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Senderos Del Arte, La Formacion y Educacion Artistica
Senderos Del Arte, La Formacion y Educacion Artistica
Resumen
Los senderos del arte, la formación
y la educación artística. Notas para un deslinde
Abstract
The paths of art, formation, and Art Education.
Notes for a demarcation
With a long-lasting perspective, this article deals with the development of the arts
up to a point where they have become, in the course of western modernity, a field of
knowledge with its own languages and its own particular regulations. This shows
the historical and cultural character of the organization of knowledge, and its different
levels of articulation. This article analyzes some of the implications and legacies of
this development in our current systems of Art Education (basic school) and Art
Formation (professional school).
Résumé
Les sentiers de l'art, la formation et l'éducation artistique.
Notes pour une démarcation
L'article reprend dans une perspective de longue durée, le développement des arts
jusqu'arriver à se constituer, au cours de la modernité occidentale, dans un domaine
de connaissance avec ses propres langages et règlements particuliers. On montre à
_________________________________________________________________________________________________ travers cela le caractère historique et culturel dans l'organisation de la connaissance
* Este artículo constituye un avance et ses différents niveaux d'articulation. Quelques implications et héritages sont
de la investigación en curso, “Histo- analysés depuis nos systèmes actuels d'éducation artistique (école primaire) et
ria social y cultural de la educación formation artistique (école professionnelle).
artística en México, 1920-1970”, con
sede en el Instituto de Investigacio-
nes sobre la Educación y la Universi-
dad (IISUE), de la Universidad Nacio- Palabras clave
nal Autónoma de México (UNAM).
** Doctora. Investigadora de carrera en Historia de las artes, educación artística, modernidad
el IISUE. History of the arts, art education, modernity
E-mail: lora@servidor.unam.mx Histoire des arts, éducation artistique, modernité
Un punto de partida
aún por esclarecer cuáles pueden ser las cha interrelación y en constante transfor-
exigencias y las posibilidades formativas de lo mación, lugar donde se combinan peque-
artístico, de acuerdo con cada nivel educati- ños cambios, casi imperceptibles, con
vo y la particularidad de la institución de que giros que, en un momento dado, los visi-
se trate. bilizan.
Y si bien hay tramas en relación con el arte La filiación del concepto de arte con respecto
que se han tejido durante, por lo menos, dos a la noción de técnica es clara: arte procede
mil quinientos años, cuyos más remotos orí- del latín ars,5 el cual, a su vez, es la traducción del
genes pudieran situarse en China, en Egipto, griego téchne, que en ese momento y para esa
en Mesopotamia, donde había que resolver sociedad implicaba un campo de significados
las necesidades de todo tipo que planteaba la mucho más amplio que el que en la actuali-
vida, el proyecto de la educación en las artes dad le atribuimos. Se refería (estamos hablando
en el que todavía hoy nos desplazamos data del siglo VI a. C.), a cualquier actividad huma-
de poco más de dos siglos; surgió en Europa na que requiriera habilidad, destreza, tanto
inmerso en esa gran matriz cultural y social manual como mental. Por tanto, se refería a
que es la modernidad,4 compartiendo sus cer- un saber razonado, conforme con una cierta
tezas, sus consignas y sus lealtades. Hemos preceptiva, de ningún modo improvisado ni
sido herederos de la noción de bellas artes que, liberado a la exclusiva imaginación, y, al impli-
consecuente con su filiación ilustrada, se re- car una acción humana, significaba lo opues-
vistió de universalismo y esencialismo, negán- to a la naturaleza (artificialia versus naturalia).
dose las condiciones históricas y culturales en En este ámbito cabían actividades tan diversas
que se origina, y, desde ahí, ha impactado como podían serlo la medicina, la relojería, la
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3 Una aportación fundamental al respecto, en la medida en que profundiza en el modelo educativo artesanal, el cual
resulta cercano a los procesos de transmisión de las artes, la constituye la obra de Antonio Santoni Rugiu, Nostalgia
del maestro artesano (1996). Esta obra es, desde mi punto de vista, una referencia obligada para el estudio del campo
artístico.
