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Educación artística

Los senderos del arte, la formación


y la educación artística.
Notas para un deslinde*

María Esther Aguirre Lora**

Resumen
Los senderos del arte, la formación
y la educación artística. Notas para un deslinde

El presente artículo aborda, en una perspectiva de largo aliento, el despliegue de las


artes, hasta llegarse a constituir, en el curso de la modernidad occidental, en un
campo de conocimiento con sus propios lenguajes y particulares regulaciones. A
través de ello se pone de manifiesto el carácter histórico y cultural en la organización
del conocimiento y sus distintos niveles de articulación. Se analizan algunas de las
implicaciones y herencias que de ello presentan nuestros actuales sistemas de
educación artística (escuela básica) y formación artística (escuela profesional).

Abstract
The paths of art, formation, and Art Education.
Notes for a demarcation

With a long-lasting perspective, this article deals with the development of the arts
up to a point where they have become, in the course of western modernity, a field of
knowledge with its own languages and its own particular regulations. This shows
the historical and cultural character of the organization of knowledge, and its different
levels of articulation. This article analyzes some of the implications and legacies of
this development in our current systems of Art Education (basic school) and Art
Formation (professional school).

Résumé
Les sentiers de l'art, la formation et l'éducation artistique.
Notes pour une démarcation

L'article reprend dans une perspective de longue durée, le développement des arts
jusqu'arriver à se constituer, au cours de la modernité occidentale, dans un domaine
de connaissance avec ses propres langages et règlements particuliers. On montre à
_________________________________________________________________________________________________ travers cela le caractère historique et culturel dans l'organisation de la connaissance
* Este artículo constituye un avance et ses différents niveaux d'articulation. Quelques implications et héritages sont
de la investigación en curso, “Histo- analysés depuis nos systèmes actuels d'éducation artistique (école primaire) et
ria social y cultural de la educación formation artistique (école professionnelle).
artística en México, 1920-1970”, con
sede en el Instituto de Investigacio-
nes sobre la Educación y la Universi-
dad (IISUE), de la Universidad Nacio- Palabras clave
nal Autónoma de México (UNAM).
** Doctora. Investigadora de carrera en Historia de las artes, educación artística, modernidad
el IISUE. History of the arts, art education, modernity
E-mail: lora@servidor.unam.mx Histoire des arts, éducation artistique, modernité

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Se necesita hacer que lo familiar parezca extraño; lo natu-
ral, arbitrario
Víctor Shklovsky

Un punto de partida

E n las sociedades contemporáneas, el universo de


la educación y de la formación artísticas1 plantea
una complejización cada vez mayor al calor de los
proyectos neoliberales en que estamos inmersos, lo cual nos
demanda otros niveles de comprensión de la problemática.
Esta situación nos enfrenta a la necesidad de aprehender al-
gunas huellas sedimentadas en la educación artística de hoy,
de reposicionar su sentido en las sociedades actuales, en las
búsquedas y ensayos a contramano que nos envuelven cotidia-
namente, así como en otros tantos indicios de su aparente
marginalidad y descuido.

Somos herederos, cada vez más conscientes, de los proyectos


históricos, civilizatorios, de Occidente, por vía de los cuales,
habiendo depositado la solución de la mayoría de los males
sociales en la autoridad de la ciencia positiva y de la técnica
que de ella deriva, a la vuelta de los años —¿de los siglos?—
nos topamos con comportamientos sociales y visiones del
mundo anclados en una mentalidad movida por lo cuantifi-
cable, lo mensurable, lo fáctico, lo susceptible de controlar, de
verificar, y en valores como el sentido de utilidad exacerbado
y distorsionado, la eficacia, el eficientismo y el productivismo,
en versiones que se tornan más avasallantes día a día. Nos
_____________________________________________________________________ confrontamos, de lleno, con lo que Jürgen Habermas (1987)
1 En principio distingo entre el ám- ha acotado como racionalidad funcional, que se esfuerza por
bito de la educación artística y el monopolizar los ambientes sociales y culturales, e invadir las
de la formación artística que, a
fuerza de reiterar un uso conven- diversas esferas de la vida pública y privada.
cional, han derivado en su orien-
tación hacia la escuela básica o Es desde este lugar donde, en clave de modernidad, durante
bien a la profesional; sin embar- años, se ha producido conocimiento, se han generado teo-
go, en el curso del texto, para evi-
rías, se han legitimando unos saberes por sobre de otros, se
tar reiteraciones, en ocasiones
empleo educación artística en han establecido instituciones educativas, se han seleccionado
sentido lato, aludiendo, en gene- y estructurado contenidos, se han formulado sistemas peda-
ral, a este campo de problemas. gógicos que, por fuerza, influyen en el modo de ver la reali-

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dad, de desplazarse por el mundo, de asumir descubrimiento que ayuda a satisfacer


los propios proyectos, de establecer priorida- y mejorar la subsistencia (2006: 3).
des, de construir la propia subjetividad, todo
lo cual se proyecta en las comunidades más Por lo demás, no se trata de insistir en la polari-
amplias a las que pertenecemos. De este zación entre la ciencia y el arte, tan representa-
modo, la mirada que pueden aportar los len- tiva del pensamiento ilustrado de Occidente,
guajes simbólicos de la cultura (corporales, sino de reconocer la particularidad de lengua-
sonoros, visuales, gestuales) va quedando re- jes de cada campo y, en ese sentido, usufruc-
legada, disminuida, diluida, negándose así, a tuar las posibilidades que cada uno aporta en
seres humanos y sociedades, un ámbito fun- el terreno de la constitución del sujeto, los sig-
damental de comunicación humana, de ex- nificados que se ponen en juego en la cons-
presión de lo subjetivo y lo sensible, de la trucción de nuestro universo simbólico. Así,
experiencia de estar abierto al mundo, desde una clave importante para resituar la educa-
formas de conocimiento que sólo puede su- ción artística radicaría en reconocer “cómo
ministrar el campo del arte, desde su propia habla el arte”, cómo incide en la constitución
lógica, desde las particulares formas de del sujeto, lo cual nos conduce al terreno de
simbolización que pone a nuestra disposición. la producción de conocimiento, donde se es-
clarece la particularidad del campo de cono-
Sin lugar a dudas, el arte en la educación, en cimiento artístico en relación con el científi-
el contexto de la alta modernidad, se despla- co. Estamos de acuerdo con Violeta Schwarcz,
za paulatinamente en las instituciones de edu- quien precisa el deslinde de campos al seña-
cación formal y no formal, en el mejor de los lar que:
casos, a un lugar accesorio, más articulado con
el uso del tiempo libre, la recreación, y aun el La obra de arte no presenta, sea cual
adorno, sometido, a la par que otras expre- fuere su material de base, enunciados
siones de la cultura, a la oferta del mercado y declarativos o asertivos, sino que ex-
al consumismo imperantes —situación tan pone valores a la experiencia directa
cuestionada por Hans-Georg Gadamer (1991); del sujeto, que se desarrolla a partir de
véase también García Canclini (1990)—; se res- un acto intuitivo-perceptivo frente a
ella (s. f.: 5).
tringen sus aportaciones a sacar a flote las festi-
vidades escolares y otras ceremonias cívicas
Consecuentemente, la producción de senti-
de rigor, o sobrevive en los currículos escola-
do y la comunicación que de ello deriva, pri-
res en su condición subsidiaria de los conte-
vilegia, en cuanto a lo científico, las afirma-
nidos de estudio “verdaderamente importan-
ciones veraces y verificables, en tanto que en
tes”, pero se relega, o directamente se desco-
lo artístico dominan otros valores, no sujetos
noce, su cualidad eminentemente formativa.
a discusión ni a verificación (Morris, referido
Como dice Nora Ros:
por Schwarcz, s. f.: 5), más directamente vin-
culados con la expresión y la comunicación.
La actividad artística, múltiple e inte-
gradora, tiene diversas funciones en
Ahora bien, la condición de marginalidad
diversas épocas, épocas históricas y
de la educación artística no sólo atañe a las
grupos sociales, pero quizás la impor-
tante sea la de lograr comunión, pro- instituciones de educación básica. Sobre
ducir armonía en la personalidad, dar las instituciones abocadas a la profesiona-
placer, reflejar la vida y la realidad, re- lización artística también pesa la atención desi-
flejar conflictos internos o sociales, es- gual que se ha dado a las políticas de fortale-
tructurar la moral y desarrollar la ca- cimiento y de investigación en este campo.
pacidad creadora, base de todo nuevo Pudiera decirse, a fin de cuentas, que queda

