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Una publicación de la Asociación para el Avance de las Ciencias Sociales en

Guatemala –AVANCSO–
Directora: Clara Arenas
Edición al cuidado de: Gustavo Palma Murga
Diagram ación: Sergio W olford

Una historia ambiental


del café en Guatemala Serie Autores Invitados No. 19. Guatemala, diciembre de 2008
Primera impresión: 1,000 ejemplares
La Costa Cuca entre Impreso en los talleres de Editores Siglo Veintiuno
Se autoriza la reproducción del contenido de esta publicación siem pre que se
1930 y 1902 cite adecuadamente la fuente
ISBN 978-99922-68-64-3

Instituto AVANCSO
6a. av. 2-30 zona 1, Ciudad de Guatemala
Teléfonos 2232-5651 y 2232-4947. Fax 2232-5841
www.avancso.org.gt
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Dedicatoria
Para Ernesto y Ana

iii iv
Guatemala, INSIVUMEH, y CIRMA en La Antigua. En Quetzaltenango, el
acceso al Archivo de la Gobernación hubiera sido imposible de no ser por
la tenacidad de Ana Tobar. Para Matt, Gladis, Pilar, y Tomas Creelman
muchas gracias por acogerme en su familia.
En Londres, mi casa ha sido el Institute of Latin American Studies.
Agradecimientos
Aquí agradezco a Tony Bell, Victor Bulmer Thomas, James Dunkerley,
Este libro tiene origen en la investigación que realicé durante el periodo Rachel Sieder, Eduardo Posada Carbó, y al nunca olvidado Michael Eden.
1998-2002 bajo la tutoría de Daniele Pompejano para la obtención del Especialmente importante ha sido Christian Brannstrom, no solo por sus
Doctorado en Historia de América en la Università degli Studi di Genova sugerencias bibliográficas y metodológicas, sino por su apoyo personal y
(Italia). Gracias a la beca doctoral de esa Universidad, un apoyo para entusiasmo hacia la cartografía y la historia ambiental. A Elizabeth Dore
jovenes investigadores de la Università degli Studi di Milano (2000-01), le debo haber escogido el tema del café. Igualmente agradezco al personal
a la Bogliasco Foundation Fellowship (History-2001), y a la generosa de la British Library, University of London Library, Institute of Historical
ayuda de mi familia me pude dedicar durante cuatro años a perseguir las Research, University College, Wellcome Trust Institute, Imperial College.
huellas de la historia de la Costa Cuca en varios archivos y bibliotecas. En Estados Unidos fue fundamental el apoyo del David Rockefeller
El resultado se habría quedado en los estantes de las cuatro personas Center of Latin American Studies en la Harvard University para poder
que recibieron mi tesis doctoral de no haber sido por el interés y la disfrutar de las bibliotecas Tozzer, Widener, Baker, Cabot Science,
paciencia de Gustavo Palma Murga y de AVANCSO. Me honra poder Kennedy School de esa Universidad, cuyo personal agradezco. En la
publicar finalmente este libro con ellos. La traducción de Juan Carlos Harvard Map Collection de la Pusey Library, me valí de la ayuda de
Anduckia fue un paso indispensable para llegar a esto, y le agradezco Martin Von Wyss. Chris Lutz y Christopher Boyle quienes han sido
mucho su colaboración. gratos encuentros de significativa ayuda también. La hospitalidad de
Kike Chaux, Angelika Rettberg, Francisco Ortega e Liliana Obregon en
Habiendo presentado avances de este trabajo en distintos escenarios, 1999 en Harvard fue generosa y nuestra gran amistad se gestó allí.
soy deudora de los participantes a esos eventos por sus comentarios y
sugerencias. Quiero recordar en especial el Tercer Congreso de Historia Deudas mayores las contraje por vía electrónica. Son mis acreedores
Centroamericana en San Salvador (2000), el Environmental Issues Seminar impagables René Reeves y Greg Grandin, quienes generosamente com-
en el entonces Institute of Latin American Studies en Londres (2000), y el partieron conmigo sus materiales de estudio y sus escritos. Importantes
taller Environmental History of Nineteenth- and Twentieth-Century Latin deudas tengo también con Lowell Gudmundson, David McCreery, Oscar
America en el mismo instituto (2001). El grupo que ahora conforma el Horst. Todos ellos me proporcionaron algunas fuentes y bibliografía de
núcleo más activo de la Sociedad Latinoamericana y Caribeña de Historia enorme trascendencia para mi investigación.
Ambiental (SOLCHA) ha sido en estos años mi referente constante: por lo En Italia, agradezco a Giulia Tarantola, el inolvidable Nino Recupero, los
mucho que me han inspirado y motivado. Agradezco en especial a Miche- compañeros de LARAL-Laboratorio di Ricerca sull’America Latina, y el
line Cariño, John Soluri, Reinaldo Funes, Regina Horta, Guillermo Castro, personal del Dipartimento di Storia della Società e delle Istituzioni en Milán.
Stuart McCook, Manolo González de Molina, Mauricio Folchi. Mi más enfático agradecimiento va a Daniele Pompejano, maestro más que
En Guatemala, le debo gratitud a Cesar Castañeda, Otoniel Matías, tutor, por su pasión por la historia, rigor intelectual y tensión cívica.
Gustavo Palma Murga, Julio César Pinto Soria, Lizette Jiménez, Arturo Con Alexis De Greiff tengo una deuda intelectual incolmable, y este
Taracena, Ana Carla Ericastilla, Consuelo Jiménez Conde, Columba libro es en gran medida resultado de nuestra historia común. Con mis
Sagastume, el personal del II Registro de la Propiedad Inmueble de padres Ettore e Isa, mi hermana Cristina y mi pequeña Matilde –que insiste
Quetzaltenango, el de la Biblioteca Municipal de Qutezaltenango, de la en quererme ayudar a escribir letras en una computadora que compite con
Biblioteca César Brañas, de la Hemeroteca Nacional en la Ciudad de ella por mi atención– tengo en cambio una deuda existencial.

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obedecían a lógicas locales y regionales. Más bien, lo que si hizo el café fue
transformar ese paisaje, con secuelas desafortunadas para sus antiguos
propietarios y usufructuadores, como en el espacio mismo.
En ese sentido, el trabajo devela los efectos devastadores que la
Presentación expansión que experimentó el cultivo del café tuvo sobre las comunidades
indígenas de la región, más concretamente sobre San Martín Sacatepéquez.
Efectos perniciosos tanto en términos de pérdida de sus ancestrales
En esta oportunidad AVANCSO presenta a la consideración de los lectores territorios, como en lo relacionado a la destrucción de la diversidad
los resultados de la investigación llevados a cabo por la historiadora ambiental que allí existía antes de la expansión del grano de oro. Diversi-
italiana Stefania Gallini y que se presentan bajo el título de “Una historia dad que era básica y fundamental para la reproducción y subsistencia de
ambiental del café en Guatemala. La Costa Cuca entre 1830 y 1902”. dicha comunidad.
En este trabajo destacan, en primer lugar, los enfoques que la investi- Este trabajo es importante, en primer lugar, porque es una invitación
gadora privilegió para orientar su búsqueda, siendo éstos los de la historia a las nuevas generaciones de investigadores –sobre todo historiadores–
ambiental y la historia regional/local. En el primer caso, se trata de un para acercarse al estudio e investigación sobre nuestros procesos históri-
abordaje que es pionero en la historiografía sobre Guatemala y que nos cos desde nuevas perspectivas y con nuevas preguntas. En segundo
propone una nueva entrada analítica para entender y discutir sobre cómo lugar, porque de su lectura se desprenden una serie de reflexiones sobre
el medio ambiente, a partir de la interacción que se desarrolla con los hasta dónde los pregonados modelos de desarrollo que se han venido
seres humanos, va cobrando relevancia, llegándose a constituir –también– imponiendo en Guatemala desde los sectores de poder económico,
en un agente histórico de primera magnitud. Lejos de verlo como un incentivados desde fuera, han resultado realmente beneficiosos para el
simple escenario en el que transcurren diversidad de acciones desplega- país. Más bien, llama a considerar sobre los costos ambientales y huma-
das con el propósito de obtener de él riquezas y recursos, éste también nos implícitos que entran en juego cuando se responde acríticamente a
actúa y responde a las mismas de diferentes maneras. La llamada Costa las demandas del mercado internacional, sin evaluar ni estimar los
Cuca, lejos de ser un espacio vacío que sólo cobró razón de ser a partir diversos y profundos efectos que se pueden generar internamente.
del empuje estatal dado al cultivo del café a finales del siglo XIX, se nos
presenta como un agente que interactuaba de manera constante con las Con esta publicación AVANCSO quiere contribuir a posicionar el
poblaciones vecinas del altiplano occidental. En el segundo caso, y papel que debe desempeñar la historia en la discusión sobre la construc-
entrelazándose con el primero, esos procesos estudiados se circunscriben ción de un futuro común para todos los y las guatemaltecas, que sea
dentro de una territorialidad concreta, con sus propias dinámicas y incluyente y que responda a nuestras capacidades y circunstancias
tensiones, distintas y distantes de las de carácter nacional. sociales y ambientales concretas.

En cuanto a lo esencial de su contenido, se trata de una acuciosa


lectura histórica sobre los procesos de transformación ocurridos en la AVANCSO
región de estudio durante el siglo XIX. Acostumbrados como estamos a las diciembre 2008
“lecturas nacionales” sobre los procesos que generó el cultivo del café a
escala nacional, este libro nos plantea una perspectiva analítica descentra-
dora y, también, desmitificadora, sobre ciertos aspectos de esos procesos
que hasta sólo han sido “leídos” en clave nacional. De esta cuenta, queda
claro que no fue el café el motor principal que levantó ese territorio, sino
que ya desde mucho antes ocurrían en él diversidad de interacciones que

vii viii
Capítulo IV
El poder de los agrimensores 85
A. El significado de la agrimensura 86
1. Notas de historia de la agrimensura y de la
elaboración catastral de mapas 90
Contenido 2. Los agrimensores en el centro del escenario en la
revolución del café 93
Introducción xv 3. Quiénes son y qué hacen los agrimensores 94
B. Funcionamiento de una práctica de agrimensura 95
Capítulo I C. Los agrimensores y el paradigma agro-social 99
La vocación agrícola de la Costa Cuca: una construcción 1. La propiedad privada individual 99
ecológica y cultural 1 2. La milpa, o bien el enfrentamiento de agronomías 103
A. Introducción 1 3. La agricultura de la milpa 107
B. Subidas, bajadas, cuestas y barrancos: la difícil morfología D. La representación del territorio como espacio del poder 110
de la Bocacosta 7 1. El silencio de los mapas de los agrimensores 112
C. Notas geográficas y ecológicas sobre la Costa Cuca 9 2. Lo que los mapas callan 117
1. El clima de la Costa Cuca 13
2. “Taciturnos guardianes del infinito que engendran las Capítulo V
catástrofes y los cambios del mañana” 17 La construcción de la Costa Cuca 127
3. Los suelos volcánicos de la Costa Cuca 19 A. Ladinos y ganado a la conquista de la Bocacosta 127
4. Ríos y torrentes, o bien las potencialidades hidrológicas B. San Martín, 1837: annus horribilis 131
de la Costa Cuca 21 C. La elite ladina altense avanza 134
Los Robles y la prehistoria de la finca Las Mercedes 137
Capítulo II D. Las campañas de retitulación de las tierras de San Martín 139
Un mosaico vertical de ecosistemas 29 E. Una falla abierta 148
A. La complementariedad vertical entre tierras altas y tierras bajas 32 F. El cambio de nombre y el “nacimiento” de la Costa
B. “Interrelación entre tierras altas y tierras bajas”: Cuca, 1850-60 151
modelo e hipótesis 34
C. El agroecosistema mam: la lógica de la interrelación entre Capítulo VI
tierras altas y tierras bajas pacíficas 39 Mulas, trenes y barcos a vapor: la revolución de los
D. La Bocacosta y la costa como “amortiguadores ecológicos” 48 transportes en Guatemala 155
A. Continuidad a lomo de mula y de mozo cargador 157
Capítulo III B. Las dinámicas regionales en el desplazamiento del eje
Construyendo el espacio suroccidental: el agroecosistema de comercial hacia el Pacífico: el puerto de Champerico 159
San Martin Sacatepéquez, la territorialidad mam y la región C. La red de comunicaciones en la Bocacosta de
de Quetzaltenango 53 Quetzaltenango: picas y mandamiento 168
A. La territorialidad mam 57 1. Las carreteras de la Costa Cuca en la época liberal 175
B. Los límites entre mames y k'iche's en la Bocacosta 67 2. Ferrocarriles en la Bocacosta 178
C. La región de Quetzaltenango 76 3. Comunicar órdenes: el telégrafo y el correo 181

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Capítulo VII Tablas
Organizar el territorio para controlar la territorialidad 185
A. El territorio administrativo 186 I.1 El clima de la Costa Cuca, 1894-1902
B. El ordenamiento urbano 189 Pluviosidad (mm) 14
C. Morazán, Franklin, Las Marias, Colomba: la agitada III.1 Población (indígena y ladina) de la región mam de
fundación de una capital para la Costa Cuca 199 Quetzaltenango, s. XVII-XIX 78
VI.1 Atracos en puertos guatemaltecos, 1892 168
Capítulo VIII VII.1 Profesiones presentes en la Bocacosta de
Una finca y un pueblo en la revolución del café 205 Quezaltenango, 1880 197
A. El viaje del café a Guatemala y su ecología 207 VIII.1 Exportaciones de café desde Guatemala,
B. Las raíces altenses de la caficultura de plantación en 1853-1905 (quintales) 206
la Costa Cuca 210 VIII.2 Costo de una plantación de café en la Costa Cuca
C. La finca Las Mercedes: de un altense liberal a un (primeros 5 años), 1875 223
colombiano conservador 219 VIII.3 Población extranjera en el Departamento de
D. Los fracasados 225 Quetzaltenango, 1880 236
E. El camino guatemalteco para la movilización del trabajo, VIII.4 Producción de café en los Departamentos de
el capital y el crédito 230 Guatemala, años 1880 237
F. “Los alemanes” en la Costa Cuca 235 VIII.5 Producción de café en las fincas de la comarca de
G. El despegue productivo de la Costa Cuca 237 Franklin-Colomba, 1886 239
H. San Martín y los pueblos mames en el apogeo del café 244 VIII.6 Plantaciones de café de Manuel Lisandro Barillas
I. Ejido y baldíos: las tierras en torno a la laguna de Chicabal 249 en el Depto. de Quetzaltenango, 1891 240
J. La imposible defensa de la baja Costa Cuca 253 VIII.7 Producción de café en los cantones de la Costa Cuca,
K. Un caso de marginalización ecológica 259 Distrito de Franklin, 1886 241
L. Las fincas cafetaleras como agentes de transformaciones VIII.8 Estadística forestal del Departamento de
ambientales 260 Quetzaltenango, 1893 267
M. La conversión de los bosques en plantaciones 262 VIII.9 Producción e importación de harina en
N. El impacto en los suelos 269 Guatemala,1893 272

Epílogo 275
Figuras
Referencias 281 I.1 Zonas climáticas y altimétricas, Guatemala 12
Archivos y fondos especiales consultados 281 II.1 Mapa de los territorios étnicos en Guatemala, 1897 31
Fuentes publicadas, siglo XIX 281 III.1 Mapa del agrosistema de San Martín Sacatepéquez
Cartografía 287 antes del advenimiento del café 54
Bibliografía 288 III.2 Esquema del agrosistema del pueblo mam de San
Martín, hacia 1816 55
III.3 El Capitán Macomb, ingeniero en jefe, y el Cuerpo No. 1
de la Comisión del Ferrocarril Intercontinental en
La Primavera, Guatemala suroccidental, 1893 58

xi xii
III.4 El puente sobre el río Samalá cerca del paso de
Patio de Bolas 73
IV.1 Mapa de la finca San Francisco Miramar en la
Costa Cuca, 1874 115
IV.2 El baldío La Libertad a los pies del volcán Santa María 121
IV.3 Mapa de la Costa Cuca, 1876 124
VI.1 Mapa del ingeniero Van Gehuchte para la identificación
de un puerto en el Pacífico 165
VII.1 Ordenamiento urbano en la Costa Cuca:
Pie de la Cuesta, 1855-57 191
VII.2 Ordenamiento urbano en la Costa Cuca: Morazán 1874 195
VII.3 Colomba y una sección de la Costa Cuca en 1891 202
VIII.1 Área de la finca Las Mercedes, Costa Cuca 213
VIII.2 Plano catastral de la finca Las Mercedes,
Costa Cuca, 1894 214
VIII.3 Mapa de los cantones productores de café en la
Costa Cuca, 1888 243
VIII.4 La Costa Cuca como “cinturón cafetalero”, 1891 244

Gráficos
I.1 El clima de la Costa Cuca, 1894-1905 – Pluviosidad (mm) 16
I.2 Perfil del curso del río Ocosito 24
III.1 Estimación demográfica, región de Ostuncalco 1688-1898 80
VIII.1 Distribución de las fincas de la Costa Cuca por café
cosechado, 1886 238

xiii xiv
materias primas estratégicas, y por lo tanto las “beneficiarias” de la
lotería de bienes. Si bien es cierto que los agrocombustibles son actual-
mente producidos también en regiones templadas, las ventajas compara-
das de las áreas tropicales son grandes y hacen de ellas las reales respon-
sables a futuro de la demanda energética global. Igualmente, algunos de
Introducción los recursos exportados durante el siglo XIX también tenían sustitutos
provenientes de zonas templadas (el azúcar de remolacha, por ejemplo),
Palma africana, soya, colza, jatropha, girasol, maíz, caña de azúcar, remola- pero las condiciones de producción y sobre todo la disponibilidad de
cha, trigo, cebada y yuca corresponden al siglo XXI como el plátano, café, tierras favorecía las regiones tropicales.
azúcar, cobre, nitratos, estaño, guano, caucho, carne, tabaco lo fueron para Desde luego, tal como en el caso de las exportaciones del siglo XIX,
el siglo XIX. Los primeros son las materias primas a partir de las cuales en los agrocombustibles del siglo XXI están dirigidos esencialmente a unos
varios países latinoamericanos (además de otras regiones en el mundo) se destinos específicos: en aquel entonces las más pujantes áreas del mundo
está produciendo energía, bajo la forma de biodiesel o de bioetanol; es decir industrializado (Estados Unidos, Gran Bretaña, Alemania, Francia
los agrocombustibles, pretendidos héroes del “desarrollo” en los países esencialmente)3 /, y en el presente las más voraces consumidoras de
varados en su vía, y de la reducción del calentamiento global.1/ Los segun- energía, requerida en particular para mover automóviles y camiones
dos fueron los protagonistas de la inserción de las economías latinoamerica- (Estados Unidos, Europa occidental, China).
nas en el mercado mundial a partir del último tercio del siglo XIX, y por
La retórica de las oportunidades “históricas” abiertas para un merca-
ende –dice la vulgata historiográfica– los héroes del “orden y el progreso”: do que una vez más se apostilla de mundial, pero que en cambio está
de ellos dependieron tanto el paso a economías modernas (neocoloniales circunscrito a una sección más bien limitada del planeta, fue y es una
desde luego, dirías algunos autores) como la consolidación de los estados importante bandera enarbolada con entusiasmo por los gobiernos nacio-
nacionales, de los cuales fueron directos inversionistas en el marco del nales de los países productores. A menudo las voces críticas que, en el
modelo de desarrollo guiado por las exportaciones de materias primas. siglo XIX como en el XXI, emergen cuestionando la imperiosidad del
Las similitudes entre los dos procesos son llamativas. En ambos llamado agro-exportador son tildadas de antipatrióticas, un adjetivo que
casos, las regiones tropicales (o equinocciales, como prefería llamarlas el en las Américas sigue sonando ofensivo. Al responder positivamente a
“agrólogo humanista” colombiano Víctor Manuel Patiño para evitar la aquel llamado de la economía internacional –proclaman en cambio los
carga semántica del Trópico) 2 / responden a la demanda vigorosa de un gobiernos nacionales, de variados colores políticos, distintos sectores
mercado mundial que reconoce en ellas las más aptas productoras de empresariales y no pocos científicos en el siglo XIX como en el XXI– se
esperan el fomento del desarrollo rural, la aceleración de una siempre
1
/ Un útil estado del arte sobre el tema es el de Simón Uribe Martínez: “Debates en ansiada y nunca alcanzada transformación del campesino tradicional en
torno a la producción y uso de biocombustibles,” en: Tomás León Sicard y Stefania moderno proletario rural, o si acaso en pequeño empresario agrícola, el
Gallini (comp.). Biocombustibles en Colombia a debate. Memorias del Foro, Bogotá 24 aprovechamiento –vía sector exportador– de un gran motor para las
de abril de 2008. Bogotá: IDEA-Universidad Nacional de Colombia/ Colciencias, 2008, economías nacionales en su conjunto.
pp. 14-65.
2
Dándole crédito a lo que una creciente literatura crítica estaría
/ La contribución de Patiño (1912-2001) a la comprensión de la construcción
mostrando acerca de la extensión de la producción de algunas de las más
histórica de la relación entre las sociedades americanas y sus ecosistemas es significa-
tiva y hace de este heterodoxo “técnico” una figura de gran interés para la historia comunes materias primas para los agrocombustibles (soya, palma africa-
ambiental latinoamericana. Ver en especial los 8 volúmenes de su Historia de la na, maíz, caña), los impactos de las agroexportaciones del siglo XIX y de
cultura material en la América equinoccial. Bogotá: Instituto Caro y Cuervo, 1990-
3
1993 y su Autobiografía. Bogotá: Instituto Caro y Cuervo, 2003. Sobre los significados / Víctor Bulmer Thomas: The Economic History of Latin America since Independen-
del término “Trópico” se habla en el capítulo 1. ce. Cambridge: Cambridge University Press, 1994, cap. 3.

xv xvi
los agrocombustibles del siglo XXI también registran rasgos comunes: su ciclo de vida completo, desde la adquisición de la semilla hasta el
extensión del monocultivo y del gran latifundio, escasa distribución de transporte en los mercados de destino.6/ En palabras más técnicas, su
los beneficios económicos que el sector produce, inicuas relaciones balance energético no sería tan positivo como se pretende.
laborales, fortalecimiento de grupos oligárquicos, y en definitiva resulta-
A esta preocupación por la eficiencia energética se añaden otras
dos de poca monta en términos de desarrollo rural integral de las zonas
alarmas ambientales: la deforestación para abrir campo a monocultivos
donde estos preciados recursos se obtienen.4/
extensivos de soya, caña, palma africana, la alta demanda de agua que los
Las similitudes entre los dos procesos históricos son múltiples, y no cultivos destinados a la producción de energía requieren, y la pérdida de
obstante existe una disonancia importante: a diferencia del siglo XIX, el biodiversidad que los monocultivos como opción agrícola representan.
debate sobre agrocombustibles es vivaz, plural y tan global como lo
La relevancia de la perspectiva ambiental, aunque sea a menudo sólo
permite la era de globalización que caracteriza nuestro presente.5/ En ello,
retórica, en el debate acerca de los agrocombustibles marca una diferen-
un lugar fundamental, quizá el principal de la discusión tanto técnica
cia que merece ser resaltada con respecto al proceso de formación de
como política, lo ocupa la preocupación sobre las implicaciones ambienta-
economías y agroecosistemas exportadores del siglo XIX. El medio
les de la producción de agrocombustibles, cuya misma razón de ser radica
ambiente ha alcanzado estatus de variable de la política institucional y
en el beneficio ambiental que representarían. Su impulso –particularmente
empresarial, tanto nacional –también en América Latina– como interna-
fuerte en países como Brasil que desde principios de los años '70 del siglo
cional, y éste es un logro de los últimos 30 años que las generaciones
XX sostiene una política coherente de apoyo a su producción y comercia-
venideras deberán defender. Voces disonantes se levantaron también
lización– deriva de la convicción que las emisiones de gases de efecto
durante el siglo XIX y comienzos del XX señalando el agotamiento de
invernadero de los agrocombustibles sean sustantivamente menores
recursos naturales, cuestionando –con el vocabulario de la época– la
comparadas con los combustibles fósiles (petróleo y carbón). Frente al
sustentabilidad en el tiempo del modo de uso de los recursos que se
escenario alarmante del calentamiento global, los agrocombustibles repre-
estaba imponiendo, y advirtiendo sobre los cambios imprevistos y no
sentarían desde luego la respuesta ambientalmente correcta.
planeados que este modo de producir “riqueza” estaba generando en el
Sin embargo, una literatura crítica reciente sostiene que la anterior régimen climático, el estado o la extensión de los boques, la diversidad
es una quimera energética, ya que la energía que logran producir los biológica o la disponibilidad energética futura. Sin embargo, su capaci-
agrocombustibles no sería significativamente mayor de la que consume dad para movilizar audiencias y modificar de forma importante el rumbo
de las economías de su época fue muy limitado. La capacidad arrasadora
4
/ Worldwatch Institute. Biofuels for transportation: Global potential and implica- del binomio “orden y progreso” resultó imbatible.
tions for sustainable agriculture and energy in the 21st Century. Washington, D.C.:
Worldwatch Institute, 2006. Disponible en <http://www.worldwatch.org/node/4078> La preocupación y atención científica acerca del impacto que acciones
(diciembre de 2008); Royal Society. Sustainable biofuels: prospects and challenges. humanas puedan producir en el medio ambiente, pero a la vez el franco
London: Royal Society, 2008. Disponible en <www.royalsociety.org/ displaypagedoc- reconocimiento de que la naturaleza influye sobre lo que los seres humanos
.asp?id=28632> (diciembre de 2008); David Pimentel y Tad Patzek: “Ethanol hacen, piensan, producen y reproducen es el punto de partida del campo
production using corn, switchgrass, and wood; Biodiesel production using soybean
and sunflower,” en: Natural Resources Research, 14 (2005) 1, pp. 65-76. Disponible
del saber que se encuentra ahora codificado como historia ambiental.7/ La
en <http://www.springerlink.com/content/r1552355771656v0/fulltext.pdf> (diciem-
6
bre de 2008); Joseph Fargione et al: “Land Clearing and the Biofuel Carbon Debt,” en: / P. J. Crutzen, A. R. Mosier, K. A. Smith, and W. Winiwarter. “N2O release from
Science 319 (2008) 5867, pp.1235-1238; Miguel Altieri y Elizabeth Bravo: La tragedia agro-biofuel production negates global warming reduction by replacing fossil fuels”,
social y ecológica de la producción de agrocombustibles en el continente americano. en Atmospheric, Chemistry and Physics 8 (2008), pp. 389–395. Consultable en
S.l., 2007. Disponible en <www.foodfirst.org/files/Altieri-Bravo-Biocombustibles- <www.atmos-chem-phys.net/8/389/2008/> (diciembre 2008).
ES.doc> (diciembre de 2008). 7
/ La literatura de introducción a la historia ambiental es amplia. Un buen
5
/ La red Internet es un medio imprescindible para articular la pluralidad del comienzo es Donald Worster, (trad. Guillermo Castro Herrera). Transformaciones de
debate: ver por ejemplo CLAES <www.agrocombustibles.com>. la tierra: ensayos de historia ambiental. San José: EUNED, 2006. Ver también: Pablo

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investigación que dio origen a este libro fue pensada desde un comienzo De la existencia de un campo del saber autonombrado como historia
como un ejercicio de historia ambiental. En 1997, cuando esbocé el ambiental me había enterado desde la mitad de los años '90 gracias a las
primer proyecto, me sentí como Ulises a punto de cometer un acto de semillas que Sante Violante, testarudo profesor de historia de la agricultu-
hubris. A él su deseo pecaminoso de conocimiento más allá de las colum- ra, había sembrado en la Universidad de Milán, donde yo estudiaba en ese
nas de Hércules le costó dos décadas de peregrinación por el Mediterrá- momento. Su visión de la historia ambiental era energética y agrícola, lo
neo, y la condena eterna de Dante, quien lo confinó en el infierno por cual lo acercaba a otros autores mediterráneos (en particular Martínez
haber irrespetado los límites puestos por los dioses para los humanos. Mi Alier y González de Molina) con los cuales compartía no solo el desafío
apuesta era por cierto más modesta, pero navegar en las aguas de un intelectual que la historia ambiental debía ejercer (un “proyecto alternativo
conocimiento poco explorado y del cual yo tenía referencias casi mitoló- de investigación”, recita el subtítulo de la revista que fundó), sino también
gicas,8 / me llenaba de sentimientos ‘uliseicos’. El camino era inseguro, el compromiso con una necesaria labor de rescate de autores pioneros de
porque ni para mí ni para mis tutores académicos era muy claro qué la crítica que hoy llamamos ecologista: los “precursores”, como el médico
debía ser una investigación para calificarla de historia ambiental, no ucranio Sergei Podolinskij –al cual Martínez Alier dedica varias páginas de
obstante el par de décadas de existencia de una revista seminal –y sin su Economía Ecológica– o el economista rumano Georgescu-Roegen.11/
embargo en ese momento de restringida circulación fuera de Estados Aplicada a América Latina la perspectiva histórico-ambiental me
Unidos– como Environmental History Review.9/ Los modelos para Améri- pareció una mirada novedosa que podía refrescar antiguos y cruciales
ca Latina, además, eran tan recientes que todavía no habían logrado debates.12/ La diatriba sobre la formación (o deformación) de la economía
vencer las crónicas barreras a la circulación editorial de la región.10/

Brazil and the struggle for rubber: a study in environmental history, Cambridge: Cambrid-
Camus Gayan: “Perspectiva de la “historia ambiental”: orígenes, definiciones y
ge University Press, 1987; Fernando Tudela (coord.): Desarrollo y medio ambiente en
problemáticas,” en: Pensamiento crítico: revista electrónica de Historia 1(2001), s.p.,
América Latina y el Caribe: una visión evolutiva. Madrid: MOPU, UNEP, 1990. Para 1997
consultable en <www.pensamientocritico.cl> y republicado en Observatorio territorial
también habían salido a la luz las obras de Guillermo Castro Herrera: Los Trabajos de
<www.geo.puc.cl/observatorio/camus.htm>; Germán Palacio (ed.). Naturaleza en
ajuste y combate: historia y sociedad en la América Latina. La Habana: Casa de las
disputa. Bogotá: Universidad Nacional de Colombia/ICANH, 2001; Donald Worster et
Américas, 1994; Micheline Cariño: Historia de las relaciones hombre-naturaleza en Baja
al: “A Round Table: Environmental History,” en: Journal of American History 76 (1989-
California Sur, 1500-1940. La Paz: Universidad Autónoma de Baja California Sur/
1990), pp. 1087-1148; Joachim Radkau: “¿Qué es la Historia del Medio Ambiente?,” en:
SEPFOMES, 1996; José Augusto Drummond: Devastaçâo e preservaçâo ambiental no
Manuel González de Molina y Joan Martínez Alier (eds.). Historia y Ecología, (Revista
Rio de Janeiro. Rio de Janeiro: Editoria da Universidades Federal Fluminence, 1997.
Ayer, núm. 11), Madrid: Marcial Pons, 1993, pp. 119-146; K. J. W. Oosthoek: What is 11
Environmental History?, Podcast 1 (2006) en <www.eh-resources.org/environmental_ / Sante Violante: “Per una storia ecológica,” en: Quaderni di Storia ecologica: per
history.html> y Videocast 1 (2007) en <http://www.eh-resources.org/vodcast/video. un progetto alternativo di ricerca, 1 (1992), pp. 7-46. Este número publica también
html> (diciembre de 2008). algunas reproducciones facsimilares de los escritos de Podolinskij.
12
8
/ Entre ellas estaban Alfred Crosby: Lo scambio colombiano: conseguenze biologi- / En años recientes varios autores se han interrogado acerca de la especificidad de
che e culturali del 1492. Turín: Einaudi, 1992; Alfred Crosby: Imperialismo ecológico, la historia ambiental en, para y sobre América Latina. Ver Guillermo Castro Herrera y
Barcelona: Crítica, 1988; William Cronon: Changes in the Land: Indians, Colonists and Reinaldo Funes Monzote: “La historia ambiental (hecha) en América Latina y el Caribe.
the Ecology of New England. New York: Hill y Wang, 1983; Manuel González de Una actualización,” en: Reinaldo Funes Monzote (ed.), Naturaleza en declive: miradas
Molina y Joan Martínez Alier (eds.). Historia y Ecología, (Revista Ayer, núm. 11), a la historia ambiental de América Latina y el Caribe. Valencia: Fundación Instituto de
Madrid: Marcial Pons, 1993. Historia social, 2008, pp. 29-61; Donoso Folchi, Mauricio y Fernando Ramírez (eds.). El
9
Medio Ambiente en la enseñanza de la historia y las Ciencias Sociales. Santiago:
/ Así se llamó la primera etapa (1976-1989) de la revista de referencia de la Universidad de Chile, 2000; Christian Brannstrom y S.Gallini, “Introduction to Latin
historiografía ambiental norteamericana, Environmental History. American Environmental History”, en: C.Brannstrom (ed.). Latin American Environmen-
10
/ Durante los '80 se publicaron: Nicolo Gligo y Jorge Morello. “Notas sobre la tal History: Territories, Commodities, Knowledges in the Nineteenth and Twentieth
historia ecológica de América Latina,” en: Estudios Internacionales 13 (1980) 49, pp. Century. Londres: ILAS, 2004, pp. 1-20; Alberto Flórez Malagón: El campo de la historia
112-148; Luis Vitale: Hacia una historia del ambiente en América Latina: De las culturas ambiental : perspectivas para su desarrollo en Colombia. Bogotá: Pontificia Universidad
aborígenes a la crisis ecológica actual, México: Nueva Imágen, 1983; Warren Dean: Javeriana/IDEADE, 2000; Stefania Gallini: “Invitación a la historia ambiental,” en:

xix xx
capitalista moderna en la región había sido un caballo de batalla durante Pero muchos estudiosos no suscribirían esta manera de entender la
los años probablemente más gloriosos de la historiografía latinoamerica- historia ambiental, un campo del saber que se mantiene solidamente
na, los dominados por la teoría de la dependencia. Pero casi 20 años de amarrado a la indefinición propia de una disciplina nacida en tiempos de
críticas desde muchos frentes habían a la vez evidenciado todas las modernidad líquida, para decirlo con Bauman. No obstante los esfuerzos
limitaciones –epistemológicas y metodológicas– de esa historiografía, por parte de varios autores, la historia ambiental no cuenta con un estatuto
generando un efecto perverso de abandono de lo que había sido el científico canonizado y en ella confluyen una gran variedad de perspecti-
problema investigativo central: ¿por qué en América Latina se consolidan vas, temáticas y metodologías. En la bibliografía de referencia básica en
economías modernas tan divergentes con respecto a los casos noratlánti- esta materia se encuentran tanto el análisis de la plaga que significaron las
cos que aún las elites locales habían tomado como modelos? ovejas españolas para el Bajío mexicano de comienzo de la Colonia, como
el estudio de la “naturaleza nacionalizada” en las postales turísticas
Una de las conclusiones de esas décadas de críticas fue que la europeas y norteamericanas del siglo XX.14/ Semejante diversidad, que para
respuesta debía buscarse en América Latina, y no, en primer lugar, en algunos es sinónimo de dispersión, es a la vez la manifestación de los
Europa o en Estados Unidos. Es decir, había que entender mucho mejor múltiples puntos disciplinarios de partida (la historia agraria, la geografía
las estructuras locales, y a partir de allí comprender cómo se conectaban histórica, la ecología histórica, la ciencia política, el derecho ambiental, la
éstas con el sistema-mundo. En este punto, creía yo, debía intervenir la geología, las ciencias forestales, la historia económica, la antropología, la
historia ambiental, cuestionando no ya sólo la respuesta, sino exigiendo historia de las ideas, los estudios sociales de la ciencia y de la técnica, las
reformular la pregunta. Llevar la crítica ambientalista y ecologista, de la ciencias ambientales) que confluyen en la historia ambiental y la conse-
cual es hija la historia ambiental –sin que esto quiera implicar que se cuencia de sus pretensiones holísticas, de querer ser de alguna manera la
requiera un certificado de activista ambiental para practicar la discipli- historia total con la que soñaron Marc Bloch y Fernand Braudel.15/
na– al campo histórico significaba abogar por el abandono de la unilinea-
Si este es el panorama de la disciplina, ¿qué es la historia ambiental
lidad economicista de la historia. En verdad es ésta la matriz inscrita en
en particular en América latina? Cuando los chilenos Gligo y Morello
la pregunta sobre los procesos de gestación de los modos de producción,
publicaron en 1980 sus Notas sobre la historia ecológica de América
que termina inspirando historias de “convergencias” o divergencias de
Latina, el significado de “historia ecológica” era entendido de manera
realizaciones históricas tomadas indefectiblemente como paradigmáticas ambigua. Dos décadas después, los cultores de la historia ambiental
y definidas como unidad de medida de las demás.13/ latinoamericana se han reunido regularmente en cuatro simposios
regionales entusiastas y exitosos, y han constituido su propia sociedad
Cuadernos digitales 6 (2002) 18, s.p. Consultable en: <http://www.historia.fcs.ucr.ac.
científica, que desde un comienzo se ha integrado a las actividades de las
cr/cuadernos/c18-his.html> (diciembre 2008); Guillermo Castro Herrera: “La crisis
ambiental y las tareas de la historia en América Latina”, en: Papeles de Población, hermanas sociedades de otros continentes.16/ Desde hace 5 o 7 años se
Abril/Junio (2000), pp. 37-61; Germán Palacio: “En búsqueda de conceptos para una
14
historiografía ambiental,” en: Germán Palacio (ed.) Naturaleza en disputa, Bogotá: / Las alusiones son a: Elinor Melville: A Plague of Sheep: Environmental Conse-
Universidad Nacional de Colombia/ ICANH, 2001, pp. 37-74; Paulo Enrique Martínez: quences of the Conquest of Mexico. Cambridge: Cambridge University Press, 1994;
“Brasil, desafios para uma história ambiental”, en: Nómadas, 22 (2005), pp. 26-35; Miguel Verena Winiwarter: “Nationalized Nature on Picture Postcards: Subtexts of Tourism
Aguilar-Robledo y María Gabriela Torres-Montero: “Ambiente y cambio ambiental: ¿ejes from an Environmental Perspective”, en: Global Environment 1(2008), pp. 192-215.
para deconstruir y (re)construir a la historia ambiental?,” en: Vetas. Revista del Colegio de 15
/ Discutí acerca de las raíces, tendencias y métodos de la historia ambiental en
San Luis 19 (2006), pp. 7-25. Indispensable consulta es también la base de datos otras ocasiones: Stefania Gallin: “Problemas de métodos en la historia ambiental
bibliográfica de Lise Sédrez (ed.): Online Bibliography on Latin American Environmental latinoamericana”, en: Anuario IHES 19 (2004), pp. 147-171; Stefania Gallini:
History. Long Beach (CA): California State University, [1999] 2008. En <http://www. “Invitación a la historia ambiental,” en: Christian Brannstrom y S.Gallini. “Introduc-
csulb. edu/projects/laeh/> (diciembre de 2008). tion to Latin American Environmental History”.
13 16
/ Ejemplar me parece Stephen Haber (ed.): How Latin America Fell Behind: essays / Los Simposios de Historia ambiental latinoamericana y caribeña comenzaron en
on the economic histories of Brazil and Mexico, 1800-1914. Stanford (Ca): Stanford Santiago de Chile en 2003. El segundo encuentro tuvo lugar en La Habana (Cuba) en
University Press, 1997. 2004, el tercero en Carmona (España) en el 2006, el cuarto en Belo Horizonte (Brasil)

xxi xxii
dictan cursos con contenidos explícitamente referidos a la “historia que ésta es suficientemente sólida para permitir la docencia y la tutoría
ambiental” en universidades de México, Cuba, Colombia, Panamá, Costa de tesis de estudiantes que a menudo no conocen bien el inglés como
Rica, Brasil, Argentina, Chile, por lo menos. No obstante ninguna univer- para consultar la amplia bibliografía en este idioma. Razón tenía John
sidad latinoamericana ofrezca un programa de postgrado en historia McNeill en el 2003 cuando observaba que esta disciplina en América
ambiental como tal, muchas de ellas integran esta perspectiva y literatura Latina había crecido y estaba lista para despegar.19/
en sus cursos pero, sobre todo, aceptan y estimulan proyectos de tesis y
La investigación que alimenta este libro creció a la par de esta literatu-
de investigación en este campo en el marco de sus respectivos programas
ra y sin duda sufre de tal contemporaneidad de caminos, aunque también
académicos y, en general, éstos tienden a ser maestrías o doctorados en
se beneficia de no tener que medirse con grandes “clásicos” que intimida-
Historia, Estudios ambientales, Geografía. Un número significativo de
publicaciones con ensayos de historia ambiental latinoamericana han rían a cualquier investigador joven. Siguiendo la pista de Daniele Pompeja-
aparecido en los últimos años bien en dossiers de revistas académicas, no, a quien le interesaban temas tan insólitos para el medio cultural
bien en libros editados.17/ Y han sido publicadas varias monografías, italiano como la economía guatemalteca en el siglo XIX, y convencida por
generalmente resultado de tesis doctorales, en universidades europeas o Elizabeth Dore que, si de desafío interpretativo se trataba, más valía
norteamericanas. 18/ No obstante la circulación y disponibilidad en medirse con una de las etapas de mayor cambio para Guatemala, encontré
América Latina representa todavía un obstáculo para la consolidación de en la historia del café mi campo de batalla. Las armas con las cuales me
este campo. Se puede decir que existe una masa crítica bibliográfica y había tratado de dotar durante mis estudios de maestría eran la historia, la
antropología y la ecología. El entonces Instituto de Estudios Latinoamerica-
en 2008. La Sociedad Latinoamericana y Caribeña de Historia Ambiental (SOLCHA) nos de la Universidad de Londres funcionó como una licuadora donde
fue lanzada en el simposio cubano pero formalizada solamente en el 2007-08. mezclé lecturas de las tres áreas, y me convencí que la clave de lectura de
17
/ Regina Horta Duarte (org.): “Dossie: História e natureza”, en: Varia Historia 26 los procesos de transformación territorial y ecológica que la agro-exporta-
(2002); Guido Galafassi y Adrián Gustavo Zarrilli (eds.): “Dossier: Perspectivas de la ción implicó para Guatemala tenían que ver con la verticalidad de sus
historia ambiental de América Latina,” en: Anuario IHES, 19 (2004); Stefania Gallini tierras y la adaptación que a ella habían madurado durante siglos sus
(ed.): “Dossier: Medio ambiente: historia y política”, en: Nomadas 22 (2005); Regina pobladores. Con esta hipótesis inicial encontré un laboratorio inesperado
Horta Duarte (org.): “Dossie: Historia ambiental (feita) na América Latina”, en: Varia con un nombre que yo, con mi castellano imperfecto, no entendía porque
Historia 33 (2005); Claudia Leal (ed.): “Dossier: Historia ambiental latinoamericana,” en:
hacía sonreír a mis interlocutores: la Costa Cuca.
Historia crítica 30 (2006). Hay que mencionar también las secciones de historia
ambiental en la revista cubana Ilé: Anuario de Ecologia, Cultura y Sociedad dirigido por En 1866 ésta era todavía una área del pie de monte suroccidental de
Armando Fernández y publicado en La Habana por la Fundación Antonio Núñez
Jiménez. En cuanto a libros editados, ver: Bernardo García Martíne y Jacome Alba
Guatemala denominada con un término bastante poco preciso: la “Costa
González (eds.): Estudios sobre historia y medio ambiente I: Argentina, Bolivia, México que llaman Cuca”. Siete años después, sin embargo, la región entraba
y Paraguay. México: El Colegio de México/Instituto Panamericano de Geografía e oficialmente con nombre y apellido propios al escenario nacional como
Historia, 1999; Bernardo García Martínez y María del Rosario Prieto (eds.): Estudios protagonista del proyecto de lotificación de baldíos que se acostumbra
sobre historia y ambiente en América II: Norteamérica, Sudamérica y el Pacífico. México: tomar como punto de quiebre en la historia agraria de este país, y detona-
El Colegio de México/Instituto Panamericano de Geografía e Historia, 2002; Christian
dor de un nuevo y crucial capítulo en la historia de la república agro-
Brannstrom (ed.): Territories, Commodities and Knowledges : Latin American Environ-
mental History in the Nineteenth and Twentieth Centurias. London: ILAS, 2004; exportadora de Guatemala.
Reinaldo Funes Monzote (ed.): Naturaleza en declive: miradas a la historia ambiental
La enunciación de ese proyecto fue el decreto del 22 de julio de 1873
de América Latina y el Caribe. Valencia: Fundación Instituto de Historia social, 2008.
18
firmado por el Presidente Justo Rufino Barrios. No era, sin embargo, una
/ Para limitarnos a dos referencias premiadas, ver Reinaldo Funes Monzote: De
iniciativa de matriz central, sino local, de Quetzaltenango. En la capital
Bosque a Sabana. Azúcar, deforestación y medioambiente en Cuba, 1492-1926.
México: Siglo XXI, 2004; John Soluri: Banana Cultures: Agriculture, Consumption,
19
and Environmental Change in Honduras and the United States. Austin: University of / John McNeill: “Observations on the Nature and Culture of Environmental History,”
Texas Press, 2006. en: History and Theory : Theme Issue Environmental History, 42 (2003), p. 23.

xxiii xxiv
del occidente guatemalteco, las autoridades departamentales de esos transformadoras, esta región no habría tenido ni vida ni lugar: se trataría,
primeros años de la década del ’70 se encontraban abrumadas por denun- pues, de un vacío demográfico y productivo que los caficultores ladinos
cias de tierras que habían crecido a medida que la expansión de la y extranjeros habrían llegado providencialmente para llenar con éxito.
economía exportadora había beneficiado la costa pacífica. Luego de una
Este libro indaga la historia de la construcción de la Costa Cuca; es
formal solicitud al Presidente Barrios, las autoridades de Quetzaltenango
decir, de la aparente transformación, por parte del régimen liberal que
habían pedido adecuar las herramientas jurídicas existentes para poder
tomó el poder en Guatemala en 1871, de una región despoblada y marginal
entregar por lo menos en concesión a censo enfitéutico las tierras bajas
en una especie de jardín de café. Al desenredar la maraña de fuentes
del departamento, para el provecho del tesoro público y del desarrollo
históricas que testimonian de este pasado, la investigación descubrió, sin
económico del país.
embargo, que el café de ninguna manera es el alfa y omega de la historia
La respuesta del gobierno central fue el conocido decreto de 1873. de la Costa Cuca. Así como en el caso de Costa Rica que Gudmundson
Éste ponía bajo control nacional –es decir fiscal y político– las 2.000 había evidenciado, el desarrollo de la agricultura de exportación se moldeó
caballerías que se estimaba debía medir la Costa Cuca, y con ello también sobre espacios, relaciones sociales, distribuciones demográficas, territoria-
esperaba gobernar el acelerado desarrollo que esta región estaba experi- lidades que influyeron en su mapa de difusión y sus características, y que
mentando. Por medio de un ambicioso plan de venta de los baldíos de la a su vez fueron modificadas. Enmarcada en una visión de más larga
Costa Cuca y del Palmar –la región limítrofe– en lotes de hasta 5 caballe- duración y de más amplio espectro geográfico, esta historia del café en
rías por un precio inferior al valor comercial, el gobierno liberal esperaba Guatemala enfatiza otras cronologías, otros personajes y otras dinámicas.
por un lado recaudar utilidades para las arcas estatales, y por otro lado ¿Qué era la Costa Cuca antes de 1873? ¿De verdad se trataba de un
estimular la formación de una clase media de propietarios privados, su espacio vacío? La lectura de fuentes primarias e historiográficas muestra
ideal de sociedad. una caracterización ecológica de la región que enfatiza su natural fertili-
Este decreto, junto al que en 1877 abolió el censo enfitéutico y abrió dad y vocación agrícola. ¿Cuál era el fundamento de esta representación
los ejidos indígenas a la titulación privada, ha sido tradicionalmente del medio ambiente de la Costa Cuca? ¿De cuál imaginario, de cuál
interpretado por la historiografía como el acto más explícito de apoyo a sistema de lectura del paisaje era expresión y a cuáles transformaciones
la caficultura de plantación en Guatemala por parte de los Liberales en el fue instrumental?
poder desde 1871. Como tal, sería pues uno de los pilares de la fundación Las respuestas se buscaron no sólo, como anunciado, en la historia
del Estado nacional moderno en su carácter exportador, y de los procesos ambiental, sino también en la historia regional o, más valdría decir, en la
de privatización y mercantilización de la tierra. Los decretos de venta de microhistoria local. Así, la investigación ha tomado distancia de –aunque
los baldíos, sostiene esta historiografía, abrieron las puertas a la masiva sin nunca romper el diálogo con– la sólida y rica tradición historiográfica
expropiación de una región hasta entonces al margen del Estado y de las (económica y social) que había proporcionado las claves de lectura de la
rutas comerciales internacionales. formación de las economías de agro-exportación y de los estados nacio-
En este proceso, Guatemala habría recorrido el mismo camino de la nales. Temas “clásicos” de este periodo, como los altibajos del comercio
internacional, la especialización productiva de grandes áreas en el
mayoría de las regiones cafetaleras de América Latina en la segunda
sistema-mundo, los procesos de formación de las economías capitalistas
mitad del siglo XIX. Como en la región de Sao Paolo en Brasil, así como
y hasta las políticas nacionales y de consolidación del Estado nacional,
en la Antioquia colombiana y en el Valle Central de Costa Rica, la
han quedado relegados casi como telón de fondo.
expansión cafetalera impulsó migraciones internas y desplazamiento de
la frontera agrícola, demográfica y política. La región llamada Costa Cuca Aplicada al caso de Guatemala, optar por una historia regional
fue entonces, según este marco interpretativo, la epifanía y la criatura de significaba seguir las sugerencias en particular de Arturo Taracena sobre
los dos mitos fundacionales de la Guatemala moderna: el café y la Refor- la necesidad de superar la visión histórica dominante moldeada a partir
ma liberal de 1871. Antes de entonces y del despliegue de las dos fuerzas de la historia capitalina, y en la cual un peso extraordinario lo juegan las

xxv xxvi
dimensiones internacionales. El territorio que sin duda ha sido el mayor varios sistemas sociales cada uno con su propia dimensión espacial: el
beneficiario de esta evolución historiográfica ha sido aquella porción del territorio Mam, el agroecosistema de San Martín Sacatepéquez, y la
Occidente del país que, histórica y geográficamente, se conoce como Los región altense. El proyecto separatista de la elite criolla y ladina que
Altos e incluye grosso modo todos los departamentos occidentales desde buscaba constituir un Estado de Los Altos con capital en Quezaltenango
los altiplanos hasta la costa pacífica. –proyecto que se materializó dos veces entre 1838 y 1848, y ambas veces
terminó aniquilado – fue fundamental para la historia de la construcción
Desde luego, el viraje desde una historia “nacional” hacia una histo-
de la Costa Cuca, y este capítulo explica las razones.
ria “regional” no se limita a una opción historiográfica, sino refleja la
crisis de la concepción clásica del Estado nacional. En Guatemala, como El proceso de jerarquización de estas territorialidades que se encon-
en otros países, las categorías superpuestas de Estado y de Nación son traban superpuestas fue esencialmente obra de un personaje crucial en la
temas de debate, y nada conservan de la seguridad con la cual eran historia moderna de los estados nacionales, y sin embargo bastante
pronunciadas en los años del liberalismo decimonónico. El libro respon- olvidado por la historiografía: el agrimensor. El capítulo IV estudia esta
de, entonces, a una idea de la historia hecha por regiones y comunidades figura de técnico considerado como eficaz eje de transmisión del profun-
con identidades divergentes, y escoge examinar de ellas no las dinámicas do cambio de valores agro-culturales que la transición a una economía de
políticas o económicas en sentido estricto, sino más bien las dimensiones agro-exportación implicó, y también como anillo que ató las normas y las
histórico-ambientales. prácticas de la posesión de la tierra. A través del análisis de los agrimen-
sores activos en la Costa Cuca, sus técnicas, su pertenencia cultural y su
El capítulo I busca comprobar esas cualidades ambientales de la Costa modus operandi se pone al desnudo el radical choque agronómico que
Cuca que el gobierno liberal invocaba al declarar esta región como tierra los agrimensores del siglo XIX encarnaron, entre los valores de la propie-
baldía libre para la titulación; es decir, esa prodigiosa fertilidad que las dad privada y de la agricultura permanente, y los de la posesión indígena
políticas agro-económicas iba a liberar. Se investiga el tema en dos direc- y de la agricultura de milpa.
ciones complementarias: la representación del medio ambiente de la
Bocacosta, a donde la Costa Cuca pertenece geográficamente, y su ecología. El corazón de la argumentación que el libro espera desarrollar se
La convicción de fondo es que los modos y formas en los cuales los seres encuentra en el capítulo V. En éste se señalan tres vectores que alimenta-
humanos piensan y representan la naturaleza son elementos de estructu- ron la transformación de la que sólo desde mediados del siglo empezó a
ración de la realidad tan poderosos como lo son las fuerzas biológicas, ser llamada “Costa Cuca”. El proyecto geopolítico de la elite altense y el
físicas y químicas. El resultado es que la Costa Cuca y, en general, la crecimiento demográfico ladino llevaron a una avanzada ladina hacia la
Bocacosta eran un mosaico ambiental con fuertes y repentinos cambios en Bocacosta, que se concretó en la ocupación de amplias áreas dedicadas a
espacios limitados, y que la representación del territorio como naturalmen- la ganadería. San Martín Sacatepéquez contrastó vivazmente la progresiva
te fértil fue funcional para preparar los cambios que siguieron. pérdida de control del territorio, pero –debido también a la escasa cohesión
interna– activó un proceso irreversible de pauperización territorial.
El capítulo II entra en la historia de las relaciones de las sociedades
humanas con esa peculiar naturaleza bocacostense. Se sostiene la hipótesis El segundo vector fue la llamada “revolución del transporte”, que llevó
que, precisamente debido a su característica composición de mosaico y por a Guatemala barcos de vapor, puertos en la costa pacífica, carreteras y
la gran ruptura entre tierras altas y tierras bajas, las sociedades que vivie- ferrocarriles. De esta fase de construcción material de las infraestructuras de
ron ese territorio se modularon según el patrón organizativo específico: el la Costa Cuca, el capítulo VI subraya especialmente el juego de la dinámicas
regionales y el rol fundamental de la coacción al trabajo indígena. En este
de las interrelaciones entre tierras altas y tierras bajas.
capítulo se sugiere que el sistema de movilización de la mano de obra
El capítulo III encuentra en esta interrelación el denominador común requerida para la construcción y el mantenimiento de la infraestructura de
entre las distintas territorialidades que quedaron estratificadas en la transporte sirvió de molde jurídico y en las prácticas para el sistema de
Bocacosta desde las épocas precolonial. En la misma región co-existieron reclutamiento del trabajo requerido luego por la economía del café.

xxvii xxviii
El tercero y último vector del cambio, del cual se ocupa el capítulo
VII, fue la organización del territorio de la Bocacosta en unidades
político-administrativas y la imposición de un orden urbano substancial-
mente extraño y de difícil implementación en la Costa Cuca. Este proceso
fue fundamental porque truncó la posibilidad de la territorialidad indíge-
na, basada en una geografía relacional y no en la continuidad espacial.
El último capítulo llega finalmente al anillo faltante del proceso de
transformación de la Costa Cuca. Se estudia allí cómo se formaron las
fincas cafetaleras que parecían haberle dado su identidad a esta región,
por iniciativa de quién y con qué consecuencias ambientales. El viaje que
esta reconstrucción representa se desarrolla a través del prisma de una
finca triunfante, Las Mercedes, subrayando de ella las peculiaridades y
los rasgos comunes a otras haciendas cafetaleras. Aún en esta última
fase, la de la efectiva “cafetización” de la Costa Cuca, no se olvida al
pueblo de San Martín, que el texto persigue en su (casi) desesperada
tentativa de reaccionar frente a la dramática marginalización ecológica a
la cual estaba condenado.
El epílogo de la historia lo escribe la erupción del volcán Santa María
en 1902, que al cubrir de cenizas y pómez toda el área protagonista del
estudio, suspende sobre ella y sus transformaciones un manto de irrever-
sibilidad histórica. Como toda catástrofe “natural”, “es la advertencia
dramática para los hombres olvidadizos que también la naturaleza tiene
su propia historia”.20/

20
/ Piero Bevilacqua: Tra natura e storia: ambiente, economie, risorse in Italia. Roma:
Donzelli, 1996, P. 81.

xxix xxx
Ximénez decía de este país que era un “huerto que se puede llamar de
delicias, así por lo benévolo de su temperamento como por la gran fertili-
dad, de sus incontables frutos como por la frescura de sus grandes y
caudalosos ríos” (Ximénez 1967:135-36). Similar tónica empleaba el
director de la Expedición Botánica en la Nueva España en 1794, el médico
Capítulo I español Martín de Sessé: “Sería mucho más completa y útil esta obra, si se
reconociesen el fertilísimo Reyno de Guatemala”.3/ Para el presbítero
La vocación agrícola de la Costa Cuca: una
Domingo Juarros, quien a inicios del siglo XIX daba cuenta de la “multitud
construcción ecológica y cultural increíble de producciones útiles y raras” del Reino de Guatemala, el
terreno es tan feraz, que se dan las frutas en los montes, aun sin cultivar-
(…) tierra de volcanes altos, de feraces cerros, de anchurosos ríos las” (Juarros 1981:12). El estadounidense Henry Dunn, de viaje por Guate-
(…) donde el café –forma mejor del oro– crece aromoso y abundante en mala a finales de 1820, consideraba el país un triunfo de la biodiversidad
la ancha zona de la Costa Cuca. Allí la rubia mazorca crece a par de la animal y vegetal destinado por eso mismo a la prosperidad: “Con tan
dorada espiga; colosales racimos cuelgan de los altos plátanos; variadísi- extenso catálogo de producciones, Guatemala parecería destinada a ser una
mas frutas llenan la falda de la gentil chimalapeña; obediente la tierra de las repúblicas más próspera y rica” (Dunn 1828:252).
responde a los benéficos golpes del arado; (…) el redondo grano, que
animó a Voltaire y envidia Moka, como apretado en el seno de la tierra, El contraste entre esta idealización de la naturaleza guatemalteca y
brota lujosamente en la ribera agradecida del Pacífico. otra larga tradición cultural que, en cambio, sostuvo la inferioridad y
1 debilidad del continente americano no podría ser más agudo. Según la
José Martí /
meticulosa investigación de Antonello Gerbi, la historia de esta idea se
A. Introducción gesta en el pensamiento del naturalista Buffon durante el Siglo de las
Luces y llega incólume al siglo XX fortalecida por las elaboraciones, entre
Con lírica admiración, José Martí celebraba en 1877 la riqueza y feraci-
otros, de De Pauw y Hegel. La teoría de una supuesta degeneración de la
dad agrícola de la región pacífica guatemalteca que había conocido en ese
naturaleza americana con respecto a la del Viejo Mundo se basaba en una
año durante su paso de regreso hacia Cuba, después de la primera
serie de datos naturalistas: la juventud geológica, la humedad dominante,
deportación a España. La voz del poeta y patriota cubano se juntaba al
la abundancia de insectos y animales pequeños, y, en contraposición, la
coro de los que, dentro y fuera del país, opinaban que “con tanta riqueza
ausencia de grandes mamíferos, la no adaptabilidad de algunas especies
de naturaleza, y a caballo entre los dos mares más comerciales del
animales y la población nativa lampiña. Todo esto servía a Buffon y
mundo (...) Guatemala habría sido llamada a ser un país agrícola por
seguidores para concluir que el “nuevo” continente era inmaduro,
excelencia”.2/ No se trataba de una idea nueva, sino de la expresión más
degenerado e inferior.4/
reciente de una tradición cultural empeñada en enfatizar la natural
riqueza –y por lo tanto vocación– agrícola de Guatemala. Los cantores europeos y norteamericanos de la naturaleza guate-
malteca, sin embargo, no solo no eran partidarios de la teoría de la
Para el Popol Vuh, por ejemplo, el territorio que ahora es Guatemala
era la “hermosa tierra, llena de deleites, abundante en mazorcas amarillas 3
y mazorcas blancas y abundante también en pataxte y cacao, y en innume- / Luis J. Maldonado Polo, Flora de Guatemala de José Mociño (1996), p. 65. Véase
del mismo autor “Los recursos naturales de Centroamérica. El orígen de la expedición
rables zapotes, anonas, jocotes, nances, matasanos y miel” (Recinos
botánica al Reino de Guatemala”, en: Asclepio 47 (1995): 45-65; y Arturo Taracena, La
1998:160). A principios del siglo XVIII, el fraile dominico Francisco Expedición científica al Reino de Guatemala (1983).
4
1
/ Antonello Gerbi, La disputa del Nuevo Mundo: historia de una polémica, 1750-
/ J. Martí, Guatemala (1913), p. 13. 1900. 2a ed. (1982). Véase también R. Alvarez Peláez, La conquista de la naturaleza
2
/ T. Caivano, Il Guatemala (1895), p. 195 (trad. J. A. Andukia). americana (1993).