4 En ella se incluyen diversas expresiones, como el pensamiento ilustrado, la expansión del capitalismo, el incremen-
to de las redes de comunicación, el desarrollo de la lectura y la escritura como prácticas culturales, la confianza en
el conocimiento científico y en la tecnología, la secularización de las sociedades, el deslinde de los ámbitos de
incidencia de la Iglesia y el Estado, la mayor interdependencia de los sistemas económicos mundiales, el desarrollo
de las redes de escuelas, y otras más.
5 Resulta sugerente mencionar que otros términos que comparten la raíz ar con ars, son artus, articulación; armus,
húmero que implica movimiento; también ayuda a esclarecer el significado de arte señalar que ars, arte, es lo
contrario de iners, inerte; es decir, uno se vincula con la capacidad de producir algo y el otro con su negación.
Véanse Santoni (1996: 83); también Corominas (1980, vol. 1, “arte”).
Pero volvamos al campo de las artes. La Baja Por lo demás, con respecto a las artes mecáni-
Edad Media heredó la organización de los an- cas, se ensayaron muchas clasificaciones y
tiguos en artes liberales y artes manuales o ninguna resultó totalmente convincente. En-
vulgares, a las que llamó artes mecánicas. Ahora tre las que mayor aceptación tuvieron (habla-
bien, en torno al siglo V d. C., el retórico Mar- mos ya del siglo XII), por su proximidad con
ciano Capella integraría las siete artes libera- las necesidades más apremiantes de la vida
les, dándoles un orden de creciente compleji- diaria y que, equiparándose con el número
dad —gramática, retórica, dialéctica, aritméti- de artes liberales, forzadamente se organiza-
ca, geometría, astronomía, música (teoría de ron en siete grupos, por dos vertientes, son
la música)— (Le Goff, 1985: 28). Sobre ellas, las que Radulf de Campo Lungo propuso:
Boecio (480-525) hará una ulterior distinción
en dos grupos, que definirá la organización — Ars victuaria (para alimentación).
de los estudios destinados a los clérigos y lai- — Ars lanificaria (para vestido).
cos letrados, el contenido de estudio de las — Ars architectura (habitación).
escuelas monásticas y catedralicias hasta avan- — Ars suffragatoria (transporte).
zado el siglo XII , e inclusive la misma — Ars medicinaria (para curar).
estructuración de las facultades universitarias: — Ars negotiatoria (intercambio de mercancías).
— Ars militaria (defensa).
— Trívium, o tres vías, que aglutina las artes
de las palabras, como lo son la gramática, En tanto que el filósofo y teólogo Hugo de
la retórica y la dialéctica. San Víctor (1096-1141), en su Didascalon, II, pro-
— Quadrívium, o cuatro vías, que a su vez pone:
aglutina las artes “reales” o físicas” necesa-
rias para el conocimiento del mundo natu- — Lanificium (artes que aportan vivienda y
ral, esto es, la aritmética (cantidad), la herramientas).
geometría (espacio), la astronomía (esfera — Armatura (artes de la edificación).
celeste) y la música (sonido) (Tatarkiewicz, — Navigatio (artes de la navegación).
1987: 87). — Agricultura (artes de la producción de ali-
mentos).
No está por demás señalar que si bien los ar- — Venatio (artes de la cacería).
tesanos eran muy reconocidos por las apor- — Medicina (artes de la curación).
taciones de su trabajo a la vida de la sociedad, — Theatrica (artes del entretenimiento en
con el paso del tiempo las artes mecánicas que- sentido amplio) (Tatarkiewicz, 1987: 87).
En esta nueva organización del saber habría, quien manejaba la madera, etc. Pero era el
entre las artes liberales y las artes mecánicas, maestro el responsable de coordinar el traba-
un mundo de diferencia, pues en tanto que jo de todos y de la obra que saliera de su
unas, para su enseñanza, recurrían a los li- taller.
bros, a la autoridad del magíster, a la palabra y
a la escucha, las otras participaban de las so- Sin embargo, el mundo artesanal, fiel a su vo-
luciones comunes a todas las artes, sea que cación medieval, no actuaba con libertad: es-
entraran o no en alguna de las clasificaciones, taba regulado por minuciosas reglamentacio-
y que, todavía en nuestros días, marcan los nes referentes a la vida interna de los gremios
procesos de transmisión en este campo, los y al trabajo en los talleres. Existían, asimismo,
aprendizajes realizados en la práctica, al lado contratos con respecto a cierto tipo de obras que
del otro. Esto es, se regulan por el estilo de se encomendaban, con fuertes exigencias y
vida de los gremios, en el que ocupa un lugar sanciones, que establecían las características,
relevante el modelo formativo que se lleva a muy detalladas, de la obra contratada, frente
cabo en los talleres artesanales (véase Santoni, a la cual el artesano, o artista, no tenía ningu-
1996: 69 y ss.), de habilitación sobre el oficio, na libertad, ni se la planteaba en cuanto tal.