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aún por esclarecer cuáles pueden ser las cha interrelación y en constante transfor-
exigencias y las posibilidades formativas de lo mación, lugar donde se combinan peque-
artístico, de acuerdo con cada nivel educati- ños cambios, casi imperceptibles, con
vo y la particularidad de la institución de que giros que, en un momento dado, los visi-
se trate. bilizan.

El panorama de la educación y la formación A partir de ello, planteo algunos momentos


artística en México —y posiblemente en la re- relevantes en la constitución de este univer-
gión latinoamericana, sin negar los avances so, así como algunas de sus implicaciones en
de Argentina, Brasil, Colombia, entre otros— los actuales procesos de educación artística.
es, pues, denso y requiere aún de mucho tra-
bajo de indagación y de reflexión, de hacer
valer la cualidad de sus aportaciones en rela- Indicios en la configuración del campo
ción con las políticas educativas y las insti- de la educación artística
tuciones que las aplican.
El arte como tal evoca imágenes relacionadas
Creo, sin embargo, y es la propuesta de este con la exaltación de la fantasía, la libertad crea-
artículo, que una forma de entender, desde el dora, la subversión de los valores y los com-
presente, esta problemática, es tratar de empla- portamientos establecidos, la vida licenciosa
zar históricamente algunos momentos par- de sus practicantes; nos confronta, asimismo,
ticularmente significativos en el despliegue de con el empleo de términos que hemos inte-
este campo; esto es, de qué manera las prácti- grado de manera casi imperceptible al lenguaje
cas significativas referidas al arte han sido mo- cotidiano para dar cuenta de universos pola-
tivo de reflexión, de análisis, de resignifica- res, como “artista” y “artesano”, “obra de arte”
ciones, puesto que permean los discursos y “artesanía”, “arte” y “artes populares, folcló-
educativos y formativos que se han estructu- ricas, étnicas”; designamos con el nombre de
rado en el proyecto de la modernidad que “pintor” al que trabaja con la brocha gorda,
compartimos en Occidente. De entre los rela- pero también al más logrado de los expositores
tos y las explicaciones posibles, me aboco a de una muestra internacional; igualmente, ge-
ésta y asumo, en principio: neralizamos el uso de “maestro” para quien
maneja la mecánica automotriz, la albañile-
— Que el campo del arte, en lo que se refiere ría, la carpintería, más allá de aquel que ha
a la educación básica y a la formación logrado ese grado universitario; tendemos a
profesional, se ha construido en el curso identificar, como integrantes de las bellas ar-
del tiempo, inmerso en las tramas de la tes, fundamentalmente a los artistas plásticos
vida social y cultural, a partir de cuyas ne- con preferencia a otros artistas; heredamos,
cesidades, avances en distintas esferas, a mediados del siglo XX, un Instituto Nacional
imaginarios, utopías, es donde adquiere de Bellas Artes y Literatura (INBAL).2
sentido.
— Que el arte no es mera abstracción, ni con- Algunos de estos ejemplos son indicios de la
siste sólo en una definición acotada en un manera en que el campo de las artes ha ido
diccionario; remite a un universo en el que fijando sus límites, acotando sus fronteras,
se integran, no necesariamente de manera deslindando sus prácticas y reorientándolas,
orgánica y sistemática, conceptos, teorías, legitimando a sus protagonistas. Esto no ha
prácticas, instituciones, políticas, en estre- sido tarea de un día ni de unos cuantos años;
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2 En México el INBAL, cuyo proyecto estuvo a cargo de Carlos Chávez en el gobierno del presidente Miguel Alemán,
se fundó en 1947.

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tampoco es el resultado de un sesudo trabajo nuestros proyectos educativos, como veremos


de escritorio: en el curso de la historia, la cons- a continuación.
telación semántica articulada con el concepto
arte —artista, artesano, artesanía, artificio, El legado de los antiguos
ingenio, entre otros— ha experimentado su-
cesivas transformaciones, resignificaciones, La noción de arte engloba todo aquello que
derivaciones, fracturas, escindiendo, al pasar concierne a la actividad humana que, desde
de los años y a partir de la lenta transforma- los tiempos más remotos, aunque con diver-
ción de las prácticas, el mundo de los artistas sas denominaciones, se orientó a la solución
y de los artesanos, el campo de las artes me- de problemas de índole práctica. Una de las
cánicas y las liberales, de las artesanías y las expresiones más cercanas a nosotros, para el
bellas artes, de lo bello y lo útil, de lo refinado propósito que nos anima, es la que aconteció
y lo ordinario,3 todo lo cual tiene profundas en Grecia, lugar donde se originan muchos
implicaciones en el terreno de la educación de los dilemas de la cultura occidental que se
en general y de la profesionalización de los proyectarían a la región latinoamericana, bajo
artistas. el nombre de téchne.