1 2
degeneración del Nuevo Mundo, sino que sostenían la idea opuesta, que eran las exposiciones internacionales del siglo XIX. “La República de
aunque igualmente hipostasiada: la riqueza natural, y por ende produc- Guatemala es un país esencialmente agrícola. La envidiable fertilidad de
tiva, de la América tropical. su suelo, su posición geográfica y la variedad de su clima hace que se den
en ella toda clase de frutas” recitaba un pequeño libro de presentación
Se trata, ciertamente, de una de las expresiones de aquel proceso de
del país en la Exposición Centroamericana de 1897.8/
“invención de la tropicalidad” del que Arnold, con eficacia, ha destacado
la ambivalencia: el Trópico como sueño fascinante de opulencia y a la Para el siglo XIX, ansioso de modernidad y progreso, el desafío era
vez extraño mundo de crueldad y enfermedad.5/ Durante el siglo XIX, la poner a producir la bendición natural y rescatar para el desarrollo y la
exaltación de la fecundidad guatemalteca, milagro de abundancia a la “modernidad” vastas áreas del país cubiertas por selvas indómitas y
espera de cumplirse, era la retórica dominante al interior del país. sumergidas en la wilderness. Aunque este término inglés evidentemente
Mientras en Londres el coronel guatemalteco Galindo elogiaba la amplia no aparece en la literatura de la época, la idea que la palabra sugiere –la
gama de frutas y hortalizas,6/ en el país se prometía que “la naturaleza de una naturaleza virgen y salvaje, jamás alcanzada por un azadón, vacía
derramó aquí todos sus bienes, y basta apenas querer para tener”, como de hombres y no contaminada– estaba en la mente de las elites de la
argumento para atraer inmigrantes extranjeros.7/ El mismo argumento época. Del concepto de wilderness, central en la historia y en la psicolo-
servía para promocionar el país en esos “gigantescos rituales de auto- gía colectiva norteamericanas, y resbaloso si aplicado a otro contexto
complacencia” del capitalismo triunfante (Eric Hobsbawn 1994:32-33) cultural y geográfico, algunos excelentes estudios han logrado estratificar
significados y ambigüedades, poniéndolos al desnudo. El sentido con el
5
/ D.Arnold, La naturaleza como problema histórico: el medio, la cultura y la que aquí se utiliza es aquel historificado y contextualizado culturalmente
expansión de Europa (2000), pp. 130-53. Esta idea de trópico iba contextualizada en por Cronon, Spencer y Yrjo Haila, como creación humana material y
el marco de la historia de las ideas europeas sobre la naturaleza. Véase a este respecto mental.9/ En Guatemala, y probablemente en la América Latina del siglo
P.Coates, Nature: Western Attitudes since Ancient Times. Berkeley, 1998. Sobre la
XIX, la wilderness no podía ser la de Thoureau; es decir, una especie de
gestación de la idea del trópico, ver también F.Hallé, Un mundo sin invierno. Los
Trópicos: naturaleza y sociedad (1999) y G.Palacio, “Historia tropical: a reconsiderar pureza primitiva para preservar en los parques nacionales o para recons-
las nociones de espacio, tiempo y ciencia,” en: G.Palacio y A.Ulloa (eds.), Repensando truir artificialmente en las ciudades norteamericanas. Por el contrario,
la naturaleza: encuentros y desencuentros disciplinarios en torno a lo ambiental era más bien la antípoda de la modernidad, la barbarie de Facundo, de la
(2002), pp. 67-98. que había que defenderse antes que tratar de conservarla.
6
/ Coronel Juan Galindo: “On Central America,” en: The Journal of the Royal
8
Geographical Society, v.6 (1836), p. 124. El coronel agregaba: “I have forwarded at / Castellanos & Cía., Guía de la Exposición Centro-Americana y de la Ciudad de
various time collection of indigenous seeds to the Horticultural Society in London”. Guatemala (1897), p. 19. Las fuentes indican que una representación de Guatemala
Sobre la relación entre el imperialismo británico en el siglo XIX y la naturaleza de las participó en las exposiciones universales de París en 1865 (AGQ 1865/82), de Chile
colonias véase: R. Grove, Green imperialism: colonial expansion, tropical islands en 1874 (AGQ 1874/108 y 107), de París en 1878 (Julio Rossignon, Catálogo analítico
edens and the origins of environmentalism, 1600-1860 (1995). y razonado de los objetos presentados por la República de Guatemala a la Exposición
7
/ J.C. Anino, La República de Guatemala, América Central (1894), p. 70. No faltaba Universal de Paris, 1878 (1878); cuya copia en el catálogo de la British Library
la referencia a los recursos forestales: “vírgenes montañas (…) llenas de gigantes aparece extraviada); en las norteamericanas de New Orleans de 1884 (AGQ 1883/152),
árboles, de donde se pueden extraer magnificas maderas… pues hay mas de 300 Chicago 1893 (AGQ 1892/230); y en la Centroamericana de Guatemala en 1897 (Karl
variedades; pero aquí aún no se explotan en la escala que se debe”, p. 39. Sobre los Sapper, “The Central American Exhibition at Guatemala, 1897,” en: Karl Sapper,
intentos fallidos de proyectos de colonización interna por parte de inmigrantes Miscellaneous Pamphlets: Translations, 1891-1906).
9
extranjeros durante el periodo conservador, véase: W.J. Griffith, Empires in the / W.Cronon, “The Trouble with Wilderness: or, Getting Back to the Wrong
Wilderness (1965), y R.L. Woodward, Rafael Carrera (1993) pp. 51-52. Sobre la Nature,” en: W. Cronon (ed.), Uncommon Ground: Toward Reinveinting Nature, W.W.
política guatemalteca en relación con la colonización extranjera durante el siglo XIX (1995), pp. 69-90; Yrjo Haila, “'Wilderness' and the Multiple Layers of Environmental
véase: W.J. Griffith, “Attitudes Toward Foreign Colonisation: the Evolution of 19th Thought,” en: Environment and History 3 (1997), pp. 129-47; Max Oelschlaeger, The
Century Guatemalan Immigration Policy,” en: M.Rodríguez et al, Applied Enlighten- Idea of Wilderness: From Prehistory to the Age of Ecology (1991) y M. Spence, Dispos-
ment: 19th Century Liberalism (1972). sessing the Wilderness: Indian Removal and the Making of the National Parks (1999).

3 4
Ante los ojos fascinados de la platea internacional, el inicio de la incapaz de producir un excedente alimenticio adecuado para mantener
epopeya de las expediciones arqueológicas en Guatemala a mediados de a una civilización compleja.13/
1800 10/ tuvo que haber incentivado esta imagen del país como un espacio
Ambiente degenerado e inferior, o edén agrícola, el hecho es que
inexplorado y virgen. Penetrando la selva de la Civilización Maya tras las
ambas ideas –la que radica en Buffon o la que permea cierta tradición
huellas de John Lloyd Stephens –cuyos Incidents of travel en el mundo
cultural en el caso guatemalteco– atrapan regiones geográficas enteras
Maya, publicados en 1841 (Loyd 1841-42), compiten aún hoy día en las
en un juicio cultural aparentemente fundamentado en una valoración
librerías de Antigua Guatemala con la guías turísticas multimedia–, la
ecológica. 14/ En el caso de la cuenca amazónica, la tesis del falso paraíso
publicaciones de la Carnegie Institution de Washington y los relatos del
de Meggers está basada en la supuesta escasez de recursos proteicos en
británico Alfred Percival Maudslay11/ en la sede victoriana de la Royal esa región. En el caso de Guatemala, en cambio, su identificación como
Society de Londres deben haber contribuido a construir en el público huerta del Edén se erige sobre la presunción de su condición climática
científico internacional una idea de Guatemala como país de selvas templada. La propaganda turística del país multiplica con orgullo la
impenetrables y grandes civilizaciones ocultas, como un mundo antiguo imagen cautivadora con que Humboldt calificara a Guatemala como
y noble inmerso en una naturaleza virgen, sin que la evidencia de la país de la eterna primavera. Durante el siglo XIX, los viajeros extranje-
presencia de antiguas civilizaciones perturbara minímamente la idea de ros procedentes de latitudes templadas estaban particularmente atentos
una naturaleza prístina.12/ al clima, y en Guatemala parecían encontrar una primavera perpetua.15/
Resulta curioso notar cómo el discurso sobre la naturaleza guate-
13
malteca, tan enfático en las extraordinarias potencialidades agrícolas / B.J. Meggers, Amazonia: Man and Culture in a Counterfeit Paradise (1971). El
paradigma se derrumbó con la publicación de los resultados arqueológicos de Anna
del país, contrasta vívidamente con la imagen de “falso paraíso” que
Roosevelt, Moundbuilders of the Amazon (1991), y de otros tantos que demostraban la
hasta los años 1990 sirvió para identificar a otro sistema tropical: la existencia de civilizaciones antiguas y complejas en la Amazonia, la disponibilidad de
Amazonía. una amplia variedad de recursos proteicos (como nueces), la capacidad de las poblacio-
nes nativas de reconocer y aprovechar ecosistemas ligeramente distintos, y el papel
La imagen del “falso paraíso amazónico” dominó como un verdadero preponderante de la varzea (tierras bajas de aluvión) antes que de la terra firme, como
paradigma las investigaciones antropológicas, arqueológicas y de ecología se sostenía anteriormente, en la historia del desarrollo humano en la región tropical
humana del área. La antropóloga Betty Meggers, quien acuñó el término amazónica. La literatura es extensa y aquí referiremos sólo E. Viveros de Castro, “Images
de “counterfeit paradise” para calificar la región amazónica, sostenía que of nature and society in Amazonian ethnology,” en: Annual Review of Anthropology, v.
tras la imagen reluciente de selva tropical, la cuenca amazónica era en 25 (1996), pp. 179-200; y D. Cleary, Triste Trope-iques: Science and the Representation
of Nature in Amazonia since the Early Eighteenth Century” ms 1999.
realidad un ecosistema intrínsecamente hostil al desarrollo humano e 14
/ La teoría de Meggers refleja, de hecho, el determinismo ambiental y geográfico
10
en boga en los años ’70. Para una discusión crítica, véase L. Rival, “Domestication as
/ Para una síntesis de la historia de la arqueología maya véase J. Henderson, “El a Historical and Symbolic Process: Wild Gardens and Cultivated Forest in the
Mundo Maya,” en: Historia General de Centro América (en adelante HGCA) vol.1, pp. Ecuadorian Amazon,” en: W. Balée (ed.), Advances in Historical Ecology (1998). Rival
67-83. resalta cómo la idea de la Amazonia como un falso paraíso ejerce un impacto negativo
11
/ A.P. Maudslay, “Explorations in Guatemala, and examination of the newly- sobre la capacidad de representación política de las poblaciones amazónicas nativas.
discovered Indian ruins of Quiroguá, Tikal, and the Usumacinta,” en: Proceedings of 15
/ Por ejemplo, G.W. Montgomery, Narrative of a Journey to Guatemala in Central
the Royal Geographical Society, 5 (1883), pp.185-204. Para una nota biográfica de America in 1838 (1839), p. 131; o H. Dunn, Guatimala, p. 143; o el capitán Macomb, de
Maudslay, véase el obituario de Alfred Tozzer en: American Anthropologist 33 (1931), la Intercontinental Railway Commission, quien escribía: “en la tierra templada el clima
pp. 403-412. era delicioso, a decir la verdad una perpetua primavera”, Intercontinental Railway
12
/ Se une a esta representación W.J. Griffith, quien en 1965 titula Empires in the Commission, Report of surveys and explorations made by Corps I in Guatemala, El
Wilderness su estudio fundamental sobre los fallidos intentos por implantar colonias Salvador, Honduras and Costa Rica, vol. 1, parts I and II (1898), p. 411. En el mismo
belgas e inglesas en la región del Lago de Izabal, en los confines con el actual Belice, tono se expresaba también la señora Maudslay, autora del diario de viaje de su marido
durante los años 1820-30. arqueólogo. A. C. Maudslay & P. Maudslay, A Glimpse at Guatemala (1899), p. 24.

5 6
Así, encontraban a la vez las condiciones de aplicación de sus propios en Guatemala, frente a los entusiastas de un clima tan benévolo, había
prejuicios. Tanto de este lado como del otro del océano se decía que las otros que se quejaban de la difícil topografía del país.
poblaciones de los climas cálidos eran, por naturaleza, indolentes y
Nos estamos cansando un poco de Guatemala. Es el país más difícil para
débiles, en contraposición a las laboriosas y sanas gentes de los climas
reunir material topográfico que yo haya visto nunca, o por lo menos lo es el
fríos, como los K’iche’s de Quetzaltenango: “ciertamente son más pié de monte pacífico. El país es o bien densamente cubierto de selva o bien
esforzados e inteligentes que los indios de las tierras bajas. El clima bajo cultivo. Las porciones de tierra de pastos son pocas y lejos una de la otra,
sano y templado cuenta, naturalmente, en el desarrollo de sus hábitos y por lo tanto hemos sido obligados a hacer un número no previsto de recono-
industriosos y su vigor corporal.”. 16/ 18
cimientos. /

Así escribía en una correspondencia privada el capitán Macomb,


B. Subidas, bajadas, cuestas y barrancos: la difícil ingeniero militar estadounidense que, entre 1891 y 1894, estuvo al mando
morfología de la Bocacosta del cuerpo de expedición encargado de los trabajos de triangulación y
medición geodésica en todo el istmo centroamericano, encaminados a
La transposición de características ambientales en realidades específicas trazar una línea férrea. En un tono semejante, desde su monasterio de
de una zona determinada a metáfora de un país entero, como la Guatema- Sacapulas, fray Francisco Ximénez había descrito antes un paisaje hecho de
la de la eterna primavera, es una operación cultural que reiteradamente “montes eminentísimos, e inaccesibles, y al mismo paso barrancas profun-
se encuentra en la historia. El nacionalismo suizo, por ejemplo, se dísimas, por donde el Divino Hacedor dio salida a las muchas aguas con
apropió del paisaje alpino como metáfora e ícono de la propia comunidad que su Divina Omnipotencia riega todo este huerto” (Ximénez 1967:135).
imaginada. De la misma manera, el nacionalismo danés hizo lo propio Con gran dificultad y peligro, el franciscano Alonso Ponce había atravesado
con los páramos de Jutlandia, y el alemán lo hizo con la Selva Negra y el estos territorios a finales del siglo XVI, entre “subidas y bajadas, muchas
río Rin. Como afirma Simon Schama, las identidades nacionales perde- cuestas y barrancas” (Alonso 1872).
rían mucho de su extraordinario encanto sin la mística de una particular
En cuanto al área de la Bocacosta pacífica, en particular, los docu-
tradición paisajística.17/ mentos relativos a cuestiones de tierras en el siglo XIX hablan de un
territorio de morfología difícil y fragmentada, dominado por montañas,
El material de construcción de las tradiciones se encuentra en la
pendientes afiladas y terrenos quebrados y pedregosos, pero sobre todo
naturaleza, y lo que realmente lo hace tal es un proceso de formalización
por barrancos profundos. Sobre un área interior de la celebrada y fértil
y ritualización (Hobsbawn y Ranger 1992:4). El pasado y la historia son
Costa Cuca decía el agrimensor Lorenzo Meza:
minas inagotables de las cuales se puede extraer selectivamente para
construir y deconstruir tradiciones nacionales y regionales. Por lo tanto, Las serranías … desde Xinig hasta el esquinero del Naranjo, la de
Chicabal, Chubá y loma pendiente de Siete Orejas es, en su mayor parte,
16
/ “certainly are hardier and more intelligent than the Indians of the lowlands. The rocas, precipicios y barrancos,… lugares absolutamente inútiles tanto para
19
cool and healthy climate naturally accounts for their industrial habits and bodily siembra como para crianza. /
vigour”. Boddam Whetham, J., Across Central America (1877), p. 63. Se nota aquí un También la tradición oral mam está llena de referencias a la morfolo-
reflejo de la teoría de los climas, complejo filosófico y doctrinal con raíces en
gía sincopada del territorio del pie de monte; morfología sacralizada por
Aristóteles y Tolomeo, que sirvió luego a los doctrinarios españoles de 1500 como
“justificación físico-climática de la esclavitud” de las poblaciones nativas americanas. la religiosidad indígena que a cada monte le atribuye un significado y
A. Gerbi, La disputa del Nuovo Mondo (2000), pp. 109-112.
18
17
/ S. Schama, Landscape and Memory (1995), p. 15. Sobre el tema del nacionalismo / NARA, Letters and Reports received from Survey Corps, 1891-94, RG 43 –
y del uso mitificado de ciertos paisajes o elementos naturales, véase D.Cosgrove & branch 250 , 9/03/03. Entry 757, box 1/1, Correspondence from Macomb. Nov. 29,
S.Daniels, The Iconography of Landscape (1988), y Arnold, La naturaleza como 1891, from Retalhuleu. To Mr Brown. Personal. Traducción de la autora.
19
problema histórico, pp. 127-29. / AGCA-ST 3/1.

7 8
una función distintos para la vida agrícola de los pueblos, y que en ellos palabras, la biodiversidad de Guatemala es conocida y celebrada. El clima
se localizan sus lugares de oración y de ritual religioso.20/ tiene una enorme relevancia en ella. Como lo anota el geógrafo West, y el
fraile Ximénez dos siglos antes que él, no es la latitud sino la altitud la que
Frente a tantas dificultades topográficas, había quien llegaba a una
determina las variaciones climáticas en Guatemala; y de ellas, a su vez,
conclusión diametralmente opuesta con respecto a la natural vocación
depende en gran parte la vida vegetal y animal.22/ (Véase figura I.1).
agrícola del país, y de la Bocacosta en particular: la esperanza de ver
surgir grandes empresas agrícolas era sencillamente un ejercicio vano de La tripartición hipsométrica que el mapa muestra dibuja tres franjas
optimismo fútil (Bennett 1926:64). climáticas en las que suele diferenciarse el país: tierra caliente, tierra
templada y tierra fría.23/ La primera se encierra en sólo 40-50 Km desde las
Lo que queremos sugerir al contrastar las dos lecturas del ambiente tierras tropicales de la orilla marina hasta aquellas situadas a una altitud de
guatemalteco presentadas es que la identidad de la Costa Cuca se cons- 1,000 msnm. La segunda franja incluye los ambientes templados entre los
truyó sobre la base de su ambiente y la representación social del mismo. 1,000 y los 2,000 m, mientras que la tercera comprende los altiplanos
David Cleary sostiene que la visión de la Amazonía como ambiente superiores a los 2,000 m. A pesar de que en la literatura geográfica el límite
original, frágil y amenazado, que anima las intervenciones y el interés de entre las tres zonas no es unívoco,24/ en la realidad se le advierte de manera
un vasto número de instituciones multilaterales, gobiernos y sociedad neta, tal como lo pudo experimentar el padre Alonso Ponce en 1584. De él
civil comprometidas en la conservación, protección o administración escribe uno de los dos religiosos que lo acompañaban: “iba muy malo que
sostenible de la cuenca amazónica es, en definitiva, una proyección de la no se podía mantener en pie (…) duró mas de 40 horas; estuvo muy enfer-
representación científica de la importancia de la región; es decir, una mo y fatigado, con la calentura tan recia y grave” (Alonso 1872:438). Las
construcción social de su biodiversidad (Cleary 1999:1). En nuestro caso, personas del lugar debían conocer muy bien los límites entre las zonas.
la visión de la Costa Cuca como un vacuum fértil es la proyección de la Hacia 1870, por ejemplo, los denunciantes de tierras en la Costa Cuca
representación comercial adquirida por la región para el Estado nacional clasificaron sus parcelas de forma precisa, como se comprueba al comparar
en la segunda mitad del siglo XIX; es decir, una construcción social de su las indicaciones climáticas de tierra fría, templada o caliente que aparecen
potencial riqueza agrícola y productiva. en los títulos de tierra con la información contenida en otros documentos.25/

C. Notas geográficas y ecológicas sobre la Costa Cuca 22


/ En 1722 el fraile escribe: “Todas aquestas cerranías son de tierra fría, por sus
alturas, no por su posición”. Francisco Ximénez, Historia natural, p. 137. Situado
¿Qué tan distante está la representación social de la naturaleza, de la entre los 13/ 54’ y 17/ 49’ de latitud Norte, Guatemala tiene toda su extensión en la
geografía y ecología de la región?21/ La gran variedad de la morfología, de zona tropical. En el clima influyen, naturalmente, también la latitud, la proximidad
los suelos, de los climas, de la vegetación y de la vida animal; en otras con el mar y las área de diferente presión del aire junto con el sistema de vientos. R.
West & J. Augelli, Middle America, p. 38, y con más poesía M. Payeras, Latitud de la
20
flor y el granizo (1997 4a. ed.), pp. 21-24.
/ Nab’ab’l Qtanam, pp. 201-2. Sobre las montañas dice un testigo oral mam: “son 23
la fuerza del pueblo, la defensa de nuestro pueblo, por nuestras siembras, nuestra / Estas no corresponden a las zonas orográficas diferenciadas por K. Sapper, Sobre
vida, nuestros animales, nuestro pisto, el negocio”. Ibidem, p. 165. la Geografía Física, p. 35- 39 y J. Victor Mejía, Geografía de la República de Guatema-
21
la, pp. 33-37.
/ Las fuentes geográficas utilizadas son R.West & J. Augelli, Middle America: its 24
Land and Peoples (1989, 3 ed)., p. 39-41; R. West, “Natural Environment and Early / Existe, por el contrario, un escaso acuerdo sobre los límites inferior y superior
Culture,” en: Handbook of Middle American Indians, vol. 1 (1964) (especialmente los de cada zona. Por ejemplo, para R. West & J. Augelli, Middle America, la tierra
capítulos 1-10); T. Whitmore & B. Turner, “Landscapes of cultivation in Mesoamerica templada se extiende entre los 2500 y los 6000 pies, mientras que para W. W. Reed,
on the Eve of the Conquest,” en: Ann. Of the Ass. Am. Geog. 82 (1992), pp. 402-425; K. “Climatological data for Central America,” en: Monthly Weather Review 51 (1923), se
Sapper, Sobre la Geografía Física (1897); McBryde, Geografía cultural e histórica del extiende entre los 400 y los 7500 pies
25
Suroccidente de Guatemala (1969); S. Bonis, Geología del área de Quetzaltenango / Por ejemplo, la finca Matazano es señalada por Manuel Escobar como de clima
(1965); IRC, Report of surveys and explorations; J. Victor Mejía, Geografía de la caliente (AGQ 108/1874, Libro de matrículas de terrenos), quien declara cultivar allí
República de Guatemala (1927). maíz y café. Matazano aparece en un mapa de 1888; casi en la misma posición,

9 10
Vistas desde el mar, quizá desde una de las naves que posteriormente Figura I.1
a 1872 atracaban en el puerto de Champerico, como la que albergaba al Zonas climáticas y altimétricas, Guatemala
médico californiano L. Cooper Lane hacia 1883, las tres zonas se distribu-
yen en dos únicas macroáreas: “Desde este punto, las dos características
distintivas del Estado de Guatemala son claramente visibles: las tierras
altas y las tierras bajas”.26/ Los altiplanos (es decir la tierra fría y la
templada juntas) y la tierra caliente representan dos mundos distintos y
complementarios: se trata de una diversidad ecológica comprendida en
unos pocos kilómetros cuadrados a los que las poblaciones mesoamerica-
nas se adaptaron históricamente, aprovechando sus variadas potenciali-
dades agrícolas, de comercio y de recursos.
Ningún estudio sobre Guatemala, sin importar su perspectiva de
análisis, puede menos que referirse a esta macro subdivisión. Si, por un
lado, ello es importante pues denota cuánto la dimensión geográfico-
ambiental es indispensable para la comprensión del país; por el otro
sugiere la existencia de una uniformidad ecológica al interior de las dos
zonas que no existe en la realidad geográfica y que, por el contrario, le
quita a la investigación un instrumento importante de análisis, a saber la
gran variedad micro ambiental.
Estudiar una región con una atribución ecológica ambivalente como
la Costa Cuca, situada entre tierras bajas y tierras altas obliga, entonces,
a descomponer las grandes áreas naturales y a recurrir a una clasificación
ecológica más compleja. El mundo vegetal y animal comprendido entre
el Océano Pacífico y la cadena de volcanes que “sostienen por el sur el
mundo apacible y frío de la altiplanicie, aislándolo de la brisa del mar y
de las nieblas perpetuas de esta vertiente” (Payeras 1997:21), es a su vez
diferenciable en dos franjas altimétricas: el bajo (entre los 100 y los 500
m) y el alto pié de monte (1,000-1,500 m).27 / Es justamente esta zona la
que toma el nombre de Bocacosta. A ella pertenece geográficamente la
Costa Cuca, una región con una composición ecológica tan variada como
para merecer, así lo afirmamos, un estudio monográfico.

también en el mapa geográfico de la zona de Retalhuleu (Hoja 1859 I del Instituto


Geográfico Nacional. Guatemala 1960). Se desprende que la finca se hallaba a una
altitud de unos 700 m, justo en clima caliente. Con el mismo método y a partir de las
mismas fuentes se tiene: San Diego Buena Vista (caliente, 850 m), San Isidro Buena
Vista (templado, 1400-1500 m).
26
/ Lane, Levi Cooper, Guatemala… (1883), p. 7. Traducción de la autora.
27
/ Whitmore and Turner, “Landscapes of cultivation in Mesoamerica on the Eve of Fuente: Elaboración digital de M artin Von W yss, H arvard M ap C ollection, H arvard University, junto
con la autora, m ediante GIS/ArcView D igital C hart of the W orld, ESRI.
the Conquest”, pp. 412-413 incluye la baja Bocacosta a 460 m.

11 12
1. El clima de la Costa Cuca contaba la finca “Las Mercedes”, en el corazón de la Costa Cuca.31/ Desde
1886 hasta el final del periodo considerado en este trabajo, 1902, “Las
La ausencia de datos históricos de pluviosidad y temperatura –las manifes-
Mercedes” aparece como una de las más frecuentes y mejor documentadas
taciones más directas de las variaciones climáticas– hace imposible recons-
estaciones meteorológicas de apoyo para Sapper. Con base en los datos allí
truir la historia del clima de la Costa Cuca anterior a 1899. De este año son
colectados se puede reconstruir a grandes rasgos el comportamiento de la
las primeras series climáticas del área, recopiladas por Karl Sapper,
pluviosidad de la Costa Cuca entre 1894 y 1902.32/
geólogo, vulcanólogo y geógrafo alemán al que las ciencias naturales en
Guatemala y en Centroamérica le deben tanto.28/ A la paciencia, pasión y
Tabla I.1
meticulosidad de Sapper, unidas a las ventajas de su posición social, se El clima de la Costa Cuca, 1894-1902 – Pluviosidad (mm)
deben los primeros registros meteorológicos del país, muy anteriores a
aquellos oficiales del Observatorio Meteorológico de Ciudad de Guatemala, Mes 1894 1895 1896 1898 1899 1900 1901 1902
que sólo a partir de 1908 cuenta con una red de estaciones distribuidas en Enero 72 11 78 23 82 139 11 10
el territorio nacional.29/ Sapper suplía la falta de estaciones del Estado Febrero 7 25 23 26 53 81 39 146
apoyándose en la consolidada y eficiente red de la colonia alemana, Marzo 107 23 43 147 139 67 53 15
formada en un buen porcentaje por finqueros con terrenos diseminadas en Abril 246 267 57 343 343 231 86 232
el cinturón cafetalero pacífico y en la Alta Verapaz.
Mayo 415 441 526 536 298 639 501 802
30
Al disponer de barómetros, termómetros / y de conocimientos científi- Junio 581 579 684 964 534 844 918 680
cos madurados en sus años de formación en la Universidad de Munich, Julio 565 465 611 716 520 689 1,124 564
Sapper fue capaz de construir series continuas para la pluviosidad, la Agosto 413 581 406 762 639 389 765 429
humedad y la presión; registros que publicaba puntualmente en la revista
Septiembre 592 596 721 757 677 692 786 398
científica alemana Meteorologische Zeitschrift. Sapper contaba, entre otros,
Octubre 607 523 528 520 636 862 480 569
con el apoyo calificado de Hockmeyer, rico empresario de Hamburgo con
importantes inversiones y actividades en Guatemala, entre las que se Noviembre 63 333 396 156 205 349 304 277
Diciembre 0 100 141 65 41 143 33 106
28
/ Karl Theodor Sapper llegó a Coban, en la Alta Verapaz, en 1888, a trabajar en la T. Anual 3,647 3,752 4,214 5,014 4,166 5,127 5,093 4,227
finca de café de su hermano Richard y permaneció en Guatemala durante 12 años. Fuente: Los datos representan prom edios aritm éticos calculados con base en m ediciones en las
Algunas notas biográficas se encuentran en: Regina Wagner, Los Alemanes en finca s de la C osta Cuca: Las M ercedes, San Francisco M iram ar, El Tránsito y Esm eralda,
Guatemala, pp. 185-186. Sin embargo, la fascinante historia de Karl Sapper está a la publicados por K. Sapper en Meterologische Zeitschrift, vols. 13 (1896) a 23 (1906). Los registros
espera de un biógrafo, que tiene a disposición las numerosas publicaciones e de 1897 están ausentes en la fuente.
intervenciones del autor, además de las memorias familiares de sus descendientes en
Guatemala y en Alemania, y la biografía escrita por su alumno y colega Franz Termer, La Tabla I.1 permite confirmar que el promedio de 3,000-4,250 mm
Leben und Wirken eines deutschen Geographen und Geologen. Leipzig, 1966 (en
anuales reportado por los estudios modernos33/ es efectivamente un
español existe F. Termer, “Carl Sapper, explorador de Centroamérica (1866-1945),”
en: Revista Conservadora del Pensamiento Centroamericano. Managua XIV (1966) 69, indicador del nivel de precipitación promedio en la Costa Cuca a finales de
pp. 32-43). Véase también R. Carmack, Quichean Civilization (1973), p. 235.
31
29
/ Según la documentación existente en la Sección de Climatología del INSIVU- / Véase el capítulo V.
32
MEH (Instituto Nacional de Sismología, Vulcanología, Meteorología e Hidrología) de / Los datos relativos al periodo 1889-1895 son presentados por Sapper sólo como
Guatemala, la estación más antigua del Departamento de Quetzaltenango era la de Las datos agregados y referidos a Las Mercedes, en: Sobre la Geografía Física, cuadro 7.
Mercedes, que se remonta a 1908. Por tanto, no hemos considerado apropiado agregarlos a la serie de la tabla.
30 33
/ Desde noviembre de 1895 contaba, por ejemplo, con un barómetro en propiedad / McBryde, Geografía cultural e histórica, p. 32. Véase también “Central America
de Chimax, cerca de Coban. K. Sapper, Sobre la Geografía Física, p. 56. Rainfall Map,” en: The Geographical Review, 8 (1928), 4, p.660.

13 14
los años 1890 y en los primeros años del siglo XX. Los datos revelan –como las dos fincas limítrofes de “Las Mercedes” (1,000 m) y “San
también los fuertes saltos de pluviosidad entre años diferentes, como por Francisco Miramar” (740 m)– pueden presentar registros bien diferen-
ejemplo entre noviembre de 1894 y el mismo mes del año siguiente. La tes.37/ El gráfico I.1 muestra, a propósito, las variaciones en la lluvia
tabla también permite visualizar la clara separación anual entre una registrada en cuatro fincas de la Costa Cuca.
estación seca (verano), comprendida entre noviembre y marzo-abril, y una
lluviosa (invierno), entre abril y finales de octubre. Mientras que en la Gráfico I.1
primera difícilmente el nivel de las lluvias supera los 50 mm mensuales en El clima de la Costa Cuca, 1894-1905 – Pluviosidad (mm)
promedio, en el típico mes invernal de octubre la norma son 570 mm.34/
En términos agronómicos, la recurrencia de un periodo de 4 meses con
un nivel promedio de precipitaciones por debajo de los 100 mm mensua-
les, implica que deben adoptarse medidas para enfrentar la sequía. Una
alternativa era la irrigación, a la que, según Whitmore y Turner, los culti-
vadores indígenas de la Bocacosta ya recurrían antes de la Conquista
(Whitmore 1992:415). Otra era alquilar tierras en otro lugar y “los que no
lo hacen se exponen a experimentar mortandad como sucedió el año
pasado [1815] por lo árido que se ponen estos campos en el verano” .35/
El significado de la estación lluviosa para la vida cotidiana en la Costa
Cuca y para el mantenimiento de las comunicaciones se desprende de las
muchas voces que se encuentran en las fuentes de archivo. En noviembre
de 1871 uno de los pueblos encargados del mantenimiento del camino
hacia la Costa Cuca le informaba al jefe político que el escuadrón de
hombres enviados a reparar la carretera se hallaba comprometido en una
especie de cruel juego de Penélope: “lo que componían en el día, en la
tarde el aguacero lo descompone y solo se vuelve en charcos de lodo”.36/
Nos queda una anotación relativa al cuadro climático de la Costa Fuente: Elaboración a partir de los datos de las fincas Las M ercedes, Esm eralda, San Francisco
Cuca: la singular variabilidad en razón de la altitud. Si se comparan, M iram ar y El Tránsito, basada en K. Sapper, Meterologische Zeitschrift vols. 13 (1896) a 23
entre ellos, los datos suministrados a Sapper por los administradores y (1906).

propietarios alemanes de las fincas del área se nota cómo lugares a una
distancia casi insignificante entre ellos, pero situados a diferente altitud El reflejo de tanta diversidad climática y altimétrica es la variedad de
la cobertura vegetal en la Bocacosta. Dado el clima general húmedo que
34
/ Según la clasificación de Köppen, la Costa Cuca está comprendida climáticamen- la caracteriza, ésta es, de hecho, clasificada por los ecólogos vegetales
te entre una franja más elevada de tipo CWBGN y una más baja clasificada como como una zona de bosque tropical caducifolio.38/
AMW. Véase McBryde, Geografía cultural e histórica, p. 44 mapa 6, y Vivó Escoto,
“Weather and Climate of Mexico and Central America,” en: Handbook of Middle 37
/ Lo comprobamos, en efecto, comparando los días de lluvia al mes en Las
American Indians, vol.1 pp. 210-13. Mercedes, Miramar y Quetzaltenango, con base en W. W. Reed, “Climatological data
35
/ Informe del Curato de Ostuncalco, Septiembre 1816, en: AGCA-ST Quetzalte- for Central America”, en: Monthly Weather Review 51 (1923), Tabla 11, p. 140.
nango 1/17. 38
/ West & Augelli, Land and Peoples, p. 48-49 y K.Sapper, Sobre la Geografía Fisica,
36
/ AGQ 1871/99. La Municipalidad de Bobós al jefe político. p. 75.

15 16
La historia, sin embargo, intervino para turbar, a pocos años de la actividad –hecha de oscuros rumores que proceden del corazón de la
conquista española, el orden taxonómico y el cuadro esbozado. Hoy en tierra, nubes intermitentes de humo, emanaciones de gas, pequeñas
día la Bocacosta no conserva más que unas pocas trazas de bosque avalanchas y grandes erupciones– penetran en la cotidianeidad, en el
tropical caducifolio, mezcladas con coníferas originarias del norte de imaginario colectivo y en el lenguaje de todo aquel que vive en las
Europa. El proceso que llevó del bosque de cedro, pino, pinabete, canoj, laderas de un volcán. El carácter sagrado atribuido a lugares como la
roble, chichique, cedro blanco, encino, palo colorado, ciprés y mora39/ a la cima del volcán Santa María y la Laguna de Chicabal (que geológicamen-
plantación de matas de café asociadas a gravileas, guineos y chalum 40/ es te es un cráter volcánico) son evidencia parcial de ello.42/
justamente parte de la historia que estamos intentando reconstruir. Y sus
En un segundo nivel, téngase en cuenta que con una frecuencia
protagonistas absolutos, si bien mudos en las páginas de la prosopopeya
extraordinaria los volcanes intervinieron para romper en los hombres y en
patria, son los volcanes.
los historiadores la ilusión de continuum del devenir histórico. De una
erupción volcánica se puede decir lo que el historiador italiano Bevilacqua
2. “Taciturnos guardianes del infinito que engendran las catástrofes sostiene a propósito del terremoto: “el final catastrófico de un proceso
y los cambios del mañana” (Appelius 1930:45) oscuro, subterráneo, en el cual no hay lugar para los hombres (…) en el
A pesar de que la historiografía se ocupa de ellos sólo cuando las máxi- cual, por el contrario, se impone (…) el rol autónomo de la naturaleza”. Se
mas manifestaciones de su vida activa, las erupciones, se convierten en trata de un acontecimiento dramático, para los hombres sin memoria, de
catástrofes para los humanos,41/ los volcanes juegan un papel importante que también la naturaleza tiene una historia propia” (Bevilacqua 1996:81).
en la historia de la Costa Cuca, por lo menos, en tres niveles. En primer En un tercer nivel, más telúrico, los volcanes desempeñan un papel
lugar, se imponen a la psicología colectiva de las poblaciones que viven al central en la historia de la Bocacosta en cuanto directos y recientes
sudoeste de Quetzaltenango, en una región dominada paisajísticamente responsables de la formación de su suelo, y por lo tanto de aquella
por la cadena volcánica. Su presencia y amenaza, junto a las señales de fertilidad que catalizó el interés de los hombres hacia aquellas tierras. De
hecho, los suelos de la Bocacosta consisten en gran parte en material
39
/ Estas son las especies principales que el Censo de la República de Guatemala de volcánico no consolidado de origen eruptivo y aluvial, resultado del más
1880 registra en el municipio de San Martín, escogido aquí como representativo de reciente evento en la formación geológica del istmo: la aparición de la
la cobertura del bosque bocacostense a finales del siglo XIX.
40
cordillera volcánica en la Era Cuaternaria, una cremallera de unos 1,500
/ Identificados por el ingeniero agrónomo César Castañeda; comunicación personal, kilómetros que enlaza la costa pacífica con el más meridional de los
durante el viaje de reconocimiento ecológico de la Costa Cuca de marzo de 1999.
41
cuatro cordones montañosos que atraviesan el istmo (Sapper 1897:33-34).
/ “El desastre natural es el resultado de la confluencia entre un fenómeno natural
peligroso y una sociedad o un contexto vulnerable”, V. García Acosta (ed.), Historia Sobre esta cadena volcánica y su sorprendente disposición lineal en
y desastres en América Latina (1996). La literatura que propone la idea de las el eje de cambio altimétrico, el geógrafo Wallace W. Atwood especulaba
catástrofes como construcciones no solamente naturales, sino también sociales e correctamente en 1932 que indicaba una falla.43/ Se trata, de hecho, del
históricas es ya amplia. Útiles referencias son M. David, Ecology of Fear… (1988), S.
Pyne, Vestal Fire: an Environmental History, told trough fire of Europe and Europe's 42
Encounter with the World (1997), C.E. López, “Desastres ambientales y respuestas / Signos del carácter sagrado del Santa María fueron hallados por los ingenieros
humanas en perspectiva histórica”, en C.E.López, Cambios ambientales en perspecti- de la Intercontinental Railway Commission, Report of surveys and explorations, p.
va histórica: ecorregión del eje cafetero (2004), pp. 113-119 y la sugestiva obra de 246. Para la Laguna de Chicabal, véase Nab’ab’l Qtanam, p. 173 y C.Castañeda,
J.Diamond, Collapse: how societies choose to fail or succeed (2005). Obras útiles, pero Sistemas lacustres de Guatemala: recursos que mueren (1995), p. 136. Sobre el
de carácter descriptivo o cartográfico para América Central son L.H. Feldman, carácter sagrado de las altas cumbres, véase S. Schama, Landscape and Memory
Mountains of Fire, Land that shake: earthquakes and volcanic eruptions in the Historic (1995), pp. 385-517.
43
Past of Central America (1505-1899) (1993) y su “Disasters, natural and otherwise, / W. W. Atwood, “The Physiographic Provinces of the Highlands of Guatemala,”
and their effects upon population centers in the Reino de Guatemala,” en: D. en: Carnegie Institution of Washington, Four surveys made by the Carnegie Institution
Kinkead, Estudios del Reino de Guatemala (1985), pp. 49-60. in Guatemala during 1932, ms, p. 3.

17 18
rompimiento de aquella que para los geólogos era una única y gran área cm), compuesto de preferencia por ceniza volcánica disuelta (Chuvá),
tectónica y fisiográfica, la Old Antilla, de la que hoy quedan las tierras seguido por un estrato de masa compacta de piedra pómez de hasta un
emergidas del norte de América Central y las islas del archipiélago de las metro de altura, o por un subsuelo arenoso, cementado y pedregoso.
Antillas Mayores.44/
A diferencia de la clasificación taxonómica de la ciencia moderna
occidental, la clasificación tradicional de los suelos tiende a ser utilitaria,
3. Los suelos volcánicos de la Costa Cuca
basándose en valoraciones de uso potencial. Los agricultores q’eqchi’s,
De la antigua estructura geológica quedan vestigios sepultados bajo un por ejemplo, distinguen 14 clases de terrenos (Carter 1969); mientras que
espeso estrato de material eruptivo,45/ el cual conforma el suelo de la en la Guatemala suroccidental el geógrafo Oscar Horst registró la catego-
Bocacosta. A la luz de los parámetros de la cada vez más compleja ciencia ría agronómica de “muy fuerte”, que le fuera referida por cultivadores
del suelo, aquel es clasificable como Andisols.46/ A esta categoría general se indígenas, para el terreno de la milpa cercano a la vivienda, rico en
cree que pertenecen también los suelos de la Costa Cuca aunque, adentrar- material orgánico (Horst 1989:21). En el caso de la Costa Cuca no parece
se en esta hipótesis, parece arriesgado dadas las lagunas existentes en el haber discrepancia entre el resultado de los dos métodos. De hecho, los
conocimiento de la composición de los suelos guatemaltecos. cultivadores se refieren a la parte alta y en inmediaciones de San Martín
como a una tierra difícil, “que no se sabe por qué terroríficos fenómenos,
Según el único estudio detallado al que se tuvo acceso –obra de estaba material y totalmente cubierta de piedras, no grandes todas, en su
Charles Simmons publicada en 1959, siendo éste consultor técnico del mayor parte manuales, que formaban sobre ella una capa continua, como
U.S. Department of Agriculture–, en su sección más elevada la Costa gruesa alfombra” (Barrientos 1935:18). Volver cultivables estos suelos era
Cuca se caracterizaría por suelos poco profundos, excesivamente drena- un trabajoso ejercicio de preparación del terreno, tal como hacía notar la
dos, compuestos por ceniza volcánica, localizados en una región quebra- autoridad de Ostuncalco a comienzos del siglo XIX: “como estos terrenos
da y de fuertes pendientes y, por tanto, sujeta a riesgo de erosión y son estériles y tardíos, es necesario comenzarlos a disponer y cultivar un
caracterizada por baja fertilidad general, muy probablemente relacionada año antes para que puedan producir”.47/ Además estaba la fertilización
con la escasez de materia orgánica existente en el subsuelo. con estiércol ovino48/ y fertilizante vegetal,49/ sin que con ella se obtuvie-
Los suelos inmediatamente al sur son, por el contrario, profundos, de ran resultados agronómicos reconfortantes. “Por esto los más van a
buen drenaje y moderada acidez (Ph 6-6,5), compuestos por un estrato
47
superficial de casi 30 cm de ceniza volcánica mezclada con piedra pómez / AGQ 1836/18.
48
y arcilla, sobre un subsuelo de espesor entre 40 y 75 cm de material / En Guatemala, esta práctica es descrita por la Carnegie Institution of Washing-
volcánico más arenoso, con presencia de escorias o piedras de más de 2 ton, “Maize cultivation in Northwestern Guatemala,” en: Contribution to American
mm de diámetro. Anthropology and History, n. 33 (1940), en relación con Todos Santos; y en F.W.
McBryde, Geografía cultural e historica, pp. 76-77. Referencias explícitas a la
La sección inferior (clases: Chuvá y Samayac) está formada por necesidad de fertilización se encuentran en: AGCA-ST Quetzaltenango 1/17 f.88-89.
terrenos poco profundos, con un suelo de superficie más delgado (10-30 49
/ G. C. Wilken, Good Farmers: Traditional Agriculture Resource Management
(1987), p. 61, describe una práctica de fertilización vegetal usada cerca de Ostuncalco
44
/ Sobre la geología del eje volcánico, véase West, “Surface Configuration and y basada en el enterramiento de hojas de sauco, planta relativamente rica en
Associated Geology of Middle America,” en: Handbook of Middle American Indians, nitrógeno y de descomposición rápida, sembrada por los cultivadores en los campos
cap. 2, p. 74. de papa, maíz y fríjol. En un relato mam, el sauco es indicado mediante una señal
45
colocada en los cuatro lados del pueblo de Concepción. Una técnica semejante a
/ Véase S. Bonis, Geología del área de Quetzaltenango (1965). aquella descrita por Wilken, aunque no referida al sauco sino más genéricamente a
46
/ En esta clasificación seguimos a W.T. Sanders & Carson N. Murdy, “Cultural material vegetal para quemar en el terreno y luego enterrar para su descomposición
Evolution and Ecological Succession in the Valley of Guatemala: 1500 B.C. – A.D. en el suelo, es sugerida por Pastor Ospina en su Breve Instrucción para el cultivo del
1524,” en: K. Flannery, Maya Subsistence: studies in Memory of Dennis E. Puleston algodón en Centro-América (1864), p. 17 escrita durante la permanencia del autor en
(1982), p. 22-23. Gualán en 1864. Véase. F.W. McBryde, Geografía cultural e histórica, p. 76.

19 20
sembrar a la Costa (…) a 8 leguas de su pueblo”,50/ como se verá en el historia humana confirma nuestra hipótesis: la Costa Cuca era un mosaico
próximo capítulo, aprovechando así la gran riqueza de estas latitudes, es de microambientes con potencialidades agrícolas probablemente grandes,
decir su diversidad ecológica. pero que podían cambiar bruscamente. Su extraordinario valor no podía
ser fruto de algún regalo gratuito de la madre tierra, sino, por el contrario,
Desde el punto de vista agronómico, la presencia de piedras que era
era el resultado de un cuidadoso cálculo basado en un profundo conoci-
más fácil remover que romper representaba, sin duda, un problema serio.
miento de las sutiles e importantes variaciones ecológicas de la región.
Existía, sin embargo, otro problema aún más condicionante para la
productividad agrícola: el peligro de erosión. Se trata del más delicado de ¿Cómo se presenta entonces la situación hidrológica de la Costa
todos los problemas que las comunidades de montaña tienen que enfren- Cuca? La hidrografía pacífica52/ está condicionada por la breve distancia
tar. La capacidad para limitarlo y controlarlo es un indicador tanto de las existente entre las elevadas cadenas volcánica y montañosa y la costa, la
capacidades de administración del territorio por parte de los gobiernos cual hace que los ríos que desembocan en el Pacífico sean sustancial-
locales y nacionales, como del grado de desagregación de las sociedades mente no navegables. Buscando el camino más directo hacia el mar,
de montaña, privadas de las condiciones de reproducción como conse- “estos ríos son corrientes torrenciales que se precipitan rápidamente por
cuencia del progresivo empobrecimiento del recurso tierra. 51/ lechos de guijarros y forman a menudo cascadas de gran belleza”, como
la del Samalá cerca de Santa María de Jesús;53/ “van los mas furiosos que
Casi todas las clases de terreno considerados anteriormente son ríos lo pueden ir y sin hacer sino muy poco remansos” (de Estrada
altamente sensibles a la erosión. En terrenos geológicos recientes, con 1955:75), hasta que “fluyen rápidamente por cañones estrechos (…) y
pendientes que oscilan por lo general entre los 20 y 60 grados en porcen- desaparecen al llegar a los grandes llanos de la costa”.54/ En su curso
taje, caracterizados por una modesta capacidad para retener la humedad arrastran detritos y material eruptivo que va a conformar la llanura
del terreno a pesar de ser receptores de abundantes lluvias tropicales en costera, cuyo perfil es modificado periódicamente con ocasión de nuevas
el lapso de pocos meses, el peligro de erosión no puede ser sino alto o erupciones volcánicas.55/
muy alto, faltando además la capacidad de estabilización física del suelo
que retiene las raíces de la cobertura vegetal talada para dar espacio a la 52
/ La línea de la cordillera eruptiva meridional de Guatemala hace fácilmente
agricultura. distinguibles dos sistemas fluviales: uno Atlántico, cuyos ríos desembocan en el Mar
Caribe, y uno Pacífico, que es el que nos interesa aquí. K.Sapper, Geografía Física, p.
La capacidad para aprovechar, sin agotarlos, estos frágiles ecosiste-
43-51.
mas caracterizados por fuertes variaciones de pendiente y sujetos, 53
/ Que será objeto, de hecho, de un ambicioso plan de aprovechamiento hidroeléc-
además, de una sensible presión demográfica es, evidentemente, el
trico para alimentar, durante su breve vida, al ramal ferroviario más quebrado del
resultado de un conocimiento sofisticado del territorio. mundo, Quetzaltenango –San Felipe. El tren se convertirá en símbolo de la moderni-
dad altense, de las inmovilizadoras dificultades financieras y de la política anti-
4. Ríos y torrentes, o bien las potencialidades hidrológicas de la altense de los gobiernos nacionales, que siempre se opondrán al ferrocarril e impedi-
Costa Cuca rán su construcción. En G.Grandin, The Blood of Guatemala, pp. 174-182, se pueden
apreciar algunas fotografías del tren y de su inauguración, aún no catalogadas al
La construcción de la imagen agrícola de la Costa Cuca le debe mucho momento de la presente consulta, en el Archivo Fotográfico de CIRMA; también en
también a la riqueza hídrica de la región, recurso indispensable para la F.J. Cajas Ovando, Reseña histórica del Ferrocarril de los Altos (1995). En Quetzalte-
agricultura en general y, en particular, para la del café. De nuevo, el nango existe, además, un Museo del Ferrocarril.
54
análisis de las fuentes de agua y de cómo su historia se entrelazó con la / IRC, Report of surveys and explorations, p. 446. Un extenso tratamiento del sistema
hidrográfico centroamericano es el de Tamayo, J. L. & West, “The Hydrography of
Middle America,” en: Handbook of Middle American Indians, vol.1, cap. 3, pp. 84-121.
50
/ AGCA-ST Quetzaltenango 1/17. 55
/ Es lo que prueban W. D. Kuenzi et al, “Effect of Volcanic Activity on Fluvial-
51
/ Véanse los casos estudiados por J. R. McNeill, The Mountains of the Mediterra- deltaic Sedimentation in a Modern Arc-trench Gap, Southwestern Guatemala,” en:
nean World: an Environmental History (1992), pp. 311-325. Geological Society of America Bullettin, 90 (1979), p. 827-838; también M.Coe & K.

21 22
Precipitándose a lo largo de las pendientes verticales de los volcanes En efecto, el río nace en el volcán Santa María, a 2,740 m de altitud, y
y de los altiplanos, las aguas fluviales excavan gargantas profundas como desemboca en el Pacífico luego de recorrer un total de 106 km. Dos tercios
abismos, los barrancos, que a menudo se convierten en oasis de conser- de la longitud de su recorrido corren entre los 500 msnm. y el delta, lo cual
vación vegetal,56/ en donde crece “vegetación de intenso verde, durazni- quiere decir que cubre un desnivel de 2,240 m en sólo 25 km: “temible
llo, canoj, tilo y cedro” (Castillo 1942). Ocosito”, escribía con razón el agrimensor Herman Aú en 1876.60/

Los barrancos condicionaban la vida cotidiana de la Costa Cuca de Gráfico I.2


distintas maneras. Interponiéndose en los caminos, obligaban a realizar Perfil del curso del río Ocosito
tortuosos recorridos que multiplicaban los tiempos y deprimían el valor
comercial de un terreno, como a menudo alegaban los propietarios a las
autoridades fiscales con la esperanza de obtener un descuento en los
impuestos de la Hacienda Pública; y volvían “muy escasos de agua”, como
informaba el párroco de Quetzaltenango en 1817, a pueblos como el de
Santa María de Jesús, potencialmente favorecido en su aprovisionamiento
hídrico por su contigüidad con el río Samalá que, en cambio, era inalcan-
zable al sumergirse en “un barranco que hace en las faldas del volcán”.57/
Y finalmente los cañones daban identidad al paisaje, del que se convertían
en señales reconocibles y útiles para demarcar los límites de tierras.
Es probable que en su calidad de barreras naturales, también en la
Costa Cuca los ríos fueran el “menos nefasto y el único cuasi lógico de
los confines” (Reclus 1992:132). En la subjetiva y confusa percepción de
las delimitaciones geográficas de la Costa Cuca el único dato no contro-
vertido es de hecho su confín oriental y occidental, por estar ambos
demarcados por dos ríos geológicamente anómalos: los sinuosos, pero no
por ello menos inclinados, Ocosito y Naranjo.58/
Expresaba el agrimensor Narciso Escobar: Fuente: Elaboración propia con base en la Hoja 1860 II - C olom ba, Guatem ala. Escala 1:50.000.

El río Ocosito es tan peligroso como difícil, no tanto por su raudal Con un curso de esta naturaleza el peligro de inundaciones durante
59
caudaloso, como por lo precipitado de su curso en su lecho pedregoso. / la estación lluviosa era elevado. Por otra parte, atravesar el río no era
fácil. En la construcción y reconstrucción periódica del puente sobre el
Flannery, “Early Cultures and Human Ecology in South Coastal Guatemala,” en: Ocosito se ocupaban constantemente grupos de trabajadores forzados de
Smithsonian Contribution to Anthropology 3 (1967).
los pueblos vecinos, con apoyo financiero parcial de la Gobernación de
56
/ Así lo sostiene McBryde, Geografía cultural e histórica, p. 40. Quetzaltenango.61/
57
/ AGCA-ST Quetzaltenango 1/17.
58 60
/ Presentan, en efecto, cursos no perpendiculares a la línea costera, y sí sinuosos / AGCA-ST Quetzaltenango 6/12.
hacia el ponente. Bonis explica la anomalía afirmando que la curva en el poniente se 61
/ En 1882, por ejemplo, el jefe político de Quetzaltenango interrumpía los trabajos
debe a un efecto de empuje del río Samalá contra los conos laháricos más antiguos y con- de reconstrucción del puente por falta de fondos. AGQ 1882/145. Cuatro años más
solidados en las faldas del Pacífico. S. Bonis, Geologia del área de Quetzaltenango, p. 26. tarde, los habitantes y los finqueros de El Palmar recibían una nueva orden para
59
/ AGCA-ST Quetzaltenango 6/10 año 1876. iniciar una colecta pública para financiar la construcción del puente.

23 24
La disponibilidad de fuentes de agua en la Costa Cuca no era unifor- batalla no acababa así tan fácilmente. Dos años más tarde, la corporación
me ni en el tiempo ni en el espacio, y el control de las fuentes hídricas municipal del pueblo pactaba con las autoridades de Quetzaltenango un
llegaba a ser objeto de relaciones conflictivas entre los pueblos. Lo era en nuevo intercambio: el pueblo cedía “el resto de aguas potables que posee
el caso de Quetzaltenango y Concepción Chiquirichapa, que durante la Municipalidad de Concepción dentro de sus ejidos” a cambio de la
décadas utilizó sus fuentes de agua como moneda de intercambio para satisfacción de su “deseo de eximirse de los tequios y trabajos a que está
defender su autonomía política frente a la ciudad k’ikche’. obligado su pueblo, como todos los del Departamento, en la construcción
de nuevas cárceles de esta ciudad, y de las estancias que anualmente
A finales del siglo XVIII la Corporación ladina de Quetzaltenango
paga a la Municipalidad [de Quetzaltenango]”.65/
había logrado arrebatar a las renuentes autoridades de Concepción la
venta de dos fuentes de agua indispensables para el aprovisionamiento Acordando que al pueblo le debía quedar una cantidad de agua
de la ciudad, a cambio de la considerable suma de 100 pesos y de una suficiente para reabastecer a la población, a Concepción debió parecerle
promesa solemne: un intercambio aceptable a fin de proteger la integridad de su comuni-
dad, preocupación primaria de su cultura política.66/
los naturales del Pueblo de Concepción ahora ni en ningun tiempo o por
lo menos mientras viniera el agua a este pueblo [Quetzaltenango], deben Hemos mostrado en este capítulo que el pie de monte pacífico estaba
ningunas abillas de cavalgaduras para Guathemala y de que en las ocasiones lejos de la construcción social de edén de eterna primavera pregonado
que vinieran a este pueblo algunos naturales del dicho los hagan barrer las por ciertas visiones. Era más bien un mosaico de micro ambientes con
62
plazas ni los ocupen en otros semejantes ministerios. / fuertes condicionamientos ecológicos. El suelo de origen volcánico y la
A mitad de la segunda década del siglo XIX, en plena época liberal, temperatura favorable hacían de él una zona fértil en general, pero la
de nuevo los representantes de las dos partes habían acordado la venta presencia de barrancos y de ríos con saltos rompía el paisaje y condicio-
naba la movilidad tanto de personas como de mercancías, así como la
de agua para el aprovisionamiento de Quetzaltenango.63/ Pero, hacia 1845
administración del territorio. En la Bocacosta, la favorable coyuntura de
la situación había vuelto a ser de conflicto como consecuencia de la
una morfología suavizada, una altitud media y un suelo fértil ocurría
desviación del curso de tres arterias. Al compás del nuevo asalto de la
muy rara vez. Lo más frecuente eran las “llanadas”, que sin embargo eran
independencia de los pueblos por parte del régimen liberal de Barrios en
o “infructuosas por lo muy heladas y arenosas”,67/ o bien zonas de clima
1871, las autoridades de Concepción se habían ofrecido oficialmente a
templado pero con terrenos pedregosos.
suministrar cuadrillas de trabajadores para la reapertura del camino de
Quetzaltenango–Costa Cuca, apelando directamente al presidente de la En este contexto de extrema variabilidad ambiental, si bien es cierto
República y al antiguo acuerdo con Quetzaltenango. En virtud de ello, que “no hay limitaciones ambientales al desarrollo de la agricultura, sino
“estos se comprometieron solemnemente a no tequearnos en ningún solamente limitaciones culturales”,68/ el conocimiento profundo de los
tiempo”.64/ Si bien es cierto que el documento siguiente es una petición microambientes, de la capacidad de carga de los suelos, de las dinámicas
que “los alcaldes y justicias de Concepción Chiquirichapa presos en la
cárcel de Quetzaltenango” dirigen al presidente, también lo es que la 65
/ AGCA Prot. (Fernández de León) 1873.
66
/ Así la describían R. Ebel, “Political Modernization in Three Guatemalan Indian
62
/ Archivo Municipal de Concepción, en Hostnig CSJO, p. 666. Citado en forma Communities,” en: Middle American Research Institute 24 (1969). Tulane University,
resumida también en E.Castillo, Monografía del Departamento de Quetzaltenango. El p. 175-77, y J. Watanabe, “Los Mames,” en: Historia General de Guatemala, (en
Corregidor de Quetzaltenango estaba consciente de que tenía que llegar a un acuerdo adelante HGG) t.5, pp.233-243.
de consenso con Concepción y de que no podía usar la fuerza, so pena de arriesgarse 67
/ AGCA-ST Quetzaltenango 1/17.
a que el pueblo pudiera “quitarla cada dia o mesurarla y hecharle algun maleficio”. 68
63
/ W.M. Denevan, “Hydraulic Agriculture in the American Tropics: Forms,
/ AGCA Protocolos (Fernández de León) 1873 y Hostnig, CSJO, pp. 670 ss. Measures, and Recent Research,” en: K.V. Flannery (ed.), Maya Subsistence…. (1982),
64
/ AGCA B 28628 exp. 51, reproducido también en: Hostnig, CSJO, p. 383. p. 181.

25 26
de crecimiento de los bosques, de las propiedades curativas de las
plantas, de las potencialidades de adaptación de los animales,69/ junto
con la capacidad y posibilidad de movilizarse en un amplio territorio;
eran éstos los elementos indispensables para poder guiar la selección de
las parcelas a cultivar y poder hacer fructificar las promesas agrícolas de
la Costa Cuca.
De este saber eran dueños los cultivadores indígenas, quienes habían
controlado y aprovechado los recursos de la Bocacosta durante muchos
lustros. El siguiente capítulo se ocupa precisamente de entender mejor
cuál era la médula de este control indígena.

69
/ A estas cualidades del saber indígena hace referencia S. Davis, “Indigenous
territories and Tropical forest management in Latin America,” en: Policy Research
Working Papers 1100, Environment Department, The World Bank February 1993, p. 4.

27 28
tz’utujiles y kaqchikeles.3/ Descendiendo por el río Samalá y “entrando
entre los indios de la costa que eran achíes” (Titulo de la Casa Ixcuin-
Nehaib 1984:77) hasta Xetulul (Zapotitlán), Q’uik’ab diseñó una nueva
configuración de equilibrios en esa región guatemalteca. Según una
estimación conservadora, en el momento del contacto habitaban en ella
Capítulo II unas 33,000 personas.4/
Un mosaico vertical de ecosistemas Tz’utujiles, k'iche's, kaqchikeles y mames, los cuatro grupos del
archipiélago maya que compartían territorios en la región, se diferencia-
ban en su base territorial y fuerza de expansión. Pero había una caracte-
La situación de la territorialidad maya que el Adelantado Pedro de rística que los unía: todos eran pueblos del altiplano que conservaban
Alvarado debió encontrar en 1524 cuando por primera vez penetró la un acceso a las tierras bajas sureñas.5/ Para los k'iche's, el grupo más
región mesoamericana era posiblemente similar a la representación que poderoso, la expansión hacia la costa había sido un objetivo politico que
de ella hizo el geógrafo Karl Sapper en su mapa de 1897 (ver Figura II.1). les llevó a la conquista, primero, de la ciudad mam de Culahu’ (rebauti-
Esa distribución espacial de los grupos mayas era el resultado de la zada por ellos como Xelajuj, y Quetzaltenango por los mexicanos reclu-
segunda empresa expansionista del más poderoso de los reyes k’iche’s,1/ tados por Alvarado) y luego, de todos los “pueblos […] muy grandes,
Q’uik’ab, quien “coronado, lleno de muchas perlas y esmeraldas, lleno todos de indios mames principales” (Titulo Nijaib I 1984:75), hasta las
de oro y plata por todo su cuerpo”, 2/ había logrado empujar, entre 1424 regiones del cacao de Soconusco y Zapotitlán, logrando así el control de
y 1475, hacia el sudeste la frontera con los vecinos pueblos mames, la puerta de entrada hacia la Bocacosta y hacia la costa pacífica; es decir
la cuenca del río Samalá.6/
1
/ Los grupos epitoltecas k'iche', kaqchikel y tz'utujil, procedentes de Tabasco y de
Veracruz, penetraron la cuenca del Usumacinta hasta los altiplanos guatemaltecos en La búsqueda de accesos a las tierras bajas se dio también entre los
diferentes oleadas. Para una reconstrucción, véase J. Henderson, El mundo maya”, en otros grupos mayas: los kaqchikeles –los aliados más fuertes de los
HGCA, vol.1; y D.Pompejano, Popoya. Historia de un pueblo maya (1999). k’iche’s, que una vez rota la pax quicheana a fines del siglo XV, fundaron
2
/ Titulo de la Casa Ixcuin-Nehaib, Señora del Territorio de Otzoya, en: A. su capital en Iximché–; los tz’utujiles –que mantuvieron el control de los
Recinos, Crónicas indígenas de Guatemala (1984), p. 76. Este es el documento que
3
la Casa K'iche' Nijaib redactó hacia 1550-1560 en k'iche' y entregó al Juzgado / El descenso había comenzado antes, desde finales del siglo XIV. Véase sobre este
Privativo de Tierra como soporte legal en un pleito de tierra hacia mediados del punto las hipótesis de Carmack basadas en la distribución lingüística mam y k'iche',
siglo XVII. De las dos copias de la traducción castellana que sustituyeron al en: Rebels of Highland Guatemala, p. 8-9.
original k'iche' en el expediente, una se conservó en los archivos de la Sociedad 4
/ Para 1550 la población habría descendido a 8,250 habitantes. W.G. Lowell y
Económica de Guatemala, mientras que la otra llegó, primero, a manos de Juan W.R. Swezey, “The Population of Southern Guatemala at Spanish Contact,” en:
Gavarrete, director del Archivo Nacional de Guatemala, luego a las del cura Canadian Journal of Anthropology 3 (1982), p. 75. Las estimaciones son de L.H.
Brasseur de Bourbourg y, finalmente, a la “Colección Gates” del Institute for Feldman, Tasaciones y tributos de Guatemala, 1549-1599 (Colorado 1980), a las que
Advanced Study, Princeton University. Adrián Recinos comparó las dos copias y Lowell y Swezey consideran reductivas por estar basadas en la Tasación Cerrato,
publicó el Título en 1957. Robert Carmack encontró una traducción al castellano cuyas limitaciones discuten en la p. 75.
diferente en San Vicente Buenabaj, municipio de Momostenango, y la bautizó 5
Nijaib I, siendo el primero de un grupo de cuatro documentos que contienen las / Lo notan, entre otros, McBryde, Geografía cultural e histórica, v.1, p. 113 y
pretensiones territoriales prehispánicas de la casa Nijaib. Véase R. Carmack, E.Zamora, Los Mayas de las Tierras Altas en el siglo XVI, p. 324.
6
Quichean Civilization: the Ethnohistoric, Ethnographic, and Archaeological Sources / La conquista k'iche', comandada por los caciques Nijaib y Quebec, es narrada
(1973), pp. 32-37. Para una introducción al valor de los documentos indígenas en por diversas fuentes indígenas: El Titulo de Totonicapán, ed. R. Carmack y J. Mond-
la historia del occidente guatemalteco, véase M.S. Edmonson, “Historia de las lock. México, 1983 (antes Memorial de Sololá), Titulos Nijaib I y IV, Popol Vuh: Las
Tierras Altas Mayas, según los documentos indígenas” en: Vogt, Evon Z. y Alberto Antiguas Historias del Quiché, versión, introducción y notas de Adrián Recinos
Ruz L. (eds.), Desarrollo cultural de los Mayas (1971) pp. 273-302. (1998), pp. 213-216.