dominado por el aprender con base en la mis-
ma práctica de hacer objetos útiles, de consu- Huelga decir que el estatus social del artesa-
mo generalizado, o bien por encargo, para de- no-artista era muy diferente de quienes se
terminados propósitos. Para ello, había que dedicaban a las artes liberales y adquirían el
seguir las orientaciones, no siempre explíci- grado de doctor, formando parte del círculo
tas, del maestro, forma de comunicación que de los eruditos, por lo general próximos al
se inscribe más en el terreno de la cultura oral poder.
que de la cultura escrita, propia de los doc-
tos. Era a partir de pequeños gestos y movi- Transitar hacia el proyecto educativo de la mo-
mientos, aunado a una buena dosis de intui- dernidad
ción y percepción, como se aprendían, en caso
de que hubiera la inteligencia y capacidad El lento proceso de reconfiguración de las ar-
para ello, los misterios del oficio. tes, la emergencia de la imagen del artista, así
como la reflexión sistemática sobre los proce-
Se trata de un camino arduo que, por lo ge- sos de educación artística, en sentido amplio,
neral, empezaba a muy temprana edad (8 o 9 podemos rastrearlos particularmente hacia
años), cuando los padres, o quienes hacían mediados de 1400.
las veces de tal, delegaban al niño con la fami-
lia del maestro artesano, quien, a su vez, lo El giro del quatrrocento
integra como uno más de la familia, en la que
también se incluían los otros compañeros y Sin lugar a dudas, a partir del siglo XV, en el
aprendices, comprometiéndose, por lo regu- contexto italiano, como veremos a continua-
lar con contrato de por medio, a enseñarle el ción, es donde se cristalizarán diversas prác-
oficio durante una cierta cantidad de años, ticas que poco a poco nos aproximarán al cam-
además de vestirlo, alimentarlo y darle vivien- po de la educación artística de la época ac-
da. La convivencia al interior de los talleres, tual, incidiendo en los nuevos sentidos que
que eran de condición modesta y sin ínfulas se atribuyen a los anteriores conceptos, o bien
particulares, donde se mezclaban artesanos y en los términos con los cuales se nombrarían
aprendices de muy distinta edad y experien- esas nuevas prácticas.
cia, era sumamente formativa. Había distin-
tas, por así decirlo, especialidades: quien tra- Las artes mecánicas no estuvieron exentas de
bajaba la arcilla, quien mezclaba las tinturas, conflictos en su interior. Las tensiones entre
artífices y mercaderes cada vez eran mayo- artesano, puesto que su trabajo no se limitaba a
res, a desventaja de los primeros que, depen- echar mano, de manera repetitiva, de los
diendo de los segundos para la distribución procedimientos técnicos, y a dar la batalla por
de sus mercancías, terminarían por someter- que lo que se englobaba como artes del dibu-
se a las reglas del juego que estos les impusie- jo (pintura, escultura, arquitectura) mejorara
ron. Existió, no obstante, un sector de artis- el estatus de sus practicantes, resituándolas
tas6 que logró conservar una relativa autono- dentro de las artes que requerían del pensa-
mía, manteniéndose en contacto directo con miento, donde la pericia técnica necesaria-
los clientes, principalmente de la Iglesia y de mente se sustentaría en el razonamiento de la
la nobleza, para satisfacer sus demandas. Esto práctica, en el recurso de la matemática para
les requeriría diversificar sus arsenales y de- calcular tanto las proporciones como la pers-
sarrollar gran perspicacia e inventiva para pectiva. Y, declarando la autonomía de las ar-
romper con los cánones de la producción en tes, clamaban por la belleza como su finali-
serie, pero también deberían desarrollar cier- dad, independientemente de su sentido de
tas habilidades para atraer al posible cliente y utilidad o de placer (Tatarkiewicz, 1987: 114),
colocar sus propias obras en el mercado de la con lo que lograban, de paso, dignificar su
época. A la vez, los artífices que producían imagen pública a través de su obra y de los
sobre pedido y que llegaron a tener éxito fue- tratados razonados sobre su arte.