Y si bien hay tramas en relación con el arte La filiación del concepto de arte con respecto
que se han tejido durante, por lo menos, dos a la noción de técnica es clara: arte procede
mil quinientos años, cuyos más remotos orí- del latín ars,5 el cual, a su vez, es la traducción del
genes pudieran situarse en China, en Egipto, griego téchne, que en ese momento y para esa
en Mesopotamia, donde había que resolver sociedad implicaba un campo de significados
las necesidades de todo tipo que planteaba la mucho más amplio que el que en la actuali-
vida, el proyecto de la educación en las artes dad le atribuimos. Se refería (estamos hablando
en el que todavía hoy nos desplazamos data del siglo VI a. C.), a cualquier actividad huma-
de poco más de dos siglos; surgió en Europa na que requiriera habilidad, destreza, tanto
inmerso en esa gran matriz cultural y social manual como mental. Por tanto, se refería a
que es la modernidad,4 compartiendo sus cer- un saber razonado, conforme con una cierta
tezas, sus consignas y sus lealtades. Hemos preceptiva, de ningún modo improvisado ni
sido herederos de la noción de bellas artes que, liberado a la exclusiva imaginación, y, al impli-
consecuente con su filiación ilustrada, se re- car una acción humana, significaba lo opues-
vistió de universalismo y esencialismo, negán- to a la naturaleza (artificialia versus naturalia).
dose las condiciones históricas y culturales en En este ámbito cabían actividades tan diversas
que se origina, y, desde ahí, ha impactado como podían serlo la medicina, la relojería, la

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3 Una aportación fundamental al respecto, en la medida en que profundiza en el modelo educativo artesanal, el cual
resulta cercano a los procesos de transmisión de las artes, la constituye la obra de Antonio Santoni Rugiu, Nostalgia
del maestro artesano (1996). Esta obra es, desde mi punto de vista, una referencia obligada para el estudio del campo
artístico.
4 En ella se incluyen diversas expresiones, como el pensamiento ilustrado, la expansión del capitalismo, el incremen-
to de las redes de comunicación, el desarrollo de la lectura y la escritura como prácticas culturales, la confianza en
el conocimiento científico y en la tecnología, la secularización de las sociedades, el deslinde de los ámbitos de
incidencia de la Iglesia y el Estado, la mayor interdependencia de los sistemas económicos mundiales, el desarrollo
de las redes de escuelas, y otras más.
5 Resulta sugerente mencionar que otros términos que comparten la raíz ar con ars, son artus, articulación; armus,
húmero que implica movimiento; también ayuda a esclarecer el significado de arte señalar que ars, arte, es lo
contrario de iners, inerte; es decir, uno se vincula con la capacidad de producir algo y el otro con su negación.
Véanse Santoni (1996: 83); también Corominas (1980, vol. 1, “arte”).

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Los senderos del arte, la formación y la educación artística. Notas para un deslinde

navegación, la cacería, la poesía, la herrería, pública—, en tanto que el segundo colocará


entre otras muchas, pues en todas ellas, de en la misma balanza la dignidad de la téchne,
acuerdo con los griegos, el ingrediente fun- como actividad humana práctica, y la filoso-
damental era una téchne particular, propia de fía, como actividad humana teórica, generan-
los distintos oficios y ciencias, que requería la do la posterior validación de la verdad deri-
adquisición práctica de conocimientos y vada de la filosofía, como ámbito de lo real, y
habilidades. Pudiera decirse, de acuerdo con la verdad derivada de la producción de imá-
Wladyslaw Tatarkiewicz, que la antigua téchne genes, como ámbito de lo posible. Fue
equivalía a lo que en nuestros días entende- Aristóteles también el que estableció la filia-
mos por maestría (1987: 80). Technites era el ción de la téchne en relación con la naturale-
término con el que designaban a los expertos, za, en la medida en que la primera imita a la
quienes requerían de la pericia, en terrenos segunda. Las téchnai implicarán, por lo demás,
tan diferentes como los que señalábamos. un modo de hacer inteligente, una actividad
razonada que es, a fin de cuentas, la que con-
Ciertamente, si bien muchas de las expresio- duce a la experiencia y a la pericia (Papi et ál.,
nes que hoy consideramos artísticas surgie- 1981: vol. 1, 173 y ss.).
ron en el espacio de lo sagrado —pensemos
De los debates propios de la Alta Antigüedad,
en la tragedia, en la poesía, en la música, en la
más allá del tiempo de Platón y Aristóteles,
danza—, revestidas de un carácter ritual, es
en relación con la organización del conoci-
en la Grecia clásica donde también puede
miento, resultaría la distinción entre las téchnai
percibirse su autonomización de las formula-
manuales e intelectuales, que derivarían en
ciones rituales, de los ceremoniales sagrados, las artes liberales o liberadas, que ponen en jue-
para introducirse de lleno en el terreno de la go el pensamiento libre, y las artes manuales o
vida pública, en las póleis, y aun en la paideia, vulgares, cuya exigencia es el trabajo físico
como parte del programa formativo de los ciu- donde la mano es la prolongación de la he-
dadanos. Se trata de prácticas y producción rramienta con la que se maniobra, con el esfuer-
de formas que pudiéramos considerar zo que todo ello conlleva. Esto, por supuesto,
laicizadas, secularizadas, más allá de un sentido se corresponde con la organización social,
ritual o de utilidad. aristocratizante, que prevalecía en la sociedad
griega, acorde con las atribuciones de las cla-
La téchne no fue ajena a la reflexión de los filó- ses sociales, donde unos, liberados de toda car-
sofos en la Grecia clásica: ya desde los sofistas ga, tenían el tiempo, los recursos y el don para
se establecería una clasificación inicial, que dedicarse a las actividades propias del inte-
persistirá hasta los debates actuales, según la lecto, de los hombres libres que no se degra-
cual se distinguía entre las téchnai, en relación daban trabajando con las manos para allegar-
con su sentido de utilidad, y las téchnai que se su sustento, en tanto que otros requerían
producían placer (Tatarkiewicz, 1987: 82). laborar en actividades manuales por las que
obtenían una remuneración, las artes propias
Platón y Aristóteles, por su parte y desde de los siervos. Se trata, de hecho, de distin-
su propia perspectiva, teorizarán sobre ellas: ciones y clasificaciones que marcarán los pro-
el primero aplicó la teoría de la mimesis a la gramas educativos y formativos en el curso
producción de imágenes a través del sonido, de los milenios, pues aún hoy podemos dis-
del lenguaje, de lo visual, de modo que las tinguir sus huellas en las diversas dicotomías:
téchne mimetiké quedarían inscritas en la imi- entre el conocimiento y la acción, entre el pen-
tación de la apariencia —será la ambigüedad sar y el hacer, entre “el brazo y la mente”
de la palabra la que inducirá al engaño, moti- (Santoni, 1995), entre el ocio y su negación
vo por el cual expulsará a los poetas de la Re- (nec-ocio), entre los naturalia y artificialia.