29 30
Figura II.1 costados este y sur del lago Atitlán y también de los territorios al sur
M apa de los territorios étnicos en Guatemala, 1897 hasta tocar la frontera mam en la región de Xetulul7/– y, finalmente, los
mames. Estos últimos se vieron obligados a entregar a sus dominadores,
los k’iche’s, “dos rios y son estos: el uno le llaman Zamalá y el otro Ucuz;
y de presente volvieron a darle otros dos rios, el uno llaman el Nil y el
otro Xab, los cuales son de mucho provecho al cacique, le sacaban
mucho pescado, camarón, tortugas, iguanas y otras muchas cosas”
(Titulo Nijaib I 1984:78). Pero, a pesar de esta sensible pérdida territorial,
los mames continuaron controlando un corredor vertical hacia la costa.
Todos, pues, tenían y buscaron activamente un acceso a la costa.
Esta constante histórica de la verticalidad de los territorios mayas lleva
a preguntarse si se trataba de un modus vivendi propio y definitorio de
los pueblos de esta región. Con esta interrogante en mente, la lectura de
un documento de 1816 resulta particularmente elocuente.

A. La complementariedad vertical entre tierras altas y tierras bajas


En 1813 José Cleto Montiel, párroco de Momostenango, participó en las
Cortes Españolas en calidad de delegado provincial de Los Altos.8/ Su
misión era pregonar la causa autonomista de las elites altenses y, en
particular, de las quetzaltecas.9/ Entre las peticiones presentadas por
Montiel estaba la de que en el Departamento de Quetzaltenango “se haga
un nuevo repartamiento de tierras dándoselos en abundancia a los
pueblos que hayan aumentado el vecindario y cercenándolos a los que
hubieran disminuido”.10/

7
/ Zamora, Los Mayas de las Tierras Altas, p. 51. En Xetulul, controlada por los
tz'utujiles, los K'iche' fundaron una colonia. R.Carmack, The Quiché-Mayas of
Utatlán, 1981; S.Orellana, Ethnohistory of the Pacific Coast (1995), pp. 19-2.
8
/ En 1811 Guatemala tenía un único representante ante las Cortes, Antonio
Larrazábal, aunque dos años después fueron admitidos también diputados provincia-
les. Taracena, Invención criolla, p. 81.
9
/ Montiel era representante del corregimiento de Quetzaltenango y de las alcaldías
de Totonicapán-Huhuetenango y Suchitepéquez. AGCA B1.6 exp. 8258 y 8265 leg.
493; AGCA A1.1 exp. 56.437 leg. 6116. Sobre la forma en que Montiel actuó como
representante de las instancias autonomistas altenses ante las Cortes, aprovechando
la ocasión para solicitar la conformación de una intendencia, un obispado, una
Fuente: Karl S apper, D as N ördliche Mittel-Am erika, Braunschwieg 1897, no. 5. audiencia y un seminario en Quetzaltenango, véase A.Taracena, Invención criolla, p.
81-82 y G.Grandin, The blood of Guatemalan, tesis doctoral, pp. 155-159.
10
/ AGCA-ST Quetzaltenango 1/17 y AGCA A1.23 leg. 1543 f.78.

31 32
La redistribución de los ejidos encontraba justificación en los cambios Para otros pueblos la relación con la costa parece ser decididamente
demográficos que se habían producido en la región, aunque de manera orgánica y compleja. El informe sobre San Martín Sacatepéquez (2,460
más sutíl respondía a un creciente y específico interés geopolítico y msnm) habla de una economía viva y en abierto contraste con la pobreza
económico de la elite altense en relación con las tierras del litoral y de la que hoy caracteriza a ese pueblo. Había cultivos de maíz, trigo y papas en
Bocacosta; es decir, las zonas que se esperaba quedaran libres.11/ Tres años las tierras altas más cercanas al pueblo, y de maíz, chile, algodón y frijol
después una Real Cédula le daba trámite a la petición de Montiel ordenan- en la costa. Los habitantes del pueblo se empleaban en “hilar algodón en
do levantar una encuesta general sobre el estado de la distribución demo- torno, crianza de ganado lanar y unos pocos tienen algunas bestias”, pero
gráfica de la región en relación con la dotación y uso de los ejidos.12/ Las también en el “comercio de frutas, hierba, hojas de sal, chile que traen
respuestas que desde las alcaldías y pueblos del aún Reino de Guatemala13/ diariamente de sus sementeras que tienen en la costa a vender al pueblo
llegaron a las autoridades centrales, permiten trazar uno de los cuadros de Quetzaltenango y a este [Ostuncalco]”; y finalmente muchos estaban
más exhaustivos y vívidos de la situación agraria, económica y geográfica dedicados a la “caza de animales del monte haciéndola en la costa con
del occidente guatemalteco a comienzos del siglo XIX. escopetas de mecha o con trampa, que sacan a vender a este pueblo”.15/
De las relaciones enviadas desde la región de Quetzaltenango emerge Este cuadro multicolor de la vida de los tinecos, como se les llamaba
un dato común, a saber, la integración de la costa en las economías de los a los habitantes de San Martín, parece ser la manifestación de una
pueblos situados en la parte más baja de los altiplanos, bien sea a través constante cultural de la Guatemala suroccidental, cuyas sociedades
del comercio o del cultivo directo de las tierras bajas. Para los pueblos basaron su vida y reproducción en la interrelación entre tierras altas y
que también disponían de tierra fértil en las vecindades del pueblo, la tierras bajas. La búsqueda de la recomposición de las unidades territoria-
integración con los ambientes costeros era un elemento de diversifica- les en las que estuvieran co-presentes los altiplanos y las tierras bajas
ción económica. Ostuncalco (a 2,530 msnm), por ejemplo, se basaba en explicaría también el desplazamiento de los Mayas del altiplano hacia las
el cultivo de trigo, maíz, papa, pero también en la cría de ovinos de lana tierras bajas del Pacífico antes de la conquista española, dando de esa
y bovinos, así como en la hiladura del algodón, la fabricación de tejidos, manera un sentido al mapa de los territorios mayas de la figura II.1.
“cortan leña, ocote y mecate”.
B. “Interrelación entre tierras altas y tierras bajas”:
Para los pueblos situados en ambientes más difíciles, la interacción
con las tierras bajas era, en cambio, una necesidad para la sobrevivencia. modelo e hipótesis
En Santa María de Jesús, situado a 1,670 msnm, en tierras surcadas por ¿Qué entendemos por “interrelación entre tierras altas y tierras bajas”?
barrancos y con un ejido muy limitado, unos pocos pobladores se aventu- La expresión ha tenido significado sobre todo para la arqueología.
raban a cultivar la ribera del temible río Samalá o las laderas del volcán Literalmente, significa interpretar los núcleos mayas como partes de un
Santa María frecuentemente sumergidas en la niebla, pero la mayoría no sistema integrado, basado en las características de mosaico del medio
tenía otra opción que “alejarse al otro lado del rio, que ya es costa”, y allí ambiente mesoamericano, y construido sobre una relación simbiótica
“engordar cerdos con maíz que traen de la costa su vecina”; o bien traer entre los altiplanos y las tierras bajas. Por cuanto ya se dijo en el capítu-
desde la costa hasta la plaza de Quetzaltenango “hojas de platano, lo anterior, es claro que la dicotomía –altiplanos y tierras bajas– no deja
sacatinta y algunas frutas”.14/ de ser especulativa, pero el modelo de relación interdependiente entre
zonas ecológicamente constrastantes puede conservar su utilidad si se
11
/ Se volverá a este tema en el capítulo IV y al final del presente capítulo. acepta que debe ser pensado como un referente organizativo elástico
12
/ AGCA-ST Quetzaltenango 1/17. capaz de subsumir la plétora de formas diferentes de relación directa e
13
/ Durante la época colonial, todo el istmo centroamericano, desde Chiapas hasta indirecta entre dos paisajes que, reductivamente, definimos como
la actual Costa Rica, estaba incluido en una única unidad administrativa, el Reino de tierras altas y tierras bajas.
Guatemala, cuya capital era la Ciudad de Guatemala.
14 15
/ AGCA-ST Quetzaltenango 1/17. / AGCA-ST Quetzaltenango 1/17.

33 34
La arqueología formuló el modelo y se casó con él, una vez superada en las regiones mesoamericanas como piezas de un sistema complejo de
la ilusión óptica que algunos llamaron Petencentrismo. Bajo el embrujo de interrelación entre tierras altas y tierras bajas.18/
la imponencia y sugestión de los grandes centros en el Petén guatemalteco
Interrogarse sobre la interrelación entre tierras altas y tierras bajas en
y en el Yucatán mexicano, las primeras generaciones de arqueólogos
Guatemala sudoccidental implica, inevitablemente, establecer compara-
realizaron una reconstrucción del pasado prehispánico Maya fundada, por
ciones con el modelo andino de archipiélago vertical, feliz elaboración
un lado, en las expresiones públicas de la elite maya (los templos, los glifos
que John Murra esbozó en 1955 y canonizó sólamente en 1972 como
y los centros ceremoniales) y, por el otro, en el papel central de las tierras
“control vertical de un máximo de planos ecológicos”.19/ Lo hacemos
bajas del sur. La arquitectura monumental parecía indicar que ésta era el
teniendo en cuenta la constante preocupación del mismo Murra por fijar
área en la que la Civilización Maya había alcanzado su propio apogeo.16/
límites precisos de aplicabilidad a su modelo, así como por la susceptibi-
A partir de estos supuestos se derivó un paradigma interpretativo: la lidad de antropólogos y arqueólogos ante las operaciones de libre trans-
teoría del colapso. Se postulaba el súbito, general y sincrónico declive de cripción del “modelo de Murra”. Carrasco y Zamora han sostenido
toda la Civilización Maya en torno al año 850 d.C, generalizando el modelo explícitamente la aplicabilidad del modelo andino de verticalidad al
de asentamiento, la densidad demográfica, el tipo de organización social y occidente guatemalteco sobre la base de la similar variedad ecológica y
política, el sistema agrícola y la estructura económica características de las altimétrica comprendida en un territorio tan estrecho. Según Carrasco, el
tierras bajas del sur para la totalidad de la sociedad maya. Por lo tanto, modelo es aplicable en pleno, por lo menos, a la relación entre el Valle de
dicha civilización habría sido urbana, descentralizada en torno a grandes México-tierras calientes de Morelos y Los Altos-tierras calientes pacíficas
centros ceremoniales no residenciales, limitada demográficamente por las de Guatemala. Aunque en el caso mesoamericano cuentan dos diferen-
restricciones geográficas y ambientales de las tierras bajas tropicales y cias importantes con respecto al referente andino, a saber, la menor
dependiente, en términos agrícolas, de un sistema de milpa centrado en el altitud –faltando el nivel por encima de los 4,000 m– y la mayor impor-
maíz y ecológicamente insostenible a largo plazo. tancia de la organización comercial (Carrasco 1979:237-243). En efecto,
Era un paradigma explicativo de la Civilización Maya demasiado si la entera conceptualización del sistema de archipiélagos verticales se
rígido, el cual fue modificado a partir de nuevos hallazgos arqueológicos basa en la inexistencia, en el mundo andino, de un circuito de mercados
junto con una postura cultural distinta. Se acumuló la evidencia de una a diferentes altitudes administrados por las etnias residentes en cada
densidad demográfica del altiplano más alta de lo que se había postulado, nivel,20/ entonces en Guatemala occidental ese requisito fundamental no
así como la supervivencia de muchos de los núcleos mayas alejados de
18
las tierras bajas atlánticas; la evidencia de una complejidad agro-econó- / Véase Arthur Miller (ed.), Highland-Lowland Interaction in Mesoamerica:
mica superior al sistema de quema y roza,17/ y de modelos de asentamien- Interdisciplinary approaches: a conference at Dumbarton Oaks, October 18th – 19th
to variables. Desde luego, hoy día la arqueología mesoamericana acoge 1980, Washington 1983 y J.A. Sabloff y J.Henderson (ed.), Lowland Maya Civilization
in the Eight Century A.D.: a symposium at Dumbarton Oaks, 7-8 October 1989,
un modelo interpretativo más ágil, cauto y complejo (Carmack 1995). En
Dumbarton Oaks 1993, en particular pp. 1-10.
él no sólo se admiten especificidades regionales y se subraya el carácter 19
/ Su tesis doctoral en la University de Chicago data de 1955. No fue sino hasta
de mosaico ambiental del área, sino que, sobre todo, se tiende a pensar
1972 que Murra publicó “El control vertical de un máximo de pisos ecológicos en las
economías de las sociedades andinas”, en: Iñigo Ortíz de Zúñiga, Visita a la provincia
16
/ J. Henderson, “El Mundo Maya”, en: HGCA vol.1, pp. 67-83. de León de Huánuco, 2 vols.(1967 y 1972). J. V.Murra, Formazioni economiche e
17
/ Véase Harrison y Turner, Pre-hispanic Maya Agriculture (1978), en particular pp. politiche nel mondo andino (1980), pp. 30-74.
20
369-371. En cuanto al papel central del maíz en la agricultura maya, Puleston ha / Ésta, según Murra (ibid), sería la otra opción disponible para las sociedades
pregonado un decidido cambio de paradigma al sostener la importancia crucial, para andinas en la resolución del dilema del control de los nichos eco-productivos lejanos.
la civilización maya clásica, del ramón como abastecedor de aporte calórico. Véase En la página 68 Murra recuerda de manera útil que, luego de Polanyi, es notable
D.E.Puleston, “The Role of Ramón in Maya Subsistence”, en: K.Flannery, Maya cómo frecuentes intercambios pueden recurrir en un contexto no comercial. V.
Subsistence (1982). K.Polanyi y P. Arenberg, Trade and Market in the Early Empires, Chicago 1957.

35 36
se cumple.21/ Zamora no se preocupa por ello. Por el contrario, reconoce La historiografía guatemalteca no se ha servido mucho de este
una casi absoluta semejanza entre las dos experiencias, la andina y la paradigma interpretativo producido por la arqueología. Es cierto que la
guatemalteca.22/ Según este historiador, la conquista redujo la escala pero existencia de una interrelación entre los altiplanos y la costa ha sido
no la substancia de la complementariedad entre la Bocacosta y el señalada muchas veces por la historiografía, por ejemplo, en estos
altiplano que caracterizaba a los desaparecidos reinos k’iche’, tz’utujil, términos: las comunidades indígenas de los altiplanos migraban estacio-
mam y kaqchikel. Esta relación entre cabeceras y estancias o sujetos nalmente hacia el pie de monte pacífico para sembrar y recoger maíz,
–nombres españoles que retomaban la dicotomía relacional aborigen aprovechando las diferencias climáticas entre las dos zonas; además, los
entre tinamit y amak'23 /– se basaba también en vínculos sociales y bosques de la Bocacosta suministraban leña para fuego, animales de caza,
políticos, si bien los más explícitos eran los de tipo económico, y materiales vegetales para cuerdas, plantas y hierbas medicinales, los
tributario en particular. Zamora encuentra que cada uno de esos grupos cuales alimentaban el comercio del altiplano.26/ Muy a menudo se trata,
mayas mantenía estancias cacaoteras en las tierras bajas; es decir, sin embargo, de meras descripciones que no parecen englobar el valor
pequeñas colonias estables pobladas por familias procedentes de la heurístico de lo que representan. Es pertinente preguntarse ¿qué sentido
de la territorialidad y del espacio permitía semejante interrelación entre
cabecera y enviadas como guardianas de las plantaciones de cacao de
regiones a menudo no contiguas geográficamente, sin romper la unidad
la baja Bocacosta.24/ No siempre, sin embargo, las estancias eran cacao-
étnica? ¿Bajo qué formas se manifestaba esta interrelación, y cuáles eran
teras, ni siempre la dirección de expansión era el Pacífico, sino eran
sus implicaciones en la construcción del tejido social y de la organiza-
también las tierras más frías. A partir de este cuadro Zamora concluye,
ción política? El comercio es una manifestación recurrente de esta
un tanto perentoriamente:
interrelación, y probablemente dominante; pero ¿se trataba de un puro
Las comunidades mayas de los Altos de Guatemala habían desarrollado intercambio? Y también, ¿quiénes eran, en concreto, los agentes de la
un sistema que les permitía acceder a recursos en diferentes regiones ecológi- interrelación, y por qué ellos y no otros? ¿Qué significaba para éstos, para
25
cas del área. / su comunidad de origen y para aquella a la que en ocasiones daban
forma ex novo, al transcurrir buena parte de su vida alejados de la cabe-
21
/ La extensa red comercial maya ha sido bien documentada. Véase McBryde, cera, y cómo mantenían, si lo hacían, el vínculo con ésta?
Geografía cultural e histórica; C. Smith, The Domestic Marketing System in Western En los fondos documentales de los archivos guatemaltecos relativos
Guatemala. Tesis doctoral, Stanford University 1972; L.Goldin, “Topografía social y
a cuestiones de tierras localizadas en la Bocacosta de Quetzaltenango en
simbólica del comerciante tradicional del Occidente de Guatemala”, en: Mesoamerica
16 (1988): 287-309 y Organizing the World through the Market: a Symbolic Analysis of el siglo XIX, el vínculo estructural entre los dos ecosistemas emerge
Markets and Exchange in the Western Highland of Guatemala, tesis doctoral, State continuamente bajo formas y con intensidades muy diferentes. A veces
University of New York, Albany 1985. Véase también D. Pompejano, Popoya, pp. 83- la relación es explícita: una cabecera en tierras frías con aldeas o parciali-
108; S.Orellana, Ethnohistory of the Pacific Coast (1995), pp. 4-16. dades en la Bocacosta, o una familia de un pueblo de tierras altas con
22
/ E. Zamora Acosta, “El control vertical de diferentes pisos ecológicos: aplicación tierras arrendadas o adquiridas en la Bocacosta. Con mucha frecuencia,
del modelo al Occidente de Guatemala”, en: Revista de la Universidad Complutense sin embargo, la relación es más compleja y visible solamente en transpa-
27 (1979): 245-272 y Los Mayas de las tierras altas en el siglo XVI (1985), p. 352-53. rencia en el entramado del tejido histórico.
23
/ Véase S.Orellana, Ethnohistory of the Pacific Coast, p. 29 y Carmack, Rebels of
Highland Guatemala, p. 18-19. De acuerdo con nuestra hipótesis, no se puede comprender la diná-
24 mica de difusión y las consecuencias del boom del café si no se considera
/ Acerca de las estancias de Atitlán, véase Carmack, Quichean Civilization, p. 380;
sobre las estancias en la costa y Bocacosta, véase Orellana, Ethnohistory of the Pacific que la Bocacosta pacífica, y en particular su sección comprendida entre
Coast, pp. 29-30, McBryde, Geografía cultural e histórica, p. 113 y 282-83, Zamora, los ríos Samalá y Naranjo (y dentro de ella la después denominada Costa
Los Mayas de las Tierras Altas, p. 333, 339-342, 343-45, Feldman, Lawrence H., Indian
payments in kind (1992), p. 18, 52, 60 26
/ Así lo considera R.Williams, States and Social Evolution: coffee and the rise of
25
/ Zamora, Los Mayas de las Tierras Altas, p. 351, énfasis agregado. national government in Central America (1994), p. 59.

37 38
Cuca) fue el espacio geográfico en el que se encontraron tres sistemas alquilar o controlar las tierras calientes e irrigadas por debajo de los 650
territoriales basados en la interrelación entre tierras altas y tierras bajas: m de altitud, límite superior de crecimiento de la “mina de la costa”,
(1) el agrosistema comprendido entre las últimas cuestas de la cordillera como se le conocía.27/ El modo, si no el modelo, de interacción entre
al sudeste de Quetzaltenango y la costa, (2) el territorio étnico (mam), y altiplanos y tierras bajas pacíficas, estimulado por el acceso a las tierras
(3) la región altense. Esta sección del territorio estuvo progresivamente del cacao y por la gestión productiva de la planta,28/ fue mixto en un
comprometida a partir de 1830 por un cuarto sistema territorial que iba cierto sentido. Las estancias cacaoteras eran colonias estables dependien-
edificándose por entonces: el Estado guatemalteco. Por tanto, no fue tes de una cabecera, de la que podían distar hasta varios días de
sobre un espacio vacío que la caficultura llevó a cabo su expansión. camino;29/ pero no parece que sus habitantes residieran en ellas de
Escribir la historia del café significa, en ese sentido, comprender los manera permanente.30/ Cuál era exactamente la relación entre éstos y la
modos en que la caficultura interactuó con los sistemas espacializantes cabecera, y qué derechos y deberes tenían ellos en sus pueblos de origen,
que persistían en el territorio que le era propicio, hasta modificarlos. aún está por investigar.31/ Es notable, además, cómo el cacao alimentaba
un comercio tanto regional como de larga distancia, practicado por
C. El agroecosistema mam: la lógica de la interrelación entre “mercaderes tratantes que andan de esta provincia a la Nueva España en
tierras altas y tierras bajas pacíficas
27
/ Juan de Estrada, “Descripción de la Provincia de Zapotitlán y Suchitepéquez,
Existía una clara lógica en la propensión hacia la costa por parte de los año de 1579", p. 76. Véase de McLeod, Spanish Central America.
pobladores asentados en las vecinas alturas del altiplano, como San 28
/ El cacao es un cultivo delicado que requiere protección de la inclemencia del sol
Martín Sacatepéquez, Concepción Chiquirichapa y Ostuncalco. Era una tropical y del viento en mayor medida que el café, así como de una irrigación
lógica agro-económica por un lado, y ecológica por otro lado. abundante y regular. Es interesante notar cómo en torno a las necesidades ecológicas
del cacao, en particular la cobertura de árboles de sombra, se desarrollaron algunos
Durante la época prehispánica, al igual que en el siglo XIX, la Boca- de los más importantes eventos económicos de la historia de Guatemala: la construc-
costa y la costa completaban y enriquecían de manera sustancial la ción de los ferrocarriles y el inicio de las plantaciones de caucho. De hecho, según Mc
canasta básica de recursos disponibles en los altiplanos, un aporte a Bryde (Geografía cultural e histórica, p. 114), la decadencia del cacao se debió a la tala
menudo fundamental para la supervivencia de los pueblos del norte, los de árboles de sombra para dar espacio a los transectos del ferrocarril; un caso
cuales, según Shelton Davis, no estaban en condiciones de garantizar su interesante de costo agrícola y ambiental de la “modernización”. Cook, O.F., “The
propia reproducción en ausencia de vínculos económicos con las tierras Culture of the Central American Rubber Tree”, en: Bullettin of the Bureau of Plant
Industry, U.S. Department of Agriculture, Washington, 49 (1903), p. 12, recuerda, por
bajas (Davis 1970:17). el contrario, cómo la plantación de caucho en Soconusco, que luego se incentivó
La gama de recursos que éstas ofrecían a las tierras frías incluía los como cultivo de exportación, comenzó en el tardío siglo XIX con el fin de brindarle
sombra al cacao. T. Whitmore y B. Turner, “Landscapes of cultivation in Mesoameri-
productos-pilares tanto para las sociedades mayas como para la economía
ca on the Eve of the Conquest”, en: Ann. Of the Ass. Am. Geog. 82 (1992): 402-425.
agroexportadora de la época liberal (cacao, caña de azúcar y maíz), como 29
/ Por ejemplo, los vecinos de la encomienda de Francisco de la Cueva “”para haber
un nutrido grupo de géneros aparentemente menores: frutas, sal, flores,
de dar el cacao, se van a alquilar a la provincia de Soconusco, (…) que es a tres
ocote para el fuego, leñas para energía y madera para construcción, pajón jornadas de sus pueblos, y otras tantas de vuelta”. En: R. Hostnig, El curato de San
para los techos de las casas, pastos de invierno y de verano para los Juan Ostuncalco, vol.2, p. 137, “Tributos de San Pedro Sacatepéquez y Ostuncalco,
rebaños, algodón, chile y legumbres. Vale la pena dedicar algunos año 157?”. Santa Catalina, estancia cacaotera de Ostuncalco, distaba de éste 15
parágrafos a este rico abanico de bienes de los altiplanos hacia la costa y leguas. Garcés, p. 383.
viceversa, para apreciar en qué medida la interacción entre los dos 30
/ Así lo sostienen, aunque sin citar la fuente, T. Whitmore y B. Turner, “Landsca-
ecosistemas era un pilar fundamental de dichas sociedades. pes of cultivation in Mesoamerica”, p. 415.
31
/ Una indicación contenida en AGCA A1, leg. 5987, exp. 52660, en: Esta tierra es
Por su rol protagónico en las economías tributarias prehispánicas y nuestra, tomo I, p. 265, sugiere que la residencia en las estancias era, de alguna
coloniales, el cacao era de por sí un fuerte incentivo para colonizar, manera, un título venido a menos o de ciudadanía inferior.

39 40
el trato del cacao y trayendo de allá ropas hechas por los indios y paños la costa. Aunque de inferior calidad nutritiva, el maíz de la costa es un
y lienzos y otras mercadurías y cosas de comer” (de Estrada 1955:70). complemento importante en la dieta familiar y animal de las tierras altas
pues sus tiempos agrícolas son más rápidos y alternados que los del maíz
Una tercera modalidad de interrelación era el alquiler temporal de
del altiplano: la primera siembra es en marzo, con cosecha durante el
tierras costeras por parte de las comunidades a familias particulares, a las
breve intervalo seco de julio y agosto; la segunda siembra ocurre en
que cedían temporalmente el derecho de uso. También en este caso, hace
septiembre, cuando se ha iniciado la época de lluvias, con cosecha entre
falta investigar lo que en principio podría ser la base jurídica y consuetu- enero y febrero, durante la estación seca (McBryde 1969:85). Gracias a
dinaria sobre la que se basó la primera expansión del cultivo del café. estas propiedades, el maíz de la costa era también un comodín que las
El declive del cacao guatemalteco, que quedó suplantado en el autoridades mismas incentivaban en caso de calamidades o escasez de
comercio mundial por el más competitivo de Guayaquil, y el colapso las cosechas del altiplano.
demográfico indígena, explican la dramática desaparición, durante la Otro cultivo típico de la Bocacosta y de la costa es la caña de azúcar,
época colonial, de muchos de los asentamientos de la Bocacosta. Éstos, que crece hasta una altitud límite de 1,500-1,600 m. Cargas de panela
sin embargo, dejaron huella en la memoria comunitaria (y probablemente hacían su viaje en las espaldas de indígenas o a lomo de mulas, desde la
en la ecología de la región, pero faltan datos y estudios al respecto). Es así costa hasta los mercados de Los Altos, donde ingresaban a un nuevo flujo
como en el siglo XIX la “carrera hacia el suroeste” se topaba fácilmente de circulación, entrelazándose con el aguardiente obtenido de la destila-
con los antiguos caminos que conducían a esos pueblos, a veces desente- ción de la caña. El estudio de Reeves sobre la región mam de Ostuncalco
rrando toponimias y ubicaciones. El motor de esa carrera no fue, sin sugiere que la participación en la economía del licor dividía a la pobla-
embargo, el cacao; esto no quiere decir que la planta hubiera perdido su ción no por líneas étnicas, sino de género: indígenas y ladinos participa-
lugar reservado (incluso ecológicamente) en el portafolio agrícola de la ban en porcentajes similares, pero quien fabricaba y destilaba el azúcar
costa. De hecho, el cacao encabezaba por doquier las peticiones de tierra en las cocinas de las casas era casi con exclusividad la mujer.35/
de los pueblos y era el destino más frecuente de utilización de las tierras
La presencia de plantaciones de caña implicaba la existencia de una
bajas. La legislación económica liberal, luego de 1871, reconocerá su
actividad complementaria: la cría de ganado. La elaboración de la caña
“nobleza” al incluirlo dentro de los cultivos protegidos e incentivados,32/
requería del trabajo de mulas o bovinos para hacer girar la pesada piedra
aún en la Costa Cuca. Desde finales del siglo XIX, sin embargo, la estadís-
del molino. Se puede pensar, por tanto, que donde existía un cañaveral
tica agrícola nacional registra una decidida subordinación del cacao al
y un trapiche tenían que existir animales de tiro. Así se lograría explicar
producto líder, el café: en el Departamento de Quetzaltenango habían que en las denuncias de tierras del siglo XIX a menudo aparezca el
quedado sólo los municipios de El Palmar, Colomba y Coatepeque con zacatón de guinea, que sirve como forraje para los animales, desde luego
cultivos de cacao en cantidades estadísticamente relevantes.33/ invisibles en esos documentos.36/
Además del cacao, la denominanda milpa de la costa, o milpa de La costa era el destino típico, y de cierta manera tradicional, para la
segunda, era otro motivo fundamental para migrar estacionalmente alqui- cría de bovinos desde los comienzos de la época colonial, como había
lando parcelas de tierra baja,34/ o para establecer colonias permanentes en
suplementario ha sido sin duda un importante incentivo para la migración y
32
/ Medidas de fomento cultivos cacao, hule y zarzaparilla, Ley 22/8/1877, en: Solis, colonización en la costa desde la época precolombina”.
p. 1189. 35
/ Véase R.Reeves, Liberals, Conservatives and Indigenous People, cap. 4, y la
33
/ AGQ 1894/302, Estadística Agrícola, 1894. Para 1893, Dirección General de investigación en curso de L. Jiménez y A. Ericastilla en el AGCA.
Estadística, Memoria de Estadística de la República de Guatemala (1893). 36
/ Se trata del Panicum maximum originario de Africa, especie perenne que
34
/ McBryde, Geografía cultural e histórica, p. 87 atestigua el caso de pequeños adquirió un papel privilegiado como hierba de forraje en los países tropicales. Véase
municipios al noreste del lago Atitlan y el de los habitantes de una aldea de Santa J. Swallen y McClure, Flora of Guatemala, v.II: Grasses of Guatemala (1955), pp. 252-
Cruz, los cuales alquilaban parcelas de la finca Las Mercedes. Y concluye:: “El maíz 53. Agradezco a César Catañeda las aclaraciones botánicas.

41 42
anotado Fray Alonso Ponce en 1584: “dase mucho ganado mayor y hay más importantes,40/ tanto que los propietarios de las de Champerico se
muchas estancias de vacas y yeguas, pero de ovejas muy pocas”. 37/ opusieron a la construcción de un puerto41/ con base en el fundado temor
Continuó siéndolo en el paisaje despojado de hombres luego del colapso de que éste habría implicado la ocupación y destrucción de buena parte de
demográfico posterior a la conquista; ocupado velozmente por ganado la laguna.42/ A diferencia de cuanto ocurría en algunos casos andinos,43/ la
mayor que sirvió como motor para la reconquista de los espacios de pie de sal era con más frecuencia objeto de comercio y de aprovechamiento
monte y de la costa en la primera mitad del siglo XIX, volvió a proponer directo mediante la presencia de un “hombre de la sal” en los depósitos,44/
el eterno conflicto ganado vs. sementeras indígenas no cercadas que los si bien puede que esto no aplique para la época colonial.45/ En el siglo XIX,
animales arruinaban o destruían. Animales de servicio, esto es algunas en cambio, se puede hipotetizar que la economía de la sal partía de la
mulas y caballos, hacían parte de la unidad agrícola de los pueblos del extracción en las salinas de la costa, tal vez propiedad privada ladina, para
Departamento de Quetzaltenango, así como también cerdos alimentados pasar a centros dedicados a su elaboración, como por ejemplo Retahuleu,
con el abundante y menospreciado maíz de la costa, palmas, nueces y “por estar inmediato al mar y ser como peculiar o exclusivo de sus habitan-
frutas.38/ En clave agrosistémica, la presencia de estos animales significaba tes las pesquerías y la laboración de la sal”;46/ que de allí era transportada
a lomo de mula o por personas, y comercializada en los grandes mercados
también una cierta disponibilidad de fertilizante que complementaba al
de los altiplanos por habitantes de los pueblos de la alta Bocacosta, como
de origen vegetal, usado en mayor proporción.
Santa María de Jesús y Zunil.47/ Para estos pueblos, la actividad de la sal se
Había, además, muchos otros productos indispensables para la desarrollaba mayormente durante la época de menor intensidad de activi-
alimentación y la economía interna de los altiplanos, pero menos dad en la milpa (Watanabe 1996:233-243).
visibles en las fuentes históricas. En las sociedades agrícolas no costeras,
y con base en una dieta fuertemente vegetal como la de los Mayas, la sal 40
/ Cerca de Champerico se encuentran también las Salinas Acapán, que durante la
fue, históricamente, un bien crucial y precioso39/ no sólo para la alimen- época colonial fueron controladas por Quetzaltenango, por su sal y pesca. Véase
tación humana y animal, sino para la conservación de los alimentos, por Zamora, Los Mayas de las Tierras Altas, p. 345.
41
sus usos rituales y por las propiedades medicinales que se le atribuían. / El puerto de Champerico será el punto de embarque y desembarque de la
En la región suroccidental, era extraída de las salinas a lo largo de la producción de café en la Costa Cuca en el siglo XIX.
42
costa por secamiento del agua de mar, el cual daba un producto final / Lo atestigua el ingeniero belga Van der Gehuchte, encargado por el Consulado de
más blanco y más fino; o por cocimiento al fuego del agua salobre de las Comercio, en 1852, del estudio del trazado y la factibilidad de un camino entre
lagunas. A mediados del siglo XIX, Champerico e Ixtán eran las salinas Quetzaltenango y la capital, y de la construcción de un puerto sobre el Pacífico.
Gaceta de Guatemala, 25 Junio 1852.
43
37 / Por ejemplo, los mitimaes de Cuzco descritos por C. Sempat Assadourian,
/ Alonso Ponce, Relación breve y verdadera de algunas cosas de las muchas que
“Exchange in the Ethnic Territories”, en: B. Larson y O.Harris, Ethnicity, Markets, and
sucedieron al padre Fray Alonso Ponce en las provincias de Nueva España, (1584?),
Migration in the Andes, pp. 105-6.
en: Colección de documentos inéditos para la Historia de España (Madrid 1872), p.
44
384. / Diferente es el caso de Coatepeque, en cuyo distrito un informe de 1840 indica
38 el hallazgo de una mina de sal aún por aprovechar. AGQ 1840/23.
/ AGCA-ST Quetzaltenango 1/17, Santa Maria, Almolonga y San Miguel Siguilá.
45
Véase McBryde, Geografía cultural e histórica, p. 125. Sobre el importante uso de los / Cortez y Larraz, por ejemplo, denuncia con su acostumbrada severidad la incontro-
cerdos en la conquista biológica americana, véase A.Crosby, El intercambio colombi- lable dispersión de la población indígena en las “haciendas, pajuides, trapiches, valles y
no. Sobre la presencia y papel de algunos animales como perros, cerdos y pecaríes en salinas” (vol. 1, p. 78). Su razonamiento deductivo lo lleva a concluir que si “las salinas
la economía maya prehispánica y colonial, véase M. Pohl y L. H. Feldman, “The ocupan cuasi 200 leguas en la orilla del mar sur” y abastecen de sal a la totalidad de la
Traditional Role of Women and Animals in Lowland Maya Economy”, en: K. población humana y animal de la provincia de Guatemala con un método (el cocimiento
Flannery, Maya Subsistence, New York 1982. al fuego) de alta intensidad de trabajo, entonces “por necesidad ha de emplearse
39
muchísima gente”; gente que no es mencionada por ningún párroco.
/ La necesidad en el aporte de sodio es menor en aquellas poblaciones con una 46
dieta predominantemente carnívora o rica en recursos marinos, como los esquimales. / AGCA B leg. 493 exp. 8225.
47
La anotación es de A. P. Andrews, Maya Salt, p. 1. / AGCA-ST Quetzaltenango 1/17.

43 44
A lo largo de la costa crecía también el algodón, otro producto sobre mencionado por Juan de Estrada en su descripción de la provincia de
el que, literalmente, se tejió la historia de la región suroccidental de Suchitepéquez, precisando que, si bien no se trata de un fruto comercia-
Guatemala. De algodón era la mayor parte de la vestimenta tradicional lizado fuera de la provincia, tiene una buena circulación local y cuesta la
indígena, pero también muchas de las telas que a partir de finales del mitad del precio del cacao. En los documentos del siglo XIX, en cambio,
siglo XVIII harían famosa a Quetzaltenango como capital textilera. En la el pataxte desaparece, pero esto no significa que estuviera menos presen-
agricultura indígena, la planta del algodón probablemente era sembrada te en los mercados y en la dieta popular. No siendo un alimento de
intercalándola con maíz, en modestas cantidades y sólo por quien tuviera primera línea para la economía oficial, resulta verosímil pensar que su
acceso a la tierra adecuada: liviana, volcánica y con un elevado grado de presencia fuera ignorada por la cultura escrita.
humedad; es decir, sólo en la parte baja de la Bocacosta. En estas condi-
ciones, no parecen haber sido numerosos los pueblos que a comienzos Igual suerte experimentaron las flores, de relevancia todo menos que
del siglo XIX tenían el control directo de los campos de algodón; aunque ornamental, sino, por el contrario, directamente funcionales para la
de muchos de ellos se dice que eran “tejedores de algodón en torno”.48/ preservación de la identidad étnica y comunitaria: magnolias, crisante-
mos, dalias, lirios, amarilis y la más grande familia de orquídeas del
El cultivo comercial del algodón fue estimulado durante el régimen
mundo, tal como lo documentó el ecléctico escocés George Skinner a
conservador de Rafael Carrera y luego por el régimen liberal como parte
mediados del siglo XIX.50/ Es difícil imaginar una ceremonia maya, un
del programa de desarrollo de la agricultura en el que ambos invirtieron;
cementerio o un mercado indígena sin flores.
pero las dificultades agronómicas y de disponibilidad de mano de obra
femenina y de menores de edad para la cosecha manual, la falta de La otra cara del intercambio, el flujo que se movía desde los altipla-
comunicaciones adecuadas, las fitopatologías y la competencia insupera- nos hacia la Bocacosta, también movilizaba algunos productos esenciales
ble del sur de los Estados Unidos, limitaron la corta vida del algodón para la economía de la región. La cal, por ejemplo, era un bien imprescin-
como empresa lucrativa durante el intervalo de la Guerra Civil de los dible en la cultura material indígena: útil como material de construcción,
Estados Unidos (1861-1865), en el que el precio se había disparado. pero también indispensable para cocinar el maíz para las tortillas, pan
De la multiplicidad de productos útiles con los que la costa y la base de la identidad indígena, sobre el comal. Se la extraía de los depósi-
Bocacosta complementaban la economía de los altiplanos, queda todavía tos volcánicos de los altiplanos y de allí viajaba a Retahuleu y a Mazate-
por recordar el increíblemente amplio espectro botánico de las frutas y nango, abasteciendo a todos los pueblos de la Bocacosta. 51/ La tipología
los vegetales:el perenne plátano del que “se aprovechan los pobres”; el de control de las estancias caleras no era diferente de aquella de las
zapote que da nombre a la provincia de Zapotitlán; el graso aguacate que
50
también nutre la toponimia de la costa; el pintoresco jocote, rico en ácido / George Ure Skinner fue comerciante entre Guatemala y Gran Bretaña, botánico,
ascórbico; la gran variedad del omnipresente y vitamínico chile; el diplomático de la Corona británica, arqueólogo por interés propio, viajero y conoce-
dor profundo, hasta llegar a ser absorbido por ella, de la elite guatemalteca de su
achiote, “que entra en la mezcla de la bebida del cacao”; pasando por la
época. Su nombre se unirá al de los alemanes Klee, una de las familias más promi-
proteíca yuca y la vasta familia de las cucurbitáceas, para nombrar sólo nentes de Guatemala. Véase M. Casaús Arzú, Linaje y racismo (1995), pp. 127-130. La
algunas de las especies más frecuentes en los documentos. contribución de Skinner a la botánica está contenida en “Orchids and ordeals in
Guatemala and England, 1830 to 1867: 260 letters by G.U. Skinner and friends”, en:
Víctima de su parentesco botánico con el noble cacao, con el que
Orchid History Reference Papers no. 12, 1993. Parte de este material se puede
compartía destino tributario,49/ el pataxte (Theobroma bicolor) es consultar en los archivos del Jardín Botánico de Kew, institución símbolo del
binomio imperio-ecología. Sobre este tema, véase T.Griffith and L.Robin (eds.),
48
/ AGCA-ST Quetzaltenango 1/17. Ecology and Empire: Environmental History of Settler Societies, Edinburgo, 1997.
49 51
/ El pataxte aparece, de hecho, como bien tributable para los pueblos de la costa / Un testimonio relativo a Santa María de Jesús se encuentra en F. A. Davila,
de Suchitepéquez, en particular San Felipe. Véase Feldman, Indian payments in kind; Bosquejo del Curato de Quetzaltenango (1846), p. 19. F. McBryde, Geografía cultural
y McBryde, Geografía cultural e histórica, p. 424. e histórica, p. 217 describe con mayor profusión los trayectos comerciales.

45 46
estancias cacaoteras: pueblos dependientes del pueblo-matriz, cuya tarea D. La Bocacosta y la costa como “amortiguadores ecológicos”
era la de custodiar los recursos productivos del lugar. Ese era el caso de
Como toda migración, también la que afectaba a Guatemala suroccidental
Cabricán, reserva de cal para la región mam que giraba en torno a Ostun-
era gobernada por factores de expulsión (desde las tierras altas) y por
calco, y para el mercado de Quetzaltenango, como atestiguan diversos
fuerzas de atracción (hacia las tierras cálidas). Los primeros tenían que
documentos, entre ellos los del célebre Fuentes y Guzmán.52/
ver con las peculiaridades ecológicas de la agricultura indígena. Su
Sobre los movimientos del metate,53/ tablilla de andesita indispensa- productividad y sostenibilidad, aún admitiendo que en el pasado hubiera
ble para moler el maíz y preparar las tortillas, sabemos cuanto relata sido una sofisticación de la simplificada forma de agricultura de milpa
McBryde en referencia a los flujos de intercambio en los años 1940. prevaleciente hoy en día,54/ estaban sujetas a unos fuertes condiciona-
Nahualá (y su gemela, Santa Catarina Ixtahuacán), Malacatancito y mientos y al respeto de delicados equilibrios ecológicos, como lo explica
Tajumulco eran las tres localidades de producción desde las que partían una densa literatura especializada.55/ La reducción en la frecuencia con
metates dirigidos a las mujeres tanto de la sierra de los Cuchumatanes, es la que un campo era vuelto a cultivar y la alteración del equilibrio entre
decir hacia lo alto, como a los territorios de Quetzaltenango y de la costa áreas boscosas y áreas deforestadas provocaban una rápida esterilidad de
Pacífica, hacia lo bajo (McBryde 1969:215-216). En épocas anteriores, se los suelos, procesos de fuerte escorrentía en terrenos con alto riesgo de
presume que los caminos por los cuales este bien se transportaba eran los erosión, y un aumento en la incidencia de agentes parasitarios nocivos.
En este cuadro, es fácil imaginar que la Bocacosta y la costa desarrollaran
mismos, pero sólo ocasionalmente se encontrarán referencias escritas. El
la función de “amortiguador ecológico”: una zona en la que la frontera
metate, de hecho, es un instrumento básico de la economía doméstica
agrícola podía avanzar y retroceder como respuesta a los altibajos demo-
maya, y por lo mismo símbolo de la identidad étnica y de género. Su
gráficos, al agotamiento ecológico o a eventos desastrosos en los altipla-
existencia está documentada, por tanto, sólo cuando se cruza con la de
nos. De este último caso, un ejemplo claro fue la migración permanente
los productos de intercambio de la economía oficial y monetaria.
de campesinos mames afectados por la devastadora erupción del volcán
La misma invisibilidad documental experimenta el ocote, que tam- Santa María en 1902. En esa ocasión un grupo de habitantes de San
bién abunda en los mercados del occidente, como no se olvida de anotar
McBryde (McBryde 1969:219). De este tronco resinoso, extraído en 54
/ Es lo que sostienen los estudiosos de la antigua agricultura maya, para los que
pequeñas cantidades de un tipo específico de pino sin acarrear daños al ésta era un sistema más intensivo que la actual slash and burn, e incluía una amplia
árbol, y que es vendido en pequeños manojos, no se comprende su valor gama de prácticas agrícolas, como la rotación de los cultivos, utilización de terrazas,
fertilización, inter-cropping, desyerbe a mano, silvicultura y raised-field farming.
comercial si no se recuerda su función insustituible en una sociedad no Véase Harrison y Turner (eds.), Prehispanic Maya Agriculture (1978); G. C. Wilken,
electrificada que lo utilizaba como antorcha, y para encender los fuegos Good farmers… (1987); T. M. Whitmore y B. L. Turner, “Landscape of cultivation in
domésticos y ceremoniales. Mesoamerica on the Eve of Conquest”, en: Am.Ass.Am.Geogr 82 (1992), pp. 402-25; K.
Mathewson, Irrigation Horticulture in the Guatemalan Highlands (1984); P. Furely et
Las razones agro-económicas en la base de la relación simbiótica al, “Human impact on the Wetlands of Belize, Central America”, en: Butlin y Robert,
entre tierras bajas y altiplanos eran, entonces, múltiples y de gran impor- Ecological Relations in Historical Times (1995); A. Sluyter, “Intensive Wetland
tancia, pero no eran las únicas. Había motivaciones específicas de Agriculture in Mesoamerica: Space, Time, and Form”, en: Ann. Ass. Am. Geogr. 84
(1994), pp. 557-84 y W.Denevan “Aborigenal Drained-Field Cultivation in the
carácter ecológico detrás de los movimientos migratorios, estacionales o
Americas”, en: Science 169 (1970), pp. 647-54.
generacionales, que comprometían a los dos ecosistemas. 55
/ D.S. Rice, “Physical Geography, Environment, and Natural Resources in the
52
Maya Lowlands”, en: J.A. Sabloff y J.S. Henderson (eds.), Lowland Maya Civilization
/ Fuentes y Guzman, Recordacion Florida, tomo 3. En el censo de 1880 Cabricán in the Eighth Century A.D.: a Symposium at Dumbarton Oaks, 7th-8th October 1989,
cuenta con 211 “fabricantes de cal” contra 212 del Departamento de Quetzaltenango. Dumbarton Oaks Research Library and Collection, Washington D.C. 1993, pp. 11-64;
Censo de la República de Guatemala 1880, p. 332. H.Popenoe, Effects of shifting cultivation on natural soil constituents in Central
53
/ También conocido como “piedra de moler”. America, tesis doctoral, University of Florida, 1960.

47 48
Martín Sacatepéquez recorrió los conocidos y antiguos caminos hacia la adaptarse a circunstancias cambiantes. Es necesario, además, hipotetizar
Costa Cuca para establecer un asentamiento gemelo en el corazón de la que ya en esa época, y a pesar de un nivel de presión demográfica lejos del
Bocacosta, que con los años se convertiría en la actual población de nivel prehispánico, los altiplanos habían alcanzado sus propias capacida-
Génova.56/ En cuanto a las alzas y bajas demográficas, la hipótesis de la des de sustentabilidad ecológica.57/ Hipótesis difíciles de probar ambas.
función de amortiguador de las tierras bajas se confirma por el renaci-
La teoría de la carrera climática y microambiental tiene también ella
miento de los pueblos en la costa y en la Bocacosta, pueblos abandona-
bases razonables en los estudios sobre agricultura tradicional, los cuales
dos como consecuencia del colapso de la población ocurrido entre el
señalan en los cultivadores mayas una tendencia a distribuir espacialmen-
siglo XVI y comienzos del siglo XVIII, como se verá más adelante.
te las parcelas en razón de un complejo ejercicio de valoraciones microam-
McBryde sugiere, sin embargo, que las prácticas migratorias hacia el bientales y microclimáticas que daban forma a un modelo agronómico
Pacífico podrían explicarse no por la fuerza de expulsión de los altiplanos, articulado y aún poco comprendido. En él, la dispersión de los cultivos y
sino por la de atracción representada por las especificidades ambientales de los recursos utilizados no era solamente espacial, lo que sería a grandes
de la Bocacosta y de la costa pacífica: se trataría, en resumen, de una rasgos reconstruible en la génesis y configuración, poniendo a punto una
carrera climática de campesinos mayas que en esas nuevas alturas y suelos jerarquía de suelos basada en su fertilidad; sino que era, por el contrario,
hallaban las condiciones apropiadas para la diversificación agrícola. también una dispersión de carácter temporal, calibrada ponderando las
fluctuaciones estacionales de las precipitaciones, de la exposición a los
En el clima tropical y en ese ambiente de mosaico ya ilustrado, la
parásitos y a las enfermedades, y quizás hasta la geografía de los vientos,
dispersión territorial era la estrategia más eficaz de reducción del riesgo
que en algunos puntos de la Bocacosta pueden soplar furiosos.58/
de producciones agrícolas pobres o de pérdida total de la cosecha. No
obstante no fuera conveniente desde el punto de vista productivo para el Para responder a la pregunta inicial, no estamos en capacidad de
caso de cereales como el maíz y el trigo, que implicaban una cosecha probar de manera definitiva que los altiplanos no vivieran, a finales del
circunscrita espacialmente (Wiseman 1978:75), la dispersión servía, siglo XVIII, una situación de emergencia ecológica. Apelamos entonces
sobre todo, para evitar que el ataque de insectos nocivos y parásitos, “a la prueba lógica” de Carlo Ginzburg, conscientes de que se trata de una
primer agente de riesgo de los cultivos tropicales, se volviera una epide- intermediación cultural y no de un hecho certificado.59/ No es necesario,
mia. Pero controlar los terrenos y los recursos en diferentes microam-
bientes era conveniente también para aplicar los diferentes métodos de 57
/ Así lo considera McCreery, Rural Guatemala, p. 43, especificando que la
intensificación agrícola, los cuales implicaban variaciones en el espacio impresión de escasez de tierras (land shortage) se basa en las quejas por parte de la
(es decir, en altitud), pero también en el tiempo. comunidad en sus solicitudes de tierras. McCreery, comunicación personal, septiem-
bre de 1998. También lo sugiere Reeves, si bien con precaución circunstancial, en:
¿Fue la Bocacosta, históricamente, un “amortiguador agro-ecológico” Liberals, Conservatives and Indigenous People, p. 47. El argumento permanece en el
para los altiplanos? Para los partidarios de la “no sostenibilidad” de la aire pues su aplicación no está, por ahora, imbuida de datos histórico-ambientales
agricultura de milpa, que niegan o reniegan las conclusiones contrarias sólidos, como los que permiten a Melville, por ejemplo, probar que la expansión del
sugeridas por los estudios de geografía histórica y de agricultura prehispá- pastoralismo introducido por los españoles en el Valle del Mezquital permitió la
conquista de la población indígena. E. Melville, A Plague of Sheep (1994).
nica, resulta plausible el teorema del agotamiento de los terrenos del
58
altiplano, razón que habría desencadenado la expansión hacia la costa. / L.J. Levi, “Sustainable Production and Residential Variation: a Historical
Perspective on Pre-Hispanic Domestic Economies in the Maya Lowlands”, en: Fedick,
Para que el teorema funcione es necesario creer en la posibilidad de
The Managed Mosaic, p. 98.
estimar la capacidad de carga de los altiplanos de ese entonces. Este 59
/ Ginzburg reflexiona sobre la necesidad, para la historia social, de recurrir a una
concepto, popularizado por la ecología, se aplica sin embargo con cautela
especie de “prueba de contexto”, “entendida como lugar de posibilidades históricamen-
cirúrgica a la historia de las sociedades humanas, capaces como son de te determinadas”, para “llenar lo que los documentos no nos dicen sobre la vida de un
individuo. Pero estas integraciones son posibilidades, no consecuencias necesarias;
56
/ F.Gall, Diccionario Geográfico, vocablo “Génova”. conjeturas, no datos verificados”. C.Ginzburg, Il giudice e lo storico, p. 110.

49 50
por tanto, plantear la hipótesis de una situación de emergencia ecológica
en los altiplanos para explicar la búsqueda de complementariedad
agrícola y ecológica de la Bocacosta. Este era el modus vivendi con el que
los mames habían logrado garantizar la supervivencia y la reproducción
social de las propias comunidades a través de los siglos (Watanabe
1996:233-243). Nos parece “lógico” que, apenas las condiciones demográ-
ficas y sociales lo permitieron, las comunidades se reapropiaran de los
espacios del pie de monte.
Dos son las conclusiones que queremos sacar de esta discusión,
sustentadas en el estudio de las fuentes: por un lado, parece haber sido
“lógico” que, en cuanto las condiciones demográficas y sociales lo
permitieron, las comunidades se fueron reapropiando de los espacios del
pie de monte. Por otro lado, estas dinámicas describen distintamente la
existencia de un agro-ecosistema muy antiguo y territorialmente extenso;
esto es, la evolución de un ecosistema transformado a lo largo de los
siglos por generaciones de campesinos que, mediante la manipulación de
los ciclos naturales, del territorio y de las especies vegetales, desviaron o
aumentaron los flujos de energía y de materiales con el fin de estimular
la producción de productos útiles.
La unidad agroecosistémica comprendía la región al sur de Quetzal-
tenango, entre los ríos Naranjo y Samalá (ver figuras III.1 y III.2), y
canalizaba los flujos a través del intercambio comercial catalizado por la
plaza de Quetzaltenango, aunque también pasaba por las plazas menores,
como la de Ostuncalco. En su interior, los pueblos de esta región a su vez
reproducían, en una escala menor, una unidad agrosistémica en la que el
comercio seguía siendo el medio de movilización de materiales y bienes
no disponibles localmente, pero en la cual dominaba el control directo de
recursos útiles a distancias y altitudes diferentes. El caso de San Martín
Sacatepéquez, tal y como fue descrito en 1816, es probablemente el más
representativo y documentado, y a eso se dedica el siguiente capítulo.

51 52
Figura III.1
M apa del agrosistema de San M artin Sacatepéquez antes del
advenimiento del café

Capítulo III
Construyendo el espacio suroccidental: el
agroecosistema de San Martin Sacatepéquez, la
territorialidad mam y la región de Quetzaltenango

El mapa No. III.1, que reconstruye la extensión espacial del agroecosiste-


ma del pueblo mam San Martín Sacatepéquez antes de los profundos
cambios generados por la “revolución del café”, es evidentemente una
aproximación, pero la información cualitativa proporcionada por el
informe de 1816 comentado anteriormente, que es su insumo, contiene
un grado de precisión documental destacable.
Cuenta el informe que carbohidratos y proteínas procedían de la
milpa de maíz cercana al pueblo, situado a 2,670 m., y de las papas que
crecían en medio de los bosques en las pendientes del cerro de Chicabal,
como aún sucede hoy día. En las tierras altas “inmediatas” al pueblo, en
suelos de la clase Ostuncalco –pobres para el cultivo– los campesinos
mames cosechaban también trigo que, en alguna proporción, estaba
destinado al mercado de Ostuncalco y de Quetzaltenango. Los recursos
para cubrir las necesidades energéticas se encontraban a media legua Fuente: Elaboración digital con base en el Instituto Geográfico Nacional y el D efense M apping
(unos 2,5 Km.) al noreste, hacia Ostuncalco, en donde los tinecos se Agency Inter A m erican Geodesic Survey, H oja cartográfica de Quetzaltenango N D 15-7 series
E503, IG N , Guatem ala. Escala 1:250.000.
abastecían de leña para fuego y de materiales de construcción para las
casas (maderas y pajón para el techo). Descendiendo hacia el sur y
animales de servicio poseídos por algunos), frijoles; es decir proteínas,
entrando en la alta Bocacosta (sobre los 1,500 m.), a dos leguas del
hierbas, chile (rico en vitaminas A y C y digestivo importante para la
pueblo (unos 10 Km.) pastaban los rebaños ovinos, cuya lana era tejida
dieta mesoamericana rica en amidas); además del algodón que hilaban
junto con el algodón por mujeres del poblado, para luego ser comerciali-
“en torno” y la sal, que tal vez llegaba desde las salinas de la costa y con
zados en Quetzaltenango. En los montes de la Bocacosta “muchos de los
la cual traficaban los tinecos.
hijos del pueblo” cazaban “animales del monte” con trampas o fusiles,
llevando sus carnes al mercado de la capital altense. Desde la costa, a 8 El modelo gráfico utilizado por Murra para describir el sistema de
leguas y por terrenos comprendidos entre el extinto pueblo de Magdalena archipiélagos verticales es un instrumento eficaz de visualización de las
y el río Nil situado a unos 400 m. de altura, San Martín poseía una relaciones entre el pueblo central y sus ramificaciones ecológicas y
canasta de recursos grande y nutricionalmente importante: frutas, maíz productivas. Evidentemente no implica una transcripción simplista de
de la costa (que probablemente también servía para alimentar a los pocos modelos socioculturales, sino una aproximación gráfica.

53 54
Figura III.2 Cuanto ha sido descrito corresponde a lo que hoy es catalogado como
Esquem a del agrosistema del pueblo m am de San M artin, hacia 1816 un “agrosistema indígena tradicional”. Éste contiene un gran número de
especies; aprovecha una gama completa de microambientes diferentes
por composición del suelo, disponibilidad de agua, temperatura, altitud,
pendiente y fertilidad; se basa en el cultivo intercalado, con resultados
positivos en el control de las pestes, con una baja intensidad de tecnolo-
gía y una alta intensidad de trabajo humano y animal.1/
En un sistema así, la transmisión del saber agrícola de base experi-
mental de una generación a la siguiente ocurre de manera verbal e
informal. Esto implica que los eventos que intervienen para modificar los
agentes de la transmisión –por ejemplo, un aumento demográfico, la
aparición de nuevos actores, la pérdida de autoridad de los mismos
agentes en relación con los receptores o las modificaciones del medio
ambiente sobre el que éstos han formado su propia experiencia calibran-
do en él sus técnicas agrícolas–, distorsionan o influencian la cadena de
transmisión de los conocimientos y las experiencias agrícolas. Con esto
queremos sugerir que los campesinos de San Martín, y por extensión las
sociedades rurales de la región, eran depositarios de un saber agrícola
fundado en la interacción entre tierras altas y tierras bajas. Cuando la
parte baja de ese ecosistema se cerró al aprovechamiento indígena debido
a la expansión del café, al cambio sustancial de las condiciones ambien-
tales y de los actores agrícolas no le correspondió, simétrica y oportuna-
mente, una adaptación igual del saber agrícola indígena, que acabó
aplicando modelos inadecuados al cambiar las circunstancias ambienta-
les, de disponibilidad de tierras y demográficas.
Una última reflexión que debemos subrayar es que, cuando la
interacción entre tierras altas y tierras bajas se rompe, no se pierden sólo
segmentos cuantitativos. En la variedad extrema del mosaico ambiental,
toda pérdida cuantitativa es, por necesidad, también cualitativa. Perder
el control de las tierras bajas no sólo empobrecía a los pueblos de los
altiplanos; pauperización (técnica) compensable, por ejemplo, con una
intensificación de la producción agrícola de las tierras que quedaban bajo
su control; sino que se convertía automáticamente en una amenaza a su
supervivencia y en una aceleración hacia la dependencia de actores
externos para la solución de problemas vitales, al quedar privados de la

1
/ M.A. Altieri, “Traditional Farming in Latin America”, en: The Ecologist 21 (1991),
Fuente: D atos en AGC A-ST 1/17 , f. 87, elaborados con base en el m odelo gráfico de J. M urra,
pp. 93-96, sirve también como introducción al debate sobre las potencialidades
Form azioni econom iche e politiche nel m ondo andino (1975), p. 35.
ecosostenibles de los métodos agrícolas tradicionales en ambientes tropicales.

55 56
capacidad de responder a las necesidades de la comunidad con los Figura III.3
propios recursos. El Capitán M acomb, ingeniero en jefe, y el Cuerpo No. 1 de la Comisión
del Ferrocarril Intercontinental en La Primavera,
Creemos que sólo así se comprende la tenacidad con que, por ejem- Guatemala suroccidental, 1893
plo, Concepción Chiquirichapa, junto con su cabecera Ostuncalco,
defendieron con grandes gastos de dinero durante decenios un terreno
–llamado Las Barrancas– que el agrimensor que determinó su extensión
en 1840 no titubeó en definir como “un mezquino haber”, intransitable,
pedregoso y surcado por barrancos. Ciertamente, la importancia de Las
Barrancas no era agrícola; el terreno fue defendido legalmente por los dos
pueblos a comienzos del siglo XIX, como reacción a la presión que sobre
él ejercían otros pueblos e individuos particulares de forma creciente. El
valor estratégico de su área, a espaldas del cerro Siete Orejas, lo revela el
ya citado documento de 1816. Las Barrancas era “el único [lugar] en
donde tenían la proporción de repastar sus ganados todo el verano, y de
donde se proveían de maderas”.2/ Reserva energética, por tanto, y terreno
de pastoreo en verano para la cría de ovinos: dos funciones, más que dos
lugares, para cuyo cumplimiento los dos pueblos habrían debido volverse
dependientes de otros actores, en caso de pérdida del terreno.

