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Trastornos Graves

de la Personalidad

030426
O. F. Kembei-g

manual moderno
Contenido

I. Consideraciones Diagnósticas

Capítulo 1. Diagnóstico estructura!............................................................ 1

Capítulo 2. La entrevista estructural............................................................. 23

Capítulo 3. Diagnóstico diferencial en la adolescencia................................ 46

Capítulo 4. Trastornos de la personalidad en la vejez.................................. 60

Capítulo 5. Problemas en la clasificación de los trastornos de la perso­


nalidad ...................................................................................... 68

II. Tratamiento de las Personalidades Límite

Capítulo 6. Psicoterapia de expresión........................................................... 84

Capítulo 7. Manejo de la transferencia en la psicoterapia de expresión 98

Capítulo 8. Psicoterapia de expresión con adolescentes............................. 116

Capítulo 9. Psicoterapia de apoyo............................................................... 131

Capítulo 10. Indicaciones y contraindicaciones para modalidades de


tratamiento basadas psicoanalíticamente................................. 148

III. Personalidades Narcisistas: Teoría Clínica y Tratamiento

Capítulo 11. Enfoques psicoanalíticos contemporáneos sobre el narci­


sismo......................................................................................... 159

Capítulo 12. Estrategias técnicas en el tratamiento de las personalida­


des narcisistas............................................................................ 177
Capítulo 13. Análisis del carácter

Capítulo 14. “Self”, yo, afectos y pulsiones

IV. Regresiones Graves: Diagnóstico y Tratamiento


217
Capítulo 15. Estancamientos en el tratamiento

Capítulo 16. Diagnóstico y tratamiento de pacientes con potencial sui­ 229


cida ...........................................................................................

Capítulo 17. Contratransferencia, regresión en la transferencia, y la in­


capacidad para depender 239

Capítulo 18. Aspectos clínicos de patología grave del superyó 249

Capítulo 19. Regresión paranoide y narcisismo maligno 263

V. Tratamiento Hospitalario

Capítulo 20. Filosofías contrastantes del tratamiento hospitalario para


la psicopatología grave 284

Capítulo 21. El modelo de comunidad terapéutica en el tratamiento


hospitalario para la psicopatología grave 298

Capítulo 22. Tratamiento hospitalario a largo plazo para la patología


límite (“borderline”) y narcisista graves 311
Referencias 327
Indice
I. Consideraciones Diagnósticas

1
Diagnóstico estructural

Uno de los problemas que invaden el campo de la psiquiatría ha sido el del


diagnóstico diferencial, en especial cuando existe la posibilidad de una pa­
tología de carácter límite (borderline). Los estados límite deben diferenciar­
se, por una parte, de las neurosis y de la patología del carácter neurótico y,
por otra, de las psicosis, particularmente la esquizofrenia y los trastornos
afectivos más importantes.
La aproximación descriptiva al diagnóstico, que se centra en los sínto­
mas y en la conducta observable, y la genética, que enfatiza el trastorno
mental en los parientes biológicos del paciente, son valiosas, especialmente
en los trastornos afectivos importantes y en la esquizofrenia, pero, ya sea
que se usen por separado o juntas, ninguna ha probado ser suficientemente
precisa cuando se aplica a trastornos de la personalidad.
Creo que un entendimiento de las características estructurales intrapsí-
quicas de los pacientes con una organización de personalidad límite junto
con criterios originados en el diagnóstico descriptivo, pueden resultar en
una mejoría amplia de la precisión del diagnóstico.
Aunque un diagnóstico estructural es más difícil de llevar a cabo, re­
quiere más práctica y experiencia por parte del clínico, y presenta ciertas
dificultades metodológicas, tiene ventajas definitivas, especialmente con
pacientes que no encajan con facilidad en alguna de las principales catego­
rías de enfermedades psicóticas o neuróticas.
Un enfoque descriptivo con pacientes límite puede ser engañoso. Bor
ejemplo, varios autores (Grinker y cois. 1968; Gunderson y Kolb, 1978)
describieron las emociones intensas, particularmente la ira, depresión o am­
bas, como características de estos pacientes. Sin embargo, los pacientes con
personalidades esquizoides típicas y organización de personalidad límite qui­
zá no presenten ira o depresión en absoluto. Lo mismo vale para algunas
personalidades narcisistas que tienen una típica organización de personali-

1
(Capítulo 1!
2 Diagnóstico estructural Diagnóstico estructural 3
, •ha vdo también descrita como
dad límite subyacente. La conducta ímpu;SA defensivas del yo. En forma reciente he usado el término “análisis estructu­
muchos pacientes histé-
una característica común de pacientes hm* p a conducta
ral” para describir Ja relación entre las derivaciones estructurales de las rela­
ricos típ.cos con una estructura neurótica ^^r X .olo queda corto ciones objétales interiorizadas (Kernberg. 1976) y los diversos niveles de
Wui»;»■ Clínicamente por tanto. un -toou ede^pr. vo q organización del funcionamiento mental Desde mi punto de vista, las rela­
para algunos casos límite. Estas limitaciones ^mb. ? gcn¿ncO- £1 ciones objétales interiorizadas constituyen subestructurales del yo. que son.
zos por llegar a un diagnóstico usando un enfoqu p , . nerso- a su vez. organizadas jerárquicamente (ver capítulo 14».
" !L A de las posibles relaciones
estudio Piones genéticas de trastornos grabes de la perso-
genéticas Por último, en el pensamiento psicoanalírico reciente, el análisis estruc­
nahdad con el espectro < , esquizofrénico v con ios trastornos emocionales tural también se refiere al análisis de la organización permanente del con­
principales está todavía en una etaj etapa inicial, v quizá nos esperen ha-azgos tenido de conflictos inconscientes, particularmente el complejo de Edipo
................
importantes en esta ..........
área. iEnactualidad,
la actu sin embargo, la harona genética como un rasgo orgamzacional de la mente con una historia de desarrollo,
generalmente tiene muy poco que contribuir ai problema Clínico e a i e que está dinámicamente organizado en el sentido de que es más que la suma
rcnciación de la sintomatología neurótica, límite y psicótica. F.s posible que de sus partes, e incorpora experiencias tempranas y organizaciones del impul­
un enfoque estructural contribuya a hacer entender la relación de u predis­ so en fases específicas a una nueva organización (Panel, 1977). Esta última
posición genética con la sitomatología expresa. concepción de las estructuras mentales se relaciona con el enfoque de las re­
Un enfoque de este tipo puede tener la ventaja adiciona' de atraer mas laciones objétales respecto a la estructuralización de estas mismas interiori­
la atención sobre la relación entre los diversos síntomas de los trastornos zadas los contenidos mentales predominantes, como el complejo de Edipo,
límite en forma particular las constelaciones de rasgos patológicos del ca­ reflejan una organización de las relaciones objétales interiorizadas. Ambos
rácter que uno encuentra típicamente en este grupo. Como he señaiado en puntos de vista recientes implican secuencias motivacionales organizadas en
trabajos previos (197 5. 1976), las características estructurales de la organiza­ forma jerárquica en contraste con un desarrollo puramente linea! y una se­
ción límite de ¡a personalidad tienen importantes implicaciones pronosticas cuencia Je organizaciones jerárquicas discontinuas, más que una organiza­
y terapéuticas. La calidad de las re laciones objétales y ci grado de integración ción genética simple (en un sentido psicoanalítico).
del superyó son criterios de pronóstico importantes para la psicoterapia in­ He aplicado todos estos conceptos estructurales al análisis de las estruc­
tensiva Je los pacientes límite. I.a naturaleza de las transferencias primitivas turas intrapsíquicas predominantes y conflictos del instinto de los pacientes
que estos pacientes desarrollan en la terapia psicoanalista y la técnica para límite. Propongo la existencia de tres organizaciones estructurales amplias
manejarlas se originan diré* lamente en ¡as < arac icriM.< as estructurales de sus correspondientes a la organización neurótica, límite y psicótica de la perso­
relaciones objétales interiorizadas I n un estudio anterior ‘Kcrnberg y cois. nalidad. En cada caso la organización estructural desarrolla la función de
1972). encontramos que los pacientes no psaóticos con debilidad del yo res­ estabilizar el aparato mental, mediando entre los factores ecológicos y las
pondían bien a la modalidades expresivas de la psicoterapia, pero mal al psi­ manifestaciones conductuales directas de la enfermedad. Sin considerar los
coanálisis no modificado y a la psicoterapia de apoco. factores genéticos, de constitución, bioquímicos, familiares, psicodinámicos
En resumen, la añadidura del enfoque estructural enriquece el diagnós­ o psicosociales que contribuyen a la etiología de la enfermedad, los efectos
tico psiquiálrjcv. parlicuJarmcnlc en casos que se resisten a una clasificación de todos ellos, se reflejan con el tiempo, en la estructura psíquica del indivi­
fácil, y contribuye también a la determinación del pronóstico y tratamiento. duo, la cual se vuelve entonces la matriz subyacente de la que se desarrollan
los síntomas de la conducta.
Estos tipos de organización neurótica, límite y psicótica se reflejan en
ESTRUCTURAS MENTALES Y ORGANIZACION las características predominantes del paciente, particularmente respecto a
DE LA PERSONALIDAD (1) su grado de integración de la identidad, (2) lo tipos de operaciones de­
fensivas que habitualmente emplea, y (3) su capacidad para la prueba de
«/fO,7 f|«Kn'nalírO ,dr <$,n,,CT mcn,i' íormu!ad° primeramente realidad. Propongo que la estructura de la personalidad neurótica, en con­
' Freu.lu en ha refer.do a U d.vLMÓn propuesta de la psique en vo traste con las estructuras límite y psicóticas. implica una identidad integrada.
superso > ello udi Dentro deja psicología pstcoanalftic. del “o. el anáfisil La estructura neurótica de la personalidad presenta una organización defen­
esr.ustuu, * ha tederdo a punlo de tisú (Hartmann v cois' 1946 Rapa siva que se centra en la represión y otras operaciones defensivas avanzadas o
pon > Gilí 1959i de que el yo puede ser conceptuado ¿orno'(1) “estructu­ de alto nivel. En contraste, las estructuras límite y psicóticas se encuentran
ra, lentamente cambiantes, o configuraciones, que determinan a canal, a- en pacientes que muestran una predominancia de operaciones defensivas
con de .o, presos mentales. <2>los procesos o “funciones" mentales en si primitivas que se centran en el mecanismo de escisión La prueba de realidad
y (3 / los umbra.es de activación de estas funciona v ,« r ntdIes en s*’ se conserva en la organización neurótica o límite pero está gravemente de­
estructuras, según este concepto son «nf ' • ’ ' nhgu rae iones. Las
bles de los procesos mentales, supervó vo eff<raC,Oncs rc*a^amente esca­
teriorada en la psicótica. Estos criterios estructurales pueden complementar
las descripciones ordinarias de conducta o fenomenológicas de los pacientes
ramente integran subcstructuras, como las confT CMruCÍUras 9ue dinámi-
o configuraciones cognoscitivas y y aumentar la precisión de! diagnóstico diferencial de la enfermedad mental,
en especial en casos difíciles de clasificar.
(Cd/^'tUlO 1 > Diagnóstico estructural
4
eszn.cn. mZ 5

sus experiencias emocionales y las conexiones entre ellas. Estos enfoques


no estructurados tienen la desventaja de minimizar los datos objetivos v no
>'""" Je U pee^UJ •*<■ '^íX'en.e «>•->■ exploran la psicopatología y los valores positivos del paciente en una forma
numtestacioncs no e>p<x d* *> de d<t t.ww > o.hitmición- v para sistemática.
cu * U Ansiedad. comix'l de in»puto*L U c*p*xKUd d< ul «l
tmes de un d>*gnó>ocx' ditevenciAi de to esquoxMicm* to P***»; ' '" MacKinnon y Michels (|97|). describen una evaluación psicoanalítica
cu «. u <,tu*í,x„ Jd pnx-ov Je r»^’’’*"'" P«“^''*<*“ que subraya la interacción paciente-entrevistador, las manifestaciones clíni­
nunXoMCKMKs no Je J<tóW Je! ve. son elm^menu nenes cas de los patrones del carácter que el paciente demuestra en la entrev ista se
<se>K«k's mu u At<wkS»M Je esuJos hnnto V neurosos. v porque utilizan para fines diagnósticos. Este enfoque rinde una sofisticada informa­
puako ser mux út.-les tos pruebas psicológicas más que tos entrevistas chm- ción descriptiva dentro de un marco psicoanah’tieo.
cas ixaca to diterenctoctóii xkv funcmiumients' cc^mxscilivo psicotuv V li­ I as entrevistas clínicas que he descrito se han vuelto herramientas crucia­
mite. no se examinan *qui en detalle estx>s criterio*. El grado v candad de les al evaluar rasgos descriptivos y dinámicos, pero no permiten, según mi
integracron des sopen o son carácter t sucas estructurales Adicionales impor­ parecer, obtener los criterios estructurales que diferencian la organización
tantes en ciunw ai pronostico para diferenciar to organización neurótica y límite de la personalidad. Bcitok y cois. (1973). desarrollaron una entrevista
clínica estructurada en un intento por lograr un diagnóstico diferencial entie
limite * sujetos normales, pacientes neuróticos y esquizofrénicos sobre la base de un
modelo estructural de funcionamiento del yo. Aunque su estudio no buscaba
LA FNTREVtSTA FSVRVCTVRU COMO diferenciar a los pacientes limite, estos autores encontraron diferencias nota­
METODO DlU'.NOSliCO bles entre los tres grupos en escalas de calificación que evaluaban estructuras
y funciones del yo. Su estudio ilustra to utilidad de un enfoque estructural
I a entrevista psiquiátrica tradicional tuvo como modelo to entrevista médica para el diagnóstico diferencial.
general, adaptada en su mavov parte para pacientes orgánicos y psicóticos En colaboración con S. Baurr. R. Blumenthal. A. Carr. E. Goldstrin, H.
«;»U v cois. 1954). Bajo la influencia de la teoría y práctica psicoanahticas, Hunt. L. Pessar, y M. Stone. he desarrollado lo que Blumenthal (comunica­
el énfasis giró en forma gradual hacia la interacción paciente-entrevistador. ción personal) ha sugerido se llame una "entrevista estructural" para des­
Se reemplazó una secuencia más o menos estándar de preguntas con una eva­ tacar las características estructurales de los tres principales tipos de or­
luación más flexible de los problemas predominantes, centrada en la com­ ganización de la personalidad. Esta, se centra en los síntomas, conflictos o
prensión del paciente de sus conflictos, y ligando vi estudio de la personali­ dificultades que presenta el paciente, y los modos particulares en que los re­
dad del paciente con el de su conducta en la entrevista. V I estudio de vasos fleja en 1a interacción de aquí-v-ahora con el entrevistador.
de Mcnningvr (1952), es un buen ejemplo de este enfoque. Asumimos que la concentración del entrevistador sobre los principales
Whitchorn (¡944). Fowdcrmaker (1948), Fromm-Reivhmunn (1950), conflictos del paciente creará suficiente tensión, de modo que surja to orga­
y particularmente Sullivan (1954), son en gran parte responsables de una nización "estructural" y defensiva del funcionamiento mental del paciente.
entrevista psiquiátrica modificada que se concentra en la interacción pacten- Al destacar estas operaciones defensivas en la entrevista, obtenemos datos
te-terapeuta como una principal fuente de información, (lili y cois. (1954), que nos permiten clasificarlo en una de las tres estructuras de personalidad
diseñaron un nuevo modelo de entrevista psiquiátrica que subraya una valo­ con base en el grado de integración de identidad (lu integración del sí mismo
ración amplia del paciente y un reforzamiento de su deseo de ayuda. I .a na­ y tos representaciones objétales), en el tipo de operaciones defensivas pre­
turaleza del trastorno, la motivación y capacidad pura la psicoterapia pueden dominantes, y to capacidad de prueba de realidad. Para activar y ar
estas características estructurales, hemos desarrollado una entrevista 3 que
evaluarse en ia interacción corriente con el entrevistador. Este enfoque de la
entrevista establece un lazo inmediato entre la psicopatología del paciente combina el examen tradicional del estado mental, con una entrevista orien­
y la indicación para tratamiento psicoterapéurico. También se centra en las tada psieoanahticamrnte que se centra en la interacción paciente-terapeuta
resistencias que probablemente se convertirán en tema importante en las y en la clarificación, confrontación e interpretación de los conllictos de iden­
primeras etapas del tratamiento. Sin embargo, pueden pasar ¡ tidad, mecanismos defensivos y distorsión de la realidad, que el paciente re­
aspectos de lit psieopatología del paciente, porque los elementos^^9054de apoyo vela en esta interacción, particularmente al expresar estos elementos idrnti-
inherentes a este enfoque tienden a resaltar sus valores po.sitivoN. ficablrs de la transferencia.
Deursch (1949). recomendó un método pwcoti nulifico para entrevistar Ames de describir propiamente to entrevista, pueden ser útiles unas cuan­
que revelaría las conexiones mcmiM ¡entes entre los problemas actuales v c¡ tas definiciones!
pasado del pácteme. A partir de antecedentes tcóncos (bfcrentr.s Roiers I.a clarlfiración se refiere a to exploración, con rl paciente, «le todos los
(1951), pro|,.>«, un nrilo Je cntrrviM» que ul.enu pill.lc„IC u explon.r elementos de lu información que 61 ha proporcionado, que son vagos, poco
claros, dcsconccrtanics, contradictorios o incompletos. La clurilnación es
• Pura ijiih mvísióri <to la lllrnifuiu «>bh, , |pd6n y I el primer paso cognoscitivo en el que lo que el paciente dice w discute en
límite ilo la pciwiiuilidiid, vor Komlan#, 1975. «» mIiucIiijnIm dol
(Capítulo 1)
6 Diagnóstico estructural Diagnóstico estructural 7
pr a flote todas sus implicaciones y des-
una forma no cuestionados para rra . ¡ón rcspecto a lo que perma- La transferencia significa la presencia, en la interacción diagnóstica, de
cubrir el grado de su entendirrnei material consciente y pre- una conducta inapropiada que refleja la reconstrucción de relaciones pato­
nece poco claro. La clarificado p ,j mlsmo qu¡cn nos génicas y conflictivas con los demás significantes en el pasado del paciente.
consciente sin imponer un ^to al p cient^A f> m Las reacciones transferenciales facilitan el contexto para interpretaciones
clarifica su conducta y experiencia mtrapsíqu ca guiano que ligan el malestar del aquí-y-ahora con las experiencias del paciente en
el allá-y-entonces. Señalar al paciente que está actuando de un modo suspi­
presentes de su ^“co"oc'm'e"'^XTprocéso d" h entrevista. presenta caz y controlador hacia el diagnosticado^ es una confrontación. Señalarle
al pac™nre"°a"'dé5mformación que parecen contradictorias o incon­ que puede estar viendo al entrevistador como alguien controlador, estricto
gruentes La confrontación significa señalarle al paciente aquellos aspectos y rudo, y sospechoso -y por tanto puede sentir que tiene que estar en guar­
de la interacción que parecen indicar la presencia de un funcionamiento con­ dia a causa de su propia lucha con tales tendencias dentro de él mismo— es
flictivo y, por implicación, la presencia de operaciones defensivas, represen- una interpretación. Señalarle que está forcejeando con el entrevistador, que
taciones contradictorias del sí mismo y de los objetos, y una reducida con­ representa un “enemigo” interno con tales características, porque él experi­
ciencia de realidad. Primero, se llama la atención del paciente hacia algo en mentó una interacción similar en el pasado con una figura paternal, es una
la interacción de lo cual él no ha estado consciente o lo ha tomado como na­ interpretación de la transferencia.
tural, y que el entrevistador percibe como inapropiado, contradictorio con En resumen, la clarificación es un medio cognoscitivo, no retador, para
otros aspectos de la información o confuso. La confrontación requiere con­ explorar los límites de la conciencia de cierto material por parte del paciente.
juntar el material consciente y preconsciente que el paciente presentó por La confrontación intenta hacer consciente al paciente de aspectos potencial­
separado. El entrevistador también propone la cuestión del posible signifi­ mente conflictivos e incongruentes de dicho material. La interpretación trata
cado de esta conducta para el funcionamiento actual del paciente. De este de resolver la naturaleza conflictiva del material, al asumir motivos y defen­
modo, se explora la capacidad del paciente para mirar las cosas en forma di­ sas inconscientes subyacentes que hacen que parezca lógico lo que era con­
ferente sin mayor regresión, las relaciones internas entre los diversos temas tradictorio. La interpretación de la transferencia aplica todas estas modalida­
conjuntados, y particularmente la integración del concepto de sí mismo y des de técnica a la interacción en curso entre el paciente y diagnosticados
los demás. También se destacan el aumento o disminución en la conciencia Ya que las entrevistas estructurales se centran en la confrontación e inter­
de realidad, que se refleja en la respuesta del paciente a la confrontación y pretación de defensas, conflictos de identidad, prueba de realidad o distorsio­
su empatia con el entrevistador como un reflejo de conciencia social y prue­ nes de las relaciones objétales interiorizadas, y en los conflictos cognoscitivos
ba de realidad. Por último, el entrevistador relaciona aspectos del aquí-y- y afectivos, por lo mismo, someten al paciente a un cierto grado de estrés. En
ahora de la interacción con problemas similares en otras áreas, y así establece vez de tranquilizarlo y reducir su “defensividad” al tolerarla o pasarla por al­
una conexión entre aspectos descriptivos y quejas y rasgos estructurales de la to, el entrevistador trata de hacer aflorar la patología en la organización de
personalidad. La confrontación, así definida, requiere tacto y paciencia; no funciones del yo del paciente para obtener información relativa a la organi­
es una forma agresiva de inmiscuirse en la mente del paciente ni una manió- zación estructural de la enfermedad. El enfoque que describo no es, sin em­
bra para polarizar la relación con él. bargo, de ningún modo una entrevista tradicional de “estrés” que pretende
tre el* mareriaVr^^ •CD contraste con 'a confrontación, establece lazos en­ inducir ansiedad o conflictos artificiales en el paciente. Por el contrario, la
tre el material consciente y preconscicnte y las funciones o motivaciones clarificación de la realidad requerida en la gran confrontación inicial requiere
meonsaentes del aquí-y-ahora asumidas o bajo hipótesis FxploTa los órde­ tacto y refleja respeto e interés por la realidad emocional del paciente, un
nes conflictivos de estados de disociación del Lo /JL P ra los orige
compromiso honesto en contraste con lo que a veces puede ser una toleran­
mo dividido y de los objetos) la nar. X; X (rePresentac,ones del si mis- cia indiferente o “superior”, de lo inapropiado. La técnica de la entrevista
defensivas activadas, y el abandono defensivo X°|,V°S °Peraciones estructural se describe en el capítulo 2; se resumen a continuación, las carac­
otras palabras, la interpretación S centra n h ' de rCa,Ídad’ En
anMedadcs
terísticas clínicas de la organización límite de la personalidad que surgen
los conflictos activados. La confronraHÁ ** subyacentes y en durante la entrevista estructural.
observado-, la interpretación añade al ° Conj.unta y reorganiza lo que se ha
causalidad y profundidad. El entrevistad 3 Una dlmcns *bn hipotética de
actuales de una conducta específica m T’ porlanto> conecta las funciones
tivos y conflictos del pacicníe h cuaM r^^03065 subya<*ntes, los mo- CARACTERISTICAS ESTRUCTURALES DE LA
allá de la interacción en curso. Por eicmn^* C- « d’^ultades generales más ORGANIZACION LIMITE DE LA PERSONALIDAD
duela parece manifestar sospecha v exnV’ 3 Un Pacicntc que su con-

patron, es una confrontación-, sugerir m°? 3 conc,encia que tiene de este Síntomas descriptivos como “presunta” evidencia
mor se deben al hecho de que atribuye a 7?P’CaCÍa del Pacie"^ <> su te- Los síntomas y rasgos patológicos del carácter del paciente no son criterios
que el esta tratando de deshacerse dentro de s7rC-,SUd°r a,^° “malo” lo estructurales, pero sí guían la atención del clínico hacia los criterios estruc-
no ha estado consciente antes), es una intcrpr' "L*™0 (<k lo Cual el Pélente
(Capítulo 1)
Diagnóstico estructural Diagnóstico estructural 9
8
«rales de !a organización límite de personal^ De modo simula pre­ ca de un impulso gratifica necesidades instintivas en una forma que
sencia de ■■presuntos” ^"“mas de naturalez^ es egodistónica aparte de los episodios “empujados por el impulso”,
tificar o corresponder a un diagnóstico bien d pero es egosintónica y en realidad muy agradable durante el episodio
f ¡a Q un sfndrome
importante (enfermedad maniaco-depresiva), esquí r • n „ exDiorara mismo. El alcoholismo, drogadicción, ciertas formas de obesidad psi-
cerebral orgánico agudo o crónico, podrían sugerir a c i l na¡¡d j cogénica y la cleptomanía son ejemplos típicos.
los criterios estructurales para una organización limite p 6. Trastornos del cáracter de “menor nivel”: Aquí se incluye la pato­
Los síntomas descriptivos de los pacientes limite son similares a os presen logía grave del carácter típicamente representada por el caótico e
lados en las neurosis sintomáticas ordinarias y de patología del carácter, pero impulsivo, en contraste con los tipos clásicos de reacción-formación
la combinación de ciertos rasgos es peculiar en los casos límite. Los siguien­ de estructura del mismo y los caracteres más apacibles tipo “evita­
tes síntomas son particularmente importantes (Kernberg, 1975). ción”. Desde un punto de vista clínico, la personalidad histérica
típica no tiene estructuras límite; lo mismo es cierto para las estruc­
1. Ansiedad: Los pacientes límite presentan ansiedad crónica, difusa y turas de la mayoría de las personalidades obsesivo-compulsivas y
libre y flotante. la “personalidad depresiva” (Laughlin, 1967), o las personalidades
2. Neurosis polisintomática: Muchos pacientes presentan varios sínto­ masoquistas mejor integradas. En contraste, muchas personalida­
mas neuróticos, pero aquí sólo considero aquellos que tienden a pre­ des infantil y narcisistas típicas presentan una organización límite
sentar dos o más de los siguientes- subyacente; las personalidades “como si” también pertenecen al
a. Fobias múltiples, en especial aquellas que imponen restricciones último grupo. Todas las estructuras de personalidad antisocial de­
graves a la vida diaria del paciente. finidas que he examinado presentan una organización típica de per­
b. Síntomas obsesivo-compulsivos que han adquirido sintonicidad sonalidad límite.
secundaria del yo y por lo tanto una calidad de pensamiento y
acción “sobrevaluados”. Todos estos síntomas y rasgos del carácter patológicos dominantes,
c. Síntomas múltiples de conversión, elaborados o raros, especial­ pueden obtenerse con la investigación inicial de los síntomas que traen al
mente si son crónicos. paciente a tratamiento. La investigación abarca las características de la vida
d. Reacciones disociativas, en especial “estados de ensoñación” his­ social e interpersonal del paciente respecto a su trabajo y familia; sus rela­
téricos y fugas, y amnesia acompañada de trastornos de concien- ciones sexuales y maritales-, sus interacciones con amigos, conocidos y pa­
rientes cercanos; y sus interacciones en las áreas de recreación, cultura, polí­
e. Hipocondriasis. tica, religión y otros intereses comunitarios interpersonales. Es, por lo tanto,
una información inicial importante una historia que comprenda la sintoma-
tología y peculiaridades de las interacciones interpersonales, con todos los
3. »"<1>agnóSrieOJorglSK¡X^^riPr<:SUn-. pacientes en quienes ha de evaluarse el diagnóstico de la organización límite
Tendencias sexuales perversas polimorfas Me refieran •' • de la personalidad.
que presentan una desviación sexual manif; í ? q a Pac,entes
coexisten varias tendencias perversas En tanrn ,deníro de la cual
pies ¡as fantasías y acciones^erversas v masJaótica^ X múlti- Carencia de una identidad integrada: El síndrome de difusión de identidad
objetales conectadas con estas interacción^ lnestab,es las relaciones Clínicamente, la difusión de identidad se representa por un concepto pobre­
siderarse la presencia de una organización lí más debiera con‘ mente integrado del sí mismo y de otros significantes. Se refleja en la expe­
Las formas bizarras de perversión, en especié d,,la Personalldad- riencia subjetiva de vacío crónico, autopercepciones contradictorias, conduc­
tan agresión primitiva o substitución prunitivJ ?Ue. aS que manifies’ ta contradictoria que no puede integrarse en una forma emocionalmente
con fines elimináronos (orina, defecado^ de °S f,nes genitales significativa, y percepciones huecas, insípidas y empobrecidas de los demás.
de una organización límite de la personal J°\también ,nd^adores
4. ^eturos En cuanto a diagnóstico, la difusión de identidad aparece en la incapacidad
de personalidad prepsicótí^-u,subXacente. del paciente para transmitir a un entrevistador interacciones significativas
a. Personalidad paranoide (tendench dásic^ Incluyen- con otros, no pudiendo éste empalizar emocionalmente con la concepción
11 d ta" del paciente respecto de sí mismo y de otros en tales interacciones.
bd.^e^on^r
Personalidad esquizoide 5cr‘ptivo principal) ~dad
Teóricamente, las siguientes suposiciones subyacen bajo esta falta de in­
c. Personalidad hipomaniaca v n» 4 tegración del sí mismo y del concepto de los otros significantes (Kernberg,
5. 1975): (1) En la organización límite de la personalidad hay suficiente dife­
renciación de las representaciones del sí mismo y de las representaciones de
objetos para permitir el mantenimiento de las fronteras del yo (o sea, una
4 erUpCl6"repe
tltivacrón¡.
(Capitulo 1)
10 Diagnósticoestructural Diagnóstico estructural 11
) En las estructuras psicóti-
clara delimitación entre el »í mismo v °‘r°*rcMVa o falta de diferencia- de ¡os otros significantes es a menudo tan burdamente contradictoria que
cas en contraste, está presente un* retusioi _ ob,elOs. (2) En contras- más parecen caricaturas que gente real. Una mujer que vivía en un “ménage
ción entre las representaciones del si mismo á trois" no pudo describir las características del hombre y de la mujer con
imágenes del sí mismo
te con las estructuras neuróticas, en don mismo comprensivo, quienes vivía, ni las relaciones sexuales o humanas entre ellos, y particular­
( •buenas- y "malas”) han Sido integrai integrarse en mente con ella. Otra paciente límite con una estructura de personalidad
o(ros
y donde las imágenes buenas > ™‘ a , ¿am/ación límite de la per- masoquista, describió a su madre en algunos momentos de la entrevista como
conceptos comprensivos de .os demas. en .aoro g ' jc| sf mismo cálida, simpática, sensible y alerta a las necesidades de la paciente; pero tam­
sonalidad. dichl integración falla, y tanto las representa», lonesdel sí mi mo bién como fría, indiferente, insensible, encerrada en sí misma y evasiva. Los
como de los objetos permancen como representaciones at^ctl' . esfuerzos por aclarar estas contradicciones aparentes condujeron primero a
del sí mismo y de los otros, múltiples y contradictorias J Es a U«ta de in- un aumento de ansiedad en la paciente. Más adelante, ella sintió que estaba
regración de los aspectos "bueno" y "malo" de la rea.idad de. si mismo v siendo atacada por el entrevistador, y criticada por tener imágenes contra­
de los demas se debe presum.blemente a la predominarla de una agresión dictorias de su madre, e implícitamente, por albergar “malos” sentimientos
grave temprana activada en estos pacientes. La disociación de las representa­ hacia ella. La interpretación de la proyección de sus propios sentimientos
ciones "buenas" o "malas" del sí mismo y de los objetos, en efecto protege de culpa sobre el entrevistador, redujo su ansiedad pero dejó a la paciente
al amor y ¡a bondad de la contaminación por el odio y la maldad predomi­ con la dolorosa experiencia de una percepción caótica de su madre. Un pa­
nantes. ciente puede, por supuesto, describir a alguien que sea verdaderamente caó­
En la entrevista estructural, la difusión de la identidad se refleja en una tico. así que uno tiene que distinguir entre una narración caótica de otra
historia enormemente contradictoria, o en una alternación entre estados persona y una declaración precisa de alguien que es de hecho crónicamente
emocionales que implican tal comportamiento contradictorio, y la percep­ contradictorio. Esto, en la práctica, es más fácil de lo que pudiera parecer.
ción contradictoria dei sí mismo, de modo que el entrevistador encuentra La entrevista estructural a menudo nos permite explorar las percepcio­
muy difícil ser al paciente como un ser humano "total". En tanto que en la nes del paciente respecto al entrevistador, y la dificultad del paciente para
patología grase del carácter neurótico la conducta interpersonal contradic­ empatizar con los esfuerzos de aquél para integrar lo que percibe como las
toria puede reflejar la visión patológica pero integrada del paciente respecto percepciones del paciente sobre él. En suma, la entrevista estructural consti­
de sí m.smo y de ¡os demás significantes, en la organización limite de ¡a per­ tuye una situación experimental en la que puede explorarse y someter a
sonalidad io que no esta integrado es la visión interna del si mismo \ de los prueba el grado de integración del sí mismo y de la percepción de los obje­
demás. tos.
Por ejemplo una paciente neurótica con una estructura de personalidad Una sólida identidad del yo refleja una estructura neurótica de perso­
predominantemente histérica dijo en la entrevista que quería ayuda para sus nalidad en un paciente con una prueba de realidad intacta. En pacientes
dificultades sexuales, pero estaba muy renuente a discutirlas Confrontada maniaco depresivos y esquizofrénicos puede aparecer en algunos sistemas
con esta contradicción, ella explicó que sentía que lo* entrevistadores mas- ilusorios crónicos, una identidad anormal patológicamente integrada. Es­
cu.mos gozaran con el efecto hum.llante que tendría para una mu.cr hablar tructuralmente hablando, la integración y la congruencia con la realidad son
de sus d.fKukadcs sexuales, que podrían excitarse sexualmcnte a la se/ que las que diferencian la organización neurótica de la personalidad y la psicó-
mi rTKn°Y7,4nd’,la/on’° scxualmentc mfenor. Fste concepto de tica.
.os hombres y de .a naturaleza hum.llante de las experiencias sexuales v su Un tema estructural íntimamente relacionado tiene que ver con la cali­
dad de las relaciones objétales-, la estabilidad y profundidad de las relaciones
^?ndeTdX Uh <On<CPt° ’n,Cgr4dü -‘^UC d< sí
del paciente con los otros significantes según se manifiestan por la calidez,
Fn contraste, una paciente con una estructura mf.n»a dedicación, interés y tacto. Otros aspectos cualitativos son la empatia, en­
domíname y una organización límite de personalidad exn’.-A .Ca**CtCr Pre_ tendimiento, y la capacidad para mantener una relación cuando es invadida
que estaba con los hombres pues sólo tenían P‘i *° dtó8U5Uda
por el conflicto o la frustración. La calidad de las relaciones objétales es en
rres «>mo objetos sexuales, como tuvo que X°de\ gran parte dependiente de la integración de la identidad, lo cual incluye no
xuales de un jefe anterior, y cómo estatuios conucrí acom^'d« se- sólo el grado de integración sino también la continuidad temporal del con­
¡os abordajes sexuales de los hombres en busca de nr ^Cuks a cau«a dc cepto del paciente sobre sí mismo y los demás. Normalmente, nuestra expe­
que había trabajado algún tiempo como "conenra” P ***’ Pcro tam^‘^n dlj° riencia de nosotros mismos es consistente a través del tiempo bajo circuns­
y estaba muy sorprendida cuando el entres siá i ?* UR CÍub dc "Playboy”, tancias variantes y con personas diferentes, y experimentamos conflicto
tradición entre sus afirmaciones \ su sc¡ecr*A„ i f ’ confron<ó con la con- cuando surgen contradicciones en nuestro autoconcepto. Lo mismo se aplica
1.a difusión de .denodad también a nuestra experiencia de los demás. Pero en la organización límite de la per­
persona* significabas en u vida del paciente v * dcscriP°Ones de las sonalidad, esta continuidad temporal se pierde; tales pacientes tienen poca
vistador "integrarlas para obtener una muyen Ji Pcrmit«n al entre- capacidad para una evaluación realista de los demás. Las relaciones a largo
de ellas. La descripción
12 Diagnóstico estructural (Capítulo 1)
Diagnóstico estructural 13
plazo de los pacientes límite con los demás se caracterizan por una percep­ ción de los límites entre el sí mismo y el objeto. El hecho de que las mismas
ción crecientemente distorsionada de las mismas. Fracasa para lograr una operaciones defensivas puedan observarse en pacientes psicóticos y límite,
empatia real-, sus relaciones con los demás son caóticas o huecas; y las rela­ y aún servir para diferentes funciones se ha demostrado clínicamente. La
ciones íntimas están por lo general contaminadas por su típica condensa­ interpretación de la escisión y de otros mecanismos relacionados en la orga­
ción de los conflictos genitales y pregenitales. nización límite de la personalidad integra ai yo y mejora el funcionamiento
La calidad de las relaciones objétales del paciente puede aparecer en inmediato del paciente. Este aumento inmediato (si bien, sólo transitorio) de
esta interacción con el entrevistador. Aunque breves, estas interacciones la adaptación social y de la prueba de realidad puede utilizarse para fines
en el diagnóstico a menudo permiten la diferenciación del fomento gradual diagnósticos. En contraste, la interpretación de estas defensas para el pacien­
por la personalidad neurótica de una relación personal de tipo apropiado, te psicótico en la entrevista diagnóstica produce mayor regresión en su fun­
junto a la relación persistentemente bloqueada, distorsionada, vacía, y caó­ cionamiento. De este modo, el que el paciente mejore de inmediato o se de­
tica de la personalidad límite. En el caso de la organización psicótica de la teriore bajo el efecto de tal interpretación, contribuye en forma crucial a la
personalidad donde la prueba de realidad se ha perdido, pueden darse dis­ diferenciación diagnóstica de la organización límite y de la psicótica.
torsiones aún más graves de la relación paciente-diagnosticador. Es la com­ Escisión: Probablemente la manifestación más clara de escisión es la división
binación de tal distorsión dentro de una interacción en la que la prueba de de los objetos externos en “completamente buenos” y “completamente
realidad se mantiene, la que es tan característica de una organización límite malos”, con posibilidad concomitante de cambios completos, abruptos,
de la personalidad. El giro frecuente de enfoque desde la interacción actual de un objeto desde un compartimiento extremo, al otro —o sea, virajes
del paciente y entrevistador, hacia las dificultades del paciente en las inte­ repentinos y completos de todos los sentimientos y conceptuaciones
racciones con los demás significantes, brinda material adicional para la eva­ sobre una persona particular. La oscilación repetitiva extrema entre con­
luación de la calidad de sus relaciones objétales. ceptos contradictorios del sí mismo es otra manifestación del mecanismo
de escisión. En la entrevista diagnóstica, los cambios repentinos en la
Mecanismos de defensa primitivos percepción del entrevistador, en la del paciente de sí mismo o una sepa­
ración completa de reacciones contradictorias al mismo tema pueden
Una diferencia más entre la estructura neurótica de la personalidad, por un reflejar mecanismos de escisión en la interacción del aquí-y-ahora. Tam­
lado, y las estructuras límite y psicótica, por el otro, es la naturaleza de la bién es indicativo del mecanismo de escisión, un aumento de ansiedad en
organización defensiva. En la neurótica, como se mencionó, ésta se centra el paciente cuando se le señalan aspectos contradictorios de su autoima*
en la represión y otras operaciones defensivas de alto nivel. Las estructuras gen o de sus representaciones objétales. Los intentos por clarificar, con­
límite y psicótica, en contraste, se caracterizan por una predominancia de frontar e interpretar estos aspectos contradictorios del sí mismo y de las
operaciones defensivas primitivas, en especial el mecanismo de escisión. La representaciones objétales, activan el mecanismo de escisión en la inte­
represión y los mecanismos relacionados de alto nivel como la formación racción del aquí-y-ahora y reflejan sus funciones en relación a la prueba
reactiva, aislamiento, anulación, intelectualización y racionalización protegen de realidad (aumento o disminución) y la rigidez de los rasgos del carác­
al yo de los conflictos intrapsíquicos por medio del rechazo desde el yo cons­ ter que “fijan” la escisión en problemas estables.
ciente de una derivación del impulso, de su representación ideacional o de
Idealización primitiva: Este mecanismo complica la tendencia a ver los obje­
ambas. La escisión y otros mecanismos relacionados protegen al yo de con­ tos externos como totalmente buenos o totalmente malos, al aumentar
flictos mediante la disociación o manteniendo activamente aparte las expe­ artificial y patológicamente su cualidad de “bondad” o “maldad". La
riencias contradictorias del sí mismo y de los demás significantes. Cuando idealización primitiva crea imágenes no realistas, poderosas y completa­
predominan estos mecanismos, los estados contradictorios del yo son alter­ mente buenas-, esto puede reflejarse en la interacción con el diagnosti-
nativamente activados. En tanto estos estados contradictorios del yo puedan cador al tratarlo como una figura ideal, omnipotente o endiosada, de
mantenerse separados entre sí, se previene o controla la ansiedad relacionada quien el paciente depende en forma no realista. El entrevistador o alguna
con estos conflictos.
otra persona idealizada pueden ser vistos como un aliado potencial con­
El mecanismo de disociación primitiva o escisión y los mecanismos aso­ tra los objetos "completamente malos”, igualmente poderosos (e igual­
ciados de idealización primitiva, tipos primitivos de proyección (particular­
mente identificación proyectiva), negación, omnipotencia y devaluación mente no realistas).
pueden obtenerse en la interacción clínica del paciente y el diagnosticados Formas tempranas de proyección, especialmente la identificación proyectiva:
Estas defensas protegen al paciente límite del conflicto intrapsíquico pero En contraste con ios altos niveles de proyección, caracterizados por la
al costo de debilitar el funcionamiento de su yo, reduciendo por lo tanto atribución al otro por parte del paciente de un impulso que él ha repri­
su efectividad adaptativa y flexibilidad en la entrevista y generalmente en mido en sí mismo, las formas primitivas de proyección, particularmente
la identificación proyectiva, se caracterizan por (1) la tendencia a seguir
su vida. Estas mismas operaciones defensivas primitivas cuando se encuen­
tran en la organización psicótica protegen al paciente de mayor desintégra­ experimentando el impulso que está siendo proyectado simultáneamente

te
(Capítulo 1)
14 Diagnóstico estructural Diagnóstico estructural 15

sobre la otra persona, (2) temor a la otra persona J debería estar especialmente alerta a cualquier indicación sutil o pequeña
Dersona ba-
impulso proyectado y (3) la necesidad de controlar a P imülica de conducta patológica que pueda obtenerse en los primeros contactos
jo la influencia de este mecanismo. La identificación pr y P diagnósticos con el paciente. Considerando que un paciente por lo gene­
por lo tanto, aspectos interpersonalcs intrapsiquicos, y eco » ral trata de presentarse en su mejor forma en una situación nueva (y que,
las interacciones del paciente, y esto puede reflejarse dramaticam si no es así, puede estarse indicando una grave patología del carácter),
la entrevista diagnóstica. El paciente puede acusar al entrevis a or e uno debe concluir que ambas conductas fuertemente inapropiadas, cuan­
una cierta reacción hacia él, una reacción que el paciente esta tratan o do se presenten, y las desviaciones sutiles de la conducta, de otro modo,
de inducir en el entrevistador por medio de su propio comportamiento. “perfectamente normal”, requieren de exploración en las entrevistas
Por ejemplo, un paciente acusó al entrevistador de ser sádico, en tanto diagnósticas.
que él mismo lo trataba en una forma fría, controladora, despectiva y
suspicaz. La interpretación de esta operación defensiva en el aquí-y-aho- Pruebas de realidad
ra, a menudo permite en forma dramática la diferenciación de una per­ Tanto la organización neurótica de la personalidad como la límite presentan
sonalidad paranoide (una constelación de personalidad límite típica) de mantenimiento de la prueba de realidad, en contraste con las estructuras de
una esquizofrenia paranoide. personalidad psicótica. Por lo tanto, mientras el síndrome de difusión de
Negación: La negación en los pacientes límite se ejemplifica en forma típica identidad y la predominancia de las operaciones defensivas primitivas per­
con la negación de dos áreas de conciencia emocionalmente indepen­ miten la diferenciación estructural de los trastornos límite de los neuróticos,
dientes; podríamos decir que la negación aquí sólo refuerza la escisión. la prueba de realidad permite la diferenciación de la organización límite de
El paciente se da cuenta que sus percepciones, pensamientos y sentimien­ la personalidad de los principales síndromes psicóticos. La prueba de realidad
tos sobre sí mismo u otras personas, en un momento u otro, son opues­ se define por la capacidad de diferenciar el sí-mismo del no-sí-mismo, lo in-
tos por completo a los que él había tenido otras veces, pero su memoria trapsíquico de los orígenes externos de la percepción y estímulos, y la ca­
no tiene relevancia emocional y no puede influir en la forma que siente pacidad para evaluar realistamente el contenido de nuestro propio afecto,
ahora. La negación puede manifestarse como una completa falta de in­ conducta y pensamiento en términos de las normas sociales ordinarias. Clí­
terés, con ansiedad o una reacción emocional respecto a una necesidad, nicamente, la prueba de realidad se reconoce por (1) la ausencia de alucina­
conflicto o peligro, inmediatos, serios y presionantes en la vida del pa­ ciones y delirios; (2) un afecto o emoción, un contenido de pensamiento o
ciente, de modo que éste canalice calmadamente su conciencia cognosci­ una conducta fuertemente inapropiados o bizarros, y (3) la capacidad para
tiva de la situación en tanto niega sus implicaciones emocionales. O un empatizar con y de clarificar las observaciones de otras personas de lo que
área entera de la conciencia subjetiva del paciente puede cerrarse a su parece a ellas aspectos inapropiados o desconcertantes de las emociones,
experiencia subjetiva, protegiéndolo así de un área de conflicto poten­ conducta o contenido de pensamiento del paciente, en el contexto de las
cial. El esfuerzo empárico del diagnosticador para evaluar las circuns­ interacciones sociales ordinarias. La prueba de realidad necesita diferenciar­
tancias del paciente y las reacciones del mismo a ellas a la luz de las se de las alteraciones en la experiencia subjetiva de realidad, que pueden estar
reacciones humanas normales, pudiera uno esperar que a menudo le presentes en algún momento en cualquier paciente con una pena psicológica;
proporcionan un agudo contraste entre este esfuerzo empático y su pro­ y también de la alteración de la relación con la realidad que se presenta
pia actitud al parecer indiferente o insensible sobre él mismo o los demás en toda la patología del carácter, así como en los trastornos psicóticos
significantes. La negación también puede hacerse evidente en la discusión más regresivos. Por sí misma, tiene un valor diagnóstico sólo en formas
del paciente de su vida presente y en la contradicción entre su situación muy extremas (Frosch, 1964). ¿Cómo se refleja la prueba de realidad en
de vida y su reacción a ella en la entrevista diagnóstica. la entrevista diagnóstica estructural?
Omnipotencia y devaluación: Tanto la omnipotencia como la devaluación 1. La prueba de realidad puede considerarse presente cuando la infor­
son derivaciones de operaciones de escisión que afectan las representa mación del paciente indique que él no ha sufrido y no está sufriendo
Clones del sí mismo y de los objetos y se representan en forma tínica de alucinaciones o delirios, o, si los ha tenido en el pasado, que ahora
por la activación de estados del yo que reflejan un <í mié™ 5 P tiene la capacidad de evaluarlos plenamente, incluyendo la habilidad
muy inflado, en relación con una representación de los den^8™"01050’ para expresar un interés o extrañeza apropiados respecto a dichos fe­
y emocionalmente degradante. La Ppe“£d« nómenos.
po especial de organización límite de la personalidad nr ’ sub«ru‘ 2. En los pacientes que no han tenido alucinaciones o delirios, la prueba
operaciones defensivas en forma impactante La ommn P .eStaS de realidad puede ser evaluada al centrarse el entrevistador en forma
valuaoón pueden quedar manifiestas en las'dtcnpdónes'dei" V precisa sobre cualquier afecto o emoción, contenido de pensamiento
de los demas sigmficantes y sus interacciones conX v e„ T" o conducta inapropiados que puedan observarse. La prueba de reali­
durante la entrevista diagnóstica. En esta con.** ' i í Conducta dad se refleja en la capacidad del paciente para empatizar con la per-
nexion, el diagnosticador
16 Diagnóstico estructural (Capítulo 1)
Diagnóstico estructural 17
cepción del entrevistador sobre estas características y, en forma más
sutil, en su capacidad para emparizar con la percepción del entrevis­ Cuadro 1-1. Diferenciación de la organización de la personalidad
tador sobre la interacción con el paciente en general. La entrevista Criterios
estructural, como he señalado, constituye, por lo tanto, una oportu­ estructurales Neurótico Límite Psicótico
nidad ideal para la prueba de realidad y así, para la diferenciación de
Representaciones del sí mismo y de los obje­
la organización límite, de la psicótica. tos precisamente delimitados
3. Por las razones mencionadas, la prueba de realidad puede también Difusión de identidad: aspectos contradicto­
evaluarse al interpretar las operaciones defensivas en la interacción rios del sí mismo y de los demás pobremente
paciente-entrevistador. Una mejoría en el funcionamiento inmediato integrados y mantenidos aparte
del paciente como consecuencia de dicha interpretación, refleja la Integración de Identidad integrada: Las representaciones del
conservación de la prueba de realidad, en tanto que un deterioro in­ la identidad imágenes contradicto- sí mismo y de los obje-
mediato de dicho funcionamiento, como consecuencia de la interven­ rias del sí mismo y de tos están delimitados
ción, indica la pérdida de ésta. los demás integradas en pobremente, o de otro
concepciones compren- modo hay una identi-
sivas dad de delirio
El cuadro 1—1 resume la diferenciación de la organización de la persona­
lidad en términos de los tres criterios estructurales de integración de la iden­ Represión y defensas de Principalmente defensas de escisión y de ba-
tidad, operaciones defensivas y prueba de realidad. alto nivel: formación jo nivel: idealización primitiva, identifica-
reactiva, aislamiento, ción proyectiva, negación, omnipotencia, de­
anulación, racionaliza- valuación
Manifestaciones no específicas de debilitación del yo
ción, intelectualización
Las manifestaciones “no específicas” de debilitación del yo incluyen la au­ Operaciones Las defensas protegen al paciente del conflic- Las defensas protegen al
defensivas
sencia a la ansiedad, de control de impulsos y de canales de sublimación de­ to intrapsíquico. La interpretación mejora el paciente de la desinte-
sarrollados. Estas han de diferenciarse de los aspectos “específicos” de de­ funcionamiento gración y de la fusión
bilidad del yo: las consecuencias debilitantes del yo por la predominancia sí-mismo/objeto
La interpretación con­
de mecanismos defensivos primitivos. La tolerancia a la ansiedad se refiere duce a la regresión
al grado al que el paciente puede tolerar una carga de tensión mayor de la
que en forma habitual experimenta sin desarrollar síntomas aumentados o La capacidad de prueba de realidad se preser­
conducta generalmente regresiva; el control de impulsos se refiere al grado va: diferenciación del sí-mismo del no-sí-mis­
mo, lo intrapsíquico de los orígenes externos
al que el paciente puede experimentar fuertes deseos instintivos o emociones de las percepciones y estímulos
fuertes sin tener que actuar sobre ellas de inmediato contra su mejor juicio Ocurren alteraciones en relación con la rea­
Prueba de rea­
e interés: la efectividad sublimatoria se refiere al grado al que al paciente lidad lidad y en los sentimientos de realidad
puede comprometerse con valores que van más allá de su propio interés in­ Existe capacidad para La capacidad de prueba
mediato o más allá de la autopreservación —particularmente el grado al que evaluar al sí mismo ya de realidad se pierde
él es capaz de desarrollar recursos creativos en algún área más allá de sus los demás en forma rea­
antecedentes, educación o entrenamiento naturales. lista y con profundidad
Estas características, aunque reflejan condiciones estructurales, son ma­
nifiestas en la conducta directa, que puede obtenerse en el curso de la histo­
ria del paciente. Las manifestaciones no específicas de debilitación del yo
diferencian la organización límite y las psicosis, de las estructuras neuróticas mite y psicóticas reflejan deterioro en la integración del superyó y se carac­
de la personalidad; pero tienen una función diferenciados menos precisa y terizan por precursores no integrados del mismo, particularmente represen­
clara entre las estructuras límite y neurótica de lo que es cierto para la inte­ taciones primitivas de los objetos, sádicas e idealizadas. La integración del
gración de la identidad y niveles de organización defensiva. Muchas perso­ superyó puede evaluarse al estudiar el grado al que el paciente se identifica
nalidades narcisistas, por ejemplo, presentan indicaciones de síntomas no con valores éticos y tiene a la culpa normal como un regulador principal.
específicos de debilitación del yo en menor cantidad de lo que pudiera es­ Las regulaciones de la autoestima mediante sentimientos de culpa muy graves
perarse. o los vaivenes depresivos del humor, representan una integración patológica
del superyó (típica de la organización neurótica) en contraste con las fun­
Falta de integración del superyó ciones autocríticas moduladas y específicamente centradas del individuo
normal, en términos de valores éticos. El grado al que la persona es capaz de
Un superyó relativamente bien integrado aunque muy severo caracteriza los
tipos neuróticos de organización de la personalidad. Las organizaciones 1L
Diagnóstico estructural (Capitulo 1) Diagnóstico estructural 19
18
recular su funcionamiento según los principios éticos; abstenerse de la explo- La primera característica es una excesiva formación agresiva en los com­
adón manipulación o maltrato a los demás; y conservar la honestidad e plejos edípicos de modo que la imagen del rival edípico adquiere en forma
típica características aterradoras, abrumadoramente peligrosas y destructi­
integridad moral sin un control externo, todo ello indica integración del
superyó. En cuanto a diagnóstico, este criterio es menos confiable que los vas; la ansiedad del temor a la castración y la envidia del pene aparecen muy
descritos. Aun los pacientes que emplean defensas predominantemente pri­ exageradas y abrumadoras; y las prohibiciones del superyó contra las rela­
mitivas pueden dar evidencia de integración del superyó, aunque pueda ser ciones sexualizadas adquieren una cualidad primitiva, salvaje, manifestadas
sádica por naturaleza, y hay pacientes con organización límite que mantie­ en graves tendencias masoquistas o proyecciones paranoides de precursores
nen una integración del superyó relativamente buena a pesar de patología del superyó.
grave en el área de integración de la identidad, relaciones objétales y orga­ Segunda, las idealizaciones del objeto de amor heterosexual en la rela­
nización defensiva. También, la información sobre la integración del superyó ción edípica positiva y del objeto de amor homosexual en la negativa son
puede obtenerse más efectivamente de la historia del paciente y de la obser­ exageradas y tienen notorias funciones defensivas contra la rabia primitiva.
vación a largo plazo, que de la entrevista diagnóstica. Sin embargo la utilidad Hay así una idealización no realista de tales objetos de amor y un anhelo
pronóstica del grado de integración del superyó la convierte en un criterio por los mismos, y la posibilidad de un rápido colapso de la idealización, con
estructural muy importante para la indicación o contraindicación de psicote­ un retroceso de la relación positiva a la negativa (o negativa a positiva) en un
giro rápido y total de relación objetal. Como consecuencia, las idealizaciones
rapia intensiva a largo plazo. De hecho, la calidad de las relaciones objétales y
aparecen exageradas y frágiles con la complicación adicional, en el caso de
del funcionamiento del superyó son probablemente los dos criterios pronós­
patología narcisista del carácter de una devaluación fácil de los objetos idea­
ticos más importantes que se desprenden de un análisis estructural.
lizados y un total aislamiento.
Tercera, la naturaleza no realista del rival edípico amenazante y del idea­
Características genético-dinámicas de los conflictos instintivos lizado y deseado, revela, en un análisis genético cuidadoso, la existencia de
Aunque los conflictos instintivos característicos de la organización de la per­ imágenes de naturaleza padre-madre, condcnsadas, reflejando la condensa­
sonalidad límite se hacen manifiestos en las relaciones terapéuticas a largo ción de aspectos parciales de las relaciones con ambos padres. Si bien, las
plazo con pacientes límite, son relativamente difíciles de discernir en entre­ diferencias sexuales en las relaciones objétales se conservan, la relación, en
vistas diagnosticas y se describen aquí en aras de una información completa. la fantasía, con cada uno de estos objetos es no realista y primitiva, y refle­
La organización límite de la personalidad presenta una condensación pa­ ja la condensación de relaciones idealizadas o amenazantes que brotan de
tológica de luchas instintivas genitales y pregenitalcs con predominancia de desarrollos edípicos y preedípicos, y un rápido cambio de las relaciones 1¡-
la agresión pregenital (Kernberg, 1975). Esta presunción explica la conden­ bidinales y agresivas desde un objeto paternal al otro. Cada relación parti­
sación bizarra e inapropiada de impulsos sexuales dependientes y agresivos, cular con un objeto paternal resulta en el reflejo de una historia de desarrollo
encontrados clínicamente en la organización límite (y también psicótica)’ más compleja de lo que es en general el caso con pacientes neuróticos, excep­
Lo que aparece como una persistencia caótica de impulsos y temores primi­ to los más gravemente neuróticos, en quienes los desarrollos de transferencia
tivos, la pansexualidad del caso límite, representa una combinación de varias están más íntimamente relacionados con sucesos realistas del pasado.
soluciones patológicas de estos conflictos. Cuarta, las luchas genitales de pacientes con complejos preedípicos pre­
dominantes sirven a importantes funciones pregenitales. El pene, por ejem­
rAr¡™bCr¡Víirnb,én SUbTayarSe que la discrePancia entre el desarrollo his- plo, puede adquirir características de la madre que alimenta, que retiene o
que ataca (básicamente, la función alimentadora de su pecho), y la vagina,
funciones de la boca hambrienta, alimentadora o agresiva; desarrollos simi­
ciones objétale/lignif^caX^"^'^ pagado En d mT CXperÍmentÓ sus rela_ lares ocurren en relación a funciones anales y urinarias. Aunque muchos
lomar la'historia inicial del paciente como « DrX™ "0 P°demOS pacientes neuróticos y con patología del carácter menos grave también pre­
la patología del carácter, menos confiable la historiXkia^En l“ H”’ graVC sentan estas características, su existencia en combinación con la excesiva
narcisistas graves y en la organización lí™ •, ‘ ,‘a in,cial- En los trastornos formación agresiva en todas las funciones libidinales pregenitales, es típica de
te, la historia inicial del desarrollo temprano co ? T50"31’030’ 8e,neralmen' pacientes con organización límite de la personalidad.
o engañosa. Sólo después de años de rL»- S ” frecuencia vacía, caótica Quinta, los pacientes límite muestran en forma típica lo que pudiera des­
secuencia genética interna (en el sentido de los n°'CS P°S.lble construir una cribirse como una edipización prematura de sus complejos y relaciones pre-
lacionarla de alguna forma a las verdaderas exoerienH lntraPsí9u»cos) y re- edípicas, una progresión defensiva en su desarrollo instintivo que se refleja
Las características del conflicto insrinrf Jncias Piadas del paciente, clínicamente en una pronta edipización de la transferencia. Este fenómeno
literatura previamente resumida (Kernberg o°7obaJ°/etallado’ d^ivan de de transferencia a menudo resulta ser espurio en cuanto que, con el tiempo,
cía en psicoterapia psicoanalíticantensintensiva v » ’ Y ProPia «xperien- lleva de vuelta a una patología preedípica grave y caótica-, sin embargo, es,
mite. ‘va y psicoanálisis de pacientes lí- al mismo tiempo, significativa al indicar la organización defensiva de comple-
(Capítulo 1)
Diagnóstico estructural Diagnóstico estructural 21
a veces tras años de tratamiento, pre- Otro problema se presenta por Jas reacciones psicóticas bajo la influencia
jos edipicos que er’ respecto, nuestro conocimiento cada vez de drogas psicotomiméticas, las que a menudo, durante su etapa aguda, hacen
la con™ gemC! tempana en ambos sexos y la diferencia surgir la cuestión del diagnóstico diferencial entre episodios psicóticos agu­
ratones madre-lactante dependiendo del sexo del mismo (Money y dos en la organización límite de la personalidad y reacciones esquizofrénicas
rhr^“G^on and Ro.^he, !977; Kleeman, 1977; Stoller, 1977) agudas (Trastorno esquizofreniforme en la Asociación Psiquiátrica Ameri­
pueden brindar información sobre la conducta infantil temprana que se reía cana, 1980 [DSM-JH]). De nuevo, la evidencia preliminar parece indicar que
ciona con ios procesos tntrapsíquicos mediante los cuales se realiza un escape la pérdida de prueba de realidad en las psicosis inducidas por drogas en la or­
de los complejos preedípicos hacia la edipización de las relaciones objétales. ganización límite de la personalidad, puede transitoriamente mejorar con la
En ambos sexos, el desplazamiento de las necesidades frustradas de de­ evaluación diagnóstica estructural propuesta, en contraste con la regresión
pendencia, de la madre hacia el padre, matiza la relación edípica positiva de temporal aumentada cuando las defensas primitivas se interpretan en el caso
la niña, y la relación edípica negativa del niño. El desplazamiento de con­ de reacciones esquizofrénicas. Esta es, sin embargo, sólo una impresión pre­
flictos agresivos orales de la madre hacia el padre aumenta la ansiedad por la liminar.
castración y la rivalidad edípica en los niños, y la envidia del pene y distor­ Un tema importante es el de las características estructurales de pacientes
siones del carácter relacionadas, en las niñas. En ellas, la grave agresión pre­ con enfermedad esquizofrénica crónica durante periodos de remisión. Mis
genital hacia la madre refuerza las tendencias masoquistas en su relación con colegas y yo hemos observado varios tipos de organización de personalidad
los hombres, graves prohibiciones del superyó contra la genitalidad en gene­ en dichos pacientes. Algunos esquizofrénicos crónicos, parecen “sellarse” y
ral. y la relación edípica negativa hacia la madre como una idealización de­ presentan una organización neurótica de personalidad durante periodos de
fensiva y una formación reactiva contra la agresión. La proyección de con­ latencia; otros se cierran y presentan una organización límite; otros más,
flictos primitivos de agresión en la relación sexual entre los padres aumenta presentan una regresión psicótica típica cuando se les examina con el en­
las versiones distorsionadoras y temibles de la escena primaria, lo que puede foque estructural durante periodos de remisión clínica, indicando así la per­
tener extensiones de odio hacia todo el amor mutuo ofrecido por los demás. manencia o persistencia de una estructura esencialmente psicótica. Así, la
Más generalmente, el desplazamiento defensivo de los impulsos y conflictos estructura de personalidad subyacente en los pacientes esquizofrénicos cró­
de un padre al otro, fomente el desarrollo de fantásticas combinaciones, con­ nicos durante la remisión, puede no ser uniforme, y quizá sea posible dife­
fusas de imágenes paternales bisexuales, condensadas bajo la influencia de un renciar con criterios estructurales las organizaciones de personalidad psicó­
impulso particular proyectado. tica crónica propias de pacientes con un nivel de hermetismo más alto. Si
Todas estas características de conflictos instintivos de pacientes con or­ es así, esto puede tener implicaciones terapéuticas y pronosticas en términos
ganización límite de la personalidad pueden reflejarse en la sintomatología de las precondiciones para, y las características de, cambios en la organiza­
inicial y en su conducta sexual, fantasías y relaciones interpersonales. Pero, ción predominante de la personalidad que observamos en algunos pacientes
como mencioné, a menudo no se prestan para un análisis profundo durante esquizofrénicos durante la remisión.
las primeras entrevistas diagnósticas. Los criterios estructurales propuestos, particularmente el de prueba de
realidad, pueden considerarse como herramientas sumamente útiles para
usarse junto con una evaluación de los síntomas descriptivos de los diversos
trastornos psicóticos. El enfoque diagnóstico estructural puede enriquecer
CONCLUSION notablemente la agudeza, precisión y exactitud de nuestros diagnósticos di­
ferenciales y añadir elementos importantes a las consideraciones terapéuticas
Un número de temas requiere mayor investigación clínica y experimental y de pronóstico de cada caso individual. Algunos casos seguirán probable­
mente, de todos modos, desafiando nuestra capacidad para el diagnóstico di­
ferencial, cuando menos, al intentarse en un periodo muy corto.
El enfoque estructural del diagnóstico diferencial de la organización lí­
mite de la personalidad subraya la importancia de diagnosticar al paciente
como un individuo total, y evaluar su vida interna de relaciones objétales
«swá-ríí zx en términos de su concepto de sí mismo y de los otros significantes. De ma­
reduciendo temporalmente, en efecto h nérdiX íi condlclones’ nera paradójica, este enfoque dinámico basado en la teoría de las relaciones
en estos pacientes. S.n embargo, será «cesar a m»v P,rUeba de real,dad objétales, que parece contrario a una forma más descriptiva de diagnóstico
firmar esto. Las características’ desen^ Para con‘ basada en los síntomas y la conducta, enriquece al diagnóstico descriptivo.
breves. y el hecho de que estén enclavadas en nJ H episodlOs psicoticos Desde el punto de vista de la metodología de la investigación, es más fácil
típica de la organización límite constituyen Inc cstructura dc personalidad y al parecer más “objetivo” clasificar la conducta humana en casilleros de
vos en ese momento. s cntenos diagnósticos pos»r’ manifestaciones conductuales, que estudiar al individuo en su totalidad. Sin
(Capítulo 1)
Diagnóstico estructural
22

d....»«..«. — -xd"
Y - <—
^diagnóstico de organización límite de la personalidad, afecta al pronós­
tico v al tratamiento. Donde el diagnóstico estructural determina la presencia
de organización límite de la personalidad mas que neurosis sintomática ordi-
2
nana v patología del carácter, indica limitaciones a la posibilidad de trata­
miento psicoanalítico; sugiere que sería más apropiada la psicoterapia psico- La entrevista estructural
anaíítica de expresión, a largo plazo e intensiva, más que un tratamiento de
apoyo-, señala la necesidad de evaluar cuidadosamente si, y cómo estructurar
la vida externa del paciente en tanto que tal terapia intensiva está en proce­
so; significa que, bajo condiciones de crisis aguda, se indica una intervención
en crisis. Por último tendrá que hacerse la decisión sobre qué enfoque de tra­
tamiento adoptar —psicoterapia de expresión o de apoyo. Para aquellos casos
en ios que esté contraindicada la psicoterapia de expresión y se opte por un Mi principal objetivo en este capítulo es ilustrar la utilidad clínica de la en­
enfoque de apoyo, deberá aceptarse la posibilidad de que un paciente pueda trevista estructural particularmente en el diagnóstico diferencial de los tras­
necesitar apoyo durante muchos años o quizá de por vida. tornos límite. Las descripciones clínicas detalladas de diferentes patrones
En mi opinión, este diagnóstico tiene un mejor pronóstico para muchos que surgen durante las entrevistas estructurales debieran también ilustrar los
pacientes hoy en día, de lo que tenía hace sólo 20 ó 30 años. En el caso de límites de utilidad de la entrevista estructural. En pocas palabras, mientras
pacientes con enfermedad esquizofrénica crónica, el diagnóstico de organiza­ más surge un síndrome psicótico u orgánico preciso, más se parece la en­
ción límite de la personalidad (en contraste con la estructura psicótica) du- trevista estructural al examen tradicional del estado mental. Pero para los
rante periodos de remisión indica la posibilidad de psicoterapia psicoanalí- pacientes dentro del espectro neurótico o límite de la psicopatología, las ven­
nca e implícitamente la pos.bil.dad de mejorar de manera fundamental la tajas de la entrevista estructural rápidamente se hacen evidentes. Esta no
sólo agudiza el diagnóstico diferencial sino también revela información con
tecoó^d V P"SOna"dad Y' díCSK m°d0' P^Porcionar al paciente pro implicaciones terapéuticas y pronosticas importantes. Nos habla de la mo­
lección adicional contra una quiebra psicótica.
tivación del paciente, de su capacidad para la introspección y para la cola­
boración en el tratamiento terapéutico, y su potencial de “acting out” y de
descompensación psicótica.
Una cuestión importante es si debiera hacerse una historia psiquiátrica
estándar antes de la entrevista estructural, la que, bajo estas condiciones,
substituye al examen tradicional del estado mental; o si, la historia y el exa­
men, debieran substituirse por una entrevista estructural, que da como resul­
tado una elaboración selectiva de la historia a la luz de Jos descubrimientos
en la entrevista misma.
Las ventajas de arrancar con la clásica elaboración de una historia son
que este método se ajusta con más facilidad al entrenamiento de residentes
psiquiátricos para la elaboración de historias y examen; que permite al psi­
quiatra diagnosticar rápidamente la psicopatología obvia, psicótica y orgá­
nica (donde la entrevista estructural es mucho menos importante), y, como
este enfoque es más tradicional, disminuye la ansiedad inicial del paciente
al ajustarse a las expectativas ordinarias de la interacción paciente-doctor.
Comenzar con la elaboración de una historia también evita las consecuencias
de un brote grave prematuro de defensas primitivas (con la activación de
desarrollos intensamente negativistas o de oposición, en particular en el caso
de pacientes paranoides).

23
La entrevista estructural (Capitulo
24
La entrevista estructural 25
Las desventajas de empezar con una elaboración tradicional de la historia
antes de la entrevista estructural son que permite que las operaciones defen­
sivas predominantes del paciente se oculten, y, en especial con las estructuras
neuróticas o límite hace más fácil para el paciente “adaptarse” protectiva-
mente a la entrevista, lo que disminuye la ansiedad en tanto que obscurece
las áreas de conflictos actuales y los desarrollos de transferencia temprana.
Al sopesar estas ventajas y desventajas, creo que en tanto menos tiempo
tenga el entrevistador para una evaluación completa del paciente, y mientras
menos experiencia haya tenido en entrevistas estructurales, mayor es la ven­
taja de comenzar con una historia estándar y luego cambiar a la entrevista
estructural. En contraste, en tanto mas tiempo disponible, más experiencia
del entrevistador, y más se centre el diagnóstico diferencial en las fronteras
entre estructura neurótica y límite y entre límite y psicótica, más útil sera
comenzar con una entrevista estructural, en el entendimiento de que la in­
formación histórica requerida en los casos individuales encajará naturalmente
en las fases avanzadas de la entrevista estructural.
El entrevistador comienza por pedir al paciente un breve resumen de sus
razones para venir a tratamiento, sus expectativas de éste y la naturaleza de
sus síntomas predominantes, problemas o dificultades. Si bien, el patrón de
búsqueda que sigue a las preguntas iniciales de apertura puede variar en los
diferentes enfoques a la entrevista estructural (Stone, 1980; Selzer, 1981),
mi preferencia es seguir el interrogatorio inicial con una búsqueda sistemática
explorando el ciclo de “síntomas de anclaje” de la psicopatología clave indi­
cados en el perímetro del círculo de la figura 2—1.
Terminada la exploración, el entrevistador se centra en los síntomas sig­
nificativos que han surgido en el curso de la misma, explorándolos según
aparezcan en la interacción del aquí y ahora de la entrevista, seguidos de cla­
rificación, confrontación e interpretación tentativa, con atención cuidadosa
sobre las reacciones del paciente a estas intervenciones. La capacidad del pa­ Conducta
ciente para empatizar con el interrogatorio del entrevistador, para clarificar
Afecto
más los temas que se refieren a su identidad del yo, relaciones objétales, _♦ ^-Contenido (delirios)
prueba de realidad y configuraciones actuales de defensa-impulso, da una Pen«.m.entoCOrganÍ2ac.ón
indicación de su capacidad para la introspección. El diagnóstico estructural Y Alucinaciones
depende en gran medida de cómo maneje el paciente las clarificaciones, con­
frontaciones e interpretaciones. Fig. 2-1. Ciclo de síntomas de anclaje.
Si, por ejemplo, la investigación inicial ha revelado alguna evidencia de
difusión de identidad y defectos en la prueba de realidad, el entrevistador
primero trata de ampliar la expresión de estas características en la interac­ para la prueba de realidad, los pacientes límite revelan una reorganización a
ción de la entrevista en el aquí y ahora. Luego, confronta al paciente, ha­ menudo sorprendente y mejoría en el funcionamiento con estas clarifica­
ciéndole notar las discrepancias en lo que éste ha dicho u otras posibles in­ ciones, confrontaciones e interpretaciones. Son capaces de empatizar con
congruencias que indiquen la posible naturaleza defensiva de su conducta. las "confusiones” del entrevistador, para clarificar y corregir sus propias per­
Además, el entrevistador tentativamente interpreta el posible significado cepciones y utilizar estas correcciones constructivamente en las fases sub­
de las discrepancias, o que estimula más al paciente a explorar su conducta secuentes de la entrevista. Además los pacientes límite demuestran alguna
y motivaciones. Se le pregunta al paciente cómo ve estas inconsistencias capacidad para la introspección y el “insight” respecto a la base de las in­
congruencias. Como se señaló los pacientes con estructuras psicóticas carecen
XZÍ ™ Pudi- cianf^ lo que’ de esta habilidad de empatizar con los criterios sociales ordinarios de la rea­
Las respuestas del paciente son de importancia primordial o->ra diferen- lidad, y los intentos por clarificar pueden, por lo tanto, revelar mayores dis­
car las estructuras neurótica, límite y ps.c6t.ca su capacidad inucta torsiones en la prueba de realidad. Los pacientes neuróticos, a diferencia de
La entrevista estructural (Capítulo 2)
26
La entrevista estructural 27
los casos límite surgen con un concepto integrado de ellos mismos, lo que,
a su vez, tiende a aumentar la empatia del entrevistador con ciertos aspectos respecto”. Si la entrevista ocurre en el contexto de una consulta de hospital
o de una investigación, o si el entrevistador tiene de otras fuentes, informa­
de sus conflictos y su realidad, y con sus conceptos integrados de los otros
ción previa sobre el paciente pudiera añadir un comentario explicativo como:
significantes, Esto último le da a la realidad interpersonal de estos pacientes
"He tenido oportunidad de saber algo de sus dificultades, pero estoy muy
v a su historia pasada una notoria presencia. En tanto que los pacientes lí­
interesado en conocer de usted directamente cómo ve todo esto”, o “me
mite quizá aumenten su conducta realista durante la entrevista, simultánea­ gustaría decirle que aunque tendré oportunidad de saber de sus dificultades
mente quedan claros el vacío, el caos, y la confusión en su situación vital y por los miembros del personal (o, de la persona que le refirió para consulta,
en sus relaciones objétales. etc.) en este momento no tengo ninguna información suya”.
Con los pacientes que son inarticulados y se comunican mal, deberá Este inicio permite al paciente hablar de sus síntomas y de las princi­
traerse información de fuentes diversas a la entrevista que contribuyan al pales razones para venir a tratamiento, así como extenderse sobre la natu­
proceso diagnóstico. Tal información puede propiciar inferencias sobre los raleza de otras dificultades. Permite al entrevistador evaluar indirectamente
síntomas de anclaje. Entonces podrá intentarse enfatizar en los síntomas la conciencia del paciente sobre su enfermedad y la necesidad de tratamien­
del aquí-y-ahora y la clarificación, confrontación e interpretación. Esta in­ to, y la naturaleza realista o no realista de sus expectativas sobre dicho trata­
vestigación más detallada puede realizarse con algunos de los síntomas de miento y reacciones a las recomendaciones de tratamiento ya sugeridas.
anclaje presentados, hasta que el entrevistador se sienta a gusto con el diag­ En respuesta a estas preguntas, los pacientes sin psicopatología psicótica
nóstico estructural. u orgánica pueden hablar libremente sobre síntomas neuróticos y dificulta­
La entrevista diagnóstica estructural, combina entonces, un enfoque des en los aspectos psicológicos de su vida social, que señalarían rasgos pa­
psicoanalítico sobre la interacción paciente-entrevistador con una técnica tológicos del carácter; así, indirectamente, dan la primera señal de buena
psicoanalítica para interpretar los puntos conflictivos y las operaciones de­ prueba de realidad. La capacidad para recordar estas preguntas, para res­
fensivas de la interacción para destacar simultáneamente los síntomas de an­ ponder a ellas en una forma coherente, bien integrada, también indica un
claje clásicos de la psicopatología descriptiva y la estructura subyacente de buen sensorio, buena memoria y probablemente, inteligencia normal o aun
la personalidad. alta. Representa, por lo tanto, un primer ciclo automático a lo largo del
Un rasgo importante del modelo propuesto para la entrevista estructural perímetro completo de los síntomas de anclaje.
es su naturaleza cíclica. El concepto de los síntomas de anclaje como locali­ En contraste, los pacientes con alteraciones en el sensorio (atención,
zados en un círculo a lo largo de su perímetro hace posible para el entrevis­ orientación, conciencia, comprensión o juicio disminuidos) pueden tener
tador, al ir de un síntoma cardinal al siguiente, regresar, con el tiempo, al dificultades para responder a tales preguntas, y lo mismo es cierto para pa­
punto de partida y reiniciar un nuevo ciclo de interrogatorio, en profundo cientes con déficit intelectuales o de memoria (particularmente capacidad
contraste con un modelo de interrogatorio, tipo “árbol de decisiones”, que limitada para la abstracción) —o sea, pacientes con síndromes orgánicos agu­
tiene un patrón fijo de progresión. “Retomgr el ciclo” a lo largo de los sín­ dos o crónicos del cerebro.
tomas de anclaje permite al entrevistador regresar tan a menudo como sea Los pacientes pueden ser también excesivamente concretos, vagos o con­
necesario a los mismos puntos en diversos contextos, volviendo a comprobar fusos, o evasivos en sus respuestas a estas preguntas. El entrevistador puede
descubrimientos preliminares en las etapas posteriores de la entrevista. Como entonces discretamente clarificar la discrepancia entre las preguntas y las
se verá, no se pretende que los síntomas de anclaje se exploren sistemática­ respuestas. Ayuda al preguntar si el paciente siente que ha respondido por
mente en forma invariable, uno por uno. Dependiendo de los primeros des­ completo a lo que se le preguntó o si cree que las preguntas no han sido su­
cubrimientos, se recomiendan diferentes enfoques para este ciclaje del inte­ ficientemente claras o son quizá abrumadoras. Si reconoce ahora dificultades
rrogatorio. para seguir o entender al entrevistador, las preguntas deberán repetirse, fra­
searse de algún modo diferente, y el entrevistador deberá explorar entonces
si el paciente tiene todavía dificultad para entender. Si éste es el caso, debe
explorar a continuación cuál es la naturaleza de la dificultad. De este modo,
LA FASE INICIAL DE LA ENTREVISTA ESTRUCTURAL “entrando” a menudo en el ciclo diagnóstico a través de la evaluación de los
síntomas, la entrevista puede llevar ahora, rápidamente, a la clarificación,
Es útil iniciar la entrevista con algunas preguntas (directas o indirectas) pre­ confrontación e interpretación de la dificultad, lo que permite al entrevista­
sentadas en secuencia, proporcionando así una clara idea de lo que se espera dor diferenciar la confusión que se origina en la intensa ansiedad y en la ma-
del paciente y sus diversas formas posibles de respuesta. Además, la misma linterpretación psicótica de la situación total, negativismo y alteración del
capacidad del paciente para entender una serie de preguntas y contestarlas sensorio, o graves déficit de memoria o inteligencia.
pone a prueba su funcionamiento sobre varios síntomas de anclaje claves. El paciente puede responder en formas que tengan poca, o ninguna, re­
Una encuesta inicial típica pudiera Str así: “Estoy interesado en oír qué es lación aparente con la pregunta inicial. Un paciente esquizofrénico grave­
lo que le trajo aquí, cuál es la naturaleza de sus dificultades o problemas mente desorganizado, uno con síndrome hipomaniaco, o con una grave
qué espera del tratamiento y en qué punto se encuentra Ud. ahora a este
(Capítulo 2)
La entrevista estructural La entrevista estructural 29
28
La investigación de rasgos patológicos del carácter, fundamental para
evaluar no sólo el tipo de patología del carácter o de la personalidad sino
también su gravedad (y, en el mismo tenor, la presencia o ausencia de orga­
nización límite de la personalidad, con su síntoma de anclaje clave de difu­
sión de identidad) es un foco crucial en la entrevista estructural. La primera
pregunta, una vez que se ha llegado a este punto del interrogatorio, puede
formularse como sigue-. “Me ha dicho usted sobre sus dificultades, y ahora,
esta forma, las manifestaciones tempranas de perdida de prueba de realidad, me gustaría saber más de usted como persona. ¿Podría describirse usted mis­
síntomas psicóticos y síntomas orgánicos agudos o crónicos, pueden obte­ mo, su personalidad, lo que piensa que es importante que yo sepa, de modo
nerse junto con desarrollos prematuros de transferencia característicos de que pueda yo tener un sentimiento real hacia usted como persona?”. Esta
pacientes con grave patología del carácter. pregunta representa un nuevo reto, un nivel más profundo de interrogatorio
Si un paciente responde primero apropiadamente a las preguntas inicia­ que, bajo circunstancias óptimas, puede llevar a un paciente a una disposi­
les, pero luego se pierde en detalles al intentar clarificarlas más, el entrevis­ ción autorreflexiva. Puede entonces describir sentimientos sobre él mismo,
tador deberá explorar de nuevo en busca de varios complejos de síntomas. sobre las áreas importantes de su vida (estudios o trabajo, familia, vida social,
¿Dentro del ámbito de los síntomas neuróticos, está el paciente perdiéndose sexo, intereses políticos y culturales, tiempo libre), y en particular, sus rela­
en detalles a causa de tendencias obsesivas? ¿Es vago y precavido para ex­ ciones clave con los demás significantes.
presar tendencias paranoides? En cuanto a la pérdida de prueba de realidad Si el paciente puede en forma espontánea presentar tal información so­
y síntomas psicóticos, ¿es evasivo a causa de delirios paranoides subyacentes bre él mismo, proporciona así una indicación de buena prueba de realidad.
u otras interpretaciones psicóticas de la presente interacción? ¿Se pierde en Los pacientes psicóticos con la capacidad para mantener cierta semejanza
detalles a causa de problemas en sus funciones cognoscitivas por alteración a una relación apropiada con la realidad, pueden haber llegado a este punto
en el sensorio o por pérdida crónica de memoria e inteligencia? De nuevo, la de la entrevista sin mostrar mayores molestias. Para ellos, contestar una pre­
clarificación y exploración discretas con el paciente sobre su dificultad para gunta tan abierta satisfactoriamente es, sin embargo, virtualmente imposible
responder (confrontación) y la exploración tentativa de las razones para la ya que esto requiere la capacidad para conservar la empatia con aspectos or­
dificultad en la comunicación (interpretación) pueden atraer la atención so­ dinarios de la realidad social (tal como el interés del entrevistador en la per­
bre uno u otro de los síntomas principales de anclaje y proporcionar pistas sonalidad del paciente). La capacidad del paciente para explorar en profundo
tempranas hacia las características estructurales y descriptivas del paciente. su personalidad puede indicar ahora que ha mantenido la prueba de realidad.
Si el paciente es capaz de entender y responder plenamente y en forma El entrevistador puede, por lo tanto, descartar la enfermedad psicótica (ade­
clara a las preguntas iniciales, y, al mismo tiempo, presentar un cuadro co­ más de los síndromes cerebrales orgánicos agudos y crónicos previamente
herente del síntoma principal que lo trajo a consulta y de otros problemas y descartados) del espectro de posibilidades diagnósticas.
dificultades, el entrevistador puede entonces plantear preguntas subsidiarias A veces, un paciente tiene gran dificultad para hablar de él mismo en
derivadas de la información ya presentada. Por ejemplo, puede preguntar so­ forma tan desestructurada a causa de factores culturales o de personalidad.
bre aspectos más precisos de síntomas, la fecha aproximada de su aparición El entrevistador puede entonces sugerir que el paciente describa sus relacio­
y su desarrollo, y síntomas relativos adicionales; esto puede completar la nes con las personas que son más importantes para él y que platique de su
información que se refiere a los síntomas neuróticos y, al mismo tiempo vida, estudios o trabajo, familia, vida sexual, realciones sociales, cómo pasa
indicar indirectamente que el paciente tiene un sensorio normal, no tiene su tiempo libre. Los pacientes con grave patología del carácter, especialmen­
déficit de memoria importantes y cuando menos un nivel de funcionamien­ te aquéllos con rasgos gravemente represivos o paranoides, pueden encontrar
to de la inteligencia normal. Sin embargo, si en el curso de la descripción del difícil proporcionar incluso esta información más concreta y circunscrita.
paciente de sus dificultades, se refiere específicamente a la concentración Dejar de responder a esta pregunta más directa sería una primera indicación
memoria y a sus funciones cognoscitivas en general, ci entrevistador tendría de grave patología del carácter. El entrevistador investigará entonces la di­
ahora una buena razón para centrarse más en los síntomas de síndromes ce- fusión de identidad (para el diagnóstico diferencial de la organización límite)
e incluso reevaluaría la prueba de realidad.
de ouria0nru7L07gUd??7rÓniCOS’ pCr° ?°n Una comPre™0" preliminar F.I procedimiento en este caso sería que el diagnosticador señalara al pa­
de que la prueba de realidad se consena (y el paciente, por lo tanto aun si
esta afectado orgánicamente, no está demente) ciente que éste parece tener dificultades para hablar sobre él mismo como
persona. El entrevistador puede entonces preguntar en qué medida cree el
en.?3"00 reTuesCas del paciente no llevan en una dirección “orgánica”
paciente que esta dificultad se deba a las circunstancias de la entrevista mis­
de °XÍon qU' ind,ca Un n,Vel de f“nclo"~o excclen- ma, la aprensión por ser entrevistado en general, o a temores específicos
sobre el entrevistador o la situación diagnóstica (explorando así por posibles
El foco de la entrevista puede ahora dar un piro a o I * Sln.t0,mls ,ne''r<>t>C0S. rasgos paranoides), o si la dificultad refleja un problema general que el pa-
la investigación de rasgos patológrcos del cXer (v^ura^O *""™
La entrevista estructural (Capítulo 2)
30 La entrevista estructural 31

cíente tiene para clarificarse a sí mismo quién es él o cuáles son sus relaciones me de otros aspectos de la conducta de él. Es como si, cuando le pidiera que
con el mundo que lo rodea y con los demás (lo que explora pos.bles rasgos hable de usted misma, pareciera obligada a hablar de cómo la trata su esposo.
esquizoides). Como respuestas a esta exploración, los pacientes con organiza­ Encuentro esto desconcertante, ¿Puede usted darse cuenta que tengo dificul­
ción límite pueden presentar operaciones defensivas primitivas, como iden­ tades con su actitud?” La paciente puede entender lo que desconcierta al en­
tificación proyectiva, escisión, disociación primitiva de aspectos contradicto­ trevistador y explicar por ejemplo, que ella se siente tan abrumada por su
rios de la experiencia de sí mismo, negación, grandiosidad, fragmentación de esposo que es como si no tuviera derecho a examinar cómo se siente sobre
afectos, omnipotencia o devaluación. La entrevista se ha centrado ahora en ella misma (indicando así, en esta situación, su prueba de realidad). O ella
un segmento específico del perímetro de los síntomas de anclaje, a saber, puede decir en un tono suspicaz y temeroso, que está tratando de señalar que
aquél que se extiende desde rasgos patológicos del carácter a través de difu­ su esposo la trata mal y preguntar si el entrevistador está insinuando que
sión de identidad hasta prueba de realidad. estas dificultades son toda su culpa (haciendo así que broten dudas sobre
Describí en el capítulo 1, cómo reconocer clínicamente la conservación su prueba de realidad, además de señalar rasgos paranoides).
de la prueba de realidad. Si el afecto o emociones del paciente, su conducta Si lo último fuera el caso, el cntrevistador puede ahora preguntar a la
o su contenido del pensamiento en las primeras etapas de la entrevista son paciente por qué la pregunta de él, sobre si ella podría estar contribuyendo
claramente inapropiados, indicando la posibilidad de una enfermedad psicó- de algún modo a las dificultades con su esposo, le sugieren la insinuación
tica u orgánica importante, la existencia de delirios o alucinaciones puede de que las dificultades eran toda su culpa. El sigue así la técnica de realizar
explorarse más directamente. (Este aspecto de la entrevista se discute más ciclos de clarificación, confrontación e interpretación alrededor de un área
adelante). Si, a pesar de esto, no ha sido obtenida todavía en la entrevista de molestia en la interacción que puede proporcionar mayor información
una fuerte evidencia de psicosis, y la información del paciente no ha dado sobre la personalidad del paciente, clarificando al mismo tiempo su capaci­
ninguna razón al entrevistador para pensar que hubiera tenido alucinaciones dad de prueba de realidad.
o delirios en el pasado, o, si las ha tenido, que aún permanecen, el entrevis­ Es importante primero clarificar si el paciente tiene una estructura psi-
tador puede ahora centrarse en forma más precisa en aquello que parezca cótica —o sea, ausencia de prueba de realidad (lo que por definición, indi­
más inapropiado, extraño, o atrevido, en el afecto, contenido de pensamien­ caría que el paciente no es límite)— antes de investigar la difusión de iden­
to o conducta del paciente. tidad. El sentido de identidad del paciente diferencia la patología límite del
Como mencioné, animar al paciente a que hable sobre él mismo libre­ carácter (caracterizada por difusión de identidad) de la patología no límite
mente, en particular a pacientes con organización límite o síndromes psicó- (donde la integración de la identidad está intacta).
ticos que han pasado hasta ahora inadvertidos, puede activar las operaciones Si, en el curso de explorar las características de personalidad del pa­
defensivas primitivas, y los rasgos interpersonales de estas defensas manifies­ ciente o los rasgos patológicos del carácter, no surge nunca la cuestión de
tas en la interacción inmediata paciente-entrevistador. El diagnosticador pérdida de prueba de realidad (o es rápidamente contestada en forma satis­
puede primero experimentar esta distorsión como una sensación de estrés o factoria en el sentido de que se mantiene dicha prueba de realidad), la en­
trevista entonces entra a la fase media, en la que la evaluación de la difusión
tensión; su sentido interno de libertad al interactuar con el paciente dismi­
de identidad (y por lo tanto el diagnóstico diferencial de la organización lí­
nuye. Puede, con el tiempo, encontrar que una relación objetal regresiva
mite) se convierte en el objetivo principal. Pero si al evaluar la personalidad
específica ha sido activada y sobreimpuesta sobre la apropiada, orientada
a la realidad, de la entrevista. del paciente, surge claramente que la prueba de realidad se ha perdido, la
entrevista entonces se centra en la naturaleza de la psicosis del paciente.
Si, en este punto, el entrevistador, centrándose en el afecto o emociones Debiera estar claro para ahora que, aunque la entrevista comience en una
del paciente, contenido de pensamiento y conducta, comparte con él lo que forma normal en todos los casos, la naturaleza de las preguntas, la interac­
le parece mas desacostumbrado en cualquiera de estos aspectos, y pregunta ción y la calidad toda de la entrevista variará considerablemente según la na­
s. éste puede exphear la sensac.ón del entrevistador de que la presentíctón turaleza de la psicopatología del paciente. En la entrevista estructural, éste
del paciente nene un aspecto extraño o desconcertante, la respues a de este es un efecto deseable, una consecuencia de la conexión sistemática por parte
último puede dar luz sobre su prueba de realtdad. La prueba de realidad e del entrevistador de la información del paciente con la naturaleza de la in­
teracción paciente-diagnosticador.
sutil, en su capacidad oara em * interacción y, en una forma más
respecto del pac.ente, en un sentPdVmLlmphoP^0011 Cntrevistador LA FASE MEDIA DE LA ENTREVISTA ESTRUCTURAL
jera más de usted mímTp^^ “Cuando le pedí que me di-
Organización neurótica de la personalidad
a hablar sobre cómo la trata su marido Un nn SC°.ncert?da’ y ,ucg° comenzó
Los pacientes con neurosis sintomáticas y patología .aoJ.ímjK del carácter-
si tenía algún problema pXlTc.onaíseXu ‘C pregUnté
cías y por que mencionaba usted este «..rm ¡ U CSPOSO ^aJ° tales circunstan­ son .aquéllos que son-capaces dejespondecen laJasejniculdeja entKVisu
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te J W Particular, respondió diciéndo- BIBLIOTECA
AD ’.A SALLE
(Capítulo 2)
La entrevista estructural La entrevista estructural 33
32
propia mente la pregunta que se refiere a la integración del autoconcepto,
puede entonces explorar la integración del paciente de los conceptos de los
demás significantes. Los pacientes con organización límite y el correspon­
diente síndrome de difusión de identidad presentan típicamente una incapa­
Su capacidad de prueba de realidad permite al entrevistador desechar la po­ cidad para integrar las representaciones de los demás significantes con pro­
sibilidad de enfermedad psicótica, y presentan un sensorio obviamente nor­ fundidad. Estos pacientes tienen más problema en presentar una imagen
mal descartando así, igualmente, síndrome cerebral orgánico, Estos PaclcJ‘ dotada de vida de las personas que son importantes para ellos, que de aque­
tes'son capaces, cuando el entrevistador les pide mayor información, de llas a quienes conocen sólo casualmente. Una pregunta clave aquí podría
extenderse sobre sus síntomas presentes o sus dificultades en formas que ser: “Me gustaría pedirle que me diga algo sobre las personas que son ahora
tienen sentido. Entienden claramente no sólo el contenido manifiesto de las más importantes en su vida. ¿Podría decirme algo de ellas de modo que,
las preguntas del entrevistador sino también las sutiles implicaciones de éstas. dado nuestro tiempo tan limitado, pudiera yo formarme una clara impre­
Una entrevista así, puede parecer al observador desde fuera muy similar sión de ellas?”. Ahora puede explorar el grado de integración de representa­
a una entrevista psiquiátrica tradicional o normal. Ahora, el área principal ciones objétales versus la falta de integración y, en este contexto, el grado
donde el entrevistador se centra en el perímetro del círculo de síntomas de de patología de la vida interpersonal del paciente. Tanto la integración o
anclaje, es la de los rasgos patológicos del carácter. Las preguntas debieran difusión de identidad (un criterio estructural seccional transversal) como la
ahora centrarse sobre las dificultades del paciente para las relaciones inter­ naturaleza de las relaciones objétales del paciente (un criterio histór¿co-es-
personales, para adaptarse al entorno, así como sobre sus necesidades psico­ tructural-longitudinal) pueden quedar clarificadas en el proceso.
lógicas percibidas internamente. De nuevo, cada vez que surjan contradicciones internas en la narración
Cualesquiera pistas que el paciente hubiera dado antes sobre dificultades del paciente, el entrevistador puede clarificar éstas primero, luego discreta­
en cualquiera de estas áreas debieran explorarse ahora, y esta exploración mente confrontarlo con estas contradicciones evidentes o potenciales y eva­
deberá seguirse con una pregunta más general como: “Me gustaría saber aho­ luar su capacidad para reflexionar en las observaciones del entrevistador. El
ra más de usted como persona, la forma en que se percibe a sí mismo, la entrevistador puede así estudiar la capacidad de introspección del paciente.
manera en que siente que los demás le perciben, lo que usted piense que Finalmente, si surgen puntos conflictivos obvios en la exploración de tales
podría ayudarme a formar con profundidad una imagen de usted, dentro áreas contradictorias —dentro del autoconcepto o el concepto de los demás
de este tiempo limitado”. Esta pregunta busca mayor información respecto significantes— a la clarificación y la confrontación puede seguir una inter­
a problemas caracterológicos y conduce a un diagnóstico más específico res­ pretación tentativa, sólo en el aquí y ahora, de las implicaciones potencial­
pecto al tipo predominante de rasgos patológicos del carácter, la conste­ mente dinámicas o conflictivas de dichos puntos.
lación patológica, dominante del carácter. Al mismo tiempo, la pregunta En tanto procede esta parte de la entrevista con un paciente neurótico
también hace posible una evaluación de la difusión de identidad. típico, el entrevistador debiera centrarse en los efectos que la exploración
Si el paciente ahora transmite información que el entrevistador no puede está teniendo en la interacción real entre él mismo y el paciente. La explo­
conjuntar en su mente, particularmente datos contradictorios que no encajan ración de áreas de confusión, contradicciones internas y conflictos poten­
con la imagen interna que el entrevistador está elaborando lo indicado es una ciales, puede aumentar la ansiedad del paciente al igual que movilizar sus
exploración discreta de tales contradicciones potenciales o manifiestas La fi- operaciones defensivas predominantes. En forma característica, en el pa­
ciente neurótico, estas defensas serán poco importunas, 'de modo que en la
cnntr d enrr7I,stador es evakar grado en el que las representaciones práctica es a menudo muy difícil diagnosticar la existencia de represión, des­
contradictonas del si mismo están presentes (una indicación de difusión de
plazamiento, racionalización o intelectualización, al evaluar la interacción
ime^d0 a° C' grad° 3 rqUC C’ paciente Pr«enta una concepción sólida bien inicia! del paciente con el entrevistador. Al principio de la interacción con
tegrada de si mismo. Con mucha frecuencia hay áreas periféricas de aura-
pacientes neuróticos pueden detectarse sólo formaciones de reacciones y
ssxxsasj r los rasgos inhibidores del carácter que asumen funciones defensivas inme
diatamente y rasgos patológicos del carácter en general (los que, por supues­
™agen de s, nusmo. Estas áreas a.sladas pueden ser^.n f d°’ integrada to, siempre asumen funciones defensivas). Las defensas de alto nivel pueden
de conflictos intrapsíquicos o dificultad n SCr Una ^uente importante inferirse indirectamente del contenido de lo que se discute pero pocas veces
equipararse a la d.Uón £ TdetX 1 PCr° “¡eran se muestran en forma directa en las primeras entrevistas.
armonía en los pac,entes neuróticos, pero debiera h’h"’ esPcramos total Como se señaló en el caso de pacientes límite la exploración de la difu­
jetiva central del autoconcepto sobre la n haber una integración sub­ sión de identidad (en la línea de la disociación del autoconcepto y de los
pueda construir una imagen mental del oacienr; C°m° baSC’ el enirevistador conceptos de los demás significantes) activa típicamente operaciones defen­
La siguiente pregunta se ocupa de los r sivas primitivas que surgen más bien en la interacción con el diagnosticador
paciente. Una vez que el entrevistador ha S1gnif‘cantes en la vida del que en el contenido de las comunicaciones verbales. En tanto más se trans-
° r ha contcst ado tentativamente en su
La entrevista estructural (Capítulo 2)
34 La entrevista estructural 35
forme altere o distorsione la interacción inmediata entre paciente y diag-
nosucador por dichos procesos defensrvos, más probable es que predom.nen sólo muy generalmente, y no intentar clarificar, confrontar o interpretar la
las operaciones defensivas primitivas. Así queda confirmado un criterio es­ caracterización del paciente de sus experiencias pasadas; más bien, la infor­
tructural significativo para el diagnóstico de la organización limite de la per- mación sobre el pasado debe registrarse como se presenta.
Los pacientes con organización límite de la personalidad típicamente
S°n&En el caso de pacientes que no muestran ninguna indicación de difusión presentan difusión de identidad, pero las personalidades narcisistas presentan
de identidad o de operaciones defensivas primitivas, pueden entonces ex­ una complicación importante a este respecto. La personalidad narcisista por
plorarse áreas dominantes de conflicto, inhibiciones emocionales o desarrollo lo general tiene un autoconcepto integrado, pero éste es patológico y gran­
sintomático, al punto en que se toquen los límites de darse cuenta consciente dioso. Sin embargo, presenta con claridad una falta de integración del con­
o preconsciente -en otras palabras, hasta los límites de sus barreras represi­ cepto de los demás significantes —facilitando así el diagnóstico de la difusión
vas. En estos casos, el diagnosticador puede formular hipótesis dinámicas res­ de identidad y la predominancia de operaciones defensivas primitivas, parti­
pecto a los conflictos intrapsíquicos inconscientes. A menudo las hipótesis se cularmente omnipotencia y devaluación.
refuerzan por la continuidad natural entre las experiencias actuales del pa­ Las características estructurales de la personalidad narcisista surgen con
ciente y su recuerdo de experiencias pasadas, pero estas hipótesis dinámicas más lentitud en la entrevista estructural que las de la patología límite no
deben permanecer altamente especulativas. Mientras más sano el paciente, narcisista. Por lo general, es en la fase media de la entrevista, con un pacien­
más fácil para el diagnosticador en las primeras entrevistas hacer hipótesis te que claramente presenta buena prueba de realidad y ninguna evidencia
sobre conexiones entre el pasado consciente y el presente, pero, paradójica­ inicial de falta de integración del autoconcepto, donde surge en forma gra­
mente, más difícil es para el paciente eslabonar presente y pasado porque dual una superficialidad extraña o falta de disponibilidad de descripciones
estos lazos están reprimidos. en profundo de los demás significantes, junto con una sutil pero totalizadora
Con la organización neurótica de la personalidad, la exploración cuida­ expresión de autoengrandecimiento, y a menudo, una sutil o no tan sutil, ac­
dosa de los síntomas que se presentan, de la personalidad total y de los as­ titud derogatoria o despectiva hacia el entrevistador. A veces, en las perso­
pectos interaccionales de la entrevista que se enriquecen o complementan nalidades narcisistas con mejor funcionamiento, el diagnóstico surge primero
con otra información, prácticamente coincide con una elaboración sistemá­ en las descripciones que estos pacientes hacen de sus relaciones con otros,
tica de una historia. En estos casos, la información reunida al hacer la en­ más que en las interacciones con el entrevistador en sí.
trevista estructural es por lo general mucho más completa, más rica y más En contraste, en la patología límite no narcisista, la encuesta inicial re­
inmediatamente relevante para consideraciones del tratamiento, que el en­ lativa a los motivos de los pacientes para la consulta y sus expectativas del
foque normal. La información relevante que se refiere al pasado del paciente tratamiento, puede traer de inmediato un caudal de información caótica, al
sigue normalmente de la investigación de su personalidad actual. En todos parecer impensada, sobre ellos mismos, sus expectativas no realistas del tra­
los casos con estructura neurótica, después de completar la información re­ tamiento e ideas, conductas o emociones, extrañas e inapropiadas en relación
lativa a la enfermedad actual, es útil obtener una breve historia del pasado. con el entrevistador, lo que requiere una evaluación de la prueba de realidad
En el contexto de tal acopio de datos, es a menudo posible eslabonar tenta­ de dichos pacientes. Por ejemplo, una paciente puede comenzar a llorar al
tivamente, descubrimientos que se refieren a la personalidad del paciente exponer sus razones para venir a consulta, y cuando el diagnosticador ex­
con información sobre su pasado; una unión que pretende, no probar las plore con ella lo que la hace llorar (particularmente la posibilidad de una
hipótesis dinámicas sino los límites de entendimiento e integración espon depresión aguda o grave), la respuesta inmediata puede ser que llora porque
taneas del paciente sobre su pasado y presente. sabe que nadie va a hacer caso de lo que ella diga, y que todo el mundo, in­
cluso este psiquiatra, estarán de acuerdo con su madre con quien ella tiene
graves conflictos. En contraste, llorar como manifestación de una vulnera­
Organización límite de la personalidad bilidad emocional en una estructura esencialmente neurótica (por ejemplo,
en una personalidad histérica) puede desaparecer con facilidad bajo la ex­
lo general contamirán pasXoXnX^d'f"1'? d" ploración. La paciente reconocerá su rápido cambio de ánimo y la natura­
leza inapropiada de su emoción y mantendrá una empatia inmediata, es­
pontánea con la realidad de la presente interacción social.
vida actual del paciente límite con > i"* 5XP,oraaon cuidadosa de la Cada vez que la interacción emocional inmediata de la sesión se inten­
fusión de identidad -y, en este contexto Y CnfaS1S.en el síndrome de di- sifica profundamente en la fase inicial de la entrevista estructural (por la
objetales- por lo general prueba ser n t naturaleza de sus relaciones expresión de la conducta, afecto o pensamientos que afectan fuertemente
el tipo y gravedad de su patología del carácu^Es^ X' °S ParS clarific” esta interacción), se indica una exploración de estas manifestaciones en el
complementarse con una investigación e h tSta , ormacion deberá aquí-y-ahora, después de haber completado la exploración de las respuestas
manifiestos en la actualidad En esrnc ra * austlva síntomas neuróticos del paciente a la encuesta inicial. Ahora hay que tomar una decisión delica­
■ estos casos es preferible explorar el pasado
La entrevista estructural (Capítulo 2)
36 La entrevista estructural 37
da- donde la gravedad de las molestias intcrpcrsonalcs del pac ente en la in­
En el paciente límite típico, los síntomas neuróticos tienden a fundirse
teracción inmediata hace surgir en la mente del entrevistador la cuestión de
con dificultades caóticas difusas y generalizadas, que reflejan un grave mal-
si la prueba de realidad se conserva, se requiere una exploración inmediata
funcionamiento de la personalidad. Cuando hay falta de integración de la
de estas molestias. Bajo estas circunstancias, la clarificación y confrontación
identidad, a menudo es difícil o imposible obtener un panorama compren­
en el aquí-y-ahora de estas molestias interaccionalcs pueden clarificar la exis­ sivo de la vida del paciente. En el mismo tenor, las historias pasadas de tales
tencia de la prueba de realidad y asegurar al entrevistador que no está en pre­ pacientes son por lo general no confiables, altamente distorsionadas a la luz
sencia de una estructura psicótica. Puede entonces volver a la exploración de la psicopatología actual. En otras palabras, mientras más grave la pato­
de la patología del carácter del paciente en términos de otros aspectos de logía del carácter, menos confiable -y menos relevante de inmediato- es
su vida, y al mismo tiempo centrarse más en las operaciones defensivas pri­ la historia pasada. Aquí, por lo tanto, en contraste con pacientes con estruc­
mitivas manifestadas en la entrevista. tura neurótica, es difícil o imposible ligar los conflictos actuales predomi­
Pero cuando no se está cuestionando la prueba de realidad puede haber nantes con material del pasado psicodinámicamente significativo, y el inten­
una ventaja en hacer seguir a la primera encuesta un segundo grupo de pre­ to por hacerlo es, así, un procedimiento altamente cuestionable. En forma
guntas investigando más la vida actual del paciente y sus relaciones con los paradójica, sin embargo, los conflictos intrapsíquicos mutamente disociados
demás. F.l propósito aquí, es buscar la confirmación de indicaciones de di­ pueden hacer aparición muy rápido en el contenido manifiesto de las comu­
fusión de identidad en la información del paciente sobre él mismo y su vida nicaciones del paciente límite. Los conflictos clave pueden, entonces, estar
social Sólo después regresaría el entrevistador a las manifestaciones de ope­ más directamente asequibles en las entrevistas iniciales con pacientes límite
raciones defensivas primitivas y relaciones objétales patológicas en el aquí- que con pacientes neuróticos, en tanto que los lazos dinámicos con su pasa­
y-ahora. La pregunta clave es-. “Lo que usted me ha dicho sobre su vida me do permanecen obscuros. Por igual, la investigación de la personalidad actual
hace pensar en algo que he observado aquí, en esta hora, y me recuerda de de pacientes con organización neurótica lleva naturalmente a información
estas dificultades que usted mencionó. ¿Pudiera ser que (tal y tal conducta sobre su pasado. En contraste, la información inicial sobre el pasado obteni­
aquíi sea un reflejo, en su relación conmigo, de lo que usted ha dicho que da con pacientes con organización límite a menudo no es más que una ex­
le causa problemas con otras personas?”. pansión retrospectiva de conflictos actuales con los demás significantes.
Para decirlo un poco diferente, desde el punto de vista de la estrategia En pacientes con organización límite, particularmente aquéllos con es­
de explorar varias síntomas de anclaje, si un paciente con indicaciones ob­ tructura narcisista (ya sea que su funcionamiento expreso sea límite o no),
vias de patología del carácter revela tales molestias en el afecto, contenido es muy importante evaluar la conducta antisocial. Los rasgos antisociales,
del pensamiento o conducta, de manera que se cuestione su prueba de rea­ junto con la calidad de las relaciones objétales, son variables de pronóstico
lidad. se dará prioridad a la exploración de estos puntos más que a una ma­ cruciales para la psicoterapia intensiva en personalidades límite v deberán
yor exploración de los rasgos patológicos de su carácter fuera de la situación explorarse siempre antes de que se inicie el tratamiento. En especial en pa­
diagnóstica presente. Si a pesar de esto, se asegura primero la prueba de rea­ cientes con personalidad narcisista. es útil explorar en forma discreta si el
lidad. hay una ventaja en obtener antes mayor información sobre los rasgos paciente ha tenido dificultades con la ley y a qué grado estas conductas an­
patológicos del carácter y en reunir más evidencia sobre las dificultades en la tisociales como robar, hurtar en tiendas, mentiras crónicas y conducta de­
vida del paciente fuera de esta situación concreta. El objetivo es reunir in­ sordenadamente cruel, son antecedentes significativos. En la práctica, esta
formación relativa a la difusión de identidad y a las operaciones defensivas encuesta deberá integrarse con información relevante que el paciente pre­
primitivas en un área relativamente neutral, primero, y sólo entonces, ligar sente en otras áreas. Cuando las preguntas son hechas en forma directa y
esta información con la exploración de las implicaciones emocionales de natural, en el contexto de información relacionada obtenida del paciente,
estas manifestaciones caracterológicas en el momento. las respuestas son a menudo sorprendentemente directas y abiertas. (Natu­
ralmente, el paciente que admite que miente en forma crónica o que "cuenta
El tema de difusión de identidad puede, entonces, generalmente clan-
cuentos’’, sólo está lanzando una advertencia de que quizá pronto se vea ten­
tic arse y. en algún grado, diagnosticarse las operaciones defensivas prmu-
tado a hacer lo mismo con el terapeuta?.
tAas. A veces. sin encargo, en pacientes cuya prueba de realidad al prin-
forma gradual otras evidencias oue
* A L *«>,•>>“ * Organización psicótica de la personalidad
w>ai. inmadurez general
La presencia o ausencia de difusión de identidad diferencia la patología de»
valuar carácter límite de» no lím.te en ¡as entrevistas estructurales La presencia o
ausencia de prueba de reazdad diferencia ia organización liante úe »as estruc­
turas pscoticas.
Me refiero aquí a pac entes cor» enfermedad ps»có*.ca tbreora. en
contraste con desarropo* psicótxos secundarios a ur. síndrome cerebra» or-
•»« forma «Xmcer-te * ’ ’ qüiZa eMen en
(Capítulo 2)
l,a entrevista estructural
38 ha entrevista estructura!
• rl csncerro total ‘ir la enferme-
gánico crónico o agtido. •.su grup» aportantes y psicosis pnranoides preguntado o a retener las preguntas lo suficiente en tanto se preparaba una
ew|uizolrénica, trastorno, » rwo -n p run, , y P I
respuesta. De nuevo, sin entrar en un análisis detallado de la pérdida de fun­
quc no en. ajan en los o. os .lo síndromes psn ( ciones cognoscitivas que caracterizaría un síndrome cerebral orgánico qui­
siera subrayar el punto general de que, cuando un paciente demuestra in­
fCaladpswÜca" la respuesta del páctente a la encuesta inicial puede ya
capacidad grave para responder al grupo inicial de preguntas, los síntomas
indicar ausencia de prueba de realidad y, mis aun, una incapacidad tal para
de anclaje que reflejan anormalidades en el sensorio, memoria e inteligencia
responder en forma intutible a las preguntas del entrevistador que nene
deberán explorarse antes de volver al examen de los síntomas de anclaje
que evaluarse el espectro total de la enfermedad psicotica y del síndrome
principales de la psicosis funcional.
cerebral orgánico, agudo. Si es evidente que el paciente muestra una perturbación grave en la con­
En el caso extremo de un paciente que sea totalmente no responsivo a la
ducta verbal o no verbal, pero no hay alteración del sensorio, memoria o in­
encuesta inicial, el entrevistador deberá primero tratar de explorar con el si teligencia, entonces el entrevistador deberá retornar al grupo inicial de pre­
ha escuchado y entendido las preguntas. Si el paciente ha podido entrar ca­ guntas respecto a qué es lo que trac al paciente a tratamiento, la naturaleza
minando y en forma obvia se da cuenta y está alerta del entorno inmediato, de sus dificultades, qué espera del tratamiento y en que punto se encuentra
este mutismo es probable que indique una enfermedad psicotica funcional ahora. Si la respuesta a este segundo ciclo de interrogatorio es todavía ina­
más que un síndrome cerebral orgánico. Sin embargo, es útil para el entre­ propiada, confusa y desconcertante, o acompañada de emociones o conducta
vistador proceder por todo el perímetro del ciclo de síntomas de anclaje. que parecen inapropiados, el entrevistador deberá ahora centrarse en estas
Explorar el sensorio, luego la memoria e inteligencia, antes de volver a tomar emociones, conducta y contenido de pensamiento patológicos, compatir con
el ciclo para mayor atención sobre la prueba de realidad y síntomas psicóti- tacto sus observaciones con el paciente, y explorar en detalle el grado en el
cos importantes en la conducta, emociones, contenido y organización del que el paciente puede empalizar con la experiencia del diagnosticador sobre
pensamiento y alucinaciones. las respuestas del paciente como extrañas o desconcertantes.
La atención sobre el sensorio puede realizarse comprobando primero la Si es claro que la prueba de realidad se ha perdido respecto a cualquier
atención del paciente; "¿Le hice unas preguntas y usted no ha respondido, aspecto de la conducta, afccto/emoción o contenido del pensamiento del
pudo escuchar y entender lo que yo pregunté?”. Si el paciente continúa sin paciente durante la entrevista, deberá considerarse el diagnóstico de una psi­
responder, es útil averiguar si puede indicar que sí oye, entiende y está de cosis funcional, y el diagnosticador puede entonces cambiar a un enfoque
acuerdo o en desacuerdo con algunas de las preguntas hechas, con un movi­ • diferente hacia las manifestaciones alteradas dei paciente, intentando explo-
miento de la cabeza o por medio de cualquier otra señal. Bajo circunstancias | rar con él los significados posibles de estas manifestaciones en términos de la
tan extremas, es importante clarificar si entiende y está tratando de comuni­ experiencia subjetiva actual del paciente. En otras palabras, una vez que la
carse, aun cuando quizá no pueda hablar. 'pérdida de la prueba de realidad se ha confirmado, hay una ventaja en aban­
Una falta de respuesta a esta conducta exploratoria por lo general indica donar en forma temporal un enfoque confrontador y en seguir la experiencia
negativismo como parte de un síndrome catatónico o de enfermedad esqui­ interna del paciente correspondiente a sus manifestaciones de conducta. Más
zofrénica en general o un retardo psicomotor grave en grados extremos de exploración de las experiencias subjetivas del paciente puede llevar a un en­
enfermedad depresiva. A veces, en el paciente no responsivo, la comproba­ tendimiento de las conexiones entre su afecto, pensamiento y conducta, y
ción directa de rasgos catatónicos, particularmente negativismo, puede traer abrir el camino para un diagnóstico diferencial. ¿Está sufriendo el paciente
a luz una conducta directamente opuesta a las instrucciones dadas, flexibili­ una enfermedad esquizofrénica (con desorganización de estos eslabones) o
dad cérea, postura estereotipada o ambas, o conducta que da señales de en­ una enfermedad afectiva (en la que una organización interna liga el afecto,
fermedad esquizofrénica. En otros casos, sólo una exploración completa de conducta y pensamiento inapropiados, de modo que se mantenga un grado
la historia de la enfermedad actual, obtenida de otras fuentes, proporciona­ de armonía interna entre estas funciones psíquicas dentro de una organiza­
ría información más definida. Los pacientes orgánicos cuyo grado de con­ ción altamente patológica de ellas mismas)? La evaluación de experiencias
ciencia es suficiente para estar alertas a su entorno, son por lo general capa­ alucinatorias puede ahora enriquecer el diagnóstico de pérdida de prueba
ces de responder a preguntas simples que completarían la exploración del de realidad formulado antes con base en los procesos interaccionales. La
confirmación de alucinaciones indica, por definición, pérdida de la prueba
r¡u?cinde hmc°t°r,e'taC,Ón paC,entC’ grado de c°™encia, comprensión de realidad. De manera similar, el diagnóstico de delirios también confirma
enJh PU as o/; (Porque estas áreas se cubre" ampliamente perdida de prueba de realidad y por lo general da mayores pistas sobre la
" ""d" »'■■■'■ “ '■>~ naturaleza de la enfermedad psicótica.
Un principio general de la entrevista estructural con pacientes psicóticos
es que, una vez que la clarificación y la confrontación discretas confirman
la pérdida de la prueba de realidad, los procesos de pensamiento del paciente,
confusa al grupo inicial de preguntas se deb ó a né dTTT'* ° resPueSta
de inteligencia -o sea, una incapacidad nara P P ida de la memoria o falta la distorsión de la realidad y la experiencia interna ya no se desafían. Por el
P para entender con claridad lo que fue
La entrevista estructural (Capítulo 2)
40 La entrevista estructural 41

contrario, debiera ahora h‘ce^ U" 'entendimiento de° p™ A veces, puede haber cambios notables hacia la mejoría o empeoramien­
to de la interacción inmediata, después de una hipótesis interpretativa tal.
Otras veces, la respuesta es incierta. Los pacientes con enfermedad psicótica
entrevista estructural de pacientes psicóticos, el diagnosticador puede en paranoide que han preservado suficiente conciencia de la realidad para escon­
forma implícita ajustar sus intervenciones a las distorsiones graves en la in­ der sus pensamientos o temores reales, pueden simplemente mostrar evasi-
teracción con’ el paciente, ayudándolo a lograr una fase de terminación de vidad aumentada después de tales intervenciones exploratorias. Algunos de
la entrevista no amenazante o reductora de ansiedad. los más difíciles retos para la entrevista estructural (así como para todos los
En el caso de algunos pacientes psicóticos. con quienes la comunicación enfoques diagnósticos) se presentan por pacientes paranoides en quienes el
inicial es mucho más apropiada y libre, donde sólo la exploración de lo que diagnóstico diferencial entre personalidad paranoide y psicosis paranoide no
inicialmente apareció como grave patología del carácter lleva al entrevistador es claro. Pueden requerirse entrevistas diagnósticas repetidas para alcanzar
a evaluar la prueba de realidad y en forma eventual a la decisión de que ésta una conclusión más definida.
se perdió, la entrevista puede lucir mucho más parecida a la del paciente lí­ En el caso de pacientes con enfermedad psicótica activa, particularmente
mite típico. De hecho, los pacientes con verdaderas alucinaciones y delirios esquizofrenia y enfermedad maniaco-depresiva, el énfasis principal de la en­
a veces presentan inicialmente sus delirios o alucinaciones, respectivamente, trevista estructural debiera ser sobre la naturaleza de los síntomas que se pre­
como ideas o ilusiones (o seudoalucinaciones) sobrevaluadas (y hasta obse­ sentan, con el objeto de diferenciar las psicosis importantes y los subtipos
sivas). Bajo estas condiciones, puede ser útil explorar a qué grado el paciente dentro de ellas. En estos casos y en pacientes con síndrome cerebral orgánico
está tratando de mantener una evaluación “razonable” o “normal” de su y pérdida de la prueba de realidad, la investigación sistemática de la historia
pensamiento o de sus percepciones sensoriales porque él teme que de otro de la enfermedad actual, así como la historia pasada, por lo general requiere
modo podría considerársele “loco”. alimentación de otras fuentes, y no forma parte de la entrevista estructural
Por ejemplo, una pregunta ilustrativa podría ser: “Me ha dicho usted que en sí.
a veces siente que es Jesucristo, pero que, por supuesto, usted se da cuenta
de que en realidad no lo es. ¿Podría ser que, muy en el fondo, usted está Síndromes cerebrales orgánicos, agudo y crónico
realmente convencido de que es Jesucristo pero teme que esta convicción Como se mencionó, la incapacidad de un paciente para responder apropia­
se interprete como ‘loca’ por mí o por los demás?”. En otras palabras, cuan­ damente al grupo inicial de preguntas puede indicar una alteración del sen­
do los fenómenos delirantes o alucináronos están potencialmente presen- sorio (típico de un síndrome cerebral orgánico agudo) o un grave déficit
tes, la prueba de realidad debería incluir una confrontación, no sólo con de memoria e inteligencia (típico de un síndrome cerebral orgánico crónico).
Cuando el paciente está al parecer consciente y, no obstante, no responsivo
Anrtee eX‘erna Sln° Umb'é" “n U pSÍCÓtiCa’ e" Una forma no amena-
a la encuesta inicial o, aunque responda a ella, revela grave desorganización
en su respuesta, reacción mínima o inadecuada, o una actitud general de con­
fusión o perplejidad, lo indicado es hacer un recorrido del ciclo de los pro­
mdkídón ,iucmacwncs „ dX y cuanfo ha.y
10, Al? í ■ blemas que se presentan a la evaluación del sensorio, memoria e inteligencia.
avanzada y compleja -a saber la internrerLiA Ut,ll*arse ?na técnica mas La evaluación del sensorio, incluyendo la atención espontánea e inducida
operaciones defensivas primitivas del paciente Co^ 6 *^7 ah°Fa de 7 del cliente, su orientación, grado de conciencia, comprensión y juicio, puede
interpretación de las operaciones defensivo^ C ° SUgerí <caPítulo D» la clarificar si existe un estado de confusión característico de un síndrome cere­
aumenta la prueba de realidad en pacientes P"m,tlVas e?,el a(^uí Y ahora bral orgánico agudo o si este estado de confusión representa una psicosis fun­
disminuye en pacientes psicóticos. °n or8an,zaci°n límite, pero la cional aguda, particularmente esquizofrenia aguda (un trastorno esquizofreni-
Por ejemplo, una intervención tín’ forme en el DSM-II1). La evaluación discreta del darse cuenta del paciente
proyectiva podría ser: “Noto que usted* ? lnterPretando una identificación respecto de sus dificultades para entender las preguntas del entrevistador o
forma muy cautelosa y con miedo con™ • Csla<^° hablando conmigo en una la situación total de la entrevista, puede en forma gradual producir evidencia
conmigo. También que ha estado frunciendn™^™ algún Pel’gro relacionado de desorientación, disminución de conciencia y dificultad difusa para enten­
guntas (por ejemplo...). ¿Pudiera ‘en^° e’ ceno con algunas de mis pre-
der conceptos —lo es típico de un síndrome cerebral orgánico agudo. En
usted o atacarle en alguna forma, porque X 7° pensar mal de contraste, las respuestas altamente idiosincráticas. en las que coexisten la per­
smu ares en usted mismo, tales como entlr¿ f m‘edo dc algunas tendencias plejidad y confusión con formulaciones extrañas pero organizadas, son más
La interpretación de las nn» . ntlrse crítico o enoiadn /->>•
características de la esquizofrenia. Una serie de preguntas directas que se
diagnosticador debe desarrollará'^ defensivas primitivas r J Fl
hlpotesis dl Cl
ocupan de clarificar y confrontar las dificultades que el paciente experimen­
clones objétales primitivas fantá?ri sobre h natura le (' ’ .E ta para comunicar o explorar sus capacidades para la introspección, pueden
35
desarrollar una hipótesis7¿bre T ’, diadas que J H í contribuir al diagnóstico diferencial de estados de confusión orgánicos y es­
va primitiva. Luego, debe comn 3 funci°n defensiva de e actlvan- También
g ’ aeDe «^partir esa operación defensi' quizofrénicos.
su hipótesi? 7
,S con el paciente.
(Capítulo 2)
La entrevista estructural
42 La entrevista estructural 43
Con nacientes cuya dificultad para entender y responder a la encuesta
Con pacientes cuy en memona y cn el cntcn- tensamente ansiosos en la entrevista, en especial en la fase temprana. Por
otro lado, la encuesta inicial con sus propiedades estructuradoras, puede te­
di'Xto’TntelectuS, ventilar en forma abierta estas dificultades puede fací-
ner un efecto tranquilizante y alentador sobre los pacientes no orgánicos, no
Íur uña evaluación sistemática de las funciones de memona e inteligencia
psicóticos, al modificar sus fantasías no realistas sobre la entrevista misma.
(particularmente la abstracción). Por ejemplo, el entrevistador podría co­
Por lo tanto, la persistencia de ansiedad intensa después de la encuesta ini­
mentar-. "Tengo la impresión, por su reacción, que esta usted luchando con
cial, usualmente indica psicopatología grave de algún tipo.
problemas de concentración o de memoria. ¿Puedo hacerle algunas preguntas
para clarificar si, en verdad, tiene usted alguna dificultad con su memoria? .
Esta pregunta puede iniciar la transición hacia una evaluación sistemática LA FASE DE TERMINACION DE LA
más estándar de la memoria e inteligencia. ENTREVISTA ESTRUCTURAL
Si, y cuando, los déficit de memoria e inteligencia se confirman, el en­
trevistador puede en forma tentativa explorar con el paciente el grado al que Una vez completada la exploración de síntomas neuróticos y rasgos patoló­
se da cuenta de, o se preocupa por, sus dificultades para recordar o formular gicos del carácter, operaciones defensivas predominantes, difusión de iden­
su pensamiento claramente y lo inquietante que es esto para él. Si el paciente tidad, prueba de realidad y los principales síntomas de anclaje psicóticos u
es incapaz de entender sus dificultades obvias o las niega con vehemencia una orgánicos, el entrevistador deberá ahora reconocer ante el paciente que él
confrontación discreta puede comprobar las discrepancias entre lo que el ha completado su tarea. Deberá invitar entonces al paciente a darle infor­
diagnosticador observa y la reacción del paciente. Si esta confrontación au­ mación relativa a los puntos adicionales que éste considere importantes o
menta la negación, puede asumirse pérdida de la prueba de realidad respecto que piense que el entrevistador debe conocer. Una pregunta muy útil suge­
a tales déficit orgánicos, y el entrevistador puede confirmar un diagnóstico rida por el Dr. Robert Michels (comunicación personal, 1981), es "¿Qué
tentativo de demencia (o sea, un síndrome cerebral orgánico crónico con pér­ piensa usted que yo debería haberle preguntado y no lo he hecho todavía?”.
dida secundaria de la prueba de realidad). Esta pregunta puede a veces llevar a información nueva de importancia o a
En un caso menos grave de síndrome cerebral orgánico crónico, el pa­ mayores reflexiones sobre áreas ya exploradas. También da oportunidad
ciente puede presentar alguna conciencia de sus dificultades y reconocerlas. para que el paciente exprese las ansiedades activadas durante la entrevista, las
Sin embargo, puede haber una falta de ansiedad o depresión apropiadas por que ahora pueden ser exploradas más aún y ser disminuidas al introducir
esta pérdida, lo que también puede indicar cambios en la personalidad y consideraciones sobre la realidad.
pérdida de prueba de realidad que corresponden a la demencia. Bajo estas Es importante dejar suficiente tiempo al final, no sólo para que el pacien­
condiciones, antes de explorar las discrepancias entre los déficit de memo­ te haga preguntas sino también para que el entrevistador responda a ellas y
ria e intelectuales del paciente, por un lado, y su estado afectivo, por el manejar la ansiedad inesperada y otras complicaciones. El entrevistador pue­
otro, ayudará explorar si ha experimentado dificultades en relación con los de decidir que se requieren más entrevistas antes de llegar a un diagnóstico
estudios, trabajo, otras personas y su vida social en general. La investigación definitivo, que tal vez ambos participantes necesitarán más tiempo para pen­
de los síntomas de síndrome cerebral orgánico crónico es así ampliada, vía sar antes de discutir recomendaciones para el tratamiento o quizá que una
el "reciclaje” a través de la evaluación de síntomas neuróticos y rasgos pa­ disposición para tratamiento puede completarse ahora. En todo caso, el pro­
tológicos del carácter en la vida social del paciente. ceso de toma de decisión deberá compartirse con el paciente. El entrevista­
De esta manera, la entrevista estructural puede contribuir al diagnóstico dor puede decirle que ya ha conocido bastante de él como para hacer una
diferencial de estados de confusión (orgánico vs. esquizofrénico) y a la eva­ recomendación o que siente que le gustaría continuar el proceso diagnóstico-,
luación de la gravedad del deterioro de la personalidad v pérdida de la prueba en ambos casos, el entrevistador quizá desee obtener información pertinente
de otras fuentes.
demenefa20 * Sindr°mC CCrcbral orgán,co cró™o -o sea, la evaluación de
La terminación de la entrevista estructural es una oportunidad crucial
Por lo general, cuando el entrevistador ve que el paciente tiene eran difi- para evaluar la motivación del paciente para continuar el proceso diagnósti­
co, el tratamiento o ambos, el manejo de peligros graves diagnosticados que
requieren acción urgente (por ejemplo, riesgo agudo de suicidio en pacientes
gravemente deprimidos), y el grado al que el paciente puede tolerar y respon­
der en forma positiva a las declaraciones respecto a sus problemas según ios
narse con la entrevista misma De hecho esteTnfon ° te™or Puede relacio_ percibe el entrevistador. Toda consulta deberá implicar la posibilidad para el
intenso temor y aprensión debería aplicarse a /Oque sobr€ la exPr«ión de diagnosticador de ampliarla con varias entrevistas adicionales si fuera nece­
espectro total de la ps.copatología Los cío * ’° dd sario. La presunción mágica del paciente, de que todas las conclusiones diag­
pacientes con graves rasgos paranoides de ner P í J S°S y or8anicos Y los nósticas pueden hacerse en una o dos entrevistas, deberá explorarse en forma
inhibición social (timidez, vergüenza v otrrí sonal'dad Y fuertes grados de realista si fuera necesario. La mayoría de los pacientes por lo general apre-
guenza y otros parecidos) pueden aparecer in­
La entrevista estructural (Capítulo 2)
44 La entrevista estructural 45
rrronoce honestamente que, aunque se ha ente-
Cían cuando un psiquiatra^ suficiente para decidir cuales, si hay al-
Desde una perspectiva diferente, el diagnosticador también elabora en su
"¿nlson'Zn^Xades del tratamiento. propia mente un modelo de la imagen del paciente sobre él mismo, la repre­
sentación de su sí mismo. Al mismo tiempo, explora el grado en el que las
comunicaciones del paciente en realidad se prestan a elaborar dicho modelo.
El diagnosticador también hace el intento por elaborar en su mente un mo­
delo de los demás significantes con quienes el paciente está interactuando
en su vida, y hace la misma petición: si es posible obtener una representación
integrada de ellos. Aquí, por supuesto, el diagnosticador está evaluando la
la\"'Vy rpUa'aU pén^^nVnwrentrevistaK desarrolla. Por lo un­ integración de la identidad vs. la difusión de identidad.
Desde otra perspectiva aún diferente, el diagnosticador está evaluando
to recomiendo que se reserve cuando menos hora y media para una entre­
lo que aparece como más inapropiado en el afecto, contenido de pensamien­
vista inicial. En nuestro proyecto de investigación del diagnostico limite
to o conducta del paciente, preparándose a sí mismo a explorar sus percep­
(Kemberg y cois., 1981), después de mucho experimentar, decidimos dos
ciones con él en una forma honesta pero llena de tacto, evaluando, en este
periodos de 45 minutos, separados por una pausa de 10 a 15. En mi prác­
contexto, la capacidad del paciente para empatizar con la experiencia del
tica privada a menudo aparto las dos ultimas horas de tratamiento del día,
diagnosticador —lo que reflejará, en un nivel, la capacidad del paciente para
para la entrevista inicial de un nuevo paciente. la introspección o el “insight” y, en un nivel diferente, la capacidad del pa­
El que diagnostica deberá sentirse cómodo, relativamente en “su mejor ciente para la prueba de realidad.
forma”, en el sentido de no ser perturbado por consideraciones extrañas, y Desempeñar todas estas tareas es difícil; requiere conocimiento de, y ex­
capaz de permanecer emocionalmente alerta y receptivo, sin embargo, esto periencia en, el examen estándar del estado mental, experiencia psicotera-
muy en el fondo, en tanto que toda su atención se centra sobre el paciente. péutica en trabajo interpretativo de desarrollo de transferencia y experiencia
A pesar de (o a causa de) su actitud no entrometida, el entrevistador puede clínica con un amplio espectro de pacientes psiquiátricos. Es, sin embargo,
aparecer inicialmente al paciente como una persona “ideal”; puede despenar una técnica que puede ser enseñada y adquirida por los residentes psiquiá­
fuertes tendencias hacia la idealización o dependencia en los pacientes con tricos talentosos de tercer año, y desarrollarla con la experiencia y práctica
una capacidad para la confianza básica, sin tomar en cuenta las ansiedades y personal. La entrevista estructural representa lo que pudiera llamarse una
dificultades que los trajeran a tratamiento. En pacientes con graves pertur­ “segunda generación” de la previa “entrevista dinámica”, que reflejaba el
baciones en sus relaciones objétales e incapacidad para la confianza básica, impacto de un marco de referencia psicoanalítico en la entrevista diagnóstica
disposición paranoide o intensa envidia inconsciente, la calma misma, la re- de la psiquiatría descriptiva.’
ceptivi a y despreocupación’ del diagnosticador pueden evocar sospecha,
resentimiento, temor o desprecio.
SC ?tab,CCe ráPidamente una doble relación entre el pa-
y terapeuta v cm-T3 °k U"a’ rea,’sta* soc>alniente apropiada, de paciente

dones predomin nt«leyatunsf;rrnX°dTnOS SUtÍI’ T rCf'Cja ac,e


disposiciones a potenciales de contri? / P ™e y las correspondientes
mas activan conjuntamente dtrasferencta del diagnosticador. Las ulti-
cl sentido de una fantasía v"!— 3C1°n °tyCtaI “fantástica”, conflictiva (en
tempranas de disposiciones ™ • natura,eza no realista). Las expresiones
afectivas.de dependencia o ambT^ ? inco^ientcs’ eróticas, agresivas,
conciencia cognoscitiva de ellas en dcl C,icnte crt an no sólo una

cioncs afectivas concordantes o mmJi dla^nostltil(ior, sino también disposi’