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Algunas soluciones del Medioevo daron disminuidas y poco valoradas frente a


las elitistas artes liberales. Hubo un momen-
Los siglos de cristianismo fueron decisivos en to, en la Alta Edad Media, en que “artes”, sin
relación con estas nociones: dieron un nuevo más, llegó a ser sinónimo de arte mayor, el
sentido al acto de la producción de cosas más perfecto y logrado, esto es, artes liberales
—facere—, fruto propio de la actividad del ser y a ninguno se le ocurriría confundirlas con
humano, deslindándola de la creación como las vulgares. También resulta ilustrativo, en
atributo exclusivo del Dios-creador: creatio ex nuestros días, que así como aprendemos el
nihilo, argumento que los padres de la Iglesia trívium y el quadrívium en los años preuniver-
y los teólogos en general se encargarían de sitarios inmediatamente se nos hacen presen-
subrayar con insistencia. Debieron pasar al- tes, no sucede lo mismo con las artes mecáni-
gunas centurias, como veremos más adelan- cas, para las cuales, por lo general, carecemos
te, para que la condición creativa y el arte se de referentes o, por lo menos, no los recorda-
reunieran íntegramente. mos con tanta facilidad.

Pero volvamos al campo de las artes. La Baja Por lo demás, con respecto a las artes mecáni-
Edad Media heredó la organización de los an- cas, se ensayaron muchas clasificaciones y
tiguos en artes liberales y artes manuales o ninguna resultó totalmente convincente. En-
vulgares, a las que llamó artes mecánicas. Ahora tre las que mayor aceptación tuvieron (habla-
bien, en torno al siglo V d. C., el retórico Mar- mos ya del siglo XII), por su proximidad con
ciano Capella integraría las siete artes libera- las necesidades más apremiantes de la vida
les, dándoles un orden de creciente compleji- diaria y que, equiparándose con el número
dad —gramática, retórica, dialéctica, aritméti- de artes liberales, forzadamente se organiza-
ca, geometría, astronomía, música (teoría de ron en siete grupos, por dos vertientes, son
la música)— (Le Goff, 1985: 28). Sobre ellas, las que Radulf de Campo Lungo propuso:
Boecio (480-525) hará una ulterior distinción
en dos grupos, que definirá la organización — Ars victuaria (para alimentación).
de los estudios destinados a los clérigos y lai- — Ars lanificaria (para vestido).
cos letrados, el contenido de estudio de las — Ars architectura (habitación).
escuelas monásticas y catedralicias hasta avan- — Ars suffragatoria (transporte).
zado el siglo XII , e inclusive la misma — Ars medicinaria (para curar).
estructuración de las facultades universitarias: — Ars negotiatoria (intercambio de mercancías).
— Ars militaria (defensa).
— Trívium, o tres vías, que aglutina las artes
de las palabras, como lo son la gramática, En tanto que el filósofo y teólogo Hugo de
la retórica y la dialéctica. San Víctor (1096-1141), en su Didascalon, II, pro-
— Quadrívium, o cuatro vías, que a su vez pone:
aglutina las artes “reales” o físicas” necesa-
rias para el conocimiento del mundo natu- — Lanificium (artes que aportan vivienda y
ral, esto es, la aritmética (cantidad), la herramientas).
geometría (espacio), la astronomía (esfera — Armatura (artes de la edificación).
celeste) y la música (sonido) (Tatarkiewicz, — Navigatio (artes de la navegación).
1987: 87). — Agricultura (artes de la producción de ali-
mentos).
No está por demás señalar que si bien los ar- — Venatio (artes de la cacería).
tesanos eran muy reconocidos por las apor- — Medicina (artes de la curación).
taciones de su trabajo a la vida de la sociedad, — Theatrica (artes del entretenimiento en
con el paso del tiempo las artes mecánicas que- sentido amplio) (Tatarkiewicz, 1987: 87).

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Los senderos del arte, la formación y la educación artística. Notas para un deslinde

En esta nueva organización del saber habría, quien manejaba la madera, etc. Pero era el
entre las artes liberales y las artes mecánicas, maestro el responsable de coordinar el traba-
un mundo de diferencia, pues en tanto que jo de todos y de la obra que saliera de su
unas, para su enseñanza, recurrían a los li- taller.
bros, a la autoridad del magíster, a la palabra y
a la escucha, las otras participaban de las so- Sin embargo, el mundo artesanal, fiel a su vo-
luciones comunes a todas las artes, sea que cación medieval, no actuaba con libertad: es-
entraran o no en alguna de las clasificaciones, taba regulado por minuciosas reglamentacio-
y que, todavía en nuestros días, marcan los nes referentes a la vida interna de los gremios
procesos de transmisión en este campo, los y al trabajo en los talleres. Existían, asimismo,
aprendizajes realizados en la práctica, al lado contratos con respecto a cierto tipo de obras que
del otro. Esto es, se regulan por el estilo de se encomendaban, con fuertes exigencias y
vida de los gremios, en el que ocupa un lugar sanciones, que establecían las características,
relevante el modelo formativo que se lleva a muy detalladas, de la obra contratada, frente
cabo en los talleres artesanales (véase Santoni, a la cual el artesano, o artista, no tenía ningu-
1996: 69 y ss.), de habilitación sobre el oficio, na libertad, ni se la planteaba en cuanto tal.
dominado por el aprender con base en la mis-
ma práctica de hacer objetos útiles, de consu- Huelga decir que el estatus social del artesa-
mo generalizado, o bien por encargo, para de- no-artista era muy diferente de quienes se
terminados propósitos. Para ello, había que dedicaban a las artes liberales y adquirían el
seguir las orientaciones, no siempre explíci- grado de doctor, formando parte del círculo
tas, del maestro, forma de comunicación que de los eruditos, por lo general próximos al
se inscribe más en el terreno de la cultura oral poder.
que de la cultura escrita, propia de los doc-
tos. Era a partir de pequeños gestos y movi- Transitar hacia el proyecto educativo de la mo-
mientos, aunado a una buena dosis de intui- dernidad
ción y percepción, como se aprendían, en caso
de que hubiera la inteligencia y capacidad El lento proceso de reconfiguración de las ar-
para ello, los misterios del oficio. tes, la emergencia de la imagen del artista, así
como la reflexión sistemática sobre los proce-
Se trata de un camino arduo que, por lo ge- sos de educación artística, en sentido amplio,
neral, empezaba a muy temprana edad (8 o 9 podemos rastrearlos particularmente hacia
años), cuando los padres, o quienes hacían mediados de 1400.
las veces de tal, delegaban al niño con la fami-
lia del maestro artesano, quien, a su vez, lo El giro del quatrrocento
integra como uno más de la familia, en la que
también se incluían los otros compañeros y Sin lugar a dudas, a partir del siglo XV, en el
aprendices, comprometiéndose, por lo regu- contexto italiano, como veremos a continua-
lar con contrato de por medio, a enseñarle el ción, es donde se cristalizarán diversas prác-
oficio durante una cierta cantidad de años, ticas que poco a poco nos aproximarán al cam-
además de vestirlo, alimentarlo y darle vivien- po de la educación artística de la época ac-
da. La convivencia al interior de los talleres, tual, incidiendo en los nuevos sentidos que
que eran de condición modesta y sin ínfulas se atribuyen a los anteriores conceptos, o bien
particulares, donde se mezclaban artesanos y en los términos con los cuales se nombrarían
aprendices de muy distinta edad y experien- esas nuevas prácticas.
cia, era sumamente formativa. Había distin-
tas, por así decirlo, especialidades: quien tra- Las artes mecánicas no estuvieron exentas de
bajaba la arcilla, quien mezclaba las tinturas, conflictos en su interior. Las tensiones entre