A. La territorialidad mam
Lo descrito anteriormente en relación con San Martín no era ciertamente
el único modelo de equilibrio agrosistémico que se dio en la Bocacosta
pacífica. El Palmar, en los límites jurisdiccionales orientales del Departa-
mento de Quetzaltenango, junto con su cabecera Momostenango, en los
altiplanos de Totonicapán, presentan un modelo de simbiósis entre Fuente: N AR A, R G 43-IR C -I-14D
tierras altas y tierras bajas que obecede a un tipo distinto de relación,
basada en factores de naturaleza etno-política. Trazas de éstos, que En muchos lugares de la vertiente del Pacífico de Guatemala cuando se
finalmente testimonian la importancia geopolítica de la región de la remueve la tierra (…) vienen a la luz en forma de pequeñas imagenes o
Bocacosta en los antiguos reinos mayas, las hallaron el capitán Macomb utensilios domesticos de arcilla o piedra, numerosas evidencias de habitan-
y sus ocho subalternos del Cuerpo I de la Comisión del Ferrocarril tes primitivos. A raros intervalos se encuentran cabezas o estatuas colosales
3
Intercontinental a lo largo y lo ancho del territorio costero y de pie de talladas en piedra, llamados por los criollos ídolos. /
monte, cuando a fines del siglo XIX lo atravesaron.
En particular, señalaban la colección de enormes cabezas en piedra
Entre 1891 y 1893 el equipo de Macomb (ver figura 3.3) estudió en expuestas en uno de los patios de la casa patronal de la finca Pantaleón, la
detalle la porción de territorio comprendida entre Ayutla, en el confín misma que unos años atrás oficiales de la Marina estadounidense habían
entre México y Guatemala, y Panamá. En esa travesía, la expedición pudo visitado y luego descrito en una publicación de la Smithsonian Institution
constatar la riqueza arqueológica de la costa y de la Bocacosta pacíficas:
3
/ Intercontinental Railway Commission, Report of surveys and explorations, vol. II,
2
/ AGCA-ST Quetzaltenango 1/17. p. 404. El informe fue publicado en inglés y castellano.

57 58
de Washington.4/ Y también “cabezas talladas de un modo ordinario (…) plato hondo de piedra bordado por el perfil de un dios, con un pájaro de
completamente inferiores a las que vimos en Pantaleón” al occidente del pico curvo cubriéndole, en la finca Rosario Bola de Oro; cabezas de
río Nahualate, en las cercanías de la hacienda Las Animas y de la villa San arcilla de estilo Pipil en las tierras de la finca Caballo Blanco, en el
José el Idolo, en cuya iglesia se hallaba una de las cabezas. En estos luga- extremo sur de la Costa Cuca, en un punto cercano a Coatepeque, pueblo
res, continuaba diciendo el informe, existían diferentes “oteros o guacas”5/ que Termer afirma ser de origen pipil; montículos de tierra de factura
con toda probabilidad artificiales y que podían indicar la existencia de un claramente artificial y, sin embargo, difícilmente investigables por estar
cementerio. Además, “piedras grandes que dejan ver cabezas talladas y cubiertos y rodeados de matas de café; vasos pintados y figuras en arcilla.
trazas curiosas” se encontraban en el pueblo indio de San Sebastián, cerca
En 1946-47, y más sistemáticamente en los años ’60,8/ la región de las
de Retahuleu, al igual que una docena de columnas de piedra de 1,8 m. de
altura y 65 cm. de diámetro, quizás señales de algún templo o de un salinas de Ocós, entre los ríos Naranjo –límite oeste de lo que será la Costa
cementerio maya, dada la ubicación a espaldas de la iglesia. No muy Cuca– y el Suchiate –línea fronteriza entre México y Guatemala–, fue
distantes, entre Retahuleu y Colomba, a lo largo del camino de la Costa objeto de serias investigaciones que sacaron a la luz, si no el más antiguo,
Cuca y en la finca Margarita, se hallaban otras piedras talladas que, escri- sí uno de los más importantes sitios arqueológicos del Pacífico guatemal-
bía Macomb, “nosotros no investigamos”. Finalmente, cerca de Ayutla, teco: el complejo de Salinas La Blanca y La Victoria. Coe y Flannery
“existen algunas eminencias de forma piramidal” en tierra, una de las presentaron hipótesis relevantes para la formulación del modelo de
cuales le resultó útil a la comisión, que aprovechó su altura superior a los interacción entre tierras bajas y altiplanos. En las tierras bajas pacíficas,
15 m. para instalar allí una estación de triangulación. de hecho, la economía y la reproducción local se habría basado en la
cosecha de recusos disponibles típicos en ambientes lacustres, pantanosos
A comienzos de los años ‘30 del siglo XX Franz Termer, arqueólogo y
y costeros: moluscos, sal, frutos de mar y conchas. Sin embargo, antes del
geógrafo alumno de Sapper, denunciaba que los importantes hallazgos
2,000 a.C., cuando estos núcleos entraron en contacto con las espigas de
mencionados en el informe del Corps I habían quedado en manos priva-
aquel maíz que los mayas del altiplano se hallaban domesticando y para
das, a excepción de pequeñas colecciones que yacían en muchas de las
las que buscaban intercambio con productos de la costa, no dudaron en
plantaciones diseminadas en el territorio.6/ De los hallazgos estudiados por
incorporarlo al propio sistema de “eficiencia” económica, sin dar vida
Termer emergían elementos mexicanos, así como formas híbridas entre las
todavía a una “revolución neolítica”, que los habría transformado en
etnias mayas que, en tiempos diferentes, habían controlado la costa7/: un
agricultores sedentarios. Las gentes costeras desarrollaron, en cambio, una
4
/ La finca Pantaleón es un fascinante caso de estudio a la espera de ser investiga-
especie de sistema dual que maximizaba las potencialidades de los
do. El historiador cuenta por ello con las huellas –como las arriba mencionadas– de microambientes locales: la colecta de moluscos y la pesca en los lagos y
un pasado precolombino rico, luego con las fuentes coloniales, que hablan de una estuarios a lo largo de la costa, así como el cultivo de maíz y otros vegeta-
importancia significativa de la finca como productora de azúcar, y finalmente con los les en las llanuras aluviales que los circundaban.
testimonios de la trágica y agitada historia socio-política más reciente, trazada por E.
Oglesby, “Rasing Cane: Class Politics and the Transformation of Industrial Agricultu- De este cuadro arqueológico aún incierto surgen al menos dos datos
re in Guatemala” (1997). importantes: (1) la costa Pacífica fue escenario, en la antigüedad, de una
5
/ Así en el original. Según el Diccionario de la Real Academia, los oteros son multiplicidad de actores étnicamente diferentes; (2) la región se hallaba
cerros aislados que dominan un llano, mientras que las guacas son lugares de integrada a un agrosistema en el que las tierras frías constituían la otra
entierro, funerarios, asociacios con ciertas culturas antiguas americanas.
6
/ F. Termer, The Archaeology of Guatemala, (1939), p. 26.Este texto es una 8
/ En 1946-47 Edwin Shook descubrió dos importantes sitios arqueológicos: El
traducción del alemán de F.Termer, “Zur Archaeologie von Guatemala”, Baessler Sitio, al norte de Ayutla; y La Victoria, entre el Naranjo y el Suchiate, junto a muchos
Archiv, 14 (1931), pp. 167-91. otros que fueron luego estudiados con metodicidad a partir de 1962 por los esposos
7
/ Para una síntesis acerca de las hipótesis verosímiles sobre la existencia de puertos Coe, a quienes en 1967 se le unió Kent Flannery. Véase M.Coe y K.Flannery, “Early
de intercambio a lo largo de la costa pacífica, donde comerciaban Aztecas y Mayas k’iché, Cultures and Human Ecology in South Coastal Guatemala”, Smithsonian Contribution
véase R.M. Carmack, J.Gasco, G.H. Gosse, The Legacy of Mesoamerica, p. 97-98. to Anthropology 3 (1967).

59 60
mitad simbiótica, y ciertamente no era una wilderness. Creemos que estos Utlateca”) se expandieron en los territorios mames,12/ los cuales se
son pasos importantes para la demolición del mito sobre la vacuidad extendían en toda la comarca atravesada por el río Samalá13/ y que, según
histórica de la Costa Cuca; y sus conclusiones no son sorprendentes ni decían los redactores mames del documento:
para el geógrafo McBryde, quien en 1949 ya había notado los inequívocos
hemos poseido por nuestras tierras y términos desde Ab-initio acá y así lo
signos de un ambiente antropogénico,9/ ni para el conocedor de la anti-
poseyeron nuestros antepasados en su gentilidad y nosotros lo heredamos y
gua historia maya. Documentos indígenas y fuentes españolas atestiguan, vimos poseido como cosa nuestra propia cultivando las sementeras, gozando
de hecho, el carácter central de estas áreas en las luchas entre los reinos de casas, montes y agua y los demás aprovechamientos que en ellas tenemos.
mayas prehispánicos, así como su relevancia en las faenas de la conquis-
ta mesoamericana. La narración que sigue permite dar un paso más en la Obligados a retirarse de la Bocacosta “a la serranía alta”, en donde
argumentación y formular la hipótesis de que, además de agrosistema, la fortificaron la capital Zaculeu, los mames fueron sorprendidos poco
Bocacosta era parte de otra categoría espacial: el territorio mam. después por la llegada de Pedro de Alvarado, al cual no dudaron en
apoyar en contra de los k'iche’s:
La territorialidad tiene que ver con fronteras e identidades. En la
época precolonial los territorios mayas eran a menudo discontinuos y Nosotros y los antepasados los recibimos y les dimos servicio (...) para
desagraviarnos de las vejaciones y molestias de los Achíes y tomar nuestras
dispersos, y las comunidades, como norma, no reclamaban una relación
tierras (…). Así bajamos a los llanos y (…) vencimos a los Achíes y desampa-
especial con un espacio definido por límites. No parecía operar, enton-
raron las tierras nuestras con mucha pérdida y mortandad (…) y quedamos
ces, el artificio de “un orden espacializado, definido por confines que le 14
por señores de nuestras tierras quietos y pacíficos. /
dan forma, como un vaso hace con un líquido”.10/ Además, la etnia mam
parecía carecer, peculiarmente, de un sentimiento de identidad con la La recuperación del control de las tierras recientemente usurpadas y
totalidad mam, excepto por su uniformidad lingüística (Watanabe reconquistadas con el apoyo de los españoles fue temporal, ya que el
1996:233). ¿Cómo entender entonces la especial relación entre la identi- proyecto colonizador de Alvarado preveía resultados diferentes:
dad mam y su territorio? después de estar la tierra asentada y el Adelantado Don Pedro de
Una fuente es el documento que Robert Carmack bautiza como Título Alvarado mandó que tornaran a poblarlas indios Achies en el dicho asiento
Mam. Se trata de una denuncia de 1583 en la que tres gobernadores de Quezaltenango (…) y habiendo nosotros contradicho los mames por ser
nuestras tierras, el dicho Adelantado los dejasemos poblar respondió por ser
alcaldes y seis personas más, entre regidores y principales, “en nombre
los indios suyos y de la encomienda.
de todos los vecinos de Ostuncalco y Chiquirichapa y sujetos de este
dicho pueblo de la provincia Mame”, por medio de su procurador Alonso Hasta aquí se ha relatado la historia sobre cómo la conquista españo-
de Herrera, protestan frente a las autoridades españolas por sus propios la se valió de conflictos antiguos entre los mayas para consolidar su
derechos territoriales pisoteados por los abusos de los K'iche’s de Quet-
zaltenango.11/ El Titulo Mam cuenta cómo los k'iche’s (“los Achies de AGCA A1, leg. 5987, exp. 52660, del que el Título Mam es una parte. Una transcrip-
ción completa se publica en Esta tierra es nuestra, tomo I, pp. 255-268, sin identificar-
9
/ McBryde escribe en Geografía cultural e histórica, p. 116-17: “Puede existir muy lo como Título Mam. Las citas que siguen pertenecen todas a este documento, a
poca duda de que, mucho antes de la conquista, la ocupación por hombres dedicados menos que se indique lo contrario.
12
a la agricultura transformó en cierto grado la naturaleza de las primitivas regiones de / La expansión de las poblaciones de lengua k’iche’ en territorios lingüísticamente
America Central, por lo cual ya no existen verdaderos bosques vírgenes”. mames antecedió, de todos modos, a la invasión de Utatlan por los K'ichés. Véase
10
/ R. Escobar, Metamorfosi della paura, p. 141. Itálicas en el texto original. Carmack, Quichean Civilization, pp. 8-11.
13
11
/ R.Carmack, Quichean Civilization, p. 68. El documento fue paleografiado y / El documento dice “río llamado Comalate”; pero estamos persuadidos, siguiendo
publicado originalmente por M. Crespo, “Títulos indígenas de tierras”, en: Antropolo- a Reeves en: Liberals, Conservatives and Indigenous People, p. 26, de que, por la
gía e Historia de Guatemala 8 (1956)2, pp. 10-12. Lo refiere ampliamente también R. descripción allí contenida sobre el curso del río, se trata del Samalá.
14
Reeves, Liberals, Conservatives and Indigenous People, p. 23 y ss., citando el original / AGCA A1, leg. 5987, exp. 52660, en: Esta tierra es nuestra, tomo I, p. 257.

61 62
propia supremacía, y modificar y en cierto sentido cristalizar la distribu- zada que al disciplinar el espacio expresa el propio dominio (Harley
ción territorial maya,15/ valiéndose para ello de la encomienda de cada 1988:285). En nuestro caso, la autoridad colonial ejercía la propia capaci-
grupo étnico a una orden religiosa diferente. Lo que nos parece de mayor dad de dominio reconociendo la supremacía k’iche’ sobre los mames,
interés, sin embargo, es lo que sigue en el Titulo Mam. quienes se lamentaban de que, a pesar “que nosotros fuimos agraciados
en la dicha demarcación y perdimos parte de nuestros términos, por
Hacia 1561, los k'iche' –según la denuncia mam– retomaron su
quitarnos de pleitos, consentimos”.
avance hacia el Pacífico hasta poblar San Luis, aquel pequeño pueblo
vecino de Santa Catalina ya encontrado como estancia cacaotera de La fijación espacial, legal y cultural a la vez, del límite entre los
Quetzaltenango,16/ y del que el Título dice “es nuestros [mam] términos”. mames de Ostuncalco y Concepción,19/ y los k’iche’s de Quetzaltenan-
Parte del avance había comprometido también tierra de caza de venado go, alteraba de manera significativa las relaciones de poder entre los
en las estribaciones del cerro Siete Orejas controladas por los mames, dos grupos aportando un elemento nuevo, y condicionaba sus modali-
quienes reaccionaron duramente, siendo detenidos en 1555 por una carta dades de expresión. Cuando 20 años después de la primera interven-
real de amparo que imponía el respeto al libre uso de dichas tierras hasta ción de Mejía, los mames volvieron a denunciar que los k’iche’s se
que las autoridades competentes no hubieran resuelto la controversia “llegan a meter en nuestra milpas sembradas (…) y se vienen a meter
entre Ostuncalco-Sacatepéquez y Quetzaltenango.17/ hasta un cuarto de legua de este dicho pueblo [Ostuncalco]”, el argu-
mento al que apelaban no era sólo el de antigüedad de uso, que de
La respuesta mam fue recurrir a la autoridad colonial en la persona
todos modos continuaba definiendo la territorialidad indígena,20/ sino
del oidor en la Real Audiencia de Guatemala, doctor Mejía. De esta forma
también y sobre todo el de la existencia de la demarcación legal españo-
se consumaba un viraje crucial en la construcción de aquella territoriali-
la. El documento rezaba:
dad étnica que reemerge en transparencia en las cartas de los pleitos de
tierras en el siglo XIX. El oidor Mejía, en efecto, “mandó visto el derecho los dichos Achies ni en tiempo antiguo (…) [ni] en tiempo moderno
de una parte y de la otra amojonar y declarar los términos y así se hizo”. después que vinieron los españoles nunca jamás hicieron milpas ni labran-
O sea que el dominio colonial, en la persona de la Real Audiencia, zas mas de una legua de este dicho pueblo (…) la posesión que tienen (…) es
obligaba a fijar en el espacio y en el tiempo la relación de poder, móvil en en la mitad de el camino y tierra que hay de este pueblo al de Quetzaltenan-
go que son dos leguas y así gozaba la una legua el pueblo de Quetzaltenango
el espacio y mudable en el tiempo,18/ entre mames y K'iches. Lo hacía
y la otra legua gozaba este pueblo [Ostuncalco] y el de Chiquirichapa y así
mediante un límite, corte preciso del territorio que en la historia de
nunca de el dicho tiempo acá pasaban unos ni otros los dichos límites que
muchas culturas, desde el limes romano hasta la Muralla China (Zanini 21
era conforme la demarcación y límites que declaró el dicho doctor Mejía. /
1997), ha acompañado e indicado la presencia de una autoridad centrali-
19
15
/ El límite en las tierras altas más cercanas a los tres pueblos está bien documentado
/ Al respecto véase N. Farriss, La sociedad maya bajo el dominio colonial: la pues continuará en disputa en el siglo XIX. Véase AGCA-ST Quetzaltenango 2/2. El
empresa colectiva de la supervivencia (1992), pp. 423 ss. oidor Mejía, sin embargo, había fijado también el límite entre mames y k’iche's de
16
/ Feldman, Indian payments in kind, (1992), nota 55 p. 52 (usando como fuente Quetzaltenango en las tierras calientes, como se desprende de la recusación invocada
AGI/G 52), lo identifica como estancia cacaotera de Quetzaltenango, que en 1572 ya por Quetzaltenango de un testigo favorable a Ostuncalco. De éste, un padre mercedario,
contaba con cerca de 1,000 residentes. Quetzaltenango decía: “no vale porque no trata de estas tierras, sino de la diferencia que
17
/ AGCA A1, leg. 5987, exp. 52660, en: Esta tierra es nuestra, tomo I, p. 256. tuvieron los indios de San Luis con los de Santa Catalina y como se les partió la tierra
18
por el doctor Mejía”. AGCA A.1, Leg. 5987, exp. 52660, en: Esta tierra, p. 257.
/ En otras palabras: “Stabilizzare uno spazio ha come effetto immediato quello di 20
rendere stabile il tempo a esso connesso […]. Tracciare un confine è allora anche un / Sobre esta concepción, véase por ejemplo R. Naylor, “Guatemala: Indian
modo per attribuire un 'luogo' al tempo”. [“Estabilizar un espacio tiene como efecto Attitudes toward Land Tenure”, en: Journal of Inter-American Studies 9 (1967), 4.
21
inmediato volver estable el tiempo conectado con él [...] Trazar un confín es, / AGCA A1, leg. 5987, exp. 52660, en: Esta tierra es nuestra, tomo I, p. 258. Los
entonces, también un modo para atribuir un 'lugar' al tiempo”. P.Zanini, Significati representantes mames precisaban, entre otros, que el único sobrepaso por parte de
del confine: i limiti naturali, storici, mentali. (1997), p. 110. Quetzaltenango databa de algunos años antes (en el decenio de 1560), pero había sido

63 64
Si bien es cierto, como sostiene Nancy Farriss, que el severo control Los productos requeridos para el pago del tributo provenían de los
de los españoles sobre la población indígena no dejaba abierta otra vía de sujetos (o estancias) que formaban la red ecológico-productiva controlada
resolución de las disputas entre grupos mayas que la de la negociación por Ostuncalco: Magdalena, Coatepeque, San Pablo, Santa Lucía, Malaca-
judicial, nos parece de todos modos que allí se pone en evidencia un tán, Zazitepeque, Tequintepeque en Soconusco,24/ Santa Catalina en
pasaje importante en la transición de la conceptualización, administra- Suchitepéquez, a unas 15 leguas de Ostuncalco, Cabricán,25/ y natural-
ción y defensa de la territorialidad étnica. mente San Martín Sacatepéquez y Concepción Chiquirichapa.
Braudel escribe que “una vez señalado debidamente, todo límite Reunir a la totalidad del área mam en una única encomienda que se
administrativo, y a fortiori toda frontera política, tiende a durar y a extendía desde los más de 2,500 m. snm de Ostuncalco a los 504 m. snm
perpetuarse. Es como si le costara un sufrimiento terrible borrarse” de Coatepeque tenía también como efecto colateral, pero no por eso
(Braudel 1988:303). De hecho, el límite entre mames y k'iches en la menos secundario, la preservación de la unidad ecológico-productiva de
Bocacosta pacífica es una frontera que no se borrará, gracias (y quizás los pueblos de tierra fría.26/
sobre todo) a la obra de cimentación que de él hicieron la doble coloni-
zación estatal española y religiosa. El segundo elemento aglutinador de la territorialidad mam y de su
débil rol con respecto al reino k’iche’ era la entrega de los pueblos mames
En 1531, los pueblos de la totalidad de la región mam suroccidental
al cuidado evangélico de la Orden de Nuestra Señora de la Merced, que
fueron dados en encomienda por el propio Pedro de Alvarado a su
allí constituyó la Parroquia de San Juan Ostuncalco en 1538.27/ En 1632,
cuñado y compañero de armas Pedro de Portocarrero. De esta encomien-
el Curato de San Juan Ostuncalco abarcaba ocho pueblos: (Concepción)
da, San Juan Ostuncalco y San Pedro Sacatepéquez eran sin lugar a
Chiquirichapa, San Martín (Sacatepéquez), San Cristóbal Cabricán, S.
dudas los pueblos de mayor peso demográfico y económico. Así lo
Miguel (Siguilá), La Magdalena, Santa Catarina, San Sebastian y San
ratificó la colonización española, cuando legó ambos pueblos, con todas
Gerónimo Cuyamesumba;28/ esto es, toda la unidad territorial mam
sus dependencias, a Francisco de la Cueva, segundo yerno de Alvarado,
reunida alrededor de Ostuncalco, que desde allí se desarrollaba tanto en
a la muerte de Portocarrero. La encomienda mam de Ostuncalco y Sacate-
el más inmediato altiplano (Concepción, San Martin y Cabricán) como en
peque se convirtió, en manos de De la Cueva, en la mayor de la Audien-
la costa y Bocacosta, hasta llegar a las tierras cálidas de San Sebastian.
cia de Guatemala,22/ con una carga tributaria pesada y variada, lo que de
Los padres mercedarios, quienes llegaron a ser buenos conocedores de la
nuevo atestigua la extremada variedad de recursos productivos que la
región mam podía movilizar: 24
/ La fuente es Diego de Garcés, alcalde mayor de Zapotitlan citado por Zamora,
Indios de servicio (14 en el pueblo, 6 en la ciudad), 100 xiquipiles de Los Mayas de las Tierras Altas, p. 346; también diferentes documentos del AGCA
cacao, 400 mantas, 32 cubrecamas, 28 paramentos, 6 fanegas de sal, 100 publicados en R. Hostnig, El curato de San Juan Ostuncalco.
gallinas, 800 fanegas de maíz, 20 cántaros de miel, 30 fanegas de frijoles, 20 25
/ AGCA A3.16 leg. 2801 exp. 40502 cit. en: Hostnig, CSJO 2, p. 137-43.
23
cargas de ají, 2496 huevos. 2000 tributarios. / 26
/ Guatemala suroccidental no sufría, pues, el destino de desmantelación del
sistema de control simultáneo de archipiélagos verticales andinos a través de la
temporal, autorizado por Ostuncalco y luego revocado. Se trató, por así decirlo, de una distribución de porciones del mosaico a distintos encomenderos. Sobre esto, ver
excepción motivada por la necesidad de Quetzaltenango de procurarse material de J.Murra, “Did Tribute and Markets prevail in the Andes before the European Inva-
construcción (tejas) para la iglesia del pueblo, noble motivo frente al cual Ostuncalco sion?”, en B.Larson and O.Harris, Ethnicity, Markets and Migration in the Andes,
había asentido a que los k’iches atravesaran el límite, incluso hasta las cavernas a lo (1995), p. 61.
largo del camino de San Mateo, aún hoy abastecedor de cal y yeso para la construcción. 27
/ Ostuncalco fue luego “reducido” a un asentamiento dos leguas más cerca de
22
/ Feldman, Lawrence H., Indian payments in kind, (1992), p.1. Sacatepéquez debe Quetzaltenango, y desde entonces permaneció allí. F. Fuentes y Guzman, Recordacion
entenderse como San Pedro Sacatepéquez. El poder económico de Francisco de la Cueva Florida. R.Reeves, Liberals, Conservatives and Indigenous People, p. 23.
no se limitaba a esta encomienda, como lo muestra D. Pompejano, Popoya, p. 180. 28
/ AGCA A1.11, leg. 4056, exp. 31441 citado en: Hostnig, El curato de Ostuncalco,
23
/ AGI/G 128, citado en: L.H. Feldman (1992). p. 3.

65 66
cultura mam,29/ aparecían frente a los más numerosos y poderosos No se pretende sugerir con esto que los mames del siglo XIX expresa-
franciscanos y dominicos como la cenicienta de la colonización religiosa, ran una concepción de territorialidad demarcada por fronteras lineales.
confirmando la marginalidad de la región mam también en la adscripción Raffestin recuerda que también en la Edad Media europea se manifestó
a las órdenes religiosas. la idea de la delimitación en términos de piedras, calles y ríos, pero no
concebía la linealidad de la frontera, noción jurídica que adquirirá pleno
Cuando a la fase histórica de la encomienda la colonización española
significado sólo en el Estado moderno, entre los siglos XIV y XV.31/
hizo seguir la de las reducciones, el territorio mam preservó una sustancial
unidad, y sobre todo no desplazó su línea fronteriza con los incómodos Creemos más bien que las referencias a los mojones son referencias a los
vecinos k’iche’s. Reeves traza la evolución de Ostuncalco y de sus estancias, puntos cardinales dentro de los cuales la comunidad reconocía la sacrali-
poniendo en evidencia el progresivo desenganche administrativo y tributa- dad de su propio espacio (Carmagnani 1988:49 y ss.) y la señalaba por
rio de éstas, lo que podía significar un debilitamiento de los vínculos de medio de cruces, así como con grandes y longevos árboles tales como las
pertenencia a la cepa común. En cualquier caso, la unidad mam comandada dos ceibas que los k'iches de Q'uikab plantaron como límites de la
por Ostuncalco llegó con un buen grado de cohesión interna a la época parcialidad nahua32/; o como los 400 montículos que señalaban el límite
republicana; confirmación, entre otros, de la observación crítica de Carmag- entre nahuas y mames (Carmack y Mondlock 1983:264).
nani acerca de la supuesta fragmentación, operada por la conquista y la
La problemática diferencia entre el mojón como punto limítrofe o
colonización, de la territorialidad india en una plétora de comunidades
como línea de frontera se evidencia en el confín de Concepción con
autosuficientes y organizadas administrativamente para ser fuentes tributa-
Quetzaltenango, que fuentes tanto orales como documentales33/ identifi-
rias eficientes para el régimen español (Carmagnani 1988:53).
can con el cerro Siete Orejas, en el costado sur del valle de Quetzaltenan-
Gracias a esta obra de territorialización, también se espacializaban go. Como muchos montes de la zona (Cerro Quemado, cerro Tecun
los territorios étnicos, y en consecuencia las fronteras entre ellos. Dos Uman), el Siete Orejas es en realidad un volcán apagado a 3,370 m. snm,
eran los límites históricamente relevantes del territorio mam: el del con un gran cráter abierto al sur del nacimiento del río Ocosito (Bonis
noreste con Quetzaltenango, y el del sudeste con Momostenango. 1965:19). En la geografía simbólico-cultural que daba sentido a la espa-
cialidad maya, el lugar reunía, por tanto, las cualidades sagradas del
B. Los límites entre mames y k’iche’s en la Bocacosta cerro, del volcán y del nacimiento de un río clave como el Ocosito.
La ambigüedad con la cual se expresan muchos actores indígenas en los
La tentación de considerarlo como un “confín natural” es fuerte,
documentos de tierras a la hora de indicar a las autoridades mojones
dado su carácter de barrera de altitud superior a los 3,000 m. que
precisos y área en caballerías de sus ejidos es engañosa. Sugiere, como
dividía al territorio k’iche’ de Quetzaltenango del territorio mam de
muchas veces se ha sostenido, una casi absoluta indefinición territorial por
Concepción y Ostuncalco. Pero a la vez insostenible. Lo falaz de la
parte de los pueblos indígenas, cuya percepción de sus posesiones territo-
naturalidad de lo que no es otra cosa que un constructo de génesis
riales habría sido del todo vaga. Pero no es lo mismo lo que señalan los
documentos que hemos estudiado: la mayoría de las veces autoridades y política y la expresión de una relación de poder como lo es la fijación de
particulares indígenas eran capaces de indicar los límites de sus ejidos; los una frontera, lo revela con convicción una variada literatura histórica
conocían, sabían encontrarlos y se preocupaban por mantenerlos reconoci-
bles poniendo sincréticas cruces como símbolos de protección.30/
31
/ C. Raffestin, “L'immagine della frontiera”, en: Dematteis et al, Geografia senza
confini, (1992), p.48.
29 32
/ En 1607 un fraile mercedario publicó en México la primera gramática mam, obra / Título Santa Clara, en: A. Recinos, Crónicas indígenas, pp. 171-181. Véase R.
a la que le siguió un diccionario de lengua mam. A1.11, leg. 4056, exp. 31441 citado Carmack, Quichean Civilization, p. 43.
en : Hostnig, El curato de Ostuncalco, p. 3. 33
/ Nab' ab' l Qtanam, p. 165, se refiere al Siete Orejas con el nombre mam de
30
/ Véase Nab’ ab’ l Qtanam, p. 166. Los agrimensores citan a menudo estas señales Wuqxhink'an, que significa “Dios nos observa y nos escucha”. AGCA A1, leg. 5987,
de mojones: ver AGCA-ST Quetzaltenango 1/17. exp. 52660, en: Esta tierra es nuestra, tomo I, p. 263-266.

67 68
y geográfica. 34/ La naturaleza por sí misma no traza confines, sino cauces llegar a un núcleo insospechado del que germinan uno a uno todos los
que llena de agua. Se requiere de una autoridad revestida de poder (el demás. Procedemos, pues, de esta forma.
agrimensor estatal, para el caso) que atribuya significado político al agua
para que un río se vuelva una demarcación, es decir una línea que En 1872, el pueblo de Santa María de Jesús, al sur de Quetzaltenan-
go, reclamó al presidente provisional el ejido del que se veía privado y
establece, en sentido espacial, una relación de poder.
que le tocaba por ley. Con esto se abre la primera muñeca rusa y sale a
Un ejemplo claro de elemento natural vuelto límite por la historia es un relucir el origen de El Palmar y su relación simbiótica de dependencia
río importante para la Bocacosta y para la historia de la superposición de con Momostenango. Entre informes de ida del Jefe Político de Quetzalte-
agrosistemas, territorios y regiones: el Samalá. Aún más que el Ocosito, del nango, y de vuelta del Fiscal en la Ciudad de Guatemala, peticiones de
que ya se habló, el Samalá es un río rápido y caudaloso que nace al norte de los habitantes de los dos pueblos e intervenciones de los agrimensores
la ciudad de Cantel, desde donde inicia un curso precipitado hacia el que en distintas épocas trataron de dirimir la cuestión, aparece sorpresi-
Pacífico (Horst 1981). Se trata de una barrera formidable que la naturaleza vamente un documento de 1654 36/ escrito por el alcalde mayor, en el
y la técnica de entonces permitía sortear sólo en algunos puntos, en donde entonces “partido de Gueguetenango”. Si se exceptúa la confusión
los senderos podían convertirse en puentes de madera y proseguir la ruta generada por la referencia primero a un Diego Byence, natural de España,
del comercio y de tránsito desde Quetzaltenango y Los Altos hacia la y luego al “principe Ponce37/ de León, natural de Gran Bretaña”, como
costa.35/ Bloqueando el acceso a ese puente, los “muchos y gruesos escua- compradores originales del terreno, el documento certifica con claridad
drones de indios guerreros” de Utatlán habían opuesto resistencia al avance que el indio tributario Diego Vicente compraba legalmente, 1,303 caballe-
del conquistador Alvarado (Fuentes y Guzman 1967:50). rías por un precio de 8 pesos cada una “en términos de Suchitepéquez
del partido de Quetzaltenango”. Diego Vicente lo adquiría para cederlo a
Lo que es menos directo suponer es que el control y la administración
su pueblo de origen, Momostenango, en señal de reconocimiento por la
de un puente sobre el Samalá sirviera también como identificador étnico
ayuda recibida en la reconstrucción del templo sagrado, “por coadyuvar
y vehículo de reproducción de la identidad étnica. Esto es lo que se
sus fuerzas en la postura del puente en el rio Samalá”, y también porque
desprende de la larga, enredada y, a veces, indescifrable diatriba legal que
no tenía descendientes a los cuales heredar el terreno.38/
involucró a los pueblos de El Palmar y de Santa María de Jesús durante
lustros: caso de conflicto entre dos comunidades indígenas que a pesar de El paso previo a esta titulación podría estar en aquella especie de
no ser único, sugiere algunas claves de comprensión útiles sobre el signifi- mito sobre el origen de El Palmar y de su raíz común con Santa María, tal
cado del “territorio étnico” en el suroccidente de Guatemala. como lo reporta Dávila. La tradición cuenta que el rico indígena llamado
Como sucede a menudo en los litigios de tierras entre pueblos don Diego Toj,39/ “que había comprado el don en pergamino con letras de
indígenas, la prolongada y costosa diatriba entre El Palmar y Santa María 36
se asemeja a una muñeca rusa: el documento con el que se inicia el / AGCA-ST Quetzaltenango 8/20, f. 84.
37
fascículo contiene otros documentos que retroceden en el tiempo, hasta / Ponce era, sin embargo, una familia de principales de Momostenango, véase
Carmack, The Quiché Mayas of Utatlán, p. 94.
34 38
/ Escobar escribe: “Nada más contradictorio -y a la vez más cargado de implicacio- / Este dato es parcialmente confirmado por Gavarrete, Indice p. 295, según el cual
nes 'radicales', psicológicas e ideológicas- que la expresión confín natural”. Metamor- justo en 1564 “Diego Vicente, natural de este pueblo, midió 4 caballerías en el sitio
fosi della paura, p. 143. Sobre el tema de la frontera natural, además de Escobar, Mumux”. A1 leg. 5943 exp. 52013.
hemos hallado estimulantes las contribuciones de G. De Matteis et al, Geografia senza 39
/ Desafortunadamente, la fuente no indica su pertenencia étnica. Si hubiera sido
confini, (1992), sobre todo pp. 49 ss.; J. B. Harley, “Maps, knowledge, and power”; P. un oficial k’iché, entonces habría podido tratarse de uno de los guardianes con los
Zanini, Significati del confine: i limiti naturali, storici, mentali, (1997), sobre todo pp. que los señores de Utatlán fortificaron el territorio conquistado recientemente a los
18-24. mames. Sin embargo, los Títulos Nijaib, a partir de los cuales Carmack infiere los
35
/ El trazado del ferrocarril pasaba, por el contrario, por un punto más al sur, justo límites del territorio de la estirpe k’iche’ que se estableció en Momostenango, no lo
sobre el poblado de San Sebastián. mencionan. Otra hipótesis es que Toj fuera un cacique mam, considerando que Toj

69 70
oro”,40/ cedió algunos terrenos de cultivo a unos indígenas de Momoste- nango, a la que nuestras fuentes se refieren como Guenabaj, “parcialidad
nango. Éstos, cuando “se decretó que todos debían titular sus propieda- de los Vicentes”,43/ y luego como San Vicente Buenabaj. Que Diego
des”, titularon los terrenos como propios y formaron el pueblo de El Vicente fuera un cacique, no obstante se le refiera como un “indio tributa-
Palmar. A la muerte de Toj, el resto de su patrimonio de tierras fue rio” de Momostenango, parece evidente por su gran riqueza monetaria y
distribuido entre los habitantes de Santa María, en donde estaban ubica- de tierras, y por el vínculo personal en la reconstrucción del templo. Que
dos los terrenos en cuestión. El episodio aclara entonces que una sola y pueda ser identificado con Diego Vico parece compatible con cuanto
enorme propiedad indígena dio origen a los dos pueblos, pero habla escribe Carmack: una sustancial superposición cronológica (Diego Vico
también de la antigua expansión de Momostenango hacia las tierras vivió entre finales del siglo XVI y 1675); una extensa propiedad de tierras
cálidas del Pacífico, precisamente por aquellas razones agroecológicas que incluía también un rancho en la costa, cerca de San Luis; la natural
que hemos tratado anteriormente.41/ proyección del cacique de Buenabaj hacia el Pacífico en busca de pastos
para sus numerosos rebaños, y sus responsabilidades religiosas.
Recibida la aprobación y registro del título por parte de la Real
Audiencia en 1655, el área fue medida por una comisión cuya composi- Más allá de esta hipótesis, lo que es relevante es que El Palmar nacía
ción y solemnidad no deja dudas sobre la importancia de la operación: el a mediados del siglo XVII como dependencia directa de Momostenango, a
Alcalde Mayor del Partido de Quetzaltenango, el de Huehuetenango, así través o no de Buenabaj, y que las autoridades indígenas usaban un título
como Diego Vicente acompañado por los 18 principales de Momostenan- legal español para cristalizar su derecho territorial. A lo largo de los siglos
go, 200 soldados y el agrimensor de la provincia, Gregorio Batres. Era y los cambios de régimen, El Palmar permanecerá firmemente ligado a su
entonces en presencia de las máximas autoridades españolas e indígenas antigua cabecera en los altiplanos y será reconocido siempre como “colo-
de Momostenango que se fundaba formalmente el pueblo de El Palmar. nia de Momostenango”. Expresión y vehículo simbólico y material de este
lazo será el puente sobre el río Samalá, cerca del paso de Patio de Bolas, en
A pesar de la discrepancia en el apellido, creemos verosímil que
el límite entre el Departamento de Suchitepéquez y el de Retahuleu44/.
Diego Vicente, el “padre fundador”, puede ser identificado con Diego
Vico,42/ poderoso cacique de la parcialidad más meridional de Momoste El puente estaba formado por tres gruesos palos de chicharro o
encino, madera dura, de ancho “30 pulgadas y 25 de largo”, capaz de
es un vocablo de lengua mam que significa “en” y es recurrente en la toponimia mam. resistir las crecidas estacionales del río; periódicamente, sin embargo,
Véase V. Nab'ab'l Qtanam, p. 250. El nombre Toj no es mencionado ni por Carmack eran reemplazados, y en ello tenía responsabilidad Momostenango. Cada
en su monografía sobre Momostenango, ni por Grandin en la sobre Quetzaltenango.
2 o 3 años, según un documento de 1864, el pueblo ocupaba “3,000
40
/ Toj parece haber sido rico también en tierras: “era tan rico que habiendose hecho vecinos” en los trabajos de restitución de funcionalidad del puente, y
compadre con un señor de apellido Makiani, le obsequió con las tierras que hoy
garantizaba así la seguridad del tráfico hacia la costa de Suchitepéquez.
forman las fincas San Luis” en el Departamento de Retahuleu. M. L. De León,
Monografía del Departamento de Quetzaltenango, Quetzaltenango (1925).
41
/ “Las rancherías del Palmar […] existen desde tiempo inmemorial a manera de depositario, de los Títulos Nijaib. Con la conquista, Nijaib fue cristianizado en Vico.
guardianas por parte del pueblo de Momostenango de donde forman sus sementeras Sobre su figura de primer plano en la historia de Momostenango, véase Carmack, The
la mayor parte estacionariamente a consecuencia de la inutilidad de sus ejidos, como Quiché Mayas of Utatlán, pp. 101-09.
43
consta […] a todos los que conozcan su localidad y aridez de sus ejidos donde no / En un litigio de tierras de 1843 con el pueblo mam de Cajolá se menciona la
pueden alimentarse un vecindario de mas de 20,000 habitantes”. AGCA-ST Quetzal- “parcialidad de los Vicentes, de la Municipalidad de Momostenango”, en el paraje de
tenango 8/20. La cifra probablemente es exagerada; según Carmack (The Quiché Guanabaj, comprensión de Sija. En: Esta tierra, pp. 112 y anteriores. En el AGCA-ST
Mayas of Utatlán, p. 484 nota 10) en 1871 Momostenango tenía una población Quetzaltenango 8/20, uno de los documentos menciona explícitamente la “parciali-
cercana a los 12,000 habitantes. dad de los Vicentes” que está en la base del título de El Palmar/Momostenango.
42 44
/ Era descendiente directo, por vía paterna, del jefe provincial prehispánico Izquin / D. McCreery, Rural Guatemala, p. 144, pone de relieve la relación estrecha entre
Nijaib, miembro de la segunda línea de la dinastía k’iche’ de Utatlán que comandó la El Palmar y Momostenango, y alude a las reivindicaciones de éstos sobre el puente,
expansión k’iche' a los territorios mames de la Bocacosta; y protagonista, además de pero sin darles mayor énfasis.

71 72
Figura III.4 El Corregidor de Quetzaltenango le daba otra interpretación al interés
El puente sobre el río Sam alá cerca del paso de Patio de Bolas de Momostenango por el puente de Samalá. Para El Palmar y Momoste-
nango, que en las fuentes hablan al unísono, la defensa del derecho/deber
sobre el puente era –según decía el Corregidor– un disfraz tras el cual se
ocultaba en realidad la contienda con Santa María de Jesús por las tierras
en que se hallaba el puente. Además, continuaba el Corregidor Pacheco,
estaba la cuestión del derecho del pontazgo. A diferencia de San Sebas-
tián, “que eternamente exigen y exigirán el pontazgo” para la instalación
de un puente sobre el mismo Samalá, pero mucho más abajo que aquel
de Patio de Bolas, Momostenango prometía aplicar un peaje sólo durante
la ejecución de la obra. El corregidor no creía en eso: “la suma que ha da
invertirse (…) no podría recobrarse durante el tiempo empleado en su
construcción”, razón por la cual “querrán continuar exigendo el pago (…)
hasta reintegrarse de la suma entera” mediante un peaje perpetuo.

En todo caso, continuaba el corregidor, la pretensión de Momoste-


nango era insostenible también sobre la base de una simple atribución de
jurisdicción: 1) el pueblo de Momostenango pertenecía al Departamento
de Totonicapán; 2) el puente se encontraba entre el Departamento de
Quetzaltenango y el de Suchitepéquez; 3) El Palmar, a pesar de ser de
origen momosteco, estaba ubicado a dos leguas (10 Km.) del puente, por
tanto fuera de la jurisdicción del Corregimiento de Totonicapán. En
consecuencia, “las autoridades de Momostenango nada tienen que hacer
en El Palmar”.47/

Así se ponía en evidencia la inconformidad entre el territorio


étnico de Momostenango –que incluía a dicho pueblo, El Palmar,
alejado 14 leguas (70 Km.) de la cabecera– y el territorio administrati-
Fuente AGC A-ST (Q uetzaltenango) 8/20.
vo. La incongruente pertenencia jurisdiccional de los dos pueblos ya
había emergido de manera problemática en 1859, pero en ese entonces
El mantenimiento del puente le correspondía, en teoría, a otros dos la autoridad la había tolerado, ya que le permitía medir la carga fiscal
pueblos cercanos al pasaje: Pueblo Nuevo y San Felipe. Estos, careciendo (en mandamiento) no con base en la población del Palmar, sino en la
del apoyo de una comunidad grande45/ y también del acceso a recursos de El Palmar asistido por Momostenango. En esas circunstancias, el
forestales apropiados,46/ “ponen otros palos, pero se destruyen pronto”.
Corregidor de Quetzaltenango había solicitado a El Palmar un equipo
45
de trabajo de 100 hombres, 50% de los cuales debían ser enviados por
/ Pueblo Nuevo era un pueblo filial de Zunil, con el que gozaba de una relación Momostenango, es decir por el Departamento de Totonicapán, debido
binaria semejante a la existente entre El Palmar y Momostenango.
46
a la incapacidad demográfica de El Palmar. La superación de los
/ La Memoria de Estadística Forestal de 1893, pp. 608-9, señala que el chicharro,
por ejemplo, existía en esa época sólo en los bosques de El Palmar y de Santa María,
47
en Guatemala suroccidental. / AGCA B leg. 28596 exp. 131, a. 1864.

73 74
límites departamentales no había suscitado, en este caso, ningún ¿Qué motivo pudo haber para compeler desde una epoca tan remota a
reclamo por parte de los dos corregidores.48/ un vecindario que dista mas de 14 leguas y en ajena jurisdiccion o mas bien
en distinto departamento, a poner en su totalidad para reparar el menciona-
De todos modos, las autoridades de Momostenango no desistían. Por do puente? si no el derecho de propiedad reconocido por el cual resulta lo
52
el contrario, con orgullo y solemnidad defendían no tanto el control util y lo oneroso. /
material del derecho de paso sobre el puente, sino la responsabilidad, la Este caso de defensa a ultranza en primera persona del puente y de
“carga onerosa y pesada” del matenimiento del mismo, “el derecho que los terrenos de El Palmar por parte de la cabecera, suscita curiosidad
aseguraban tener al puente de Samalá, y las obligaciones de reponerlo”.49/ pues parece contradecir el cuadro –retratado por Carmack– de relaciones
En esa responsabilidad, así como en el necesario carácter comunitario del entre Momostenango y la parcialidad Buenabaj, campeona de separatis-
acto de reconstrucción del puente,50/ Momostenango parecía defender un mo crónico hasta los años recientes (Carmack 1981:364-68). Según
pedazo de su propia identidad, encajonada en una territorialidad diseña- Carmack, con el tiempo la parcialidad recibió un apoyo decreciente a sus
da no por lugares, sino por relaciones de los seres humanos (los vecinos reivindaciones territoriales contra los pueblos cercanos de Sija y Cajolá
de Momostenango) con los elementos naturales (el río).51/ que, desde luego, fueron alegadas por la “parcialidad de Vicentes del
Se trataba de una “defensa de” (por ejemplo, de la expansión ladina), paraje Buenabaj” 53/ por sí sola, y nunca junto a Momostenango.
pero también de la defensa sic et simpliciter de un derecho al territorio, La hipótesis que nos aventuramos a proponer es doble. El puente y El
y hasta de un principio de territorialidad percibido como inalienable. Así Palmar eran, desde la época de la conquista, un límite sensible entre los
lo afirma un documento de 1873, año en el que la Municipalidad de territorios mam y k’iche’, lo cual explicaría por qué la cabecera Momoste-
Momostenango y El Palmar, junto a las 11 autoridades auxiliares de sus nango asumía un rol más activo que en otros límites. Existían además
cantones, reclamaron justicia contra una medida que dejaba por fuera del razones de cálculo ecológico que empujaban a la cabecera a un protagonis-
territorio ejidal de Momostenango al puente sobre el Samalá. Con respec- mo propio en la Bocacosta. Carmack señala que signos de agotamiento
to a la argumentación de los años 1860, la aducida aquí se apropia ecológico de las tierras agrícolas de Momostenango en los altiplanos eran
instrumentalmente del espíritu de su tiempo: recurrentes desde el inicio del siglo XIX, a pesar de que Veblen date con
posterioridad a 1970 la conversión completa de los recursos forestales del
48
/ AGQ 1859/69. Este caso enseñaría también que la interrelación entre tierras altas Departamento de Totonicapán, al que pertenecía Momostenango, en tierras
y tierras bajas estaba motivada por la distinta pertenencia ambiental de los dos agrícolas. La demanda agrícola de los altiplanos hallaba respuesta, una vez
asentamientos, pero se estructuraba con base en el estatus de cada uno: la cabecera más, en aquella “reserva agro-ecológica” en la Bocacosta que los momoste-
asistía al pueblo en su relación, con frecuencia difícil, con el gobierno, y no viceversa. cos se habían asegurado desde la mitad del siglo XVII, y que volvieron a
49
/ AGCA-ST Quetzaltenango 8/20, f.9-10 (1856). La afirmación pretende incluir reivindicar, incluso legalmente, a partir de los años ‘30 del siglo XIX.
aquí el sentido de la no espacialidad de la territorialidad étnica.
50
Esto nos lleva al tema, ya anunciado, del avance general hacia el
/ La construcción de un puente, tanto más de estas dimensiones, es un trabajo
Pacífico con el que se abre el siglo XIX, y que en términos macroscópicos
colectivo que supone y contribuye a mantener la cohesión de la comunidad misma.
Por lo tanto, es supervisada por las autoridades religiosas, como se describe en se torna evidente a mediados de los años 1830.
Nab'ab'l Qtanam, p. 169.
51 C. La región de Quetzaltenango
/ Vale recordar que en la época colonial la responsabilidad de mantener transita-
bles los caminos recaía en los pueblos atravesados por ellos, cada uno en su sección El movimento de “reconquista de las tierras bajas” pacíficas tenía un
respectiva. Por tanto, el control del territorio y la responsabilidad del mantenimiento vector propulsivo en la recuperación demográfica de toda la región de
vial estaban asociados; tanto así que sustraerse a dicha responsabilidad equivalía a
amenazar el control. Véase el caso de San Martín, que define “su jurisdicción” 52
asociándola a “donde les toca la composición del camino”, en: Esta tierra p. 608; / AGCA-ST Quetzaltenango 8/20.
53
véase también el caso de Concepción, en la disputa con Quetzaltenango, Esta Tierra, / Véase, por ejemplo, el largo AGCA-ST Quetzaltenango 3/7, a. 1843, transcrito y
p. 259. publicado en: Esta Tierra es nuestra, pp. 101-112.

75 76
Los Altos. Qué tan grande fue ese aumento de población es azaroso en los altiplanos que en las zonas calientes del país. Aumentando, se
definirlo con precisión. Por muy rigurosos que sean los esfuerzos y desbordaba de una manera natural hacia el Pacífico, dando vida a un
cautelas de los serios estudios que se ocupan de ello, la historia demográ- proceso de “colonización interna”56/ que, si creemos en el peso histórico del
fica de Guatemala es a veces un ejercicio de fantasiosa alquimia, factores nexo múltiple entre altiplanos y tierras bajas pacíficas, no debería sorpren-
de conversión y arte adivinatoria.54/ El primer censo de población de la der. Aún más, justo en virtud de esa antigua interrelación entre tierras altas
república, en 1880, hacía notar a propósito los datos sorprendentemente y tierras bajas, sugerimos que la que para la historiografía es una fase típica
bajos del Departamento de Quetzaltenango: de desplazamiento de la frontera agrícola interna, es calificable de modo
más correcto como la recuperación de un espacio y de una complementarie-
No fué posible contrarrestar las preocupaciones de la raza indíjena en
dad agroecosistémica hecha posible por el comportamiento demográfico.
algunos pueblos, resultando que las madres escondían á sus hijos y que para
55
verificar esto tenían necesidad tambien de ocultar a los que iban a cuidarlos. /
Tabla III.1
En cuanto a los datos exageradamente elevados de la Costa Cuca, el Población (indígena y ladina) de la región mam de
censo notaba que se trataba de una distorsión estacional, ya que el censo Quetzaltenango, s. XVII-XIX .
había tenido lugar cuando una proporción enorme de la población de los Año O stuncalco Concepción San San Cajolá Cabricán Huitán Bobos Altiplanos Costa Total
altiplanos se hallaba en las plantaciones de la costa para la cosecha del M artin M iguel Cuca

café (República de Guatemala: 1880:314-315). 1520 41,000


1549 10,000
A diferencia de los censos nacionales, una de las expresiones de 1572 6,250
poder más relevantes desde un punto de vista histórico para la construc- 1632 2,538
ción de los estados y de la comunidad nacional eran los registros de las 1688 3.1,5 1,040 1,685 135 613 6,598 613 7,211
parroquias, los cuales, por lo general, ofrecían cifras más cercanas a la 1690 2,456 420 368 220 320 3,784 240 4,024
realidad, sobre todo por la regularidad de los datos, importante para la 1744 0 494
elaboración de series estadísticas. Gracias a un minucioso trabajo de 1745 1,713

recolección y sucesiva elaboración de los datos, René Reeves puso a 1749 519 250 500 63 375 1,707 267 1,974

punto un precioso mapa acerca del comportamiento demográfico del 1756 994 224 796 79 173 2,266 270 2,536

Departamento de Quetzaltenango. 1757 1,065 519 769 81 144 2,578 271 2,849
1768 1,330 625 875 100 100 63 3,093 277 3,370
El aumento demográfico, visible en la tabla y en el Gráfico III.1, 1770 1,591 750 1,050 100 150 75 3,716 278 3,994
participaba del repunte general del país entero en la segunda mitad del 1773 2,660
siglo XVIII (McCreery 1994:149 ss.): la población crecía, más rápidamente 1777 1,030
1788 1,312 815 1,490 180 145 204 4,146 139 4,285
54
/ En los datos demográficos a los que nos referimos, Reeves aplica los factores 5 1789 1,318 815 1,665 180 170 212 4,360 131 4,491
y 5.2 para los tributarios y vecinos, y 1.2 para alma de confesión. Véase la Nota e, 1790 1,567 860 1,218 295 493 295 219 4,947 124 5,071
Apéndice 1 de su Liberals, Conservatives and Indigenous People. La demografía 1795 1,889 1,032 1,392 379 814 321 255 6,082 85 6,167
histórica reviste un peso político insospechado: el paso que va del reconocimiento del
1797 2,041 1,146 1,463 414 862 371 269 6,566 70 6,636
masivo predomino indigena en la historia de Guatemala a reclamar para estas
1801 2,274 1,162 1,518 458 895 401 296 7,004 39 7,043
poblaciones su rol de fuerza decisiva en la sociedad guatemalteca del futuro, es breve.
1808 2,822 1,541 1,642 622 1,209 483 344 8,663 0 8,663
Lo desarrollan Lowell y Lutz, “Conquest and Population: Maya Demography in
Historical Perspective” en: LARR 29 (1994), p. 138. 1810 2,548 1,334 1,394 583 1,175 423 357 7,814 7,814

55 1811 451 364


/ El censo fue el primer y voluntarioso pero semifallido esfuerzo realizado por la
Sección de Estadística fundada un año antes. Véase la valoración de Arias de Blois en:
56
R.Carmack, J. Early, C. Lutz, The Historical Demography of Highland Guatemala (1982). / Véase McCreery, “Agricultura, 1821-1860", en: HGG t. IV, pp. 94.

77 78
Año O stuncalco Concepción San San Cajolá Cabricán Huitán Bobos Altiplanos Costa Total Gráfico III.1
M artin M iguel Cuca
Estimación demográfica, región de Ostuncalco 1688-1898
1813 2,333 1,463 1,151 561 950 447 444 7,349 7,349
1815 8,551 8,551
1816 3,000 1,950 2,000 725 1,288 675 439 10,077 10,077
1821 2,454 1,876 1,288 691 1,795 549 431 9,084 9,084
1825 4,454 1,731 3,252 691 1,343 549 449 12,469 12,469
1830 5,293
1840 4,422 2164 2,177 566 687 606 734 11,356 11,356
1847 5,189 2,164 2,177 566 1261 886 686 12,929 12,929
1852 10,600 3,780 3,840 2,000 4,900 1,480 1,750 28,350 28,350
1877 11,105 2,607 3,422 3,170 3,228 7,068 2,104 32,704 8,980 46,708
1880 7,738 1,682 1,872 1564 2,582 1,732 1,037 1,780 19,987 25,078 45,065
1893 8,118 1,119 733 942 2,708 2,202 1,308 2,135 19,265 32,408 51,673
1898 8,750 1,264 941 1,030 3,014 2,349 1,453 2,249 21,050 34,053 55,103

Fuente: R eeves, Appendix 1. La colum na del Total se refiere a la población de la región


O stuncalco-Sacatepéquez, referida com o tal o derivada de la sum a de las otras colum nas. Para
la C osta C uca, los datos anteriores a 1877, cuando la C osta C uca com enzó a ser considerada de
m anera autónom a en las estadísticas, son estim aciones (de 1749 a 18 08 ) o atribuciones de los
datos de asentam ientos localizados en ella. Esto vale para 1688 y 1690, recabados de la sum a
de datos de Santa M aria M adgalena, Santa Catalina Retahuleu y San Gerónim o Cuyam esum ba
(sólo 1688).

Señal evidente del aumento demográfico era el renacimiento de los


pueblos extinguidos de la costa y el repoblamiento de asentamientos
diezmados en siglos anteriores por las epidemias que siguieron a la con-
Fuente: C olum nas “O stuncalco”, “C oncepción” y “San M artin” de la Tabla III.1.
quista. En 1814, San Antonio Suchitepéquez era uno de ellos: “sus habi-
tantes son pocos y su extensión demasiada aunque vinieron 1,000 familias
de tierra fría a avecindarse en él”.57/ La zona de Retahuleu también experi- El de Zunil parece haber sido un verdadero boom en todas las
mentó el fenómeno en pleno, evidente en San Felipe y en San Martín direcciones: sus gentes no sólo repoblaban pueblos desaparecidos de la
Zapotitlán, dos pueblos indígenas importantes en la historia sobre cómo el geografía colonial (Santo Tomás Perdido,60/ estancia cacaotera de Quet-
café, de ahí a unos pocos años, revolucionó la región entera. El flujo que zaltenango), sino que fundaban nuevos en la costa (Pueblo Nuevo, por
volvía a llenar las filas demográficas de pueblos como San Felipe, al que se ejemplo, junto a Patio de Bolas) en tierras compradas al gobierno,61/ y/o
consideraba extinguido 25 años atrás,58/ procedía de Zunil: “continuamente volvían permanentes colonias estacionales de residentes (como Zunilito,
están bajando familias del de su orígen a avecindarse allí … aunque a 600 m. de altitud, en el Departamento de Suchitepéquez).
algunos acostumbran trasladarse al pueblo de su orígen en el invierno”.59/
60
57
/ En AGQ 1856/63 se lo define como pueblo filial de Zunil.
/ AGCA B leg. 493 exp. 8225. 61
58
/ La fundación debe remontarse a los primeros decenios del siglo, pues en 1835 el
/ AGCA A3 leg. 238 exp. 4729, Tributarios de la Provincia de San Antonio Administrador de Rentas de Suchitepéquez le reclamaba al Jefe Departamental de
Suchitepéquez, 1791. Quetzaltenango que obligara a la Municipalidad de Zunil a pagar el impuesto de
59
/ AGCA B leg. 493 exp. 8225. El dato es reconfirmado en 1817 por un informe del tierras relativo a las 18 caballerías adquiridas por el gobierno para fundar Pueblo
párroco, AGCA-ST Quetzaltenango 1/17. Nuevo. AGQ 1836/18.

79 80
El renacimiento de los pueblos no ocurrió sin problemas, pues daba de los milicianos del pueblo a su favor, osciló entre la pertenencia a los
por lo general lugar a reajustes territoriales de carácter conflictivo y con departamentos de Totonicapán o Quetzaltenango durante mucho tiempo.
resultados a menudo poco afortunados. Durante los prolongados lustros A fines de los años ‘70 del siglo XIX, le fue atribuida la regalía de 48
de decadencia, Cuyotenango, “en un llano amenísimo y punto céntrico caballerías en la Costa Cuca para fundar el poblado de Nuevo San Carlos,
del partido [de Suchitepéquez]”, había casi desaparecido del mapa pero inequívocamente en el Departamento de Quetzaltenango de acuerdo con
redespertaba a comienzos de la era republicana en un paisaje agrario el principio geográfico-territorial. Con todo y esto, “los habitantes de
polarizado, en donde: Nuevo San Carlos se creen dependientes de las autoridades de Sija y en
consecuencia de los Superiores de Totonicapán”.65/
la mayor parte de aquellos vecinos que antes tenían su comodidad, en
el día […trabajan] en las mismas haciendas de cacahuatales que en otros El sentimiento de pertenencia a una cabecera que se volvía ajena en el
62
tiempos eran suyas y sirviendo a los que fueron sus criados. / nuevo mapa administrativo y territorial, era capaz de resistir sobre todo en
los momentos cruciales de la vida de las personas en que el vínculo de
En la rígida división administrativa borbónica, y luego republicana, pertenencia debía ser explicitado frente a la comunidad. Nacimientos,
también surgían dificultades de tipo jurisdiccional debido al repobla- muertes y matrimonios en la Bocacosta, como ya ocurría en la época
miento de la Bocacosta: pueblos filiales artificialmente separados del colonial,66/ continuaban registrándose con enorme preferencia en el pueblo
pueblo matriz por un límite departamental fijado sin tener en cuenta las de origen, incluso cuando la red burocrática y administrativa estaba sufi-
territorialidades antiguas, y que se deslizaba como una cubierta elástica cientemente estructurada para poder cumplir estas funciones. En 1882, el
para incluir asentamientos o extender jurisdicciones. De nuevo, el caso Jefe Político de Quetzaltenango, M. Lisandro Barillas, lamentaba:
tenía que ver con Zunil, pueblo del Departamento de Quetzaltenango
cuyo gobernador indígena reclamaba autoridad sobre los pueblos-colo- en aquellos lugares inscriben los nacimientos en diferentes puntos. Mu-
chos vecinos de Franklin, por ejemplo, concurren a Retahuleu o Ostuncalco,
nias de Zunil –Pueblo Nuevo, Zunilito y Santo Tomás Perdido– todos
igual los del Palmar van a San Felipe o Momostenango ... por ser la mayor parte
fuera de los confines departamentales; derecho que le fue concedido, al 67
indigenas originarios de dicho pueblo y tener esto por costumbre inalterable”. /
parecer, por el mismo Presidente de la República.63/
El crecimiento de un Estado capaz de ejercer el control del territorio
Las discrepancias y la confusa atribución jurisdiccional que se imponiendo límites jurisdiccionales, circunscripciones militares y censos
derivaba de la superposición imperfecta de las dos territorialidades, la de la población, fue sin duda otro factor que incidió profundamente en el
una espacial y la otra relacional, se repetía cuando era el mismo gobierno el socavamiento del principio de territorialidad no espacial. A fines del siglo
que clonaba asentamientos de tierras altas en la Bocacosta. San Carlos Sija, XIX, el vínculo parecía ser sólo virtual. El secretario de San Martín Sacate-
uno de los primeros asentamientos ladinos en tierras de Los Altos,64/ y gran péquez denunciaba en 1892: “en el pueblo de San Martin no hay gente
beneficiario del reconocimiento del general Barrios por los méritos militares para dar cumplimiento a las órdenes, pero en Santa Anita [parcialidad en
la Costa] hay mucha gente de este pueblo, que no presta ningún servicio
62
/ AGCA B leg. 493 exp. 8225. a este pueblo pues hoy hay necesidad que nos auxilien”.68/
63
/ Zunilito pertenecía al Departamento de Mazatenango en virtud del acuerdo del
27 de junio de 1876; pero por concesión directa del Presidente al Gobernador Guix de 65
/ AGQ 1882/145. En 1885 los habitantes del pueblo acudirán a Sija para votar en
Zunil, fue hecho depender de la autoridad del pueblo cabecera. Así lo indica en una las elecciones presidenciales, que darán la victoria a M. L. Barillas. AGQ 1885/163.
parte borrada descuidadamente por su autor, la minuta de una carta del entonces jefe 66
/ Recordamos que los particulares o familias que estaban al cuidado de las milpas,
político de Quetzaltenango, Manuel Lisandro Barillas, al Ministerio de Gobernación.
AGQ 1882/145 y AGQ 1885/163. cacahuatales u otros recursos en la costa estaban, sin embargo, empadronados en la
64
cabecera. Véase, por ejemplo, Zamora, Los Mayas de las Tierras Altas, p. 347, Hostnig,
/ El Valle de Sija atestigua, junto con el posterior Bobos, el crecimiento de la CSJO, pp. 139 y ss.
población ladina alrededor de Quetzaltenango a partir de finales del siglo XVII, a 67
pesar de que el primer cabildo se remonta a 1776. Véase Reeves, Liberals, Conservati- / AGQ 1882/145.
68
ves and Indigenous People, p. 429. / AGQ 1892/230.