EI diagnosticador
H diagnosticador se enfrenta f i<'n'i'rii,s en íste 196«).
mundo interior subjetivo dcl M ’ n?'a Slmu|tánca de (a) explorar el
ones dd paciente con él, y (c)ut¡|"'r’ <b) "'««rvar la conducta e intcrac-

a tfvad» p.,Para. Cl".riflCilr la natun k- “i P^ÍM rca“io"« hat"‘

Permitir al'enr^ ^'”1! °^etal subyacéntobjetal subyacente,


ahora de las ¿‘'Vls,ailor formular internr ” “ rna,crial básico que deberá Para las implicaciones de la investigación de la entrevista diagnóstica véase Caer y cois.
cenevidtentativas en el aquí y (1979), Baucr y cois. (1980) y Kornberg y cois. (1981).
entes, Enantes y r«,uk^‘¿PJuente,s¡ tak.s opcracioncs se ha-
Diagnóstico diferencial en la adolescencia 47

las relaciones objétales y una manifestación del síndrome de difusión de

3
identidad. De hecho, los conflictos neuróticos no límite con los padres y
figuras de autoridad pueden intensificar y activar el potencial para las ope­
raciones defensivas primitivas en un paciente esencialmente no límite de
modo que lo que aparece como control omnipotente, identificación pro-
yectiva y devaluación, puede hacerse manifiesto en ciertas relaciones objé­
tales de algunos pacientes no límite.
Diagnóstico diferencial Cuarto, la conducta antisocial en el adolescente puede ser expresión de
una adaptación “normal” o neurótica a un grupo cultural antisocial (y. así,

en la adolescencia ser relativamente no maligna) o reflejar patología grave del carácter y orga­
nización de personalidad límite tras la máscara de una adaptación a un grupo
antisocial. Por consiguiente, la etiqueta con frecuencia mal usada de “reac­
ción de adaptación en la adolescencia” no es tanto un diagnóstico sino una
señal de alarma que indica la necesidad de evaluar a fondo la estructura de
personalidad de un adolescente en conflictos sociales.
Quinto, las reacciones narcisistas normales, neuróticas e infantiles, tan
frecuentes en la adolescencia pueden ocultar una estructura de personalidad
CONSIDERACIONES DIAGNOSTICAS GENERALES narcisista grave, en especial cuando no hay rasgos antisociales, para inmedia­
tamente poner alerta al diagnosticador para la evaluación de patología nar- /
En la literatura más antigua sobre perturbaciones de la identidad en ¡a ado­ cisista, además de la antisocial. La patología narcisista puede presentarse, no
lescencia. las crisis de identidad y la difusión de identidad no estaban Jara­ como conflictos típicos sobre el control omnipotente, la grandiosidad y la
mente diferenciadas Por ¡o tanto, todavía puede encontrarse vigente la devaluación, sino más bien como una oscilación extraña entre un desempeño
pregunta de si todos ios adolescentes podrían presentar algún grado de di­ escolar excelente y un desconcertante fracaso en tareas competitivas.
fusión de identidad v de ahí ser indistinguibles de la organizas¡ón posterior Sexto, el surgimiento normal de tendencia sexuales perversas múltiples
de ia personalidad limite, ( reo que uno puede diferenciar ¡a patología de en la adolescencia puede imitar la condensación de rasgos genitales y pre-
carácter límite y no límite con bastante facilidad, utilizando el enfoque es­ genitalcs icón predominancias de conflictos agresivos) típica de la organiza­
tructural de diagnóstico. Las características descriptivas y psiccxlinamicas ción límite. Como dije la naturaleza de los conflictos inconscientes predo­
d< la patología grave del carácter y los trastornos límite en ia adolescencia minantes no es un buen criterio diagnóstico.
se han revisado por Gelcerd (1958) Masterson (1967. 1972). Paz (1976), Finalmente, los trastornos psicóticos de desarrollo más lento, como la
MíChael Stone (19M0). y Paulina Kcrnhcrg (1982). enfermedad esquizofrénica crónica, pueden hacerse pasar por trastornos
Al aplicar criterios estructurales a ¡a evaluación inicial de pacientes ado­ límite por la predominancia de patología grave de las relaciones objétales,
lescentes. ei clínico se enfrenta con varios rasgos que complican. Primero, retraimiento social y grave patología del carácter en general. También, aun­
ia gravedad relativa de los afectos desorganizadores de las neurosis sintomá­ que las alucinaciones son, más bien, fácilmente diagnosticares, la forma­
ticas en h adolescencia. ansiedad y depresión típicamente graves, pueden ción perniciosa de delirios puede al principio malinterpretarse como, por
afectar el funcionamiento total del adolescente en el hogar, la escuela y con ejemplo, tendencias hipocondriacas o preocupación excesiva por la aparien­
sus compañeros, a un grado que puede parecerse ai colapso social más grave cia física.
típico de ¡os trastornos limite. En los que sigue, intentaré ilustrar estas dificultades para el diagnóstico
Segundo, es «a tendencia de! adolescente hacia crisis de identidad, carac­ diferencial de la patología límite en la adolescencia, así como 1a aplicación
terizada* por un cambio rápido de identificaciones con esta o aquella ideo­ de los criterios diagnósticos generales mencionados.
logía. o este »■’>—:--------------
' grjpv xxiai.-------- oe » -»
modo que > ¡o • que parece ’ un cambio
radical en la personalidad pueda aparecer en el curso de algunos meses. Estas
alteraciones repentinas en la identificación originan la cuestión de si está
ILUSTRACIONES CLINICAS
presente el mlucho más grave síndrome de difusión de identidad.
l crcero.
•os conflictos con ios padres, hermanos, autoridades escolares
o ambos pu A.: Una estudiante de preparatoria, de 18 años, me fue referida con un pre­
daJcs neurou . "i™'’™rrPrcur*- Estos conflictos pueden reflejar necesi- sunto diagnóstico de organización límite y depresión neurótica grave. A.
K“ 'kpcn<Xntu > rebelión, . pa.oiogu grave en el area de
había estado fallando en su trabajo escolar, aislándose socialmente, oscilado
entre periodos depresivos y de retraimiento, y otros de vehementes discu-
<6
Ib '¿/'f 3) 030-Í26
rMru-.srxY
Dwg»>ó.<rñ.-v ¡* tkMfsc^cia 49

¿t_.-._ Tvm© tinture hotnosevu*** Y torero-
Repenrnamenre. según sus padres, habí» adoptado una vestimenta “hippie”
c® ^Vl^’VXo a«c«®¿ wen-iá» V ó-^«. E. sin- muv acentuada. se había enredado en una relación amorosa tormentosa y
T.-.-TXC sce¿<»”~. c* c. al parecer de sumisión, con un muchacho vanos años mayor, y participaba
en un “ambiente de drogas” con un subgrupo social de jóvenes rebeldes y
fracasoCE k»c$T-¿a»i ?es¡u ?í.^.’t‘s¿e^C^?ó‘-j'^cA- había tenido siem-
extravagantes. El ambiente tranquilo del hogar había sido ocupado por
^ -3SS*íe«*£.' «muidas con grave culp» por cuak^er acu- discusiones constantes y recriminación mutua, y los padres estaban moles­
P« u n^^-ión ¿e «r humúad*. go.peaaa y tos por el surgimiento de mentiras frecuentes y lo que ellos veían como una
Z^v^e por ho®^r« poderosa. Aunque se habí» enamorado conducta manipuladora y misteriosa —implícitamente deshonesta, que ellos
•> --«-os x>mb<es. siempre se había se nudo asqueada por el intercambio nunca antes habían observado en su hija. La joven había sido vista por un
^Tonlkxs. Temerá de otras mujeres con quienes ella sentía que no psicoterapeuta quien recomendó a los padres ser más flexibles y tolerantes
oodía competir, intentó establecer relaciones de sumisión con mujeres o- en su actividad hacia su hija. Por razones que no eran claras, se desarrollaron
m r-ar-tes. Había tenido algunas re.aciones sexuales cc-n amigas sin experi­ fuertes tensiones entre el psicoterapeuta y los padres, con la paciente en el
mentar mucho placer sexual. En la secundaria siempre sintió que trabajar papel de observador “inocente”.
bien y estudiar duro le permitirían encontrar su propia identidad protesio- Aunque el médico que la refería se preguntaba si ésta era una paciente
nal sin tener que involucrarse en relaciones de sexo con ¡os hombres o tener con organización límite, clínicamente B. me impresionó como intelectual
que competir con otras mujeres a causa de ellos. En ¡a preparatoria, sintió y emocionalmente más madura de lo que se esperaría a su edad. Después
que todos los caminos hacia la intimidad sexual estaban cerrados para e»»a, de explorar su desconfianza inicial y temor de mí, el que me viera como
y su creciente desaliento por su incapacidad para vencer estas dificultades, un “agente” de sus padres, pude transmitirle mi actitud de neutralidad res­
combinado con sentimientos de cuipa en aumento por participar en acti­ pecto de su estilo de vida, ideología y relación con su novio. Ella entonces
vidades sexuales “prohibidas”, disparó la depresión que se intensificó al se abrió, descubriendo lo que me pareció ser una profunda y significativa
punto de interferir gravemente con sus estudios. relación con el muchacho —un enamoramiento romántico, normal y una re­
A. pudo transmitir descripciones diferenciadas y vividas de las personas lación sexual satisfactoria con él. B. se estaba, en verdad, “rebelando” con­
más significantes con quienes había estado involucrada y de sus relaciones tra lo que ella veía como los valores excesivamente convencionales de su
cor» ellas. Tenía un concepto integrado de ella misma, a pesar —o a causa— de casa, pero al mismo tiempo parecía estar haciendo planes realistas para su
rasgos represivos graves, y presentaba características más bien típicas de una propia carrera y futuro. Estaba al día en su trabajo escolar, era aceptable­
estructura de personalidad predominantemente histérico/masoquista. Mos­ mente responsable en diversas tareas y compromisos sociales, y en forma
traba un claro compromiso con los valores e ideales, un interés auténtico y abierta reconocía que gozaba fumando “mota” en ocasiones y por ser parte
definido en ciertas áreas políticas y culturales, y sorprendentemente buen de un grupo de “protesta”, pero no parecía ser una adicta. Ni tampoco ha­
funcionamiento en situaciones interpersonales en las que las diferencias im­ bía abandonado sus intereses de siempre en la cultura y el arte, o sus rela­
portantes de edad hacían las relaciones potencialmente sexualizadas menos ciones cercanas con algunos viejos amigos. Tenía una forma integrada de
presionantes. Habiendo trabajado como voluntaria en una organización so­ presentarse a sí misma, un concepto diferenciado de los demás significantes,
cial donde ella era, con mucho, la participante más joven, pudo funcionar una respuesta pensada y emocional mente abierta a mis preguntas sobre los
excelentemente por varios meses mientras vivía “como una monja”. En este conflictos con sus padres y a la relación con su psicoterapeuta.
caso, un concepto integrado del sí mismo y de ios demás indicaba que no ha­ Mi principal preocupación era el cambio repentino en su apariencia y ac­
bía difusión de identidad; la vida sexual al parecer caótica correspondía a titud totales, y traté este punto con ella durante nueve sesiones. En el curso
una inhibición sexual subyacente respecto a los hombres, y una sumisión, de estas reuniones, el cambio pareció menos patológico de lo que parecía al
determinada por la culpa, hacia las mujeres poderosas. A. pudo establecer principio, parecía reflejar un esfuerzo esencialmente normal por separarse
relaciones objétales profundas en áreas no “contaminadas” por conflictos de lazos familiares que ella había experimentado como demasiado cercanos
sexuales, y dio evidencia de un superyó estricto y sádico en exceso pero de- y abrumadores. Yo concluí que B. era una adolescente relativamente normal.
Las reuniones por separado y juntos, con ¡a paciente y sus padres reconñr-
initivamente integrado. El diagnóstico final fue de personalidad histérica
maron la recomendación de su psicoterapeuta de que los padres respetaran
maVKiu'stas' fr'g'd« y depresión neurótica grave. La depresión el distanciamiento de ella y su desarrollo de una vida social que no se con­
S función"’ T ’ COn° Pl’ZO Psicoana‘fticamente onentadaPy ella formaba a los estándares suyos. Estos padres fueron de hecho insólitamente
«le r^rpara^eo" „mlJOr su vlda s°™>-
Más urde, comprensivos y flexibles. Un seguimiento de un año indico que las dificulta­
ceníes, más profundos. * ’S’S trMar SUS Prob,cmas dc carácter subya- des con los padres habían disminuido en forma notable y la relación con el
novio había terminado seis meses después de la primera consulta; estaba sa­
liendo con otro muchacho, y continuaba su trabajo y su vida social normal­
causa de un cambirXrmátko recienú^ ’n°S' f“e referida a consulta a
unida a su familia, cra tímid . cn,su Personalidad. B. había estado mente.
a con los demas y trabajaba duro en la escuela.
$q Diagnóstico diferencial en la adolescencia (Capitulo 3)
Diagnóstico diferencial en la adolescencia 51

C • Un estudiante de 19 años, fue referido por lo que al médico que lo relaciones objétales parecía notablemente pobre, había una definida indi­
envío aparecía como grandiosidad casi psicótica, autoconcentracion y pa cación de una notoria escisión y una falta de integración de las representa­
tología grave de las relaciones objétales. Este joven había tenido desde hacía ciones objétales.
mucho, un interés en la historia y el arte, y había estado escribiendo ensayos En contraste, su autoimagen y autoconcepto parecían consistentes e
que intentaban integrar enfoques muy divergentes de ciertos problemas de integrados, reflejando un sí mismo grandioso patológico. Transmitió en
la crítica de arte e historia. Si bien el médico que lo refirió, no podía evaluar forma adecuada su entendimiento de la contradicción entre su concepto
la calidad real de este trabajo, estaba impresionado por la gran inteligencia de sí mismo como una especie de genio, un importante contribuyente, aún
del paciente pero también preocupado por el tono grandioso que él utiliza­ no reconocido, a la cultura contemporánea en determinada área, por un
ba para transmitir su información y su actitud autocongratulatoria, algo in­ lado, y por el otro, sus sentimientos de incertidumbre e inseguridad respec­
fantil. C. también por lo general menospreciaba a la mayoría de las personas to a las jóvenes y a las situaciones sociales. Explicó que tenía necesidad
relativamente cercanas a él. Su mundo de relaciones objétales parecía con­ emocional de otras personas y que sin ellas estaba condenado a sentirse so­
sistir en muy pocos modelos, altamente idealizados, por un lado y gran nú­ lo. Por cuanto el necesitaba de las otras personas y se preocupaba por su
mero de “mediocres” devaluados (incluyendo a sus padres, otros familiares, incapacidad para establecer relaciones con ellas, se sentía inseguro. Para
y la mayoría de sus maestros, amigos y conocidos) por el otro. Había veces esto quería el tratamiento sentirse seguro y reafirmado en sus relaciones
en que su médico se preguntaba si estaba frente a un genio, un paciente psi- con las mujeres, de modo que esta área de “limitación” a su autosatisfac-
cótico o una combinación de ambos. ción se redujera substancialmenre y él pudiera dedicarse sin distracción a
La razón inmediata para la consulta había sido la aprensión creciente de proseguir escribiendo.
C. por su incapacidad para establecer una relación satisfactoria con una mu­ La prueba de realidad se mantenía, y era capaz de evaluar en forma
chacha. Las mujeres a las que admiraba parecían inalcanzables o fuertemente realista las manifestaciones de su sentido de superioridad en las entrevistas
rechazantes hacia él, y el paciente era muy tímido e inhibido con ellas-, no diagnósticas. Rápidamente terminó por percibirme como un psiquiatra ami­
fue capaz de dar mucha información sobre cómo su actitud interna afectaba gable pero algo confuso, no muy brillante, más bien poco atractivo y de as­
sus relaciones con estas jóvenes. Al mismo tiempo, aquellas que habían mos­ pecto no muy masculino, y envejeciendo. Porque había sido yo muy bien
trado interés por él y con quienes había desarrollado algún tipo de relación, recomendado a él, estaba dispuesto a “darme una oportunidad” pero le preo­
pronto las despreciaba y escapaba temeroso, no fuera que ejercieran deman­ cupaba seriamente si podría ser ayudado en sus dificultades con las mujeres
das sobre él. Había tenido aventuras sexuales ocasionales con amigas y más por un hombre que no parecía ser él mismo muy atractivo para ellas.
bien insatisfactorias; impotencia ocasional y algunas idealizaciones rápida­ Este caso ilustra una patología superficial que imita ciertos rasgos leves
mente cambiantes de mujeres inaccesibles. de la adolescencia y una grave patología del carácter, subyacente: a saber,
En general, C. experimentaba un sentido de gran soledad, que provenía una personalidad narcisista funcionando mejor que en un nivel límite ex­
de su enérgica separación de sus compañeros (porque él los consideraba me­ preso.
C. fue referido a psicoanálisis, y un seguimiento después de dos años indi­
nos) y de su patrón de relaciones con las mujeres. En la escuela, su desem­
có que pudo continuar su tratamiento hasta ese punto y que había estable­
peño era irregular; se hizo de un nombre a causa de su conocimiento so­
cido una constelación típica de resistencias narcisistas en la transferencia. En
bresaliente en ciertas áreas y al mismo tiempo (por razones que no le eran
ese tiempo, ningún cambio importante había ocurrido todavía en sus dificul­
claras) tenía notas bajas en otras materias y experimentaba un.abierto recha­
tades con las mujeres, aunque su conciencia de que él contribuía a las difi­
zo de algunos maestros e instructores, que se volvieron sus duros críticos.
cultades en su trabajo, particularmente con sus maestros y superiores, había
Es necesario subrayar que la combinación de timidez e inhibición con la
aumentado en forma gradual.
actitud “valentona” con la que expresaba su superioridad intelectual, sus di­ He descrito hasta aquí casos en los que el funcionamiento superficial
ficultades con las muchachas y su estado de humor fuertemente cambiante, indicaba la posibilidad de una organización límite, pero tuvo que conside­
podrían haber hecho pensar que no era un adolescente tan atípico. Su entre­ rarse seriamente la de un diagnóstico de organización neurótica —y aún de
ga a los valores intelectuales y culturales, su trabajo fuerte en ciertas áreas su normalidad. Los siguientes casos ilustran el extremo opuesto del espectro, a
ad en S,U Pr°P10 tamP0. sugería que tenía la capacidad de sublima- saber, casos en los que el diagnóstico diferencial estaba entre una organiza­
v excenr»UnnryO COntro1 de™PulsoS y ,olcrant>a a la ansiedad ción límite y una psicótica.
En una evah.Tr ,-mP°tCnr‘a ,OCas,onal,lw- n° «nú síntomas neuróticos, D.: La enfermedad manifiesta de una joven artista comenzó a la edad de
17 años, cuando acababa de entrar a la preparatoria. En ese tiempo, se preo­
de C para desenb. enaf"P a' Z me ln’Pres,onó ¡ncapac.dad
cupaba más y más por los pensamientos sexuales bizarros que interferían con
las jóvenes v HanatUraleZa de sus dificultades con
su capacidad para concentrarse, un sentimiento creciente de extrañeza y una
chazaban Asesar de su i^r maCS"os y comPa-ros lo re­
necesidad desesperada por permanecer cerca de su madre en todo momento.
padres, de los maestros a los queTdXbl o de l^d'' U"a i™8'" D. comenzó en secreto a cortarse la piel, se apartó socialmente, permanecía
(Capítulo 3)
,, Diagnóstico diferencial en la adolescencia Diagnóstico diferencial en la adolescencia 53

en « cuarto la irnvor parte del nenrpo. se sentía cada vez más deprimida e completa de las tendencias autoniutilantes y suicidas. Este caso illistra la
¿o v nos intentos de smctdto al cortarse. El dtagnost.co tn.e.a (en otra par- función crucial de la evaluación de prueba de realidad cn el diagnóstico di­
re' de depresión grave (presumiblemente deprcs.on psuottea) fue seguido ferencial de los trastornos límite y de los psicóticos —particularmente es­
por un tratamiento de elcctrochoque; después de alguna mejoría temporal quizofrénicos.
todos los síntomas volvieron l.a hospttahzactón de corto plazo en algunos E. : Era una muchacha de 18 años, con una historia de varios episodios
centros para tratamiento y un tratamiento estándar psicotarmavologico con de depresión grave un deterioro gradual en la escuela los últimos dos o tres
tr antes y antidepresivos no trajo ninguna mejoría definitiva. Final­ años; discusiones fuertes y crónicas con sus padres y retraimiento social en
A3Cun tratamiento a largo plazo en el hospital, en el curso del cual sur­
mente. aumento. E. presentó inhibición sexual con los muchachos y una tendencia
gió la cuestión de si D. presentaba una enfermedad esquizofrénica crónica a gravitar hacia aquéllos que eran rebeldes y retraídos socialmcnte, conser­
o una organización límite de personalidad. La mayoría de los psiquiatras vando la amistad con algunas personas de estas características durante varios
que la atendieron hicieron un diagnóstico de enfermedad esquizofrénica. años. Fue hospitalizada por la preocupación de sus padres de que su depre­
F.n una evaluación diagnóstica que duró varias semanas, encontré los si­ sión pudiera de nuevo agravarse y se volviera suicida.
guientes rasgos; Fila sospechaba profundamente de las motivaciones de su F. n el hospital era altanera, controladora, suspicaz y manipuladora. Insis­
familia y de todas las personas que la rodeaban en el hospital. No dio indi­ tía cn que no le pasaba nada psicológicamente; su único problema, decía, era
cación clara de pensamiento delirante, pero sí una orientación paranoide un dolor crónico en sus brazos, que presumiblemente se había desarrollado
general. Su habla era vaga y circunstancial, con prolongados silencios y blo­ en forma gradual a causa de la dificultad para dormir que había experimen­
queos, y yo me preguntaba si presentaba una desorganización formal de tado durante la larga depresión anterior. Pensaba que sus problemas eran de
procesos del pensamiento. Una evaluación cuidadosa no reveló alucinaciones origen emocional y eran causa de la depresión —y ésta, del insomnio pero
ni delirios. Sus descripciones de sí misma y de los demás significantes eran que el dolor en los brazos era una consecuencia orgánica por no dormir, in­
vagas, caóticas y contradictorias. Su afecto fluctuaba entre periodos de con­ sistía en que nada le ayudaría, excepto el tipo adecuado de medicación, para
fusión y aturdimiento, momentos de depresión y otros de sutil aturdimiento. lo que estaba dispuesta a luchar tanto como fuera necesario.
Cuando confronté a D. con sus actitudes suspicaces, de extraño retrai­ El síntoma de dolor en los brazos gradualmente se evidenció como un
miento hacia mí, mostró una sorprendente conciencia de su propia conducta eje organizador principal de sus intercambios interpersonales. Reaccionó en
y de cómo estaba influyendo en la relación terapeuta-paciente. La interpre­ forma violenta a las confrontaciones de su conducta manipuladora, y sus ten­
tación de los mecanismos proycctivos predominantes (por ejemplo, sus te­ dencias a disociar a pacientes y personal por igual en sus tratos en el pabellón
mores de que yo no estaría interesado en ella, o que sería un crítico duro, del hospital aumentaron con las confrontaciones. A causa de la combinación
cuando era ella la que estaba indirectamente dando evidencia de estas mismas de operaciones defensivas primitivas claramente predominantes —en parti­
tendencias) aumentó su conciencia de la situación inmediata de la realidad cular negación, escisión y tendencias proyectivas— y de su falta de un auto-
y fuertemente redujo la vaguedad de sus comunicaciones. En breve la ausen­ concepto integrado y un concepto sobre los demás, diferenciado, se pensó
cia de alucinaciones y delirios, su capacidad para empalizar con criterios so­ inicialmencc que presentaba una organización límite de personalidad.
ciales ordinarios respecto a la interacción inmediata paciente-terapeuta, y En mis entrevistas diagnósticas yo sentía que la prueba de realidad se
una respuesta integrada con mejoría temporal de las funciones del yo hacia mantenía en cuanto a su empatia con las observaciones externas sobre su
la interpretación de operaciones defensivas primitivas en la transferencia ini­ conducta inmediata y a que ella no mostraba mayor desintegración bajo el
cial, todo esto, reconfirmó una sólida conservación de la prueba de realidad. efecto de la interpretación de las operaciones defensivas primitivas. Sin
Formulé un diagnóstico de organización límite con rasgos esquizoides, embargo, sentí que nunca podría ir más allá de su negación de todas las
masoquistas y paranoides predominantes. Recomendé psicoterapia intensiva dificultades psicológicas y que la orientación hipocondriaca respecto al
psicoanal¡ticamente orientada y discontinuar todos los medicamentos-, tam­ dolor de sus brazos no podría reducirse mediante la prueba de realidad or­
bién sugerí que el inicio de la psicoterapia se realizara en un entorno hos­ dinaria. Por lo tanto, permanecía la cuestión de a qué grado éste era un
pitalario estructurado hasta el momento en que ella pudiera controlar su con­ delirio hipocondriaco crónico, probablemente indicando -en una pacien­
ducta automutilantc y suicida. te que en ese momento no presentó ninguna otra manifestación de de­
presión grave— la posibilidad de una enfermedad esquizofrénica (o esqui-
Esta recomendación fue cumplida. D permaneció en el hospital otros zoafectiva).
«Z»/ Utg° C?ntln“° cn Pslc°terapia externa de cuatro sesiones a la Se recomendó hospitalización a largo plazo y un enfoque expresivo ex­
miento revelí'Ua'r0 a"0* " st^u‘n''cnt0 después de tres años de este trata- ploratorio para clarificar más este diagnóstico diferencial. Bajo el efecto
en aumentó par dí' “i'onomi'a «ectmiento; una capacidad de este enfoque del tratamiento, la conducta de E. cn forma gradual co­
su educación v ahorad" ° y..e. IrabaJ° (al Srado de que había completado menzó a desorganizarse mas-, con el tiempo se hicieron manifiestas alucina­
etoneíí he'rosexuaíes Znía C°™ "'«a>- el ¡nieto de reía- ciones bien claras y otros delirios hipocondriacos y paranoides; el diagnós­
salirse de su casa y lograr un sentid .°mbrcs aProP>ados, la capacidad de tico final fue de enfermedad esquizofrénica crónica.
™ y lograr un sentido de autonomía interna, y desaparición
Diagnóstico diferencial en la adolescencia (Capítulo 3)
54 Diagnóstico diferencial en la adolescencia 55
Fste caso ilustra las dificultades diagnósticas con pacientes que presen-
perficial y la simpatía social revelan, con mayor exploración, la probreza
típica de las relaciones objétales y la ausencia de intereses de largo alcance
en sistemas de valores y metas distintas al autoengrandecimiento.
Los patrones de conducta sexual de los adolescentes narcisistas pueden
difusión de identidad grave y clara predominancia de operaciones defensivas
incluir sentimientos de inferioridad (preocupación por un ‘‘pene pequeño”)
Svas ¿s la presencia o ausencia de prueba de realidad en un senndo es­
e inhibición sexual hacia el otro sexo, combinados con promiscuidad sexual.
tricto lo que permite la diferenciación diagnostica. La incrustación de un
La diferenciación respecto a tipos más normales de promiscuidad sexual ado­
delirio crónico aislado en una constelación de lo que parece ser una rebeldía
lescente requiere un estudio profundo de la naturaleza de cada una de las
adolescente más o menos grave puede obscurecer la organización psicotua relaciones sexuales en las que participan, su capacidad para el enamoramien­
subyacente. to romántico y para una experiencia diferenciada respecto de su pareja se­
xual.
La combinación de control omnipotente, grandiosidad y devaluación,
PATOLOGIA NARCISISTA EN LA ADOLESCENCIA con violenta rebeldía contra los padres, requiere diferenciación de la pertur­
bación emocional adolescente más normal. Un paciente adolescente norma)
Debiera decirse desde el principio que probablemente sólo son los tipos mas o neurótico —en contraste con el límite y narcisista— puede también presen­
graves de personalidad narcisista los que llegan a nosotros para tratamiento tar violentos conflictos con los padres y una tendencia a criticarlos y deva­
en la adolescencia. Muchas de las personalidades narcisistas con un mejor luarlos amargamente, pero esto es en general mitigado por la capacidad de
funcionamiento vienen a consulta solo mucho mas adelante en su vida, en valorar otros aspectos de los padres. Más aún, el paciente neurótico tendría
conexión con otros síntomas o cuando el principio del proceso de enveje­ otras relaciones que no se afectan por esta tendencia autoafirmativa y ¿eva­
cimiento amenaza las defensas narcisistas. Algunos adolescentes con per­ luadora. Los pacientes límite no presentan una división entre la devaluación
sonalidad narcisista también consultan por otros síntomas —fracaso en la total de los demás y unos cuantos modelos muy idealizados, y muestran una
escuela, por ejemplo, depresión o desviación sexual— pero por lo general concepción diferenciada y más integrada de cuando menos algunos objetos.
estas dificultades tienen que ser más o menos graves para hacer venir a un Como he señalado en otra parte (197 5), la diferenciación de casos límite y
paciente adolescente con personalidad narcisista ante un psiquiatra. Por lo narcisistas de sus contrapartes normal y neurótico depende de la capacidad
tanto, el diagnóstico de patología narcisista en la adolescencia usualmente del paciente adolescente no límite para sentir culpa y preocupación, esta­
indica que la patología es grave. blecer relaciones duraderas, no explotadoras, con amigos, maestros o con
En otra parte (capítulo 11) describo un continuo de gravedad de los ras­ los demás, y para valorar en forma realista a estas personas con profundidad.
gos de personalidad narcisista. Aquí me limitaré a describir algunos rasgos ca­ El no límite tiene un conjunto de valores en constante expansión y profun-
racterísticos de pacientes adolescentes con. Personalidad narcisista propia. dización, lo que puede conformarse o estar en oposición a la cultura del en­
Estos rasgos son primero, un récord escolar contradictorio, con ambición torno.
y esfuerzos motivantes, por una parte y un fracaso casi inexplicable y re­ Con una patología familiar grave (frecuente en todos los trastornos lí­
traimiento de otras actividades, por la otra. La explicación yace en la ne­ mite y personalidades narcisistas) es difícil desenredar la contribución del
cesidad de los adolescentes de ser los mejores o de devaluar aquellas áreas adolescente de las de los padres y hermanos. En esta conexión, el uso diag­
en las que no pueden triunfar o en las que la meta se lograría sólo con un nóstico de investigación en la familia en los casos difíciles, y la observación
esfuerzo persistente. Este patrón a menudo se esconde tras una depresión de patrones de transferencia inicial en la situación individual del tratamiento
sintomática relacionada con el fracaso en la escuela. Sólo una evaluación psicoterapéutico, se complementan entre sí y pueden ser una contribución
cuidadosa revela los rasgos narcisistas predominantes de esa depresión (sen­ muy importante al diagnóstico. El diagnóstico diferencial de conducta anti­
timientos de fracaso y vergüenza por no haber triunfado) y de la devaluación social en estos casos es un aspecto fundamental de la evaluación diagnóstica
de lo que no llega fácilmente o no trae recompensa inmediata. La dificultad de pacientes adolescentes narcisistas.
para aceptar ser un “principiante” es característica -aunque no exclusi­ Varias combinaciones de (os rasgos narcisistas mencionados pueden cons­
va- de los pacientes narcisistas. tituir un tipo de patología narcisista adolescente más “adaptativa” y, para­
Otro rasgo frecuente de adolescentes narcisistas es lo que pudiera llamar­ dójicamente, más maligna. Un paciente de 17 años de edad, hijo de un pode­
se un hedonismo ‘‘inocentemente” encantador, una búsqueda de placer y roso político, combatía el estilo tradicional, imperativo, de su padre con
rabietas crónicas en su casa pero se identificaba con lo que él veía como ac­
?°Z° íji ' 3 menUl° acornPaña a una naturaleza accesible, superficialmente titud autoritaria de su padre, usando la influencia de éste en el pueblo en
atrayente Tal"^,aCtltudKde ?Iayboy” adolescente que pudiera ser muy que vivían. Intentaba aterrorizar a los maestros en la escuela, a los vendedo­
de ocultar la dif / ? ina^a COn talento Y una gran inteligencia, pue-
res y a otros adultos, invocando el poder de su padre para tomar revancha
con°cuálquier ob J« ‘voí11 U ZXr Para si, y cuando, sus propias demandas no fueran cumplidas. Al mismo tiempo.
a o con relaciones profundas. La calidez su-
Diagnóstico diferencial en la adolescencia (Capítulo 3)
56 Diagnóstico diferencia! en la adolescencia 57

haciendo uso de la opulencia de sus antecedentes, rac.onalizab.su búsqueda


azotar el puño sobre la mesa. Sus esfuerzos por intimidar a los psiquiatras
de placer y su estilo de vida con el placer como centro, en una forma super­
y a las instituciones de tratamiento si no cumplían sus deseos de proteger a
ficial perointeligente como su .denotación particular con el ant.sistema .
su hija de la ley, eran quizá más amenazantes que el uso impulsivo por parte
Para el diagnosticados este tipo de paciente hace surgir la cuestión de a que de ella de la pistola.
erado él presenta una adaptación relativamente no maligna a un entorno so- Otra joven de 17 años, que se había dedicado a la prostitución de medio-
cial excepcional, a que grado los factores ambientales están protegiendo la tiempo, se confabuló con su madre para discontinuar el tratamiento. Pro­
estructura subyacente de personalidad narcisista más profunda. metió a su madre que se “portaría bien” hasta salir del hospital —y del con­
Porque la patología narcisista del carácter por lo general se refuerza en trol del equipo de tratamiento— de modo que la madre pudiera presionar a
algún punto por algunos rasgos narcisistas “adaptativos” dentro de la fami­ todo mundo para que soltaran a su hija y así evitar seguir pagando lo que ella
lia, el problema de desenredar la patología del paciente de la familia a me­ consideraba dinero desperdiciado por el tratamiento.
nudo presenta dificultad. Una vez más, una atención cuidadosa sobre la Otro ejemplo es el de una pintora como de 20 años, con personalidad
calidad de las relaciones objétales del paciente y de la integración de su su- narcisista, droga dicta múltiple, promiscuidad homosexual y heterosexual y
peryó. junto con una evaluación individual y familiar, por lo general da la obesidad, cuyos esfuerzos por controlar la situación del tratamiento y uti­
respuesta. t,
lizarlo para sus propios fines y escapar de cualquier control o supervisión
Antes de ofrecer algunas ilustraciones clínicas de estos temas diagnósti­ externo (lo que ella experimentaba como un insulto humillante) eran sutil­
cos, deberá subrayarse que la verdadera patología narcisista por lo general mente apoyados por su influyente familia. La paciente odiaba lo que ella ex­
se origina en la temprana infancia y no es una consecuencia de la estructura perimentaba como el terapeuta “confrontador”. La familia, siguiendo los
y dinámica familiar observables al presente. Por lo tanto, la presunción de deseos de la paciente, presionó al hospital para un cambio de terapeuta y se
que la terapia familiar sola puede resolver la verdadera patología narcisista las arregló para escoger uno que ellos pensaban sería más complaciente con
del adolescente parece ser altamente cuestionable. Aun en el caso de pacien­ sus propias demandas. El terapeuta “confrontador” fue reprendido por las
tes con patología familiar más grave, la organización límite verdadera no autoridades del hospital, y la situación del tratamiento se corrompió al grado
depende de la patología inmediata de la familia y requerirá tratamiento in­ de que la familia*parecía estar dictando los arreglos para el tratamiento con
dividual a largo plazo. Al mismo tiempo, muchos casos no pueden enfocarse el propósito de asegurar su máxima comodidad y el mínimo de sentimientos
exclusiva o ínicialmcnte con tratamiento individual porque la psicopatolo- de culpa. La paciente finalmente murió de una sobredosis de droga, quizá
gía del adolescente está protegida con éxito por la psicopatología de la fami­ un suicidio, unos meses después de dejar al segundo terapeuta y el hospital.
lia y por la confabulación consciente o inconsciente de ésta para mantener El siguiente, y último, caso ¡lustra más aspectos de los problemas diag­
al paciente bajo su control. nósticos creados por pacientes adolescentes límite con personalidad narcisis­
Por ejemplo, un paciente de 19 años, con personalidad narcisista>y rasgos ta y tendencias antisociales. El diagnóstico de personalidad antisocial surgió
antisociales, insistía en que vendría a tratamiento sólo si sus padres le com­ sólo después de un largo periodo de evaluación y seguimiento.
praban un carro. Su padre estaba dispuesto a hacerlo yo expresé mi preocu­ F.: El paciente, estudiante de secundaria, de 17 años, fue traído por sus
pación sobre este acuerdo, ya que representaba una continuación de intentos padres a causa de su desempeño escolar crónicamente bajo (a pesar de un
crónicos de parte de los padres para comprar al paciente. Con el tiempo, se C¡ demostrado, de superior al promedio), su falta de motivación para cual­
hizo claro que, sin una explotación mayor a su familia, el paciente no iba a quier propósito futuro de estudios o de una profesión, sus violentas rabietas
aceptar la recomendación para tratamiento conmigo ni los arreglos en que yo cuando sus deseos no eran cumplidos de inmediato por sus padres v sus ame­
había insistido como condiciones para que éste comenzara. Hice frente a la nazas de violencia física hacia ellos. Tiraba objetos por toda la casa, y con los
años los padres temían contrariarlo más.
familia con las alternativas de consultar a alguien que estuviera dispuesto a
El mayor de cinco hermanos, F. era muy envidioso de cualquier cosa
lomar a su hijo en tratamiento bajo distintos arreglos o restringir nuestros fu­
que sus hermanos o hermanas más jóvenes tuvieran y él no. Durante una
turos contactos a verlos sólo a ellos sin su hijo para ayudarlos a enfrentarse
cuidadosa investigación de cualquier historia pasada de mentiras, robos o
mejor a su muy difícil situación. En este caso, una relación de apoyo de dos conducta antisocial, los padres estuvieron muy reticentes a proporcionarme
años con la familia, les permitió finalmente el control omnipotente que su información completa. Reconocieron que él les había robado cosas ocasio­
hijo ejercía sobre ellos en el pasado, exponerlo a las consecuencias directas nalmente, igual que a otros miembros de la familia, pero añadían una ex­
de su conducta antisocial, y, así, indirectamente llevar a casa, a él la necesi­ plicación de por que él había tenido que hacer esto en términos de sus reac­
dad de su tratamiento. ciones emocionales. Estaban muy preocupados también por las "malas
He aquí unas cuantas ilustraciones de la condensación de patología nar- compañías" que tenía, lo que ellos creían lo estaba “contaminando”. Los
,jo‘e“'nc“’ C°n Patol°®ía íami,lar Una informes de varios psicólogos de la escuela mostraban que él era conside­
hah^J" Joven de 17 años que
habla disparado y hendo seriamente a su novto durante una pelea, tenía un rado como un joven iracundo y receloso. Era pasivo, impaciente y abando­
naba rápidamente las tareas que no parecían fáciles de lograr de inmediato.
aun si ™ ''mpcramcnro Vlole"'o. Solía decir ociosamente que
pasara lo peor de lo peor, el podía triunfar en sus negocios con sólo
(Capítulo 3)
58 Diagnóstico diferencial en la adolescencia
Diagnóstico diferencial en la adolescencia 59
■- altas aspiraciones de éxito, pero no estaba dis-
Al mismo tiempo, tenia al p estaba haciendo. Era mas bien a una residencia escolar o alguna alternativa equivalente, en vez de vivir en
su casa.
puesto a rcabzar "‘XVe'éSn lo percibían las autoridades de la escuela
La familia nunca aceptó esta recomendación. F.I paciente obtuvo apoyo
i'sus pXT S como un joven cauteloso y retraído, excepto cuando
de su padre para un largo viaje a otro estado, y dinero para financiar una es­
tancia larga fuera de casa sin importar cualquier otro plan de trabajo o estu­
dio que pudiera tener. F.1 padre también consultó a varios psiquiatras y final­
ducta cambiaba cuando sentía que no había más "amenazas de exploración mente llegó a una actitud más “optimista” respecto a su hijo, un deseo dc
o de alguna acción desconocida, de mi parte. Cuando, por ejemplo, mencione darle oportunidad de “salirse de todo esto” más que hacerle presión para
que había contestado todas las preguntas que yo quena hacerle y continuar el tratamiento.
debía sentirse libre de decirme lo que quisiera sobre el mismo y que creyera Un seguimiento dc dos años resultó en la siguiente información . F. aca­
me podría ayudar a conocerlo mejor, comenzó a hablar libremente pero en baba dc regresar a su casa para lograr la ayuda de su padre en los procedi­
una forma en cierto modo superficial, congraciándose y esencialmente sin mientos legales contra él. Había participado en una pelea con armas, aparen­
involucrarse. ., temente conectada con grupos de traficantes de drogas.
Mis esfuerzos por explorar la aparente contradicción del padre del pa­ La evaluación psiquiátrica en este momento reveló a un joven que pare­
ciente entre los altos estándares que se fijaba en su trabajo, por una parte, cía mucho más seguro de sí. más menospreciativo y altanero de como yo lo
y su tendencia a justificar dondequiera lo que me parecía manifestaciones recordaba dos años antes. Ahora transmitía la impresión de que estaba co­
antisociales de su hijo, llevaron a aumentar la tensión entre los padres. La menzando a lanzarse a una carrera criminal. La reevaluación de la calidad de
madres acusaba al padre de ceder ante su hijo, de no dar suficiente estruc­ las relaciones objétales y de cualquier evidencia que pudiera indicar que no
tura y firmeza, y decía que ella tenía miedo de su hijo. tenía una personalidad antisocial verdadera (por ejemplo, relaciones no ex­
Fue muy difícil para mí obtener alguna imagen clara de la vida social plotadoras, cualquier manifestación de la naturaleza fuertemente inapropiada
de este joven; parecía interesado sólo en manejar un coche deportivo, en las de su estilo de vida) no tuvo éxito, y yo concluí con el diagnóstico de perso­
fiestas y en beber. Negó que tomara drogas, pero yo tenía el presentimiento nalidad antisocial propia.
de que no me decía la verdad. Daba una impresión superficial de tener miedo He señalado (Kernberg, 1975) que en todos los casos de conducta anti­
de no ser aceptado, pero yo detecté una nota subyacente de desafío y auto- social en la adolescencia, debiera considerarse un número de factores impor­
afirmación a lo largo de toda la evaluación. tantes al formular un diagnóstico diferencial. ¿Es la etiqueta de "antisocial”,
A causa de las dificultades para obtener información completa de parte legal o social, o verdaderamente psiquiátrica? ¿Es en verdad antisocial el ado­
del paciente y su familia, combiné mi propia evaluación clínica con la de lescente o deberá aplicarse la etiqueta más propiamente al subgrupo social al
un psiquiatra trabajador social que conocía la estructura total de la familia. que éste se está ajustando? ¿Refleja la conducta antisocial una reacción neu­
Las pruebas psicológicas las aplicó un psicólogo experto. Revelaron grave rótica típica por la dependencia y rebeldía adolescente, o es parte de pato­
patología del carácter y ninguna indicación de funcionamiento psicótico. El logía grave del carácter, particularmente en una personalidad narcisista (el
trabajador social concluyó que el conflicto marital crónico entre los padres diagnóstico inicial en este último caso)? ¿O es un caso de personalidad antiso­
también era revelado en su actuación en las discusiones sobre el paciente. cial propia (el diagnóstico final en este caso)? Todas las personalidades anti­
Este demandaba mucho de su hijo, pero también, extrañamente, disculpaba sociales tienen organización límite lo cual se aplica a las personalidades narci-
su conducta antisocial. El trabajador social sentía que había más robos y sistas. Aunque muchos pacientes con personalidad narcisista no tienen rasgos
chantajes dentro de la casa (y quizá también en otras áreas de la vida del pa­ antisociales, la frecuencia de ellos en estos casos y su significación negativa
ciente) de lo que indicara nuestra primera impresión. La madre parecía estar pronostica, no pueden dejar de subrayarse.
de algún modo separada narcisistamentc de su hijo y preocupada por ella
misma, pero con el tiempo adquirió una conciencia más ciara de la gravedad
sandoS,tUaC,On * U" SCnt‘do de rabia imPortante respecto a lo que estaba pa-

v mí*1 d,agnóst’c° fmal fue dc personalidad narcisista con rasgos antisociales.

comp e a v ^cotZa de tcraPla familiar para la familia nuclear


Pe? CO" terap€UU d‘,erente- Tam’
M tratamiento comenzara con el cambio del paciente
Trastornos de la personalidad en la vejez 61

óptimo funcionamiento del anciano, la cuestión de! trastorno de personali­

4 dad surge como un factor importante.


Gianturco y Busse (1978), en una encuesta de problemas psiquiátricos
encontrados durante un estudio de larga duración de voluntarios normales
que envejecían, señalaron la frecuencia de hipocondriasis como una reacción
psiconeurótica en este grupo de edad. Bromley (1978), planteando puntos
metodológicos respecto al estudio de cambios de la personalidad en la vida
Trastornos de la adulta y la vejez, señala el complejo problema de diferenciar la conducta nor­
mal adaptativa, de los trastornos generales de la personalidad. Subraya la
personalidad en la vejez importancia de evaluar a pacientes geriátricos en términos de disposición in­
dividual, situación psicológica actual y temas interaccionaies para llegar a
categorías diagnósticas. Bergmann (1978), ha estudiado la prevalencia de la
neurosis y de trastornos de personalidad en la vejez y presenta una revisión
crítica de la literatura sobre el tema. Deja la impresión de que, aunque los
hechos señalan la existencia de reacciones neuróticas serias respecto a las ten­
siones por envejecer y al importante sufrimiento de los pacientes ancianos
a causa de trastornos de personalidad, no tenemos aún formas de evaluar y
En su estudio sociológico sobre la vejez, Simonc de Beauvoir (1972), apa­ diagnosticar estos trastornos que son bastante precisos como para ser útiles.
sionadamente acusa a la sociedad por condenar a la gran mayoría de los Estoy de acuerdo con Bergmann en que tenemos notablemente poca in­
ancianos a una pobreza extrema, viviendas incómodas y soledad, y luego formación respecto al diagnóstico de trastornos de la personalidad en la ve­
enumera las posibilidades para la vejez. Estas según su punto de vista, se jez y, aparte de unos cuantos informes clínicos, muy pocos datos sobre el
conceden en la actualidad a sólo un puñado de gente privilegiada. Dice: tratamiento individual. En cuanto que la experiencia clínica de trabajo con
“Hay sólo una solución, si la vejez no ha de ser una parodia absurda de nuestra pacientes geriátricos indica una importante prevalencia de trastornos de
vida previa, y ésta es continuar persiguiendo los fines que dan significado a nuestra personalidad en la edad avanzada, uno no puede evitar la impresión de que
existencia —dedicación a los individuos, a los gnipos o a las causas, trabajo social, debe haber predisposiciones culturales o profesionales que han inhibido la
político, intelectual o creativo. A pesar de la opinión contraria de los moralistas, en investigación empírica de estos temas fundamentales. La antigua presunción
la vejez debiéramos desear tener todavía pasiones suficientemente fuertes para evitar en la literatura psicoanalítica de que el psicoanálisis no debería intentarse
doblarnos sobre nosotros mismos. La vida de uno tiene valor en tanto que uno le con pacientes más allá de los 40 años, parece haber persistido. La resistencia
atribuya valor a la vida de otros, por medio del amor, la amistad, la indignación, la de los psicoanalistas por explorar psicoterapias psicoanalíticas con personas
compasión. Cuando esto es así, entonces hay todavía razones válidas para la activi­ mayores, deja el campo de las intervenciones psiquiátricas a aquéllos que pre­
dad o para la palabra. A menudo se aconseja a las personas que se “preparen” para tenden aliviar el sufrimiento mediante la medicina general, rehabilitación
la vejez. Pero si esto nada más se aplica a guardar dinero, a escoger el lugar para el
social y con medios psicofarmacológicos.
retiro y a descargarse sobre los pasatiempos, no estaremos mucho mejor para ella
La exploración psicoanalítica de pacientes de 40 ó 50 años indica que
cuando llegue el día. Es mucho mejor no pensar demasiado en ella sino vivir una
el pronóstico para tratamiento psicoanalítico de algunos trastornos de la per­
vida razonablemente justificada y comprometida, de modo que pueda uno seguir
sonalidad —la narcisista y la histérica, por ejemplo— mejora con la edad, en
en el mismo camino aun cuando todas las ilusiones se hayan desvanecido y el en­
tusiasmo por la vida se haya disipado” (págs. 541-543). tanto que el pronóstico para otros —personalidad infantil o histeroide, por
ejemplo— es malo. Estas observaciones son impresiones clínicas más que des­
Para el psiquiatra clínico tal estado de cosas requeriría de ciertas precon- cubrimientos empíricos de la investigación y no se aplican a pacientes de 60
«yc’ones mínimas: primero, una ausencia o control suficiente de la enferme- ó 70 años. De cualquier modo, sí plantean la posibilidad de que las interven­
dad tísica general para proteger al individuo del dolor insoportable- segundo, ciones psicoterapéuticas con algunos trastornos de la personalidad en pacien­
loUcomoto0ras0vntd0 Suf‘C'enle de ¡mPed™entoS en las habilidades perceptivas. tes mayores merecen explorarse.
Además de los prejuicios culturales generales y a los específicos de origen
eX orrín^l „Cdm,ín'CaC,On’ C°m° l0S <’Ue sc derivan enfermedad psicoanalítico, está la posible resistencia de los psiquiatras jóvenes para tratar
lacion» Z otnZpeís^rryZp^l r™mlCaPaC'dad pacientes que por su mera apariencia activan conflictos paternales universales
aspectos. Esta última «mÁh 9 , 111111100exterior importe en todos sus y amenazan las fronteras generacionales ligadas a profundos tabúes infantiles.
lidad que esté presente ?será rr-1 qUe cualcluicr
trastorno de persona- La exploración clínica de trastornos de la personalidad requiere no sólo del
- 4 faX?™ 'X '-»>«« además Z, junto conocimiento de registros sencillos de rasgos conductualcs, sino también pro­
y caico que pudieran interferir con un funda experiencia vital. Sólo una sólida experiencia, enriquecida con el co-
60
„ Trastornos de la personalidad en la vejez (Capítulo 4) Trastornos de la personalidad en la vejez 63

, carácter hace posible explorar en forma


a los ojos de los hombres que le interesaban. Debería yo añadir que ella fue
nocimiento técnico de patologi incongruencia de interacciones ínterper-
uno de mis primeros casos de psicoterapia, que la traté bajo supervisión los
realista la rigidez de las con u , Consecución de importantes tareas
primeros dos años de tratamiento, y que al principio del mismo yo tenía
sonales e inhibiciones experiencia permite al te-
26 años de edad. El hecho de que yo estuviera pasando por mi entrenamien­
vitales. Solo la combinaci ¿rcas ¿e dificultad en su funciona-
to psicoanalítico y, al mismo tiempo, en análisis personal probó ser muy útil
rapeuta confrontar a os pa je rebro” de sus propias racionaliza- en las etapas difíciles del tratamiento.
G. había restringido su vida social porque se sentía inferior a otras mu­
í-*
experiencia necesana para adoptar la perspectiva de un Puente que esi 20> o jeres. Oscilaba entre periodos en los que se sentía tan poco atractiva que no
P
30 años mayor que él. Como he señalado en otra parte (1980, capitulo 7) en se atrevía a ir a las reuniones comunitarias religiosas o culturales, y otras
la edad madura ampliamos los límites temporales de nuestra identidad del veces, cuando se sentía mejor respecto a ella misma. Pero cuando se sentía
vo Es sólo al llegar a esta edad, que nos identificamos con nuestros padres mejor también recordaba dolorosamente su edad y falta de atractivo y se
según lo experimentamos nosotros cuando éramos jóvenes y ellos de edad sentía afligida por el pensamiento de que ya no podría ser tomada en cuenta
madura. Esta identificación se facilita al repetir en nuestra interacciones con como persona sexual y como pareja sexual potencial.
nuestros hijos, las interacciones pasadas de nuestros padres con nosotros. Me sorprendió por su sentido de humillación no sólo por tener que de­
Nuestra recién adquirida habilidad para identificarnos con ellos como eran cirme de sus actividades y fantasías masturbatorias sino por tener tales de­
en el pasado, mejora nuestra habilidad para identificarnos con ellos mismos seos sexuales, y por masturbarse en sí. Terminó la relación sexual con un
hombre, iniciada a mitad del tratamiento, porque temía que él la encon­
cuando avanzan a la vejez. La ampliación de nuestra capacidad para identi­
trara disgustante. La actitud prohibitiva de su madre hacia la sexualidad
ficarnos hacia el futuro enriquece la de identificarnos con pacientes mayo­
se volvió tema prominente del tratamiento. En la transferencia, ella llegó
res. a atreverse a acusarme de hipocresía: ¿Cómo podía yo cuestionar su auto-
Con base en mi experiencia clínica sugiero que este proceso normal de
denigración sexual cuando obviamente no podía sentirme atraído por una
desarrollar una capacidad para identificarse con la gente mayor puede ace­
mujer como ella? Después de mis sentimientos iniciales de culpa porque,
lerarse enormemente por la experiencia al tratar pacientes mayores durante
verdaderamente, yo no podía imaginar tener una relación sexual con ella,
los años de entrenamiento psiquiátrico como residentes. Sabemos que las
descubrí, en la exploración privada de mis propias fantasías y motivos,
fronteras sexuales normales (que bajo circunstancias ordinarias no se cruzan
fantasías sexuales subyacentes con mujeres mayores, las que eran obviamen­
nunca pero no obstante están envueltas en los frustrantes pero excitantes
te perturbadoras por sus implicaciones cdípicas. Una vez que pude aceptar
encuentros, tensiones y malentendidos entre hombres y mujeres) se vencen
internamente estas fantasías fui capaz, de explorar, sin sentimientos de culpa,
temporalmente en forma dramática en la experiencia del psicoanalista de
qué era lo que la hacía no atractiva para mí y, presumiblemente, para otros
identificarse con pacientes del otro sexo. Por el mismo tenor, cree que el tra­
hombres-, a saber, los aspectos sutilmente autodegradantes de su propia pre­
tamiento de personas mayores puede acelerar la madurez emocional del psi­
sentación, incluyendo descuido físico —en pocas palabras, sus tendencias
quiatra clínico para evaluar el funcionamiento normal y anormal de la per­ masoquistas.
sonalidad en todos los grupos de edad. Más aún, una vez que el psiquiatra En sus dos últimos años de psicoterapia, me hice mucho más confron­
desarrolla una libertad interna para explorar la personalidad de pacientes tador de sus clichés culturales (algunos de los que yo había compartido
mayores sin sucumbir a prejuicios e inhibiciones culturales (por ejemplo, la originalmente) respecto a la conducta apropiada para una mujer de más de
proverbial resistencia a explorar la vida sexual de pacientes mayores), su diag­ 60 años y menos temeroso de explorar con ella su competencia con, y envidia
nóstico de trastornos de la personalidad en pacientes de edad puede enrique­ de, las mujeres más jóvenes, así como sus sentimientos similares hacia los
cerse significativamente. hombres que, según ella, nunca envejecían sino, al contrario que las mujeres,
Unas cuantas ilustraciones clínicas serían pertinentes aquí. permanecían eternamente atractivos. Surgieron gradualmente profundas
G.. Una mujer de 63 años, soltera, sufría de depresión relativamente leve fuentes de envidia de los hombres, y pudieron explorarse como codetermi­
pero crónica, diabetes, obesidad moderada y temor a participar en grandes nantes de su resistencia a participar en forma activa en asuntos políticos o
reuniones sociales; presentaba una personalidad histérica con rasgos ma- sociales, así como de haber abandonado una carrera profesional mucho an­
soquistas. F.n el curso de cuatro años de psicoterapia, los sentimientos de tes en su vida. Reinició estudios que le permitieron mejorar su desempeño
amargura y duelo de la paciente por haber perdido sus oportunidades de re- como administradora de una organización de asistencia religiosa, y se sintió
aciones satisfactorias con hombres y de matrimonio, se hicieron un tema más libre sobre las relaciones sociales y amistad con los hombres. Con el
tiempo estableció una relación sexual con un hombre que había sido su
ma»ouXLgI i ?en'u * ampbó hasta el análls‘S de sus interacciones amigo por muchos años, ahora era viudo, y cuyo interés de siempre, ella
dre (muerta tres °- ombrcs' su Pástente sumisión inconsciente a su ma­ misma lo había devaluado con anterioridad por razones inconscientemente
los síntomas depresmos’deG 'sehTb'^ tra'amient0' ticmP° en el masoquistas.
de que una crecer.- f i. a hablan intensificado), y su fuerte sentido
M falta de atractivo físico la hacía disgustante y ridicula
Trastornos de la personalidad en la vejez <Capítulo 4)
Trastornos de la personalidad en la vejez 65

He descrito en trabajos anteriores sobre las relaciones amorosas en la


de pronóstico adicionales positivos, o no, parece ser una cuestión extrema­
edad madura (1976, capítulo 8) cómo las mujeres con personalidad histérica
damente importante para la investigación. MeJanie Klein, en una de sus últi­
tienen un mejor pronóstico para tratamiento psicoterapéutico cuando están
mas obras (1963, capítulo 4), al tratar de la soledad en la vejez, primero se­
en los 40 que en los 20 años, en tanto que aquellas con personalidad infantil
ñaló el valor crucial para pronóstico, del equilibrio entre envidia y gratitud.
presentan un pronóstico más malo en dicho punto que durante la adolescen­ El diagnóstico y tratamiento apropiados de la patología narcisista del carácter
cia y la adultez joven. Kahana (1979), señaló resultados similarmente favora­ puede tener relevancia importante para la adaptación a la vejez.
bles en psicoterapia psicoanalítica con pacientes que sufren personalidades Mis experiencias en el tratamiento de personalidad infantiles en la vejez
obsesivo-compulsiva y masoquista. El pronóstico cada vez más satisfactorio han sido limitadas pero interesantes. J., una mujer de 68 años, con quejas
para la personalidad histérica puede también considerarse un hecho para la hipocondriacas, abuso múltiple de drogas en tranquilizantes menores, y cre­
vejez. Berezin y Fern (1967), describen el resultado satisfactorio en la psico­ ciente retraimiento social, fue referida por su médico internista para psicote­
terapia de una mujer de 70 años con un trastorno histérico del carácter. En rapia, pues él estaba preocupado por su ingestión no controlada de sedantes.
contraste, mi experiencia con pacientes que presentan trastornos de personali­ Si bien fue posible reducir la cantidad de medicación y obtener su compro­
dad más graves dentro del espectro límite ha sido mucho menos satisfactoria. miso de usar tranquilizantes sólo bajo muy específicas y restringidas circuns­
He discutido ya (1977) algunos de los temas psicoterapéuticos y de pro­ tancias, la pérdida de contactos sociales y de intereses, y el vacío de su vida
nóstico que se refieren al narcisismo patológico en la vejez en relación a un personal probaron ser casi insuperables. Su esposo se había divorciado de
caso informado por Berezin (1977). También he escrito sobre el deterioro ella 23 años antes, y sus hijos, ahora adultos, mantenían un contacto míni­
que sufren las personalidades narcisistas en la edad madura (1980, capítulo mo con ella.
8). Las personalidades narcisistas experimentan a través de los años un dete­ Vivía sola en un pequeño departamento y experimentaba los contactos
rioro de su mundo de relaciones objétales internalizadas, incluyendo la deva­ con otras personas como una invasión de su intimidad. Le gustaba asistir a
luación inconsciente, tanto de su propio pasado (para no sentir envidia del reuniones comunitarias y grupos religiosos, pero, por razones que permane­
mismo) como de lo que los demás tienen (para no envidiarlos). De aquí que cían obscuras para ella, no podía hacer amistad con nadie, y algunas perso­
estas personas no dispongan de las gratificaciones normales que vienen de los nas le había dejado claro que quería mantener su distancia. Su estilo de co­
recuerdos de experiencias pasadas y de los demás a quienes aman. El nacisis- municación impulsivo, aniñado y agresivo tendía a alejar a los demás. Sin
mo patológico lleva así a un creciente retraimiento social y a su sentido in­ embargo, trataba desesperadamente de aferrarse a las relaciones con personas
inapropiadas o que habían indicado su falta de disponibilidad. Estaba intere­
terno de vacío. En muchos casos, el círculo vicioso de devaluación y vacío
sada en salir con hombres, y de vez en vez la invitaban algunos al parecer
se hace insuperable.
apropiados. Sin embargo, sus demandas desordenadas y su incapacidad para
H.: Un notable historiador con trastorno narcisista de la personalidad
interesarse en la vida de otros, después de un rato, parecía alejarlos. Sentía
grave, perdió todo interés en los asuntos políticos contemporáneos después
que su actividad masturbatoria era muy satisfactoria y que, a su edad, el
de su retiro forzoso a la edad de 65 años. Una depresión que en forma gra­
sexo con hombres con quienes no se quería relacionar en forma más consis­
dual se profundizaba era claramente secundaria a la dramática devaluación de
tente, era torpe y degradante.
su principal interés en la vida y a su envidia de aquellos de su familia que, dis­
La recomendación de actividades y una vida regulada con participación
tintamente a él, persistían en sus propios intereses y profesiones. Se volvió en grupos sin mucha demanda de intimidad, resultó ser la solución óptima
intensamente resentido de mí porque yo era más joven que él. Una impor­ para ella. J. se benefició con la psicoterapia de apoyo. Su caso plantea otra
tante batalla se fraguó en la transferencia, y por varios meses sentí que si cuestión en la investigación: diferentes tipos de trastorno de personalidad
el paciente podía vencer su intensa envidia y resentimiento de mí y aceptar y grados diferentes de gravedad del trastorno de la personalidad en la vejez,
mi ayuda para el duelo por su trabajo perdido y las enormes oportunidades piden un enfoque de apoyo o uno expresivo.
profesionales que con él se fueron, él podría también entender mejor cómo Esta paciente, con una educación universitaria y antecedentes culturales
su devaluación vindicatoria de sus intereses pasados empobrecía su vida pre­ ricos, tenía notablemente poco interés en los aspectos intelectuales y cultu­
sente. Pero su incapacidad para trabajar su envidia en la transferencia llevó rales de su vida comunitaria y dependía para su entretenimiento principal­
a una ruptura prematura del tratamiento. A pesar de este fracaso particular, mente del chisme. En término de mi propia reacción de contratransferencia
otros casos han sugerido que los pacientes q^e tienen alguna necesidad de de­ yo estuve preocupado por algún tiempo sobre si mi sentido de impotencia y
pendencia y capacidad para el duelo por oportunidades perdidas, a menudo desesperanza al trabajar con ella se derivaba de mi ansiedad por sus proble­
pueden ayudarse. mas en realidad o de un pesimismo relacionado con su edad. Sólo en forma
gradual me hice consciente de que estaba frente a las etapas finales de un
Algunos pacientes de edad madura, con personalidad narcisista, a pesar
deterioro de funcionamiento de la personalidad grave que se había desarro­
de. o quizá a causa de, el empeoramiento de los síntomas depresivos secun­
llado por muchos años. J. ilustra el hecho de que los problemas psicosociales
darios a su estructura narcisista, tienen un mejor pronóstico para el trata­
más devastadores en la vejez pueden con frecuencia, relacionarse no sólo con
miento psicoanahtico del que hubieran tenido a los 20 ó 30 años. Si el tra­
tamiento de personalidades narcisistas en la vejez puede proporcionar rasg<#
66 Trastornos de la personalidad en la vejez (Capítulo 4)
Trastornos de la personalidad en la vejez 67

estimularlo a participar más activamente en asuntos políticos locales. Tam­


’rguo"XCdX'nu bién pude ayudarlo a evitar relaciones personales intensas, a aceptar sus li­
mitaciones en términos de intimidad y a concentrarse en un miembro desea­
ble de los grupos de acción política.
Un área en la que nunca pude reducir por completo la naturaleza de sus
Ze que paradójicamente, estos pacientes pueden hacer mejores ajustes distorsiones paranoides de la realidad fue la de los celos de su esposa. De
de tanque se esperarían de su psicopatologia. Sugiere que la persona ina hecho, el intento de K. de convencerme de que yo era muy joven para saber
decuada cómo son en realidad las mujeres, le permitía mantener una actitud de su­
“proporciona un foco o centro a ser ayudado por la familia, por los amigos, y a veces perioridad sobre mí. Al mismo tiempo, sí estuvo de acuerdo en tratar de
por algunos contactos bastante casuales. Muestran agradecimiento, su dependencia controlar su conducta hacia ella y ser más tolerante de sus “fallas”. El resul­
y falta de logros les permite encajar en contextos que muchas personas con orgullo tado final fue una notable disminución del conflicto marital, abstinencia de
y autorrespeto más normales encontrarían de lo más desagradable. Por otro lado la beber por un periodo de cuando menos tres años (antes de que yo perdiera
parte que lucha en las personalidades paranoides hostiles las conserva intactas, el fra­ contacto con él), y un creciente sentido de satisfacción con sus nuevas acti­
caso no es nunca propio, la mala salud se remediaría sólo si el doctor diera el trata­ vidades.
miento adecuado, etc. El mundo, en general, tiene que ser asumido en un combate Confío en que estos ejemplos hayan ilustrado mis hipótesis de que el
individual; la vida presenta una lucha muy atareada y desviadora contra las fuerzas pronóstico para los tipos individuales de trastorno de la personalidad, puede
hostiles y peligrosas de afuera y hay poco tiempo para la desesperación, depresión, variar en diferentes grupos de edad, mejorar significativamente en trastornos
temor y ansiedad” (pág. 62). de personalidad que funcionan en un nivel neurótico, en contraste con aqué­
En mi propia experiencia, algunas personalidades paranoides en vejez han llos funcionando en un nivel límite de organización de la personalidad, y que
podido en verdad mantener una postura de lucha solitaria en el entorno, pero el equilibrio adaptarivo-inadaptado relacionado con rasgos patológicos de la
el grado al que estos pacientes se vuelven físicamente dependientes de los de­ personalidad puede cambiar con las tareas diferenciadoras y el entorno psi-
más y, por lo tanto, expuestos a una intensificación de sus ansiedades para­ cosocial en la vejez.
noides, es un factor importante. Además, en la regresión psicótica, los an­
cianos solitarios, con personalidad paranoide pueden desarrollar grados ex­
tremos de retraimiento social y descuido físico antes de que les llegue algo
de ayuda.
K.: Un hombre de 65 años, con una personalidad paranoide, era alcohó­
lico crónico y patológicamente celoso de su esposa. Fue forzado a retirarse
en forma prematura a causa de un colapso en el trabajo, relacionado con al­
coholismo y sus interacciones beligerantes con sus superiores. Fue traído a
tratamiento por su esposa a causa de graves conflictos maritales y por su con­
tinuo beber. Aunque K. iniciaimente estuvo de acuerdo en verme sólo por­
que su esposa amenazó con dejarlo, con el tiempo le fue posible entender
que yo no era un agente de ella, que si lo veía era en términos de un contrato
que lo involucraba a él mismo y a mí. Llevé a cabo una psicoterapia esencial­
mente de apoyo, según lo que he descrito en otra parte (capítulo 9), confron­
tándolo en forma discreta pero consistente con su conducta arrogante y
belicosa conmigo, y relacionándola una vez que pudo reconocer su falta de
propiedad, a lo que había pasado en su trabajo.
Su ‘«nsight” aumentado llevó a una intensificación de su depresión, a
culparse por haber perdido su trabajo, y a un aumento temporal en la bebida,
v^dad v l?lT'Ci°n °? C‘cl0s.a,uPotistas de culpa y autodesrructi-
vidad y le plantee la cuestión de si él tenía algo mejor que esperar de la vida
suVctlXT a,C°hOk Sab,end° de U -poLiónJparlnoideP d^K de que
rapéutico UlTn0SPrTr,an S‘ SUP¡cran que él «taba en tratamiento ce­
rrarles a ellos queSpo°d® éníemaKctl10 a.COntro,ar ia bcb,da '>“> dem0S’
de vista oaranoid« v . Vlda Por su cuenta”. Usé sus puntos
parano,des y apastados sobre la política y eventos nacionales para
Trastornos de la personalidad 69

“No hay ningún postulado que diga que cada trastorno mental es una entidad
discreta con límites precisos (discontinuidad) respecto a otros trastornos mentales,

5 así como a la ausencia de trastorno mental. ... El enfoque tomado en el DSM-III es


ateórico en cuanto a la etiología o al proceso pato fisiológico excepto por aqueUos
trastornos para los cuales está bien establecida y por lo tanto incluida en la defini­
ción del trastorno
. . Este enfoque puede decirse que es ‘descriptivo’ en cuanto que las defini­
Problemas en la ciones de los trastornos por lo general consisten en descripciones de los rasgos clí­
nicos de los mismos. Estos rasgos o síntomas se describen desde el nivel más bajo
de inferencia necesario para enumerar los síntomas característicos del trastorno.. .
clasificación de los Para algunos trastornos... particularmente los Trastornos de la Personalidad, es
necesario un nivel de inferencia mucho más alto. Por ejemplo, uno de los criterios
trastornos de la personalidad para el Trastorno límite de la Personalidad es ‘la perturbación de la identidad ma­
nifestada por la incertidumbre respecto a diversos temasen relación con la identidad,
tales como la autoimagen, identidad sexual, objetivos a largo plazo, elección de carre­
ra, pautas de amistad, valores y lealtades’” (págs. 6 y 7).
En otra parte, la introducción enumera los objetivos del DSM-III, como
sigue:

• Utilidad clínica para instaurar tratamientos y adoptar decisiones en las diversas


Clasificar los trastornos de la personalidad es problemático por vanas razo­ situaciones clínicas; fiabilidad de las categorías diagnósticas.
• Aceptación por los clínicos e investigadores de las diferentes orientaciones teó­
nes. Una es cuantitativa.- ¿Cuán intensa debe ser la perturbación para, que
ricas; utilidad para la formación de los profesionales de las ciencias de la salud.
requiera llamarse un trastorno? Otra es semántica. Una variedad de térmi­
• Mantener la compatibilidad con el ICD-9, excepto en aquellos casos en que las
nos —neurosis del carácter, caracteres neuróticos, trastornos del carácter, diferencias sean insalvables.
perturbaciones de los rasgos de la personalidad, perturbaciones de los pa­ • Evitar la introducción de nueva terminología y de conceptos que rompan con la
trones de la personalidad, trastornos de la personalidad (el término que se tradición, excepto en aquellos casos en que sea estrictamente necesario.
utiliza en el Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales • Establecer un consenso sobre el significado de los términos diagnósticos utiliza­
III, DSM-III)— se han aplicado a los mismos síndromes clínicos. Y detrás dos de forma poco o nada apropiada y evitar el uso de términos que ya han per­
de estas diferencias semánticas asoman importantes puntos conceptuales, dido su utilidad.
clínicos e ideológicos -por ejemplo, el deseo de eliminar el término psico- • La validez de las categorías diagnósticas viene dada por su correspondencia por
neurosis de un sistema de clasificación, según se declara en la introducción ¡os datos generados por la investigación.
al DSM-III. La selección personal de la terminología puede así surgir de pre­ • Plasticidad para la descripción de los casos en los trabajos de investigación.
• Que se pueda contestar mientras dura la elaboración del DSM-III, a las críticas
sunciones teóricas que se refieren a las determinantes de la organización de
formuladas por los clínicos e investigadores (págs. 2 y 3).*
la personalidad. Por ejemplo, un marco de referencia psicodinámico más que
conductista influirá fuertemente en los observadores al ordenar o agrupar los Desde un punto de vista clínico y de investigación, es importante que las
rasgos patológicos de la personalidad. constelaciones de rasgos patológicos del carácter descritos en cualquier clasi­
En la práctica clínica psiquiátrica los términos carácter y personalidad se ficación de trastornos de la personalidad verdaderamente correspondan a
han usado en forma intercambiable. Para el propósito de esta discusión estoy experiencia clínica bien documentada. Si las implicaciones terapéuticas y
utilizando el término trastornos de la personalidad para referirme a conste­ pronosticas de diferentes trastornos de la personalidad se reflejaran en ios
laciones de rasgos del carácter anormales o patológicos, de intensidad sufi­ criterios usados para diferenciarlas, las diferencias, si las hubiera, tendrían
ciente para implicar una perturbación significativa en el funcionamiento mucho más significado. Una clasificación que respetara las relaciones entre
intrapsíquico, interpersonal o ambos. Sin considerar los supuestos teóricos la estructura de la personalidad y la disposición para otros tipos de psicopa-
tología, reforzaría las definiciones descriptivas, sin importar las diferencias
del psicoanálisis, los datos derivados del intercambio cercano con los pacien­
teóricas sobre cómo conceptualizar dichas relaciones. Y en tanto más crite­
tes proporcionan, según mi punto de vista, la evidencia clínica más fuerte
rios coincidan para la justificación de cualquier constelación particular de
disponible para su uso en conexión con cualquier esfuerzo por clasificar los
rasgos patológicos de! carácter, más razón para incluir ese tipo de trastorno
ttastornos de la personalidad. Este punto de vista está teóricamente en ar­
monta con los criterios expresados por Spitzer en la introducción al DSM-III * ICD-9 es la clasificación actual internacional de las enfermedades, por la Organiza­
ción Mundial de la Salud.

68
(Capítulo 5)
Trastornos de la personalidad
70
Trastornos de la personalidad 71

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u
rico (Mewcdo que vedeja en cst-™‘ ltaclón de trastornos de la persona- pero en Ja personalidad infantil Jas distorsiones intrapsíquicas e interpersona-
Yo cuestiono unamente una claucaquc cx¿nga un jes de las relaciones con c) sí-mismo y los demás, son mucho más graves y
omnipresentes. La literatura sobre la personalidad histérica es abundante
dS3“^o7eqd™en'X°nésgde los rasgos o síntomas y luego intente
(Abraham, 1920; Marmor, 1953; Chodoff y Lyons, 1958; Easser y Lesser,
ÍenXs con ti pos clín.cos potencales. Cuesnono aun mas senamente as 1965; Shapiro, 1965; Blinder, 1966; Easser, 1966, Laughlin, 1967; Zetzel,
cWkac¿nes corresponden con claridad sólo a un modelo particular 1968; Lazare, 1971; MacKinnon y Michels, 1971; Kernberg, 1975; Blacker
de pskopatología, y los sistemas de clasificación más o menos .d.osmcraticos y Tupín, 1977; y Krohn, 1978). Las dos últimas referencias subrayan los
que no tienen una base amplia en psiquiatría clínica. Por ultimo, cuestiono aspectos estructurales más que los psicodinámicos de la personalidad histé­
el agrupam>ento de rasgos patológicos del carácter con base en preconcepcio- rica, enriquece su descripción clínica y clarifican sus diferentes manifesta­
nes no relacionadas con la psiquiatría clínica, y clasificaciones en las que hay ciones en hombres y mujeres.
un fuerte traslapo de diversos tipos de personalidad. En otras palabras, las Clínicamente, la personalidad histérica (al ser diferenciada de los tipos
categorías individuales o trastornos específicos de la personalidad deberían de personalidad más regresivos con los que se ha confundido en el pasado)
ser ampliamente representativos y poder diferenciarse entre sí. A continua­ surge como poseedora de calidez y labilidad emocional, una naturaleza his-
ción exploro la clasificación de trastornos de la personalidad en el DSM-HI a triónica pero controlada y socialmente adaptativa; propensión a crisis emo­
la luz de estas consideraciones, con particular interés en la consistencia inter­ cionales (pero una presencia de profundidad y estabilidad emocional aparte
na. la relevancia clínica y la correspondencia con los propios objetivos decla­ de estas crisis), y la capacidad para interacciones sociales apropiadas con
rados en el DSM-HI. excepción de relaciones objétales específicas que tienen implicaciones sexua­
Para comenzar, el DSM-IH ignora tipos de trastornos de la personalidad les. En términos más generales, las personalidades histéricas presentan buena
importantes y encontrados con frecuencia, en particular, las personalidades fortaleza del yo y muestran conducta infantil, regresiva, sólo en circunstan­
histérica y depresivo-masoquista. El DSM-III argumenta que el Trastorno cias que son real o simbólicamente sexuales. Son impulsivas, pero su impul­
Histriónico de la Personalidad corresponde a la personalidad histérica (pág. sividad se restringe a estas interacciones sexuales o a ocasionales rabietas
3141 punto señalado en otra parte por Spitzer y Williams (1980). Esta equi­ emocionales. Son esencialmente extrovertidas, en el sentido de ser vivas
valencia. según mi punto de vista, es un error que refleja un intento por con­ (comunicativas, bulliciosas) e involucradas con los demás. Tienden a la “de­
densar el espectro completo de la patología del carácter que va desde la pendencia aferrada” sólo en las relaciones sexuales, y sus necesidades exhibi­
personalidad histérica per se hasta la histeroide (Easser y Lesser, 1965), infan­ cionistas y de dependencia también tienen un componente sexual. Las perso­
til (Kernberg, 1975). o “Zetzel tipo IV” (Zetzel. 1968). Pasa por alto, así, nalidades histéricas desean ser amadas, ser el centro de atención y atracción,
las contribuciones clínicas importantes que han brindado diferenciaciones de nuevo, sólo en circunstancias con implicaciones sexuales. Las mujeres con
clarificadoras de este espectro. El DSM-III también supuestamente incluye personalidad histérica muestran una combinación de seudohipersexualidad
la personalidad depresivo-masoquista con los “otros trastornos afectivos e inhibición sexual, que se refleja en la provocación sexual y frigidez v en in­
específicos”, a saber, el Trastorno Ciclotímico o el Trastorno Distímico. tercambios sexuales que típicamente tienen “cualidades de triángulo” (como
El Trastorno Distímico es un término nuevo para la neurosis depresiva. F.I con hombres mayores o no disponibles, rechazo de los hombres disponibles)
DSM-III. al referirse al trastorno ciclotímico y al distímico, declara, “otros y que satisfacen necesidades masoquistas. La personalidad histérica es com­
términos para estos trastornos son Trastornos Ciclotímico y Depresivo de petitiva con ambos sexos y en el caso de mujeres, típicamente competitivas
la Personalidad” (pág. 218). En mi opinión, confundir neórosis depresiva con otras mujeres a causa de los hombres. La competitividad con hombres
con personalidad depresiva e ignorar las características de la personalidad contiene temores implícitos y conflictos por una inferioridad respecto a los
depresiva propia es un error. Pudiera también argumentarse que el término, hombres, consciente o inconscientemente asumida. Varios subtipos de un
tipo de personalidad histérica “sumisa” o “competitiva” reflejan fijaciones
J'i "° de b Personal,dad P°r Evitación, corresponde
¿ ^presna. pero es claro que no es así. Spitzer y Williams caracterológicas de estos patrones masoquistas y competitivos. Lo que surge
típicamente en el tratamiento, donde la conducta infantil regresiva adquiere
eT ¡O oTe d DSM T° '* Pcrsonalidad P<* Evitación, como par con claridad funciones defensivas contra los aspectos más adultos de com­
Pe^nabdad EsuS ^7"“" As^'^ion,
1968) llamó la promiso sexual, en un flirteo combinado con relaciones cálidas profundas
naiidad.y el Trastorno Esquío' ,U)n,e'^astorno Esquizotípico de la Perso- con los demás, altamente diferenciadas.
dicciones pueden encontrarse entre lis propio)' Otras conlM' En contraste, la personalidad infantil (con la que rendía a confundirse
no de la Personalidad ñor FvirjV- caravteristicas supuestas del Traswr la personalidad histérica en el pasado) muestra una labilidad emocional di­
La P^rsonalidt h^rtrp^^! ! PCrS°nalldad d'p->va propia. fusa, relaciones indiferenciadas con los demás significantes v compromisos
emocionales superficiales. Fn contraste con la ext reversión socialmente
" un «P® con funoonamienWPefectivo m k ° C,oncept° moderno de ella'
sonalidad infantil o histeroide F«a ' i ’ muc^° mas diferenciado, que la per apropiada de la personalidad histérica, la infantil se sobreidentifica con los
- t-sta ultima parece imitarla superficialmente demás y provecta intenciones fantasiosas, no realistas, sobre ellos. Las per-
72 Trastornos de la personalidad (Capítulo 5)
Trastornos de la personalidad 73
. .. dificultades para entender con profundidad a
senilidades infantiles lien Típicamcnte muestran el síndrome de Otra ausencia prominente del DSM-III es el trastorno depresivb-maso-
los demás, asi e'°"leza anLda pegajosa, de todas sus relac.o- quista de la personalidad, citado con mas frecuencia como “personalidad
dne“contrdaest'a con ía madurez general de la personalidad histérica a este res- masoquista” o, en literatura psicoanalítica, como “masoquista moral”. La
personalidad depresiva la mencionó Kraepelin (1904), Tramer (1931), y
PeCtLos Schneider (1950) y describió Fenichel (1945b) y Laughlin (1967). Más des­
rasgos de dependencia y exhibicionistas están menos sexualizados en
cripciones clínicas las proporcionaron Gross (1974) y Kernberg (1975).
la personalidad infantil que en la histérica, en el sentido de que la primera
Antes de proseguir, sin embargo, debiera señalarse que las descripciones
anhela una dependencia aniñada en sí mas que como una defensa contra
clínicas a las que se llega mediante la exploración psicoanalítica, con sus ca­
compromisos sexuales más maduros. La personalidad infantil cruda e ina­
racterísticas eminentemente fenomenológicas, deben diferenciarse de las
propiadamente utiliza conducta sexualizada para expresar necesidades exhi­ teorías etiológica, psicopatológica y psicodinámica del psicoanálisis. Dese­
bicionistas. Esta personalidad tiende a poseer menos inhibiciones sexuales y char los síndromes clínicos predominantes porque fueron descubiertos, es­
es promiscua con más frecuencia que la histérica. Hay menos rasgos represi­ tudiados y descritos por psicoanalistas, no es una expresión de objetividad
vos en la vida sexual de la personalidad infantil y más disociativos generaliza­ “ateórica” sino que puede revelar un prejuicio teórico contra el psicoanáli­
dos, como la alternancia de fantasías y compromisos sexuales contradictorios sis. Francés y Cooper (1981), en una crítica relacionada sobre la separación
(expresados en una conducta sexual infantil polimorfa). F.n la patología de artificial de los criterios descriptivo y dinámico en el DSM-III, declaran;
las relaciones interpersonales, hay menos diferenciación de relaciones objeta- “Algunas observaciones clínicas sobre el ‘inconsciente dinámico’ no son
íes especificadas en la personalidad infantil que en la histérica, y el grado de más inferencialcs que las observaciones consideradas descriptivas en el
perturbación en cualquier relación interpersonal particular es proporcional DSM-111. ... La tendencia del DSM-III a excluir las observaciones derivadas
ala intensidad del compromiso o intimidad con la otra persona. de un marco de referencia dinámico parece arbitraria e innecesariamente li­
Esta diferenciación de las personalidades histérica e infantil tiene impli­ mitante” (pág. 1199).
caciones terapéuticas y por lo tanto, de pronóstico. Corresponde a una larga Los pacientes con trastornos depresivo-masoquistas de la personalidad
historia de observaciones descriptivas y psicodinámicas así como a observa­ por lo general funcionan bastante bien, típicamente dentro del espectro de
ciones hechas fuera de su marco de referencia psicoanalítico. La descripción patología del carácter de “alto nivel” (en mi opinión, una organización de
del Trastorno Histriónico de la Personalidad en el DSM-111 muy claramente personalidad neurótica más que límite). Tienen una identidad del yo bien
se relaciona con la personalidad infantil y no con la histérica. Por ejemplo, integrada, muestran manifestaciones no específicas de fortaleza del yo (bue­
los pacientes histriónicos se describen como aquéllos que se aburren con na tolerancia a la ansiedad y control de impulsos), y tienen una conciencia
rapidez con las rutinas normales, parecen superficiales y carentes de auten­ moral excesivamente cargada de culpa pero bien integrada. Son capaces de
ticidad y presentan amenazas manipuladoras de suicidio, sentimientos de establecer relaciones objétales en profundo, bien diferenciadas.
despersonalización, y, durante un estrés extremo, síntomas psicóticos pasa­ Siguiendo la descripción de Laughlin (1967), pueden desglosarse los ras­
jeros de gravedad y duración no suficientes para requerir un diagnóstico adi­ gos de carácter del trastorno depresivo-masoquista de la personalidad en tres
cional (DSM-111, págs. 313—14). categorías: (1) rasgos que reflejan un funcionamiento excesivamente severo
Para complicar más las cosas, el DSM-III describe el Trastorno Límite de del superyó; (2) otros que reflejan una sobredependencia del apoyo, amor y
la Personaüdad como el que presenta síntomas similares a los de la Persona­ aceptación de los demás, y (3) los que reflejan dificultades en la expresión
lidad Histnómca. Ambas se describen como impulsivas o impredecibles con de la agresión. De muchos modos, las tres categorías tienen el “metabolis­
patrones de relaciones interpersonales intensas e inestables, mostrando ira mo” imperfecto de las necesidades de dependencia como punto predominan­
te. Estos pacientes se sienten culpables a causa de una intensa ambivalencia
intensa e inapropiada, o falta de control de la ira e inestabilidad afectiva pro-
hacia los objetos amados y necesarios, y se frustran con facilidad si sus an­
«r«r ’ d cm.0straclo"es c ,ntentos suic'das, y con esfuerzos incesantes por
n helos de dependencia no se gratifican.
c be el Tr,y En tant0 que el DSM-111 explícitamente de¿ Los rasgos conspicuos del “superyó” de la personalidad depresivo-maso­
quista se reflejan en una tendencia a ser muy serios, responsables, y preocu­
pados por el desempeño del trabajo y las responsabilidades. Hay un aspecto
sombrío en todo esto, una sobreescrupulosidad. Estos pacientes por lo ge­

“ a dcT"a nera! no tienen mucho sentido del humor pero son sumamente confiables
y seguros. La exploración psicológica revela su inclinación a juzgarse a sí mis­
mos duramente y fijarse estándares muy altos. Estas personas por lo general
consideradas, discretas y que demuestran interés, pueden también ser muy
(Amencan Psychiatric Association íe,bler.a aenalarse 9ue el DSM_1 duras en su juicio de los demás. Bajo ciertas circunstancias, la crueldad de su
tonalidad histérica en su tiemnn ’ °^vic*ado también a la per'
superyó puede dirigirse hacia otros bajo la forma de “indignación justifica-
entonces, la esperanza de futuros redes C . DSM‘H la “redescubrió”. Queda,
personalidad altamente prevaleciente cu^nmientos de este trastorno de U
Trastornos de la personalidad (Capítulo 5)
74 Trastornos de la personalidad 75
ov ruando estos pacientes no cumplen con sus pro-
y sus expectativas, muestran las man.festac.ones clin- expresan ira hacia quienes atacan “con derecho” o por quienes se sicnt i
rechazados, luego se deprimen, se disculpan en exceso, se vuelven sumisos
cas de la depresión. trabaio duro y el éxito externo pueden y complacientes, hasta que la ira secundario por la conformidad o sumisión
cvenBX7n“endaarnCa estos pacientes el sent.do de haber cumplido eon sus se convierte en el próximo ataque de rabia. El punto de vista psicoanalítico
debcresv responsabilidades, y la v.da ser más fácil para ellos en anos poste­ tradicional de que los pacientes deprimidos dirigen la ira contra ellos mismos
más que contra otros, parece típicamente ilustrado por estos casos.
nores Pero si intentan lo .mpos.ble, se depr.men gradualmente con el trans-
La literatura psicoanalítica inicial solía incluir estas personalidades como
currir de la vida. Estos son los masoquistas morales que inconscientemente se subcategorías del carácter “oral” en un intento por clasificar la patología con
colocan en circunstancias que inducirán sufrimiento o que lo experimentan base en “puntos de fijación libidinal”. En este esquema el carácter histérico
como el precio de cualquier gozo que puedan permitirse. correspondía a fijaciones genitales, el obsesivo-compulsivo a fijaciones anales
Otros más de los masoquistas morales están más cercanos psicodinamica- sádicas y el oral a fijaciones de dependencia oral. Esta clasificación primera
mente del trastorno histérico de la personalidad, particularmente mujeres fracasó por muchas razones. Clínicamente, sin embargo, el trastorno histéri­
con rasgos depresivo-masoquistas del carácter y severas prohibiciones incons­ co de la personalidad, el obsesivo-compulsivo y el depresivo-masoquista son
cientes contra la libertad v el goce sexual. Pueden tolerar una experiencia tipos de patología del carácter que reflejan un alto nivel de organización de
sexual satisfactoria sólo cuando se realice bajo condiciones de sufrimiento la personalidad, una buena diferenciación de la estructura intrapsíquica tri­
objetivo o simbólico. partita, sólida identidad del yo, y predominancia de operaciones defensivas
Los pacientes caracterizados por el trastorno depresivo-masoquista de que se centran en la represión. Estos pacientes pueden estar sufriendo fuer­
la personalidad, también muestran una vulnerabilidad anormal a la decep­ temente por su patología del carácter y, sin embargo, tener un muy buen
ción por parte de los demás, especialmente la perdida del amor o del interés, pronóstico para el tratamiento psicoanalítico. El hecho de que dos de estas
y pueden hacer lo imposible con tai de obtener simpatía, amor y afirmación. tres categorías se hayan omitido en la clasificación de trastornos de la perso­
En contraste con las personalidades narcisistas. que son sobredependientes nalidad del DSM-III parece una seria deficiencia.
de la admiración externa sin responder internamente con amor y gratitud El Trastorno de la Personalidad por Evitación en el DSM-III parece re­
para aquellos que los aman y admiran, la personalidad depresivo-masoquista lacionarse de alguna manera con la personalidad depresiva, pero esto no es,
es típicamente capaz de responder profundamente con amor, ser agradecida. al parecer, lo que entienden Spitzer y Williams (1980), quienes señalan que
Sin embargo, estos pacientes se hacen inconscientemente aferrados y de­ la “distinción entre las categorías del DSM-III de Trastornos Esquizoide y
mandantes y pueden desarrollar un grado anormal de conformidad con la de la Personalidad por Evitación se basa en si hay o no, un defecto en la mo­
otra persona, junto con un aumento gradual de las demandas implicadas en tivación y capacidad para involucrarse emocionalmente (Millón). Se espera
su excesiva dependencia del otro. Si la patología del otro se a|usta, el resul­ que esta distinción descriptiva tenga implicaciones terapéuticas y pronosti­
tado puede ser una relación muy satisfactoria en el amor y el matrimonio. cas” (pág. 1065).
El menos afortunado de estos pacientes muestra una sensibilidad excesiva Millón, uno de los miembros del Task Forcé on Nomenclature and
a la perdida del amor, un sentido inconsciente de ser rechazado y maltratado Statistics responsable del DSM-HI y del Advisory Committee on Personality
Disorders, desarrolló su propio sistema teórico para clasificar trastornos de la
como una reacción a ofensas relativamente menores, y la tendencia a desqui­ personalidad basado en una combinación de patrones de adaptación aprendi­
tarse de esta conducta percibida de los demás, intentando hacer que los otros dos. Estos “pueden verse como formas complejas de conducta instrumental,
sientan culpa o con una conducta de rechazo por su propia parte. Su actitud o sea, formas de lograr reforzamiento positivo y de evitar reforzamientos
de "ecómo pudiste hacerme esto a mí?” puede causar que los otros lo recha­ negativos” (Millón, 1981, pág. 59). El siguiente cuadro resume la correspon­
cen deveras, iniciando así un círculo vicioso que puede en forma eventual dencia entre la clasificación de Millón y el DSM-III.
amenazar aun las relaciones personales profundas. Este sentido subjetivo de
Pintes respecto a ser rechazado, así como las frustraciones y pérdidas Millón DSM-III
ó Uuvhhn < 7 3 CPrCS,Ón C,íniCa- A través dc los ^oS como sc- Patrón pasivo-dependiente Trastorno Dependiente
’ 3 conc,cnaa dc su necesidad de los demás, el Patrón activo-dependiente Trastorno Histriónico
cir una rcacaón'seoin 7"^Y 7Cg° frustr^se, pueden produ- Patrón pasivo-independiente Trastorno Narcisista
sonales. ana C rctra,micnt0 cínico de ¡as relaciones interper-
Patrón activo-independiente Trastorno Antisocial

Patrón pasivo-ambivalente Trastorno Compulsivo


masoquista s^mueara^iTla'tend^gregac,ón en cl trastorno depresivo- Patrón activo-ambivalente Trastorno Pasivo-Agresivo
condiciones que normalmente oríT^**' C CSt°S ?ac*cntcs a deprimirse bajo Patrón pasivo-retraído Trastorno Esquizoide
por esta ra
* ^ culpa mconscu ntc Trastorno de la Personalidad por Evitación
Patrón activo-retraído
agresión hacia los objetos amorosos mív * LOnscicnUmentc a causa de la
liciones interpersonalcs Tienen oren /,rnPranos) puede complicar sus rc-
P nales, icncn propensa a experimentar ciclos en los que
Trastornos de la personalidad (Capítu¡0 5)
76
Trastornos de la personalidad 77
Millón también desarrolló dos ^"^fcHnico de Millón,Py el invengo
computando, el inventano ()981)j proporc| depresivo-masoquista dc la personalidad definitivamente hace falta en el
DSM-I II. El llamado Trastorno Distímico —depresión neurótica o neurosis
"oes ¿talcas de sus puntos ce dÍ ÍSM-W¿ ’ depresiva, diríamos- no corresponde a la personalidad depresivo-masoquista
sino a un complejo sintomático que puede activarse por la descompensación
Teq^'cuand'o meónos 2 deX'lT calorías de trastornos de la personal^ de otros trastornos de la personalidad, como, típicamente, la personalidad
en el DSM-IIl (el Trastorno de la Personalidad por Dependencia y el I rastor- narcisista. O el Trastorno Distímico podría ser sólo una expresión directa de
no de la Personalidad por Evitación) se relacionan directamente con su pen­ conflicto intrapsíquico inconsciente no estructurado en una patología dei
samiento. La calidad académica del análisis dc Millón, la dimensión histórica carácter.
de las clasificaciones de patología del carácter y de la personalidad que el Otros trastornos de la personalidad también hacen falta en el DSM-IIl.
esboza, y la consistencia interna de su sistema personal de clasificación de­ Por ejemplo, la “personalidad como si”, la “personalidad sadomasoquista”,
berían ser de gran interés para todos aquéllos que batallan con estos temas. y la “personalidad hipomaniaca” hacen falta, y la Personalidad Inadecuada
Al mismo tiempo, el hecho de que la terminología de Millón, derivada de del DSM-I y DSM-II también se ha retirado de circulación. Pudiera argumen­
un sistema teórico tan personal no ligado en forma directa con la experien­ tarse que se omitieron porque su base descriptiva es muy estrecha, que están
cia clínica psiquiátrica ordinaria, hubiera influido tan fuertemente en esta íntimamente ligadas al psicoanálisis como sistema teórico o a que su frecuen­
sección del DSM-IIl, suscita cuestionamiento respecto a la naturaleza ateó­ cia clínica es baja. Yo creo que, aunque la “personalidad inadecuada” rara
rica asumida de la clasificación propuesta, y a las metas explícitas de desa­ vez se presentaba, correspondía a una constelación clínica existente.
Por otra parte, los 11 trastornos de la personalidad seleccionados para
rrollar una terminología aceptable por los clínicos e investigadores de diver­
discusión en el DSM-IIl incluyen cuando menos 3 recién llegados de nivel
sas orientaciones teóricas, y evitar la introducción de nueva terminología y
cuestionable: la Personalidad Evasiva mencionada; la Personalidad Depen­
conceptos que rompen con la tradición, excepto cuando claramente sea diente, otra aparente contribución de Millón y la Personalidad Esquizotípica.
necesario. La franqueza de la descripción de Millón sobre su compleja rela­ He planteado ya varias cuestiones respecto a la Personalidad Evasiva, aquí
ción y su influencia en el Task Forcé del DSM-I1I, habla por él, si no por la añadiría sólo que encontré problemáticas las ilustraciones clínicas de los
sección de trastornos de la personalidad. tes tipos en el Case Book del DSM-IIl (American Psychiatric Association,
El Trastorno de la Personalidad por Evitación se describe en el DSM-IIl 1981). El caso del “tenedor de libros” (pág. 59) ilustración del Trastorno
como el que presenta una hipersensibilidad al rechazo, humillación o ver- de la Personalidad por Evitación, se presenta en una descripción de dos pá­
!Xrer?'rUna tendenc,a a ln'erPretar sucesos innocuos como ridículos. Estas rrafos que yo encontraría altamente inadecuada para cualquier diagnóstico
como a os Tr¿0 COrresPOndcn a depresivos de la personalidad tanto de la personalidad. El caso de la “hermana triste” (pág. 175) es sobre una
mujer solitaria que ha tenido un temor extremo de los hombres y corta las
“de°scribe5como7o°dS,PCrSOnalÍdad r/"" relaciones potenciales con ellos porque teme que eventualmente la rechaza­
tías excepcionalmente fuertes de ,,n iC10nes a n° ser <lue se le den garan- rán; apoya las buenas causas, es competente y responsable en su trabajo co­
depresivo-masoquista, en contraste tien^un00" "O Crít,Ca- La personalidad mo asistente de un maestro, y tiene como únicos contactos a una hermana y
dad personal y el sentimiento de que úene uuehTrT T ná a a un amigo cercano de su época de escuela. Con base en esta descripción re­
encontrarse y relacionarse con lo¿ demás 1a H e*fuerzos máximos para sumida, podríamos pensar en la posibilidad de un trastorno esquizoide o,
laciones superficiales muy buenas con ll’ qUC SC refleJa socialmente en T, con más exploración, quizá rasgos histéricos importantes. De cualquier mo­
tensión y constantes dudas de oueezca m*. S °tr1°S’ al costo de un Sran eStr.eS’ do, hay poca evidencia de su deseo de afecto y aceptación “con aprobación
más. q el amor y la amistad de los de* incondicional”, lo que es supuestamente central en la Personalidad Evasiva.
En el DSM-IIl el Trastorno d I Los casos de Trastornos de la Personalidad por Dependencia en el Case
como retraído socialmente como k Personalidad por Evitación se describe Book del DSM-IIl. de inmediato suscitan la cuestión de la relación entre este
deseo de compromiso social y un narrCrS<?nalldad Cs9ui/oidc excepto por un trastorno y el Trastorno Pasivo-Agresivo. Este último es una categoría que
personalidad depresiva no presenta — CStado dc a,crta a la cr’tica' primero surgió en el DSM-I y ha sobrevivido en el DSM-II y DSM-IIl. Las des­
mostrados por la personalidad eSQUzaT^0 Social <^1 tipo y gravedad cripciones originales (Whitman y cois., 1954; Rabkin, 1965; Small y cois.,
1970) dieron una base en cierto modo estrecha pero en forma descriptiva
sncJiaS pcrsona,ldadcs esquizoides no Mas aún’ Puede cuestionarse el
clara y clínicamente relevante; y esta categoría ha sido un dispensario diag­
nóstico útil para trastornos que no caen con facilidad en ninguna otra cate­
goría importante. Es una buena ilustración dc una categoría clínicamente
útil y relativamente atcórica. . .,
En el DSM-IIL el Trastorno de la Personalidad por Dependencia resurgió
con una independencia reciente. El manual no hace referencia a los proble-
ctone el concepto de TraXoX l' J"Sd'clín^q^^'
^■Uhdad por Evttación, el trastorno
Trastornos de h penalidad (Capítulo 5) Trastornos de la personalidad 79
78
razón para distinguir esta clasificación del participación diagnóstica y terapéutica intensivas a largo plazo con pobla­
mas diagnósticos o a ninguna otraincasos correspondientes en ciones de pacientes, o la investigación empírica dirigida por Grinker y cois.
Trastorno Pasivo-Agresivo d ambigüedad. (1968), Gunderson (1982), Perry y Klerman (1980), Kroll y cois. (1981), y
el Cose Book del DSM-1II. ilustra Trastorno Pasivo-Agresivo de otros.
El “psiquiatra terco’, diagnos < . dependientes inapropiadas, fuer- En el Case Book del DSM-lll. la “clarividente” (pág. 95), diagnosticada
la Personalidad (pag. 40). mués * $u esposa; al paciente de “la san- como Trastorno Esquizotípico presenta dcspersonahzación, desrealización,
teniente implícitas (v no recen v.* ■ rornpió con su novia porque la
pensamiento mágico, ideas de referencia (que no fueron confrontadas res­
gre es más gruesa que e agua p g-_ dependiente en tanto que pecto a su calidad delirante), lenguaje extraño, suspicacia y prueba de rea­
madre de él la lidad evaluada sólo al grado de determinar que no tenía alucinaciones o
conducta pasivo-agresiva hacia su ma- delirios. No tenemos forma de saber si sus ideas de referencia y su suspicacia
caso de Trastorno de la Personabdad por Depen- se exploraron en forma apropiada. El comentario del libro de casos dice-.
dénc^tpág 73) el del •'mangoneado", un homosexual que res.ente su papel “El clínico podría preocuparse por lo que pareció un episodio psicótico pre­
excesivamente pasivo con su amigo pero se le diheulta con segu.r erecciones vio en esta paciente, en cuyo caso los síntomas actuales serían indicativos
con otros hombres, parece presentar un trastorno de personabdad mucho de la fase residual de Esquizofrenia. A falta de esa historia, sin embargo, lo
más complejo de lo que puede hacerse caber bajo la etiqueta Trastorno de a más apropiado es un diagnóstico de Trastorno Esquizotípico de la Persona­
Personalidad por Dependencia. Aunque en este caso el diagnostico fue solo lidad” (pág. 96). El otro caso de Personalidad Esquizotípica presenta retrai­
“provisional”, la razón fue que “la conducta dependiente esta claramente miento social, pensamiento mágico, empatia inadecuada, lenguaje extraño
presente en su relación actual, pero hay información inadecuada para deter­ e hipersensibilidad a la crítica (viendo crítica donde no hubo intención de
minar si esto es característico de su funcionamiento a largo plazo . En otras hacerla). De nuevo, el comentario dice; “Hay muchas similitudes entre el
palabras, la naturaleza provisional del diagnóstico no se derivó de las distor­ Trastorno Esquizotípico de la Personalidad y los síntomas observados en
siones y complejidad de su vida sexual. El paciente, a propósito, también re­ el subtipo Residual de Esquizofrenia, pero la falta de una historia de rasgos
cibió el diagnóstico de Excitación Sexual Inhibida, pero su homosexualidad piscóticos expresos excluye tal diagnóstico” (pág. 235).
En mi opinión el diagnóstico de Trastorno Esquizotípico de la Persona­
no se mencionó en el diagnóstico. Podemos asumir, por lo tanto, que este
lidad es problemático. Una evaluación cuidadosa de la prueba de realidad
paciente estaba a gusto con su homosexualidad.
en la situación clínica puede identificar pacientes con pérdida real de ella
El Trastorno Esquizotípico de la Personalidad presenta problemas clíni­ y estructura de personalidad psicótica en contraste con aquéllos en quienes
cos y teóricos importantes. Spitzer y Williams (1980, pág. 1065) declaran: el mantenimiento de la prueba de realidad corresponde claramente al diag­
“Los criterios para el Trastorno Esquizotípico de la Personalidad, se desarro­ nóstico de Personalidad Esquizoide. Es como si un extremo de la esquizo­
llaron para identificar individuos descritos con Esquizofrenia Límite (Spitzer frenia se hubiera insertado en la sección sobre trastornos de la personalidad,
y cois.). Hay evidencia de que la Esquizofrenia Crónica es más común entre la contraparte de la notable restricción de la esquizofrenia a una psicosis de
miembros de la familia de individuos descritos con Esquizofrenia Límite, que cuando menos seis meses de duración, de modo que cualquier enfermedad
entre la población general (Rosenthal y Kety)". Aquí hay un claro prejuicio esquizofrénica que dure aunque sea unos cuantos días a menos de seis meses,
teórico; se creo una categoría que encajaría en un concepto del espectro de se clasificaría como un Trastorno Esquizofreniforme. Sería preferible, no
freniaU'Z°frenia baSad° en la invesngac¡ón de rasgos genéticos en la esquizo- restringir la esquizofrenia tan artificialmente y, desde un punto de vista
clínico, hacer el diagnóstico aún en casos que no presentan un cuadro tan
convíncente "X'Tw.! COncepto de un esPe«r° de la esquizofrenia es muy florido y en los que el enfoque para tratamiento y el pronóstico son dife­
1,gUnos de los parientes bio-
rentes a los que corresponden a los trastornos de la personalidad.
lógicos de pacientes esquizofrénico" Con toda justicia, pudiera también argumentarse que la introducción
(1949), llaLon "eXS Hoch a del diagnóstico de Trastorno Esquizotípico de la Personalidad como inter­
límite” o “esquizofrenia ambulatnr ” eur?tlca • Y otros ‘‘esquizofrenia mediario entre el Trastorno Esquizofrénico y el Trastorno Esquizoide de la
o más leves de enfermedad esSufrir versiones subclínica5 Personalidad refleja una aproximación sofisticada a la interrelación de los
personalidad. De hecho, toda^a Ir ren,Ca’ más 9ue de un trastorno de la diversos sectores de diagnóstico, la delimitación de un área obscura que liga
gación de trastornos límite se oriein^^^ contemPoránea sobre la investí los trastornos de la personalidad con las psicosis. Encontramos, sin embargo,
quizofrenia límite” existe y el gradn° i™ U° esfuerzo por clarificar si la “cS' que los trastornos de personalidad correspondientes en el lado afectivo se
en (a) pacientes con estructuras de ^UC Un.° Puede diferenciar este g**uP? han clasificado ahora entre los Trastornos Afectivos. Así, como ya mencio­
pica”, “latente”, “simple” o “residual” r!°nalldad psicótica” o formas “at1' namos, el Trastorno Ciclotímico (correspondiente a la Personalidad Ciclo-
personalidades límite propias que d fmCCnfer™dad esquizofrénica, X (b) tímica en el DSM-II) se clasifica junto con el Trastorno Distímico o Neurosis
studms ep^emiológicos/mcluTendo 1Vamente s PsicÓtÍCaS
laicos de sujetos «qmzofrénicos ’stas clí™as de °"
parientes b>o- '
pro orc
discriminatoria sutil que contestaría ? P >™en la clase de evid<^
1 e«9s preguntas, en contraste co"
Trastornos de la personal idad (Capítulo 5)
80
Trastornos de la personalidad 81
Depresiva dentro de los Trastornos Afectivos. Aquí el problema mencionado
al discutir la personalidad depresiva se complica. lidad es una entidad diagnóstica psicoestructural en la que convergen predis­
Si concebimos a los trastornos de la personalidad en una secuencia de posiciones genéticas y psicodinámicas y disposiciones de temperamento. Para
tiñes prácticos, hubo que tomar la decisión de si la organización límite debe­
gravedad desde la personalidad depresiva hasta la hipomamaca y la ciclott-
ría introducirse como un concepto estructural (indicando la gravedad de la
mica, con un área en la que los trastornos afectivos y los de la personalidad
patología del carácter o trastorno de la personalidad) o en un sentido restrin­
se traslapan, todo el espectro afectivo de trastornos de la personalidad per­ gido correspondiente a los conceptos de Gunderson y de otros.
manecería unido, como sucede con los trastornos esquizoide y esquizotípico. El DSM-III optó por la definición restringida pero ésta no ha sido consis­
El DSM-lll, sin embargo, restringe inconsistentemente la esquizofrenia y am­ tente. Primero, el énfasis de Gunderson sobre el desarrollo de episodios psi-
plía los trastornos afectivos. Francés (1980), ha llamado la atención a una cóticos breves en estos pacientes no se incluyó entre los criterios esenciales
inconsistencia similar en el manejo de trastornos del espectro en el DSM-III. -a pesar de la importante evidencia clínica y de investigación- y menciona
Esta inconsistencia se extiende por igual a una tercera dimensión, quizá aún sólo como un comentario. “El trastorno distímico y la depresión grave, así
más importante que la relación de los trastornos de la personalidad con la como los trastornos psicóticos, como una psicosis reactiva breve, pueden
esquizofrenia y los trastornos afectivos, a saber, la relación de los trastornos ser complicaciones” (DSM-III, pág. 322). Además, el DSM-III muestra un
de la personalidad con las neurosis sintomáticas o psiconeurosis. Ya que las impresionante traslado del Trastorno Límite de la Personalidad y del Tras­
neurosis se han dispersado a través del DSM-lll, la relación entre reacciones torno Histriónico (al que nos referimos antes). Ambos se describen con grave
depresivas y trastornos de la personalidad se corta, y la relación entre la per­ patología de las relaciones objétales, inestabilidad afectiva, actos físicos
sonalidad histérica y la histeria de conversión y trastornos disociativos ha autodestructivos, impulsividad, autodramatización y trastornos psicóticos
desaparecido. La histeria de conversión se ha dividido en Trastorno de So- transitorios. La perturbación de la identidad, mencionada correctamente
matización (cuando una mujer tiene más de 14 síntomas o un hombre más para el trastorno límite de la personalidad también se menciona para la per­
de 12) y Trastorno de Conversión (14 o menos síntomas en mujeres, 12 o sonalidad histriónica. Pope y cois. (1983), concluyeron que aunque el tras­
menos síntomas en hombres). La Personalidad Obsesivo-Compulsiva del torno límite podía distinguirse rápidamente de la esquizofrenia en el DSM-III
DSM-11 se ha rebautizado Trastorno Compulsivo de la Personalidad “para y no parecía representar al “trastorno límite afectivo”, no pudo distinguirse
evitar confusión con el Trastorno Obsesivo-Compulsivo”. en ninguno de los índices de los trastornos histriónico y antisocial.
Esta disociación artificial de los trastornos de la personalidad, de las Parece que la inclusión de la personalidad límite y de la histriónica re­
neurosis sintomáticas y el volver a bautizar y reacomodar las neurosis sin­ presenta una especie de solución de compromiso, con efectos que confun­
tomáticas a través del DSM-lll, aumenta más que reducir los problemas de den. Quizá el término Trastorno Histriónico de la Personalidad y la descrip­
la relación entre trastornos de la personalidad y psicopatología en general. ción correspondiente se relacionen con el interés de D. Klein (1975, 1977),
Además, diversos trastornos de la personalidad se han colocado fuera del por clasificar el espectro límite según la respuesta psicofarmacológica, y
sector de la personalidad, como el ya mencionado Trastorno Ciclotímico, quizá su participación en el Task Forcé, influyó en esta nomenclatura, igual
los Trastornos del Control de los Impulsos No Clasificados en Otros Apar­ que la selección de los trastornos de la personalidad por evitación y por de­
tados, que incluyen la personalidad explosiva (bajo el nombre de Trastorno pendencia refleja el pensamiento de Millón. En el concepto general del tras­
Explosivo Intermitente), y varios trastornos de la personalidad impulsiva torno límite, estoy de acuerdo con el énfasis de Millón en la importancia
de una clasificación de trastornos de la personalidad que consideraría la gra­
(bajo el encabezado de Juego Patológico, Cleptomanía y Piromanía), aña­ vedad de la enfermedad en adición a una constelación particular de rasgos
didos al Trastorno del Control de los Impulsos Atípicos.
patológicos del carácter. Millón escribe:
En el diagnóstico de trastornos límite de la personalidad, el Task Forcé
Una aspiración inicial del comité fue la diferenciación de tipos de personalidad
del DSM-III se enfrentó con la terminología a veces idiosincrásica usada por
siguiendo la dimensión de la gravedad; desafortunadamente los criterios para estas
clínicos, investigadores y teóricos y con sus diversas ideas sobre lo que este distinciones nunca se desarrollaron. Más que hacer discriminaciones respecto a la
diagnostico exactamente incluía. Por ejemplo, Gunderson (1977 1982; gravedad, como propusieron Kernberg y Millón, los componentes del Task Forcé
ÍíZÍT"/ SinRCr' ! 97J5’ Gunderson y cois., 1981) considera el trastorno agruparon* los síndromes de la personalidad en tres claustros sin toma to lógicos. El
lJ
COm°-Una encidad dlag"óstica estrecha, estncta- primero incluye los trastornos paranoide, esquizoide y esquizotípico, unificados
meme como un grupo en cuanto a que sus conductas aparecen raras y excéntricas. El se­
a l«ZfinaH T^r,St‘CaS Clínicas <’ue corresponden muy de gundo clasifica los trastornos histriónicos, narcisista, antisocial y limite agrupados
k Xra idL ±„\ .n el,DSM I11 X, “Pagadamente correspondientes a juntos con base en su tendencia a conducirse en forma dramática emocional o errá­
PerS°na'idad ÍnfantU
tica El tercer claustro agrupa las personalidades evasiva, dependiente, compulsiva
nos referimos antes. ¿“ontrlsTcrinkíru"?» “ qUC v Dasivo-agresiva con fundamento en que estos tres tipos a menudo aparecen ansio-
amplio de los . er <1975), presenta un espectro muy
UC (,979 1979 »s o temeroX Un memorándum repartido por el autor (o sea. Mtllon) para dtscu-
Searles (1978), Giovacchiní OPTO m ' *'q *
osenfeld a - b)
X en h jun” del Task Forcé en junio de i 978 se refería a estos ciáosnos recomen-
S'onc (1980) y Kemberg (Wyy um ,/.aSrerSOn ,1980) y Rlnsley 0Po­
b dados, como sigue:
sición intermedia que considera oue la n ?P'tU °?,1 y,2) adoPran unl P0'
9 e la organización limite de la persona*
82 Trastornos de la personalidad (Capitulo 5)
Trastornos de la personalidad 83
Nunca entendí del todo la importancia de las dimensiones que nos llevaron
a clasificar los trastornos de la personalidad en la forma descrita. Cualquier nú­ ambiente que los rodea, una sintonización emocional con los demás, y aún
mero de dimensiones diferentes podía haber sido seleccionado para agrupar los así, un sentido de indisponibilidad de sentimientos. En contraste con las
11 trastornos de la personalidad en cualquiera de un número infinito de arreglos que declara el DSM-III (pág. 310), muchas de ellas no son “sin sentido del
de grupos o combinaciones. Por qué se seleccionó de entre éstos el que se sugiere humor o aburridas y sin afecto en situaciones en las que una respuesta emo­
específicamente en el texto, no es claro para mí. ¿Tiene algún significado para cional sería apropiada”, y experimentan sufrimiento muy intenso a causa de
el pronóstico, alguna importancia etiológica o alguna lógica en términos de un su falta de acceso fácil y sus propios sentimientos por los demás. Sin embar­
modelo teórico deductivo? Si yo fuera a desarrollar un claustro o un marco de go, para fines prácticos, la categoría diagnóstica sí permite el diagnóstico
referencia factorial para los trastornos de la personalidad, estoy seguro que pro­ clínico de este tipo común de trastorno de la personalidad.
duciría un esquema diferente al sugerido. Las características especificadas son En otra parte (1976), he sugerido una clasificación de patología del ca­
bastante claras, pero ¿qué valor tiene saber que tres son “excéntricas”, cuatro rácter basada en criterios psicoanalíticos, psicoestructurales. En un resumen
son “emocionales” y otras cuatro aparecen como “ansiosas”? muy simplificado, esta clasificación concibe un tipo neurótico o de patología
Mi propia preferencia sería, o desechar el agolpamiento completo y listarlo del carácter de alto nivel incluyendo, predominantemente, las personalidades
alfabéticamente, o agruparlos en términos de su prevalencia conocida o de su
gravedad potencial” (1981, pág. 63). histérica, obsesivo-compulsiva y depresivo-masoquista; un nivel intermedio
que incluye las personalidades narcisistas de mejor funcionamiento, algunas
Millón compara luego sus puntos de vista con los míos, señalando en personalidades infantiles y personalidades pasivo-agresivas; y un “nivel bajo”
forma precisa que yo doy “primordial atención ... a las características es­ u “organización límite de personalidad” que incluye la mayoría de casos de
tructurales internas de la personalidad, en tanto que Millón considera que se personalidades infantiles y narcisistas y prácticamente todas las esquizoides,
da al sistema social externo y a la dinámica interpersonal un nivel equiva­ paranoides e hipomaniacas, además de las “como si” y las antisociales. Los
lente al de la organización interna” (Millón, 1981, pág. 63). criterios descriptivo-fenomenológicos de los diversos tipos de patología del
En el lado positivo de este problemático sector de los trastornos de la carácter y los criterios estructurales de la organización límite refuerzan mu­
personalidad en el DSM-III, las descripciones del Trastorno Paranoide de la tuamente la precisión del diagnóstico clínico y poseen relevancia pronostica
Personalidad y del Trastorno Narcisista de la Personalidad son esencialmente y terapéutica.
satisfactorios. El primero es una buena ilustración de una descripción clásica Yo creo, en suma, que la clasificación del DSM-III de los trastornos de
de psiquiatría clínica que ha mantenido su utilidad clínica sin considerar las la personalidad requiere revisión. Es notable cuántos problemas diagnósticos
diversas concepciones teóricas de su etiología, psicopatología y tratamiento. se han creado por esta sección relativamente pequeña del sistema de clasifi­
La descripción del Trastorno Narcisista de la Personalidad incluye contribu­ cación del DSM-III y cómo los criterios y objetivos trazados en la introduc­
ciones recientes de estudios psicoanalíticos y reconoce los criterios descrip­ ción al mismo no se han tomado en cuenta. Se introdujo nueva terminología
tivos derivados de investigaciones clínicas psicoanalíticamente orientadas. La por razones que no son claras; se ha descuidado la experiencia clínica y las
única omisión es la mención de los fuertes conflictos de estos pacientes res­ necesidades de los clínicos; y se han incluido categorías traslapadas, innece­
pecto a la envidia, consciente o inconsciente, y los grados de gravedad clínica. sariamente, en tanto que se echan de menos constelaciones esenciales. El
La descripción del Trastorno Antisocial de la Personalidad se basa exten­ DSM-III no es, por supuesto, excepcional en las clasificaciones problemáti­
samente en el trabajo de Robins (1966), quien fue miembro del Advisory cas; hubo problemas significativos con el DSM-I, y el DSM-II también. Si
Commitee on Personality Disorders of the DSM-III Task Forcé. Convengo bien podemos tener esperanzas que el DSM-IV mejore la situación, es sólo
realista esperar nuevos problemas junto a nuevas soluciones. En el fondo, el
con Francés (1980), también miembro de ese comité, quien declaró: “Los campo está fluyendo, cambiando, y las fuertes predisposiciones teóricas con­
criterios del DSM-III para diagnóstico, especificando la personalidad anti­ flictivas, encuentran expresión en las maniobras políticas activadas por el
social, son en verdad claros y confiables y han sido los más cuidadosamente método burocrático con el que se producen los DSM. Para máxima efectivi­
estudiados. . ., pero quizá hayan echado de menos el punto de clínico más dad a la luz de nuestro conocimiento actual, una clasificación óptima de los
importante. Usando cirterios comparables a los del DSM-III, aproximadamen­ trastornos de la personalidad debería incluir igualmente una aproximación
te 80% de todos los criminales se diagnostican como antisociales”. Francés categórica hacia diferentes tipos de constelaciones de la personalidad y un
luego señala la ausencia en el DSM-III de criterios clínicos tan cruciales como enfoque dimensional que se refiera al nivel de gravedad de estos trastornos
la capacidad del individuo para la lealtad a los demás, culpa, ansiedad anti- y a las relaciones internas de los subgrupos entre si.
cipatoria y aprendizaje de las experiencias pasadas” (pág. 1053).
Ya me he referido brevemente al diagnóstico de Trastorno Esquizoide
de la Personalidad, que es esencialmente aceptable pero de algún modo se
empobrece por su falta de inclusión de alguna consideración sobre las contri'
buciones contemporáneas al estudio de rasgos clínicos y dinámicos en p*'
tTn ra\CStC trastornJ° <Fairbairn, 1954; Guntrip, 1968; Rey, 1979). Las
personalidades esquizo.des pueden experimentar una aguda conciencia del
Psicoterapia de expresión 85

coterapeutas y en los de otros que han realizado psicoterapia intensiva en


II. Tratamiento de las pacientes límite, incluyen rasgos comunes a pacientes con patología límite
Personalidades Límite (Winnicott, 1958, 1965; Bion, 1967; Khan, 1974; Volkan, 1976; Green,
1977; Little, 1981). Con excepción de Bion, estas autoridades distinguen en­
tre la manera en que tratan a los pacientes límite, a los neuróticos, pacientes
con patología no límite y psicóticos. En otra parte, he intentado sintetizar