ron muy bien cotizados; sus ingresos aumen-
taron considerablemente, sus condiciones de Esto resultará novedoso y desafiante, pues no
vida mejoraron sin lugar a dudas; la necesi- hay que perder de vista que persistía la prácti-
dad de renovar su formación y de desarrollar ca de los talleres artesanales como espacio
nuevas destrezas para competir con otros tam- formativo y de producción, donde el hacer, re-
bién les planteó nuevas exigencias. petitivo, conservaba la tradición técnica que,
puntualmente y bajo contrato, era transmiti-
Con el tiempo, el alejamiento entre los artis- da de maestros a discípulos.
tas, que trabajaban sobre pedido, y los artesa-
nos, que continuaban produciendo artículos Asistimos así a un nuevo horizonte del cam-
de consumo generalizado, fue cada vez ma- po artístico, cobijado por el humanismo, en
yor, al grado que unos continuaron fabrican- el que se vislumbraría la necesidad de reorga-
do mercancías que fundamentalmente fueran nizar el saber y de resituar a los artistas quie-
útiles, como había sucedido antes, en tanto nes, rompiendo vínculos con los artesanos,
que los otros buscaban, además de la utilidad, se aventuraban a proponer otros estilos
la belleza de los objetos o bien exclusivamen- formativos asentados en otras instituciones,
te la belleza. nacidas de su propia experiencia.
El impulso de artesanos-artistas como León El Studio terminó por ser más que un taller
Battista Alberti (1404-1472), Leonardo da Vinci artesanal, un espacio de convivencia donde,
(1452-1519) —“la pintura es una cuestión men- fuera de las horas habituales de trabajo, se re-
tal”— y Miguel Ángel Buonarroti (1475-1564) unían a conversar y discutir los diversos pun-
—“No se pinta con las manos, sino con la ca- tos de vista sobre arte y política. Estos espa-
beza”—, cuya actividad se percibía, sobre cios, con el tiempo, se transformaron en las
todo, vinculada con el esfuerzo físico, fue de- academias, donde los artistas que emergían
cisivo al respecto. Su apuesta se dirigió a evi- podrían encontrar la libertad que les negaban
denciar que el artista no era simplemente un los gremios (cf. Chastel, 1990).
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6 Hasta aquí empleo indistintamente artífice, artista y artesano. Aquí sigo principalmente los planteamientos de
Santoni (1996: 89 y ss.).
que acometían y sus supuestas afinidades, le- partían su distancia con respecto a las cien-
gitimadas, en principio, por Vasari. cias positivas, cuyo campo se había enrique-
cido y fortalecido enormemente, y los oficios
Las bellas artes aparecen en escena artesanales, con respecto a los cuales se que-
ría poner tierra de por medio.
Ahora bien, de la arremetida de los artistas-
artesanos del dibujo del quattrocento recoge- Pudiera decirse que establecer la noción
mos otro deslizamiento semántico en el cam- de bellas artes llevó casi trescientos años, he-
po de las artes, en el que se pone de relieve la cho que no carece de importancia, puesto que
cualidad que atribuyeron a sus obras, en las que, nos remite a la nueva organización del cono-
por sobre la utilidad, se establecía la belleza cimiento que se venía visualizando, acorde
como valor paradigmático. con las transformaciones de la vida social y el
avance de las ciencias experimentales. El giro
Desde el siglo XV se venían ensayando diver- era decisivo: las bellas artes quedarían libra-
sas denominaciones que trataban de resaltar das a sí mismas, independientes y lejanas de
la cualidad de este sector de las artes: hubo las ciencias y de las manufacturas por igual,
quienes las llamaron artes musicales, apelando aun cuando las diferencias entre lo que se in-
a la inspiración de las musas (Marsilio Ficino, tegraría bajo ese concepto no resultara total-
siglo XV); otros se refirieron a ellas como artes mente nítido (véase Kristeller, 1952: 22 y ss.).