81 82
Los pueblos indígenas del área de Ostuncalco y Quetzaltenango no Del boom económico de Quezaltenago eran protagonistas y beneficia-
eran los únicos que movían su frontera demográfica y agrícola hacia el rios tanto la elite ladina como la indígena. Esta última se había asegurado
Pacífico. La ciudad de Quetzaltenango, en sus componentes indígena y una sólida base de autosuficiencia de tierras durante el siglo XVII, que la
ladina, alimentó masivamente la avanzada hacia la Bocacosta y la costa. había habilitado para vivir el boom en posición de monopolio sobre
La historia de la elite ladina ha sido reconstruida con eficacia por Arturo algunos vectores estratégicos de la economía regional, como el comercio
Taracena (Taracena 1947:cap. 1), quien identifica justo en este desplaza- del algodón de la costa, y de todos modos con la fuerza suficiente para
miento un momento fundador de la construcción de la “región” de Los hacer frente a la presión criolla y ladina. Esta última tenía en su mira
Altos, y por ende de la base estructural (y de racionalidad histórica) del sobre todo a dos de los sectores de mayor empuje en ese entonces: el
Estado de Los Altos. La historia de la elite k'iche’ es obra, en cambio, de trigo y los tejidos; pero sin lograr desarrollar todavía posiciones monopó-
Greg Grandin, cuya contribución es fundamental para comprender la licas tales como para desplazar a los competidores indígenas, que conti-
complejidad del cosmos altense (Grandin 2000:cap. 1). nuaban controlando el amplio sector de su propia población.71/
Gracias a la demanda interna creada por la economía colonial ávida Entre más fuerte y más vivo era el activismo económico de Quetzalte-
de índigo, primer producto de agroexportación del país, durante el siglo nango, más difundida era la presencia ladina en la región, 72/ y menos
XVIII, Quetzaltenango y su región simbiótica se convirtieron en el núcleo resistible el magnetismo con el que la ciudad atraía hacia sí a la Bocacos-
de un mercado articulado que catalizaba las producciones agrícolas y ta. Las 30 familias ladinas que. mediante acuerdos matrimoniales políti-
artesanales del Occidente, y se ramificaba más allá de los límites regiona- cos guiaban el auge altense desde los años 1770, se comprometieron en
les. El boom añilero hizo de Quetzaltenango una plaza importante de
una masiva campaña hacia el litoral; el cual, a golpes de composiciones
comercio, convirtiéndola en la segunda ciudad del país por dimensiones
y de denuncias, llegó a la Independencia con un patrimonio de tierras
urbanas, en el granero (entendido como departamento) del país, y en
conspicuo. Los pueblos indígenas de la Bocacosta, por su parte, eran
capital de la industria textil. El célebre terremoto que en 1773 destruyó
catalizados según su propia especialidad productiva por el gran mercado
la antigua capital y demolió la economía del Valle de Guatemala, fue para
de Quetzaltenango.
Quetzaltenango y para la región simbiótica un acelerador económico. La
inyección de vitalidad empresarial vehiculada por los tejedores tránsfu- En otras palabras, lo que había sucedido durante el último cuarto del
gas de Antigua, combinada con la difundida y ya tradicional especializa- siglo XVIII y en los primeros 20 años del siglo XIX era la construcción de
ción indígena, llevaron a Quetzaltenango a asumir un papel de absoluto la “región altense”, otra entidad territorial que se superponía al mismo
dominio en la elaboración textil. En 1814 el informe del Curato de espacio ya ocupado por el agrosistema y por el territorio mam y sobre el
Quetzaltenango registraba que las “chamarras, jergas, mantas” produci- cual, en el lapso de unos pocos años, también el Estado guatemalteco
das por los tejedores de la ciudad primero iban a la capital y luego a las extendería su soberanía territorial, preparando el escenario para la
provincias de Sonsonate, San Salvador, San Miguel y Esquipulas.69/ aparición del cultivo a gran escala del café. El capítulo que sigue identifi-
La efervescencia económica y empresarial no se expresaba sólo en la ca una inusual clave de lectura útil para observar de cerca los mecanis-
plaza de Quetzaltenango, y no era exclusiva de los comercios ladinos con mos de extensión de la soberanía estatal en la Bocacosta, y su impacto
la capital Nueva Guatemala. En una economía relativamente libre de sobre las comunidades indígenas de la zona.
rasgos coercitivos, comunes en otras áreas del Reino,70/ los comerciantes
indígenas, con sus cargas a la espalda o a lomo de mula, reactivaron una
ramificada red de comercios locales, calibrada con base en un nutrido 71
/ Grandin, The Blood of Guatemala, p. 33 y Taracena, Invención criolla, p.31
calendario de fiestas y ferias. 72
/ Así lo indica, por ejemplo, la fundación, en 1776, de las villas de ladinos Salcajá
69
y San Carlos Sija en la órbita restringida de Quetzaltenango. Véase J. Luján Muñoz,
/ AGCA-ST Quetzaltenango 1/17 f. 125. “Reducción y fundación de Salcajá y San Carlos Sija (Guatemala) en 1776", en: ASGH
70
/ A esta conclusión llega Grandin, The Blood of Guatemala, p. 31. 49 (1976), pp. 14-25.

83 84
guatemalteca del siglo XIX: la construcción del Estado moderno, la
expansión de la territorialidad, la capitalización de la tierra como factor
productivo y la construcción de las economías de agro-exportación.
Un escrutinio detenido encontrará a los agrimensores en la encrucija-
Capítulo IV da entre un Estado cada vez más capaz de ejercer el control territorial y
fiscal, y un conglomerado de comunidades indígenas, familias, caficulto-
El poder de los agrimensores res y especuladores en la carrera por titular la tierra. Pero, sobre todo, se
les encontrará en primera fila en una operación cultural fundamental: el
cambio de valores agro-culturales; un paso instrumental en la profunda
En el paisaje agrario suroccidental de Guatemala en el siglo XIX operaban
personajes curiosos y sincréticos bajo muchos aspectos: los agrimensores. transformación que experimentaron tanto la economía como la agricultu-
Figura híbrida a mitad de camino entre un geómetra de tierras, un ra que forjaron la república agro-exportadora de Guatemala.
caminante de los campos y un instrumento de la ley y del gobierno; el En estos procesos los agrimensores no fueron simples testigos ocula-
agrimensor era un señor1/ del que se exigían dotes profesionales, huma- res, sino verdaderos ejes de transmisión. La construcción de regiones de
nas y físicas. Las primeras eran necesarias para resolver con cuidado y agro-exportación pasó por sus cálculos trigonométricos y por el trazado
precisión el dilema central de la agrimensura: traducir en forma de de sus mapas en una medida que ha sido descuidadamente olvidada en
mapas y medidas teóricas, esto es geométricas, los límites de propiedades absoluto por la historiografía, que muy a menudo se ha detenido sólo en
de tierras que en la realidad se extendían por geografías accidentadas. la dimensión político-jurídica y económica de los procesos de formación
Las dotes humanas y diplomáticas le eran indispensables para poder de las regiones. También allí se encontraban los agrimensores, incidien-
tratar con todos los litigantes en los pleitos legales que reclamaban su do en un nivel más oculto y sutil.
intervención, así como para salir incólume de ellos. Y las dotes físicas
eran un requisito impuesto por la naturaleza de este oficio, que implicaba
largas jornadas de camino bajo las inclemencias del clima tropical. A. El significado de la agrimensura

Más allá de la fascinación literaria que ejercen, los agrimensores son Los mapas y los informes de los peritazgos de agrimensura, desde los
un extraordinario sujeto de investigación que, sin embargo, ha sido muy más aburridamente técnicos hasta los de vuelo literario, son de hecho
descuidado por la historiografía latinoamericana.2/ Lejos de ser observado- ejemplos de aquellas “inscriptions”3/ que acertadamente Bruno Latour
res pasivos, estos personajes fueron, por el contrario, actores principales en señala como confín divisorio entre la cultura científica premoderna y la
el escenario de algunos de los fenómenos más complejos de la historia moderna. Su argumentación discurre a través de una serie de ejemplos
que van de sus propias observaciones etnológicas en un laboratorio de
1
/ El masculino no indica aquí un plural colectivo. La profesión era exclusivamente biología al mapa de Sakhalin trazado por un funcionario chino en la
masculina tanto en Guatemala como en el resto del mundo. Una sugestiva lectura, arena y borrado por las olas –en oposición a aquel dibujado en pergami-
aunque comparativamente poco aplicable, acerca de cómo las mujeres forzaron la no por el francés La Pérouse, enviado de Luis XVI, y por tanto capaz
apertura del campo en la Gran Bretaña de finales de 1800 es la de Clara Greed:
llegar a la Corte de Versalles y de allí a las mesas de estudio de las rutas
Surveying Sisters (1991).
2
marítimas y de la repartición entre imperios–, pasando por el Panóptico
/ Las excepciones son trabajos recientes, señal de un interés creciente de investi-
de Foucault, la trasformación de la química de los alambiques a la
gadores de la geografía histórica y de la historia de la cartografia sobre todo. La
referencia obligada es R. Craig, Cartographic Mexico: a History of State Fixations and escritura de fórmulas fácilmente manipulables, y la taxonomía de las
Fugitive Landscapes. (2004). Para Colombia, ver Lina del Castillo: “Prefiriendo
3
siempre a los agrimensores cientíticos” Discriminación en la medición y el reparto de / B. Latour, Science in Action (1987), pp. 64-70; y B.Latour, “Drawing things
resguardos indígenas en el altiplano cundiboyacense, 1821-1854,” en: Historia Crítica together”, en: M.Lynch y S.Woolgar (eds.), Representation in Scientific Practice (1990),
32 (2006), Julio-Diciembre: 68-93. pp. 18-68.

85 86
plantas de Kew Gardens.4/ Todos estos ejemplos le sirven a Latour para otras, y son sólo aquellas propiedades del terreno que sirven para conven-
explicar que la modernidad en ciencia y tecnología no es hija del triunfo cer a otras personas de lo que el perito ha relevado: la propiedad del
de la racionalidad –la así llamada explicación “mentoalista”– y tampoco terreno, su extensión y sus confines. Sólo traduciendo sus observaciones
es reconducible a los gigantescos cambios materiales de la edad moder- en “inscripciones” el perito produce un objeto (el título) que es móvil pero
na –la explicación “materialista”–, los cuales apenas son sus efectos. El inmutable –los documentos de trabajo de la agrimensura pasan de las
salto en la historia se produjo, en cambio, en los innumerables y con manos del agrimensor a las de los comisionistas, a las del revisor y demás
frecuencia microscópicos actos de “inscripción” de fenómenos, objetos autoridades, para llegar finalmente a manos de un nuevo propietario sin
y propiedades en otros objetos con características específicas: movili- que el contenido ni la forma cambien –presentable, legible y combinable
dad, inmutabilidad, tridimensionalidad, capacidad para ser presentados con otros. En este sentido, los mapas de los agrimensores de la Bocacosta
ante un público, legibilidad y posibilidad de ser combinados unos con de Quetzaltenango, tema de este estudio, son objetos de una importancia
otros.5/ Esta nueva forma de representar, visualizar y presentar viejos fundamental para la difusión de una nueva manera de utilizar y concebir
fenómenos fue el instrumento más potente a disposición de ingenieros, la tierra, a saber la del Estado moderno y de la agricultura comercial.
científicos y técnicos para mostrar y convencer a grupos de personas,
Para descifrar de qué manera y con qué implicaciones el ejercicio de
para crear alianzas en torno a las propias interpretaciones y, en fin, para
la agrimensura se vincula a la formación del Estado, la reflexión de James
introducir a las sociedades a la cultura científica “moderna”.
Scout proporciona elementos útiles. La demarcación de terrenos según
Un solo ejemplo entre todos servirá para aclarar la hipótesis de cánones, símbolos, reglas y medidas preestablecidos es, según este
Latour, y es el del laboratorio. Muchos aspectos de la práctica del labora- historiador, una de las manifestaciones del proceso general de estandari-
torio, observa Latour, se pueden comprender mirando no la mente de los zación y simplificación del mundo agrícola que sirvió históricamente a
científicos, ni las estructuras cognitivas, ni los paradigmas de la discipli- los estados y a las burocracias para hacer inteligible y manipulable para
na científica, sino la transformación de topos, sustancias químicas o los propios fines (fiscales, militares y políticos) una realidad (social,
sonidos en diagramas, tablas, columnas, bandas y textos escritos. Esto es, demográfica, ecológica y económica) compleja. La argumentación, por
en inscriptions combinables entre sí, integrables como figuras en un demás no original en su impostación general,6/ pero útil para su focaliza-
artículo o en un reporte, útiles para poder visualizar un fenómeno y su ción agrícola, se sirve del caso de la aparición de la silvicultura científica
representación frente a un público deseoso de convencerse. en Prusia y en Sajonia entre 1765 y 1800 como una metáfora del meca-
nismo mediante el cual la consolidación del Estado llegó a implicar una
Los mapas y cálculos de estimación usados por los agrimensores
homogeneización y simplificación general de ambientes naturales y
también son inscriptions. El perito extrae de la realidad multidimensional
sociales en “una máquina de producción de mercancía”.
de un poder –hecha de árboles, personas, usos diferentes, valencias
simbólicas, química del suelo, animales, economía, estratos geológicos, Para los estados alemanes, la administración racional de uno de los
etc.– unos pocos datos que sirven para transformar ese complejo conjunto recursos más importantes del país era cuestión de importancia fiscal y
en una “inscripción” en papel: el título del terreno. Así como el biólogo en política a la vez, dado el peligro de revueltas populares que la escasez de
el laboratorio ha extraído del ratón sólo un órgano, las pocas informaciones leña, ya manifiesta bien entrados los años 1700, hacía temer. El esfuerzo
seleccionadas en el documento no dicen nada sobre la complejidad del gubernamental y científico estuvo encaminado, por tanto, a traducir la
terreno de origen. No son más que una nueva forma de visualizar aquellas compleja realidad del bosque en principios científicos que permitieran una
planificación administrativa y fiscal cuyo objetivo era volver constante la
4
/ Sobre este tema, en una perspectiva a la Latour, ver M.Nieto, Remedios para el producción de madera. Mediante la clasificación de los árboles según su
Imperio: historia natural y apropiación del Nuevo Mundo (2000).
5 6
/ “You have to invent objects which have the properties of being mobile, but also / La homogeneización de los procesos de medición, la adopción de una forma
immutable, presentable, readable, and combinable with one another”, B.Latour, universal de registro del tiempo y el proceso de estandarización son temáticas
“Drawing things together”, p.26. historiográficas conocidas para todo aquel que se ocupa de la era moderna.

87 88
edad, dimensiones y volumen de leña extra, y la redistribución de las consolidación de los estados pasara por la reducción, simplificación y
tipologías productivas en terrenos controlados, la silvicultura científica homologación de la posesión y del aprovechamiento de los recursos
logró estandarizar de manera económicamente eficaz aquel conglomera- fundiarios a través de unas pocas y reconocibles instituciones jurídicas,
do de elementos botánicos y ecológicos diferentes que conforman un funcionales para los fines de una administración tributaria relativamente
bosque natural. El resultado fue el progenitor de las modernas plantacio- simple y eficiente. Si el instrumento principal de esa dinámica fue, de
nes de árboles comerciales que hoy pueblan la casi totalidad del territorio acuerdo con la experiencia europea y norteamericana, el catastro, sus
forestal de Europa: un bosque ordenado por filas, uniforme en cuanto a ejecutores materiales fueron en todos lados los agrimensores; figuras que
especies, edad y volumen de producción; es decir un producto comercial a mitad de 1800 eran ya la expresión de un antiguo oficio.
fácilmente manipulable y tasable de manera homogénea que se convirtió
en el modelo hegemónico de explotación de los recursos forestales en 1. Notas de historia de la agrimensura y de la elaboración catastral de
Europa y en el mundo a fines del siglo XIX.7/ mapas
Junto con éste, la ciencia forestal tuvo sin embargo que inventar A pesar de que la literatura nos revele las primeras huellas de los agri-
también una manera de afrontar los problemas creados por la artificiali- mensores en la historia en las civilizaciones babilónica y egipcia, los
dad del monocultivo. Las plantaciones renunciaban, de hecho, a aquella antepasados más lejanos en el tiempo pero más cercanos en cuanto a la
diversidad ecológica que era la “póliza aseguradora” de los bosques y competencia a esa que en los estados modernos se convierte en una
asimismo la propiedad que los hacía resistentes a la multiplicidad de verdadera profesión, fueron los gromatici romanos.8/ Es necesario espe-
agentes atmosféricos y de ataques biológicos y humanos. Para sustituir rar, sin embargo, el advenimiento de la era moderna europea para que los
esta propiedad intrínseca y necesaria, la ciencia forestal alemana tuvo estados, captando en plenitud el valor de la elaboración catastral de
que introducir un complejo y costoso sistema de higiene forestal con la mapas como instrumento dúctil de administración fiscal y de control
selección de las especies más resistentes, de los fertilizantes que mejor sobre los potentados locales,9/ se interesen por la figura del agrimensor.
sustituían a los procesos naturales, y de los insectos más favorables a las Así como los bosques prusianos, los terrenos de la Edad Media europea
plantas del bosque artificial. eran un mosaico de derechos de diferente naturaleza y pertenecientes a
Junto con el bosque, para los estados latinoamericanos en construc- distintas entidades individuales y colectivas. Imponer o mejorar la
ción la tierra era un conjunto de intrincadas relaciones de posesión y de eficacia de la recaudación fiscal de los mismos significaba construir un
uso por parte de una multitud de actores sociales, y al mismo tiempo una mecanismo de simplificación del mosaico mediante relaciones lineales
inagotable fuente de ingresos fiscales. Era natural, por tanto, que la 8
/ El texto fundamental sobre la agrimensura romana es: Dilke, O.A.W., The Roman
7 Land Surveyors: an Introduction to the Agrimensores (1971). El término gromatici se
/ La meta última de Scott es la de mostrar de qué manera los estados modernos
deriva del instrumento usado por los agrimensores romanos, la groma, cuya
homologaron sistemáticamente tanto la diversidad botánica del bosque prusiano de
reconstrucción fue posible gracias a algunos hallazgos arqueológicos realizados en
1700, como la social o étnica. Los casos extremos en su argumentación son las
Pompeya y Aquileia. R. De Canterini, “Gromatici veteris”, en: Supplemento alla
colectividades soviética y tanzánica, enormes fracasos de planificación agrícola que
Rivista del Dipartimento del Territorio 2 (1995), p. 37.
sacrifican el saber local imponiendo una homologación general inevitablemente
9
condenada al desastre. En última instancia, Scott define su libro como “a case against / Roger Kain y Elizabeth Baigent sostienen que hay una nítida solución de continui-
the imperialism of high-modernist, planned social order (…) that exclude the dad entre la agrimensura en la edad clásica y el redescubrimiento de la elaboración
necessary role of local knowledge and know how” p. 6. En la reflexión de Scott se catastral de mapas en Europa a partir del siglo XVI: “So complete was the obliteration
notan los tonos de la argumentación clásica anárquica, de la cual el autor toma of map consciousness in feudal Europe that such private property maps as were
distancia explícitamente (p. 7). J. Scott, Seeing Like a State: How Certain Schemes to produced in the medieval world can not be seen in any sense as survivals of a tradition
Improve the Human Condition Have Failed (1998). Para una critica del texto de Scott from antiquity. Property mapping in antiquity is not, therefore, part of a continuous
y una defensa de las razones de Estado, ver la reseña de Mark B. Tauger, “The Moral history of the state-sponsores cadastal mapping that came to characterize European
Agronomy of the Peasantry vs. the Moral Economy of the Town”, en: H-Russia (Abril, countries in the Enlightment”. R. Kain and E. Baigent, The Cadastral Map in the Service
1999). Archivado en <http://www.h-net.msu.edu/reviews>. of the State: a History of Property Mapping (1992), p. 3; ver todo el cap. 1.

89 90
de propiedad; es decir homologar el conjunto de derechos de explota- En Guatemala, la no-historia de la elaboración catastral de mapas
ción, posesión, traspaso, caza, aprovechamiento forestal y todo cuanto revela, por contraste, muchas de las contradicciones genéticas del
constituye el complicado mundo rural precapitalista, con relaciones Estado moderno, siendo uno de los indicadores más evidentes de su
simples y directas de propiedad privada individual, simbolizables y debilidad intrínseca. El Estado guatemalteco, de hecho, no utilizó
registrables en un catálogo general de posesión fundiaria en el que a cada nunca el trabajo de los agrimensores para redactar un verdadero catas-
terreno le correspondía un único propietario y contribuyente fiscal. tro nacional,12/ sino que se movió únicamente en el nivel de un genéri-
El caso ejemplar de la evolución de la elaboración catastral de mapas co “censo de propiedades”. Dicho registro era útil en alguna medida
como termómetro del creciente y cada vez más sofisticado poder de para los fines de recaudación fiscal, pero era del todo ineficaz para
control del Estado centralizado en Europa es probablemente el holandés, ejercer el control y para someter los poderes locales fundiarios (que
en el que la peculiar conformación ambiental de una amplia región bajo serán luego los agro-exportadores) a los intereses colectivos que el
el nivel del mar, junto con la alta densidad demográfica y el desarrollo Estado habría debido representar.
anticipado de relaciones de producción capitalistas aceleraron el proceso En donde la operación de los agrimensores si fue ampliamente
de capitalización del factor tierra y volvieron rápidamente crucial la utilizada por diferentes regimenes de variado tinte político fue, como
institución de sistemas sofisticados de administración y de organización
sucedió en los países europeos y norteamericanos, en la reducción del
de la tierra; con el corolario de un sistema jurídico de reglamentación de
ager público a la categoría de propiedades tituladas. Como en el caso
los derechos y responsabilidades sobre el control y la explotación de los
de los bosques prusianos, se trataba de la transformación de la tierra
recursos. No es sorprendente entonces que, ya en 1600, la Universidad
en “una máquina de producción de mercancía”, aunque el proceso en
de Leyden instituyera el primer curso académico de adiestramiento de
Guatemala tenía, además, valencia étnica. La medición geométrica de
agrimensores, que en todo caso desde la mitad del siglo XVI ya estaban
un terreno, la atribución de un destino agrícola, el reconocimiento de
vinculados con procedimientos estandarizados para la admisión a la
un único propietario o la representación cartográfica –que congelaba
profesión (Kain y Baigent 1992: cap. 2).
la visión del terreno en el momento en que tenía lugar el peritaje– eran
Aún haciendo salvedad de la peculiaridad de los caminos históricos de de hecho manifestaciones y actuaciones de un paradigma agro-cultural
cada área,10/ el caso holandés tuvo un desarrollo que llegó a ser global y que preciso basado en un modelo de ocupación y administración de la
llevó en el siglo XIX a la adopción generalizada de la elaboración catastral tierra en profundo contraste (es más, alternativo) a aquel practicado
de mapas como instrumento de expansión y consolidación del poder de los por la mayoría indígena que constituía la población del país. Así lo
estados-naciones y de la privatización de las relaciones agrarias.11/ demuestra el análisis de los decretos legislativos que en los años 1870
marcaron una etapa importante en la transformación de aquella región
10
/ En particular, el caso inglés aparece sustancialmente divergente, dado que el que en Guatemala inauguró la así llamada “revolución del café” por la
recurso a la medición geométrica y a la cartografía de terrenos de propiedad se derivó historiografía.
del impulso de los propietarios terratenientes que comisionaron “estate plans” a
peritos topográficos con el fin de mejorar la gestión administrativa y económica de
sus posesiones. Por tanto, cuando los estados, o mejor las monarquías, adoptaron la área tanto para el mercado interno como para la exportación agrícola. Ver: L.
elaboración de mapas como instrumento de control y de gobierno del territorio, éstos D’Antone, Scienze e governo del territorio: Medici, ingegneri, agronomi e urbanisti nel
estaban de, hecho, tomando prestado un recurso ya probado y desarrollado por el Tavoliere delle Puglie (1865-1965) (1990).
“sector privado”. Ver los citados Kain y Baigent, The Cadastral Map, cap. 7 y S. 12
/ La realización de un catastro nacional de las propiedades fundiarias es uno de
Bendall, Maps, Land , and Society: a History, with a carto-bibliography of Cambrigdes- los puntos fundamentales de los Acuerdos de Paz entre el gobierno guatemalteco y la
hire estate maps, c. 1600-1836 (1992). guerrilla; acuerdos que pusieron fin formalmente al prolongado y terrible conflicto
11
/ Kain y Baigent, The Cadastral Map, p. 8. En Italia, un caso ejemplar es el censo armado interno. Ver Rosalinda Hernández Alarcón, ¿A quién servirá el catastro?: las
de tierras del Tavoliere Pugliese, el más grande reservorio agrícola del sur, ordenado dificultades para convertir el censo territorial en un recurso para atender la añeja
en 1865 por el Estado Italiano apenas constituido dada la importancia estratégica del demanda de tierra en Guatemala (1998).

91 92
2. Los agrimensores en el centro del escenario en la revolución Se operaba así una distinción entre terrenos vírgenes y ya cultivados.
del café ¿Pero... cómo decidir el valor del calificativo “campo cultivado”?
El 22 de julio de 1873 el gobierno del presidente Barrios decidía apoyar Que el agrimensor entienda por terrenos cultivados solamente aquellos
la petición del jefe político de Quetzaltenango de autorizar la concesión, en que se halla alguna de las plantaciones siguientes: café, caña de azúcar,
15
mediante censo enfitéutico, del enorme baldío de la Costa Cuca y del zacatón y cacao” (art.5). /
Palmar, presionado por la multitud de reclamos de esas fértiles tierras.
El aparente carácter técnico del artículo de ley subentiende, por el
Con el decreto de julio de 1873 se procedía a “enajenar los terrenos
contrario, un juicio de valor agronómico y en última instancia socio-
baldíos de la Costa Cuca y del Palmar, por lotes de uno a cinco caballe-
étnico, de una importancia capital para entender las grandes transforma-
rías a razón de 500 pesos cada una”.13/ Los interesados habrían debido
ciones de la Guatemala rural en el siglo XIX, cuando se produjo la
presentar una demanda al jefe político de Quetzaltenango, encargado del
separación entre el “paradigma agrario” modernista y el campesino e
territorio de la Costa Cuca, y por tanto atender la aprobación de la
indígena. A pesar de proclamarse simples ejecutores,16/ los agrimensores
autoridad central y el envío de un agrimensor para las operaciones de
eran partícipes y constructores.
medición. La peculiaridad de la privatización de los terrenos municipales
de los liberales guatemaltecos con respecto a las políticas similares de
3. Quiénes son y qué hacen los agrimensores
otros estados liberales (como España) era que el Estado alienaba terrenos
de los cuales no conocía ni la extensión ni las cualidades agrícolas, ni No obstante la titulación de tierras realengas fue posible también durante
tampoco a sus propietarios. De hecho, el decreto citado ponía en subasta la época colonial –que para este efecto tenía figuras jurídicas propias: la
un patrimonio fundiario sustancialmente no valuado ni desde un punto merced real y luego la composición de tierras– durante el siglo XIX ella
de vista comercial ni desde uno geográfico-ambiental. asumió el carácter de objeto específico para la consolidación del poder
Transcurridos algunos meses y colmado el jefe político de Quetzalte- estatal. Como tal, también la medición de los terrenos que debía anteceder
nango de solicitudes de títulos, el legislador tenía que tomar acta de que la titulación asumía un relieve normativo hasta entonces desconocido.
“es necesario reglamentar la manera como deben enajenarse dichos La lectura de la abundante producción legislativa tardo-colonial en
terrenos”. En consecuencia el presidente de la República decidía: materia agraria deja entrever cómo se fue intensificando el control de las
1/ que se comisione al agrimensor Hermán Aú para que practique la autoridades borbónicas sobre los jueces subdelegados de tierras, antepa-
medida de los terrenos baldíos de la Costa Cuca dividiéndose en lotes de 1 a 5 sados de los agrimensores del siglo XIX y dependientes del Juzgado
14
cab., según las localidades del terreno y mejor convenga a su enajenación. / Privativo de Tierras, una institución nacida en 1692 para asumir los
trámites relacionados con tierras, que antes eran competencia de la
El decreto nos parece de enorme relevancia no tanto por ser, como lo Audiencia de Guatemala.17/ La normativa se volvía cada vez más escru-
ha señalado la historiografía, el acto de política agraria más significativo pulosa, las instrucciones menos ambiguas, y en distintas oportunidades
del gobierno de Barrios al iniciar la expansión de la caficultura en Guate- se trató de recopilar la legislación acumulada durante décadas, para
mala occidental; a cambio, la norma nos parece crucial en cuanto explici- obtener “una instrucción breve, sencilla y exacta que, imprimiéndose,
ta el paradigma agro-social que la permeaba al encargar al agrimensor
“que consigne las caballerías que se encuentran cultivadas a fin de que de 15
/ Recopilación de Leyes Agrarias de Guatemala, p. 86.
éstas se adquiera la propiedad, pagando 200 pesos por cada una… (art.4)”. 16
/ H. Aú se defendía así: “no hago más que ejecutar las órdenes del Sup. Gob., sin
dar, ni quitar tierra a una o otra parte, pero que las dichas órdenes están claras y
13
/ Art. 1, en: Recopilación de Leyes Agrarias de Guatemala p. 85. exactamente publicadas, y aprobadas por todas las autoridades de la República”.
14
/ Decreto del 13 de mayo de 1874, en: Recopilación de Leyes Agrarias de Guatema- AGCA-ST Quetzaltenango 6/1 Año 1876
17
la, p. 86 La disposición llega a la Jefatura Política de Quetzaltenango una semana / G. Palma (ed) Índice General, pp. 16-17, y C. Batres, Tratado de Agrimensura
después, el 20 de mayo. AGQ 1874/108. Legal (1884), pág. 26.

93 94
sirva de pauta y norma a los subdelegados”.18/ Parecía así arrancar el Un perito nombrado oficialmente procedía entonces a la medición
largo proceso de normalización de una profesión que solamente en 1878 del terreno, acompañado por los testigos, por el solicitante y los asisten-
alcanzará a tener un reglamento con disposiciones precisas. tes. La autoridad local centralizaba para el efecto poderes significativos,
pues de éstos dependía el nombramiento del agrimensor; además, dete-
El perfeccionamiento y definición de competencias del agrimensor
niendo o acelerando la práctica, defendiendo o rechazando las razones de
era un proceso que iba impulsado por aquel otro de progresiva privatiza-
un contendiente en relación con el otro, podía influenciar de manera
ción del agro y de las relaciones agrarias que caracterizó a los regímenes
significativa el resultado del proceso. La pertenencia del jefe político a la
tardo-colonial y republicano.
elite local, a la cual estaba vinculado por una compleja red de relaciones
Tal como lo ha señalado McCreery (McCreery 1994:57), la ley de matrimoniales y de intereses económicos, lo hacía además particular-
1837 no se convirtió jamás en operativa y sucumbió al cambio de régi- mente sensible, para decirlo así, a las solicitudes de la elite ladina.
men en los dos años siguientes. Con todo, produjo efectos importantes.
Finalizado el peritaje del agrimensor, quien procedía inicialmente
Imponiendo la elaboración de un título legal escrito (en lengua castella-
con una “vista de ojos”, luego a la medición para el establecimiento de
na) para cada porción 19/ como único criterio para amparar un terreno de
confines claros y reconocibles y finalmente al examen de los testigos y de
la parcelación en lotes de que eran objeto los baldíos, establecía la
los títulos de propiedad con el fin de verificar la propiedad del denun-
superioridad de las propiedades privadas y con título sobre cualquier
ciante y la eventual dimensión y calidad del área cultivada, se colgaba un
otra tipología de posesión fundiaria (manteniendo, sin embargo, la
cartel con los datos esenciales de la denuncia de tierra en lugares públi-
condición del ejido como zona franca). Condicionando la legalidad del
cos de las localidades vecinas durante 30 días. Transcurrido este tiempo,
título correspondiente a la medición por parte de un agrimensor, estanda-
el terreno podía ser subastado públicamente al mejor postor y proclama-
rizaba la valoración cuantitativa y cualitativa de la tierra según paráme-
do solemnemente por un pregonero indígena que mediante un tambor
tros funcionales al Estado y no necesariamente compartidos ni compren-
anunciaba la venta “en alta e intelegible voz, a la primera, a la segunda,
didos por quien poseía la tierra. Adoptando la idea de la necesidad de
a la tercera que es buena y verdadera”.
una representación cartográfica tanto de los terrenos privatizables en
todo distrito así como en el país entero, reflejaba la voluntad del gobierno Luego la práctica pasaba al órgano central en la capital que la exami-
de un control territorial más seguro y de la funcionalidad de la elabora- naba, y en caso de aprobación emitía la orden de pago de la contribución
ción catastral de mapas con fines fiscales. para la adquisición del terreno. Una vez realizado el pago, se emitía por
fin el tan anhelado título de propiedad.
B. Funcionamiento de una práctica de agrimensura Si sólo en teoría el proceso parece engorroso, en la práctica era
El proceso se iniciaba con la demanda formal de atribución de un terreno también terriblemente costoso. Entre las voces que figuran en las cuentas
dirigida al jefe político del departamento, con una declaración del estatus para la titularización de un terreno se encuentran las siguientes: agrimen-
jurídico del área, su destinación productiva y su presunto valor expresa- sor, testigos, medidor y tirador de cuentas, auto de mensura y rilletes,
do por testigos del lugar en razón de la calidad del terreno. Con este intérpretes, autos de nombramiento, auto de avalúo, auto de pregonar,
primer paso se iniciaban también los gastos para los solicitantes indíge- auto de fianza, estipendio del pregonero, auto de tasación, derechos del
nas, sobre los que pesaba el analfabetismo del castellano. Juez, pliegos de papel sellado, parecer del fiscal.20/ A medida que el
Estado se consolidaba, el procedimiento de titularización se hacía más
18
/ Así lo expresaba un Auto que ordenaba reunir las distintas Instrucciones para la rígido y la carga burocrática se hacía más pesada; sabido es que la
medición de terrenos producidas por tres jueces privativos de Tierras en 1746, 1782, precisión en la burocracia implica un costo.
1794 y por un ingeniero en 1757. Recopilación de Leyes de Guatemala (1890) pp. 33-52
19 20
/ De la “transición institucional de las tierras comunales a los títulos particulares” / Así aparece descrito en AGCA A.1 Leg. 6029, exp. 53172, fol. 17, transcrito en
en Centroamérica habla Gudmundson, “Tierras comunales”, p. 43. Esta Tierra es Nuestra, pp. 13-14.

95 96
Aún siendo nombrado por la autoridad estatal, el agrimensor depen- poseedores, el agrimensor y los despachos gubernamentales de la capital
día económicamente de quien solicitaba sus servicios. Los peritos tenían, el documento se extraviare. Por esto las partes en la causa eran recelosas
naturalmente, sus propias preferencias al respecto, y Hermann Aú no de entregar los títulos originales en manos de los oficiales, y declaraban
escondía las propias: abiertamente que “no conviniéndonos que nuestro título salga de este
despacho, lo exhibimos tan solo para que U. se sirva informarse en él”.24/
Prefiero los trabajos con los indios, porque aquellos tratan a uno tan
bueno como pueden, pagan honradamente lo que estaba estipulado y Una vez obtenida la demarcación del terreno por parte del agrimen-
manifiestan una especie de gratitud para los servicios que se les hace, que sor, había también que tener en cuenta el siempre posible y frecuente
21
nunca encontré en algunos de los caballeros de la Costa Cuca. / costo de la inexperiencia del técnico. Un cálculo geométrico errado, una
Para los agrimensores no era fácil, de hecho, obtener siempre una incorrección en el procedimiento o la recepción de alguna impugnación
compensación por el trabajo realizado, y a menudo eran frecuentes y podían motivar la no aprobación por parte del revisor, o simplemente
vehementes las querellas en ese sentido: dilatar los tiempos hasta hacer necesaria una segunda y dispendiosa
medición, con el peligro de reabrir espacios de confrontación ya resueltos
Los agrimensores deben tener protecciones contra los abusos que se o pasados por alto en el primer peritaje.
cometen con ellos. A mi me deben todavía varios individuos de esta Costa
los honorarios de medidas de sus terrenos (…) y no encuentro remedio para La duración del proceso era una variable costosa en sí misma. En el
hacerles pagar. Otros señores de esta costa reclaman ahora que se verifique prolongado intervalo entre la denuncia y la expedición del título, no era
otra vez los linderos de sus terrenos (…) porque cuando hize sus medidas en infrecuente que las circunstancias económicas del denunciante cambiaran
1875, bajo las mas grandes dificultades, nunca vinieron, ni para asistir ni significativamente y que éste se encontrara hasta un cierto punto en las
para ver sus terrenos, mandando solamente unos caporales y mozos como condiciones de tener que ceder a otros el derecho y concluir así la práctica.
representantes de ellos. En otro caso me echaron a perder mi ropa e instru-
mentos sin abonarme un centavo. /
22 Si, como sucedía a menudo, la práctica se volvía lenta o se llenaba de
arena entre las redes de la cadena burocrática que vinculaba al agrimen-
Por otra parte, para los solicitantes no era tampoco nada simple sor, al jefe político, al revisor de la Hacienda Pública y a la Administra-
reunir la suma necesaria para sostener los costos de la agrimensura. Las ción Central de Rentas que percibía el depósito final, al solicitante le
municipalidades indígenas involucradas en las prácticas de titularización quedaban pocos medios para desenredarla en caso de que no pertenecie-
con frecuencia se veían invariablemente obligadas a realizar masivas ra a una de la categorías privilegiadas que gozaban de tratamiento espe-
campañas de colecta de fondos,23/ y no sólo entre los residentes indíge- cial. Según la antigua costumbre colonial, los pueblos solían conformar
nas, sino entre todos los ocupantes de terrenos del pueblo, incluidos los comisiones de representantes en peregrinación hacia la capital, en donde
arrendatarios ladinos. con extraordinaria paciencia esperaban que sus solicitudes fueran
La medición de un terreno y la expedición de un título legal podía escuchadas por el Presidente o por el más alto funcionario posible, y que
luego revelarse como un pésimo negocio para quien tenía un documento el retome de las prácticas estancadas en los meandros de los archivos
de posesión, el cual en el momento de la verificación podía resultar departamentales o gubernamentales comenzara de nuevo. En 1883 el
imperfecto o hasta sin validez legal alguna. El riesgo tenía que ver también cónsul británico, trayendo a colación el contenido de una conversación
con la eventualidad, más bien rara, de que durante los traspasos entre los con Stoll, antropólogo suizo que inauguró los estudios etnográficos en
Guatemala, escribía:
21
/ AGCA-ST Quetzaltenango 10/3 “Si un decreto no es aceptable, se reúne una suma tan grande como la
22
/ Ibidem. comunidad puede permitirse, se envía con algunos representantes a la
23
/ Casi terminando el siglo, la re-medición (?) de un terreno llamado Las Barrancas
24
de Ocós había involucrado a 141 familias indígenas, con sumas promedio de 4 pesos / Francisco Sánchez e hijos, en una controversia con Gregorio Juárez por un
cada una para el pago del ingeniero topógrafo encargado. AGQ 1893/166. terreno , AGQ 1875/114 G

97 98
residencia del Presidente en la ciudad de Guatemala, y el decreto objetado durante la época borbónica y que ésta compartía con todas las clases
queda revocado.” Este relato parecería explicar el hecho de que muchedum- gobernantes de América Latina.28/ En obediencia a dicho principio,
bres indígenas, claramente desde todas partes del país, se encuentren primero la reducción de los terrenos nacionales, y luego la substancial
sentadas en el pavimento frente a la casa presidencial, esperando –presumo– privatización de los ejidos fueron la nota dominante de la política agraria
no tanto la oportunidad para entregar sus ofrendas, sino el cumplimiento de
25 que permaneció sustancialmente inalterada a través de los cambios de
los compromisos asumidos. /
sistema de Estado y de gobierno a partir de los Borbones.

C. Los agrimensores y el paradigma agro-social Los agrimensores compartían de este principio tanto el espíritu como
su traducción práctica. Tal como declaraba Cayetano Batres, una de las
¿Cuál era entonces el paradigma26/ que legisladores, autoridades locales, figuras ilustres de la historia de la ingeniería topográfica guatemalteca,
agrimensores y finqueros compartían? Las fuentes en las que me apoyaré primero comisario para la revisión de los conflictos de tierra en 185629/
son numerosas: textos de jurisprudencia, panfletos, artículos de periódicos y luego revisor gubernamental de los trabajos de agrimensura, autor en
y revistas de los que el “siglo de la imprenta periódica” es pródigo; inter- 1884 de un apreciado Tratado de Agrimensura Legal, la propiedad es un
venciones de las autoridades locales y gubernamentales, de las partes en universal evolutivo que marca la distancia entre el “salvaje cazador que
causa y de los agrimensores en las correspondientes prácticas de denuncia tiene por lo menos la propiedad de su arco” y el agricultor que cultiva su
de los terrenos. Dos eran los pilares conceptuales, digamos ideológicos, campo para dejarlo a sus herederos. “La propiedad resultante de un
sobre los que dicho paradigma se apoyaba: la propiedad privada y la primer efecto del instinto –continúa Batres– viene después a ser una
agricultura permanente. Ambos, como argumentaremos, actuaron como convención social, y por último un derecho (…) consagrado en las
mecanismos de exclusión de la mayoría de la población indígena. constituciones de todos los países cultos” (Batres 1884:6).
Luis Wolfram, agrimensor alemán activo en la Costa Cuca en los años
1. La propiedad privada individual
1880-1890, hacía del principio un demarcador político. Las comunidades
El primero es un topos clásico del que la historiografía latinoamericana agrarias eran el producto de un “sistema de apropiación de las riquezas
ha abusado y sobre el que resulta difícil decir algo original.27/ El concepto por la autoridad”, principio que dominaba también las relaciones socia-
de superioridad de la propiedad privada sobre otras formas de posesión les, pero sólo mientras éstas permanecían en el “estado estacionario de
hacía parte del paquete ilustrado importado por la elite guatemalteca las sociedades primitivas”. La propiedad privada individual y hereditaria,
en cambio, era el resultado ineludible del sistema libertario. Toda socie-
25
/ Mr. St John a Earl Granville, May 24, 1883, PRO/FO 420/40, Misrule in Guatema-
dad llegaba a ella de manera natural, cuando las necesidades del hombre
la, p.77. podían manifestarse libremente, necesidades que son siempre inequívo-
26
/ Para el concepto de paradigma ver T. Kuhn, The Structure of Scientific Revolution
camente individuales: “Tengo hambre, tengo sed… Este carácter indivi-
(1972), y también la crítica de M. Mastreman, “The Nature of a Paradigm”, en: I. dual en las necesidades y en el consumo indica que la apropiación por la
Lakatos y A. Musgrave, Criticism and the Growth of Knowledge (1970), pp. 59-90. Libertad es natural y necesaria a cada hombre” (Wolfram 1887:20-21).
27
/ La privatización de los recursos es evidentemente uno de los pasos fundamenta- El discurso de Wolfram recalcaba la retórica modernista y los ataques
les para la formación de un sistema capitalista. La “transición feudalismo-capitalis-
a las instituciones del antiguo régimen en la Europa de la mitad de 1800:
mo” fue uno de los temas más desarrollados y debatidos en la historiografía latinoa-
mericana, y el que hoy parece mejor fechado ideológicamente. Permaneciendo aún 28
vivo e intelectualmente estimulante el núcleo de la cuestión, o sea la expansión de / La parcelación y privatización de las tierras municipales es un rasgo común de
los rasgos capitalistas y su absorción por parte de economías y sociedades muy la historia agraria latinoamericana del siglo XIX. Para el caso del vecino El Salvador,
distantes de las europeas y norteamericanas de las que había surgido, el filón no ha ver Aldo Lauria, An Agrarian Republic: Commercial Agriculture and the Politics of
dejado de alimentar investigaciones diversas. Me parece de gran interés, en este Pesant Communities in El Salvador, 1824-1918 (1999).
29
sentido, el aporte de F. Cooper, F. Mallon, S. Stern, Confronting Historical Paradigms: / AGQ 1865/82. El otro comisario era José Cervantes. La Comisión es citada en
Peasants, Labor, and the Capitalist System in Africa and Latin America (1993). otros varios documentos, entre ellos el AGCA-ST Quetzaltenango, 8/20

99 100
liberar del control enormes extensiones de tierra dejada improductiva por de obra indígena no habían de hecho tenido efectos significativos en 14
las manos muertas de la Iglesia y de los potentados locales, y distribuirla años de aplicación. Sólo quedaba una política susceptible de éxito:
incentivando el capitalismo agrario y la diversificación de la escala “destruir las comunidades agrarias y fundar sobre sus ruinas la propie-
social.30/ Pronunciado en Guatemala, este mismo discurso asumía impli- dad individual” (Wolfram 1887:7 y 20-21). Una vez removido este obs-
caciones étnicas relevantes. No obstante el panorama agrario fuese táculo formidable,32/ se habría alcanzado el progreso de la agricultura.
infinitamente más variado que la estereotipada dicotomía protocomunis- Recalcando posiciones fisiocráticas, Wolfram anticipaba aquí la idea de
mo indígena vs. individualismo o protocapitalismo ladino, es indiscuti- la “tragedy of the commons”, título del que fuera luego un famoso artícu-
ble que el sistema de posesión indígena estaba a muchas órbitas de lo que el biólogo estadounidense Garrett Hardin, preocupado por el
distancia con respecto al modelo de propiedad privada individual que rápido crecimiento demográfico mundial, publicó en la prestigiosa
dominaba el aparato ideológico de 1800 (liberal y conservador), distancia revista Science. En él Hardin sostenía, en contra de Adam Smith, que las
perceptible fácilmente por los viajeros extranjeros: decisiones tomadas por intereses individuales no necesariamente lleva-
ban al bienestar colectivo. Por el contrario, la libertad individual aplicada
[el indio es un] verdadero paria, no sabe lo que es el derecho de propie- a bienes de usufructo colectivo llevaba, según el biólogo, a una ruina
dad: el pequeño campo en el que cultiva su tradicional milpa –maíz y fríjol– segura tanto del bienestar como de sus beneficiarios: “la libertad en un
no es suyo; es propiedad de la comunidad o ejido del que hace parte, (...) o bien común lleva a todos a la ruina”.33/
del propietario de la finca (...). Le da un simple uso, del que podrá ser
31
despojado en cualquier momento. / Sorprende que, a pesar de no contener ninguna originalidad filosófica,
amén de intelectualmente pobre, la argumentación del biólogo Hardin
La contraposición parecía tan significativa que imponer la privatiza- haya ganado tanto espacio en la literatura ecológica y eco-histórica. Proba-
ción fundiaria se volvía un medio casi mecánico para promover la blemente se lo deba a su forma de presentar, con la síntesis envidiable
“civilización” del indio, proyecto plurisecular de aculturación al que los típica de las ciencias exactas, la dicotomía en torno a la que parecen girar
colonizadores españoles y luego los liberales guatemaltecos se habían muchos de los problemas ambientales: la suma de comportamientos
dedicado con obstinación. Para Wolfram, éste era incluso el medio de individuales acaba por crear gigantescos problemas colectivos ya que
conquistar a la población indígena para el mundo civilizado. En su alguien actúa como jugador libre. Ríos atrofiados a causa de una hiperex-
elaboración notaba cómo la instrucción y las leyes de control de la mano plotación individual de los recursos pesqueros o de un uso incontrolado de
30
las descargas de desechos urbanos e industriales; tierras erosionadas y
/ Decía Wolfram (ibid, p. 38): “repartir las tierras incultas en las propiedades degradadas a causa del uso indiscriminado por parte de explotadores indi-
particulares, destruir las comunidades agrarias, desarrollar el sentimiento del interés
individual y de la responsabilidad personal, también para crear una renta municipal
vidualistas; aire contaminado y calentamiento del globo terráqueo dado
indispensable para la prosperidad de los pueblos”. que el aire es considerado como una típica res nullius inagotable.
31
/ De esta manera Tommaso Caivano, Il Guatemala (1895), p. 216, escribía un En contra de la radicalidad de las soluciones como la ideada por
panfleto que, con tonos coloridos, desincentivaba a los inmigrantes italianos a ir a Wolfram –abolir los commons–, la literatura histórica ambiental ha
Guatemala, al que presentaba como un país sin ningún atractivo y sí con miles de
sacado a relucir que no hay nada estrictamente destinado al fracaso en
dificultades de todo tipo. En el mismo sentido, muchos años más tarde, otro italiano,
Appelius, Le terre che tremano (1930), p. 143, escribía: [Gli indios] “non posseggono 32
la terra individualmente, ma per comunità, secondo una specie di comunismo / Wolfram escribía así: “La cuestión de la civilización de los pueblos está tan
millenario e sui generis che riconosce la proprietà del raccolto all’individuo che lo íntimamente ligada con el progreso de la agricultura, como lo está el cuerpo con el
coltiva, ma gli nega la proprietà della terra, la quale non è sua perché è di tutti”.[Los alma del hombre”. Ibid, p. 7.
33
indios] “no poseen individualmente la tierra, sino en comunidades, en una especie / G. Hardin, “The Tragedy of the Commons”, en: Science 162(1968), p. 1244. Otros
de comunismo milenario y sui generis que reconoce la propiedad de la cosecha al ejemplos de bienes comunes llevados a la ruina a causa del uso por parte de indivi-
individuo que la cultiva, pero le niega la propiedad de la tierra, la cual no es suya duos en busca de provecho son los parques y los océanos. La contaminación es vista
por ser de todos”. bajo esta misma lógica. Veáse p. 1245.

101 102
los commons.34/ Comunidades humanas en latitudes y tiempos históricos permanente. David McCreery y Lowell Gudmundson subrayaron en
diferentes adoptaron estrategias de conservación de los recursos35/ que no cuánto este “detalle” agronómico tuvo un peso histórico específico en
sólo no produjeron la tragedia anunciada por Hardin, sino que por el Guatemala,39/ aunque en efecto el tema fue más de interés para los
contrario probaron la existencia de una “lógica de los bienes comunes”. geógrafos y los ecólogos que para los historiadores.
Las tierras comunales del Japón estudiadas por McKean (McKean
1985:334-373), la pesca en California analizada por McEvoy36/ y la de En la Guatemala del siglo XIX hacía veloz carrera una declarada
Puglia narrada por Marco Armiero (Armiero 2000:225-244), así como los obra de estigmatización de la cultura y de las prácticas agrícolas indíge-
bosques de Totonicapán estudiados por Veblen,37/ son todos ellos ejemplos nas, rechazadas como antimodernas, primitivas e improductivas por
en este sentido, y muestran que no sólo los commons poseen un racionali- contraposición a los modelos agronómicos europeos y norteamericanos,
dad económica intrínseca, sino que la lotificación de los recursos tradicio- los cuales ejercían, tanto en la agronomía como en el resto del panorama
nalmente administrados como cosa común puede contribuir a resquebrajar cultural, un poder mimético irresistible para las elites del país. La
la cohesión y unidad de intereses de la comunidad, que actuaba a la sazón estigmatización operaba en distintos planos, todos ellos apoyados en
como garantía del aprovechamiento sostenible de los recursos mismos.38/ una cruda simplificación: la agricultura, así como la economía maya, era
equivalente a la milpa, y ésta al maíz. La milpa, tal como escribía en
2. La milpa, o bien el enfrentamiento de agronomías 1919 Oscar F. Cook –botánico del Bureau of Plant Industry del US
Department of Agriculture a cargo de la investigación en agricultura
El segundo pilar conceptual sobre el que se fundaba el paradigma agro-social
tropical– era un “un sistema tropical primitivo (...) adaptado a las
que se impuso en el siglo XIX fue, según se decía, el de la agricultura
necesidades de gente muy primitiva” (Cook 1921). Dicho brevemente,
34
era el primer paso evolutivo luego de la floresta primaria,40/ pero aún no
/ La popularidad del tema de los “commons” en la literatura eco-histórica es un
suficiente para poder ser calificado como “cultivo”. De ahí la persistente
reflejo de su popularidad entre los ecólogos, ecologistas y economistas ecológicos,
como elocuentemente lo demuestra el éxito de conferencias dedicadas al tema; como identificación de la milpa como algo “inculto”.
por ejemplo el 8o. congreso de la International Association for the Study of Common
En palabras de los agrimensores, así como en las de los ladinos que
Property (IASCP). Ver <http://129.79.82.27/IASCP00/program.asp> (17 mayo 2000).
35
solicitaban los terrenos baldíos de la Costa Cuca, las referencias a la
/ La gama de estrategias parece muy amplia y abarca también los tabúes alimenti-
cios y la sacralización de vegetales o animales notablemente escasos.
milpa y al cultivo del maíz son revestidas de tonalidades diminutivas:
36
/ A. McEvoy, “Toward an interactive theory of Nature and Culture: ecology, la poca área que queda sin cultivo la ocupan las siembras de maíz; el
production and cognition in the California fishing industry”, en: Worster, The Ends terreno es baldío por el reconocimiento que practiqué … es quebrado en casi
of the Earth, pp. 211-229 e “Historia y ecología de las pesquerías del Nordeste del toda su extensión y no tiene de cultivo mas que algunas cuerdas de maíz; en
Océano Pacífico”, en: Ayer 11 (1993): Historia y Ecología, pp. 189-206. dicha área no tienen más que milperias y huatales de repasto y uno que otro
37 41
/ Veblen, Thomas Thorstein, “The Ecological, Cultural, and Historical Bases of palo de cacao. /
Forest Preservation in Totonicapan, Guatemala” (1975) y “Conservación forestal en
el altiplano occidental de Guatemala”, en: Mesoamérica 4(1982), pp. 332-355. Por un lado parecía ser el cultivo del maíz en si mismo la causa
38
/ Ejemplos ilustres de este proceso están esparcidos por todo el mundo y en épocas de la negación de la dignidad o calidad de “cultivado” para un campo
diferentes. J.R. McNeill, en su bello ensayo The Mountains of the Mediterranean World:
an Environmental History (1992), pp. 260-66 y 275-76, reflexiona sobre la manera en 39
/ McCreery, Rural Development, p. 164, L. Gudmundson, “Sociedad y política”.
que los planes de privatización de los patrimonios fundiarios públicos y de la Iglesia 40
/ La definición de Cook no le gusta tampoco a McBryde, Geografía cultural e
Católica que durante el siglo XIX “liberaron” enormes extensiones de tierras de pastoreo
histórica, p. 71; la considera del todo inaplicable a la Guatemala occidental, en donde
y forestales en España y en el sur de Italia (la denominada desamortización española en
Alpujarra entre 1858-64, y las cotizaciones en Lucania entre 1806-15 y posteriores a el término milpa sugiere un campo intensivamente trabajado con azadón y en el que
1861) acabaron en una colosal operación de aceleración de la degradación ecológica que se cultiva sin falta el maíz, junto con otros cultivos.
41
esas tierras ya sufrían a causa de la presión demográfica, así como en la potenciación de / AGCA-ST Quetzaltenango 7/3, Año 1877; AGCA-ST Quetzaltenango 7/8 Año
la concentración latifundista que buscaban romper. 1875; AGCA-ST Quetzaltenango 14/2 Año 1881.

103 104
sembrado, 42/ acusación particularmente fuera de lugar si se tiene en Quien hace explícito con mayor claridad el sentido y la dimensión de
cuenta que precisamente el maíz es uno de los más cristalinos ejemplos esto es el general Manuel Lisandro Barillas, presidente de la República
de domesticación, llegando a ser definido como “un lento y dilatado entre 1885 y 1892, luego de la muerte de Justo Rufino Barrios, y que en
invento del hombre”.43/ Por otro lado, era el mismo sistema indígena de los años ‘70 había ocupado el cargo de jefe político del Departamento de
cultivo de la tierra el que no gozaba de ningún crédito agronómico, Quetzaltenango sin que ello creara incompatibilidades con su actividad
estigma éste destinado a perdurar por decenios. Con frecuencia los de terrateniente agrario y comprador activo de terrenos en la Bocacosta.
documentos se refieren a los terrenos indígenas en términos que han sido Defendiendo la propia demanda de una extensión de unas 20 caballerías,
ejemplificados por Zenón Maldonado, ladino de Ostuncalco, protagonista Barillas afirmaba:
en 1874 de una complicada denuncia por un terreno vecino al villorrio
de Pueblo Nuevo y a la gran finca Las Nubes,44/ en el que se habían Tales baldíos han sido poseídos por una parte de los vecinos de
establecido dos cultivadores indígenas con sus familias. Aceptando la Concepción, pero de la manera que estos lo han hecho en la Costa expresa-
contraposición entre un nosotros-ladinos-civilizados y un ellos-indígenas, da, es decir, nominalmente, pues como es público y notorio, los indígenas
son incapaces de cultivar una área considerable de tierra (…) Les quedan
Maldonado se lamentaba de que los indígenas de Pueblo Nuevo poseían
25 caballerías que no es posible que las cultiven de siembras útiles y
10 caballerías, “pero (…) como casi todo el inmenso terreno que poseen, 46
productivas. /
… permanece y permanecerá en poder de ellos con notable perjuicio de
nuestro comercio y agricultura y particularmente de los que pudiendo La agricultura indígena, por tanto, no era agricultura, ni eran agricul-
dedicarse a cualquiera empresa agrícola no lo hacen por falta de los tores sus cultivadores indígenas. Con astucia, los mismos denunciantes
fértiles y hermosos terrenos poseídos por esas manos muertas”.45/ indígenas adoptaban instrumentalmente el argumento para utilizarlo en
42
beneficio propio:
/ La existencia de un prejuicio específico en relación con el maíz, símbolo cultural
y religioso maya, en contraposición al trigo, símbolo ladino, es bien conocido. En como indígenas pobres sin más recursos que nuestro jornal y la misera-
1902 se leía en el Diario de Centroamérica (11 de noviembre): “... la producción de ble siembra del maíz, creemos no ser justo pagar por terrenos de clase tan
trigo corre pareja con el grado de cultura intelectual de un pueblo”. Discriminación
inferior lo mismo que pagan los ladinos por los suyos, que son los mejores
semejante era la del jesuita Joao Daniel, autor en la segunda mitad del siglo XVIII del
para la siembra de café y otros productivos; los nuestros solo sirven para la
primer estudio serio sobre el universo natural amazónico en relación con la mandio-
ca. A diferencia de cultivos más intensivos y continuados, como el arroz, la mandioca siembra de maíz por ser muy calientes y estar inmediatos al mar, lugares
47
era considerada como un instrumento de socialización imperfecto. D.Cleary, “Tristes enfermizos (…). /
trope-iques, p. 10".
43 Si bien las razones político-raciales de dicho juicio en relación con
/ A. Warman, La Historia de un bastardo: maíz y capitalismo, FCE México 1988,
citado por G. Castro Herrera, Los trabajos de ajuste y combate (1994), p. 83. Una los agricultores indígenas son evidentes, lo es menos una específica
síntesis útil de la historia de la domesticación de la especie Zea mays es la de R. razón agro-cultural. Maldonado y Barillas declaraban en los documentos
Carmack et al, The legacy of Mesoamerica, p. 46-47. Aparte del maíz, Mesoamérica citados, junto con sus claros intereses económicos, su propia miopía
fue la cuna de la domesticación de muchas otras especies cruciales para muchas agronómica, la misma sufrida por los agrimensores. Para comprender qué
sociedades como el fríjol, el cacao, el aguacate, el tabaco, el ayote y el guisquil. C.
era lo que éstos no veían es necesario decir algunas palabras sobre el
Castañeda Salguero, Interacción naturaleza y sociedad guatemalteca (1991), p. 104.
44
sistema agrícola tradicional practicado por los cultivadores indígenas en
/ La finca aparece en muchas de las fotografías de Eadweard Muybridge publica-
das por E. Bradford Burns, Eadweard Muybdrige in Guatemala, 1875, Berkeley,
ese entonces y, con algunas adaptaciones, también hoy día.
California 1980. Los dos álbumes originales de Muybridge (144 y 59 fotos bajo el
título colectivo The Pacific Coast of Central America and Mexico; the Isthmus of
Panama; and the Cultivation and Shipment of Coffee, San Francisco 1876) se encuen-
46
tran en Stanford University Libraries, Special Collections. / AGCA-ST Quetzaltenango, 10/19 Año 1878.
45 47
/ AGCA-ST Quetzaltenango, 5/7 Año 1874. Cursivas mías. / AGCA-ST Quetzaltenango, 14/2 Año 1881.