6
las características clínicas de los pacientes límite, desarrollando al mismo
tiempo un marco de referencia explicativo —una teoría psicoestructural de-
las relaciones objétales— que enlaza sus características descriptivas y estruc­
turales con sus desarrollos transferenciales y con el proceso terapéutico
(1975, 1976, 1980). Los psicoanalistas y psicoterapeutas mencionados llega­
ron a conclusiones similares a las mías-. La teoría de las relaciones objétales
Psicoterapia de expresión constituye un valioso marco de referencia y brinda un postulado explicativo
para las características clínicas de estos pacientes y su proceso terapéutico.
En el pasado, bajo la influencia del trabajo pionero de Knight (1953a), el tra­
tamiento considerado óptimo para los pacientes límite era la psicoterapia de
apoyo. Sin embargo, en forma gradual muchos clínicos que trabajaban in­
tensamente con pacientes límite cambiaron a un enfoque psicoterapéutico
ANTECEDENTES TEORICOS psicoanalítico (o de expresión) para la mayoría de ellos. Para algunos pa­
cientes se consideró todavía posible el psicoanálisis no modificado.
Debido a que los principales contribuyentes al estudio del tratamiento psi- El Menninger Foundation’s Psychotherapy Research Project (Kernberg
y cois., 1972) intentaba comparar los efectos del psicoanálisis, de la psico­
coterapéutico de los trastornos límite se inclinan hacia una definición amplia
terapia de expresión y de la psicoterapia de apoyo —el espectro total de las
de la personalidad límite, los pacientes sobre quienes escriben pudieran clasi­
psicoterapias de derivación psicoanalítica— en los pacientes con “buena for­
ficarse bajo diferentes encabezados del DSM-III y por los investigadores que taleza del yo” (mayormente patología neurótica del carácter y neurosis sin­
suelen preferir una definición más estrecha. tomáticas) y en aquellos con “debilidad del yo” (patología límite del carác­
Rinsley (1980) y Masterson (1976, 1978, 1980), por ejemplo, se intere­ ter). Los resultados de la investigación llevaron a la conclusión de que el
san primordialmente en pacientes que, según mi punto de vista (ver capítulo mejor tratamiento para pacientes con debilidad del yo puede ser un enfoque
5), corresponden a la personalidad infantil. Sus pacientes parecen correspon­ de expresión, con poca estructura proporcionada durante las horas de tra­
der también al concepto de Gunderson (1977,1982), sobre el trastorno límite tamiento y tanta hospitalización simultánea (estructuración ambiental)
de la personalidad y a lo que el DSM-III califica de Trastorno Histriónico de como necesite el paciente. Este enfoque contrasta con un tratamiento pu­
la Personalidad y Trastorno Límite de la Personalidad. Rosenfeld (1979a), ramente de apoyo, el cual brinda bastante estructura durante las horas de
se centra principalmente en pacientes límite con rasgos predominantemente tratamiento, pero no apoyo hospitalario.
narcisistas y paranoides, comparables con lo que el DSM-III describe en los Otros enfoques psicoterapéuticos derivados psicoanalíticamente para
criterios para Trastorno Narcisista de la Personalidad y Trastorno Paranoide los trastornos límite emplean más modificaciones de técnica. Masterson
de la Personalidad. Fairbairn (1954), y Rey (1979), enfatizan en los rasgos (1972, 1976, 1978), por ejemplo, diseñó una forma especial de psicoterapia
esquizoides de los trastornos límite característicos de los Trastornos Esqui­ engranada a la resolución de la “depresión por abandono” y a la corrección
zoide y Esquizotípico de la Personalidad en el DSM-III. En resumen, la li­ y reparación de los defectos del yo que acompañan a la fijación oral narcisis­
teratura sobre la psicoterapia intensiva de los trastornos límite cubre un ta de estos pacientes y que alienta al crecimiento a través de las etapas de
espectro de psicopatología relacionado con diversos tipos de patología del separación-individuación hasta autonomía. Propuso que la psicoterapia con
carácter o trastornos de la personalidad. En mi punto de vista, todos estos pacientes límite debería comenzar en forma de apoyo y que la psicoterapia
intensiva, reconstructiva, psicoanalíticamente orientada es por lo general una
^Der^JXd” las.caraterJstic?s estructurales de la organización límite de
0S d,emas autores Citados, comparten características
ampliación y una consecuencia de la psicoterapia de apoyo. Masterson subra­
comunes de deco ya la importancia de analizar las transferencias primitivas y ofrece una des­
Mahler (Wl^i 977 .K025 C° Un sentido psicoanalítico). cripción ampliada de dos unidades mutuamente escindidas de relaciones ob­
ferencia clínicos v te' ' Cr tapian, 1977), ha brindado marcos de re­ jétales parciales (la unidad libidinal o de recompensa, y la unidad agresiva o
lio. Todas las des^rincin °S P",a.CSUs características genéticas y de desarro­ de retraimiento), combinando así un punto de vista de relaciones objétales
pas las descripciones clínicas en los trabajos de los mencionados psi- con un modelo de desarrollo basado en el trabajo de Margaret Mahler.
84
Psicoterapia de expresión (Capítulo 6)
86 ----------------------------------- ' ‘ Psicoterapia de expresión 37
_. i HQ77) v Furer (1977), forman también parte de un creciente
Rmsley (1977) y , . entc orientados que combinan una teo- emocionales en su comprensión de la situación terapéutica, centrándose Bion
grupo de terapeutas p , objétales con un modelo de desarrollo
ría psicoestructural de las ireíacío « <Mahler y Furer, Winnicotte obreCefnOSClt'VO f‘“ntenedor"> en contraste con el énfasis de
Winnicott ssobre el emocional ( de sostén"). Cierta confusión en la literatura
?96¡- X ^lUplan W7). Giovacchini (1975) Bergeret (1970) Creen se origina en que algunos de os que escriben sobre la psicoterapia de la per­
(1977) Searles (1977), y Volkan (1976) han aplicado también modelos de sonalidad imite suelen no d>ferenciar la psicoterapia de expresión del psico-
rivados de la teoría de las relaciones objétales. Searles enfatiza particular­ ?na ™<LPtreC<Í qUe ”tOS autores ~Por ejemplo, Giovacchini (1978),
mente en la comprensión de las características de los desarrollos de transfe­ Little (1981), Searles (1979), y Winnicott (1958, 1965)- en realidad modi-
rencia y contratransferencia en el tratamiento de pacientes límite y psicoti- fican su técnica lo suficiente de modo que lo que hacen en su práctica no es
cos. Resúmenes completos de algunos de estos enfoques pueden encontrarse un psicoanálisis estándar. La ventaja, creo, de distinguir con claridad entre
en Hartocollis (1977) y en Masterson (1978). psicoterapia de expresión y psicoanálisis es que permite una delimitación
En tanto que los autores norteamericanos basan su enfoque esencialmen­ más precisa de un enfoque psicoterapéutico específico para los pacientes
te en un modelo de psicología del yo que incorpora los recientes descubri­ límite.
Esta revisión no estaría equilibrada, sin embargo, si no mencionara que
mientos sobre el desarrollo y las teorías psicoestructurales de las relaciones
la práctica clínica a menudo se aparta del tratamiento de expresión recomen­
objétales, la escuela británica de psicoanálisis (originalmente identificada con
dado en la mayor parte de la literatura. Un gran número de pacientes límite,
ciertas teorías de las relaciones objétales) sigue influyendo en los enfoques
quizá la mayoría, se tratan con una mezcla de técnicas de expresión y de
técnicos hacia los pacientes límite. El trabajo de Little (1957, 1960, 1966)
apoyo o con una modalidad que emplea sesiones no frecuentes (una a la se­
se centraba principalmente en la técnica. Aunque ella presumía que la ma­ mana, o menos), lo que significa un cambio de una modalidad de expresión
yoría de los pacientes descritos eran límite, su implicación de que éstos pre­ deseada a una de apoyo. La respuesta clínica a la intervención en crisis y
sentaban una falta de diferenciación entre el sí mismo y los objetos y sus hospitalización breve, junto con una estructura ambiental clara y firme, in­
propuestas técnicas para ayudarlos a desarrollar un sentido de unicidad y dica que un enfoque de apoyo es efectivo, cuando menos en los tipos de
separatidad parecían fijarse en la patología de la subfase temprana de dife­ psicoterapia a corto plazo. Otra observación clínica cotidiana es que muchos
renciación de separación-individuación. Sus puntos de vista están de alguna pacientes límite se mantienen como pacientes externos mediante una rela­
manera relacionados con los de Winnicott, pero los pacientes de ella parecen ción psicoterapéutica de apoyo a largo plazo.
tener mayor regresión que los de él. La literatura específica sobre la psicoterapia de apoyo de los trastornos
Winnicott (1960b), subrayaba la necesidad del terapeuta de permitir al límite es muy escasa. Los enfoques “puramente” de apoyo recomendados
paciente desarrollar su “verdadero sí-mismo” evitando “presionarlo” en cier­ con anterioridad por Knight (1953b) y Zetzel (1971), y todavía invocados
tas etapas de la regresión terapéutica. La función óptima del terapeuta bajo por Grinker (1975), han variado hacia la recomendación de que las técnicas
estas condiciones, decía, era la de un objeto, de “sostén” o “apoyo”, similar de apoyo se usen sólo en las etapas iniciales de la psicoterapia psicoanalítica
al cuidado maternal básico para los pacientes que carecieron de cuidado ma­ para dichos trastornos (Masterson, 1978). Adler y Buie (1979), Modell
ternal normal. En tales momentos, Winnicott sugería, tiene lugar una regre- (1976), y Volkan (1979) subrayan los efectos de apoyo de la función de sos­
ción silenciosa, lo que equivale a una forma primitiva de dependencia del tén del terapeuta pero proponen una técnica esencialmente de expresión para
analista experimentado como una “madre que sostiene”. Winnicott pensaba los pacientes límite desde el principio del tratamiento.
que la presencia intuitiva, empáncamente comprensiva del analista era más Con base en los descubrimientos del proyecto Menninger, he propuesto
uní que los efectos perturbadores y entrometidos de la interpretación verbal. rechazar la hipótesis tradicional de Knight (1953b) y Zetzel (1971), entre
. íste conccP'° « relaciona con la teoría de Bion (1967), de que la enso­ otros, de que en tanto más distorsionado o débil el yo del paciente, el trata­
ñación intuitiva de la madre (Bion la llama ••revene") le permite incorporar miento que necesita será más de apoyo (Kernberg, 1975). También cuestiono
la persistente tradición de mezclar técnicas de expresión y de apoyo, particu­
énmomenrTa dispersas y proyectadas del bebé
de Z ™a ■"parias mediante su comprensión intuitiva larmente para la organización límite de la personalidad. La observación clí­
nica consistente es que el uso de técnicas de apoyo elimina la neutralidad
^c C actúa «í ' C" CSC PUnt°- La ÍntUÍCión de la madrC’ técnica y en la misma forma, la posibilidad de interpretar la transferencia.
provecí “ñfo“ma "mi Un, c"d°r” ^e organiza el "contenido” Ya que el paciente límite induce en el terapeuta fuertes comentes emocio­
nados de la experiencia de re<m<*' 1'n’entos patológicos dispersos, distorsio- nales que hacen que éste abandone una posición de neutralidad técnica, se
de modo que el paciente Duede paClente sc proyecta sobre el analista
hace imposible la interpretación de estas áreas centrales de transferencia
dor, pudiera decirse- de lo que el pacieren“c,onte"edor” ~un organiza- Al mismo tiempo, el terapeuta, en un esfuerzo por conservar una actitud
el mismo. p cíente no puede tolerar experimentar en
esencialmente analítica, en tanto mezcla técnicas de «presión y de apoyo,
En resumen, Winnicott v Rí<~»r> l tiende a reprimirse en el uso de medidas de apoyo, debitando asi los rasgos
trabaja con pacientes límite para * habilidad del terapeuta q«c expresivos y de apoyo de la psicoterapia.
Para ^^grar aspectos cognoscitivos y
Psicoterapia de expresión (Capítulo 6)
88 Psicoterapia de expresión 89
Usando las especificaciones de Gilí (1954), puede definirse la técnica de
psicoanálisis por (1) la adhesión consistente del analista a una posición de Además, la neutralidad técnica está limitada por la necesidad dc estable­
cer parámetros de técnica (Eisslcr, 1953). En ciertos casos tales parámetros
neutralidad técnica, (2) su uso consistente de la interpretación corno una
incluyen la estructura en la vida externa de pacientes que no pueden funcio­
herramienta técnica, y (3) su facilitación del desarrollo de una neurosis de nar en forma autónoma durante largos trechos dc su psicoterapia. La neutra­
transferencia plenamente desplegada y de su resolución psicoanalítica sólo lidad técnica es por lo tanto una línea teórica básica desde la que ocurren
por la interpretación. De hecho, un espectro de las psicoterapias psicoanalí- una y otra vez desviaciones, a ser reducidas por ¡a interpretación. La inter­
ticas desde el psicoanálisis hasta las psicoterapias de apoyo puede diferenciar­ pretación del terapeuta de la comprensión (o falta de comprensión) del
se en términos de estos tres rasgos básicos. Lo que sigue es una descripción paciente respecto a los comentarios del terapeuta es un aspecto importante
de la psicoterapia de expresión para pacientes con una organización límite dc este esfuerzo por reducir las desviaciones de la neutralidad técnica.
de la personalidad. Pueden examinarse con mayor detalle con estas precauciones y obser­
vaciones en mente, los tres elementos esenciales técnicos y sus efectos es­
pecíficos en la organización límite de la personalidad.
TECNICA DE LA PSICOTERAPIA DE EXPRESION
Interpretación
La interpretación es una herramienta técnica fundamental en la psicoterapia
La psicoterapia de expresión para los trastornos límite puede describirse en psicoanalítica con pacientes límite. De hecho, para proteger la neutralidad
términos de variaciones sobre los tres elementos técnicos esenciales de Gilí. técnica tanto como sea posible, prácticamente se contraindican aquí la su­
Debido a que las transferencias primitivas están disponibles de inmediato, gestión y la manipulación. Se hace una excepción cuando el potencial de un
predominan como resistencias, y de hecho determinan la gravedad de per­ grave “acting out” requiere estructurar la vida externa del paciente y usar
turbaciones intrapsíquicas e interpersonales, el terapeuta puede y deberá un enfoque de equipo, lo que implica establecer límites y otras intervencio­
centrarse en ellas inmediatamente, comenzando por interpretarlas en el nes en el campo social. Tal estructuración social y los esfuerzos de interven­
aquí-y-ahora. La reconstrucción genética deberá intentarse sólo en las eta­ ción deberán considerarse parámetros de técnica, a ser interpretados tan
pas avanzadas del tratamiento, cuando las transferencias primitivas deter­ pronto y en forma tan comprensiva como sea posible de modo que puedan
minadas por relaciones objétales parciales se han transformado en transfe­ gradualmente ser disueltos.
rencias de más alto nivel o en relaciones objétales totales. En ese punto, Algunos han cuestionado si los pacientes con enfermedad psicológica
las transferencias se acercan a las experiencias más realistas de la niñez que grave y debilidad del yo pueden responder a la interpretación. ¿Aceptan
se prestan a tales reconstrucciones. La interpretación de la transferencia estos pacientes las interpretaciones por su significado real o por sus signi­
requiere conservar una posición de neutralidad técnica, pues las transfe­ ficados mágicos, transferenciales? La evidencia empírica indica que estos
rencias primitivas no pueden interpretarse sin un mantenimiento firme, pacientes, son capaces en verdad de comprender e integrar los comentarios
consistente y estable de los límites de la realidad en la situación terapéutica. interpretativos del terapeuta, particularmente si sus distorsiones de estas
El terapeuta debe estar siempre alerta a la posibilidad de ser atrapado en la interpretaciones se examinan y, a su vez, se interpretan (Frosch, 1970). En
reactivación de las relaciones objétales primitivas patológicas del paciente. otras palabras, la dificultad del paciente para integrar las comunicaciones ver­
Ya que tanto la interpretación de la transferencia como la posición de neu­ bales es en sí un producto de operaciones defensivas primitivas, y esta di­
tralidad técnica requieren el uso de clarificación e interpretación y contrain­ ficultad puede interpretarse, particularmente al activarse las operaciones
dican el uso de técnicas de sugerencias y manipuladoras, las principales téc­ defensivas en las reacciones del paciente a las interpretaciones del terapeuta.
nicas son la clarificación y la interpretación. Sin embargo, como un resultado del mismo hecho de que las interpre­
Sin embargo, el análisis de la transferencia en contraste con el psicoaná­ taciones del paciente de las del terapeuta deban explorarse por completo,
toma precedencia la clarificación sobre la interpretación. Esta demanda téc­
lisis propjo, no es sistemático. El análisis de la transferencia debe centrarse
nica crea diferencias cuantitativas entre la psicoterapia de expresión y el
en la gravedad del “acting out” y en las perturbaciones de la realidad externa
del paciente que quizá amenacen la continuidad del tratamiento y la super­ psicoanálisis.
vivencia psicosocial del mismo. A causa de esto y también porque el trata-
Conservación de la Neutralidad Técnica
par" d,ci “a?tlng out” de las transferencias primitivas, llega
Esta es una herramienta técnica esencial, un prerrequisito indispensable para
cXterñ r"mplam la vlda'la interpretación de la transferencia debe el trabajo interpretativo. La neutralidad técnica de ningún modo excluye la
* por grupos dc factores: (1) los conflictos oue predomi- empatia. En ocasiones la agresión regresiva del pumente en >»
"o al? Jomo a ddTedÍata'' W *“ meMS globaies «Plicas del tratamien- cia despierta reacciones contraagresivas en el terapeuta, l.n tales circuns
dei traZen.o . ffiX wn^ou' mCUS VÍUlM dc ‘°S rancias la neutralidad técnica depende de la capacidad emocional del teta-
en la transferencia. ’ )• y (3) que es lo que prevalece inmediatament
Psicoterapia de expresión (Capítulo 6)
90 Psicoterapia de expresión 91
____ _ actitud emoática o acción de “sostén” (Winnicott) periodos de tiempo extensos —razón adicional para considerar la interpre­
y'de’su^apTddad cognoscitiva para integrar o "contener” (Bion) las transfe- tación de la transferencia en estos casos como menos que sistemática, y por
lo tanto diferente de aquélla en la situación normal psicoanalítica.
tenTa e Zra”dtd?écñicTsigX?cXrvar una distancia equitativa de las
n Sin embargo, la interpretación de constelaciones defensivas bajo estas
fuerzas que determinan los conflictos intrapsíquicos del paciente, no una condiciones es sistemática. En contraste con la psicoterapia exploratoria con
falta de calidez o de empatia. Todavía se oyen comentarios que implican que pacientes de mejor funcionamiento, donde ciertas defensas pueden inter­
tos pacientes límite necesitan, primero que nada, un entendimiento empático pretarse selectivamente y otras no tocarse, en la psicopatología grave es cru­
más que una teoría centrada e interpretaciones cognoscitivamente precisas cial la interpretación sistemática de las defensas para mejorar el funciona­
basadas en dicha teoría. Toda psicoterapia requiere como mínimo la capaci­ miento del yo y transformar y resolver las transferencias primitivas. La
dad del terapeuta para la calidez y empatia auténticas. Pero la empatia no es interpretación de la constelación de operaciones defensivas primitivas que
sólo la conciencia emocional intuitiva del terapeuta sobre la experiencia emo­ se centran en la escisión debería ser por lo tanto tan consistente como sea
cional central del paciente en un cierto punto-, debe también incluir la capa­ posible, dada su predominancia en la transferencia del paciente y en sus
cidad del terapeuta para empatizar con lo que el paciente no puede tolerar relaciones extraterapéuticas.
dentro de él mismo. La empatia terapéutica, por lo tanto, trasciende lo im­
plicado en las interacciones humanas ordinarias. También incluye la integra- Lincamientos para el manejo de la transferencia
ción del terapeuta, a un nivel cognoscitivo y uno emocional, de lo que está Debido a que la interpretación de la transferencia juega una parte tan vital
activamente disociado o escindido en los pacientes límite. en la psicoterapia de expresión con pacientes límite, he reservado la descrip­
Sin embargo, el potencial del paciente para un “acting out” grave, el de­ ción de la estrategia y tácticas que recomiendo para otro capítulo (capítulo
sarrollo de situaciones que amenazan la vida o el tratamiento, o ambos, pue­ 7). Aquí ofrezco lincamientos más generales.
den requerir estructuración, no sólo de la vida del paciente, sino de las sesio­ 1. La transferencia predominantemente negativa de estos pacientes de­
nes mismas de psicoterapia La neutralidad técnica está entonces interferida berá ser elaborada sistemáticamente sólo en el aquí-y-ahora, sin intentar lo­
en forma constante, amenazada, o limitada, y una buena parte de los esfuer­ grar reconstrucciones genéticas plenas. En pacientes límite la falta de inte­
zos del terapeuta tendrán que concentrarse en volver a ella repetidamente. De gración del autoconcepto y de diferenciación e individualización de los obje­
nuevo, esta reducción en la neutralidad técnica representa una diferencia tos, interfieren con la capacidad para diferenciar las relaciones objétales
cuantitativa respecto del psicoanálisis propio. presentes y pasadas. Los pacientes confunden transferencia y realidad y no
La desviación del terapeuta de la neutralidad técnica en la forma de una logran diferenciar al terapeuta del objeto de la transferencia. Las reconstruc­
conducta directiva puede ser de tal intensidad, duración, o ambas, que la ciones genéticas plenas, por lo tanto, deben esperar a etapas más avanzadas
neutralidad técnica no pueda lograrse o recuperarse. Se han establecido mo- del tratamiento. Una interpretación genética prematura (por ejemplo, “usted
dificaciones, en vez de parámetros. En circunstancias óptimas, la interpreta­ reacciona hacia mí de esta forma porque ve en mí la actitud de su madre en
ción gradual de desviaciones temporales de la neutralidad técnica permite su pasado") puede traer una condensación de pasado y presente (“tiene us­
ted razón, y es terrible que, habiendo tenido una madre así, tenga yo un
n?^arC-’rS\°ni a Una J>OStUra nc.Utral’ lo ^UC maximiza posibilidad de inter­ terapeuta exactamente igual a ella”).
pretación de la transferencia y la resolución de transferencias primitivas.
2. Las constelaciones defensivas típicas deberán interpretarse al entrar
Análisis de la transferencia en la transferencia, pues su interpretación refuerza el yo del paciente y trae
un cambio estructural intrapsíquico, lo que contribuye a resolver la organi­
pSToVr'P™±±'’r,Crpretl6n de la "rcncia está limitada en la zación límite de la personalidad. Las defensas primitivas del yo no refuerzan
el yo del paciente, ilo debilitan! Su interpretación sistemática tiene por lo
h Í3 P°7"a atC"CÍÓn COnstanK tanto poderosos efectos de “apoyo”.
miento. También, porque la interpretación'detranlafercncia “ 7'“ U‘tlmaS dd tri“a' 3. Deberán establecerse límites para bloquear el “acting out” de la trans­
en forma gradual ala integración^ las * primitiva lleva
laciones objétales totales v del ™¡c piones objétales parciales en re­ ferencia, con tanta estructuración de la vida del paciente fuera de las sesio­
nes como sea necesario para proteger la neutralidad del terapeuta. Aunque
transferencia primitiva a uña avan7^d° m°do’ a una transformación de una
las intervenciones en la vida externa del paciente pueden necesitarse algunas
repentinos tienen lugar en la transí * ° nfurot’ca- cambios relativamente
veces, la neutralidad técnica del terapeuta es esencial para el tratamiento.
en forma no frecuen^ y "¿ego^conmTor^f Al PrÍnCÍpÍ°
Más aún, es importante evitar que la relación terapéutica, con su naturaleza
miento, aparecen transferencias míe ' ^recuenc,a a lo largo del trata- gratificante y protegida, reemplace La vida ordinaria, no sea que el paciente
desarrollos más realistas de ^rOtlcas ° aVanzadas> reflejan gratifique sus necesidades patológicas primitivas por medio del “acting out”
cía a través del tratamiento da una Carnb‘.° de la* fases de transferen- de la transferencia durante y fuera de las sesiones El terapeuta debe estar
ciones genéticas e interfiere con su „ ®mP°zralldad total a las reconstruc- alerta a esta ganancia secundaria en el tratamiento, estar dispuesto a ínter-
debe por lo tanto interpretarse en nM f h,stórica- La transferencia
P en una forma intemporal de “como si” por
Psicoterapia de expresión (Capítulo 6)
92
Psicoterapia de expresión 93
■ límites externos, tratar de usar los sistemas de
precaria, y, si se..r'^', b iador social, enfermera, consejero y otros) más terapéutica— la transforma, repito, en una relación de transferencia emocio­
nalmente significativa, aunque muy distorsionada y fantástica. En la práctica,
el terapeuta usa sus propias fantasías, intuición y conocimiento previo de!
neU4al^a,p"cto modulados de la transferencia positiva, determinada paciente para construir una interacción humana básica —aunque parezca
S
menos primit vamente, no debería interpretarse. Respetar estos aspectos rara, bizarra o no realista— que aproxima en forma óptima la fantasía central
Te la transferencia propicia el desarrollo gradual de la altanza terapeuta. organizadora activada en la situación terapéutica actual.
Como un segundo paso, el terapeuta evalúa esta relación objetal predo­
Con pacientes límite la atención de la tnterpretación deberá ser sobre las
minante que cristaliza en la transferencia en términos dc la representación
idealizaciones primitivas, fuertemente exageradas, que reflejan la escisión de
del sí mismo y representación objetal involucradas y clarificar! afecto en la
las relaciones objétales ‘'completamente buenas” y “completamente malas . correspondiente interacción del sí misino y del objeto. El terapeuta puede
Deben interpretarse sistémala ámenle como parte del esfuerzo por trabajar representar un aspecto dc la represen,ación objetal primitiva, del sí mismo
las defensas primitivas. La transferencia negativa deberá interpretarse tan o ambos, disociado drl paciente, y paciente y terapeuta pueden intercambiar
completamente como sea posible. Este es el vehículo principal para reforzar su representación, valga la redundancia, dc la representación objetal o dc.l
en forma indirecta la alianza trrapánica en tanto se trata directamente los sí mismo. Estos aspectos dc las representaciones objétales y del sí mismo
conflictos primitivos sobre la agresión c intolcianciu de la ambivalencia ca­ deberán interpretarse, y la relación objetal interna respectiva debe clarificar­
racterísticos de los pacientes límite. se en la transferencia. En lu práctica, las reacciones del paciente a, clarifica­
5. Las interpretaciones deberán formularse dc manera que las distor­ ción de, y asociaciones derivadas drl esfuerzo drl terapeuta por describir
siones del paciente sobre las intervenciones del terapeuta y sobre la realidad lo que parece estar sucediendo entre ellos en este momento, llevan a un
actual, en especial las percepciones distorsionadas del momento, puedan enriquecimiento y clarificación graduales, de "quién está haciendo qué a
clarificarse sistemáticamente. En otras palabras, el uso mágico por parte quién", o "quién está experimentando qué respecto dc quién", rn esta rela­
del paciente de las interpretaciones del terapeuta requiere inteipierarse Por ción objetal l'imldsliett en la hansfrrrmiit, y también llevan a "adherir” las
ejemplo, la tendencia del paciente a escuchar la ‘'cantidad'' «le comunica* representaciones objétales y «leí sí mismo drl paciente a través de ciclos de
ción verbal del terapeuta más que prestar atención a su contenido deberá proyección y rrinf inyección.
inlerprctuisc consisirntctncnie. También. es indispensable que las mierprc* Como un tercer paso, lu relación objetal parcial particular activada en
(aciones se liasen en un marco de realidad compartida por paciente y lera* lu trimsferrnciii tiene qur integrarse con otras rcliui«»iies objétales parciales,
peiifa no (Hiede haber interpictación de niolivm iones inconscientes untes reflejando otras relaciones objétales parciales relacionudas y coniiiidii-torius,
de que el jiacuuiir pueda estar «Ir acuerdo con el terapeuta sobre cual es la disociadas dcTcnsivumenir, hasta qur el sí mismo real <le pudente y su con
realidad en su interneción, ISólo pueden inteipictaisr las distorsiones ego crpción interna «le los olqelos puedan integrarse y consolidarse, En este
disiónu as de la realidad! proceso, los aspectos positivos y negativos drl imtoconcejuo se enlazan c
La rstiategia de interpretar lu transferencia en pacientes límite puede integran simiiliáiirainmir con los correspoinlicntes aspee tos positivos y
concebirm* con tres pasos consecutivos, representando, en cscmui, la secucft’ negativos «le las representaciones objétales «leí paciente,
cía implicada en trabajar las transferencias primitivas y su nanslorimición La integración «Ir las rrpirsrnlaciunrN objeialrs y drl sí mismo y uní drl
en avanzadas o neuróticas, l as uanslcrcmins piunitivas expresan relaciones universo total «Ir relaciones objétales internalizadas, es un objetivo estimé-
giro principal en el liatamirnto «Ir pacientes con organización límite de lu
ob|riulrs parciales- o sea, unidades de aspectos "escindidos*’ del concepto
personalidad, La integración de los alectos ilrl pucimtc con sus relaciones
del si mismo cu relación Con aspecto "escindidos” de representaciones obje-
fantasiosas o reales con los objetos significantes es otro aspecto de este tra­
tales en el contexto de un lazo aiccrivo primitivo de las rcprcsenmcioncs
bajo. La disposición de afecto drl paciente refleja la investidura hbidmal o
objétales y del sí mismo. Las transferencias avanzadas o neuróticas implican agresiva de ciertas relaciones objétales mcermilizadas, y la integración «Ir es­
representaciones integradas o totales del sí mismo y de los objetos y más tados afectivos escindidos, fragmentad»*» es un corolario de la integración
intimamente reflejan la experiencia rea! en la niñez. El primer puso consiste dc relaciones objétales internalizadas escindidas, fragmentadas. Cuando
m un esfuerzo por reconstruir, con base en la comprensión gradual del |«i’ ocurre esta resolución dc la transferencia primitiva, las disposiciones «Ir
lofeiapcuta, Ja naitiralrza Je la relación primitiva u ” que efecto integradoras que surgen entonces reflejan derivados «le impulso más
se ha activado cit la transfcrvncú. El terapeuta «lebe evaluar 879^60de los pequeños coherentes y diferenciados. Las representaciones objétales integradas refle­
trozos de eomuttKacion verbal y eonductual de los sentimientos, pJnsantietr jan entonces imágenes paternales más realistas según percibidas cu la niñez
to louT'seTT y l'<'St,’nct‘l'lantcs del paciente en cualquier pen­ temprana. En este punto, el paciente límite puede ser ayudado a llegar a
de! oaca. ni, ' • rl,'Vi'm'ia «nocional predominante en la relación mU'»1 conformarse con el pasado en forma más realista, en el contexto de nans-
p“‘uhras' el '«apeuta, mediante U i"’
formacioncs profundas en su relación con el terapeuta y con los demás sig­
t<ToreUción o! 1 °
transferencia uu ■ ‘,C M(í"'lltiu!o 0 futilidad prevalentes en nificantes en su vida actual.
q C literalmente stgmftca una deshumanización de la relució"
Psicoterapia de expresión (Capítulo 6)
Psicoterapia de expresión 95
94

CONSIDERACIONES PRONOSTICAS muestra el desarrollo de cambio estructural intrapsíquico significativo des­


pués de un periodo de cuatro años de psicoterapia de expresión, cuatro se­
. «kremáúcos sobre pronóstico de la psicoterapia a largo siones a la semana.
XoPde°losetrastornos límite. Los descubrimientos del proyecto Menninger L.: Una artista latinoamericana al final de sus veintes, presentaba una
Í,d carón que los pacrentes con una fuerza del yo rmcialmente baja en es- organización límite de personalidad con rasgos predominantes masoquistas
ñeeial aquéllos con una calidad de relaciones unipersonales micialmente y esquizoides y grave inhibición sexual, al grado de que era incapaz de al­
deficiente mostraban una mejoría menor. Con base en una evaluación clínica canzar el orgasmo en la masturbación. Sus fantasías sexuales eran sobre la
detallada de la población de pacientes de ese proyecto, sugiero que los rasgos mutilación en la relación sexual de sus propios genitales y de los de su pareja
del pronóstico incluyan la constelación del tipo de carácter predominante, en la fantasía. Había estado evitando en forma cuidadosa cualquier com­
ciertas distorsiones del yo y del superyó reflejadas en rasgos individuales del promiso real con hombres a quienes ella encontraba atractivos.
carácter, la autodestructividad como una formación del carácter, el tipo par­ En la transferencia, los siguientes patrones de importancia se desarrolla­
ticular e intensidad de reacciones terapéuticas negativas, el grado y calidad ron en forma secuencial durante los primeros cuatro años. Primero ella de­
de patología del superyó, y la calidad de las relaciones objétales del paciente seaba que el terapeuta la violara y la matara en el coito porque sólo en el
(Kernberg, 1975). odio y en la muerte podía encontrarse el verdadero amor y el compromiso
Los descubrimientos de Michael Stone (no publicados) al evaluar la dis­ o entrega. En el núcleo de estas fantasías yacía una imagen paterna edípica
tribución de tipos de personalidad entre pacientes límite oficinistas con primitiva, sádica. Después ella fantaseaba ser la criatura dependiente de un
respecto al resultado del tratamiento, concuerdan con las consideraciones padre maternal y creía que si le permitieran mamar el pene del terapeuta
pronosticas que he sugerido. Los pacientes límite con tipos de personalidad todas sus necesidades de calor, amor, sexo y protección serían satisfechas.
Ahora deseaba que el terapeuta la sostuviera como una madre sostiene a un
predominantemente histérica, obsesiva, depresiva, fóbica, infantil y pasiva
bebé mientras ella mamaba el pene con su interminable flujo de semen o
tuvieron resultados comparativamente exitosos. En contraste, la mayoría
leche. Se hizo claro que una causa importante para su incapacidad de enta­
de pacientes límite con tipos de personalidad predominantemente paranoi-
blar relaciones profundas con los hombres era su terror por la confusión de
des, narcisistas, esquizoides, explosivas, hipomaniacas, inadecuadas y anti­ estas dos actitudes contradictorias y su terror de que su amor y su odio se
sociales terminaron con fracaso en el tratamiento. Masterson (1980), subrayó
unirían en una insoportable situación de peligro: tenía miedo de que su odio
la importancia pronostica del grado de tensión en la vida temprana, el nivel
destruiría a ambos.
de desarrollo inicial del yo, el grado de dominio de tareas de desarrollo ini­
Más adelante aún en su tratamiento, cuando las fantasías sexuales sobre
ciales y la efectividad de las relaciones sociales tempranas (relaciones objé­ hombres adquirieron cualidades más integradas, los temores de L. hacia el
tales). 3
orgasmo surgían como temores a una “humedad incontrolable”. No podía
Aunque aparecen otras referencias al pronóstico en la literatura sobre demostrar tristeza en las sesiones porque llorar también significaba humedad
psicoterapia intensiva de los trastornos límite, la evidencia relativa a rasgos incontrolable. Llorar, orgasmo, y orinar en los momentos de excitación se­
mas postulados sobre el pronóstico no parece ser concluyente Mi opinión xual representaban la amenaza de pérdida de control, con peligrosa depen­
actual es que los dos indicadores pronósticos más importantes son la presen­ dencia de un objeto no confiable —su fría y frustrante madre. También
cia de rasgos antisociales -que definitivamente empeoran el pronóstico para temía que el orgasmo resultaría en una disolución de su personalidad en
fragmentos impersonales. En suma, la predominancia- de mecanismos de
escisión, el temor de conflictos relacionados con una grave frustración oral,
y los peligros regresivos de la situación edípica, todos, bloqueaban la excita­
ción sexual y el orgasmo. Todavía más adelante L. pudo fantasear experien­
cias sexuales más elaboradas con hombres, el terapeuta en particular, que se
centraban en “dejarse ir” y orinar durante el orgasmo y que expresaban sus
anhelos de dependencia y gratificación sexual en formas más sintéticas. Co­
menzó entonces a salir más libremente con hombres, participó con uno de
ellos en manoseos fuertes, y (tres y medio años después de haber comenzado
el tratamiento) desarrolló un bloqueo grave durante las sesiones, con largos
periodos de silencio. También llegó a darse cuenta de prohibiciones internas
ILUSTRACION DE JJN CASO contra cualquiera mejoría adicional o contra buenas experiencias con el tera­
peuta o con los hombres en general. Esto pudo rastrearse hasta una intro-
yección primitiva del superyó materno de una naturaleza extremadamente
que reflejan relacionesolívales paídai”’"0”0 dc Pntrone» <*« transferencia sádica. Se desarrolló entonces un tipo primitivo de reacción terapéutica ne-
formacuin gradual en transferencias v P"m't,Vas ‘"‘«"«tizadas y «u t™1”'
’5 o neuróticas lambié"
(Capítulo 6)
,. Psicoterapia de expresión
9o Psicoterapia de expresión 97
■ a una constelación de un superyó sádico,
gauva, en la que surgió su sumís enltal con la temida rival edípica. dres, apartarse de los valores de su madre, y hacerse más autoafirmativa en
combinando la odiada y odio P representaba un desplaza- su vida diaria.
Resultó que la fantasía prevta de un par< sadKO P Debiera subrayar que al principio del tratamiento estaba disponible muy
miento en él de esta pudo finalmente ¿por poca información sobre estos temas. La paciente había ido a consulta a causa
de ansiedad y depresión crónicas, graves, el colapso en su funcionamiento so­
pSa^ree^Pv>daOestablecer relación sexual con un objeto amoroso
cial, incapacidad para desempeñar su trabajo artístico, y varios intentos de
aP'°P¿omo
suicidio. Los esfuerzos psicoterapéuticos previos habían fallado. Las sesiones
reflejan estos desarrollos de la transferencia el cambio estructural con terapeutas anteriores (todos ellos hombres) habían consistido en silencios
mtrapsZco sigmf.cat.vo? El cambio desde el deseo de que el terapeuta la prolongados y testarudos. Sólo en retrospectiva fue posible diagnosticar la
P
violc vh mal/hasta el de ser la criatura dependiente del padre maternal, naturaleza del bloqueo en las experiencias terapéuticas previas. Se relacio­
realmente reflejaba un rasgo permanente de los conflictos de L.. su terror naba con la activación de las mismas fantasías sexuales primitivas que ate­
por la confusión de sus dos actitudes contradictorias y de sus temores res­ rrorizaban a la paciente. Su conducta negativa hacia sus terapeutas anteriores
pecto a los hombres. Esta secuencia, entonces, reflejaba solo un patrón de reflejaba el deseo de provocar ataques sexuales y castigo de los hombres y
relaciones objétales internalizadas, un patrón que cambiaba cuando ella se de castigarse ella misma por sus esfuerzos para vencer sus problemas —o sea,
daba cuenta de y era capaz de tolerar el hecho de que su odio, sus deseos por rebelarse contra la introyeccion materna primitiva. Estas necesidades
de muerte, y su temor de ser destruida se dirigían hacia el mismo objeto de habían motivado sus intentos de suicidio, que habían interferido en y com­
quien ella deseaba depender. En la transferencia ella logró ser capaz tanto plicado los efectos del tratamiento anterior.
de temer como de odiar al terapeuta, de expresar crítica sobre él. atacarlo, Para subrayar de nuevo mi punto principal-. En este caso tomó un tiempo
y sospechar de él, y sin embargo también de expresar el anhelo y sentimien­ considerable con varios desarrollos de transferencia el diagnosticar la secuen­
tos de calidez y dependencia de él. Su capacidad gradualmente en aumento cia significativa dc las relaciones objétales internalizadas que conjuntamente
para tolerar estas actitudes contradictorias le permitió vencer esta conste­ constituían una persistente constelación en la transferencia. Llevó más tiem­
lación importante de la transferencia y representó la primera transforma­ po aún obtener una transformación significativa de estas constelaciones prin­
ción en su patrón de transferencia, reflejando una transformación de una cipales en la transferencia. Esta transformación fue una precondición para
obtener el cambio en otras áreas dc la vida del paciente. Necesita subrayarse
relación objctal primitiva a una relación objctal internalizada más integra­
que los cambios que ocurrieron en este caso no se derivaron de los esfuerzos
da. de apoyo, de sugerencia, o manipuladores del terapeuta sino que siguieron
Esta se reflejó en el aspecto conductual en una impresionante disminu­ en forma natural, espontánea e imprcdecible a las transformaciones en las
ción de la suspicacia y el temor de L. sin el uso de medicación. (Anterior­ relaciones objétales significativas en la transferencia.
mente había sido medicada en forma masiva a causa de sus ataques de páni­
co. sin una respuesta satisfactoria). L, podía ahora hablar en forma más
coherente, consistente y considerada en las sesiones y comenzó a dar los
primeros pasos hacia relaciones más realistas y menos provocadoras de te­
mor con otras personas.
Vna segunda transformación importante ocurrió cuando L comenzó a
describir sus fantasías sexuales y sus temores con más detalle del momento,
esto ocumo en conexión con su tolerancia aumentada para gozar sus anhelos
genuales y de dependencia en las relaciones fantaseadas con el terapeuta V
otros hombres. En este punto, comenzó a tener experiencias sexuales con
hombres. También mejoro en sus actividades creativas v de trabajo. Sólo en­
tonces surgió que una razón principal para su bloqueo en el trabajo artístico
hab.an sido las incontrolables fantasías sexuales estimuladas por vanos te-
XTl" ’ "P‘°rlr- Por ejenlPl0- una * 1» diferencias
*X X,XLmU,er" 'n™d'a'ame"'c 'v°<* fantasías sexuales OTnmprf
>T - nir Ahora u
" dificultad se calmó.
bloqueos en U, rwcc0CUrT'° momento de los
la activación de una introyeccion primfm'a'dT'1" negat‘Va relacionada
patrón principal de la transieren™ n superyo materno. Vencer est
primitiva, permitió a L. hacerse obituvam nd° dc nuevo una relación objet»1
ámente mas independiente de sus pa
Psicoterapia de expresión 99

7
torias del sí-mismo y de los objetos. En otras palabras, la disociación pri­
mitiva o escisión se convierte en una operación defensiva principal.
AJ trabajar los desarrollos de transferencia en pacientes límite, el obje­
tivo estratégico total es resolver estas disociaciones primitivas y así trans­
formar las transferencias primitivas en reacciones de transferencia de más
alto nivel características de los pacientes neuróticos. Obviamente, esto
Manejo de la transferencia en requiere un tratamiento intensivo a largo plazo, por lo general, no menos
dc dos o tres sesiones a la semana, durante un periodo de cinco a siete años.
Los conflictos que típicamente surgen en conexión con la reactivación
la psicoterapia de expresión de estas relaciones objétales internalizadas primariamente, pueden carac­
terizarse como una condensación patológica particular de objetivos geni­
tales y pregenitales bajo la influencia imperiosa de la agresión pregenitai.
La agresión pregenitai excesiva, y especialmente la oral, tiende a proyec­
tarse y determina la distorsión paranoide de las imágenes paternales tem­
pranas, en particular las de la madre. A través de la proyección de impulsos
predominantemente sádico-orales y también sádico-anales, la madre es vista
como potencialmente peligrosa. El odio a la madre se extiende al odio a
Quizá la característica más impresionante del tratamiento de pacientes con ambos padres cuando el niño los experimenta en forma subsecuente como
organización límite de la personalidad es la activación prematura en la trans­ un grupo unido. Una “contaminación” de la imagen del padre por la agre­
ferencia de relaciones objétales conflictivas muy tempranas en el contexto sión proyectada primordialmente sobre la madre y la falta de diferenciación
de estados del yo que están disociados entre sí. ¿Por qué “prematura”? Es entre ambos tienden a producir imágenes combinadas padre-madre y, más
como si cada uno de estos estados del yo representara una reacción de trans­ tarde, una conceptuación de todas las relaciones sexuales como peligrosas
ferencia regresiva, altamente desarrollada, dentro de la que se activa una e infiltradas de agresión. De manera concomitante, en un esfuerzo por es­
™ *cl0n ° jet-a específica. Esta transferencia contrasta con el despliega capar de la rabia y temores orales, ocurre una “huida” hacia anhelos geni­
el nJie ? 6 'FC aci°nes objétales internalizadas al ocurrir la regresión en tales, esta huida a menudo se frustra a causa de la intensidad de la agresión
ei paciente neurótico típico. pregenitai, lo que contamina los anhelos (propósitos) genitales (Heimann,
del sí-n^sm^^infanl-^í^ transferencia se caracteriza por la activación 1955a).
Las manifestaciones de transferencia de los pacientes con organización
cionales de este sí-mk ? ?a5lente> paciente revive los conflictos em<r
límite de la personalidad pueden al principio aparecer como caóticas. Sin
periencia en la infancia Cy Entie^En^ ?aternaleS SCgÚD Xa- embargo, en forma gradual, surgen patrones repetitivos, reflejando repre­
les y del sí-mismo He / contraste, las representaciones objeta sentaciones primitivas del sí-mismo y representaciones objétales relaciona­
en formas qTe™límÍte* acú™ la das, bajo la influencia de los conflictos que se describieron. Estos aparecen
con los objetos paternales * ^construcción de los conflictos infanti en el tratamiento como patrones de transferencia predominantemente ne­
¿entes la transfe“ Se Perci^n en la realidad. Con estos
gativos. Las operaciones defensivas características de los pacientes límite
de aspectos disociados o escindí mullt.ltu,d de relaciones objétales inte (escisión, identificación proyectiva, negación, idealización primitiva, deva­
jétales disociadas o escindidas i°S SI’mismo con representaciones luación y omnipotencia) se convierten en vehículo de las resistencias de la
distorsionada. dc Una naturaleza altamente fantástica . transferencia. El que estas operaciones defensivas en sí mismas tengan efec­
tos debilitadores del yo, parece ser un factor crucial en la regresión grave
parte del paciente'If^fc u®’’"01’0* cs falla en la integración, P0' que pronto complica los desarrollos de transferencia prematuros.
Una vez que un paciente límite se embarca en el tratamiento, la fuerza
libidinalrnent?? . ^“'''atienes objétales y del
crucial descompensadora es el esfuerzo incrementado del paciente por de­
deternú* T* ‘n*en‘i,lad de |a. determinadas agresivamente. j L fenderse contra el surgimiento de las reacciones de transferencia primitivas
da i adr a^'''Van1..r„f , r,-|'rtse,Hachones objétales y del amenazantes, especialmente negativas, mediante el uso intensificado de las
ob eu ;'1; . "'P°Ml,lr in,egrarlas con las det^* operaciones defensivas mismas que han contribuido a la "debilidad del yo"
óc los dt'rnl o?"’na/a '"'Plh ila a las buenas rel»c' y en primer lugar. A este respecto, un culpable importante es probablemen-
tanto, ocurre una".' ' .'l‘ '’a'ar^"'1/ 'S. í'1'.' Y Jcl 'í'^por I" te el mecanismo de identificación proyectiva, descrito por Meto» «ein
4 di fri.c.?1h'i,d y tulpa insoportables* (1946), Heimann (1955b). Money-Kyrle (1956). Rosen fe Id (1961). y Segal
MVa a‘ii
Vsl de estas imágenes
(1964). La identificación proyectiva es una forma primitiva de proyección.
(Capítulo 7)
Psicoterapia de expresión Psicoterapia de expresión i 01
100
nara externalizar las imágenes objétales objétales y del sí-mismo internalizadas. Bajo estas circunstancias,, pueden
v deUÍ-mismo^esTv'L La “empatia” se mantiene con los objetos reales, crearse ciclos viciosos en tos que el paciente, "agarrado” de los derivados
sob tos que ha^eurrido la proyección, y se eslabona con un esfuerzo por de impulsos agresivos proyectados, proyecta su agresión sobre el terapeuta
consolar al objeto, ahora temtdo a causa de esta proyección. En tanto que y reintroyecta una imagen gravemente distorsionada de sí mismo, perpe­
e° paciente conserva una conctencia emocional del impulso proyectado (em- tuando así la relación objetal temprana patológica. Heimann (1955b), ilustró
patía con la agresión de los “otros”), ilustra la ausencia o falta de represión estos ciclos viciosos de identificación proyectiva y reintroyección distorsio­
(lo que caracteriza niveles más altos de proyección). „En lo que respecta a nada del terapeuta al discutir las defensas paranoides. Strachey (1934), se
que el paciente racionalice su propia “contraagresión como motivada por refirió al tema general de la introyección normal y patológica del analista
la agresión del otro hacia él, la identificación proyectiva puede complicarse como un aspecto esencial del efecto de la interpretación, en especial respec­
por una racionalización secundaria. to a modificar el superyó.
En la transferencia, la identificación proyectiva se manifiesta típicamen­ El alternar rápidamente la proyección de imágenes del sí-mismo e imá­
te como una intensa desconfianza y temor al terapeuta. La experiencia que genes objétales que representan relaciones objétales tempranas patológicas
se tiene del terapeuta es como si atacara al paciente, mientras que el paciente internalizadas, produce una confusión sobre qué está “dentro” y qué está
mismo siente empatia con esta agresión intensa proyectada y trata de con­ “fuera” en la experiencia del paciente respecto a sus interacciones con el
trolar al terapeuta en una forma sádica y abrumadora. El paciente puede es­ terapeuta. Es como si el paciente mantuviera en todo momento un sentido
tar parcialmente consciente de su propia hostilidad pero siente que está sim­ de ser diferente al terapeuta pero a la vez como si él y el terapeuta intercam­
plemente respondiendo a la agresión del terapeuta y que se justifica que esté biaran sus personalidades. Esta es una experiencia aterradora para el pacien­
enojado y agresivo. Es como si la vida del paciente dependiera de que él te, en cuanto a que refleja un colapso de los límites del yo. Como conse­
mantenga bajo control al terapeuta. La conducta agresiva del paciente, al cuencia, hay una pérdida de la prueba de realidad en la transferencia. Es esta
mismo tiempo, tiende a provocar sentimientos y actitudes contraagresivas pérdida la que más poderosamente interfiere en la capacidad del paciente
por parte del terapeuta. Es como si el paciente estuviera empujando la parte para distinguir la fantasía de la realidad, el pasado del presente, y los objetos
agresiva de su sí-mismo sobre el terapeuta y como si la contratransferencia de la transferencia proyectados del terapeuta como una persona real. En ta­
representara el surgimiento de esta parte del paciente desde dentro del tera­ les circunstancias está gravemente amenazada la posibilidad de que una in­
peuta (Money-Kyrle, 1956, Racker, 1957). terpretación mutativa sea efectiva. Clínicamente esto aparece como si la
Debiera subrayarse que lo que se proyecta en una forma muy ineficiente experiencia del paciente fuera algo como, “sí, tiene usted razón en pensar
y autoderrotista no es agresión “pura” sino una representación del sí-mismo que le veo como veía yo a mi padre. Esto es porque usted y él son realmente
o una representación objetal ligadas con ese derivado del impulso. Las re­ idénticos”. En este punto es donde se alcanza una “psicosis de transferencia”
presentaciones primitivas objétales y del sí-mismo están realmente ligadas (Kemberg, 1975, capítulo 5).
como unidades básicas de relaciones objétales primitivas (Kemberg, 1976). Prefiero reservar el término psicosis de transferencia para designar la pér­
Es característico de los pacientes límite una oscilación rápida entre momen­ dida de prueba de realidad y la aparición de material delirante dentro de la
tos de proyección de una representación del sí-mismo en tanto que el pa­ transferencia que no afecta muy notablemente el funcionamiento del pa­
ciente permanece identificado con la representación objetal correspondiente, ciente fuera del contexto del tratamiento. A veces puede ser necesario hos­
y otros momentos en los que es la representación objetal la que se proyecta pitalizar a tales pacientes, y a menudo es muy difícil separar una reacción
psicótica limitada por la transferencia de una más amplia. Sin embargo, en
XTmAepPaClCntC T ,dentíf,ca con la representación correspondiente del muchos pacientes límite esta delimitación es fácil, y es posible con frecuen­
si-mismo. Por ejemplo, puede proyectarse sobre el terapeuta una imagen
materna pnmit.ya, sadica, en tanto que el paciente se experimenta a™ mis- cia resolver la psicosis de transferencia dentro de la psicoterapia (Little,
1951; Reider, 1957; Romm, 1957; Holzman y Ekstein, 1959; Wallerstein,
1967). .....
t
El “acting out” de la transferencia se vuelve una resistencia principal
para un mayor cambio; por lo tanto, es importante que el terapeuta intro­
duzca parámetros de técnica para controlarlo. El peligro es que el terapeuta
puede aparecer como prohibitivo y sádico al paciente, inician o asi un ci
Cío vicioso de proyección y reintroyección de las representaciones sádicos
1957). J P‘° d<? >d»tificacion complementaria” (Racker, objétales y del sí-mismo del paciente. El terapeuta puede contrarrestar este
peligro interpretando la situación de la transferencia, luego mtroduciendo
[ 5 O íiiLcrprcidiiu necesitan, y finalmente interpre-
intensaPagr«ión por'el píeteme baP ? infIuencia de la expresión de
los parametros de sin abandonar tos parame-
fcrencia^qnttatransferencia puedenMwCf^~e..r.ea*'dad de la situación trans- tando de nuevo a situación de la transferencia, ckflrne
a reconstituir la interacctón originalme™ * acerca Peligrosamente tros. Algunos aspectos de esta técnica se han ilustrado por Sharpe <1931).
proyectada entre las imágenes al demostrar cómo tratar tos^gisjjdigsggfttos de ansiedad.
' LA SALI.B
(Capítulo 7)
Psicoterapia de expresión
102 Psicoterapia de expresión 103

l.a naturaleza de las transferencias ‘ "X'puedc vX'tenudo se integren en experiencias emocionales de complejidad siempre en'aumen-
7 to. En este proceso, cualquier capacidad que el paciente tenga para la auto-
7 ÍJXiar es^t^X^'Satnente Jas expenen. ias humanas
observación y el trabajo autonomo de sus problemas, debe ser explorada,
’vJdZXás primitivas o tempranas; quizá hasta llegarla resaltada y reforzada a manera de prestar atención al funcionamiento del
como una reconstrucción genética de los primeros anos o aun de los pnme- yo del paciente, particularmente a su función de autoobservación, junto
ros meses de vida, confundiendo o condensando, así. la fantasía primitiva con la clarificación y verbal i ¿ación de relaciones objétales primitivas refle­
y el desarrollo real más inicial. Este tipo de condensación es característico jadas en sus fantasías conscientes e inconscientes.
de algunos trabajos de Klein. En mi opinión, el enfoque de Klein, contiene La regla general para la interpretación de Fenichcl (1941) —proceder
dos errores: confunde la elaboración intrapsíquica bizarra primitiva con de la superficie a la profundidad— aplica ciertamente a los pacientes límite.
rasgos verdaderos de desarrollo-, y comprime la compleja organización estruc­ Es útil compartir primero nuestras observaciones con el paciente, si lo es­
tural, lentamente en desarrollo, de las relaciones objétales internalizadas den­ timulamos a integrarlas un paso más allá de lo que es inmediatamente obser­
tro de los primeros meses de vida. vable, y a interpretar más allá de su propia conciencia (su propio darse cuen­
Ya que el “acting out” de la transferencia parece ser una reproducción ta) sólo cuando sea claro que no puede hacerlo por sí mismo. Más aún, cada
tan llena de significado de los conflictos pasados, fantasías, operaciones vez que interpretamos más allá de la conciencia del paciente de la situación
defensivas, y relaciones objétales internalizadas del paciente, el terapeuta de transferencia, debiéramos incluir en la interpretación las razones para su
puede verse tentado a interpretarlo como evidencia de un agotamiento de falta de darse cuenta. Puesto que las disposiciones de transferencia primi­
estos conflictos. La compulsión a la repetición expresada a través de este tiva implican un rápido cambio a un nivel profundo de experiencia, el tera­
“acting out’’ de la transferencia no puede considerarse como un agotar, sin peuta que trabaja con pacientes límite debe estar preparado a cambiar su
embargo, en tanto la relación de transferencia proporcione al paciente una atención del aquí-y-ahora a la relación objetal pasada fantaseada que se
gratificación instintiva de necesidades patológicas, especialmente agresivas. activa en la transferencia —la que a menudo incluye características primiti­
Algunos pacientes, en verdad, obtienen mucho más gratificación de sus ne­ vas y extrañas que el terapeuta tiene que atreverse a hacer verbalmente ex­
cesidades instintivas patológicas en la transferencia de lo que pudiera ser plícitas hasta donde le permite su entendimiento. Además, el terapeuta
posible en sus interacciones extraterapéuticas. En este nivel de regresión, debiera estar alerta al peligro de que el paciente pueda interpretar lo que
el “acting out’’ del paciente sobrepasa el esfuerzo del terapeuta por mante­ él ha dicho como una declaración mágica derivada de un entendimiento má­
ner un clima de abstinencia. gico más que como el hecho de juntar en forma realista lo que el paciente
Un segundo peligro puede resultar de suponer que, a causa de la intensa le ha comunicado.
activación de los afectos o emociones en un paciente con poca capacidad Los aspectos integradores de la interpretación incluyen, por lo tanto,
para observar lo que está experimentando, el terapeuta debiera concentrar una interpretación consistente de la superficie y de la profundidad. El mismo
su atención en el funcionamiento del yo, descuidando las implicaciones de procedimiento se aplica a las comunicaciones del paciente. Cuando surge
relaciones objétales de lo que se activa en la transferencia. El terapeuta pue­ en éstas, material aparentemente “profundo”, es importante primero clari­
de atender, por ejemplo, a la dificultad del paciente para experimentar o ficar el grado al que el paciente está expresando una experiencia emocional,
expresar sus sentimientos o para vencer el silencio, su tendencia a acciones una especulación intelectual, una fantasía o una convicción ilusoria. Una
impulsivas, o su pérdida temporal de claridad lógica, en vez de prestar aten­ pregunta que el terapeuta a menudo se hace en el tratamiento de pacientes
ción a la interacción primitiva total (o a las defensas en contra) activada en límite -“¿debería ahora clarificar la realidad o interpretar en profundo?”-
la transferencia. Un error en dirección opuesta sería interpretar la relación puede contestarse por lo general al evaluar la prueba de realidad del pacien­
objetal en “profundo” sin prestar suficiente atención a las funciones del te en el momento, su capacidad para la autoobservación y los efectos de­
yo del paciente. Un peligro adicional es que el terapeuta pueda centrarse sorganizadores de las operaciones defensivas primitivas en la transferencia.
exclusivamente en el aquí-y-ahora en el contexto de conceptuar la trans­ Idealmente, la clarificación de la realidad y la interpretación en profundo
ferencia como un “encuentro” emocional correctivo, descuidando la tarea debería integrarse, pero a menudo eso no es posible.
de integrar en forma gradual las imágenes del sí-mismo y de los objetos en Sorprendentemente, al crecer nuestra experiencia con este tipo de tra­
relaciones objétales internalizadas más realistas y tipos avanzados de trans­ tamiento de pacientes límite, encontramos más y más que lo que al prin­
ferencia que permitan reconstrucciones genéticas más realistas. Aquí, el cipio parecía una simple manifestación de debilidad del yo o un defecto del
terapeuta involuntaria e inconscientemente puede contribuir a la estabilidad yo resulta ser el efecto de operaciones defensivas primitivas activas, muy
de las transferencias primitivas (ya que el tratamiento reemplaza la vida), específicas, dirigidas contra la conciencia plena de una relación de transfe­
interfiriendo asi con el crecimiento del yo del paciente rencia disociada que refleja conflictos intrapsíquicos. En otras palabras, este
Debería darse simultánea atención al aquí-y-ahora y a las relaciones enfoque del tratamiento nos permite diagnosticar áreas de debilidad del yo,
Objétales mternahzadas pnmitivas subyacentes pasadas que se activan en la evaluar los efectos debilitadores del yo de las operaciones defensivas primi­
transieren™ de modo que lo que esté en la superficie y en lo más profundo tivas y de las relaciones objétales internalizadas disociadas, y promover el
Psicoterapia de expresión (Capítulo 7) Psicoterapia de expresión
104 105

crecimiento del yo por medios esencialmente interpretativos. Las clarifica­ calidad totalmente diferente de una relación continua en la vida real, y esto
ciones de la realidad hechas por el terapeuta a menudo subsecuentemente es algo que el paciente debe aceptar con el tiempo. La acritud empádea del
resultan haber sido un apoyo innecesario que alimentaba cierta situación terapeuta, derivada de su comprensión emocional de ¿1 mismo y de su
de la transferencia. Cada vez que esto ocurre, es muy útil interpretar para identificación transitoria con el interés por el paciente, tiene elementos en
el paciente cómo una clarificación al parecer necesaria por parte del tera­ común con la empatia de la “madre suficientemente buena’’ con su bebé
peuta en realidad no era necesaria en absoluto. (Wmnicott) Hay también, sin embargo, un aspecto cognoscitivo casi ascéti­
Seguido surge la pregunta sobre si clarificar más la realidad del paciente co. totalmente racional, en el trabajo del terapeuta con el paciente que le da
o interpretar el significado de su distorsión de la realidad. Si se procede de a su relación una cualidad completamente diferente a la de la madre-bebé.
la superficie a lo profundo, primero comprobando los límites de compren­ Ya que los pacientes con buena fortaleza del yo con frecuencia utilizan
sión del paciente y luego interpretando los aspectos defensivos de su falta la intelectualización o reacciones afectivas excesivas como una defensa {pa­
de conciencia de una percepción apropiada de (o reacción a) la calidad, tología obsesivo-compulsiva vs. histérica), solemos pasar por alto la íntima
puede por lo general resolverse esta cuestión en una forma básicamente ana conexión entre afectos o emociones y cognición en los niveles iniciales del
lírica. Siempre existe el peligro de que el paciente perciba la interpretación desarrollo y en el funcionamiento psicológico más patológico o primitivo
del terapeuta sobre su negación defensiva de la realidad como un intento que retiene formas de este desarrollo inicial. Además, la atención tradicional
sutil por influir en él. Así que, además de una evaluación introspectiva de sobre la “catarsis” en las psicoterapias psicoanalíricas (y la distorsión de este
si el paciente puede tener razón a este respecto, esta distorsión de la interpre­ concepto en algunas modalidades psicoterapéuticas empleadas en la actuali­
tación del terapeuta tiene que ser igualmente interpretada. En esencia, la dad, que ingenuamente suponen que la descarga afectiva producirá un cam­
neutralidad técnica, la interpretación de la transferencia, la exploración in­ bio psicológico fundamental por sí misma) nos ha impedido reconocer que
trospectiva del terapeuta de su contratransferencia, y la atención sobre las la clarificación cognoscitiva y la integración son herramientas psicoterapéu­
percepciones del paciente en la sesión, son herramientas técnicas íntimamen­ ticas básicas y poderosas.
te ligadas.
Los postulados cognoscitivos del terapeuta refuerzan o amplían la in­
Un problema relacionado, para terapeutas que trabajan con trastornos
tegración del paciente de afectos y relaciones objétales internalizadas. La
límite concierne al grado al que debieran interpretar más que esperar hasta
que el paciente esté listo para trabajar más por su cuenta. En general, una función de apoyo del terapeuta incluye aspectos afectivos y cognoscitivos.
vez que se ha logrado el entendimiento operacional, creo que hay pocas Formular interpretaciones con pacientes en un estado de regresión grave es
ventajas en simplemente esperar. Al grado que las transferencias primitivas interpretar la escisión defensiva primitiva, que resulta en una integración
se activan rápidamente en las sesiones y tienden a perpetuarse a sí mismas de los afectos y relaciones objétales disociadas defensivamente y aumenta
en una compulsión a la repetición, hay una ventaja en interpretar comple­ las capacidades cognoscitivas del paciente. No todo conocimiento intelectual
tamente el material tan pronto como es bastante claro y cada vez que cierta es “intelectualización”, el conocimiento auténtico fomenta y es, a la vez,
disposición de la transferencia se convierte en una resistencia predominante concomitante a cualquier crecimiento emocional.
de la transferencia. Algunos pacientes límite activan una clase de patrón de El terapeuta que realiza una psicoterapia interpretativa con pacientes
transferencia en una repetición interminable durante muchos meses y años; límite necesariamente frustrará los deseos del paciente al evitar cuidadosa­
para ellos la interpretación temprana quizá no sólo ahorre mucho tiempo mente tomar decisiones por él. El paciente puede permanecer por mucho
sino que quizá los proteja del “acting out” destructivo. Al mismo tiempo, un tiempo sin darse cuenta que lo que está recibiendo es un estado de alerta
enfoque interpretativo que maneja rápidamente las resistencias en desarrollo consistente, interés y preocupación frente a las muchas tentaciones para el
de la transferencia no implica pasar por alto la capacidad del paciente para terapeuta, bajo la carga de la agresión del paciente, de enojarse, mostrarse
la autoobservación: deseo enfatizar de nuevo que la interpretación en pro­ somnoliento, retraído, indiferente, impaciente y demás.
fundo debería incluir una evaluación continua de la capacidad del paciente He dicho en otra parte (1975), que es necesario profundizar el nivel de
para la autoobservación y nunca debería justificar las esperanzas (o temores) interpretación rápidamente cuando el paciente comienza el “acting out”.
del paciente sobre una relación mágica con un terapeuta omnipotente. Con Aunque hay un riesgo de interpretar más allá del nivel de comprensión emo­
frecuencia, el esperar simplemente a que el paciente mejore en sus capacida- cional a la que el paciente ha llegado en tal punto -y un riesgo, por lo tanto,
d« de autoobservaaon es de poca utilidad y se corre el riesgo de producir de que la interpretación se rechace o incorpore en formas mágicas o intelec-
tualizadas- la atención sobre la relación del paciente con la interpretación
COn rfe™«
ia posición de neutralidad técnica™
del terapeuta.que gradualmente arruinan hará posible corregir estas fallas potenciales de las interpretaciones rápidas
de la transferencia.
kS 9Ue el t€raPeuta ^be hacer saber al paciente aue él no Otro aspecto importante del análisis de la transferencia de trastornos li­
La relación X^Hnte^ 1° "° pU'dan ° n° ha^an Por S1 mÍsm0S- cite, es la naturaleza tenue de la alianza terapéutica comparada con la de
coterapia a lo largo de semanas" aUTnen\lnvolucrada en cada sesión de psi- los pacientes neuróticos en psicoanálisis. La alianza terapéutica (Zetzel,
, meses, y hasta años de tratamiento tiene una
Psicoterapia de expresión (Capítulo 7)
Psicoterapia de expresión 101
1956. Gneenson. 1965). liga al analista con la parte observadora del yo del el terapeuta sí brinda funciones cognosctivas auxiliares del yo para el pa­
naciente, por limitada que esta sea. en la situación de tratamiento. En cuan­ ciente límite además de la reafirmación implícita que da su capacidad de
to haya un parte suficientemente observadora del yo del paciente neurótico, aguantar yno ser destruido por la agresión del paciente, de no tomar re­
la alianza terapéutica (o pudiera decirse, la alianza orientada a la tarea entre presabas, de mantener una actitud general de interés en, y disponibilidad
el yo observador del paciente y el analista) es algo ya dado, y ordinariamen­ emocional para, espacíente. Otros han enfatizado la importancia de las fun­
te no requiere demasiada atención. Sin embargo, aún bajo circunstancias ciones de “sostén" del terapeuta con pacientes límite (Lítele, 1958, 1960;
ideales, en el caso psicoanalítico típico hay veces cuando la intensidad de Winnicott, 1960b). Estos aspectos de la relación terapéutica indudablemente
la relación de transferencia amenaza temporalmente con abrumar al yo ob­ juegan un papel vital en la psicoterapia psicoanalítica de pacientes límite,
servador del paciente. En estos momentos puede ser necesario centrar la y, mientras ocurran dentro de un contexto de neutralidad técnica, consti­
atención del paciente sobre esta complicación. En contraste, el yo observa­ tuyen un uso legítimo de la relación psicoterapéutica. Este uso tiene que
dor en el caso límite típico es tan limitado y frágil que se plantea la cuestión ser diferenciado de las demandas intensas del paciente en la transferencia
de a qué grado es necesario centrar la atención fuerte y consistente sobre de que el terapeuta satisfaga necesidades previamente frustradas, que actúe
la alianza terapéutica: ¿Hay veces cuando el terapeuta necesita tomar medi­ “in loco parentis”, abandonando así la posición de neutralidad técnica y
das activas para reforzar la alianza terapéutica por medio de comentarios aumentando los aspectos de apoyo de la relación terapéutica. No puedo dar
de apoyo, orientados a la realidad, o dando al paciente la información rela­ suficiente énfasis a la necesidad de que el psicoanalista y el psicoterapeuta
tiva a los aspectos de la realidad del terapeuta? que trabajan con pacientes límite analicen cuidadosamente todos estos in­
En mi opinión, centrarse en el uso o naturaleza defensiva de las distor­ tentos por parte del paciente. Lo que realmente refuerza el yo del paciente
siones de las percepciones del paciente, particularmente en sus distorsiones no es la satisfacción de necesidades en el aquí-y-ahora que fueron negadas
de las interpretaciones del terapeuta, es el mejor medio de reforzar el yo en el allá-y-entonces sino hacer las paces con las pasadas frustraciones y li­
observador del paciente sin cambiar de un modelo esencialmente analítico. mitaciones en el contexto de un entendimiento de las defensas, impulsos
Me parece que varios aspectos de la relación verdadera entre terapeuta y pa­ y reacciones patológicas que fueron activadas bajo esas circunstancias trau­
ciente son un aspecto potencialmente terapéutico, no específico, del trata­ máticas iniciales y que contribuyeron en forma importante al desarrollo y
miento en todos los casos. Sin embargo, este aspecto de la relación total del fijación de la debilidad del yo.
tratamiento está limitado en el caso psicoanalítico ordinario, y el análisis La cuestión del “insight” en los pacientes límite merece discusión. En
sistemático de todos los paradigmas de la transferencia en la neurosis de algunos pacientes límite se encuentra lo que al principio parece como un
transferencia que se despliega, debería llevar a un agotamiento sistemático “insight” dentro de capas profundas de la mente y de dinámicas incons­
de los esfuerzos del paciente por usar la relación terapéutica como una fun­ cientes. Desafortunadamente, esto es en realidad una expresión de la pronta
ción paternal en la transferencia. En otras palabras, las implicaciones de disponibilidad de un funcionamiento del proceso primario, que es parte de
apoyo no específicas de los aspectos reales de la relación en términos de la la regresión general de las estructuras de su yo. El insight que llega sin
transferencia en despliegue del paciente se volverán parte automáticamente ningún esfuerzo, no acompañado por ningún cambio en el equilibrio intrap-
del trabajo analítico y permanecerán al fondo. En los pacientes límite por síquico del paciente y, sobre todo, de ninguna preocupación por los aspectos
otra parte, la relación humana “verdadera”, no espccrfica, reflejada en la patológicos de su conducta o experiencia, es una insight cuestionable.
alianza terapéutica puede constituir una experiencia emocional correctiva El “insight" auténtico es una combinación de un entendimiento intelectual
importante, no en el sentido de que el terapeuta adopte una postura ma­ y emocional de las fuentes más profundas de las experiencias psíquicas de
nipuladora activa, sino en el de una relación de trabajo tan positiva, que a uno, acompañado por un interés y un impulso por cambiar los aspectos pa­
menudo va más allá de cualquier cosa que el paciente haya experimentado tológicos de esas experiencias.
previamente, es normalmente gratificante. El grado en que las circunstancias He enfatizado la importancia de manrener una actitud de neutralidad
crónicamente frustrantes o traumatizantes del desarrollo inicial, y por lo técnica para poder interpretar las transferencias primitivas que: ocurren.en
anto e as re aciones previas del paciente con sus padres verdaderos, sean
etnt/. r,l;"rUre/ “ntec®dentcs hincos y genético» de los p.-
w" nJee Ud*°6fn ríV°n Cl Ur"pfUt" desempeñar funcione técnicas ae apoye j desarrollo» de la transferencia que no
P 1
.7 < . paciente no ha experimentado nunca untes nos posteriores del Pacic , limitan los cambios fundamen-
Ademas, la d^ponibilidad del terapeuta como "contenedor" (Rion, pueden ser resueltos completamente ytc y se
tales de personalidad que son ™ jd (1960), con referencia a U si-
quiJcS dél muienrn “T** y tr“nsform“'« experiencia intmpsí- Sin embargo, como ha f' ci/)n del terapeuta al interpretar U
propia mente y lucir» transmite pnn,cr0 intcnt« clarificar en su
función psicoanalítica estándar, rcfkiar el hecho de que su yo está
interpretación), s/brinda funcione/é"1'* C°™0 PRrte de comcntllrio" de realidad emocional del paciente es . j pft€¡cntc cg capaz
|UC f’P"“ C'Uf d P“’ funcionando a un nivel más mtegrador de lo que y
cíente neurótico en pricoarMTe ‘
y. coanauM# desarrolle por sí mismo. En otras palabras,
Psicoterapia de expresión (Capítulo 7)
108 Psicoterapia de expresión 109
de lograr en el momento de la regresión en la transferencia. El que el pacien­ Para conservar el grado óptimo de libertad interior para explorar sus
te se^identifique con la función de interpretación del terapeuta es por lo propias reacciones emocionales y formaciones de fantasías en conexión con
tanto una experiencia de crecimiento. Bajo tales condiciones implica, como el material e paciente, el terapeuta que trata a pacientes límite debe preo­
observa Loewald, una identificación con una imagen objetal del terapeuta cuparse particularmente por intervenir sólo cuando haya llegado, de nuevo,
al igual que con una imagen del sí-mismo: a saber, la imagen del paciente a un posición técnicamente neutral. Es en especial importante mantener una
mismo según es percibido por el terapeuta. ,£ ■' actitud consistente de “abstinencia” -en el sentido de no ceder a las deman­
Dicho de otro modo, la identificación del paciente con la función de das del paciente por gratificación en la transferencia- sino, en vez de esto,
interpretación del terapeuta refleja una identificación con una relación ob­ interpretar estas demandas completa y consistentemente. La humanidad
jetal diádica de un tipo bueno o útil. Este proceso, que normalmente ocurre del terapeuta, su calidez e interés, saldrán naturalmente en su atención
en formas sutiles y no estorbosas en el tratamiento de pacientes neuróticos, continua al paciente, en su trabajo con las dificultades del mismo en la trans­
se acentúa fuertemente en la psicoterapia psicoanalítica de trastornos limite, ferencia, y en su capacidad para absorber, aunque sin reaccionar a, las de­
donde la difusión de identidad interfiere precisamente con la función inte- mandas que nacen de las necesidades primitivas sexuales, agresivas y de
gradora que el terapeuta puede brindar. En tanto que la función cognosci- dependencia, del paciente.
tiva-emocional integradora es más importante en la situación terapéutica Paradójicamente, puede ser muy útil para el terapeuta que trate a pa­
con pacientes límite que con los casos psicoanalíticos estándares en cuanto cientes límite en psicoterapia psicoanalítica a largo plazo o en análisis, tener
a proporcionar una base para un crecimiento potencial, esta función puede, también experiencia activa en el tratamiento breve de intervención en crisis
al mismo tiempo, remover experiencias intensas de odio y envidia en los pa­ de otros pacientes tales. Cuando el terapeuta se siente seguro al llevar a cabo
cientes límite; odio porque un aprendizaje significativo sobre uno mismo psicoterapia de apoyo a corto plazo, o intervención en crisis, y puede adop­
—en oposición a una disociación defensiva— siempre es doloroso, y así, la tar firmemente una postura analítica, sentirá menos presión para la “acción”.
actitud de ayuda del terapeuta, paradójicamente, es igual de dolorosa; en­ Un nivel de experiencia amplio, la capacidad para realizar modalidades al­
vidia porque la agresión primitiva frecuentemente toma la forma de rencillas ternativas de tratamiento y una cuidadosa evaluación diagnóstica completa,
envidiosas para destruir al terapeuta como una imagen materna proveedora. contribuyen a la capacidad del terapeuta para conservar una posición firme
Así que, la interpretación de la necesidad inconsciente del paciente de re­ y serena en tanto que interpreta el “acting out’ del paciente y los desarro­
chazar o destruir la función integradora del terapeuta puede ser un aspecto llos complejos de la transferencia.
importante del trabajo de interpretación dentro de una posición esencial­
mente de neutralidad técnica.
En efecto de las operaciones defensivas primitivas, particularmente la ILUSTRACIONES CLINICAS
identificación proyectiva, no sólo le va a atribuir una cierta disposición men­
tal al terapeuta sino a inducir en él una cierta disposición emocional que
complementa el propio estado afectivo del paciente, un impulso por actuar M.: Una estudiante graduada, al final de sus veintes, había comenzado la
en cierta dirección que complementa las necesidades de la transferencia. La psicoterapia psicoanalítica (tres sesiones a la semana) a causa de una reac­
neutralidad se ve, así, retada o amenazada, aunque también cada amenaza ción depresiva grave con pérdida de peso e ideas suicidas, akoholismo y
momentánea a, o desviación de, la neutralidad técnica imparte información un colapso general en su desempeño en la escue a, en su a S <\C1. /
importante sobre la transferencia. b ..I.X U...
La naturaleza primitiva de la transferencia activada en el paciente límite
lleva al terapeuta, al esforzarse por empatizar con el paciente, a cualquier "X. u.z,
capacidad que el pueda tener para darse cuenta de las reacciones emocio- solo para psicoanálisis Vaio^laTque^staría dispuesto a ver
nales prmutivas dentro de el mismo. Esto se refuerza con la conducta no había establecido ciertas.con J
nQ odía cumplir estas condiciones,
hSPe? aqUe^S aiPeCt,°S qUC inten£an controlar al terapeuta, a M., como paciente externa. psfuv;era lista para ello, y permanecería
la vería en psicoterapia hasta eme « • P psiqu¡atras qUe la
Eo den'rro d”. papel aS1Snado a la imagen °bíetal ° del
f en el hospital. La hospitalización & nlado esto como una alternativa
sabemos aún lo Wi “ transf.erencu Pr™itiva activada. Probablemente no habían visto, y yo también había P tomar k responsabiiidad
«abemos aun lo suficiente sobre como la conducta de una Dersona Duede
en caso de que ella comprobara no ser capa
7 C°ndUCtUaleS o-, UaeP pa°t?aadPeTte-
m de su funcionamiento en la realidad. nudiera decirse que tuvo lugar
’ddad similar a la ensoñación-T eMm qUe aPac,blemente ~una act1' En lo que respecta a estas con i limitadadedepacientes Iímite acep-
pacientes límite acep-
ductual, se combinan nara n™/ • lmpact0 directo de la percepción con- un proceso selectivo, que solo un g enfoque de tratamiento propuesto.
permite iXnZ rTcon !os ntelé?"" C>Ue altemativalala posibilidad
Uría y podría llevar a cabo el ?P° “,Donía ¿omo alternativa
cíente. ‘° S mveles r
P ™>fvos de funcionamiento del pa- Sin embargo, debe señalarse que M.. disponía
Psicoterapia de expresión (Capítulo 7)
110 Psicoterapia de expresión 111

de hospitalización a corto plazo (o largo plazo) y que yo esperaría que la Ahora ya oscilaba entre momentos de preocupación y fuertes impulsos
hospitalización, si fuera necesaria, como mínimo desarrollaría su capacidad de expresar esta preocupación a la paciente en términos de deterioro de su
de responsabilizarse de tales funciones como son indispensables para el tra­ apariencia física, su salud, y la cuestión de si sería en realidad capaz de man­
tamiento como paciente externo en todo caso. El enfoque opuesto acep­ tener el arreglo para tratamiento externo en el que habíamos convenido.
tar el tratamiento como paciente externo sobre bases menos que realistas- También estuve tentado a confrontarla con aquellos aspectos de su conducta
probablemente produciría un curso de tratamiento más complicado y que me hacían preguntarme si me estaba diciendo la verdad. Percibí en ella
potencialmente desastroso. En otras palabras, un terapeuta no puede hacer un temor subyacente y sentí que su experiencia de mí era como de una fi­
justicia a las necesidades de su paciente, si no tiene los requisitos mínimos gura paternal potencialmente crítica e inflexible que la regañaría por no ser
y la libertad para el uso pleno de su conocimiento técnico y capacidad es­ sincera o por portarse mal. (Todo esto estaba superimpuesto en mi senti­
peciales. miento de que ella quería desesperadamente que yo me hiciera cargo de, y
M., se había entregado a la tarea de dejar de beber, a no actuar sobre guiara su vida). Ahora me doy cuenta de un sentido, en aumento, de impa­
impulsos suicidas sino a discutirlos abiertamente conmigo si y cuando ocu­ ciencia en mí mismo, una combinación de preocupación por la paciente y
rrieran, y a mantener un peso mínimo comiendo lo suficiente, sin importar de irritación de que el programa de tratamiento según se estableció se estaba
su humor o apetito. Un trabajador social psiquiatra inició una evaluación desbaratando y que se hacían demandas fuera de orden sobre el psiquiatra
de M., y su situación total, incluyendo la relación con sus padres, que vivían trabajador social y sobre mí para cambiar los arreglos del tratamiento, mo­
en otro pueblo, y estaba disponible a la paciente, para sugerencias y consejo, vilizar a los padres de M., y protegerla contra la amenaza inminente de ex­
si fuera necesario, respecto a problemas de su vida diaria. Nuestro entendi­ pulsión de la escuela (otro aspecto de la realidad que la había llevado a
miento fue que el trabajador social me transmitiría información completa tratamiento).
sobre M., y que yo le comunicaría a él sólo la información que yo conside­ Finalmente sentí que la relación humana predominante representada
rara crucial y que la paciente hubiera autorizado explícitamente que yo en ese momento era la de una niñita asustada que quería una figura paternal
transmitiera. Mi enfoque psicoterapéutico era esencialmente psicoanalítico, poderosa (cuya identidad sexual particular era irrelevante) que se hiciera
y tenía intención de mantener una posición consistente de neutralidad téc­ cargo y la protegiera del dolor, temor y sufrimiento en general. Al mismo
nica. tiempo, pensé, ella odiaba esa figura paternal porque el que se ocupara de
En la sesión que se describirá, que se presentó unas semanas después ella así, podía ocurrir sólo porque estaba sufriendo y no por una preocu­
de iniciar el tratamiento, M., se veía inquieta y ojerosa; llovía muy fuerte, pación, amor o dedicación naturales. Y tenía miedo de un ataque vengativo
y no se había prevenido de vestirse apropiadamente así que llegó sin imper­ de aquella figura paternal necesitada pero resentida porque ella proyectaba
meable ni paraguas, empapada, y bajo la ropa mojada se veíala delgadez de sus propias demandas airadas sobre aquélla. Por lo tanto, yo sentía, ella tenía
su cuerpo. Su blusa y pantalón estaban sucios, y se veía algo desarreglada. que escapar de esa relación temida, quizá bebiendo hasta olvidarse y crear
Comenzó a hablar inmediatamente sobre una prueba difícil que había tenido una situación caótica en la que sería rescatada sin tener que reconocer o re­
que pasar en la escuela y tenía miedo de no aprobarla. Luego habló de un lacionarse emocionalmente al recatador como un enemigo.
pleito serio con su novio-, tenía celos por el interés de él en otra mujer, una Le dije a M., que, con base en lo que ella parecía estar comunicando,
novia anterior a quien, según había descubierto la paciente, él había visto tenía el sentimiento de que estaba expresando deseos contradictorios: que­
en secreto. También expresó preocupación sobre si sus padres le mandarían ría asegurarme que estaba todavía al controL de su vida, y al mismo tiempo
su cheque mensual (lo que produjo en mí la fantasía de que quería reasegu- estaba transmitiendo dramáticamente que las cosas se venían abajo, que no
era capaz de manejar su vida, y que corría el riesgo de enfermarse, de que
rarme; ella me pagaría su tratamiento-, por lo tanto, aún si ya estuviera yo
la expulsaran de la escuela, y de perder a su novio. Yo añadí que, si yo tema
de P7 a Ca“a' todavía sería de inter« Para
viéndola a pesar de°“
su naturaleza "disgustante”). K continuar razón, lo que pudiera hacer bajo estas circunstancias sena desastroso para
ella. Si, por otra parte, yo exploraba más si ella en real.dad era capaz de
, , flUj°/e comunicación verbal de M„ parecía romperse por una varie- manejar su vida inmediata, experimentaría esto como un ataque Por ejem
con uVaOenXnUreS?ón°deCd eS' PspOrádicamrate' en süencio y me miraba Pío
H si vo olanteara la cuestión de si, bajo estas circunstancias, ella se sentía
’ si yo planteara la cucsuui ’J iderar(a esto como una "mves-
habírmoX^eíra^S “ m°d° capaz de continuar evitando beber, el d<_ s¡
y que me transmitían ™ r sa forzada que no eran apropiadas,
’gacion cruzada que revea ■ tl-a s¡n plantear tales cuestiones, ella
racción..Se “confundía" al deome'dó’nde hab? P°r C°ntrolar nuestra inM' Por otra parte, yo escuchaba c0" s'r"P¡ndiferenP¡a c ^sensibilidad. En cual-
mujer -lo que hizo Drecnintor™ • u 5 a 7151:0 a su novio y a la otra esperaría^ufrimiento y desengaño de mi reacción poten-
a decírmelo. Vino a mi mente la inf abla.zestado bebiendo sin atreverse
había hecho notar casualmente que del trabaíador social: M., le
C‘%, contestó quebabfae«ado ^^^—
de estómago y que había estado vomir°Ta reci*nte babla tenido dolores =
Y tenía miedo de que yo la hospitalizara suP
U2 Psicoterapia de expresión (Capitulo 7)
Psicoterapia de expresión
aue debido a la tardanza de sus padres en mandarle dinero, yo estaría preo-
• ™ C°n CaS0 de ’lustra Ia oscilación en la transferen­
^pado sobre mis honorarios, se había enojado con ellos y se apenaba por
cia, en una etapa de tratamiento avanzada, entre varios niveles de relaciones
suPretraso. Dijo que se sentía completamente desesperada respecto a ella
objétales internalizadas, con una progresión alternativa hacia relaciones objé­
misma y que no sabía si esta psicoterapia la podría ayudar. Yo dije que pen- tales avanzadas, neuróticas o totales, y regresión hacia relaciones objétales
saba que estaba preocupada no tanto sobre si la psicoterapia la ayudaría sino primitivas, parciales o limite.
sobre si yo estaba genuinamente interesado en ella o sólo preocupado porque N.: Era una mujer de 30 años, abogada, presentaba organización límite
me pagaran las sesiones. También dije que me preguntaba si ella sentía que de la personalidad con rasgos obsesivos y esquizoides predominantes. La
la única forma de obtener algo de mí era forzándome, sacándomelo, por vi en psicoterapia psicoanalítica tres veces a la semana, por más de cinco
así decirlo, al presentarse como un desastre humano completamente deses­ años.
perado. Añadí que, bajo estas circunstancias, cualquier ayuda mía sería co­ Al tercer año de tratamiento, después de la interpretación de opera­
mo la reacción irritada, enojada de un padre que preferiría no ser molestado ciones defensivas primitivas en el contexto de la condensación de material
pero que no tenía alternativa sino cuidar de un niño no deseado. edípico y precdípico centrado en su búsqueda masoquista de un padre cálido
M., rompió en llanto y dijo que se sentía muy desolada porque su novio y generoso pero también poderoso y sádico, surgió el siguiente patrón de
la estaba dejando, añadiendo con verdadero sentimiento que sentía que no transferencia. N., vivía ahora la experiencia de su madre edípicay preedípi-
tenía derecho a ser ayudada por mí, había muchas personas como ella, y ca combinadas como una fuerza poderosa que le impedían cualquier mejoría
sólo por la circunstancia afortunada de que sus padres tenían dinero podía adicional. El lenguaje vago e impreciso, un serio bloqueo en el momento
solventar el tratamiento que de otro modo estaría fuera de alcance. ¿Por de sesión con un sentimiento de futilidad, demandas interminables por de­
qué tenía ella que estar en tratamiento cuando había tanto sufrimiento en mostraciones de mi amor e interés maternales, y acusaciones de que yo era
el mundo? Era mejor renunciar. . . . frío y rechazante (o sea, la madre atacándola interna y externamente), todo
En este momento, sentí que había ocurrido un cambio: ahora coincidían esto alternaba con reacciones de transferencia sexualizadas en ¡as que su
sus comunicaciones verbales y su conducta. Me contaba lo que realmente ha­ experiencia de mí era como de alguien sexualmente excitante pero peligroso
bía pasado los dos días anteriores, dándose cuenta de, y preocupada por, su y poderoso que la asustaba. Las cualidades edípicas del material se hicieron
sentimiento de fracaso, mezclado con un sentimiento extraño de alivio por más fuertes en el contexto de una integración de la transferencia que parecía
fallar porque sentía que no merecía nada mejor. Sentí que M., comenzaba reflejar aspectos más realistas de su niñez, mientras que el conflicto entre sus
a interesarse en sí misma en el proceso de este intercambio, que la presión deseos de una relación sexual con un padre poderoso y su temor al castigo
para que yo, me hiciera cargo disminuía, y que estaba comenzando a sentir­ de la madre edípica, adquirían cualidades intcrsistcmicas. O sea, la intro-
se culpable por haber fallado en cumplir su parte de nuestro acuerdo mien­ yccción de su madre coincidía más con rasgos más amplios del superyó, y
tras que también comenzaba a entender que su fracaso era una expresión los conflictos intrapsíquicos eran ahora intcrsistémicos, en contraste con
de su sentimiento de que no merecía ser ayudada. los conflictos conscientes y caóticos predominantes con anterioridad entre
aspectos mutuamente disociados de las relaciones con ambos padres. Tam­
Lo que deseo subrayar es que la situación de transferencia se había
bién estableció, por primera vez, una relación sexual con un hombre pero
vuelto ahora más coherente, comenzaba a expresarse un patrón masoquista
evcntualmcnte trató de escapar a causa de un sentimiento de culpa incons­
de carácter en una relación de dependencia conflictiva, principalmente pre­ ciente. Es interesante que la experiencia de su compañero era como de
genital, a una imagen paternal frustrante. El conflicto intcrsistémico entre alguien pasivo y no amenazante sexualmente y al principio encontró esto
rasgos del superyó («lipa inconsciente) y' ' expresada en forma
587^62
conflictiva por su yo reflejaba ahora una típica relación objeta! neurótica
útil. Pero luego percibió la incapacidad de él para aguamar las fuerzas dentro
de ella que tendían a destruir una buena relación sexual (la introyccción de
en la transieren™. Este desarrollo estaba en un notable contraste con las su madre) considerándola decepcionante.
manifestaciones contradictorias previas, ¿«óticas, de sospecha implícita. En este punto, en medio de mi interpretación de los temores de N..
bién°«.h™y",<"' ’• <i1cm,,ndas >'rrsiv,ls' cuitamiento y retraimiento Tam- respecto a anhelos sexuales por mí como padre (porque eran prolulndos
mnX en k * T'rr;luvi'1ó" dc las manifestaciones caóticas de la trans- por su madre interna), ocurrió un deterioro relajamente repentino, y du­
' ",n‘" c,n U rcU‘“’n «bKtal predominante expresada en éste permitió la rante un periodo de varias semanas pareció tener una regresión a lo que l a-
kí ii. iniciales de su tratamiento. Ahora presentaba
ae&:áZÍ1?, “S ‘U’^^reneia y Je la v,da. Se l a caracterizado las c . | • .|CS(»|Vrtnizada (al principio del tratamiento
parte deda nuciente r" hu,K’ron '""‘'cesarlo que yo interviniera |><’r una comunicación ver i . .qK,s¡vrt que casi llegaba a una detorga ni-
neutralidad K 'J " ? pa,“ d desde una posiciónde habta presentado una rumuiu nrnMUU¡<!nto). una incapacidad para escu-
« Sólo temporalmente, y "‘Ti V° ,U’n /avion termal de los pro<* • I > crcc¡enlt. de que mi comprensión o
xión dentro de la sesión’.*u sttptmdud pura combinar la compren* vhar lo que yo decía, y un nb|em<*ntc incompleto, imperfecto y arbi-
W viucndumcntü hacia ella cu expresó un fuerte deseo de cam-
pato a su vid» fuera de" “ hoX truno. Por primera vez en su ira •
Psicoterapia de expresión (Capítulo 7) Psicoterapia de expresión 1/5
114
Ahora interprete su doble división de mí (como masculino y femenino,
bwr. otro Kt.rn.u, £
como bueno y malo) como un esfuerzo por evitar el conflicto entre la ne­
esfuerzos por mivqMctsr re << . # nin)¡-„ |,ulo.
cesidad de una relación buena y cálida con una madre que podía entenderla
los aspes-tos eshptsos de la ' ( quc yo dijera solo cosas per- y darle amor —pero que también prohibía tener sexo con el padre— y la ne­
En un punto. N„ nw hizo saber que quer » ¿nK> sc 5Cntíil c|la
cesidad de ser una mujer femenina receptiva para un hombre masculino que
representaba aun padre que era capaz de “penetrarla” a pesar de la actua­
•*.......... ción de ella como si lo rechazara (pero, en el mismo tenor, amenazando su
noVn-ría decir nada sino escuchar pacientemente sus ataques sobre mC A
ratos era virtualmente imposible para mí decir una palabra porque N me relación con la madre). También interpreté el que se “atorara” en esa situa­
interrumpía v distorsionaba cas. todo lo que yo d,jera Por ultimo, s me ción como un reflejo de una condensación de una relación muy temprana
sentí a la expectativa durante varias sesiones, escuchando sus prolongados con su madre, probablemente con origen en el segundo o tercer año de vida,
ataques sobre mí mientras intentaba lograr más entendimiento de la situa­ en la que ella sentía que su madre podía escucharla sólo cuando esta última
estaba deprimida y apática, mientras que cualquier interés activo de su ma­
ción. , ,.
Ahora me limité a señalarle que yo entendía su gran necesidad de que dre parecía como un control y dominación intolerables. Yo añadí que esto
yo dijera las cosas conectas, que la reafirmara, que diera indicaciones de que reflejaba una razón más, profunda, para su incapacidad de cambiar a una
¡a comprendía casi sin que ella tuviera que decir nada. También señale que relación de dependencia con un hombre que, al mismo tiempo, fuera sexual-
comprendía que ella tenía mucho miedo de que cualquier cosa que yo di­ mente atractivo para ella: no teniendo la seguridad de una aceptación básica
jera fuera un intento de vencerla, dominarla o “lavarle el cerebro". Después de amor de una madre que también respetaba su autonomía, ella sentía que
de esta intervención, N., se recostaba en su asiento como esperando que no podía tolerar sus sentimientos sexuales por su padre.
yo dijera más, pero no lo hice. Luego ella sonreía, lo que yo en privado Meses después, yo pude señalarle a N., que la percepción de su padre
interpreté como su reconocimiento de que yo no estaba intentando con­ como un hombre cruel, controlador y sexualmente agresivo, representaba
trolarla o decir nada más allá de mi reconocimiento de esta situación inme­ una condensación de la masculinidad de él y las cualidades de dominación
diata. desplazadas de la madre sobre él. Pero la paciente no pudo integrar este en­
Debo subrayar que en las etapas iniciales de este desarrollo yo había tendimiento, y el tratamiento siguió avanzando en dirección de mayor tra­
intentado interpretar la actitud de la paciente como un esfuerzo por con­ bajo sobre sus conflictos edípicos.
trolarme en forma omnipotente y como un reflejo de su identificación con Esta breve viñeta ilustra cómo, en una etapa avanzada de la psicoterapia
la actitud de su madre percibida sádicamente (su superyó) hacia ella misma psicoanalítica con un paciente límite (después de años de trabajar sobre los
(representada por mí). Pero en esta etapa, cualquiera de estos esfuerzos para mecanismos de defensa primitivos y relaciones objétales en la transferencia),
la interpretación exacerbaban la situación y no eran útiles en absoluto (en ocurrió una predominancia gradual de conflictos edípicos, simultáneamente
contraste con intervenciones similares que habían sido muy útiles meses an­ con un cambio hacia conflictos intersistémicos. Sin embargo, hubo, al mismo
tes). En forma sorprendente, después de varias semanas de no hacer nada tiempo, un cambio regresivo hacia una etapa muy temprana de separación-
más que verbalizar la relación inmediata entre nosotros como yo la veía, individuación de la madre que requirió un cambio temporal en mí actitud y
N„ se sintió mejor, se sentía reafirmada, y de nuevo tenía sentimientos mis comentarios de interpretación. Durante estos estados regresivos, mis
muy positivos y sentimientos sexuales hacia mí. Sin embargo, mis esfuerzos interpretaciones sc centraron menos en los mecanismos límite típicos y
pw investigar la relación entre esto» do, tipo» de sesión -aquéllo» en los que transferencias objétales parciales, y más en las necesidades conflictivas de la
ella no podra aceptar nada de mí y tenía que hacerse cargo, y aquéllos en paciente por diferenciarse de mí y lograr mi comprensión perfecta y mi cui­
lo» que pateca ma» posmva pero temerosa de sus sentimientos sexuales- dado. En resumen, los conflictos de diferenciación parecieron dominar tem­
de nuevo llevaron a un estañe amiento. poralmente sobre los de acercamientos patológicos.
■. * ““ ' «"»">« ”><«. formulé la interpreta-
en a conmiyT una
Zrt f—iva, no controla-
tadora y prhgrou N A,., .1 ** nurvo ‘m tyvr* pittrrn», srxualmrntr ten­
día rnrveía duro, ma* olmo inXX* €Uaní° yo «apretaba su conducta
me veía suave, femenino a¡ui A ' ¡° rnt' y sólo escuchaba
Ihjo que cu,n(lo c)|a M-rd^<p,Z^7í‘ C'"1
p*rvma roní^íi|Z>ír ^hí/.n| .' " <b-esa forma -como una
aunque entonce» yo "cometía d CrrZ/”\( ^Uí harnir.
maHulma y controladí/ra, r v<^vcrn,(' de nuevo una figura
Psicoterapia de expresión con adolescentes 117
en el adolescente se refuerce; esto hará mmác u
rral del teraüeuta El i * ,as establecer la postura neu­
tral del terapeuta , ti derecho a la intimidad se aplica también a la informa­

8 ción proporcionada por el adolescente. El paciente debe estar de acueX


en que se discuta algo de la información en las reuniones con la familia, y
se le permitirá decidir que información no será compartida
En los casos en los que existan pruebas de que el paciente está retenien­
do información importante, el terapeuta tendrá que recurrir a un equipo
Psicoterapia de expresión que incluya a una trabajadora social psiquiátrica, un consejero escolar, un
psicólogo, un maestro y otros profesionales. La omisión de cierta informa­
ción plantea los intentos del paciente y/o su familia por lograr ei control
con adolescentes de la situación en el tratamiento, esta situación es común en los casos de
adolescentes. Con gran frecuencia la familia o el paciente tratan de dictar
las condiciones bajo las que se desarrollará el tratamiento o la evaluación.
Es más recomendable discontinuar una evaluación o un tratamiento, a
aceptarlo bajo condiciones menos que óptimas. A menudo, la expresión
tranquila y oportuna del terapeuta de reservarse el derecho a evaluar o tratar
Las tareas fundamentales del terapeuta durante la evaluación inicial del pa­ al paciente, o bien enviarlo con alguien más si considera imposible obtener
ciente adolescente y su familia incluyen: establecer el diagnóstico, recomen­ suficiente libertad de acción, ayuda a prevenir el “acting out” más fuerte
dar el tratamiento y, sobre todo, explicar los arreglos que hagan posible subsecuentemente o bien los impulsos de control omnipotente. A veces, la
este tratamiento. Es necesario subrayar que el psiquiatra que evalúa aun mejor ayuda que se puede proporcionar es decirle a la familia que cuando
paciente adolescente y a su familia deberá conservar una actitud técnica­ el tratamiento no puede desarrollarse bajo ciertas circunstancias, los esfuer­
mente neutral. Deberá tener un total respeto por el adolescente como zos que se realicen serán inútiles.
De manera paradójica, en tanto más gravemente perturbado se encuen­
persona independiente, autónoma y, dirigirse a él sin nociones preconcebi­
tre el paciente que está al final de la adolescencia, el tratamiento deberá
das sobre lo que sería propio o no con respeto a las negociaciones del pa­
ciente con su familia. parecerse más al que se le da a un paciente adulto, por la siguiente razón:
en la psicoterapia del paciente adolescente que está funcionando bien, la
El terapeuta deberá evitar ser enjuiciador o ver la adolescencia como
atención inicial es sobre las tareas normales del desarrollo de la adolescencia.
algo muy romántico. Estará alerta de la tendencia del adolescente a pensar En aquéllos que no están funcionando bien es necesario trabajar sobre las
en él como un representante de sus padres; así también, estará consciente disposiciones de la transferencia primitiva gravemente distorsionadas, y éstas
de que los adolescentes no necesariamente^ tienen un “insight” especial en son similares a las encontradas en los pacientes adultos límite. Cuando (co­
las verdades básicas, a diferencia de los adultos. Sobre esta base, el terapeu­ mo con los pacientes límite) las tareas normales del desarrollo de la adoles­
ta podrá explorar la consistencia interna de la imagen que tiene el adoles­ cencia no se han logrado, la psicoterapia psicoanalítica, conceptuada para
cente de sí mismo, sus relaciones objétales significativas, y la integración el tratamiento del paciente adulto, tiene mayor utilidad para alcanzar pro­
y adecuación de su opinión sobre el mundo. Aceptar al adolescente con pósito de resolver transferencias primitivas, operaciones primitivas defensi­
sus arrogancias propias y sistemas de valores permitirá obtener una evalua­ vas, y las distorsiones del yo y superyo que operan contra el desempeño de
ción de la consistencia de sus representaciones objétales y del sí-mismo, y estas tareas del desarrollo. La resolución de la psicopatología límite, por
de estos sistemas de valores. Al mismo tiempo, el terapeuta deberá conservar medios analíticos, permitirá posteriormente la reanudación espontánea de
una distancia apropiada; en contraste con una lejanía autoprotectora o bien
los procesos normales del desarrollo. .
con la camaradería. El adolescente tiene tanto derecho a su intimidad como Por la diferencia significativa de edad y, por tanto, la diferencia de con­
el paciente adulto.
ducta y status entre el terapeuta y el adolescente generalmente este ultimo
Cuando el adolescente es quien solicita la consulta, el psiquiatra deberá está tentado a verse como "un adolescente que se relaciona con un adulto
consultarlo antes de ver a sus padres. La manera como entrarán en escena estereotipado". Por ejemplo, la argumentación del adolescente límite, con la
los padres -si es que lo hacen- será algo que deberá negociarse con el p*" menor efe las justificaciones, de que el terapeuta piensa se conduce, y lo
ciente. Si los padres solicitan la consulta, deberá consultarse primero al trata exactamente igual a como lo hacen sus padres puede ser no tan o una
adolescente o bien, a toda la familia en conjunto. En los casos en los que el manifestación específica de transferencia sino un esfuerzo por parte del pa-
terapeuta tiene reuniones preliminares con los padres antes de la consulta ennfus ón. suspicacia, conducta des­
cíente para evitar darse■
o del tratamiento es posible que cualquier potencial paranoide que exista pectiva, y así por el estilo, respecto a ios atum b
apilarlos a todos juntos en una forma simplista.
116
Psicoterapia de expresión eon adolescentes (Capítulo 8)
118 Psicoterapia de expresión con adolescentes 119
Así como parte del examen sistemático de la interacción terapéutica
el terapeuta tendrá que examinar la negación del paciente a la individualidad una enfermedad “estructurada, internalizada”. Cada vez que un-estudio
del terapeuta v a su propia individualidad, al refugiarse en la conducta es­ cuidadoso del paciente adolescente demuestra la existencia de difusión de
tereotipada deYun subgrupo cultural. Una postura de neutralidad técnica no identidad y la predominancia de operaciones defensivas primitivas, deberá
significa que el terapeuu permita al paciente descargar sobre el los prejuicios entenderse que, sin considerar cuál haya sido la contribución familiar a esta
y estereotipos acumulados que protegen a éste y que reflejan su difusión de enfermedad, el paciente tiene una patología límite estructurada “bona fide”
identidad. Es posible clarificar tales distorsiones sin decirle al paciente no, que requerirá un tratamiento individual intensivo.
no soy como tú me ves”. Se cumplirá el cometido con esta expresión gene­ En tanto que la familia, particularmente los padres, pueden haber con­
ral “no hay ninguna razón para que tú me veas de esta manera cuando exis­ tribuido fundamentalmente a la psicopatología límite de su hijo, el diag­
ten otras, por lo tanto, debe tener algún significado el hecho de que sea tan nóstico de organización limite de la personalidad implica antiguas estructuras
importante para tí verme precisamente de esa manera”. intrapsíquicas patológicas que ahora tienen una existencia autónoma.
A menudo, los pacientes adolescentes límite intentan provocar en el te­ Para llevar a cabo la psicoterapia de expresión, es crucial que el terapeuta
rapeuta las mismas actitudes con las que culpan a los adultos, especialmente tenga una relación exclusiva con el adolescente y, que la terapia familiar, si
a sus padres con respecto a ellos. Esto refleja, en especial, el mecanismo de está indicada, esté a cargo de otro terapeuta. Si se ha de incluir al paciente
identificación proyectiva. El estado de alerta del terapeuta hacia tales acti­ en dicha terapia familiar, el terapeuta familiar deberá tener la autorización
tudes puede permitirle interpretar el esfuerzo inconsciente del paciente por del paciente y de su familia para comunicar sus observaciones al psicotera-
convertirlo en una imagen más paternal. Al mismo tiempo, es posible que el peuta del paciente, estableciendo de esta manera un enfoque de trabajo en
terapeuta tenga que resistir su inclinación a comportarse de manera opuesta equipo similar a lo que se recomienda para los pacientes límite cuyo poten­
a como lo hace la familia del adolescente según lo indica el paciente; el te­ cial grave de “acting out” no puede controlarse de otra forma.
rapeuta deberá evitar fomentar una buena relación terapéutica utilizando Combinar la terapia familiar y la psicoterapia intensiva orientada psico-
medios de seducción. anal(ticamente en el paciente adolescente límite ofrece diversas complica­
La actitud seductora hacia los adolescentes puede alimentarse por la ciones. Primero, los objetivos de la terapia familiar necesitan establecerse
idealización general de la adolescencia, muy común en nuestra cultura, y adecuadamente, en un esfuerzo por diferenciar los objetivos de corto y largo
por los esfuerzos inconscientes del terapeuta por defenderse en contra de plazo para cada uno de los participantes. En ocasiones no hay razones par­
su propia envidia inconsciente hacia los adolescentes, al romantizarlos o ticulares para hacer participar a la familia; la indicación para iniciar una te­
imitarlos. A veces, el esfuerzo del terapeuta por resistir los intentos del pa­ rapia familiar deberá derivarse no de la predilección ideológica del terapeuta
ciente por estereotiparlo como alguien convencional puede resultar en un por este tipo de terapia sino por las necesidades concretas y bien documen­
deseo por demostrar al paciente que él no es convencional. Por supuesto, el tadas del paciente específico.
El tratamiento familiar puede ser necesario por la contribución que la
terapeuta tiene que ser no-convencional en ¡ps estereotipos culturales repre­
familia esté haciendo a la psicopatología del paciente o porque la psicopa­
sentados en la transferencia, pero su falta de convencionalismo deberá sur­
tología de éste se encuentre apoyada en la estructura familiar; o bien para
gir a través de una postura consistente, empática y cálida, aunque apartada
prevenir, evitar, o resolver la interferencia familiar en el tratamiento del
al plantear preguntas sobre lo que está sucediendo con el tratamiento El
paciente. Debe explorarse el grado hasta el que el tratamiento familiar se
’ '“'T* qu' el paciente 10 castre a cienos
modelos de papeles, y conservar la neutralidad técnica. relacione con, apoye, o sea dañino al tratamiento individual.
Existe siempre el peligro para el adolescente de dilución y escisión de
n.«^n resumcn’ eí anáHsis de los
estereotipos culturales como defensas se­ la transferencia y de “acting out” cuando es tratado de manera simultanea
cundarias contra el surgmuento pleno de la difusión de identidad erHa tran-
con terapia individual y familiar. Este peligro aumenta si el terapeuta fami­
ferencia es un aspecto importante en el tratamiento, particularmente en las
etapas mínales de la psicoterapia con adolescentes límite. liar y el individual no constituyen un equipo de tratamiento armonioso.
En general, es posible que la escisión de la transferencia se evite si os tera­
peutas conceptúan la constelación total de familia páctente, y de ellos rn.s-
LA PSICOTERAPIA DE EXPRESION Y tac mos-, como un sistema respecto al que toda la tnformacion nene que flu.r
estructuras familiares LAS
31 tSS operaciones defensivas primitivas, particularmente
Parece haber abundantes pruebas, derivadas de u• U idenrificaciónXyectiva omnipotencia, devaluación, escisión y negación,
P y
„ “i permitir al paciente
1 Laúcente límite inducir
ligaciones, acerca de que los adolescentes límir d clín,Cos y de inves- nPuede adolescente nmit .cs patología
£ complemen-
oducir prüfc.
tana en los miembros clave de a a • _acc¡ones. esto puede volverse una
cías que se autocumplen en todas sus c] tratamiento. Es importante que
resistencia extremadamente . c¡ pac¡ente está respondiendo
el terapeuta evalúe la intensidad con q
120 Psicoterapia de expresión con adolescentes (Capítulo 8) Psicoterapia de expresión con adolescentes 121

a las presiones patológicas de sus padres y, a la inversa, si está ejerciendo de una moralidad consciente e inconsciente que integra la tolerancia sexual
tales presiones sobre ellos. adulta con la firme represión de impulsos edípicos directos.
La respuesta a estas cuestiones, generalmente, se encuentra en los de­ En contraste, con los adolescentes normales que experimentan un aflo­
sarrollos de transferencia, en especial en los esfuerzos inconscientes del pa­ jamiento real de los lazos a los objetos infantiles, reflejado en la distancia
ciente por reproducir la conducta de sus padres en el terapeuta. El primer creciente de (y sin embargo profundizándolas) las relaciones objétales con
paso para ayudar al paciente a darse cuenta de cómo perpetúa las condicio­ los padres-, los adolescentes límite al sufrir, como es el caso, de falta de di­
nes patológicas de su casa, puede ser el análisis sistemático de dichos intentos ferenciación de representaciones objétales internalizadas, manifiestan un
en la transferencia. Por ejemplo, la sumisión patológica del paciente a lo que involucramiento excesivo, rebeldía violenta, sobredependencia, y un caos
él percibe como conducta sádica de sus padres-, generalmente se refleja con general en las relaciones intcrpcrsonales relativamente no estructuradas, de
la recreación de la situación con papeles invertidos en la psicoterapia. De su casa.
manera inconsciente, ios pacientes adolescentes pueden tratar al terapeuta De la misma manera, en psicoterapia, el paciente no sólo sobreidentifica
de manera omnipotente y sádica-, proyectando sobre él sufrimiento de ma­ al terapeuta con sus imágenes paternales o su experiencia defensiva de él co­
nera masoquista así como la representación de su sí-mismo devaluado, mo de alguien diferente en una forma fantástica, sino que desarrolla una
maltratado, en tanto se identifican con una imagen paterna grandiosa, triun­ alternación caótica de imágenes paternales parciales padre/madre combina­
fante y sádica. das, mutuamente escindidas, así como rechazo defensivo a experimentar al
La comprensión del terapeuta de las transferencias primitivas que refle­ terapeuta como diferente de sus padres en una forma realista. Para el pacien­
jan la activación de las relaciones objétales parciales con reversión de papeles, te adolescente límite, las diferencias entre el terapeuta y los padres, a menu­
puede permitirle interpretar esta relación de transferencia y luego aplicar do, significa sólo mayor caos; la individualidad del terapeuta no puede apre­
su interpretación a la relación del paciente con su familia. El análisis siste­ henderse.
mático de la interacción terapéutica, con atención precisa en la activación Esta situación fácilmente puede llevar al terapeuta a entender, equivo­
dentro de ella de relaciones objétales parciales primitivas, es el primer paso cadamente, que el paciente adolescente necesita nuevos “modelos de iden­
en la interpretación de las interacciones patológicas del paciente en casa. tificación” y que los esfuerzos educativos directos pueden garantizarse como
Es importante tener en mente que esta interpretación no es una reconstruc­ un medio de establecer al terapeuta mismo como tal modelo. Pero la tarea
ción genética y que ¡as interacciones patológicas actuales con los padres de desarrollo del adolescente límite que necesita completar sus procesos de
pueden, a su vez, reflejar una relación objetal parcial. Esta, puede ser escin­ individuación y diferenciación son mejor servidos por la interpretación y el
dida en forma defensiva de las relaciones objétales parciales contradictorias trabajo exhaustivo sobre las transferencias primitivas. De otro modo, pueden
que necesitan ser examinadas primero. Sólo así puede comprenderse la re­ surgir nuevas adaptaciones superficiales al terapeuta, activando una cualidad
lación objetal subyacente patogénica total contra la que, tanto la relación de “como si” en la interacción terapéutica y la presencia de lo que Winnicott
actual con los padres como los desarrollos de la transferencia, son defensas. (1960a) llamaba el falso sí-mismo.
En contraste, la resolución de la transferencia primitiva por medios ana­
líticos y la reanudación de procesos de crecimiento normales se encuentran
mano a mano en los adolescentes límite. En etapas avanzadas del tratamien­
LA PATOLOGIA LIMITE Y LAS TAREAS DEL to, cuando el paciente adolescente reconoce gradualmente al terapeuta como
DESARROLLO EN LA ADOLESCENCIA un individuo diferenciado, la integración de, y la diferenciación respecto a,
las imágenes paternales ocurrirán de modo paralelo.
Por definición, los pacientes límite que están al final de la adolescencia no Este proceso puede ilustrarse con las vicisitudes de los dos mecanismos
han cumplido con las tareas normales del desarrollo en la adolescencia y de defensa de idealización y devaluación. La idealización primitiva de móde­
en particular . (1) consolidar un sentido de identidad del yo-, (2) reconfirmar ms de compañeros o adultos pobremente diferenciados, que representan
una identidad sexual normal, predominantemente heterosexual en su natu­ relaciones objétales parciales escindidas cambiará de manera gradual a pro­
raleza, con subordinación de impulsos polimorfos parciales a los genitales e cesos de idealización que reflejan formaciones reactivas contra la culpa y,
integración incipiente de tendencias eróticas y de ternura en una relación ■uás tarde, cambiará a la proyección normal de valores y asp.rac.ones >dea-
objetal relativamente estable, reflejada en la calidad de enamorarse-, (3) aflo­ ■izadas, sofisticadas que surgen con el enamoramiento normal y en la idea-
jar las ataduras a los padres, en realidad relacionadas con la diferenciación lisación de maestros. Y la devaluación primitiva de los padres (la contraparte
apropiada de papeles sexuales y generacionales en las interacciones sociales de las idealizaciones primitivas escindidas) se integrara gradualmente en un
en- expansión, con otros adultos y compañeros (y la correspondiente indi­ «conocimiento apropiado a la edad• coñtTene ekmentos de*
vidualización intrapsíquica y estabilidad de las relaciones objétales), y (4)
culi/ yred¿elo’yU"erptaaci'n de la pérdida de imágenes paternales primitivas
reemplazar las regulaciones infantiles del superyó con un sistema relativa­
mente abstracto y despersonalizado, fírmente internalizado, aunque flexible» idealizadas.
Psicoterapia de expresión con adolescentes (Capítulo 8)
122
Psicoterapia de expresión con adolescentes 123
Si la postura analítica se conserva de manera constátente, la relac.ón real
TIPOS DE “ACTING OUT” Y SU MANEJO
del paciente con el terapeuta, eventualmente, se converttrá en el campo de
prueba para la reanudación de procesos de desarrollo normales.
Mi atención sobre la interacción psicoterapéutica está muy lejos de un mo­
Otra área de patología límite grave -la falta de integración de estructuras delo simplista que relacione las interacciones interpersonales acmakstó
del superego- puede parecerse superficialmente a los rasgos adolescentes paciente con aquellas pasadas en una base de uno-a-uno. En la organización
normales de redisolución parcial y reproyección del superego (Jacobson, hmite de la personalidad la interacción presente expresa estructuras intra-
1964). El surgimiento de derivados primitivos del impulso sexual y agresivos psíquicas patológicas que reflejan tipos primitivos de interacción de natura­
disociados en los trastornos límite puede pasar por brotes instintivos de la leza fantástica —fantástica, tanto en el sentido de que son irreales, amenazan­
adolescencia normal. Es difícil, al principio, diferenciar los derivados del im­ tes emocionalmente, y extraño, así como en el sentido de que manifiestan
pulso que surgen en la conciencia en el contexto de un concepto integrado una relación objetal parcial distorsionada fragmentada— que sólo de manera
del sí-mismo y una constancia de objeto, de aquéllos que expresan relaciones indirecta reflejan las relaciones patogénicas verdaderas del pasado. La aten­
objétales parciales disociadas. Sin embargo, un enfoque consistentemente ción sobre interacciones actuales en el tratamiento de trastornos límite, en
analítico de este material, explorando con el terapeuta los impulsos perversos la adolescencia igual que con todos los pacientes límite, comienza realmente
homosexuales y polimorfos a la luz de sus funciones dentro de relaciones como una atención sobre la vida intrapsíquica del paciente según se expresa
objétales totales o parciales activadas en la transferencia, diferenciará los bro­ en la interacción terapéutica.
tes de impulsos del desarrollo normales, respecto de las relaciones objétales Los pacientes adolescentes límite, con su intolerancia a la experiencia
parciales estructuradas y permitirá la integración de relaciones objétales más subjetiva dolorosa, inician rápidamente el “acting out” en la transferencia
que la supresión prematura de ciertos derivados del impulso. como una defensa contra el vivir la experiencia y la introspección. La im­
El adolescente neurótico o normal rápidamente reprimirá ciertos deriva­ portancia de la neutralidad técnica del terapeuta estriba precisamente en la
dos perversos polimorfos del impulso e integrará otros en su yo consciente. necesidad de conservar la objetividad, a modo de resaltar la distorsión del
El paciente adolescente límite, en contraste, puede tener que experimentar paciente a través de la acción lo que refleja una relación de transferencia
de manera consciente y expresar en la transferencia (o en el “acting out” de primitiva.
la transferencia) impulsos agresivos y sexuales que son disociados y /o con- La organización límite de la personalidad siempre implica patología
densados de varios modos, después de muchos meses o años de tratamiento. grave del carácter, y de allí la expresión, en especial por medios no verbales,
de conflictos intrapsíquicos inconscientes en la forma de patrones de con­
Aquí, las tareas normales integradoras y represivas de la adolescencia de ma­
ducta crónicos y repetitivos. Por tanto, los aspectos no verbales de la in­
nera eventual seguirán a la integración del sí-mismo y el superego y de las
teracción con el terapeuta dan información fundamental, substituyendo en
barreras de represión del yo. En otras palabras, la integración de relaciones grado considerable lo que el contenido de la comunicación verbal transmite
objétales parciales en totales, eventualmente producirá el reemplazo de las
defensas disociadoras con las represivas. en la situación psicoanalítica estándar.
A través de su conducta no verbal, y por un uso particular del lenguaje
En suma, la realización de las tareas normales del desarrollo en la ado­ como acción y como un medio de controlar la situación mterpersonal, el
lescencia no requiere de modificaciones especiales de la técnica psicotera- paciente intenta activar sus relaciones objétales pardales intrapsiquicas en
péutica propuesta para la organización límite de la personalidad en general; la relación interpersonal actual. De hecho, las transferenc.as pnmmvaa.pue­
como una consecuencia de la resolución de transferencias primitivas, se den concebirse como unidades mutuamente disociadas de unldad« P"™
reanudarán y completarán naturalmente en las etapas avanzadas del trata­ vas de interacción extrañas y atrevidas que el terapeuta con sui
miento. ciones transforma en la experiencia subjetiva c P acción interper-
A1 principio, es útil para el terapeuta evaluar a qué grado los patrones que en esta transformación d£> ‘""unicación y relación que ha-
de conducta gravemente patológicos deben controlarse para permitir que la sonal, el paciente recurre a_ med omjnancia dc h comunicacion
psicoterapia se inicie. Si, de acuerdo a su juicio, la relación psicoterapéutica blando genéticamente, antecede a P]caóón „ quizá d aspecto mas .m-
no sera capaz de “contener” los patrones de conducta impulsivos que ame­ verbal; la regresión en forma . dc Ios pacientes límite,
nazan la vida del adolescente o el tratamiento, el terapeuta deberá establecer portante de la regresión en la trans diferente, la expresión del pasado