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artífices y mercaderes cada vez eran mayo- artesano, puesto que su trabajo no se limitaba a
res, a desventaja de los primeros que, depen- echar mano, de manera repetitiva, de los
diendo de los segundos para la distribución procedimientos técnicos, y a dar la batalla por
de sus mercancías, terminarían por someter- que lo que se englobaba como artes del dibu-
se a las reglas del juego que estos les impusie- jo (pintura, escultura, arquitectura) mejorara
ron. Existió, no obstante, un sector de artis- el estatus de sus practicantes, resituándolas
tas6 que logró conservar una relativa autono- dentro de las artes que requerían del pensa-
mía, manteniéndose en contacto directo con miento, donde la pericia técnica necesaria-
los clientes, principalmente de la Iglesia y de mente se sustentaría en el razonamiento de la
la nobleza, para satisfacer sus demandas. Esto práctica, en el recurso de la matemática para
les requeriría diversificar sus arsenales y de- calcular tanto las proporciones como la pers-
sarrollar gran perspicacia e inventiva para pectiva. Y, declarando la autonomía de las ar-
romper con los cánones de la producción en tes, clamaban por la belleza como su finali-
serie, pero también deberían desarrollar cier- dad, independientemente de su sentido de
tas habilidades para atraer al posible cliente y utilidad o de placer (Tatarkiewicz, 1987: 114),
colocar sus propias obras en el mercado de la con lo que lograban, de paso, dignificar su
época. A la vez, los artífices que producían imagen pública a través de su obra y de los
sobre pedido y que llegaron a tener éxito fue- tratados razonados sobre su arte.
ron muy bien cotizados; sus ingresos aumen-
taron considerablemente, sus condiciones de Esto resultará novedoso y desafiante, pues no
vida mejoraron sin lugar a dudas; la necesi- hay que perder de vista que persistía la prácti-
dad de renovar su formación y de desarrollar ca de los talleres artesanales como espacio
nuevas destrezas para competir con otros tam- formativo y de producción, donde el hacer, re-
bién les planteó nuevas exigencias. petitivo, conservaba la tradición técnica que,
puntualmente y bajo contrato, era transmiti-
Con el tiempo, el alejamiento entre los artis- da de maestros a discípulos.
tas, que trabajaban sobre pedido, y los artesa-
nos, que continuaban produciendo artículos Asistimos así a un nuevo horizonte del cam-
de consumo generalizado, fue cada vez ma- po artístico, cobijado por el humanismo, en
yor, al grado que unos continuaron fabrican- el que se vislumbraría la necesidad de reorga-
do mercancías que fundamentalmente fueran nizar el saber y de resituar a los artistas quie-
útiles, como había sucedido antes, en tanto nes, rompiendo vínculos con los artesanos,
que los otros buscaban, además de la utilidad, se aventuraban a proponer otros estilos
la belleza de los objetos o bien exclusivamen- formativos asentados en otras instituciones,
te la belleza. nacidas de su propia experiencia.

El impulso de artesanos-artistas como León El Studio terminó por ser más que un taller
Battista Alberti (1404-1472), Leonardo da Vinci artesanal, un espacio de convivencia donde,
(1452-1519) —“la pintura es una cuestión men- fuera de las horas habituales de trabajo, se re-
tal”— y Miguel Ángel Buonarroti (1475-1564) unían a conversar y discutir los diversos pun-
—“No se pinta con las manos, sino con la ca- tos de vista sobre arte y política. Estos espa-
beza”—, cuya actividad se percibía, sobre cios, con el tiempo, se transformaron en las
todo, vinculada con el esfuerzo físico, fue de- academias, donde los artistas que emergían
cisivo al respecto. Su apuesta se dirigió a evi- podrían encontrar la libertad que les negaban
denciar que el artista no era simplemente un los gremios (cf. Chastel, 1990).
__________________________________________________
6 Hasta aquí empleo indistintamente artífice, artista y artesano. Aquí sigo principalmente los planteamientos de
Santoni (1996: 89 y ss.).

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Los senderos del arte, la formación y la educación artística. Notas para un deslinde

Ilustradora de la condiciones que ahora se per- dando sustento “científico” a su hacer en el