105 106
3. La agricultura de la milpa En un sistema de este tipo, tal como señaló Ester Boserup en el lejano
1965 (Boserup 1965:13-14), la distinción de base entre cultivado y no
“Agricultura de la milpa” es un nombre equivalente a lo que la literatura
cultivado pierde sentido ya que el terreno en reposo es parte del ciclo
llama más comúnmente shifting cultivation,48/ el sistema agrícola más anti-
agrícola esencial para el restablecimiento de las propiedades físico-
guo y hasta hoy el más difundido entre las poblaciones campesinas de los
químicas necesarias para la fase sucesiva. La variante que adquiere
países tropicales.49/ Una descripción resumida lo definiría como un sistema
importancia para el análisis de un sistema agrario tan funcional es
itinerante que implica la tala de la vegetación de bosque nativo, la quema de
entonces la frecuencia de la puesta en cultivo, cuyas variaciones se ven
la biomasa obtenida y el cultivo de la parcela en un número variable pero
reflejadas en la colecta agrícola.
limitado de ciclos. Más precisamente, el geógrafo West nos indica sus
propiedades y fases (West 1988:85): la tala ocurre durante la estación seca, Por tanto, cuando el decreto de alienación de los baldíos de la Costa
seguida de la quema, la cual produce una ceniza rica en minerales solubles Cuca exhortaba al agrimensor a considerar como terrenos ya cultivados
(potasio, calcio y fósforo) y fertilizantes. Comenzando las lluvias, el terreno (y en consecuencia merecedores de una sustanciosa rebaja de precio)
fertilizado es horadado y se siembran semillas y tubérculos. La cosecha del sólo aquellos sembrados con café, caña de azúcar, pastos de forraje o
primer año por lo general es satisfactoria, pero su rendimiento decrece cacao, asimismo les exigía un juicio preciso que, siendo agronómico, era
rápidamente a causa de la invasión de vegetación de arbustos y espinas, y en verdad cultural.
de la degradación química del suelo en la superficie, hasta que el terreno
¿Pero era de verdad la milpa un tosco desmonte en el que, sin parti-
debe ser abandonado.50/ La recuperación de la fertilidad gracias al reverdeci-
cular cuidado ni criterio de selección, los campesinos indígenas sembra-
miento del bosque secundario es un proceso que dura de 8 a 20 años,
ban maíz y en ocasiones aguacates? Las fuentes documentales, los
durante los cuales las hojas caídas y los microorganismos de las plantas y
hallazgos arqueológicos y los estudios agroecológicos modernos lo ponen
de las raíces restablecen las condiciones químicas del suelo, mientras que
en duda. En la realidad de entonces, así como en la de hoy, la agricultura
el reverdecimiento de los árboles vuelve a suministrar la sombra necesaria
maya es algo infinitamente más complejo que la sola milpa, y aún que-
para detener el crecimiento de la vegetación baja invasora. Regenerada así
riendo ser reduccionistas la milpa es de por sí un “mosaico” que ecólogos
la floresta,51/ el ciclo agrícola puede reconquistar el terreno para el cultivo.
y agrónomos se enredan al tratar de descifrar.
48
/ Otros términos para indicar sustancialmente la misma tipología de sistema En 1876 el agrimensor José Escobar se hallaba dirimiendo un conflicto
agrícola, usados en contextos disciplinarios diferentes, son swidden cultivation y de tierras originado en la demanda de un tal Plácido Rosal sobre un terreno.
slash-and-burn cultivation. Este último es el más usado por antropólogos e historiado- A la petición se opusieron de inmediato dos ocupantes del terreno en
res, con su traducción literal al español roza-y-quema o al italiano taglio e incendio. cuestión. Del primero de ellos, Rafael de León, se dice que “no tiene cultivo
49
/ Una útil y provocadora lectura sobre el valor político del debate en torno al alguno, a no ser mas unas cuerdas de maíz y unos ranchos que habita”. Sin
shifting cultivation es la de Dove, Michael R., “Theories of swidden agriculture, and embargo, cuando el Fiscal ordena que peritos del gobierno realicen una
the political economy of ignorance”, en: Agroforestry Systems 1 (1983), pp. 85-99.
estimación de los bienes con los que de León ocupaba sus 29 cuerdas, el
50
/ En la literatura sobre ecología tropical y manejo de ambientes tropicales el peso resultado es algo más que “unas cuerdas de maíz y unos ranchos”.
de cada uno de los dos factores, el físico (esto es, la invasión de maleza) y el químico
(esto es, la pérdida de fertilidad del suelo) es ampliamente debatido. Veáse el estudio 1 rancho = 5 pesos
detallado de H. Popenoe, Effects of shifting cultivation on natural soil constituents in cafetales de 3 años (5 cuerdas) = 17 pesos/cuerda
Central America (1960), basado en un estudio de campo en el valle del Polochic. cafetales de 2 y 1 año (7,5 cuerdas) = 8“
51
/ Un resumen crítico sobre el tema del impacto ambiental del shifting cultivation almácigo de 2 años (300 pies) = 25 pesos/mil
se encuentra en W.Denevan, “The Causes and Consequences of Shifting Cultivation plátano (4 matas) = 12 reales cad.
in Relation to Tropical Forest Survival”, en: W.Denevan and H.Rucinque (eds.), The
Papaya (4 matas) = 4 pesos
Role of Geographic Research in Latin America: proceedings of the 1st International
Congress of Latin American geographers, Paipa, Colombia, August 8-12, 1977, CLAG Guineo común (4 matas) = 4 pesos
Publications 7(1978). Aguacate (4 matas)

107 108
La valoración del segundo ocupante del terreno arroja un resultado paradójico tal como ‘aradura de azadón’ para describirlo” (McBryde
aún más llamativo, pues demuestra que la milpa de sólo maíz pretendida 1969:71).
por Rosal contenía en cambio: café, camalote, quexcamote, piña blanca,
Pero en la disputa Rosal vs. de León de 1876, los peritos valuado-
inca, inguia, plátano extranjero, plátano común, ingesto, naranjos peque-
res de los bienes económicos existentes en el terreno adjudicado a
ños y grandes, limonares, jocote, aguacate, nance, ciprés, durazno, chile,
Rosal y por el cual éste estaba obligado al pago de una indemnización,
pepino, huisquilares, caña, rosales, clavel, jiquilite. 52/
concluyeron:
La multivariedad de cultivos presentes no sorprende si se lee a la luz
En las raíces de Rafael de León y Luciano González se incluyen algunas
de la agroecología moderna. La milpa se considera como un mosaico tal plantas de flores, frutas y otras siembras que no son de café y que la mayor
de cultivos de diferentes especies que una parte de la literatura científica parte de ellas son productos de la feracidad del terreno y no devengan gasto
sostiene que no sólo es la forma de cultivo más adecuada para los am- alguno en su cultivo: que todas estas, además de ser inútiles, algunas ocupan
bientes forestales tropicales,53/ afirmación ésta aceptada generalmente mucho espacio que pudiera utilizarse en café, y que su excesiva sombra es
aún hoy día, sino que es el sistema agrícola que simularía más de cerca nociva a tal planta. En tal concepto los firmantes juzgaron no hacer a precio
el funcionamiento y la composición de la floresta tropical.54/ de esas siembras, que se incluyeron a instancias de González y León, pero de
56
justicia creen que su importe deba rebajarse del valor respectivo. /
En tal concepto los firmantes juzgaron no hacer aprecio de esas
siembras, que se incluyeron a instancias de González y León, pero de Plantas frutales, flores y otros cultivos numerosos que surgían en el
justicia creen que su importe deba rebajarse del valor respectivo.55/ terreno no eran, por tanto, consideradas como fruto del esfuerzo produc-
tivo y mucho menos expresión de un cultivo agrícola; más bien eran el
McBryde, refinado observador y geógrafo curioso, se oponía a la idea
resultado natural y generoso de la fertilidad espontánea de la tierra de la
de Cook de la milpa como sistema primitivo y de bajo contenido de
Bocacosta, mito que fue desenmascarado en el capítulo anterior.
trabajo con la observación del “suelo trabajado tan a fondo y tan profun-
damente arado con el azadón ancho, que es necesario un término
D. La representación del territorio como espacio del poder
52
/ AGCA-ST Quetzaltenango, 6/16 Año 1876 Si el papel de los agrimensores al forjar la nueva cultura agroeconómica
53
/ V. R.Hames, “Monoculture, Polyculture and Polyvariety in Tropical Forest –con todo el peso político que esto implicaba– era evidente en las prácti-
Swidden Cultivation”, en: Human Ecology, 11(1983), n.1, pp. 13-34; Zizimbo cas de medición, demarcación y valoración de los terrenos, no menos
Villareal, Daniel et al (eds.), La modernización de la milpa en Yucatan: utopia o importante era otro ejercicio propio de la profesión del ingeniero topó-
realidad, México (1991); Dove, Michael R., “Theories of swidden agriculture, and the grafo: el diseño de los mapas “catastrales”. El por qué la elaboración de
political economy of ignorance”, en: Agroforestry Systems 1 (1983), pp. 85-99; Alcorn,
Janis B., “Process as a Resource: the Traditional Agricultural Ideology of Bora and
mapas ligada a la práctica de la agrimensura es pertinente en la búsqueda
Huastec Resource Management and its Implications for Research”, en: Advances in de etapas de imposición de un nuevo paradigma agrario, es algo que es
Economic Botany (New York) 7 (1989), pp. 63-77. necesario explicar.
54
/ C.Geertz, Agricoltural Involution: the Process of Ecological Change in Indonesia Un mapa, lo mismo que una pintura, es una “forma de conocimiento
(1963). El denominado swidden-jungle model ha sido de todas formas severamente socialmente construida”. La definición, de la que es fácil reconocer la
redimensionado por una serie de investigaciones sobre todo en ambientes amazóni-
estirpe deconstructivista,57/ es de J. B. Harley, a quien se debe buena
cos. V. M. Eden & A. Andrade “Ecological aspects of Swidden Cultivation among the
Andoke and Witoto Indians of the Colombian Amazonia”, en: Human Ecology, parte del viraje epistemológico y revisionista de la reciente cartografía
15(1987), n.3, pp. 339-359; Vickers, William T., “Tropical Forest Mimicry in Swid-
56
dens: a Reassessment of Geertz’s Model with Amazonian Data”, en: Human Ecology, / AGCA-ST Quetzaltenango, 6/16 Año 1876
11(1983), n.1, pp. 35-45; Beckerman, Stephen, “Does the Swidden Ape the Jungle?”, 57
/ Para una discusión y una crítica a la relación entre postmodernismo y Harley
en: Human Ecology, 11(1983), n. 1, pp. 1-13. veáse B.Beleya, “Images of Power: Derrida/Focault/Harley”, en: Cartographica 29
55
/ AGCA-ST Quetzaltenango, 6/16 Año 1876 (1992)2, pp. 1-9.

109 110
histórica.58/ Descartando la idea de un “cientificismo” y una objetividad La cartografía histórica ofrece una plétora de casos ejemplares, a
en la representación cartográfica de la realidad –y por tanto las cuestio- menudo de gran calidad artística, sobre la especularidad e instrumentali-
nes conexas sobre la “verdad” o “falsedad” de un mapa, que en dicha dad de un mapa para un diseño político y cultural particular: como en el
perspectiva carecen de fundamento–, la nueva escuela, por el contrario, caso de los rectángulos que, representando y dividiendo el vasto territo-
la interpreta como una representación inevitablemente subjetiva, históri- rio estadounidense, crean al mismo tiempo “orden en la tierra” (Harley
camente determinada y socialmente construida, de la realidad territorial 1988:282); o en la línea ficticia de separación entre las posesiones ameri-
dibujada. En palabras de Harley: canas de España y Portugal, dibujada por cuenta de Alejandro VI en un
mapa fantástico de lugares imaginados pero no conocidos61/; o en la
Both in the selectivity of their content and in their signs and styles of
elaboración de mapas en Siam en el último cuarto del siglo XIX como
representation maps are a way of conceiving, articulating, and structuring
the human world which is biased towards, promoted by, and exerts influen- respuesta a las presiones del imperialismo británico (Anderson 1991:170-
59
ce upon particular sets of social relations. / 178); o como en el nuevo mapa del mundo de Arno Peters, en el que se
realza la distorsión cartográfica producida por la proyección de Mercator
Visto desde este ángulo, un mapa se vuelve entonces un instrumento a favor del Tercer Mundo.62/
para ejercitar un poder, en el que el cartógrafo (o agrimensor) reproduce
en abstracto un paisaje o territorio pero al mismo tiempo representa el 1. El silencio de los mapas de los agrimensores
imperativo territorial de un particular sistema político o religioso. Es en
este sentido que la elaboración de mapas se convierte en un medio eficaz En la medida en que implicaban una representación cartográfica, tam-
para el control del espacio, permitiendo visualizar gráficamente la bién en los mapas de los agrimensores de la Guatemala de 1800 se
expansión geográfica de un sistema social, político y religioso.60/ pueden reconocer los signos gráficos del ejercicio de un poder y de la
imposición de un sistema de lectura de la tierra. Sin embargo, es necesa-
58 rio tener en cuenta que el obrar del agrimensor, incluido el diseño de los
/ Manifiesto y obra fundamental de la nueva cartografía histórica es la History of
Cartography, obra in fieri en varios volúmenes preparada por J.B. Harley & D.Wood- mapas, iba ligado al respeto de algunas normas y reglamentos que
ward, University of Chicago Press. Además, es de citar como excelente “aparición determinaban inevitablemente el contenido y la apariencia del producto
pública” de la nueva cartografía la reciente muestra preparada por la British Library cartográfico. A diferencia del geógrafo y del cartógrafo, los tiempos a
en Londres y titulada Lie of the Land: the Secret Life of Maps, Pearson Gallery, 27 julio disposición y los espacios de autonomía de decisión del ingeniero
2001-7 abril 2002.
59 61
/ J.B. Harley, “Maps, knowledge, and power”, en: D. Cosgrove & S.Daniels (ed.), The / Un texto rico en sugestiones sobre la geografía imaginaria y/o imaginada es Hic
Iconography of Landscape: Essays on the symbolic representation, design and use of past sunt leones: geografia fantastica e viaggi straordinari, Electa 1983.
environments (1988), p. 278. Aún más incisiva es la afirmación de Denis Wood: “maps 62
/ La idea de Peters (The New Cartography, New York 1983) es reajustar algunas de
are weapons”, D.Wood, “How Maps Work”, en: Cartographica 29(1992), 3&4, pp. 66-74. las distorsiones producidas por la particular proyección de Mercator, trazada original-
60
/ Sobre el proceso que lleva a los estados modernos a percibir y a usar la cartogra- mente a la medida del navegante europeo y asumida luego como mapa geográfico
fía (los mapas) como instrumento eficaz y de gobierno y sobre cómo sirvieron para universal. En él, la posición del ecuador por debajo del centro del mapa tiene el efecto
hacer frente a los autonomismos, veáse de D. Buisseret (ed.), Monarchs, Ministers and de sobredimensionar las área del Norte del Mundo, en particular Europa, y en conse-
Maps: the Emergence of Cartography as a Tool of Government in Early Modern Europe, cuencia subdimensiona del todo las regiones africanas, suramericanas y oceánicas. La
The University of Chicago Press 1996 y la monografía 52 “Cartography and Statecraft: extensión geográfica, de igual forma, resulta distorsionada. El mapa de Peters se
Studies in Governmental Mapmaking in Modern Europe and its Colonies”, en: transformó en estandarte de internacionalismo, anti-eurocentrismo y solidaridad con
Cartographica 35 (1998), 3-4. Un útil y sintético panorama de la literatura sobre la los países del sur del mundo, tanto así que fue la imagen de la cubierta del Infome
relación entre cartografía y poder se encuentra en S. Bendall, Maps, Land , and Society: Brandt de 1980, y en 1983 la UNICEF la adoptó como ilustración de sus célebres
a History, with a carto-bibliography of Cambridgeshire estate maps, c. 1600-1836 (1992), tarjetas de Navidad; reproducciones del mapa y Atlas de Peters existen por norma en
p.7-9. En el contexto latinoamericano, pero con una introducción óptima a la cartografía toda sede de ONGs u organizaciones internacionales. Peters suscitó así un vivo debate
crítica, veáse R.B. Craib, “Cartography and Power in the Conquest and the Creation of entre la ortodoxia cartográfica y geográfica. Veáse A.H. Robinson, “Arno Peters and his
New Spain”, en: LARR …... new cartography”, en: American Catographer, 12 (1985), pp. 103-111.

111 112
topógrafo eran extremadamente más reducidos: la norma jurídica impo- nota. Así lo ilustra el mapa de la finca San Francisco Miramar en la Costa
nía procedimientos que por lo menos en teoría estuvieran estandariza- Cuca (Figura IV.1), medida repetidas veces entre 1871 y 1874 por el
dos, así como simbologías y planimetrías simplificadas tanto en el diseño agrimensor Hermann Aú 66/ por cuenta de sus propietarios, quienes se
como en el contenido. Por demás, el simple cálculo económico desacon- hallaban en disputa con muchos de sus vecinos y con algunos ocupantes
sejaba al agrimensor dedicar mucho tiempo a la elaboración gráfica. de parcelas al interior del terreno.
No sorprende, entonces, que los mapas que los agrimensores prepa- El mapa muestra en verde el perímetro de la superficie medida en
raban y anexaban a la práctica de medición del terreno fueran iconográfi- 1871, y en rosado el de 1874, considerablemente diferente. El camino que
camente pobres y en conjunto poco elocuentes.63/ Si es cierto que deta- lleva a Quetzaltenango, a trazos rojos, intersecta la superficie casi en toda
llan con claridad senderos, calles, ríos, señales de confín y todos los su longitud; otros 4 senderos parten de este tramo principal, dando la
accidentes morfológicos que sirven para la identificación geográfica del impresión de que la región es parte de un sistema socio-económico más
terreno, también lo es que casi nunca estos agrimensores de Guatemala estructurado de lo que el discurso gubernamental, impregnado de la idea
se ocupan de dar informaciones gráficas sobre las tipologías de uso de la de la Costa Cuca como espacio virgen y libre para el empresario agrícola,
tierra. Nada más alejado, por tanto, de los magníficos mapas daneses de permite imaginar. Aú dibuja el ramificado sistema fluvial, en el que dos
1764-66, que dibujan la situación de la propiedad fundiaria de un pueblo ríos (o mejor riachuelos) hacen las veces de confines norte y sureste,
antes y después de las enclosures,64/ mostrando no sólo sus límites sino mientras que otros 4 torrentes menores, importantísimos desde el punto
también la franjas cultivadas, las reforestadas e incluso la diferente de vista agrícola y en particular por los establecimientos de elaboración
intensidad de la vegetación.65/ del café, irrigan la parte central del terreno. El agrimensor presta gran
atención y cuidado a las demarcaciones de los confines, fuente de innu-
En Guatemala suroccidental, sólo en raros casos los mapas de los
merables y reiterados litigios. La variedad de tipologías reportadas (sin
agrimensores revelan el nombre de un cultivo y su extensión en cuerdas;
diferencia de simbología) es tan vasta que hace de este documento un
aún cuando lo hacen, no es claro a qué área exactamente se refiere la
inventario de los signos de límites entre parcelas de tierra en Guatemala:
63
laurel volador, cajetón, pito, hormiga, guayava, papaturro, chulun,
/ La afirmación es válida atendiendo a nuestra investigación en los archivos, pero
molinillo, trompillo, canelillo, chaperno, piedra, amate, horno, tepeagua-
hay que tener en cuenta que la deplorable técnica del saqueo, que en el pasado
empobreció los archivos guatemaltecos de materiales cartográficos preciosos, no cate, plumajillo, tarral.67/. Quedan finalmente unos pequeños rectángu-
permite establecer la masa documental producida originalmente. Por ejemplo, es los, simbología estandarizada para las estructuras habitadas fijas: aque-
singular que en el Archivo de la Gobernación de Quetzaltenango, una de las fuentes llas grandes de los patrones a lo largo del camino de Quetzaltenango, y
principales para esta investigación, los mapas y las representaciones geográficas estén alguna otra, mucho menor, esparcida en la parte sur del terreno.
ausentes de manera extraordinaria. Una vez más, no es raro que existan mapas
geográficos sólo en forma de ficha cartográfica en el Archivo General de Centro El uso de la tierra en la superficie medida, como decíamos, no tiene
América, resultando en realidad extraviados. Por ejemplo: AGCA B leg. 28529 exp.11, representación gráfica sino tan sólo una descripción: la porción al nor-
año 1836, Plano de Ostuncalco y Concepción; AGCA B118.4, leg. 2438, exp. 52234, este, en disputa con la familia Robles, y surcada por tres líneas paralelas
año 1841, Secretario gob. del Estado pasa descripción y mapa de la costa de Suchite- resultado de tres mediciones por distintos peritos –cada vez más favora-
péquez por corregidor de Quezaltenango a Jefe de las armas.
64
bles a San Francisco en detrimento de los Robles– aparece claramente
/ Nota de edición: Es el proceso de privatización y delimitación física de los cultivada con café. Aú escribe en diferentes puntos la palabra “Café” y
límites de propiedad rural que transformó primero el campo británico y luego buena
parte de la Europa continental.
bajo ella el número de cuerdas cultivadas; pero es imposible saber cuáles
65
/ En Baigent and Kain, The Cadastral Map, pp. 84- 85. Otros casos notables en la 66
misma fuente son el mapa de una plantación en Virginia en 1701 (p. 272), un / AGQ 1874/108.
67
enclosure map inglés de 1817 (p.250) y obviamente los mapas comisionados a / Algunos signos eran entonces árboles o arbustos, aunque era común referirse
Marinoni para la formación de los catastros teresiano y franciscano en el imperio también a piedras particulares, cruces o pequeñas construcciones, como el horno en
austro-húngaro (pp. 180-204). este caso.

113 114
Figura IV.1 son en el mapa correspondiente las extensiones cultivadas, pues faltan
M apa de la finca San Francisco M iramar en la Costa Cuca, 1874 las referencias a los confines. Con la misma técnica descriptiva antes que
gráfica aparecen otras destinaciones agrícolas de porciones del terreno:
un potrero al noroeste y unas cuerdas de cacao en una parte del sur que
debía encontrarse, por tanto, por debajo de los 700 metros de altitud.69/
Para una iconografía de la Costa Cuca la ausencia de detalles simbó-
licos y gráficos en el uso de la tierra es una gran limitación de cierta
manera insuperable,70/ considerando que no parecen existir otras represen-
taciones cartográficas detalladas del área. Sin embargo, el silencio de un
mapa puede ser elocuente. Como nuevamente nos recuerda Harley, “in the
selectivity of their content and in their signs and styles of representation
maps are a way of conceiving, articulating, and structuring” el espacio.71/
El silencio cartográfico, lo mismo que el pictórico, musical y literario,
puede tener diferente naturaleza: ignorancia geográfica o limitación
técnica, pero también intencionalidad racional. Por variadas razones un
mapa puede callar detalles considerados estratégicos o secretos, sean estos
motivos de protección militar, comercial o religiosa.72/ Aún cuando no es

inevitablemente imprecisa, cuando no errónea, debido a varias dificultades: la


conversión entre escalas diferentes por estándares de medida y por proporciones; el
reconocimiento de puntos o confines comparables entre los dos mapas; la diferencia
de toponimias; y finalmente la imprecisión misma, o arbitrariedad, del documento
original. Así, es verosímil que lo que Aú denomina Río de la Máquina, probablemente
porque servía para alimentar despulpadoras del beneficio del café cerca del cual el
torrente tenía su nacimiento, sea el actual Río Talimop.
69
/ La altitud máxima par el cultivo del cacao es, según McBryde (Geografía cultural
e histórica, p. 113), de 650 m.
70
/ Lo mismo se puede afirmar en relación con el uso de estos mapas como fuentes
de la historia ambiental, mudas tanto para el uso de la tierra como para la ecología de
la zona. Por lo que nos consta, la ausencia de una cartografía histórica en Guatemala
y la desatención que de la historiografía para con los mapas contenidos en los
documentos relativos a los confines de tierra no permiten saber si el caso es diferente
en aquellos departamentos en los cuales, por ejemplo, los recursos forestales jugaban
un papel económico y por tanto fiscal importante.
71
/ J.B. Harley, “Maps, knowledge, and power”; y sobre todo J.B. Harley, “Silences
Fuente: AG Q 1874/108
68
/ and Secrecy: the Hidden Agenda of Cartography in Early Modern Europe”, en: Imago
Mundi 40 (1988), pp. 57-76; en él se basa la argumentación de esta sección.
72
/ Harley (“Silences and Secrecy”, pp. 59-65) discute varios ejemplos acerca de
68
/ No fue posible transponer este dibujo en un mapa geográfico moderno pues cómo la información geográfica está vinculada a la administración del poder en la
ningún punto del primero coincide con el segundo. La operación de traducción de un historia europea: el mapa del mundo de Matteo Ricci, publicado en Pekín en 1602, en
mapa catastral histórico como éste a un mapa moderno se vuelve tarea compleja e el que el jesuita omite los nombres de lugares del Islam para no mostrar a los chinos,

115 116
intencional, el silencio de un mapa puede ser instrumental para el más 25 cuerdas en la parte sur, donde “vecinos ... entraron sembrando y
ejercicio de un poder. La “revolución científica” del siglo XVII y el trabajando”; más un área no precisada de “indios, que había puesto sus
apoderamiento de la misma por parte de los estados nacionales en labores”. Finalmente, había
construcción hacen de la cartografía un ejercicio estandarizado de
un indio mozo de San Francisco, un hombre muy bravo, se había
medición y de obediencia a reglas de representación que inevitablemente establecido en medio del terreno, sin más puesto sus ranchos y siembras,
simplifican y distorsionan la realidad socio-geográfica. aprovechándose de la administración poco cuidadosa de la hacienda, y
El silencio de los mapas de los agrimensores tiene, por tanto, doble después, apoyado por los demás Indios de San Martín y de Concepción,
pretendió el derecho de posesión sobre la mas grande parte del terreno de la
valencia. Por un lado cuenta la visión del territorio promovida por la 73
hacienda. /
legislación, y es entonces un espejo del poder que influía en la esfera
geográfica. Por otro, revela la posición del cartógrafo, en este caso el La representación cartográfica de esta confusa situación, en la que
agrimensor, con respecto al discurso cultural subentendido en las reglas ninguno de los ocupantes tiene derecho de propiedad legal e inequívoca
en que se enmarcaba su proceder. Sostenemos que uno y otro concurrie- sobre el terreno que de hecho posee, es la siguiente: el terreno de Luís
ron en la decisión de enmudecer la representación gráfica del uso de la Jacoby, llamado Luxemburgo e incluido en la primera medición de Aú de
tierra en la Bocacosta, así como a volver pacífica y transparente la tipolo- 1871, es indicado claramente con sus confines y número de cuerdas. Por
gía dispersa de ocupación del territorio. una solicitud de registro “catastral” que Jacoby presenta en 1874 sabemos
que Luxemburgo estaba cultivado con café, caña de azúcar, zacatón y
2. Lo que los mapas callan árboles frutales.74/ El indio bravo es, en cambio, indicado con este califi-
cativo, seguido de su nombre y apellido, Quirino Ralda, y con el rectán-
Que los agrimensores, aún atrapados en la riendas legales de selección de
gulo que simboliza una casa o una instalación permanente, pero sin
contenido, símbolos y estilo, tuvieran un espacio de autonomía represen-
referencia alguna al área ocupada ni a la tipología de uso de la tierra. Los
tativa del que hicieron uso deliberado, se deduce tanto de la experiencia
otros ocupantes desaparecen completamente en el mapa de Aú.
de casos raros de tergiversación pictórica del agrimensor, como de la
comparación entre los mapas y la descripción narrativa anexa a los Un caso similar son los mapas que el agrimensor Narciso Escobar
mismos, de la que, por el contrario, se extrae una multiplicidad de datos prepara en su peritaje relacionado con la medición de los ejidos de los
cualitativos y sociológicos del todo invisibles en el dibujo. Una vez más pueblos de El Palmar y de Santa María de Jesús. La operación de agri-
el mapa de San Francisco Miramar es un ejemplo útil a este respecto. mensura es motivada por la decisión del presidente Justo Rufino Barrios
de revisar los términos de las concesiones fundiarias a los pueblos de El
Del informe del peritaje se desprende que al interior del territorio Palmar y Santa María de Jesús, ubicados en la fecunda región de El
titulado de la finca se hallan comprendidas 860 cuerdas cuadradas en la Palmar. Luego del éxito fiscal de la apertura de la Costa Cuca a la
parte noroccidental, ocupadas por el (ladino) “señor Don Luís Jacoby”; titularización privada decretada el 22 de julio de 1873, en octubre del
mismo año un acto legislativo similar abría también El Palmar a la
renuentes a la cristianización, la profunda división religiosa del mundo occidental; lotificación de los terrenos. Con desenvuelta ligereza, Barrios decidía en
la pena de muerte aplicada a los navegantes portugueses prisioneros por vender el mismo decreto que, habiéndose demostrado la titularización en
mapas geográficos a extranjeros, atentando indirectamente sobre el monopolio del
comercio con las colonias; la censura que los estadistas, príncipes y monarcas de toda 73
Europa imponían a la libre circulación de informaciones geográficas potencialmente / AGQ 1874/111, f.8r. Sobre este caso, y en particular sobre la coalición de
estratégicas. También Guatemala tiene su propio ejemplo de censura cartográfica con indígenas de San Martín, Concepción y Ostuncalco para hacer frente a la consolida-
fines políticos: en los represivos años 80 el militarizado Instituto Geográfico Militar ción de fincas en la Costa Cuca, se volverá más en detalle en el próximo capítulo.
74
suspendió la venta al público de los propios mapas a escala 1:50.000 para evitar que / AGQ 1874/111, Libro de Matriculas de terrenos no. 1. En realidad, Jacoby
la guerrilla hiciera uso de ellos para sus propios fines estratégico-militares (César registra con el mismo nombre, Luxemburgo, sólo 50 y 75 manzanas, probablemente
Castañeda, comunicación personal, marzo 1999). parcelas pertenecientes al área total que posee.

117 118
manos privadas como un negocio ventajoso para la Hacienda Pública, volcán Santa María, a cuyos pies se encontraba el terreno, capturaba la
los terrenos ejidales ya asignados a los dos pueblos debían retornar al imaginación del agrimensor no menos que la de todo aquel que se
patrimonio nacional para poder ser luego puestos en subasta. Reducidas hubiera hallado atravesando dicha región: un imponente y verde cono
de esta manera las concesiones a sólo 18 y 12 caballerías, en El Palmar ocupa casi la mitad del mapa, coronado por el icono de la fe liberal de
y Santa María respectivamente,75/ con la maniobra se liberaba una la que habla el texto arriba trascrito, con un mensaje directo de domi-
enorme extensión de terreno baldío vendible a 1,000 pesos/caballería a nio sobre la naturaleza representada por el volcán. A sus faldas, justo
“empresarios que los exploten no solo en su provecho sino en beneficio en el centro, se reconocen dos terrenos contiguos de los que el agri-
general de la agricultura”.76/ mensor reconoce la legitimidad de los títulos legales que le han sido
presentados por los propietarios. Para ambos Escobar registra graciosa-
En la descripción del peritaje, Narciso Escobar, agrimensor encarga-
mente sus habitaciones con un boceto de árboles que las circundan. El
do de la demarcación de los dos ejidos y del baldío a ser puesto en venta,
resto del área, atravesada por senderos que llevan a las fincas, así como
no deja dudas acerca de la propia concordancia con los principios-
bandera del régimen liberal de Barrios. Pruebas de ello son la decisión de por numerosos ríos y riachuelos, parecería un espacio vacío. Sin
bautizar el terreno baldío con el nombre “Libertad”, del que afirma no embargo, el informe al Fiscal habla de una situación multitudinaria,
tiene nombre, en atención a que “ha sido efectuada esta medida en para decir lo menos, “estando además radicados una multitud de
tiempo de una administración eminentemente liberal”; y la conclusión indígenas de Momostenango que sin título ni razón alguna han forma-
del informe al Fiscal en donde, con un arrojo sentimental insólito en un do sus sementeras”. La lista anexada por el agrimensor incluye a 71
informe técnico, pero no para Escobar, dice: individuos que cultivan café, caña de azúcar, plátano, paja, limas y
naranjas, algunos de ellos con ranchos de habitación, en pequeños
Concluyo, ciudadano Jefe Político, en informarle con la pena y descon- pedazos en apariencia individuales, que en total suman 2,138 cuerdas,
fianza natural de mis pocos conocimientos para dar el lleno deber a mis 700 de ellas de café; con respecto a las 45 caballerías y casi 26 manza-
penosas y delicadas tarea, en las que, mas bien que estipendio, me ha
nas que forman el baldío La Libertad según la medida de Escobar, el
movido a hacerlas el deseo de ser útil y contribuir de alguna manera a las
mosaico de ocupaciones agrícolas cubre de hecho más del 18% del
miras del Supremo Gobierno en las disposiciones que sobre el particular
obsequio de los pueblos mencionados; manifestando por último que un área entera. 78/
sentimiento patrio del que no he podido prescindir y que hace estimar todo Los casos de San Francisco Miramar y del “baldío” La Libertad no
lo que tiene relación con el lugar donde uno ve la primera luz, me ha hecho
eran para nada únicos ni aislados. Por el contrario, reflejan uno de los
adornar mi plano con dos quetzales pues habiendo encontrado en un ángulo
datos más sorprendentes que emerge de los archivos, que a diferencia de
de los terrenos que medí las últimas guaridas que ha escogido esta preciosa
ave, a la que debe su nombre esta población y que ha simbolizado en nuestra lo que el imaginario histórico condicionaría a encontrar, dibujan un
nueva Suiza la Libertad, he querido que si llegase el caso de que si esta ave cuadro absolutamente variopinto del agro de la Bocacosta antes de la
desapareciera de nuestro suelo, nunca desaparezca de nuestro corazón y revolución del café. Alrededor y al interior de las grandes fincas ya
77
memoria. Quezaltenango Marzo 4 de 1874. / formadas, o que en pocos años se volverán dominantes en el paisaje
agrario, aparece una pléyade de pequeñas propiedades, ocupaciones
El mapa del baldío La Libertad (Figura IV.2) integra eficazmente el informales o áreas de posesión de hecho, con frecuencia pero no exclusi-
texto y cuenta detalles importantes del personaje que lo dibujó. Es vamente indígenas, de las que resulta difícil comprender el origen y la
evidente, por ejemplo, la potencia visual y paisajista con la que el naturaleza productiva; pero sería sin duda muy simple clasificarlas como
75
unidades familiares de economía de subsistencia.
/ Acuerdo 18 Octubre 1873, comunicado por el jefe político de Quetzaltenango al
agrimensor Escobar el 1 de diciembre de 1873. En: AGCA-ST Quetzaltenango, 8/20 78
76
/ El porcentaje se deriva de la división de las 2,138 cuerdas de pequeñas ocupacio-
/ Ibidem. nes entre las 11,710 cuerdas equivalentes a 45 caballerías y 25 manzanas de la
77
/ Ibidem. superficie del baldío medido por Escobar.

119 120
Figura IV.2 Mucho más que en la Costa Cuca, esta situación mixta parece prevale-
El baldío La Libertad a los pies del volcán Santa M aría cer en El Palmar, en donde pequeños cultivadores de café, caña y zacatón,
tríada agrícola predominante en las prácticas de medición de los terrenos,
pululan y obstaculizan los peritajes de los agrimensores comprometidos a
enfrentar la oleada de solicitudes de titularización en virtud de los decretos
de 1873-74. Se pueden citar otros muchos ejemplos. Un documento de
1875 relativo a la medición y atribución de 1 caballería de tierra en los
baldíos de El Palmar registra, por ejemplo, 5 pequeños pedazos de 5
personas diferentes, cultivados de preferencia con café (de diferentes
edades, el más antiguo de 5 años). Lo que significa que más del 8%79/ del
total del área reclamada estaba ocupada por otros beneficiarios.80/
Nuevamente en El Palmar, en un nuevo caso, se tiene que poco
menos del 10% de las 5 caballerías medidas a favor de un finquero de
Quetzaltenango están cultivadas casi enteramente de café por 6 personas
de apellidos indígenas.81/ En 1874, durante la titulación de la finca Agua
Salada, solicitada por José María Barillas, el agrimensor Narciso Escobar
debe verificar que el supuesto baldío de El Palmar es un “terreno en lo
general plano, de magnifica calidad, propio para siembras de café, caña,
etc., pero muy pobre de madera en razón de los desmontes hechos por
los Palmareños”. Una vez más, de hecho, la privatización de las 3 caballe-
rías denunciadas expropia la posesión de hecho de 268 cuerdas cultiva-
das con café, pastos para forraje y huatal pertenecientes a 6 indígenas de
El Palmar, cada uno con rancho, signo de una ocupación semi-permanen-
te de la parcela. Esta vez se trata de casi un 35% del total medido.82/
Por lo general los mapas de los agrimensores son transparentes a esta
ocupación multicolor y a este uso diversificado de la tierra de la Bocacosta.
La hipótesis que pretendemos formular aquí es que la jaula legislativa y de
los reglamentos de agrimensura embrollaba sin duda la libertad de expre-
sión cartográfica de los agrimensores; aunque la adherencia de estos al

79
/ El cálculo se deriva del total de 258 cuerdas que componen una caballería,
dividido entre las 22 cuerdas cultivadas, en porcentaje. Los poseedores tienen
apellidos indígenas y las parcelas tienen dimensiones de 11, 7, 1, 1 y 2 cuerdas.
80
/ AGCA-ST Quetzaltenango, 5/14. El solicitante se declara también él “vecino del
Palmar”.
81
/ AGCA-ST Quetzaltenango, 5/6 Año 1874. Doroteo Gutiérrez, Los Pernapes. Las
parcelas tienen dimensiones muy diferentes: 9, 2, 2, 8, 5, 30 y 60 cuerdas.
82
/ AGCA-ST Quetzaltenango, 5/5, Año 1874. José Maria Barillas, “Agua Salada”,
Fuente: AG C A-ST Quetzaltenango 8/20.
Palmar.

121 122
paradigma ideológico y agronómico de los gobiernos guatemaltecos (tanto Figura IV.3
conservadores como liberales) hacía improbable en cualquier caso que M apa de la Costa Cuca, 1876
estos “técnicos” dibujaran en sus mapas la controvertida y nada homogé-
nea realidad productiva y de posesión de la tierra en la Bocacosta.
El vacío cartográfico era, en otras palabras, la fiel representación
simbólica de esa realidad específica de uso de la tierra que los agrimenso-
res registraban en virtud de su pertenencia a la misma “visión del mun-
do” que implementaban las instrucciones de agrimensura y las leyes
agrarias de la época, y del compromiso político-ideológico con el modelo
de Estado y de sistema socio-económico del que eran partícipes, y en
últimas constructores. Un modelo para el cual resultaba funcional la
construcción de una imagen de la Bocacosta pacífica vacía, y por tanto
libre para ser conquistada por la civilización de la moderna agricultura
comercial de exportación.83/
Por lo menos en un caso esta misma imagen sufrió una transposición
y fue amplificada en el mapa geográfico del país entero, comisionado en
1876 por el gobierno guatemalteco al ya mencionado agrimensor e
ingeniero topógrafo Hermann Aú (v. Figura IV.3). Aú publicó su mapa
general de Guatemala en Hamburgo e hizo depositar copias en Ciudad de
Guatemala y en Retalhuleu mediante los compatriotas señores Hockme-
yer & C., con los que tenía indudables buenas relaciones, habiendo
trabajado para ellos en la medición de la finca Las Mercedes, limítrofe
con San Francisco Miramar.
El “Mapa de la República de Guatemala” es, por lo que resulta de esta
investigación, el primer y único mapa del siglo XIX en el que aparecen Fuente: M apa de la R epública de G uatem a la, levantado y publicado por orden d e l S u p re m o
Gobierno por Hernan Aú, Ing.o L. Friederichsen y C .o en H am burgo 1876 (British Library, desde
claramente indicadas la “Costa Cuca” como tal, y la Costa Grande, es
el 18 de m ayo de 1877, tal com o recita el tim bre sobrepuesto)
decir la gran partición de la Bocacosta pacífica a la cual hacen referencia
los documentos a partir de los años 1860.
como la unión de algunas líneas de telégrafo o la apertura de carreteras
El mapa es, entonces, un fotograma de la territorialización de la que atravesaban la costa; muchas otras ocurrirán en pocos años, como la
“revolución del café”, surgido en el momento cumbre de la revolución, fundación formal de algunos de los pueblos que hoy encabezan los
cuando algunas de las transformaciones de la región ya habían ocurrido, mapas geográficos del área, como Colomba y Flores Costa Cuca.
83
/ Una interpretación semejante del silencio de los mapas sobre la diversidad socio- El mapa se presta a una lectura en muchos niveles. Lo que interesa
económica del territorio ilustrado se encuentra en J.W. Konvitz, Cartography in aquí es notar la subjetiva y peculiar imagen que Aú captura de un territo-
France, 1660-1848: Science, Engineering and Statecraft, The Chicago University Press rio que conoce bien por haberlo recorrido y medido en muchas de las
1987, cit en Bendall p. 8. Harley (“Silences and Secrecy”, p. 68) incisivamente
prácticas de agrimensura para las que fuera comisionado. El cuadro que
sostiene el mismo argumento con referencia a la cartografía europea del los siglos XVI
y XVII, en los que “a peasant village, lacking strong overlordship or church patronage, extrae y proyecta en el público de eventuales inmigrantes e inversionis-
recedes into the near silence of an abstract dot or sign”. tas, a los que es presumible pensar iba dirigido un mapa geográfico

123 124
publicado en Hamburgo –nudo vital del comercio del café y patria de
muchos inmigrantes alemanes que hicieron vida y fortuna en Guatemala
en diferentes sectores, pero sobre todo en la agricultura comercial–, es el
de una Bocacosta atravesada por carreteras y líneas de telégrafo, y
encabezada por aparentes villorrios homogéneos en cuanto a su simbolo-
gía cartográfica, pero que invariablemente son fincas: Berlin, Asunción,
San Francisco, Mercedes, Bola de Oro, Bolívar, Matazano, Margaritas,
Bremen, San Gerónimo, Paraiso, Soledad.
En el “espacio vacío” de la Costa Cuca éstas son las únicas realidades
–entre las de menor nivel de importancia en relación con las villas y
pueblos consolidados como Coatepeque, San Martín o El Palmar84/– que
el agrimensor escoge para mostrar en su mapa. De esa forma la carta se
vuelve la representación no de los diversificados asentamientos de la
región, sino de aquella forma de ocupación específica de un territorio
como son las fincas y los caminos de unión entre las fincas, y entre la
finca y el puerto de embarque del café.

84
/ Estos son identificados también con un símbolo cartográfico más grande y
diferente, así como las ciudades de Retalhuleu y Quetzaltenango que son de un nivel
superior en cuanto a importancia.

125 126
una inversión provechosa. En la tormenta de especulaciones del siglo XIX,
cuando tierras ancestrales tituladas confusamente fueron arrasadas por
ocupaciones recientes y temporales, los dos pueblos lograron defender con
determinación su título de propiedad privada de Los Coyoles hasta bien
entrada la revolución del café.
Capítulo V
La segunda tenaza defensiva la había conseguido San Martín en 1744
La construcción de la Costa Cuca al obtener el título de un ejido estimado en 346 caballerías por el Subdele-
gado de tierras de Huehuetenango y Quetzaltenango, Juan Antonio del
En los capítulos precedentes se trazó un marco de referencia para el Bosque y Arteaga. La medición del ejido de San Martín era parte de una
argumento central de esta historia: la percepción de la Bocacosta y de la vasta operación que ese mismo año había medido los ejidos de los pueblos
costa pacífica como espacio vacío y fértil, el papel de los agrimensores mames y k’iche’s de toda la región en torno a Quetzaltenango, dando como
como vehículos de la nueva cultura agraria y por ende de la transforma- resultado en cada uno de los casos ejidos de extensiones muy superiores
ción del sistema de tenencia y uso de la tierra, la extensión de una a la legua concedida por la Recopilación de Leyes de Indias: Concepción
soberanía territorial (el Estado liberal) sobre espacios ya ocupados por un tenía 259 caballerías en un ejido que, como demostración de su vínculo
agroecosistema y una territorialidad indígena, y por la región altense. ancestral con la antigua cabecera,2/ tenía un título común con el ejido de
Con estas bases se puede ahora apreciar todo el espesor de las historias Ostuncalco y de Cajolá, guardián mam de caleras y de confines.3/
entrelazadas y paradigmáticas de un pueblo, San Martín Sacatepéquez, Junto a la oleada de composiciones de tierras del litoral por parte de
y de una finca, Las Mercedes, protagonistas opuestos de la “revolución la elite altense, la prontitud con la que los pueblos menores, fueran mam
del café” y casos ambos ilustrativos, aún en la singularidad de su expe- o k’iche’, consiguieron títulos legales de las propias tierras, permite
riencia, de la construcción de la Costa Cuca como región cafetalera. entrever cómo la reglamentación de la posesión de tierras, fenómeno
diferente y no necesariamente paralelo al de ocupación de los terrenos,
A. Ladinos y ganado a la conquista de la Bocacosta era en la Guatemala suroccidental de mitad del siglo XVIII una exigencia
compartida por los pueblos indígenas y por los más hacendosos ladinos
San Martín Sacatepéquez había entrado armado de una coraza legal con
y criollos de Quetzaltenango.
dos tenazas en un siglo XIX que iba a cambiar las connotaciones socio-
demográficas, agro-económicas y ecológicas. Ante los primeros indicios de En 1737 los alcaldes y regidores de San Martín y de Concepción
crecimiento demográfico, el pueblo había retomado la posesión –de jure, habían acudido para presidir la demarcación y medición de un terreno
más que de facto– de las tierras de la baja Bocacosta despobladas durante vecino al pueblo de Coatepeque (498 metros), cerca de las tierras de Los
los siglos XVI y XVII e indispensables para el equilibrio agrosistémico del
pueblo. Junto con el vecino pueblo de Concepción Chiquirichapa, en 1714 2
/ El orden de antigüedad entre Concepción y Ostuncalco probablemente debe ser
los alcaldes y el común de San Martín compraron a Manuel Fernández de invertido. Véanse los respectivos mitos de origen en Na'ab'l Qtanam: la memoria
Arango, vecino de Quetzaltenango, 6 ½ caballerías de tierras en el Llano de colectiva del pueblo Mam de Quetzaltenango, (1994). La participación en los costos
Los Coyoles, cerca del actual pueblo de El Asintal, quien a su vez las había de la operación de agrimensura y de titulación reflejaba el peso desigual.
3
comprado apenas hacía dos años como tierras realengas a la Real Hacienda / El ejido de Ostuncalco y de sus sujetos ya había sido titulado antes de 1712. En
a mitad de precio y las revendía ahora como estancia y tierras de ganado dicho año Concepción reclamaba a su cabecera el respeto de las demarcaciones
mayor”.1/ Los 100 tostones y 20 fanegas de trigo pagados por los vecinos de internas y que le fuese mostrado el título, depositado en Ostuncalco. Ver AGCA A.1,
Leg. 5987, exp. 52660, en Esta Tierra, p. 255. AGCA A.1, Leg. 5962, exp. 52297, en: Esta
San Martín y de Concepción por las tierras de Los Coyoles demostraron ser
tierra, p. 249 ss. De aquí se deduce que la cohesión de los pueblos mames no estaba
para nada libre de conflictos internos, surgidos a menudo del control de la tierra, a
1
/ AGCA A.1, Leg. 5963, exp. 52305, en: Esta Tierra, pp. 595 ss. pesar de que el frente étnico se recompusiera en las relaciones con Quetzaltenango.

127 128
Coyoles que habían sido compradas por los dos pueblos 20 años antes. Juan Ostuncalco y de Concepción Chiquirichapa y los demás del pueblo”
Por las declaraciones de los testigos llamados a evaluar la extensión del un ladino había entrado con sus animales de cría y con sus hombres “a
área, su status jurídico y su valor comercial, sabemos que se trataba de donde voy a vivir por verano con mis ovejas (…) el hace mucho daño entre
zonas de caza, pesca y pastoreo,4/ “por ser lo demás de dicha tierra nosotros y por esto no lo queremos por vecino y no lo admiten los del
montañas inútiles que a fuerza de cultivo podrán servir de algunas pueblo que estén en este paraje”.9/
sementeras”.5/ Esta era una de las primeras señales de la reconquista de
Así fue el desarrollo de la Bocacosta hasta mediados de los años ’50
los espacios pacíficos, movimiento compuesto en el que tomaron parte de
del siglo XIX. En su parte alta, pero también en las últimas pendientes de
manera casi indiscriminada pueblos y ciudades, familias e individuos,
los altiplanos, el empuje del crecimiento textil de Quetzaltenango hizo
indígenas y ladinos, agricultores, tejedores, comerciantes, ganaderos,
del pastoreo de ovinos una actividad atrayente sobre todo para la elite
ovejas, vacas y mulas. maya de la capital altense. Algunos de los más relevantes patrimonios de
Como ya se vio, la presencia de animales de servicio era importante en los siglos XVIII y XIX se construyeron justamente sobre la base de la cría
el agrosistema indígena de los pueblos ubicados en los suelos más difíciles, de rebaños de ovejas en terrenos de la ciudad o privados, así como con el
como San Martín, Concepción y Ostuncalco. Si bien el trigo podía crecer control del comercio y de la producción de lana, privilegio que la elite
sin la ayuda de fertilizantes de origen animal, el maíz y demás cultivos de indígena mantuvo por lo menos hasta comienzos del siglo XX.10/ Tam-
la dieta indígena “solo [los] logran los que tienen majadas”.6/ A comienzos bién Ostuncalco tenía sus propios y prósperos cultivadores indígenas,
del siglo XIX casi todos los pueblos al suroeste de Quetzaltenango tenían como Francisco Acabal, probablemente originario de San Marcos pero
un número indefinido de ovinos.7/ Sin embargo, la vocación de las comu- firmemente arraigado en el pueblo mam.11/ A mediados del siglo XIX
nidades indígenas seguía siendo esencialmente agrícola y los animales 9
/ Archivo Municipal de Ostuncalco, Feb. 26, 1821, en: Hostnig, CSJO, p. 694. En
funcionales para los cultivos. Lo que significa que éstos, por ejemplo, se
otra denuncia del mismo tipo, y en ibid, p. 693, dos habitantes de Ostuncalco
desplazaban de acuerdo con el calendario agrícola, y eran enviados a los denuncian al alcalde del propio pueblo acusándolo de haber ocupado terrenos
pastos alejados de las sementeras cuando se acercaba el tiempo de la sembrados con papa y trigo con sus animales (“por dormitorio tiene dicho ganado
cosecha.8/ Cuando no era esto; es decir, cuando la cría de animales se nuestro trigo”), libre de pastar sin siquiera la custodia de un pastor.
disociaba de la agricultura y se convertía en un modo de producción por 10
/ Véase el caso de Aniceto López, exitoso emprendedor maya que entre 1786 y 1804
sí mismo o subordinado a una agricultura de plantación como la de la caña acumuló propiedades inmuebles en Quetzaltenango, un enorme patrimonio de tierras,
de azúcar, entonces el conflicto entre cultivo y cría se hacía inevitable. créditos y capitales, así como poder político en la ciudad. Véase G.Grandin, The Blood
Denuncias como la de Diego Cabrera, indígena de Concepción, eran of Guatemala, pp. 42-43 y p. 253, n. 26. Documentos municipales de Ostuncalco de los
años 1820 (en Hostnig, CJSO, pp. 697 ss.) presentan a otro Aniceto López, también él
recurrentes: “sin pedir licencias a los principales de la cabecera de San gran acreedor, propietario de rebaños y de ganado, a menudo en litigio con indígenas y
ladinos del lugar por los motivos más diversos, pero siempre de origen económico.
4
/ Uno de los testigos revela cómo habían llegado los animales a los pastos de la Suponemos que el personaje era representante de la misma familia del primer López.
baja Bocacosta: “no ha muchos años una porción de ganado alzado que se quedó de Otro ilustre ejemplo es Valentino Cayax, hijo de dos miembros de las prominentes
una de las partidas en que tiempos pasados llevaban a la Nueva España”. A.1 Leg. familias indígenas Cayax y Sacalxot. En el testamento que depositó en 1852 ante el
5976 exp. 52500, en: Esta tierra, p. 609. notario de Quetzaltenango, Mariano Fuentes, Cayax pedía ser sepultado en el Panteón
5
/ Ibid, p. 610. Vale la pena recordar que, un siglo y medio después, éstas iban a a él reservado (estando el segundo destinado al presbítero Fernando Dávila), al lado de
ser las tierras del café célebres por su prodigiosa fertilidad. la capilla del hospital San Juan de Dios, a cuya construcción él mismo había contribui-
6
do de su propio peculio. Además de los campos de maíz y trigo, dejaba en herencia “680
/ AGCA-ST Quetzaltenango, 1/17, Informe del Curato de Ostuncalco. cabezas de ganado”. AGCA Prot. Mariano Fuentes, t. IV, año 1852.
7
/ Los excluidos eran Zunil y Santa María, impedidos por la topografía, y Almolon- 11
/ Acabal había heredado varias haciendas de su madre, de quien dice que: “según
ga, de clara vocación agrícola. AGCA-ST Quetzaltenango, 1/17. la armonía y reciprocidad establecidas con visos de costumbre, permitía a deudores
8
/ También por esto, más que por las necesidades de los mismos animales, era y amigos de los querellosos pastos y leñas en sus haciendas”. Interpretamos esto
esencial tener a disposición pastos de verano e invernales. como una señal de pertenencia a la comunidad de Ostuncalco. AGQ 1856/63.

129 130
Acabal aparece como acreedor comprometido en la readquisición de un grandes costos de todo el siglo anterior, reduciendo literalmente a
terreno de una cofradía indígena, como propietario de una hacienda cenizas los títulos legales del ejido y de la propiedad de Los Coyoles.13/
limítrofe con el ejido de Ostuncalco, y finalmente como heredero de un Era una pérdida dolorosa y grave en un momento en que el gobierno
rebaño de más de 200 ovejas por las que mantuvo una controversia liberal de Gálvez emitía leyes agrarias como las de 1836, que profana-
judicial con un campesino del pueblo.12/ ban la intocabilidad del ejido declarando su libre comercialización y
Más vistosamente que en la alta Bocacosta, que de todos modos no prometían no conceder nuevos ejidos a los pueblos. El decreto de 1837
quedó incólume, en la parte baja del pie de monte pacífico la expansión había, en parte, hecho devolver la maniobra tan arriesgada y amenaza-
de la cría y el aumento de la presencia ladina en los pueblos indígenas dora contra los pueblos indígenas, los cuales reaccionaron fuertemente
corrieron inequívocamente por vías paralelas. Del acaparamiento de las con una serie de rebeliones de gran alcance (ver capítulo III). Pero la
tierras litorales por parte de la elite ladina y criolla altense ya se habló en sensación de precariedad de la tierra seguía allí, así como la urgencia
el capítulo II, y a pesar de que Taracena no se detiene a explicar la por asegurar su posesión.
destinación productiva de esas tierras, otras fuentes primarias sugieren Las leyes agrarias de espíritu modernista no eran la única manera
que el cacao, la cría de bovinos y la caña de azúcar eran productos en que el Estado entraba a ocupar los vacíos de soberanía dejados a
apetecidos. En su origen estaba el boom del componente ladino residente grandes rasgos sin tocar por la administración colonial de los Habsbur-
en Quetzaltenango que allí había acudido durante la aceleración econó-
go y de los Borbones. En respetuoso homenaje a la inspiración iluminis-
mica del siglo XVIII, con tasas de crecimiento aún superiores, por lo
ta del grupo de Gálvez y mediante la aplicación del anglosajón Código
general, a las de la población guatemalteca. A comienzos de dicho siglo,
Livingston,14/ introducido en Guatemala en enero de 1837 con el fin de
el sector ladino sumaba la mitad de la población ciudadana (Taracena
deshacerse de una herencia española considerada retrógrada, fue
1997:24), peso demográfico que daba fuerza al económico y desembocaba
enviado a Ostuncalco un juez de circuito. Como bien lo hace notar
en 1808 en el nombramiento del primer Ayuntamiento y en la conquista
Reeves (Reeves 1999:92), la mano del Estado nacional nunca había
del status de “ciudad” (Taracena 1997:79).
llegado tan cerca de la región de Ostuncalco, y lo hacía ahora con un
En Ostuncalco el proceso no había sido diferente. El pueblo mam juez permanente, un tribunal que debía hospedar a los jueces de Que-
había atraído flujos ladinos desde mediados del siglo XVIII, y había visto zaltenango durante sus tres visitas anuales, y una cárcel a construir por
la elección del primer ayuntamiento ladino en 1808, el cual dominó en lo obra y a expensas de la comunidad local. La reacción de los pueblos
sucesivo la política de la ciudad hasta el punto de absorber a la municipa- principales por organización administrativa, pertenencia étnica o
lidad indígena en la ladina en 1823 (Ebel 1969:145). Los ladinos de Ostun- modalidad económica frente a la cabecera mam fue extraordinariamen-
calco eran 250 a finales del siglo XVIII, cerca de 450 en 1811 y 850 en la te rápida, violenta y clara en sus intenciones. En la tarde del 8 de marzo
segunda mitad de los años 1830 (Reeves 1999: apéndice 1). Entre más de 1837, ni siquiera dos meses antes de la instalación del juez de
aumentaba, más se hacía ubicua su presencia como ganaderos en la circuito Féliz Morales en la ciudad, estalló una revuelta apoyada por las
Bocacosta, hasta que en la segunda mitad de los años ’30 de 1800 quedó al poblaciones indígenas de Ostuncalco y por todos los pueblos mames al
descubierto el grado de difusión que habían alcanzado. Más de un factor occidente de Quetzaltenango, con excepción de San Martín, que tenía
concurre para explicar por qué se produjo la explosión en esos años.
13
/ Se menciona en AGCA-ST Quetzaltenango, 1/1.
B. San Martín, 1837: annus horribilis 14
/ El Código, escrito para Lousiana en 1824, le había parecido a la administración
Vista desde San Martín, hacia 1835 la situación era poco más que liberal guatemalteca un instrumento eficaz y legítimo para sustituir el sistema
jurídico español de fueros y tribunales sucesivos con el de tradición inglesa. Véase R.
preocupante. Un incendio en 1811 había anulado los esfuerzos y
L.Woodward, Carrera, p. 53, y la clásica monografía de M. Rodríguez, “The Living-
ston Codes in the Guatemalan Crisis of 1837-38", en: Applied Enlightment: Nineteenth
12
/ AGQ 1856/63. Century Liberalism (1972).

131 132
fuertes motivos personales para no irritar justo en esos momentos a las C. La elite ladina altense avanza
autoridades, como quedará claro más adelante.15/
Si bien en 1837 San Martín no podía ciertamente aventurar pronósticos
La sublevación de Ostuncalco y su impacto sobre los equilibrios favorables sobre su futuro, diferentes eran las perspectivas para la elite
regionales debe entenderse además en su empalme con aquella oleada de ladina altense, que vivía días de gran efervescencia por la preparación de
revueltas que, surgida en el oriente bajo el liderazgo de Rafael Carrera en la proclamación, a poco menos de un año, del Estado de Los Altos. La
junio de ese mismo año 1837, se convirtió en uno de los levantamientos de cohesión entre los miembros de la elite altense fue un factor determinante
mayor envergadura en la historia centroamericana (Woodward 1993:54). de su éxito en el avance y ocupación de la Bocacosta, vector dominante en
La naturaleza también hacía su parte al volver la situación compleja la “construcción” de la Costa Cuca. La alianza política o familiar que ligaba
y peligrosa. La epidemia de cólera que desde Belice se propagó por a los detentadores de posiciones políticas y administrativas, las altas
Guatemala desde la primavera de 1837 y luego por Los Altos en junio de jerarquías militares y eclesiásticas y el poderío económico servían como
ese mismo año cobró numerosas víctimas, pero también dio pié a una ejemplo para acelerar algunas de las numerosas fases que se daban entre
serie de medidas gubernamentales encaminadas a la prevención del la demanda y la adjudicación de un terreno; circunstancia ésta que, en la
contagio y al tratamiento de la epidemia, lo que conllevaba una extensión turbulencia política de comienzos del siglo, podía revelarse como provi-
de los brazos de la política sanitaria, y por tanto del Estado, hasta los dencial. O bien, por el contrario, era útil para dilatar artificialmente en el
núcleos familiares y las comunidades. tiempo prácticas incómodas. Ambos mecanismos funcionaron, en particu-
lar en el trienio 1837-1839, en el Departamento de Quetzaltenango, y
En este escenario y gracias a las reformas legislativas en acto, tomaba dieron como resultado lo denunciado por San Martín en 1841.
cuerpo la expansión sobre las tierras de la Bocacosta que componían el
agrosistema de San Martín por parte de un grupo, el de los ladinos de Los ladinos ganaderos mencionados en el documento de San Martín
Quetzaltenango y Ostuncalco, tanto más eficaz puesto que operaba con pertenecían a familias residentes en Ostuncalco desde los primeros años
espíritu corporativo y con un plan político de expansión de la territorialidad del siglo XIX,17/ o bien en Quetzaltenango, las que habían penetrado en
hacia la región Pacífica: la pesadilla indígena, tal como la define Taracena la baja Bocacosta en el transcurso del período 1810-30 a partir de ocupa-
en el afortunado título de su trabajo citado repetidas veces. La proyección ciones ex novo o a menudo por traspaso de propiedad de otros ladinos.
geopolítica, y no sólo exquisitamente económica, hacía de fuerte contrapar- Sin embargo, fue sólo con las leyes agrarias liberales de 1836-7 que el
te, al punto de sostener a sus miembros ayudándolos a avanzar en la selva fenómeno quedó al descubierto; es decir, cuando quien ya poseía terre-
de la burocracia y de autorizaciones que de por sí era capaz de congelar nos fue inducido a presentar una demanda formal para recibir la atribu-
procesos típicos de larga duración como los de ocupación de los terrenos. ción legal de esos mismos terrenos recatalogados ahora como baldíos. A
causa de los tumultos políticos, esa primera oleada de solicitudes de
Sólo pocos años después del desaforunado 1837 el desmoronamiento
titulación formal no había tenido tiempo de recorrer en su totalidad el
del patrimonio de tierras ejidales de San Martín y la difusión de ocupa-
itinerario burocrático hasta llegar a la operación de agrimensura, sin la
ciones de parte ladina parecen hechos consumados. En 1841 una dramá-
cual la posesión quedaba imperfecta legalmente. Durante este periodo,
tica petición de los “principales y demás del pueblo de San Martín”
denunciaba abiertamente y de nombre la manipulación de ladinos cuyo entre 1836-7 y 1841, las ocupaciones recientes pudieron echar raíces y se
“ganado (…) nos hace daño a milpas, algodoneras, y demas siembras”. volvieron resistentes a los cambios de la meteorología política y legal.
Según el corregidor de Quetzaltenango, eran más de 60 los ladinos Preguntarse quiénes eran los ladinos que San Martín denunciaba en
radicados en tierras de San Martín.16/ esos años es metodológicamente importante para dar nombres y rostros
15
/ Las transcripciones de los documentos se encuentran en Hostnig, CSJO, pp. 497- 17
/ Se puede verificar comparando los nombres de los acusados con los de la lista
523, y los relatos de estos episodios son obra de R. Reeves, quien los elabora en su de los 50 jefes de familia ladinos “aptos para desempeñar el puesto de alcalde”
Liberals, Conservatives, and Indigenous People, pp. 93-94. residentes en Ostuncalco y citados por un documento de 1806 reproducido en
16
/ AGQ 1841/28. Hostnig, CSJO, p. 533.