IidacT d^nrnnA e^UJ,)O miembro del mismo deberá tener la responsabi- Para reformular esto en una accjón interpersonal, más que en
bn,da ? des“ficle!'“ «roturación social, para permitir la esta- intrapsíquico del paciente en termi . ¡lustra la prevalencia del “acting
sc tir
el recuerdo (pensamientos o " ?’ desarrollos de transferencia de los pa-
n
el control externo '° , . erapeutlca- importante señalar que es necesario out” como una característica de
aumentar h S °'° r“?,nPr citrtas condu«as sino tamb.én para ncl r u a
cientes límite. ntn oue se ha ampliado para ’ “‘ ”
otxlmaria. y para in­ El “acting out” es un coneePt0,q l945a¡ Greenacre, 1950, 1963, 1968;
vierta en su única experiencia social sign^ativx traUm‘ent° SC tensa gama de fenómenos (Fenichel,
(Capitulo 8)
124 Psieotenipü Jo ovprosWH con adolescentes ftirotrrapto de expresan con adolescentes 125

l.inwnwni, 1966;¡Panel W57: 1970), dcsdc h relación psicoterapéutica. esto deberá interpretarse en forma sistemática.
W6«: Kanrer. 1968; '¿^tXen el curso Je sesiones pskoana- “Vacio no solo significa que el paciente sienta que no tiene nada que decir
*V*rición Je setos o conductas contretc disposición Je transfe- O contar al terapeuta. También puede representar el uso del lenguaje como
lincas o nsic ©terapéuticas —actos que expresan u“* t una cortina de humo en el momento de la terapia, el Henar el hueco de las
rencia que surge, el paciente no puede todavía tolerar de manera sul jenva horas con expresiones que reflejan el aprendizaje del paciente del “lenguaje
hasta el desarrollo de conductas complejas hacia el terapeuta que expresan» de la psicoterapia”. La exploración consistente del terapeuta de la realidad
en un desarrollo emocional consciente hacia el, el aspecto de conflictos y significados de su interacción con el paciente dará el marco contra el que
patogénicos pasados relacionados que está todavía reprimido como una el vacío o el falso contenido refleje, en contraste, la relación objetal parcial
conciencia de una experiencia pasada (en contraste con el presente), hasta específica activada en la transferencia, que requiere interpretación como la
el desarrollo de conductas fuera del contexto analítico que corresponden a contraparte escindida de donde parece estar la acción —o sea, en la vida ex­
aspectos escindidos de la transferencia; hasta las relaciones interpersonales terna del paciente.
perturbadas del paciente que hacen sangrar conflictos intrapsíquicos signi­ Tercero, el "acting out” debiera interpretarse bajo las condiciones su­
ficativos durante el tratamiento en general. tiles aunque frecuentes en las que se desarrolla la acción en el momento,
Las discusiones psicoanalíticas del origen, mecanismo, y funciones del y tiene el efecto de distorsionar, fragmentar, o destruir temporalmente los
“acting out” se complican de manera constante por la inclusión de esta am­ aspectos de realidad en la relación pacicnte/terapeuta. Esta tercera catego­
plia gama de fenómenos, y parece ser que los esfuerzos por restringir el sig­ ría de condiciones es el aspecto más importante del trabajo con transferencias
nificado del término o por redefinir sus ramificaciones (por ejemplo, “acting primitivas. Lo que sigue son algunos tipos especiales de acting out en este
in”, como la conducta temporal que expresa la transferencia en las acciones restringido tercer sentido. Estos ejemplos clínicos también ilustran los princi­
del momento) no han sido útiles en particular (Rexford, 1978). pios generales implicados en la interpretación de la transferencia con los pa­
Es útil considerar el “acting out” en el más amplio sentido, como un as­
cientes límite.
pecto esencial de desarrollos de la transferencia en pacientes límite. En cuan­
to a que el mundo social e interpersonal, siempre cambiante, del adolescente
temporalmente reduce la estabilidad de sus estructuras sociales del entorno DATOS CLINICOS
y fomenta la expresión de conductas experimentales nuevas y viejas en todas
las áreas, el "acting out” en este amplio sentido es en especial prevalente en
los adolescentes límite. Una tarea crucial es diagnosticar cuándo el sobrevivir Transformación de una relación objetal parcial
se vuelve "acting out” -o sea, la expresión en acción de material de la trans­ de la transferencia, en acción
ferencia que no puede ser todavía tolerado en la conciencia subjetiva. O.: Joven adolescente, límite, de 17 años, con rasgos predominantemente
¿Cuando puede considerarse como "acting out” la conducta gravemente infantiles o histriónicos, tomó una píldora de Darvon antes de entrar a su
patológica que antecedió al inicio de la psicoterapia y continua al parecer sesión. No era adieta a ninguna droga en particular pero
sin cambios por la relación psicoterapéutica misma? Primero, si cuando ocu­ ingería una variedad de drogas como una ormahabía cam-
rran cambios significativos en estos patrones de conducta preexistentes, patrón de conducta era anterior■ ^,o del ™ se h'a^a tomado una
deberán explorarse en términos de los desarrollos en la transferencia. Es biado el informe casual de la paciente 5t0 eFa que .j inici„ el
importante que el terapeuta en realidad explore su significado, más que re­ pildora antes de esta sesión. Nuestro n0 recetaFÍa
compensar o castigar implícitamente conductas que son favorables o desfa- tratamiento yo esperaba que dejara tod 1° De hecho, para
“ ,razones Para camblos “positivos” deberán explorarse con la ningún medicamento como parte ansiedad relativamente grave
deterioro tecnicame«' neutral que las razones para los patrones de entonces, había tenido vanos ePJ medios interpretativos solos,
y/o depresión que fue posible res dPfensjva de la solicitud de medi-
Segundo, el desarrollo de un fuerte contraste pntr» » •> ■/'di­ üustrando de esta manera la naturaleza defensiva u
terapéutica en la que "nada parece suceder” v are * .una 5e?acion pS1
d amatlcas oCU cación por parte de la paciente. lorar su comprensión al hecho
rren en la vida externa del paciente -s£ consid^ . " ¡
tratamiento- generalmente es una exnrec ' C0IJsldefar S1 «tas anteceden al Los esfuerzos por estimular a • nada- excepto a decir, "sabe, hago
de tomar Darvon esta vez, no eV0 ■ sentimiento particular respecto
ferencia. Aquí priva la situación típica de"a^aTotó6K™"05'"i’’‘""eí
paciente, incapaz de tolerar la experiencia ?nPalol?gIa en la que el «to con mucha frecuencia”. impulsiva de tomar la píldora. Su as-
a venir a la sesión o sobre la decisión . impu .
y rranqu¡Io. Sm embargo
tiene que expresarlos en acciones, en particular™^ dc SUS confllCt0S
U disponibilidad de la relación terapéutica d 5Scind,índo la transferencia- P<*to al entrar a la sesión era invitándola a seguir hablando se
nar un nuevo canal para expresar inJLt^. .. .,era ‘acálmente proporcio- recostarme en la silla, ímPl,C,“Xnd" finalmente su sutemor temor acerca
acerca dede
esto no ocurre o bien por el contrario Xv\S°Cla(los ° reprimidos. Cuando puso cada vez más intranquila. c f iaPfldora.
P a ecc una atmósfera de vacio en <iue yo la criticaría por haber tomado P
,26 Psicoterapia de expresión con adolescentes (Capítulo Sl Psicoterapia de expresión con adolescentes 127

nrendí la importancia de centrarse en el hecho PÍCrnaS) man,cr? casual en una sesión, que podrían darle ganas
Al principio yo no compr esperaba que surgiera algún tema de quemarse durante la próxima ausencia de dos semanas del terapeuta. Su
de que hubiera tomad.\“\P 0 yo sentí que éste era en verdad el tema comentario, hecho en el contexto de una discusión continua de muchas se­
nuevo de dlscusl°n,-^"sic,ón v especulé en privado que ella pudiera haber manas sobre si ella podría controlar su tendencia a quemarse si se le permi­
Predominante ata d p^ expresión desafío o para provocar en mf tiera permanecer fuera del hospital (donde había estado internada), llevó
tomado la pildora v de esta manera allviar sus sentimientos de a retomar la discusión de si el tratamiento como paciente externa sería fac­
culpa por'santiHa experiencia de estar en una buena relación conmigo, (An­ tible en este punto. Las preocupaciones realistas del terapeuta estaban en
tes se había dejado claro que había prohib.ciones mientas muy profundas fuerte contraste con su aparente indiferencia a la situación y a su actitud de
expectativa de que todos los que la atendían estarían naturalmente preocu­
contra una buena relación conmigo como imagen Patern*'-
pados y harían algo por impedir que se quemara. En repetidas ocasiones,
Se especuló también sobre el hecho de que al haberme dicho O., que
el terapeuta había explorado con ella la atmósfera implícita de violencia y
había tomado la píldora, contrastaba con su conducta misteriosa en el pa­
chantaje que ella se había creado alrededor suyo, forzando “inocentemente”
sado Pero entonces sentí que era una “honestidad” que no llevaba a ningún
a sus padres, a su terapeuta, y a la trabajadora social a entrar en análisis com­
otro lado y quizá una expresión en acción de su sentimiento acerca de que
plicados de cómo tratarle, en tanto que ella en forma sonriente anunciaba
las relaciones honestas no llevan a ninguna parte. En este punto, O., comen­ su tentación de quemarse. Al principio de una de las últimas sesiones, antes
zó a discutir temas completamente diferentes; no podía yo conectarlos con de la ausencia del terapeuta, P., dijo que había hecho planes para pasar el
el hecho de haber tomado la píldora, y me sentí distraído por mis pensa­ tiempo de dicha ausencia en la casa de un grupo religioso que la había apo­
mientos respecto a este hecho, y luego culpable por no prestar toda la aten­ yado mucho en el pasado; ella sentía que eso le daría estímulo espiritual
ción a los nuevos temas que ella comentaba. durante este tiempo.
Unos minutos después, O., me miró de repente en forma inquisitiva y La reacción del terapeuta a este anuncio fue un relámpago momentáneo
comentó que ella me estaba aburriendo. Cuando le pregunté qué le hacía de enojo, y luego, un sentimiento de impotencia seguido por la idea de re­
pensar eso, mencionó que me veía perplejo y distraído. Reconocí que su signarse a dejarla hacer lo que quisiera sin explorar más el asunto. En el curso
percepción era acertada y expresé mi sorpresa por su cambio de tema, por de mi discusión sobre esta sesión particular con el terapeuta, aprendí que
la naturaleza casual de su comentario respecto a haber tomado la píldora para entender completamente el comentario de la paciente había que tener
- como si ella fuera indiferente a su significado— en contraste con su preo­ presente que estaba cambiando sus planes en forma repentina, que al hacer­
cupación por mi indiferencia a algo que ella estaba diciendo después de eso- lo, desechaba con un gesto todas las discusiones prolongadas y serias que se
Yo añadí, sin embargo, que ella tenía razón al observar que, como conse­ habían dado entre sus padres, ella misma, y su trabajadora social respecto a
cuencia de haber tomado yo su conducta más en serio que ella, me había planes para ella durante la inminente ausencia del terapeuta. El terapeuta
distraído. O., dijo que sentía que yo le prestaba atención sólo cuando tenía le había dado a la paciente y a la trabajadora social el nombre de otro psi­
un problema. Le contesté que yo me preguntaba si había tomado la pildora, quiatra que estaría disponible si fuera necesario durante su ausencia. Con
y si me lo había contado como una expresión de su sentimiento de sólo si su cambio de planes, estos arreglos se volvían ahora irrelevantes. Además,
dida ^ammaL' prestarlay° a^>"a atención. En este punto, se vio sorpren- P-, había pasado previamente algunas semanas en esa casa religiosa en un
tiempo cuando la violenta rebeldía contra sus padres se expresaba en fre­
ta píldora «taba nrnSaDVaa ReCOrd° que en Verdad- a«es de decidir tOrnar cuentes escapadas de su casa, conducta autodestructiva, y una búsqueda
ÉnPeL momento P'“Upada X “ Wndría al?° aportante que decirme-
de padres substitutos ideales, todo lo que se había explorado en gran de-
vel de este aspecto de latranrf'3 qUe nucstra interacción reflejaba, al ni
talle en etapas previas de la psicoterapia.
diferente que le hace caso sólnT"^’ relación entre el n,fl° Y la madre Así, su comentario casual sobre sus planes reflejaba su ehrn na or> sim­
estaba representando el papel deí mft° ¿ P T’ mal' Cn tant0 QUe la •’XrO bólica de la substancia de su importante aspecto de su psicoterapia. Refle­
suspicaz. Esta impresión se confirm' dcsaflante Pcro culpable, sumiso p« ja también una deprecación muy concreta del '-aP™“en'c'ta"£
El caso anterior ilustta í°SteT,?rmen’;e- 'lave en la constelación cambiada de su v.da^ Fue comeconsecuenera de ta
experiencia emocional en un?^ orrnac‘ón relativamente simple de
de la experiencia emocional Fl r?°n’ COn una s*multánea negación in,cl Psicoterapia que había sido cam^adad parte el haber vivido en
out” máscompleja.
compleja. aso fíente ilustra una forma de “act,ng va. en todos los aspectos de su vida (de q
out más
casa religiosa). r_flciaba una desconsideración casi csru-
ta declaración de P., también re J c seudoconsiderada, que
l-a acción como un acrecenté dlada- presentada en una forma ^“X^o de convencer al"te-
u«mentía su naturaleza impulsiva. ¡ ¿ un rcpcnnnamente,
P : Una joven de 18 años de ed SÍgnif,cados
raPeuu de la seriedad de este nuevo plan, ai s
la habú csudo
cn sólo dos sesiones, ilustraba ta forma espíritu

de tercer grado en los


ftux./w*. * a O)
12# Psicoterapia de expresión con adolescentes 129

¿lull. >, <om«n^> -•*' r:"tirftpwen,c rdlcxi6n 0 von’ primín ciulu vez que Q. tenía éxito o se sentía feliz. La paciente sentía que
,¡| rrlujuJ», bien wgitnizmlu fn su madre no podía soportar que ella creciera y se independizara. Bombar-
10 r ” T* “^nl n ñuc ná -'npk^nn-nu- d.sonanu- y desm," dviiba sm misericordia a Q. con preguntas, críticas y comentarios irónicos
|« que P.. puwn (.SUl|(, sucediendo en el tratamiento. hasta que hacía que su hija se sintiera completamente impotente y vencida.
V u. h'/'l'eTiU cuantos segundos, en unto que el anáfisis de las Pero cuando Q. se sentía resignada y deprimida la madre se volvía muy cá­
lida y apoyadora; de hecho, la paciente sentía que cuando las cosas marcha­
eiones de esa destamton tonto ItteralincnW una hora de mi tiempo de con-
ban mal, no había realmente nadie que pudiera ser tan cálida y generosa
como su madre.
‘SUUb‘n otras palabras. esa declaración representaba una forma de “acting
Este entendimiento, obtenido en el contexto de un análisis de variadas
out” “microscópica” pero extremadamente violenta y grave, que reflejaba,
relaciones objétales parciales que reflejaban aspectos mutuamente escindidos
mas que una condensación de varios significados en uno, un intenso aumen­ de este patrón general de transferencia, fue seguido por un periodo de rápida
to o comprensión de múltiples signiticados en una forma tan rápida e in­ mejoría en su propia confianza, autonomía, y la capacidad de estudiar y de
mediata que temporalmente hizo explotar la capacidad del terapeuta de ampliar su vida social. Sin embargo, unos meses después, Q. volvió a periodos
sostener o contener, para integrar la relación objetal que estaba siendo re­ de insatisfacción crónica con el terapeuta y repetía quejas de que el terapeu­
presentada. ta era controlador, rígido, dominante y que no podía tolerar la idea de que
Estos episodios son frecuentes en el tratamiento de pacientes adolescen­ ella se hiciera más independiente, y así por el estilo. La interpretación de
tes límite. El impacto inmediato de la conducta del paciente sobre el tera­ esta experiencia como una atribución al terapeuta de las características de
peuta puede ser precisamente el tipo de enojo, impotencia, y discontinuidad su propia madre, no llevó a ninguna parte. Al contrario, Q. parecía gozar
de la relación emocional que el paciente inconscientemente intenta evitar al parafrasear en forma irónica las interpretaciones del terapeuta “adivinán­
experimentar en forma subjetiva. esta es la realidad emocional que ha sido dole” paso por paso. Siguió un largo periodo en el que ninguna comprensión
traducida en acción y en una identificación proyectiva violenta que afecta obtenida en el momento de la entrevista parecía tener ningún significado.
al terapeuta. Retrospectivamente, parecía más bien fácil interpretar el rechazo de Q.
La forma óptima de tratar este tipo de “acting out” es que el terapeuta de escuchar, su casi gozosa destrucción de todo lo que recibía del terapeuta,
explique los significados de la conducta, de manera gradual y en forma muy como una repetición de la relación con su madre con papeles invertidos:
completa, incluyendo las razones para expresar en acción lo que el paciente Q. se había vuelto ahora una madre sádica, entrometida que no podía tolerar
no puede tolerar en forma subjetiva. El efecto neto de un intento de inter­ el éxito del terapeuta. Sin embargo, durante las muchas semanas en que Q.
pretación en tales momentos es que un breve comentario del paciente quizá representó con éxito este patrón, el único “asidero” del terapeuta a su con­
sea seguido por largas declaraciones del terapeuta. Es como si el terapeuta, vicción de que éste era el significado de su conducta, fue a través de tener
en una reconstrucción, tiene que explicar lo que, en acción se comprimió en mente la comprensión de la transferencia total ganada transitoriamente
C¿,r n ?°Inenl0 ¿c! nemP° -y el paciente puede a menudo acusar al tera­
a
en un episodio anterior. Aquí, el “acting out” consistió no sólo en crear una
peuta de exagerar demasiado. En este caso lo que se requiere del terapeuta cortina de humo que destruiría la comprensión previa que la paciente había
ZX^coXir Pkna dC SUS reacciones a la acción del logrado, sino también en la naturaleza muy aislada del entendimiento que la
de él mismo sin tene/Tl caPac,^ad de contener estas reacciones dentro paciente podía tolerar en sí misma. En suma, el aislamiento de breves mo­
mentos de comprensión profunda pudiera ser en sí misma una forma de
dual de la recreación’de r *' ?UC actuar en clla; Y luego, el desarrollo gra*
“acting out”, una expresión de la intolerancia del aprendizaje como un pro­
fueron comprimidos en «a°bwe“cióíCt0S em°Clonales de la rclaCÍ°" ceso continuo ocasionado por una grave culpa inconsciente, por ejemplo.

0 aislamiento de la comunicación significativa


de la acción crónica en la transferencia Ó La función central de terapeuta como una polaridad diádica
y los peligros del “acting out” en la contratransferencia
La situación que se describe en - n
del acrecentamiento de significó aCC’,°n rePrese™a la polaridad opues» Los esfuerzos del terapeuta por integrar lo que sucede afectiva y cognosciti­
cntas. En especial con respecto a°S Cn aS acc‘Ones repentinas recién e vamente, usando su experiencia subjetiva como punto de Part,da’
cretos de una hora o una secu ’ ,ímitc Muc> en desarrollos co£ ampliar su comprensión con cualquier evidencia objetiva de la que d.sponga
2 JL' J ’-umprcnsivi r™nción -la secuencia característica dentro
comprensión de patrones comoleS! J** dc sesio"«, brinda la clave O1 a través del proceso mismo de repetición „ann,¡nantes míe
de los paradigmas de la transferencia repetitivamente nrpredominantes, que
aunque tienen una cualidad extrañ, transferencia que parecen caotte» paradigmas ae ia cujdadosa atención a las secuen-
’ O T5- a 1 tx,rinamente repetitiva
varias setnan* tan típicos de los trastor ha ¡nterpretado en vanas oca-
v una adolescente cias de patrones dominantes de condu M * su experiencia
¡legó a entender en un punto'«"asoquistas y esqutzo^ siones durante el pasado, permite al t P
experiencia era que su madre se
130 Psicoterapia de expresión con ado leseen tes (Cap í tulo 8)

subjetiva en el presente en una declaración interpretativa. El nesgo principal


« su sobredependencia a sus reacciones emocionales, la que a su vez puede
reflejar temas de la contratransferencia.
Hay tentaciones narcisistas para el terapeuta cuando se pone en el centro
de la comprensión de la interacción paciente-terapeuta. Muchos pacientes
límite, especialmente aquéllos con tendencias gravemente narcisistas, acu­
sarán al terapeuta de grandiosidad, de inmiscuirse de manera artificial en
una situación que, en cuanto puede ver el paciente, no tiene relevancia emo­
cional para él. Reevaluar el conocimiento que tiene de la vida actual del
Psicoterapia de apoyo
paciente fuera del horario de tratamiento, tener en mente los problemas que
trajeron al paciente a tratamiento así como las metas terapéuticas, y sobre
todo, la determinación de evaluar la realidad inmediata de la situación tera­
péutica antes de permitirse la especulación, todo esto ayudará al terapeuta
a soportar las amenazas a su objetividad.
Quizá el aspecto más difícil de la interacción terapéutica sea la experien­
En el contexto de comparar la aplicación apropiada del psicoanálisis, de la
cia subjetiva del terapeuta como un reflejo de un aspecto proyectado de la
psicoterapia psicoanalítica de expresión, y de la psicoterapia psicoanal frica
experiencia de sí mismo del paciente. En otras palabras, puede ser lo más
difícil para el terapeuta tolerar lo que el paciente, por medio de la identifi­ de apoyo, se sugiere (1980, pág. 200) que “la psicoterapia de apoyo quizá
cación proyectiva, induce en él en tanto el paciente representa la experiencia tenga que ser reexaminada y reformulada a la luz de lo que ahora se conoce
de su representación objeta!. En general es menos difícil tolerar la interac­ sobre la psicopatología grave”. En los párrafos siguientes se presenta dicha
ción cuando el terapeuta representa la representación objetal del paciente rcformulación.
directamente. En cuanto a que el paciente, por lo general se ve a sí mismo Algún tipo de psicoterapia de apoyo, relativamente “pura” o en com­
como la víctima de un objeto sádico, frustrante, abrumador, y no accesible, binación con técnicas psicoterapéuticas de expresión, ha sido, durante mu­
la identificación con la autoimagen del paciente en estos momentos puede cho tiempo, una modalidad importante en ¡a práctica diaria de los psico-
amenazar la capacidad del terapeuta de contener esa reacción dentro de él tc rape utas. Por canto, es sorprendente encontrar tan pocas descripciones
mismo y usarla para interpretaciones. l)c nuevo, la comprensión teórica de detalladas de los principios y técnicas de la psicoterapia de apoyo en la li­
la naturaleza de activaciones recíprocas de relaciones objétales parciales, de teratura psicoanalítica en los últimos 40 años.
representaciones primitivas objétales y del sí-mismo en forma alternativa, Antes de 1950 la literatura de orientación psicoanalítica sobre la psi­
debiera ayudar al terapeuta a organizar su .experiencia en tales momentos. coterapia de apoyo se refería a la aplicación de principios y técnicas psi-
U capacidad del terapeuta para tolerar su experiencia emocional sin tener coanalíticas a la psicoterapia en general. Durante ese periodo la atención
que transformarla en acción, para derivar su interpretación de la situación •Sc enfocó a enriquecer la psicoterapia de orientación psicoanalítica, y no se
más que actuar sobre ella directamente, es un factor principal para ayudar hicieron esfuerzos claros para distinguir entre técnicas de expresión y de
al paciente a transformar la acción en una experiencia subjetiva. “Poyo. Sin embargo, al aplicar la teoría y técnica psicoanalítica u tal enri-
En conclusión, creo que se ha subestimado la normalidad de muchos Mtíccimiento de la '‘psicoterapia de sentido común", se describieron muchas
adolescentes y la gravedad de la psicopatología de muchos de ellos que vie­ benitas que más adelante formaron parte de lo que ahora se conoce como
nen para nuestra atención. La psicopatología de estos adolescentes necesita psicoterapia de apoyo. ,
enfocarse con una perspectiva estratégica a largo plazo en vez de medidas de .Quizá las contribuciones iniciales más amplias sean los textos de Sclu der
apoyo, simples y a corto pla/.o. Levine (1942) y Alcwmlcr y cois. (1946) Muldcr describió el
consejo y persuasión. apelar a la fuerza de voluntad, dtseut.r el pa-
«mbiar el ambiente del paciente, el antíltsis de la adaptación soe.al,
hipnosis para catarsis par. aclarar anteas, ^runa^e.» tra^-

«tas KKr; Jóx


ttpoyo
’>*««se iianKi
i
¿ . .. ., • «nri-f lo míe actualmente se cono-
childer no hizo una distinción prca*diferenció las técni-
c teoría de la terapia y técnicas prauiu*, p<rc
Psicoterapia de u/x>.vo (Capítulo 9)
132 Psicoterapia de apoyo 133
. ‘‘mMico general” v por el especialista. Estas
cas que deberían utilizarse por c‘ métodos psicoanalíticos modifica- tados notablemente buenos. Según se predijo, estos pacientes tuvieron re­
últimas incluían hipnosis, psicoanálisis. ) y™ t sultados más bien malos con el psicoanálisis no modificado.
dOS-¿°ZoTi"
A través de los años 60s diversas contribuciones clínicas ayudaron a
Medical Practice" (1942). en su tí- especificar y aclarar los componentes de apoyo de la psicoterapia. Novey
tulo sugiere el público al que estaba d.rigido. Cubna mas o menos los mtsmos (1959), iniciador de la tendencia, concluyó que se usa apoyo en todos los
"que Schüdet. y se centraba en lo que ahora se conocería como técnicas enfoques psicoterapéuticos. Aunque no creía que la psicoterapia de apoyo
de apoyo. En verdad, es impresionante ver cuantas de las técnicas descritas representara un sistema completo de terapia por sí misma, el descubrió pro­
por Schilder y Lcvine todavía se practican ampliamente. . . cedimientos técnicos específicos que tenían aspectos de apoyo, como el
Aunque Álexander y cois., (1946), discutieron los principios de la terapia apoyo verbal directo y las implicaciones de apoyo de declaraciones abiertas
psicoanalítica, incluyeron bajo el encabezado de el principio de flexibili­ y directas y otra conducta verbal, así como de la conducta no verbal del
dad” la manipulación de la relación de transferencia, considerada como una psicoterapeuta.
técnica de apoyo importante. El facilitar una "experiencia emocional conec­ Hollon (1962), describió la técnica de psicoterapia de apoyo para pacien­
tiva”, la que ellos recomiendan, es considerada actualmente como una varie­ tes externos deprimidos, y MacLeod y Middelman (1962), informaron sobre
dad de la técnica de apoyo. un tratamiento externo de apoyo para pacientes perturbados crónicos con
Al principio de los años 50s, algunos psicólogos del yo, como Gilí (1951, debilidad del yo grave. Algunas contribuciones psicoanalíticas sobre las téc­
1954), Knight (1952, 1953a), Eissler (1953), y Bibring (1954) criticaron a nicas de apoyo abundaron sobre la idea de Gilí y Bibring de que el refor­
Alexander (y a Fromm-Reichmann, 1959) por empañar las distinciones entre zamiento selectivo de ciertas estrategias defensivas puede apoyar al funcio­
psicoanálisis y psicoterapia. En el contexto de esta controversia, estos teóri­ namiento del yo en tanto que además permite un enfoque exploratorio o
cos intentaron definir con mayor claridad las diferencias entre psicoanálisis interpretativo en este contexto. Por ejemplo, Tarachow (1963), sugirió
y psicoterapia y, dentro de la psicoterapia, las modalidades de apoyo y de medidas que eran profundamente de apoyo dentro de una psicoterapia
expresión. Gilí (1951, 1954), en particular diferenció la psicoterapia psico­ psicoanalítica. Sus principios predominantes eran facilitar el objeto infantil
analítica exploratoria, de “insight”, de descubrimiento, o simplemente de en la realidad, facilitar desplazamientos y estabilidad. En contraste, con un
expresión de la psicoterapia de supresión o de apoyo y diferenció toda la énfasis sobre el apoyo verbal, propuso que el apoyo más efectivo es que el
psicoterapia del psicoanálisis. Fue Gilí (1954), quien explicó más claramente terapeuta se permita a sí mismo ser real para el paciente en alguna forma
la presunción teórica de que el propósito de las técnicas de apoyo era refor­ implícita o indirecta.
zar las defensas del paciente y así mejorar su funcionamiento total, en tanto Gedo (1964), de acuerdo con Grinker (Grinker y cois, 1961), recomen­
que las técnicas de expresión estaban dirigidas a debilitar las defensas del daba la psicoterapia de apoyo para pacientes "cuya capacidad integradora
paciente, reorganizar el yo, y promover la reorganización de la personalidad del yo es insuficiente para tolerar la ansiedad generada por interpretaciones
^ producir un cambio mtrapsiquico estructural. Tanto Gilí (1951), como derivadas del inconsciente, cuyas relaciones objétales consisten predominan­
Bibring (1954), declararon que las técnicas de apoyo y de expresión con fre­
H y y expresión cu. temente en transferencias cuya irracionalidad son incapaces de percibir, y
cuencia se combinan en cualouier
slcotera
cuya representación del sí mismo es la de un niño que carece de autonomía”
propuso que el uso de algunas^écnicas e7nref° P P ’co- Blb"£g
éut
(ver pág. 534).
hasta que grado un tratamiento era de anovnn .fcrcnc,a a otras detcrml Quizá el texto más amplio o de la psicoterapia es el de Dcwald (1971),
El proyecto Menninger hizo onerJi/ 0 de expresión.
9ue describe dentro de un marco psicoanalítico, el espectro de los aspectos
de apoyo y de expresión de la nsicnrr a la definición de las modalidad
de expresión contra los de apoyo en la técnica a lo largo de todas las fases
El tratamiento de cada paciente^ d * ^Wa,Ierstcin y Robbins, 1956)-
V vicisitudes. Una revisión crítica total de la literatura de la psicoterapia
largo del "continuum” desde la mave/ nia SC?Ún el Punt0 donde caía a lo Psicoanalítica puede encontrarse en el ensayo de Wallerstein (1966), y su
ñor y el mayor apoyo (psicoterapia d/ CXprc.s,ón (psicoanálisis) hasta la me­
diar el uso que cada uno hacía de !foyo)’lo se determinaba al estu­ trabajo posterior relacionado con éste (1969).
Millar (1969), y Langs (1973), señalan los aspectos de apoyo de los
por B.bnng (1954), a saber, sugestión PrinciP>os básicos sugerido» cnfoques interpretativos en la psicoterapia, continuando la tradición de
clanficacion e mterpretación expresión?»'6/’’ manipulación (de apoyo)’ l°s años 50s y 60s, que veían a la psicoterapia psicoanalítica como una
Los resultados del proyecto MpL: ” ^uborsky y cois 1958). combinación de técnicas de apoyo e interpretativas y los efectos de las in­
-“LikndoTc" d<-'h"'<lad <l“yo vain<!ÍCar°n’mañera inesperad» tenciones del psicoterapeuta también como teniendo rasgos de expresión
y de apoyo. En contraste, dos contribuciones inglesas significativas considc-
ra? a la psicoterapia de apoyo como una modalidad especifica <*‘1 trata­
medio de la interpretación «n? V la ?e, h, “ paclcn,cs n oor
dos (Kernberg y cois . i97," P<>r lo tantooriBSK0?' °" dc cresistencias P miento y proporcionan resúmenes amplios de sus teemeas (Sufford-Clark,
categoría, que fueron tratado n tor”raste, mu<4 tuv,cr<>n malos reíd 1970; Bloch 1979) »r
tratado, con ¿ muchos pacientes en esta rntsP'» Schlesmger (1969), presenta un análisis interesante de los efectosdc la
ap,a de expresión tuvieron resal' Paicoterapiagde apoyo como generalmente se pract.ca, en cuanto a restnng.r
Psicoterapia de apoyo (Capítulo 9)
134 Psicoterapia de apoyo 135
i e intervenciones del terapeuta
de manera potencial ¡a gama de exp „ un paciente que presumible- tratamiento-, definir cuando menos un área en la que el paciente y’el tera­
a causa del temor a volverse P modalidad de apoyo del trata- peuta estén de acuerdo respecto a estas metas-, distinguir las metas del tra­
mente sería capaz de responder sob a u m f< tamiento de las vitales (Ticho, 1972), y enfatizar, que la psicoterapia es una
miento. Subrayad proposito y efectos de aP°¡ . términos de apoyo y de labor conjunta del paciente y el terapeuta. La función de este último es
o de exDresión v conc uye recomendado que ios termino» u z ^ y ae contribuir con el conocimiento que pueda ayudar al paciente a compren­
expresión yTno^e usanpara denotar diferentes tipos de psicoterapia. Pre­ derse mejor a sí mismo y sus conflictos y, consecuentemente, trabajar con
fiere usarlo^ para describir propósitos específicos, asi como efectos y técni­ mayor eficacia sobre sus conflictos y problemas en la realidad. Precisamente
cas dentro de cada modo concreto de terapia. Si bien no estoy de acuerdo porque las oportunidades para el análisis sistemático de las transferencias
con su idea de ampliar el significado del término psicoterapia de apoyo para primitivas del paciente y sus percepciones y expectativas mágicas están me­
incluir propósitos y efectos más que sólo técnicas, encuentro como una con­ nos disponibles en esta modalidad del tratamiento que en las formas de ex­
tribución importante sus observaciones relativas a los efectos negativos de presión, en la psicoterapia de apoyo es aún más importante crear una base
la fundamentación lógica para la psicoterapia de apoyo y de expresión sobre racional para el tratamiento, que constituya un límite de la realidad contra
la práctica de la psicoterapia psicoanalítica en los años 5 Os y 60s. el que puedan diagnosticarse y modificarse después las distorsiones de la
Las definiciones que he dado del psicoanálisis y de la psicoterapia de ex­ transferencia. Las responsabilidades continuas del paciente sobre su propia
presión (capítulo 6) se basan en las técnicas utilizadas en el tratamiento. vida debieran explicarse, y si se prevé la necesidad de apoyo externo, deberá
Los efectos de las técnicas empleadas en la psicoterapia de expresión varían-, definirse su estructura y relación con la psicoterapia.
sin embargo, según la gravedad de la psicopatología del paciente. Como se Una ventaja importante de la terapia de apoyo es que la frecuencia de
señaló (1980, pág. 199), estas técnicas tienen diferentes efectos en el trata­ las sesiones puede adaptarse, de dos a tres por semana a una por semana-,
miento de los trastornos límite y neurosis ordinaria y patología no límite una cada dos semanas o incluso menos. Sin embargo, en tanto menos fre­
del carácter.
cuentes sean las sesiones, más importante es evaluar el trabajo que el paciente
Yo definiría la psicoterapia de apoyo técnicamente diciendo que no usa realizó entre los horarios de tratamiento y lo que se ha aprendido en las
interpretación-, parcialmente usa clarificación y abreacción, y principalmente sesiones. Lo más importante es que el terapeuta relacione en forma activa
utiliza sugestión y lo que yo denomino intervención ambiental (similar al los contenidos de una sesión con otra. En verdad, ésta es una forma no in­
concepto más antiguo de manipulación). Aunque el terapeuta debe perma­ terpretativa de trabajar con el mecanismo de escisión: una disociación activa
necer muy consciente de la transferencia, controlar sus desarrollos, y con­ de la vida del paciente, de sus sesiones de psicoterapia o una escisión defen­
sidera cuidadosamente las resistencias en la transferencia en relación a su siva de una sesión y la siguiente, pueden explorarse en términos de la realidad
técnica en el manejo de problemas de carácter de los pacientes y su conexión de las tareas del paciente en el tratamiento. Es esencial para el terapeuta ex­
con dificultades vitales, la transferencia no se interpreta, y el uso de la su­ plorar por completo la vida del paciente —ios conflictos y patrones de in­
gestión e intervención ambiental elimina la neutralidad técnica.
teracción fuera de las horas de tratamiento— y en el proceso cuestionar la
En conclusión, el psicoanálisis, la psicoterapia de expresión, y la de apo- vaguedad, falta de información, y los efectos distorsionadores de los meca­
yo pueden definirse en términos de (1) las principales herramienta técnicas nismos primitivos de negación, fragmentación de la experiencia emocional,
unlizadas (clanf.cac.on e .nterpretación contra sugestión e intervención devaluación y otTOs. Una exploración activa de la vida del paciente —en con­
ambiental), (2) el grado al que la transferencia se interpreta y (3) el grado traste con la sumisión pasiva del terapeuta a la supresión defensiva o vague­
al que se conserva la neutralidad técnica. HY'' &
dad del paciente— tiende a resaltarlos mecanismos primitivos de defensa del
Las indicaciones y contraindicaciones para la psicoterapia de apoyo se paciente y las funciones de resistencia de éstos, y constituye el primer paso
«pitean en detalle en el cap.tulo 10. En este capelo sólo se menciona que
la terapia de apoyo es apropiada generalmente menciona q en un cuestionamiento de tales operaciones defensivas.
mo recurso —es decir, cuando otras fnrmac h r m° ,U1?tratamiento ub En tanto que la decisión respecto a la frecuencia de sesiones en la tera­
otro punto; por las razones descritas en el *n.CXcluirse- Debe subrayarse pia de apoyo, puede hacerse con más flexibilidad que en la de expresión,
existen peligros para establecer una frecuencia que no se relacione con ¡a
de la psicoterapia de expresión» la de apoyo queden/a" fíCÜ Cimbiar
F yo que en la dirección opuesta. naturaleza de la tarea y las metas del tratamiento. Por ejemplo, la motiva­
ción primordial de un paciente para el tratamiento pudiera ser la existencia
OBJETIVOS DEL TRATAMIENTO V de un problema vital urgente, y una sesión por semana quizá no justifique
DEL PACIENTE '° Y RESPONSABILIDADES sus necesidades objetivas para tomar decisiones rápidas en áreas importantes
de su vida. En algunos terapeutas una sesión por semana puede fácilmente
Es importante, cuando se recomiende 1, fomentar la idea de que poco ha de esperarse del paciente bajo tales circuns­
la de expresión y el psicoanálisis) aclJtT0*'^* de aP°y° (y también tancias; esto, a su vez, puede fomentar la pasividad del paciente y una acti­
comenzar el tratamiento, las metas «nX. ’n!cio dc consulta o bien al tud de tipo parasitaria hacia la terapia. Con frecuencia existe el peligro de
es y los objetivos específicos del relacionar la poca frecuencia de las sesiones con un tratamiento considerado
Psicoterapia de apoyo (Capítulo 9)
136 Psicoterapia de apoyo ¡37

.. ri., -¡-x ssaS.1* ¡x enTraÍia


en T'exíresión
terapia
de haber lo d **"<> »ase sólida
de expresión La psicoterapia de apoyo^ °es, como espero estar
z".s«“-S”» • •<»" '• -"p"- dejando en claro, no solo “terapia de senado común”. La psicoterlpia co­
mienza donde termina la efectividad del sentido común P P
C1OnIXmo°bjTtiyósade la psicoterapia de apoyo pueden ir de ambiciosos a mo- Un segundo concepto erróneo sobre la psicoterapia de apoyo es que las
destos pero aún las metas modestas pueden exceder las capacidades del defensas primitivas del yo tienen que dejarse sin perturbar porque, dado el
paciente. Una meta modesta para el paciente incapaz de funcionar de manera equilibrio supuestamente frágil de las defensas-impulso, interpretarlas puede
independiente puede ser capacitarlo a funcionar en forma autónoma den­ producir regresión adicional. En este punto, la opinión tradicional es que
tro ae sus limitaciones, con apoyo psicoterapeutico continuo. En otros casos, aun las sesiones frecuentes tienen un efecto regresivo, de modo que en tanto
la psicoterapia de apoyo puede tener la función de capacitar gradualmente más débil el yo del paciente, menos frecuentes debieran ser las sesiones de
al paciente a buscar y utilizar las alternativas de estructuras ambientales de terapia. Esta suposición deja de tomar en cuenta que la regresión en el tra­
apoyo, de modo que la psicoterapia puede terminar cuando el paciente sea tamiento depende del manejo de la transferencia y de los efectos de inter­
capaz de reemplazarla con estos otros apoyos (Robert Michels, comunicación pretar las operaciones defensivas primitivas. Tanto el proyecto de investiga­
personal). ción en psicoterapia de la Fundación Menninger como mi trabajo clínico
Con frecuencia, es preferible fijar metas y objetivos para aumentar el con trastornos límite, han proporcionado evidencia que indica que las ope­
nivel de funcionamiento y autonomía del paciente y para cambiar a una for­ raciones defensivas primitivas son ellas mismas debilitadoras del yo, pero
ma de psicoterapia de apoyo más de tipo “custodia” sólo cuando se haga que la interpretación de estas defensas primitivas tiene efectos fortalecedo­
claro que la capacidad del paciente para la cooperación, sus recursos intrap- res en el yo. Esta es una de las razones básicas por las que invoco la psicote­
síquicos y sociales, son insuficientes para esta meta ambiciosa. En todos los rapia de expresión para los trastornos límite. Puede resumirse en la siguiente
casos, es necesario estar alerta a la presencia de la ganancia secundaria del sentencia: Aunque la interpretación de la transferencia dentro de la psico­
tratamiento en la forma de un parasitismo social crónico. Hoy en día hay terapia de expresión de los trastornos límite, no puede ser sistemática, la
un buen número de pacientes que se han hecho “expertos" en mantenerse interpretación de las defensas primitivas en la interacción terapéutica debie­
en hospitales diurnos y otras instituciones sociales que proporcionan alber- ra ser tan sistemática como sea posible.
gUKe VLgUn? d!VT'on“ Tnim“ Para la vida sin requerir ninguna respon- ¿Pero qué tiene que ver esta nueva comprensión del efecto fortalecedor
1
sabdidad individual o nmgun trabajo activo por parte de ellos (John Cody, en el yo de la interpretación de las defensas primitivas, con una técnica de
comunicación personal). Algunas formas de psicoterapia pueden incons­ tratamiento de apoyo que, por definición, no es interpretativa? En mi opi­
cientemente fomentar esta ganancia secundaria. P pueucii nión, uno de los requisitos técnicos principales de la psicoterapia de apoyo
es el trabajo no interpretativo pero consistente con las defensas primitivas
en la interacción terapéutica.
CONCEPTOS ERRONEOS Otro concepto erróneo sobre la psicoterapia de apoyo es que la trans­
ferencia misma no debiera ser centro de la atención, ya que no ha de inter­
pretarse. Pero ignorar las manifestaciones de la transferencia resulta en una
Hay gran número de conceptos erróneos respecto ala Psicoter?P? que, distorsión gradual de la relación terapéutica, con el terapeuta haciendo un
El primero es que es “facú conducir dicha terapia. Es desafor'Xamcnte ajuste seudoadaptativo a aspectos de la transferencia del paciente en vez
aun dentro de programas de residencia psiquiátrica psicoanalitic
de clarificarla y confrontarla y, por lo tanto, arriesgar la activación de un
orientados, los terapeutas con menos experiencia son puestos a„ca*g hecho, trastorno que refleje el “acting out” de la transferencia primitiva Sede­
sos de “apoyo” y los más experimentados a los de “expresión’ . L>e 0 sarrolla una complicidad silenciosa entre el terapeuta y el paciente respecto
requiere más destreza aplicar principios psicoanalíticos a la terapia de ap , a áreas clave de^os conflictos del paciente, una cesación de la expresión
que a la de expresión. La razón es que, como parte de la terapia de e V activa deestos
estosconniaw
conflictos
sión, los fenómenos de transferencia son consistentemente explorado uva ae en en la situación del tratamiento,
. viJa externa y¿delpaciente.
propjcuumento
profundo, naturalmente ayudando así al terapeuta a resaltar las constela £ mecamsmos de escisión y acting¡o relación
nes defensivas del paciente al hacerse manifiestas en las resistencias ■ tos desarrollos tipicament distante en las horas de terapia, en
transferencia y, por el mismo estilo, a clarificar los temas dominantes taimente amigable pero basica"*n alguna otra parte de la vida
los conflictos intrapsíquicos inconscientes, sus implicaciones de derivad Unto que parece que toda la acción ocurre en
de impulsos (pulsión) y de relaciones objétales. En contraste, en la Ps del paciente. , • el terapeuta ignora los desarro-
Terapia de apoyo, las manifestaciones de las defensas y resistencias, de 10 Otro concepto erróneo comúni eq mantener una actitud *‘permisiva",
rasgos patológicos del carácter y su activación en la transferencia, de dos negativos de la transferencia e ¡n ¿ente podrá realizar una "iden-
resistencias de transferencia, y del "acting ouf son menos evidentes, V f Paciente, consistentemente amigable. p dentro de una atmósfera de
manejo requ.ere mucha experiencia y destreza técnica f“ ideal. I1 tificación con el terapeuta”. En co
y 3fi Psicoterapia de apoyo (Capítulo 9;
lucoterapia de apoyo 139

—U.«n. « Y* conductas similares en la relación del paciente con él. Muy seguido, sin
embargo, el anahs.s sistemático de la conducta del paciente en relación con
« »»"" " 7“” los demas puede ser la primera etapa en la exploración posterior de la misma
y fortalecerá su yo en el proceso. Esta suposición se ilustra con la idea tra­ conducta en la situación del tratamiento. En otro» caso», por el contrario,
dicional de que el silencio del terapeuta es terapeunco per se o con c ma­ Ja exploración inicial de la transferencia en el aquí-y-ahora debiera preceder
lentendido y sobre extensión del concepto de Wmmcott (1960b), de sos- a la exploración de estos problemas en las interacciones extraterapéuticas.
ten”, como si no hubiera distorsiones inconscientes en las percepciones del Este ultimo orden de prioridad es particularmente útil cuando predomina
paciente respecto al terapeuta derivadas de la proyección sobre el de fun­ la transferencia negativa manifiesta. Si no se resuelve, esta transferencia pue­
ciones primitivas sádicas del superyó y relaciones objétales agresivas diso­ de amenazar la continuidad del tratamiento y constituir un reto importante
ciadas. La reacción negativa paradójica, comúnmente observada hacia la para Ja alianza del tratamiento.
medicación psicofarmacológica incluida como parte de la psicoterapia de O consideremos al paciente cuyas operaciones de escisión se reflejan en
apoyo, ilustra los efectos del “acting out” de los aspectos no diagnosticados la idealización primitiva de algunas personas y la devaluación total de otras.
de la transferencia negativa en relación con la medicación. Por lo general Una exploración cuidadosa de las relaciones del paciente puede revelar cómo
se paga un precio muy alto cuando el terapeuta intenta utilizar las suposi­ los ídolos previos son repentinamente devaluados o cómo sus juicios sobre
ciones mágicas del paciente y las idealizaciones disociadas relacionadas, los demás rápidamente cambian de la idealización extrema a la total deva­
como parte de una modalidad del tratamiento de apoyo. luación. El terapeuta puede mostrar al paciente corno estas secuencias pre­
Un último concepto erróneo, quizá el más extendido de todos, es que decibles tienden a debilitar la objetividad del juicio del paciente sobre los
mientras más enfermo el paciente, menos puede esperarse que participe acti­ demás y a amenazar su relación con ellos, y cómo una reflexión crítica sobre
vamente en la psicoterapia. Por lo tanto, casi por definición, los pacientes cualquier juicio extremo sobre los demás puede ayudarlo a discriminar su
que están en psicoterapia de apoyo, no se debe esperar que se responsabi­ propia realidad.
licen de sí mismos o que participen activamente en el proceso de tratamien­ Otro ejemplo mis es la clarificación de la negación manifiesta en un des­
to? P^coteraP‘a de apoyo se convierte en una modalidad de tratamiento cuido del paciente de las serias responsabilidades de su trabajo, junto con
hecha o ■ administrada" al paciente. Este concepto erróneo fomenta la suposiciones mágicas de que lo que se niega no tendrá ningún efecto.
pasividad y contribuye en gran manera a los estancamientos en el trata- Hay una diferencia importante entre darle al paciente un consejo sobre
miento. cómo manejar su vida y ayudarlo a comprender cómo ciertas formas “auto­
máticas” de funcionamiento son perjudiciales a sus intereses. El terapeuta
no debería dar consejos a un paciente sobre problemas que este último,
TECNICAS BASICAS puede ser capaz de manejar por sí mismo pero que está evitando en forma
defensiva. La función del terapeuta es hacer conocer ai paciente sus defen­
La técnica básica de la osicotpranio a„_____ sas primitivas y los efectos de éstas sobre su evaluación de la realidad y sus
fensas primitivas del paciente en el aquí-v^ahn’ C°nS‘St5 CJ\ exP,orar laj de' procesos de toma de decisiones. En contraste con los esfuerzos por anular
a lograr control sobre sus efectos oor mía- C°n 6 objeto de aYudar]° los rasgos patológicos del carácter y las defensas primitivas con el consejo
una mejor adaptación a la re a lidacF haciéndolo^ anallt,COS ? ProPiciando de un conducta más “normal”, el terapeuta intenta hacer conocer al paciente
desorganizadores de estas operaciones^?^ daíSe Cuenta de los efeCS°S los aspectos conscientes y preconscientes de sus dificultades mtrapsíquicas
rencia negativa manifiesta y suprimida r e En el proceso la transfe- y ayudarlo a utilizar este conocimiento, que el paciente potencialmente
primida) puede ser resaltada, reducida ^2-opos^c’bn a inconsciente o re­
ía realidad de la situación del tratarme medlante Un examen consistente de tiene y que está evitando activamente.
La psicoterapia de apoyo puede ser muy permisiva al aumentar la
los problemas interpersonales relaciono/110’ \ udbzada para clarificación de libertad interior del paciente para la toma de decisiones mediante un enfo­
Por ejemplo, consideremos a un “ e" la vida del paciente. que activamente confrontador; por otro lado, lo que a menudo parece una
que usa la identificación proyectil paci5ntc COn personalidad paranoide actitud permisiva y tolerante del terapeuta puede en realidad reflejar una
experiencia de ser atacado por los demó hlpersensible a la crítica, vive la complicidad inconsciente con las tendencias autodenotistas del paciente.
los provoca a atacar, y de ser controlad ” ‘í"10 <’ue inconscientemente En contraste con la posición de neutralidad técnica que caracteriza al
v cont Wl COntr01 Sob^ lo" d°m° £" °rma Sádica mientras SUt¡1' Psicoanálisis y es un punto de referencia constante en la psicoterapia de ex
II
h aterSón 7a' U" ?ac'entc Puede se^ mí'ante su conducta suspicaz presión igualmente en la psicoterapia de apoyo el terapeuta toma pamdo
,'X !°X‘ deliberadamente con las ne'cesidade's de la realidad externa y esta atento a
tienden a repetirse a sí mi Patr°nes de sus inr uestionadora, mas ‘“necesidades emocionales del impulsos. Puede habcfoca-
más se facilitará naturalm^’ Ete‘ ,análisis de estZsTf °T 1°" '°S sta promoviendo la adaptación y P con expresión de impulsos
por el hecho ras dl*lcultade$ con los de siones en que la adaptación entre en co
9ue el terapeuta ha observado
j 4f) Psicoterapia de apoyo (Capítulo 9)
Sicoterapia de apoyo 14]
zMrd reconocerlo y «rar disponible para expío-
t
en cuyo caso el terapeutad- mn un cjcmp|o cn cl quc d ridad Poco después de haber comenzado a trabajar en un puesto que había
rarlo con cl paciente I ustrar (dJo) (Jd paa(.nfc deseado mucho, comenzó a hacer observaciones muy crítica, sobre su jefe
r H “X" años que no se atrevía a masturbarse porque Me di cuenta que poma en peligro el trabajo que patentemente y por mu­
pensaba que su religión lo prohibía R nunca iba a la iglesia ni daba alguna cho tiempo se habta esforzado en obtener, y tan pronto como las primeras
manifestaciones de estos conflictos renovados con la autoridad surgieron
mra indicación de que las consideraciones de upo rel.g.oso fueran de ,m-
en el tratamiento, le dirigí Ja pregunta. íz dije que si su jefe era deveras,
portancia para íl. Más que ayudarlo directamente a sobreponer su inhibí-
como cl decía, un hombre hipersensible y vengativo, ¿no sería una amenaza
ción sexual, yo presté atención de manera consistente sobre la contradicción
para el futuro del paciente en ese trabajo incluso cualquier expresión leve
entre esta prohibición religiosa particular y su actitud por lo general casual
de enojo o resentimiento de su parte? S. de inmediato me acusó de querer
hacia la religión. El paciente respondió alternadamente sospechando que yo
que el se comportara en forma sumisa y de tomar partido con su esposa
lo provocaba a dejar su religión y que lo hacía sentirse culpable de modo que
(quien le había advertido la posibilidad de perder el trabajo) y con otras
se volviera por igual más religioso en otros aspectos de su vida. autoridades que siempre estaban culpándolo. S. también me acusó de querer
Con cl tiempo, trató de convencerme de los peligros de la masturbación, que él continuara en una situación de trabajo en la que le pagaban bien, de
identificándose implícitamente con su superyó sádico en tanto que proyec­
modo que pudiera pagar su tratamiento conmigo, sin importar las humilla­
taba sus impulsos sexuales sobre mí. Gradualmente pude transmitirle lo en- ciones y sacrificios que este trabajo implicaba.
juiciadoras que parecían sus actitudes sobre ¡a sexualidad, aparte de sus La activación en la transferencia de este patrón de vida escaló rápida­
convicciones religiosas. Le señalé que, aunque el suponía que yo no era un mente, con utilización masiva de mecanismos proyectivos. Comencé por
miembro de su grupo religioso, él se molestaría mucho si mi conducta no clarificar plenamente la realidad de la situación del tratamiento; a saber,
se conformara a las costumbres de ese grupo. R. pudo reconocer eso, y más que en verdad yo esperaba que él me pagara los honorarios convenidos y
adelante también se dio cuenta de lo condenatorio de su actitud respecto que no podría verlo si él no podía hacerlo. Añadí que en caso de que per­
a las actividades sexuales de otras personas en su vida. Este desarrollo a su diera su trabajo presente, yo confiaba en que podría encontrar otro que le
vez llevó a mi observación que él era muy crítico consigo mismo y respecto permitiera continuar el tratamiento. En cuanto a mí concernía, si el con­
a asuntos sexuales, y que su convicción religiosa servía sólo como una racio­ tinuaba o no con este trabajo, no era lo esencial, pero debería considerar
nalización para una actitud emocional omnipresente, muy profunda. R. bien si estaría más o menos satisfecho con las alternativas razonablemente
mismo relaciono entonces esta actitud crítica hacia la sexualidad con ex­ disponibles. Atraje su atención sobre cómo en el pasado él se había quejado
periencias en su pasado y con sus padres duramente prohibitivos. amargamente porque había perdido trabajos que en retrospectiva le habían
tado cnlarp?fliaidL Ca(*a vez ^ue "msight” ocurre como un resul- parecido atractivos.
udo colateral de un enfoque esencialmente de apoyo es muy apreciado, Después de varias sesiones, este enfoque orientado a la realidad respecto
pero no debiera tentamos a r de inmediata 11' I , ., Z p . a la intensa transferencia negativa manifiesta, llevó a una prueba de realidad
del enfoque de apoyo. En otras paUbrls laT í aumentada en la situación del tratamiento, a una disminución en la inten­
a los pacientes a profundizar en sS nn^: PF aPoyo nO dcsan,ma
sidad de esa transferencia, y a la aceptación de S. de la posibilidad de que
baja exclusivamente con material conscip"1^0 dC S1 m‘Smo» s“1° 9ue pudiera ser razonable para él intentar controlar su conducta en el trabajo
operaciones defensivas son por )ó generd h' V preconsc‘ente- Ya Aue,laS para no poner en peligro su puesto, en tanto que seguíamos explorando sus
tificación proyectiva o escisión ,las Pnmitivas de negación, iden-
dto nivel, el u otros tipos de más sentimientos sobre su jefe. Fue sólo entonces que yo le señalé cómo, en su
enojo y sospecha de mí que fueron en escalada, el había casi.recreado con­
operaciones defensivas correspondiente?™1^3 SUF?C en la conciencia’ y laS migo la situación que describía en su trabajo, ilustrando asíssu propensión
todo lo que facilita el trabajo teran' 60 as man*^estac*ones de conducta,
en la terapia de apoyo. Peutico con estas defensas y contenidos a mal juzgar a las personas en puestos de autoridad. También le dije que pa­
recía estar adquiriendo una nueva e impresionante capacidad para retroceder,
Volviendo a R., yo estaba a ,
observar su conducta y cambiarla a la luz de una mejor comprensión.
del impulso, el “id", pero en vez dé é, amentc del lado de la gratificación Este ejemplo ¡lustra la exploración, clarificación y reducción de la trans-
cíente de su inhibición sexual determí^'011^ ,as racionalizaciones del Pa' ferencia negattva manifiesta por la repetida confrontación con la realidad-,
explore con el el conflicto con el a ™ * P°r el suP"egO. directamente, la activación y clarificación de la identificación proyectiva en el contexto
hcion objetal activada, cuando el pX?hora h 'ransferencia, en la re- «le la exploración en el aquí-y-ahora de una relación objeta! pnmit.va aca­
del superyo en tanto que proyectaba snh'ldentif><ó con una figura sádica lda en la transferencia; y un enfoque generalmente de apoyo a .a patología
7--^de sí^
paranoide del carácter. „«¡coterapia de apoyo es refrenar el uso de
s.: Un hombre al finid d ns ’ P * contrario, me co- Otro principio general de la Ps,cot"aP ..-aXGiación” ambiental si el
desordenadamente sumisa y rebelde^»?' al'ernaba una conducta declaraciones “apoyadoras , de consejo, *ft.rcPcia primitiva no analiza-
hacerlo asi explotaría disposiciones de la t
as personas en puestos de
. 42 Psico terapia de apoyo (Capítulo yj
Psicoterapia de apoyo 143
... - ^marión intervención ambiental y transmisión
das. La clarificación, confr ¿n asuntos en los que el paciente objeti- el nuevo aprendizaje adaptativo potencialmente implícito en dicho “acting
out debería diagnosticarse y apoyarse. 6
directa de la opinión de p q mediante canales racionales y
”XTtirnquTd terapeuta nene confianza en el propio juicio crítico del
“ademe en su capacidad para comprender y usar su entend.miento en forma Etapas inciales del tratamiento
Es crucial definir desde el principio, los problemas principales de la vida del
^"Esrov rechazando el concepto tradicional de manipulación como una paciente y de su psicopatología que han de explorarse y modificarse en el
técnica de apoyo, a pesar de su uso benigno por psicoanalistas interesados curso del tratamiento. Esta es una condición previa para definir los obje­
en la psicoterapia de apoyo. Creo que tiene implicaciones denigrantes para tivos del tratamiento y de los papeles del paciente y terapeuta en la obten­
los pacientes y para la psicoterapia de apoyo. Ciertamente no podemos ción de los mismos. Las metas del tratamiento deberán ser realistas, lograrse
evitar los efectos sugestivos de las intervenciones racionales, o, a un nivel con mecanismos que puedan explicarse y discutirse con el paciente más que
más profundo, de las reverberaciones de la transferencia, poderosas aunque con la suposición de que, simplemente con reunirse, el paciente y el tera­
no diagnosticadas relacionadas con todo lo que decimos y hacemos durante peuta mágica y conjuntamente producirán una solución de los problemas
el tratamiento del paciente en la psicoterapia de apoyo. Sin embargo, si el del primero. Es importante plantear al inicio la cuestión de si se requiere una
terapeuta proporciona información, consejo limitado y cuidadosamente con­ intervención ambiental directa o si es necesaria, cómo se realizará, y si hay
siderado, y la expresión directa de apoyo, con base en una consideración alguna necesidad de poner límites a la conducta del paciente como un pre-
racional, pueden obtenerse algunos efectos directamente de apoyo y los lími­ rrequisito para el tratamiento. Las tendencias gravemente destructivas o auto-
tes de la realidad en la situación del tratamiento, pueden así reforzarse. Es destructivas en la vida inmediata del paciente, pueden requerir estas precau­
sólo contra estos límites de la realidad que podemos detectar defensas primi­ ciones realistas. Es necesario subrayar su responsabilidad para comunicarse
tivas y distorsiones de transferencia en el tratamiento y el “acting out” del en forma honesta con el terapeuta. El paciente deberá saber que se espera
paciente en la realidad externa. que realice por su cuenta el trabajo entre sesiones. El terapeuta deberá esta­
Esto también significa que cuando deseamos introducir medicación blecer una función de control por la que pueda evaluar de sesión a sesión,
como parte de la terapia de apoyo deberíamos explicar su justificación lógi- cómo está influyendo el tratamiento al paciente fuera de estas horas. Debe­
ca y lo que el paciente puede esperar de ella. La medicación debería usarse rá esperarse que el paciente informe bien al terapeuta los desarrollos en su
en dosis efectivas farmacológicamente, más que para efectos de placebo. Si vida, y le comunique pronto y por completo las áreas de conflictos y difi­
se desarrollan estos últimos deberían diagnosticarse sin interpretarse de ma­ cultades.
nera necesaria, y sin intentar explotarlos tampoco. De modo similar, se in- Las instrucciones iniciales al paciente deberán transmitir estas expecta­
traducen técnicas directas de modificación de conducta en la psicoterapia tivas e invitarlo a comunicarse libre y abiertamente en las sesiones; si no se
de apoyo -como terapia sexual, hipnosis o una guia activa para confrontar van a discutir problemas presionantes, nueva información o un “reporte”,
el paciente debe entonces expresar libremente lo que venga a su mente du­
Las'razones níra iñ d " P"WgUÍrSe un cnfo9^ esencialmente racional. rante la sesión.
Las razones para introducir estas técnicas deberían encalar en el contexto
Las indicaciones y contraindicaciones para el tratamiento psicofarma-
cológico y/u otras técnicas terapéuticas especiales, deberán evaluarse por
que el terapeuta ha estado tratando de culmar^der’ 6''’030 ? rá'estM completo en las etapas iniciales del tratamiento, en vez de introducirlas en
técnicas en una forma mágica u ohcriir^ • tar’ Se detenorara; tratara e cualquier forma más adelante, como respuesta a la falta de mejoría del pa­
reacciones de la transferencia del re™ * u lransferencia escindiéndolas ciente. En otras palabras, una integración estratégica de varias técnicas de
introducida. En otras palabras es imnn^^ haCW U técnita recientemente tratamiento como parte de un plan global de tratamiento, es preferible a
lógica interna y consistencia de su eVuem* teraPeuta manten^a ’ una introducción al azar de nuevas modalidades en respuesta a la transfe­
comprensión verbalizada que define I Cma concePlual, sus técnicas y 18 rencia —y contratransferencia.
te y terapeuta en la situación de tratamS mCU$ y resPonsabilidades de pacien- Una evaluación cuidadosa y detallada de la personalidad del paciente,
Otro principio general más es a y óe las interacciones en su vida externa, deberá proporcionar información
del tratamiento, necesitan evaluarse e ' accioncs paciente a lo larg° respecto a los patrones dominantes de carácter y de aquellos vinculados a
del "acting out” de la transferencia " m'nos la relación de éstas tanto relaciones objétales significantes. Esta información hace posible predecir

dades emomonales básicas en formas de la Ratificación de las necesv *Os desarrollos futuros en la vida del paciente, planear las intervenciones
paciente. Es verdad que, ya que ™ adaptanvas U realidad social del Agnósticas y terapéuticas en estas áreas, y realizar el trabajo elaborativo
Cn un marco esencialmente no interpretativo. Dentro del contexto terapéu-
transferencia en estos casos, es menos 1 'í Un aná,isis sistemático de 1»
nco rnismo, el terapeuta deberá diagnosticar las defensas primitivas predomi­
del acting out de la transferencia pl T ' Una «Pación compra
menos mdeseable que en las mod^a " í nnsmo es tamb^ nantes y anticipar las intervenciones técnicas engranadas con su elaboración.
e expresión en el tratamiento’ Y
(Capítulo 9)
Psicoterapia de apoyo Psicoterapla de apoyo 145
144
hónrales dañinos, las influencias antiterapéu- tener una buena relación con el teraDeuta aun ___________
Diagnosticarse los factores ambienta* y las fucnteS amblentalcs . aun en presencia- de.frustración
r

ticas que se originan en el entorn cn las sesiones y para la inter­


0 temores rfspecto a sus P'OP'OS impulsos y propi-
Cia 3 fortalc,clrnicnto
de funciones integradoras dcl yo. El terapeuta cierta­
de ganancia secundaria, para su p
vención potencial ambiental dircc • de Ja psicoterapia de apoyo puede
mente debería apoyar la búsqueda espontánea del páceme, de los orígenes
Un problema importante en P , de la técnica psicoanalítica en el de su conducta presente en cuanto a que éstos, se refieran a recuerdos cons­
ser la imitación del terapeuta, mj| ’ completo al paciente la ini- cientes o preconscientcs. El terapeuta trabaja principalmente con material
sentido de “recostarse en su ¿ de horas de sesión. Esto por consciente y preconsciente, sin embargo, debe recordarse constantemente a
dativa para la estructuración delcontenía en transfercnc^ sí mismo, que los informes sobre el pasado dcl paciente, de manera necesa­
ria estarán coloreados por las funciones defensivas y que a menudo, lo que
^a“ haca el ^atamiento, y aparece como causas en el pasado, en realidad refleja justificaciones y racio­
^ defensas primitivas quedan bajo tierra en la transferencia Debe esperarse nalizaciones de dificultades caracterológicas presentes. Las reconstrucciones
que el paciente hable abiertamente, no solo sobre sus conflictos, pensamien­ seudogenéticas, por medio de las que el terapeuta usa la magia de un su­
tos y sentimientos sino también sobre los desarrollos significativos entre puesto enfoque analítico, al ligar el presente consciente con el pasado cons­
sesiones. , ., . r ciente, puede reforzar los propios mitos del paciente sobre su pasado y darle
En tanto que debe animarse al paciente a comenzar cada sesión infor­ la justificación para sus actuales puntos de vista y conducta. Pero una actitud
mando en forma espontánea al terapeuta sobre su vida, éste deberá pregun­ general de “no sabemos quizá de dónde viene todo, pero esto es lo que signi­
tarse a sí mismo lo siguiente; ¿Es en realidad importante o crucial lo que el fica ahora, cómo te afecta y con lo que tenemos que trabajar” representa
paciente me está diciendo? ¿Está relacionado con sus quejas iniciales o con una base más realista, menos mágica para el trabajo introspectivo por parte
los problemas que estamos explorando ahora? ¿Está relacionado con nues­ del paciente.
tras metas comunes en el tratamiento? ¿Está relacionado con problemas que Un tipo de “acting out”, frecuente y complicado, en la transferencia es
estamos explorando en la actualidad? ¿Refleja lo que el paciente ha hecho aquél en el que el paciente se presenta a sí mismo como la víctima desam­
con lo que examinamos en nuestra última sesión o sesiones? ¿Incluye nuevos parada del maltrato o frustración por parte de otras personas. Si un paciente
temas importantes para exploración psicoterapéutica? El terapeuta entonces explica todos sus síntomas como una consecuencia natural de la “realidad”
evalúa la colaboración activa del paciente en el tratamiento, la presencia o de un cónyuge hostil, es importante reconocer las necesidades insatisfechas
ausencia de continuidad contra los mecanismos de escisión, y, a un nivel del paciente pero también señalar sus propias contribuciones a sus frustra­
más profundo, la naturaleza de los desarrollos en la transferencia. ciones. Considerando que en la psicoterapia de expresión o el psicoanálisis
hay la posibilidad de trabajo elaborativo de los patrones sadomasoquistas
Manejo de la transferencia en la transferencia mediante la interpretación, en la psicoterapia de apoyo
tales interacciones deberían explorarse en forma directa en términos de su
Para plantearlo en forma más general; Las transferencias positivas modera­ realidad. El terapeuta en forma discreta pero consistente confronta al pa­
damente intensas pueden utilizarse para la labor psicoterapéutica, pero la ciente con la forma en que él contribuye a sus propias dificultades. Esto
idealización primitiva intensa tiene que tratarse con cuidado a causa de los puede de modo temporal incrementar la transferencia negativa manifiesta,
procesos de devaluación concomitantes que por lo general rétán activos en lo que entonces permitirá la exploración de las mismas dificultades en el
alguna otra atea de la vida del paciente. Las transferencias negativas latentes aquí-y-ahora de las sesiones. Al mismo tiempo, una exploración plena y
ínl„nr±CCtarfe Plra " P‘aTCÍÓn estr«'í?“. Y las negativas manifiestas, detallada de las dificultades del paciente -por ejemplo, en las interacciones
v cPomn?eto defl°a?f!nrCtiVa’ °lanflcarsc V '«lucirse con el examen realista con su cónyuge- puede de manera sorprendente abrir el camino para nuevas
fuentes de gratificación y la actitud masoquista del paciente para ignorarlas
cientesPimportantes, y“X’“ando TuT P H°nduCtaS conscien«s Y P'*conSo o arruinarlas. A menudo el trabajo cuidadoso con la “lógica escondida” de
dije, la exploración cuidadosa de nauone?^^de U realidad-,C°^ las reacciones de otras personas hacia el paciente, puede en forma indirecta
del paciente, puede permitir más^deUnr í Conducta apetitivos en la vida
lares en la transferencia. El examen v 3 a. ,exPlo'ac,°n de patrones sun' aumentar el conocimiento del paciente sobre sí mismo.
En este punto puede ser útil comparar los enfoques a la transferencia
de transferencia en las sesiones nuede í Uc"on ,realls'a de un cierto pairo1’
en el psicoanálisis, la psicoterapia de expresión y la psicoterapia de apoyo.
similares en otras áreas de la vida del * VU Para cxpl°rar dificultades
En el psicoanálisis, las defensas del paciente contra una plena condénela
Es importante para el terapeuta paClente' sus disposiciones de transferencia son exploradas de manera sistemática,
la expresión del paciente de una i». en mente 9ue’ hasta donde toler» >0 que lleva a una transformación gradual de las transferencias latentes en
desempeñando una función de soJL * ^bivalencia respecto a él, es» manifiestas Las reacciones de la transferencia evolucionan hacia una neuro­
Esto reafirma al paciente de la D.™’ e" cl sentido de Winnicott (1960b)- sis de transferencia bien desarrollada. El anatas s.srematico de la neurosis
que este no se derrumba bajo el im^T dcl teraPeuta; aquél descubre de transferencia permite su resolución como una resitencia contra el darse
lmpacto de su agresión, que es posible ma»'
Psicoterapia ae apoyu ^upnUi(j y/
146
P^oterapta de apoyo l41

cuenta del pasado inconsciente. Entonces la información sobre el pasado, mente en las áreas de prueba de realidad v . j-
contenida en la transferencia puede integrarse con la recuperación del pa-
Icrancia e integración de afectos, experiencias vTo„dnd,mient0’y,e n lat°-
cíente del pasado previamente inconsciente mediante e recuer o y a rccons- U exploración cuidadosa de operares
tracción. _c resolución analítica, debe permitir previamente una disminución en su con­
En la psicoterapia de expresión, la atención sobre la transferencia es
trol, sin restricción sobre las funciones adaptativas del yo y1 así aumentar la
menos sistemática. La atención combinada sobre el patrón predominante fortaleza del yo.
de la transferencia, los conflictos notorios primordiales en la situación vital A un nivel más profundo, la activación controlada de las relaciones ob­
inmediata del paciente, y las metas de largo alcance del tratamiento, per­ jétales primitivas en la transferencia, representadas en forma parcial con
miten al terapeuta en cualquier sesión decidir con cuánta extensión y pro­ “acting out” en momentos de transferencia negativa manifiesta relativamente
fundidad deberá explorarse el patrón predominante de la transferencia. Este estable, asi como en momentos de rápidos cambios de transferencia de idea­
enfoque realizado con pacientes con buena fortaleza del yo, se convierte lización a transferencia de devaluación, permite una consolidación de la con­
en un análisis limitado de patrones de transferencia. Con pacientes que pre­ fianza básica del sí mismo cargado libidinalmente y las representaciones
sentan debilidad del yo —o sea, organización límite de la personalidad— la objétales, y debería en verdad permitir alguna identificación parcial con el
disponibilidad de material de la transferencia primitiva disociado pero cons­ terapeuta. Sin embargo, esta identificación, está en contraste con la identifi­
ciente, permite la interpretación de las transferencias primitivas, lo que lleva cación primitiva, disociada con el terapeuta, que ocurre en la base de la idea­
a su transformación en transferencias “neuróticas”, más avanzadas. Estas lización narcisista o por el reforzamiento de los mecanismos de escisión que
pueden interpretarse con profundidad, aunque por lo general no se logra una dividen al mundo en objetos completamente-buenos y completamente-malos.
reconstrucción plena del pasado inconsciente. La estimulación directa de la expresión más adaptativa de las operaciones de­
En la psicoterapia de apoyo, el terapeuta trabaja con las manifestaciones fensivas y la gratificación del impulso, puede gradualmente producir una
de la transferencia, en particular la negativa manifiesta. El esfuerzo por tra­ mejoría global en el equilibrio impulso/defensa. Los efectos no específicos
bajar en una forma clarificadora y confrontante con los efectos desorgani­ de todas las intervenciones terapéuticas (Kemberg, 1980, capitulo, 10) tam­
bién operan aquí; las funciones de “sostén" afectivo y de “contenedor cog­
zadores y regresivos de las operaciones defensivas primitivas (para reducir
noscitivo del terapeuta son de importancia significativa en los pac.entes con
sus efectos debilitadores del yo) puede llevar a la activación de desarrollo de
transferencia negativa manifiesta, en las horas de sesión, los que entonces debilidad del yo.
tienen que explorarse y resolverse como se ejemplificó.
En todos los tipos de tratamiento, el trabajo con la transferencia comien­
za con manifestaciones conscientes y preconscientes de transferencia, y se
prosigue, hasta que las fantasías del aquí-y-ahora del paciente sobre el tera­
peuta sean exploradas y clarificadas plenamente. Sin embargo, en la psico­
terapia de apoyo esta exploración no se conecta interpretativamente con la
relación inconsciente del paciente hacia el terapeuta o con su pasado incons­
ciente. Se usa, en vez de eso, para confrontar al paciente con la realidad de
la situación del tratamiento y con distorsiones paralelas en su vida externa.
El comienzo del trabajo con manifestaciones de transferencia es el mismoen
todas las tres modalidades del tratamiento, pero el punto final es muy dife­
rente. Si un paciente en psicoterapia de apoyo presenta al terapeuta material
de fantasía regresivo muy primitivo, la comunicación no se descuida sino
que se le sigue la pista hasta problemas de la realidad. En la psicoterapia^
expresión, la d.recoon se invierte: el camino usual es desde la realidad a 1»
exploración de la fantasía subyacente.

MECANISMOS DE CAMBIO

¿Cuáles son los mecanismos por los que se obtiene el cambio en la direccl°
de los objetivos terapéuticos en la psicoterapii de apoyo? Antes que nada. c
un enfoque terapéutico directo, no manipulador, no mágico, las funcl°n
del yo del paciente son comprobadas, activadas’y fortalecidas, partid15”
Indicaciones y contraindicaciones 149
out” grave inicial y del grado al que hav un va «k u • ,,

10 más importantes para saber si u'n paeLte’ita


pnmero, el n.vel al que extste cierta integración del superó, de modo que
e paciente presente solo tendencias antisociales muy limitadas; y, segundo,
el grado al que las relaciones objétales han evolucionado de modo que cuan-
do menos algunas transferencias neuróticas, avanzadas (en contraste con las
Indicaciones y mas primitivas) esten disponibles. Cuando las tendencias antisociales son no­
torias, en general hay peligro de que la distorsión y la mentira conscientes
contraindicaciones para invadan el tratamiento, lo que hace muy difícil, en verdad, el psicoanálisis
propio, y quiza hasta imposible. Cuando el paciente tiene alguna capacidad
para relaciones profundas, diferenciadas, con otras personas, hay menos ries­
modalidades de tratamiento go de que las transferencias primitivas tengan efectos desorganizadores en la
situación analítica. De aquí que, cuando los rasgos edípicos diferenciados
basadas psicoanalíticamente están fuertemente presentes desde el principio del tratamiento y están dis­
ponibles clases de transferencias integradas y realistas además de las caóticas,
extrañas, y fragmentadas de los trastornos límite, puede estar indicado el psi­
coanálisis. Este es particularmente el caso con personalidades infantiles con
rasgos histéricos funcionando a un nivel límite.
El psicoanálisis es el tratamiento a elegir para los pacientes que sufren
de personalidad histérica, obsesivo-compulsiva y depresivo-masoquista. El
Habiendo descrito las características distintivas de los diversos tipos de psi­ psicoanálisis puede estar también indicado para pacientes con histeria infan­
coterapias basadas psicoanalíticamente, pudiera ser apropiado explicar las til, o histeroide, o Zetzel-tipo-dos y tipo-tres —o sea, pacientes con una mez­
indicaciones y contraindicaciones generales para cada uno, así como para cla de rasgos infantiles e histéricos. (La histeria Zetzel-tipo-uno corresponde
el psicoanálisis propio. , a la personalidad histérica propia, y la Zetzel-tipo-cuatro a los casos más gra­
Estos criterios no pueden basarse exclusivamente en el diagnóstico de la ves de personalidad infantil). Aquí, por consideraciones individuales se puede
organización de la personalidad (neurótica vs. límite) o en dicho diagnostico determinar que aún si está presente una organización límite de la personali­
junto con la constelación predominante de rasgos patológicos del carácter. dad, el tratamiento debería ser el psicoanálisis. Una consideración similar
Es de lamentar la práctica de permitir que factores externos o circunstancia­ prevalece con las personalidades narcisistas que, a pesar de una organización
les —por ejemplo, la situación económica del paciente, factores sociales o límite de la personalidad, subyacente, no presentan rasgos límite abiertos
geográficos, preferencias y habilidades personales del psicoterapeuta, o las (ausencia general de control de impulsos, tolerancia a la ansiedad y canali­
presiones externas sobre él- determinen la elección del tratamiento. Debiera zación sublimatoria) u otros indicadores pronósticamente negativos (infiltra­
tener precedencia el tratamiento que fuera óptimo para cada caso. Sin em­ ción del sí mismo grandioso patológico con agresión, cualidades antisociales,
bargo, a veces estos factores externos pueden requerir un cambio de lo ópti­ deterioro extremo o pobreza de las relaciones objétales).
mo a lo factible. Con frecuencia, compartir con un paciente lo que pensamos En resumen, el psicoanálisis es el tratamiento a escoger para los pacientes
que sena el tratamiento ideal para el, asi como nuestro interés por la ausen­ con organización neurótica de la personalidad, para personalidades narcisis­
cia de condiciones realistas para dicho tratamiento, puede movilizar la par­ tas que no están funcionando en un nivel límite abierto, y para pacientes que
ticipación activa del paciente. A menudo es sorprendente la capacidad del Manifiestan algunas estructurales histéricas e infantiles mezcladas.
paciente para movilizar sus propios recursos psicológicos y psicosociales. Sin embargo, existen ciertos requisitos para el psicoanálisis. Dado que el
Psicoanálisis requiere cuatro o cinco sesiones semanales, debe disponerse de
tiempo y dinero, excepto en grandes ciudades donde los institutos psicoana-
PSICOANALISIS
Kticos ofrecen tratamiento a bajo costo como parte de sus funciones educa­
tivas.
Aunque la mayoría de los pacientes límite como se ha señalado, logran mejor Es útil considerar para, el psicoanálisis a pacientes cuya personalidad y
resultado con la psicoterapia psicoanalítica modificada, hay algunos que Potencial social y cultural son prometedores. La cuest.on aquí es un esfuerzo
pueden analizarse sin modificaciones de la técnica, y en forma reciente me he Por maximizar el beneficio de un tratamiento tan largo y caro. El psicoana-
llsis por lo general presupone cuando menos una inteligencia normal, una
vuelto más optimista a este respecto. Además del potencial para un “acting
patología de las relaciones objétales relativamente moderada, rasgos antiso­
ciales sólo leves, motivación adecuada para el tratamiento y la capacidad para
148
150 Indicaciones y contraindicaciones (Capítulo l(j)
Indicaciones y contraindicaciones 151
la introspección o el “insight”. Las manifestaciones no especificas de debili­
dad del yo debieran estar ausentes. coterapia de expresión realizada en un arreglo de una vez a la semana o me­
nos, por lo general es completamente inadecuada. Con sesiones tan poco
frecuentes, es imposible hacer justicia al análisis de la transferencia requerido
PSICOTERAPIA DE EXPRESION en este tipo de psicoterapia, y hay un serio riesgo de centrarse en la transfe­
rencia, rechazando asi los desarrollos en la vida del paciente entre sesiones
La psicoterapia de expresión es el tratamiento a elección para la mayoría y separando artificialmente la exploración de la transferencia del análisis de
de los pacientes con organización límite de la personalidad, específicamente la situación vital del paciente. O de otro modo, en un esfuerzo por ponerse
para aquellos con personalidad infantil, narcisista con rasgos limite abiertos, al día, el terapeuta puede verse forzado a centrarse tanto en la situación vital
narcisista con condensación del sí mismo grandioso patológico con agresión, del paciente fuera de sesiones, que las manifestaciones de los conflictos del
y para quienes presentan una mezcla de rasgos de personalidad narcisistas y mismo en la transferencia caen al fondo y el tratamiento se paraliza.
paranoides fuertes. La personalidad esquizoide, paranoide y sadomasoquista Los pacientes candidatos a psicoterapia de expresión deben estar dis­
con una predominancia de autodestructividad y sin rasgos sádicos que ame­ puestos a abstenerse de drogas y alcohol, y de otras conductas físicamente
nacen la vida, son otros tipos apropiados para la psicoterapia de expresión. autodestructivas. Si sienten que estas inclinaciones están fuera de control,
Los pacientes con seria autodestructividad crónica (como tendencias auto- deberán estar dispuestos a reconocerlas abiertamente y a aceptar hospitali­
mutilantes, suicidas como una “forma de vida” y anorexia nerviosa) son zaciones breves. Los pacientes alcohólicos, drogadictos o suicidas crónicos
apropiados para este tipo de psicoterapia, si se puede brindar suficiente no deberían someterse a esta psicoterapia si esos síntomas no pueden con­
estructura externa para prevenir o controlar el “acting out” que puede, de trolarse. Por último, esperamos cuando menos una inteligencia normal como
otro modo, amenazar la continuación del tratamiento o la vida del paciente. prerrequisito para participar en la comunicación verbal altamente simbólica
El establecimiento de esta estructura social no debiera impedir al terapeuta y abstracta que es parte de la psicoterapia de expresión.
conservar una postura esencialmente neutral.
Las personalidades hipomaniacas y las “como si” con seudología fan­
tástica, tienen un pronóstico menos prometedor para la psicoterapia de PSICOTERAPIA DE APOYO
expresión, particularmente en los casos de seudología fantástica, a causa
de la tendencia a mentir. Dentro del amplio espectro de neurosis sintomáticas, patología del carácter,
La psicoterapia de expresión también tiene cienos requisitos generales y trastornos límite —es decir, toda la psicopatología no psicótica, no orgá­
que se cruzan con las categorías diagnósticas mencionadas. En todos los nica— la modalidad de tratamiento a elegir rara vez es, si es que llega a serlo,
" m.pOZie Z P°sibk «al.zar el tratamiento con la mín.ma la psicoterapia de apoyo. De hecho, creo que como regla genera! la indica­
estructuración de las horas de sesión. Si se da estructura externa el trata­ ción de psicoterapia de apoyo para estos pacientes deriva de la contraindi­
miento deberá realzarse por un eauino cación para psicoterapia de expresión.
del terapeuta pueda mamenZ. EnZatZZ la "‘«calidad tecmca Hasta donde los pacientes con buena fortaleza del yo -es decir, neurosis
intervenir directamente en la vida del paciente 't terapeUta nO deber' sintomáticas y patología límite del carácter- respondan a rodas las modali­
se haga necesaria deberá ser responsabdulTd d / Cual<’uler >n«rvencion que dades de tratamiento derivadas psicoanalíticamente pero en particular a la
del equipo (una asistente social Pquizá en °tr° miembro (o miembros) psicoterapia de expresión o al psicoanálisis (Kernberg y cois., 1972), se in­
deben ser capaces de preservar una hónestdí'rtK® enfermera)' Los PacienteS dicaría la psicoterapia de apoyo sólo si el paciente carece de motivación o
verbales, y los rasgos antisociales graves aun ¿ baS'Ca en 5US comunlcacl0,ne. atención psicológica o carece de la capacidad o voluntad para participar en
antisocial propia, pueden contraindico. i " Un Paclente sin personalidad las dos o tres sesiones por semana que se requieren como mínimo para la
formas graves de reacciona teránéZ ’ Ps'c°t«apia de expresión. Algunas
identifica con un objeto primitivo extr n?atlvas en las que el paciente se psicoterapia de expresión. ...
Es preferible cuando se está considerando la psicoterapia, evaluar pri­
dicar la psicoterapia de expresión oer CmadaInente sádico, pueden contrain- mero las indicaciones y contraindicaciones para la psicoterapia de expresión;
tratamiento inicie (excepto donde |a< ”d,f lcl1 íU2gar esto antes de que el de hecho, en sentido estricto, es preferible en primer lugar determinar si el
sido bien documentadas en previos ¡„, Ot>sen'acio'’es correspondientes han
Psicoanálisis es indicado y el paciente analizable. Si no. la siguiente cuestión
haya la esperanza de que los aspectos d?l “ Psicoterap¡a). En tanto que
out" de g^ves reacciones
« si la psicoterapia de expresión es la indicada Solo si todas la modalidades
terapéuticas negativas puedan ser conten u de expresión son contraindicadas deberá considerarse:1aps,coterapia de apo­
tamiento, el terapeuta puede probar la oZ? P°r ,a "tructura total del tra- yo y adoptar una técnica de apoyo estrictamente definida. Quiero subrayar
El compromiso de un paciente ó ps,'CotcraP'a de expresión 9ue la aparen* falta de tiempo, motivación, mtrospeccion y atenoon pS;-
cuando men¿a aPaC'dad para cumplir P’iCOterapia3 0<£ expresión incluye r , - c S1 fUera excesiva, contratndi-
—cuando menos dC
dos o tres veces a la seZ" T? ' d< asistencia reguUr car?ag,l 3 dC ün PaCienr ‘CUrX de^Valuarse en fomu indagatoria
n mi punto de vista, la Psl’ ant i? Ps,coteraP’a de exPr • apoyo. Es ventajoso en todos los ca-
a°tes de decidirse por la psicoterapia d p ,
152 Indicaciones y contraindicaciones (Capitulo 20) Indicaciones y contraindicaciones 153

Dentro del amplio espectro de la organización límite de la personalidad,


^dJrúemp^ la psicoterapia de apoyo está indicada para la personalidad inadecuada (se­
gún la define el DSM-ll) y para pacientes con grave patología del carácter y
organización límite que presentan rasgos antisociales crónicamente graves
des psicoanalíticas del tratamiento, y deja la puerta abierta para la psicote- aunque no una personalidad antisocial propia (ver capítulo 5 para la dis­
rapia de expresión o el psicoanálisis con el mismo diagnosticados cusión diagnóstica correspondiente). La personalidad antisocial tiene un
La historia pasada de compromisos terapéuticos del paciente puede ser pronóstico sumamente malo para todas las modalidades de tratamiento ba­
de fundamental importancia al evaluar su capacidad para participar en cual­ sadas psicoanal íticamente y probablemente no debería tratarse con tipos
quier forma de psicoterapia. Otros problemas pueden inclinar la balanza ordinarios de psicoterapia.
hacia una forma de apoyo más que de expresión. Si la enfermedad del pa­ La psicoterapia de apoyo está indicada también para todos los pacientes
ciente esta proporcionando un grado substancial de beneficio secundario, con organización límite que no cumplen con los requisitos para la psicote­
el pronóstico para psicoterapia de expresión no es bueno. Otros problemas rapia de expresión o psicoanalítica para tal modalidad, aunque serían apro­
que militan contra la terapia de expresión incluyen la desorganización de piados con base en su constelación predominante de patología del carácter.
circunstancias de la vida externa bastante graves para requerir intervencio­ La psicoterapia de apoyo también tiene sus prerrequisitos. El paciente
nes ambientales-, un sentimiento general de urgencia para esta intervención debería presentar un nivel de inteligencia equivalente a la forma verbal com­
en el ambiente a causa de desarrollos potencialmente dañinos en la vida ac­ pleja del tratamiento —es decir, un cociente de inteligencia de cuando menos
tual de paciente-, una ausencia crónica de relaciones objétales verdaderas 75 a 100. La conducta autodestructiva grave debiera ser controlable al brin­
(pacientes con agudo aislamiento social); y la presencia de manifestaciones dar apoyo en las sesiones y estructurar la vida del paciente fuera de estas. Si
graves no específicas de debilidad del yo. una técnica psicoterapéutica de apoyo no es capaz de contener la autodes-
Sin embargo, la gravedad de algunos de estos rasgos puede contraindicar tructividad del paciente, esa puede ser quizá una contraindicación para cual­
la psicoterapia de apoyo por igual. Por ejemplo la mentira crónica (aun sin quier tratamiento como paciente externo en este punto; y el paciente puede
una estructura de personalidad antisocial), una historia de reacciones tera­ requerir hospitalización de corto o largo plazo. De manera similar, el desarro­
péuticas negativas con conducta agresiva violenta y actos destructivos o auto- llo de reacciones terapéuticas negativas del tipo mencionado antes como
destructivos, y un inexorable “acting out” masoquista, todo esto puede plan­ potencial contraindicación de la psicoterapia de expresión, debe ser contro­
tear dudas de si pudiera iniciarse algún tipo de psicoterapia como paciente lado por medios directos en las sesiones, así como por la estructuración de
externo. Un periodo de hospitalización breve o largo puede aclarar estos la vida del paciente fuera de éstas.
problemas y ampliar en forma notable el potencial para todas las interven­ Paradójicamente, reforzar las consideraciones de la realidad como parte
ciones psicoterapéuticas. de la técnica de psicoterapia de apoyo tiende a reducir los efectos de reac­
La psicoterapia de apoyo es una modalidad ideal para la intervención ciones terapéuticas negativas graves, que pueden empeorar con un enfoque
en crisis. Una técnica de apoyo dentro de las sesiones combinada con inter­ de expresión que proporciona una estructuración insuficiente de la vida del
venciones directas en el ambiente del paciente brinda un tratamiento efectivo paciente. La psicoterapia de apoyo también requiere de una situación vital
de tiempo limitado Este enfoque debería d.ferenciarse de la psicoterapia de que no sea tan caótica o destructiva de modo que sea todavía una primera
expres.on a corto plazo, un tipo de terapia que en la actualidad se somete a tarea razonable una modificación de la conducta del paciente, más que de
una renovada exploración (Davanloo, 1980). Una pregunta interesante y pro­ un entorno imposible.
bablemente aun abierta. es a que grado una mezcla de técnicas de apoyo y *
expresión es menos damna o más efectiva en la psicoterapia breve o en una
intervención en crisis que un tratamiento a largo plazo P
Cuando las circunstancias Desan 6,. CONTRAINDICACIONES generales para modalidades
DE tratamiento basadas psicoanaliticamente
tratamiento o indican un pronóstico extremad arrcg)° rcah
tearse la pregunta de si al¿n tipo de ncir^C’nadamenl,e. Pesimista, debe phn
debe aceptar el hecho de que ahunosPDac-*rapia csta ,ndicad<>- El ter?pCUnf Antes que nada, como se mencionó, el diagnóstico de una estructura anti­
ninguna intervención psicoterapéutica^l n° pueden ser ayudados po social de la personalidad prácticamente contraindica cualquier modalidad
míticamente eleva nuestro estado de 1 darse cuenta de este modo, auto de psicoterapia basada psicoanaliticamente. Además, cuando la ganancia

mos para el tratamiento, la necesidad* Para esta^ecer requisitos m*nl' secundaria de la enfermedad excede al sufrimiento del paciente, el pronós-
implique que él asuma algunas resoon/k ContTato con el paciente q«e r,eo para psicoterapia es sumamente desfavorable. Por ejemplo, los pacientes

una consonancia realista entre obietiv™ h i CS durante el tratamiento,/ c°n síntomas neuróticos crónicos, rasgos hipocondriacos, y dificultades m-

mo. También reduce las posibles u Umicnto Y proceso del m*' terpersonales graves que han sido declarados incapaces de cualquier trabajo
sivo o un espíritu mesiánico, que pUeden hacia un celo terapéutico e*cr y se les ha asegurado una pensión estable para el resto de sus vidas, pueden
ní*rmuyautoderrotistas.
154 indicaciones y contraindicaciones (Capitulo 10)
Indicaciones y contraindicaciones 155

tener razones realistas (además de las inconscientes) para aferrarse a sus neutralidad pueden resolverse analíticamente, el caso puede todavía cam­
síntomas. biarse a psicoanálisis.
La falta de disposición o la incapacidad para asistir a las sesiones en for­ En otras ocasiones, en especial si parece indicado un cambio de psicote­
ma regular, perturbaciones graves en la comunicación verbal, y un CJ muy rapia a psicoanálisis después de meses o años de tratamiento —es decir, cuando
bajo son contraindicaciones obvias. Hay algunos pacientes cuyo despiadado el paciente ha mejorado lo suficiente con la psicoterapia para que el psico­
“acting out” de tendencias autodestructivas no es controlable, bien a causa análisis sea posible- puede ser preferible evaluar la situación completamente
de una necesidad incansable por destruirse a sí mismos o a causa de una com­ con el paciente, fijar ciertos objetivos que deberían cumplirse en la psicote­
binación de esta necesidad con un entorno psicosocial conspirador en el que rapia misma antes de terminarla, y luego considerar la posibilidad de termi­
los parientes clave, inconsciente o conscientemente, desean la muerte del narla y comenzar el psicoanálisis -si todavía se necesita- más adelante.
paciente. Los pacientes con una inclinación crónica a la mentira, aun sin una Bajo estas condiciones, el paciente, idealmente, debería permanecer sin tra­
estructura antisocial de personalidad propia, tienen un pronóstico malo. tamiento cuando menos de 6 a 12 meses de modo que el efecto total de la
psicoterapia pueda ser reevaluado después de haber funcionado de manera
independiente por un tiempo, y que haya habido oportunidad de resolver
REVISION DE LAS MODALIDADES DEL TRATAMIENTO el proceso de duelo relacionado con la terminación de la psicoterapia. El
paciente debería comenzar el psicoanálisis con un analista diferente.
A veces, son inevitables los errores al sugerir el psicoanálisis o la psicoterapia
de expresión para los pacientes límite y es necesario, después de un tiempo,
revisar la modalidad del tratamiento. Es relativamente fácil o seguro cam­ INDICACIONES PARA HOSPITALIZACION
biar la modalidad de psicoanálisis a psicoterapia. Esto puede hacerse gracias
a que el analista se da cuenta de que el “acting out” grave y persistente del Ciertos aspectos de la estructura límite de personalidad del paciente, sínto­
paciente no puede ser controlado con la sola interpretación y amenaza a la mas, situación vital, y/o actitud hacia su enfermedad pueden hacer prácti­
continuidad del tratamiento, o hasta la supervivencia física o psicológica camente imposible cualquiera forma de psicoterapia psicoanalírica como
del paciente. A veces, las condiciones de la realidad (a menudo ocasionadas paciente externo. Cuando se requiere hospitalización, el tratamiento puede
en parte o totalmente por la enfermedad del paciente) deterioran e inter­ ser breve (de varios días a tres meses) o a largo plazo íde tres meses a un año,
fieren con el trabajo analítico. Otras veces, la prevalcncia de transferencias o mas). La hospitalización a corto plazo está por lo general indicada cuando
primitivas y de operaciones defensivas primitivas evolucionan a una psicosis la estructura de personalidad del paciente, síntomas y circunstancias vitales
de transferencia hecha y derecha, con una pérdida de la prueba de realidad hacen impracticable el tratamiento externo. La hospitalización a largo plazo
se indica en gran parte con base en la actitud del paciente hacia su enferme­
en las horas de tratamiento y la imposibilidad para reconstituir un yo obser­
vador. Bajo estas circunstancias, el analista puede reevaluar la situación con dad.
el paciente, aclarar la naturaleza de los problemas que inesperadamente Los objetivos del tratamiento hospitalario a corto plazo incluyen una
cambiaron la situación terapéutica total, y transformar el análisis en psico­ eyaluación diagnóstica amplia, intervenciones terapéuticas para controlar
terapia. En la práctica, esto por lo general significa también realizar entrevis­ síntomas, un diagnóstico de la situación familiar del paciente y/o de los sis­
tas cara a cara; No veo ventajas alguna sino únicamente desventajas en reali­ temas sociales de apoyo y circunstancias traumáticas o disparadoras de con-
zar la psicoterapia psicoanalítica en el "couch" en vez de cara a cara (1975). flieto, y una evaluación del tratamiento externo óptimo indicado después
Cuando las circunstancias son a la inversa -es decir cuando lo que co­ de dar de alta, incluyendo la capacidad del paciente para mantener este tra­
menzó como psicoterapia de expresión debería, en la opinión del terapeuta tamiento externo.
transformarse en psicoanáhsis- la situación es más difícil Usualmente, en El objetivo principal del tratamiento de hospital a largo plazo para la
Organización límite de la personalidad es la modificación de rasgos de perso­
estas circunstancias, el analista ha desarrollado algunas posturas no neu­
nalidad de estos pacientes que pesan contra su capacidad de comprometerse
trales y ha establecido parámetros o incluso modificaciones de la técnica q»'
í> V de mantener una psicoterapia externa. Los rasgos clave de la persona-
pueden d?s ors.onar larelacen de transferencia a tal grado que el análisis se
hace dificd o imposible. Por lo tanm „,ltTal idad a ser modificados en el tratamiento de hospital a largo plazo incluyen
la* actitudes del paciente hacia su enfermedad y hacia el tratamiento, es de-
sea la postura del terapeuta en una Dsicnt»» ** as ,mas tecnicamente n s
Clr. falta de introspección o “insight”, motivación escasa para el tratamiento,
límite, más fácil será el cambio a Dsicoan'r^11 exPres‘°n con PaClhnra v niuvspcu de |a enfermedad. Los rasgos mas ne-
el analista tiene que preguntarse, ^indagando?1 ”tO “ l° indic*d°‘ ha
utilizado técnicas de apoyo (baio la fn Ú° u U S1 mismo’ a Mue eS
o de sugerencia) o ha usado la transferí c°men taños manipulado
Si el analista puede contestar en formanC'a r°mo aP°y° en vez de analizó ’
tido de que las principales distorsione?? l °6a CStas Prc8untas e,n l0 de hospital a largo plazo.
ac la transferencia o desvíos de
indicaciones y contraindicaciones (Capítulo 10}
156
Indicaciones y contraindicaciones 15 7
Por lo unco, ios
crisis en un paciente que ha estado cumpliendo con una psicoterapia inten­
P'íequi'e’LTnaTxplorac.ón total de la personalidad del páctente dentro del siva a largo plazo, necesita reevaluarse si este enfoque de tratamiento es el
adecuado, junto con la posibilidad de que lo que pasó fuera el desarrollo de
h0S Lo"' usgos'dc’persónaHdad que justifican la hospitalización a corto plazo una reacción terapéutica negativa o una regresión aguda en la transferencia
incluyen la gravedad extrema de los aspectos no espectftcos de la debtltdad Estas evaluaciones diagnosticas y pronosticas pueden facilitarse con una hos-
del yo que conlleva el riesgo de “acting out” destructivoo autodeslruct.vo, pitalizacion breve.
un sentimiento paralizante de caos con crisis en todo el funcionamiento so- Se derivan indicaciones adicionales para la hospitalización a corto plazo
cial» y conductas que, sin ser agudamente peligrosas para el paciente o para de las incertidumbres en el diagnóstico, por ejemplo, nuevos desarrollos sin­
los demás, ponen en peligro el futuro del paciente e implican que esta que­ tomáticos que plantean cuestiones diagnósticas complejas. También, una
mando los puentes” detrás de él. Los rasgos de la personalidad (o más bien interrupción de una psicoteapia externa adecuada puede ser consecuencia
su interacción con el terapeuta) también incluyen una abrumadora predis­ de circunstancias externas que interfieren con las horas programadas. La in­
posición al desarrollo de reacciones terapéuticas negativas. Los síntomas que tensificación de la ansiedad o depresión graves dentro de la situación de
requieren hospitalización breve incluyen aquéllos que encierran un peligro tratamiento continuo como paciente externo puede constituir otra razón
inmediato para el paciente o para otros, como las tendencias suicidas agudas, para la hospitalización a corto plazo.
ataques incontrolables de rabia con tendencia a la violencia física, abuso de Las indicaciones para la hospitalización a largo plazo en la práctica coin­
drogas y/o alcoholismo que el paciente no puede controlar, y conducta an­ ciden con problemas relativos a la actitud del paciente hacia su enfermedad.
tisocial que, sin ser intencionalmente autodestructiva, lo es potencialmente Los rasgos que se refieren a la actitud del paciente hacia su enfermedad in­
a causa de sus efectos. Los rasgos sintomáticos también incluyen regresión cluyen una capacidad para la introspección, la motivación para el tratamien­
aguda en la transferencia en el caso de pacientes que están en psicoterapia to, y la ganancia secundaria de la enfermedad. Respecto a la capacidad para
externa, y van desde desarrollos psicóticos en la transferencia únicamente la introspección, me refiero no sólo al mantenimiento de la prueba de rea­
(psicosis de transferencia) hasta reacciones psicóticas agudas, generalizadas. lidad en un sentido estricto, sino a una combinación de un darse cuenta cog­
Los episodios psicóticos agudos en los pacientes límite pueden reflejar re­ noscitivo y emocional de su enfermedad y preocupación por ella, de modo
gresión en la transferencia, formas muy graves de reacción terapéutica ne­ que el paciente experimenta deseos de ser ayudado. Puede haber evidencia
de crisis de la personalidad grave, intensificación de síntomas potencialmente
gativa, los efectos del abuso de drogas, alcoholismo o un trastorno emocional
destructivos o autodestructivos y confusión y crisis social en el funcionamien­
extremoso. Obviamente, los rasgos de personalidad y los síntomas como
to del paciente sin que presente esta introspección y preocupación, y que
causas para la hospitalización breve, no pueden siempre ser diferenciados en sí misma puede volverse una razón importante para una hospitalización
en forma precisa, y se refuerzan entre sí
breve.
Las situaciones vitales que pueden pedir la hospitalización breve de los En contraste, una ausencia de introspección por un largo tiempo frente
pacientes limite incluyen un colapso temporal de los sistemas sociales de
malfuncion amiento social crónico, que lleva al rechazo de cualquier tra­
apoyo del paciente-, un circulo vicioso derivado de los efectos desorga­
tamiento psicoterapéutico aun en ausencia de pérdida de prueba de realidad,
nizadores del paciente sobre su familia; y las reacciones natoltócas inadap­
puede ser una indicación para una hospitalización a largo plazo.
tadas o inapropiadas de la fanulia hacia la enfermedad del ñámeme.
crisis producida por la partida hacia la aei paciente La motivación para el tratamiento por lo general va mano a mano con
pues de una ausencia píede generáí«t c° P°r * ^L X e la introspección, pero hay pacientes cuya motivación pata el tratamiento es
de un tipo primitivo, un deseo de ser cuidado mientras que rehúsan tomar
puede proteger al paciente y estabilizarlo an
.°’y una hosPltal,zaclon ’| de
apoyo. ° asi como a su sistema social ac cualquier responsabilidad de sí mismos, y que puede pesar contra la inicia­
En resumen, todos los ras?™ Ha . ron o mantenimiento de una relación psicoterapéurica como paciente exter-
no- El rechazo del paciente a aceptar la responsabilidad de si mismo puede
tales mencionados hasta aquí^nor rsonalldad, sintomáticos, y ambie
re
una hospitalización a corto plazo n , presentan indicaciones p ar Aplicar los riesgos de conducta destructiva o autodestructiva. Por ejemplo,
episodio psicótico, crisis social o dew^n ?Cnte en el caso de un pnmf. algunos pacientes a quienes nos referimos en otra parte (capitulo 16) como
tico. Los episodios de este tipo ren °<4 ° Un Clnpeoramiento síntoma aquéllos que presentan el “suicidio como una forma de vida pueden darse
terapéuticas potenciales que estatice i°S¿ pueden revelar intervenciones P«fecta cuerna de la naturaleza de sus síntomas pueden desear se ayuda-
dos- Y sin embargo rehúsan aceptar la responsabilidad de alentar a su ps-
hospitalización, o de otro modo suLé i fUnc,onamient0 del paciente sin
largo plazo. La falta de una estructuré * necesidad de hospitalización 1 ^iatra sobre sus impulsos suicidas incontrolables aun en ausencia de cual­
mantener al paciente en un contexméapropiada de tratamiento, capaz de quier otra ganancia secundaria importante de la enfermedad. Aquí, lo que
car una hosp.talización breve aun COn n tratamicnto externo puede Dl. j- amarse
„ sanancia secunod ■ fu- Je la conducta autodestructiva como
la gananc[a pri revancha contra una imagen paternal
Un r _
modo manejarse sm tratamiento de hos^Te CUya crisis Prieta de ^.tnunfo inconsciente sobre, o una revancha c^n teextern^>ju^¡fican.
hospital. Si es un pri¿er episodio °uiada puede pesar contra el tratamiento como pac.
MM<s y I Capítulo 10)
75$
///. Personalidades Narcisistas:
do U bospiu^ón
Teoría Clínica y Tratamiento
má^fun^ actitud del paciente hacia su enfermedad como una
condición para más tratamiento externo. ,. . . .
Fn los pacientes con organización limite de la personalidad, a ganancia
secundaria de la enfermedad es. en general, dit.Cil de separar de la ganancia
primaria. Las ganancias obvias derivadas de una relación parasitaria con la
familia, la explotación económica a los demás, el control omnipotente sobre
el entorno, expresado simbólicamente por los síntomas autodestructivos
11
que mantienen a todos a la expectativa, todos, pueden representar una indi­
cación para hospitalización a largo plazo, encaminada a modificar las acti­
tudes del paciente en esta área así como a ayudar a la familia a vencer el Enfoques psicoanalíticos
control de la patología del paciente sobre ellos.
La hospitalización a largo plazo puede también estar indicada para los contemporáneos
pacientes en tratamiento psicoterapéutico externo intensivo aparentemente
apropiado, si ellos presentan una forma grave de reacción terapéutica nega­
tiva, si el tratamiento está fallando en refrenar los efectos destructivos del
sobre el narcisismo
“acting out” crónico o de los patrones de vida autoderrotistas, despiadados,
o si la carga en las responsabilidades ordinarias de la vida está siendo reem­
plazada por una carga exclusiva en la terapia misma (“psicoterapia como
reemplazo de vida”). En todos estos casos, los objetivos del tratamiento
interno a largo plazo incluyen, antes que nada, el logro de un cambio signi­
ficativo en la personalidad, relacionado con el permitir la reanudación del Los tres principales enfoques para el estudio del narcisismo normal y pato­
tratamiento externo. lógico en el pensamiento psicoanalítico contemporáneo se originan en el
Las indicaciones adicionales para hospitalización a largo plazo incluyen ensayo de Freud (1914), sobre el narcisismo.
la falta de cambio en la impulsividad y “acting out” crónicamente graves,
conducta antisocial crónica que no puede reducirse por medio de tratamien­
to externo, y abuso de alcohol o drogas que, similarmente, a pesar de la ENFOQUE kleiniano
estructuración social adecuada del entorno del paciente y aun de las horas El primer enfoque, relativamente desconocido en este país y basado en la
jk tratamiento dentro de una psicoterapia de apoyo, no puede ser contro- teoría de las relaciones objétales de Melante Klein, está representado por el
trabajo de Herbert Rosenfeld. Tiene sus raíces históricas en la descripción
Hay algunos casos donde puede ser indicada la hospitalización ya sea de Abraham (1919), de las resistencias narcisistas en la transferencia, en el
a corto o largo plazo pero substituida en forma efectiva p una hospitali- ensayo de Joan Riviere (1936), sobre la reacción terapéutica negativa, y en
zacion de medio tiempo a corto o lar™ «i,™ ¿ r va por unaOnospu
■ ubicación en una residencia-hogar o un/r hos Pltalcs diurnos, por e¡ estudio de Melanic Klein (1957), sobre envidia y gratitud.
En una serie de cuatro trabajos muy condensados publicados entre 1964
porcionando un sistema sociaUdiciontd de ’ ’ “ mitad dd Camin° ° y 1978, Rosenfcid detallaba las características estructurales de las persona­
social psiquiatra, consejero o enfermera ¿ apoyo’ como una trabajadora
lidades narcisistas y sus desarrollos de transferencia en el curso del psico­
análisis. Por primera vez, él ligaba entonces un enfoque kleiniano del trata­
miento con un análisis descriptivo y caractcrológico de un grupo específico
dc Pacientes y desarrollaba la primera teoría contemporánea del narcisismo

Patológico.
Las personalidades narcisistas, propone Rosenfeld, han inrroyectado en
f°fma omnipotente un objeto parcial, primitivo, (oralmente bueno y/o han