ingeniosas, puesto que apelaban al intelecto y
al ingenio (Giannozzo Manetti, siglo XVI), ar- El giro del siglo XVIII fue decisivo: si con ante-
tes nobles, en la medida en que convocan los rioridad el contrapunto de las artes era la na-
sentimientos más elevados (Giovanni Pietro turaleza, ahora, el de las bellas artes —tam-
Capriano, siglo XVI). También se conocieron bién siete en un principio: pintura, escultura,
como artes memoriales, puesto que apoyan el arquitectura, música, poesía, arte del gesto y
recuerdo de cosas y eventos importantes (Lu- de la danza— serían las artesanías, las artes
dovico Castelvetro, siglo XVI) y, a la vuelta de populares, lo cual traía consigo otra polariza-
los siglos, artes elegantes y agradables (Giam- ción en el terreno del disfrute y de la cuali-
battista Vico, 1744) (Tatarkiewicz, 1987: 46-48). dad del gusto. Las artes nobles, educadas,
refinadas, iban de la mano con el gusto refi-
De modo que si la noción de bellas artes no nado y, por lo general, contemplativo, en tanto
constituía una absoluta novedad, pues ya se que las artes con sentido de utilidad o entre-
había anticipado hacia el siglo XVI, fue mérito tenimiento se orientaban a un gusto ordinario,
del abate francés Charles Batteaux (1713-1780), propio del vulgo, detrás de lo cual se percibi-
con su libro Les beaux arts réduits à un même rían las tensiones entre lo culto y lo popular,
principe (1747),8 la aceptación de este concep- entre los grupos de poder y el pueblo o los
to y su pronta difusión en diversas lenguas y sectores sociales más amplios.
su introducción en diversos diccionarios; inclu-
sive Jean le Rond D’Alembert (1717-1783), en El otro problema que surgía era que las bellas
el “Discurso preliminar ” de la Enciclopedia artes se inscribían en el modelo de refinamien-
(1750), emplea y, de paso, legitima el nuevo to al que accedían tanto los círculos aristocrá-
término. El gran acierto de Batteaux fue, acor- ticos como los burgueses, que habría de ser
de al signo de los tiempos, el integrar, bajo la imitado por los demás sectores sociales, pues, de
misma égida, un sistema de prácticas que com- alguna manera, las preferencias culturales
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8 Para ello distinguió entre las artes mecánicas, orientadas por el principio de utilidad, las bellas artes, cuyo propósito
era el placer —música, poesía, pintura, escultura, danza— y las que combinaban el placer con la utilidad
—elocuencia y arquitectura—. Véase Kristeller (1952).
devendrían uno de los indicadores de movili- en las revistas pedagógicas del último tercio
dad y de refinamiento social. Esto no sólo del siglo XIX y primeras décadas del XX.
produjo la emergencia del concepto de públi-
co y de prácticas que se asentarían en la crea- Del siglo XIX en adelante, la noción de artes a
ción de instituciones como el museo, el tea- secas —despojada desde finales del siglo XVIII
tro, la sala de conciertos, sino, sobre todo, un del calificativo “bellas”—, frente a los oficios
problema de educación, que habrá de resolver- y las ciencias, como anteriormente había
se con otros espacios formativos, propicios a sucedido con las artes liberales en el curso del
la adquisición de comportamientos ad hoc. Medioevo, remitiría directamente a este nue-
vo campo, dominio exclusivo de las represen-
Por otra parte, de manera paralela a la conso- taciones sociales que ahora suscitaría el “ar-
lidación de la moderna nueva estructura de tista”.
las artes, surge, por iniciativa de Alexander
Gottlieb Baumgarten (1714-1762), hacia mediados En fin, si en los siglos anteriores, remontán-
del siglo XVIII, la estética, disciplina filosófica donos hasta los orígenes de Occidente, las ac-
interesada en la experiencia y la representa- tividades que ahora quedarían englobadas en
ción de lo sensible, que, necesariamente, arti- lo que se conocerá como “bellas artes” habían
culará ambos campos. tenido como paradigma de sus realizaciones
a la naturaleza, fuera para imitarla, para descu-
Son las voces de la segunda mitad del siglo XVIII, brir sus mecanismos secretos y aun para
que se escucharán más allá de ese siglo, las que perfeccionarla, mediando en ello distintos ar-
sostendrán la posibilidad de la educación en gumentos y tomas de posición siempre deli-
el arte, por el arte y la estética: la belleza, la gra- mitados por la mimesis, por la imitatio, a hor-
cia, el sentimiento de lo bello, la sensibilidad cajadas de los siglos XVIII y XIX se perfila un nuevo
hacia la belleza en el arte, pueden enseñarse, pue- paradigma para el arte, que tiende a despla-
den aprenderse, lo cual nos liga, por una parte, zar al de la naturaleza: el de la subjetividad,
con la condición educativa, la genérica cuali- que se definirá por la expresión y la inventio.