133 134
a una mal conocida historia de la Guatemala occidental antes del café, además de un gran número de religiosos, signo éste de una perseverante
envuelta en el anonimato por visiones generalizantes que no ayudan a importancia de la familia en los ambientes eclesiásticos.
comprender cómo y por obra de quién se dieron los supuestos para la
Otros exponentes ilustres acusados explícitamente por San Martín
construcción del moderno país. El ejercicio prosopográfico sirve para
eran los Castillo21/ de Ostuncalco. Familia numerosa y activa en las
poner al descubierto el entramado de vínculos que mantenía relativa-
transacciones de tierras de la Bocacosta a partir de los años 1820,22/
mente compacto al grupo de primeros ocupantes ladinos, y permite
presente masivamente después, durante el boom de titulaciones de la
mostrar el papel fundamental de la elite ladina altense en esos episodios.
Costa Cuca posterior a 1873.23/ Gregorio y Máximo, los dos miembros
Uno de los acusados era el párroco de Ostuncalco, José María Orella- más emprendedores de la familia, habían invertido en la cría de animales
na, “descendiente de familia distinguida”, tal como se lee en la certifica- ocupando terrenos de la Bocacosta que aún no era llamada Costa Cuca,
ción que promueve su nombramiento eclesiástico en 1813.18/ Abandona- y sentando las bases de algunas de las fincas más florencientes de los
da su primera parroquia en Solomá luego de tumultos indígenas surgidos años ’60 y ’70, como Taltaná y Magdalena.24/ Por los mismos años el
“por quererlos hacer cumplir las obligaciones de christianos y que apellido Castillo aparece casi ininterrumpidamente en los cargos político-
dejasen sus abusos”, pasó a Retalhuleu y luego a Ostuncalco, a Huehue- administrativos de Ostuncalco, demostrando la elevada propensión de la
tenango y a Chiantla hasta acumular 15 años de “administración de familia para reafirmar su doble papel político y económico en el área
Sacramentos en los curatos mas penosos de los Altos”, que culminaron mam de Quetzaltenango.25/
definitivamente en 1814 en la parroquia de “su” Ostuncalco, curato que
Otro acusado era Zenón Mazariegos, ladino de Ostuncalco que en el
comprendía a San Martín y Concepción y en el que como párroco
área ocupada había establecido un trapiche para el que requería de
permaneció hasta mediados de los años 1830, participando activamente
animales de servicio. También en este caso se trata del núcleo de una de
de la vida política y económica. A él, o mejor al ejecutor de su testamen-
to, Manuel Orellana, San Martín le pedía justicia por los daños provoca-
miembro de dos familias comprometidas en los avatares del separatismo altense. Al año
dos por las correrías del ganado de la finca El Aguacate, dedicada a la siguiente, también el notario redacta el testamento de Rosario de León, esposa de
producción de panela.19/ Aunque ningún miembro de la familia Orellana Getrudis Robles y propietaria de la finca San José Buenavista, derivada del desmembra-
aparezca en la formación de la elite altense y en los episodios del Estado miento de las dos grandes propiedades que Robles logró adjudicarse. Una vez más el
de Los Altos reconstruidos por Taracena, Orellana era de todos modos un rico altense Francisco Sánchez titular de una sociedad con sus hijos, muy activa y
apellido preeminente en la región altense Entre 1851 y 1867, periodo exitosa en la Costa Cuca en los años del café, deposita con Orellana su testamento.
21
inmediatamente anterior al boom del café, el notario Lucas Orellana tenía / No poseemos datos para poder sostener que los Castillo de Ostuncalco fueran
entre sus clientes a algunas de las figuras más destacadas de la región,20/ una rama de los Castillo de Quetzaltenango, poderosa oligarquía descendiente del
conquistador español Bernal Diaz del Castillo, que M. Casaus Arzú reconstruye bien
18
en su Guatemala: Linaje y racismo, pp. 153-174. El poder económico que caracteriza-
/ El padre de Orellana había ocupado cargos militares y civiles en Huehuetenango. ba a ambas, sin embargo, inclina a creer que no eran extrañas la una a la otra.
Se desprende de un documento de 1813 del Archivo Histórico del Arzobispado, en 22
Hostnig, CSJO, pp. 126-28. / Lo declara Gregorio Castillo en AGQ 1841/28.
23
19
/ “Para sostenerla son precisos y necesario los bueyes”. AGQ 1841/28. Manuel / Los Castillo aparecen numerosas veces en las Matriculas de Tierra de los años
Orellana se define como residente en Quezaltenango. 1874-6 como denunciantes, pero aún más como vecinos de terrenos denunciados.
20
Véase AGQ 1874/111, Libros de Matriculas 1, 2, 5.
/ A finales de 1866 es, por ejemplo, depositario del testamento (y sucesivas 24
rectificaciones) de Manuel Fuentes Franco, corregidor de Quetzaltenango, Comandante / Ricardo Castillo, hijo de Gregorio, denuncia las 14 caballerías que componen
de Armas de varios departamentos occidentales, Juez de Primera Instancia en la capital Taltaná en 1874, mientras que la más productiva Magdalena pasa en esa época a
altense, Administrador de Rentas, pero sobre todo, para lo que interesa aquí, uno de los formar la conspicua fortuna del francés Enrique Campaignac. AGQ 1874/111, Libro
primeros grandes plantadores de café en la Costa Cuca y propietario de algunas de las de Matriculas 1.
25
fincas más ricas. De él se volverá a hablar más adelante. Véase AGCA Prot. Lucas / Véase la correspondencia municipal del Archivo Municipal de San Juan
Orellana, tomo 1, a. 1866. A. Taracena, Invención criolla, p. 375 recuerda que era Ostuncalco transcrita por Reeves y publicada por Hostnig, CSJO, pp. 535-560.

135 136
las fincas más significativas de la futura Costa Cuca, creada por la familia por San Martín de usurpar el propio terreno y dañar los cultivos. Su caso
Mazariegos entre finales de los años 1820 y mediados de los años 1850 requiere un cambio y observarción de cerca, ya que allí se produjo la
como finca de “caña, guinea, árboles frutales, mas un rancho pajizo y un génesis de la finca Las Mercedes, núcleo y espejo de gran parte de la
terreno de trapiche”.26/ En 1859 los herederos de Mazariegos venderán la historia de la Costa Cuca.
finca, bautizada como San Francisco Miramar, a Manuel Fuentes Franco,
En 1833, el padre José María Aguilar, presbítero auxiliar de los
entonces corregidor de Huehuetenango y personaje de relieve durante
párrocos de Quetzaltenango y luego miembro del gobierno del Estado de
decenios en el ámbito del separatismo altense.27/
Los Altos (Taracena 1997:283), compró al gobierno dos grandes extensio-
Finalmente quedan por mencionar los Galindo que, como los Casti- nes contiguas de terreno en la Bocacosta, llamadas El Aguacate y San
llo, ejercieron papeles políticos y económicos importantes durante la José Buenavista.31/ Es probable que el de Aguilar haya sido en realidad un
primera mitad del siglo XIX en Ostuncaldo, en donde residían en 1806, transpaso de propiedad de otro importante representante del secesionis-
en el área de la Bocacosta.28/ En particular, por la recurrencia de dos mo altense activo en la expansión hacia el Pacífico,32/ el peninsular Juan
miembros de la familia, Perfecto e Ildefonso, en el registro de matrículas Antonio López Flores, alférez real, diputado del Consulado de Comercio,
de tierras de 1874, se desprende que el núcleo de posesiones y de fortu- alcalde de Quetzaltenango en 1811 y alcalde mayor de Suchitepéquez en
nas en tierras se produjo en los años 1830. De hecho, en los años dorados 1814 y 1818,33/ a quien por alguna razón le habían sido sustraidos los
de la caficultura guatemalteca los Galindo resutan ser propietarios de terrenos y recatalogados como realengos.34/ La de Aguilar también era
terrenos que declaran haber recibido “por donación de la municipalidad entonces una especulación pues sólo cuatro años después, en abril y
de San Martin”,29 / aludiendo probablemente con ello a las ocupaciones mayo de 1837, la propiedad de dos terrenos, estimados en cerca de 25
que se produjeron entre los años 1830 y 1841. caballerías uno y cerca de 22 caballerías el otro, pasaba con todas las
formalidades del rito a otro personaje de alto perfil en el Estado de Los
• Los Robles y la prehistoria de la finca Las Mercedes Altos, el coronel José Gertrudis Robles.35/
Con respecto a los ladinos de Quetzaltenango, los de Ostuncalco tenían Resulta verosímil que el total de 45 ½ caballerías que conformaban
evidentemente una relación más directa con los pueblos mames del área: la propiedad hubiera sido destinado desde comienzos de siglo a la cría
a veces conocían su idioma,30/ y estaban vinculados institucionalmente de animales y a la caña de azúcar; la definición de “trapiche” referida
por funcionarios políticos, judiciales y religiosos comunes. Sin embargo, a la sección de Buenavista en 1833 sería una confirmación de ello. De
esta cercanía no parece haber favorecido particularmente a los segundos todos modos, la cría de animales fue el objetivo productivo al cual el
en detrimento de los primeros durante el avance hacia las tierras mames. coronel Robles destinó dichas tierras ubicadas en el corazón del ejido
El caso ejemplar lo representan los Robles, importante familia ladina de de San Martín, titulado –como recordamos– desde 1744. La cría de
Quetzaltenango incluida en el elenco de los criadores ladinos acusados animales fue también la razón por la cual la historia del núcleo (San

26 31
/ AGCA Prot. Diodoro Cojulún 1859-60. / Taracena, Invención criolla, pp. 64-65, confirmado por AGQ 1841/28.
27 32
/ AGQ 1874/111; AGCA Prot. Diodoro Cojulún 1859-60; AGCA Prot. Lucas / AGCA-ST Quetzaltenango, 5/1, en donde se dice de López: “uno de los antiguos
Orellana, tomo 1, año 1866. y primeros poseedores de la Costa Cuca donde fue a cultivar terrenos poblados de
28
/ Hostnig, CSJO, pp. 535-560. Desconocemos la relación entre los Galindo de montaña virgen”.
33
Ostuncalco y el irlandés Juan Galindo, coronel y luego jefe departamental del Petén, / Taracena, Invención criolla, pp. 65-67, 79. El historiador guatemalteco dice de
a donde realizó en 1831 un importante viaje de reconocimiento arqueológico. Véase López que encarnaría “con su figura la voluntad política del separatismo altense por
Taracena, p. 224 y Juan Galindo, “On Central America,” en: Journal of the Royal controlar la región de la costa y, por lo tanto, la salida al mar”.
Geographical Society, v.6 (Londres 1836): 119-135. 34
/ Hace vagamente mención AGQ 1841/28.
29
/ AGQ 1874/111, Libro de matrículas 1. 35
/ AGCA-ST Quetzaltenango, 30/14; AGCA Prot. Antonio Valenzuela, abril 1877;
30
/ Era el caso del párroco Orellana. AGCA Prot. Mariano Fuentes, enero 1869; AGQ 28/1841.

137 138
José Buenavista), del que se originó la finca Las Mercedes, se entrelaza legal en la que astutamente se consolidó la ocupación ladina, destacándo-
con la de San Martín. se por su astucia suprema Gertrudis Robles.
El personaje clave que le había permitido a éstos y a otros ladinos
D. Las campañas de retitulación de las tierras de San Martín
obtener en 1837 la atribución de terrenos en la Bocacosta era Macario
Frente a la compleja situación arriba delineada y al presagio de un Rodas, patriota altense desde 1824, y durante los años ’30 corregidor de
empeoramiento continuo en términos de pérdida de tierras por obra de Quetzaltenango, posteriormente juez de circuito, y finalmente alcalde
ganaderos ladinos, y de territorialidad por obra del Estado, San Martín (Taracena 1997:136-139). Podemos reconstruir los hechos en gran parte
decidió entrar una vez más en el arduo túnel de titulación de sus tierras, gracias a la impaciente y orgullosa personalidad del agrimensor Valerio
saliendo a finales de marzo de 1837 con dos preciosos cuadernos con Ignacio Rivas, a su particular sentido de la justicia fruto de lecturas
títulos en letras doradas y decorados en primera página por dos graciosas ilustradas, y a su fe en la importancia de la memoria escrita.
figuras de indígenas de San Martín en su vestimenta tradicional.36/ Los
Fortalecido por la experiencia adquirida en el departamento de
dos fascículos en los que el presidente liberal Mariano Galvez convalida- Totonicapán en 1830, Rivas conocía bien las dificultades implícitas en la
ba los títulos de Los Coyoles en 6 ½ caballerías y del ejido en 346 y 4/7 medición de los ejidos de los pueblos y estaba al tanto de las ingerencias
caballerías eran, en el imaginario legal indígena, la garantía casi sagrada y asuntos personales de las autoridades departamentales en los procesos
de las propias tierras, 37/ y por lo tanto la protección más idónea de la de agrimensura.39/ Debe haber gozado también de una cierta reputación
autonomía del pueblo. Para obtenerlos, San Martín había llegado incluso entre los pueblos indígenas de Los Altos pues en el verano de 1837 San
a romper el frente mam en contra del juez de circuito, manteniendo una Martín lo eligió como encargado de la medición del propio y vasto ejido.
distancia absoluta en la revuelta comandada por Ostuncalco de dos
semanas antes.38/ Según la reconstrucción de los hechos por parte de Rivas, la estrate-
gia del corregidor Rodas estuvo encaminada a retrasar mediante todas las
Si la demarcación y cuantificación de Los Coyoles era inatacable, formas posibles la medición del ejido de San Martín y la conclusión de la
quedaba a cambio volver a medir el vasto ejido y demarcar de manera práctica de retitulación. Primero intentó disuadir al pueblo mam de
clara sus límites. En este punto resalta el papel crucial de la cohesión de promover una nueva medición con el argumento de que “solo les causa-
la elite ladina altense para frenar la consolidación de la titularidad ria gastos y pleitos con los nuevos poseedores” (Rivas 1838:6). En otoño
indígena de la tierra y para hacerle camino al avance de la titularidad declaró el propio apoyo militante a los ganaderos ladinos, en particular
ladina. Retrasando la conclusión de la práctica de agrimensura del ejido a Gertrudis Robles, apoyando la arbitraria acción legal que éste promovió
de San Martín, el poder ladino creó las condiciones de incertidumbre contra las autoridades de San Martín, acusadas de intento de revolución
por haber bloqueado el tránsito de una recua de ganado de Robles en
36
/ AGCA-ST Quetzaltenango, 1/1. terrenos del pueblo cultivados y listos para la cosecha.40/
37
/ Sobre la sacralidad de los títulos de tierras para las comunidades indígenas véase
39
el testimonio de C. Wagley, Economics of a Guatemalan Village, p. 262. Los principa- / Informe que dió al Supremo Poder Ejecutivo el Agrimensor General del Estado
les de Chimaltenango le concedieron al antropólogo únicamente ver, sin tocar, los Valerio Ignacio Rivas, en el espediente que instruyó en la asignación de tierras que de
títulos de tierras del pueblo. orden del mismo Sup. Pod. Ej. fué a hacer al pueblo de Santa Maria Chiquimula del
38
/ Que fuera esta la razón por la cual San Martín no se unió al frente de lucha lo Departamento de Totonicapam, en que se manifiesta las causas de la decadencia de
sugiere el juez de circuito de Quetzaltenango al resumir los hechos en abril de 1837: la agricultura y los remedios que pueden llevarla al mas alto grado de opulencia y se
“Si el pueblo de San Martín no tomó parte en el tumulto, sin duda es por que sus da a luz a espensas del mismo Rivas, a beneficio de la agricultura, Guatemala 1830.
40
habitantes indígenas aspiran, mas de dos meses ha, a alcanzar del Supremo Gobierno / Robles obtuvo del Juez de Circuito de Ostuncalco el encarcelamiento temporal
del Estado, que se les libre titulo de propiedad de un terreno”. Hostnig, CSJO, p. 512. del alcalde y del secretario de San Martín y del Juez de Paz de Ostuncalco. No
El hecho de que en efecto el título fuera convalidado una vez controlada la revuelta obstante la incapacidad de Robles para sostener con pruebas la acusación de intento
confirma que la estrategia valió la pena. de revolución, los tres obtuvieron la excarcelación sólo bajo caución y no lograron

139 140
Rodas tenía razones urgentes de oportunismo político para prolongar provisional de Quetzaltenango estaba particularmente susceptible a las
los tiempos, pues sabía bien que en pocos meses el movimiento separa- señales de oposición interna de los pueblos indígenas; mucho más, supone-
tista altense, del cual él mismo era parte, habría declarado el nacimiento mos, con aquellos que controlaban las tierras bocacostenses.44/
del Estado de Los Altos y por tanto controlaría directamente la adminis-
A la resistencia de Rivas (por iniciativa propia, como resulta verosí-
tración del territorio altense, incluida la Bocacosta. El pronunciamiento
mil dada la casi completa certidumbre de que iba a ser recluido, o bien
ocurrió, de hecho, en febrero de 1838,41/ y el cambio de circunstancias no
por causa de obstáculos interpuestos por la gente de San Martín, como
jugaba por cierto a favor de la remedida del ejido de San Martín. Rivas, sostiene en su relato) a comparecer en la capital altense y a la revoltosa
quien luego de las claras señales de antipatía por parte de Rodas había reacción del pueblo en defensa del agrimensor y en contra del jefe
tratado de reestablecer el mandato (y el dinero que le fuera anticipado) a político Rodas, quien disfrazado había intentado introducirse en el
manos de San Martín, estaba poco más que perplejo: pueblo de noche,45/ el gobierno del Estado respondía acusando al agri-
si aun estando [los quetzaltecos] sujetos á este gobierno habían cometi- mensor de ser el líder de una revuelta de 2,000 indígenas “que tenian
do tantos excesos para entorpecer las medidas. ¿Qué no harían cuando ya armas, fosos y fortines”. El propio Rodas, junto al párroco de Ostuncalco,
todo lo podían hacer a su antojo y sin remordimiento alguno? /
42 también él percibido por la población mam de San Martín como contra-
rio a la medición de las tierras, fue enviado por el gobierno provisional
A comienzos de marzo, la comisión de agrimensura dirigía finalmen- de Los Altos al pueblo rebelde, “pero tras de la comision destacó una
te sus pasos hacia San Martín, aunque las autoridades altenses lograban fuerza de 400 hombres, al mando del C[iudadano]. Getrudis Robles,
imponer un nuevo alto arrestando en Quetzaltenango al escribano interesado en los terrenos de San Martin”,46/ y de José María Gálvez en
español de Rivas que, habiendo enfermado, había sido acompañado a la representación del gobierno provisional. No obstante, al llegar a Ostun-
capital altense por un hijo de José María Colomo, procurador de San calco, la comisión no encontró la resistencia prevista: “los miles de
Martín, y por un indio cargador. La acusación oficial de apoyo a Carrera indios, los fosos y los fortines solo existian en el cerebro inflamado del C.
y por lo tanto de ser enemigos del Estado de Los Altos tenía en realidad Rodas”.47/ En cambio, quien reaccionó tratando de bloquear hasta el
razones de ser. El hijo de Colomo, de quien Rivas se esforzó en probar último momento la partida del agrimensor Rivas, considerada correcta-
que tenía problemas mentales, había de hecho relatado incautamente a mente como la conclusión de la medición, fue el procurador Colomo;
los clientes de las tabernas de Quezaltenango “que venia de Guatemala, éste, colmando de insultos al párroco de Ostuncalco, a Rodas y al mismo
que se habia hallado en la toma de la plaza, que Carrera no aprobaba la Rivas, incitó con éxito a la población a detener al agrimensor. “Todo
separacion de los Altos, que dentro de ocho dias estaria en Quezaltenan- amenazaba una alarma contra mi persona”, cuenta Rivas, amenaza que
go con diez mil hombres”.43/ El resultado fue la encarcelación del trío, sin embargo duró sólo hasta cuando la comisión dejó el pueblo. Una vez
quien salió libre sólo muchos meses después, y la convocatoria urgente más la amenaza de una revuelta indígena había resultado infundada y
al mismo agrimensor Rivas junto con su apoderado Colomo. más bien había servido para agitar de manera instrumental el espectro de
la guerra de castas para compactar las filas ladinas y el apoyo de la
Existían pues todos los elementos para una escalada, y en plena fase de
autoridades políticas y de policía.
la primera consolidación del reciente Estado de Los Altos, con la región de
Suchitepéquez todo menos que ganado para la causa altense, el gobierno 44
/ Véase Taracena, Invención criolla, p. 171.
45
/ “Los indios lo conocieron y aun querían prenderlo y llevarlo preso a Quezalte-
obtener después resarcimiento por vía judicial. Ver I. Rivas, Vindicación, p. 7. nango y me costó muchísimo trabajo excusarlo”, sostiene Rivas, Vindicación, p. 11.
41
/ Véase A. Taracena, Invención criolla, pp. 166 ss. Rodas había sido apenas nombrado Jefe departamental por el gobierno provisional
42
/ Ver I. Rivas, Vindicación, p. 8. altense, teniendo como tarea principal la de “sofocar en el interior todo germen de
43
discordia, de desunión y desorden”, cit. ibidem.
/ Rivas sostiene que un posible delator de Colomo era Agustín Escobar, cuyo 46
nombre aparece también entre los ladinos acusados por San Martín de invadir las / Ver I. Rivas, Vindicación, p. 11.
47
propias tierras. Ver I. Rivas, Vindicación, p. 9. / Ver I. Rivas, Vindicación, p. 12.

141 142
En su importante ensayo, Taracena invita a los futuros investigadores familiar a los habitantes de San Martín,50/ y por el otro aceptar un “pacto
a estudiar el desigual grado de participación de los territorios de la región con el diablo”. Con el fin de conjurar otras posibles trabas a la labor del
de Los Altos en el diseño político altense, y por lo tanto en la construc- nuevo agrimensor, Lorenzo Meza, así como previsibles contestaciones de
ción de la identidad regional (Taracena 1997:175). Los sucesos de San parte ladina al final de la operación, los representantes del pueblo
Martín y la medición de su ejido llevan a considerar que el pueblo mam decidían estrechar acuerdos con los ladinos ganaderos cuya expulsión
no percibía el proyecto político y territorial altense sino en términos de era, por el contrario y según la esperanza del pueblo, el objetivo mismo
una invasión y ocupación de ladinos mediante sus animales. En otras de la demarcación de los terrenos: “nosotros dimos el dinero que nos
palabras, este caso confirma lo que subraya Taracena: “el proyecto pidieron pensando dejarán nuestras tierras los ladinos”.51/ El tono del
altense era un movimiento social dominado por gran parte por ladinos acuerdo, repetido con cada uno de los participantes, era el siguiente:
(…) que luchaban (…) por la dirección social de la historicidad de su
Nosotros el gobernador que fue [Andrés Paz] y el alcalde [Pedro Vás-
región” (Taracena 1997: 210) y como tal era correctamente percibido por quez] del pueblo de San Martín Sacatepéquez recibimos del señor José
los mames de San Martín. Domingo Galindo la cantidad de 25 pesos, que sirvieron para la ayuda de la
El modo evidente en que el proyecto político altense y el proyecto de remedida de los terrenos de dicho pueblo, por estar dicho señor con su
posesión en el ejido, cuya cantidad fue recibida con la condición que
reconstrucción de la supremacía económica ladina en la Bocacosta se
quedaba en clase de vecino de San Martín, y siguiere con su posesión el
superponían y sostenían mutuamente dejaba poco espacio a las interpre-
tiempo que le gustara quedando conforme también el señor José D. Galindo
taciones. La encarnación de ambas se realizaba en el coronel Getrudis 52
a contribuir con el común cuando se les ofreciera algún otro gastito. /
Robles, quien frente a la evidencia de una situación de no revuelta en
San Martín y luego de la partida del agrimensor del pueblo, no dudó en Los términos del intercambio eran, por lo tanto, por un lado el pago
solicitar “que marchase hasta el pueblo, para intimidar a los indios, pues de una cantidad que variaba desde los 25 pesos de Galindo hasta los 10
que él tenia que estar yendo a ver su ganado y era necesario aquel estré- pesos de Orellana, 350 pesos de Gregorio Castillo, 100 pesos de Juan de
pito militar para que los indios no volviesen a tratar de querer medir sus Dios de León para el trapiche La Trinidad del Amate, y 61 pesos de
ejidos”.48/ Así ocurrió, y el resto de la historia cuenta cómo Rivas terminó Máximo Castillo.53/ Por el otro, San Martín “convenía que no le molesta-
encarcelado 32 días en Quetzaltenango bajo la acusación de ser un ran en la posesión”, es decir renunciaba a exigir lo que en principio le
sostenedor de Carrera, y cómo finalmente fue liberado por falta de habría tocado, a saber el respeto de los límites legales del ejido.
pruebas, pero obligado a alejarse de la ciudad en el lapso de 24 horas.
El pacto suscrito con los Robles hacía, no obstante, una excepción,
San Martín perdía al agrimensor, tiempo y dinero, pero no desistía de aunque no en la finalidad. Probablemente, al poner en la mesa el propio
sus propósitos originales, y tampoco lo hacía Getrudis Robles. Si es poder político y militar, ya demostrado con el episodio del agrimensor
válido indicar un acontecimiento en un proceso del que hemos subraya- Rivas, y sin ofrecer ninguna contribución financiera para la causa de la
do también su carácter de larga duración, éste se produce en este mo- demarcación del ejido, la familia Robles le quitaba a San Martín un
mento de la historia. El 13 de mayo de 1839 San Martín decidía, de reconocimiento solemne de la propiedad de los dos terrenos El Aguacate
hecho, volver a promover la demarcación de sus terrenos,49/ y para y Buena Vista, y la promesa de que el pueblo habría sido multado por la
solventarla financieramente y llevarla a término las autoridades de relevante cifra de 500 pesos “si llegasen a molestarlos en ella”. Un detalle
entonces –Pedro Vásquez, primer alcalde, Andrés Paz, gobernador, y el
ya conocido procurador Colomo– decidían una doble estrategia: por un 50
/ “Los casados nos quitaron a 21 reales cada uno (…) ese dinero dijeron que era
lado imponer una contribución obligatoria de 21 reales por núcleo para darle al señor Agrimensor” AGQ 1841/28.
51
/ Ibidem.
48 52
/ Ver I. Rivas, Vindicación, p. 14. / AGCA-ST Quetzaltenango, 10/6.
49 53
/ AGQ 1841/28. / AGQ 1841/28.

143 144
importante a tener en cuenta es que los hábiles Robles se cuidaron de mariscal Francisco Cáscara,58 / explicaba con estas palabras la enésima
depositar legalmente ante un notario de Quetzaltenango la documenta- petición de San Martín:
ción del contrato con San Martín.54/
los indígenas para quedarse con el dinero [de los convenios con los
Llegados a este punto, la madeja estaba bastante enredada. La ladinos] y con las tierras labradas por los ladinos, molestan con frecuencia
59
operación del agrimensor Meza concluyó en octubre de 1839 con un al Gobierno Supremo y al señor General Carrera con sus quejas injustas. /
resultado clamoroso: en lugar de las 348 caballerías, como resultaba de La gente de San Martín se había dirigido finalmente a Carrera en
la estimación de Bosque de 1744, convalidada oficialmente apenas dos febrero de 1841, luego de haber descubierto el “pacto demente” con el
años antes, el agrimensor había cuantificado el terreno comprendido en que sus propios representantes “vendieron nuestros terrenos” a los
los límites declarados en más de 1,085 caballerías,55/ muy lejos de las 38 ladinos.60/ Enviada de inmediato a la capital, como en los tiempos colo-
caballerías (correspondientes a 1 legua) de ley. El macroscópico error de niales, una comisión de principales y justicias “postrados y rendidos” se
valoración del primer agrimensor, que se había limitado a una vista de había dirigido a nuestro señor Presidente Carrera, aprovechando para
ojos más que generosa,56/ no sorprende si se recuerda lo dicho en el expresar enteramente todo el propio sentimiento anti-altense. “Principa-
capítulo II sobre los riesgos y costos de las prácticas de agrimensura. A les y demás del pueblo” acusaban al gobernador Paz, al alcalde primero
las complicaciones políticas que obstaculizaban la solución de la demar- Pedro Vásquez y a Juan Sales de traidores y ladrones del dinero de los
cación se añadían ahora aquellas puramente legales, tanto más que los conciudadanos, recolectado para promover la remedida del ejido y para
ocupantes de hecho se habían multiplicado mientras tanto. El agrimensor expulsar a los ladinos de los terrenos de cultivo de San Martín, dinero
Lorenzo Meza pasó la práctica al revisor fiscal, y allí permaneció hasta que en cambio fue malgastado por los tres representantes. En cuanto al
febrero de 1840, cuando la inestabilidad política e institucional de la rol de Quezaltenango:
región intervino para redistribuir nuevamente las cartas.
el gobierno que existió en Los Altos y que solo tuvo por fin acabar con
Las circunstancias políticas, de hecho, habían cambiado, aún cuando los naturales autorizó varias enagenaciones, confabulando con el Alcalde
el ocaso del Estado de Los Altos y el advenimiento del régimen conserva- que era Pedro Vásquez, que aunque es indio como nosotros, solo trató de
61
dor de Carrera no se desprende de las cartas de este contencioso sino sólo perjudicarnos . /
en el distinto referente de las cartas de San Martín y en el tono marcada- No se trataba de que los indígenas de San Martín no comprendieran
mente paternalista de las peticiones indígenas. En cuanto a las autorida- la mezcla profunda entre proyecto o protagonismo altense y la expansión
des, no se descubren trazas ni en los tonos ni en las decisiones concretas ladina: “estos que se hallan en nuestros terrenos algunos son compañía
de ese regreso a la protección indígena que la historiografía querría atribuir del gobierno pasado”.62/
al gobierno conservador.57/ El nuevo corregidor de Quezaltenango, el
Rápidamente consiguieron el nombramiento de un nuevo y confiable
54
gobernador y de un nuevo procurador, Juan Bautista Flores, el cual se
/ AGQ 1841/28. Antonio María y su hermano, José Robles, hijos de Getrudis,
presentaron “testimonio de la escritura de dicha transacción” y al final se hizo 58
expedir una copia de la declaración prestada. / Corregidor de Chiquimula, permanecerá en Quetzaltenango con ese cargo desde
55
julio de 1840 hasta agosto de 1848, cuando será depuesto por la proclamación por
/ AGCA-ST Quetzaltenango, 10/6. segunda vez del Estado de Los Altos. A.Taracena, Invención criolla, p. 282.
56
/ El procurador Juan Batista Flores explicaba así el error: “Bosque se encontró con 59
/ AGCA B Leg. 3268 exp. 69734, publicado en: Esta Tierra, p. 615.
una porción de distancias inaccesibles e intransitables para él, y salió del apuro (…) 60
ocurriendo a los prácticos, quienes al ojo calcularon en número de leguas, y Bosque / En realidad, San Martín dice en 1841 que ya un año antes estaba en capacidad
tomó siempre el minimum del cálculo, de donde resultó que el área que parecía de presentar un rechazo formal “pero no teniamos un gobierno establecido y no nos
contener 352 caballerías comprendía más de 1,000 en 1839". AGQ 1841/28. habiamos quejado”, en: Esta tierra, p. 616
61
57
/ Por ejemplo, E. Bradford Burns, The Poverty of Progress: Latin America in the 19th / AGQ 1841/28.
62
Century (1980). / AGCA B, leg. 3268, exp. 69700, en: Esta tierra, p. 616.

145 146
hacía portavoz de las peticiones del pueblo: que el ganado fuera alejado de E. Una falla abierta
los terrenos cultivados y que los ladinos pagaran los daños acarreados, que
Pedro Vasquez fuera expulsado del pueblo y encarcelado; que “los ganade- ¿Qué quedaba luego de tantas batallas legales, cambios de régimen,
ros paguen los chilares, cacahuatales, papales y milpas que se han comido litigios y nuevas ocupaciones? A pesar de los esfuerzos evidentes del
los animales”. En cuanto a los acuerdos suscritos entre los representantes pueblo mam en los años siguientes por volver a compactar sus filas y por
de San Martín y los ladinos, se rechazaba su valor legal, ya que: combatir con otros instrumentos (pago del censo y veracidad exclusiva
del derecho de uso), la lucha por las tierras de la Bocacosta –“que de esos
los indígenas no saben ni aun hablan castellano, ni menos han podido terrenos nuestras milpas, cacahuatales, chilares, algodonares, y demas
leer carteles que publicaban las denuncias, y los únicos ladinos que tratan siembras que se nos ofrece, pues en nuestro pueblo no hay donde sem-
con ellos por entender su idioma son los vecinos de Ostuncalco, los mismos brar por estar en barrancos y en medio de cerros, todo piedras”64/–, desde
63
interesados en que el común no hiciera ninguna oposición . / 1842 en adelante hay una falla abierta y la propiedad de los terrenos, ya
¿Cómo hay que interpretar la descalificación de los propios represen- ejido de San Martín, escapa velozmente de las manos del pueblo.
tantes por parte del resto del pueblo de San Martín? Ante todo, nos
Hasta su abolición legal en 1877, la estrategia defensiva de San Martín
parece una señal importante de un proceso en dos fases: primero la
consistió en abrazar la política de la concesión en alquiler de las tierras
pérdida de cohesión interna de la comunidad frente al avance de la parte
costeras y de pie de monte en forma de censo enfiteutico. Ya en 1855 el
más fuerte del frente ladino; y luego la reacción, aún con los daños que
gobernador, los alcaldes y principales de San Martín habían establecido el
provocó, de recuperación de la cohesión comunitaria. Prescindiendo del
cobro de 1 peso por cada 100 cuerdas de terreno para todos aquellos que
trágico resultado de largo plazo, la del gobernador y el alcalde primero
ocupaban terrenos pertenecientes a San Martín en el “paraje El Asintal (…)
podía parecer, aún en 1839-40, una elección razonable y de cierta manera
y en los demas límites que comprende toda la Costa Cuca”, contrato a
pragmática. Frente a la imposibilidad de expulsar definitivamente a los
estipularse formalmente frente al Corregidor. La pena prevista para los
ladinos de los terrenos de San Martín era mejor entonces negociar una
transgresores era el abandono forzado en un lapso de 8 meses.65/
rendición digna y con márgenes sólidos frente a futuras dificultades, es
decir ayudas monetarias para la remedida y gastos futuros del pueblo. En principio, la enfiteusis era la institución jurídica que mejor se
Pero ésta fue una decisión unilateral de los dos o tres representantes, a ajustaba a la situación fundiaria de San Martín en ese momento, como ya
los que sobre todo se les criticaba no haber consultado a los ancianos y se ha argumentado, pero en realidad no resulta fácil comprender si y con
a los principales del pueblo. No se trataba de una omisión de poca monta qué regularidad el pueblo lograba cobrar los cánones. Los contratos de
y creemos que tuvo un significado preciso: un mal funcionamiento de los tierras de la época reconocían la titularidad de San Martín sobre el
mecanismos de reproducción y de selección de los representantes del dominio directo y la cesión exclusiva del derecho de uso (derecho útil),66/
pueblo por causas que no son claras para nosotros pero que indican una pero a menudo advertían luego que el canon no había sido nunca pagado
fractura grave entre el pueblo y sus representantes. Concordando con el pues “la Municipalidad de San Martin no solo no ha querido establecer
análisis de Reeves, la conquista del territorio y de la territorialidad de la el pago de dicha pensión, sino que ni aún ha querido recibir las pensio-
Bocacosta por parte de los altenses y del gobierno conservador no sería nes cuando algunos de los poseedores han querido pagarles, por lo cual
explicable sin esta división interna de la comunidad de San Martín
(Reeves 1999:114). Sin embargo, el enfrentamiento con los ladinos y la 64
/ AGCA B, leg. 3268, exp. 69700, en: Esta Tierra es nuestra, p. 616.
“traición” de los propios representantes estimuló también a la población 65
/ AGQ 1855/61.
de San Martín a recuperar la cohesión para afrontar la nueva y penalizan-
66
te situación y para llegar al boom del café en condiciones no tan disgre- / Por ejemplo en el contrato de venta de la finca San Francisco Miramar, en la
Costa Cuca, estipulado en 1859, imponía el comprador: “debiendo si reconocer a los
gadas como presagiaba el pueblo a finales de los años 1830.
indígenas de San Martín como dueños y señores de la propiedad de dichos terrenos”.
AGQ 1874/108; también AGCA-ST Quetzaltenango, 6/8 año 1876 y AGCA Prot.
63
/ AGQ 1841/28. Diodoro Cojulún 1859.

147 148
tampoco se ha satisfecho el laudemio”. Lo que en cambio pretendía deros latifundios) eran consideradas libres de cualquier tipo de servi-
regularmente la Municipalidad eran “algunos servicios para la Iglesia dumbre, o bien eran alienadas como propiedades privadas no sujetas al
parroquial y otros que llaman tequios, que comprenden a todos los pago de cánon alguno, justo en virtud del singular acto de reconocimien-
poseedores de los terrenos, pues son reputados como vecinos”.67/ to por parte de San Martín.

Es interesante intentar leer este dato: haciendo extensivo un concep- Según un riguroso razonamiento jurídico, el transpaso de propiedad
to de vecindad a quien (los ladinos que compraban los terrenos) no plena de este último al finquero no había ocurrido nunca. La impugnabi-
gozaba de algún requisito calificador excepto el de poseer una porción de lidad del caso debe haber sido conocida por los empresarios agrícolas,
tierras del ejido, el pueblo mam buscaba obtener a cambio una contribu- que en los contratos con que volvían a vender porciones del terreno
ción allí donde más creía tener necesidad de ella, es decir en el cumpli- originalmente “concedido” por San Martín escribían:
miento de servicios que le eran requeridos por autoridades externas,
Vende [la finca] libre de gravamen, pues tampoco paga el canon anual
religiosas o políticas. Había, sin embargo, otras razones. Abrazar en la
por el censo al Municipio de San Martín, por ser tierra de propiedad particu-
vecindad al concesionario del terreno era también posiblemente el único lar (…); pero el mismo comprador deberá quedar sujeto a pagarlo, en caso de
modo que el derecho consuetudinario indígena admitía para que el que así se llegue a declarar por autoridad competente; y que además no se
pueblo pudiera activar derechos individuales sobre el ejido, que no era pagó laudemio por la misma razón de ser terrenos de propiedad particular,
una tierra cualquiera sino una tierra inamovible de la comunidad.68/ y porque aunque cuando no lo fueran, aquel derecho municipal quedó
69
suprimido por decreto de 21 de Noviembre 1871. /
Si así era, el contrato carecía de una condición esencial de validez: la
posibilidad del objeto. De hecho, es evidente que, mientras San Martín El núcleo de estas primeras ocupaciones funcionó como vanguardia
pretendía intercambiar el derecho de vecindad con el deber de cumpli- del tardío proceso de ocupación, al que el avance del cultivo del café
miento de las obligaciones que resultaban, para los compradores ladinos, dará un empuje significativo. Sea por su paradójica “solidez” legal, sea
el objeto era simplemente la tierra, a cambio de la obligación en el pago por la amplitud de su extensión, luego de 1873 estos terrenos se manten-
del cánon. Y dado que el contrayente, esto es San Martín, había “decidi- drán reconocibles, aunque tal vez desmembrados, como algunas de las
do” no cobrar el pago, el contrato no tenía en últimas una contrapresta- fincas más significativas durante el boom de la caficultura en los años
ción. En otros términos, los dos contrayentes operaban en dos mundos ‘60: San Francisco Miramar, Mujuliá, El Aguacate, Magdalena, El Paraíso,
jurídicos distantes entre ellos. y naturalmente Las Mercedes.

En la propagación dispersa hacia el ejido de San Martín durante la El latifundio de la familia de Gertrudis Robles era el caso más fuera
segunda mitad del siglo XIX, el grupo de ladinos que había penetrado en de lo común. De ellos era el único contrato con San Martín “reducido a
los primeros decenios del siglo y con los que las autoridades del pueblo escritura”,70/ y de ellos era también el único terreno denunciado y titula-
habían enseguida estipulado un pacto de concesión, representaba una do oportunamente de manera política en 1837, pocos días antes de la
excepción significativa. La antigüedad de su ocupación y su reconoci- convalidación de títulos de San Martín. Esta legalidad formal original
miento por parte del pueblo liberaba a las tierras en cuestión de esa brindará al terreno y a sus varios propietarios una seguridad de posesión
incertidumbre de posesión implícita en los terrenos en enfiteusis. De que resultará crucial en la decisión y en la posibilidad de construir en
hecho, a diferencia de las más recientes ocupaciones, esas tierras (verda- una porción del mismo la primera grande y lucrativa finca de café, Las
Mercedes, tema del próximo capítulo.
67
/ AGCA Prot. Manuel Fernández de León, 1868.
69
68
/ En aras de un útil ejercicio comparativo, véase la discusión de W. Cronon, La / AGCA Prot. Manuel Fernández de León, 1872. Juan García vende la finca Santa
terra trasformata : indiani e coloni nell'ecosistema americano, p.131 sobre la contra- Margarita a Enrique Campagnaic.
70
dictoria compraventa de tierra entre colonos y nativos de Nueva Inglaterra en los años / En la reconstrucción del procurador Juan Bautista Flores de 1842, en: AGQ
1600. 1841/28.

149 150
F. El cambio de nombre y el “nacimiento” de la Costa Cuca, 1850-60 La Costa Cuca de esos años comparte en apariencia los rasgos típicos
de “frontera” comunes a las regiones marginales que la estación agro-
La reminiscencia del origen de la Costa Cuca como ejido de San Martín
exportadora había conquistado para el mercado mundial. Como en la
permaneció largo tiempo visible en la toponimia de la región y fue desapa-
Antioquia colombiana, la Pampa argentina y la Paulista brasileña, la
reciendo a medida que se hacía más lejano en el tiempo el antiguo vínculo
Costa Cuca guatemalteca parecería una nueva prueba histórica de las
con San Martín, y más modificado el paisaje del área entera. La que en
potencialidades taumatúrgicas del café como agente de colonización
1837 era una indiferenciada “costa sur”, en 1854-55 era por primera vez
interna, y en definitiva como una variante regional del proceso de desa-
llamada “Costa Cuca”;71 / a mediados de los años ‘60 era “ejidos de San
rrollo hacia afuera que integró a las economías latinoamericanas en el
Martín en la Costa Sur nombrada Cuca”72/ o “la Costa denominada Cuca en
periodo comprendido entre 1870 y la crisis de 1929. Ésta era, sin duda,
terrenos del pueblo de San Martín”,73/ hasta que en 1873, por efecto del
la percepción del Estado guatemalteco, de las autoridades departamenta-
decreto de alienación de tierras de la región, se convertía simplemente en
les y de sus elites, las cuales daban de la región una representación social
“baldíos de la Costa Cuca”, a pesar de que hasta los años ’80 se encuentran
para nada diferente a lo retratado por Cortés y Larraz en los últimos años
elementos que se remontan a la posesión de San Martín. Los cambios en la
de la época colonial: “en esos lugares de la costa (…) se hallan muchos
toponimia sellaban las etapas de transformación de la región, es decir el
desertores y soldados”.74/ Era también la imagen de los liberales mexica-
largo proceso de gestación de la “Costa Cuca”.
nos, que esperaban los mismos desarrollos para la costa de Chiapas,
Para sus padrinos de bautismo, es de creer que la belleza expresada contigua a la Costa Cuca:
por el nombre provenía no tanto de la madre naturaleza que la había
Para apreciar lo que puede hacer el café en favor de esta costa, basta
colmado de tesoros, corrugada de abismos, contorneada por volcanes, recordar lo que era Guatemala hace 20 años, y ver lo que es ahora. Terrenos
repleta de bosques y cubierta de vegetación extraordinaria, sino más bien del todo despoblados se han convertidos súbitamente en campiñas bien
de los hombres (ladinos y criollos) que la habían domado, transformado cultivadas; pueblos y ciudades en decadencia se han levantado, y se enri-
y habitado, y que en consecuencia habían civilizado la wilderness. quecen en proporción creciente; todos los días se construyen caminos
Nombrar es una forma de poseer, tal como enseña un amplio espectro de nuevos que facilitan la exportación; el comercio aumenta sus transacciones;
casos históricos que va de la campaña de Cristóbal Colón de dar nombre (…) lo que hace poco era un pueblo decadente, pobre y casi arruinado, se ha
a cosas, hombres, lugares y plantas de un Nuevo Mundo que era nombra- convertido merced a los benéficos resultados del cultivo del café, en un
75
do para poder ser poseído, a la del régimen franquista español que Estado rico y próspero. /
castellanizaba los nombres de las calles y plazas de Cataluña con el fin Pero si se tiene en cuenta lo delineado hasta el momento, a saber la
de desmantelar la resistente identidad catalana. De hecho, es sólo hacia complejidad ecológica de la región, su historia anterior a la llegada del café
1856 que la Bocacosta comienza a ser “poseída” en el sentido occidental y su integración en un sistema estratificado de “territorialidad”, se ve en
del término, es decir diseminada de asentamientos estables y sembrada qué medida este concepto de frontera es un prisma válido solamente si se
con cultivos permanentes como el café. restringe el número de actores y acciones, y sólo si se califica la vacuidad
que habría caracterizado a la Costa Cuca en un sentido estable exclusiva-
71
/ La evidencia confrontada por Reeves en el AMSJO (3 enero 1854, en: Reeves, mente demográfico. Sólo en esta acepción restringida que se puede decir
Liberals, Conservatives, and Indigenous People, p. 6 chp. 2) concuerda con la nuestra, que a partir de la segunda mitad del siglo XIX se da inicio a la “construc-
basada en AGQ 1855/61, Visita departamental, al indicar que los primeros documen-
tos en los que aparece el nombre Costa Cuca son aquellos generados por las autorida-
ción” de la Costa Cuca, configurable de tal forma como proceso cultural
des de Ostuncalco y Quetzaltenango en 1854-55. En cuanto al significado, nos parece antes que material, de aplicación sistemática de paradigmas (económicos,
plausible lo sugerido por F. Gall, Diccionario Geográfico de Guatemala, en la voz
Costa Cuca, que fue llamada de esa manera por bella y “coqueta”. 74
/ AMSJO, Corr. Bultos 1837-39, en: Hostnig, CSJO, p. 497.
72
/ AGCA Prot. Diodoro Cojulun, 1865. 75
/ Matías Romero citado por V. Solórzano Fonseca, Evolución económica de
73
/ AGCA Prot. Lucas Orellana 1865. Guatemala, pp. 322-23.

151 152
agroecológicos, de ocupación del espacio, de gestión de los recursos, etc.)
traducidos en formas de organización del territorio y de uso de los
recursos humanos y materiales.
De este camino de “construcción”, y en particular de su cronología y
direcciones geográficas que tomó, no se lograría entender mucho si no se
tuvieran en cuenta algunos procesos fundamentales en materia de
transportes y de comunicaciones. Es éste un capítulo de la historia de la
Costa Cuca sobre el que vale la pena detenerse, pues al estar relacionado
con un problema fundamental de la estructura del país moderno, une la
microhistoria de la región con uno de los fenómenos más globales de la
historia del planeta: la revolución de los transportes.

153 154
La exportación de café le ofreció a Guatemala dicha oportunidad. El
crecimiento del cultivo y exportación de café aportó el empuje político y
financiero para la modernización del sistema de transportes, influenciando
fuertemente el nuevo mapa de carreteras, ferrovías y puertos.2/ Siendo éste
un tema fundamental de la historia del desarrollo y de cómo y cuándo
Capítulo VI maduró el divario entre América Latina y los países occidentales, la
historiografía se ha dividido en cuanto a su interpretación. Colapsado el
Mulas, trenes y barcos a vapor: la revolución
poder meta-narrativo de la teoría de la dependencia, que demonizaba el
de los transportes en Guatemala desarrollo de los transportes de la época liberal como paso previo para la
instauración de la relación de dependencia, la generación actual de histo-
Para decirlo con Hobsbawn, la segunda mitad del siglo XIX vio la riadores centroamericanos llega a conclusiones un poco más ponderadas,
realización de la profecía de Julio Verne sobre el viaje alrededor del aunque dramáticamente no diferentes en la valoración de largo plazo:
mundo en 80 días.1/ Las ferrovías y la navegación a vapor habían trans- el gran esfuerzo desplegado entre 1870 y 1930 en la construcción
formado radicalmente los tiempos y modalidades de la comunicación y ferroviaria centroamericana favoreció el crecimiento agroexportador pero no
movilidad de los seres humanos y de las cosas, activando procesos de el desarrollo económico equilibrado ni la integración interregional en el
cambio material y de imaginarios colectivos que justifican muy bien el istmo (Samper 1993).
calificativo de “revolución de los transportes”. Los ferrocarriles y los
barcos a vapor se expandían por el mundo y también en Guatemala, de La “nueva escuela económica” norteamericana de confesión cliomé-
acuerdo con el mapa de oportunidades comerciales. La racionalidad de trica ha producido recientemente ensayos sobre los cambios radicales
la inversión ferroviaria era la explicitada en el informe final de la Inter- que puede experimentar la interpretación de este tema, sobre todo en el
continental Railway Commission. Una línea que conectara los principa- sentido de la contribución relativa del desarrollo ferroviario a la cons-
les centros habitados de Guatemala no podía ser una empresa productiva: trucción del “atraso histórico”3/ con respecto a las economías del Atlánti-
co norte. Sin embargo, dado que los modelos econométricos en los que se
porque las industrias de Los Altos son insignificantes comparadas con inspira rara vez encuentran oportunidades de aplicación a la peculiar
las de la costa, y aunque su población es mucho mas numerosa, la mayoría situación geográfica y demográfica de Centroamérica, y tanto menos de
de sus habitantes es pobre y sus necesidades son pocas y limitadas. En Guatemala, cabe entonces no esperar un viraje interpretativo sustancial.4/
resumen, los recursos naturales de los Altos no son susceptibles de mayor
desarrollo que el que hasta ahora han alcanzado y una empresa ferrocarrilera Más allá del peso que se quiera atribuir al desarrollo de la infraes-
no sería lucrativa, salvo la ganancia que pudiera derivar del tráfico de tructura de comunicaciones en el discurso general del desarrollo, ¿se dio
pasajeros (Intercontinental Railway Commission 1898:416).
2
Las grandes haciendas de café y caña de azúcar, continuaba expli- / Así lo hace C. F. Cardoso, “The Liberal Era”, en: L.Bethell (ed.), Central America
cando la Comisión, constituían nueve décimos de la riqueza del país y el since Independence (1991), p. 47.
3
sólo transporte del café de las fincas a los puertos habría garantizado la / Interesantes son las notas de la introducción de M.A. Centeno y López-Alves,
lucratividad del servicio. Los poblados de Guatemala, por el contrario, The Other Mirror: Gran theory through the lens of Latin America (2001), acerca de la
calificación de dicho “atraso”.
hipotéticamente conectables por el ferrocarril, no habrían estado jamás 4
en capacidad de producir un volumen de tráfico suficiente para sostener / Nos referimos a los dos volúmenes de S. Haber (ed.), How Latin America Fell
Behind: essays on the Economic Histories of Brazil and Mexico, 1800-1914 (1997) y J.
una empresa de esta índole.
Coatsworth and A.Taylor (eds.), Latin America and the World Economy since 1800
(1998). Las grandes economías y demografías de México, Argentina, Brasil y Chile
1
/ E. Hobsbawn, The Age of Capital, p. 52, páginas útiles para comprender el prevalecen en esta historiografía. La extensión de las conclusiones a las que llega para
impacto social y mental colectivo de la revolución de los transportes. los pequeños estados centroamericanos es por norma imposible.

155 156
realmente una verdadera revolución de los transportes en Guatemala en escasa curiosidad, en marcado contraste con quienes, por el contrario, en
el último cuarto del siglo XIX? Si para responder aplicamos la duda el siglo XIX se beneficiaban de la capacidad de carga y de resistencia de
metódica del “para quién y para cuántos”5/ tenemos que concluir que es este cuadrúpedo. La señora Maudslay, en un viaje arqueológico junto a
difícil notar en esta época un salto de velocidad que se parezca a una su marido Percival, recuerda a su mula con una gratitud sincera:
“revolución del transporte” en la que esté directamente involucrada una
Mi mula, con singular inteligencia y ciudado, evitaba cualquier agujero
parte no residual de la población, y tanto menos de la economía. Primero
y lugar sospechoso, mientras que el caballo, con estupidez, igualmente
que todo, existe un obstáculo de naturaleza documental a la hora de 6
excepcional, se debatía en todos ellos. /
verificar el interrogante. Del entramado de caminos pisados por miles de
pies indígenas y cascos de mula que vehiculaban el intercambio indígena Lo mismo decía unos años antes otro célebre viajero, el americano
y sostenían la economía del país es poco lo que se conoce, sobre todo en Robert Dunlop:
términos cuantitativos. Cuando, por el contrario, el comercio experimen-
Todos los caminos en América Central son apenas veredas transitables
ta obstrucciones registradas por la pluma de oficiales tributarios, los
por mulas, tumbando los árboles en los bosques, y cuando se encuentra un
trayectos de cosas y hombres comienzan a estar mejor documentados. Y precipicio, se hace una excavación como una zanja para lograr el paso de
cuando se trata de comunicaciones con el exterior, es decir con el merca- una sola mula. Parece que, en general, se han seguido los antiguos caminos
do internacional, el historiador cuenta con una base documental relativa- de los aborígenes indígenas (…) las mulas están tan acostumbradas a ellos
mente consistente y que se repite, con signo contrario, en las estadísticas que ascenderán colinas, bordearán los precipicios y escalarán por pedregales
oficiales del país y en las del respectivo socio comercial. sueltos y resbalosos de tal manera que desconcertaría a muchas personas
que lo hagan caminando (Dunlop 1847:299).
La consecuencia de esta doble visibilidad archivística es que se está
obligado a renunciar a priori a dar un contenido cuantitativo a una Los cascos de las mulas pisaban varias veces al día las fronteras entre
“revolución de los transportes” que tenga en cuenta el denso sistema economía doméstica y de exportación que engañosamente aparecen en el
interno de comunicaciones, hecho de veredas, caminos de mula y caminos paisaje agrario guatemalteco para quien lo observa a posteriori. A lomo de
minúsculos que se intersectan y sólo por tramos aparecen en los mapas de mula toda la producción de cacao, índigo y posteriormente cochinilla
los agrimensores y topógrafos, pero nunca en los mapas nacionales. alcanzaba los puertos y desde allí los mercados de exportación. Las cosas
no habían cambiado con el advenimiento del café, pero ciertamente el
A. Continuidad a lomo de mula y de mozo cargador transporte de pesados sacos producía una recarga de los precios demasia-
do elevado como para estimular la búsqueda de medios de transporte
Al leer los documentos y los diarios de viaje se tiene más bien la impre-
alternativos.7/ En carros tirados por bueyes podían acomodarse algunas
sión de una extraordinaria continuidad en la manera de desplazarse y en
decenas de sacos, como documentan las fotografías de Muybridge (Burns
los recorridos de la mayor parte de la población y de las cosas, continui-
dad encarnada en uno de los personajes más recurrentes e importantes 6
/ A. C. Maudslay y A. P. Maudslay, A Glimpse to Guatemala (1899), p. 33. En la
en la historia de la vida cotidiana de Guatemala a mitades de 1800: la
misma línea véase Miguel de Prado, “Guatemala: Estados Unidos de Centro América”,
mula. A estos extraordinarios y humildes animales que pueblan tantas en: Mesoamerica 17 (1989), p. 113: “Este camino solo pueden hacerlo las mulas. (…)
historias en todo el mundo, como indica también su recurrencia en las Su sobriedad, su destreza y su tenacidad de memoria, que les permite reconocer el
fábulas de muchísimas culturas, los historiadores dedican pocas líneas y camino que han seguido otra vez, las hacen unos animales insustituibles”.
7
/ A pesar de ello, la mula conservó su papel también en la economía del café
5
/ Seguimos aquí la enseñanza de la sinóloga Enrica Collotti Pischel, quien aplica durante muchos años. C.Wagley, “Economics of a Guatemalan Village,” en: Memories
el interrogante como una brújula al estudio de la historia. En la historia ambiental, lo of the American Anthropological Association 58(1941), describe como en 1937 un jefe
reencontramos sólo parcialmente modificado, si bien en un sentido fundamental, en de familia indígena de Santiago Chimaltenango extraía parte de las ganancias
J. McNeill, Something New Under the Sun (200) quien utiliza la misma práctica familiares de la conducción de tres mulas desde La Democracia hasta Huehuetenango
metodológica para definir la marca de un cambio ambiental. transportando café.

157 158
1980), pero a su vez éstos imponían un cambio estructural significativo: La tradición historiográfica ha tenido una tendencia a acreditar la
la construcción de caminos carreteros. imagen de un desarrollo del sistema de comunicaciones que data y es obra
del régimen liberal, dejando entrever, al menos en su versión más difundi-
Era la topografía la que trazaba el mapa de conveniencia del trans-
da, que antes de 1871-3 el país era esencialmente inmóvil o de movimien-
porte sobre ruedas, el cual quedaba descartado en las regiones montaño-
tos infrecuentes y bastante lentos. Si bien es incontestable que la capaci-
sas y escarpadas donde incluso la mula cedía el paso a una figura recu- dad y voluntad de gasto de los gobiernos del treintenio conservador fue
rrente en las fuentes de todos los tiempos: el mozo cargador. A finales de risible en comparación con la de sus sucesores,9/ en su monumental obra
siglo, el equipo enviado para explorar un tramo ferroviario que debía sobre el régimen de Rafael Carrera, Woodward mostró cuántos principios
atravesar Los Altos y alcanzar el límite con México había contratado a se deben a esos gobiernos, y a los esfuerzos del Consulado de Comercio.10/
varios cargadores, viéndolos como un “medio más conveniente y econó- Es justamente sobre la base de esta contigüidad que Reeves reconoce cómo
mico que el transporte de mulas”. Mientras que el forraje era difícil de el crecimiento del Estado posterior a 1870 no refleja un cambio cualitativo
conseguir y caro, “el alquiler de un indio era de 50 centavos por día, y él en las prioridades del gobierno sino que es el resultado de los esfuerzos
sufragaba sus gastos” Calculando que un cargador estaba en capacidad de acumulados por ambos regímenes (Reeves 1999:322).
transportar 100 libras y de caminar sin esfuerzo aparente más de 20
millas al día por abismos profundos y escarpados senderos de montaña, A la luz del análisis regional, la diatriba historiográfica conser-
la conveniencia estaba más que garantizada (Intercontinental Railway vadores-liberales sobre las continuidades y discontinuidades entre los
Commission 1898:439). dos regímenes, a propósito del tema del desarrollo de la infraestructura
de comunicación, pierde sentido una vez es superada por el surgimiento
Sin embargo, cuando al peso de la carga se agregaba la necesidad de de razones locales económicas, comerciales y financieras, y por la
desplazamientos regulares, como en el caso de los sacos de café para la geopolítica regional, las cuales estimularon la construcción de carreteras
exportación, ni el mozo cargador ni el lomo de la mula eran suficientes y la apertura de puertos más de lo que lo hicieron las políticas o las
o económicamente oportunos. La construcción de caminos carreteros y ideologías nacionales.
la multiplicación de agentes dedicados al transporte, tales como para
Tómese el caso de la apertura de un puerto apto para recibir navíos
romper el monopolio de los pocos que disponían de animales y de
de gran calado en el Pacífico. Los gobiernos coloniales tardíos, y aún más
carros,8/ se convertía en una exigencia primaria para el crecimiento de la
los conservadores, habían vivido casi como una obsesión el sueño de una
industria del café.
salida hacia el Atlántico que garantizara un desemboque fluido al comer-
cio de la capital.11/ El artículo VII de la Convención anglo-guatemalteca
B. Las dinámicas regionales en el desplazamiento del eje comercial
de 1859 fue probablemente el momento más cercano a la realización del
hacia el Pacífico: el puerto de Champerico sueño. En el tratado, la parte británica, a cambio del reconocimiento de
La construcción de una red de comunicaciones y la modernización de la
9
existente era una queja y una petición recurrente también en la época / En cuanto a la voluntad, W.Clegem, Origins of Liberal Dictatorship in Central
America, p. 44, recuerda que los fondos formalmente disponibles para el Consulado
colonial, tanto así que motivó a los Borbones a dedicarle atención a la
de Comercio a ser invertidos en el desarrollo de infraestructura del país eran por
cuestión. En el siglo XIX, las expectativas de progreso y de modernidad norma desviados por el gobierno hacia otros rubros del gasto. En cuanto a la capaci-
habían añadido carga ideológica a la urgencia efectiva para el mejoramien- dad, véase lo demostrado por D. Pompejano, La crisi dell’Ancient Régime, p. 69 sobre
to de una red de comunicaciones problemática, haciendo de su desarrollo el colapso financiero del gobierno conservador.
el embudo a través del cual debía pasar la conquista de la modernidad. 10
/ R. L. Woodward, Carrera, pp. 355-370. Importante también W. Clegern, Origins
of Liberal Dictatorship in Central America, pp. 43-50.
8 11
/ Alrededor de 1870 los carreteros de Retalhuleu parecen haber estado en esta / Véase D.McCreery, Developmental Aspects of the Construction of the Guatemalan
posición. Lo atestigua W. Everall, “De cómo empezó la industia cafetera en Guatema- Northern Railroad: the first attemp, 1879 to 85, MA Thesis, Tulane University, New
la”, en: Centroamérica, v.4 (1912), p. 150. Orleans 1969.