Proyectado en forma omnipotente su propio si mismo hacia dentro de

159
Enfoqueí psicoanal (ticos contemporáneos (Capítulo //;
160
Enfogue, pslcoaruM^, contemporáneos
161
• diferencia o separación entre el sí mismo
tal objeto, negando asi cua 1 cntcs negar cualquier necesidad de presiva y la experiencia de conflictos edínicr* n
y el objeto. a <hch« P^iente^g
lógico <le estos pacientes refleja una rtXi/™*f mBmo
dependencia de un >>) nriq|mí.ntc frustrante que también es intensamcn-
más insoluble, hacia el tratamiento que los «ndmXT''*’’
u “oSi^^^Xen ^rna de extrema cnv.du (Rosead. 1964, culpa que proceden de un superyó s^.co que «
Siendo a Klcin, Rownfeld supone que la envtdta es una expreston mtrap- mas leves de la reacción terapéutica negativa.
síquica primaria del instinto de muerte, la mamfestacton mas temprana de De modo distinto a algunos otros autores kleinianos, Rosenfeld se in­
h agresión en el dominio de las relaciones objétales. Estas permiten evrtar teresa en los aspectos fenomenológicos de la patología del carácter y su
los sentimientos agresivos causados por la frustración, y el darse cuenta de diagnóstico diferencial. Esto ha hecho más fácil integrar sus observaciones
alguna manera de la envidia. Aquellos objetos externos que el paciente ne­ clínicas —si no su pensamiento metapsicológico— con la corriente principal
cesita en forma realista son usados a menudo para la proyección en ellos del pensamiento psicoanalítico. Creo que Rosenfeld nos ha provisto de
de todas las partes indeseables del paciente, en el tratamiento, por lo tanto, importantes descripciones de las características clínicas de pacientes narci­
el analista es usado como un “lavatorio”. La relación con un “analista lava­ sistas así como de sus transferencias. Estoy en desacuerdo con su hipótesis
torio” es gratificante en extremo para el paciente narcisista porque todo lo de que la envidia es una manifestación de un instinto de muerte innato y
desagradable se descarga con el analista, y el paciente se atribuye a sí mismo con su tendencia a interpretar los conflictos narcisistas como si reflejaran
todo lo bueno que resulte de la relación. casi exclusivamente desarrollos en el primer año de vida. También con su
Estos pacientes, sigue Roseníeld, tienen una autoimagen altamente idea­ suposición de que las personalidades narcisistas niegan la separatidad entre
lizada y niegan en forma omnipotente cualquier cosa que interfiera con esta el sí mismo y el objeto. Niegan las diferencias entre el sí mismo y el objeto
imagen. Pueden rápidamente asimilar los valores c ideas de otras personas y pero no la separatidad; sólo en las estructuras psicóticas sí encontramos una
declararlos como suyos, o en forma inconsciente devaluar y destruir lo que pérdida real de diferenciación sí mismo/objeto.
reciben de los demás (porque de otro modo evocaría una envidia insoporta­ Este es en realidad un malentendido muy común. Se refleja en la trans­
ble) y por lo tanto pueden tener un sentido crónico de insatisfacción con lo ferencia de “fusión” de Kohut (1971), y en la sobreextensión de muchos
que estén recibiendo de los demás. otros autores del concepto de relaciones “simbióticas”. El mismo malen­
Rosenfeld (1971), examina una complicación más de estas estructuras de tendido da como resultado un fracaso para diferenciar a los pacientes que
personalidad, derivada de la contaminación de su autoidealización por la niegan las diferencias con el analista y aquellos que verdaderamente no
idealización de las partes destructivas omnipotentes del sí mismo. La infil­ pueden separar sus experiencias corporales o pensamientos de los del tera­
tración de la agresión primitiva en el sí mismo “loco” patológico le da a estos peuta. Esta última situación es característica de pacientes esquizofrénicos
pacientes una cualidad de violenta autodcstructividad. Bajo estas condicio­ en terapia intensiva, pero no de la psicopatología no psicótica. La impreci­
nes, hay un odio inconsciente a todo lo qup es bueno y valioso, no sólo en sión en el uso del término psicótico en la formulación kleiniana es uno de
los objetos externos sino en los aspectos potencialmente buenos del propio sus problemas principales.
sí mismo normal, dependiente, del paciente. En casos extremos, tales pacien­ Además, yo cuestiono la suposición de Rosenfeld de que la mayoría de
tes se sienten seguros y triunfantes sólo cuando han frustrado los esfuerzos pacientes narcisistas (igual que los límite) pueden y deberían ser psico-
de aquellos que los «man. El sentimiento de poder del paciente parece de- analizados. Creo que hay contradicciones entre sus recomendaciones tera­
nvar de su tnsensibt .dad a todas las ‘ fragilidades” humanas usuales. En péuticas y algo del material, cuando menos, de los casos que el presenta,
resumen las personalidades sumamente narcisistas pueden tener una fusión hecho, Rosenfeld concedió más tarde (1979a), que algunos pacientes
maligna de puls.ones libidinales y agresivas cargadas (catectizadas) en el “ narcisistas abiertamente límite particularmente aquellos con rasgos violenta-
mismo loco . en el que predomina fuertemente la a^ón Es muy difícil mente agresivos, no deberían ser analizados. Ademas, sugiere mod'f’«c.on«
rescatar las partes dependiente»: j , agresión. ts muy u en la técnica con algunos pacientes narcisistas en momentos de regresión
entrampada dentro de la estructura narcisista” ° S* miSmo SU p0SlC’ grave (1978) . ■ - ., ■ •
Rosenfeld (1975), liga esta teoría ™i z An Sin - R U nn e«rnv de acuerdo con la suposición kleiniana
terapéutica negativa. También sugiere que Va mas ^aves de rea^ Sin embargo, sobre todo node a^dd desarroHo ocurren en el pri-
de
estos pacientes puede adoptar la fnrm" J ? grandiosidad inconsciente merR-asenfeld de <iue Ias pejemplo,
nncip?
corporado aspectos masculinos v femé* * fa™asías a las que ellos han no de Vlda Así( por el dedara ^^
prominente E1 objeto.
de SUS o^jetos internos y e , J ales narcisistas, la omnipotencia ju g P ¡ncorpOrarse en forma
temos, de modo que ellos están
como a cualquier necesidad de depend^5 * cual<luiCT necesidad sexual, as lo general un objeto parcial, f del ¡nfante; o
narcisistas puede producir experiencia”10’* •El colaPso de estas estructuré i mn‘Potente, lo que implica que sc dores dentro de los que se pro-
a madre o el pecho se usan como con
que deben superarse por la interpretad A*"! Ú€hrantcs de tipo paranoidj’ mi$mo se sienten como
modo 9UC el paciente en forma omnipotente las pa^e -edad-(pígs. 332-333). Este
avanzar hacia una situación de verdaderoü
ePendencia; hacia la posición
«íí'a.’.uvs “ í**-» " ■“ * ’■
Enfogues psicoanaUttcos contemporáneos (Capitulo
162 Enfogues psicoanaliticos contemporáneos 16S
, k ri tratamiento de todo el material primitivo como substituir con ellos un segmento falunte de la estructura psíquica. El equi-
2™P». * '■ *• w y l,bno narcisista de pacenté esta salvaguardado sólo mediante el interés y
aprobación de repbcas actuales de autoobjetos del pasado traumáúcamente
"TSSX2S3ÍÍ. «. - - í"'“ <" •««*<•«*.
la necesidad de interpretar las transferencias positivas y negativas de los
faltantes.
Segundo, el paciente desarrolla una propensión hacia la reactivación de
pacientes narcisistas, y encuentro en especial importante su atención sobre un sí mismo grandioso en la situación psicoanalítica. Esta activación es res­
los grupos específicos de pacientes narcisistas en los que el si mismo gran­ ponsable del desarrollo de transferencias de reflejo en el análisis. Estas trans­
dioso condensa esfuerzos agresivos y libidinales. También encuentro muy ferencias, pueden diferenciarse según tres niveles de regresión. El más arcaico
útiles sus observaciones clínicas respecto a las transferencias narcisistas. es una transferencia de fusión” en la que la amplitud del sí mismo grandio­
Aunque mi enfoque de estas transferencias difiere del suyo, mi interpreta­ so envuelve al analista. Una forma menos arcaica es la transferencia del “alter
ción le debe mucho a las clarificaciones operacionales de Rosenfeld. yo” O de “gemelo”. Una forma aún menos arcaica es la transferencia de “re­
Mi enfoque técnico, distinto al de Rosenfeld, se centra en las impli­ flejo” en un sentido estricto. La forma más arcaica representa la resurrección
caciones de transferencia del material sin intentar relacionarlas de inmediato de una etapa temprana de identidad primaria del sí mismo y del objeto. La
a sus presuntas fuentes genéticas; de hecho, en tanto más primitivo el mate­ transferencia de alter yo o gemelo, muestra la suposición del paciente de que
rial, más precaución se requiere antes de intentar reconstrucciones genéticas, el analista es igual o similar a él. A través de la transferencia de reflejo en
porque en tai nivel de regresión también ocurre una gran cantidad de rees­ un sentido estricto, el paciente experimenta al analista como separado pero
tructuración intrapsíquica y condensación de fantasías de muchas fuentes. significante sólo al grado en que es necesario al sí mismo grandioso reacti­
Mi enfoque, en contraste con la técnica kleiniana en general, también vado, para sus propios propósitos.
enfatiza mucho más en la participación del paciente en la exploración ana­ Kohut propuso que dos tipos de transferencia -la idealización y el re­
lítica; me resisto a dejarlo “aprender” mis teorías y probablemente soy flejo— representan la activación en la situación psicoanalítica de una etapa
mucho más precavido y gradual que los kleinianos respecto a ampliar la detenida del desarrollo de un sí mismo grandioso arcaico. La fragilidad de
conciencia de él sobre cí materia) inconsciente. Los pacientes aprenden ese sí mismo arcaico requiere la empatia y las funciones normales de reflejo
rápidamente el lenguaje y teorías de su analista, esto crea un problema con de la madre como “autoobjeto”, cuyo amor y cuidados permiten la conso­
el material confirmatorio para todos los enfoques teóricos, pero quizá en lidación del sí mismo grandioso primero y, luego, su desarrollo gradual a
particular con Ja formulación “autoritativa” de interpretaciones que carac­ formas más maduras de autoestima y autoconfianza a través de tipos de re­
teriza a la escuela klemiana. Y. por supuesto, como el m.smo Rosenfeld ha flejo cada vez menos arcaicos.
señalado, los pacientes narcisistas están muv ansiosos por aprender las teo­ Al mismo tiempo, las relaciones óptimas con el autoobjeto de reflejo,
rías de su analista para diversos propósitos defensivos también facilitan el desarrollo de la idealización norma) del autoobjeto que
representa la perfección original del sí mismo grandioso, ahora parcialmente
preservado en la relación con este autoobjeto idealizado Esta idealizaron
KOHUT Y LA PSICOLOGIA DEL SI MISMO culmina eventualmcnte en lo que Kohut llama la ".ntcnonzacion transmu-
tadora" del autoobjeto idealizado en una estructura intrapsíquica qu or
En una serie de ensayo, y dos libros (1971, 1977) Mein/ Kohut propuso gmará el yo ideal y proporcionará las cualidades idcal.zadoras al superyo.
una metapsicologia completamente isonui pr
ardimientos terapéuticos para los trastornos ’i?XP ’cac,oncs clínicas, y pro preservando así la nueva regulac.ón de la falta
En esenaa, Kohut argumentaba que existe un** PcrsonaI,d* • Según Kohut, la psicopatologia , fllu dc dtsarrolio no per-
copatología es intermedia entre fas dmcomc f dc pacientes cuya p traumática dc la función materna empaticay d_ ^fai trlurnill(.M pr<)dutcn
turbado de los procesos de idealización, •
lado, y las psiconcurosis y los trastorno? í i°* trasrornos íímitc P"r 1
fn|$mo grandloM)

El grupo dc trastornos narc.s.stas d7|a iT.dd una detención del desarrollo, una fijas.» > lutoobjc.to ,día|,/ado que
arcaico infantil, y una búsqueda mtcrm
lizable, puede diferenciarse según c) ¿l" s<>naMad que él considera ana cslruUUra. todo lo cual está
fercncia. no por criterios puramente hí» ° P?r <US man’^tacioncs de trans* * necesita para completar la formación de a cstruct
U persondnhd nares.,,, dl reflejado en las transferencias narc'MSta\^C" rrnJíir el desarrollo de la idea-
al reconocer el desarrollo de dos tioo< i. C° ,a s,tuaOÓn psícoanalir>ca hn el tratamiento, el psicoanalista c c p perturbarla con la inter­
reflejo. ¡4i transferencia de idcalizaci' C traMferencia»idealización y nación narcisista del paciente respecto a^ reahdad. t ,sto permite el
de una imagen paternal idealizada v d<r?? ?U<sfra ,a activación terapeuta Prctación prematura de las C°nsidcrilt.,Onrl.fl(.l0 fr| paciente vive de nuevo
arcaico El paciente se siente vacío c im Un “au objeto” rudimentario, «-••'pliegue gradual dc transferencias de r j madura y
las experiencias traumáticas mas
dil del analista como auto-
objeto de transferencia idealizado CUando *' separa de este
ad$uicre nuevas estructuras psíquicas, € • .¡¿n transmutadora. El psico-
pendencia de estos autoobjeto» idealizó ?üg’r!° (lue ,a intensidad de la <*'
M * dcí< al deseo del paciente de °kjetor mediante el proceso de la »n
Enfoques psicoanalíticos contemporáneos (Capítulo 11)
164 Enfoques psicoanalíticos contemporáneos 165
pmnático centrándose en las necesidades v do así su abandono de su concento
Ilativamente” diferentes entre sí (más oue objetal coido *‘cua'
fnrstracioneiTnarcisistas del paciente más'que en los derivados de la pulsión
y™os conflictos que surgen en momentos de frustración narcisista en la sitúa- que la libido está cargada). Este cambio resu ,erminada por objeto en el
suposición previa de Kohut de que crcado por Ia

Las fallas, inevitables en la empatia del psicoanalista producen circuns­ 13 ÍbÍddnKohuta yba la entadV1 °bjet0- £s ^emásScons" reconSel
tancias traumáticas en la situación del tratamiento, fragmentación temporal énfasisf de Kohut sobre el ,°"
desarrollo intrapsíquico temprano s|"nteno
como re­
del sí mismo grandioso arcaico, con activación de la rabia narcisista, expe­ lacionado con las vicisitudes del desarrollo dc la pulsión de la libido y la
riencias de ansiedad difusa, despersonalización, tendencias hipocondriacas, agresión. De hecho, Kohut abandonó la consideración de las pulsiones y
o aun una regresión más patológica hacia una reconstitución ilusoria del sí conflictos como fuerzas motivacionales importantes en las etapas iniciales
mismo grandioso en la fría grandiosidad paranoide. del desarrollo. El creía que lograr la interiorización transmutados normal
En cada una de estas condiciones de frustración narcisista, el psicoana­ del autoobjeto idealizado hacia una estructura intrapsíquica contribuye a
lista explora con el paciente dónde y cómo el analista ha fracasado en ser la consolidación de la estructura intrapsíquica tripartita según la definió
apropiadamente empático y cómo esto se relaciona con fracasos pasados de Freud y permite el desarrollo de conflictos intrapsíquicos, inconscientes,
los objetos significantes de la niñez del paciente. Kohut insiste en que esto determinados por la pulsión.
no requiere el establecimiento de parámetros de técnica y que representa Como señalé en trabajos anteriores (1975), creo que Kohut ha descrito
una modificación de la técnica psicoanalítica estándar para pacientes no con precisión la importancia de la idealización en la transferencia. De hecho,
narcisistas sólo en cuanto que subraya la empatia del analista en contraste ha contribuido fundamentalmente a la clasificación de las transferencias nar­
con la “neutralidad objetiva” y se centra en las vicisitudes del sí mismo más cisistas al describir la grandiosidad y la idealización como características de
que en las pulsiones y en los conflictos interestructurales (todavía no exis­ ellas. Pero ha pasado por alto las diferencias entre los tipos patológicos de
tentes). idealización activados en las transferencias narcisistas y los más normales de
Kohut sugiere una diferencia fundamental entre patología preedípica o idealización que reflejan la operación defensiva temprana de la idealización
narcisista y psicopatología edípica ligada a las neurosis ordinarias y a los y sus modificaciones posteriores bajo el impacto de la integración dc las re­
trastornos no narcisistas del carácter. La psicopatología de la etapa del de­ laciones objétales. Colapsa así, (1) la idealización que refleja parte de una
sarrollo que comienza con la cohesión del sí mismo grandioso arcaico y ter­ defensa contra la agresión al escindir la idealización de la devaluación, (2)
mina con la interiorización transmutada del yo ideal necesita examinarse la idealización como una formación reactiva contra la culpa, y (3) Ia ideali­
en términos de las vicisitudes de lo que Kohut ha llamado el “sí-mismo bi­ zación como una proyección de un sí mismo grandioso patológico. Al acep­
polar . Sugirió que un polo, la parte gruesa de la grandiosidad nuclear del tar en vez de analizar la idealización en la transferencia, omite las diferencias
si mismo, se consolida en las ambiciones nucleares de la niñez temprana en entre diversos niveles de desarrollo de este mecanismo de defensa. También
tanto que el otro, la parte gruesa de las estructuras de las metas nucleares Kohut confunde las interacciones patológicas de los trastornos limite y del
idealizadas del si mismo, se adquiere algo más tarde. Estas dos polaridades narcisismo patológico con su rápido intercambio de representaciones objeta-
del si mismo se derivan respectivamente, de la aceptación del reflejo de la les y del sí mismo, con fenómenos verdaderos de fusión que privan solo en
madre -lo que confirma la grandiosidad nuclear- y su sostén y cuidado la psicosis r’a
que permiten experiencias de fusión enn u ~ ■ 5O5lc Jei Los casos de Kohut están lejos de parecerse a vf^dadcF^b^f^ j^los
autoobjeto. Las Ambiciones e ideZ ZJ Omnipo^ncia idealizada de* fusión como los que se desarrollan en las trans er mavor: ja confusión
intermedia de talentos y habilidades básicos lgad°S P°F U° Pacientes esquizofrénicos. Esto es parte¡de“" x .r¡cn<;ias v la naturaleza
Kohut consideró estas estrumirac entre las declaraciones de un paciente so paciente que dice que se
como reflejando el origen y asiento deT ° P nentCS dcl ,sí ,mismo b,p°^. V grado reales de la regresión. Po'^e™pl ¿^¿a desmoronando no sig-
traste con las pulsiones y la psicoDatnl a, psicoPatologia inicial, en c •ente confundido o que siente como -fragmentación del sí mismo”,
estructura tripartita de la mente oL °gU denvada de conflictos de nifica necesariamente que este sufrien íTr;iníilüSO patológico de la forma-
acuñado los términos hombre trágico Caractenzan al periodo edípico. n Además, Kohut no diferencia el si mismo g
En consecuencia, sus
narcisismo y hombre culpable na™ 1 re^erirse a la psicopatología de Cl°n normal del sí mismo en la infancia / permitir que se vuelva más
rrolla bajo la influencia de pulsiones * ps*copatoIogía edípica que se desa' «Juerzos por preservar el sí mismo patología de las relaciones
y la estructura tripartita de la mente Cy° , ctos intrapsíquicos inconsciente adaptativo resultan en un fracaso para r
|es en Jos efectos del trata-
de los trastornos narcisistas de la n, .* a8resi¿n» la gula y la voracidad 0 Males interiorizadas, con limitacio
legración del sí mismo, no como COrno Productos de la desiH'
ícgraoon. os tactores motivacionales de esa desin' ^leEstadfaha°dVda¿t1ndón entre la gran<ijosJdaK ,^u™SuyaseveVaOctó^CdeCque
Kohut reemplazó su término Sr - Prot>lema P^ J^X^ndientc de la de las relaciones
(derivado de ¡a teoría de la libido)^? 7 dc transferencia narcis^ SI mismo tiene una linea de desa
n ‘^ferencia de autoobjeto, ilus^n'
Enfoques psicoanalíticos contemporáneos (Capítulo 11)
166 167
s L- u consecuencia de un tratamiento que intenta
objétales puede bien re■ J , 1$mo grind10so. Se tiene la impresión «U eví-
preservar proteger y reforzar el ¿ tono del
sí mismo gran-
p» r~". - ~
dioso'dímodo qu^no Tenga'un efecto tan destructivo sobre los demás. Sólo prensiva. S. se supone que la empatia significa, en la práctica, protege™
el análisis sistemático de las transferencias positivas y negativas del s> mismo pacenté de verdades ¿olorosas sobre él mismo, reforzando en particular
grandioso patológico, que llevan a quitar gradualmente el velo de sus funcio­ certas resistencias narcisistas en la transferencia, entonces el concepto está
nes defensivas y a la substitución eventual con un si mismo normal, solo gravemente restringido. También, la empatia nunca se ilustra en los trabajos
dicho análisis permite la resolución de la patología en los sectores narcisistas de Kohut o en el "Casebook" como empatia con la agresión excitada sen­
de las relaciones objétales de estos pacientes. sual y gozosa de un paciente. Que la crueldad y el sadismo pueden ser pla­
Kohut descuida la interpretación de la transferencia negativa y hasta centeros se obscurece con las referencias a las condiciones frustrantes que
fomenta artificialmente la idealización en la misma. En mi opinión, el suyo los motivan. Por todas estas razones, el mero concepto de transferencia es
es un enfoque de apoyo, reeducativo, de los pacientes narcisistas, pues los asi aplanado en los ejemplos de Kohut, y la experiencia consciente actual
ayuda a racionalizar sus reacciones agresivas como un resultado natural de del paciente se liga en forma directa al pasado principalmente consciente.
la falla de otras personas en su pasado. Este problema aparece consistente­ Creo que es significativo que Kohut dejara de diferenciar su concepto
mente en el material de casos presentados por Kohut y en The Psychology del autoobjeto —una representación primitiva y altamente distorsionada
of the Self: A Casebook de Goldberg (1978). de los demás significantes— de las representaciones objétales más o menos
Por ejemplo, en el caso de 1., al que se hace referencia en los dos libros distorsionadas o realistas de las etapas preedípicas y edípicas del desarrollo.
de Kohut y ampliamente en el de Goldberg, el analista casi siempre inter­ Las representaciones objétales y del sí mismo cargadas (catectizadas) libi-
pretó la rabia o enojo del paciente como una consecuencia, bien de las fallas dinal y agresivamente no tienen lugar en el sistema teórico de Kohut. De
del analista o de las de otras personas. El analista no exploró ni los aspectos aquí, que bajo condiciones de frustración y fracaso (incluyendo, por su­
inconscientes de las fantasías y reacciones del paciente hacia él, ni los con­ puesto, la frustración y el fracaso narcisistas) hay sólo la amenaza de trau-
flictos sexuales (respecto a sus impulsos homosexuales hacia el analista y su matización o fragmentación del sí mismo. No se hace mención de represen­
conducta sexual sádica hacia las mujeres) excepto por su conexión con la taciones objétales frustrantes, “malas” —la imagen de una “mala madre,
frustración de la grandiosidad del paciente o su idealización del analista. El por ejemplo El mundo intrapsíquico de Kohut contiene sólo imágenes idea­
rechazo de Kohut a la teoría de las pulsiones como un modelo teórico co­ lizadas del sí mismo y de los demás (autoobjetos). Esta restricción teórica
rresponde al hecho de que ignora la agresión en la transferencia -excepto no explica la reproducción en la transferencia de relaciones internas con
cuando la ve como una reacción natural a las fallas de los demás (particular­ objetos “malos”, una observación crucial no sólo en el narcisismo patológico
mente del analista). sino en todos los casos de psicopatología grave. Este problema ™nco co­
Kohut también descuida el análisis de los aspectos inconscientes de la rresponde a la omisión de Kohut. a nivel chuco, de la mterpretacon de la
transferencia, o sea, la naturaleza defensiva de las experiencias conscientes transferencia negativa
g
Reconocer la agresión de un paciente en la transfe
rpno uz_i » d | analista, es diametralmente opuesto
del paciente respecto del analista. La falta de análisis de las experiencias rencia como originada por la falta detaanale s ^
inconscientes y las distorsiones de la situación psicoanalítica que median a interpretarla como una dl5t0””n0prcviamente interiorizado.
entre el presente consciente y el pasado inconsctente. alimentan la tendencia Con de agresión inconsciente h£““" J 5U5 formulaciones teóricas y
del paciente a elaborar el pasado sobre la base de una reorganización cons­ Kohut señala la cons.stencia uc debería contribuir a la eva-
ciente de este en contraste con la reorganización radical del pasado incons- su enfoque clínico, un argumento a Mpegamiento de Kohut es con-
luacion de su teoría. Yo convengo e <q psicoanalítico del sí mismo
den"anqsTere^a ^hit:z su’pu'esto '±J° sistente, pero creo que erróneo. fución permite el surgimiento en
pueden experimentar una neurosu de Uansfeieñoa'hecha v derecha" Quizá grandioso patológico que lleva a eóos trozos v partes fragmentados
,a transferencia no simplemente de PCM objétales parciales altamente
de componentes de la pulsión sino de exploradas y resueltas con
patológico/ y “ "Amiento del sí mismo grandioso ¿Merendadas aunque primitivas. Est Psformación en relaciones obje-
un enfoque interpretativo que perrmtsu resolución del
hsta^eTSudo s1ub)e?“o’>cen<l'raíTtíl ** dar* emocional el ta>« y transferencias totales o as ^J ^
d lon de un s> mismo normal.
más amplia de la empatia psicoanalítir^60*0’ ^obut ¿«cuida la funcio ^nflicto intrapsíquico pnminvo^^sf(rcncia dc , s estados^
mollinea ¡lega a darse cuenta de lo «ue* {** ** qUe cl anabsta en forrna S- .* ignorar las implicaciones “fragmentaciones n..Afunda$ del ana-
está disociando, reprimiendo o proveer C* Pac,cnic experimenta y de lo aderándolos simplemente como primitivas.cn el segmento
considerar una intervención muY fácil Para cl anab , Sc priva de aprender sobre las P produce una J
propia teoría como a las eXpcct • Va PaUca” cuando se adapta tanto a sü ra'o psíquico Reconoce que su entoq
necesidades conscientes del paciente-
Enfoques psieoanalíticos contemporáneos (Capítulo ¡i) Enfoques psieoanalíticos contemporáneos 169
168

narcisista de la personalidad pero no en el relacionado con el objeto. En con­ parecería que el estudio del narcisismo no puede divorciarse del de las vici-
iste una interpretación psicoanalítica ststemauca del si mismo grand.oso situdcs de la libido y la agresión como de las relaciones objétales interiori­
patológico y de los estados primitivos no integrados del yo-ello que surgen zadas.
en este proceso, permite la resolución simultanea de patología narcisista y El concepto del sí mismo que estoy proponiendo permanece armonio­
de patología cpnexa a las relaciones objétales interiorizadas. samente cercano al concepto original de Freud del kh, el yo, el ego (ver
Como mencioné, Kohut consideraba que en pacientes que han logrado capítulo 14). Permanece relacionado con, y dependiente del inconsciente
la interiorización transmutadora del autoobjeto idealizado en el yo ideal y dinámico como una corriente subyacente constante que influye en el fun­
la integración del superyó consecuente, existen las condiciones para la con­ cionamiento psíquico. La razón básica que yo propongo para definir al sí
solidación de la estructura tripartita y para el desarrollo del conflicto in- mismo como la suma total de representaciones integradas del sí mismo de
trapsíquico inconsciente, edípico determinado por la pulsión. Sin embargo, todas las etapas del desarrollo, es más que simplemente una representación
puede plantearse la cuestión de a qué grado ésta es una relación de com­ “compuesta” del sí-mismo que se deriva de la función central que esta orga­
promiso que será abandonada por los seguidores de Kohut en favor de una nización o estructura desempeña en el desarrollo. Yo creo firmemente que
la importancia de diferenciar el sí mismo normal del patológico (grandioso)
psicología más completa del sí mismo, en substitución total de la metapsi-
de las personalidades narcisistas y del sí mismo disociado o escindido, con­
cología freudiana. Esta ambigüedad teórica se refleja en la aseveración de
flictivamente determinado, de la organización límite de personalidad justi­
Kohut de que, en tanto que las vicisitudes de la consolidación y maduración
fica el uso de este término. Mi concepto trata al sí mismo como una entidad
del sí mismo no se derivan de pulsiones o de conflicto intrapsíquico, el sur­ puramente psicológica cuyo origen y desarrollo normal y patológico expió­
gimiento de derivados de pulsiones sexuales y agresivas, en momentos de
fragmentación traumática del sí mismo grandioso arcaico, refleja productos raré ahora brevemente.
Jacobson (1971) y Mahler (Mahler y Furer, 1968; Mahler y cois., 1975)
de desintegración del sí mismo. Así, en el pensamiento de Kohut, el sí mis­ ampliaron nuestra comprensión de la continuidad genérica y de desarrollo
mo no se deriva de pulsiones sino genera pulsiones por fragmentación. que existe en una amplia gama de la psicopatología no orgánica. Jacobson y
La teoría de Kohut ha dejado una serie de preguntas sin contestar: Si Mahler usaron un concepto estructural. La refusión regresiva patológica y
se ha de abandonar la teoría del instinto, ¿qué motiva al sí mismo?, ¿qué aun la fragmentación de las representaciones objétales y del sí mismo en el
lo estimula? Si la agresión y la libido son productos de la desintegración trastorno maniaco-depresivo y en la esquizofrenia, que Jacobson describió,
¿cómo puede explicarse su presencia?, ¿por qué los autoobjetos no sufren corresponden a las representaciones objétales y del sí mismo no diferencia­
transformaciones de desarrollo? Y, ¿qué papel juegan, si es que juegan al­ das en la psicosis simbiótica de la niñez que describió Mahler. La investi­
guno, las relaciones objétales en las etapas preedípicas del desarrollo? gación de Mahler sobre la separación-individuación normal y patológica,
Cualesquiera que sean las respuestas a estas preguntas, creo que los par­ particularmente su especificación de la subfase de aproximación como re-
tidarios de la teoría del sí mismo de Kohut eventualmente tendrán que acionada con la psicopatología límite, aplicó el concepto de Jacobson para
verselas con los temas de la motivación, desarrollo inicial o temprano, y la comprensión de la incapacidad para lograr constancia objetal en los tras­
el papel de las relaciones objétales. tornos límite. Mahler dio la evidencia clínica que nos permitió establecer
Programas para las etapas de desarrollo en las relaciones objétales interiori­
zadas propuestas por Jacobson. Mi propio trabajo sobre la patología de las
EL ENFOQUE DE LA PSICOLOGIA DEL YO relaciones objétales interiorizadas de los trastornos límite evolucionó en el
SOBRE LAS RELACIONES OBJETALES contexto de ese marco teórico.
Así, es ahora posible, dentro de la metapsicología freudiana,.analizar
genéticamente y desde el punto de vista del desarrollo, la relación entre
Las críticas anteriores han incorporado muchas de mis propias ideas teO?2z Varios tipos y grados de psicopatología y la falla en lograr etapas normales
sobre el narcisismo normal y el patológico (ver Kernberg, 1975, 1“7 ’ de integración de las relaciones objétales interiorizadas y del si-mismo.
1980). En resumen, podría añadir que mi enfoque difiere del punto de vis
psicoanalítico tradicional que nace del examen pionero de Freud (19 • 1. El trastorno psicótico está relacionado con una falta de representa­
del narcisismo, según el cual primero existe una libido narcisista y despue ciones objétales y del sí mismo diferenciadas, eon un consecuente
una objetal. También con los puntos de vista de Kohut (1971), de que
libido narcisista y la objetal empiezan juntas y luego evolucionan por sepa_ apañamiento no Kmites’del'yo igualmente. La
rado v que la agresión en las personalidades narcisistas es secundaria a 511 péS d/ prueba de realidad es por tanto una característica es-
lesiones narcisistas. Es mi creencia que el desarrollo del narcisismo notm^
tructural clave d«UPslc““arl.„rÍ2an por la la diferenciación de
diferenciación de laslas
y patológico siempre impbca la relación de las representaciones del sí m15"1® Los trastornos limite s mismo y por tinto por el man-
con las objétales y con los objetos externos, así como los conflictos del'»’ "nresentaciones objétales y del si mismo, y P
tinto que implican la libido y la agresión. Si mis formulaciones son v*l‘dlS’
170 Enfoques pslcoanalítlcos contemporáneos (Capítulo 11)
Enfoclues Ps¡coanalítlcos contemporáneos 171
, i .«kn realidad pero también por una incapaci-
rr¿C"a °s. nte un concepto integrado y los
conceptos de los demás s.gnificantes. Una predominancia de meca- hcioncs^ctaksTvo’hiXX j"™’1 .Sin”,ltánea'"ente, las re­
msmos de escisión de representaciones múltiples disociadas o escin- garse la rnsx™ ;rles' Tde ,o-
d dTdel sí mismo u objétales, relacionadas, caracteriza la estructura s. mismo y la carga (catecUón) patoja 0X0^'°° '
del yo de estos trastornos y explica la fijación defensiva a un nivel d' de "asXZLTÍT dUede,COmPrendcrsc ’ólo en términos
de falta de integración del sí mismo y la falla en la integración del nCk Án ? d d °S dmvados übidinales y agresivos de la
superyó (Kernberg, 1975). puls on; el narcisismo patológico refleja no sólo la carga libidinal
3. Mi investigación en la psicopatologia y tratamiento de las persona­ en el si mismo mas que en los objetos o en las representaciones
objétales sino también en una estructura patológica del sí mismo.
lidades narcisistas ha dado evidencia clínica en apoyo a las siguientes
ideas-. De manera similar las características estructurales de las persona­
lidades narcisistas no pueden ser comprendidas sólo en términos
a. Aunque el narcisismo normal refleja la carga libidinal del sí mis­ de fijación en un nivel normal del desarrollo temprano o de la
mo (según se definió), el sí mismo normal en realidad constituye falta de desarrollo de ciertas estructuras intrapsíquicas; deben
una estructura que ha integrado componentes cargados de libido verse como una consecuencia del desarrollo patológico del yo
y agresión. La integración de las representaciones del sí mismo y superyó, derivadas del desarrollo patológico del sí mismo,
“buenas” o “malas” en un concepto realista del sí mismo que como se definió ahora.
incorpore más que disocie las variadas representaciones compo­ 4. La ausencia de controversia en relación al concepto del sí mismo
nentes del sí mismo es un requisito para la carga (catectización) como se aplica al espectro más saludable de la psicopatología, re­
libidinal de un sí mismo normal. Este requisito explica la para­ fleja el descubrimiento clínico de un sí mismo integrado y la capa­
doja de que la integración de amor y odio es un prerrequisito de cidad para relaciones objétales en profundo como reflejo del logro
la capacidad para el amor normal. de estos pacientes de la constancia objetal. Los pacientes neuróticos
b. Las resistencias narcisistas específicas de pacientes con patología presentan un sí mismo normal, integrado, centrado sobre los aspectos
narcisista del carácter reflejan un narcisismo patológico que di­ consciente y preconsciente del yo, aunque incluyan igualmente as­
pectos inconscientes. Este si mismo normal es el organizador supra-
fiere del narcisismo adulto ordinario y la fijación o regresión al
ordinado de funciones clave del yo, como la prueba de realidad,
narcisismo infantil normal. En contraste con este último, el nar­
sintetización, e integración. El hecho de que pacientes neuróticos
cisismo patológico refleja una carga libidinal no en una estructura
puedan tener graves perturbaciones en sus relaciones, con los demas
normal del sí mismo integrado, sino en una patológica del sí inis- y sin embargo sean capaces de mantener una función observadora
mo. Este sí mismo grandioso patológico contiene representacio* de su yo, de presentar un “yo razonable y cooperativo como parte
nes del sí mismo real, del sí mismo ideal, y representaciones
de un arsenal para el tratamiento psicoanalítico, es un reflejo de
objétales ideales. Las representaciones objétales y del sí mismo que tienen disponible un sí mismo integrado. n/wmai mi-,
devaluadas o agresivamente determinadas son escindidas o diso­ 5. Esto nos lleva, por último, a un concepto del si mismo normal que
ciadas, reprimidas o proyectadas. Las resolución psicoanalítica en contraste con el sí mismo grandioso patológico, surge natural-
del si mismo grandioso como parte de un análisis sistemático de mente^l construirse e integrarse la estructura
las resistencias del carácter narcisista regularmente trae a la su­
perficie (o sea activa en la transferencia) relaciones objétales Desde la posición clin‘C^c^adC¡n^ada que tiene componentes
primitivas conflictos, estructuras del yo, y operaciones defensi­ sí mismo como uJa eS ^estrucfura incrustada en el yo pero
vas características de etanaQ u 7 ’ y uPcraeiol,c:> “ ¡ afectivos y cognosciti o , subestructuras intrapsíquicas
constancia objetal Sin embaran esarr°Uo que anteceden derivada de precursores de’^ ? estructura tripartita. Este punto
condensadas con conflictos He’ transfcrencias son siemPL que anteceden a la integración } alejamiento del concepto
que son notablemente similar lVados épicamente, de mod de vista representa un cam A60) je los orígenes y característi-
ción límite de la personalidad * pacientcs con or8anlZ despersonificado de Rapaport . ’as represivas que permanecen
c. La resolución por el tratami • c. cas de la estructura tripartita. .... ^ dinámico de la estructura
rencias primitivas y sus confV psi.COanall't¡co de estas transé' en efecto y que mantienen e! eq |a ¡nfluencia y control
defensivas relativos, permite0l -°S inconsc»entes y operaciones tripartita también conservan la so una energía psí.
raciones objétales y del sí mi gradual de represen' inconscientes sobre el " nera de líneas hidráulicas sinoen
quica abstracta conceb.dí1 a m¡<Jas interioradas, cargadas
cargas libidinales y agresivas ° contrad’ctorias que contienen términos de relaciones obeles «P por „ KKavKI0„ , tra-
Y» en el proceso, la integración y
libidinal y agresivamente, q
Enfoques psicoanalíticos contemporáneos (Capítulo 1 ¡)
psicoanalíticos contemporáneos 173

ves de la invasión del campo intrapsíquico e interpersonal del sí mientos narcisistas, y menosprecian v traran r™ j
quienes no esperan nada (a menudo sus ídolos antlrmr^0 s aquf:lloS de
mismo.
con los demás son con frecuencia explotadoras y parasitaria DebidoTuna
superficie que es atractiva y simpática, se s.ente fnaldad y crueldad Tinta­
ASPECTOS CLINICOS mente se sienten inquietos y aburridos cuando no hay nuevas fuentes que
alimenten su autoconcepto. A causa de su gran necesidad de tributo y ado­
Para fines prácticos, podemos clasificar el narcisismo en adulto normal, ración de los demas, a menudo se les considera como excesivamente depen­
infantil normal y patológico. El infantil normal de importancia aquí sólo dientes. Pero, de hecho, son incapaces de depender de nadie a causa de una
porque la fijación o regresión a objetivos infantiles narcisistas es un rasgo profunda desconfianza subyacente y devaluación de ios demás, y un “echar
importante de toda la patología del carácter, se caracteriza por una estruc­ a perder en forma inconsciente aquello que reciben, que está relacionado
tura del sí mismo normal aunque excesivamente infantil y un mundo de con conflictos sobre la envidia inconsciente.
relaciones objétales normal interiorizado. El narcisismo adulto normal existe En el tratamiento psicoanalítico, si y cuando su sí mismo grandioso pa­
cuando la autoestima está regulada mediante una estructura del sí mismo tológico es explorado sistemáticamente y resuelto por medio de la interpre­
normal relacionada con representaciones objétales integradas normales o to­ tación, presentan evidencia de conflictos intensos en los que predomina la
tales interiorizadas; por un superyó integrado, en gran parte individualizado condensación de problemas edípicos y preedípicos, con una abrumadora
y ensimismado; y por la gratificación de necesidades del instinto dentro del influencia de fuentes preedípicas de agresión ligadas a sus conflictos espe­
contexto de relaciones objétales y sistemas de valores estables. cíficos sobre la envidia. En otras palabras, debajo de la estructura protectora
En contraste, el narcisismo patológico se caracteriza por una estructura del sí mismo grandioso patológico, revelan los conflictos típicos de la orga­
anormal del sí mismo que puede ser de dos tipos. Uno de estos fue descrito nización límite de la personalidad. Su relativa falta superficial de relaciones
primero por Freud (1914), como una ilustración de la “elección narcisista objétales es una defensa contra relaciones objétales interiorizadas, subyacen­
objetal”. Aquí el sí mismo del paciente es identificado patológicamente con tes, intensamente patológicas.
un objeto en tanto que la representación del sí mismo infantil del paciente La estructura psíquica de la personalidad narcisista según descrita tiene
se proyecta sobre ese objeto, creando así una relación libidinal en la que las relevancia para el tratamiento, explicando tanto el desarrollo de reacciones
funciones del sí mismo y objeto se han intercambiado. Esto se encuentra terapéuticas negativas ligadas a fuentes de envidia inconscientes, como la po­
muy a menudo en casos de homosexualidad masculina y femenina. De nue­ sibilidad de resolver, simultáneamente con la resolución de su si mismo gran­
vo, aunque los conflictos narcisistas son más graves en estos pacientes que dioso patológico, la patología de sus relaciones objétales interiorizadas. Este
concepto de estructura psíquica igualmente tiene implicaciones teóricas im­
en aquéllos con patología del carácter de tipo narcisista infantil normal, pre­
sentan un sí mismo integrado normalmente y un mundo normal interiori­ portantes. En contraste con el pensamiento psicoanalítico tradicional, de
zado de relaciones objétales. que el narcisismo grave refleja una fijación en una etapa narcisista temprana
del desarrollo y la falta de desarrollo del amor objetal, lo que priva en estos
Un segundo tipo, más distorsionado, de narcisismo patológico es la per­
casos es que un desarrollo anormal del amor a sí mismo coexiste con un de-
sonalidad narcisista propia, un tipo específico de patología del carácter que
Arrollo anormal del amor por los demás. El narcisismo y las telamones obje-
se centra en la presencia de un sí mismo grandioso patológico. Los pacientes
con personalidad narasata funcionan de acuerdo a una amplia gama de efec­ tales no pueden separarse uno de las otras. ..
tuad social. Su funcionamiento superficial puede mostrar muy poca per Al nivel de funcionamiento más alto de las P'-;-
enc°ntramos pacientes con síntomas neuróticos, con emocional
turbación. Solo en la exploración para diagnóstico estos pacientes revelan un
P«f.cial y con muy poco darse ^-en^edad «nomonal
^tOidad "xc«£ de ™±dC,a C\sus '"«acciones P
CoX demás, una *. *cepcion de un sentimiento cromeo d personal, y una incapa-
entre un concepto muy exaltado’ lesími™*0®’ 7 U"a CU"°Sa ^""Xsde idad desordenada de tributo de los demas y ,d (catexis)
extrema inferioridad. Además tienen » sent,m,entos ocasionales
notable para la comprens.ón intuit.7nte ¿e! de fun-
de los demás, su vida emocional es h»"3 necesidad desordenada del tn Nocional en los demás. Los pacientes Y parecer muy creativos, pero
lonamiento de la personalidad narcisista p "
sentan alguna integración de su cxperienri/j P°r CUant0 generalment5, Pue Ja p]azo dará eviden-
los diferencia del paciente típico nc,a de si mismos consciente, lo A a observación cuidadosa de su productivii a
pac¡entcs vienen a trata­
tienen una ausencia notable de la r B 0I?anuac‘ón límite de la personabd* ’ os de superficialidad y volubilidad. Poc^ dec^ ^
m
los demás, sienten poca empatia porU P*ra Un ConcePto intePra<,° ia r ‘ento a no ser que estén sufriendo de algún sinton de su patoIo_
de las mismas operaciones defensivas n°S °tros’ y Presentan predominan ^nden a desarrollar, con los anos, jent0 en la edad madura y avan-
ción límite de la personalidad. Primitivas que caracterizan la organ>z narcisista, lo que empeora suJ*JnC* ¡
ora su pronóstico para tratamiento
Los individuos con personalid d ada Pero, paradójicamente, P
c pítulo 4). En esa etapa de
mente envidiosos de otros, idealizan a n?rcisista tienden a ser desordenad^ psicoanalítico en la primera (KernDerg,
a gunos, de quienes esperan abaste
174 Enfoques psicoanaliticos contemporáneos (Capítulo 11 /
Enfoques psicoanaliticos contemporáneos ] 75
la vida, tienden a desarrollar reacciones crónicas depresivas, uso muy inapro­
piado de la negación, devaluación y a veces rasgos hipomamacos de la per­ pheer sádico dC - agrCSÍÓn Unida ’ derivados de 'a pulsión sexual Las oer-
sonalidad para defenderse contra la depresión, y un sentido en aumento de sonahdades narcisistas con tipos de crueldad gozosa,pacientes qu eobt enen
vacío y de haber desperdiciado su vida. un sent.rn.cnto de supenondad y triunfo sobre la vida y la muerte, así como
placer consciente, con la automutilacion grave; y pacientes narcisistas con
El rango medio del espectro de la psicopatologia narcisista corresponde
una combinación de rasgos de personalidad paranoides y explosivos cuya
a los casos típicos que acabo de describir, los que, idealmente, tienen una
indicación para psicoanálisis estándar. conducta impulsiva, ataques de rabia, y actitud cuipabilizante son los prin-
cipales canales para la gratificación de los instintos, todos ellos pueden re­
F.n el nivel más grave del espectro de la patología narcisista encontramos flejar la condensación de la agresión y un si mismo grandioso patológico y
pacientes que, a pesar de las funciones defensivas que el sí mismo grandioso pueden encontrar la situación del tratamiento como una salida estable y
patológico brinda para alguna continuidad en las interacciones sociales, pre­ bien recibida para la agresión que pesa contra el cambio intrapsíquico es­
sentan rasgos límite abiertos —o sea, falta de control de impulsos y tolerancia tructurado.
a la ansiedad, grave menoscabo de sus capacidades sublimatorias, una dispo­ Sin embargo, en otras personalidades narcisistas el sí mismo grandioso
sición a reacciones de rabia crónicas o explosivas o distorsiones gravemente está notablemente libre de la agresión expresada en forma directa. Los me­
paranoides. Muchos de estos pacientes responden bien a la psicoterapia de canismos represivos protegen al paciente contra las relaciones objétales primi­
expresión modificada más que al psicoanálisis propio. El tratamiento coin­ tivas subyacentes que condensan derivados de pulsiones sexuales y agresivas.
cide con el explicado para la organización límite de la personalidad (capítu­ En estos casos la “rabia narcisista’’ o las reacciones paranoides se desarrollan
los 6 y 7), modificado a la luz de la técnica psicoanalítica abajo descrita. en las etapas posteriores del tratamiento como parte del proceso terapéutico
Cuando la psicoterapia de expresión esté contraindicada, se recomienda un y tienen implicaciones mucho menos amenazadoras.
enfoque de apoyo para estos pacientes. Hay aun otros casos en los que ha tenido lugar alguna integración subli-
Una dimensión pronósticamente crucial sobre la que puede uno explorar matoria de la agresión, relacionada con estructuras neuróticas del carácter
las estructuras narcisistas de la personalidad es el grado al que la agresión ha en las que la agresión ha sido integrada con estructuras existentes del super-
sido integrada en el sí mismo grandioso patológico o, por el contrario, pcr' yó; estos pacientes tienen un tipo clínicamente más favorable de agresión
manece restringida a las relaciones objétales primitivas subyacentes, disocia­ autodirigida y capacidad para la depresión. También algunas personalidades
das y/o reprimidas contra las que el sí mismo grandioso patológico represen­ narcisistas funcionando al nivel más alto, pueden haber logrado una inte­
ta la principal estructura defensiva. Se puede describir una secuencia de gración sublimatoria de la agresión en funciones del yo relativamente adap-
desarrollo de la integración de la agresión en el aparato psíquico desde (1) tativas, persiguiendo objetivos ambiciosos con una integración apropiada
la disociación o escisión primitivas de las relaciones objétales cargadas libidi- de los derivados de la pulsión agresiva. .
nalmente, hasta (2) la condensación posterior de tales relaciones objétales Un tipo relativamente poco frecuente y en particular complicado de
primitivas agresivas con derivados de pulsiones sexuales en el contexto de Personalidad narcisista es la personalidad “como si (con sus cualidades
anhelos sexuales polimorfos perversos, hasta (3) la canalización predomi­ camaleón, siempre cambiantes, seudohiperemoaonales y seudoadap-
nante de la agresión en una estructura de carácter narcisista patológica con ’wivas). Las cualidades “como si” en los pacientes que tengo en mente
carga directa de la agresión por el sí mismo grandioso patológico. Todas r<=flejan defensas secundarias contra un sí mismo grandioso Est“
estas tres fijaciones y/o regresiones del desarrollo pueden encontrarse pacientes recuerdan a Marcel Marceau haciendo la mímica del hombre que
las personalidades narcisistas, cada una conduciendo a características clinicas
diferentes. * quita una macara tras otra y por último descubre con desesperación que
n° puede arrancar la última. Estos pacientes cam ¡a Por lo general
Cuando las relaciones objétales parciales disociadas, cargadas agresiva­ es el actor, excepto que él es
mente, son en forma d.recta manifiestas, encontramos la personalidad nar ta constelación del carácter protege al p
cisista con abierto func.onam.ento límite, con impulsividad general y V°' es‘ con menos frecuencia, contra la culpa inc°"s I agresión bosquejada,
pens.on a desarrollos paranoides y rabia narcisista. Cuando la condénsalo" los A la luz de la integrac.ón de, o dételas^contra labres o^osq..)
con pulsiones sexuales parciales ha tenido lugar, son altamente manifiest»5 s casos más graves son pronostícament e y aquéllos en quienes
las fantasías y actnndades perversas polimorfas sádicamente infiltra^ 1° °£ica de la agresión en el sí mismo gran [an una defensa contra
Cuando la agres.on pnnutiva infiltra en forma directaCl S1 el sionismo grande las características secundarias de “como si represent
patológico, ocurre un desarrollo , _,eior rucrtes rasgos paranoides subyacentes. .
¡ficadü pronóstico crucial para
descrito como narcisismo maligno (capítulo 19)U amcnazador’ ^U1Za . Un factor final que también tiene do al quc |as tendenc.as
En este último ejemplo encontrante ' _„„dio' 1 Atamiento de personalidades narcisistas
a dd er del pa-
sidad y autoidealización patológica se refueX'6™65 narc,sistas cuya f fr¡uir Reciales están incorporadas en la °X¡sodales, más malo es el pro-
fo sobre el temor y el sufrimiento a travls 1" Ph- S“ent° En tanto más fuertes las tendencia £ a mano con una
sobre los demás, y también casos en loe „ » infligir sufrimiento Y 1 c| no«>co.
en ‘os que h autoestima se aumenta p°r Por lo ral> jas tendencias antisoc
176 Enfoques psicoanalíticos contemporáneos (Capítulo 1])

falta de integración de funciones normales del supen ó y también con la taita


de desarrollo de una capacidad modulada para las reacciones depresivas. La
calidad de las relaciones objétales esta también inversamente relacionada con
las tendencias antisociales. Cuando las tendencias antisociales se manifiestan
en pacientes que también presentan una infiltración sadica del sí mismo gran­
dioso patológico o una expresión directa de conducta sexual gravemente sá­
dica, el pronostico se empeora significativamente.
12
Estrategias técnicas
en el tratamiento de las
personalidades narcisistas

El aspecto más importante del tratamiento psicoanalítico de las personali­


dades narcisistas es el análisis sistemático del sí mismo grandioso patológico,
que se presenta profusamente en la transferencia.
Lo que es excepcional sobre la patología narcisista del carácter es que
e si mismo gradioso patológico se utiliza en la transferencia precisamente

para evitar el surgimiento de los aspectos disociados reprimidos o proyecta­


os de las representaciones del sí mismo y de los objetos en las relaciones
objétales primitivos. El efecto de la activación del sí mismo grandioso en la
S1tuación psicoanalítica es una distancia básica, una falta de disponibilidad

emocional, una ausencia sutil pero crónica de los aspectos normales o “rea­
tes” de una relación humana entre el paciente y el analista en la que aquél
trata a éste como un individuo específico. En contraste, la activación de una
autoidealización patológica por parte del paciente, alternando con una pro­
yección de esta autoidealización sobre el analista, transmite la impresión de
<lUe hay sólo una persona grandiosa, ideal, en la habitación y un complemen-

*° de ella que la admira pero queda borrosa o entre sombras. Las reversiones
Recuentes del papel entre paciente y analista ilustran este patrón de transfe-

. En otra1^^^^1),' he descrito las manifestaciones de esta constela-


* • i. S™» »
sos 1STnos de defensa primitivos y c ej analista tiene que in-
tem^P60105* * Aclul y° subrayaria Un*C;,mo Je control omnipotente por el
re.tar’ entre otras cosas’ e mecan “rediseñar” al analista para cum-
,. el paciente característicamente inte impresión de ser brillante
propias necesidades. El analista que está en pre-
9ue tiene conocimientos de modo q
177
Personalidades narcisistas (Capítulo 12) Personalidades narcisistas 179
178
cambiar este cuadro total a la expresión de desconfianza paranoide* y agre­
sión directa en la transferencia. La interrupción aparente de lo que puede
haber aparecido previamente como una relación “ideal” representa, en un
ni mejor -provocando así envidia- ni peor -provocando as. devaluación y sentido mas profundo, la activación de una relación en la transferencia, más
real aunque ambivalente y conflictiva, que refleja la activación de las rela­
'esfuerzos'tistemátiT.w del analista por ayudar al paciente a com- ciones objétales primitivas en ella.
nrender la naturaleza de esta transferencia más que llenar sus expectativas de Algunas defensas crónicas del carácter, comunes y particularmente difí­
admiración y reconfirmación del sí mismo grandioso, típicamente evocan ciles, que tienden a distorsionar la situación psicoanalítica de modo gradual
enojo, rabia o una devaluación repentina del analista y sus comentarios. En y en forma creciente se discuten adelante.
forma característica, hay reacciones similares que siguen a aquellas veces en
que el paciente ha sentido comprensión y ayuda importantes por parte del
analista, comprensión y ayuda que dolorosamente lo hacen darse cuenta del DEFENSAS SECUNDARIAS DEL CARACTER
funcionamiento autónomo, independiente del analista. La tolerancia del ana*
lista a tales periodos de rabia o devaluación, su interpretación de las razones Resistencias del carácter “como si”
para las reacciones del paciente, gradualmente permiten a éste integrar los Me refiero aquí no a la personalidad “como si” según se describe general­
aspectos positivos y negativos de la transferencia; integrar la idealización y mente sino al subgrupo de pacientes narcisistas (capítulo 11) que siempre
la confianza con la rabia, desprecio y desconfianza paranoide. parecen estar representando una comedia. Los pacientes con estas caracte­
Detrás de la activación aparentemente simple de la rabia narcisista yace rísticas pueden aprender a imitar al “perfecto analizando” transmitiendo
la activación de relaciones objétales del pasado, específicas, primitivas, in­ aparentemente elementos significativos del pasado con apropiada conside­
conscientes, interiorizadas, típicamente de representaciones del sí mismo y ración y en revelaciones dramáticas. Aprenden a “asociar perfectamente”,
de los objetos, escindidas, que reflejan conflictos edípicos/preedípicos con- incluyendo cambios apropiados de sentimiento a pensamiento, de presente
densados. En este contexto, los periodos de vacío y la sensación del paciente a pasado, de fantasía a realidad. Sólo el hecho de que su relación emocional
de que “nada está sucediendo” en la situación de tratamiento, pueden a me­ con el analista no llega a profundizarse, es lo que revela su cualidad de como
nudo ser clarificados como una destrucción activa inconsciente de lo que el si. Los temores paranoides que pueden surgir cuando no puede lograrse nin­
paciente está recibiendo del analista como de una figura maternal proveedora. guna representación de comedia en respuesta a la interpretación del analista
Los esfuerzos ávidos del paciente por lograr conocimiento y compren­ sobre este mismo trastorno, revelan el punto verdadero del conflicto. La
sión del analista para incorporarlos como algo extraído a fuerza, mas que activación de angustia y sufrimiento auténticos puede llevar al principio de
como algo recibido con gratitud, contribuyen a “estropear” en forma incons­ la exploración de la función de esta conducta.
ciente lo que se recibe, una reacción emocional compleja primero clarificada
por Rosenfeld (1964), y que por lo general toma tiempo resolver. Típica*
mente los periodos largos de autoanálisis intelectual, durante los que el pa' Episodios paranoides micropsicóticos
ciente trata al analista como si estuviera ausente (lo que puede provocar Este término se refiere aquí a los desarrollos en algunas personalidades nar­
otas, cuando ¡as resistencias narcisistas son trabajadas elaboradamente,
contratransferencia negativa bajo la forma de aburrimiento), son seguidos
Y ambién en otros tipos de patología del carácter cuando los mecanismos
de, o entremezclados con periodos en los que el paciente espera ansiosamen­
P °yectivos masivos se analizan y el paciente está intentando defenderse
te y absorbe las mterpretaaones, intenta antic.parse al analista, incorpora .°ntra lo que él experimenta como sentimientos de culpa insoportables,
tapidamente lo que ha reeib.do como si él m.smo ya lo hubiera sabido, solo Ornando con la sensación de ser atacado en forma masiva por el analista
para una vez mas señarse extrañamente vacío, insatisfecho como no 1>*' para detalles adicionales, ver capítulo 19). En tales puntos, el paciente

b. R» P^ede, por ejemplo, adquirir transitoriamente la convicción de que el ana-


Sta le está mintiendo, lo está engañando, traicionándolo de alguna manera,

Rentando en forma artificial provocarlo o hacerlo sufrir, u obtener placer


analista no“tiené ning“n7nterésPge™u1ño' P°r. pr°yección- suPonC ^“o V Sadlco de manipularlo en varias formas. El analista puede también percibirse
explotador como el paciente lo exDerimpn/11 ° ’ qUC CS tan Cg°CCn^nto5 c°mo deshonesto y corrupto en estos momentos, especialmente, por supues-
o convicciones auténticos sino sólo un Y que.no tienc conoClin’ nCC-
dimientos mágicos que el naciente» nunWo limitado de trucos y Pr° ‘“-Por parte de pacientes que luchan con un sentimiento de corrupc.on o
más corrupto el superyó del paciente^5** ,aprcn<ler e incorporar. Mien honestidad dentro de ellos mismos. Otras veces, se percibe al anal.sta
Conio intentando sádicamente hacer sentir culpable al paciente o tratando
presentaciones devaluadas del sí m C y mas nccesite éste proyectar U?
que el analista presente carácterístir^0 \ ÓC los objetos, más sospecba ^ente de obligarlo ™ someterse a ios puntos de v.sta r.g.dos, conven-
El surgimiento gradual o avance de rrL rlarment« corruptas y devalué
0 transfercncias más primitivas puede ha‘cf ClOnales del analista
Per so nulidad es narcisistas (Capítulo 12)
180 Personalidades narcisistas 181
Fl problema es que estos episodios paranoidcs pueden ser resueltos con
tratransferencia, puede tener una influencia crucial en el resultado .del tra­
cerrar en forma hermética la transferencia más que con un autentico trabajo
bajo con estas resistencias del carácter. Estos son obviamente casos en los
claborativo. La convicción profunda del paciente respecto a que el analista
que la capacidad de ser analizado está en cuestión; las condiciones bajo las
no vale la pena permanece entonces reprimida o escindida de otros desarro­
que el analista puede ayudar a estos pacientes también valen para los casos
llos de la transferencia. Esta solución comprometida puede temporalmente
en los que el psicoanálisis está contraindicado y en los que la psicoterapia
proteger el sentimiento de seguridad y de autoestima del paciente pero con de expresión es el Tratamiento a elegir.
el tiempo lleva a la reactivación de dichos episodios paranoidcs. La convic­
ción del paciente sobre la “maldad” del analista se acumula en forma gradual
de episodio a episodio llevando con el tiempo a un "acting out” masivo, una Represión grave defendida carac teológicamente,
interrupción repentina del tratamiento, o un tipo de terminación artificial, la personalidad “apagada”
con el paciente insistiendo en que él nunca pudo confiar en el analista y que Esta subsección explicará sobre los pacientes con inteligencia cuando menos
la terminación es un escape de un enemigo peligroso. Fue sólo la dolorosa normal y a menudo superior cuyos mecanismos represivos no son sólo alta­
experiencia del fracaso de algunos tratamientos psicoanalíticos que parecían mente efectivos y rígidos sino que están reforzados por su patología del ca­
estar en vía de resolución de varios tipos de patología grave del carácter, lo rácter. En estos pacientes un sistema complicado de racionalización y de
que me permitió diagnosticar esta constelación de episodios paranoides. He
“subsistencia” controlada de formaciones de reacciones, protegen en forma
aprendido a trabajarlos elaborativamente en otros casos, ligando de modo secundaria la represión, y/o las crisis emocionales esconden, detrás de su ex-
interpretativo los episodios, analizando el proceso de “cierre hermético”
plosividad, el mantenimiento de represiones básicas subyacentes. Es difícil
patogénico durante las mejoras temporales, y estando por lo general alerta ligar este patrón con cualquier tipo de patología del carácter. Puede obser­
a la continuidad enmascarada tras las aparentes discontinuidades en la trans­ varse en las personalidades histéricas, obsesivas, y narcisistas y a veces en
ferencia. En términos más generales, las resistencias del carácter que produ­ pacientes que, a pesar de su falta de darse cuenta de la realidad emocional,
cen una discontinuidad en el proceso psicoanalítico con el tiempo son una están muy dispuestos a someterse a psicoanálisis por muchos años. Estos
causa importante de estancamientos analíticos y debiera alertar al analista pacientes, que no presentan una estructura narcisista de personalidad, sin
sobre la posibilidad de que el paciente pueda no ser analizable.
embargo transmiten una adaptación seudorrealista, flexible, para la situa­
ción del tratamiento que corresponde a una adaptación similarmente “só­
Fl problema de la ganancia secundaria y primaria lida” a la vida fuera de su área particular de perturbación sintomática. Es
En contraste con las ganancias secundarias derivadas de ciertos síntomas neu como si experimentaran el psicoanálisis sólo como una oportunidad “edu­
róñeos, todos los rasgos patológicos del carácter proporcionan una “ganan cativa” que aumenta más su adaptación sin producir ninguna experiencia
secundaria” que es muy difícil de diferenciar de la motivación primaria i auténtica del inconsciente dinámico.
consciente de la constelación del carácter "patológico. Paradójicamente, as He visto algunos de estos casos y he supervisado el tratamiento de otros.
cualidades adaptativas de muchos tipos de patología grave del carácter m^ La literatura inicial describía casos en los que el inconsciente no parecía
joran el funcionamiento del paciente y disminuyen su motivación para surgir como predominante, pero de esta categoría general han cristalizado
cambio. Los ejemplos clásicos son las ventajas derivadas de ciertos rasg Hs constelaciones más específicas de tipos de reacción terapéutica negativa,
narcisistas en la adolescencia y adultez temprana que empeoran el pronostico Patología narcisista del carácter, y otras resistencias del mismo. Creo que
para el tratamiento en ese momento, en tanto que tales pacientes tienen un queda un residuo de estos casos que requiere mayor exploración Algunos
mejor pronóstico en la edad madura o cuando las ganancias que se origin <¡e estos pacientes escapan a nuestra capacidad diagnostica actual y se les
de la patología narcisista se reducen. La efectividad social de algunos carac Agnóstica ahora sólo en términos de los estancamientos en sus análisis.
teres contrafóbicos brinda otro ejemplo.

Sadismo caracterológico
ETa?as avanzadas del tratamiento
Me refiero aquí a ciertos pacientes narcisistas cuyo sí mismo grandioso Pa
tológico está infiltrado de agresión primitiva y cuyo sadismo es egosintónic
(un trastorno que se trata en el capítulo 19). ^CSpsíU¿• s varios años
del • de- exploración .sistemática
/ . . de las funciones defensivas
ctapa ?*Sm° grandioso patológico en la transferencia, se puede alcanzar una
Para estos pacientes, la situación analítica misma es tan gratificante que
elimina la necesidad de cambio, lo que lleva a un estancamiento terapéunc^ que C|C” ,tratanriento psicoanalítico de las personalidades narcisistas en las
El grado al que el analista puede mantener la empatia con su paciente s‘ Presen S* .rTl,smo grandioso se desintegra en sus componentes. El paciente re-
someterse masoquistamente a él. y al quc puede brindar límites estrict^ bio r • S r^aciones objétales interiorizadas en una alternación o intercam-
en la realida J sin, a su vez, el “acting out” de los aspectos sádicos de U cop del eritiv°s con e| analista de representaciones del sí mismo real c ideal,
bjcto ideal, y del objeto real, del paciente. En otras palabras, el paciente
Personalidades narcisistas (Capitulo 12) Personalidades narcisistas
182 183

puede identificarse en forma alternada con los aspectos idealizados, grandio-


por laerrabu,S carácteriza-
sos, persecutorios, frustrantes, manipúlatenos, deshonestos, sádicos o triun­ d05

fantes de los aspectos idealizados o reales de las representaciones tempranas terno/paterna condcnsada, amenazante, sádica, deshonesu y manlpldoT
del sí mismo y de los objetos, en tanto que proyecta los papeles comple­ pueden en forma gradual evolucionar hacia la identificación alternada de¡
mentarios de representaciones del sí mismo y de los objetos, perseguidas, paciente con esta .magen paternal sádica o con la ,magen compfomentana
devaluadas, frustradas, vencidas o explotadas, sobre el analista. O el paciente de la victima perseguida de la agresión paternal identificándose así él mismo
puede proyectar estas representaciones componentes del sí mismo grandioso y al analista en forma alternada con las representaciones del sí mismo y de
sobre el analista en tanto que se identifica con los papeles complementarios los objetos previamente disociadas o escindidas. El análisis de la activación
de representaciones infantiles del sí mismo y de los objetos. alterna de estas representaciones del si mismo y de los objetos de esta par­
Esta etapa en el tratamiento rara vez se alcanza antes del tercer año de ticular “unidad de relación objetal” puede entonces integrarse de manera
psicoanálisis: si no se ha hecho evidente para el quinto año, puede uno tener gradual con las relaciones objétales parciales idealizadas disociadas o escin­
que preguntarse si es posible la resolución del sí mismo grandioso patológico didas, de modo que las representaciones del sí mismo gradualmente se in­
del paciente. Con frecuencia, el trabajo elaborativo de esta etapa se amplía corporen en un sí mismo integrado y las representaciones objétales en un
del tercer año a la fase de terminación del psicoanálisis. En las etapas finales concepto integrado de los objetos paternales.
de resolución del sí mismo grandioso la situación del tratamiento por lo ge­ En las etapas avanzadas del tratamiento, después de que esta interpre­
neral se parece a la de un caso psicoanalítico ordinario en cuanto que el tación sistemática de las transferencias positivas y negativas ha permitido
paciente puede ahora establecer una dependencia real del analista, puede la integración de las relaciones objétales parciales en relaciones objétales
explorar sus conflictos edípicos y preedípicos en una forma diferenciada, totales (en otras palabras, después de lograr la constancia objetal con una
y normalizar simultáneamente sus relaciones objétales patológicas y sus me­ integración de las representaciones buenas y malas del sí mismo y de las
canismos reguladores narcisistas. representaciones buenas y malas de los objetos), la disolución del sí mismo
Debido a que el sí mismo grandioso patológico protege al paciente de grandioso patológico y de las resistencias narcisistas en general permite el
los intensos conflictos intrapsíquicos tan típicos de la patología límite, los surgimiento del narcisismo infantil normal en el contexto del análisis de
conflictos inconscientes que surgen en la transferencia en esta etapa son sor­ las relaciones edípicas y preedípicas condensadas.
Durante las etapas avanzadas del tratamiento de personalidades narcisis­
prendentemente similares a los de la organización límite de la personalidad
en general. tas, una capacidad normal para depender del analista, gradualmente reem­
plaza la incapacidad previa para depender de él. Ahora el paciente puede
A lo largo de estos años puede establecerse por lo general una alianza
terapéutica, que previene las regresiones psicóticas en la transferencia, per­ usar las interpretaciones para continuar su autoexploracion más que como
mite al analista controlar ei “acting out” grave sin abandonar una posición un punto de partida para la expropiación aviesa de conocimientos ocultos
de neutralidad técnica, y facilita el desarrollp del yo observador del paciente del analista. El paciente puede ahora hablarle al analista de sí mismo en vez
de hablarse a sí mismo solo, o al analista únicamente como un ruego por
y de una relación objetal confiable con el analista. Todo esto permite que
gratificación. El paciente puede ahora experimentar nuevas fuentes de gra­
proceda el tratamiento psicoanalítico sin establecer parámetros de técnica»
tificación y seguridad a partir de la certeza de que el es capaz de aprender
como son a menudo necesarios en el tratamiento de pacientes narcisistas
con abierto funcionamiento límite. sobre sí misme^ de manejar en forma creativa sus
s°bre todo, mantener en forma segura en el interior, aj
Durante las etapas avanzadas del tratamiento de personalidades narcisis'
tas, a menudo observamos una oscilación entre los periodos de idealización presentaciones objétales buenas interiorizadas, o qu
y la transferencia abiertamente negativa, en el curso de la que la idealizado" lista. , .. .
narcisrsta patológica desenta antes, se reemplaza en forma gradual por nive­ La sensación de riqueza interna que sc épicamente1 produce una
ha recibido y la confianza en su propia bondad.^picarne
les de idealización mas alto. Es importante explorar la naturaleza cambiante
de estos periodos de ■deabzación renovada. Al más alte niíel -en contraste 'Sminución en las reacciones envidiosa P envidia; el paciente puede
con la idealización narcisista- el paciente v, ™ i ? 1 pro­ evaluar aquello que de otro modo desa aprend¡zaje emocional
yección de autoidealización (idealización 0 V€ a{ anallsta como U f-Lra observar un aumento paralelo en su capaci p forma gradual libre de
nar :
paternal (o paternal acoplada) ideal m. k J isista) sino como una g ' intelectual. El paciente, en resumen, se pulsiones de sus
del paciente sin contraatacar o ser dXXi í S^° caPaz de tQlerar ^a je U sensación interna de vacío, de la cu"í„ ? inquietud. ,
t0
mbiciones, y del sentimiento crónico |a activación y resolución
idealización contiene eleXtes L ”?,d° P°F elU‘ Este ÚP° avanZad° w
del paciente de su agresión; también pa, que expresan el reconocible En el área de sus conflictos sexuales, ^e prob|emas preedípicos, el
prensión del paciente de la confianza* ,gratitud Suc exPresa U ^in­ P^encial de conflictos edípicos eo"den ““íces preedípicas mas profondas
quebrantable adhesión, aunque dkrr ? anallsta en él, reflejada en Ia P’eiente puede ahora tolerar y resolver as r»-e P.nente de lls dlficu|tades
aconteciendo en su relación. Cta’ a verdad de lo que ha esta de envidia del otro sexo, que es un aspecto
¡g4 personalidades narcisistas (Capítulo 12)
Personalidades narcisistas 185
. iu.^ narcisistas y una fuente básica de su rechazo
sexuales de las P"s°“^Jad scxual que tendría que limitarse a "sólo un el analista puede centrarse rígida o prematuramente en el análisis del carácter
sexo"SCGmn¿rger (1979X describió las fantasías narcrsrstas inconscientes 0 de ciertos aspectos congelados de la transferencia. El analista necesita
centrarse simultáneamente en las implicaciones del contenido verbal de las
de ser de ambo! sexos simultáneamente, que protegen a algunos pacientes
sesiones (el análisis de las asociaciones libres), en las manifestaciones de
nL asistas de envidiar al otro sexo. Clínicamente, el cambur en esta fantasía
conducta no verbal, en el impacto de la personalidad del paciente en el es­
inconsciente y el trabajo claborativo de la envidia influyen en la capacidad cenario psicoanalítico, y en el tipo constante de relación implícita y subya­
creciente del paciente narcisista para enamorarse y permanecer enamorado, cente, que está siendo activada, con el analista. Brindan una amplia base
y de modo particular para establecer un compromiso sexual y emocional
para la interpretación la observación de la conducta del paciente, el análisis
definido sin sentir crónicamente que se está perdiendo de algo (Kernberg, cognoscitivo de todos los datos, y la empatia tanto con la experiencia sub­
1976). En esta etapa, la resolución de algunos pacientes de su envidia incons­ jetiva del paciente como con lo que él ha disociado o proyectado en ese
ciente y desordenada hacia el otro sexo puede producir la aparición de celos
punto.
como una nueva capacidad emocional, una entrada dolorosa a los conflictos Estoy subrayando aquí la importancia de mantener un amplio espectro
triangulares de la etapa edípica. de datos psicoanal (ticos más que enfatizar cualquier aspecto particular de
He subrayado la importancia decisiva de un análisis sistemático de las estas fuentes de información. Perspectivas tan múltiples, incluyéndola aten­
resistencias narcisistas a la transferencia —o sea, del sí mismo grandioso pa­ ción sobre la experiencia subjetiva central del paciente, sobre las experiencias
tológico en la transferencia. Esto no implica un curso de acción trazado disociadas de éste, y sobre el significado directo de comunicaciones verbales
artificialmente en el tratamiento de pacientes con patología narcisista. Hay y no verbales, necesitan complementarse con la voluntad del analista para
muchos casos en los que, en las etapas iniciales del tratamiento, otros con­ explorar varias hipótesis que se refieren al mismo material por un periodo
flictos neuróticos que se originan en varias fuentes, o que están ligados a de tiempo, decidiendo sobre su valor, sobre su propiedad a la luz de las
problemas de la realidad, parecen dominar el material del paciente. El ana­ respuestas totales del paciente a ellas. Sin embargo, una condición para la
lista tiene que abordar lo que parece emocionalmente dominante en la si­ aplicación de múltiples hipótesis con el tiempo, es la disponibilidad para el
tuación analítica primero, y dejarse guiar por el paciente. Tarde o temprano, psicoanalista de una integración coherente de dichas hipótesis, en contraste
se llega a un punto en el análisis de estos casos donde las transferencias nar­ con la aplicación errática de teorías o formulaciones diferentes e implícita­
cisistas se vuelven el tema emocional dominante; deben entonces abordarse, mente contradictorias. El marco de desarrollo que evolucionó de la psicolo­
trabajarse elaborativamente, y resolverse. gía contemporánea del yo a la luz de la teoría de las relaciones objétales,
Esta tarea se hace más difícil por el hecho de que la patología narcisista debiera permitir establecer este marco integrador para tratar el amplio es­
del carácter, como toda la patología del carácter, se deja ver típicamente en pectro de la psicopatología que hoy puede explorarse psicoanalíticamente.
los aspectos no verbales de la conducta del paciente. Además, lo que la con" Modell (1976), y Volkan (1976), en tanto que enfocan a las personali­
ducta no verbal del paciente refleja en esjos casos no es sólo una relación dades narcisistas dentro de un modelo de relaciones objétales de la psicología
objetal inconsciente específica del pasado reactivado en la transferencia, sino del yo que se relaciona muy íntimamente con el que subyace en mi técnica,
un esfuerzo inconsciente, más generalizado, sutil aunque abrumador, para han propuesto que, en la etapa inicial de estos pacientes, la idealización nar­
eliminar todas las relaciones objétales pasadas y presentes específicas y “rca' cisista y la incapacidad del paciente para absorber interpretaciones se respe­
les otra cosa de la activación del sí mismo grandioso patológico. ten en una función de “sostén” que corresponde a una fase de “capullo” del
Esa destrucción o este deterioro en la situación analítica de todas las análisis. Sin embargo, estos autores piensan que el analista debe interpretar
demas relaciones especificas de transferencia del pasado del paciente, afecta gradualmente el sí mismo grandioso narcisista y así facilitar la activación de
la relación de este con el escenario psicoanalítico en formas Mutiles y cróni- los niveles primitivos de relaciones objétales interiorizadas del paciente en la
aparecer Sprimero Td± V h-™e7 balista" Puede transferencia. A partir de ese punto, creo que su enfoque en gran parte co­
ausencia d'eXlqXr^“jlmente, de la extraña rresponde al aquí esbozado.
viera solo en el despacho o como si el 60 a trans^erenc‘a’ como s
puede subjetivamente experimentar una estuvlera solo¿ el bali­
zante, de su propio sentido de identidad PCrdlda transitona, difusa, pa pA PSICOTERAPIA de apoyo con las
PERSONALIDADES narcisistas
en su propia reacción emocional ak^0’ U concentración del anallS^
el diagnóstico e interpretación de 1^ C1Cnte es un lincamiento exclusivo Pa Pn El capítulo 11 clasifiqué a las personalidades narcisistas según la gravedad
peligro de que otras fuentes de reaed™^"6*5 narcisistas. Hay siempre de su patología, en casos abiertamente límite y casos con funcionamiento
la percepción del analista respecto de) ’ 06 Contratransferencia influya0 * n° límite y e el capítulo 10, recomendé el psicoanalis como el tratamien-
n is
quier patología predominante del raróLPaC1Cntc V <Iue cn presencia de cU* t0 a elegir para estos últimos en contraste con la psicoterapia de expres.ón
er ocluyendo patología narcisisra
Personalidades narcisistas (Capítulo 12)
Personalidades narcisistas 187
186
_____ _ cuando la psicoterapia de expresión
para los primeros. Perohaceen momentos también ayudar al paciente a lograr alguna distancia dc sus tendencias a idea­
necesario usar psicoterapia de apoyo para estos lizar al terapeuta en formas inconscientemente autodcstructivas.
está contraindicada, se t--------
Los pacientes con intensas reacciones de rabia ligadas a la frustración de
pacientes. „„c;Heraciones generales proporcionadas, la preponde- necesidades narcisistas, particularmente si éstas evolucionan en episodios
AddTts silentes Ísgos pronósticos negat.vos, sugiere oue la psteote-
paranoides micropsicóticos, requieren una evaluación muy activa y doiorosa
rancia de los siguientesg t pacientes el si mismo grandioso
de todos los elementos en la realidad de la interacción terapéutica que pue­
rap,a,de
aPXXado de agreMÓmde mo'do que el paciente presenta idea-
dan haber disparado la rabia del paciente y sus distorsiones paranoides res­
patológico esta íntil g que pueden manifestarse con
les conscientes de crueldad y desufrimiento de otras pecto del terapeuta. Bajo los efectos de mecanismos proyectivos, las distor­
siones del paciente sobre la realidad de la interacción terapéutica deben ser
^es de autodestructividad física. cuidadosa y discretamente clarificadas para reducirlas. El problema aquí es
Ot?os factores que sugieren que la terapia de apoyo sena mas apropiada que el paciente puede experimentar cualquier esfuerzo por clarificar la rea­
incluyen varios rasgos antisociales graves, ausencia crónica de compromisos lidad inmediata como enjuiciador y sádicamente acusatorio por parte del
reales con otros seres (por ejemplo, una restricción de toda la vida sexual a terapeuta. Es esencial para el terapeuta clarificar una y otra vez que él no
fantasías masturbatorias), reacciones de rabia crónicas ancladas caracterolo- está culpando al paciente, que, por el contrario, está tratando de ayudarlo
gicamente y racionalizadas y episodios psicóticos paranoides transitorios. a comprender la relación entre sus percepciones y su reacción emocional,
En todos estos casos es aconsejable realizar una evaluación amplia con un sin importar si éstas fueron realistas.
enfoque de terapia de expresión exploratorio, y decidirse por una modalidad Hay veces en que la realidad dc la interacción no puede ser clarificada
de apoyo para el tratamiento sólo por exclusión. De nuevo, como en todos dc inmediato. En estas circunstancias la tarea es simplemente reconocer
los casos de psicoterapia de apoyo, las metas del tratamiento deberían esta­ que el paciente y el terapeuta pueden percibir la realidad en formas com­
blecerse junto con el paciente, esperarse su cooperación activa y controlarse pletamente diferentes sin tener necesariamente que aceptar que una u otra
el trabajo entre sesiones de la psicoterapia. dc estas percepciones es la correcta. En la práctica, una declaración como;
Típico en la psicoterapia de apoyo de estos pacientes, es la activación “Creo que entiendo la forma en que usted está viendo mi conducta y no
de ciertos mecanismos de defensa característicos de la psicopatología narci- la discuto; al mismo tiempo, debo decirle que yo la veo diferente, aunque
sista y que necesitan enfocarse y ser trabajados en formas no interpretativas. reconozco igualmente su percepción. ¿Cree usted que pueda tolerar que
El desarrollo aparente por parte del paciente de una intensa dependencia del trabajemos juntos mientras cada uno de nosotros reconoce ante el otro que
terapeuta puede ser una seudodcpendencia, rápidamente desinflada por las nuestros puntos de vista son completamente diferentes?”, a menudo es su­
devaluaciones radicales del terapeuta. Es importante, por lo tanto, conservar ficiente para continuar el trabajo dentro de una transferencia temporalmente
una relación terapéutica realista, centrándose en las responsabilidades del psicótica como un episodio paranoide micropsicótico.
paciente en el proceso de tratamiento, previniéndole discretamente contra De hecho, la tolerancia del terapeuta a la rabia narcisista de un paciente
idealizaciones no realistas del terapeuta y expectativas del mismo, más que Y a su distorsión paranoide en la transferencia y al expresar el reconocimien­
alimentar su relación aparentemente dependiente hacia él. Es útil evaluar to del valor del paciente en mantener la relación de ambos a la luz de una
cuidadosamente las reacciones de decepción del paciente respecto a las se­ situación tan llena de tensión, puede preparar el terreno para una explora­
siones de tratamiento poj-su función implícita de devaluar al terapeuta y p°r ción posterior de las reacciones de rabia del paciente y de los patrones pa­
sus orígenes en desarrollos previos en la psicoterapia. tológicos del carácter en otras interacciones interpersonales.
Por ejemplo, después que el paciente ha recibido del terapeuta una com- Al mismo tiempo, el análisis de lo que puede estar sucediendo en otras
prendo" stgmficat.va nueva, pueden esperarse decepciones paradójicas (reía- Personas que interactúan con el paciente, el análisis dc sus sentimientos las­
la™ n aC""g 0Uf’ dc enV,dia inconsciente), éstas deberían seña- cados o reacciones grandiosas o despectivas hacia el paciente según los
describe éste, puede abrir camino para la exploración posterior de patrones
d^liaación natólónJrm'nOS ÓC Vna secuencia observable de conducta. U
* d sereumenttre pr™,t,vaJ,,P‘ca de la personalidad narcisista, deberta ^activos similares en el paciente mismo. El análisis de la grandiosidad del
Paciente y su conducta de menosprecio proyectadas sobre otras personas,
te Negativos"obre fund’n y dCberían sefta’arse sus efectos potencialmen-
Quiere mucho tiempo a causa de su potencial para dirigir el estudio de reac­
puede ver cualidades casi diXs "“‘nt'cpcnd,<-'ntt del paciente. El pa^n“
comprender que es difícil idpnr T SU IeraPcuu> pero debería ayudarscl uñes similares en la transferencia.
. Es importante analizar las fuentes del paciente de su desconfianza cons-
nos problemas en la vidá ordm C°" f^ra así si" me‘crS' Clcr|te y preconsciente en las relaciones sexuales (denvada de env.dia tncons-
independiente, cuando un teraneur ° aceptar la responsabilidad de la vl
"ente del otro sexo y de la profunda patología prcedtptca en relación a la
sible para resolver todos los n^ohb parcce U<1‘os” pareciera estar ac
"1adre, que contribuye a las distorsiones narcisistas de las retacones amo-
conexión entre idealizaciones nntJr™*5 Cn forma mágica. Naturalmente, r°Sls> U exploración cuidadosa de las fuentes conscientes y preconsc.entes
lizaciones por las reacciones de dece rap’^° deterioro de estas tde
dt desconfianza y abandono de las parejas sexuales puede tener un valor
' dtcepc‘on y la devaluación subyacente p*dc
i Capitulo 121 Personalidades tiarclxl.ita.i IXV
hW
psicotcriipeutuo en la psicoterapia de apoyo. El paciente puede adoptar las
, , nacientes narcisistas con promiscuidad
ideas del terapeuta y sus actitudes como propias y usarlas en su vida diaria,
preventivo. Vn el \Jum\oíeran^ de su conducta. Debe ayudárseles
sexual requieren una < | • to|mntcs a este darse cuenta) de su invapavi- en tanto que por otro lado se reasegura a sí mismo que el puede hacerlo todo
solo. Si esta identificación con el terapeuta tiene funciones ndnptativas, aun
a darse cuenta p<r”''.-7“ SC\vales estables v de su consecuente soledad
dad para mantener relaciones sexuales esnu ? si se basa en tipos patológicos de idealización, debería ser tolerada y acep­
tarse su fortalecimiento de la autonomía del paciente. De hecho, este meca­
y y discreción especiales. U bús-
requiw paófncill nismo tiene efectos potcncialmcntc positivos en la psicoterapia de apoyo de
qued» por parte Je un puente varón grandroso de la mujer perfecta mase- las personalidades narcisistas, al contraatacar los efectos potcncialmcntc ne­
amble por ejemplo. v su inexorable destrucción de las relaciones valiosas gativos de su envidia inconsciente.
que el temporalmente es capaz de lograr con mujeres, representan, podría
decirse, una tragedia cxistcncial. El terapeuta, al compartir su comprensión
unto de las necesidades del paciente como de su realidad externa, puede
hacer posible para el paciente intentar nuevas soluciones para el problema
aun cuando el terapeuta no haya ofrecido ayuda directa. Bajo circunstancias
óptimas, este enfoque puede llevar a la reducción de las expectativas cons­
cientes del paciente en sus relaciones con el otro sexo, a una conducta mas
cuidadosa en sus relaciones con sus parejas, tolerancia a algunas frustraciones
a la luz de darse cuenta de la soledad alternativa, crónica. Desafortunada­
mente. la psicoterapia de apoyo está por lo general mucho más limitada que
las modalidades de expresión del tratamiento en cuanto a producir cambio
en el area psicosexual.
El “acting out’* de un paciente de su necesidad de control omnipotente
en las horas de terapia puede restringir la independencia de acción del tera­
peuta. En formas sutiles pero de profunda influencia, el paciente forza al
terapeuta a intentar ser tan bueno como el paciente espera que lo sea —sin
ser mejor que, o diferente al paciente, lo que amenazaría la autoestima de
éste. En la práctica, esto requiere que el terapeuta se dé cuenta del uso del
paciente de las reacciones de decepción para controlarlo. El terapeuta debe
diagnosticar estas reacciones de decepción, ventilarlas plenamente, y ayudar
al paciente a tolerar su decepción respecto del terapeuta y, en forma corres
pendiente, respecto de los demás. En el contexto, la exploración realista
de estas decepciones puede llevar al paciente a darse cuenta de sus demandas
excesivas sobre los demás y los conflictos sociales que estas producen. Una
evaluaaón no cnnnciadora de estos problemas puede dar gran ayuda a los
pacientes que no se dan cuenta de cuan activamente ellos mismos están d<S'
trayendo sus oportunidades en el trabaio v en la vida social
Un problema importante con algunos pacientes narcisistas que funcionan
en «n nivel ajenamente limite es la discrepancia entre sus altas ambición*
y su mcapacxaad para realizarlas. Muchos pacientes prefieren depender del
seguro de desempleo a tener que sufrir ¡a h^ühción de trabajar en lo q“c
consideran un trabajo inferior La emir " l traoajai c
y el énfasis del «apcunjobrelaXÍ aCt,W dc csta COn7
social para la autoestima, pueden avuda^ ?t?atlvos ,a falta de €Í5<2¿n de
compromiso entre su nivel <k aspir¿ior< * pacicntc a lograr una solu
La tendencia de los pacienre ' y Sü capac^- e i0
que reciben de’, terapeuta y a hacerk^15^ * ,ncorP°rar” prontament
una
una forma inconsciente dé “robarl * *1^° ~ tendencia relacionada
pensar la envidia que se le tiene v rec 3 cn un esfuerzo por c°.<
gico del paciente 'kosenfcld 196a. °nt»mnar el sí mismo grandioso pat° .
’ Puede en reahdad fjmcntar el
Análisis del carácter 191
objetos, componentes en la transferencia trancé
durecida” del carácter en un conflicto activo intra^3"^ 3SÍ 3 dffensa “en_

13 En tanto más grave la patología de carácter del ^*co íransferencial-


los rasgos patológicos del carácter, funciones específicas
se vuelven tanto resistencias del carácter como resistencias específicas de la
transferencia simultáneamente (Fenichel, 1945b, págs 29 537) La forma­
Análisis del carácter ción de compromiso entre impulso y defensa representados por estos rasgos
patológicos del carácter también lleva a la gratificación más o menos disimu­
lada del impulso en la transferencia. El hecho de que en los casos graves los
rasgos patológicos del carácter en forma prematura y consistente se entrome­
ten en la situación de la transferencia, significa que el paciente parece entrar
prematuramente a una etapa de distorsión grave en su relación con el ana­
lista, que se parece a la neurosis de transferencia ordinaria pero también
difiere de ella. La neurosis de transferencia típica en los casos menos graves,
En concordancia con esfuerzos previos por enriquecer un enfoque de la psi­ toma algo de tiempo para desarrollarse y por lo general se acompaña de una
cología del yo hacia la técnica psicoanalítica con la teoría de las relaciones disminución en las manifestaciones neuróticas del paciente fuera de las se­
objétales (Kernberg, 1980. capítulo 9). mi objetivo aquí es integrar mis ideas siones analíticas. La transferencia del paciente que sufre de patología grave
respecto a las características estructurales de patologías graves del carác­ del carácter, sin embargo, parece consistir en la representación por parte del
ter con la teoría de Fenichel (1941), sobre la técnica. Las propuestas de paciente en las sesiones de un patrón que persiste simultáneamente en el
Fenichel para criterios metapsicológicos para la interpretación, incorporaba resto de su vida por igual. Además, la gravedad de la patología se refleja en
y también revisaba críticamente las recomendaciones técnicas de Wilhelm el grado al que los rasgos patológicos del carácter se expresan en conducta
Reich (1933), para analizar las resistencias del carácter. no verbal en la situación del tratamiento más que mediante la asociación
A mi entender, los conflictos intrapsíquicos inconscientes no son sólo libre.
conflictos entre impulso y defensa, sino que están entre dos unidades o con­ Para complicar más las cosas, en tanto más grave la patología del carác­
juntos opuestos de relaciones objétales interiorizadas. Cada una de estas ter, más muestra la conducta no verbal del paciente, examinada por muchas
unidades consiste en una representación del sí mismo y una del objeto bajo semanas o meses, un desarrollo paradójico. Ocurren cambios caóticos de
el impacto de un derivado de la pulsión (clínicamente, una disposición afec­ momento a momento en cada sesión psicoanalítica, haciendo muy difícil
tiva). Tanto el impulso como la defensa encuentran expresión a través de seleccionar el material predominante para interpretación. Y sin embargo,
una relación objeta! interiorizada imbuida afectivamente. después de semanas o meses, o hasta años, puede detectarse una estabilidad
Los rasgos patológicos del carácter desarrollan funciones defensivas cró­ extraña en ese caos aparente. Surge un conjunto inconsc.ente de distorsio­
nicas dominantes en el equilibrio psíquico de pacientes con patología grave nes altamente específicas, en la relación del paciente hacia el analista que re­
del carácter. Todas las defensas del carácter consisten en una constelación fleja relaciones objétales interiorizadas, activadas defensivamente. Estas
defensiva de representaciones del sí mismo y de los objetos dirigida contra '■enen que ser resueltas como parte del análisis de la 'ransfe^•
una constelación reprimida del sí mismo y el objeto, opuesta y temida. Por tener un cambio estructural intrapsíquico significativo. Con frecuencia, dos
ejemplo, un hombre que es excesivamente sumiso puede estar operando bajo conjuntos contradictorios de relaciones objétales P""1'
la influencia de una unidad consistente en una representación del sí mismo forma alterna, funcionando cada uno como e en® ser IrabaJ-ada e|a.
que se somete felizmente a una representación paternal (del objeto) pode­ df°CÍaCÍÓn mntUa “ 'a reSÍdonuna reZtón^bjetal primitiva específica
rosa y protectora. Pero este conjunto de representaciones lo está defendien­ bor
borahvamente. O de otro modo una re coJntro|adora. sobre la reía-
do contra una representación reprimida del sí mismo que se rebela con enojo adquiere una influencia a largo plazo, su p djstorsión del escenario
contra una representación paternal sádica v SC reDe,a ^ ; -
h e £,On del paciente con el analista y se expr IJos concretos que fluctúen
tales conflictivas interiorizadas pueden hai Strante’ Esías relaciones Psicoanalítico con el tiempo, más que en desa
varse en la transferencia, en cuyo casó . cflrcunstancias óptimas, r sesión por sesión.
resistencias a la transferencia. Formular la * efensas del carácter se.vue
en términos de sus relaciones objétales 1?t®ri!re!ac*6n de estas resiste" de
facilitar la reactivación de estas ™ interiorizadas hipotéticas, Pue ViNETA
>as representaciones del sí mismo y de >°s CLINICA
L U" Profesional en el área de la rehabilitación social, sin casarse, en sus
190 lreintas.
•• vino
1 t' „ vi* v* —dificultades en sus relaciones con las mujeres
remtas, vino a consulta por por
Análisis del carácter (Capítulo 13) Análisis del carácter ]93
192

wntro^Fueron'Vmjtle^íos1 esfuerzos porP mV sádicamente este


y - 7 traba,° huyendo aspectos de su prop.a
cUsT’abunimiento, irritabilidad e incertidumbre sobre el significado de
no podía to erar. Termino con su amiga y, varios meses después, estaWedó
la vida para él. Sufría de personalidad narcisista sin rasgos límite o antiso-
una nueva relación con una mujer que pronto se volv.ó similar a la anterior
C,al<Su Durante el ano sámente, parecían repetirse interminablemente los mis­
acritud inicial ante el hecho de entrar a psicoanálisis y al método de mos problemas en la asociación libre y en su relación conm.go. En forma
asociación libre estaba marcada por una fuerte ambivalencia. Por una parte, gradual llegue a la conclusión de que la representación de la relación con su
me consideraba uno de los analistas más recomendables en la relativamente madre en la transferencia, y con sus amigas, servía a propósitos defensivos
pequeña comunidad profesional local donde yo trabajaba, por otra parte, poderosos e instintivos. Era como si lograra obtener alguna satisfacción
pensaba que el psicoanálisis era una técnica más bien anticuada passé , (cuando menos parcial) secreta de sus necesidades reconocidas de control
y consideraba como pomposo y pedestre lo que en su experiencia era mi sádico por parte de las mujeres a quienes trataba. Ellas también servían co­
mantenimiento rígido de una postura psicoanalítica. Su propio enfoque teó­ mo receptáculo para la proyección masiva de su madre, proporcionando así
rico y sus antecedentes eran casi diametralmente opuestos a los puntos de racionalizaciones para sus ataques.
vista psicodinámicos. En las etapas iniciales de su psicoanálisis, T., también En el tercer año de psicoanálisis, me di cuenta que la relación de T., ha­
estuvo muy preocupado por mi interés en lo que él decía; sospechaba una cia mí en la transferencia no había cambiado básicamente desde el comienzo
total indiferencia mía hacia él e interpretaba cualquier movimiento que yo del tratamiento. Ni el descubrimiento de las experiencias con su madre, en
hacía detrás del “couch” como alguna actividad que no tenía ninguna rela­ la niñez (que explicaban, aparentemente sus relaciones actuales con sus ami­
ción con él (como al acomodar mi cuaderno de apuntes). Se enojaba mucho gas y conmigo) había resultado en ningún cambio de sus convicciones soste­
cuando yo no recordaba un nombre o un hecho que él hubiera mencionado nidas en forma consciente, sobre su presente o pasado. También noté en su
en t’.na sesión previa. continua suspicacia y enojo hacia mí, una activación fácil de fantasías sobre
Las asociaciones libres de T. se centraban en su relación con su amiga suspender el tratamiento. Aunque él nunca lo suspendió en realidad, yo no
más reciente. Al principio la consideraba muy atractiva y deseable, pero tenía el sentimiento de certeza sobre su compromiso en el análisis, que sí
gradualmente le descubrió defectos que lo hacían sentir que ella obtenía tenía yo con otros pacientes que podían faltar ocasionalmente a las sesiones
mucho más de él que él de ella, y que lo llevaron a desear terminar la rela­ cuando estaban en el “acting out” de reacciones negativas de transferencia,
ción. En este contexto, surgió como un tema principal su suspicacia en ge­ pero sin hacer tambalear mi convicción de que regresaría. Con este hombre,
neral sobre las mujeres, su temor de que lo estuviera explotando. Este temor yo sentía una fragilidad en nuestra relación y una falta definitiva de profun­
pudo rastrearse hasta la relación con su madre, una dama de sociedad, pro­ dizar en ella.
minente en la localidad, que dominaba a su padre, y cuya experiencia de También observé, después de unos meses, que T., escuchaba mis inter­
ella era como de alguien dominante, entrometida, deshonesta y manipula' pretaciones con bastante determinación, pero entonces o estaba de acuerdo
dora. Describió a su padre como un hombre de negocios, trabajador y efcc‘ con ellas, con la implicación de que había llegado previamente a las mismas
tivo, retraído y crónicamente inasequible durante la niñez de T. conclusiones por sí mismo-, o disentía de inmediato, o intentaba discutirlas
Durante los primeros años de psicoanálisis, se hizo más y más evidente conmigo. Las interpretaciones que él no aceptaba de mmed.ato solo las igno­
la conexión entre sus reacciones a su amiga, su madre y hacia mí Yo estaba raba. Otras veces parecía muy interesado en una interpretación y de hecho,
fingiendo hipóentamente que estaba interesado en él cuando en realidad lo intentaba usarla p^ra asesorar a sus propios clientes, pero nunca dio alguna
estaba usando para mi propio interés económico, o fingiendo escucharlo evidencia de utilizarla para profundizar su comprensión, de si mmo en sus
cuando estaba yo mcttdo en mis propias actividades. En forma similar, su -iones conmigo. En /esumen. sus reacciones¿
amiga fingía amarlo pero estaba interesada sólo en explotarlo social V eC0" incapacidad cron.ca para depen^
nomicamente. En forma gradual, también se hizo evidente que en su trato P ’^ogica. A su vez, el parecía atento Abraham (19ip) y Us
hacia ella, el mismo era dominante y explotador esperando que ella ad.v P arsela para su propio uso. Las ob resistencias nar-
nara su humor y respondiera a sus necesidad^ / csPcra?ao c¡ón m,as (1975), así como las de RoJenfc d
a las de ella. Cada vez que discretamente ¿ u T" d P?*?* dienta a este paciente,
chistas en la transferencia se aplicaban el ¿| y expiOrar las funciones
de su contribución a las dificultades de /°k Ulía de ^acer^° darse , jc Cuando intenté interpretar esta.d,na • conTra sentimientos inten-
tratar de hacerlo sentirse culpable y de acwwc 7" '."T00 me con / su actitud, surgió que T. se estaba Pr * ios fjncs cualquier cosa que
el. Me veía como taimado, cntromeridn d U*r COrnO ° hacia su m j mial s°s de envidia hacia mí al utilizar para s
que a su madre. ^metido, dominante y con culpabilidad, Esto$ sentimientos envidio-
Veia como nueva y buena que Pr®vcn,5f fl>ctos preedípicos y edipicos.
En la transferencia, mi renrpco.. -- S°s y las defensas centra ellos reflejaban c ron
podú así protegcrsc
parecía completa. O estaba yPo calladn°n réPlica de su madrc 1 En forma gradual se hizo evidente para el que.
interesado en él o estaba en realidad ’ lndderente y sólo fingiendo c
CaIldad interesado en lavarle el cerebro con
Análisis del carácter (Capítulo 13) Análisis del carácter
194 195
de sentir envidia de mí. estaba invalidando el uso de mis comentarios para que estaba transgrediendo nuestra comn™*'
Í prop a autoexploración. Este descubrimiento nos llevo de nuevo a su cación abierta, arriesgando, según él lo veía CSCncial s°brc
una «,muni-

conmigo, pero también experimentando nn ’ contlnuaJon de su relación


Actitud micial despectiva y crítica hacia el psicoanabsis en opos.cion de su
enfoque propio muy diferente para sus clientes. que era exatante, y aun rntoxTcan De hX = "k Y

Después de un tiempo, T. comenzó a entender que estaba dividido entre


su opinión de mí como alguien que pudiera ser instrumental en ayudarlo a
vencer sus dificultades con las mujeres, alguien de quien pudiera por lo tanto Mayor exploración lo llevó a darse cuenta que su sensación de satisfac­
sentirse muy envidioso, lo que era intolerable, y alguien a quien él no tuviera ción, poder, y emoción venia de su sentimiento de que podía controlarme
que envidiar en absoluto, lo que reconfirmaría su convicción de que nada y manipularme con exno y que yo estaba en realidad muy limitado por mi
debía esperarse del psicoanálisis. Este análisis de su actitud hacia mis inter­ actitud analítica; el nunca había visto antes, nuestra relación en este con­
pretaciones y, por implicación, de su actitud fuertemente contradictoria y texto. Esto, a su vez, llevó a mayor exploración de su relación hacia mí ahora
de manera constante oscilante hacia mí, intensificó su sensación de intran­ activada, en la que se atrevía a identificarse con su madre, reconociendo un
quilidad y soledad en las sesiones. El sentía que aún si lo que yo le señalaba protundo sentimiento de poder y satisfacción al expresar la agresión que él
era acertado, el que yo lo hiciera implicaba un triunfo grandioso sobre él y nunca se había atrevido a aceptar en sí mismo, en tanto que yo aparecía en
presunción de mi pane, como resultado se sentía impotente, perdido y re­ el papel de él mismo, importantemente dominado por él, como su propia
chazado por mí. madre. Esta agresión incluía elementos de envidia determinada oralmente e
En este contexto, en el cuarto año de su psicoanálisis, tuvo lugar el si­ impulsos sádico-anales condensados con impulsos castrantes (que se hicieron
guiente episodio bastante prolongado. T., se hizo crecientemente alerta a dominantes en etapas finales del análisis). Por primera vez, T., fue capaz de
cualquier cosa que él viera según su experiencia como un defecto mío, den­ tener la experiencia de una identificación con la imagen que él había proyec­
tro y fuera de las sesiones. Sin saberlo yo, desarrolló una red de información tado de su madre a lo largo de todos estos años. /\1 mismo tiempo, logró
sobre mí que se extendía en varios grupos relacionados en el pequeño pobla­ contacto con los componentes agresivos, vengativos de su envidia hacia mí.
do donde ambos vivíamos, y culminó con su contacto con un grupo de En los meses siguientes se hizo posible señalarle cómo su imagen de si mismo
como desvalido, vacío, vencido y solitario frente a fren re con mujeres ex­
miembros descontentos de la comunidad psiquiátrica local que resentían
plotadoras era una defensa contra la imagen de si mismo opuesta, en la que
profundamente de la institución en que yo estaba y mi papel en ella. T., co­
él se identificaba con su poderosa madre y gozaba sádicamente al relacionar­
menzó a extraer de una persona que se sentía en especial hostil hacia m¡. se con mujeres y conmigo como sus (de él/dc ella) esclavos impotentes. El
información que el paciente consideraba dañina para mí, en tanto que él
resultado fue una integración del sí mismo sádico previamente disociado y
daba su información de primera mano sobre mis defectos como analista- reprimido que se identificaba con su madre y el sí mismo vacio, impotente
Cuando esta información amplificada, llegó a mi paciente a través de una Planudo defensivamente contra aquél. Como consecuencia, y en el contexto
tercera persona, se alarmó y me “confesó" todo el proceso. El que hubiera de la integración de estos afectos y representaciones del si mismo contradic­
estado durante semanas ocultando todos estos desarrollos ilustra en sí lo
torios. T„ se volvió más capaz de explorar su relacen hac-a ™
poco fuerte de la relación terapéutica, las limitaciones en las asociaciones fundidad y de3 ahondar en su comprensión de su relación hacia las mujeres
y
libres del paciente, y la distorsión en el escenario psicoanalítico. v k • anonudi r comenzó a surgir una nueva ima-
Mi reacción emocional inmediata a la confesión de T fue intensa. Me y hacia su madre por igual. Masa“a ^ en un padrc cáhdo y tolerante
sentía lastimado y enojado, controlado por el paciente e impotente. Tomo £cn de mi en la transferencia. Me conven ; . .. dependencia
vanas horas antes, darme cuenta que la relación de T con su madre se ha­ ^acia quien el paciente experimentaba des¿°^ Ieza dd
jareando por primera vez. un camb.o en la naturaie r
bía ahora activado con papeles invertidos, que ahora se identificaba con el Orn*nante de la transferencia y en su ex
agresor, y que yo, en la contratransferencia, me identificaba con él como cste vaso primero, la ac-
Podrían resaltarse varios aspectos ¡a enojo y la suspicacia
la victima de las manipulaciones de su madre. También me di cuenta del *
tenso temor del paciente de que yo midiera j v düC jvación temprana de resistencia a la lra a aspcctoS de sus relaciones
e T., respecto a mi falta de ínteres en 1
su temor estaba claramente mezc ad ™ o abandonarlo. dc inmcduto, el análisis de
explorar sus fantasías de qjTyo tornara"’ ntlm‘Cnt?s de culpa- DeS&' c°n las mujeres. Yo pude, por lo ta"“\ r-nc¡pales que surgían de la aso-
rcsistencia del carácter con los problema. p
neamente señaló que eso era lo que se le an/*"^ ° rechazara ^..nst»"' (a naru,aleza parcial de
c,ac‘ón libre (la relación con sus anug relacionada para ahondaren
cías similares- dije que su descriDción d °íaria hacer a el en eire a
sus descripciones del trato de su madre p ' 5¿. prop,a conducta se Parahora representación del sí mismo, su uu P y Ja corrcspondicnte ver-
u, relación emocional conmigo y tül ’ .
pudo aceptar. También le dñe uu? al i " C * Una interpretacion que sUrgicron como una resistencia
Sl°b. conservada rudamente de su J el Ahora m.
mí contenía elementos agresivos se hací^ CUCnta 9ue su curiosidad *
sentimientos. T., dijo entonces que h J'mcnos nccesario que él negara c «•«bal. autoperpetuadora a un mis interpreuctoncs permita,
cambio de información con el umrv. í la enc°ntrado emocionante el ,n . «'nción sóbrela actitud del
gUp° hostil. Todo el tiempo él había 5»”“
Análisis del carácter (Capítulo 13)
196 Análisis del carácter
197
■ moriente de su estructura narcisista
la interpretación del aspecto mas P representación materna transferencia, la activación dentro de mí de su imagen de sí misnfo como
de personalidad, a sabersu denuf ac on con P^^ ° el niñito desvalido, atacado, y lastimado enfrentado con una madre todo­
sádica un nucde'eoesa poderosa. Mi reacción emocional pudo así ayudarme a analizar además un
trabacomo
o elaborativo /°" característica
‘Xren'stica enen la transferencia __fue necesario
aspecto de su experiencia de sí mismo al relacionarse con su madre, en tanto
para cualquier movimiento adicional en el proceso psicoanalltico.
p Debiera subrayarse que la conducta sádica y exc.tada hacta mí, conec­
que señalaba hacia su representación del papel de su madre en su relación
hacia mí- Esta formulación hace uso de los conceptos de identificación
tada con una representación disociada del si mismo, estaba asequible como
concordante y complementaria en la transferencia propuesta por Racker
una experiencia consciente en las relaciones de T„ con vanas mujeres, donde
(1957), la que enfatizaba una perspectiva de relaciones objétales en el aná­
se expresaba sólo en berrinches temperamentales y tormentas emocionales lisis de la contratransferencia.
prolongadas que eran “justificadas" por su proyección masiva de la imagen
de la madre sobre las mujeres. De aquí que, esta particular representación
del sí mismo fuera consciente aunque disociada de autoexperiencia en las ESTRATEGIAS DEL ANALISIS DEL CARACTER
que T-, se sentía solitario e inferior. F.l racionalizaba y se protegía contra
estos sentimientos, mediante operaciones defensivas primitivas, particular­
La gravedad de la patología del carácter no es en sí suficiente para indicar
mente identificación proyectiva. La expresión de este patrón grandioso y
si la interpretación de las resistencias del carácter debiera darse pronto o
sádico en la transferencia, y su integración, mediante una interpretación,
después. A este respecto, la propuesta de Fenichel (1941, pág. 67), de que
con representaciones contradictorias del sí mismo del niño explotado, de­
las defensas del carácter se examinen según lo que es predominante en cual­
rrotado, marcó ¡a terminación exitosa de su análisis sistemático de las resis­
quier punto de la situación analítica, es un enfoque razonable del problema
tencias del carácter correspondientes que habían surgido primero en relación
práctico de cuándo interpretar las resistencias del carácter. El sugiere primero
a mis interpretaciones. En retrospectiva, el paciente pudo comprender que,
trabajar con las defensas del carácter continuas y habituales del paciente para
al rechazar mis interpretaciones así como al apropiárselas, él había sutilmen­
“liberar a la personalidad de su rigidez” y trabajar con otras resistencias del
te representado el papel de su madre y también su propio papel como un
niño frustrado. carácter sólo cuando se hayan vuelto resistencias a la transferencia (pág. 68).
Pero uno primero tiene que saber si lo que está confrontando es una resisten­
Este desarrollo también ilustra una diferencia importante entre el sí
cia del carácter y, si lo es, si es económicamente predominante en el momen­
mismo grandioso narcisista y las representaciones normales del sí mismo to.
disociadas o reprimidas contra las que el sí mismo grandioso se está defen­
tinto SUg,ere trabaJar
“en el Punto de ,os conflictos actuales del ins-
diendo. El autoconcepto dominante del paciente era de él mismo como un
ES eJ pUnt0 de los inflictos más importantes en el
niño maltratado con derecho a compensación. Este concepto estaba oculto
detrás de una explotación autoaprobatoria y bien racionalizada de las mu­ intemrera - Pa8- 47>- En mi Opinión el criterio económico para la
a^cto en I detcrminado Por el Punt0 de disposición más alta del
jeres, y un rechazo despectivo de cualquier cosa que pudiera despertar su
envidia. En contraste, el aspecto sádico, enojado pero excitado, del sí mismo te de la d f materiaL Ya 9ue la« pulsiones (ya sea que funcionen como par-
que surgió en la transferencia era también parte de la representación normal alacio aeí^nsa 0 en el ,ado del impulso del conflicto) se manifiesten como
n es objétales afectivamente cargadas, la relación objetal predominan-
del sí mismo, infiltrada agresivamente, paradójicamente más cercana a la te afe .
autenticidad y profundidad en relación con los objetos que la representación mst¡nrCt,Vanient>e en k Situación anai’dca representa por igual el conflicto
superficial defensiva del si mismo. Al nivel más profundo, el concepto de su equi ]V° econñmicamente dominante. Pero la dominación afectiva no es
Peni kjntC a Ia conciencia o a las manifestaciones superficiales. Como
Asorde m^ or^yCCCÍÓn está C expuso: “Pues debemos operar en aquel punto donde el afecto
con SltUado en realidad en ese momento; debe añadirse que el paciente no
queTxperim" ntóTlo V^ad'0<iaVÍa d'focnte' b S'nsac™ de estancamiento
que experimente a lo la
largo de una pane importante del tercer año de trata­ ecfx Ce esre punto y debemos primero buscar los lugares donde el afecto
miento podría retrospectivamente interné J V ano ac i eStas>tuado”(l941,pág.45).
mecanismo de control omnipotente F1 nar e c°mola consecuenci br roP°ngo que la evaluación de (1) el contenido de las asociaciones li-
to en mi interpretación de los aspectos^ predv* ,interfiricndo,con cienr la natura*cza prevaleciente de las interacciones en la relación pa-
acusándome con enojo de tratar de har F ’V0S dlsoc,ados de su si nmsm » sesi /anaiista “incluyendo la conducta no verbal del paciente durante las
y la relación global del paciente con el escenario psicoanalítico
intentaba interpretar los JXs at jv ° CulPab!c Cada VCZ
aceptar de sí mismo. Era como si vo * °S SU conducta 9ue & no P° car' CS de meses ° años, hace posible discernir si ios rasgos patológicos del
dominante, o de otro modo permane UVlera ^ue fUncionar como una madrc t, ®CJer han invadido la transferencia, resultando en una condensación de
reacción dolida y enojada después de CCr.!mPortante en último término ha„ u rencia Y resistencias del carácter, y si estas resistencias del carácter se
vos de la transferencia, señaló ademlc /cl,n8 out” de los aspectos negati' daS hecho Predominantes afectivamente, justificando as. la mas alta pnon-
• a<3cmas de mi propio potencial de conir*' como el centro de las interpretaciones psicoanaliticas.
Análisis del carácter (Capítulo 13)
198 Análisis del carácter 199
Si la asociación libre procede en forma satisfactoria, si las resistencias transferencia relacionadas. Una comprensión del significado en la transfe­
que urgen en el contexto? de explorar las posibles resecciones de la aso- rencia de lo que esta motivando al paciente ennt/.i ° » • ,sTe
, u acnríarion lihre nnr u paciente contra el cumplimiento pleno
ciaciónlibre puede interpretarse -sin importar si estas están directamente de la asociación libre, por lo general proporciona una respuesta a lo que es
ligadas a la transferencia- y si la capacidad de darse cuenta del paciente res- pre$°^X
pecto a su vida intrapsíquica, así como a su relación emocional con el ana­ 7 ,‘a oSestón y Si * relacion> de manern pri-
mord al con el contenido verbal con otros aspectos de la conducta no
lista se profundiza con el tiempo, entonces la interpretación de la conducta verbal del paciente.
no verbal en las sesiones puede esperar hasta que pueda incorporarse natu­ Ahora, si la asociación libre parece estar procediendo en forma satisfac-
ralmente a los temas de la asociación libre y la transferencia. toria, la cuestión de que es predominante en la transferencia puede exami­
Se encuentran situaciones clínicas específicas en las que la conducta no narse con mas facilidad y ayuda al analista a decidir si predomina el material
verbal surge con fuerza en las sesiones y en las que el afecto y las relaciones verbal o actitudinal. Estoy sugiriendo que, con dos “unidades” de relaciones
objétales implicados por la conducta no verbal del paciente y sus comunica­ objétales simultáneas y paralelas reveladas en la situación psicoanalítica (una
ciones verbales son congruentes o complementarias. Cuando existe consonan­ en la conducta, la otra en el contenido verbal), la que tiene dominación en la
cia entre el material no verbal y el verbal, comprender las implicaciones de transferencia y en la afectiva tiene la precedencia interpretativa. Sin embar­
ambos en la transferencia permite un entendimiento más profundo de am­ go, si, la dominación afectiva y la dominación en la transferencia divergen,
bos. En otras palabras, si el material verbal y no verbal, indica la naturaleza creo que la afectiva (aplicación del principio económico) debiera tener
de los problemas que predominan afectivamente en el contenido de la hora prioridad. Debiera yo subrayar que todos los aspectos del material, defen­
de sesión, puede aplicarse el principio económico de la interpretación en el sivos e impulsivos, verbales y no verbales, relacionados con el sí mismo y
sentido de trabajar en el punto del conflicto instintivo actual más importante con el objeto, tienen componentes afectivos, de modo que la “dominación
(Fenichel, 1941, pág. 47). Por lo general, el material puede también com­ afectiva” no significa buscar algún afecto particular, conscientemente domi­
prenderse simultáneamente en términos del principio dinámico —o sea, en nante o uno ligado sólo a la defensa o el impulso. Es el afecto predominante
términos de un conflicto entre impulso y defensa— y puede hacerse la deci­ en la situación inmediata total lo que cuenta, no su acceso al consciente.
sión sobre qué aspecto del lado de la defensa del conflicto debería explorarse Por ejemplo, un berrinche temperamental histérico, puede estar defendiendo
antes del aspecto del impulso. La congruencia entre conducta y contenido y contra otro afecto dominante en la situación inmediata de la transferencia.
dominación afectiva en la hora de sesión por lo general significa, en el mismo El enfoque que yo sugiero difiere de la insistencia de Wilhelm Reich
tenor, que la “unidad” de relaciones objétales involucrada es dominante en (1933), de que las resistencias de la transferencia ancladas en el carácter
la transferencia por igual. La clarificación de la ordenación dinámica de im- siempre se interpreten primero. También difiere de la insistencia de Gilí
pulso y defensa por lo general también tiene aspectos topográficos, permi" (1980, 1982), de que siempre se dé a la transferencia la prioridad más alta
tiendo una interpretación de la superficie a lo profundo, del consciente al para interpretación-, hay veces cuando la carga afectiva está en lo más alto
inconsciente. Por lo general, encontramos una consonancia de las comunica' en problemas extratransferencia o en la exploración del paciente de aspec­
ciones verbales y no verbales en pacientes con una estructura intrapsíquica tos de su pasado. El hecho de que todo el material analítico tenga compo-
tripartita bien consolidada, cuyos conflictos también tienden a organizarse «entes dé transferencia no significa que predomine automáticamente el
intersistémicamente. Por lo tanto, es posible clarificar a qué sistema —yo» material de transferencia. A veces un tema que ha dominado fuertemente
superyo o ello- corresponde la organización predominante de defensa y en la transferencia por muchas horas -por ejemplo, a■ c'°™ca
que otro sistema se esta originando el impulso. Así los criterios estructurales de un paciente respecto a “no recibir nada de anai
tercera persona,
de interpretación se aplican por igual. mente cambiar a un desplazamiento de: esai queja consonantes;
. ntenirtTb^h°í £" sltuaciones clín'cas los conflictos reflejados en el la dominación afectiva y la trans aplazada (lo que puede
contenido verbal y en el material mteraccional parecen disonantes e incon­ aunque la transferencia sea -temporalmente- desplazada (lo que p
gruentes.. Los afectos fuertes en el contenido verbal y el desarrollo de in- facilitar en reaíidad su interpretación). $ transfercncia mÍ5ma,
teracciones afectivas agudas o crónica? - o • 7 y acsarro
Ademas, en momentos de camb P cia entre )a comunicación
de carácter del paciente, p^ecen extraft” 'J’" “ ?S?°S 7°^^ í 0 flue complica la tarea de detectar la ?
surgiendo de este modo, la cuestión de n> 'entC n° re’ac^ona^°^ ^ntr j ’ ededor dc uno de los diversos
Ver¿al y l
minante. Bajo estas circunstancias ar»r matena^ es en realidad pro a no verbal, esperar la cristaliza debiera en forma eventual
por lo general permite llegar a una de/*' °S cnterios propuestos adclant , Problemas presentes importantes afectii ■ ’tc afectivamente (y por lo
al analista decidir lo que es preoo dc „csp y
manejarse primero y cómo enfocarlo 1S1°n resPect0 a material debie
económicamente). Aquí, ^Xe topográfica de centrarse sobre
Primero es útil considerar si ■- xn
procediendo en forma satisfactoria o S?clac,ones libres del paciente esta yer es preferible a la posición Conciencia- Nunca hay solo una
ciente del material. Toma precedencia^ ' U°a suPre^°n significativa cons Que en el material esté más cercan o figuraciones superficiales, y el
prender los motivos para la sunreciA3qU1 cualfluier cosa que facilite co#' «‘Perficie- en el material. Hay muchM * ’fprofundidad (cnteno topo-
opresión consciente y las implicaciones de Punto en el cuál penetrar de la sup
Análisis del carácter (Capítulo 13)
200
¿Mlisis del carácter 201
, .i ¿«minante en realidad en la situación total
Obriamcnte'cuanío espacíente puede ser ayudado a adquirir conciencia “profundidad” la “defensa antes del m»,. -j ..
manera similar, la patología límite del . do ’ Parccc aún válida. De
de disposiciones emocionales simultáneas, fuertemente no relacionadas, en
la situación analítica, la exploración de sus asociaciones con esta observa- grave matiza la etapa inicial del tratamiemo",’ “v qUe d act‘n8 out”
ción ilumina en sí misma los problemas implicados. pretación rápida de los 8 significados,ransfen la tr^’ftamblcnJrc,qu'ere una lntcr'
¿icos del carácter. " "«c>a de los rasgos patoló-
Durante periodos de resistencia aumentada, el material mas importante
puede estar relativamente distante del consciente (en particular en estruc­ En otras palabras, cuando la asociación libre “se atora” en el contexto
turas de personalidad con mecanismos represivos fuertes). Aunque yo estoy de una actuación aportante de patrones patológicos de conduc a eñía “-
de acuerdo en que, una vez que se ha decidido qué material es más impor­ tuaaon analítica o en a v.da externa del pacienre, se indican la exploración
tante, éste debiera explorarse desde su lado o aspecto defensivos (lo que analítica de estas conductas y la clarificación de su relación con la trans­
incluye la consideración de algunas configuraciones conscientes o precons- ieren™. Dicho de otra forma: desde un punto de vista económico, las
cientcs ligadas a él), el acceso al consciente no indica en sí predominancia discrepancias entre la conducta verbal y no verbal requieren un enfoque
temática. interpretativo del cuadro total generado por estas discrepancias. Por lo tanto,
en la práctica, las resistencias del carácter en la transferencia deberían anali-
Estoy aquí cuestionando una tendencia general a que el analista siempre zarse desde el inicio.
proceda de la superficie hacia dentro, del material consciente al inconsciente,
En otros casos, las distorsiones graves en relación con el escenario psico-
sin tomar en cuenta lo que es económicamente predominante. Sin embargo,
analítico se vuelven evidentes después de un tiempo. En la viñeta presentada,
también cuestiono la tendencia a llegar a interpretaciones genéticas prema­ después de un periodo de progreso en el tercer año del análisis, un estanca­
turas de las fantasía inconscientes reflejadas en las relaciones objétales de la miento terapéutico hizo resaltar la patología de la relación del paciente hacia
transferencia, fijadas caracterológicamcnte. Quedarse cerca de las manifes­ las interpretaciones y al analista en general (las soluciones de compromiso
taciones de resistencias en la superficie es tan problemático como buscar el sutiles entre la idealización envidiosa y la devaluación). En otros casos más,
“nivel más profundo” de cierto conflicto, significando “profundo”, por lo muy semejantes a los que describe Rcich, las asociaciones libres del paciente
general, temprano genéticamente. Creo que el analista debiera interpretar al parecer, fluyen, con información abundante sobre el presente y el pasado
en profundo en el sentido de centrarse sobre los conflictos inconscientes y cambios flexibles de afectos a pensamientos intelectuales, de fantasía a
que predominan en cualquier sesión en particular, los aspectos inconscientes realidad, de la transferencia a la vida externa del paciente y así sucesivamen­
de la transferencia en el aquí-y-ahora. (¡Pero el aquí-y-ahora debe en forma te (imitando así las descripciones de Ferenczi en 1919 y las de Glover en
eventual relacionarse con el ahí-y-entonces igualmente!) 1955 de la asociación libre óptima), pero sin ninguna profundización ver­
Donde existen discrepancias importantes entre la comunicación verbal dadera de la relación de transferencia ni ninguna manifestación de una con­
y no verbal, cuando la asociación libre parece estar procediendo en forma ducta no verbal particular en las sesiones que se prestara a explorar la trans­
satisfactoria pero sin ninguna profundización real en el material, y cuando,
además, hay indicaciones de estancamiento en los desarrollos de la transfe­ ferencia. , ,
En estos casos, de nuevo es la relación total hacia e analista la que por
rencia -o una pérdida de la comprensión previamente ganada sobre la na­ lo general se distorsiona altamente, y es esta distorsión la que debe diagnos­
turaleza actual de la transferencia- he encontrado útil dar precedencia clara ticarse, en particular porque afecta la relac.on de pacenté haca: las ínter-
al análisis de los aspectos de relaciones objétales de las actitudes del paciente
por sobre aquellos derivados de sus comunicaciones verbales. La misma “re* premeiones del analista. Aquí la
gla se aplica a situaciones en las que el paciente o está en “acting out” en carácter coinc.de con aquella de la acotud d p cond|Cloncs de „tos cs.
forma repetitiva o parece estar desarrollando un potencial fuerte para el interpreta. Este tema nene alta típicamente adquieren un
acting out . Dar precedencia a la comunicación no verbal también se aplica ancamientos. Por otra parte, estos paciento
aprendizaje" superficial de las P
a situaciones en las que la dispersión emocional general, una exacerbación por completo de sus conflictos
de los mecanismos de escisión, resulta en la fragmentación afectiva y se con­ resistir en forma defensiva a dar ( terapéuticos consecuentes li-
vierte en una resistencia principal a la transferencia, lo que ocune en parti­ intrapsíquicos inconscientes, con los efectos p
cular en personalidades fuertemente esquizoides H mirados. te clarificar los aspectos incons-
También daría preferencia a la interpretación de la conuuLt conducta más que Bajo estas circunstancias, es wnpw aquí-y-ahora como un paso
a la de las comunicaciones verbales • * .. cientes de la interacción paciente/analis objeta! que se está represen-
vida de “vivir hasta el fin”, aquello' para ac
P ' entes con estJ°S crucial a la comprensión plena de reconstrucciones genéticas. Las
fijas en un nivel superficial o aquéllos </ aS asoc,aciones libres permane 'ando Sin intentar prematuramente conceptuarse como artífice-
uva cuidadosa. En todos estos CarCC? d5 Una actltud C°°PX intervenciones en el aquí-y-ahora no deoer ah|><ntonces. S,n em-
actitudes se interpreten del contenido verh°i '1 ' m daC On de Reich dC na
aplicación especial del prmeipio de
suspenso, hasta que los aspee
Análisis del carácter (Capítulo 13) Análisis del carácter 203
202

nlorados por completo. El paciente a menudo encuentra más fácil aceptar con la interpretación de relaciones objétales
una mt rpretacón de la transferencia si se hace una referenc.a tentanva al estas resistencias del carácter. Respecto al criterio adas.rcPresentadas *n
orige'n enPla niñez de una cierta actitud haca el analista; de aquí quejas la necesidad de interpretar pnmer'o el nuS'e~om nVnte Xlh
reconstrucciones genéticas no deberán reservarse para las etapas finales del «mente, en tanto se cuesnona en forma simultánea si la cereanía 1 U con-
análisis. Pero aquí estoy subrayando primero la necesidad de clarificar lo .Para determinar esta predominancia de
desconocido en el presente; un paso omitido en forma errónea en muchos l°s afectos Este pun o de vista subyace en todo lo que he dicho respecto

pacientes con patología grave del carácter. a la dificultad de seleccionar problemas predominantes económicamente
Explicar la fantasía inconsciente de un paciente sobre la base de una cuando la información que surge de las comunicaciones verbales y no ver­
relación objetal específica representada por su conducta no verbal crónica bales del paciente no es congruente.
en las sesiones, corresponde a una construcción psicoanalítica. Pero es ne­ En relación a los criterios dinámicos para interpretación, yo informé
cesario seguir esta construcción con una reconstrucción genética solo des­ previamente (1980, capítulo 10) que, cuando la regresión de la transferencia
pués de que las asociaciones del paciente transforman en forma gradual esta es grave o en pacientes analizables con organización límite de la personali­
fantasía en una relación objetal antecedente, con la aparición de nueva in­ dad, la predominancia de la escisión por sobre los mecanismos represivos
formación respecto a su pasado y una reordenación natural de la información permite la alternación en la conciencia, de los componentes dinámicamente
nueva y antigua en esta área. Establecer la secuencia genética real de este opuestos del conflicto intrapsíquico de modo que el acceso a la conciencia
material recuperado, requiere que el analista ordene y reordene en forma per se no sirve para indicar cuál es el aspecto de defensa y cuál el de impulso
activa estas unidades genéticas de los conflictos inconscientes del paciente del conflicto. Defensa e impulso pueden ser intercambiados rápidamente en
(Blum, 1980). las reversiones'alternantes de relaciones objétales activadas que son típicas
La exploración del analista de sus propias reacciones emocionales hacia de relaciones objétales parciales, y los impulsos del conflicto son conscientes
el paciente bajo condiciones de estancamiento, puede ser crucial para el diag­ y disociados o escindidos mutuamente más que reprimidos. Aquí, consciente
nóstico tanto de las distorsiones crónicas de la contratransferencia (que son e inconsciente ya no coinciden sobre qué está en la superficie y qué en lo
más omnipresentes aunque menos penetrantes que los desarrollos agudos de profundo, qué es defensa y qué es contenido. Pero en tanto que el enfoque
contratransferencia) como del “acting out” sutil pero poderoso de la trans­ topográfico de la interpretación (la ordenación del material desde la super­
ferencia que pudiera de otro modo no haber sido diagnosticado. A este res­ ficie hasta lo profundo) ya no vale para estas estructuras límite, es muy im­
pecto el análisis de la reacción emocional total del analista es una “segunda portante la decisión momento a momento de cuál es el estado del yo defen­
línea” de enfoque cuando la primera -exploración directa de la transferen­ sivamente activado dirigido contra cuál otro estado “impulsivo del mismo.
cia- prueba ser insuficiente (Heimann, 1960, Kernberg, 1975). Por ende, los criterios económico y dinámico, para la interpretación como
El análisis de un "intercambio” implícito de relaciones de papeles con los explicó Fcnichel, son todavía completamente relevantes. Esto nos trae
el analista, y para el paciente, a menudo un intercambio inconsciente com­ a los aspectos estructurales de la interpretación de las resistencias del carác­
pleto hace resaltar las ventajas de estudiar las respuestas afectivas, momento ter a varios niveles de gravedad de la psicopatología. .
a momento, del analista para el paciente. Estos análisis también señalan el ca­ Las consideraciones estructurales respecto a la interpretación de las re­
mino para diferenciar las reacciones de contratransferencia en un sentido es­ sistencias del carácter se refieren a la organización de la re ación objetal in­
tricto (los conflictos inconscientes del analista activados en respuesta a la teriorizada predominante, activada en laJtransferencia en e contexto de un
transferencia del paciente) de la respuesta emocional global del analista al Pa' rasgo particular o patrón del carácter. Cuando diagnosticamos unidades
je”rekc*°ñ« objétale^interiorizadas, estamos diagnosticando subestructuras
cíente. Sabemos que estos dos aspectos de las reacciones del psicoanalista son
complementarios. Sin embargo, para fines prácticos, la distinción facilita una de la estructura tripartita. De hecho, estamos ap i , ,
exploración mas abierta del cambio momento a momento en las respuestas '^crural donde la estructura tripartita total todavía no ser (o^no
afect.vas.de! anahsta a, y las fantasías sobre, las actitudes inmediatas y dis­ **) operativa. La actitud del Paa5"!C’5™° sc relaciona enforma afec­
posiciones actitudes crónicas, del paciente, enriqueciendo entonces la tación de una rePrc^ntac,onKd'llS^ esccn^icación de una representación
comprensión del analista respecto al contenido verbal de la comunicación 7a con una representación objetal o identificado en el momento) que
del paciente. ¿Necesito señalar que la utilización del analista de su propia °bjctal <con la fluc cl patente paree dgc¡ón del sí mismo (ahora pro-
reacción emocional al paciente ciertamente «•; r anausra . / - relaciona afectivamente con una rep or¡mOrdial aquí es el grado al
ción con.él? unamente no significa compartir esa reatreaC
yectada sobre el analista). Una c®nsldc. c0Pm0 |as de objetos están arrai-
tanto las representaciones del s mism pacientCi rcflcjando
Bados en aspectos más amplios de yo . ampliamente integrados del
CONSIDERACIONES METAPSICOLOGICAS ‘°ncepl0Sl valores y disposimones st¿ disociadM o eKmdidas
£ y superó o. por el connano, e 1 Lu retacl0ne, obje.
Vuelvo ahora a considerar los criterios económico, dinámico y estructu c otras representaciones del sí mi
de Fenichcl para interpretar las resistencias del carácter combinando
(Capítulo 13) Análisis del carácter
Análisis del carácter 205
204
cn momentos cuando la objetividad está más en duda. La función de los
tales parciales son más perjudiciales, raras y fantásticas que las relaciones
objétales totales. Estas últimas reflejan experiencias mas ordinarias de la ni- límltesen la mente del analista entre fantasía y realidad requiere de su to­
lerancia de la fantasía y emociones primitivas y de discrepancias internas en­
ñei que, aunque reprimidas, llegan a integrarse con el yo y superyo del mn0.
tre la comprensión de lo que esta sucediendo y el nivel al que el paciente
En el contexto de estas elaboraciones de los aspectos estructurales de los puede ser abordado. El analista debe ser capaz de conservar firmes sus con­
rasgos patológicos del carácter en la transferencia, surge una pregunta impor- vicciones unidas y con flexibilidad.
tante. ¿Refleja la relación objetal activada conflictos intersistemicos o in- A la larga, cuando se prosigue el análisis del carácter sistemáticamente,
trasistémicos? Y en el caso de conflicto intersistémico, ¿a que entidad co­ puede surgir una situación paradójica. Algunos pacientes encuentran mucho
rresponden las representaciones del sí mismo y las de los objetos? O, ¿cuál más fácil hablar de su pasado que de los aspectos inconscientes de su relación
relación objetal corresponde al lado de la defensa, y cuál al del impulso del actual con el analista. El analista mismo puede comenzar a preguntarse si él
conflicto, y en qué entidad está incrustada cada una? En los conflictos in- está descuidando la exploración del pasado con su énfasis del presente. Otros
trasistémicos, las relaciones objétales interiorizadas escindidas pueden al pacientes pueden “saltarse” el pasado real y ligar el presente consciente con
principio, aparecer delimitadas mutuamente pero intrínsecamente no dife­ ¡o que ellos asumen que son los niveles más profundos de conflictos pasados.-
renciadas, intensas pero vagas, y siempre altamente fantásticas y no realistas. “fácilmente” conectan conflictos actuales con, por ejemplo, la “angustia de
Deberán traducirse en una experiencia afectiva inteligible en el aquí-y-ahora, la castración”, pero no surgen aspectos concretos y dolorosos de la niñez.
una fantasía representada por ellas dentro de la que los aspectos defensivos El trabajo elaborativo cuidadoso de las resistencias del carácter, conser­
e impulsivos, a su vez, tienen que clarificarse en términos de cuál relación vando el estar constantemente alerta a si el paciente está cambiando no sólo
objetal escindida adquiere una función defensiva momentánea contra una su experiencia actual de la situación psicoanalítica —indicando así cambios
(impulsiva) que se opone. Deberá integrarse en la interpretación de estas auténticos en los patrones de transferencia- sino también cómo vive su ex­
expresiones del conflicto, la atención al intercambio de representaciones periencia del pasado —expresando así el trabajo elaborativo de los patrones
del sí mismo y de los objetos entre paciente y analista —alternación de de transferencia— puede confirmar la autenticidad del trabajo psicoanalítico,
papeles complementarios en la transferencia. La tarea a menudo requiere en contraste con un traslado mecánico de las dificultades actuales hacia los
averiguar el origen, en forma imaginativa y relativamente rápida, de lo que propios mitos del paciente respecto a su pasado, conservados rígidamente.
aparece como interacciones caóticas. El señalamiento sistemático del analista
al paciente de cómo se siente éste bajo el impacto de una representación del
sí mismo y de la relación objetal particular activada, en diferentes momen­
tos, puede permitir al paciente analizable con patología grave del carácter
lograr un grado de integración y empatia consigo mismo y con sus objetos
que contribuirá a transformar las relaciones objétales parciales en totales. En
la viñeta clínica presentada, el darse cuenta de T., en forma gradualmente
incrementada, respecto a su identificación con la imagen sádica de su madre,
así como con su autoimagen maltratada y frustrada, lo llevó a darse cuenta y.
con el tiempo, a la tolerancia e integración de tendencias contradictorias de
amor y odio en sí mismo, y de sus experiencias de un sí mismo explotador y
devaluado proyectadas previamente sobre sus amigas
Al surgir en el tratamiento las transferencias regresivas, el yo observador
del paciente puede ser temporalmente arrasado por ellas. Es importante pa*
el analista conservar una imagen clara de cómo respondería una person*
normal , bajo las circunstancias, a los comentarios interpretativos del ana-
rrabmo de E te°nc’n?ente “normal” representada por lo general en el
trabajo de colaboración del yo observador del paciente con el analista, Per0
puede estar cas. ausente, en forma témpora!, en todo los pa ente , y cu­
camente, en aquellos con patología grave del carácter Por lo unto, en l<*
** analista d°e una contrap^
el analista tiene que "escindirs?’. Una"parw ’T'h expc'
nencia -acompañando al paciente en u d e\esta viviendo la
conducta en la construcción de c ? £ re resion y transformand
parte de él está “distanciándose” antasia Consciente escenificada-
C -manteniendo la objetividad precisad
"Self, yo, afectos y pulsiones 207

tro propio yo”. La versión alemana dice (1930b, pág. 423), “Normalerweise
ist uns nichts gesicherter ais das Gefühl unseres Selbst, unseres eigenen Ichs”.