filaban para el trabajo de los artistas es la obra terreno de las artes del dibujo—.7
de Giorgio Vasari (1511-1574), Le vite dei più
eccellenti pittori, scultori e architetti (de 1550), Por otra parte, conforme avanzaba el Rena-
donde hace una compilación de 162 biogra- cimiento, iba quedando claro que las artes
fías de artistas-artesanos del dibujo —englo- eran algo diferente de las ciencias, pero que
bando bajo esta categoría a pintores, esculto- también se querían percibir distintas de los
res y arquitectos, que compartían la destreza oficios. Estos deslindes serán definitivos, en
en las artes del diseño—, con el propósito de la medida en que avanza el pensamiento ilus-
lograr lo que en la actualidad podemos consi- trado, tan ocupado por ordenar y clasificar
derar una perspectiva crítica sobre su desplie- todo a la luz de la razón, y en cuanto las so-
gue, en el que ocupa un lugar relevante la ciedades se vuelven más complejas y especia-
reflexión sobre el modo en que se formaron y lizan cada vez más sus funciones.
con quienes se formaron, de lo cual se infie-
ren los principios que regulan su arte (Vasari, Es relevante señalar que otro problema rela-
2007). cionado con la topografía del territorio de las
artes fue lo que se incluyó y lo que se excluyó
De manera paralela a la publicación de esta “pri- en distintos momentos y por motivos también
mera historia de los artistas”, Vasari fundó la diversos. Por ejemplo, la música y la poesía
Academia de las Artes del Dibujo (1562), con- no encontraban un lugar propio, pues resul-
tribuyendo a inaugurar lo que serían los nue- tó muy difícil desprenderse de la tradición
vos espacios formativos para los artistas del griega de la música, como arte de las musas,
siglo XVI en adelante, que habrían de integrar vinculado a las tradiciones pitagóricas de los
la enseñanza del sustento teórico y del saber ha- saberes matemáticos y aun a la teoría de la
cer: las academias de arte, cuyo referente más anti- armonía y sus efectos sobre el alma humana,
guo antecedente se encontraba en las socie- así como también resultaba difícil aprehen-
dades literarias, no exentas de una tendencia der la poesía de manera diversa a su condi-
aristocratizante y difundidas a lo largo de Eu- ción de filosofía o bien de arte adivinatorio y
ropa, dispuestas a polemizar con respecto a profético.
la superioridad de su saber en relación con
otros campos. Nociones tan comunes y corrientes en la
actualidad, como la de escultor, por ejemplo,
Se trata de nuevas prácticas que tendrán, por tardó más de dos siglos en formarse, pues en
lo menos, dos implicaciones muy importan- un principio las destrezas similares que va-
tes para nuestro universo de estudio: por un riaban en el empleo de cierto tipo de materia-
lado, se establece un deslinde significativo les y en el uso de técnicas específicas, reci-
entre los artífices, del que derivaron nuevos bían diferentes denominaciones, como es el
sentidos para el artista. Por otro, el nuevo es- caso de statuarii, referido a la escultura en pie-
tatus del artista se proyecta en la reubicación dra; caelatores, en metal; sculptores, en made-
de las artes: distanciados definitivamente de ra; fictores, en arcilla; encausti, en cera (Tatarkie-
los oficios artesanales, se sienten avocados a wicz, 1987: 45).
inscribirse entre los doctos, en el espacio de
las artes liberales, y hacen méritos para ello En fin, puede decirse que pintores, esculto-
—es también Vasari, entre otros, quien edita res y arquitectos, en el curso de los siglos XV y
XVI, quedarían hermanados por la empresa
su Trattato delle perfette proporzioni (de 1567),
__________________________________________________
7 Son representativos de esta necesidad de legitimarse los tratados de dibujo y perspectiva que abundan en una
prescripción detallada de cálculos, de criterios muy fundamentados, como los de Leonardo, Alberti, Piero della
Francesca y otros.

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Educación artística

que acometían y sus supuestas afinidades, le- partían su distancia con respecto a las cien-
gitimadas, en principio, por Vasari. cias positivas, cuyo campo se había enrique-
cido y fortalecido enormemente, y los oficios
Las bellas artes aparecen en escena artesanales, con respecto a los cuales se que-
ría poner tierra de por medio.
Ahora bien, de la arremetida de los artistas-
artesanos del dibujo del quattrocento recoge- Pudiera decirse que establecer la noción
mos otro deslizamiento semántico en el cam- de bellas artes llevó casi trescientos años, he-
po de las artes, en el que se pone de relieve la cho que no carece de importancia, puesto que
cualidad que atribuyeron a sus obras, en las que, nos remite a la nueva organización del cono-
por sobre la utilidad, se establecía la belleza cimiento que se venía visualizando, acorde
como valor paradigmático. con las transformaciones de la vida social y el
avance de las ciencias experimentales. El giro
Desde el siglo XV se venían ensayando diver- era decisivo: las bellas artes quedarían libra-
sas denominaciones que trataban de resaltar das a sí mismas, independientes y lejanas de
la cualidad de este sector de las artes: hubo las ciencias y de las manufacturas por igual,
quienes las llamaron artes musicales, apelando aun cuando las diferencias entre lo que se in-
a la inspiración de las musas (Marsilio Ficino, tegraría bajo ese concepto no resultara total-
siglo XV); otros se refirieron a ellas como artes mente nítido (véase Kristeller, 1952: 22 y ss.).
ingeniosas, puesto que apelaban al intelecto y
al ingenio (Giannozzo Manetti, siglo XVI), ar- El giro del siglo XVIII fue decisivo: si con ante-
tes nobles, en la medida en que convocan los rioridad el contrapunto de las artes era la na-
sentimientos más elevados (Giovanni Pietro turaleza, ahora, el de las bellas artes —tam-
Capriano, siglo XVI). También se conocieron bién siete en un principio: pintura, escultura,
como artes memoriales, puesto que apoyan el arquitectura, música, poesía, arte del gesto y
recuerdo de cosas y eventos importantes (Lu- de la danza— serían las artesanías, las artes
dovico Castelvetro, siglo XVI) y, a la vuelta de populares, lo cual traía consigo otra polariza-
los siglos, artes elegantes y agradables (Giam- ción en el terreno del disfrute y de la cuali-
battista Vico, 1744) (Tatarkiewicz, 1987: 46-48). dad del gusto. Las artes nobles, educadas,
refinadas, iban de la mano con el gusto refi-
De modo que si la noción de bellas artes no nado y, por lo general, contemplativo, en tanto
constituía una absoluta novedad, pues ya se que las artes con sentido de utilidad o entre-
había anticipado hacia el siglo XVI, fue mérito tenimiento se orientaban a un gusto ordinario,
del abate francés Charles Batteaux (1713-1780), propio del vulgo, detrás de lo cual se percibi-
con su libro Les beaux arts réduits à un même rían las tensiones entre lo culto y lo popular,
principe (1747),8 la aceptación de este concep- entre los grupos de poder y el pueblo o los
to y su pronta difusión en diversas lenguas y sectores sociales más amplios.
su introducción en diversos diccionarios; inclu-
sive Jean le Rond D’Alembert (1717-1783), en El otro problema que surgía era que las bellas
el “Discurso preliminar ” de la Enciclopedia artes se inscribían en el modelo de refinamien-
(1750), emplea y, de paso, legitima el nuevo to al que accedían tanto los círculos aristocrá-
término. El gran acierto de Batteaux fue, acor- ticos como los burgueses, que habría de ser
de al signo de los tiempos, el integrar, bajo la imitado por los demás sectores sociales, pues, de
misma égida, un sistema de prácticas que com- alguna manera, las preferencias culturales
__________________________________________________
8 Para ello distinguió entre las artes mecánicas, orientadas por el principio de utilidad, las bellas artes, cuyo propósito
era el placer —música, poesía, pintura, escultura, danza— y las que combinaban el placer con la utilidad
—elocuencia y arquitectura—. Véase Kristeller (1952).