dad civilizatoria, del arte; por otra, con las Es decir, la actividad del artista se vuelca ha-
posibilidades de formación del genio,9 desa- cia la expresión de su mundo interior; desde
rrollando el gusto y la pericia. Joachim el plano de la experiencia subjetiva se apropia
Winckelmann (1717-1768) escribe Disertación del universo de la realidad objetiva, que es
sobre la capacidad del sentimiento de lo bello en histórica y cultural. De ahí que el arte, como
el arte y sobre la enseñanza de la capacidad mis- ahora se percibe y donde entra en juego la
ma (1763); Friedrich Schiller (1759-1805), Car- sensibilidad romántica, dé curso a produccio-
tas sobre la educación estética del hombre (1795); nes en las que cumple un papel decisivo el
Immanuel Kant (1724-1804), Crítica de la facul- plano de la ensoñación, de la imaginación, de
tad de juzgar (1790), convencidos del papel la exaltación de la sensibilidad y de las pasio-
protagónico del arte y de los artistas en el cambio nes, de la singularidad del autor.
social. Aunque, eso sí, no se trataba de cual-
quier tipo de arte, sino el “arte serio”, que La condición del artista radicará, ahora, en el
habría de reunir ciertas condiciones de pro- compromiso de penetrar en lo más profundo
fundidad y moralidad. Se trata de obras que de su ser, de sus temores, de sus añoranzas, de
circularon, tan ampliamente como sería posi- sus sueños, siempre en su cualidad de dar for-
ble, en los círculos de maestros normalistas y mas nuevas y sentidos nuevos al mundo ex-
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9 La Francia del siglo XVIII es la que aporta al lenguaje del arte un nuevo concepto, el de genio, de gignere, engendrar,
para hacer referencia a la fuerza creadora fuera de lo común.
terior, siempre desde la dimensión de la sub- estructuración del sistema de instrucción pú-
jetividad del ser humano, siempre amplian- blica, conforme avanzaban los años, paulati-
do el espectro del campo de la conciencia y namente introducirá, en la legislación educa-
de lo que escapa a ella. Desde ahí percibe su tiva y en los planes de estudio de la escuela
tiempo y su cultura y lo comunica a los otros. elemental, algunas actividades artísticas de
El arte y el artista se ubicarán, en adelante, en distinto tipo (Aguirre, 2007: 38 y ss.) que, ya
la región de la expresión de lo inefable y de la crea- para inicios del siglo XX, plantearán un reto
tividad, cuyo impulso de romper con cánones concreto para la educación artística de am-
establecidos los coloca en el terreno de la aven- plios sectores: ¿qué arte introducir en las es-
tura del descubrimiento interior. cuelas?, ¿para qué?, ¿con qué maestros? Tales
interrogantes, sin haber sido resueltas del todo,
Es indudable que la creación de nuevo senti- inaugurarían un campo más en el terreno de
do para el campo del arte y de la actividad del la profesionalización de los artistas y la for-
artista se gesta en medio de los complejos y mación de docentes: el de la educación en las
diversos legados del siglo XVIII y de la emergen- artes.
cia del movimiento romántico; también
participa del refinamiento que implica el as- Estamos frente a un campo cambiante, movi-
censo y la consolidación del modo de vida ble, que se define y redefine histórica y cultu-
burgués.
ralmente. Queda claro, como lo señalara Paul
Kristeller hace más de medio siglo, que:
Nuevamente los escultores, pintores y arqui-
tectos, por alguna extraña razón, quizá rela-
En el transcurso de la historia las artes
cionada con su posicionamiento en el merca- han cambiado no solamente su conte-
do, se apropiarán de la noción de arte. Tanto nido y estilo, sino también sus relacio-
es así que se asiste, durante el siglo XIX, a la nes recíprocas y su lugar dentro del sis-
fundación de distintas academias y escuelas tema general de la cultura, como ha
de bellas artes en Europa y América, como ocurrido con la religión, la filosofía y
instituciones profesionalizantes en las artes del la ciencia. Nuestro sistema familiar de
dibujo, en tanto que poesía y oratoria se re- las Bellas Artes no nació meramente
agruparían en la categoría de bellas letras o en el siglo XVIII , sino que refleja
letras elegantes, con sus respectivas academias también las condiciones culturales y
formativas. La música continuaba oscilando sociales concretas de aquel tiempo
entre la teoría y la práctica, entre las universi- (1952: 45).