14 ¡Aquí self y yo están explícitamente equiparados!


Creo que la traducción de Strachey del Ich de Freud como “yo” ha te­
nido un efecto sobre nuestra comprensión del pensamiento de Freud. Estoy
de acuerdo con Laplanche y Pontalis en su amplia discusión de este tema
(1973, pág- 131) en que Freud siempre mantuvo la ambigüedad, la tensión
“Self”, yo, afectos y interna de su concepto de Ich —para indicar sus propiedades sistémicas así
como el hecho de que, como parte de estas propiedades sistémicas, el yo es
pulsiones el asiento de la conciencia y con ella, la conciencia del “self” de uno o del
“self” como persona.
Una segunda fuente de dificultades es el uso de “self” para describir a la
persona o individuo en interacción con otras personas u “objetos”, como
lo hizo Hartmann en 1950:
Pero realmente, al usar el término narcisismo, parecen a menudo fundirse en uno
dos diferentes grupos de opuestos. Uno se refiere al “self’ (la propia persona de uno)
EL YO Y EL “SELF” en contradistinción al objeto, el segundo al yo (como un sistema psíquico) en con­
tradistinción a otras subestructuras de la personalidad. Sin embargo, el opuesto de
Problemas terminológicos catexia de objeto no es catexia del yo, sino catexia de la propia persona de uno, o
sea, catexia del “self"; al hablar de catexia del “self' no implicamos si esta catexia
Una investigación de la literatura psicoanalítica sobre las teorías del yo y está situada en el ello, yo o superyó. Este postulado toma en cuenta que si encon­
conceptos del “self” revela una confusión terminológica considerable. El tramos realmente “narcisismo" en los tres sistemas psíquicos; pero en todos los
que los términos yo y "self” a veces se utilicen en forma intercambiable, casos hay oposición a (y reciprocidad con) la catexia de objeto. Por lo tanto, será
otras se distingan cuidadosamente entre sí, y en ocasiones se traten en for­ clarificador si definimos el narcisismo como la catexia libidinal no del yo sino del
ma ambigua, se debe probablemente a la forma en la que Freud usó estas “self’. (Podría ser también útil aplicar el término de representación del “self’como
palabras, al modo en que Strachey las tradujo, y a las elaboraciones sub­ opuesto a representación de objeto) (pág. 127).
secuentes que otros han hecho sobre ellas.
Hartmann hace aquí una distinción que, como veremos, permitió el de­
Freud preservó a lo largo de sus escritos el Ich alemán para el “yo” co­ sarrollo de las contribuciones cruciales de Jacobson (1964), a la psicología
mo una estructura mental y una instancia psíquica, y también para el “self"
. el yo: la distinción entre el “self* como la persona y la representación
más personal, subjetivo y experiencial. En otras palabras, Freud nunca se­ lnttapsiquica de la persona o representación del “self”, un tercer término
paró lo que nosotros pensamos como la instancia o sistema yo del “self"
de la experiencia. Este uso del Ich resultó en un sacrificio de claridad y prc' que requiere clarificación.
cisión, pero conservó abierto el significado de la palabra. Jacobson (1964), refiriéndose a estos problemas de confusión termi­
nológica, dijo “Se refieren al uso ambiguo del término yo; o sea, a la falta de
La ambigüedad que resulta del uso de Freud del Ich ha sido complicada,
u’stinción entre el yo, que representa un sistema mental estructura!, el ‘self,
me parece, por la decisión de Strachey de traducir Ich como “yo”, una pala­
definí arriba, y las representaciones del ‘self. Hartmann (1950) . ..
bra que tiene una cualidad impersonal aue parece bastante apropiada para
sugirió el uso del último termino (análogo a representaciones de objeto)
U teon. estructural de Freud (1923), pero menos adecuada para el r para las representaciones endopsíquicas inconscientes, preconscientes y
subjetivo, mas personal.
inscientes del ‘self corporal y mental en el sistema del yo. He trabajado
Hay innumerables ejemplos del uso de Ich antes de 1923 para designar
este concepto por años, porque lo encontré indispensable para la m-
la experiencia subjetwa y la autoestima -lo que Rapaport pudiera haber
^«•gación de trastornos psicóticos” (pág*. 1H-19)- Jacobson. conviniendo
desuñado criticamente la 'antropomorfa,ción'' del concepto yo. Esta n
racterística del concepto Ich de Freud -la concepto yo 1° Hartmann. define al “self” “como refiriéndose a la persona total de
una debilidad- persiste a lo largo de w k « considero una tue • ’ndividuo. incluyendo su cuerpo y partes corporales asi como su orga­
nización ~ - ntiuycruK a t. termino descriptivo auxi-
probablemente su declaración en CivilizaronJ° J pl° míS n?iQ?0a). liar ps^"cl y 5US PartM' • \ 1 un suco en distinción del mundo
donde la Standard Edition, dice (pL 6< % ? Discontents (193°^
ci *’ señala hacia la persona como un sujeto
lo que estemos más ciertos que deHentim- Normalmcntc. no hay nad ^ndantc de objetos” (1964, pág. 6)_ Ormino yo de la ambi-
que ael sentimiento de nuestro ‘self’. de nue*
gücd-H Rarecc Muc Hartmann, al m • s hey| ¿| quiso dar consistencia
206 al c’U Freud. lo empobreció. jf. Cün(radistinción al objeto,
incepto de yo. Y al colocar el
“Self", yo, afectos y pulsiones (Capitulo 14) "Self, yo, afectos y pulsiones 209
208
esta identificación e la umea condición bajo 1. que el ello puede renunciar a sus
Hartmann en efecto quitó al “self” * objetos De cualquier manera, el proceso, especialmente en las fases iniciales del
"self” en el Glossary of Psvchoanalytic Terms and Concepts (Moore and
desarrollo es muy frecuente y hace posible suponer que e| carácter del yo es un
Fine 1968) confirma esta ¡dea. Dice: “La persona tota’ de un individuo
precipitado de catex.as de objeto abandonadas y que contiene la historia de esas
en la realidad, incluyendo su organización corporal y psíquica; la ‘propia elecciones de objetos.
persona’ de uno en contraste con ‘otras personas’ y objetos fuera del ‘self’
de uno. El ‘self’ es un concepto de sentido común; sus aspectos clínicos Esto está de acuerdo con el ensayo de Freud (1914), "On Narcissism”,
y metapsicológicos se tratan bajo el apartado de imagen del self , etc. Ver y con su comprensión del superyó como también derivado de la interio­
yo, identidad, narcisismo” (pág. 88). Llamar al “self” un “concepto de sen­ rización de objetos paternales.
tido común” efectivamente lo aparta de la consideración psicoanalítica. Jacobson rescató al self al trabajar elaborativamente el concepto de
En mi opinión, la separación decisiva de Hartmann del concepto de yo representación del “self”. E igualmente como ella encontró este concepto
de “self” y de “self” de representación del “self”, creó un problema en el indispensable para investigar los trastornos psicóticos, así lo he encontrado
desarrollo histórico de la teoría psicoanalítica; separó en forma artificial yo indispensable para comprender la patología neurótica, límite y narcisis-
los aspectos estructurales, experienciales y descriptivos de las funciones del ta, así como el desarrollo normal.
yo. Esta separación complicó innecesariamente la conceptuación de las re­ Ya que el “self” como persona es una entidad psicosocial, conductual
laciones entre las funciones “impersonales” del yo, subjetividad y estructura e interaccional, sugiero reemplazar “self” con “carácter”. Carácter refleja
del carácter. Por ejemplo, el esfuerzo de Jacobson (1964), por desarrollar diversas configuraciones de estructura normal o anormal del yo expresada
una metapsicología de los aspectos experienciales del “self”, se dificultó en patrones repetitivos de conducta. Es cierto que las defensas del carácter
más por lo que ella sintió como una necesidad de diferenciar, a cada paso, incluyen la expresión simbólica del “self” y las representaciones de los obje­
las funciones del yo de las funciones del “self”, la carga afectiva de las re­ tos, y tienen, por tanto, una cualidad representacional del “self” igualmente,
presentaciones del self” y representaciones de los objetos de la activación pero creo que los términos defensa del carácter, formación del carácter y
difusa de los afectos. estructura del carácter son más precisos y útiles clínicamente que el de
Por lo tanto, propongo eliminar de mayor consideración, para fines de “self” cuando se refieren a la persona.
esta discusión, el uso del concepto de "self como opuesto a objeto. Tal con­ Propongo, en vez, reservar el término "self' para la suma total de re­
cepto lleva a descripciones “psicosociales" o interpersonales y a confundir presentación del “self” en íntima conexión con la suma total de represen­
e ps;™anal't,c|os con sociológicos, una confusión que se halla, por taciones de los objetos. En otras palabras, propongo definirlo como una
ejemplo, en algunos de los escritos de Erickson. estructura intrapsíquica que se origina en el yo y está claramente incrustada
en él. Conceptuar el “self” de este modo es permanecer cercano a la insis­
turaMIevó’a'Fre//1 m°dcl° ,oP°8ráflco del aparato psíquico con el estrue­
ndo 'd^io,?:d; tencia implícita de Freud de que “self” y yo están ligados en forma indi­
como un Prec,Pi¡
dePcndi'ntC
soluble. La carga libidinal del “self” así definido, está relacionada con la
aparato de la percepción y conciencia El vo^ íibidinal de las representaciones de los demás significantes, y la carga libi-
lación y adaptación a la realidad simnlr^ se VO,V1° un aparato de regu
funciones defensivas y soluciones d ™ ultancarncnte con el desempeño de Enal de la propia persona, corresponde a la carga libidinal de los otros (ob­
jetos externos). Todas estas cargas están relacionadas y se refuerzan entre
ello, el superyó y la realidad exrern3^mPr°m'SO 3 ’0S conflictos entre í
U C
al parecer causó que reduiera su 'nf¿ P "PC«iva estructural de Freud
del "self" y sentimiento del "self” hJS 3S f“!’clones de darse cuenta

tro del yo, quizá fue llevado de ma C'a * rcKu’ac‘^)n de la autoestima det­
estas funciones mayormente en ,tCTnPoral a comprender algunas de pr°blemas del desarrollo
Sin embargo, Freud támb"én m 00 COníll«“ ¡ntersistémicos.
de los orígenes del yo y no es coin ?\UVo.una ambigüedad en su concepto Parece que la teoría estructural, particularmente como la elaboraron
objétales así como la psicología contó Cncia Mue los enfoques de relaciones Jacobson (1964) y Mahler (1979), contiene un concepto de desarrollo, rico
su formulación de la estructura del mPorant‘a del yo tengan su origen en picado, r«pe«o al “self”, una elaboración de los aspectos duales del
Ego ang the Id” (1923, pág. 29) es aúriper mU,ticitada declaración en
Cuando sucede que una persona tiene
a‘tCración de yo uu JinUnC¡ar a un sexual, muy a me-
e
miento del objeto dentro del yo, como Ó ° ° puedc Escribirse como el establecí-
^P'ano. El primero es su .dea de que d^*"ón alrededor del sis-
que K pued. ¿uX^ión tem U Or,£lnal indifercnciada yo-cllo, p 5U.crcncia de que el yo es un
posible proces(j pue<|e ser qUe ht-p 1 Perccpeión-conciencia. El segundo representaciones de objetos
Pre*P*tado resultante de la interiorización de las rep
2j q "Self', yo, afectos y pulsiones (Capitulo 14) “Self', yo, afectos y pulsiones 211
, • •• Hhp la nerceDción del infante y su conciencia de-
• La I°ri? so’?,c¡ona- en mi opinión, el problema del
bieran°aáívarae particularmente cuando está en realidad interactuando con origen de la carga instintiva del “self” y los objetos -la cuestión de si el nar­
la madre y que las cargas instintivas de ella, que esta evoluconando, deb.e- cisismo antecede a la catexia (carga) del objeto o si ocurren simultáneamen­
ran dejar señales en el área de conciencia del yo temprano son afirmaciones te. Su formulación también liga la formación de la estructura dentro del
probablemente suficientemente amplias para cubrir enfoques psicoanalí- yo con el establecimiento de representaciones interiorizadas del “self” y
ticos muy contrastantes. Sin embargo, las diferencias entre los enfoques del objeto como subestructuras organizadoras primarias. Crea la base pa­
psicoanalíticos en competencia se centran, sobre diversos problemas que nos ra una descripción de las vicisitudes de las representaciones del “self” y
llevan directamente a la cuestión del origen del self (como lo he redefi­ de los objetos —múltiples, contradictorias, no integradas al principio, con­
nido). solidándose en forma gradual en conceptos integrados del “self” y del
Primero, ¿podemos concebir que un lactante tenga la capacidad pa­ objeto.
ra diferenciarse a sí mismo de su madre desde el comienzo de la vida? Las formulaciones de Jacobson contribuyen con un antecedente teórico
Melanie Klein (1946), y su seguidora Segal (1979), así como Fairbairn (1954) contra el cual ver la investigación de Mahler (1979) sobre la psicosis infantil
del grupo Británico Middle, claramente parecen pensar así, en tanto que autista y simbiótica y sobre las etapas de la separación-individuación normal
Jacobson, Mahler y yo, y también Winnicott (1958, 1965), cuestionamos y anormal. Mahler proporciona datos directos de observación y psicoanalí­
esta idea y suponemos una etapa inicialmente no diferenciada. ticos que permiten rastrear las etapas del desarrollo que Jacobson postula.
Si se presupone un estado inicialmente no diferenciado de una duración Sin embargo, el que Jacobson haga retroceder la etapa de “narcisismo
que varía, ¿contiene éste una representación del “self” omnipotente, pri­ primario” a una presunta fase muy inicial de descarga difusa sobre el “self
maria y “puramente narcisista” o contiene representaciones no diferenciadas psicofisiológico” deja obscuro el problema del origen y desarrollo de las pul­
“self‘/objeto? Esta pregunta al parecer abstracta es crucial, en mi opinión, siones y su relación a la carga instintiva de las representaciones del “self”
para formular una metapsicología contemporánea del narcisismo. y de los objetos. La formulación de Jacobson de cargas del “self” y del obje­
Jacobson (1964), propuso restringir el término narcisismo primario a la to supone que las pulsiones libidinales y agresivas difieren en naturaleza.
etapa no diferenciada del desarrollo, que ella vio como una de las catexias Una pregunta más respecto al desarrollo del yo y del “self, se refiere a
pulsionales no diferenciadas del “self psicofisiológico primario”, marcada esta cuestión; ¿Se origina el “self” sólo a partir de estados de éxtasis de fu­
sólo por estado de tensiones en aumento y en disminución. Al mismo tiem­ sión con la madre y las representaciones “self’/objeto no diferenciadas
po, ella consideraba al self psicofisiológico como un concepto puramente correspondientes a estos estados, o se origina de la integración de dichos
descriptivo, no relacionado con consideraciones metapsicológicas. estados con estados de fusión de representaciones del “self” y del objeto
Jacobson vio el origen del yo como íntimamente ligado a las imágenes bajo el impacto de experiencias dolorosas, terribles, frustrantes, o aun ca­
del self e imágenes de los objetos originalmente fusionadas —a lo que yo tastróficas? Esta pregunta es crucial porque surgen esquemas del desarrollo
estoy llamando la representación no diferenciada “self"/objeto en él. Ella completamente diferentes según como se responda a ella.
veía esta imagen como cargada con lo que, siguiendo la terminología de Probablemente todos los psicoanalistas que han tratado esta cuestión
Freud, ella llamo narcisismo secundario. Aquí ella dio lo que yo pienso, estarán de acuerdo en que los estados de éxtasis, grati ican e ,
es la respuesta prevalente de la psicología contemporánea del yo a esta cues­ el núcleo del sentimiento del "self o experiencia del seldeI yo. Algunos
tión. que la primera carga instintiva, particularmente libidinal, es en una ■Han tan lejos como considerar el formar un co"cePto.1"“^° .d'' “
representación no diferenciada “self”/objeto. Después la diferenciación, s»bre la base de dichas experiencias tempranas de fusión como

una^^raae^e¿resen HC10xne. K “Sdf” dcI ob^o resultará igualmente en Verán el “self normal, final integrado. d apro.
una carga diferenciada de libido (y de agresión). Al desarrollarse las repre­ . Desde este punto de vista, el seir_, de éxtasis “self”/
sentaciones diferenciadas del “self” y Jas% los objetoF también lo hace la Piadamente moderado de la representación ong^ ¡cncias frustrantes y
carga
to bbidinal en la representación
r del “self”
uu scir y en vla™ i’
representación " 1pi obje­
del ouje bjeto fusionada. Según este punto d P., „self. orlginal sino
Con la diferenciación de "self” v i . . agresión que éstas desencadenan n . externa al “self”, no ligadas in-
e la experiencia del “no yo”, una am en realidad un modelo
experimenta como una continuación dJ i °’ * Carga obJeto cxtern
trinsccamente con él. Aunque Kohut n , ,
diferenciada. Las representaciones de los 1,^’ de SU VerS ' Ón preV‘% se l971> 1972, 1977) pudiera
cargan ahora simultáneamente y se refuerza^05 V “ Obj“°S amplio del desarrollo más temprano, su metápsicológico, este ptn-
que contrasta con suposiciones psicoanoív entrc SL Este pUnW ^ncajar en esta línea de pensamientou desarrollo del yo y del
aislamiento psicológico prolongado dH f*tlCas Prev,as sobre el estado Liento permite omitir h agresión de la teoría
mano, se apoya con la observación real dí?™6 resPecto del entorno h self”. uscif» también ocurre
mmatonas impresionantemente prec lactante y las reacciones discr p El concepto alternativo es experiencias traumáticas o dolo-
n fomentos de frustración elevada y ¡gntaciones fusionadas self /
reflejan la interacción de la madre con T * l0S estlmulos ambientales que
°Sas- Estas determinan la formación
2j 2 “Self*, yo, afectos y pulsiones (Capítulo 14) Se'C''yo. afectos y pulsiones 213
■ 4 u frustración y el dolor. Estas representaciones
SleSTcargad» de agresión. Más tarde evolucionarán en experiencias
de™ self terribles* agredas y devaluadas y en representaciones terr.bles,
agresivas, v sádicas de los objetos. Eventualmente llevan a la existencia de
lis múltiples representaciones contradictorias del self y de los objetos,
que son tan desafiantes para el desarrollo del mno durante la separación- na del ,ns'‘n'°' «"especia1 sobre la naturaleza y papel de la agresión en el
individuación. Estas representaciones mentales explican la fijación patoló­ desarrollo inicial. En forma analoga a la reacción haca los descubrimientos
gica en la subfase de acercamiento en el desarrollo (Mahler, 1971), cuando de Freud respecto a la sexualidad infantil y que imputaba al psicoanálisis
las representaciones del “self" diferenciadas pero no integradas y las con­ un ínteres mórbido y exagerado sobre la sexualidad, la teoría dual del ins­
tradictorias de los objetos significantes resultan en el síndrome de difusión tinto de Freud ha seguido originando reacciones culturales fuertes, contra
de identidad. En contraste, la integración normal de representaciones con­ el concepto de agresión como un instinto básico. Por lo general, se cree
tradictorias del “self” y de los objetos marca la transición de la separación- que los psicoanalistas “ortodoxos" tienen una visión clara, dura y’agresiva
individuación “hacia la constancia objetar. sobre la vida así como sobre las dificultades de los pacientes. El modelo de
Este concepto de desarrollo del “self" bajo condiciones libidinales y desarrollo de Kohut (1971, 1977), que subraya la naturaleza central del
agresivas es común a Jacobson, Mahler y a mí mismo, y también a Fairbairn “self” cohesivo (cuya fuerza motivacional no se explica, y sólo se implica
y Klein; el modelo de desarrollo de Winnicott deja la impresión de una cier­ como una pulsión autogeneradora hacia la madurez), no es sino una de mu­
ta ambigüedad a este respecto. Porque en el pensamiento de Klein el pro­ chas teorías psicoanalíticas psicológicas y culturalistas que en forma explí­
blema de la diferenciación de “self" y objeto apenas ha sido explorado (con cita o implícita rechazan la teoría del instinto, particularmente la agresión
excepción de un examen parcial en un ensayo de Bick [1968]), no puede y la base biológica del desarrollo humano.
lograrse en realidad, la correlación de los puntos de vista de Jacobson, Quizá el no haber reexaminado la teoría del instinto, particularmente la
Mahler, y los míos con los esquemas de desarrollo de Klein. La hipótesis relación entre afectos y pulsiones, a la luz de nuevos datos neuropsicológicos
de Fairbairn (1954), de un yo “prístino" integrado a partir del nacimiento y del desarrollo, y la observación, haya contribuido a la ¡neertidumbre res­
plantea otros problemas respecto a los programas del desarrollo. pecto a las fuerzas motivacionales del desarrollo más inicial. Que esto es más
El concepto del origen de las representaciones del “self" y de la expe­ que un problema puramente teórico, que es directamente relevante para la
riencia del “self” bajo el impacto de estados de fusión cargados agresiva y cuestión del origen y desarrollo del “self" y, por tanto, del narcisismo, de­
libidinalmente, lleva a un concepto del “self" como el producto de la in­ bería ser evidente a partir de lo que he dicho en la sección anterior sobre el
tegración definitiva de dichas representaciones contradictorias del “self" desarrollo de las representaciones más tempranas del self y de los objetos
y de la correspondiente integración de los derivados de cargas pulsiones en el contexto de la interacción lactante/madrc. Lo que sigue es un esfuerzo
libidinales y agresivas por igual. De hecho, el modelo que estoy proponiendo por integrar descubrimientos de estudios neuropsicológicos contemporáneos
concibe al “self" como cargado con derivados de la pulsión libidinales y de los afectos y de investigación sobre cl desarrollo del lactante con una for­
agresivos integrados en el contexto de la integración de sus representaciones mulación revisada de la teoría dual del instinto.
componentes del self . Este modelo resuelve la misteriosa cuestión de có­ La conducta afectiva influye fuertemente en las relaciones objétales des-
mo se correlacionan la formación de la estructura psíquica, desarrollo del de cl nacimiento (Izará, 1978, Izará y Bucchlcr, 1979). Una función Iló­
self y de los instintos. También sugiere una explicación para el concepto gica -central de patrones afectivos congémtos con sus manifestaciones con-
de neutralización de las pulsiones (Hartmann, 1955). ductuales, comunicativas y psicofisiológicas- va a señalar las necesidades
* •E1 S<4lfi ’..enip.n5eS’ CS ,Una esíruclura del yo que se origina de represen­ dd lactante al entorno (h persona materna) y as minar
taciones del self formadas primero en la fase simbiótica no diferenciada cntrc el lactante y la madre, lo que marca e PrinclP‘ ,
sorprcndido
ca (Emde v cok 1978) las investigaciones recientes nos han sorprendido
en el contexto de interacciones lactante-madre bajo la influencia de expe­ iy/ÍU ,
enn 1 1 y. . L J.fercnciación en las comunicaciones
riencias gratificantes y frustrantes. En forma simultánea el sistema pcrccp- la descripción de un alto grado /Uoffman 1978). La teorización
cion-conciencia evo uciona a funcinnr-c P|
desarrollo de! control sobre la blr '«tante/madre, presente muy dLa memoria afectiva
«Uropsicológica supone ahora el alma experimentos de estimulación
cimiento de huellas afectivas en la memoria v ,,l,dad voluntana’ cl e £1 n 'a corteza límbica, la que. como indican
"self" como una estructura psíquica se nr sistema preconcienc • cognoscitivos y afee-
Crcbral directa, permite la reactivación
cargadas libidinal y agresivamente gma ÓC rcPrcs«ntacioncs del self afcctivo subjetivo de
^os de la experiencia pasada, en pari ran(j0 como el sistema mo-
del yo que evolucioné e n fZm a J d TT™’ üna función V eStrüCtü tal experiencia (Arnold, 1970). Los afccK
sentaciones componentes del “self" h ’ desdc ^a integración de sus reptc .£amCntc i¡gddos a la fijación
incorpora otras funciones del yo U°a cst.ructura supraordinada qu~ Nacional más temprano, están por ta elaciones objétales (Kernberg,
vas- y lleva a las características duales ™Cn}oria y estructuras cognosd11' P°r la memoria de un mundo interiorizado de
^Pilcadas en el Ich de Freud. 1976).
“Self". yo. afectos y pulsiones (Capítulo 14)
214 yo. afectos y pulsiones 21S

Si suponemos que las estructuras afectivas de la memoria que reflejan dientes relaciones objétales hasta la agresión lih¡a„
las relaciones placenteras del lactante y la madre, en las que las representa­ del desarrollo- condensaciones de estas dos i ’ ° etapas Po!iter,ores
ciones del “self” y del objeto están todavía no diferenciadas, se forman por hacia un objeto cambia bajo la influeX °aoó.
separado de las estructuras afectivas desagradables de la memoria en las que
las representaciones del “self” y de los objetos están también no diferencia­
das, sería lógico plantear las siguientes preguntas: ¿Es la activación deter­ edipicos por la madre camb.an bajo el impacto de estados de afecto mati­
minada biológicamente de los afectos un reflejo de la activación de pulsiones zados sexualmente que surgen durante la etapa edípica. Estos afectos se
libidinales y agresivas (o aún no diferenciadas), o son los afectos mismos organizan en impulsos genitales que operan en continuidad con deseos li­
—más que las pulsiones— las fuerzas motivacionales esenciales? ¿O estas es­ bidinales previos. Pero la cualidad subjetiva y las implicaciones motivacio­
tructuras afectivas sirven más bien para enlazar la conducta con el registro nales son diferentes. De manera similar, la agresión dirigida hacia el mismo
intrapsíquico de las interacciones del lactante con su madre, de modo que objeto libidinal, también manifestada en diversos estados afectivos agresivos
el sistema motivacional primario consista de relaciones objétales interiori­ componentes, trasciende cada uno de estos afectos agresivos concretos y
zadas más que de afectos o pulsiones? -particularmente después de la condensación e integración de pulsiones
Sugiero que los afectos son el sistema motivacional primario, en el sen­ agresivas y libidinales— produce o contribuye a una nueva complejidad de
tido de que están al centro de cada uno del número infinito de sucesos con­ relaciones objétales y a un nuevo conjunto de estados del afecto integrados,
cretos gratificantes y frustrantes que el lactante experimenta con su entorno. de un nivel más alto o más complejos (como tristeza, ternura, culpa o nos­
Los afectos enlazan una serie de representaciones “self”/objeto no diferen­ talgia).
ciadas de manera que se construye en forma gradual un mundo complejo ¿Debiéramos mantener el término pulsión, para estos sistemas motiva­
de relaciones objétales interiorizadas, algunas matizadas de modo placentero cionales jerárquicamente supraordinados de agresión y libido? Desafortu­
y otras desagradablemente. nadamente, esta discusión se confunde por el resultado de traducir al inglés
Pero aún en tanto que los afectos están ligando las relaciones objétales los términos de Freud de Trieb e Instinkt. Freud prefería Tneb, mejor tra­
interiorizadas en dos series paralelas de experiencias gratificantes y frustran­ ducido como “drive”, precisamente porque él concebía las pulsiones como
tes, las relaciones objétales interiorizadas “buenas” y “malas” están en sí sistemas psíquicos motivacionales relativamente continuos en el límite entre
siendo transformadas. El afecto predominante de amor u odio de las dos lo físico y lo mental, en contraste con los instintos, que el veía como ispo
series de relaciones objétales interiorizadas se enriquece, se modula y se hace siciones conductuales innatas, discontinuas y rígidas.
crecientemente complejo. Desafortunadamente, la Standard Editiontraduce Tneb lasi made las
Con el tiempo, la relación interna del lactante hacia la madre bajo el sig' veces si no consistentemente, como “instinto • 1951. Lorenz,
no del “amor” es más que la suma de un número finito de estados de afecto temporáneo prevalente de instintos en biología f ’ patrones
1963- wnson,
Wiknn 1975)
1975), el eitérmino componentes
r , de instintivos
amoroso concretos. Lo mismo es cierto paja el odio. El amor y el odio se para patrones
yoa tcrmniu comunicación, psico-
vuelven así estructuras intrapsíquicas estables, en continuidad genética a expenenciales innatos perceptivos• apropiado, en contraste
través de varias etapas del desarrollo; por esa misma continuidad, se conso­ P
fisiológicos y subjetivos -O sea, afee P mOtl vaciona!es de libido y
lidan en libido y agresión. Ambas, a su vez, se vuelven sistemas motivacio- al uso del término pulsiones para 1° psicológicas en contraste a
nales jerárquicamente supraordinados que se expresan en una multitud de agresión. El concepto de Freud de pu b¡en con desarrollos bioló-
disposiciones diferenciadas de afecto bajo diferentes circunstancias. En í mstintos biológicos encaja aquí notablemente
sumen, los afectos son los bloques constructores, o constituyentes, de h* gicos contemporáneos (Kernberg, 197 • e pasiones y afectos, me
pulsiones; éstos con el tiempo adquieren una función señaladora para la aCÜ Habiendo explicado como veo a fe MS no sólo por los afectos,
vación de las pulsiones. apresuro a añadir que las primeras son específica, que incluye un
Al mismo tiempo, las respuestas afectivas iniciales no diferenciad^^ s,no por la activación de una í^esent^
lativamente crudas, evolucionan en afectos diferenciados con compon afecto y en la que la pulsión esta rep m¿s importante e "a
c’f«co. La fantasía inconsciente siend
subjetivos divergentes, implicaciones cognoscitivas, y características un objeto El deseas
ducta. Algunos autores han clasificado ios afectos fenomenología ^ípica, incluye un deseo que el estado de afec^
d*¡va de la pulsión y es más pre
(Plutchik, 1980). La naturaleza cambiante de las respuestas afectivasjal u los afectos mas que de P
mo objeto externo y sus representaciones internas no permite por s* m nal para rechazar un concep?jeqrárquicamente sup^^ dínicamente por
establecer la continuidad en el desarrollo del conflicto inconsciente intrap lor*es, el sistema motivacional J £
jones se man en cxpenencias
quico mediante afectos “primarios”. En el mismo tenor si ** F sc
uJl si estas drl'a conceptuarse
Sin embargo, la libido y la agresión se manifiestan clínicamente en escos concretos hacia los J
tempran°. lacjones objétales inte-
espectro de disposiciones del afecto y estados del mismo. Podemos as* cargadas de afecto con el ob
io como 1*
trear clínicamente el gran conjunto de estados del afecto y sus corresp rnejor el sistema motivac.onal pnm
216 “Self’, yo, afectos y pulsiones (Capítulo 14)

rforizadas’ ¿Es la búsqueda de un objeto el sistema motivación^ primario?


Fairbairn claramente lo creía así, y, ala luz del rechazo de Kohut (1977), IV. Regresiones Graves:
de las pulsiones como sistemas motivacionales para los niveles preedipicos
del desarrollo, parecería que él también opinaba lo mismo. Tengo varias Diagnóstico y Tratamiento
razones para disentir. , . , .
Primero, la organización de la realidad intrapsiquica en términos de
amor y odio es más importante para nuestra comprensión de la continuidad
en el desarrollo intrapsíquico, conflicto inconsciente y las relaciones objé­
tales mismas, que el hecho de que estos estados contradictorios sean origi­
nalmente dirigidos hacia el mismo objeto —madre— o que, en la fase edípica,
un objeto masculino y uno femenino sean los recipientes de las necesidades
y deseos dominantes del niño. La relación entre libido y agresión, y entre
15
deseos pregenitalcs y genitales, proporciona fuerza explicativa para las rela­
ciones contradictorias hacia los mismos objetos.
Segundo, la misma naturaleza de los deseos agresivos resulta en una lu­
Estancamientos en el
cha contra la consolidación de las relaciones objétales e incluye como un
propósito principal, la eliminación del objeto frustrante, peligroso o com­
tratamiento
petidor. A este respecto, es típico de las teorías de relaciones objétales que
las ponen como el sistema motivacional primario, descuidar la importancia
de la agresión y por tanto del conflicto intrapsíquico inconsciente.
Tercero, el cambio fundamental en la cualidad de la libido bajo el im­
pacto de los desarrollos edípicos a los que nos referimos antes —en otras
pac,entes no cambian en forma notable al cabo de años de
palabras, la importancia central de la sexualidad genital infantil— es tam­ tra
bién típicamente subestimado en las teorías que consideran la relación hacia tac iones 0 a* * peSar.dc ,0S esfuerzos dc terapeutas diestros de diversas orien-
el objeto como jerárquicamente supraordinada a las pulsiones. ODorr..niACuUSa dC m‘ mterCS partlcular en cstos Pacientes, he tenido la
Volviendo al tema de las fuerzas motivacionales que determinan el ori­ tunidad de actuar como consultor en el tratamiento de muchos casos
gen del yo y del “self”, creo que mi propuesta de la reformulación de la ble LOque s,&ue 500 algunas consideraciones generales respecto a los pro-
teoría dual de los instintos soluciona la cuestión respecto a la maduración mas frecuentemente implicados en la falta de logro de un cambio del pa-
y desarrollo de la libido y la agresión que Jacobson deja abierta. También cnte, y algunas sugerencias para manejar los estancamientos terapéuticos,
proporciona un modelo psicoanalítico para el desarrollo más temprano que as reacciones terapéuticas negativas son una causa importante de estan-
hace justicia a la función crucial de los afectos en la activación de las inte­ micnto. Sin embargo, creo que es preferible discutir estos problemas en
racciones más tempranas lactante/madre. Más aún, explica la relación de rrninos de la ausencia de un cambio importante y restringir el sentido de
los afectos con la interiorización y desarrollo de las representaciones del caccion terapéutica negativa al empeoramiento del trastorno del paciente.
“self” y los objetos. Creo que este punto de vista es equivalente a las formu- Particularmente como se refleja en la transferencia, en momentos cuando
0 está percibiendo consciente o inconscientemente, como un objeto bue-
laciones de Spitz (1965, 1972), respecto a los organizadores del desarrollo
inicial del yo y también a los descubrimientos de Mahlcr Por último, pr°' J10 9yc está intentando proporcionarle ayuda significativa. Las reacciones
crapcuticas negativas se derivan de (1) un sentido de culpa inconsciente
porciona un puente entre la teoría de Freud del yo como evolucionando del
sistema percepcion<onc.cncia, por un lado, y del precipitado de las relacio­ 'Corno en las estructuras masoquistas del carácter); (2) la necesidad de dcs-
Cru>r lo que recibe del terapeuta debido a la envidia inconsciente de él (típico
nes objétales, por el otro, sin tener que asumir un grado de diferenciación
Personalidades narcisistas); (3) la necesidad de destruir lo que se recibe del
'laitantÍCS °POrC,0n ’ COnoc‘m'™«> Pásente del desarrollo del '"'apeuta como un objeto bueno a causa de la identificación inconsc.ente
el
? Paciente con un objeto primitivo, sádico que requiere de sum.s.on y su-
",rn>ento como una condición mínima para conservar cuakju.er relación
°bJ«al significativa (como en algunos pacientes imite y muchos esqutzoM-
Cordel con los de otros (Olinick,

211
Estancamientos en el tratamiento (Capitulo 15)
218 Esrancam¡entos en el tratamiento 219
diversas posiciones clínicas y teóricas, subrayan la importancia de los conflic­
tos preedípicos, la agresión grave y los problemas estructurales que maphcan cuaÍo el terapeuta pierde la pac>enaa y^o^ltaca'" Y aunque'el ’parien-
representaciones tempranas del sí mismo y de los objetos (mas que conflictos
postenores del supervó en la reacción terapéutica negativa. Esta dinámica es
sumamente relevante para el problema de por que mucnos pacieres límite en las defensas contra los sentimientos de culpa; el pacenté sádicamente
que al parecer fueron seleccionados apropiadamente para tratamiento psi- hace un acting out de su triunfo sobre el terapeuta, con el peligro de re-
coterapéutico —y en quienes se esperaba un cambio importante no logren confirmar los circuios viciosos patológicos de interacciones en las que se
cambiar en forma significativa. La persistencia de la conducta patológica y ha involucrado con otros significantes en el pasado.
la falta de respuesta a la psicoterapia intensiva a menuao reflejan reacciones A veces, bajo condiciones de estancamiento terapéutico crónico, uno
terapéuticas negativas subyacentes que pueden infiltrar toda ia situación del puede observar la ocurrencia aparentemente extraña de alguna mejoría en
tratamiento por meses y hasta años. el funcionamiento del paciente fuera de las sesiones. 0 el paciente puede
El estancamiento terapéutico puede ser manifiesto desde el principio del aparecer cada vez más dispuesto a continuar una situación terapéutica im­
tratamiento o hacer su aparición después que años de terapia han producido posible en forma interminable. En algún punto es como si el tratamiento
algún cambio importante. Aunque el terapeuta esté naturalmente más opti­ hubiera reemplazado la vida y el paciente estuviera expresando en su con­
mista cuando un estancamiento se desarrolle después de años de tratamiento ducta un deseo urgente y un mandato mágico de que el tratamiento con­
que han logrado algún cambio importante, estos estancamientos tardíos a tinué para siempre (por lo tanto sin ningún cambio), que la realidad se haga
menudo son tan intensos como para causar que el terapeuta dude respecto a un lado en una complicidad inconsciente entre terapeuta y paciente. El
a su estimación del cambio anterior. El deterioro en la transferencia y en la terapeuta puede sentir intuitivamente que el paciente experimentará cual­
vida entera del paciente puede ser tan grave que todo el cambio previo pa­ quier desafío a su equilibrio estable como un acto de crueldad increíble,
rece haber sido anulado. como si el terapeuta lo estuviera arrojando a los leones.
Los rasgos encontrados con más frecuencia tanto en los casos donde no En medio de un estancamiento así, los pacientes pueden demandar muy
ocurre cambio desde el principio del tratamiento, y en aquellos que desa­ directamente que el terapeuta compense su sufrimiento pasado dedicándoles
rrollan esta complicación después de muchos meses y años son, primero, su vida totalmente a ellos. Pero, sin importar el grado al que el terapeuta se
grandiosidad no murada en las estructuras narcisistas graves. Estos pacientes esfuerce por complacer los deseos del paciente, con el tiempo tienden a ha­
pueden deshumanizar la situación del tratamiento. Aun los paciente narci­ cerse prominentes los siguientes puntos:
sistas que parecen estar funcionando en un nivel no límite pueden negar por Primero, el paciente puede destruir el tiempo en el sentido de perder
completo cualquier realidad emocional en la transferencia. Otras personali­ su perspectiva del mismo, o sea, se centra en cada sesión como si el tiempo
dades narcisistas quizá tengan que negar en forma retrospectiva la ayuda que hubiera llegado a un alto entre las sesiones y como si paciente y terapeuta
hayan recibido del analista, y su experiencia de toda la mejoría será como fueran a vivir, y el tratamiento a continuar para siempre.
debida a sus propios esfuerzos —a menudo “a pesar” del analista— y termi­ Segundo, esta destrucción del tiempo puedei acompañarse e ec o e
nen el tratamiento con una devaluación total del analista si bien incluso ignorar y rechazar específicamente la evidencia del ínteres y dedicación d
llevándose su mejoría "originada por sí mismos” en un ..rob .. inconsciente terapeuta. Es como si ía suspicacia y descalificación' co'i UcXd-
del trabajo o creatividad del analista.
^Pe«0 al terapeuta estuvieran acusaciones implaca-
El “acting out” masoquista grave relacionado con la sumisión a, y U °a<L en tanto se proyecta esta sobre el terapcui ■ a¡ Dac¡ente
identificación triunfante con, una formación sádica inexorable del superyó es con implicaciones de que el terapeuta no> a
es de csta ren.
es también característico de los estancamientos, como lo es una identifica- *°n las más frecuentes pero no las mam es uU pue¿a en efecto
P/T7 Un ObjetO sádic<> encia. Misteriosamente, en momentos cu temporalmente de los in­
solo en eL contexto de sufrimiento v odin M / proporc bna amor
/ Z^nria
es así equivalente a matar -y ser matado no .a 8u,er relac,on satisfac star tan exhausto internamente que se * c¡Oncs de éste a menudo
y, por tanto, perderla. Triunfar sobre todos aA1?a^en Paternal nec*Jsl a ^ntos activos de trabajar con el Pac,cnt*’ compi¡cidad inconsciente que fo-
horrible destino humano es la única ornríP ?<,UC °S qUC n0 SufrCn < ^inuirán, y puede seguir una extraña éutica.
tre psíquico total. oteccion contra un sentido de desas cnta la parálisis y el vacío en la situaci P' j terapeuta de que la com-
a
La necesidad de neutralizar o vencer i~ r A? Tercero, el paciente puede ¡"tenwr " n0 tienen lugar en esta s>tu^ion.
evolucionar hacia un círculo vicioso Al °S es^uerzos del terapeuta pued Pensión psicológica y la empatia ordin entonces pensar que el de
paciente frente a la ausencia obvia de pcrsistir el terapeuta en ayudar «te esfuerzo tiene éxito, el terapeuta pued , transferen­
trastorno del paciente, la envidia del respuesta 0 aún el empeoramiento del cia reemplazar su comprensión ardos en el yo.falrade capacidad
X cI resentimiento por e! coi"' r
ton formulaciones más genera^ e itiv05 «tnthresjfay. deS
promiso y dedicación del terapeuta
mal trato hacia el terapeuta (quien en «forzar su culpa respecto al Para U comprensión emocional, defio cog func¡onam,cnto de su yo, por
con la* otras experiencias de Uego, pacientes con estos linces en
del paciente, no responde al odio c¿n
" °dl0) y »sí su necesidad de escapar de
Estancamientos en el tratamiento (Capítulo 15) Es,an^ient
oseneitratamienlo
220
221
ejemplo, una incapacidadi p a« la J Si y cuando el terapeuta puede reavm
determinada no por sus propias necesidad!^?* qUC SU in*ervención estará
l“iS- Jial o una revisión de los caso”, las necesidades reales del paciente, él deberíl C°"tratransferfencla sino Por
en conXación revela que, en contraste con aquellos con disfuncion ce­ mente al paciente con el hecho de que nada está suced C°,nfro"tar act,va'
rebral mínima, no llegan a revelar estos déficit y que, a menudo por e con­ ciente y terapeuta tienen la tarea urgente de exnlo? ¿ d° a de qUC P*'
trario al inicio del tratamiento muchos de los pacientes habían dado alguna En verdad, ésta puede ser la tarea pLipal ^X^XpX'si el
evidencia de capacidad para la comprensión psicológica. A veces, aun los paciente reacciona con enojo y sospecha de estos esfuerzos por examinar
terapeutas muy experimentados pueden tener que pedir ayuda en puntos y resolver un están amiento terapéutico, debiera interpretarse™ distorsión
cuando la comprensión humana ordinaria ya no parece funcionar, solo para de lo que el terapeuta esta haciendo.
encontrar a partir de la observación de los otros que el paciente ha dado Un paciente en psicoanálisis se quedaba dormido de inmediato cada vez
evidencia de mucho más comprensión de lo que ha estado sucediendo que que el analista se centraba en la transferencia; nunca se durmió en otros mo­
lo que ha revelado al terapeuta (este fenómeno ha ocurrido con frecuencia mentos. El paciente extendió en forma gradual esta conducta a todas las
dramática en trabajo de consulta de estos casos). situaciones cuando el analista hacia comentarios que el paciente sospechaba
En resumen, una parte muy activa en el paciente tiende a destruir el que estaban directamente relacionados con un esfuerzo por centrarse en la
tiempo, amor, interés y comprensión cognoscitiva. Yo creo que el terapeuta transferencia, incluyendo todos aquellos relacionados con el hecho de que­
está aquí enfrentándose a la activación de los niveles de agresión más pro­ darse dormido el paciente, quedarse dormido cuando el analista comentaba
fundos. A veces es imposible resolver estos estancamientos graves en el tra­ sobre el peligro de quedarse dormido, y así en forma sucesiva. Retrospec­
tamiento; sin embargo, es a veces posible hacerlo con un enfoque esencial­ tivamente, este puede parecer un caso extraño, casi divertido, de represión,
mente analítico. Para este fin, se vuelven cruciales ciertas tácticas y actitudes pero en tanto que sucedía reflejaba el esfuerzo inconsciente del paciente
terapéuticas. por vencer al analista a quien él percibía como una imagen paterna sádica.
El analista comenzó a centrarse más y más en la extraordinaria tranquilidad
del paciente y su falta de preocupación frente a este desarrollo, lo que había
IMPACIENCIA EN EL “AQUI-Y-AHORA” producido un estancamiento terapéutico que ya duraba meses. En el proceso,
la atención interpretativa se amplió hasta que la vida completa del paciente
Antes que nada, en vez de resignarse a una actitud pasiva de “esperar y ver” parecía centrarse en su tendencia a quedarse dormido las horas de análisis.
en cada hora de sesión, en tanto que realmente se va desanimando cada vez El análisis sistemático de esta conducta eventualmente reveló su función
más al pasar el tiempo, es útil para el terapeuta templar la paciencia que por como un “acting out” de la transferencia negativa originándose primero,
lo general mantiene por un periodo de tiempo largo con impaciencia, una en la rebelión contra el padre edípico y, después, en los conflictos con la
negativa a aceptar en forma pasiva la destrucción del trabajo psicoterapéu- madre preedípica.
tico concreto en cada sesión. El terapeuta debe contrarrestar activamente Apenas se necesita enfatizar que el terapeuta debiera intervenir sólo
el “acting out” de la agresión grave. Esta “actividad” no significa que haya cuando no está bajo el imperio de afectos hostiles negativos hacia el pacien­
abandonado la posición de neutralidad técnica. te. Esta agresión hacia el paciente puede ser una reacción normal , pero por
Hay veces que el terapeuta puede sentirse exhausto, incapaz de pensar lo general se condensa con cualquier potencial que exista en el terapeuta
o decir nada. Cuando el tratamiento se mantiene en un estancamiento, el Para las reacciones de contratransferencia agresiva. El terapeuta debería
terapeuta puede sentir a veces que no sólo se está logrando nada en la sesión contener esta reacción y usarla para entender El paciente puede alarmarse
sino que no tiene nada nuevo que ofrecer. El está, por así decirlo, paralizado d« lo que percibe como la actitud agresiva, confrontadora del terapeuta, y la

por completo en términos de cualquier pensamiento, sentimiento o inter­ ■nterpretación de los temores del paciente de que el terapeuta este a punto
vención que pudiera influir en la situación. Para el terapeuta ser forzado de i ven can 7 a contra los esfuerzos iinconscientes
, detener el tratamiento como venganza comí nara r ar¡flcar ia
ham esta sensadón subjetiva refleja la destrucción o negación del signifi­ del paciente por socavarlo, puede ser un paso importante para clarificar
cado de la interacción presente. Esta situación sólo puede evocar ansiedad naturaleza de esta situación de laarriesgarse a convertirse en
en el terapeuta. r
Mi opmion es que es mejor para el t P do. *¡et0 en una compli.
El puede sentir que necesita un inicio nuevo pero no sabe dónde empe­ n chivo en cristalería” que perman p ^ei paciente cuando
zar, se siente responsable de las tareas no cumplidas y culpa por permitir cidad pasiva con la destrucción del tiemp► R d inter¿s del terapeuta,
en°s, un enfoque activo reconfirma P _:5j y su confianza en la
3c^'nTX Estür SltUaC,Ón C|UC' cua™ a lo que el tempeu» es
^terminada intolerancia de situación P cs e han eStado en tra-
cial de contratransferencia quTTXTÉu^"
pUede beneflC í n P°s>bilidad de cambio. En particular, c° P encontrar más y más difícil
explorar esto plenamente dentro de si rf e ainiento por muchos años, el terapeu a p
de cambio. La acumula-
el tratamiento del paciente para aprender d^sf °S mll0S m°men dentarse a darse cuenta cada vez mas de la
Estancamientos en el tratamiento (Capítulo 15) EStanCamien,oieielt
ratamien(o
222 223
,i haber tolerado el estancamiento por un largo periodo de e interpretarse. En un estancamiento extremo i ••

Sí SXSó "s. - »
biar, originándose éste en el terapeuta.
™ la forma de un “quemar todos los puentes” ? i aft,ng °Ut" puede tornar
futuro, con la expectativa implícita de oue plV* V’d* extcrna actual Y cn e!
ponsabilidad; esto deberá interpretarse en reraPeuta asumirá toda la res-
P Todo esto señala la necesidad cmc'al dX Con’lsten.te'.

de las indicaciones y contraindicaciones para tócoa?'""'1*1 culdadosa


ATENCION SOBRE EL TIEMPO Y LAS METAS psicoanalítica intensiva de los pacientes límite ?! , I » ° PslcoteraP‘a
DEL tratamiento sugerido (capítulo 6) que son ¿s tres probkmIs A ° d qUt he

ndades para el trabajo interpretativo en cada ses.ón con^aTnte" HmkT


El terapeuta necesita recordar al paciente de la falta de progreso en el tra­
tamiento, traer a la atención una y otra vez las metas del mismo, establecidas el patrón de transferencia predominante en cualquier momento pan cTar
la situación vrtal inmediata del pacenté y las metas globales del tratamiento
al principio y el aparente descuido de éstas por el paciente en tanto que asu­
me una actitud de que el tratamiento debería y podría seguir para siempre.
En esta conexión, el terapeuta necesita subrayar las diferencias entre las
INTERPRETACIONES DEL AMOR E INTERES DISOCIADOS
metas realistas del tratamiento y las de vida del paciente, como hace notar
Ticho(1972). El terapeuta puede ser útil también bajo las condiciones descritas al inter­
Por ejemplo, una mujer de 45 años que se había divorciado de su esposo
pretar consistentemente la escisión entre las actitudes enojadas, demandantes
como la última forma de representar una larga serie de relaciones sadomaso-
y autoderrotistas del paciente en la transferencia y sus periodos del calma, y
quistas con los hombres (todas las que terminaron en su frustración y decep­
de conducta amigable, relajada, y con muestras de interés hacia el terapeuta.
ción por el abandono de ellos hacia ella) desarrolló una reacción de rabia
Hay necesidad de conjuntar estas islas del yo potencialmente observador, en
prolongada hacia el terapeuta porque él no respondía a los avances amorosos
particular del autointerés que permanece, junto con el área principa] de la
de ella. La interpretación cuidadosa y bastante completa de los significados
personalidad, donde domina la agresión ilimitada e incontrolada. Aunque
de este patrón después de un periodo amplio no había llevado a su solución.
esta táctica pueda parecer obvia en teoría, en la práctica no podemos subes­
Cuando el terapeuta por último se dio cuenta que la paciente había mante­
timar el alivio que puede experimentar un terapeuta en cuando menos algu­
nido la fantasía secreta de casarse con él como parte de su decisión inicial
nos momentos “buenos", tranquilos, relajados en sus interacciones con un
de entrar a tratamiento, él lo confrontó con esta información. Puesta frente
paciente cuyo tratamiento está, por otra pane, volviéndose una pesadilla
a esta confusión no realista de sus metas en la vida y sus metas en el trata­ para él.
miento, la paciente enojada lo terminó y se rehusó a continuar o a iniciarlo
El terapeuta puede sentirse tentado a coludirse con los mecanismos de
con alguna otra persona. El problema de las metas del tratamiento debería
cisión en el paciente como una forma de preservar sus propios sentimientos
haber sido explorado desde el principio del mismo.
buenos sobre el paciente frente a su agresión implacable en general. El tera­
peuta debe hacer un esfuerzo deliberado por mantener en mente que el pa­
ciente ha dado evidencia de una capacidad para trabajar sobre sus problemas
ATENCION SOBRE LA DESTRUCCION DE LA
REALIDAD EXTERNA otro modo no estaría en el ripo de tratamiento en el que está), y el tera-
^uta debe también recordar los aspectos -buenos ' del pacenté. Es esta
Alianza en el potencial del paciente, una confianza basica en su capacidad
La atención sobre las metas amplias del tratamiento debería complernen' para aprender, lo que permite al terapeuta confrontarlo activamente sin
tarse con una atención precisa sobre la realidad inmediata del paciente. Por
lo general, en un estancamiento extremo, prolongado, el paciente también Afabularse en lsl¿ defensivas de amistad y sin ahogarse en sennmxntos
descuida las circunstancias de su realidad inmediata y revela un sentido casi Sí5 quc de ^Acusaciones del pacenté de que el terapeuta lo
consciente de triunfo al vencer sus propios esfuerzos, un triunfo sobre e
terapeuta, cuya impotencia se reconfirma cada día al desarrollarse las sitúa* Ji/foA^paUbras. la confianza en lo que el p«¡en«• p-danegar a ser,
pones imposibles e invitar al desastre. Es esencial que el terapeuta interprete «té Í? la ÍUCrZa deSdC 13 qUe * SlZente. el terapeuta que
T ”?“ '"consciente (y a veces consciente) hacia él expresada en el Puede m' dC lmPl,cacloncs, pnm'^“a en el potencial del pacenté sin ne-
como de ruleta rusa del paciente en su vida diana. ., « mantener este tipo de contianza en r- pacientc trente

inmediaPrtC«"te qUC asurn'r la r«P°nsabilidad de su situación*' ?!a 1 «pecio defensivo de la ■■c«d'a“d?d más efectivo en el ma-
"ein*?res‘ón que abarca todo, estara mas no * conjCTV„ uni imagen
Z vo creo o°m° SUS 3 « «na responsabil'd d
tapia Dsi-oanalíñ esp€rarnos de cualquier paciente que se somete a p5lC , de |, e la transferencia negativa que l1u q jiwCjadas de ¡os aspectos desa-
gtah,’CUalldad« agradables" del pacenté d.soc
X2í contra Uaau:7 pac,ente V -nsutuye la línea básica J
9 acting out de la transferencia puede eval les o terribles de su conducta.
Estancamientos en el tratamiento (Capítulo 15) Estancamientos en el tratamiento
224 225
Un corolario a esta actitud es esperar nada en términos de un cambio de cíente vino a tratamiento porque su esposa -v i j
corto alcance, inmediato, en las sesiones, mantener una actitud conestente hombre. Su objetivo inicial del tratamiento en
de desafío con interés de sesión a sesión, en tanto que se espera que cual- sano de modo que pudiera recobrar a su esposa. Solo después de aíXna d£
ouier cambio tomará un largo tiempo en verdad. El paciente puede estar cusurn del tratamiento y de las metas vitales pudo él darse b,en cuente que el
dispuesto a “mejorar” en atención al terapeuta, tentando asi a este a ali­ tratamiento psicológico no solo no garantizaría el que recuperara a su esposa
mentarle sus esfuerzos por reemplazar la vida con la situación del tratamien­ sino que m siqu.era le aseguraría la posibilidad de establecer otra relación
to. El terapeuta tiene que interpretar este aspecto también. A la larga, la satisfactoria con una mujer; lo más que él podía esperar era un cambio en
combinación de impaciencia sublimada en cada sesión, una actitud cuestio- aquellas actitudes internas que interferían con el potencial de una buena
nadora e interesada, una expectativa de no cambio inmediato, y sin embargo, relación.
confianza respecto a los prospectos para el cambio a largo plazo, pueden La posibilidad decreciente de encontrar una pareja sexual satisfactoria
proporcionar un efecto de apoyo muy fuerte al tratamiento. y en particular una pareja marital al paso de la vida, tiene que ser parte de
La alternativa para esta actitud optimista es una sumisión tranquila, casi la discusión del tratamiento y de las metas vitales. Estas precondiciones per­
masoquista hacia el control omnipotente del paciente en las sesiones, un es­ miten que el terapeuta, durante periodos de estancamiento prolongado,
fuerzo por mantener una imagen de él mismo como una “persona simpáti­ reconfirme en forma interna su confianza de que el paciente tiene poten­
ca”, el desarrollo gradual de lástima por el paciente (una manifestación cialmente algo mejor que esperar.
frecuente en la contraagresión del terapeuta), y la tendencia a, de repente,
rendirse en algún punto con lo que pudiera llamarse una tranquila rabieta
temperamental. Una decisión realista para terminar el tratamiento debiera LA TOLERANCIA DEL TERAPEUTA A LA AGRESION
ser el resultado de un proceso continuo en el que paciente y terapeuta com­
partan la convicción creciente de que no puede lograrse ya mucho más en Debe conservarse en mente que los pacientes límite están luchando contra
una determinada situación de tratamiento. un pasado aterrador y son incapaces de proyectar al futuro ninguna con­
cepción de una vida mejor de la que han tenido. Por tanto, se vuelve algo
muy importante la convicción del terapeuta de que el paciente puede vivir
GANANCIA SECUNDARIA DEL TRATAMIENTO una vida mejor y que la pérdida, enfermedad grave, y el fracaso pueden ser
tolerados y trabajados elabora ti vam en te, si es que no superados por com­
En condiciones de estancamiento crónico, puede ayudar al terapeuta el pleto. La creencia del terapeuta de que es posible “comenzar todo de nuevo”
reevaluar si el paciente en forma realista tiene algo mejor que esperar que puede volverse un instrumento poderoso en la interpretación y trabajo ela­
su vida presente y la situación del tratamiento. A veces el paciente en un boran vo de la transferencia.
estancamiento terapéutico crónico o en una reacción terapéutica negativa Las metas realistas del tratamiento incluyen la aceptación no sólo de
logra contaminar la mente del terapeuta con la convicción creciente de que ‘as deficiencias no resueltas sino de la inevitabilidad de la agresión en la vida
el paciente no puede esperar nada mejor de la vida que lo que ahora tiene, ordinaria. Es esencial que el terapeuta se adapte a y tolere la agresión en sí
que no sena capaz de tener una vida más satisfactoria si estuviera funcionan­ mismo y en los demás. La tolerancia del terapeuta de su propia agresión y
do por su cuenta. de la de las personas que él ama puede hacer más fácil para él interpretar la
Este problema se vuelve particularmente importante con los pacientes agresión del paciente. Hacer frente a la existencia de la agresión en una for-
e e a ma ura y os más viejos, con quienes no puede mantenerse la ilu" rotunda y conservar una actitud realista sobre las limitaciones de la rela­
Jara el ° ° CmaS ^a’?a juventud guarda sus propias promesas jón terapéutica, está en contradisrinción de actitudes tan-antiterapéuticas
como l frialdad obsesiva, el retraimiento narcisista, la “unidad mesiamca
miento si el nari/’r^ supuesto importante evaluar al principio del trata- a
drá algo meior au/ S1 cuan<^° sus metas de tratamiento se logren- ten­ *°n el paciente, y sobre todo, una negación ingenua tipo Pollyanna de la
del ateraDeutarestáernSPerar,3Ue jU SÍtUaCÍ6n de vida Pásente. Por ejemplo- ^bivalencia de todas las relaciones humanas.
que eTXado deí des Zi^0’ la ,Vlda del Pacien* Ya ha í
la posibilidad de amor '^ida^aml paCienJe ha incurrido en términos c
gratificación en general’ es tal . ° traba-Í°’ creatividad, y fuentes
entonces quizá no haya razón nar rtalldad no haY mucho que eSPer . ’
psicoanalítica intensa. P ra someter al paciente a una psicoterap

la vida puede^ser k/qX 'se buTca*0 ** actitud interna del paciente hacia -------- - -------------- -aunque la realidad
miento claramente comprendida pCr° esta deberá ser una meta del tra loT,: Actitud de que todo esta bien y q 1913).
y compartida. Como ilustración: Lln P desmienta (cf. Pollyanna, novela de Eleanor P
Estancamientos en el tratamiento (Capítulo 15) Estancamientos en el tratamiento
226 227
plazo en el tratamiento. La confianza del terapeuta de que el paciente puede funciones “sostenedoras", “maternales" o __________ ■ > _. „
tolerar y aceptar la verdad sobre él mismo, expresa confianza en sus recursos como las que están implícitas en este ennmv, *ln,ente corrtctlvas
potenciales. Por ejemplo, la comprensión del terapeuta de sus propias fanta­ 1976) tienen un valor terapéutico importante «L 00^°“' 196°a' M°de“’
sías sobre las necesidades de pacientes mayores respecto a sexo, compañía complejas que una simple re-creación o reDrcsXar 'P azoncs <luc so,n mas
y efectividad social puede ayudarle a abrirse camino en el uso defensivo del relación normal madre-hijo (lactante) P 1On comPensadora de una
paciente de la edad avanzada como una estratagema para hacer sentir culpa­ La propuesta de Mahler (1971), de que la patología límite está relacio­
ble al terapeuta o como una racionalización para la resignación autodestruc- nada específicamente con la subíase de aproximación del proceso de sepa-
tiva. racion-individuacion me parece que coincide con mi propuesta de que el
problema con los pacientes límite no es la falta de diferenciación del sí mis-
mo del no sí mismo sino la falta de integración de las representaciones bue­
nas y malas del sí mismo y de los objetos. El problema principal con estos
LA FUNCION “SOSTENEDORA” DEL TERAPEUTA
pacientes es su falta de logro de una relación amorosa satisfactoria con un
objeto en el que pueda confiarse y del que se pueda depender frente a su
En el estancamiento terapéutico crónico, el terapeuta desarrolla una función agresión hacia él, a pesar de que se dé cuenta de las deficiencias, frustra­
“sostenedora”. He observado periodos en el psicoanálisis o en la psicoterapia ciones provenientes de aquel objeto, y en el contexto de tolerar culpa do-
psicoanalítica de pacientes límite donde, como sugiere Winnicott (1960a), lorosa, interés y gratitud hacia dicho objeto amado. Aceptar la cercanía y
tiene lugar una regresión silenciosa hacia lo que consiste una forma primitiva el ser comprendido y confiar en el terapeuta requiere para el paciente la
de dependencia del analista, experimentado como una “madre sostenedora”. aceptación de su propia agresión y confianza de que ésta no destruirá al
En estos momentos, la presencia intuitiva y empáticamente comprensiva, terapeuta o su amor por el terapeuta. Para el terapeuta poder “sostener”
puede ser preferible a los efectos perturbadores, experimentados como in­ al paciente significa aceptar la realidad de la agresión de aquél sin ser abru­
trusivos, de las interpretaciones verbales. Estos periodos de cercanía e intimi­ mado por ella, confiar en el potencial de amor del paciente a pesar de sus
dad tranquilas, en los que puede surgir el “sí mismo verdadero” del paciente dificultades actuales para expresar amor, y creer en la posibilidad de que
detrás de su “sí mismo falso” (sus esfuerzos seudoadaptativos artificiales), la vida tiene algo que ofrecer al paciente no obstante sus limitaciones.
difieren dramáticamente de la situación en estados crónicos de estancamien­ Por ejemplo, las tendencias hipocondriacas graves de un paciente dis­
to donde la sensación del paciente de no ser entendido, o amado, por el minuyeron cuando pudo experimentar la capacidad para expresar amor e
terapeuta, y respecto al entremetimiento de éste, es un producto de la ne­ interés por su esposa e hijos. El sentir que ahora era capaz de dar le hizo
gación defensiva del paciente de sus propias necesidades y esfuerzos des­ posible aceptar el prospecto de su futura enfermedad y muerte. Previamente,
tructivos. él había concebido en forma inconsciente la muerte como la condenación
Es verdad que durante los periodos crónicos del “acting out” de la des­ final, como ser devorado por su propia “naturaleza mala en un mundo que
tructividad en la transferencia el que el terapeuta permanezca en silencio estaba vacío y carente de amor. Otra paciente, una mujer con una persona­
y recostado puede aliviar temporalmente la angustia y rabia del paciente. lidad narcisista cuya vida se centraba en mantener una apariencia de juven­
Pero este alivio a menudo resulta que refleja la satisfacción fantaseada del tud y en disimular todas las manifestaciones del proceso de envejecimiento.
paciente de su agresión —por ejemplo, su fantasía de que sus ataques envi* Pudo aceptar el “soltarse” en el sentido de lucir según su edad y aceptar el
diosos han destruido los procesos creativos del terapeuta, particularmente Proceso de la vejez cuando su temor por su terrible envidia de las jovenes
la capacidad para el pensamiento independiente, creativo Así la aparente disminuyó y cuando, a pesar de esta envidia, ella pudo demostrar ínteres en
tolerancia del terapeuta hacia el paciente como él es, puede, a un nivel más ta gente joven que la rodeaba en su vida diaria y en su tra
profundo, alimentar la sensación del paciente respecto del terapeuta como Para el pachte poder aceptar ser “sostenido", depender de otra persona,
s> cediza a sus demandas y destructividad. Esta situación es radicalmente también signd ea aceptar la posibilidad de “soltarse , con el conocimiento
diferente de los momentos de interés silencioso y empatia por parte del de que toX las relaciones son limitadas e inciertas. El requero esencial para
terapeuta que son reconoceos por el paciente al darse cuenta de estas ca;
ractcnsticas del terapeuta. Sin embargo, hay otra función “sostenedora
X XX
P‘a agresión. El logro de esta capaC1^ nía COn el terapeuta aún con las
ejercida por el terapeuta en momentos de estancamiento terapéutico cró­ olverse capaz el paciente de acePtar tamiento y aceptar que el terapeu-
nico; a saber, la que brinda su confian™ „ , tu yerap
untaciones de tiempo de las horas d sesiones con él.
cambiar, su interés por el transcurrir del°riemUa C. PacientC P i
aS a tlenc una vida propia más alia del pací y terapeuta estar emocional-
situaciones crónicas imposibles. mP°> su intolerancia p
Hc subrayado que no es suficientep
t0|erar la agresión sin res-
mente asequible, cálido y demostrar simp
de -o^moZüe^ cn una mOmento conservar una
Ponder en formas contraagresivas; deoe de e él Ueva o no a
fondo óptimo para un enfoque ¡nterpretativ"^^ clar¡dad intelectual, expresada en buenas razón
Estancamientos en el tratamiento (Capitulo 15)
228

cabo ciertas intervenciones. Debe también mantener su capacidad de darse


cuenta de los límites realistas de la efectividad de sus intervenciones.
El tratamiento de los pacientes límite es en general un proceso lento,
incierto y repetitivo de exploración de significados, confrontación, com­
probación de .hipótesis interpretativas, y de trabajo elaborativo de los patro­
16
nes autodestructivos del carácter mas que experiencias de descubrimiento
repentino o un darse cuenta catártico. Los primeros signos, por lo general
débiles, de cambio en cualquier patrón rígido de carácter (como la gran­
Diagnóstico y tratamiento
diosidad maligna, narcisismo autoderrotista, masoquismo crónicamente
triunfador, negación total de la realidad emocional, o la superchería auto-
de pacientes con
perpetuante de la explotación antisocial) pueden ser tan breves y transitorios
que cualquier esperanza originalmente desatada por estos cambios tempranos potencial suicida
pronto se desvanece.
El logro de cambio en la constelación predominante de relaciones objé­
tales interiorizada es un proceso largo y lento. Esta es una razón más de por
qué la impaciencia por el estancamiento en cada sesión debería acompañarse
de una gran paciencia ante la ausencia de cambio (en tanto que se sigue uno
dando cuenta de esta ausencia) durante largo tiempo. Las manifestaciones
DIAGNOSTICO
de crecimiento en la capacidad para el amor, interés y gratitud son por lo
general complejas, turbulentas, y no claras al principio; en contraste, el
Evaluar el potencial suicida durante un estudio diagnóstico inicial es obvia­
odio tiene a menudo una cualidad clarificadora, precisa, delimitadora. En
mente más difícil que cuando el terapeuta ya conoce al paciente. La estima­
tanto que el paciente, en el proceso de su experiencia del odio del terapeuta,
ción del riesgo de suicidio en pacientes a quienes se ve por primera vez en
puede llegar a hacerse o estar preciso, claro, excitado o aun a regocijarse, el
una evaluación diagnóstica debiera tomar en cuenta la gravedad clínica de
interés del terapeuta por su paciente en ese momento puede tener un efecto la depresión, los trastornos afectivos superpuestos en la organización límite
confuso y hasta algo desorganizador sobre su propio pensamiento. Y sin de la personalidad, y la automutilación crónica y el suicidio como un “estilo
embargo, esta confusión y turbulencia son la materia prima para la compren­
sión creciente del terapeuta respecto del paciente. Las etapas iniciales de de vida”.
“humanización” del paciente pueden tomar la forma de caos, depresión y
sufrimiento. No hay modo fácil en el largo camino hacia la comprensión. gravedad el ínica de la depresión
La expectativa de que nuestro conocimiento en aumento acortará el cidaatCnC10n Cn ^ia^n®st*co incluye tanto la intensidad de la ideación sui-
tratamiento psicológico de la patología grave del carácter y de los trastornos la 2 P^anes Para Ia acción, así como el grado al que la depresión afecta a
límite, puede representar una ilusión más sobre el proceso, técnica y resul­ j°?dUcta’ el humor y la ideación. La gravedad de la depresión puede ser
tado de la psicoterapia. Pero la posibilidad de diagnosticar los patrones prin­ (v *^a P°r graóo en el que la conducta se aminora, la ideación se retarda
or
cipales de transferencia que reflejan los conflictos predominantes en el área Un ^ 1° tanto la concentración se afecta), y se reemplaza la tristeza con
de las relaciones objétales de los pacientes límite después de un periodo li­ animo vacío, congelado con una sensación subjetiva de despersonaliza-
mitado de tratamiento parece una consecuencia realista de nuestro conoci­ (refl Ademas’ Ia presencia o ausencia de síntomas biológicos de depresión
miento cada vez mayor sobre estos pacientes. Un diagnóstico tan temprano c Nejados en los patrones de alimentación, peso, patrones de sueño, fuñ­
debería capacitamos a definir en forma más concreta, después de un periodo ones digestivas, ritmo diario del afecto depresivo, patrones de menstrua-
°n> deseo sexual, tono muscular) proporciona información crucial respecto
de psicoterapia inicial qué cambios significativos pueden esperarse en estos a
patrones y sus respectivas secuencias: Aquí puede existir un área para la cl gravedad de la depresión. En general, en tanto más grave la depresión
¿*n,ca que acompaña la intención e ideac.ón suicida, mas agudo el peligro,
vestigacion sobre el proceso y resultado de la psicoterapia intensiva pacientes con episodios depresivos importantes que no sufren de orga-
,n?2ac'ón límite de íá personalidad, el riesgo de smcd.o se marca part.cu-

tes: ir-" '■ “

229
Pacientes con potencial suicida (Capítulo 16) Pacientes con potencial suicida 231
230

gente en pacientes que muestran las tres series de indicadores (ideación e es menos claro. El peligro es grande, bajo estas circunstancias, de*que el
intención suicida, retardo depresivo de fundones psíqutcas y rasgos b.olo- clínico subestime la gravedad de las intenciones suicidas, en particular sí
gicos de depresión) simultáneamente. la historia del paciente sugiere que estas intenciones han sido crónicas y más
En contraste, el grado al que la conducta histriónica esté presente -la integradas con su estructura básica de personalidad de lo que es ahora el
manifestación dramática de afecto en las personalidades infantiles- es me­ caso. Un potencial suicida agudo y grave puede subestimarse si el paciente
tiene una larga historia de trastornos de la personalidad con depresiones
nos relevante para la evaluación de la gravedad de la depresión y riesgo de
recurrentes sin intención suicida. Cuando la sintomatología emocional que
suicidio. Puede haber peligro agudo de suicidio en pacientes cuya conducta
se presenta es hipomaniaca más que depresiva, hay aún mayor peligro de
dramática persuada al terapeuta a hacer a un lado la gravedad de la depre­
pasar por alto el potencial suicida ligado a un cambio repentino hacia una
sión, o cuya alegría histriónica momentánea y labilidad general en el afecto fase depresiva.
transmiten la falsa impresión de que la depresión no es grave.
Lo que me ha impresionado al evaluar el potencial suicida de los pacien­
tes límite es la inutilidad de las racionalizaciones conscientes de los pacien­ La automutilación crónica y el suicidio como un “estilo de vida”
tes, como la expresión de “necesidades de dependencia”, “desesperanza” F.1 diagnóstico del DSM-lll del trastorno límite de la personalidad subraya
experimentada conscientemente, pérdida de la capacidad para "confiar”, las tendencias crónicamente suicidas y automutilantcs como característi­
suicidio como un “grito por ayuda”, y diversas racionalizaciones de su de­ cas principales de estos pacientes. Clínicamente, se encuentran estas ten­
presión que estos pacientes a menudo expresan en la entrevista inicial. F.n dencias en pacientes con personalidad infantil, narcisista funcionando en
la práctica clínica, la cuestión no es si un paciente tiene un sentimiento un nivel límite abierto, personalidades “como sí”, y otros pacientes con
general de “desesperanza” sino sobre qué, concretamente, está él desespe­ organización límite de personalidad cuya característica principal es la seu-
ranzado. ¿de recibir amor de un objeto que él experimenta en forma ambi­ dología fantástica. Por último, algunos pacientes atípicos, crónicamente
valente? ¿De ser capaz de controlar un objeto o de llevar a cabo un acto de psicoticos, pueden mimetizar a este tipo de pacientes límite. Para fines prác­
venganza? De igual modo, el problema no es si él es capaz de "confiar” en el ticos, es útil evaluar a todos estos pacientes en forma descriptiva y psicodi-
terapeuta -no hay razón para esperar que un paciente confíe en nadie a nanuca (o sea, en términos de las funciones de las operaciones defensivas
quien apenas conoce— sino si él está dispuesto a comunicar honestamente y relaciones objétales primitivas que dominan en la transferencia). Esta
algo de sí mismo sin importar cómo se siente respecto al terapeuta. Un ras­ evaluación combinada permite la distinción de varios subgrupos.
go común de todos estos problemas es la necesidad de evaluar la ganancia
1- Una constelación frecuente es la presencia de conducta automuti-
secundaria de la conducta suicida, lo que lleva a la valoración de suicidio
como un “estilo de vida”. lante crónica en pacientes con personalidad predominantemente infantil
y organización límite de personalidad, el tipo que corresponde muy ínti­
El mal uso de conceptos psicoanalíticos al construir las hipótesis diná­
camente al diagnóstico descriptivo del trastorno límite de personalidad
micas para evaluar el potencial suicida puede ser un factor clave para fracasar en el ÜSM-1IL Clínicamente, la conducta automutilantc y/o los gestos sui-
en el diagnóstico y tratamiento apropiados de pacientes límite gravemente c‘das surgen en momentos de ataques de rabia intensa o rabia mezclada
suicidas. Los factores psicodinámicos son en verdad importantes, pero tienen c°n brotes temporales de depresión. A menudo una exploración adicional,
que sopesarse con base en las relaciones objétales representadas actualmente
muestra que estos gestos están destinados a establecer o re-establecer con­
c°n el terapeuta mas que evaluarse con base en las fantasías del paciente
expresadas de manera consciente. sol sobre el entorno al evocar sentimientos de culpa en los demás —cuando,
por ejemplo, se rompe una relación con una pareja sexual o cuando los
padr« se oponen fuertemente a los deseos del paciente. Otras veces, la con-
Trastornos afectivos importantes superpuestos a la d.Ucta suicida o automutilantc puede ser una expresión de culpa incons-
organización límite de personalidad Clentc por el éxito o por la profundizac.ón de una relación ps.corerapeutica

Los pacientes con trastorno maniaco-depresivo “bona fide”, pueden P^¿gico hiendo esta última un tipo relativamente benigno de reacción terapéutica
ne**tiva. Los pacientes con una historia de reacc.on terapeunca negativa
una organización límite de personalidad como el xrasfondo caractc
estable contra el que se desarrollan los episodios cíclicos afectivos- ^üC fenen rasgos infantiles combinados con caracrcr.sfcas dcpres.vo-ma-
nóstico y tratamiento clínico son más complicados con estos PaC'J^ eSivos S0^as corren en particular el ^"^^Lril.ctón crónica,
:on el tipo encontrado con más frecuencia, de pacientes maniaco-dep
con organización normal o neurótica de la personalidad. Según mi cXp eno* '¡gado rrP0 de conducta. mUC ’.u?dd» es una expresión de lo que yo
llam Con frecucnc¡a a tendencias ’ fcn¿meno se encuentra
cia, muchos pacientes con organización límite responden en forma en n° narciíiismo maligno (ver íaP,tu c t/uctura Jc personalidad pre-
satisfactoria al tratamiento psicofarmacológico para una enfermedad . dnrfaClvntes con organización limite y ft¡ve| límite abierto -es
cional importante, que sus contrapartes normales o neuróticas, y la -onal deei ,nantcrn<mte narcisista funcionan . tolerancia a la ansiedad
ción entre episodios psicóticos y periodos latentes de enfermedad etnoc Qtc,r> con una falta general de control de impulsa
Pacientes con potencial suicida (Capítulo 16) Pacientes con
232 potencial suicida 233
V canalización sublimaron». Estos pacientes uenen estilos de vida que son integrada de o que es verdad en la mayoría de los casos de esquiiofrenia
L caóticos como el de la personalidad infantil, con la que son confundí- paranoide. Estos páctenles a menudo no sattsfacen los criterios elí «s
dos con frecuencia. Sin embargo, en contraste con la dependencia intensa torno psicotico en una base puramente descriptiva. Sólo un diagnóstico
v conducta de aferramiento de las personalidades infantiles (o, hablando estructural (ver capítulos 1 y 2) revela pérdida de la prueba de realidad
más en general, de pacientes límite sin narcisismo patológico), estos pacien­ Estos son pacientes con organización de personalidad esencialmente psicó-
tes básicamente se mantienen apartados y no involucrados con los demás-, tica cuyas depresiones intermitentes pueden adquirir rasgos psicóticos con
sus ataques de rabia y/o depresión ocurren cuando su grandiosidad patoló­ ideas depresivas sobrevaluadas o hasta delirantes. Cuando estos pacientes
gica es desafiada y experimentan una sensación traumática de humillación no están en un episodio depresivo se encuentran retraídos y reservados
o derrota. socialmente en las interacciones terapéuticas. Con frecuencia revelan una
El narcisismo maligno se refiere a pacientes que presentan una infiltra­ historia de intentos de suicidio atrevidos, marcados por grados de crueldad
ción de agresión en el sí mismo grandioso patológico que caracteriza a la insólitos o rasgos altamente idiosincrásicos (correspondientes a sus fanta­
personalidad narcisista. En contraste con el tipo ordinario de personalidad sías auristas sobre transformaciones corporales o psicológicas). También
narcisista, estos pacientes experimentan una autoestima y confirmación de se puede incluir aquí, a aquellos pacientes que intentan el suicidio bajo el
su grandiosidad aumentadas cuando pueden expresar la agresión hacia sí efecto de delirios persecutorios o demandas alucinatorias. De hecho, he
mismos o los demás. El placer en la crueldad, las perversiones sexuales sá­ visto varios pacientes que abrigan delirios de que están condenados a morir
dicas, y la automutilación experimentada como placentera, son parte de o tienen órdenes de matarse. Estos delirios pueden alargarse por años dentro
este cuadro. La sensación que transmiten estos pacientes de ser capaces de de un contexto de depresión, apartamiento esquizoide o rasgos paranoides
dañarse o hasta matarse tranquilamente, en contraste con el temor y de­ de personalidad.
sesperación y los esfuerzos “suplicantes” de sus parientes o del personal
a cargo, por mantenerlos vivos y conservar sus contactos humanos, ilustra
una distorsión dramática de la gratificación para la autoestima. La grandio­ TRATAMIENTO CLINICO
sidad de los pacientes es satisfecha por su sentimiento de triunfo sobre el
temor al dolor y a la muerte y. aun nivel inconsciente, por su sensación La primera área de interés es la gravedad de la depresión, que, superpuesta
de tener control sobre la muerte. Algunos pacientes con anorexia nerviosa a la organización límite de la personalidad, pueda implicar un riesgo de
pertenecen a este subtipo. suicidio. En mi opinión, los pacientes con organización límite de la perso­
Ambos tipos de pacientes recién descritos pueden además presentar abu­ nalidad y un trastorno emocional importante superpuesto que presentan
so crónico de drogas, alcoholismo o ambos. Bajo estas circunstancias, los ideación suicida requieren hospitalización inmediata, tratamiento psicofar-
riesgos de suicidio aumentan y el pronóstico es aún menos favorable, en macológico para el trastorno emocional, y, si hay una historia de falta de
especial para pacientes con narcisismo maligno. Si estos pacientes tam­ respuesta al tratamiento psicofarmacológico o un potencial suicida seria­
bién presentan rasgos antisociales (típicamente, deshonestidad respecto a mente agudo, tratamiento electroconvulsivo. Los pacientes que presentan
su uso de drogas o alcohol), el riesgo de suicidio se amplía aún más. Los una historia de intentos de suicidio atrevidos, organización psiconca de la
pacientes que demuestran en forma simultánea impulsividad general, des­ Personalidad, o un síndrome psicótico en el presente (ya sea cs<?u,^fr^®’
honestidad tendencias automutilantes crónicas, abuso de alcohol y/o drogas, esquizoafectivo o paranoide) e ideación suicida, ^uJXTdrome os"
y una profunda frialdad mterpersonal o inasequibilidad emocional, pueden hospitalización para diagnóstico y tratamiento inte"S! f . dc honesti-
desarrollar conducta su,oda en cualquier momento-, el riesgo no puede ser
^d en sus comunicaciones con el qa
±u™c=entr “ mngÚn pUnt° esPccífico- Es« hech° "iene d rrat miento del síndrome
Fn mi eXrie P C°ngen,to « cualquier labor de tratamiento, nesgo de suicidio altos. En todos lo ’ □ i trastomo subyacente
de paci™tes nsíouiámi laS CT de Suicidio más frecuentes por parte Psicótico tiene precedencia sobre cl Va * |¡Ca por lo general, tratamiento
la vida del paciente duranr°SP¡W 1Zados’ son e' control insuficiente sobre e la personalidad. En la practica c P pos¡ble tratamjen-
nacTón desastrosa'de dornasí* PaCÍent£S ^ía- PS’Cotarmacológico, cuando menos h P , .QSa de la historia psiquiátrica
t0 electroconvulsivo, y una organización .
¡¿ del riesg0 de suicidio
cientes deprimidos psicóticamente que eltán c í0™*tan c hn,camente en me oria “ P Pfvia del paciente en preparación. parala^aluac.o^ e
3. Un tercer tipo de automndíL• ' ’ z ’ J ; ...
largo plazo una vez que la psicosis gu paciente limite con el
cionada, está presente en ciertos tra 1°° Cron,5a V conducta suicida reí
ticos que imitan los trastornos línútl T™ anPicos’ crónicamente ps* La combinación de impuls^ crónica c
J"“ ’■ ™ un episodio . -----------------
maniaco y/o
dc si la historia pasada del
esquizofrénicos crónicos (la verdadero « ° 5emPl0’ algunos paciente P°tencial agudo para un intento ión aun
otros con trastorno esquizoafectivo ' es9uizofrenia seudoneurótica /» Opresivo dificultoso requiere hoS P^r_afirmante y élél na ha logrado
icgrauyestablecer
y-»,.™
des crónicas que presentan una M^°niC°’ y al8unos con psicosis paran0»' Puente es bien conocida y al Qu,Za d
estructura de personalidad mucho mejor na relación psicoterapéutica con u P
234 Pacientes con potencial suicida (Capítulo 16) Pacientes con potencial suicida
235
más peligroso del tratamiento de tales pacientes es cuando se están recupe-
rando de una grave depresión psicótica aguda. Los intentos de suicidio en
todo caso, es más probable que ocurran en esta etapa y, en estos casos las bargo. no es conveniente confiar en un convenio
intenciones suicidas se empañan por la reaparición de la usual patología intenciones su.e.das o conducta ,gual surgen en el curso de un tratamiento
grave del carácter del paciente. Dar de alta en forma prematura a pacientes ps.coterapeut.co mtens.vo adecuado y que dan evidencia del desarrollo de
deprimidos a causa de su dramática mejoría sintomática aparente y su ne­ una reacción terapeuta negativa crónica F.s preferible hacer iniciar a estos
gación enfática de intenciones suicidas, es un factor importante que alienta pacientes una nueva relación ps.coterapéutica en el hospital con un terapeuta
al suicidio después de su salida. Esta práctica es probable que se haya vuelto diferente. Obviamente, si la historia pasada indica que el paciente ha sido
más frecuente dada la combinación de presiones económicas, burocráticas capaz de responder de manera positiva al tratamiento psicoterapéutico, se
e ideológicas para dar de alta en forma más rápida de los hospitales psiquiá­ refuerza la posibilidad de iniciar el tratamiento como paciente externo.
tricos a los pacientes. En todos los casos, si el que diagnostica está convencido que el paciente
Puede plantearse la cuestión de tratamiento interno o externo en pacien­ se está comunicando honestamente con él, con base en la evidencia sólida
tes con organización límite que no presentan un trastorno emocional impor­ de la historia pasada de! paciente y en su interacción presente, es probable
tante o algún otro síndrome psicótico, y donde la intención de suicidio y que sea más precisa su estimación día a día respecto del potencial suicida
el humor depresivo no se acompañen de síntomas biológicos de depresión del paciente.
o retardamiento de la conducta, contenido del pensamiento o humor —en Si lo indicado es la hospitalización pero el paciente se rehúsa a aceptarla,
otras palabras, donde la depresión misma no aparece como clínicamente la responsabilidad del psiquiatra incluye la movilización de todos los recursos
grave. Una variable muy importante es la presencia de rasgos antisociales, sociales y legales para permitir el inicio del tratamiento bajo condiciones
en particular cualquier evidencia de deshonestidad respecto a lo que el pa­ óptimas. Bajo ninguna circunstancia el psiquiatra deberá llevar a cabo un tra­
ciente dice de sí mismo. Si la historia pasada muestra que ha retenido in­ tamiento bajo condiciones que aumenten el peligro de suicidio. Aquí la ten­
formación con otros psiquiatras o psicoterapeutas, en especial respecto a dencia inconsciente a “jugar a Dios”, es la contrapartida de una peligrosa
intentos de suicidio, alcoholismo o abuso de drogas, es preferible suponer ingenuidad en descuidar la gravedad de las tendencias destructivas en el pa­
que la información del paciente no puede considerarse confiable tampoco ciente y su familia. Un factor frecuente que puede precipitar el suicidio en
en el presente y que es mejor hospitalizarlo para una evaluación más cuida­ pacientes límite en tratamiento externo es, desgraciadamente, la avenencia
dosa de su conducta y potencial suicida presentes. del terapeuta a tratar a estos pacientes en circunstancias menos que óptimas
Los pacientes que muestran falta de interés en ellos mismos y una actitud ~por ejemplo, permitirles rechazar ciertos aspectos del tratamiento (medi­
indiferente, despectiva o halagadora hacia el diagnosticador en tanto que cación, cuidado diurno, involucración de la familia y asi sucesivamente) o
simultáneamente presentan evidencia de conducta suicida, deberán conside­ aceptar su falta de asistencia regular a las sesiones, o falta de comunicación
rarse como potencialmente deshonestos y, por tanto, con un riesgo de suici- abierta. ,.
dio alto. Confrontar discretamente al paciente con la discrepancia entre su La discusión consistente, directa, del potencial suicida cromeodel pa-
Clente es un aspecto clave del tratamiento hospitalano de todos los frentes
conducta suicida y su aparente falta de interés sobre dicha conducta, puede
clarificar el grado al que son responsables los mecanismos de escisión y ne­ ''mite con estas características suic.das crónicas. He un
gación, contrapuestos a la manipulación consciente y a la deshonestidad- La <Ne es un error clásico dar de alta en forma prematu P jepresi¿n
rabia de un paciente cuando se le confronta con aspectos contradictorios trastorno emocional importante cuando su nJcjor,a , frecuente desa-
de su conducta dará al que diagnostica algo de base para evaluar el potencial aumenta su suicida, Un error^po.? igualI devastador
suicida; un paciente que es evasivo y reservado no permite una evaluación °nu nada mente, es el esfuerzo por parte d p . bIes gratificantes
profunda de su realidad psíquica En todos los casos, el que diagnostica tie- Part|cipar a los pacientes límite en ,ntcrajc^e sus fon(juctas malignas, mi­
ne que evacuar no solo las comunicaciones verbales del paciente sino su con- entras que ignoran o niegan la grav . énfasis sobre el peligro
ducta total. Esta observación pudiera parecer superflua si no se observara *jlPuladoras, deshonestas. No puede baccrs^ ’ toC¡aS cstas señales de adver-
e reforzar los mecanismos de escisión a
con tanta frecuencia una tendencia peligrosa de los que diagnostican, a aj.pcctos -positivos”
subestimar las muchas formas que pueden revestir la agresión humana V ncia como episodios aislados y el po
la agresión contra el sí mismo. F e interacciones de los pacientes. de conducta contradictoria
ones de conducta contradictoria
Los pacientes con rasgos infantiles y masoquistas que no presentan dro- . confrontación consistente de los P interés en sí mismo, sobre
gad.cc.on o alcohol,smo, cuya actitud es de dependencia y aferramiento y Paciente, una atención fija ^bre su w con los demás, sobre su
no reservada o retra.da y cuya comunicación honesta sobre sí mismos se
combina con la expresión de inferí ™ soore si mui
tratarse en forma tentativa como nacientesU. Pr°P,a cn^crmc^a^» r
al psiquiatra examinador de su compromiso txtcrnos SI
°mpromiso a pueden conv
no actuar sus impulsos suicida» «-X
Pacientes con potencial suicida (Capítulo lf¡) Pacientes con potencial suicida
237
igual modo puede diagnosticarse mejor la capacidad del paciente para res­ se vuelve un aspecto esencial de la rémic-^ ~
ponsabilizarse de sí mismo, para colaborar en forma honesta con los es­ “ mpre presente en las mrerpretac^S^^^
fuerzos psicoterapéuticos, bajo circunstancias de comunicaciones abiertas y Cuarto, es importante que el terapeuta que tratad pacientes Scon
directas -si bien, también desafiantes y enojadas- y pueden desarrollarse potencial su.cida comeo en un contexto de tratamiento externo, no acepte
con más facilidad planes realistas para después de dársele de alta. F.n con­ arreglos imposibles para dicho tratamiento que requieran esfuerzos insólitos
traste, una atmósfera de cordialidad superficial y de negación subyacente 0 medidas heroicas de su parte. A la larga, cada vez que se demanda más del
de las dificultades del paciente, a menudo resulta en una conducta auto- terapeuta de lo que sena razonable en el tratamiento promedio, el resultado
destructiva renovada, automutilante o suicida, una vez que el paciente ha final es un reforzamiento del potencia! autodestructivo del paciente. A veces,
dejado el hospital. aun los psicoterapeutas y el personal del hospital pueden en forma gradual
En muchos casos, la gravedad del potencial autodestructivo crónico desarrollar el deseo inconsciente (y aun consciente) de que el paciente impo­
del paciente, no puede reducirse en forma significativa ni siquiera durante sible “desapareciera”, representando así en la contratransferencia los propios
los periodos de hospitalización largos. A veces, la aceptación de un riesgo deseos de muerte del paciente, y los deseos de muerte de su familia hacia él.
crónico de suicidio es el precio del tratamiento como paciente externo, y En esta coyuntura, la ingenuidad respecto al potencial suicida de un pacien­
se espera que esto desafiará al paciente a un estilo de vida más productivo te no es poco frecuente que vaya al parejo con la ingenuidad a la actitud de
y a una relación psicoterapéutica en el contexto del mundo real, a diferen­ la familia hacia el paciente -específicamente, sus deseos de muerte hacia el
cia del entorno artificialmente protector del hospital. ¿Qué puede hacerse que consideran un miembro imposible de la familia. A menudo, el personal
para reducir los riesgos de suicidio del paciente bajo tales circunstancias? del hospital es confrontado por una familia que ha hecho intentos vigorosos
Antes que nada, las ganancias secundarias de la conducta suicida tienen por obtener que den de alta a un paciente que es fuertemente suicida, bajo
que diagnosticarse y controlarse. Deberán interpretarse y ponerse bajo con­ promesa de transferirlo a otro escenario psicoterapéutico, sólo para darle
trol las amenazas y conducta suicidas crónicas que reflejan el “acting out” entonces “inocentemente” al paciente el tiempo y lugar para que se mate.
de tendencias sádicas disociadas hacia la familia del paciente, lo que le per­ La mejor forma de contrarrestar los deseos de muerte del paciente es to­
mite dominar a la familia y combinar la ganancia primaria y secundaria de marlos muy en serio y considerar la contaminación que traen al entorno
la enfermedad. El trabajo con la familia del paciente puede volverse una inmediato del mismo.
parte crucial del tratamiento. Es importante para los pacientes aprender Como enfatizo en otra parte (ver capítulo 19), la aceptación del tera­
que sus amenazas de suicidio no tienen poder sobre el terapeuta. peuta de la posibilidad de fracasar con un paciente es un elemento esencial
El debe trasmitir al paciente que se sentiría triste pero no responsable en el tratamiento de pacientes con narcisismo maligno y potencial suicida
si el paciente se matara y que su vida no se afectaría en forma significativa grave. También necesita explorarse y resolverse en el tratamiento la fantasía
por tal suceso. El terapeuta crea asi una base sana para una nueva relación inconsciente o consciente de que el terapeuta quiere en forma desesperada
objetal, distinta a aquéllas que el paciente ha tenido con su familia. que el paciente permanezca vivo y de que este último, por o tanto, tiene
Segundo, el terapeuta deberá decirle a la familia del paciente que éste poder sobre el terapeuta, así como sobre la vida y la muerte.
esta crónicamente apto para cometer suicidio, indicándoles que el paciente Cada intento o consumación de suicidio implica a ac^a^’
sufre de lo que podría describirse como un cáncer psicológico del que po_ agresión intensa no sólo dentro del paciente sino dentro W
dría morir en cualquier momento. El terapeuta deberá decirles a todos personal inmediato. El psicoterapeuta que parece rea . contraagre-
aquellos interesados que él está dispuesto a comprometerse en un esfuerzo y preocupación ante el paciente suicida esta negan o p d bc ser
psicoterapeunco para ayudar al paciente a vencer esta enfermedad, pero el sión y haciendo el juego a la dinámica .^XaóemX" - anhdo
no debe asegurar con firmeza que tendrá éxito ni garantizar la protección capaz de empatizar con las tentaciones su P vengarse
de paz, con su excitación de agresión a^ngida, con s,a placer d^
contra el suicidio durante el largo periodo del tratamiento. Esta definición
realista del tratamiento puede ser una manera de lo más efectiva para pr°' contra los demás significantes, con su en ]os ¡^pulsos suicidas. Solo
teger a relacen pseoterapéutica del involúcramelo destructivo de otros 'a sensación exhilarante de poder imp d permitir al paciente ex-
miembros de la familia, y de los esfuerzos del paciente por controlar la «' «c tipo de empatia por parte del terapeuta puede per
Plorar estos problemas abiertamente en el wat muchos meses bajo
^68) caracterizad0 teraPCUU UnS “^«transferencia indirecta” (Racker, Cualquier relación psicoterapéutica qu responsabilidades cía-
JectV’a^Xpcson^ Sen“tos d" -Ipa Y temores parano.des res- condiciones no realistas, sin comunican participantes, puede
«"tente delimitadas y aceptadas Por ial sulC1da del paciente. Hay
potenciai suicida ta"tlȎn estar jugando una parte P
‘‘ ^onociendo la impos.büidad de
° autxí
jido en el análisis de todas las interacóo Se c°nsls«"temente y piones en lasque un ps.coterapeuta^ binarlo, aun siel pácteme
la situación del tratamiento, nene e valor d
justicia plena a esta recomendación K CO" el Es viva una relación sado
unado. Para propios US1 la amenaza de suicidio para watar
238 Pacientes con potencial suicida (Capítulo lQ)

masoquista. Tal terminación del tratamiento deberá corresponder no a un


"acting out” impulsivo de la contratransferencia sino a un plan bien medi­
tado que quizá tenga que incluir un hospitalización temporal en tanto que
el psicoterapeuta se autolibera del compromiso del tratamiento, amplío
trabajo con la familia, y/o largas consultas por parte del terapeuta con un
colega de experiencia. La mejor forma de ayudar a algunos pacientes es que
el terapeuta reconozca en forma honesta que quizá él no sea capaz de ayu­
17
darlos, que quizá los ayude mejor un colega, o que no se les puede ayudar
en absoluto en esta etapa de nuestro conocimiento y recursos terapéuticos. Contratransferencia,
regresión en la
transferencia, y la
incapacidad para depender

DIMENSIONES DE LA CONTRATRANSFERENCIA

La relación entre la contratransferencia y la personalidad del psicoanalista


puede considerarse según tres dimensiones conceptuales cuando menos. La
primera es la que yo llamo dimensión espacial, o de “campo”, y se refiere
a lo que en realidad se incluye bajo el término contratransferencia. Pienso
en este campo como una serie de círculos concéntricos, los interiores re­
presentando los conceptos estrictos de la contratransferencia, los exteriores
los más amplios. La dimensión temporal diferencia las reacciones de con­
tratransferencia agudas de las “permanentes” a largo plazo. Una tercer di­
mensión se representa por la gravedad de la enfermedad del paciente.