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Los senderos del arte, la formación y la educación artística. Notas para un deslinde

devendrían uno de los indicadores de movili- en las revistas pedagógicas del último tercio
dad y de refinamiento social. Esto no sólo del siglo XIX y primeras décadas del XX.
produjo la emergencia del concepto de públi-
co y de prácticas que se asentarían en la crea- Del siglo XIX en adelante, la noción de artes a
ción de instituciones como el museo, el tea- secas —despojada desde finales del siglo XVIII
tro, la sala de conciertos, sino, sobre todo, un del calificativo “bellas”—, frente a los oficios
problema de educación, que habrá de resolver- y las ciencias, como anteriormente había
se con otros espacios formativos, propicios a sucedido con las artes liberales en el curso del
la adquisición de comportamientos ad hoc. Medioevo, remitiría directamente a este nue-
vo campo, dominio exclusivo de las represen-
Por otra parte, de manera paralela a la conso- taciones sociales que ahora suscitaría el “ar-
lidación de la moderna nueva estructura de tista”.
las artes, surge, por iniciativa de Alexander
Gottlieb Baumgarten (1714-1762), hacia mediados En fin, si en los siglos anteriores, remontán-
del siglo XVIII, la estética, disciplina filosófica donos hasta los orígenes de Occidente, las ac-
interesada en la experiencia y la representa- tividades que ahora quedarían englobadas en
ción de lo sensible, que, necesariamente, arti- lo que se conocerá como “bellas artes” habían
culará ambos campos. tenido como paradigma de sus realizaciones
a la naturaleza, fuera para imitarla, para descu-
Son las voces de la segunda mitad del siglo XVIII, brir sus mecanismos secretos y aun para
que se escucharán más allá de ese siglo, las que perfeccionarla, mediando en ello distintos ar-
sostendrán la posibilidad de la educación en gumentos y tomas de posición siempre deli-
el arte, por el arte y la estética: la belleza, la gra- mitados por la mimesis, por la imitatio, a hor-
cia, el sentimiento de lo bello, la sensibilidad cajadas de los siglos XVIII y XIX se perfila un nuevo
hacia la belleza en el arte, pueden enseñarse, pue- paradigma para el arte, que tiende a despla-
den aprenderse, lo cual nos liga, por una parte, zar al de la naturaleza: el de la subjetividad,
con la condición educativa, la genérica cuali- que se definirá por la expresión y la inventio.
dad civilizatoria, del arte; por otra, con las Es decir, la actividad del artista se vuelca ha-
posibilidades de formación del genio,9 desa- cia la expresión de su mundo interior; desde
rrollando el gusto y la pericia. Joachim el plano de la experiencia subjetiva se apropia
Winckelmann (1717-1768) escribe Disertación del universo de la realidad objetiva, que es
sobre la capacidad del sentimiento de lo bello en histórica y cultural. De ahí que el arte, como
el arte y sobre la enseñanza de la capacidad mis- ahora se percibe y donde entra en juego la
ma (1763); Friedrich Schiller (1759-1805), Car- sensibilidad romántica, dé curso a produccio-
tas sobre la educación estética del hombre (1795); nes en las que cumple un papel decisivo el
Immanuel Kant (1724-1804), Crítica de la facul- plano de la ensoñación, de la imaginación, de
tad de juzgar (1790), convencidos del papel la exaltación de la sensibilidad y de las pasio-
protagónico del arte y de los artistas en el cambio nes, de la singularidad del autor.
social. Aunque, eso sí, no se trataba de cual-
quier tipo de arte, sino el “arte serio”, que La condición del artista radicará, ahora, en el
habría de reunir ciertas condiciones de pro- compromiso de penetrar en lo más profundo
fundidad y moralidad. Se trata de obras que de su ser, de sus temores, de sus añoranzas, de
circularon, tan ampliamente como sería posi- sus sueños, siempre en su cualidad de dar for-
ble, en los círculos de maestros normalistas y mas nuevas y sentidos nuevos al mundo ex-
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9 La Francia del siglo XVIII es la que aporta al lenguaje del arte un nuevo concepto, el de genio, de gignere, engendrar,
para hacer referencia a la fuerza creadora fuera de lo común.

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Educación artística

terior, siempre desde la dimensión de la sub- estructuración del sistema de instrucción pú-
jetividad del ser humano, siempre amplian- blica, conforme avanzaban los años, paulati-
do el espectro del campo de la conciencia y namente introducirá, en la legislación educa-
de lo que escapa a ella. Desde ahí percibe su tiva y en los planes de estudio de la escuela
tiempo y su cultura y lo comunica a los otros. elemental, algunas actividades artísticas de
El arte y el artista se ubicarán, en adelante, en distinto tipo (Aguirre, 2007: 38 y ss.) que, ya
la región de la expresión de lo inefable y de la crea- para inicios del siglo XX, plantearán un reto
tividad, cuyo impulso de romper con cánones concreto para la educación artística de am-
establecidos los coloca en el terreno de la aven- plios sectores: ¿qué arte introducir en las es-
tura del descubrimiento interior. cuelas?, ¿para qué?, ¿con qué maestros? Tales
interrogantes, sin haber sido resueltas del todo,
Es indudable que la creación de nuevo senti- inaugurarían un campo más en el terreno de
do para el campo del arte y de la actividad del la profesionalización de los artistas y la for-
artista se gesta en medio de los complejos y mación de docentes: el de la educación en las
diversos legados del siglo XVIII y de la emergen- artes.
cia del movimiento romántico; también
participa del refinamiento que implica el as- Estamos frente a un campo cambiante, movi-
censo y la consolidación del modo de vida ble, que se define y redefine histórica y cultu-
burgués.
ralmente. Queda claro, como lo señalara Paul
Kristeller hace más de medio siglo, que:
Nuevamente los escultores, pintores y arqui-
tectos, por alguna extraña razón, quizá rela-
En el transcurso de la historia las artes
cionada con su posicionamiento en el merca- han cambiado no solamente su conte-
do, se apropiarán de la noción de arte. Tanto nido y estilo, sino también sus relacio-
es así que se asiste, durante el siglo XIX, a la nes recíprocas y su lugar dentro del sis-
fundación de distintas academias y escuelas tema general de la cultura, como ha
de bellas artes en Europa y América, como ocurrido con la religión, la filosofía y
instituciones profesionalizantes en las artes del la ciencia. Nuestro sistema familiar de
dibujo, en tanto que poesía y oratoria se re- las Bellas Artes no nació meramente
agruparían en la categoría de bellas letras o en el siglo XVIII , sino que refleja
letras elegantes, con sus respectivas academias también las condiciones culturales y
formativas. La música continuaba oscilando sociales concretas de aquel tiempo
entre la teoría y la práctica, entre las universi- (1952: 45).
dades, como espacio formativo donde se es-
tudiaba desde la perspectiva de la matemáti-
ca, la acústica, la armonía, y el aprendizaje de Para no concluir
la práctica de la composición, el canto y la
ejecución instrumental, derivada a los anti- Por último, ¿qué es lo que subsiste hoy de es-
guos conservatorios europeos que, con tas tradiciones en el terreno de la educación y
Napoleón Bonaparte, redimensionaban su de la formación artísticas? Muchos de estos
papel formativo como instituciones secula- legados subyacen tanto en las formas de pro-
rizadas (véase Santoni, inédito). ducción cultural como en los procesos de
transmisión de las artes, así como en las
Por otra parte, las oleadas democratizadoras, representaciones sociales en torno a la ima-
derivadas de los postulados de la Revolución gen del artista y del arte.
Francesa como signo de los tiempos, fructifi-
carían, en el siglo XIX, en los sucesivos des- Por otro lado, si bien la noción de bellas artes
pliegues de la escuela popular, y la sucesiva aún subsiste, también es cierto que, como lo