dades, como espacio formativo donde se es-
tudiaba desde la perspectiva de la matemáti-
ca, la acústica, la armonía, y el aprendizaje de Para no concluir
la práctica de la composición, el canto y la
ejecución instrumental, derivada a los anti- Por último, ¿qué es lo que subsiste hoy de es-
guos conservatorios europeos que, con tas tradiciones en el terreno de la educación y
Napoleón Bonaparte, redimensionaban su de la formación artísticas? Muchos de estos
papel formativo como instituciones secula- legados subyacen tanto en las formas de pro-
rizadas (véase Santoni, inédito). ducción cultural como en los procesos de
transmisión de las artes, así como en las
Por otra parte, las oleadas democratizadoras, representaciones sociales en torno a la ima-
derivadas de los postulados de la Revolución gen del artista y del arte.
Francesa como signo de los tiempos, fructifi-
carían, en el siglo XIX, en los sucesivos des- Por otro lado, si bien la noción de bellas artes
pliegues de la escuela popular, y la sucesiva aún subsiste, también es cierto que, como lo
hemos visto, las artes, como sistema, como forzamientos y los traslados mecánicos de o-
clasificación, no son perennes, ni estáticas; se tros campos, distantes?
encuentran en constante movimiento, en su-
cesivos desplazamientos, emplazamientos y
reconversiones, imbricadas entre sí en el cur- Referencias biblio y cibergráficas
so de los tiempos, comprometidas con los en-
tramados sociales y culturales en que germinan. Aguirre, María Esther, 2007, “De cómo se introdujo la
enseñanza de la música en la escuela primaria”, Co-
La emergencia de las masas, el incremento rreo del Maestro, vol. 12, núm. 135, ago., pp. 37-41.
de las clases medias, los avances tecnológicos, Correo del maestro, [en línea], disponible en: http://
los nuevos lenguajes cibernéticos, la pérdida www.correodelmaestro.com/anteriores/2007/agosto/
del aura del artista y las obras de arte, la crisis de 2incert135.htm
paradigmas y de metarrelatos, así como los
discursos de la posmodernidad, con su desdi- Chastel, André, 1990, “El artista”, en: Eugenio Garin
bujamiento de fronteras y recreación de mi- et ál., El hombre del Renacimiento, Madrid, Alianza,
radas y temáticas, necesariamente replantean pp. 229-258.
el papel del arte en las sociedades contempo-
ráneas, su cualidad educativa, que heredamos Corominas, Joan, 1980, Diccionario crítico etimológico
de las vanguardias: el arte como el lugar de la castellano e hispánico, con la colaboración de José A.
utopía, donde puede ser posible cambiar a Pascual, Madrid, Gredos.
la sociedad, a las personas.
Gadamer, Hans-Georg, La actualidad de lo bello. El arte
como juego, símbolo y fiesta, Barcelona, Paidós Ibérica,
El arte y, por ende, la educación artística,
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ción de los discursos de género, al reconocimien-
trategias para entrar y salir de la modernidad, México,
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Grijalbo.
mestizajes-hibridaciones de esas sociedades.
Habermas, Jürgen, Teoría de la acción comunicativa,
En fin, más que respuestas subsisten interro- Taurus, Madrid, 1987.
gantes, planteadas desde lugares renovados:
¿qué educación artística y para qué sociedad? Kristeller, Paul, 1952, “The Modern System of the
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E, indudablemente, una de las vías para con- pp. 17-46.
tribuir al conocimiento de este campo, es la
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currir a la historia de la educación artística, dia, Barcelona, Gedisa, Hombre y Sociedad.
no por sus aportaciones en lo disciplinar, sino
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momento histórico en que vivimos. Bologna, Zanichelli.
Pero, si hubieron de pasar veinticinco siglos pa- Ros, Nora, 2006, “El lenguaje artístico, la educación y
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