® campo*’ de la contratransferencia
contratransferencia definida estrictamente, como es lo prevalente den-
r° de la psicología del yo, es la reacción inconsciente del analista hacia el

Paciente (Little, 1951; Reich, 1951). Podemos restringir más el término a


,a reacción inconsciente del analista hacia la transferencia del paciente
^ernberg, 1975). Este concepto está de acuerdo con el significado original
contratransferencia en la literatura psicoanalítica y permite en forma ade­
mada partes “inexpugnables” en la comprensión del material del paciente
invadas de los conflictos neuróticos no resueltos del analista.
_ Ün segundo círculo, más amplio, que comprende al pnmero, amplia el
'on«pto a las reacciones totales conscientes e .«conscientes del analista
?cia paciente Este concepto incluye las respuestas emocionales apropia-
d* del anafe" a transfXcias del paciente y a la realdad de la «da del

239
240 Incapacidad para depender (Capitulan) Incapacidad para depender
241
mismo y los efectos emocionales en la situación del tratamiento determina- Si bien estos aspectos reales del analista ««
dos por la propia realidad del analista en cuanto esta puede ser afectada por de los desarrollos de transferencia, no niegan el nT" 3 * rac,onaJ,zacl<’n
transferencia del paciente, y no corres non den gen en e Pasa^° de la
el paciente La justificación para este concepto mas amplio de contratrans­
□rácrer del analista inc na/ en necesariamente a la patología
ferencia se deriva de los efectos sobre el tratamiento de las transferencias de carácter del analista. Los pacientes tapidamente se hacen expertos en
profundamente regresivas de los pacientes límite, el acting out que carac­ detectar las características de personalidad del analista, y las reacuñes de
teriza la patología grave del carácter en general, y la destructividad incons­ transferencia a menudo surgen pnmero en este contempero concluíque
ciente (y consciente) de algunos pacientes límite narcisistas y paranoides todas las reacciones de transferencia son en el fondo, cuando menos en par­
narcisistas, que puede amenazar no sólo al tratamiento sino la vida del pa­ te, reacciones inconscientes o conscientes a la realidad del analista es ma-
ciente —y aun la del analista. lentender la naturaleza de la transferencia. Esta es el aspecto inapropiado
Un círculo aún más amplio incluye, además de las dos mencionadas, de la reacción del paciente hacia el analista. El análisis de la transferencia
la reacción específica habitual de cualquier analista en particular a varios puede comenzar al dejar abierta el analista la realidad de las observaciones
tipos de pacientes, una reacción que incluye disposiciones y manifestaciones del paciente y al explorar por qué algunas observaciones particulares son
de contratransferencia según se definen y los rasgos generales de persona­ importantes en algún momento particular.
lidad del analista. Ciertos rasgos de personalidad pueden activarse en ciertas Si el analista se da cuenta de rasgos realistas de su personalidad y es
situaciones de tratamiento, con funciones defensivas y adaptativas en res­ capaz de aceptarlos sin defensividad o negación narcisistas, su actitud emo­
puesta a ataques violentos en la transferencia. cional le permitirá transmitir al paciente: “Así que, si usted está respondien­
Mucha de la controversia aparente respecto al manejo de la contratrans­ do a algo en mí, ¿cómo podemos entender la intensidad de su reacción?”.
ferencia se deriva de las diferentes formas en las que se ha definido. Una Pero la patología de carácter del analista puede ser tal que la reacción de
definición amplia que incluya el campo espacial completo de los fenómenos transferencia del paciente hacia él dé como resultado la erosión de la neu­
de contratransferencia puede resolver el problema si bien, diferenciando con tralidad técnica. Cuando el analista es incapaz de discriminar entre las per­
claridad los componentes de este campo. cepciones realistas y las no realistas del paciente respecto de él, entonces
está en operación la contratransferencia.
La dimensión temporal
Con base en el tiempo pueden distinguirse tres tipos de reacciones de con- La contratransferencia y la gravedad de la patología del paciente
cratransferencia. Primero, están las agudas o efímeras, que, según como
se define la contratransferencia, pueden determinarse sólo por la transfe­ He descrito en trabajos anteriores (1975), un “continuum” de reacciones de
rencia del paciente o por la interacción total paciente/analista. contratransferencia, que van desde respuestas al paciente típico en análisis
En seguida están las distorsiones de larga duración de la transferencia: que establece una neurosis de transferencia bien diferenciada, hasta reac­
distorsiones sutiles, graduales y en expansión insidiosa de la actitud del ciones a un paciente psicótico con transferencia psicótica. Las reacciones
analista hacia el paciente después de un largo periodo. Como señaló Tower de contra transferencia a los trastornos límite y al narcisismo patológico
(1956), a menudo éstas se reconocen sólo retrospectivamente. Por lo gene­ ocupan una posición intermedia en este continuum. En tanto más regresión
tenga el paciente, más obliga al analista a reactivar rasgos regresivos en sí
ral, ocurren al trabajar con un patrón particular de transferencia, en especial
mismo para conservarse en contacto con el paciente. Esto trae a primer
en las etapas iniciales del tratamiento, cuando la resistencia lo intensifica. La
término la personalidad total del analista. En tanto mas regresión del pa­
resolución de ese patrón de transferencia por la interpretación puede ilumi­ tente, más infiltrados sus conflictos patogénicos característicos por la agre-
nar la distorsión crónica de la contratransferencia, que ahora desaparece, Slon primitiva, expresada en la transferencia como ataques dir«^ 0 ‘
junto con el cambio en la transferencia. El analista puede ponerse alerta a
tectos sobre el analista Estos ataques activan una respuesta emocional en
estas reacciones de con tra transferencia a largo plazo comparando la reacción
“analista que refleja según señalaba Wlnnicott (1949b su^onnosolo
especial que un paciente determinado evoca en él con sus reacciones a ala transferencia sino también a la relación total pac.ente/anid islxBajo tales
otros pacientes.
Clrcunstancias, el concepto más amplio de con r ¿ reaccio-
cia re?cción.todavía más extendida de la contratransferen- rac‘onal. En tanto más regresión del paciente, mas globales serán lasIas
rea
oue eül cree ?v SferenC1\ Permanente” descrita Por Re,ch (1951)’ * emocionales del analista. ronces incluyen no sólo disposi-
Apenas es necesarí° ^onven®°i refleJa la patología de carácter del analista-
laPers°"alidad del analista juega un papel en
. Las reacciones globales del analista, „t.rín(y¡do sino también lo que
culuier anS S» nes
n° de contratransferencia en uni sentido >represen-
paciente no pueda dtf ‘C,On de neutral'dad técnica no significa que el Hacker (1957), llama “identificaciones comP adas. Se enriquece asi la
conducta, actitudes y "Cccion^s Tf’T mUCh°S asPectos de la ^^"ho «dones objétales del paciente activadas y p J Jcs interiorizadas actua-
pudiéramos decir que los padenl f T rCileS del analista’ °C hrt ,Ornprensión del analista sobre las relaciónes } b en contraste con
das inconscientemente en la transferenaa. Sin
las protuberancias de la personalidad dTañaUsu°S S°
Incapacidad para depender (Capítulo 17) Incapacidad para depender 243
242

Racker, yo subrayaría que en una posición de contratransferencia comple­ ventaja en mantener un concepto amplio de la contratransferenciá. Ligar
la reacción inconsciente del analista a la transferencia con su reacción emo­
mentaria, el analista puede identificarse no sólo con los “objetos internos”
cional total al paciente, hace posible diagnosticar cómo la transferencia del
del paciente sino con sus representaciones del sí mismo proyectadas, en
paciente lleva a distorsiones en la situación psicoanalítica y también a eva­
tanto que el paciente representa sus identificaciones con una representación
luar las reacciones emocionales realistas del analista y su contratransferencia
objetal interiorizada. en un sentido más restringido.
La activación en la situación psicoanalítica de una relación objetal pri­
. Bajo circunstancias ordinarias la patología de carácter o restricciones
mitiva interiorizada dentro de la que paciente y analista mantienen su re­ de personalidad del analista deben tener poco o ningún efecto. Pero con pa­
ciprocidad pero intercambian sus papeles repetidamente (identificándose cientes gravemente patológicos cuya agresión primitiva intensa se infiltra en
en forma alternativa con representaciones del sí mismo y de los objetos) la transferencia, la personalidad del analista se someterá a reacciones de con­
tiene funciones diagnósticas y terapéuticas fundamentales. Para utilizar tratransferencia en un sentido amplio, lo que puede resultar en la activación
estos desarrollos en forma terapéutica, el analista debe mantener límites de sus rasgos patológicos de carácter. En especial cuando el tratamiento está
analíticos estrictos para controlar el “acting out” y preservar su libertad estancado, y en presencia de reacciones terapéuticas negativas graves, las
interna para fantasear (“ensueño”) de modo que diagnostique los aspectos reacciones emocionales más amplias del analista pueden depender de sus
proyectados de las relaciones objétales del paciente. El analista debe tam­
características de personalidad.
bién separar en forma continua este material proyectado de sus propias Quizá el aspecto más vulnerable de la personalidad del terapeuta bajo
disposiciones de contratransferencia (en un sentido restringido) y transfor­ tales condiciones extremas sea su creatividad como psicoanalista. Por crea­
mar su introspección en interpretaciones de transferencia que preserven tividad, quiero decir la capacidad para transformar en forma imaginativa el
una cualidad atemporal hasta que el material confirmatorio permita su ubi­ material del paciente en una formulación dinámica amplia, en una fantasía
cación genética. En otras palabras, la tolerancia del analista a las distorsiones central organizadora o en una experiencia particular que en forma vivida y
de su experiencia intrapsíquica bajo el impacto de la regresión de transfe­ concreta ilumine todo el material en modos nuevos. La creatividad psico­
rencia en el paciente puede volverse empatia con lo que el paciente no puede analítica está íntimamente relacionada con el interés por el paciente y con
tolerar dentro de él mismo. La empatia puede en forma eventual generar co­ el mantener el estado de darse cuenta de las cualidades positivas del mismo
nocimiento crucial para interpretaciones de la transferencia. frente a su agresión incansable. Una de las fuentes de esta creatividad es la
Grinberg (1979), ha propuesto diferenciar la contratransferencia corn capacidad dei analista para sublimar su agresión vía los aspectos clarifica­
plementaria del analista, derivada de la activación en él de relaciones o J dores, “penetrantes”, de la técnica analítica. El interés, como ha señalado
tales internas pasadas bajo la influencia de la transferencia del paciente, Winnicott (1963), tiene profundas raíces en el deseo de deshacer la agresión
la “contraidentificación proyectiva”, cuando esta activación se origina al brindar amor a un objeto significante. Es obvio que la creatividad del
por completo de la transferencia del paciente. Esta distinción que se Propo analista también expresa los aspectos sublimáronos de su carga libidinal en
enriquece el análisis de las reacciones de contratransferencia. En la prac i el. paciente. No es más que natural que la agresión del paciente se dirija pre­
hay siempre una relación complementaria entre el mundo interno a P samente a esta creatividad. El paciente narcisista orienta en particular su
ciente y el del analista activado en los desarrollos de contratransferencia- envidia hacia esta creatividad analítica, fuente de lo que él está recibiendo
Al aumentar la gravedad del trastorno del paciente, su expresión del analista.
realidad emocional adopta formas no verbales, incluyendo comunicacio^ Cuando el analista se enfrenta con el esfuerzo del paciente por denigrar,
conductuales que pueden incluir esfuerzos sutiles o burdos para ejercer neutralizar, y por lo general destruir su equipo técnico, autorrespeto y se-

trol sobre el analista. Estos esfuerzos pueden ser tan extremos como P SUridad personal su confianza en su capacidad para contrarrestar estas ten-
amenazar los límites de la situación psicoanalítica (un fenómeno exarnma
con más amplitud en la sección siguiente). Sin embargo, tales desarrollo
deben conducir al error frecuente de ampliar el concepto de contratan
•«uesrs swa --- *“■ b”“ "
rencia hasta incluir todos los problemas que tiene el analista en el ma PaCpertC aiPCSar , * U agrieS,°n dlí?’Ín especial en momentos de “acting out”
de pacientes difíciles. Los errores debidos a falta de experiencia o con 0 e lnteres por el Pac,en ’ también hace más vulnerable al ana-
viole nt0
miento son sólo eso, no son contratransferencia. de la transferencia negativa, con *«sl' mism0 bueno” de
a- Su intención de mantenerse eni co
comentarios y silencios, y de
Paciente en tanto que es censurado P dar$e cuenta de Jos
LA CONTRATRANSFERENCIA Y LA REGRESION ^ntener no sólo el respeto hacia el pací que é¡ esté emo-
EN LA TRANSFERENCIA
C onCíOS amab,es y am0r0SOS dCpU nTor supuesto, expone aún mas al ana-
^nalmente abierto al Paciente.f Esto, por sP^ £1 retra,miento defensivo
En vista de las dimensiones según las cuáles puede clasificarse la c°n^y un* aa la embestida de la agresión e
ferencia y sus conexiones con la personalidad del analista, creo que
incapacidad para depender (Capitulo 17)
244 Incapacidad para depender
245
ante el ataque, la afirmación precisa de los límites sociales que nos protegen una resistencia contra la transferencia” Sin
de asaltos sádicos bajo circunstancias sociales ordinarias, se reduce en forma parte de un patrón complejo de transieren^ T’ esta resistencia es
deliberada en la situación analítica, una circunstancia que puede tentar al cular de patología narcisista del a ^ Ya ^7 U" subtiP° P^’
paciente a una irracionalidad y demanda extremas. es vago y ambiguo, este patrón requiere mayor clarfa^*"
0
De igual manera, la amenaza de una culpa insoportable lorza al paciente
■u NOdTr”rddraníl7CientCS qUC PrCSen'an reSÍStencia ™ ao una aguda
a recurrir más y más a mecanismos proyectivos primitivos para justificar su -depender del analista porque tienen miedo de someterse imagena
agresión; y la proyección primitiva, en particular la identificación proyectiva, paternal temida o tienen miedo a deseos heterosexuales u homosexuales
es un arma interpersonal poderosa que “descarga” agresión sobre el analista. o formaciones reactivas contra necesidades orales pasivas y contra la intensa
El paciente puede provocar al analista a la contraagresión y entonces, en ambivalencia de muchas fuentes. Me refiero, más bien, a pacientes que desde
forma triunfante, utilizar este desarrollo como una racionalización de su el principio del tratamiento, establecen una relación notablemente estable
propia agresión. Al tratar pacientes límite o con grave patología del carácter, hacia el analista caracterizada por la dificultad para hablarle en realidad so­
hay veces en que las fantasías paranoides respecto a estos pacientes pueden bre ellos mismos. Le hablan al analista para influir en él o se hablan a sí mis­
invadir el tiempo libre del analista en formas casi misteriosas, ilustrando la mos sobre sí mismos, dejando al analista con la sensación clara de que él ha
inversión de las fantasías persecutorias en la transferencia. Por último, ya sido eliminado de su campo del darse cuenta.
que el analista representa el sí mismo bueno, débil, frágil, sumergido del Estos pacientes tienen gran dificultad para escuchar al analista como un
paciente, éste puede proyectar sus representaciones del sí mismo buenas o estímulo para mayor autoexploración. Tienen una manera de escuchar
idealizadas sobre el analista, casi por “salvaguardarse”, y sin embargo, ne­ constante, firme, automática, como si estuvieran buscando significados
cesitar atacarlas bajo los efectos de la agresión y envidia, originalmente escondidos, o las intenciones del analista, o los “mecanismos” que operan
dirigidas a sí mismo. Racker (1968), subrayó el alto riesgo, en tales circuns­ en su mente, su teoría y su técnica. No pueden permitir dejarse sorprender
tancias, de que el paciente tenga éxito en reforzar cualesquiera rasgos maso- por o que surge en sus propias mentes en respuesta a los comentarios del
quistas que el analista pueda todavía conservar. analista. Conciben el psicoanálisis como un proceso de aprendizaje en el
A la larga, los pacientes con regresión crónica y agresión primitiva graves que el conocimiento viene del analista, para ser escrutado cuidadosamente
prevalentes en la transferencia, o pacientes con reacciones terapéuticas nega­ y evaluado por ellos, y entonces asimilado o rechazado en forma consciente.
tivas graves reflejadas en el hecho de “estropear” en forma consistente el Estos pacientes no pueden concebir ningún conocimiento sobre ellos
trabajo del analista y la disposición positiva de éste hacia ellas, necesaria­ mismos que pueda surgir de su inconsciente, sorprendiéndolos, y que re­
mente activan las defensas narcisistas normales del analista, encaminadas a quieran un trabajo verdaderamente colaborativo con el analista para enten­
proteger su creatividad y autoestima. Esto puede ahora complicar sus reac­ derlo e integrarlo. Por lo general tienen grandes dificultades para vivir la
ciones agudas de contratransferencia. Así también, la capacidad del analista experiencia de tristeza, depresión y culpa lo que ^^‘a
para sublimar, que protege y preserva su creatividad y autoestima frente a profundos por su mundo interior-, no pueden concebir dc raan"a ,nconS
la agresión, puede volverse crucial para delimitar, localizar, y mantener den­ cíente la mutual.dad de una buena relación madre-hijo y no.pueden 'ta un
tro de límites razonables cualesquiera reacciones de contratransferencia que sentido inconsciente, "cuidarse” a sí mismos. u5t\an en „r0p¡0
él desarrolle. la incapacidad narcisista de amarse a si mismo y

"t^tque describo es una conf^^e^“


LA CONTRATRANSEERENCIA Y LA INCAPACIDAD en personalidades narcisistas, no todas presen patología narcisis-
PARA DEPENDER DEL ANALISTA eonfiguración particular no está ligad. » a f^Xma^e las relaciones
<a, que se expresa por lo ganeral en la p ^n0¡(jes jc transferencia (m-
Aunque parezca raro, las situaciones clínicas recién descritas pueden produ; nbjetales, rasgos antisociales y rc!!reSI0!'.z.íos) De aquí que se pueda en-
cirse cuando hay una regresión de transferencia mínima y una ausencia casi emyendo episodios paranoides n’lcr0P5lc.’, □ oara depender con pronóstico
total de agresión en la misma. Estoy pensando en ciertos pacientes que t‘e' contrar en pacientes narcisistas la incapai. <. aunque esta confi-
favorable y desfavorable para el tratam
,lncaPacldad "onica para depender del analista. Estos, presentan basuntc similar de caso a
contra eí*h 'ransf<;']entia sutiles, omnipresentes y altamente efect|Va Oración de transferencia, una vez de ectada tranrferent,a reprimida
cas?. los conflictos y disposiciones’^
jarían mucho. Por ejemplo, en elW»* ;f ¡vas relacionadas a cu p
er'"cia, pueden encontrarse que conflictos edípicos/
Características clínicas n<-0nscicnte, tendencias paranoi es g homosexuales, g
P^dípicos condensados. o conflictos iment4r pknanunt

n Gc ■■ w— - - Pintan una incapacidad general para


transferencia; parecen estar presenta
Incapacidad para depender ( Cap ítulo 17)
246
247
ciones v verbalizarlas en relación a circunstancias traumáticas muy tempra­
cicntes de la patología del paciente. Al final el ,.
nas. La descripción de McDougall (1979), de desarrollos de contratransfe­
de su incapacidad para depender del analista ’ P C miSm° CS la‘vlct,ma
rencia bajo tales circunstancias corresponde con mi propia experiencia.
E’ CfeXid
espontaneidad. mT?
Mas
deST°ll0S
que trabajar
S bre 61 analista Puede una pérdida
con° una atención uniformemente de
fija, puede
Impacto sobre el analista que intente controlar en forma defensiva sus propias comunicaciones. La
El cuadro que describo de la transferencia tiene un profundo efecto sobre la falta de compromiso aparente y de desarrollo de la transferencia después de
contratransferencia del analista y desafía seriamente a su creatividad. un largo periodo, puede inducir en el analista una sensación desalentadora
Antes que nada, ya que estos pacientes nunca forman en realidad una de que nada está sucediendo en realidad sin que el pueda precisar dónde
relación emocional profunda hacia el analista, transmiten la impresión de yace la dificulta. Puede, por último, llegar a sentir una sensación de parálisis
que no se está desarrollando ninguna transferencia. En particular para el y futilidad. Incluso terminar en complicidad con el paciente, dividiendo cada
analista inexperto o aspirante, los pacientes que pueden asociar libremente, sesión de la otra, en un patrón repetitivo de rendirse y de comenzar todo
que parecen tener la libertad de sumirse en la fantasía primitiva, recuerdos de nuevo.
de infancia y expresión emocional, y que sin embargo no desarrollan nin­
guna transferencia, pueden ser desconcertantes e intranquilizadores. La Enfoque terapéutico
situación es muy diferente de aquélla que crea el paciente obsesivo, cuya
intelectualización y racionalización, aislamiento, formación reactiva y otras No es muy difícil diagnosticar un estancamiento que se origine de una de­
defensas de alto nivel, transmiten la dificultad para experimentar emocio­ fensa crónica contra la dependencia. Sin embargo, resolverlo somete a un
nes aunque el paciente esté profundamente involucrado en la transferen­ esfuerzo los límites de la capacidad del analista para trabajar con reacciones
cia. de contratransferencia a lo largo de todo el espectro de las dimensiones
expuestas, en especial su capacidad para conservar su creatividad. En par­
Segundo, el constante escrutinio de estos pacientes sobre las interpreta­
ciones del analista, su implacable exploración de todos sus comentarios, ticular, este estancamiento abusa de la fantasía evocativa del analista, su
capacidad para usar su conocimiento emocional sobre cómo un paciente y
pueden tener un efecto paralizante sobre las comunicaciones del analista
un analista se relacionan entre sí bajo circunstancias ordinarias. Me refiero
por un largo periodo. Este es un esfuerzo más efectivo para controlar que
a lo que Loewald (1960), describió como la relación subyacente entre pa­
el intento narcisista regular para mantener las interpretaciones del analista
ciente y analista en la situación psicoanalítica. Una persona se atreve a de­
dentro de cierto rango, asegurarse de que no dice nada inesperado (lo que
pender de otra, y la otra, a su vez, acepta esa dependencia en tanto que
evocaría la envidia del paciente) o nada que se devalúe demasiado fácilmente
(lo que desataría graves reacciones de desengaño). En contraste con estas respeta la autonomía de la primera.
Es útil para el analista conservaren la fantasía una imagen clara de como
restricciones de rango” en lo que el paciente puede aceptar del analista, los una persona “normal” a quien se analiza podría responder a sus intervencio­
pacientes en cuestión reciben todo en formas que tienden a neutralizar o eli­ nes, explorando sus propias reacciones en tanto que vive la experiencia de
minar el impacto emocional directo de la interpretación. Dejan al analista sí mismo en una relación abierta y segura con el analista. Estas condiciones
con la impresión de que ha estado hablando consigo mismo y que sus co­ están presentes cuando el yo observador del paciente esta trabajando en
municaciones, una vez expresadas, se han evaporado antes de llegar al pa­
ciente. r

Además, el escrutinio consistente del analista inevitablemente da como


resu ta o que el paciente tenga un plano cuidadoso de sus rasgos “reales .
SUS peculiaridades e idiosincrasias. El analista puede tener el sentimiento
levémTnfe d- «'"«puesto a un escrutinio de algún modo benigno, quiza Puede diagnosticarse e interpretarse enf^df puente hacia las interpreta-
La atención cuidadosa a las rcaccio « esta compiiCada resistencia
¿nt?deLXCd^,Vertld° U obv’amente suspicaz. un intento más total.- ones es la mejor guía para explorar y Ucómo Jo hizQ d anallsUM
Más aún esrnc ° ocurre en c“alquier otra relación analítica. ^transferencia. En su esfuerzo por di g ,.zaci6n y teorías extrañas o
analista su teor a paCientes. ^nden" tan completamente el lenguaje del
Paciente puede imputarle a éste, ,n£ abrir el camino para cla-
an bl l d ' ZCXPreS1°n^ Preferidas’ pueden combinar en form» eacciones de “contratransferencia r concebir la posibilidad de que
madas ■ ouZl an Jar S C°" consid«a~ interpretativas “empal-
¡Y ,car con el paciente lo difícil que es parqUe esté interesado
lización o la fantasía rew "° d,ferenciar ta emoción de la intelectua analista haya respondido en forma ep’ ¡¿n más qUe en manipularlo
paciente mismo"" puTXÍcD' ^¿1 ^ayudar al paciente a mejorar su autocomp^^ d anaHsta puede sugerir
y lo que ha aprendido o r nciaJ 1° que es autentico, lo que sale de ° Ovarle el cerebro con teorías. En este vi(ja de fantaSia y su capa-
cológica que evita al paciente n^i CS en una estructura Ps
el pacientc está menospreciando s proP cstar cuest.onando la
M evita al paciente o al analista saber sobre los aspectos incon* Cldad
para la experiencia emocional, aunq
248 Incapacidad para depender (Capítulo 17)

capacidad del analista para la introspección espontánea. Las reacciones para-


dóiicas típicas de personalidades narcisistas que, después de sentirse ayuda­
das o comprendidas por el analista, desarrollan una necesidad incrementada
de negar esta ayuda o comprensión pueden también usarse para clarificar
este patrón al facilitar la interpretación de las operaciones que estropean
18
lo recibido (Roscnfeld, 1964).
A veces, la “falta de sentido” o la carencia de contacto emocional entre
paciente y analista pueden estar repitiendo una relación patogénica especí­
fica con los objetos paternales. El paciente desesperanzado, enojado, terco
Aspectos clínicos de
desafía al analista a demostrar la diferencia entre el encuentro analítico
presente y el pasado. Complican ese desafío la envidia inconsciente al ana­
patología grave del superyó
lista percibido como independiente y seguro en su creatividad, y la necesidad
correspondiente de estropear su trabajo. La dificultad es que la interpreta­
ción de este patrón puede en sí captarse en forma prematura e intelectual
por el paciente y entretejida en sus asociaciones y su negación de la realidad
psíquica. Aquí, pueden resultar útiles el trabajo claborativo consistente y
la atención al uso defensivo del “insight” intelectualizado.
Con mucha frecuencia, la atención sobre la identificación inconsciente Los dos indicadores pronósticos dominantes para el tratamiento psicoana-
del paciente con un objeto persecutorio, frustrante, sádico, de un pasado, iinco y psicoterapéutico de pacientes con organización límite de persona­
que lo hace desconfiar tanto del analista como de su propio mundo interior lidad y de personalidades narcisistas son la calidad de las relaciones objétales
(en el fondo, un introyecto maternal agresivo y rechazante que niega las y ¡a calidad de las funciones del superyó.
necesidades de dependencia del paciente junto con su vida emocional en La calidad de las relaciones objétales se refiere a las relaciones internas
general), puede clarificar y resolver este patrón en el contexto del análisis del paciente con los demás significantes, no sólo a la naturaleza de sus in­
de las identificaciones componentes del sí mismo grandioso. Aquí, la auto- tercambios interpersonalcs. Si el paciente, a pesar de su psicoparología grave,
idealización del paciente que niega su necesidad de los demás está conden- es todavía capaz de relacionarse en forma profunda con otra persona, de
sada con la identificación con un agresor (que no ha llegado todavía a ser preservar una relación duradera, no exploradora, no parasitaria, con una
desenmascarado como un agresor hacia el sí mismo dependiente, infantil, persona cercana a él, es capaz de mantener relaciones objétales. En contras­
normal del paciente). te. el paciente que está aislado por completo socialmente, en quien no está
Un desarrollo interesante en pacientes fluc están comenzando a trabajar asequible ninguna relación profunda con nadie al nivel del darse cuenta
claborativamentc este tipo de transferencia es la tendencia a retroceder a la consciente y preconsciente, el paciente cuyo único compromiso significa­
negación de cualquier relación emocional hacia el analista, cada vez que se tivo con los demás ocurre como parte de fantasías de masturbación, y aquél
ha logrado algún nuevo entendimiento. Así, el patrón que originalmente <l,le presenta sólo una capacidad mínima de darse cuenta de, o interés en las

había sido consistente y permanente, ahora comienza a oscilar, reaparecien­ características, intereses, y deseos de los demás, todos ellos revelan un grave
do cuando la relación en la transferencia se profundiza. La interpretación año en el área de las relaciones objétales.
repetida de este patrón cuando el analista reconoce su resurgimiento, puede Conservar la honestidad social ordinaria y experimentar un sentido apro-
facilitar el trabajo claborativo, aunque la repetición puede a menudo evocar de culpa y responsabilidad moral en las relaciones con otras personas,
en el paciente la queja de que el analista sigue centrándose en los mismos hal>lAn de la capacidll para mantener l„ funcione, ha,.ca, deHu^ hn
problemas y está, así, negando el progreso del paciente. 7->'raMe, una deshonestidad omnipresente en rc*
En estos pacientes, el desarrollo de disposiciones de transferencia grave­ ^nterés y responsabilidad cn^ "¿5
mente regresivas c intensas reacciones emocionales aun si son fuertemente <l<- h ° deterioro de función.s <k' ((c (.„ndutW antis.xial pre-
paranoides indica movimiento en comparación con la resistencia a la tranS'
,s ’ P“lO,ü*ísl dcl ^pery0 que la patología del superyó
fcrcnc.a previamente estable. El pronóstico para pacientes que nunca/ <lcl ^<S,n c,n,’arK°‘ M «nP(,rUnt5 interna de I» persona hacia su rn-
vuelven «pace, de ni Quiera cnlchtk.r la natura|'CZil <lc ¡ncpaild*1 crá evaluarse con base en la rclaci > f ■ legales o convencionales
para depender del anal.,.a, e« mucho ,„A, po|,rr. Diferenciar cato» d<>» "P°í social más que de acuerdo a las dcfinu iones lega
Í^Mrr™e.í»V!r'',p,.’‘ intelectual déla interpretación l,c' c0 que es antisocial.
dd< r< n< i irse de la * ""!' ;1<I ,lcl paciente para depender de él licnc‘|u
" XSZ. '.............. . ......... ......... 249
Patología grave del superyó (Capítulo 18) Patología grave del superyó 251
250

El tratamiento psicoanalitico de las personalidades narcisistas revela re­ se basa en la fusión de representaciones del sí mismo ideal y del objeto ideal
laciones interesantes y complejas entre la patología del superyó y la calidad la integración de este estrato constituye el yo ideal y representa un esfuerzo
de las relaciones objétales. Las personalidades narcisistas de todos los grados final por reconstituir la relación simbiótica original cargada libidinaímente
de gravedad revelan rasgos antisociales con sorprendente frecuencia. Aun con la madre, a un nivel de aspiraciones más alto y demandas intrapsíquicas.
aquéllas con funcionamiento social relativamente adecuado, cuyo sí mismo Bajo circunstancias óptimas, ocurre una moderación de los precursores sá­
grandioso patológico les proporciona gratificaciones bien compensadas de dicos más tempranos del superyó y de los posteriores idealizados, repitiendo
autoestima, y cuyas interacciones sociales superficiales y capacidad para dentro del superyó en evolución, los procesos de integración de relacio­
compromiso más profundo con otros son todavía asequibles, pueden pre­ nes objétales buenas y malas que ocurrieron previamente dentro del yo.
sentar conducta antisocial crónica en la forma de robo y falsificaciones en Jacobson indica cómo esta integración y moderación permiten, a su vez,
su trabajo o en sus actividades sexuales. la interiorización de un tercer estrato de determinantes del superyó; a saber,
Ya que estos rasgos antisociales son pronósticamente importantes, yo los aspectos realistas, demandantes y prohibitivos de los padres, que carac­
los investigo en todos los pacientes con personalidad narcisista (aun aquéllos terizan las etapas últimas de la fase edípica y traen la consolidación final del
con funcionamiento social aparentemente muy bueno) y he encontrado a superyó como una estructura integrada.
menudo discrepancias sorprendentes entre una calidad relativamente no A lo largo de la siguiente etapa de desarrollo, ocurren en el superyó la
dañada de relaciones objétales y una patología grave del superyó insospe­ latencia, los procesos de despersonificación, abstracción e individualización,
chada. En contraste, algunos pacientes narcisistas que funcionan en un nivel produciendo la regulación de la autoestima por afectos y demandas más
límite abierto y que muestran patología extrema y omnipresente de las re­ centrados, delimitados, cognoscitivamente diferenciados, en contraste con
laciones objétales tienen funciones del superyó sorprendentemente intactas. las regulaciones previas de la autoestima controladas por el superyó mediante
Es sólo en el subgrupo, afortunadamente pequeño, de patología narci­ cambios generalizados del humor. Los sentimientos de culpa específicos y
sista donde la infiltración agresiva del sí mismo grandioso patológico da lugar la autocrítica reflejan una elaboración sofisticada del desarrollo de los áni­
a lo que yo llamo narcisismo maligno (ver capítulos 16 y 19) —o sea, gran­ mos deprimidos bajo la influencia de la integración del superyó. El superyó
diosidad egosintónica combinada con crueldad o sadismo y rasgos paranoides maduro se caracteriza por el control ejercido a través de cambios de ánimo
de personalidad graves— es allí que el deterioro de las relaciones objétales o sentimientos de culpa, leves o modulados, y un sentido de autonomía
va regularmente de la mano con el de las funciones del superyó. He encon­ creciente, en tanto que un superyó patológico, excesivamente agresivo y pri­
trado que todos los pacientes con estructura antisocial de personalidad pre­ mitivo se caracteriza por ánimos depresivos graves. Además, los sentimientos
sentan patología narcisista grave, destrucción de su mundo interior de rela­ de inferioridad v vergüenza reflejan la participación del yo ideal en la regu­
ciones objétales y patología del superyó extrema, y por lo general intratable, lación del yo por el superyó; mientras mayor sea el defecto en la integración
.stos pacientes están en los límites no sólo de la capacidad de ser analizados del superyó, más predominan los sentimientos de ¡nfenondad y vergüenza
sino de tratamiento con cualquiera de las psicoterapias psicoanalíticas modi­ sobre la capacidad para experimentar afectos de depresión modulados (co­
ficadas. La evaluación de la calidad de las relaciones objétales, de la patología mo la tristeza) y sentimientos de culpa diferenciados. adolescencia
cuente es uatablí & natUFaleZa del narcisismo patológico nos dice si un pa- La siguiente etapa de desarrollo del superyó ocu j;.oiuc¡¿n par-
Jacobson describe la repersonificación, «proyección, X “«on _
«ales del superyó ,ue ocurren cuando e
CONSIDERACIONES TEORICAS c*ones infantiles contra los deseos edipicos. • rfxua| para integrar
cbe identificarse con un modelo adulto / ^°
sexuaJes Aquí, el grado al
°s aspectos tiernos y eróticos de las pu si ‘ . SUpery¿ y el prado
turas dersupenlócomo un marc J?Cobsfon sobrc el desarrollo de las estruc* Aue ocurren esta redisolución y repr^c^1 P
f dcj y0 diferencian a los ado-
a que todavía se mantiene la identidadKmitc y narcisistas
der las vicisitudes de la formación^•r^renC,a muy valioso Para comP^¿
Resumiré, entonces las contrih. •,n C,a normal y patológica del supery • centes normales y neuróticos de
abundar sobre su marco tenrir c,ones pertinentes de Jacobson antes d jacobson, 1954, 1961, 1964).
que estamos considerando aquí° CXpllcar Ia Patología grave del superyó

normal del supeiyó EFprime^8 CtapaS amp,ias ° estratos de formación CONSIDERACIONES CLINICAS
por los precursores sádicos del superó profund? está representa N,veles
imágenes de los objetos fantástirn^0'^ re<^ejan la interiorización de de patología del superyó g continuación, ilusrra
o, más bien, las representaciones ,Sai?,lcamentc prohibitivas y pun’tlV^ espectro de patología del superyó que «P „ Jc| supeo-ó explicad» por
Os fracasos en los diversos niveles de t
sionadas que el lactante provecta i dc los objetos y del sí mismo tu dad dc patología del superyó
Jacobson. Yo describo un -contmuum g
tos como parte de un esfuerzo nnr ° # madre frustrante y los otros obj*
por nc*ar su agresión. Un segundo estrato
Patología grave del superyó (Capitulo 18) grave
252 25?
«ara evitar ir a la cárcel a. causa de •ui ■*
que va desde !a persona^“ fe sesiones conmigo habló abiertamente de'^‘X^ado^Aclaro
sus
a través de amenazas surtes pero inequívocas que él sabría cómoXge^
“paSo^de^supen ó. patología de las relaciones objétales, narcos-
patológico, y las vicisitudes de la transferenc.a de estos pacientes. en caso de que yo decidiera ¡asomarlo al reportarlo a la lev. Es diSXT
mitir la sensación de omnipotencia y seguridad que este hombre expresaba
Su sonrisa tranquila sugería que el me menospreciaba por completo, v había
La personalidad antisocial veces que lograba paralizar mi pensamiento de modo que me era difícil in­
La patología más extrema del superyó se encuentra en pacientes con tras­ tervenir en absoluto. Decidí interrumpir el tratamiento después de llegar a
torno antisocial de la personalidad -los psicópatas en un sentido estricto. la conclusión de que la combinación de problemas legales y terapéuticos
Estos pacientes mienten al terapeuta, dándose completa cuenta de que están estaba más allá de mi capacidad.
mintiendo. Comprenden los requisitos ‘ morales” de la realidad externa a la Otro paciente con personalidad antisocial y una historia de robo v ex­
que tienen que rendir tributo, pero no entienden que dichos requisitos re­ plotación parasitaria a los demás, pero sin ninguna evidencia de violencia
presentan un auténtico sistema de moralidad que otras personas han interio­ manifiesta, un hombre que era descrito por lo general como seudosumiso
rizado. En vez de eso, perciben las demandas morales del entorno como un y astuto, robaba cosas de mi despacho. Aunque al principio yo no podía
sistema de “advertencia” aceptado convencionalmcnte, para ser explotado estar seguro de que él fuera responsable por los objetos desaparecidos, me
por los corruptos (como ellos mismos) y al que se someten los ingenuos y sorprendí vigilándolo en las sesiones y revisando mi oficina cuando él par­
los taimados. tía. Después de que hice una pregunta respecto a un pequeño objeto que
Estos pacientes pueden mentir y hacer trampa en forma efectiva. En­ había desaparecido de mi sala de espera después de una sesión con él, el
tienden que pueden ser atrapados, pero no que sus mentiras y sus trampas paciente “confesó” que lo había tomado y lo devolvió. Sin embargo, no
afectarán la relación interna de los demás hacia ellos. Debido a que son in­ dio señales de vergüenza o culpa, y las sesiones que siguieron (hasta la in­
capaces de experimentar un compromiso de amor auténtico para los demás, terrupción del tratamiento unas semanas más tarde) estuvieron marcadas
no pueden apreciar la diferencia entre tales compromisos que los demás por mi sensación intranquila de que yo estaba involuntariamente metido
puedan sentir por ellos y la explotación y manipulación despiadadas. Tien­ en un juego de vigilancia para proteger mi propiedad. Cuando traté de ex­
den a destruir la posibilidad de cualquier relación emocional con el terapeuta plorar las implicaciones psicológicas de esta interacción, el paciente rechazó,
sin comprender siquiera que lo están haciendo. divertido, mi insistencia en explicar tanto un episodio que “era asunto ya
Su capacidad para mentir en forma efectiva refleja una cierta integración pasado”.
del sí mismo, pero basada sobre el sí mismo grandioso patológico de la per­
sonalidad narcisista y totalmente identificada con el principio del placer.
Algunos de estos pacientes presentan una infiltración de este sí mismo gran­ La personalidad narcisista con conducta antisocial egosintónica
dioso con agresión y una búsqueda egosintónica subsiguiente de la gratifi­ El siguiente nivel en el “continuum” de la patología del superyó está repre­
cación de impulsos sádicos. Hay un “continuum” desde el psicópata pasivo, sentado por personalidades narcisistas que funcionan en un nivel límite
explotador, parasitario, hasta el criminal francamente sádico. Las condicio­ abierto y con rasgos antisociales pero no una personalidad antisocial propia,
nes sociales que facilitan la expresión de la agresión y crueldad primitivas Y los pacientes con formas malignas de narcisismo patológico cuyo seno o
proporcionan una acomodación natural para estas estructuras de persona- lesivo de arrogancia se expresa en conducta antisocial egosintónica. Estos
Pacientes desarrollan rasgos paranoides graves en la transferencia aun si su
Excepto bajo circunstancias poco usuales, el tratamiento psicoterapéu- Personalidad descriptiva no incluye rasgos paranoides dominantes. Pueden
para estos Pacientes- Los miembros abiertamente lncluso desarrollar regresiones paranoides ilusorias en la transf"e^'a-

texto Dsicoteranl?/Ona ^ueden ser muY peligrosos para tratarse en el con- Las sesiones de un paciente con personalidad narciststa y rasgos para
expreso a través de™ J™’0’ ^presentación de un triunfo sádico gra;:sne:radne abadas por sí grandiosidad Y £
explotación económica"1 depreclacjón extrema del terapeuta junto con su “-aba sus horas con quejas sobre
rradora para el terancur° tlpo. P,ucdcn volverse una experiencia ate-
que ,S auktoridades y me forzaba a oírlo e „ a cuestionar aiguna de
que sólo la confronuctón con su cond°du PaWS PaS'V°S ° parasitarÍ°S’ P"C£
sus eT ■ y° de aCUerd° C°" en un ejemplo más de su mundo de autori­
gresiones paranoides violentas en la ° “a antls°cial sea la que desate dad®pres,ones- a converturme en un J ¡m ab,e ¡ba un encanto
una grandiosidad sádica similar a a deO^T*1’ den"° de llS nto que lVnjUStaS; JUnt° C°n,SU ^"«realmente escandolas. Siempre y cuan-
que aún proyecta esta tendencia sóbrl él d,re«amente a?reslvo (en L Permitía hacer declaraciones rea , un trato amigable y diverti­
tera
Un paciente, una personalidad ■ P a). eut
do ü° lo contradijera abiertamente, el m Q a conducta antisocial en
sádicos, entró a tratamiento psicoteraX'f raSgOS Predominan.tenl,e"
y
ia Arante las horas. También me ^cntia £ en s ocasiones
apeutico bajo presión de su familia a él participaba, en particular respecto a drog
(Capitulo IS) PurofogM gra>v del s,(/>er)fi
ftootogM superyó 255
254
Sin embargo, en te personalidad nareisisra ....... • ■,
Sólo te wmunicKtóa de te potó. * sus padres, que llegaba a una trabajado-
n s2iai v por ultimo a mi. era lo que me permit ía saber de lo que estaba narcisismo maligno. hay cuando menos alguna d,sPoX?Tma "de™ e!
na2ndo en su sida. Un* vez confrontado, admitía tapidamente que había cursores Realizados del superyo en el sentido de una condensación de los
estado mintiendo, defendiendo su conducta como perfectamente lógica en precursores sádicos del superyo con alguna expectativa de un tipo primitivo
un mundo de autoridades de mentalidad estrecha y restrictivas. idealizado. La conducta sádica y explotadora del paciente está “moralmen-
Sin embargo, este paciente en contraste con los mencionados, también te justificada , cuando menos para él mismo. En la transferencia estos pa­
era capaz de expresar sutilmente aspectos de dependencia en su relación con­ cientes no psicopáticos reaccionan con intensa rabia si se cuestiona la “jus­
migo; se ponía muy molesto si no lo veía en su horario regular, y se pertur­ tificación para su conducta cruel y explotadora. Es como si estos pacientes
baba mucho por cualquier retraso en el inicio de sus sesiones. Aunque por se estuvieran identificando no sólo con un asesino sádico, como en el caso
último interrumpió el tratamiento, mantenía un contacto ocasional conmigo, del psicópata, sino con una deidad sumamente cruel, un dios egocéntrico y
consideraba la posibilidad de reanudarlo en el futuro, y pudo después com­ despiadado.
prometerse por periodos limitados a tratamiento psicoterapéutico con otros La activación de ideas paranoides en las transferencias de estos pacientes
terapeutas. Según información confiable de seguimiento, cuando menos refleja la representación de la grandiosidad sádica y la cruedad de este estra­
los aspectos antisociales de su funcionamiento disminuyeron en forma gra­ to primitivísimo, no mitigado, o no neutralizado, de la formación del super-
yó. Presumiblemente, es etiológicamente dominante aquí la presencia de
dual.
En estos pacientes la conducta antisocial tiene una cualidad agresiva, de imágenes paternales sádicas o violentas, así como los factores constitutivos
que interfieren con la neutralización o control de la agresión primitiva. La
rabia, y vengativa que es contraparte de su tendencia gravemente paranoide
identificación inconsciente del paciente de su sí mismo grandioso con las
a atribuir reacciones similares a todos los demás. Mentir y hacer trampa son
características de estos precursores primitivos sádicos del superyo también
egosintónicos dentro del contexto de su imagen del mundo como un lugar
indica la fragilidad o inasequibilidad de cualesquiera relaciones objétales
donde uno debe hacer trampa y mentir, o matar para sobrevivir o debe ase­
interiorizadas alternativas y la destrucción de todas las representaciones del
gurar su seguridad psicológica poniéndose más allá del temor a la muerte.
sí mismo y de los objetos cargados libidinalmente.
Hay en estos pacientes más agresión salvaje y sadismo que deshonestidad
El mundo pasado de relaciones objétales interiorizado destapado por la
insensible o gozosa, y muy a menudo puede encontrarse un remanente de
reconstrucción genética en pacientes con los niveles graves de patología del
honestidad ordinaria en sus relaciones sociales no comprometidas emocio­ superyo recién descritos, incluye típicamente la imagen de figuras paternales
nalmente.
abrumadoras que se viven en la experiencia como omnipotentes y crueles.
En su descripción del impulso paranoide a traicionar, Jacobson (1971), Estos pacientes invariablemente sentían que cualquier relación buena, amo­
señala la historia de la niñez de dichos pacientes como caracterizada por el rosa y mutuamente gratificante con un objeto era inasequible o, si fuera
maltrato, descuido, crueldad y desacuerdo marital grave entre los padres. Es­ asequible, era frágil, fácilmente destruida, y, aún peor, una invitación directa
tos pacientes desarrollaron temprano una actitud sumisa, masoquista hacia al ataque por parte del padre o madre cruel y avasallador. Típicamente,
los padres, en tanto que su hostilidad subyacente encontraba expresión en las tenían la sensación de que una sumisión total -de hecho, una tota! absor-
crueldades que ellos infligían sobre sus hermanos más jóvenes y en intentos ción en- al poder del padre cruel y omnipotente era la única condición para
de enfrentar entre sí a los demás miembros de la familia. Jacobson describe sobrevivir y que, por tanto, tenían que ser cortados todos los lazoscon.obje­
por un lado, la alternación entre la agresividad abierta y los rasgos paranoi' tos alternativos buenos pero débiles. Por último, la sensación «hdarant
des, y por otro, la sumisión y traición junto con otras tendencias antisociales, de poder y gozo lograda una vez que te identificacior. con.un objeto cruel
n el extremo más patológico del espectro, incluyendo la personalidad
omnipotente se había completado, les daba una sens
antisocial propia y la narcisista con fuertes rasgos antisociales y/o narcisismo
"”edo, del dolor, y de! temor y la conv.cc.on de*a
maligno, hay una predominancia clara del estrato más primitivo de precursor lesión era la única manera significante de relacionarse con los demas.
ricamen^05 C suPerX0, ^stos incluyen una expresión de agresión que prac'
del "° SC ml"ga T n‘nguna integrac>ón con precursores idealizados
nones oNetX^ ‘mpUlS° P°der sobre’ X destrucción de todas las rela- ^honestidad en la transferencia reDresentado por pacientes
sumhos V exñlotad C°Sa qUe.un comPlemento de “esclavos” totalmente ^siguiente nivel de patología del P
¡nf mación importante res-
2Ue suprimen o distorsionan en forma cr pa]abras, aquellos que
ran estos precursoressádicosd™supeXr)PreSentaClÓn Pwto a sus vidas o experiencias subje ’ . jd tratamiento. Estos
ücaracon u^e^nr-50^1es con’° « Paciente SC "”onten por omisión y por com'Sion en narcjs¡sta conspicua, así
Obtener satisfacción sólo‘7 ttatésTte3^’ tOtalmente inmoral qUe£gada Pélenles incluyen los límite sin psirop 8 nivc| abicrtamente límite,
algunos narcis.stas que funcionan £ ■‘protectora’. hay poca
y que no requiere de racionalización paras.?’0".“S"**0" "° adhesión
a ningún valor consistente que no sea el”’”^;d“‘« adh >>', la deshonestidad es mayormente de
256 Patología grave del superyó (Capítulo 18) Otología grave del¡upayó 257

conducta antisocial directa o abierta, y la calidad de las relaciones objétales un esposo asesino, como con el padre avsinn •u«
« mejor mantenida. A veces la gravedad relativa de la patología del superyó la relación conmigo y causando potencialmente mimume ’ envenenando
puede pasarse por alto durante periodos largos en el tratamiento.
Los ejemplos típicos incluyen pacientes que omiten hablar de aspectos Negación de la responsabilidad moral
importantes de sus experiencias e interacciones de la vida diaria porque te­
men que el analista criticará o tratará de interrumpir estas conductas. Los El siguiente nivel de patología del superyó se caracteriza por lo que podría
pacientes a veces “confiesan” su conducta al analista sólo para continuarla resumirse como negación de la responsabilidad moral de las acciones propias
después, con la suposición implícita de que su confesión los releva de res­ En contraste con el grupo anterior de pacientes, mayormente con organiza-
ponsabilidad por sus actos. El analista debe decidir si consentirá la conti­ ción límite pero sin rasgos narcisistas dominantes, este grupo está represen­
nuación de esta conducta recibiendo la información en silencio o si tomará tado por pacientes con personalidad narcisista típica pero sin conducta
la responsabilidad para interrumpirla. antisocial en sentido estricto ni mentiras expresas en la transferencia. En
En contraste con el paciente con el síntoma más restringido de guardar estos casos no encontramos supresión consciente, omisión sistemática, ni
secretos en un área sobre la que siente mucha vergüenza o culpa pero aue distorsión de cierta información sino, más bien, una revelación “inocente”
no encierra conducta antisocial o autodestructiva importante, y con el que de experiencias y conductas contradictorias, separadas por una barrera de
opera bajo el dominio de la negación inconsciente, que se da cuenta cognos­ negación mutua —una manifestación del mecanismo de escisión subyacente—
citivamente de una cierta experiencia o conducta pero no de su implicación que lleva a la negación del interés, de un sentido de responsabilidad y de
emocional, el paciente que miente en forma crónica se da completa cuenta sentimientos de culpa.
de la importancia cognoscitiva y emocional de los problemas suprimidos. Estos pacientes no mienten conscientemente en el sentido ordinario de
U.: Una mujer con una historia de abuso de drogas y alcoholismo cróni­ la palabra. Su deshonestidad estriba en rehusar aceptar la responsabilidad
cos estaba involucrada con un hombre que era traficante de drogas. Por un por la confiabilidad de sus sentimientos, intenciones, y acciones. De hecho,
largo tiempo deliberadamente me ocultó que ella sabía de las actividades es sorprendente cuán fácilmente algunos de estos pacientes, que por lo ge­
criminales de su amigo. “Confesó” sólo cuando la muerte de un amigo cerca­ neral tienen una historia de conducta manipuladora, controladora y explo­
no, que ella sospechaba había sido causada por el grupo criminal al que per­ tadora hacia los demás, son capaces de “lavar el cerebro” al terapeuta con
tenecía su amigo, le produjo una intensa angustia. la lógica de su manera suave y caballerosa de descartar la responsabilidad
Exploré con ella los factores que le habían impedido decirme de la cul­ personal y el interés por sí mismos y por los demás. Claramente, estos pa­
tura criminal que la rodeaba. Surgió que por debajo de su temor de que yo cientes muestran una continuidad cognoscitiva de sus estados mentales, pero
le prohibiera continuar la relación con su amigo o acabara el tratamiento conservan una discontinuidad afectiva que los protege de la ansiedad o culpa
a causa de mi indignación por su relación con un grupo de gente turbia, y de cualquier identificación con valores morales. Parecen ilustrar en forma
yacía el temor más profundo de que ella traicionara a su novio por haberme simultánea el uso defensivo de la escisión y la conducta totalmente centrada
en sí mismo que puede uno observar en los niños antes de tener lugar la in­
hablado de sus actividades-, esto pondría en peligro mi vida porque el grupo
de él podría querer eliminarme ya que yo “sabría demasiado”. Esta revela­ tegración del superyó. Además, muestran un empobrecimiento significativo
en su capacidad de compromiso profundo en las relaciones objétales. Su
ción llevó, a su vez, a la expresión de U. de su temor respecto a sus propios
eseos de muerte hacia mí y a su sumisión masoquista a una situación social opacidad para hacer dudar al analista sobre sus propios juicios de valor y
aun sus conceptos ordinarios de responsabilidad y culpa es impresionante.
que ella percibía como peligrosa para su propia vida.
En las etapas iniciales del tratamiento, U., una personalidad típica in- Estos pacientes, en resumen, tienen un talento cruel para *
tantü con organización límite había revelado libremente fantasías mastur- eternas de valores del analista al relacionarse con ellos. La siguiente ilus-
,’"duyen<lo orgias sexuales con sus padres. Yo me había preguntado
hablasldo en verdad testigo de, o participado en, actividades
n T P^ÍhoX
"b tu““ ° Pervers« on su niñez temprana. Estas fantasías mas-

^omn eios V eKeSUkaban tener origen« ^"éticos mucho mas


fonTia simultánea, estaba desarrolland
la niñeT emnranaPceSentaKan exPeriencias sexuales directas de ese tipo en s ndo hombre que lo
hábito de mentirme embar^°’ varios meses después de la apertura de su tro hombre. Noches después, también 1 yaba de esto en forma
a,Tlaba y que era ei único hombre en su vida. V. hablaba
surgió nue?a tafo™^eCt0 a la naturaleza dt las actividades de su am>go,
que^su mad?e hab™SnreSpeCt° a su P“ad° inconsciente, oue suged atante abierta en las sesiones. una fuen[e de conflicto para
de U. -tamo miedo aue e? ‘ CTÓnÍC0 a s« envenenada por el padr . Cuando planteé la cuestión de si est hombres noSecono-
’ primero me aseguró que no lo era po<M dccía eswcon toda smce.
su comida antes queX h*™ •* ha"r queel Perro de la familia pr°bi>k entre sí. Después que me asegure de qu
transferencia su identificación^16™ paciente había representado r en eUa quc le hubiera
enutrnaeion tanto con la madre, que era amenazada P« tldad, le pregunté si podría ser fuente de contu
Patología grave del superyó (Capítulo lg)
258 Patología grave del superyó
259
dicho a ambos hombres, casi al mismo tiempo, que los amaba y que Cada ria del tercer nivel de prohibiciones y demanda, i , _r
uno era su único amor. V. muy convincente dijo que ella había sido com­ pacientes presentan una disociación entre precursores nrn 5 rea!'st!Mstos
pletamente sincera al decirle esto a ambos hombres, que sus sentimientos P
habían cambiado por completo de la noche en que había hablado con el pcryó sádicos e idealizados reflejada clínicamente en condjta antislclaí
racionalizada en el contexto de transferencias paranoides ligadas con h pro­
primero a la noche en que había hablado con el otro. Ella sentía que sus yección sobre el analista de precursores sádicos del superyó6 Los precursores
hombres podían siempre estar seguros de que ella era honesta con ellos. idealizados del superyó pueden proyectarse sobre el analista en otros mo-
Dijo que nunca había sido un secreto el hecho de que sus sentimientos cam­ mentos o sobre otros objetos de transferencia hacía quienes una sumisión
biaban y que, por tanto, ella no podía garantizar a nadie “amor eterno”. masoquista contrasta con la deshonestidad en la transferencia paranoide. En
De hecho, una de sus quejas principales era la falta de apreciación de su el caso de una consolidación de un sí mismo grandioso patológico, dicho
honestidad y la conducta contradictoria de los hombres con quienes ella sí mismo grandioso incorpora los precursores idealizados del superyó en
había estado involucrada. Al principio, los hombres aceptaban una relación tanto que los precursores sádicos del superyó se proyectan en forma de ten­
en la que ella era muy amorosa y generosa, aunque dejando claro que no dencias paranoides. A pesar de la dominación de la devaluación y de otras
podía asegurarles cuáles serían sus sentimientos a la larga y que ella necesi­ operaciones defensivas primitivas, que dañan su mundo interiorizado de
taba preservar su libertad. Sin embargo, eventualmente aun los hombres que relaciones objétales, todos estos pacientes son todavía capaces en forma
al principio alababan lo que ella decía se enojaban mucho porque se com­ temporal de mantener relaciones objétales idealizadas, y a veces se reflejan
prometiera más adelante con otros. los rudimentos de niveles más altos de formación del superyó en su capa­
V. no era celosa cuando sus hombres se involucraban en otros amoríos-, cidad para mantener la honestidad ordinaria convencional.
al contrario, estos llegaban como un alivio bienvenido. La incapacidad para La dominación de precursores sádicos tempranos del superyó en todos
experimentar celos es muy frecuente en las personalidades narcisistas. Obvia­ los casos examinados hasta aquí tiene efectos devastadores sobre la interio­
mente, sufría de patología grave en las relaciones objétales, una incapacidad rización de las relaciones objétales. En el mundo interior de estos pacientes,
para comprometerse profundamente con alguien o de permitirse depender y por tanto en sus percepciones de su realidad interpersonal, uno es extre­
por completo de alguien. Sin embargo, en contraste con los casos mencio­ madamente poderoso y despiadado o amenazado con la destrucción o la
nados, esta paciente tenía una actitud más apropiada y aun considerada hacia explotación. Si las relaciones objétales buenas están en constante pebgr°
las personas con quienes no estaba involucrada emocionalmente en forma de destrucción por tales fuerzas malignas, pueden devaluarse por su debili­
intensa-, mantenía un sentido ordinario de honestidad en sus relaciones so­ dad implícita. De este modo, se refuerzan entre si la patología pnmiti a
ciales. En relación a mí, demostró durante muchos meses una grave falta de del superyó y la patología de las relaciones objétales ^enonzadas.
compromiso aparente pero no había mentiras por omisión ni por comisión. Algunos pacientes en este nivel ^erm^ borrar todos los
V. eventualmente aprendió que un abandono radical de toda esperanza de comUnicacion completamente falsa, cínica P malos invalidan
amor la defendía contra temores profundos.de decepción y rabia. La explo­ JUICIOS que implican una comparación d< bj $ condi.
ración de estos rasgos en la transferencia abrió el camino para explorar a la importancia de cualquier comp omisc ha relaciones humanas,
patología de sus relaciones objétales. cion para maniobrar en forma e*'rosa , “espectador inocente” reem-
La patología del superyó en estos pacientes se refleja en la ausencia e Lo que podría llamarse la deshonestidad del especuu
interés, la falta de capacidad para un sentido de responsabilidad moral y de Plaza la identificación peligrosa con el tira"° C ¿nica invade la situación del
culpa, y las racionalizaciones de su conducta presentadas con una lógica en Cuando una deshonestidad importan , UTrian¡zaCión defensiva de las
cantadora. La egosintonicidad de su conducta que no es abiertamente antis0* frotamiento, puede haberse logrado una pebgro de que el amor se des­
cial hace muy difícil al terapeuta ayudarlos a darse cuenta de que hay un alaciones objétales, de modo que ya 00 ' uc una revancha devastadora,
problema detras de esta ausencia aparente de problemas “morales • Pa fruya por el odio o de que este u ti menor pero, por el estío»
cíente así puede experimentar cualquier interés “moral” que el ana.‘S< £stas características se enyue.ntr.^11(1Cj en pacientes con patología mas cve
pudiera expresar, como algo no sólo enjuiciador sino persecutorio y tain 1 .» Pueden estudiarse con más facili sentido de responsa i
sádico. En contraste con las personalidades antisociales que son “h°nCSt*u, d* superyó aquellos que presentan una tal , rri>ntementc
sobre sus actividades antisociales sin interés ni culpa, V., v los casos q°e P°r sus propias acciones. disponibles del suPer>’° s? ' - un
representa, no son abiertamente explotadores de los demás ni antisocial • Aquí ha habido precursora]a idealización - j¡cos e i¿ca.
Su incapacidad para establecer relaciones objétales profundas es cuand« ‘ fizados para permitir cuan m-njin¡1 de precun sentldo ordinario
menos tan autodestructiva como lo es destructiva de sus relaciones con » nusmo grandioso y una m gr conserva aI fragmentar to-
izados del superyó al grado Embargo, estos pací Mgn¡ficantes,
Con los pacientes que presentan deshonestidad en la transferencia y de moralidad convencional. intensos eo protegidos de de-
mcapaodad para asumir responsabilidad moM hay una Mta de integra^ d°s los compromisos emocionales^ están P
y
del superyó normal, una inasequibilidad relativa de la interiorización oM'» acen sus relaciones human
Patología grave del superyó (Capítulo 18) Patología grave del superyó
260
261
sarrollos paranoides al eliminar por completo la “amenaza” de sus necesi. vó V con la consecuente disminución de la •* □
dades de dependencia de los demas y, con esa dependencia, la necesidad de mltU del superyó sobre ias .mágenes pateS^.
demandas y prohibiciones, expectativas y deseos, gratificación y frustración. U intenonzacton del tercer estrato de formación del superyó. La intem i-
Eliminan entonces, toda intimidad humana. zacl0n y la integración supraordmada del nivel edíp.co de funciones^!
Paradójicamente, entonces, los pacientes con personalidad narcisista, superyo permiten el desarrollo de patología ordinaria del superyó en el pa­
incapacidad para aceptar un sentido de continuidad en su responsabilidad ciente neurótico, o del desarrollo normal del superyó en general Aquí la
e interés por los demás, pero sin deshonestidad manifiesta, combinan una calidad de las relaciones objétales refleja la integración del concepto norial
ausencia relativa de rasgos antisociales con una ausencia notable de capaci­ del sí mismo y de las representaciones objétales interiorizadas. La ausencia
dad para las relaciones objétales profundas. de rasgos antisociales, la conservación de un sentido individualizado de mo­
ralidad, la capacidad para relaciones objétales en profundo, y la ausencia de
Rasgos contradictorios del yo y superyó como parte narcisismo patológico se acompañan de, y reflejan la presencia de, una es­
de la patología límite general tructura sólida del superyó, cuando menos parcialmente abstraída, indivi­
El siguiente nivel de patología del superyó se encontrará en la mayoría de dualizada y despersonificada. Bajo estas condiciones, la escenificación de
pacientes con organización límite de la personalidad pero sin los rasgos an­ conducta antisocial refleja fantasías inconscientes específicas relacionadas
tisociales y/o narcisistas mencionados. Estos pacientes se dan cuenta de con una sumisión en esencia masoquista a un superyó sádico pero bien in­
impulsos fuertes y contradictorios que no pueden controlar. Expresan en tegrado, la necesidad de expiación de la culpa inconsciente no realista.
forma espontánea interés o preocupación de que en los estados mentales El nivel final correspondiente de patología del superyó es el de los pa­
contradictorios al actual que es aceptable, ellos pueden sentir o actuar en cientes con organización neurótica de la personalidad y un superyó sádico,
formas que les serían inaceptables ahora. Clínicamente esta condición puede bien integrado pero excesivamente severo. Aquí, la culpa inconsciente de­
ser ilustrada por pacientes con tendencias suicidas graves disociadas, que se terminada por el superyó se refleja por lo general en varios tipos de inhi­
interesan sin embargo, por su potencial suicida y están dispuestos a pedir biciones del yo y formaciones de síntomas y la represión de necesidades
ayuda cuando se sienten amenazados por tales impulsos poderosos. instintivas agresivas y/o sexuales, en el contexto de conflictos predominan­
La capacidad de estos pacientes para experimentar preocupación por temente edípicos relativamente no distorsionados por la condensación con
sí mismos y por los demás y para tolerar sentimientos de culpa cuando rasgos preedípicos. La mayoría de estos pacientes no presentan patología
actúan en forma agresiva hacia aquellos a quienes aman, indica un estado específica del superyó a excepción de una dominación inconsciente de una
inicial de interiorización de las funciones del superyó y una capacidad mu­ moralidad infantil ligada a una fijación sobre prohibiciones y demandas edi-
cho más fuerte para el compromiso emocional hacia los demás, ambos sig­ picas. Estos pacientes por lo general no presentan rasgos antisociales; son ho­
nos pronósticamente favorable. La patología del superyó aquí es en realidad nestos y tienen un sentido de los valores morales; tienen también un rango
parte de la patología general de la organización límite de la personalidad y completo de relaciones objétales interiorizadas normales, integradas. Una in­
refleja la predominancia de las operaciones defensivas primitivas, una tenden­ tegración normal del concepto del sí mismo reemplaza la integración patoló­
cia a disociar y proyectar en forma defensiva las presiones del superyó como gica de un sí mismo grandioso de la patología narcisista deLcarácter
parte de la activación de mecanismos generales de escisión. Sin embargo, en algunos casos la conducta antisocial se eccionada puede
Estos pacientes pueden presentar un funcionamiento superficial que pa­ reflejar el “acting out” de culpa inconsciente. Estos son esde
rece mas caótico, contradictorio e inmaduro (en el sentido de estar perpe­ un sentido de culpa” (Freud, 1916), que representan solo -a Pequeña pro
tuamente en trastorno emocional en sus relaciones objétales) que el del P°rción de pacientes con conducta antisocia . nrrcPntan en la transfe-
ível precedente de patología narcisista. Sin embargo, su apego aferrado Puentes con patología del superyó ae"° P que se encuentran en
han con^riCOmpr0mir5 intensos» si bien contradictorios, señalan que encía las reacciones paranoides graven. t gr^ patología de superyó
pecursore? sádico? caPac'dad Pa^a relaciones objétales. A éste nivel, lo» Pacientes con conducta antisocial de
mencionados. . . ;nvaricación de ciencias físicas
funcionamientodel\Je^pued? ' ’T^haY Un paciente a cargo de un labj>raJ°]r^i sus datos de investigación de
ya más rasgos avanzados «equiblÍs dTsun^ .ampllam<T dlso£iad°’ nia una necesidad compulsiva de >e it dos que él deseaba, i Enton­
norización de imágenes oaternXc ' superyo que se relacionan a la inte r< U a
ado que estuvieran de acuerdo con o m¡smos experimentos vanas
posteriores de desabollo 'álpico. ríall5,as en el momento de etapas 5 re
Z » como se sentía tan culpable, P -f a<jos no eran confiables’ En una
*eces Para asegurarse de que sus datos fa sifie r sus descu-
Conducta antisocial que expresa culpa inconsciente °c.«'ón, cuando sus verdaderos tuPv0 que repetir los expen-
br,mientos rnaninulados no confio en ellos y
Por ultimo, con el logro de un j uu suitados netos eran el
la integración de precursores sáHir f desarrollo en el que se hace posib ^ntostu“amyan'PUa1 v por un X u"a
P «cursores sádicos e idealizados contradictorios del sup^' esgo de ser descubierto y de <lue ‘
Patología grave del superyó (Capítulo 18)
262

reducción dañina de su productividad. Se pudieron trabajar elaboradamen­


te en un plazo largo de análisis la sumisión inconsciente a una imagen paterna
sádica y envidiosa que, en la mente del paciente, no podía tolerar el éxito
profesional de éste, y el “acting out” del éxito y la rebelión así como de la
deshonestidad como una búsqueda de castigo. Este paciente no presentó
otros rasgos antisociales. Sufría de una forma de patología circunscrita del
19
superyó la patología neurótica del carácter.
La secuencia que he descrito, sugiere las relaciones entre desarrollo del
superyó y patología narcisista, tendencias paranoides, destrucción de rela­
Regresión paranoide y
ciones objétales interiorizadas, y conducta antisocial.
En los niveles más bajos de nuestro espectro, la calidad de las relaciones narcisismo maligno
objétales y la del funcionamiento del superyó prácticamente coinciden; en
niveles intermedios de patología las relaciones entre desarrollo del superyó
y la calidad de las relaciones objétales se vuelven más complejas y variadas.
Por último, al centrar la atención en las vicisitudes de la psicopatología en
el extremo grave del espectro de distorsiones del superyó, esta formulación
debería fortalecer la opinión de que los procesos por los que el superyó se
desarrolla e integra se extienden por un periodo más largo de tiempo del que Como ya se mencionó (ver en especial el capítulo 12), los pacientes con
originalmente se suponía. Los desarrollos significativos normales o patoló­ personalidad narcisista que están sufriendo la resolución del sí mismo gran­
gicos del superyó tienen lugar a partir del segundo y tercer años de vida en dioso patológico, con frecuencia presentan complicaciones tan graves que el
adelante, precediendo e influyendo en forma crucial a la integración del su­ tratamiento puede estancarse o interrumpirse en forma prematura. A causa
peryó edípico y posedípico. Desarrollos posteriores del superyó ocurren en de que el cuadro clínico es una condensación de deseos grandiosos y sádi­
la adolescencia, así como, presumiblemente en la vida adulta. cos (reflejo de un sí mismo grandioso patológico infiltrado con agresión),
yo llamo a este fenómeno narcisismo maligno. El narcisismo maligno se hace
manifiesto en forma de distorsiones particulares en la transferencia, a veces
desde el principio del tratamiento, otras después de un cierto grado de re­
gresión en la transferencia.
En ambos casos, el narcisismo maligno se caracteriza por alguno o todos
los elementos siguientes: (1) regresiones paranoides en la transferencia, in­
cluyendo “episodios paranoides micropsicóticos (2) autodestructividad
crónica o suicidio como un triunfo sobre el analista; (3) deshonestidad gra­
ve y leve en la transferencia; y (4) triunfo sádico expreso sobre el analista,
o grandiosidad maligna.

DESCRIPCIONES CLINICAS

Regresión paranoide
Estos desarrollos paranoides en la tra"S^^ que puede
c,°nen el paciente de una suspicacia un iapSo de una sola
tomar cualidades y características ilusor y ^cra de la transferencia el
hora hasta varias semanas o (rara vez) os¡cótica. Por el contrario, sus
Paciente no da señales de sufrir reg a parecen aclararse muy a
daciones objétales con los demas s>gn. cant^P
denudo o adquirir cualidades ideal.zante P

263
nhlv ,1' IMÍTlSlXHIO
KWVSlrm l>Uhílh (('(ifrflulti /v;

|(|. m||0 .|r tales episodios ™ P»»™ muchos paclrnlr* seguir rc. (|c U idea ‘Ir "hacer tonto” Hl remana IItl,■
rallas «H 'ihoM P«rn los M(hm auiodrMrm ljv ’ ‘"!,r *«'h< o en loá jiirpa-
VoMrt(|m en el diván. limen que riidrrc nusr y observar al analista para n,,
quemó gravemente los brazos, y w| * ¿or H^nplo p«< i.-ntc
wr sorprendidos por él. p»vu evitar maques ivpcnlinoN. y ejercer lo que H
menudo se traduce en control sádico de el como pune dr la predominancia con sus ropas de mangas Mrga, c u|irir
de mecanismos proyeciivos. lie observado, en este contexto, el desarrollo tc |e decía al terapeuta lo |,lni (|uc ,r Mcnfí'7\
de fenómenos ¡ilucimiiorios en la transferencia, tonto la percepción de o|o. consternación por parte del terapeuta, un sentido de" inquínela’^reocm
res fecales, distorsiones en la forma de percibir el paciente al analista o los pación y temor por la vida del paciente como la confirmación más fuerte
objetos de la oficina, y de lo que dice el analista. de su triunfo sobre el terapeuta. El rasgo más prominente de estas tenden­
los episodios paranoides pueden desaparecer tan repentinamente como cias autodestructivas es la .sensación de poder que d paciente experimenta
comenzaron, sin ninguna elaboración apreciable en la transferencia y con en relación con el analista. El paciente se hace víctima y victimario a la vez»
una reactivación concomitante del sí mismo grandioso patológico en el pa­ puede adquirir la sensación de liberación dd temor así como un sentido
ciente. De hecho, la falta de trabajar en forma elaborativa y de resolver tales de triunfo sobre el analista (a quien el percibe como preocupado pero im­
episodios paranoides puede producir una reorganización temporal del sí potente frente a la conducta autodcstructiva del paciente).
mismo grandioso patológico y, al mismo tiempo, una tendencia oculta a Esta constelación autodcstructiva plantea la cuestión del diagnóstico
transferir convicciones paranoides disociadas o escindidas sobre el analista diferencial de varios tipos y grados de masoquismo. En un sentido clínico,
de un episodio al siguiente. Así los motivos de queja se acumulan en forma la patología masoquista del carácter y los desarrollos masoquistas correspon­
gradual y periódicamente explotan y pueden eventualmentc llevar a la in­ dientes en la transferencia, pueden clasificarse en un espectro de constela­
terrupción del tratamiento. ciones, desde la más benigna a la más maligna. En un extremo encontramos
En forma característica, estos episodios paranoides comienzan de re­ los casos de masoquismo moral correspondientes a los sentimientos de culpa
pente alrededor de una ambigüedad en la situación del tratamiento o en la inconsciente, y el desarrollo de reacciones terapéuticas negativas que reflejan
actitud del analista, y que el paciente interpreta en una forma paranoide. tal culpa inconsciente en la transferencia. Estos pacientes por lo general tie­
Mediante la identificación proyectiva, el paciente intenta en forma incons­ nen rasgos de personalidad depresivo-masoquista y una estructura intrapsí-
ciente inducir en el analista la animosidad, odio, deshonestidad o manipu­ quica tripartita bien integrada; incluso durante el “acting out” masoquista,
lación de las que el mismo paciente ahora lo acusa. las tendencias autodestructivas son cuando menos en forma parcial egodis-
Estas regresiones paranoides deben distinguirse de los ataques de rabia tónicas.
intensa (rabia narcisista), que los pacientes narcisistas comúnmente experi­ Un segundo nivel de patología masoquista del carácter y los correspon­
mentan cuando son frustrados en sus necesidades narcisistas, y, distinguirse dientes desarrollos en la transferencia, se reflejan en la estructura sadoma-
también, de las reacciones de transferencia fuertemente negativas con rasgos soquista de la personalidad y sus transferencias en las que se alternan la
paranoides que pueden surgir en las últimas etapas del análisis de pacientes conducta sádica y masoquista y los rasgos contradictorios del carácter, re­
con todo tipo de patología del carácter cuando surgen niveles profundos flejando a veces identificación con el agresor y a veces autocastigo egosin-
de formaciones del superyó en la transferencia. A diferencia de los pacien­ tónico como una expresión de ataques inconscientes, que crean culpa, sobre
tes neuróticos ordinarios, los narcisistas malignos que sufren estas regre­ el ahora proyectado atacante sádico. Las desviaciones sexuales masoquistas
siones paranoides carecen de la capacidad para continuar confiando en el Por lo general corresponden a uno de estos dos niveles de estructura maso­
analista en medio de los temores paranoides de la transferencia. quista de la personalidad, al igual que muchas perversiones sadomasoquistas.
En un tercer nivel de gravedad de tendencias autodestructivasencontra-
mos las reacciones terapéuucas negativas como una expresión de envidia
La autodestructividad como triunfo sobre el analista
‘"consciente del analista, un desarrollo que prevalece,denno de ‘tan fe_
Esta constelación clínica se caracteriza por la conducta física o emocional- [encías de pacientes narcisistas y que refere
mente autodestruenva cuando el paciente, en la transferencia, se experimen­ bajo elaborativo igual, pero no es ya n0 se aplica como un
ta asi mismo como amenazado en su presente “equilibrio de poder" con mabgno. Sin embargo, aquí el termino J? conducta autoderrotista

presentacuandñ C,Ontraste c°n la conducta automutilante o suicida que se autocastigo intencional, deseado,í jS^Mcienté de evitar la envidia respec­
que n esentan mtbaCientC “ cxPerim™«do un rechazo real -un síntoma es producto colateral de la necesidad del paciente
hdad narrisista- amd 1’“''"'^ ‘'mÍte !nd«y'ndo a aquellos con persona- t0 del terapeuta que lo ayuda. „uctiv¡dad encontramos la tendencia
fantasías conscientes ó iri aUtode'’tructlvldlKÍ se desata por un desafío a las En el nivel más grave de autod ¡magen paternal sadica. primi-
acia la identificación inconsciente , ajqU¡cren la función de la libre
1.a determinación del paciente T gran‘Jiosidad ° Podet del
refleja no sólo "rabia vuelta contra ¡"'prend,7 . acc‘ones autodestructivas tlva, en la que el suicidio o la au'04mu,t‘la „ i H l sobre el propto destino,
nn 0 t Ma
exPre ón de la agresión, un ^tido * con
wd de calma, determinada y aun Slno> tíP,clmcnte’ una’ di{iere « o amenazaría
A de iúbüo"^ sl
/ e jubilo. veces hay un gozo consciente V el castigo vengativo a un objeto (el ana
Regresión paranoide y narcisismo (Capitulo 19} RegreSÍÓn incide y narcisismo
266 267
a) objeto sádico primitivo con quien el paciente se identifica. Ademas, a este miento, a su vez, se interrumpió unos meses desnué? v u
nivel la destrucción fantaseada o la desaparición del si mismo se vuelve equi­ la ciudad. uespues, y la paciente salió de
valente al poder sobre la persistencia o desaparición de todo el mundo. Aquí
el sí mismo grandioso patológico, identificado con un objeto agresivo triun- X r=”„,±- •
fante. sádico v cruel, refleja la condensación de libido y agresión en su nivel
.-x
•■i’™' vo drn».
más maligno de regresión más grave. Cualquier amenaza que se perciba al
control omnipotente del sí mismo grandioso sádico tiene que contestarse
con la destrucción de dicha amenaza: básicamente, la función preservadora pJCIcn<c ™ ilramró, ripie. d. |p, ¡n„nt05 tr&n¡C(B suic¡d¡o
v enriquecedora de la vida que el terapeuta ejerce. Por último, en conexión como un estilo de vida . tuvo el siguiente sueño poco antes de un intento
con estos rasgos verdaderamente malignos de la autodestructividad como de suicidio importante. Sono que era la asistente del director de un asilo
un rasgo de carácter activado en la transferencia, puede también haber un quien había invitado a todos los parientes de sus ancianos clientes a una
destello de esperanza de que el analista rescate al paciente de la muerte y fiesta que se celebraría en otra parte. Después de alejarlos con extrema
la automutilación. Es el nivel más profundo de autodesrructividad, la actua­ amabilidad y tacto, el director, con la ayuda de la paciente, reunió a todos
ción de una identificación con una representación objetal sádica, primitiva, los internados en un área cerrada y tapiada y procedió a darles muerte por
lo que se hace predominante en la transferencia de algunos pacientes con medio de gas. En las asociaciones de este sueño, apareció que la paciente
narcisismo maligno. se identificaba en forma simultánea con el director asesino y con los inter­
W.. Una mujer con personalidad narcisista, alcohólica crónica, expresaba nados victimados.
continuamente rabia contra aquéllos que no habían sido criados igual que
ella. En un mundo que ella experimentaba como el mundo helado de unos
padres extremadamente ricos, emocionalmente inasequibles, irreprochable­ Deshonestidad en la transferencia
mente atentos pero distantes, interesados sólo en la conducta superficial de Me refiero aquí al paciente que en cierta etapa del tratamiento, oculta al
la paciente y sus hermanos, pero no en sus sentimientos ni bienestar emocio­ terapeuta información importante de modo que la comprensión de éste
nal. W. de gran inteligencia y muy atractiva físicamente, trataba a los hom­ sobre la situación de la transferencia y de la vida del paciente necesariamen­
bres con crueldad y se ahogaba en alcohol cada vez que sus intolerables te debe afectarse.
anhelos de amor salían a la superficie. Me referí a estos casos en el capítulo 18 al describir la deshonestidad
En la transferencia, a veces me percibía como un ejemplar más de una grave y leve en la transferencia, incluyendo los casos relativamente menos
imagen paternal poderosa e indiferente, inasequible, combinando rasgos graves de negación de la responsabilidad por las acciones propias. La es
de ambos padres, y contra la que ella sentía una rabia intensa. A veces ella honestidad grave y crónica en particular plantea la cuestión de si esta pre­
me miraba como un terapeuta auténticamente agradable y amistoso pero sente un narcisismo maligno. Pero algunos pacientes combinan| «Pec^
titubeante e incompetente, incapaz de empatizar por completo con su su­ “leves” de deseos crónicos de suicidio con una faltai en e a-™m‘r
frimiento o de resistir a sus poderes destructivos. En un nivel más profundo, habilidad de sus acciones y formas sutiles de deshonestidad, el resultado
ella tenía un fuerte resentimiento sobre la posibilidad de que yo pudiera se traduce en narcisismo maligno en la transferencia. h bía estado
vivir en un mundo no contaminado por las terribles experiencias de su pro­ Q. V.: Una paciente con tendencias "uicid».
pio mundo. Murmurando en voz alta sobre su recient casuales podrían estar anun-
Desde el principio W. en forma triunfante me advirtió que el tratamien- st0 me hizo preguntarme si esas refere
cstaba cierta de aue no
to estaba destinado al fracaso. Mi disposición a continuar a pesar de los epi” aando un nuevo intento suicida. Le Prej^b{amos conSiderar una vez más
sodios de grave “acting out” que implicaban abuso del alcohol así como enia deseos suicidas en este punto y adicional para evitarse
otras conductas autodestructivas únicamente reforzó su opinión sobre mi- la Posibilidad de que ella pudiera necesitar ayuda
No obstante su actitud distante, petulante y crónicamente congelada, ella a sí misma actuar tales deseos. -«raba en un ánimo suicida y me
me transmitía una esperanza sutil aunque presionante de que yo me rendí' Q- V. declaró categóricamente que n° in(entar el suicidio. Yo dije que
ría respecto a ella, de que yo la rescataría a pesar de ella misma. Sin embar­ Seguró que no había riesgo de que pud e .da[nente; ¿estaba segura de
go, la grandiosidad manifiesta y la actitud despectiva hacia mí, fueron muy en otras ocasiones su ánimo había ca °cambiaba de nuevo' na e
efectivas, para distorsionar la naturaleza de nuestra relación, de modo que no actuaría sus deseos suicidas si . gesto suicida en su
tuvo que tomarse mucho tiempo para clarificar la naturaleza compleja de me aseguró que no llevaría a cabo mngun^ camb.ar en cuyo
Xií * 7 «“«xi^trucnvos y para manejar sus interminables esfuerzos por Puente. Pero, Jadió, claro que válido. '’^ubva-
^tmnarme mov,1,zar a Parientes y a otros profesionales pata
u que me aseguraba natura^mCíy¡¿d por sí misma y ^nte en |a tr?ns-
cuestionarme. W. por ultimo, se cambió a otro psiquiatra directamente des- sentido de interés y respe^S surgía" directamente
pues de un mtento de suicidio de! que apenas^ sobS* Este trata- entes que implicaban agresión diso
/¡egresión paranolde y narcisismo (Capítulo 19) /feotón/>arwoWe>,n(/ftWwo
268 269

fmne¡, Fue muy difícil en este caso señalar ¡a agresión implícita hacia mí
La personalidad antisocial presenta «hu. a
así como hacia ella misma. Tenía que liberarme primero de dejarme ¡mprc. cisista <le la personalidad, conducta innsXl crónic?''0'"" ‘'í?
tiona? oor la inexorable lógica de su declaración. En este caso un largo aná- experimentar culpa o preocupación, explotación <1 ’i aPat“lad P»ra
¿ de su devaluación de mi preocupación por ella, tuyo que preceder a la
exploración de su propia devaluación, lo que reflejo en el nivel mas profundo de un sentido realista del tiempo. ’ y austnc,a
su identificación con una imagen materna “superior" c indiferente. El sádico pervertido presenta conducta sádica abierta -ya sea ligada a
otras actividades sexuales o no- que es intensamente excitante y gratificante
y abiertamente violenta y peligrosa para la integridad física de los demás
Expresión directa del triunfo sádico sobre el analista
Tales casos no experimentan culpa o remordimiento por su conducta fuera
Esta conducta incluye rabia egosintónica, consciente y devaluación del te­ de los episodios sádicos, lo que fue cierto de un joven que golpeaba a las
rapeuta acompañados por un sentimiento de triunfo sobre él al experimen­ mujeres y les tiraba ladrillos desde la azotea cuando estaba sexualmente
tarse su respuesta como menos sádica que la del paciente. F.l paciente puede excitado.
insultar al terapeuta durante muchas sesiones, y el sentido egosintónico de Las categorías (3) y (4), además de no cumplir con los criterios para
certeza y seguridad con que trata al terapeuta como un idiota incompetente las categorías (1) y (2), presentan al principio rasgos grandiosos y despec­
puede volverse abrumador. Los aspectos sádicos de esta devaluación pueden tivos. Sin embargo, estos rasgos al explorarse y confrontarse, resultan ser
incluir amenazas de violencia u otras formas de agresión psicológica. cgodistónicos y conflictivos. El surgimiento en estos pacientes, de más tipos
Esta constelación puede también designarse grandiosidad maligna: Un malignos de grandiosidad más adelante en el tratamiento, refleja una regre­
triunfo omnipotente sobre el analista por un largo periodo reconfirma la sión en la transferencia que es pronósticamente grave, sin embargo, menos
seguridad del sí mismo grandioso patológico del paciente, expresa la deva­ de lo que es la grandiosidad sádica, por completo egosintónica que es evi­
luación de y la venganza contra el amenazante mundo de relaciones objé­ dente desde el principio del tratamiento. La capacidad del paciente para
tales internas exitosamente exteriorizadas sobre el analista, y se acompaña establecer alguna relación dependiente con otras personas mejora la impli­
a menudo por la extrema deshumanización en la transferencia. Esta carac­ cación pronostica de este síndrome. Ya he descrito casos con estas carac­
terística se encuentra en un espectro de pacientes, desde la personalidad terísticas, que van desde la personalidad antisocial intratable a la narcisista
antisocial propia hasta ciertas personalidades narcisistas con rasgos paranoi- con conducta antisocial egosintónica (ver capítulo 18); el narcisismo maligno
dcs y antisociales. Estos pacientes presentan tendencias despectivas egosin- y la patología grave del superyó van mano a mano.
tónicas muy fuertes y un sadismo bien racionalizado en sus relaciones con
los demás. El mentir por lo general no llega a ser problema; de hecho, estos
pacientes exhiben una afirmación justificante arrogante o sádica de su con­ CONSIDERACIONES TEORICAS
ducta antisocial. Los drogadictos con esta característica de personalidad
experimentan un sentimiento de superioridad tan pronto como la droga
los libera de su dependencia de los demás o de las gratificaciones controla­ Bajo circunstancias óptimas, en las etapas avanzadas del tratamiento de per-
das “externamente”. tonalidades narcisistas, uno observa una oscilación entre peno os e i ea i
Como declaré al principio de este capítulo, el narcisismo maligno puede nación y transferencias abiertamente negativas, en el contexto de las¡que: son
hacerse manifiesto en la transferencia ya sea desde el principio del tratamien­ integradas en forma gradual relaciones objétales mutuamente d,s°ciad“'
to o después de un cierto periodo de tiempo, reflejando una regresión en U idealizadas y persecutorias. Las formas primitivas de 'de^’"°n“cb“^“
transferencia. Esta observación puede relacionarse con el diagnóstico dife' en autoidealización y la escisión de la idealización gr_
rencial de las constelaciones más graves de la infiltración agresiva del sí m** -■a idealizaciones más maduras que son ¿" nc.as
mo grandioso, a saber. (1) la personalidad antisocial propia; (2) pacientes Pesion y contlenen elementos d{ ¡cos y preedípicos condensados
con desviaciones o perversiones sexuales que incluyen conducta sádica abier- mente negativas reflejan ahora P
ación gradual de estas transfe
con ame"aza a la vida; (3) personalidades narcisistas con ataques egosm' on imágenes paternales tempranas, ta de un s¡ mismo normal
ra.ia’ ra58os antisociales o tendencias paranoides, y (4) pers0?a encías hostiles e idealizadas Pcrm‘te.', famplía la capacidad para man-
XnZT C°n C™ísticas Yertamente límite, ¿ste diagn suco y una consolidación de la identidad -C 'Meciendo así por igual la capa-
te"er relaciones objétales en profundo, restaoiec
neral intratables P°na.ntc Porque las primeras dos categorías son pot ' Cldad para la dependencia normal.
X tSmn LT la P“apia de expresión y presentan el síndro* nM-«;onalidad narcisista, a pesar de la
. la mayoría de los pacientes con p del supery¿ en el sí mismo
nar “Tue o±°„ H Sd' n ?rinciPio Todas V otras personalidad» Arción prevaleciente de precursores idealidealizados del superyo
de su tratamiento, tienen maliSno e" CtapaS P^"0 ^ndioso patológico, un remanente de P* gic0. Este remanente se con-
pronostico mucho más favorable.
Perrnanece fuera del sí mismo grandio P
Regresión paranoide y narcisismo (Capitulo 19) Regresión paranoide y narcüismo
270 271
densa con precursores sádicos anteriores del superyo, llevando a su neutrali­ en presencia de estos precursores sádicos del superyó, que todas las inte­
zación mutua. La integración de estos precursores facilita la internalización racciones humanas confiables, sicativas son de naturaleza agesta
y algún grado de integración de imágenes paternales mas realistas ligadas La cuestión de la enologu de estas regresiones en la transferencia y del
a etapas edípicas posteriores, estableciendo así la base para funciones del narcisismo maligno en general se contesta más fácilmente en un contexto
superyó que permanecen asequibles aun cuando predomine el sí mismo gran­ clínico que en un marco teonco. Los esfuerzos del analista por resolver las
dioso patológico como el regulador principal de la autoestima. Estos pacien­ transferencias narcisistas en el aquí y ahora, por explorar los significados
tes, por regla, no desarrollan el síndrome de narcisismo maligno en etapas inconscientes de la transferencia del paciente como un primer paso antes
de regresión en la transferencia. de poder plantear la pregunta ¿de dónde viene todo esto?”, representan
Comparando estos desarrollos relativamente benignos en las etapas avan­ un cambio seguro para el inicio de trabajo constructivo y reconstructivo.
zadas del tratamiento de personalidades narcisistas con los desarrollos ma­ El paciente, como se enfatizó ya en el capítulo 12, tiene que modificar sus
lignos detallados en la sección anterior, nos encontramos con la naturaleza puntos de vista rígidos sobre el presente antes de estar listo para reexaminar
central de la patología del superyó en los casos malignos. Todos los pacientes sus mitos conservados rígidamente respecto a su pasado a la luz de nuevo
con las regresiones malignas en la transferencia según descritos presentan material que va surgiendo en la asociación libre.
típicamente lagunas en el superyó (Johnson, 1949), o la ausencia de un sen­ Teóricamente estas transferencias reflejan las vicisitudes de una forma­
tido ordinario de moralidad. En contraste, las personalidades narcisistas en ción temprana fallida del superyó y de una falta de consolidación de las re­
fases avanzadas más benignas muestran alguna capacidad para la idealización laciones objétales totales en el contexto de la integración de la identidad
no ligada a la autoidealización, para el compromiso e interés respecto a sus del yo. La pregunta puede, entonces, formularse asi.- ¿Qué experiencias
relaciones con los objetos, y para mantener un sentido ordinario de morali­ reales y /o fantaseadas y/o qué defensas, contra ambas son responsables de
dad. una transformación maligna del mundo de las relaciones objet es, que eva
Propongo que el narcisismo maligno ilustra un nivel profundo de pato­ a la devaluación y esclavización sádica de relaciones objeta es intern
logía del superyó caracterizada por (1) la ausencia de precursores idealizados potencialmente buenas por parte de un sí mismo integra •
del superyó (sí mismo idealizado y representaciones objétales idealizadas que Potente y “loco” (Rosenfeld, 1970? El SÍ m»m° y
ordinariamente constituirían el yo ideal primitivo) que no sean aquellos in­ sádico reemplaza a los precursores sádicos del superyo sádicos del
tegrados en el sí mismo grandioso patológico; (2) la predominancia del nivel sión, y tranpsforma ioPque de otro modo serían
temprano de precursores sádicos del superyó, que representan, por su poder superyó en una estructura anormal del si mis del supcryó,
desordenado, las únicas representaciones objétales internalizadas confiables la internalización de componentes posteriores aSnectos del siguien-
asequibles, y (3) la consolidación intrapsíquica de un status quo en la fanta­ Sugiero muy tentativamente que ados aquí; (1) la experiencia
sía que permite la supervivencia cuando las únicas representaciones objétales *e escenario del pasado del paciente están p es. Un sentimiento de
confiables asequibles parecerían ser de enemigos sádicos. de los objetos externos como omn’?otente^ ynf . buena, amorosa con un
Si esta formulación es precisa, los casos de personalidad narcisista con Cualquier relación mutuamente grao f > c£>ntienc ja semilla del
narcisismo maligno en la transferencia iluminarían el núcleo mismo del com objeto es frágil, fácilmente destruida, y, ¿n sentimiento de que la
piejo edificio constituido por los estratos sucesivos de integración del super­ «aque por parte del objeto cruel y Poder°¡ ¿ para ja supervivencia y que
yó originalmente descritos por Jacobson (1964). En todos estos casos, Ia fisión total a ese objeto es la única condición ]
resolución psicoanalítica del sí mismo grandioso patológico deja al descu P°r tanto, todos los lazos con un obje y omnipotente se logr ,
bierto la ausencia de precursores idealizados del superyó subyacentes (ex na vez que la identificación con el oj & ^ración del temor, e
cepto aquellos que fueron absorbidos en el sí mismo grandioso patológico? na regocijante sensación de poder y g déla agresión
y la predominancia sin oposición de precursores sádicos del superyó,11®
neutralizados, expresando una condensación de agresión preedípica y edip1' rtiodmÍed°’ y Cl sentimient0 dC qeCcon^los demás, son ja ajopCión
ca en formas absolutas. com° Sl^nificativo de relacionáis de una ruta de <s^ca 0 hipócrita, la
mo alternativa, el descubnmicn o falsa’araC1ón entre objetos
En ese punto, es como si las representaciones del sí mismo cargadas fr nK
i ina mente y las cargadas agresivamente estuvieran reforzando la predoini e una forma de comunicación uC una comp ■ relación obje-

nancia de estos precursores sádicos del superyó. La misma fragilidad de 1* b^ción de todo juicio que .f^rtancia de. ^^Inas. En este
ia de los uenos y malos, y ia negación de }as relacio^ -nocente reemplaza
XTomX" de‘ Sí m‘Sm° Car^adas libidYnalmenTe en prefenc.a de £ ° manejo exitoso en el caos d' ¿el esPecelimisión masoouista a el.
ero de deetni^rT n°H prim°rd‘ales y dominantes del superyó, indica el p
el sadismo inrra0"' ' cualcIuler cosa que no se ajuste a o se incorpore P
el sadismo mtrapsiquico dominante. Esto es podríamos decir una versio» T deílfificación peligrosa con ' y conCe??y dramático en las re
dqro™eHPeT4Ona " el mundo“e pesadla de d P£li^0S’ ^det^^
humana representan un
07
de Orwell. Las representador agres.vas del sí mismo confirma». n
s°bjetales internalizadas.
Regresión paranoide y narelfilsmo (Capítulo 19) Repentón paranoide
272 zy fiur( litistno
^archhmo 271

1 „ condensación de derivados de impulso» sexuales y agresivos de estos pueda confiarse en su rapacidad para el am,.,
paciente* es similar a la del espectro límite. Las taniasias sexuales de estos pico (le estos desarrollos de |a transforme S” ronfíahilí<hl<í- Es fí­
pacientes son sorprendentemente similares a las de h» pacientes con per- jeseos de suicidio como un ataque sobre da .r'”* ,ainfr narración de los
versiones sexuales Hay una agresivi/ación consistente di todo los deseos suicidas y desenmascare una intensa rabia contra ‘ ,S’n,n,,ya ,a’ Pr^ioncs
sexuales, lar penetración genital se hace equivalente a dcstru.r los genuales Con la deshonestidad grave y crónica m i r
o a llenar las cavidades corporales con excremento. El pene como fuente una deshumanización defensiva de todas las rrlLT i ’C ha da<’°
de envenenamiento que invade el cuerpo es la contraparttda de los pechos que ya no hay peligro de que el des^dX W”’ t
cruelmente inasequible que sólo pueden ser incorporarlos a través de la des­ odio evoque represabas devastadoras. I.» mccanizadón dé’ todas hs’reíi
trucción canibalesca. U falta de diferenciación de metas sexuales, de modo conos objétales, el retratmtento de los compromisos emocionales prófundm
que se condensan las fantasías orales, anales y genitales y expresan en forma haca una excitación puramente erótica y agresiva, elimina los peli™ £
simultánea impulsos y amenazas de todos los niveles del desarrollo psico- vides plenamente en los otros modos de defensa. El poder de los precursores
sexual, corresponde a una desdiferenciacion paralela de las características sádicos del superyo ha sido anulado al eliminar por completo la dependencia
sexuales masculinas y femeninas, de modo que los impulsos homosexuales eliminando expectativas y anhelos, gratificación y frustración, y, la intimi­
y heterosexuales se entremezclan en forma caótica. Estos pacientes presen­ dad. Jacobson (1971) señaló la necesidad urgente del paciente paranoide
tan lo que Mcltzer (1973), ha llamado “confusiones zonales” y rasgos de de traicionar, lo que refleja una reversión repetina a la rebelión agresiva de
“transferencia perversa”. La promiscuidad sexual puede defenderlos del la sumisión masoquista a un enemigo temido. Estas reversiones aparecen en
involucramiento profundo con una pareja sexual que los amenazaría con la historia de algunos pacientes paranoides y se repiten en la transferencia.
la irrupción de violencia incontrolable. Estos pacientes también presentan Por último, la identificación consciente con un agresor sádico justificado,
“analización”, la regresión sádica de todas las relaciones objétales que tiende niega la existencia de todas las necesidades de dependencia y de relaciones
a negar la diferenciación sexual y generacional (descrita por Chasseguet- objétales, de toda la responsabilidad e interés por sí mismo o por los demás,
Smirgel, 1978), en la que las relaciones objétales se “digieren” hasta un es­ y refleja una corrupción de todas las relaciones objétales y un tipo primitivo
tado de “heces” no diferenciadas. de identificación con el agresor. En casos extremos, esto transforma a la
En esta formulación los síndromes de narcisismo maligno pueden enten­ personalidad puramente narcisista en antisocial. He observado clínicamente
derse como soluciones alternativas de compromiso para este dramático es­ (Kernberg, 197 5), que en tanto que muchas personalidades narcisistas presen­
tado intrapsíquico asumido. tan rasgos antisociales (y esto empeora su pronóstico), todas las persona­
Las regresiones paranoides pueden verse como los intentos del paciente lidades antisociales presentan las características de la estructura narcisista
por identificarse con sus propios precursores sádicos del superyó como una de la personalidad además de la destrucción particularmente grave de las
alternativa para no ser atacado, humillado, destruido y explotado por estos Unciones de su superyó.
mismos precursores proyectados sobre el analista. En forma similar, su sú­ En resumen, propongo que el desarrollo de un sí mismo grandioso pato-
plica desesperada de que el analista no sea presa de estas distorsiones sádicas •ógico empobrece en forma significativa el funcionamiento normal del su­
que demuestre bondad y confiabilidad, a pesar de o frente a la agresión del peryó porque los precursores idealizados del superyó se incorporan en este
paciente, refleja una búsqueda de algún residuo de una buena relación obje- sí mismo grandioso patológico. Este desarrollo deja sin neutralizar y clara­
tal. nte predominantes a los precursores sádicos del superyo y propicia su
Cuando el paciente, en un intento de triunfo inconsciente sobre el ana­ Proyección bajo la forma de rasgos paranoides de la personalidad como una
lista, es crónicamente autodestructivo y suicida, se ha dado un proceso más ^rernativa a una consolidación del superyó con un sadismo «c™v°
maligno. El paciente ha internalizado el conflicto paranoide (externalizado ^r>P<!o. Bajo circunstancias óptimas, ciertos precursores ,d*^ad« d'e£'
bajo la regresión paranoide) y, por medio de un refusión regresiva en la fan­ fenecen asequibles para la neutralización de los P^^^Xec-
tasía, ha obtenido una identificación primitiva con el agresor simultánea­ » y permiten la iLmalización de ios mve^ P~« £ jn.oyec
mente con la representación del papel de víctima. Las automutilaciones del
paciente y sus ataques suicidas desesperados, no sólo son un triunfo sobre V n?e SUperyÓ determinando a5‘, a Cip ? dc relaciones objétales ordina-
y Protependo la capacidad para algún grado d responsabilidad per-
sus necesidades sino también representan la liberación del temor por ** n
s *- de dependencia e interés, junto con un senbdo de respon
identificación con el agresor y dejan un sentimiento profundamente grao* n
¡cante e cercanía y pertenencia al unirse al agresor como víctima. Este ■ ■ in< conflictos graves alrededor
Cuando, en las personalidades narcisistas. bnlinadorarnente sádicos
upo de masoquismo primitivo es visto al final de 1984 de Orwell en el amor
dagresión temprana resultan CT P^Xrralizadas del superyó fallan;
de la torturada víctima haca el “hermano mayor’ sádico Tue por último
destruirá su vida. La autodestructividad drl „ aoico p.Amfío tamk^ery,° cstos residuos de fun^n5S binaria v con ella, la capacidad
y reto a la capac.dad del analistaparaenf en,a ' ” pL?’? sufren menoscabo la ^ida<°± de culpa Al mismo tiempo.
£1 analista puede tener que probarsu j C 3 C5U a^cs,on L e‘ Ínter«> responsabilidad y *ntl,n*nXrales sádicas mtemahzadas.
s prooar su poder de supervivencia antes de que ido tortísimo poder de la» rejones obje

B1BL ’ ° L salle
274 Regresión paranoide y narcisismo (Capítulo 19) P^anoide y

la condensación del sí mismo grandioso con la agresión compensa la debi­ omnipotente que él puede manejar cualoui^
lidad y fragilidad potenciales de todas las relaciones objétales idealizadas, La fuerte autodestructividad física necesita ruac’on pudiera surgir,
y el sí mismo grandioso patológico se hace poderoso y sádico y consolida trol para que el analista tenga campo libre Darah syfic,entemente bajo con-
la corrupción general de los sistemas de valores internalizados. Hay un para­ Lo mismo se aplica para pacientes cuva LaJintervenc,on interpretativa,
la vida o bienestar de los demás U a8rcsiva Pueda amenazar
lelo entre la disponibilidad de algún compromiso en las relaciones objétales,
cuando menos la esperanza de la posibilidad de amor, y la ausencia de los
aspectos más malignos de deterioro del superyó reflejados en los rasgos an­ enXtt.ríZoTXÉSrd contro' *su
tisociales. El deterioro grave y corrupción de las relaciones objétales primi­ debe renunciar a esta conducta antes de que su significado p" dTentende" e
tivas y de los remanentes de una capacidad para funciones del superyó van y trabajarse elaboradamente. Esto no significa que el analista deba comen­
juntos; de hecho, estas condiciones están íntimamente relacionadas en sus zar a dar ordenes al páctente pero sí que discuta con el paciente las razones
orígenes. de la necesidad de que este controle esta conducta. El terapeuta debe dejar
Consecuentemente, la búsqueda por parte de algunos pacientes de un claro que tal conducta debe estar firmemente bajo control como una condi­
sentido primitivo de la bondad, felicidad, logro y bienestar a través del al­ ción para continuar el tratamiento. El análisis de esta desviación de la neutra­
cohol, drogas o tipos fragmentados de sexualidad puede considerarse que lidad técnica puede y debe seguir después. Por ejemplo, con pacientes que
contiene la semilla de lo que podría convertirse en una búsqueda del amor, sufren de anorexia nerviosa, es indispensable que se logre y mantenga un
en contraste con la cualidad fría, deshumanizada, vengativa, destructiva del peso óptimo antes de emprender la exploración psicoanalítica de los con­
psicópata. Sin embargo, al mismo tiempo, para algunos pacientes el sí mismo flictos subyacentes.
grandioso patológico puede proporcionar una estructura intrapsíquica más Un segundo nivel de prioridad es el análisis de la mentira crónica. En
tendiente a la adaptación que las tendencias gravemente paranoides o primi­ tanto se esté usando la comunicación verbal en forma primordial para des­
tivamente masoquistas de las que esta estructura los protege. Hay algunas truir una relación honesta entre paciente y terapeuta, lo demás tendrá que
personalidades narcisistas cuyo sí mismo grandioso patológico no debiera esperar. Este hecho de mentir tiene que ser clarificado, confrontado y re­
analizarse; más bien, debería intentarse un tipo de psicoterapia de apoyo suelto, analíticamente si es posible, o mediante un control social externo y
encaminado a mejorar la adaptación a sí mismos y a su realidad psicosocial. confrontación consistente (lo que por lo general indica la necesidad de psi­
coterapia de apoyo). El análisis consistente de la deshonestidad como un
problema importante en la transferencia lleva con frecuencia a su resolución
CONSIDERACIONES TECNICAS gradual en el contexto de la reactivación de las relaciones objétales subya­
centes involucradas paranoides, primitivamente masoquistas o corruptas.
Muchas de las consideraciones técnicas que se dan a continuación pueden Un tercer nivel de prioridad es el análisis de la incapacidad cromea del
incorporarse al psicoanálisis y a la psicoterapia psicoanalítica; otras requieren Paciente para depender realmente del analista. Esta es la resistencia mas ti-
la introducción de parámetros de técnica lo que hace cuestionable la posibi­ P'« a la transferencia en el caso de pcrsonal.dades narcisistas,a la que me
lidad de conservar un marco psicoanalítico. referido en forma más externa previamente (capitules 12 y 1 ).
Revisando todos los tipos de narcisismo maligno en las regresiones en la . U característica más sobresaliente de la acxivacon de sí m.snaogran
transferencia ya descritos, resultarían los siguientes puntos básicos respecto dioso infiltrado agresivamente, es la necesi a e un obJtIO
a la probabilidad de resolución terapéutica de estas regresiones: (1) la capa­
cidad remanente del paciente para mantener una relación dependiente hacia bugcnamCntC: SUS int<:rprCtaC'One5neCsreL« monvacioncs inconscientes para
el psicoanalista, (2) la capacidad del paciente para tolerar el mantener una «cno autonomo y sus posesiones. L incluyen envidia del analista
situación psicoterapéutica o psicoanalítica cuando predominan las transfe­ stas necesidades implacablemente ^cs.tr^ calidades narcisistas en gene-
orno un objeto nutriente -típica de P r |a víctima de la misma
rencias negativas fuertes, y (3) la disponibilidad de arreglos para el tratamien­ ral' y, más allá de eso, envidia del analist p
to que protejan en forma realista al paciente de un “acting out” seriamente d anahsta pUeda go-
Pato|()gía que el paciente. La ^^i'Lrirntc aprisionado por su sí mismo
destructivo o autodcstructivo que pudiera poner en peligro no sólo la con­ Zar propia vida se hace intolerable al pacitn r
tinuación del tratamiento sino la vida misma del paciente (o al analista mi»'
Endioso, sádico. .Hia consciente e inconsciente estos pa-
Desde un punto de vista práctico, la tarca más urgente al tratar las regre­
siones malignas en Ja transferencia es limitar las acciones destructivas o auto-

■n =1 £ analista r ta,,a.z dc rS
pacientes psicóncos la primera tarea del analista esascgurar'úniado reali-^
de segundad para el páctente y para sí m.srn., m£ $“c"X™en fvrm»
....
2 76 l< presión paranoide y narcisismo (('apítulo / 9)
277
U conservación inconsciente de la seguridad puede también implicar rema­ tido el mismo error dos vece,. j,,. pr(. , .
nente de sus representaciones objétales buenas. cudo. Reaccionó con intensa rubia, acusando',,, " V" P"<lríi‘ íl ‘'star-cquivo-
lln paciente me describíi> a su nueva novia, En contraste con las diversas mintiendo. Mis esfuerzos por explorar con él ¡A" , v''h™ent<- de estar
mujeres que había mencionado, esta joven sonaba más real, y yo podía vi­ sólo aumentaron su rabia, su sentimiento de uu r, tlc cstas fantasías
sualizarla con más claridad; mi experiencia de ella, a través de la narración ser un mentiroso, y su firme percepción de foX « «<<
de él, era la de alguien muy decente y agradable. Cuando señalé este cambio crueldad y cinismo al estar dispuesto a mentir 6 describía como mi
en la naturaleza de su descripción, el paciente de inmediato y en forma iró­ Cuando traté de ligar su percepción de mí con su ocrceD^'iní:lhbl¡u,;uf
nica descalificó lo que dije, añadiendo en forma triunfante que ya estaba per­ mente similar de su madre, cuya experiencia se la presentaba com^umme.
diendo interés en la joven. Durante las siguientes semanas experimenté una manipuladora, autojustüicante y deshonesta, protestó furiosamente contra
sensación de duelo por la perdida de su relación con esta mujer. Planteé la mis esfuerzos por exonerar a su madre al igual que a mí mismo.
pregunta al paciente de si él estaría tratando de inducir en mí un sentimiento Este desarrollo en la transferencia desapareció en forma gradual sin ser
de duelo por una relación que él no se atrevía a experimentar en forma per­ resuelto. Después de unas semanas, la actitud de X. se volvió la de una víc­
sonal. Esta interpretación fue recibida primero con sonrisas despectivas y tima generosa dispuesta a perdonar y olvidar. Al parecer había resuelto la
eventualmcnte con la acusación airada de que, en mi manera tortuosa, yo espantosa contradicción entre su confianza en mí como analista y su convic­
estaba tratando de hacerlo sentir culpable. Sin embargo, varias semanas des­ ción de que yo le había mentido atribuyendo mi “error” a un proceso in­
pués, el paciente fue capaz de reconocer que lamentaba y sentía su culpa por consciente en mí, reflejando sentimientos negativos contra él de los que yo
la forma como había tratado a esta mujer a quien ahora reconocía como no estaba consciente, y a mi naturaleza básicamente orgullosa y terca, lo que
muy valiosa. el estaba dispuesto a tolerar a causa de mis rasgos favorables como su ana­
El tipo de esfuerzo más frecuente para destruir las interpretaciones del lista.
analista, su seguridad interna, y su creatividad como terapeuta se expresa Unos meses después, una enfermedad grave de un miembro de su familia
cuando el paciente en forma incansable devalúa el proceso analítico, con que­ requirió que X. se ausentara de la ciudad, y yo cambié algunas de sus citas
jas crónicas de que el tratamiento no está ayudando, de que el analista no es­ para hacer posible conservar la continuidad de su tratamiento. En ese punto,
ta diciendo nada nuevo, y así sucesivamente, mientras de manera simultánea yo estaba más que alerta respecto a cualquier malentendido sobre nuestros
devalúa rápidamente y en forma perentoria cualesquiera interpretaciones horarios y me di plena cuenta de lo extremadamente controlado que me
subsecuentes que el analista pudiera ofrecer. El paciente puede rechazar de sentía por parte de él en cuanto a nuestros arreglos, en particular en lo que
repente el cuidadoso trabajo interpretativo realizado durante un periodo de se refería a sus honorarios mensuales. Y, por supuesto, la misma situación
muchas sesiones. Lo que es más característico e impactante es que en dichos repitió, y X. de nuevo me acusó de haberle cobrado de mas
momentos de rechazo —que para el paciente son ilustraciones aparentemente Ahora me mantuve firme al afirmar que e error en su
notorias del fracaso del analista— el paciente aparece feliz y triunfante. De error debía reflejar la activación dc u^ 7y sorprendido de que, des-
hecho, es esta expresión de triunfo después de demoler las interpretaciones c
mtrapsiquica en la relación conmigo. X. « ¿curaba nuevamente con
del analista, en fuerte contraste con las quejas crónicas de que no parecen pues de haberle mentido dos veces (como
truco una ve2
venir nuevas intervenciones del analista, es esta expresión, repito, la que tQtal convicción), yo me atreviera no sol J £
obvio para mí
proporciona el indicio a la función inconsciente del sentimiento del paciente mas sino a acusarlo de mi propia conduc arranques paranoides
de que no está siendo ayudado. SUe había no sólo un resurgimiento ínme i ¡ntcnsjf¡cación de ellos, refle-
Si el analista ahora intenta interpretar la devaluación por parte del pa­ P*vios en la transferencia sino también u" nD0 n0 resueltos previamente,
ciente de sus interpretaciones, la respuesta más característica del paciente lando una acumulación de episodios de roporciones ilusorias.
es rabia porque se le “lave el cerebro” y por ser sujeto a lo que él considera Su regresión paranoide había claramente as ¿ afirmaciones, que no te-
intentos de control omnipotente y sádico. De hecho, un desarrollo frecuente Señalé a X oue vo creía en la sincendad oe por do|orosa que
en estos casos es el poner en acto la lucha del poder en la transferencia y la "ía duda de su convicción de que el tenia iguatanwfoerte
proyección de deshonestidad y control sádico sobre el analista. Los siguien­ debía ser para él, tenía que decie de.in^«uñado tantas^recaucio-
tes casos ilustran estos rasgos:
c que yo no le había menudo, de absolutamente seg ? tarnb¡én
X.: Un hombre son personalidad narcisista y regresión paranoide en la
transferencia, me señaló en una ocasión que yo le había cobrado una sesión bis resPect0 a su cuenta que Vo ' Kndrl-a q“C c°"5'dndo-aunque según
c
que habíamos acordado cancelar. Dijo esto con un aire de tal naturalidad y e °brado de más. Añadí qu j ue estaba mintiendo. Si él
completamente convencido.de lo en ve dad¿podl, ser con-
certeza que, a pesar de que yo no tenía ninguna indicación por escrito o re­
cuerdo alguno sobre el acuerdo, yo reconocí que podría haberme equivocado opinión totalmente equivon<jría<lucC0 „uede esperar de su pro
y no le cobre esa sesión. Cuando unos meses después, se repitió la misma si­ flato qUC y° eStaba mintiend°’ |o menos que P pacientes.
¿*b,e como su analista, porque I * st0 con sus p
tuación, me sentí bien seguro de que no era probable que yo hubiera conre- Pl° balista es que sea absolutamente
Re^n páranos 7,mía¡smo
Regresión paranoide y narcisismo (Capítulo 19)
278 y narcisismo

X. fue tomado por sorpresa por lo que dije y preguntó si eso significaba es el analista. Pero tal reconocimiento es m.,,, „ ,.
que lo estaba echando. Le aseguré que yo no quería echarlo perc•que no veía de vista teórico y clínico. Primero, el analista n eStl0.nab,e desde un punto
ninguna alternativa excepto estas dos conclusiones para el: O bien, los dos Si los padres del páctente eran de hecho según seVs ÍT
vivíamos en este momento en dos realidades incompatibles, como si uno ción corresponde a una distorsión intrapsíquica anticuad “ d”Cnp‘
de nosotros estuviera loco, o por otra parte, el estaba en tratamiento con segundo, su reconocimiento de la realidad de las percepciones ddp^
un mentiroso cínico, crónico y despiadado. El paciente entonces me acuso respecto de sus padres puede calmar en forma temporal al paciente pero «'
muy enojado de acusarlo de estar loco. Le dije que si era cierto que está­ neralmente es seguido por esfuerzos reforzados por convencer al analista
bamos viviendo en realidades mutuamente irreconciliables, ambos debería­ que su conducta es por igual imposible.
mos estar teniendo una experiencia similar a la de una persona normal que Si el analista intenta someterse al control grandioso y sádico del paciente,
se enfrenta a la locura, y yo me preguntaba si él podía tolerar una experien­ el resultado puede ser desplazar de nuevo la transferencia negativa sobre los
cia así. objetos paternales y otros objetos, pero el precio pagado es la imposibilidad
El paciente se puso ahora más considerado. Dijo que él en realidad no de elaborar plenamente o de trabajar elaborativamente este paradigma cen­
creía que yo estuviera mintiendo o que él estuviera loco. Yo dije que me tral de la transferencia.
daba cuenta de lo penoso que era enfrentarse con un mundo de locura, ya En corto plazo, la postura firme del analista sobre la realidad puede
sea en sí mismo o en una persona muy importante para él. Esta declaración aumentar la rabia del paciente y tentarlo a dejar la sesión, a veces incluso
marcó el inicio de la reanudación del trabajo psicoanalítico, con el estableci­ el tratamiento, o, con más frecuencia, a continuar sus ataques sobre el ana­
miento de un parámetro de técnica: nuestro reconocimiento mutuo de la lista. A la larga, y bajo circunstancias óptimas, el paciente puede eventual­
incompatibilidad total de nuestra comprensión de la realidad como un tema mente ser capaz de aceptar la realidad de sus distorsiones respecto de la
básico a ser explorado en el tratamiento. Debería yo añadir que, frente a la conducta del analista y experimentar culpa e interés por sus ataques irra­
imposibilidad (cuando menos temporal) de resolver la identificación proyec- cionales sobre el analista, pero también alivio porque éste ha sobrevivido
tiva de X. mediante la interpretación, una postura firme sobre un límite mí­ a estos ataques y aún está allí, asequible emocionalmente para él.
Estos desarrollos positivos durante un periodo de tiempo largo tienen
nimo de realidad en la situación del tratamiento facilitó la continuación del
mismo. una función terapéutica crucial. Son señal del inicio de a 1 eracion e
mismo normal, dependiente del paciente de su aprisionamiento'
Una vez que el paciente se da cuenta que el analista puede tolerar las
concepciones mutuamente incompatibles de la realidad de ambos, quizá del sí mismo grandioso, Patoló^°’Xécuente de la c.paci-
él mismo pueda tolerar este estado de cosas, un primer paso hacia su reco­ de su propia agres.on ‘naproptada y ™ seña]ar el inicio de la inter­
nocimiento de su pérdida de la prueba de realidad. El paciente puede ahora dad para experimentar culpa e ínteres p relac¡ón obje.
desarrollar una tolerancia a vivir la experiencia de un estado psicótico: una nahzacion de precursores normales del p y ¡a integración ini-
a
tal en profundé que to!ere > amb.valen^' ™ ! ¡ts objétales par-
convicción ilusoria respecto al analista. En esencia, la capacidad del analista
para tolerar la realidad psicótica del paciente puede llevar a que el paciente «al de relaciones objétales totales, en contraste con
tolere un núcleo psicótico en sí mismo, un reconocimiento que propicia e Clales- , JpI tratamiento y de ciclos vicio-
reestablecimiento de la prueba de realidad en la transferencia. El mismo en E1 riesgo de la interrupción prematura como contraataque por
Sos crónicos de ataque y de lo que se p
foque técnico puede ser útil en el caso de desarrollos alucinatorios, seudo- esra r olución exitosa de
¿$
alucinatorios, e ilusorios en la situación de tratamiento. La atribución del parte del paciente, es la contraparti a ”^Lmente regresiva.
a activación de esta transferencia extre . zo en ]a transferencia
paciente al analista de rasgos grandiosos, sádicos, deshonestos y aún ilusorios
puede a menudo reflejar características similares a las que el paciente hab'a Para resolver los desarrollos Para"0,d.e y firme. Es importante subra-
Se requiere que el analista sea paciente ¿ert V pueda interrump rj
descrito en sus figuras paternales. Las cualidades paternas y maternas, reales £
y fantásticas, pueden combinarse para consolidar el sí mismo grandioso sá­ desde el principio, el nesgo de que^ sü S1 mismo>
dico. Pueden activarse, así antecedentes genéticos importantes de la consoli­ /atamiento e interpretar esto com busca de la samda (t P sq_
dación del si mismo grandioso directamente y por identificación proyectl,J °bre su sí mismo normal que anda " Uuen[a de que el ^^"^¿cnte)
en la transferencia. Sin embargo, es característico de estos desarrollos en Portante que el paciente se Hegue | ilusión (o cnJ | l mundo,
br^vir sin él y que, encontraste «n^a^^^ cont^^ tr0 a a
transferencia, que por lo general fallen los intentos de interpretación V'
buscan los lazos con sus antecedentes genéticos. La principal razón es q ,e Paciente de que su si misnl ^bieny Por.su tar los esfuerzos del
rPé°rrmnnFdCí W;mPoslb,eJn*rpretar distorsiones en la transferencia £ analista continuará perfectas importante in''Po se sienta amenazado
términos del pasado antes de que la transferencia se haya vuelto egod^ ‘en»ina el tratamiento. Es tamb-en mp fl anallst n « que el
^■ente por distorsionar el hecho de „0 qu
El analista puede estar tentado a convenir con el paciente en quc P°r la potencial interrupción eS jnd¡feren
padres deben haber sido en verdad tan terribles como él percibe ahora 4 e
balista lo está rechazando o qu
Regresión paranoide y narcisismo (Capítulo 19) Regresión Paranoide y
280

En el tratamiento de pacientes con narcisismo maligno, he encontrado el corredor, donde otros pacientes v demá
útil mantener en mente que los objetivos del trabajo interpretativo son, pri­ saba que me debían cancelar la licencia médi’cTd'”' C,r'ulaba- 9u<'él P™’
yo le dije firmemente que continuaría con su trata™ E” CSte caso
mero, conservar una afirmación de la realidad consistente en la situación del
tratamiento interpretando todas sus distorsiones y, segundo, ayudar al pa­ con maneras que conservaran la privada de nuestro in erc°mb™ “ ““
Discutir los problemas en forma abierta mn camoio.
ciente a llegar al punto donde él pueda reanudar la exploración de su propio
inconsciente mediante la asociación libre, en contraste con el hecho de en­ incontrolables puede prevenir la interrupción repentinl ’dri’<’Ue
focar todas sus energías en explorar y controlar la mente y las comunicacio­ -iniciado no sólo por el paciente sino también por el analista Tengo™íaex-
nes del analista. En otras palabras, el marco de referencia dentro del cual periencia de vanos casos de naretsismo rnahgno en los que el analista intentó
las transferencias regresivas del narcisismo maligno tienen que ser trabajadas mantener una apanencia de una relación analítica al no interpretar la con­
elaborativamente es la meta de la restitución o iniciación de una relación ducta agresiva del paciente y poco después tomó la decisión relativamente
analítica ordinaria, en la que el paciente pueda permitirse depender en ver­ repentina de terminar con el tratamiento.
dad del analista al explorar su inconsciente en la reconocida presencia del El paciente puede intentar destruir lo que recibe del analista e intimi­
analista, ya no experimentada como algo maligno. darlo de varios modos sutiles. Puede usar lenguaje que al parecer indique
El sí mismo grandioso patológico, sádico ataca sin errar cualquier cosa “insight” o que exprese fantasías o curiosidad sobre el analista. Algunas
que el paciente viva en su experiencia como lo más útil. Lo maligno de esta declaraciones como “le eché de menos después de la última sesión” o “me
destrucción de lo que es útil explota particularmente el hecho de que todas siento bien con lo que Ud. está diciendo”, o el hecho de que un paciente
las interpretaciones son hipótesis, a ser confirmadas o rechazadas por las pida la clarificación de una interpretación puede parecer traer un alivio
reacciones inconscientes del paciente hacia ellas. Si las reacciones del pa­ temporal de tensiones casi inaguantables en la situación del tratamiento.
ciente son altamente negativas hacia las hipótesis interpretativas que le im­ Sólo en retrospectiva se reconocen tales declaraciones como vacias de sig­
pactan como correctas, surge una situación muy difícil. El analista debe nificado. Sin embargo, después de un periodo el analista aprende a recono­
diagnosticar e interpretar el que derribe de inmediato aquello que es útil. cer por su tono o ubicación temporal en las horas de sesión el mal uso de
Esto a menudo significa que tiene que pensar en el paciente entre sesiones. estas comunicaciones verbales. Otros pacientes pueden intentar lavarle
Dicho de otra forma, estas transferencias tienden a ocupar la mente del ana­ el cerebro” al analista con teorías idiosincrásicas sobre la conducta humana
lista más allá de las sesiones, y dicha preocupación debería entenderse no y efectivamente ocupan mucho tiempo con estas teorías en tanto que esa
como una reacción patológica de contratransferencia sino como una reacción rrollan un “acting out” de los aspectos pnncipales de la transferencia en
normal a transferencias muy destructivas. un área diferente Los pacientes que mienten crónicamente al antoa pue­
El “acting out” de la agresión hacia el analista puede tomar la forma de den transmitir una artifidalidad en la situación »abtKa que d
la falta a las sesiones, no pagar las cuentas, calumniar al analista, y hasta primero atribuye a su propia dificultad para
robar objetos suyos o destruir objetos en su oficina, adoptar una conducta paciente. El analista puede buscar razones mas cubnr muchos meses
hostil real fuera de las sesiones contra ei analista o personas relacionadas ferencia para este fracaso en la <JmPat,a’ resPtablecido en el tratamiento
con él, o llevar a cabo gestos suicidas como una expresión inconsciente de después que la comunicación plena se “como si” de la transfe
triunfo sobre el analista que fracasa. Además de la interpretación consisten­ que él había estado registrando ace“ada™ ¡ do una relación de transfe­
te —en particicular de la actitud contradictoria de un paciente que se aferra rencia, lo que Bion (1970), podría haber designa
al tratamiento en tanto que al parecer está totalmente dedicado a hacer rencia “K” o “parasitaria”. ^nJidad narcisista y un tipo diso-
esfuerzos por destruirlo— estos desarrollos pueden requerir que el analista . Y : Un prominente político con homosexuales que eran altamente
ponga límites más allá de los cuales él no continuará con el tratamiento. eiado de actividad homosexual (episo re0Udiados por completo por e
Señalar el júbilo del paciente durante su conducta devaluadora, sádica en egosintónicos durante su desarropo, pe F' sus escapadas homo-
las sesiones puede ayudarle a darse cuenta de los aspectos destructivos de ""smo en otros momentos) ^cubr,a'¡"ta que él recogía hombres en los
lo que él racionaliza como “indignación justificable”. ^xuales, insinuando sólo en forma mdue causa de su prommenoa P^‘
Cuando un paciente amenazo con tirarme un pesado cenicero, discutí baños públicos en áreas de la ciudad d°™'' ,
eado. Sus vagas referencias
con él si él podía asegurarme que era capaz de controlar tales impulsos; de
otro modo dije, yo no podría continuar la sesión con él. Otro paciente soba «»• U ¿
diversos episodios en los que " h o en que se e.ta cusarme en
levantarse del divan para sentarse en una silla en un extremo del cuarto y ^ente me alertaron sobre el gra problema lo ^homosexual,
leerme, con voz llena de rabia, un libro de técnica psicoanalítica con reco' ^fuerzos insistentes por clanficar convencía! y
mendaciones que el senna eran totalmente opuestas a las mías. Aquí, no
orina enojada de un PrcJu*l° Pnto porque era y0 ^cando, un peligro
había amenaza de violencia física, y yo no sentí que se necesitara ninguna Per° también me veía como un t
t0 estaba pr También
CUenta del peligro que su compo^
reunir mrpirte ™nte*?er los límites «««ión analítica. sUinamente emoc.o
tercer paciente una vez saho violentamente de mi oficina y me gritaba desde él también experimentaba co
Re^sión patanoideynar<:¡sjsmo
282 Regresión paranoide y narcisismo (Capitulo 19)
283
se hizo claro que, en tanto que él me estaba comunicando su conducta pe­ forma completa, ocurre una rigidización en la transían™
dicha regresión paranoide. transferencia en un punto de
ligrosa, sentía que era mi responsabilidad estar preocupado por ella y que
no tenía necesidad de sentirse culpable. En resumen, yo era o un enemigo LMa vez que el paciente ha sido capaz de reconocer la naturaleza fantás-
sádico tratando de acabar con él y destruir su único placer en la vida, o un tica de sus distorsiones paranoides respecto del psicoanalista y en este con­
terapeuta indiferente, distante, totalmente egocéntrico, o si no, un tonto texto, la naturaleza inaproptada de sus violentos ataques sobre él alvunos
ingenuo. periodos de reacc.ones depresivas y de culpa graves pueden señalad su tole-
Y., es interesante hacerlo notar, describía con gran detalle aventuras oca­ rancia de las funciones internalizadas del superyó -en otras palabras, h
sionales triangularizadas y complejas, como su búsqueda de hombres que remternalización de sus precursores agresivos del superyó y autodirecc’ión
estuvieran dispuestos a dejarlo ir a la cama con sus esposas a cambio de su de la agresión de éstos.
sumisión homosexual a ellos, cuyas implicaciones edípicas se reflejaban en La capacidad para una relación objetal en profundo que el analista trae
las abundantes asociaciones que ligaban estas experiencias con su niñez. La al tratamiento de estos pacientes gravemente enfermos, su absoluta hones­
urgencia de explorar su actual “acting out”, el extremo peligro de sus con­ tidad e incorruptibilidad, proporcionan un marco implícito de una relación
tinuas actividades homosexuales peligrosas, caían así a último término, hasta objetal potencial normal que es inasequible al paciente por largos periodos
que desperté a las urgencias reales de su situación vital total. Aquí, la auto- del tratamiento pero que al final óptimamente estará a su alcance emocional.
destructividad grave y la falta de honestidad en sus comunicaciones cons­ La falta de capacidad para relaciones objétales dependientes normales, una
tituían conjuntamente una resistencia importante a la transferencia que capacidad que damos por sentada en el paciente ordinario que entra a psi­
requería trabajo elaborativo antes de que pudieran elaborarse aspectos adi­ coanálisis, se vuelve el principal obstáculo en el tratamiento de pacientes con
cionales del material total. El análisis consistente de estas diversas alterna­ grave psicopatología narcisista pero también parte del marco de referencia
tivas, y de que estuviera jugando a la ruleta rusa mientras me externaba sus del analista que le permite clarificar la naturaleza de esta dificultad y resol­
conflictos relacionados con su mínimo interés por sí mismo, finalmente verla analíticamente. A este respecto, el paciente tratable con narcisismo
transformó ese “acting out” repetitivo en un conflicto intrapsíquico. maligno representa una expresión extrema del reto y ataque sobre una re­
La confrontación consistente del terapeuta al paciente que miente cró­ lación objetal tan básica, y la capacidad del analista para tolerar dicho
nicamente puede vivirse en la experiencia como un ataque sádico. De hecho, ataque es una condición más para la capacidad de tratamiento para dichos
ios pacientes que presentan patología grave del superyó a causa de su into­ pacientes. . . ,•
lerancia de precursores sádicos del superyó y su proyección de estos precur­ En todos los tipos de narcisismo maligno que he desento, as re anones
sores sobre los demás —típicamente el analista- vivirán como un ataque objétales que yacen detrás de las fantasías conscientes y Pr<*°" (iene
el analista deben explorarse plenamente. La imagen ^ue, P . corrupto
sádico cualquier comentario que señale a sus problemas de conducta ética,
interés, responsabilidad o culpa. Es posible que el analista, en la contra­ balista como alguien sádico, deshonesto, indi eren e, un asesino, un psi-
transferencia, pueda experimentarse como un persecutor sádico. y estúpido, su percepción inconsciente de anahs‘ namente de modo que él
El analista tiene que ser firmemente moral, aun si el paciente lo acusa °Pata, o un tonto desmañado, necesita abn p
de ser enjuiciador. A veces, la necesidad del analista de reasegurarse a sí mis­ Pueda descubrir el origen de cstas/Bto^l?"Cdc u n¡ñez temprana, cuál inte-
mo y al paciente de que, a pesar de la conducta de éste, el analista todavía Cuales experiencias reales o fantasead pyoerienc¡as reales, fueron
lo acepta y “empatiza” con él, puede ser mal utilizado por el paciente. El elación entre ¡a fantasía inconsciente y menoS importante
esponsables de este estado de cosas es o P expectativa de que,
interpreta la comprensión y tolerancia del analista como una sutil complici­ Orn° teoría para manejar el narcisismo m gn . clarificará el ca-
dad con la conducta antisocial. De esta forma el analista puede involunta­
riamente y sin darse cuenta, fomentar una corrupción en la transferencia la £ proceso de resolver este patrón en la
que, si bien puede reducir la intensidad de la regresión paranoide, en realidad "”"0 que lleva de regreso a este desastre del desarro
la reemplaza con el problema más maligno de un mayor deterioro del fun­
cionamiento del superyó del paciente.
Es inevitable transformar primero la deshonestidad en la transferencia en
transferencias fuertemente paranoides, en el curso de las que los conflictos
primitivos con precursores sádicos del superyó son traídos a la situación de
la transferencia y pueden más adelante trabajarse elaborativamente allí. Los
peligros, entonces, son: primero, pasar por alto en forma “inocente”, se­
ductora o juguetona, la deshonestidad en la relación terapéutica, lo que fo­
menta mayor corrupción del potencial del superyó del paciente; y, segundo,
si se desarrolla la regresión paranoide pero se trabaja elaborativamente en
Psicopatología grave
285
Sanitanum en Rockville, Maryland, se resume
V. Tratamiento Hospitalario y clínicos por Sullivan mismo (1953a, 1953b 1954 íos°6 waT tcóncos
discípulos principales, en particular Frieda Frn¿™ p ’ k ? y,P°rSUS
Harold Searles (1965). y Orto Will (1967f EstosTan^d"13"" ( 95O)’
reforzados por las formulaciones de Adolf Meyer (1957), sobre "X™
hospitalario, las que logro en forma independiente en el Johns Hopkins Hos­

20 pital, y por el trabajo de Lewis Hill (1955), en el Sheppard-Pratt.