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Los senderos del arte, la formación y la educación artística. Notas para un deslinde

hemos visto, las artes, como sistema, como forzamientos y los traslados mecánicos de o-
clasificación, no son perennes, ni estáticas; se tros campos, distantes?
encuentran en constante movimiento, en su-
cesivos desplazamientos, emplazamientos y
reconversiones, imbricadas entre sí en el cur- Referencias biblio y cibergráficas
so de los tiempos, comprometidas con los en-
tramados sociales y culturales en que germinan. Aguirre, María Esther, 2007, “De cómo se introdujo la
enseñanza de la música en la escuela primaria”, Co-
La emergencia de las masas, el incremento rreo del Maestro, vol. 12, núm. 135, ago., pp. 37-41.
de las clases medias, los avances tecnológicos, Correo del maestro, [en línea], disponible en: http://
los nuevos lenguajes cibernéticos, la pérdida www.correodelmaestro.com/anteriores/2007/agosto/
del aura del artista y las obras de arte, la crisis de 2incert135.htm
paradigmas y de metarrelatos, así como los
discursos de la posmodernidad, con su desdi- Chastel, André, 1990, “El artista”, en: Eugenio Garin
bujamiento de fronteras y recreación de mi- et ál., El hombre del Renacimiento, Madrid, Alianza,
radas y temáticas, necesariamente replantean pp. 229-258.
el papel del arte en las sociedades contempo-
ráneas, su cualidad educativa, que heredamos Corominas, Joan, 1980, Diccionario crítico etimológico
de las vanguardias: el arte como el lugar de la castellano e hispánico, con la colaboración de José A.
utopía, donde puede ser posible cambiar a Pascual, Madrid, Gredos.
la sociedad, a las personas.
Gadamer, Hans-Georg, La actualidad de lo bello. El arte
como juego, símbolo y fiesta, Barcelona, Paidós Ibérica,
El arte y, por ende, la educación artística,
1991.
no puede ser indiferente a los problemas actua-
les que aquejan a dichas sociedades, a la irrup-
García Canclini, Néstor, 1990, Culturas híbridas. Es-
ción de los discursos de género, al reconocimien-
trategias para entrar y salir de la modernidad, México,
to de la pluralidad cultural, a los continuos
Grijalbo.
mestizajes-hibridaciones de esas sociedades.
Habermas, Jürgen, Teoría de la acción comunicativa,
En fin, más que respuestas subsisten interro- Taurus, Madrid, 1987.
gantes, planteadas desde lugares renovados:
¿qué educación artística y para qué sociedad? Kristeller, Paul, 1952, “The Modern System of the
Arts”, Journal of the History of Ideas, vol. 13, núm. 1,
E, indudablemente, una de las vías para con- pp. 17-46.
tribuir al conocimiento de este campo, es la
investigación de las prácticas propias, el re- Le Goff, Jacques, 1985, Los intelectuales en la Edad Me-
currir a la historia de la educación artística, dia, Barcelona, Gedisa, Hombre y Sociedad.
no por sus aportaciones en lo disciplinar, sino
como clave epistémica para comprender el Papi, Fulvio et ál., 1981, Filosofie e società, vols. 1 y 2,
momento histórico en que vivimos. Bologna, Zanichelli.

Pero, si hubieron de pasar veinticinco siglos pa- Ros, Nora, 2006, “El lenguaje artístico, la educación y
ra que las artes se pudieran integrar en la pro- la creación”, Revista Iberoamericana de Educación, Ma-
puesta formativa de la modernidad, ¿será que drid, Organización de Estados Iberoamericanos para
habremos de esperar a que pasen otros tantos la Educación, la Ciencia y la Cultura, núm. 44. Revis-
siglos para generar teorías, conocimientos y ta Iberoamericana de Educación, [en línea], disponible
prácticas sensibles a la particularidad del cam- en: http://www.rieoei.org/deloslectores/677Ros
po de la educación artística, evitando los 107.PDF

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Educación artística

Santoni Rugiu, Antonio, 1996, .Nostalgia del maestro Schwarcz López Aranguren, Violeta “El arte como
artesano, traducción por María Esther Aguirre, Méxi- construcción de conocimiento. Dicotomía con el co-
co, Centro de Estudios Superiores Universitarios nocimiento científico”, en: Academia Nacional de Edu-
(CESU), Universidad Nacional Autónoma de Méxi- cación, [en línea], disponible en: http://www.
co (UNAM), Porrúa. acaedu.edu.ar/espanol/paginas/novedades/jornada
arte2006/VioletaSAranguren.doc, consulta: 3 de ju-
_, 1995, Il braccio e la mente. Millenni di educazione nio de 2009.
divaricata, Firenze, La Nuova Italia.
Tatarkiewicz, Wladyslaw, 1987, Historia de seis ideas.
_, inédito, “Sobre los conservatorios y el oficio de Arte, belleza, forma, creatividad, mimesis, experiencia es-
músico”, en: María Esther Aguirre, coord., Re-pensar tética, Madrid, Tecnos, Metrópolis.
las artes. Culturas, educación y cruce de itinerarios, Méxi-
co, Instituto de Investigaciones sobre la Universidad Vasari, Giorgio, 2007, Le vite dei più eccellenti pittori,
y la Educación (IISUE), Universidad Autónoma de scultori e architetti, Roma, Newton Compton, I
México (UNAM). mammut.

Referencia
Aguirre Lora, María Esther, “Los senderos del arte, la formación y la educa-
ción artística. Notas para un deslinde”, Revista Educación y Pedagogía, Medellín,
Universidad de Antioquia, Facultad de Educación, vol. 21, núm. 55,
septiembre-diciembre, 2009, pp. 15-29.

Original recibido: junio 2009


Aceptado: agosto 2009

Se autoriza la reproducción del artículo citando la fuente y los créditos de los


autores.

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