Está en la página 1de 2

Compartido por: Andrea Estefanía Viloria Savino

La falsa espiritualidad hace referencia a aquellos que dedican su vida a leer decenas delibros de crecimiento
personal y enseñar, pero son incapaces de sentir amor en su corazón, y por lo tanto necesitan ser vistos y aceptados por los
demás.

Vibrar en amor no es tarea fácil. Hemos sido condicionados desde que nacimos, y en muchos casos, desde antes de la
concepción. En casos con infancias dolorosas y sufridas, el alma se ha propuesto un gran desafío antes de venir a la
Tierra: trascender el ego y recuperar su liderazgo natural.

Muchas personas hablan sobre la luz, pero permanecen en una frecuencia baja, aún aunque no tengan malas intenciones.
Esto significa que no han sanado sus heridas de la infancia y siguen identificadas con su mente y su personalidad
condicionada. Hay que ser muy prudentes para enseñar sólo aquello que nosotros ya hemos superado. Porque sólo así
llega nuestro mensaje con la intensidad que deseamos.

Es muy frecuente escuchar o leer sobre el amor, la humildad, la luz, el servicio, y pegar frases o imágenes hermosas en
Facebook, pero son pocos los que hablan sobre el ego, la oscuridad, y sus innumerables trampas para seguir ejerciendo la
hegemonía sobre el Ser. La única manera de conocer las trampas del ego es haberlas experimentado y trascendido, por lo
menos en gran parte.

El autoengaño es muy sutil. El ego espiritual es muy común. Sucede cuando el individuo busca resaltar su imagen, ser
admirado, o visto. Lo que quiere es que vean cuán evolucionado está, o que está en el camino de la luz, que es una buena
persona, humilde, bondadosa, luminosa. Pero en cuanto éste desea ser visto, ya ha caído presa de su ego, aunque no tenga
conciencia de ello.

Tienes que prestar mucha atención si tú no eres una de ellas, ya que es muy probable que así sea, por el sencillo hecho de
que hasta llegar a la iluminación, el ego sigue operando en alguna forma. Si lo descubres, sólo debes perdonarte con amor
y aceptar tus partes oscuras, que no es lo mismo que identificarte con ellas.

Sólo significa que todavía tienes emociones para sanar, igual que cualquier otro ser humano.

Lo que hace a una persona espiritual es su autenticidad. No pretende mostrar nada, no le interesa ser visto ni admirado, y
no busca nada en el mundo, porque sabe que este no tiene nada para ofrecerle. Si en algún momento descubre que su ego
lo está engañando, inmediatamente vuelve a sí mismo y comienza nuevamente el trabajo sobre su niño interior. Porque el
ego es nuestro niño herido, que todavía busca el amor de sus padres que nunca tuvo cuando necesitaba. Por ese amor es
capaz de cualquier cosa, inclusive de matar y torturar.

Un asesino o una persona malvada es sólo alguien que se ha desviado de la luz y es presa de su historia.

Todo el mal que hace es tan solo una reproducción del clima familiar que había en el hogar de su infancia, y sigue
haciéndolo porque todavía en su interior es fiel a lo que sus padres le enseñaron. Como su niño interior todavía está
necesitando el amor de ellos (ya que él no se ha ocupado de nutrirlo con su propio amor, es decir, no se ama a sí mismo)
sigue repitiendo exactamente lo que aprendió. Si hubo violencia, ejerce violencia. Si hubo desamor, ejerce desamor. Si
hubo sobreprotección, busca sobreproteger a otros

No puede elegir, es esclavo de su historia, al menos que en algún momento elija conscientemente superar sus
condicionamientos y comenzar el viaje hacia la libertad.

Por eso Jesús dijo: “Perdónalos padre, no saben lo que hacen”, porque literalmente estas personas están poseídas por el
ego. Han perdido la conciencia, por lo tanto no hay porque odiarlas.

El odio o el rechazo hacia los que hacen el mal, solo habla de la falta de compasión y comprensión sobre la verdadera
naturaleza humana. Si no hay compasión ante alguien que se equivoca, sea cual error fuere el error, tampoco hay
compasión hacia uno mismo ante los propios errores.

Detrás de la personalidad, siempre está la luz, y aunque no se vea, eso es lo que ve un auténtico guerrero. Ahí pone su
atención, no en lo que sus sentidos perciben.
Por lo tanto, si quieres ser una persona realmente espiritual no tienes que desear ser una persona espiritual, porque allí ya
estas presa de tu ego. Sólo dedícate con pasión a sanar todo aquello que todavía te falta sanar, para elevar tu frecuencia, y
no creas por un segundo lo que te dice tu mente. No la escuches. No le prestes ninguna atención. Haz de cuenta que fuera
la mente de otro. Desidentifìcate de ella. Porque en la mente vive el ego. Sin identificación con la mente, no hay ego. Y
sin ego, solo queda el amor.

Lic. Fernán Makaroff

También podría gustarte