Sullivan enfatizó que la investigación psicológica puede aplicarse sólo a
situaciones interpersonales, que pueden ser experiencias intrapsíquicas reales
o fantaseadas. Subrayó que las necesidades corporales instintivas están con­
densarlas normalmente con nuestra necesidad de otros seres humanos y
Filosofías contrastantes del propuso que la disociación entre los esfuerzos por gratificar necesidades
corporales básicas y los esfuerzos para sentimientos de seguridad derivados
del aprecio de los demás (que determinan la autoestima) es una causa básica
tratamiento hospitalario de la psicopatología. En un cierto nivel de gravedad, la disociación de la sa­
tisfacción de la necesidad de la satisfacción de la seguridad produce una
para la psicopatología grave grave disociación de angustia de un sí mismo bueno de un sí mismo malo,
y una transformación malévola de la capacidad normal para la ternura hacia
una suspicacia y odio a sí mismo paranoides.
La tarea esencial del tratamiento hospitalario es vencer esta disociación
mediante interacciones psicoterapcuticas interpersonalcs intensas con el te­
rapeuta, que ponen en el foco de atención las necesidades disociadas y per­
miten la resolución de las distorsiones ("paratáxicas”) de la transferencia.
CONTRIBUCIONES PSICO A NAUTICAS AL TRATAMIENTO La resolución de la angustia grave ligada a estos conflictos disociadores o-
HOSPITALARIO menta el crecimiento en la relación interpersonal que el paciente establece

Durante la primera mitad de este siglo los grandes hospitales estatales, con 7lCáfe"trPu«ura social del hospital tiene como objetivo facilitar d acopio
población de cientos a miles de pacientes, tenían como tarca esencial pro­ información sobre todas las inf<’ra(;<:,?nfS..í C .ha/;l(¡o o Xndonado.
teger a la comunidad de los pacientes mentales y proporcionar durante largo Presar sus necesidades regresivas patológicas «ns términos de
plazo un entorno de apoyo para estos pacientes en el que pudiera aplicarse L» Personal del hospital deberá de técnicas es-
el tratamiento médico. Euc en los pequeños hospitales psiquiátricos privados Su disponibilidad como personas más que como
in(cracc¡ones
con población de 50, o menos, a 300 pacientes, en donde la alta relación Pc<- íficas. Toda la información obtenida P ¡ tcrapfuta, de modo
pcrsomil/piivicnre permitió c! desarrollo de una nueva filosofía del trata­ d'"tro del entorno del hospital deber, n
miento hospitalario basada en principios psicoanalíticus. «Nc él pueda integrarla y usarla en su tra ’nJ ’ interpretativas, es el principal
Esta nueva corriente se expresó a través de tres enfoques paralelos: el Ll psieoterapeuta, con sus intervenía» (J(.| pMvicntc se interpreta
inicrprrsonal, cuhuralista, de líarry Stack Sullivan (y el relacionado eon "'yumenro terapéutico. 1.a transferencia f . q,,c SI1„ representad».,.
este: “psicobiológico” de Adoll Mcyer); el de la psicología del yo. aplicado d
por Wilham Mcnnmger, Robrrt Kmght y Puul Federo; y el enfoque britá­ ? '« luz del significado de las P«™
"transferencia positiva se utiliza may1 (arrollo normal de gra.1 «
nico de relaciones objétales, aplicado primero por ¡bomas Main a '‘caso* drl paciente a través de la t""**!*. y secundar,smeMe n nb
especiales" (la mayoría de ellos, pacientes con organización límite de I» e!n”es interpersonalcs en la situación "”^0, nimml.r<n pernal P»r
personalidad) en el hospital y en forma gradual integrado con d cnf<K|uc
a!”1’” Pr<"”»r°ras del (-rccinin-nto relación |fmir«i riel
sociológico de Alfrcd Staition y Morris Schwtirtz (Kcrnberg, 1976, 19M)- '«'■«I- Según Searles (1965), establece 'a< »'r“'l' lJ" e "parar au
El enfoque de Sullivan P'“ 'le pacientes esquizofrénicos Xpermiten «U.........................
ll‘l paciente y la realidar l< le'
)o< |(,n¡tr,desui <||nJmic# de la
El trabajo de Sullivan en el Shrppard y Enoch Pratt Hospital, en ToWN<,n' ’b’srno drl teraprura y conso '. gu||iviin tT,‘ ., Je todo el per-
Maryland, de 1923 a 1930 y de manera subsiguiente en el Chestnut Lodgc .• ,: »i resumen, In orientación ‘ ' J;| participa JlW ¡u!t mtrrac-
^nieeión continua en d interpretan
284 (‘n«> Para reunir infornu^'h X
Psicopatología grave (Capítulo 20) Pslcopatologla gme
286 2X7
clones por parte del terapeuta. El programa del medio hospitalario deberá de tratamiento que subrayaba la búsqueda de „„
facilitar la psicoterapia, pero no es tan esencial como las interacciones del del impulso y la defensa mediante la inremrrr».cxprcs'on más adaptariva
algunas áreas mientras se dejaban sin tocar L,, r“'a <le
paciente con el terapeuta y la disposición dentro del hospital de modelos in­
dividuales con quienes el paciente se identifique. .......

El enfoque de la psicología del yo


De 1927 a 1931, Ernst Simmcl (1929), en el Tegel Sanitarium cerca de C,entes como la perdida de un órgano de los sen,idos (que ayuda al yo a
Berlín, intentó desarrollar nuevos métodos de tratamiento hospitalario ba­ chsringmr la realidad de la fantasía). Esta pénlida era determinada ¿un
sados en principios psicoanalíticos. Después que los nazis cerraron el sana­ él, por un retraimiento de las catexias libidinalcs de los límites <!<•! yn |.;n
torio, las ideas de Simmcl inspiraron a William Mcnningcr (1936, 1943) y, el tratamiento psicotcrapéurico de pacientes esquizofrénicos, Ecdern sugirió,
después, a Roben Knight (195 3a, 195 3b). que era importante fomentar la rccatcxiii de los límites del yo ul subrayar
La orientación de la psicología del yo de estos autores, enriquecida la delimitación entre el sí mismo del paciente y los demás, centrando el in­
en forma gradual por las teorías de Paúl hedern (1952), llcinz llartmann terés y carga iibidmal del paciente en una relación de transferencia positiva
(1964), y David Rapaport (1967), se centraba en el tratamiento hospitalario, con el terapeuta y evitando desarrollos negativos en la transferencia, y pro­
no de pacientes esquizofrénicos (interés principal de Sullivan), sino de pa­ porcionando una estructura clara a su alrededor para facilitarle la redife-
cientes con graves neurosis y patología del carácter. Eue cuando estudiaba rcnciación de su enromo. 1.a estructura hospitalaria se prestaba para este
a este grupo de pacientes cuando Knight desarrolló su conocimiento pionero enfoque psicotcraprurico. El hospital limita claramente el espacio, tiempo,
de los trastornos límite, primero en el C..E. Mcnningcr Memorial Hospital en papeles, y actividades, facilitando así la reconsolidación de los límites del
Topcka, Kansas (entre 1937 y 1951), luego en el Austin Riggs Sanitarium yo a través de rodas las actividades diana.se interacciones del paciente.
en Stockbridgc, Massachusctts. El concepto de llartmann (1964), de la esfera libre de conflictos del yo
En este concepto de la psicología del yo, el hospital constituye un en­ también influyó en el enfoque de la psicología del yo para el i rugimiento
torno protector que permite el diagnóstico de las transferencias del paciente ario. La terapia ambienta! hospitalaria podía aprovechar los recursos
en tamo que lo protege contra las consecuencias del “acting out” destructivo 4154
del ‘yo del paciente al promover cualquier fuerza residual que él tuviera y al
o autodcstruclivo. La transferencia del paciente puede ser hacia los otros evitar experiencias regresivas que motivarían la expresión de agresión primi­
miembros del personal o toda la institución así como hacia el terapeuta, de tiva, no neutralizada y que llevaría a mayor pérdida de los imites del yo.
modo que toda su conducta debe explorarse. El tratamiento hospitalario hn resumen, el enfoque de la psicología del yo subrayaba la -mportancui
deberá incluir psicoterapia psieoanalítica o psicoanálisis así como una res­
de un entorno estructurado centrado en lu confluencia <e ’W*-i'Lñ^el
tricción selectiva de conductas inapropiadas, el análisis de estas conductas, dores del yo en el entorno v en la psicoterapia del pac.enu yd.rnmód
y la explicación de la necesidad de esta restricción.
¿nfasis de la exploración de la transferencia ncg.‘t,v.i c P J
Al mismo tiempo, el hospital deberá proporcionar salidas socialmentc
aceptables para las necesidades del instinto. El programa de actividades te­ bihdad del yo, en particular en pacientes ambicntt| hospital»-
rapéuticas debe fomentar la expresión sublimada de las necesidades agresivas. del peso del tratamiento estaba puesta en el p g
no).
Las experiencias de trabajo, recreación, estudio y expresión artística (las
cuatro áreas principales de actividades terapéuticas en el hospital) ofrecen
oportunidades para compromisos de adaptación entre impulso y defensa y Los enfoques de relaciones objétales de la psicolog d(,rjva una
por tanto tienen funciones directas de fortalecimiento del yo. La disponibi;
E1 enfoque de relaciones objétales la. ^^ó’tras norteamericanas. Mis
lidad de una estructura hospitalaria óptima, organizada de una manera ni
r,e<iad de fuentes, algunas de ellas
demasiado rígida ni demasiado relajada, también tiene funciones promoto­ hri() ¿en bajo este encabezado.
Pipías ideas sobre el tratamiento ho p ■« las en£ ,
ras del yo. La vida diaria en el hospital brinda experiencias de crecimiento dc grupo de
Thomas Main (1957), descnb.o la-s reat páticos) que s Rabian
y aprendizaje al elevar directamente la autoestima del paciente como con­
ras que trataban a pacientes bmit £
secuencia de su funcionamiento más efectivo en el hospital, disminuyendo HoSpltal cerca <■
los temores del paciente a impulsos inconscientes al brindar controles exter­ '“nvertido en “casos especiales »fcnómcnos ?™Pnes P
básjc tó-
nos, y ofrecer nuevos modelos para identificación. ain observó que estos pacien “grupos de SUP
Este concepto de tratamiento hospitalario ambiental motiva la involu- j°nal. de enfermería s¡5n¿,arcS.l . jo$ fenómenos
craoon activa del paciente en actividades terapéuticas durante su estancia Peritos por Wilfred Bion en • ¿ sobre su reo ^ructura de su
en el hospital Este enfoque estaba en la misma línea que la psicoterapia r después Bion (1961). ^^oTpequeños ^¿Cde Jertas reac­
apoyo que Knight (1953b), sistematizo para pacientes límite, una estrategia tivos que ocurren en os gr P* P d desarroí
Urea (grupo de trabajo) falla- *•<>"
Psicopatología grave (Capítulo 20) Psicopatología grave
288 289

dones emocionales básicas dentro de este grupo ("grupo de suposiciones en conferencias para profesionales de la .
básicas”), reacciones que existen de manera potencial en todo momento fines de la década de 1960. El diagnóstico de las
pero que se activan especialmente en momentos de crisis del grupo de tra­ mitivas, en particular los mecanismos de escisión o/doar defensi.vas Pn'
bajo. Sus descripciones de la suposición “pelea-escape , la dependiente , soaal bajo los efectos de las interacciones patoiógj dd puente en elb^
y la de “emparejar” son suficientemente bien conocidas para requerir ma­ pital, dieron como resultado un énfasls correspondente en ¡a mterpretacZ
yor elaboración aquí. Lo que es relevante aquí es la conclusión de Main de de las transferencias primitivas en la ps,«terapia de pacientes límte y psi­
que los pacientes con regresión (particularmente los límite) pueden, bajo cóticos hospitalizados y el acentuar la agresión pnmitiva como una fuente
ciertas condiciones, activar sus relaciones objétales intrapsíquicas en relacio­ fundamental de conflictos intrapsíquicos.
nes interpcrsonales con el personal del hospital logrando en su campo social Este trabajo interpretativo con la transferencia difería de los enfoques
la reposición en escena de los conflictos de su mundo intrapsíquico. La de Fedem (que había recomendado construir sobre la transferencia positiva
activación de la proyección masiva, la necesidad de control omnipotente, y evitar la transferencia negativa) y de Sulhvan (que se centraba en el poten­
la negación, la idealización primitiva, y, sobre todo, la escisión en el personal cial de crecimiento de los desarrollos actuales en contrastecon el análisis de
de cuidado, refleja los mecanismos intrapsíquicos del paciente y los medios problemas genéticos, intrapsíquicos, en la transferencia). Al mismo tiempo,
conductuales por los que las relaciones con el personal se distorsionan por el lazo teórico entre las ideas de Stanton y Schwartz sobre el ambiente hos­
el mundo intrapsíquico del paciente. pitalario y los descubrimientos de Mam respecto a Jas funciones intrapsíqui­
En 1954 Alfred Stanton y Morris Schwartz, en un estudio clásico basado cas del paciente, sugirió que el ambiente del hospital tenía un uso terapéu­
en su investigación en Chestnut Lodge, propusieron que la estructura social tico además de servir como un instrumento fortalecedor del yo. Podía servir
y administrativa del hospital psiquiátrico tiene un impacto importante sobre como un escenario dentro del cual los conflictos intrapsíquicos del paciente
el funcionamiento individual del paciente y que la patología social refuerza podían representarse en el contexto de procesos de grupo, pueden diagnos­
la psicopatología individual. Stanton y Schwartz estudiaron los efectos de ticarse en el campo social por personal del hospital, y vueltos a tratar en el
las crisis en la moral del personal y del desacuerdo encubierto entre el per­ trabajo psicoterapéutico individual con el paciente. , ./
sonal sobre la excitación patológica de los pacientes, en particular la activa­ Así, el enfoque de las relaciones objétales de la psicología del yo inc uía
ción del síndrome de “caso especial”, ilustraron cómo las “escisiones” y el una atención renovada sobre la psicoterapia psicoanalitica en especial en
conflicto encubierto en los campos interpersonales y sociales del hospital Pacientes con patología grave del carácter y organizaron límite de la per
pueden intensificar los conflictos intrapsíquicos y la desorganización en los senilidad- una exploración psicoanal.ta de los procesos dep^ X
pacientes límite y en algunos psicóticos. «organización del tratanuento hospitalario para
Stanton y Schwartz y Main proporcionaron así un grupo complemen­ estos métodos individuales y 7/Xo correspondas
tario de formulaciones que iluminó la relación entre el conflicto social en de apoyo en trastornos límite y las funcio P ? nuev£ cnfO(?uc
el hospital y los conflictos intrapsíquicos en los pacientes con regresión el ambiente hospitalario desarrolladas porr g ,psicotera-
grave. El hallazgo de que los conflictos intrapsíquicos de los pacientes y enfatizaba la interpretación de la transferencia del pac^ P
las divisiones y tensiones dentro del sistema social del hospital se refuerzan Pla individual y los procesos regresivos de grupo
entre sí, constituye un puente muy importante entre la comprensión del
hospital como un sistema social y la comprensión de la activación de la pa­
tología de las relaciones objétales internalizadas de pacientes en ese sistema Enfoques sociológicos
social. r, /, o,4) de que el desacuerdo en-
Estos descubrimientos y consideraciones teóricas me llevaron a investi­ E| descubrimiento de Stanton y Schwartz(regresiva en pacientes a
gar las formulaciones teóricas generales de la escuela británica de relaciones '“tuerto entre el personal podía causar co “ mnterapéutico, del
objétales, en especial la descripción de Fairbairn (1954), y de Melanie Klein niv«l individual, indicaba los efectos poten'
e¡ ysk p5ychratnc
(1940, 1945, 1946), de las operaciones defensivas primitivas, las relaciones
^«amiento hospitalario William Caud- orientado psicoanalituamen
objétales primitivas, la agresión primitiva, y las transferencias primitivas que
reflejan todos estos factores. <otro pP ^
Las ideas del trabajo pionero de Main en 1957 de Bion (1952, 1961). £ «tudió los efectos de las relacione.1 en el entorne> ^P^JX^a
y de Stanton y Schwartz (1954), fueron integradas primero en una filosofía c°ntróel desarroII° de ést0S e" déí personal, aUS?'Cj"^amiento de los
del tratamiento hospitalario y aplicadas en el Menninger Hospital a! inicio hne ^Ue aislar a los pacientes P negativ» Caudill
de a decada de 1970 (Kemberg 1976). Estos conceptos también influyeron Pacritalaria jerárquica, afectaba e función^111 • ntc'‘ al paciente, a
en la contraparte amencana del Tavistock Institute for Human Relations en dp “f ies individualmente asi com "papel de P aceptación del sis-
Londres, el A.K. Rice Institute de la Washington School of Psychiatry, q»e traVplasribÍÓ cóm° cl hech0 de ‘mPfs"para la de los Pacícnte a U
apbco las contribuciones de Kenneth Rice a la psicología de grupo (1965), tm Presiones de los pare P«* la Opos.cion
de valores de los doctores, jun»
Psicopatología grave (Capítulo 20) fitopatología pave
290
291
nal del hospital psiquiátrico. Mam (1946) v M
autoridad (en particular al personal de enfermería), fomentan la ignorancia
mutua de pacientes y personal, el que se forme estereotipos, y que se alter­ rrollaron originalmente el concepto de la com, a a Joncs (195r)- desa’
nen permisividad y restricción bajo la forma de “mares de fondo culturales, modalidad de tratamiento; sus objetivos inch.?. 1 teJaP¿utlca como una
lo que influye fuertemente en todo tratamiento que se lleve a cabo en el hos­ proceso del tratamiento. U modalidad de tratan, , ’ d',nocrar|zación del
pital. péutica, es una elaboración del “enfoque de euuiol-t' cor?un,dad ,era'
Ivan Belknap (1956), y Erving Goffman (1961), estudiaron los efectos tratamiento que ha surgido en forma gradual en h nsmuuT’- d‘agnosnco X
de la estructura social del hospital sobre el tratamiento de pacientes psiquiá­ nea. Trad.c.onalmente la autoridad de
tricos en instituciones públicas grandes. Sus conclusiones subrayaron más diversas disciplinas según las tareas que cada una desempeña común?
que los investigadores mencionados, los efectos regresivos y degradantes del dad terapéutica típica, el ob.et.vo es minimizar los noeles jerarquice qué
sistema jerárquico tradicional de los hospitales grandes donde el deterioro se originan en la expenencia profesional, grados, títulos, y aumentar aJ
del autorrespeto del paciente y la atmósfera general de prisión complemen­ máximo la democracia en el proceso de toma de decisiones.
taban el control arbitrario y autoritario ejercido por los niveles más bajos Los modelos de comunidad terapéutica fueron desarrollados en diversos
del personal organizado jerárquicamente. Goffman comparó la vida en los hospitales de EL. A., en la decada de 1960. en espeaal en Fort Logan, en
hospitales psiquiátricos grandes con sus estudios de otras “instituciones Colorado, en Austin Riggs. y en el Yak Psychiatnc insntute. Estos experi­
totales”, como ejércitos, prisiones, campamentos de trabajo, barco en alta- mentos tempranos fueron seguidos por aplicaciones en el Mennmger Hospi­
mar y monasterios. Señaló las discrepancias dramáticas entre los objetivos tal, en el New York State Psvchiatnc Institute, y en la Westchester División
ideales de las instituciones y su funcionamiento real determinado por la del New York Hospital.
conveniencia y la tradición. Goffman describió la “deshumanización” del Así, mientras el mar de fondo antiautoritario y prodemocrático de la
paciente de modo que pudiera manejarse sólo como una unidad más del década de 1960 fomentaba la crítica de ¡os hospitales psiquiátricos, simul­
“montón”, la regulación de todas las actividades por el “sistema de privi­ táneamente dio como resultado el desarrollo de nuevos modelos experimen­
legios”, que consiste en esencia en medir la sanidad del paciente en términos tales de administración hospitalaria que ligaban la estructura administrativa
de su obediencia, y el proceso por el que el paciente se acomoda a las con­ con el uso de proceso de grupo. También facilitó el examen dei sistema so­
diciones reales de la vida institucional. cial total en el que el paciente desarrollaba su vida en el hospital. Los enfo­
Como resultado de estos estudios e informes en la década de 1950, se ques de comunidad terapéutica fortalecieron los nuevos conceptos derivados
desarrolló un fuerte consenso en la década de 1960, de que los grandes hos­ psicoanaliticamente del tratamiento hospitalizo y enriquecieron en torma
pitales psiquiátricos públicos tradicionales incluían importantes rasgos anti­ dramática el arsenal de técnicas y modalidades para e. tratamiento
terapéuticos y que la hospitalización a largo plazo en sí misma podría afectar del hospital psiquiátrico. Desde una perspectiva í‘s,on5a’
en forma adversa al tratamiento de muchos pacientes. Esta convicción se «« contradictorias de la decada de 1960. una haca a^“ atrS
mezcló en forma gradual con las ideas políticas que prevalecían en la década espítales psiquiátricos -en particular del '^¡¡¡é-énto fulano c¿n
de 1960, cuando estaba siendo cada vez más cuestionada la autoridad tra­ plazo- y |a otra hacia el enriquecimiento d jálecEca
dicional en general. La oposición a la guerra en Vietnam, las aspiraciones nuevas modalidades terapéuticas, .^^ai-a .a^
de la contracultura y la influencia en E.U.A. del movimiento de antipsiquia­ Cre las grandes instituciones publicas pe
tría que estaba evolucionando entonces en Europa, dieron como resultado tnc°s colazo, a principios de la década
un fuerte giro en la brújula. Se cuestionó al tratamiento hospitalario en Prevaleció la primera tendencia a co P ¡nación del tratamiento
general, y se buscaron alternativas a la hospitalización a largo plazo (en de 197O -hacia la restricción signifiao«> de 1970 los resultados
algunos casos alternativas a todo el tratamiento hospitalario de pacientes hospitalario. Pero en la segunda mitad de
psiquiátricos). concltnaa moderadora
dc vaciar los grandes hospitales «'atate
Sin embargo, paradójicamente mientras las conclusiones de estos estudios cjnKnte determinados de eh-
•« diferencias entre los conceptos ideo^ v la rendad de .as opo.^
sociológicos cuestionaban el tratamiento psiquiátrico en los hospitales en ge­ ^naJ el tratamiento msntuoona!. porun ntes externos, por
neral, surgió una tendencia contraria del estudio de los rasgos autoritarios
de los pequeños hospitales psiquiátricos. Esta tendencia contraria era el es­ h dad« para los pacientes en alternad
fuerzo por transformar el hospital psiquiátrico tradicional en un sistema
social no autoritario, inspirado democráticamente El objetivo era brindar rriirlONAUZAClON
a los pacientes nuevas fuentes de crecimiento emocional y autoestima a tra­ S,?UIATRIa CO.MbMTARlA. DESl'-sT
Ñ
Y C ri
vés de su participación para determinar la naturaleza y actividades de su vida TRANSlÑlTI T°ua0ÑÁuZACI0N
diana en un enromo protegido Aquí, convergían los estudios sociológicos
de Mantón y Schwar z y de Caudill y los diversos enfoques psicoanalítmos.
U concepto de la comumdad terapéutica surgió como un desafío a 1°5 £ ¿"froducción de neurolépt¡"‘
efectos regresivos y antiterapeuueos del modelo médico jerárquico trad.cio- oerna gradual a un vasto sts
Mt
la década de 1960, contribuyó a una disminución dramática rn la población En mmhos en,.,., |4, li-Khi»,,,,,,
ilc pacirntc* residentes «le lo» grande» hoapitale» me n tale* enlátale* v provin» mrnlal rn forma i,"'!? flr „|„d
cíale* en E.U.A. Denle una giau cantidad de 559,000 en 1955, el número pnrque .W»l- aba un, .|,.n„nu« ,6„ imn..,, „ , Z1' U ,ón
disminuyó a 2011,1)00 rn 1V7C) y a 19.1,000 rn 1976. I'.sta tendencia *r refor­ dr *u sistema y, por tanto, en la -‘onórrla ti‘,r
zó por el aumento de centro* comunitario* ‘le salud mental en todo el pulí El resultado fue una extraña alianza rntrr i! ■ 1rvaialc,
a Cíñale* de la década de I960 y principio* de la década de I970. |o ec onómico y los administradores nritiuiáirn
Las fuertes corriente* ideológica* que incorporaban la crítica social de quiatras idealistas dr salud mental dr h' „ !”’r “™ P“r,r- Y ,o’ P«-
lo* electo* negativo» de la institucionalrzación, la filosofía de la “ant ipM<piia- U-u, de -rule, de p.e.ent»
tría” (que consideraba sospechoso todo tratamiento que se basara en mode­ instituciones hacia la* comunidades lócale* Mn wrmL t ‘ Kran,,r*
lo» médico* jerárquico» tradicionales y quería promover la autonomía, auto- estas comunidades protestaron. De 1975 a |9kúai ( c’P0*'0 at,miados,
respeto y autodeterminación de lo* paciente» psiquirfirico»), las aspiraciones
democráticas de la comunidad terapéutica, el optimismo generado por los menule, de .n.otucionabzado,. Se huo emente que un e/ecto dé . é
electos del tratamiento psicofarmacológico y el movimiento comunitario de sinstitucionaJizacion habí, „do una "trannnó™.,nalización" (ltí,i,„
salud mental —todo esto combinado promovía la dcsinstitucionalización de Michels, comunicación personal), lo* enfermos crónico* habían sido simóle-
los pacientes mentales como una aspiración primordial de la profesión psi­ mente tirados de la sartén al fuego. Ahora vivían en asilos de bajo nivel, mal
quiátrica. Diversos descubrimientos de la investigación, altamente publici­ diseñados, supervisados en forma inadecuada y en otros lugares indeseables.
tarios porque encajan en esta atmósfera social, indicaban la efectividad de Otra consecuencia negativa de permitir que tomaran precedencia las
las alternativas a la hospitalización. consideraciones ideológicas sobre ¡as necesidades de los pacientes fue evi­
Pasamanick y cois. (1967), compararon una población de pacientes dente en el funcionamiento de muchos centros de salud comunitarios. Para
hospitalizados con una que recibía cuidado doméstico cuidadosamente di­ democratizar el tratamiento, se hicieron esfuerzos para involucrar a la comu­
señado. Un número notablemente menor de los pacientes hospitalizados nidad local en las funciones de liderazgo en estos centros. La “participación"
pudieron permanecer en la comunidad después de completar su tratamiento comunitaria (interpretada por muchos como control comunitario) garanti­
comparado con los pacientes de la población de cuidado doméstico. Sin zada por grupos asesores asignados que representaban los intereses de ¡os
embargo, un informe de un seguimiento de cinco años, presentaba un pano­ consumidores y de los ciudadanos, en la práctica fomentó una organización
rama más pesimista, sugiriendo que había poca diferencia entre los pacientes política de ciertos grupos comunitarios que utilizaban la participación en
bajo cuidado doméstico y los hospitalizados; el seguimiento mostró que los centros de salud mental comunitanos para propósitos sólo indirectamente
resultados eran uniformemente malos. Herz (1971; Herz y cois., 1975), al relacionados con el tratamiento de los enfermos mentales. En algunos casos
comparar el tratamiento hospitalario diurno con el de internos en una po­ los profesionales de la salud mental, en un esfuerzo por involucrar a la co­
blación seleccionada porque ambas modalidades se consideraban apropiadas munidad local en el tratamiento de pacientes mentales, entrenaron a no
para ella, concluyó que estos últimos tenían una tasa más alta de readmisión Profesionales para hacerse cargo de las funciones de los Pr^«iona es d«-
que los primeros y que después de cuatro semanas había ocurrido una pe­ cuidaron el control de calidad, y permitieron un detenor° dea ca’*d* ¡
queña mejoría pero estadísticamente importante en los pacientes diurnos servicios que llevó, en algunas circunstancias a graves conflictos político
sobre los internos. En una revisión crítica de investigaciones y literatura re­ entre grupos comunitarios y oficiales de la salu ^
Jemente aJ moviniiento
cientes sobre las ventajas y desventajas de la hospitalización, Herz (1980),
Quiza el problema más grave que desan ¡¿n en la segunda mitad
concluye que el hospital diurno es no sólo una alternativa factible para el e salud mental comunitano y trajo una g P
cuidado de pacientes internos sino que puede ser por lo general preferible l s muchas funciones que se
de la década de 1970, fue la discrepancia ent . Denuevo. el choque
excepto para pacientes agudamente psicóticos, gravemente perturbados, y Aperaba que realizaran y lo inadecuado e su p
pacientes agudos crónicos gravemente impedidos, que no tienen sistemas rea|¡dades fiscales y
Cntrc ideología y buenas intenciones, Por Fnún i esfuerzo
4---—*por"rtr controlar
rnntro,ar
sociales de apoyo adecuados en la comunidad. s, se se
hicieron esfuerzos
Al volver a mirar los esfuerzos de investigación que apoyaron la suposi­ ^uisitos tóemeos, por el otro, fue nos.
costo de operar los centros de salumás car0 caros (psiquiatras) por
ción de que las alternativas a la hospitalización pueden ser preferibles en el notable disminución
insistentes para reemplazar a los pro -» o a una y- .
tratamiento de muchos pacientes psiquiátricos, no se puede evitar notar la
diferencia entre la calidad del cuidado alternativo brindado en los estudios r°s menos costosos y entrenados, c cscngaños por parte e f
experimentales y las alternativas reales disponibles para la gran mayoría de í:1 nivel de funcionamiento profes^
r°fesional más entrenado Por j j médico brindado.
pacientes psiquiátricos. La ideología de la ‘‘antihospitalización” inhibió una a o jr¡}rio
evaluación completa de los costos sociales y financieros de los arreglos par* ^"■'faeetón eon la cal-dad dr salud
tratamiento alternativo en comparación con los del tratamiento hospitalario Dn lcnt0, Y P°r último, el aban- o" ¡va la polar’"11 técnicamente
para pacientes mentales. P°r P«tC délos psiquiatras. E-ret^t¡wda ¡^logiu >
hospitalario y comunitario Pare
294 Psicopatología grave (Capítulo 20) ?sicoPatolog(a grave
295
absurda. Con base en la evidencia clínica y de investigación, el modelo ópti­ o que presentan un funcionamiento tan H
CS
tección del hospital para participar en un ° ° rganizad o que ne<que' necesitan la pro-
mo de cuidado parece ser un amplio espectro de modalidades psiquiátricas
del tratamiento, que incluyen la disponibilidad de tratamiento hospitalario Los pacientes con organización límiteT?*teraPéutico-
a corto y largo plazo junto con la hospitalización parcial y todas las otras de impulsos bajo, con “acting out” grave reareA pCrsonal,dad Y un control
modalidades como paciente externo. motivación para el tratamiento y rasgo/°n,terapeutíca negativa, baja
este grupo. Sin embargo, su programa puede ser d f” S°n ,0S Prevalen^ en
para un subgrupo de pacientes esquizofrénicos ^erente del que se requiera
UNA VISION CONTEMPORANEA DEL TRATAMIENTO miento psicofarmacológico y parezcan Doren™/ 00 resPondan trata-
PSIQUIATRICO HOSPITALARIO coterapia intensiva. Este subg^po uXa ,a Psi’
plazo pero con una estructura de tratamiento hospital diferente' Los
Quizá la tendencia más importante que ha surgido en años recientes es el modelos de comunidad terapéutica son indicados palmarmente en el ti­
reconocimiento de la necesidad de desarrollar servicios específicos para po­ ramiento a largo plazo de patología del carácter y trastornos límite, en tanto
blaciones específicas de pacientes, en contraste con la tendencia tradicional que versiones modificadas de la comunidad terapéutica pueden tener airón
a tratar a todos los pacientes mentales como un grupo homogéneo. valor en el tratamiento hospitalario a largo plazo de los pacientes esquizofré­
Dentro del hospital psiquiátrico mismo, se necesitan servicios específi­ nicos también.
cos para servir a diferentes poblaciones. Por ejemplo, un gran hospital psi­ La hospitalización a largo plazo encaminada principalmente a funciones
quiátrico estatal debería idealmente estar subdividido de modo que brinde de custodia es indicada para pacientes cuyo tratamiento activo ha probado
servicios de tratamiento intensivo y de largo plazo. Dentro del servicio a ser inefectivo y que no tienen la capacidad para vivir en un entorno menos
largo plazo, algunas instalaciones deben estar equipadas para el tratamiento estructurado que un hospital psiquiátrico. En suma, parece haber más con­
intensivo de patología del carácter, otras para pacientes psicóticos crónicos, ciencia de que una población de pacientes relativamente pequeña pero signi­
gravemente dañados, otras para el apoyo y cuidado de pacientes con enfer­ ficativa, de enfermos psicóticos y orgánicos, crónicos y graves, requiere de
medad orgánica grave (cada una con personal diferente y programas dife­ un apoyo de custodia, y de que el entorno de un hospital contemporáneo
rentes). Los hospitales psiquiátricos pequeños tendrán necesariamente que funcionando en forma óptima puede ser mucho más preferible para ellos que
especializarse en sólo algunas áreas, excepto donde la proporción personal/ una existencia vegetativa en la periferia de la comunidad local.
paciente sea muy alta; la variedad de tratamientos ofrecidos podría entonces La investigación y experiencia clínica respecto a la efectiw a e os os
aumentarse pero los costos por tratamiento serían muy caros igualmente. pítales diurnos ha establecido la importancia de esta 7°daildad ‘eraP^
La expectativa de estancia promedio para los servicios hospitalarios para Los hospitales diurnos pueden ser una alternad
tratamiento intensivo, de cono plazo fluctuaría de 30 a 90 días. Estos ser­ en crisis aguda a corto plazo para todo los ¿ructura más restringida,
vicios serían ideales para tratar enfermedad psicótica aguda y brindar un «on a largo plazo pero donde es suficien j lOi muchos pacientes
rango amplio de diagnósticos y tratamientos médicos y psiquiátricos, así como la que puede brindar el hospital <hu . c¿mo una alternativa a la
como un uso sofisticado del arsenal de la psicofarmacología, la rehabilita­ hmite podrían tratarse en un hospita i estructividad grave y autodes-
ción psicosocial, y la iniciación del cuidado de convalescencia. Estos servicios hospitalización a largo plazo, en tanto <lu • cualquier otra cosa
intensivos pueden especializarse además en el tratamiento de alcoholismo y Actividad de otros pacientes hmlte c° programas de hospitales diur-
drogadicción, trastorno emocional, esquizofrenia o psicosis reactiva transi­ 9ue no fuera hospitalización comPlet-Xdes transicionales de los pacientes
toria, que reflejan síndrome orgánico cerebral agudo o la regresión temporal n°s deberían centrarse en las necesi1 . hospitalario, esPccia.me
unj.
de trastornos límite. Los servicios especializados para pacientes internos ni­ 3Ue se están cambiando de un trata se van a ¡ncorpor a a c
ños y adolescentes representan la modalidad más altamente diferenciada del arg0
’ Plazo, a uno como pacientes externo y
tratamiento hospitalario. Puede desarrollarse en forma concomitante alguna
d . ■ .el tratamiento deberían
intervención en crisis con hospitalización breve, aunque la mayor parte de
las intervenciones en crisis se desarrollarían en un entorno de hospital diurno Los objetivos y técnicas de icn[es. Por e)em? 'structural intrapsí-
o como paciente externo. Para cada uno de estos grupos e P |ograr un canl ‘ de modo que
La hospitalización a largo plazo es la indicada para pacientes con regre­ 'N'atrico como interno, encamin de la pe como paciente
sión crónica que no han respondido al tratamiento y no tienen capacidad significativo en la org^^torno de tr^‘a intensiva «n
para funcionar en nada sino en un hospital bien estructurado, y para pacien­ Paciente pueda cambiarse a _u¡cre de P proCesos de gr p
tes con episodios psicóticos frecuentes y prolongados, donde parecen ser LXterr|o que no le era posible *Pmuy diferente délo
h°sP«al ; el diagnóstico y “£ e ’^il^ón gradúa!
indicadas las modalidades psicoterapéuticas y las psicofarmacológicas. La t
hospitalización a largo plazo es la indicada para pacientes con patología grave "^eloS de comunidad terapia. ?
del carácter y trastornos límite que son extremadamente autodestructivos * requiere para el apov > °C con una "g"s
P’^entesesom-,Ofrénicos cronKOS
Psicopatología grave (Capitulo 20) ^icopatología grav.
296
. . , 297

Una distribución funcional de los recursos humanos y económicos den­ de en el hospital, es el fondo contra el que pueden hí
terapéuticamente las múltiples transferencias v" « dla T,ostlca ™ y utilizarse
tro del gran hospital psiquiátrico podría permitirle brindar en algún grado
el tratamiento intensivo que brinda el hospital pequeño. Modificar de esta sentadas en las situaciones individuales y crupales ontratransf«‘'encias repre-
forma los grandes hospitales públicos eliminaría sus notables diferencias del Me parece que la mejor concepción del hospital « i. a
pequeño hospital psiquiátrico privado. experimental dentro del que el paciente puede mosóU"'n'Orn°social
El desarrollo de servicios geriátricos especiales es una nueva tendencia predominantes de relaciones objétales patogénicas inte.* ,sus .constelacion«
que puede cambiar en forma dramática el medio hospitalario para pacientes estas relaciones objétales activadas pueden
mayores que antes eran mezclados en forma indiscriminada con la población péuticamente en el contexto de interacciones ps.coterapéuticas mdfodu^es’
esquizofrénica crónica. Estos servicios especiales a corto y largo plazo pue­ y grupales. Las contribuciones del psicoanálisis al tratam.ento h«p" alario
den contribuir en forma muy importante a una estancia hospitalaria reducida y las contribuciones de los enfoques de comunidad terapéutica han S
para algunos pacientes geriátricos, en particular aquellos con trastornos emo­ tado un concepto de administración y estructura hospitalaria que reduce los
cionales. peligros del hospital como una “institución total” y aumenta al máximo la
La función del hospital diurno como un entorno de transición para pa­ oportunidad para nuevas experiencias de aprendizaje.
cientes previamente internos se complementa con el desarrollo de casas de Una tarea importante a la que se enfrenta la psiquiatría estadounidense
media pensión, programas de vida en apartamentos (donde los antiguos pa­ hoy en día es la de dilucidar el conocimiento técnico nuevo obtenido en los
cientes de hospital comparten responsabilidades y la vida en un entorno de últimos 50 años apartándolo de las distorsiones ideológicas y extrapolaciones
departamentos), cuidado casero, y clubes y organizaciones sociales de pa­ sociales. En la práctica, la utilización óptima de este conocimiento requiere
cientes externos que pueden organizarse cerca de las clínicas de pacientes que el hospital psiquiátrico permita el uso de las reacciones emocionales del
externos. personal hacia los pacientes para fines terapéuticos y que promueva una
El concepto de continuidad en el cuidado ha sido revisado en forma atmósfera de apertura y una estructura administrativa funcional -en con­
crítica recientemente. Es caro y por lo general no funcional tener al mismo traste con una autoritaria. Una estructura administrativa funcional no es una
personal a lo largo del progreso de un paciente desde paciente interno a hos­ democrática. La distinción entre administración funcional y organización
pital diurno a tratamiento externo. El personal de tratamiento interno en política democrática es un aspecto del nuevo aprendizaje que se está inte­
forma gradual se sobrecarga con una población creciente de convalecientes grando en este momento. Por el mismo tenor, los conceptos modernos de
y de tratamiento externo, lo que lleva al agotamiento e ineficiencia en el uso administración organización al pudieran ser parte del conocimiento y «*mcas
de los recursos del tratamiento. Idealmente, la continuidad de cuidado de­ que el psiquiatra contemporáneo que trabaja en hospit f.s ^*2-nt0
bería brindarse por un terapeuta principal que se inicia con el paciente en der. Además el psiquiatra de hospital necesita com mar onj.
el hospital y mantiene una relación psicoterapéutica con él fuera del mismo. amplio rango de tratamientos psicofarmacologicos y p j
A este respecto, parece más importante un programa hospitalario para in­ bles, incluyendo la pericia en el diagnóstico y utilización terapéutica
ternos integrado con un personal de psiquiatras dedicados a ese programa,
que la conservación de contacto entre el paciente y su psicoterapeuta ante­ Procesos de grupo.
rior a lo largo del tratamiento hospitalario, en particular cuando nos referi­
mos al tratamiento interno a largo plazo; aquí por lo general es preferible
cambiar terapeutas.
En la actualidad, en las instituciones privadas principales de cuidado
hospitalario psiquiátrico, las modalidades de tratamiento incluyen un amplio
rango de métodos de grupo, diversas aplicaciones del tratamiento ambiental
hospitalario, enfoques de comunidad terapéutica, tratamiento psicofarma-
cológico, rehabilitación psicosocial y psicoterapia. El enfoque por equipo
desarrollado en los últimos 20 años para los pacientes psiquiátricos concibe
el cuidado, trabajo social psiquiátrico, actividades terapéuticas y la psicología
como partes integradas del tratamiento médico y psiquiátrico. Cada profe­
sional de.estas disciplinas diversas contribuye con sus técnicas especiales y
su interacción personal con el paciente, en la que los desarrollos de transfe­
rencia y contratransfcrencia se usan como parte del diagnóstico del entorno
social total que rodea al paciente. Este entorno social inmediato se afecta
por los conflictos intrapsíquicos del paciente y a su vez influye en él. La red
de experiencias formales e informales, individuales, en grupo pequeño o gran-
Model°dec
Omun¡dadlerapéut¡ca

miento de la pirámide jerárquica, empañamiento de l„« ,

21 cación abierta como una expresión de un entorno papelcs la co™ni-

Creo que es en este intento de combinar concento^'t,C° dem°cránco-


—o sea, la noción de la comunidad terapéutica como
tamiento y como una democratización del proceso del
teológicos

El modelo de comunidad obstáculos y problemas de este enfoque. H os

Aunque diversos autores podrían describir los aspectos esenciales de este


terapéutica en el tratamiento enfoque en formas de algún modo diferentes, la orientación básica que se
originan en Jones y Main enfatiza los siguientes rasgos:

hospitalario para la 1. Tratamiento comunitario: El personal y los pacientes funcionando


conjuntamente como una comunidad organizada, llevan a cabo el
psicopatología grave tratamiento de la población de pacientes,- estos últimos participan
activamente y son agentes corresponsables en su propio tratamiento,
no recipientes pasivos.
2. Cultura terapéutica: Todas las actividades e interacciones se relacio­
nan con la meta de reeducar y rehabilitar socialmente a ios pacientes.
El funcionamiento óptimo de los pacientes en la comunidad terapéu­
tica es la primera fase en la promoción de su funcionamiento óptimo
HIPOTESIS BASICAS en la comunidad exterior.
3. Vivir-aprendizaje-confrontación: Un flujo abierto de comunicación
Por más de una década be estado observando la efectividad y limitaciones de entre pacientes y personal brinda retroalimentación inmediata res­
las modalidades de comunidad terapéutica en el tratamiento. La comunidad pecto a las conductas observadas y sus reacciones a ellas. Una explo­
terapéutica ha transformado los tipos más tradicionales de tratamiento am­ ración de las funciones de estas conductas en el aqui-y-ahora y de
biental hospitalario, ha abierto nuevos caminos al tratamiento interno de conductas alternativas nuevas, experimentales ayudará a los pacientes
patología grave del carácter, y dado nueva luz sobre los requisitos adminis­ a hacer frente a la comunidad terapéutica y a la exterior.
trativos óptimos para los hospitales psiquiátricos. Algunas de estas nuevas
concepciones no sólo no se habían vislumbrado sino que revelaban conse­
cuencias no previstas de modalidad en el tratamiento. U Ü cab° obJemos reuniones
abif P° (grupo peaueño
Whiteley y Gordon (1979, págs. 105—27), después de señalar que el p. 'Crta' generar presión may,or ? de, trabaJ°> P"3 facfar ,a comunicación
P Oceso deiYiocrfr para a soc,ahzacion y rehabilitación y fomentar un
término comunidad terapéutica es uno de los más mal usados y malenten­
didos en la psiquiatría moderna, lo definen como un “proceso de trata­ , Son ° detom¡i de
Peut ica,com
a<je
rres tJposdecisiones.
de reuniones a los modelos de comunidad tera-
miento específico, especializado que utiliza los fenómenos psicológicos as de la categoría de grupo, pequeño, mayor o de trabajo:
y sociológicos inherentes al amplio grupo circunscrito y residencial. A este
respecto, es una extensión intensificada de la terapia ambiental que tiene comunitaria: Esta incluye a todos los pacientes y a todo
implicaciones y aplicaciones más generales para los pacientes de todas las ca­ Pers°nal, y tiene como objetivo examinar el enromo social total en
tegorías en la comunidad hospitalaria de salud mental’’. Whiteley y Gordon, • personal y pacientes participan, las distorsiones e interferen-
en el curso de su excelente revisión de la historia y desarrollos recientes de as 60 Un nucvo fluJ° libre comunicación de cualquier origen, y
e,
los modelos de comunidad terapéutica, introducen una dimensión adicional desarrollo y posible resolución de procesos antidemocráticos y
a su concepto-, una ideología. De hecho, Main y Jones -fuentes clave de los
modelos.de comunidad terapéutica- enfatizaron su convicción de valor de yoireruo de los pacientes: Independientemente de la forma espe-
aut°ritarios.
democratizar los procesos del tratamiento y brindar un “entorno terapéuti­ 2. Ca que dicho gobierno adopte, los modelos de comunidad tera-
co con una organización espontánea y estructurada emocionalmente (más e
P «ica tienden a fomentar la organización de los pac.entes co,i el
que dictada médicamente) en la que todos los pacientes y el personal inte- ProPosito de participar en los procesos sociales y de toma de deci
raccionen” (Main, 1946, páginas 66-70). Jones (1953), señaló el debilita- ^ones. r r .vu
298 3. friones del personal Esta
s Pacientes, expresa el concepto de tom
M^“^o
300 Modelo de comunidad terapéutica (Capítulo 21) munldadlefapéuiica
301
hospitales han sido a menudo una mezcla d, •
entre el personal, y le permite estudiar cómo están influidos por las Abundaremos en el tema adelante. «peuticos y antitcrapéudcos.
presiones de origen administrativo y otras así como por su interac­
Sexta, la toma de decisiones colectiva en un
ción con los pacientes. La reunión del personal permite la distribu­
ción democrática de la autoridad respecto a las tareas por hacerse, nes públicas se presupone como terapéutica poroue’m^ ™ r'UnÍ°'
en contraste con las decisiones jerárquicas desde arriba. mocráticos en contraste con los autontanosP Más adeUnte” fJ0"’0’
ilusiones implicadas en esta suposición. * ’ examino ]as
En los conceptos de comunidad terapéutica, respecto al cambio terapéu­ Séptima se supone que los pacientes son capaces de ayudan entre sí
tico, están implicadas diversas suposiciones. Primero, se supone -correcta­ como individuos y, en el proceso, de desarrollar habilidades y creatividad
mente, según yo— que los pacientes como individuos y como grupo son interpersonales asi como fortaleza del yo. Con base en mi experiencia, creo
capaces de ayudarse entre sí. Segundo, los pacientes que funcionan en un que esto es notablemente verdadero. Sin embargo, los pacientes pueden
entorno grupal pueden reaccionar en formas “normales”, apropiadas y res­ tener también efectos muy destructivos entre sí: por cada par que se ayuda
ponsables como grupo, en contraste con las interacciones patológicas indi­ entre sí, podemos también encontrar a un psicópata que potencialmente
viduales de los pacientes fuera del entorno de grupo. Tercero, por el mismo lleva a otro paciente hacia el suicidio.
tenor, el personal como grupo puede funcionar patológica y antiterapéuti­
camente aunque como individuos puedan ser maduros y experimentados.
De hecho, la experiencia clínica ha confirmado que la patología y la efecti­ LA COMUNIDAD TERAPEUTICA Y SU ESTRUCTURA
vidad social de los grupos no coinciden con la patología y efectividad social MATRIZ
de sus miembros como individuos.
Cuarto, se presupone que el autoritarismo es antiterapéutico y que las
decisiones hechas con base en el “poder” más que en la “razón” militan El problema es cómo preservar las ventajas eminentes de a comufii a te
contra los mejores intereses de los pacientes. Creo que esta suposición es rapéutica —su utilización terapéutica del hospital como un sistema * »
correcta si se define el autoritarismo como tomar la responsabilidad de ha­ la activación del potencial de los pacientes para contrii uir a su prop
cer las decisiones más allá de lo requerido funcionalmente. Estoy sugiriendo tamiento, el desabollo de habUidades y «sponsa^
que la antinomia no es de toma de decisiones autoritaria vs. democrática los niveles más bajos, el conocimlen t° estructurados en el entor-
sino de autoritaria vs. funcional. Hecha esta aclaración, estoy de acuerdo el mundo interno de los pacientes y los coní ía comunidad
con la hipótesis general, documentada en forma abundante, de los efectos no, las expenencias emocionales correctivas bnndadas^p
negativos, a veces devastadores, de los sistemas autoritarios de tratamiento terapéutica, y el aumento en la mora y describir, de esta herra-
sobre el bienestar y mejoría de los pacientes. Aun una estructura organiza- gfaves, a veces devastadoras, desventajas, q
cional autoritaria que al parecer afecta sólo a los niveles más altos del per­ mienta terapéutica efectiva por otra parte^ . oy0 de una comunidad
sonal no puede evitar afectar a todos los participantes en la comunidad El prerrequisito más importante p con estructura admiras
terapéutica. El autoritarismo se transmite por mecanismos psicológicos terapéutica es que esté integrada tun“onddentro del que opere. Este teq^
complejos en la escala jerárquica, en particular mediante la sumisión a, e trativa del hospital general o P5,<JU13“1 cn la práctica, los hdens
identificación con, el agresor, y tiende a minar la autenticidad de la relación Slt0 podría parecer trivial si no fue q ’
jn ocentes respecto a las ' ra{.nK
paciente/terapeuta a través de todo el sistema hospitalario. Una administra­ comunidades terapéuticas son a me ¡nstitución. Algunos -0¡nst¡.
ción hospitalaria autoritaria puede transformar los convenios de tratamiento, administrativas, límites y reservas |a administrarlo y rcservas
distorsionándolos de tal modo que confundan por completo al equipo te­ fw
■nocentes respecto a una teoría ge |et0 de las * orno particular.
rapéutico que trate de aplicarlos. Estas distorsiones en los convenios de tra­
'Ucional que permitiría un anatai r3péutica en “''¿d terapéutica,
tamiento pueden fomentar una seudoadaptación del paciente al sistema
administrativas para una comun!^eratura sobre14 "" tura de la eomuni-
hospitalario e interferir con su desarrollo de autonomía y crecimiento. Casi D«afortunadamente, ni siquiera aem* „
por definición, una estructura hospitalaria autoritaria interfiere con una
evaluación abierta, continua, del hospital como sistema social. '°nsidera de manera suficiente la edebe^&ricos m* '°f'X
dad terapéutica y la orgamzacio";,(l»70X un° í, r un estudio de
Una quinta hipótesis es que, en contraste con los sistemas autoritarios 1 # — .. Sin enibar-
de tratamiento, los conceptos de comunidad terapéutica, implican que la . p0r ejemplo^ Marshal E<ks de n*"’P' cs ideológ'c“n^ at¡vas ideology
,l‘. ?
fivas y
democratización del proceso de tratamiento es en sí misma terapéutica. La en este campo, no de con^Sc.ones
democratización aumenta la autoestima del paciente, la efectividad de su lklll ,
"Unistrativas con una dec. |lCltí l»» ‘“ ’lllento oigan*»-
funcionamiento, y la honestidad de sus comunicaciones, v es directamente g°’ ?> bien describe en f°rm’ |a adn*1»'*' de Le ligue ¡a auto-
promotora del crecimiento. Mi experiencia me lleva a desafiar esta opinión. jr°tesionales de la relación entre d«ra <•*' *
Los resultados de democratizar los procesos de toma de decisiones en los £ Peloterapia, él de hecho P^tturí adm*"»
°nal en los que no hay un
302 Modelo de comunidad terapéutica (Capítulo 21)

El apoyo de la estructura matriz al sistema de l


ridad conferida a la comunidad terapéutica con la de toda la administración tcraPéutica
requiere una redefmición y renegociación constan
del hospital. Aunque reconoce el potencial de tensión y conflictos en su mo­
debe tener la capacidad de llevar a cabo una función noló <,Ue’ ' 'dcr
delo, la solución que propone es consultativa, no organizacional/administra-
de conceptos democráticos, sino de formas Zd V” C" tfminos
tiva.
Si la comunidad terapéutica ha de explorar en forma abierta el sistema Viduos y en los; grupos a través de los límites que determinen las ta"r “én la
social encarnado por la comunidad de pacientes/personal, no puede evitar msntucion. Las habilidades bas.cas necesanas para la dirección de la comu­
activar la tensión y los conflictos latentes en el sistema por igual, con las nidad terapéutica también incluyen un sólido conocimiento del funciona­
influencias consecuentes en la dimensión política del proceso de toma de miento y manejo de grupos pequeños, mayores, y de trabajo, un sólido
decisiones en la institución. La suposición de que un enfoque puramente conocimiento de psicopatologia individual y de su influencia potencial en
obscrvacional, clarificante, e informativo de los conflictos en el sistema la distorsión de los procesos de grupos pequeños en el entorno y un domi-
social puede llevarse a cabo y expresarse en términos interpretativos téc­ nio absoluto de los principios psicoterapéuticos. Estos requisitos determinan
nicos y neutrales, es una ilusión. Como evidencia, se ofrece esta escena co­ los problemas que implica el entrenamiento apropiado de directores expe­
mún: Un grupo entusiasta establece un modelo de comunidad terapéutica rimentados.
en un sector del hospital; se forma una “sociedad ideal” que genera grati­ Otro requisito más para el desarrollo de una comunidad terapéutica es
ficación, emoción, esperanza, y quizá un espíritu mesiánico en el personal una definición clara de la autondad, papeles y funciones de todos los miem­
y en los pacientes, luego sigue un amarga decepción por la “falta de com­ bros individuales del personal y de grupos organizados formalmente que se
prensión” y aparente rechazo de esta sociedad ideal por parte del hospital entrelazan en el desempeño de sus funciones. La autoridad delegada en la
dentro del que se ha desarrollado. El resultado final es que la tarea se aban­ comunidad terapéutica debe a su vez distnbuirse funcionalmente dentro de
dona, la comunidad terapéutica se colapsa, y sus directivos emigran a un ella. El peligro es que los procesos de grupo diseñados para motivar la toma
nuevo sistema para comenzar el ciclo una vez más —o a la práctica privada de decisiones compartida pueden también opacar el problema de quien tiene
en alguna profesión de la salud mental. la responsabilidad de llevar a cabo dichas decisiones, asi como la naturaleza
Una comunidad terapéutica debe ser limitada en su tamaño-, la comu­ del sistema de inspección, control y seguimiento de las funciones de la co­
nidad de pacientes/personal debería ser de 80 a 100 participantes cuando munidad. Otro peligro es que los papeles y habilidades tradicionales impor­
mucho. Esto significa que las comunidades terapéuticas pueden establecerse tados’’ a la comunidad puedan ser subutilizados o que la autoridad se delegue
sólo en hospitales psiquiátricos muy pequeños o en servicios relativamente por motivos políticos a quienes no tengan las habilida es técnicas
pequeños dentro de un hospital mayor. No es ninguna coincidencia que das. Un enfoque igualitario que descuide las diferencias in ívi u
algunos de los modelos más exitosos han operado dentro de hospitales psi­
quiátricos pequeños, donde son menos evidentes las complejidades de rela­ ^ad, técnicas y
os recursos humanos disponibles El desgaste^
cionarse con estructuras administrativas mayores.
Cuando el director de la comunidad terapéutica está bien consciente los grupos pequeños y mayores bajo el m€dida por la
de la estructura organización al de la institución, del grado y estabilidad ciento del grupo de hipótesis básicas, P causa(ja ^or la ambigüedad
de la autoridad delegada sobre él (y por tanto sobre el sistema terapéutico falla en el uso de las habilidades dispon ,
a su cargo), entonces pueden definirse y considerarse los límites de la auto­ administrativa dentro de la comunidad percibido como una ame­
ridad conferida a la comunidad completa así como a sus miembros indi­ bas comunidades terapéuticas a menú o ^Qnij tradicional de los
viduales cuando se estudian los conflictos activados dentro del sistema te­ oaza por parte de la dirección administra -da(j conferida a la profe-
rapéutico y a través de las fronteras de la misma. El director de la comunidad oospitales psiquiátricos. En cuanto a stura igualitaria, la amenaza
Slón médica era desafiada en nombre e 4: t¡vos de la estructura ma-
terapéutica requiere arreglos administrativos claros que liguen a la comuni­ rec
era suficientemente real. Más allá de cs® ’ . ] distribución de auton a ,
dad con su entorno, y deberá tener la capacidad de explicar éstos. a
r,z
' se sentían amenazados por ele«n>™ ,taj como un astenia soud,
En ultimo caso, las convicciones ideológicas —en contraste con las técni­
cas- sobre la organización política democrática a menudo influyen en los funciones y demás. Un examen abierto del P administranvo. con todos
directores de las comunidades terapéuticas y los miembros del personal que ' vuelve inevitablemente un aon;rO ,leC^uede a^mem^e que éste
comparten estas convicciones, a operar como si constituyeran un partido °s retos políticos que implica, or* sistemas hospi^
minoritario en un estado gobernado por un liderazgo autoritario En forma un desarrollo muy saludabl p edades |a administración
inconsciente o involuntaria, confunden la exploración del sistema social con "ad°s. Pero los proponentes de.las til qUe despierta en
un medio potinco para cambiarlo. El objetivo terapéutico de la comunidad 0prenderse de la oposición activa relación tradi-
terapéutica se confunde con el objetivo político de democratizar una insti- Cl ÍOSP^- , ■ „ también una amenaza
tucion al cuidado de la salud. Eventualmente nercr,nni -i intcr.
. La comunidad terapéutica na
precio de esta confusión. PerSOnal ? Pac,cntes el es tradio° hospital psiquiátrico
paciente/médico y a}«■“ la '
dls«plinano. En términos de democra
Model° ^comunidad,enpiuttca M
304 Modelo de comunidad terapéutica (Capítulo 21)

este es por supuesto un avance, pero en términos de la utilización óptima La comprensión de que los procesos regresivo» a
de todos los recursos terapéuticos, ha tenido consecuencias imprevistas y cir un empeoramiento de los síntomas en lnA? grupo puedcn Ptodu-
en forma parcial negativas. El personal relativamente sin preparación de los sin embargo, también dar lugar a la suoosiciónlndlvldual« puede,
escalones más bajos, puede encontrarse con mayor autoridad pero al mismo patología del paciente corresponde a ^procesos ?“‘TOClda de 9ue toda la
tiempo con un escrutinio más directo de su funcionamiento. En consecuen­ la paleontología puede ser de naturaleza individual RS™"'’11'
cia, habrá tensión en sus relaciones con sus supervisores administrativos y una idealización defensiva de los procesos de grupo oue alimJlr P ,UeV'
profesionales. Las contradicciones entre la desigualdad social, desigualdad cíente expectativas mágicas del tratamiento (“sí engrupo funciona bien los
pacientes mejoraran ’). r ,cn’ los
en salarios y expectativas de trabajo, dictadas por el entorno dentro del que
funciona el hospital, y el desarrollo de una atmósfera igualitaria en la comu­ Además, los grupos pueden desarrollar una necesidad exagerada de for­
nidad terapéutica, agudizan la conciencia sobre los conflictos sociales reales malidades y rituales como un defensa contra la violencia (que los grupos
y las contradicciones que están más allá de la capacidad de la comunidad grandes en particular tienden a generar), una defensa que puede funcionar
terapéutica para resolverlos satisfactoriamente. El resentimiento en ebulli­ bien para el grupo pero que restringe las necesidades individuales del pacien­
ción y los sentimientos de culpa no resueltos en diversos niveles jerárquicos, te. El control de los procesos no estructurados del grupo por parte de los
pueden aumentar las tensiones entre el personal y complicar más el análisis, pacientes con mayor regresión, por los monopolizadores crónicos, por los
sin pensar en la resolución, de las tensiones en el sistema social de la comu­ manipuladores muy efectivos o simplemente por los pacientes más violentos
nidad terapéutica. Todo esto aumenta el peligro de disminuir la eficiencia puede distorsionar en forma importante el contenido de las reuniones y la
profesional. asignación de recursos, reduciendo así el tiempo de tratamiento de muchos
pacientes.
Las tendencias sádicas no reconocidas y disociadas de algunos individuos
pueden infiltrarse en el proceso del grupo bajo la forma de la acentuación de
ACTIVACION DE PROCESOS REGRESIVOS DE GRUPO
la rigidez burocrática, que sirve para controlar la violencia pero expresándola,
sin embargo, en formas muy sutiles. Esta formalización excesiva de los pro­
Las comunidades terapéuticas pueden también volverse una amenaza real, o cesos de grupo, combinada con el convencionalismo rígido (en «P“a
vivida como tal, para el tratamiento de los pacientes. A causa de los numero­ pecto a temas sexuales), pueden dar c»^^"
sos individuos involucrados y del esfuerzo por mantener un flujo relativa­ peutica regrese a procesos gru pales restnctivos
mente abierto de comunicación, las reuniones de pacientes, juntas de perso­
nal y la reunión comunitaria en sí adquieren con facilidad características de 'emBajoaias condiciones de desarrollos del grupo de hipótesis
procesos de grupos mayores; los efectos regresivos de estos procesos pueden <1961), todos los efectos negativos de los P'o 'XnX7os efectos bené
afectar los desarrollo individuales de los pacientes de la comunidad en formas ^ismos conceptos de igualdad, democracia Y . expectativas mesiám-
antiterapéuticas. Anteriormente (Kernberg, 1976, capítulo 9; 1980, capítulo ficos de la comunicación abierta pueden ai apareamiento” del grupo
11) enfaticé el peligro de que los pacientes como grupo puedan regresar a un cas inherentes al desarrollo “dependiente hospitalario no realista
funcionamiento como grupo de hipótesis básicas cuando no esté disponible de hipótesis básicas, fomentando asi un pacientes al mundo exce­
una dirección funcional, centrada en la tarea, cuando las tareas desempeña­ de entorpece la reincorporación ^aonal de
ei recrudecimiento
das por los pacientes no sean significativas sino triviales, cuando la delega­ Bajo condiciones de regresión de aU^adas de las tensiones internas
ción de autoridad de personal a paciente sea ambigua, y cuando la dirección las luchas sociales dentro del hospital. búsqueda de los pacre
del personal sea inefectiva. Bajo tales circunstancias regresivas, los grupos de
pacientes pueden volverse intolerantes a los individuos, establecer una dic­
tadura de grupo que adquiera características de una moralidad primitiva, y
fomentar el ascenso de personalidades con rasgos narcisistas y antisociales
a las posiciones de liderazgo. El personal puede contribuir a esta regresión a
través de la negación determinada ideológicamente de las diferencias entre
x
los pacientes como individuos, por una creencia implícita de que todos ellos
P’°s conflictos -intrapsíqu‘COs ' <n día deben reg at3dos para
tienen las mismas necesidades y que debería esperarse que participaran o eil« del mundo exterior alq" l pero ™ e
reaccionaran en formas similares. Los grupos de pacientes y de personal pue­ ta una suposición sutil
gentes se adaptan a la «da% puede d.« un pación
den llegar a una complicidad inconsciente interfiriendo con el desarrollo
7 ^incorporación al entorno cxt "nmente bue"“ '' „pciones del sí mis
autónomo de los pacientes individualmente y permitiendo una invasión sin e
control de la privacidad que corresponde al “acting out” de la agresión del a5.<Ne todas las personas son « distorsiones e" pato‘^’“/n(;il
Ierta permite la eliminado
grupo total contra miembros individuales. ausa últirn s¿flCa niega
a
y de los demás las que £ta pospon files
a estructura psíquica patolog1^
Modelo de comunidad terapéutica (Capítulo 21)
306

de fuentes intrapsíquicas inconscientes de agresión, en notable contradicción sobrecargadas y la difusión de información crecen,.
con lo que pueden observar el personal y los pacientes mismos en los pacien­ oración de información. A ia larga, la ¿ d¡. actúan contra la inte-
menor comparado con el desperdicio de tiem™ pnvaciaPuede scr un mal
tes de un hospital psiquiátrico.

FACTORES INTRAPSIQUICOS VS. FACTORES


INTERPERSONALES cioterapia y psicoterapia
nion, esta solución aísla en forma artificial la dinámica del paciente seeún
Jones (1953, 1956), recomienda las comunidades terapéuticas para pacientes se manifiesta en su psicoterapia de la dinámica del paciente en la comunidad
con patología grave del carácter que requieran hospitalización-, concibe la terapéutica. El resultado es que se empobrecen la modalidad psicoterapéutica
reeducación y la resocialización efectuadas por la comunidad terapéutica y la social.
como la principal, si no la exclusiva, modalidad de tratamiento para dichos Mis propias experiencias como director de vanas comunidades terapéu­
pacientes. Da la impresión de que él ve a estos pacientes como víctimas so­ ticas por más de una década me llevan a las siguientes conclusiones.
ciales que requieren apoyo educativo e insiste en que se les brinden nuevos Para comenzar, el elemento tiempo es de importancia crucial para de­
papeles sociales y vocacionales. Esta opinión descuida la importancia de las terminar el éxito o fracaso de los ambientes de comunidad terapéutica. En
determinantes intrapsíquicas de la psicopatología y apoya la ilusión de que unidades para pacientes con regresión aguda, con una rotación rápida rela­
una atmósfera social saludable en el hospital, puede reemplazar la psicote­ cionada con una corta estancia y con problemas médicos que requieren aten­
rapia y producir un cambio fundamental en la personalidad. Creo que este ción urgente constante, parece ser que es donde el enfoque de comunidad
concepto confunde una atmósfera psicoterapéutica encaminada al desarrollo terapéutica funciona mal. Pero para pacientes con dificultades crónicas de
de tratamientos individuales y grupales intensivos con los tratamientos en carácter, en unidades con poca rotación y estancias prolongadas, se vuelve
sí mismos. Supone que los pacientes son víctimas de fuerzas sociales irra­ mayor el beneficio de la comunidad terapéutica. Esto parece confirmar la
cionales y están de hecho expresándolas y que una sociedad racional (sin idea de Jones de que los enfoques de comunidad terapéutica son los indi­
contradicciones intrínsecas obvias) permitirá su restablecimiento pleno a la
salud, es algo atractivo pero ingenuo. Es probable que no sea una coinciden­ cados para estos pacientes. f .
Además, y de nuevo respecto al tiempo, los efectos a corto p az0 u
cia que la idea de la comunidad terapéutica tuviera un atractivo particular
a seis meses) de las comunidades terapéuticas pueden ser notablemena di­
para la contracultura de la década de 1960. En la década de 1980 se hace ferentes de los a largo plazo. Las ventajas de las “mumdades terapéuticas
más transparente la cualidad utópica de las ideas y suposiciones de muchos predominan con más fuerza a corto plazo, en tanto que los prob lemasque
de los modelos.
La falta de diferenciación entre los factores sociales y los intrapsíquicos generan predominan a la larga. A “«¿^¿Vradicdones intemas del
que influyen en la psicopatología, puede propiciar la aplicación equivocada
de la teoría de los sistemas a la situación psicoterapéutica. La suposición de -stema LcFal “X” nto, que
que la psicopatología de los pacientes refleja directamente las contradiccio­ ficarse, y los efectos emocionantes y estim . Dersona). v entre pacientes
nes del entorno puede dar como resultado que se localice la etiología exclu­ refuerzan los lazos entre los pacientes, en conOcimientos sobre los
sivamente en el sistema social. Aquí el enfoque de Main y la descripción de V personal llevando rápidamente a aume rico5
Bion sobre los procesos de grupo difieren notablemente de la de Jones. Pacientes lo que puede usarse para Pr0P°sl‘“nI0 ' iara0 plazo (seis meses a
. Sin embargo, en el entorno de J ral
Esta falta de diferenciación entre lo intrapsíquico y lo interpersonal para reuniones comunitarias
-mientras se sigue el estudio de las relaciones entre los dos— da como resul­ an°s), los resultados son
tado una falta de definición clara de las indicaciones y limitaciones de las y para todos los grupos de toma d * parnapen bbre
modalidades y técnicas de tratamiento grupal y una falta de evaluación Para estimular a los pacientes y al. I*resistencias de grupo .
crítica de los efectos de combinar y superponer varios tratamientos. Por d<> como resultado típico el surgimi entreJe pacientes
nempo. Pfo
ejemplo es fácil que los métodos grupales proliferen en una comunidad psi- e hipótesis básicas, el desarro* o desperdicio en términos depno-
pno-
coterapéutica, de modo que con el tiempo los mismos temas y problemas ?°r »gual, silencios prolongados. qu dasiticatk Lp. ^uerzos por
se discuten desde diferentes perspectivas en diferentes lugares sin considerar rid^1 abundancia de material pri nempo crea el peligro
la economía de los recursos humanos que se consumen. Más aún, existe la ^ades para la comunidad »mp ^uniones m > ,
posibilidad omnipresente de que se activarán mecanismos de escisión por Solver estos problemas hacien o de m:snU nea
la discusión simultanea de los mismos temas en diferentes entornos. Por e burocratización, de lentitu gra u ’ entre u ■ocoi comunidad
supuesto en teoría toda la información fluve junta en las reuniones comu­ r^ás la agenda se sobrecarga-^ ■siones dé ¡a realidad,
nitarias. de personal o de pacientes, sin embargo, en la práctica las agendas >de decisiones adnun.snati^ > sunpr
erapéutica y el entorno exten
Modelo de cOmunld<u¡ terapéut¡ca
Modelo de comunidad terapéutica (Capítulo 21)
308
propician una nueva red informal de toma de decisiones Esta estructura ad­ -ndo no
ministrativa ad hoc puede, paradójicamente, ser funcional en forma óptima, ■Xno en .as grandes instLc.oneJ’estX^^^^X±
pero también percibirse como estar contra la idea de la toma de decisiones dos los efectos socales dan.nos de los hosp.talcs mentales tradición" - el
compartida y entonces se requerirán análisis y negociaciones mas largas de
uso de métodos grupales percute un aumento en los contactos paciente/per-
necesidades de la comunidad que serían de otro modo obvias. sonal y la humanización de los canales de comunicación rigidizados en forma
Los pacientes que tienden a ser manipuladores y/o violentos, que se sien­ jerárquica entre pacientes y personal. Sin embargo, la necesidad de trata­
ten orillados a comprobar los límites de su poder y control, con frecuencia
miento individual de los pacientes no se resuelve con este cambio organiz.a-
presentan otro problema. Por ejemplo, los pacientes con anorexia nerviosa y
cional, y tiene lugar una selección natura! en la que sólo algunos pacientes
los que utilizan sus intentos suicidas para controlar el entorno, crean graves pueden ser ayudados.
conflictos al personal de enfermería entre su deseo de proteger la idea de
permisividad en el servicio y la necesidad de mantener control sobre el En el entorno de un hospital psiquiátrico moderno, con proporciones
“acting out” que amenaza a la vida. adecuadas pacientes/personal, los enfoques multidisciplinarios, y un com­
Uno de los rasgos más consistentes del funcionamiento de la comunidad plemento adecuado de personal psiquiátrico de categoría superior, las co­
terapéutica es que algunos de los pacientes más manipuladores y violentos munidades terapéuticas permiten intensificar el tratamiento individual de
logran en forma dramática atraer Ja atención hacia ellos y absorber en forma los pacientes y enriquecer enormemente la comprensión de los pacientes y
desmedida los recursos del tratamiento. En teoría, se proporciona a todos las modalidades y técnicas del tratamiento encaminadas a ayudarlos. Sin
los pacientes el mismo modelo de tratamiento social; en la práctica, los pa­ embargo, este efecto positivo tiende a neutralizarse a la larga porque el tiem­
cientes violentos y manipuladores pueden recompensarse con mayor aten­ po de los miembros del personal con más experiencia se emplea en reuniones
ción en tanto que otros pasan a último término. de grupo, reduciendo su disponibilidad para contactos individuales con los
El espíritu mesiánico, la emoción y la alta moral que las comunidades pacientes. Además, los miembros del personal menos experimentados, son
terapéuticas inspiran en el corto plazo que pueden hacer pasar por alto el es­ pasivos en las reuniones de grupo, y ni participan ni necesariamente apren­
fuerzo extra del personal derivado de la falta de una distribución racional de den mucho, en tanto que sus habilidades para relacionarse con los pacientes
los recursos y de ignorar las restricciones de tiempo. Eventualmente, el agota­ en forma individual son subutilizadas. En resumen, se desarrolla una distri­
miento del personal, principalmente entre el personal de enfermería, puede bución de los recursos irracional y poco económica.
traer solicitudes de aumento de éste y la necesidad de que el personal médico Este inconveniente se empeora por la tendencia del personal de la comu­
pase más tiempo con el de enfermería. Se desarrolla pasividad entre el per­ nidad terapéutica a aislarse de la unidad hospitalaria matriz. El trabajo en la
sonal —que sigue asistiendo a las reuniones pero participa cada vez menos— comunidad terapéutica genera una atmósfera emocionalmente intensa pero
y hay la tendencia de que suban a posiciones directivas el personal y pacien­ protegida. El personal desea permanecer junto a ios pacientes y ™sur
tes con rasgos de personalidad narcisista. Ya que las personalidades narcisis- flujo abierto del demás personal y aprendices por to a a un‘ j P¡.
tas no tienen ningún compromiso real con los objetivos de grupo, no serán
sensibles a la tensión y conflictos intrapsiquicos bajo tales circunstancias nodos limitados de apreadizajey con el, «Xo'l “S
difíciles. Pero la facilidad con que se adaptan superficialmente a los proce­ miento de la nueva modalidad de "a,a™jn ' e^udiantes y aprendices que
sos de grupo -en especial cuando son el foco de interés y admiración de un terapéutica se resisten a veces mucho a to Kmiradn
grupo— los impulsa a funciones de liderazgo. Esto promueve una seudoin- tengan que partir después de un periodo de ^™R°ua]es deJ personal puedan
timidad emocionante y tiende a perjudicar los sentimientos profundos y el Existe el peligro de que los miembro naaentes entre las reunio-
control de calidad sobre el servicio (Kemberg, 1980, capítulo 11). dejar de ser responsables por lo que suce a a ¡be como una fuerza
ncs de grupo. La familia del paciente a men
Otra manifestación del agotamiento y la regresión del personal es el de ¡a familia pue-
aumento de la autoabsorción del mismo. Un observador externo del desa­ exterior intrusiva, y las comunicaciones con ocupado en el mundo
rrollo de las comunidades terapéuticas se sorprende después de un tiempo, . en disminuir en tanto que el personal es . sufnr ¡a reincorporación
de encontrar que la proporción de tiempo pasado directamente con los 'Eterno de la comunidad terapéutica. Así, p
patentes disminuye y que el numero de reuniones de grupo sólo con el per- de los pacientes a la sociedad. ,. manejan trabajadores sociales
± ,aucm;nta"- A' m',smo tlemP°- «curre con frecuentan el agotamiento . El tratamiento de familias por lo gen^ hacia adentro de la comum-
entre los d.recnvqs de las comun.dades terapéuticas, de modo que después Pediátricos, que pueden compensar la El problema es que la
dad terapéutica con el tratamiento famd
i¿ ° an°S Y Una. nC Undencia a ^donar sus puestos en nar en una terapia familiar mten

terapéutica 5'™^05 ' °S en X “'"Prometidos con las comunidades ^Xor parte de £ familias pueden .^¿"«ientado a la rea El
términos delalaconcep^
concep-
*Va en vez de un trabajo P^“'a'r‘C° ^‘sultado en térmmosnie
Una cuestión evadida con frecuencia M u - -• •
de la comunidad terapéutica en comparación Rajador social puede racl0n^‘Emocional que sese’i “"P^” circunstancias
de las circunstancias
",on psicosocial de la enfermedad emo roducto de las cir
d' comunidad terapéutica (“el P««ntec
310 Modelo de comunidad terapéutica (Capitulo 21)

de su familia”), pero el número de trabajadores sociales que se requiere para


desempeñar esta función de límites también aumenta.
El control de calidad tiende a sufnr cuando los miembros del personal
se involucran entre sí en forma tan íntima que los miembros de categoría
22
superior encuentran torpe tomar decisiones sobre promoción, despido o
equivalentes y evaluar si se está dando suficiente aprendizaje. Después de
un tiempo se esperaría que el personal de categoría menor relativa o sin
Tratamiento hospitalario a
experienc'-'* *, pudiera hacerse cargo de las funciones de la comunidad tera­
péutica, peímitiendo así al personal de experiencia dedicar su tiempo al largo plazo para la patología
trabajo individual con los pacientes y/o a actividades de investigación o edu­
cativas. Esta redistribución óptima del tiempo y las funciones suele descui­
darse.
limite (“borderline”) y
En el entusiasmo y emoción iniciales del personal y los pacientes al
trabajar juntos, los conflictos de personalidad entre el personal tienden a narcisista graves
sumergirse bajo los esfuerzos por las metas comunes. Sin embargo, después
de un tiempo estos problemas de personalidad se reafirman y a menudo no
pueden incluirse en el análisis de conflictos entre el personal —porque la
teoría de la comunidad terapéutica y de la toma de decisiones democrática
no da espacio a choques de personalidad sin solución. En aras de la paz,
pueden surgir distorsiones en el proceso administrativo. Paradójicamente, pacicntes con psicopatologú grave. en especial aquéllos con pa-
los problemas de personalidad pueden ahora hacerse más importantes que
en el modelo jerárquico de administración hospitalaria, donde las reglas cae ’ * jlr?ltc y narcisista del carácter, he encontrado efectiva una modifi-
estrictas, los reglamentos y las expectativas jerárquicas burocráticas tienden ion del modelo de comunidad terapéutica integrado con psicoterapia
a disminuir el impacto directo del funcionamiento de la personalidad. *n nidual intensiva. El modelo que propongo oene en común con otros
n oques terapéuticos comunitarias el esfuerzo por examinar abiertamente
e sistema social total dentro del que interactúan pacientes y personal en una
unidad; el reconocimiento de la necesidad de establecer una estructura ad­
ministrativa funcional, no autoritaria que permita en verdad el examen de
los procesos de toma de decisiones y de las tallas al asumir la responsabilidad
)' en el desempeño de tareas por pacientes y personal; y la alta prioridad dada
a la prueba de realidad de la vida del paciente en la unidad y su relación con
afarea de la rehabilitación social del paciente.
El enfoque descnto >qin d.fmre de otros modelos de comumdíd tera­
péutica, sin embargo en que no se basa en una teoría ■gualit.na respecto a
las fnr> □i ” .. 4^) personal; no aspira a democratk.ar los
i—í;

£ comunidad de pncrentesr personal en contraste


ente al personal; no es su incenuo .XH prevenir y corregir la
P°5 sí misma: y en que se interesa íue' unJ d(encion constante en
¡fusión de papeles del personal |M efecmidad de axsros.
,a utilización oprima de los recursos hun
Ct,nwnieíie,On en-
$¡ se mantienen suficientemente
cientí d
el personal v entre los P- í\X*generad« alrededor de cada p-

paciente, be hecho, pu^


311
312 Patología límite (“borderline ") íCapítulo 22)

^ar los esfuerzos por evitar el “acting out" de la contratransferencia) y las


mediato -particularmente respecto a pacientes con “acting out” grave— que
distorsiones autoritarias en el proceso de torna de decisiones respecto a los
lo que sería posible mediante la exploración psicoanalítica en sesiones de
pacientes individualmente, anaden complicaciones importantes a estos pa-
psicoterapia individual durante el mismo tiempo. La integración del conoci­
peles condensad os de psicoterapeuta/admimstrador.
miento así adquirido con la comprensión ganada en la psicoterapia indivi­ El modelo de tratamiento hospitalario propuesto ñeñe ciertos requisitos
dual y de grupo refuerza en forma poderosa la utilización del ambiente social
prácticos que nos llevan a la teoría subyacente de la organización del servicio
total del hospital para fines terapéuticos.
o de la unidad. Primero, la utilización de las reacciones emocionales del per­
El desarrollo de este enfoque para el tratamiento requiere que todos los
sonal hacia los pacientes para objetivos terapéuticos requiere que el personal
miembros del personal desempeñen en forma simultánea dos grupos de fun­
se seleccione no sólo sobre la base de los antecedentes profesionales y habi­
ciones. El primero relacionado con su entrenamiento especial y antecedentes
lidades, sino también por ciertas características de personalidad; apertura,
profesionales: deben interactuar con los pacientes por medio de tareas espe­
disposición e interés para explorar sus reacciones emocionales hacia los de­
cíficas que diferencien sus profesiones o disciplinas de las demás y que co­
más V estar libre de alguna psicopatología grave que pudiera distorsionar
rrespondan a diferentes aspectos de la adaptación del paciente a la realidad.
indebidamente sus interacciones bajo condiciones sociales no esttucnirad»
La segunda función es más personal. Cada miembro del personal debe utili­
Las personalidades con rasgos excesivamente parantes, hisreroide-infannles
zar sus reacciones emocionales naturales hacia las interacciones individuales
del paciente con él para diagnosticar una relación humana particular así re­
presentada y las fantasías implicadas en la constelación emocional generada Segundo, es imPorta?teX^ L L reacciones humanas; o sea, una es-
en el campo social. Las reacciones emocionales de los miembros del personal que facilite la exP'oraclon’ablq , una actitud no punitiva, libre de prejui-
a los pacientes individualmente tienen que diagnosticarse y reunirse en un tructura no autoritaria que req ac taci¿n no crítica, no enjuicia­
cuadro que eventualmente permita ilustrar las principales relaciones objétales dos y respetuosa. Por supuesto q perjudicial para el
internas conflictivas del paciente, activadas, en todo el ambiente del hospital. dora de todo el desempeño del person p Pp d¿ dcmpo d ,
Las funciones específicas del personal de enfermería se refieren a crear aprendizaje, la selección de P^on^l’^^dicción interna inevitable en el
y recrear una atmósfera hogareña en la unidad. Las funciones específicas personal. Aquí, yo pienso, hay
de las actividades terapéuticas (ocupacional, vocacional, artística y recrea- modelo propuesto. . . personal exploren abiertamente sus
cional) se refieren a reproducir las principales áreas de trabajo activo y tiem­ Tercero: para que los miembros del perso^ una con-
po libre normales fuera de casa. Las funciones específicas del trabajo social reacciones a los pacientes, deben «>n* jente5 y delimitar con clandad los
psiquiátrico se refieren a las interacciones del paciente con su entorno social Queta apropiada socialmente hacia '“gonaks Ser espontáneos y abiertos
inmediato —en particular el familiar— y con el conjunto de puentes entre la límites personales de sus funcioneP significa que los m«em r
vida del hospital y dicho entorno social exterior. Las funciones específicas en sus interacciones con los PacI persOnales. Conservar ? de
del psicoterapeuta individual y de grupo (con más frecuencia un psiquiatra o sonal deberán hablar de sus y1 . evitarse las inJe^ -entes a no ser
psicólogo, pero no siempre) se refieren a la exploración de la psicopatología personal también significa qu personal hacia o p reacc¡ones
del paciente mediante los desarrollos de la transferencia y el análisis de la reacciones emocionales y con Ej análisis del d su significancia
constelación total transferencia/contratransferencia expresada en la situación
las observaciones del aqui-y^. t a /asado per-
de psicoterapia, así como en el campo social de alrededor. Por último, la de contratransferencia tiene q| P ¿ evitar ja exp «‘mcKjelo a ser
función del administrador del hospital o de la unidad del paciente o el te­ contextual inmediata. Es im|> del personal co dd personal «
rapeuta principal (por lo general, aunque no siempre, un psiquiatra/admi-
sonal y cualquier “destapam (<desnUdanHcnt0 regresión de os p
nistrador) es coordinar los esfuerzos de todo el personal de las diversas mutado por los pacientes. de
compuesto j tlene, consecu nc^
disciplinas mencionadas —en otras palabras, encabezar el sistema de tareas
interdisciplinarias a cargo del diagnóstico y seguimiento continuo de las inte­ una técnica desastrosa bV
«entes y del grupo conimpl^L,
racciones del paciente en su campo social, con el doble propósito de adaptar aUwimpu«'° ¿nal, son
el programa social de rehabilitación según sea necesario y brindar informa­ muy negativas para todo ntrol ‘irrn ¡a pOr parie Fras naturales
ción al psicoterapeuta individual. sonal actuando su paP y y de depen manera, 1« directa de lo*
el

Un problema práctico que requiere atención de inmediato es la cuestión necesidades sexuales, agres de o una reflex actltud de
de si la función de psicoterapia y la de manejo del hospital (“terapia hospi­ contrapartidas respecto Si 'ncU'sobre el P'^rnápeuta
talaria”) debería o pueden desempeñarse por la misma persona o si es prefe­ X espontáneas hacia los del ps.^erap
rible un sistema dual. En forma ideal, estas dos funciones deberían separarse-, efectos de su comunica*-1®" lidad nsferenc^ del paciente a
sin embargo, hay maneras de condensarlas, durante la etapa inicial del trata­ Personal corresponde aexp>°%‘X de •» ¿“J con »mb’en
miento hospitalario o aun por periodos de tiempo largos. Los requerimientos como un punto de p^ $ ,oS ng" del
técnicos para el manejo adecuado de la relación psicoterapéutica (en parti- La exploración aborta inKracc
través del análisis de
pal°'ogf“ límite (■■borí¡erllne..)
Patología límite Cborderline") (Capítulo 22) 3¡¡
314
SU mensajera y ayudante personal. Manioulaha f_______
requiere una separación definitiva por parte de todo el personal de las fun­
dora para conseguirle material de una universidad cerana^La enfe
ciones del paciente en el aquí-y-ahora, de sus motivaciones genéticas pasadas
asumidas. De otro modo, las especulaciones carentes de disciplina respecto a Z„ miembro clave del equipo, se daba cuenta de cómo Z. man pu ba'a lis'
los presuntos orígenes de las conductas actuales de los pacientes, pueden personas y la confronto con este hecho. La enfermera era, por lo tanto en ’
contribuir a crear una ideología seudopsicoanalítica y un lenguaje igual, miga de Z. y mucha de la energ,a de Z. la utilizaba ésta para movilizar a
que tienden a confundir la comprensión concreta, penosamente adquirida algunas de las otras enfermeras contra la suya. La paciente estaba teniendo
con algunas teorías del desarrollo por lo general aceptadas. Tales especula­ éxito en distanciar al personal y estaba expresando sus propias necesidades
ciones convierten en una farsa la comprensión de los pacientes. en un modo escindido. Una madre comprensiva, empática (psicoterapeuta),
Por el mismo estilo, aunque la conducta del paciente en la unidad o ser­ una madre enemiga (enfermera), y una madre esclava (trabajadora social)
vicio es pública y abierta a la exploración en todas sus facetas, sus comu­ permitían a Z. mantener su equilibrio.
nicaciones al terapeuta individual son privadas y necesitan respetarse —ex­ Estos hechos tuvieron lugar cuando el director del servicio estuvo ausente
cepto cuando el uso por parte del psicoterapeuta de tales comunicaciones por un plazo largo y las reuniones acostumbradas de personal centraban su
corresponde a un contrato explícitamente convenido con el paciente al prin­ atención en otros problemas, más administrativos. Cuando regresó el director
cipio de la psicoterapia. Por ejemplo, el psicoterapeuta puede decir al pa­ del servicio, un consultor investigó la situación y se celebró una junta espe­
ciente: “Todo lo que se discuta será absolutamente privado, excepto que, si cial del personal para discutir el tratamiento de Z. Como resultado, el tema
yo considerara que usted estuviera en peligro de hacerse daño a sí mismo o bajo discusión en la psicoterapia cambió de lo que había sucedido 15 años
a los demás, yo me sentiría libre de emprender cualquier acción disponible antes a lo que estaba sucediendo ahora. La interacción entre Z. y su terapeu­
para comunicar esta preocupación a otros miembros del personal y proteger­ ta se hizo intensa, enojosa, caótica. Los encuentros de Z. con la enfermera
le de las consecuencias de dicha conducta. Si esto llegara a ser necesario, por fueron de menos fricción, en tanto que la enfermera, ahora apoya a por as
supuesto, primero se lo comunicaría a usted”. demás enfermeras, continuaba afirmando su autoridad, a tra aja ora socia,
La comunicación entre el psicoterapeuta individual y el resto del perso­ una vez que se dio cuenta que había sido manipulada hacia una P^ >na-
nal hospitalario en este modelo es, por lo tanto, asimétrica, lo que protege propiada, trató de avudar a Z. a asumir la responsab.lid d por m.srna^Z
la privacía del paciente —en forma creciente, de hecho, respecto a la dismi­
nución del “acting out”, al hacerse menos relevante la influencia del mundo reaccionó tratando de deshacerse d<HastraJ>^O"J°deja'roPn clar0 queel!os
intrapsíquico del paciente sobre el entorno social inmediato, y al prepararse fueron en vano porque otros miembros de p problemáticos.
el paciente a dejar el entorno del hospital. En contraste, todas las interaccio­ Pensaban que sus arreglos con la trabajadora socia p comprendidas
nes del paciente dentro del medio terapéutico deberán estar disponibles para Cuando las variadas fuerzas en juege> fuero*r¿Iació;de éstos
en la psicoterapia y sus interacciones con P
el psicoterapeuta individual, por lo general mediante la comunicación con el ses¡ones, las relaciones
administrador de la unidad, o con el terapeuta del hospital, y deberán inte­ con la transferencia se hicieron el punto ce jefensas contra la ambiva-
grarse con el enfoque interpretativo de todo el material del paciente en las objetales parciales de Z. pudieron integra' s de «pecial interés es la
encia hacia su madre pudieron elaborarse.
sesiones de psicoterapia. eUa era más fírme con wta
Otro requisito más de este modelo es que la autoridad delegada a todo conciencia por parte de la enfermera de • 0 de trabajadora social
el personal de la unidad y al psicoterapeuta se mantenga por separado, evi­ Paciente que con los demás; y también el co y0 soy muy firme
en la junta del personal: “Ustedes saben que p
tando así la posibilidad de que el psicoterapeuta (por lo general el miembro Aquí, por razones que
de más jerarquía del equipo), el psiquiatra administrativo o el encargado del c°n los pacientes y no me dejo manej papel”- El análisis e a‘ q
caso, controle al equipo. La confusión en el proceso de toma de decisiones n° me son muy claras, me he mctld.°
en e! área interpersonal
facilita que los pacientes controlen en forma indirecta su entorno social a de la vida «ntrapsíquica del ia £$jCote-
través del psiquiatra de su hospital o de su psicoterapeuta y puede conver­ de las reacciones particulares d . cruCjal para emP
tirse en un canal importante para el “acting out”. Este peligro señala la ne­ tar,°s en el personal, fue de importancia cru
cesidad de una delimitación clara de la autoridad delegada a los diversos r*pia.
miembros del personal implicado en el tratamiento del paciente en el lide­
razgo de grupos y en la administración del servicio.
Z.: Una paciente joven, de poco más de 20 años, tenía lo que ella consi­ ^TlLOS, OBJETIVOS y TECNICAS
deraba como una relación maravillosa con su psicoterapeuta hospitalario, Atamientos de grupo son parte de este
con quien discuua sus experiencias de la niñez. Había poca, si es que alguna, a • ríñales de g^P0 q, loS mismos. Cada
relación entre los contenidos de las ses.ones y las experiencias actuales de
la paciente, sus interacciones y conducta sobre el servicio. En forma simul­
tanea Z. estaba usando a su relativamente inexperta trabajadora social como
nal ntC’ scSÚn «te concepto,q brc sü a
naI c°n la responsabilidad ultima*
316 Patología límite ( “borderline") (Capítulo 22)

terapéutica, las rondas diarias nor i 3,7


gencia de los objetivos terapéuticos, administrativos y legales mientras dure
su estancia. Este responsable del caso, terapeuta hospitalario, psiquiatra
administrativo o administrador/psicoterapcuta deberá idealmente ser un
médico en un entorno hospitalario donde se requiere legalmcnte la autori­
dad médica para justificar la hospitalización y el tratamiento psiquiátrico.
Es posible la delegación de dicha autoridad a personas fuera de la profesión PrOnAtO)- A , y a dC W 9ue volveremos
médica pero requiere modificaciones adicionales en la compleja red de la Aunque todos o la mayoría de los
delegación de autoridad en el servicio. de las relaciones con su familia, la terapUfS^"'alguna «Pación
Cada paciente también requiere un psicoterapeuta individual que puede, el ínteres que ha despertado, tiende a aplicarse eíf corrlente W P-r
bajo ciertos arreglos, actuar también como administrador de la unidad. Aun­ ambientes. Haré la distinción aquí entre el tnhJ form.a c*ces,va en algunos
que la psicoterapia individual intensiva es una parte integral del tratamiento
—de hecho, el estilo terapéutico definitivo que integra toda la información
que se origina del entorno del paciente— esto no significa que las interven­
ciones directas, planeadas y organizadas por parte del personal del hospital
fuera de las sesiones psicoterapéuticas, no sean un aspecto crucial del trata­
miento. El modelo propuesto, sí incluye una junta comunitaria a la que asiste
Además de una autoridad administrativa y de un psicoterapeuta indivi­ todo el personal y los pacientes, una junta que se realiza con la frecuencia
dual, cada paciente requiere la disponibilidad de grupos de trabajo variados suficiente para capturar los cambios significativos en el clima emocional y
centrados en las funciones específicas de enfermería, actividades terapéuti­ social en la unidad, pero no más seguido que para dicho fin. Es importante
cas y trabajo social. Estos grupos de trabajo permiten al paciente recrear,
limitar la frecuencia de las juntas comunitarias para evitar congelar los recur­
dentro del entorno del hospital, actividades relacionadas con la vida en el sos de personal en demasiadas juntas muy largas, que puedan quitar mucho
hogar, el trato con la red social, y el estar comprometido activamente en
tiempo, energía y atención con la reducción correspondiente en la produc­
forma productiva en tareas de estudio, trabajo, recreación y creatividad.
tividad del personal.
Los grupos de trabajo por lo general son pequeños pero pueden implicar
Las dos tareas principales de la junta comunitaria son explorar los pro­
a un gran número de pacientes —idealmente sin activar nunca procesos pro­
cesos sociales que afectan al total de la comunidad personal/pacientes, y
pios de los grandes grupos (ver Kernberg, 1980, capítulo 11). Los grupos
el proceso de la junta comunitaria misma, o sea, los procesos del grupo nu­
de trabajo deberán ser muy estructurados y orientados a la tarea para mini­
meroso que allí se activan. La exploración del sistema social deberá mduir
mizar el desarrollo de grupos de hipótesis básicas y de procesos de grupos
a clarificación de conflictos interpersonales reales re<lu'^ *X°Ja in­
grandes, y deberán requerir de sólo uno o pocos miembros del personal.
Cada paciente también requiere de algún arreglo mediante el que los digente administrativo del servicio; sin
líderes de estos grupos de trabajo puedan comunicarse entre sí, con el admi­ °rmahdad y espontaneidad de las comunicaciones ( permitir
nistrador de los pacientes, y con su psicoterapeuta respecto a sus observa­ , *° burocrático y formal de la información y □ g
ciones y las interacciones de los pacientes con ellos. Estas son las funciones «arrollo y exploración de los Proces°M€problemas que afectan
de las juntas de equipo, intra e interdisciplinarias. La junta comunitaria, entonces, debe P . -s-ones apropiada. Pero
Otro tipo muy deseable de junta es aquella que canalice las interacciones * la comunidad y canalizarlos para tom* hietaks primitivas caracterís-
informales del personal y del paciente individual, el mar de fondo de cual­ ti m\Smo tiempo, la activación de relacione Jte para diagnosticar pro-
quier paciente particular en la unidad y en los talleres, hacia una discusión ?Ca de un grupo grande deberá tolerarse particular en su expresión
de los problemas de aprendizaje/vida en el servicio, lo que en forma ideal d°s regresivos df grupo en todo el servia , P nfnitjvos espeaficos,
debería incluir la discusión libre de tareas concretas que involucren a los pa­ ^bios en la nS en el surgimientot^ Pcíficos originados Po
cientes y al personal. Estas son juntas paciente/personal que tienen una alta la distorsión del sislenta socól P^Sjen el serveo, y P- e!
proporción personal-paciente y, que para ser apropiadamente productivas, hoc Pacienres en forma individual, pr capacitada y
piden un cuidadosa delegación sobre el personal para evitar que todos los P,tal ° administración de la uní a dircCCión alt^ lo
Esta junta comunitaria requiere personal, 1 Pjn¿s(ranvas que
miembros interaccionen con todos los pacientes en forma simultánea. En
otros modelos de comunidad terapéutica, esta tarea se absorbe a menudo
por la junta comunitaria; de hecho puede convertirse en un aspecto esencial
de la junta comunitaria, una solución que yo rechazo para dejar menos car­
gada la agenda de la reunión comunitaria para otros propósitos. En ambien­
tes psiquiátricos más tradicionales, que no utilizan modelos de comunidad
Per^niStrativo del Pers°naJ ¿s
Jta la negociación
C
entre
31H Pat'Awía límite ("borderllne") (Capítulo 22)
w
rección administrativa del servicio. Examinemos los objetivos y técnica de un tiempo determinado
cada uno de estos grupos. terapeuta hospiciano deuerá avvjr a caso o d
ción para concebir y hacer d seguirmento U

pac ícntc y, además, dikw esv/con el de cada


GRIJFOS DE TRABAJO al psjcorerapcuta individual de) w
>nrelir„te de U

Por definición, la atención se centra en las tareas y no en los pacientes en posible, por ejemplo, que un m», a-mrív - < ’“ *■
forma individual. Las tareas deberán tener significado y relacionarse con la la información del lervicw de enfern.erfl al
vida del paciente fuera del hospital , una clase de cocina, por ejemplo, puede que no todos Jo» miembro» de enfermería deben a»w a „,nta 1
ser más importante que el tradicional tejido de canastas. La organización de equipo. J
áreas, dentro de las actividades terapéuticas, que incluyan trabajo, estudio, Esta es una junta muy importante, en la que pueden detectarse Jas in­
artes creativas, recreación y orientación vocacional (que es en realidad una teracciones de Jos pacientes en eJ servicio, se puede integrar vj comprensión
condensación de trabajo y estudio) deberá permitir que las actividades se li- y formularse hipótesis dinámicas en términos igual de úriíes para orientación
guen más íntimamente con intereses a ios que los pacientes retornarán des­ del personal como significativos para el psicotcrapeuta individual. Estas jun-
pués de dejar el hospital. Los grupos de trabajo brindan oportunidades para tas también permiten la toma de decisiones respecto a cómo debiera cons­
el liderazgo, afiliación y colaboración dentro de un grupo, y para comproba­ tituirse la rctroalimcntacíón de las reacciones del personal a los pacientes
ción de las funciones del yo así como para movilizar los recursos del yo. Las individuales, en particular la comunicación a los pacientes de Ja percepción
actividades también permiten y facilitan la expresión sublimada de impulsos del personal de ellos en las juntas de aprendizaje/vida.
agresivos, de dependencia y sexuales. El estudio psicoanalítico del funciona­
miento de los pacientes en dichos grupos dependerá de lo sofisticado de las
observaciones del personal al conducir estos grupos. Por ejemplo, el floreci­ JUNTAS DE APRENDIZAJE/VIDA
miento de una personalidad narcisista cuando triunfa en una actividad com­
petitiva o su placer por algo que le llega en forma absolutamente natural —en Estas juntas, compuestas con el personal de las juntas de equipo y todos los
contraste con su rechazo categórico de involucrarse en cualquier operación pacientes bajo discusión, se centra, por turnos, en el desarro > o ejca apa
que requiere un proceso de aprendizaje “humillante”— será un material muy cíente a lo largo del servicio. En forma ideal, la dirección juntas
importante para la exploración, confrontación discreta, y examen adiciona!
en el curso de su psicoterapia individual. deberá coincidir con la de la junta de■ Jjuntas sc centran en
Los grupos de trabajo pueden también incluir trabajo en el dominio so­ por un miembro de mayor jerarquía del p interacción del paciente
cial y político del servicio, como gobierno de los pacientes, comités que eva­ •a discusión objetiva de las observación 0 comp|eto de
en el aquí-y-ahora del servicio. La P ™?z ar
lúen las reglas y regulaciones y que hagan propuestas a la administración de se manrenga estricta
la unidad, la organización de actividades de fin de semana, y grupos de ayuda pacientes en esta discusión requiere, paciente en contraste con
mutua entre los pacientes. El enlace administrativo brindado entre grupos Privacía respecto de la experiencia su J cQ^0 grup0 participar en la
especiales de pacientes y la administración de la unidad puede dar sentido su conducta; también permite a los p & nuevo, es importante que
e impacto a los, de otro modo vacíos, gestos de “democracia”. El peligro discusión que se refiere a cada uno de sicoterapia de gru-
estas juntas se protejan de convertirse e_
principal en los grupos de trabajo es que, paradójicamente, por una orienta­ Jos proCesos grupales ínter-
ción psicoanalítica hacia la exploración del significado de todas las conductas P°; deberán ser grupos de trabajo, sinexam, reduca0V07 de apoyo que
y funcionamiento del yo que se dan en ellos, pueden transformarse en forma n°s- Estos grupos tienen un fuerte p• .m0 esC)|o, hacen que sea1
gradual en grupos ad hoc de psicoterapia, con la exploración de sentimientos deberá explotarse por completo; p° realizada dentro e mo
en extremo, que la psicoterapia & , e apoyo.
y conflictos invadiendo el tiempo destinado a la consideración de tareas obje­ d ruradoSj j0
tivas. Puesto conserve un estilo de expreser altamente, ¡ lón clara
Los grupos descritos hasta
^e se ha señalado al subrayar jen a disminuí Jorac¡¿n de los re-
JUNTAS DE EQUIPO *n5rc sí. Los procesos regreS’v cnT1ire pacientes en su punto
Caneos en dichos grupos, lo 9 c¡onam¡ento d* b£cales primitivas en el
Idealmente, en un servicio que tenga de 20 a 30 pacientes, dos equipos pa­ cursos del yo y examinar e , de relacl ,°jad« de grupo siguientes, c
ralelos del personal pueden discutir sobre 10 ó 15 pacientes cada uno, con pero empaña la »cuv£ .nod^d« j ^po y relae.ones
la reunión de todos los líderes del grupo de trabajo con suficiente frecuencia ar« interpersonal. Por el '«so» regr«‘
para discutir brevemente sobre todos los pacientes en su equipo después de tan encaminadas a la activa'1
fetales primitivas en el areasoc
Patología límite ( “borderline") (Capítulo 22) Patolagía límite ("borderline")
320
la junta comunitaria
PSICOTERAPIA DE GRUPO

Por las razones mencionadas, y en especial porque los elementos de apoyo La junta comunitaria como un grupo mayor, permite la aplicación de téc­
están tan fuertemente presentes en las juntas de aprendizaje/vida y de equi­ nicas para grupos grandes que examinan, al analizar los contenidos primftP
po, hay una ventaja en conservar la psicoterapia de grupo tan psicoanalítica vos que surgen en ellos, el origen de los conflictos que influyen en el sistema
como sea posible. La posibilidad de explorar operaciones defensivas primi­ social del servicio. En forma simultánea-, dado que la autoridad administra-
tivas y relaciones objétales iguales en la psicoterapia de grupo desarrollada tiva del servicio, que toma todas las decisiones, participa en esta junta, la
según el modelo de Bion (1961), o de Ezriel (1950)/Sutherland (1952) (o junta comunitaria permite la negociación de conflictos reales dentro del
sea, centrándose en las transferencias de grupo que prevalecen sobre el exa­ servicio. Además, todos los personajes involucrados en ios conflictos en el
men de niveles más diferenciados de transferencias individuales de! tipo fa­ servicio están presentes. Todo esto hace tentador ampliar la agenda para
miliar, triádico) puede reforzar y complementar la psicoterapia psicoanalítica esta junta. Pero esto resulta en un sobreflujo de comunicación y así, en una
individual de tipos graves de patología del carácter llevada a cabo en un am­ pérdida de enfoque sobre la tarea, una difusión de las prioridades, y un des­
biente hospitalario. perdicio de los recursos invertidos en ella. El requisito principal para la uti­
Los pacientes con organización límite de la personalidad que requieren lización exitosa de la junta comunitaria es establecer sus prioridades en for­
hospitalización, presentan por lo general funcionamiento regresivo del yo. ma clara, un problema práctico con el que la dirección de la comunidad
Por lo regular, expresan aspectos cruciales de su psicopatología por medios terapéutica tiene que enfrentarse repetidamente en cada junta.
no verbales, de modo que la comunicación verbal en las sesiones de psicote­ En el modelo que propongo, la tarca de 1. junta comunitaria de diagnos­
rapia individual permite la expresión de sólo una parte limitada de su área ticar el mar de fondo de la total atmósfera social y cultural deísmo en
total transferencia! de relaciones objétales primitivas. Un desarrollo típico cualquier momento determinado, se convierte en P™ • sCTV¡c¡()
en el tratamiento hospitalario de pacientes límite que están en psicoterapia
el diagnóstico de las ^torsl^CS^'demrodeí personal,' los límites
individual al mismo tiempo, es una tendencia hacia la superficialidad en el la administración del hospital, confín. ífkfors¡oneS muy graves en la
contenido de las horas de psicoterapia o un viraje de ese contenido hacia el personal/paciente sobre el serviciomismo, - dc |os pacientes
pasado del paciente, en tanto que las disposiciones principales de la transfe­ vida social del servicio provocadas po P fofma de un conjunto
rencia se escinden y se expresan en el ambiente social. El desarrollo del am­ individuales. Diagnosticar este mar e _ricnC¡as, fantasías yerno-
biente social estructurado como parte del modelo propuesto, facilita el dominante y ampliamente compartí orcs en la junta comunitaria,
diagnóstico de dicho potencial de transferencia a la vez que permite el con­ ciones requiere usar procesos de ^ P? .ru ■'< jibre de todos los pacientes
trol de su "acting out", cuando menos en sus manifestaciones más dramá­ Esto significa una agenda abima, participadlo^ |a
ticas. Es esencial controlar la expresión del paciente de manifestaciones y personal en la expresión de lo que P cuajquier cosa que pu icra
extremas de su patología para evitar ciclos viciosos derivados de la gratifi­ junta, y la invitación a cada quien p*fcctan a todos los presentes. Esta
cación directa de necesidades primitivas, la expresión autorrecompensante
del control omnipotente, y la identificación proyectiva dentro del ambiente ser útil para clarificar los ProW5^oqestructurada en el ambie.nt/n^ e^prPe.
invitación para una comunicación no su
rados, sino también
social. Pero este control también limita la observación de estas manifesta­ ^-cXnosóloloseo^
ciones extremas de la psicopatología del paciente.
sion a niveles primitivos de _ ^rigente dc ) libre-
La psicoterapia psicoanalítica de grupo es un escape controlado para la
momentos proporciones cuasip5^ también
inV,^ ^
n menW, y la junta
expresión de psicopatología primitiva en un ambiente social que permite su asi como los otros particip nt
ocurricndo en I jo procesoa
interpretación inmediata. Además, si el psicoterapeuta individual recibe re- mente su comprensión de lo q
troalimentación completa del psicoterapeuta de grupo respecto al desarrollo ¡a clarifi^’., . a fantasías re­
del paciente en el grupo -de modo que pueda hacerse el seguimiento y la sé dirige con una atención c¡g de |a j ¿ación puede tener
contemdos específicos. La tote' prematura o c
interpretación de la escisión de transferencias entre la terapia individual y de Ja pS1Copato-
de grupo- la psicoterapia de grupo puede en realidad intensificar la expe­ gresivas primitivas sin 5e^Xntc 5°.
Un impacto psicoterapeutic
riencia psicoterapcutica individual. En contraste, cuando la psicoterapia de ¡ndividual y tasl'as que organi a
grupo se .vuelve de apoyo en su naturaleza, se hace más difícil conservar un ‘ogía individual en la
enfoque interpretativo en las sesiones individuales. El grupo puede propiciar grupo y puede ilumin P . tc cara a
conflictos individuales de P arenC’saber, la
resistencias individuales de los pacientes, y se desarrolla una tendencia hacia n¡rarias. la
la duplicación por parte de dicho grupo de psicoterapia de apoyo de otros Serv'cio. de ¡untas Tegund» fJ^Xción
procesos de grupo en el servicio. , En el modelo prop^ Liada P^ori q*
el Proceso de grupo mayo
dd aqu.f
tarea de seleccionar los pr
Patología límite C'borderline'’) (Capítulo 22)
322

paciente/personal, con el propósito de abrir los canales de comunicación y que se entorpezcan los límites administrativos Aden,-
que una combinación de interpretación de nmhu exlste el pd,«r0 de
toma de decisiones disponibles para la resolución de dichos conflicros. cación de procesos administrativos pueda 1? md ,emoGonaJ« y clanfi-
Sugiero que las decisiones no se tomen en la junta comunitaria misma.
"desechar por la interpretación”, las razones de un^ P°rC' personaJ para
Sin embargo, los canales y estructuras de comunicación y toma de decisiones
se identifican, lo que hace posible proceder a dichas decisiones, o se clarifi­ ciertos cambios. Se corrompería así la herramienta detacomnre^-501'0'31'
can las decisiones o realidades del pasado después de una ventilación plena dinámica, pues se usaría para manipular las relaciones de poder ennepaoen-
de las fantasías a su alrededor. El análisis de consecuencias imprevistas por tes y personal . Sin embargo, en el mismo renglón la disponibilidad de canl es
decisiones hechas en el pasado refleja el compromiso del personal a reexa­ de comunicación alternos, claramente definidos, que permitan la toma de
minar estas decisiones dentro de las estructuras administrativas apropiadas. decisiones real con base en las discusiones en la junta comunitaria, tiende a
Además de los procesos emocionales que afectan a todo el personal y pa­ prevenir el “acting out” sin control de niveles primitivos de agresión por la
cientes, en la junta comunitaria se examinan el funcionamiento real del sis­ pasividad y silencio implacables que se extienden a lo largo de muchas juntas.
tema social, la relación entre las estructuras sociales reales y las planeadas, En contraste, cuando los procesos de grupo mayor se analizan en la junta
y el uso o mal uso de la autoridad y el poder en las transacciones en el ser­ comunitaria sin relacionarlos con los procesos reales de toma de decisiones,
vicio. es fácil que la junta tenga una regresión hacia un caos y destructividad abru­
La ventaja principal de este tipo de agenda es que los efectos potencial­ madores, tanto así que las funciones activas y constructivas que impliquen
mente antiterapéuticos de los procesos de grupo mayor que afectan a toda a pacientes y personal pueden continuar en algún otro lado del servicio mien­
la comunidad pueden ser explorados, diagnosticados y resueltos. Más aún, tras toda la agresión (de pacientes y personal) se disocia y se expresa en esta
el examen abierto de problemas administrativos al afectar el funcionamiento junta en particular y congela a todo el personal en una posición de impoten­
y los sentimientos de todos es una herramienta educativa excelente, que cia que afecta a todos.
combina la enseñanza de la dinámica del inconsciente con el análisis del El modelo propuesto para examinar los procesos de grupos mayores en
impacto de las estructuras administrativas y sociales sobre las vidas de los la junta comunitaria requiere arreglos administrativos claros que afecten a
individuos. He encontrado también que ésta es una de las herramientas más los límites del personal y del personal/pacientes, lo que trataremos a conti­
útiles en el entrenamiento de residentes psiquiatras, personal de enfermería nuación.
y profesionales de la salud mental en general. Otra ventaja es la posibilidad
de integrar el impacto de todos los procesos de grupo variados y sistemas de
trabajo en el servicio, diagnosticando mediante la moral global del servicio REQUISITOS administrativos
—cuya calidad se manifiesta de inmediato en esta situación propia de grupos
mayores— la conveniencia funcional de los arreglos administrativos. Una estructura administrativa funcional en 12 ¿^péutica es un re­
La crisis de la moral al diagnosticarse en el proceso de grupo mayor pue­ hospital dentro del que se desarrolle esta “^director de la
de remontarse, como he sugerido (1980, capítulos 11—13), a los fracasos en quisito indispensable. Esto implica, a q’ ontro¡ de límites sobre todas
la estructura administrativa, en el liderazgo o en el desempeño de la tarea. unidad o servicio tenga autoridad comp y unjja(j y, naturalmente, a
Buscar la fuente de la crisis puede hacer destacar conflictos de control de las transacciones entre el ambiente extem y dd scrvicl mlsm0. Se-
límites que afectan al sistema total o a cualesquiera de sus subsistemas. Aun­ O-avés de los límites de sistemas áe' y conocida publicamente y
que el proceso de grupo mayor como se conduce técnicamente aquí evita la gundo, la autoridad del director debe se n0 ambiguas y públicamente
discusión de cualquier dinámica individual o tratamiento del paciente, genera delegada en formas que sean, a su vez, esta I ddcgaclOn paralela
temas en particular importantes para los pacientes cuya psicopatología cons­ conocidas. Tercero, ^1 modelo propue hospltalar.oo encargado
tituye una fuente principal de conflictos en el servicio. En breve, la explo­ P
P«o no traslapada de la autoridad enj £„e la responsab. dad ps^ma
ración de los procesos de grupo mayor en la junta comunitaria tiene un gran
valor terapéutico, educativo y administrativo y puede servir para ahorrar del caso -el "medico
trica general y médica final por ■ disciplinario inme
tiempo en todas estas áreas. En alguna otra parte (1980, capítulo 11) he se convierte en el líder del eqmp i„ de que el paciente
explicado el descubrimiento de agendas escondidas de la institución en di­ e tratamiento de cada paciente. CJ
chas juntas comunitarias y el cómo se destacan los temas principales de con­ atjv0) P°^ 5^La¿ión cercana”, sólo
La decisión del psiquiatra 2
flictos psicológicos primitivos. una rutina de o forma paralela, toda
es un suicida y necesita estar adm'nlStr3jnV° disciplina tiene
Las principales desventajas de este modelo incluyen, antes que nada, el n
peligro, mencionado, de sobrecargar la agenda: esto requiere que el dirigente PUede cuestionarse por su $UP ¿ recursos den la forniaen que
la autoridad para la organización de modo d ,
esté muy alerta y sea autodisciplinado. Dirigentes y personal, deben abste­
nerse de tratar de resolver problemas de pacientes individuales de adminis­ ser delegada al director de*^ á( enfermería), esta totalment
tración del pabellón o de toma de decisiones en la junta comunitana, no sea e organiza, por ejemplo. ’ fca» a PaC1
grupos de trabajo que >mpl*can
$24 Patología límite ("borderline”) (Capítulo 22) 1‘aiologta 1/mite ("borderltne ") 325
dentro del dominio de toma de decisiones de autoridad de la enfermera jefe tura de grupo y con una definición clara de .■ j_.,
o su delegado. que deben tomarse ciertas decisiones Si un « " ' d tl,tn’Po dcnr't’ de los
De nuevo, en forma paralela y sin embargo no traslapada, el director ael del Iimite de tiempo, el dirigente del mismo 7° "° r'«>lvcrse,dcn,ro
servicio delega cierta autoridad a la junta comunitaria respecto a su partici­ de certidumbre la * s‘la'alta
. , ■ del dirigente fuerateTXesoTm
, p «ucrza ci proceso de toma de decisiones hacia
pación en la toma de decisiones sobre problemas que afectan la vida social arriba en la jerarquía administrativa, la decisión la tomará el director del ser­
de los pacientes en el servicio, particularmente los límites del personal y los vicio en persona. La autoimplicación obsesiva de los grupos puede contro­
pacientes como grupos. Por ejemplo, el grado al que las reglas y reglamentos larse por lo general volviendo a centralizar la toma de decisiones cuando el
que gobiernan la vida diaria en el servicio pueden ser alteradas por una com­ grupo las deja para después. Ayuda a tener muy presente que el propósito
binación de comités de pacientes y personal, necesita definirse claramente último de la comunidad terapéutica es tratar pacientes y no realizar un ejer­
y ser explicado, primero por el director del servicio y después por el dirigente cicio de gobierno. La reserva primordial para el tratamiento de pacientes es
de la junta comunitaria. Naturalmente, si el director del servicio condujera la limitación de los recursos de personal en particular el tiempo de los miem­
personalmente la junta comunitaria, este proceso se simplificaría. Sin embar­ bros más expertos del personal, y estos recursos necesitan protegerse.
go, de ser así el podría estar tentado a investir a la junta comunitaria de tanta Bajo circunstancias óptimas, la hospitalización a largo plazo puede con­
autoridad que interferiría con la autoridad investida en terapeuta hospitala­ siderarse completa cuando el “insight” del paciente y su interés por sí mismo
rio y en los jefes de las diversas disciplinas. estén suficientemente reestablecidos para fortalecer las motivaciones realistas
El modelo propuesto da cabida a una distribución alternativa de la auto­ para el tratamiento, cuando la motivación misma para el tratamiento se re­
ridad, en la que la junta comunitaria tiene autoridad sólo para la exploración fleja en la disposición del paciente y en su capacidad demostrada para asumir
plena de los procesos administrativos y conflictos en el servicio. Toda la un grado de responsabilidad creciente por sí mismo, cuando se ha consolida­
autoridad de toma de decisiones respecto de los pacientes, ya sea como indi­ do una relación psicoterapéutica al grado que la probabilidad de continuarla
viduos o en grupos, se delega a los terapeutas del hospital, los líderes de cada como paciente externo parece una suposición razonable, y cuando el pacien­
disciplina, y comités especiales de personal y pacientes. Esta variación en el te ha recuperado sus capacidades para desarrollar una vida social ordinaria
modelo evita conflictos respecto a la autoridad de toma de decisiones de la fuera del ambiente hospitalario. La disminución significativa de la enferme
junta comunitaria y la de todas las otras estructuras de grupo derivadas en dad o la resolución de las ganancias secundarias de la misma es una indica-
el servicio, pero se debilita el impacto de la junta comunitaria como un cuer­ ción adicional, importante de que se han logrado los objetivos de la hospita-
po efectivo de toma de decisiones, y sus prioridades naturalmente se cambia­ lización a largo plazo.
rán en la dirección del estudio de sus propios procesos de grupo mayor. O
puede convertirse en un tipo de asamblea de encuesta de opinión pública
caracterizada por pasividad crónica y una sensación de futilidad. Por lo tan­
to, creo preferible que se delegue una autoridad significativa en la junta co­
munitaria —aunque ciertamente no autoridad total, pues esto daría como
resultado la difusión de papeles y sería una mala aplicación de una estruc­
tura política democrática.
Úna forma práctica de facilitar las negociaciones entre los pacientes
como grupo y el personal como grupo dentro del modelo propuesto es orga­
nizar un gobierno de los pacientes y un correspondiente comité del personal,
que obtiene su autoridad ya sea de la investida originalmente en la junta
comunitaria o directamente del grupo administrativo, ejecutivo del servicio.
“Consultores” del personal ante las estructuras de gobierno de los pacientes
pueden ayudar a los pacientes a tratar en forma más efectiva con las estruc­
turas administrativas del servicio pero deben estar alertas a la ambigüedad
potencial de la naturaleza de la autoridad delegada en ellos.
Un problema importante de este modelo propuesto, y probablemente
de todos los modelos de “administración participativa”, es la tendencia de
los procesos de toma de decisiones en grupos a expandirse en proporción
al grado de libertad y apertura con que trabajen los grupos. El resultado es
una sobrecarga gradual de la agenda de todos los grupos de toma de decisio­
nes. El sentido de las prioridades se pierde, y lo que sigue es una administra­
ción por crisis. Esto puede evitarse con un liderazgo definido de cada estruc-
T

Trastornos Graves
de la Personalidad
O. F. Kernberg

El Dr Otto F. Kernberg, uno de los teóricos psicoanalíticos


contemporáneos más importantes, proporciona al clínico en este
volumen, los medios para diagnosticar y tratar casos graves de
trastornos de la personalidad, incluyendo los trastornos límite y las
estructuras narcisistas. En este extraordinario libro, el autor no sólo
describe las técnicas que encontró útiles en la práctica, sino también
el desarrollo teórico que formuló en sus trabajos previos y revisiones
críticas, que son contribuciones recientes en estas áreas.
Trastornos graves de la personalidad es una obra que
describe un método especifico de diagnóstico diferencial y la técnica
para conducir una entrevista diagnóstica estructural. Establece los
vínculos entre los resultados de esta técnica diagnóstica y el pro­
nóstico y tipo de tratamiento más apropiado para cada caso. Luego
detalla las estrategias terapéuticas en pacientes límite, incluyendo
el examen sistemático de las indicaciones y contraindicaciones para
una psicoterapia expresiva y de apoyo.
Resalta el manejo tanto de pacientes no responsivos, como
difíciles; aborda diversos problemas, por ejemplo, cómo tratar a un
enfermo que persiste en el suicidio y cómo distinguir a un paciente
insocial que puede tratarse de uno no tratable. Proporciona técnicas
para la terapéutica de toda la gama de personalidades narcisistas.
Finalmente, ofrece un modelo de tratamiento hospitalario para
los trastornos graves de la personalidad y una modificación de los
primeros modelos terapéuticos comunitarios para extenderlos a
tratamientos en el hospital.

Títlilos afines:
Trastornos de personalidad en niños y adolescentes; Kernberg ISBN 968-42’
Psiquiatría en general, 5* ed.; Goldman 9789684264182
Psicología clínica: Conceptos, métodos y práctica, 2* ed.; Phares
Psicopatología de la adolescencia; González
Evaluación clínica de la personalidad en niños y adolescentes;
Kamphaus
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