El “juego limpio” es un concepto positivo. El código considera el deporte como una actividad sociocultural que enriquece la sociedad y la amistad entre las naciones, siempre que se practique con lealtad. El deporte es considerado asimismo como una actividad que, si se ejerce con lealtad, permite a la persona conocerse, expresarse y realizarse mejor; desarrollarse, adquirir conocimientos prácticos y demostrar sus capacidades; el deporte hace posible la interacción social, es fuente de disfrute y aporta bienestar y salud. El deporte, con su extensa red de clubes y de aficionados, ofrece la ocasión de participar y de asumir responsabilidades sociales. Además, la participación responsable en determinadas actividades puede coadyuvar al desarrollo de la sensibilidad respecto al medio ambiente. Responsabilidad por el “juego limpio, acá se reconoce que la participación de niños y adolescentes en las actividades deportivas se inserta en un entorno social más amplio. Admite que el individuo y la sociedad sólo pueden aprovechar plenamente las ventajas potenciales del deporte si el “ juego limpio “ deja de ser un concepto secundario para convertirse en preocupación central; reconoce que todas las personas que, de una forma directa o indirecta, favorecen e influyen en la experiencia que niños y adolescentes viven en el deporte, deben conceder una prioridad absoluta a dicho concepto. se trata, concretamente, de los gobiernos a todos los niveles, incluidos los organismos que trabajan con los gobiernos. Los participantes que trabajan con los gobiernos. Los participantes en los sectores oficiales de la educación poseen una responsabilidad especial. Las organizaciones deportivas y vinculadas con el deporte : En particular las federaciones deportivas y los organismos dirigentes, las asociaciones de educación física, los organismos e institutos vinculados al entrenamiento, las profesiones relacionadas con la medicina y la farmacia, y los medios de comunicación. El sector comercial, comprendidas las actividades de producción, venta y marketing de artículos deportivos, debe asimismo asumir sus responsabilidades y contribuir al fomento del “ juego limpio “. Las personas : especialmente, los padres, docentes, entrenadores, árbitros, mandos, directivos, administradores, periodistas, médicos y farmacéuticos, así como los deportistas de alta competencia, que sirven de modelos. Esto se aplica a todas las personas, con independencia de que participen como voluntarios o en calidad de profesionales. En su condición de espectadores, las personas pueden asumir responsabilidades complementarias. Cada una de estas instituciones y personas tiene que asumir una responsabilidad y desempeñar una función. Este Código de ética va destinado a ellas, y solamente será eficaz si todos los actores del deporte están dispuestos a asumir las responsabilidades definidas en el mismo. El Juego limpio es uno de los principios fundamentales que sustentan la Carta Olímpica; por lo tanto es un concepto deportivo y su aplicación práctica consiste en: (a) Más que un comportamiento, un modo de pensar. Se extiende a la lucha contra las trampas, contra el arte de engañar sin vulnerar las reglas, contra el dopaje, la violencia física y verbal, la desigualdad de oportunidades, la excesiva comercialización y la corrupción”. (b)La lucha por la desaparición del racismo, la violencia en el deporte y la detección precoz de talentos, el reconocimiento de los atletas discapacitados”. Qué establece el Código de Ética Deportiva respecto al termino juego limpio? El artículo 6 del Código de Ética Deportiva establece que “juego limpio” significa mucho más que el simple respeto de las reglas: abarca los conceptos de amistad, de respeto al adversario y de espíritu deportivo. Es, más que un comportamiento, un modo de pensar. El concepto se extiende a la lucha contra las trampas, contra el arte de engañar sin vulnerar las reglas, contra el dopaje, la violencia física y verbal, la desigualdad de oportunidades, la excesiva comercialización y la corrupción. Ya, en 1914 Georges Demeny sostenía que “el deportista que tiene espíritu de sacrificio, sigue un camino recto y no cometerá nunca un acto de bajeza que tenga que reprocharse; es el gentilhombre realizado, una especie de caballero moderno que contribuye en gran medida a la prosperidad y grandeza de su país”. En el Apéndice del Manifiesto del Fair Play, texto publicado en 1964 por el Consejo Internacional de Educación Física y Deportes podemos leer: “Cuando en el siglo XIX los educadores ingleses inventaron el “deporte moderno”, que muy pronto se volvería tan popular en el mundo entero, la idea de que debía practicarse con un espíritu de lealtad estaba ya implícitamente contenida en su acción. Y muy pronto empezó a utilizarse la expresión “juego limpio” para definir la honradez y la integridad de la competición. Desde entonces, todos cuanto han analizado el fenómeno deportivo, concretamente Pierre de Coubertin, fundador el Comité Olímpico Internacional, han alabado el juego limpio y han asociado estrechamente a la práctica del deporte sus elementos esenciales: el honor, el respeto a sí mismo y a los demás. Desgraciadamente, como consecuencia de la importancia cada vez mayor concedida a la victoria, el deporte de competición ha sufrido en el curso de estos últimos años cambios que han afectado gravemente al fundamento mismo del juego limpio”. El 10 de abril es el “Día Mundial del Juego Limpio”