159 160
la soberanía sobre Belice, prometía establecer “una vía de comunicación enlace cada dos meses entre los puertos del Pacífico y Panamá, el trans-
expedita (bien por medio de una carretera o utilizando los ríos, o ambas bordo a ferrocarril y luego el viaje en barco hacia Nueva York, Liverpool,
opciones dependiendo de la opinión de los ingenieros topógrafos), entre Queenstown, Southampton, Bremen, Le Havre, Hamburgo, Stettin,
el lugar más adecuado sobre la costa atlántica, cerca del asentamiento de Copenhague o Noruega, como se leía en la publicidad de un periódico de
Belice, y la capital de Guatemala”.12/ la época en San Francisco, donde se aseguraba además: “Todo barco
Pero el compromiso falló y el sueño continuó poblando las noches de tiene a bordo un médico con experiencia. Atención médica gratuita” (San
los gobernantes, dando vida a proyectos costosamente fallidos como el Francisco Examiner, 1902).
del Ferrocarril del Norte, deseado por Barrios en 1883 y que naufragó dos Los años de 1856 y 1867, antes de que se arruinara por la competen-
años más tarde por la malversación de fondos públicos reunidos median- cia de la Pacific Railroads, fueron florecientes para la compañía de barcos
te suscripción nacional “voluntaria”, por dificultades objetivas de carác- de vapor, con dividendos para los accionistas que oscilaban entre el 10%
ter técnico e ingenieril, por la escasez de mano de obra y por el desinterés y el 30%.15/ En 1860 había tres servicios activos: Nueva York-Aspinwall,
de los financistas extranjeros.13/ Panamá-San Francisco directo, San Francisco-Panamá con escalas, cerca
Aún como función subsidiaria, los gobiernos conservadores no de 15 en puertos centroamericanos y mexicanos.16/ Desde 1864, mensual-
habían desdeñado el desarrollo de puertos en la costa pacífica, sobre todo mente, también Champerico entró en esta categoría, si bien el transbordo
en los años del boom de la cochinilla producida en el departamento de se hacía problemático sin un muelle (Everall 1912:148).
Amatitlán y en Atitlán, más cercanos al Pacífico que al Atlántico. El La importancia de la inauguración de la línea de barcos a vapor y la
minúsculo puerto de Iztapa, autorizado en 1824 por el gobierno federal, reorientación hacia el Pacífico tenía que ver más que con la sola econo-
había recibido, por ejemplo, incentivos fiscales en los años ’40 pero sin mía: “buques y ferrocarriles han llevado ahora los puntos de partida para
despegar todavía (Woodward 1993). las expediciones de exploración, cuando mucho a 15 días de viaje desde
La situación cambió a comienzos de los años ’50. A nivel macroeco- New York, y las universidades y sociedades científicas de los Estados
nómico y centroamericano, la fiebre del oro en California no dejó lugar Unidos están siendo muy activas en este rico campo de investigación”,
a ambigüedades sobre la necesidad de un puerto en el Pacífico y sobre el escribía Maudslay en la introducción de su preciosa sección de arqueolo-
traslado del eje comercial y de viaje del Atlántico hacia el Pacífico.14/ Con gía de la Biologia Centrali-Americana (Maudslay 1889-1992).
la apertura del trazado férreo en Panamá en 1855 y la inauguración, al La activación de una línea de barcos a vapor con California –y en los
año siguiente, de la línea de barcos de vapor de la Pacific Mail Steamship años posteriores de muchas más que enlazaban directamente el mercado
Company, las distancias entre los centros de producción centroamerica- de Los Altos con los puertos europeos17/– llevó también a un serio redi
nos y los mercados de desembarque europeos y norteamericanos se
reducían considerablemente en tiempo y costos. La compañía ofrecía un 15
/ “Report on Pacific Mail by Wn. Morris Imbrie & Co.”, Oct 24, 1914, en: Pacific
Mail Steamship Company, Historical Collections, Baker Business Library, Harvard
12
/ Convention between High Majesty and the Republic of Guatemala, relative to the University.
boundary of British Honduras, Guatemala City, 30th April 1859. PRO/FO 15/114. 16
/ Wallace Benedict, “The Pacific Mail”, en: Forum Magazine, Nov 1916, en: Pacific
Sobre el complejo episodio diplomático véase R. A. Humphrey, The Diplomatic Mail Steamship Company, Historical Collections, Baker Business Library, Harvard
History of British Honduras, 1638-1901 (1961) University.
13
/ Sobre los suscriptores de acciones voluntarias de financiamiento de la gran obra 17
/ Un informe de la sede consular británica en Quetzaltenango informaba que en
nacional en la Costa Cuca, véase AGQ 1883/152. Suspendido de 1885 a 1893, el tramo 1891 el comercio de exportación e importación del puerto de Ocós había sido
ferroviario fue completado sólo en 1908 en vista de un nuevo contrato con una sostenido por las compañías de navegación: Pacific Mail Steamship Co., Royal Mail
compañía estadounidense. Steam Packet Co, West India and Pacific Steamship Co, Harrison Line, Hamburg
14
/ Seguimos aquí el análisis de H. Lindo Fuentes, “Economía y sociedad (1810- Pacific Steamship Line, Kosmos Line, Compagnie General Transatlantique, Hamburg-
1870)”, en: HGCA v. 3, pp. 162-169. American Packet Co, Transatlántica de Barcelona. Los puertos de destino eran San

161 162
mensionamiento del protagonismo comercial británico y a una nueva seguro como para tranquilizar a la elite quetzalteca, satisfaciendo la vieja
mezcla generalizada de las influencias extranjeras en Guatemala y en la aspiración a una salida hacia el mar para la vivaz economía de Los Altos
región Pacífica en particular. El fenómeno era registrado puntualmente (González 1994:485). En 1852, el Consulado de Comercio encargaba
por la correspondencia británica que, sobre todo al final del siglo, asistía entonces al propio ingeniero belga Van de Gehutche el estudio de un
con preocupación al ocaso del “siglo británico en América Latina” nuevo puerto para Los Altos, y de una nueva carretera de Guatemala a
(Bethell 1989:1). En 1883, los súbditos reconocidos del consulado de Su Quetzaltenango.21/ Publicado en la Gaceta de Guatemala, el estudio de
Majestad en Guatemala eran un telegrafista sin salario del gobierno, que factibilidad del ingeniero excluía categóricamente a Champerico sobre la
para vivir había inaugurado un baño público; un profesor, un contador, base de consideraciones ambientales y topográficas (“Yo digo y sostengo
un coronel enviado a la hacienda San Jerónimo, el responsable de la línea que no hay fuentes [de agua dulce y potable] en Champerico ni en
férrea de Champerico, de dudosa nacionalidad, dos señoras de origen Ixtan”22/), y sugería enfáticamente a Chepistepeque, más al sudeste, a lo
suizo y un conductor de mulas, para un total de 12 personas si se excluye largo de la costa y útil a Mazatenango más que a la Bocacosta de Quetzal-
al Señor Benito “duro como un alacrán”. Diez años más tarde, a pesar de tenango, pero dotado por una laguna de agua dulce.
que el general y presidente Barillas contaba entre sus dependientes con
una nana inglesa,18/ la competencia alemana había tomado decididamen- En una carta privada al Ministro Manuel Pavón, Van Gehuchte
te la delantera, armada de una red de agentes comerciales que, educados revelaba las razones de oportunismo geopolítico de su indicación.
en el español y vinculados a casas comerciales con sede en Guatemala, Champerico era un regalo peligroso para el secesionismo altense, que
visitaban todas las zonas del país.19/ habría podido en un futuro concretar su separación de Guatemala y
cerrar su puerto a la navegación nacional. Por el contrario, la ubicación
Las razones de matriz externa, como ciertamente era el caso para el de Chepistepeque, en el más fiel y amigo departamento de Suchitepé-
comportamiento del mercado internacional y el desarrollo de la navega- quez, era de por sí razón suficiente para preferirlo. 23/ El “discurso”
ción a vapor, no agotaban, sin embargo, los factores explicativos del completo de Van Gehuchte es enteramente legible también en la repre-
desplazamiento de eje hacia el Pacífico. sentación cartográfica del territorio que él mismo prepara y publica en
En el plano regional altense, de hecho, los años ‘50 vieron un re- 1859 en Nueva York 24/ (ver Figura VI.1).
equilibrio del poder luego del fracaso del segundo intento secesionista, y Situado a lo largo de una costa Pacífica salpicada de lagunas y de
la cruenta “lección” impartida por el general Carrera a los patriotas alten- detalles topográficos del todo desproporcionados en número con relación
ses.20/ En 1851 Carrera, reafirmado en el poder, se sentía suficientemente al nivel de descripción topográfica del interior, Champerico es una minús-
cula zona en la desembocadura del río Bola, que desaparece en un tercio
Francisco, New York, Hamburg, Bremen, Londres, Le Havre, México, Trieste. entre la representación de la laguna de Chiapan. Más evidente aparece el
Parliamentary Papers, Accounts and Papers v. 82 (1892), FO n. 1070: Report for the “puerto de San Luis”, como también Chepistepeque, junto al que no faltan
year 1891 on the Trade of Quezaltenango. Mr Fleischmann to Mr Gosling.
las Salinas y pesquerias, pero sobre todo una Laguna Agua Dulce.
18
/ PRO/FO 252/244, Consular Report Mr Gosling, oct. 1893.
19
/ Así explicaba el cónsul inglés la decadencia del comercio británico con Guate- 21
/ Gaceta de Guatemala, 25 Junio 1852.
mala. Parliamentary Papers, Accounts and Papers v. 82 (1892). Diplomatic and 22
Consular Reports on Trade and Finance: Guatemala. FO n. 974. Report on British / Gaceta de Guatemala, 25 Junio 1852.
23
Trade with Guatemala. Mr Gosling to the Marquis of Salisbury, nov. 1891. / AGCA B leg. 28555, exp. 41, cit. por J. González, A History of Los Altos, Guatema-
20
/ La matanza de los patriotas altenses es hasta hoy una mancha ofensiva contra la la, p. 488-89 y A. Taracena, Invención criolla, p. 365. Ambos autores reportan el
identidad altense, como sugieren algunos de los comentarios enviados al sitio de nombre de Tipiltepeque en lugar de Chepistepeque, como aparece en el artículo de
Internet “Página Histórica de Quetzaltenango, Guatemala, C.A.”, Van Gehuchte en La Gaceta de Guatemala y también en el mapa de Guatemala.
24
<http://moon.inf.uji.es/~chochi/index.html> (agosto de 2001), sitio construido por / Mapa General de la Republica de Guatemala, New York 1859. British Library,
un descendiente de uno de los caídos a manos de Carrera. Map collection MAPS 78810(2).

163 164
Figura VI.1 De cualquier forma, se trataba de un puerto de segundo nivel, ya que
M apa del ingeniero Van Gehuchte para la identificación de un en 1853, siguiendo una vez más un estudio de Van Gehuchte, se habilitaba
puerto en el Pacífico el nuevo puerto de San José, en la localidad El Zapote, más cercano y
accesible desde la capital. Desde allí zarparon las primeras exportaciones
de café, a pesar de que un acceso pleno al comercio de pasajeros y de
mercancías seguía faltando ante la ausencia de un muelle. Su construc-
ción vio intentos fallidos de ingenieros ingleses, generosos incentivos
fiscales y financieros, así como la exoneración del servicio militar para
los trabajadores comprometidos en la obra, hasta que finalmente fue
tardíamente completada en 1888.26/
Aún después de esa fecha, los mismos problemas técnicos que
habían desaconsejado la opción de Champerico se daban para San José.
Tal como narran unánimemente los viajeros de la época, si bien con
acentos diferentes, los barcos no lograban atracar en el muelle a causa
de las aguas poco profundas, y por lo tanto el desembarque de pasajeros
y mercancías ocurría en la forma descrita por el italiano Tommaso
Caivano en 1895. Luego de 31 horas de espera de mejores condiciones
en el mar, los pasajeros eran transbordados en una embarcación sujeta
a un vaivén que derrotaba incluso al estómago más fuerte. Sobre la
embarcación, que amenazaba continuamente romperse contra las
paredes de hierro del puerto, se había hecho descender una jaula de
hierro a la que “no era fácil asignar un puesto dado, pero a la que era
necesario encontrarle uno si no se quería correr el peligro de quedar
aplastado debajo de ella”. Entre las sacudidas y caídas de unos sobre
otros, “embadurnándose todos, unos más, otros menos, con el propio o
Fuente: Mapa General de la R epública de Guatem ala, N ueva York 1859 [British Library] ajeno desahogo al mal de navegante”, al final todos ponían pie a salvo
en el “así llamado Puerto de San José de Guatemala (…), simplemente
una rada abierta y expuesta a la furia del océano Pacífico”, tal como
El argumento anti-altense y la defensa del centralismo capitalino
sentenciaba el cónsul inglés en su correspondencia.27/
frente al fuerte regionalismo encontraba eco evidente en el gobierno,
tanto así que en 1854 se prefirió finalmente a San Luis, en la desemboca- Si la valoración hidrográfica y ambiental acerca de la conveniencia
dura del río Samalá, y por tanto en una situación intermedia con respecto de la ubicación parecía débil, la lectura de Van Gehuchte sobre el valor
a Champerico, pero sobre todo en premio a su cualidad principal de político del puerto de Champerico era en cambio correcta, pues interpre-
limitar con la gigantesca hacienda Las Ánimas de 1,007 caballerías, taba bien el deseo de una salida hacia el océano propio del proyecto
propiedad de Rafael Carrera.25/
26
/ R. L. Woodward, Carrera, pp. 358-59; Clegern, Origins of Liberal Dictatorship in
25
/ Así lo señala sabiamente A. Taracena, Invención criolla, p. 366. Además del Central America, p. 47-48.
27
provecho personal, Carrera podía controlar así directamente la exportación de los / T. Caivano, Il Guatemala (1895), p. 109 y From Gosling to Lord Roseberry,
productos altenses, obligados a transitar por su hacienda para poder alcanzar el puerto. Confidential, 20 July 1893, PRO/FO 252/243 F.230.

165 166
altense. Desde 1838, año de nacimiento del Estado de Los Altos, la Tabla VI.1
apertura del puerto de Champerico, escogido luego de una misión militar Atracos en puertos guatemaltecos, 1892
topográfica, estaba entre los primeros puntos de la agenda del gobierno Puerto Barcos atracados Carga (q)
altense y como tal permanecería después de la derrota del segundo
San José 171 788280
intento secesionista.28/ La penalización resultante de la preferencia del
Champerico 162 243745
gobierno central por San José y San Luis fue seria para la economía de
exportación altense, tal como escribía con claridad también el Consulado Ocós 62 41143
de Comercio en 1870: Livingston 87 91010
Fuente: M éndez, R osendo P. (com p.), Leyes vigentes de agricultura,
el comercio de exportación [de los industriosos Departamentos de Los Secretaría de Gobierno y Justicia, Guatem ala 1937, p. 43.
Altos] se encuentra hoy comprimido por el forzoso cuanto innecesario rodeo
que tiene que dar por San José (…). De este estado de cosas altamente
C. La red de comunicaciones en la Bocacosta de Quetzaltenango:
perjudicial a la riqueza pública se deduce que el comercio de importación
reclama la habilitación formal de un puerto en el punto más a propósito de
picas y mandamiento
29
la Costa inmediata a Los Altos. / En el modelo de desarrollo nacional basado en las exportaciones de
productos agrícolas que conservadores y liberales habían abrazado, el
Un año más tarde, el advenimiento al poder nacional de los cafi-
mapa de puertos era entonces también el mapa de comunicaciones inter-
cultores del occidente, y de su máximo exponente Justo Rufino Ba-
nas, con sus ramificaciones que llevaban a las terminales externas. De las
rrios, posibilitaba la esperada habilitación de Champerico como puerto carreteras y caminos que surcaban la Bocacosta y ponían en comunicación
para el comercio exterior “por su salubridad y por ser el mas céntrico el Pacífico con Quetzaltenango, y éste con la capital, además de aquellos
respecto de los departamentos de Los Altos” (Solís 1979). En 1884 se de los centros intermedios, se hablaba y escribía mal, lo mismo que de los
le añadía el atracadero de Ocós, encaminado a favorecer de manera puertos del país. Ciertamente no se trataba de deducciones, como no lo
particular al departamento de San Marcos.30/ Unos años más tarde, la eran tampoco las quejas de los altenses por la escasa o nula atención que
distribución de atracaderos en el Pacífico, dotados en esa época de el gobierno central, a través del Consulado de Comercio, prestaba al
muelles de hierro a diferencia de los puertos sobre el Atlántico,31/ desarrollo de las comunicaciones en Los Altos.32/
demuestra hasta qué punto eran económicamente oportunos los dos
Se trataba, sin embargo, de un juicio cultural, económico y hasta
puertos altenses.
geográfico relativo. La no adecuación de las comunicaciones era tal con
28
respecto a las exigencias de transitabilidad de la economía ladina, y en
/ Véase A.Taracena, Invención criolla, p. 174, 358-59, 365. J. González, A History particular de aquella en ascenso de la agro-exportación. Para este sector,
of Los Altos, p. 618 recuerda que la petición del puerto ya aparecía entre las recomen-
daciones consignadas al delegado de Los Altos ante las Cortes españolas, el padre
la falta de una vía carretera y transitable todo el año entre Quetzaltenan-
Cleto Montiel, en 1813. go y la Costa Cuca, y enlazada con la terminal del puerto de Champerico,
29 era una pesada hipoteca para los desarrollos regionales. Para el gobierno
/ AGCA B1 leg. 28623, Estudio de la Comisión de Caminos del Consulado de
Comercio de Guatemala, 24 de Mayo de 1870, cit. en C.Cambranes la geografía de las comunicaciones iba en otra dirección, de manera que
30 incentivar la red de carreteras y la movilidad en Los Altos era vista como
/ J. González, A History of Los Altos, p. 620. En 1893 otro puerto sobre el Pacífico,
Iztapa, al sur de San José, estaba siendo proyectado en secreto para no provocar la una maniobra política decididamente peligrosa que habría favorecido el
oposición de las compañías del Ferrocarril Central de Guatemala, la Compañía del secesionismo altense. Para el mundo indígena mam y k’iche’ las dispen-
Muelle de San José, y la Pacific Mail Steamship Co. que lucraban desde su posición diosas obras infraestructurales eran ante todo inútiles, puesto que sus
monopólica. PRO/FO 252/243 f. 230. miembros continuaban desplazando personas y productos de manera
31
/ Memoria de Fomento 1891, Anexo no. 8: Datos estadísticos y geográficos 1890,
32
p. 13. / Véase A.Taracena, Invención criolla, pp. 365-67.

167 168
más bien eficiente por caminos escarpados, resbaladizos y tortuosos. Los Parafraseando a McCreery y apoyándonos en su interpretación del
habitantes de Concepción lo declaran de forma clara: mandamiento como expresión de relaciones de producción típicas del
antiguo régimen, el odioso feudalismo forjaba un sistema socio-económico
[de] el camino carretero de Quezaltenango a la Costa Cuca (…) solo
resultan beneficiados los propietarios que tienen fincas de café en aquel lugar. basado en la coerción extra-económica, encaminada a extraer el superávit
(…). Mil razones nos asisten para negarnos a obedecer [al servicio personal] de las comunidades indígenas y al control parcial de los medios de
(…): nosotros, que aunque sembramos milpa y algodón en la Costa Cuca producción por parte de los propios productores (McCreery 1986:101). El
acostumbramos al trabajo duro y a andar siempre por veredas llevando a cuesta reclutamiento forzado en las comunidades indígenas de la región servía en
el producto de nuestras asiduas tareas, no necesitamos de caminos carreteros ni la práctica para proporcionar mano de obra masculina hábil para “nivelar
de carretas para transportar nuestras miserables cosechas. Por estas sencillas pendientes, quitar troncos, terraplaenar grietas abiertas por torrentes,
33
razones nos negamos a cooperar con nuestro trabajo en la obra proyectada. / construir puentes de madera, hacer desmontes, desenraizar troncos,
En otras palabras, la exigencia por mejorar la viabilidad, o su cons- remover peñascos”,35/ o bien para abrir caminos aptos para el paso de
truccion ex novo, no era compartida de la misma manera por las comuni- carros tirados por bueyes, los cuales debían vehicular el tráfico comercial
dades, el gobierno central y las elites ladinas altenses, a pesar de que los entre Quetzaltenango y la Costa. Los turnos de trabajo duraban dos o tres
tres estuvieran directamente interesados tanto en la movilidad como en meses y se empleaban escuadrones de centenares de hombres, pagados a
el control del territorio habilitado por la movilización. La convergencia medio real por día. Luego de dos años de “llamados” por dos meses a 160
hacia un objetivo común, como es tradicional en Guatemala, se produjo hombres, los representantes de Pie de la Cuesta de la Laja, poblado del
mediante la coacción. municipio de Ostuncalco, se unieron a la petición de exención de labores
En 1839 el primer gobierno del Estado de Los Altos decretó su apoyo formulada por San Martín y Concepción, lamentando el grave perjuicio
incondicional a los principales comerciantes de Quetzaltenango y San económico para las propias familias y la propia agricultura.36/ Dejando
Marcos, concediendo a la Compañía que los representaba toda la base entrever una particular miopía en relación con los mecanismos socio-
legal necesaria para dar inicio a la construcción del camino carretero que culturales y las razones económicas y agrícolas que sostenían a las comu-
debía unir a Quetzaltenango con las provincias de Retalhuleu y Suchite- nidades indígenas, y ante la manifestación de una crisis de la base de
péquez: derecho de apropiación de los terrenos baldíos atravesados por subsistencia y de fundamento social (“están sufriendo calamidades y
el camino, exención fiscal, aprovechamiento de la alcabala cobrada por hambre las familias, adquiriendo deudas, empeñando tierras y casas”37/),
la aduana de Santa María de Jesús, pero sobre todo derecho a obtener la el corregidor de Quetzaltenango sugería como remedio una medicina
mano de obra necesaria de los pueblos vecinos (Taracena 1997:312). económica capitalista: aumento de los salarios de medio a un real. En un
Sofocados los dos brotes de secesionismo altense en 1838 y en 1848, el sistema en el que el salario no representaba nada, y menos las prestaciones
gobierno conservador guatemalteco les siguió parcialmente los pasos. A laborales, y en el que la prestación del servicio no ocurría de manera
partir de noviembre de 1858 el corregidor del Departamento de Quetzal- voluntaria sino coercitiva, la medida era un sinsentido. No obstante, el
tenango volvió a desempolvar la insepulta institución del mandamiento, Ministerio de Gobernación del gobierno de Carrera se casó con ella y
hija legítima del repartimiento colonial, con el fin de obtener escuadrones decretó triplicar el salario a 1 ½ real.38/
de trabajadores para la construcción del camino carretero entre Quetzal-
tenango y la Costa, pasando por Patio de Bolas.34/ 35
/ Es esta la descripción de los trabajos efectuados redactada por el director de
33
caminos en su informe al gobierno, AGQ 1863/77.
/ AGCA B leg. 28628 exp. 51, reproducido también en Hostnig, CSJO, p. 383. 36
34
/ AGCA B leg. 28586 exp. 205.
/ A diferencia de otros departamentos del país, en el de Quetzaltenango el manda- 37
miento fue reintroducido inicialmente para apoyar el trabajo agrícola, y en particular las / Ibidem.
38
exigencias del café, y tanto menos fue iniciativa de los gobiernos liberales, como nota / AGCA B leg. 28586 exp. 205. La misma estrategia fue usada por el gobierno para
Reeves en Liberals, Conservatives, and Indigenous People, pp. 199-201. Esto contrasta atrapar mano de obra indígena necesaria para la construcción de la ferrovía atlántica,
sensiblemente con lo expresado en general por la historiografía. ofreciendo un salario incluso hasta de 1 peso. Un fracaso igual. Véase D. McCreery,

169 170
La apertura de la carretera entre Quetzaltenango y la Costa Cuca era A medida que se consolidaban las expectativas agrocomerciales del
además necesaria para el desarrollo de la agricultura comercial de la café, del algodón y de la caña de azúcar, y a despecho de la constante falta
región. Entre los “pioneros” de la caficultura bocacostense, William de apoyo por parte del gobierno conservador en la medida y tiempos que
Everall, administrador de Las Mercedes en los años de inauguración y esperaban los altenses, la Bocacosta se iba, mientras tanto, llenando de
boom de la finca, narra que las máquinas hechas venir a propósito de carreteras y senderos transversales, construidos por el empuje de los
Inglaterra, algunas de las cuales probablemente eran las mismas que aún agricultores que invertían en la zona y con el concurso del trabajo forzado
hoy ocupan el beneficio húmedo de Las Mercedes,39/ fueron desembarca- de la comunidades de la zona. Un ramal de la que será la carretera
das en San José y luego transportadas en carros tirados por bueyes a lo Quetzaltenango-Colomba fue notado por el juez preventivo de Ostuncalco
durante una inspección, saliendo de la finca San Francisco Miramar y
largo de casi 121 Km hasta la capital, por lo tanto a lo largo de otros 193
destinado a unir la Costa Cuca y la Costa Grande de Suchitepéquez.42/
Km hasta Quetzaltenango, y desde allí 56 Km más hasta la finca “a
espaldas de indios”. La distancia en línea recta desde la costa escasamen- El apoyo del gobierno central era, de todos modos, indispensable para
te excedía el último tramo. Teniendo en cuenta que algunas partes de la el suministro de mano de obra mediante el mandamiento. Por lo tanto, es
máquina llegaban a pesar más de una tonelada y que el transporte ocupó comprensible que en 1866 los “avecindados en la parte de la Costa que
a más de 200 hombres durante casi dos meses (Everall 1912:150), se llaman Cuca”, alcanzada una consistente masa crítica y fortalecidos con el
puede apreciar cuál era el imperativo económico detrás de la petición de espíritu corporativo altense,43/ renovarán al recién entronizado presidente
conservador Vicente Cerna, sucesor de Carrera, la misma petición de
apertura de un camino directo entre Champerico y Quetzaltenango.
intervención sobre la infraestructura de la Costa Cuca. Alabada la “comar-
En un año, entre diciembre de 1862 y diciembre de 1863, al menos ca (…) riquísima en elementos naturales para la agricultura y que hace
1,329 hombres procedentes de Cabricán, Huitan, San Francisco, Cajolá, esperar grandes bienes para nuestra clase trabajadora”, como promesa más
Almolonga, Zunil, Cantel, Pié de la Cuesta, Ostuncalco, Santa Maria de que concreta “como se ve por la plantación tan productiva que pertenece
Jesús, San Mateo, Pié del Volcán, Olintepeque y Quetzaltenango fueron al señor Lic. Don Manuel Fuentes Franco”, el grupo de empresarios agríco-
las señalaba “lo malo de los caminos [que] entorpece el adelanto y dificulta
empleados en la apertura de la carretera, 40/ que de todos modos no era la
el progreso de la agricultura (…)”. Además:
única obra de infraestructura en curso en la región. Los desórdenes
políticos de 1863-64, con la conspiración altense y liberal intentada por Como camino real que pone en comunicación este Departamento con la
Serapio Cruz y los tumultos indígenas en la Bocacosta de El Palmar, provincia de Soconusco, su importancia comercial le hace preciso porque
44
habían bloqueado de nuevo el proyecto, al que los altenses, sin embargo, acorta la distancia que hay por el camino de S. Marcos. /
hacían caso omiso renovando la petición de apoyo político, cuando no En marzo de 1868 el gobierno conservador concedía la petición y
financiero, al gobierno central durante la visita de Carrera a los proble- ordenaba a las autoridades departamentales de Quetzaltenango y San
máticos departamentos de Los Altos en 1864, última visita del dictador Marcos emprender el camino hacia la “Costa que llaman Cuca”. En esta
conservador antes de su muerte al año siguiente.41/ segunda fase de labores por lo menos 1,201 hombres trabajaron con un
42
/ AGQ 1866/87.
“An Odious Feudalism: Mandamiento Labor and Commercial Agriculture in Guate-
43
mala, 1858-1920", en: Latin American Perspectives 48 (1986), p.104. / Los signatarios, que reaparecen en la sucesiva documentación de la Sección de
39 Tierras del AGCA como grandes caficultores a mediados de los años '70, eran todos
/ La maquinaria conservada y en uso parcial en la finca es de por sí una pieza de
altenses notables: Francisco Sánchez, con sus hijos Urbano e Guillermo, Mariano
museo de la tecnología de la caficultura de la Costa Cuca. Serrano (notario de Quetzaltenango), Francisco Muñoz, Romualdo Pacheco, José
40
/ AGQ 1863/77. Maria López, Sotero Juárez, Miguel Cifuentes, Santiago Maldonado, Gertrudis Molina,
41
/ González, A History of Los Altos, p. 548-9. Entre las peticiones relativas a las Rafael María Porres, Mauricio Rodríguez, Rodrigo Robles, Pedro López [Monzón].
infraestructuras regionales estaba también la construcción del puente sobre el río AGCA B leg. 28603 exp. 27. Véase también González, A History of Los Altos, p. 562.
44
Samalá, un leit motiv de esos decenios. / AGCA B leg. 28603 exp. 27.

171 172
salario de 1 ½ real en la construcción de la carretera; en promedio 109 corregidores –o jefes políticos, como fueron llamados luego de 1871– y a
personas al mes durante el año entero, procedentes, en orden cronológi- sus relaciones de proximidad con la clase de los propietarios. En la
co, de Santa María de Jesús, Pié de la Cuesta, Siguilá, Cabricán, Zunil, región altense esto significaba dos cosas: por un lado hacía del más alto
Olintepeque, San Mateo, Ostuncalco, Cajolá, Almolonga, Huitán y representante del Estado en el departamento un eslabón crucial en la
Cantel.45/ La carga financiera continuaba recayendo, en apariencia, sobre cadena de coerción, con graves consecuencias sobre la formación del
los propietarios de los terrenos, los cuales eran “multados” por el corregi- Estado-nación en su naturaleza excluyente y elitista. Por el otro, aumen-
dor de Quetzaltenango en caso de falta de cooperación.46/ La carga taba la importancia y el radio de influencia de las redes de poder de las
laboral, en cambio, se asignaba a los pueblos mames y k’iche’s del elites altenses, reduciendo los espacios entre poder económico y político
departamento de Quetzaltenango de manera tendenciosamente desigual, que para hacer funcionar el mecanismo del mandamiento debían ser lo
con mayor frecuencia y empleo de escuadrones más numerosos en los más cercanos y fluidos posibles. Las prontas respuestas de uno a los
casos de los poblados del archipiélago mam (Ostuncalco, Cajolá, Huitán,
llamados del otro eran cruciales, y viceversa, incluso con la carretera
San Martin, Concepción) que en el caso de los pueblos k’iche’s.
construida, ya que en ambientes tropicales los trabajos de mantenimiento
Grandin, quien pone en evidencia este dato sobre la base de las y de reparación luego de la estación de lluvias eran tan dispendiosos
mismas fuentes por nosotros examinadas, considera que para los prime- como la construcción ex novo. Sobre la mano de obra indígena organiza-
ros éste fue el precio pagado por el aislamiento y la marginalidad dentro da con base en el pueblo de origen recaía entonces también la adminis-
del mundo indígena, atribuyéndole a la municipalidad indígena (k’iche’) tración ordinaria de la transitabilidad, como se desprende de la recurren-
de Quetzaltenango cierto poder de escudo en relación con los propios cia constante en la correspondencia departamental de datos relativos a
“asociados” en los poblados del departamento. Aún persuadidos por la los “mozos trabajando en carreteras”, a la canalización de ríos y a la
evidencia de una capacidad desigual de las otras dos etnias para ponerse construcción de puentes. En 1885 San Mateo denunciaba a 8 hombres
en relación con el poder ladino y con los llamados al cambio que reci- del pueblo convocados por Ostuncalco para trabajar a lo largo del río
bían, nos parece que también dentro del mundo k’iche’ se evidencian Naranjo, 6 en la carretera hacia la Costa Cuca, 4 en Ostuncalco y otros 10
anomalías dignas de mención. Santa María de Jesús, por ejemplo, aparece más solicitados por el comisario de Ostuncalco.47/
continua y masivamente entre los prestadores de mano de obra para la
Temporales devastadores, inundaciones y erupciones volcánicas,
construcción de la infraestructura vial de la costa, lo mismo que Zunil.
nada infrecuentes en la meteorología centroamericana, teñían de tonos
Creemos que queda para la mesa de trabajo de la historiografía la tarea de
de Penélope el esfuerzo de construcción: el temporal de 1881 devastó los
interpretar las relaciones de poder intraétnicas (tanto k’iche’ como mam) campos de maíz y de trigo del departamento, sepultó a 7 personas de
y las inter-étnicas, las cuales probablemente contribuyeron a construir el Santa María de Jesús bajo una “lava de agua y tierra”, excavó nuevos y
mapa disperso de expansión de la soberanía estatal, así como el mapa no peligrosos barrancos, destruyó 50 casas así como la fuente pública de
homogéneo de la coerción aplicada por las autoridades nacionales. Almolonga, en donde sepultó también valiosos cultivos de verduras. El
Implementar el plan de desarrollo vial mediante el mandamiento río Samalá en plena creciente arrasó todos los puentes y destruyó la
tenía como efecto, entre otros, poner en el centro del sistema a los carretera levantada con tanta dificultad, dejando a Zunil aislado del resto
del departamento. La misma suerte corrieron los puentes sobre los ríos
45
/ AGQ 1886/306, Estado y presupuesto del camino carretero Quetzaltenango-Patio Cantel, Olintepeque y el Ixcayá.48/
de Bolas. El documento informa que los escuadrones eran comandados por un
47
caporal, con un salario de 7 pesos y 6 reales mensuales, y por un comisionado, con un / AGQ 1885/159.
salario de 25 pesos. 48
/ AGQ 1881/140. Ingentes fueron también los daños provocados por el viento y
46
/ En 1866, por ejemplo, a Antonio y Florencio Castillo, de Ostuncalco, les fueron por el agua en las plantas de café: “ se cayó la fruta que estaba madurando y se la
descontados 10 pesos y 6 reales al uno y 15 pesos y 3 reales al otro por no haber llevó el agua”. Una suscripción entre los exportadores de la zona se inició a favor de
comparecido “a trabajar con sus mozos cuando se les citó”. AGQ 1866/87. las familias afectadas.

173 174
Esta primera datación del mandamiento en el departamento de al menos en los enunciados gubernamentales. Las medidas atacaban
Quetzaltenango con respecto a la entrada oficial del sistema de recluta- distintos frentes: habilitación de puertos, apertura de vías de comunica-
miento forzado en el resto del país en 1877, 49/ por empuje indirecto de ción interna, desarrollo ferroviario, recaudos fiscales e incentivos de
la agricultura de exportación, permite afirmar que la elite altense diferente naturaleza52/ para quien invirtiera o se comprometiera con las
experimentó en la propia región dinámicas de movilización laboral y de comunicaciones, medidas coercitivas para la consecución de mano de
transformación socio-económica que aplicará a nivel nacional una vez obra,53/ y amplias y generosas concesiones a compañías privadas extran-
conquistada la presidencia de la República en 1873; y que serán la jeras comprometidas en el desarrollo de infraestructura.
solución más inmediata y fácil para responder a la masiva solicitud de
El compromiso del Estado se concretaba de manera más evidente: en
trabajadores para la agricultura del café. El mandamiento, de hecho, era
1874 la obra de construcción de la red vial de la Costa Cuca y de la Costa
un instrumento a calibrar con relativa cautela y para ahondar en las
Grande contaba con un inspector general de trabajo –un coronel del
comunidades hasta el punto necesario para extraerles el trabajo, pero
ejército–, mientras que el jefe político de Quetzaltenango solicitaba a la
no tanto como para provocar su rebelión 50/: la famosa guerra de castas
mayoría de los pueblos mames el suministro de contingentes periódicos
que desde los tiempos de la colonia hasta hoy es un verdadero fantasma
de 100 trabajadores, encargando a los propietarios de las fincas de la
que ronda a Guatemala. La anomalía guatemalteca de la coerción
Costa de la supervisión semanal. La dotación de hachas, picas, machetes,
laboral como solución a las exigencias de la caficultura de movilización
palas, martillos y atacaderas para comprimir la pólvora dan una idea del
de fuerza de trabajo 51/ se explica sobre todo en estos términos de
tipo de trabajo involucrado, dada la tecnología a disposición de la época
continuidad cultural.
en Guatemala.54/
1. Las carreteras de la Costa Cuca en la época liberal En el caso de la Costa Grande, quedaba por resolver la cuestión del
cruce del río Samalá. “El deseado puente sobre el Samalá” a la altura de
Con la llegada al poder nacional del caficultor de San Marcos, Justo
El Palmar era crucial para la fluidez de los tráficos de la costa, como
Rufino Barrios, la cuestión de la transitabilidad de la Costa Cuca y los
recordamos ampliamente en el capítulo II. Representaba al mismo tiempo
enlaces con Quetzaltenango naturalmente subían de categoría en la
una conquista sobre las territorialidades indígenas que habían controlado
agenda de gobierno, junto con la cuestión sobre la infraestructura para el
hasta entonces dicho pasaje. En 1885, el inicio de la construcción de un
desarrollo económico. Con un toque combatiente, García Laguardia
bastión sobre el cual apoyar el puente había sido posible gracias a una
dedica cinco páginas de su texto clásico sobre la Reforma Liberal en
suscripción “voluntaria” entre los habitantes y finqueros de la zona, a la
Guatemala al conjunto de medidas gubernamentales sobre comercio y
espera de una ayuda gubernamental.55/
producción del nuevo producto (García 1972:47-51). La mayoría de ellas
concierne a los transportes y a las comunicaciones desde y con las zonas 52
/ Por ejemplo, el indulto a los condenados que aceptaran ser empleados para la
de producción de café y los puertos de exportación. A pesar de que el apertura de caminos en zonas donde era imposible encontrar mano de obra, como en
conjunto resulta instrumental para inspirar el mito patrio de la construc- el ferrocarril o en la carretera del Norte.
ción del moderno país por parte de los reformadores liberales, resulta útil 53
/ En 1877 la Contribución de caminos obliga a los ciudadanos varones aptos a
también para comprender cuál era en realidad la importancia del tema, prestar 3 jornadas de trabajo, o alternativamente a pagar 12 reales. Copia del decreto
en AGQ 1877/121.
49
/ Con el Decreto 177 de 1877 el régimen liberal regulaba la mano de obra agrícola 54
/ La dotación para la apertura de la carretera hacia la Costa Cuca incluía: “109
subdividiéndola en tres categorías: colonos, mozos habilitados, e mozos no habilita- azadones, 40 machetes, 12 hachas de Colins, 12 hachas ordinarias, 1 hacha quebrada,
dos. Véase McCreery, Rural Guatemala, p. 188. 6 picos, 3 cuñas, 30 piochas, 16 palas, 7 barrenas grandes, 7 pequeñas, 16 barrenas,
50
/ Véase AGQ 1885/163 El Palmar. 1 cuchara de albañil, 2 atacaderas, 9 cucharas de hierro, 2 piedras de hierro, 2 piedras
51
/ El tema es central en W. Roseberry, L.Gudmundson, M.Samper (eds.), Coffee, de afilar, 3 agujas, 2 almaganar”. AGQ 1874/108.
55
Society and Power in Latin America. / AGQ 1885/159. Correspondencia desde El Palmar.

175 176
En los años ‘80, con los ingresos tributarios de la exportación de café El nivel de presión ejercido sobre la movilización de la población
y los engranajes de la economía del país girando a un ritmo más sosteni- indígena de los pueblos occidentales por parte de una economía y un
do, el compromiso gubernamental en el capítulo de carreteras y comuni- Estado en expansión alcanzó rápidamente un punto de enfrentamien-
caciones se convertía en masivo y se traducía en una cada vez más to/competencia. Era cada vez más recurrente el caso de convocatorias por
acentuada solicitud tanto de prestaciones laborales como de contribución parte del jefe político a trabajadores para la construccion o reparación de
financiera. En 1881 se duplicaba la composición de los escuadrones de carreteras ubicadas en poblados vacíos y convertidos en desérticos gracias
trabajo para la carretera de Champerico. Cantel pasaba de 30 a 60 hom- a las necesidades de las fincas en la Costa: “ya no se encuentra gente en
bres enviados semanalmente, Zunil de 30 a 55, Almolonga de 20 a 40, esta población [Concepción] por estar acomodada en varias fincas, que
Santa María de 10 a 20, El Palmar de 25 a 45, todos ellos bajo la amenaza muy pocas casas se encuentran abiertas y la mayor parte abandonadas”.58/
de una multa de 25 pesos en caso de no respuesta al llamamiento.56/ La El recurso masivo al mandamiento no era entonces suficiente para
coordinación general de labores estaba asegurada por una nueva dirigen- conseguir la mano de obra necesaria para sostener las obras de construc-
cia, el ingeniero Pedro Arana, Director General de Caminos, ayudado por ción. La solución propuesta por los directores responsables de las mu-
dos caporales y un inspector departamental de caminos. Entre las respon- chas canteras en la Costa desenmascaraba la particular mezcla de capita-
sabilidades de este último se contaba no sólo el mantenimiento físico de lismo y economía no monetaria que impide categorizaciones simplistas
las carreteras, sino también la seguridad de las mismas. en la Guatemala de finales del siglo XIX: “como de la gente obligada a los
4 días de ley no ha quedado ni un solo individuo en el departamento,
En 1886 un decreto de la Secretaría de Fomento instituía una pecu- (…) para completar los 100 [trabajadores] habría que abonarles el
liar figura que no deja de parecernos paradójica en la cadena de controles jornal”.59/ Los escuadrones de trabajo se volvían mixtos, compuestos por
para la cual había sido pensada: el peón caminero. Su función era la de trabajadores en mandamiento de los pueblos, y por trabajadores diarios
vigilar las líneas como un agente de policía, ayudar a los viajeros, dar asalariados. El porcentaje de los primeros era de sobra mayor que el de
informaciones, “ademas ejecutar las órdenes de capturas de malhechores, los segundos,60/ desproporción que los retrasos en el pago de salarios,
vigilar las líneas telegráficas de la sección que le corresponde”. La como denuncian los documentos, probablemente debía agudizar.
militarización de las vías de comunicación y de los desplazamientos que
ello comportaba se hace evidente también en la estructura jerárquica de 2. Ferrocarriles en la Bocacosta
la que los peones camineros hacían parte: un caporal vigilaba hasta 5
El trabajo forzado de las cuadrillas indígenas fue fundamental también
peones, separados una legua cada uno, y cuyo número total era decidido
para la construccion de otro gran símbolo, emblema mismo del progreso:
por el inspector departamental. Los peones, hombres entre los 18 y 55
el ferrocarril. En la Bocacosta pacífica la modernidad en este sentido se
años, posiblemente no analfabetos (!), quienes no podían haber sido
materializó con el tramo que en 1884 enlazó el puerto de Champerico con
condenados por delitos graves, llevaban un uniforme, un sombrero con Retalhuleu, con una estación intermedia en Caballo Blanco. El proyecto
una placa metálica en la que estaba escrito su número, trabajaban de las era parte de la política de desarrollo ferrocarrilero en la que el gobierno de
6.00 a las 18.00 “salvo unicamente el tiempo necesario para sus comi- Barrios se había aventurado con entusiasmo en 1872, firmando un contrato
das”, y tenían la obligación de residir en el lugar al que habían sido más tarde incumplido con William Kelly para la construcción del trazado
asignados. En compensación, podían aspirar a convertirse en caporales
y a ganar un salario “según costumbre en el deptartamento pero siempre 58
/ AGQ 1885/159. Otros casos se hallan en mucha de la documentación en el AGQ
1 real diario más del jornal del peón”.57/ de los años 1880-90.
59
/ AGQ 1881/140.
56
/ AGQ 1881/140. 60
/ Por ejemplo, en 1882 eran 37 los jornaleros y 220 los mozos en mandamiento
57
/ Secretaria de Fomento, Acuerdo, reglamento e instrucciones presidenciales para comprometidos en la reparación de la carretera Quetzaltenango-Costa Grande. AGQ
organizar el servicio de peones camineros, Guatemala 1886. [CIRMA] 1882/145.

177 178
férreo entre el puerto de San José y la capital (McCreery 1976:443-444). En 1891, tal como muestra la cartografía de la Intercontinental
El trazado, 430 Km en total, se completó sólo luego de 1877, cuando una Railway Commission que se sirvió de los trabajos topográficos ya ejecuta-
compañía de empresarios californianos representados por William Nanne dos, el Ferrocarril Occidental unía a Champerico-Retalhuleu-San Sebas-
y Louis Schlesinger comenzó la obra para la cual Kelly había sido inca- tián y San Felipe. La prolongación natural hacia Quetzaltenango se
paz de encontrar financistas dispuestos a no prestar atención a su mala hallaba frenada por dificultades orométricas a causa de un desnivel de
fama financiera y a la de Guatemala.61/ 700 a 2,400 metros que iba a ser superado, en la breve y glorificada vida
del Ferrocarril de Los Altos,64/ gracias a la electrificación del tramo San
Las dificultades del financiamiento para emprender la construcción
Felipe-Zunil decenios más tarde.65/
del tramo Champerico-Retalhuleu eran menores pues las proyecciones de
rentabilidad para un servicio de transporte esencialmente funcional para No obstante la importancia local y para la economía de exportación de
la exportación de café eran buenas. De hecho, en 1881 el gobierno de Los Altos, las dos cortas líneas existentes a final de siglo –la Champerico-
Barrios firmó un contrato con la compañía americana Lyman, Fenner y Retalhuleu y la San José-Escuintla– “aisladas e incomunicadas, como
Bunting, a la que concedía la administración durante 99 años, además de están, apenas pueden ser consideradas como parte de cualquier plan o
generosos privilegios fiscales y concesiones en tierras durante 25 años.62/ sistema general”, tal como escribía William Everall en su breve temporada
Al año siguiente a la firma, el gobieno telegrafiaba al Comisario Político como diplomático británico. El proyecto de unión entre los dos tramos,
de la Costa Cuca la orden de mandamiento para 200 hombres que debían que debía correr a lo largo de la costa Pacífica a los pies de la cadena
ser puestos a disposición del jefe político de Retalhuleu para los trabajos volcánica y unir a Escuintla con San Felipe, con buenas perspectivas
en el ferrocarril. La solicitud gubernamental tenia que ver con el bien económicas, se debatía entre pésimas perspectivas financieras:
más disputado en los departamentos del café: la mano de obra indígena. Existe, sin duda, una gran cantidad de capital acumulado y en vías de
La Jefatura de Quetzaltenango respondía: acumulación en las manos de propietarios de tierras de la República prove-
niente de la venta del café, que en los años recientes ha alcanzado precios
me permito manifestar que el número de brazos con que cuenta el fabulosos e inimaginables. Es incierto si muchos de ellos (estos propietarios)
departamento (...) aun no basta para las obras de que el mismo se trata (…). 66
invertirían sus ahorros en el ferrocarril. /
Los trabajos van a ejecutarse en un clima muy ardiente y enfermizo que no
es posible soporte esta gente, prometiéndose (...) el triste resultado del En la economía y en la ecología regional la construcción del tramo
63
fallecimiento o enfermedad segura por lo menos en los jornaleros. / ferroviario, y más en general de las vías carreteras, tenía un impacto
importante en el impulso a la cría de ganado bovino que generaba indirec-
A pesar de las más que favorables condiciones y el trabajo ya inicia-
tamente. La mayor demanda de transporte provocada e incentivada por
do, la compañía americana no terminó la obra, siendo retomada y com-
este desarrollo creaba una demanda de bueyes de tiro que algunos indivi-
pletada por la Compañía Anónima del Ferrocarril Occidental de Guate-
duos supieron cómo aprovechar. Gabriel Cárdenas, ladino de Quetzalte-
mala, consorcio altense liderado por los notables quetzaltecos Francisco nango que en 1874 era titular de por lo menos dos fincas, Santa Agustina
Aparicio, Fermín Peláez y Manuel Cárdenas (González 1994:620). y Santa Segunda en la Costa Cuca,67/ en 1891 es señalado como “el princi-
61
pal contratista del transporte entre las fincas y el ferrocarril” gracias a los
/ Guatemala había interrumpido los pagos de la deuda contraída con Londres en “inmensos potreros” (Intercontinental Railway Commission 1898:401).
1869 por el gobierno conservador. J. M. García Laguardia, La reforma liberal en
Guatemala, p. 49, cita también a Delfino Sánchez entre los miembros de la compañía. 64
Delfino era uno de los hijos de Francisco Sánchez, altense con una multitud de / Véase el libro de Cajas Ovando, Reseña histórica del Ferrocarril de los Altos,
actividades en la Costa Cuca. Quezaltenango 1995, y sobre todo el Museo del Ferrocarril en Quetzaltenango.
65
62
/ Contrato celebrado entre el gobierno de la Republica y los señores J.H.Lyman, D.P. / Véase P.Landini, Guatemala (1923), p. 115.
66
Fenner e J.P. Bunting para la construcción de una linea ferrea entre Retalhuleu y / British Library, Add 68892 H ff. 62-89, Misc. Letters and papers, Reports on
Champerico, Guatemala 1881. Honduras and Guatemala, 1893.
63 67
/ AGQ 1882/145. / AGCA-ST Quetzaltenango 5/15.

179 180
3. Comunicar órdenes: el telégrafo y el correo Tras la historia oficial de la carrera por etapas hacia la modernidad,
de la que sin duda el telégrafo y la extensión del servicio postal eran
La expansión del sistema de comunicaciones era un indicador evidente
paradas relevantes y celebradas de varias maneras en la literatura,70/ está
de la fase de consolidación del Estado que estaba atravesando el país, así
la historia menos visible sobre cómo resolver los muchos problemas
como una respuesta natural a las necesidades de control del territorio. La
organizativos y de administración de dicho servicio, y sobre la manera
relativamente reciente invención del telégrafo era formidablemente
contradictoria en que los pueblos indígenas participaron concretamente
funcional para lo último, pues éste era capaz de transmitir una orden de
en la construcción del país moderno.
arresto, la comunicación de una revuelta en desarrollo o del arribo de
tropas del gobierno desde Guatemala a Quetzaltenango en un lapso de El suministro de los palos del telégrafo se le solicitaba a los pueblos
tiempo incomparablemente inferior a los tres días que tardaba la diligen- como parte del paquete de obligaciones públicas, y para satisfacerlo
cia postal en 1871 para cubrir el mismo trayecto. Puesto que todavía el podìa ocurrir que se reactivaran conflictos no resueltos con pueblos
Estado que se iba consolidando era el oligárquico-liberal agroexportador, vecinos por la administración de los territorios de bosque. Por ejemplo,
la cronología y la extensión de la red telegráfica calcaban perfectamente San Mateo vio como algunos habitantes de Champerico les incautaban
las de la caficultura de exportación y las órdenes transmitidas eran “hachas y machetes” cuando aquellos fueron a cortar los troncos para
también aquellas con las que los propietarios de fincas y el jefe político fabricar los palos del telégrafo en un terreno en disputa entre las dos
comunicaban los nombres y la procedencia de mozos fugados a recuperar municipalidades.71/
para la deuda de trabajo en los centros caficultores de la costa.68/
El otro problema tenía que ver con la formación de los telegrafistas,
En 1867 el barón belga Oscar Du Teil trazó una línea telegráfica vehículos de la nueva tecnología. El propio McNyder había inaugurado
experimental entre Guatemala y Amatitlán,69/ donde quedaba su finca de en 1873 una escuela de telegrafía y los pueblos habían sido invitados a
café, pero el irrelevante tráfico de la época no había alcanzado para enviar jóvenes promesas; pero la formación de personal técnico seguía
sostener sus costos. La situación era diferente en 1873, cuando además siendo una limitante significativa y suscitaba voces de insatisfacción de
del clima político había cambiado también el clima económico en la telegrafistas “joven y sin práctica, no puede cumplir”.72/
Costa Cuca y en el país. Había ahora un estímulo político y una justifica-
Estaba además el problema de los carteros. Inaugurando en 1881 la
ción económica que motivaba el encargo de la construcción y organiza-
estación de Las Marías en el centro de la Costa Cuca –establecida “para
ción del servicio al telegrafista canadiense Stanley McNyder. Tendida la
favorecer a los dueños de fincas”– el Ministerio de Fomento no alberga-
línea hasta alcanzar Quetzaltenango en 1874, dos años más tarde el mapa
ba dudas acerca de que estos mismos sujetos beneficiados debían
del telégrafo copiaba el de los caminos carreteros, como ilustra la carto-
“proveerse de carteros, por medio de las municipalidades que pueden
grafía de Herman Aú (ver Figura III.2). Desde Quetzaltenango hacia la
imponer una contribución mensual para cubrir ese gasto”.73/ Cuatro
Costa Cuca y la Costa Grande la línea se separaba en dos ramales, el
años después, el guardián de los depósitos de Tres Cruces en la Costa
primero a lo largo de los poblados mames de Ostuncalco, San Martín y
Cuca comunicaba a la Administración de Rentas en la capital que no
Concepción, y de allí hasta la finca Las Mercedes; el segundo al oriente
estaba en condiciones de recibir los telegramas que le habían sido
a lo largo del rìo Samalá, pasando en torno al volcán Santa María, y
enviados pues el cartero de la estación de Las Marías había resuelto el
descendiendo luego por El Palmar, San Felipe, San Martín Zapotitlán,
problema del salario que no tenía cobrando 1 real por cada legua de
Retalhuleu y finalmente Champerico.
70
68
/ Véase también Milla, p. 105
/ Son testimonio diversos documentos en el AGQ de los años '80 y '90 del siglo 71
XIX. / AGQ 1885/194.
72
69
/ Esta sección se basa en: Ministerio de Fomento, Memoria 1924, pp. 251-54, y P. / AGQ 1881/140.
73
Barreda, Geografía e Historia de correos y telecomunicaciones de Guatemala (1969). / Ibidem.

181 182
distancia recorrida desde la oficina postal, suma que el guardián no
estaba en disposición de pagar.74/
Se han seguido así en este capítulo algunos pasos fundamentales en
el proceso de “construcción” de la Costa Cuca que, de ejido del pueblo
mam de San Martín, se convirtió primero en baldío, es decir en tierra de
propiedad del Estado libremente alienable a postores privados, y luego en
cinturón cafetalero. Al reconstruir este proceso, se ha enfatizado el papel
de la expansión altense, entendida como proyecto político y económico
al mismo tiempo, identificando así una variable del todo interna olvidada
por entero por la historiografía. Esto obliga a modificar también en parte
la lectura de la importancia de las grandes transformaciones ocurridas en
las comunicaciones.

74
/ AGQ 1885/163.

183 184
nuevo de territorialidad basado en la institución de comunidades esta-
bles asentadas en un espacio ordenado.

A. El territorio administrativo

Capítulo VII El ordenamiento era, ante todo, el de las demarcaciones político-adminis-


trativas que conformaban el mapa de la soberanía estatal. En dicho
Organizar el territorio para controlar proceso nos parece que se puede notar una recuperación de la autoridad
la territorialidad de Quetzaltenango con respecto a Ostuncalco, cuya municipalidad ladina
administró directamente el gobierno y el control de la Costa Cuca hasta
el triunfo altense en la presidencia nacional en 1871-3. En los años ‘60
La construcción de la Costa Cuca pasaba también a través de un proceso eran cinco los alcaldes auxiliares encargados de proveer al gobierno los
de organización territorial. El espacio ocupado por los agentes del Estado, distritos en los que había sido organizada el área entera, todos depen-
por el ganado bovino y por el café carecía de hecho de una estructuración dientes militarmente de la Fiscalía Militar de Quetzaltenango desde
formal útil para hacer efectivo el control del territorio y para consolidar 1866.2 / Con el tiempo también su nombramiento pasó a ser de competen-
el cambio en curso de la modalidad de ocupación y uso del territorio. Los cia directa del subcorregidor de Quetzaltenango y no de Ostuncalco.
espacios bocacostenses reconquistados eran entonces ocupados de
En 1872, cuando la Reforma liberal marchaba segura en el país, el
manera estable y organizados territorialmente para incluirlos dentro de
jefe político de la capital altense solicitó al Ministro de Gobernación una
los límites de control efectivo del Estado y del nuevo modelo de aprove-
nueva organización del gobierno de la región pacífica, describiendo un
chamiento y administración del territorio. Se rechazaba así la wilderness,
paisaje social típico de frontera en expansión. Alrededor y al interior de
la naturaleza indómita que asediaba los asentamientos de la “civiliza-
las numerosas fincas de café y caña de azúcar que estaban naciendo
ción” amenazándolos con una regresión cíclica a hatos y ranchos.
comenzaba a establecerse “un número considerable de habitantes, la
Son varios los indicadores sobre el avance de este proceso. El primer mayor parte varones que sirven de mozos o jornaleros en las propias
paso fue la inclusión de la “costa sur” dentro de los límites fiscales de fincas”. El problema, continuaba diciendo el jefe político, era que “por
Ostuncalco, cabecera religiosa y civil de San Martín y por ende del desgracia estos proceden de diferentes partes que llegan cuando menos
territorio costero a él adscrito. En el exigente cumplimiento de las obliga- porque son nocivos en sus poblaciones”, teniendo como resultado la
ciones fiscales por parte de los habitantes de la costa, el Juzgado Preventi- formación de conglomerados humanos “de distintas clases que necesitan
vo de Ostuncalco introducía un nuevo concepto de territorialidad, ya no bastante vigilancia”.3/
definida por la pertenencia al pueblo de origen, sino por un criterio de Resultaban insuficientes, por lo tanto, los alcaldes auxiliares, por
residencia efectiva. El funcionario solicitaba que la contribución fiscal norma ellos mismos mozos de finca y por ende incapaces del respeto
fuera para Ostuncalco, sin importar la localidad de origen de los contri- debido de parte de la población en general, y menos aún de parte de los
buyentes,1/ decretando con ello el fin del vínculo con los lugares de propietarios de fincas, “por carecer de toda clase de fuerza y de la
procedencia, es decir con lo que hasta entonces era la base de la repro- instrucción necesaria”. En la anarquía general, y en un territorio tan
ducción étnica y social de grupos dispersos en una extensa área geográfi- extenso como el de la Costa Cuca, era en consecuencia imposible perse-
ca. Lo seguía en la misma línea el párroco de Ostuncalco, Martín Búrba- guir las infracciones a la ley tales como la fabricación y venta clandestina
no de Lara, quien exigía el diezmo a todos los residentes ladinos de la de aguardiente. La liberación de las riquezas naturales de este lugar tan
costa. Se trataba de la reivindicación, como decíamos, de un concepto
2
/ AGQ 1866/87.
1 3
/ AGCA B leg. 28568 exp. 233. / AGCA B leg. 28634 exp. 317.

185 186
extraordinario destinado al progreso pasaba naturalmente, según invoca- dicen ser originarios de San Antonio [San Marcos] (…) de 7 reales a cada
ba el jefe político, a través del fin del abandono anárquico en el que había individuo y aun de 10 y a hombres de 60 años”. La autoridad de Quetzal-
sido dejado durante tantos años, y a través de la institución de una tenango lamentaba la acción indebida de Ramírez:
“autoridad respetable que con fuerza necesaria pudiera evitar los males
tanto por el abuso de introducirse Ramírez revestido de autoridad a
que se oponen al progreso de aquella interesante parte de la costa que jurisdicción que no corresponde a su pueblo, cuanto por el cobro que hacía
bien merece la atención del gobierno”. La petición terminaba solicitando de contribuciones que por ninguna ley están decretadas mas que solo las de
la institución de una autoridad judicial, política y militar, nombrada por 6
tres reales de comunidad . /
el jefe político de Quetzaltenango.
El episodio atestigua entre otros no sólo la voluntad de Quetzaltenan-
Se descubre aquí, bajo la consolidación de la autoridad estatal en la go de exigir la administración exclusiva del poder político-administrativo
zona de “frontera” del café, la continuación del diseño expansionista sobre la Costa Cuca, sino también la existencia de una zona gris de
altense, el mismo que de allí a un año producirá el decreto de alienación territorialidad en transición, en la que al tradicional concepto de perte-
de los terrenos de la Costa Cuca como baldíos. A esta solicitud de poder nencia a la comunidad de origen (San Antonio, para el caso) con inde-
absoluto en la zona principal de expansión de los altenses el Ministerio pendencia del lugar de residencia, expresada por el funcionario de San
respondía que no era posible reunir en un único funcionario atribuciones Marcos, se superponía el nuevo concepto de territorialidad definido por
tan diferentes como las pedidas por el jefe político. Se podía ciertamente el lugar de residencia de facto.
nombrar a un comisionado político, de acuerdo con la ley sobre organiza-
Señales de tensión entre Ostuncalco y Quetzaltenango por el control
ción municipal de 1839 que había quedado inmodificada a pesar del
político y administrativo de la Costa Cuca son visibles aún en 1876,
cambio de régimen. En contraste con el credo a la Montesquieu profesa-
cuando el jefe político de la capital departamental precisaba que no había
do, esta figura reunirá en cambio las distintas funciones requeridas por
dispuesto ninguna ampliación de la jurisdicción de Ostuncalco sobre la
el jefe político. Sin acordar inicialmente un salario para el comisionado
comarca, desmintiendo lo que el alcalde primero de la cabecera mam le
político, quien ejercía el cargo provenía como norma de las filas del
había comunicado al comisario político de la Costa Cuca.7/ Fue, sin
ejército, del cual recibía su salario, combinando las funciones de coman-
embargo, una tensión de corta duración, superada por el rápido proceso
dante militar, juez preventivo y comisario político.4/
de diferenciación y estructuración interna de la región costera y por la
Sustituyendo al primer comisario que de inmediato abandonó el consolidación de la autoridad de Quetzaltenango.
cargo, José Maria Reyes fue el gobernador de aquella que a partir de 1874 En 1880, el primer censo de la época liberal documenta que el
se llamó “Reducción Costa Cuca”, ejerciendo al mismo tiempo la función Departamento de Quetzaltenango incluía, además de la ciudad cabecera,
de juez preventivo “a pesar de su poca instrucción”.5/ 2 villas (es decir pequeñas ciudades enteramente ladinas) y 14 pueblos,
El nombramiento de un comisario político para la dependencia de así como el “Territorio agrícola de la Costa Cuca”, compuesto por tres
Quetzaltenango servía también para reivindicar, en relación con los secciones: la Costa Cuca propiamente dicha, la sección de Chubá y
departamentos vecinos, que la Costa Cuca estaba bajo la jurisdicción de Saquichilla en la parte más alta, y la sección del Xolguitz y Las Marías
la capital altense. De expulsiones decretadas por la autoridad en el entre los ríos Nil y Ocosito.8/ Pero a la hora de detallar los datos, el censo
departamento de San Marcos hay testimonios en 1874, cuando el jefe no respeta esta división y la Costa Cuca vuelve a ser definida como
político de Quetzaltenango sorprendió a un tal José Ramírez “con insig- “Reducción Agrícola de la Costa Cuca-Comisión política”, distinta de las
nia de autoridad y cobrando contribuciones a vecinos de dicha costa que
6
/ AGQ 1874/108
4 7
/ AGQ 1877 hojas sueltas, y AGQ 1881/140. / AGQ 1876/119, Libro de borradores de la correspondencia (…) a las autoridades
5
/ AGQ 1874/108 y AGQ 1874/112. El salario que le fue atribuido de allí a unos subalternas.
8
meses era de 40 pesos. / Censo de la República de Guatemala (1880).

187 188
Reducciones agrícolas de Xolguitz, Saquichilla y Chubá. Cada una de de un Cortés y Larraz, intolerante con los asentamientos dispersos, hace
estas cuatro subreparticiones territoriales tenía una estructuración sospechar que el documento no era exactamente el producto voluntario
interna en aldeas y una miríada de cantones, que eran en efecto las y genuino de las gentes mames de San Martín. La duda es reforzada por
fincas. La Costa Cuca propiamente dicha contenía 190, a las que se la insólita oferta de San Martín, que parecía querer conceder generosa-
añaden las dos aldeas de San Juan Nil y El Asintal. En total, las cuatro mente una legua cuadrada del propio ejido para dotar de tierra al nuevo
secciones juntas, o bien la Bocacosta ya convertida en ejido de San pueblo.
Martín, registraban 232 cantones y 3 aldeas.
Entre 1855 y 1856 se daban los pasos formales para la constitución
B. El ordenamiento urbano del pueblo: el acuerdo gubernamental; la autorización del arzobispo de
Guatemala, Francisco de Paula García Peláez, para erigir un nueva
Estos datos dan una idea acerca de hasta qué punto la Bocacosta conser- iglesia; el diseño de la planta urbana cuadrada surcada por la mitad por
vaba ese carácter de dispersión habitacional que había conformado el la carretera Ostuncalco-Retalhuleu; el nombramiento de José Domingo
módulo residencial de la época prehispánica. La construcción de la Costa Galindo, de Ostuncalco, como comisario encargado de prestar auxilio al
Cuca pasaba necesariamente también por la transformación de este párroco en la construcción del poblado; y el nombramiento de un alcalde
modus vivendi en la región: llevar orden, incluido el espacial, a los auxiliar del lugar.12/
territorios “semi-salvajes” y de frontera, construyendo ciudadelas en las
que la “civilización” pudiera encontrar lugar, y la autoridad (civil y En 1857 finalmente surgía el diseño original. La Municipalidad y el
religiosa) junto con ella. gobernador de San Martín denunciaban ante el Ministro:
La primera tentativa de aplicar un modelo urbano de organización
que el señor Presbitero don Martin Burbano, cura actual de la Parroquia
espacial de la Costa Cuca es un fallido intento –promovido por el
de S.Juan Ostuncalco, con autoridad del Señor Arzobispo trata de levantar
párroco de Ostuncalco y defendido por el corregidor de Quetzaltenan- un oratorio en el parage nombrado Pié de la Cuesta, donde se han estableci-
go– de “reducción a poblado” de un grupo de “1,000 almas dispersas en do algunos ladinos de Sija, del Barrio y de otros pueblos, que perjudican
la Costa” en 1855.9/ En ese año el proyecto asume el cariz de petición mucho porque están entregados a pasarlos del robo; y el proyecto de la obra
formal de las autoridades electivas y tradicionales de San Martín y de nueva quiere llebarse adelante, a pesar de nuestra oposición y la del pueblo
13
Concepción al Ministro de Gobernación y Justicia para formar un nuevo de Chiquirichapa. /
poblado, El Oratorio en Pie de la Cuesta, 10/ donde vivían familias
dispersas geográfica y moralmente, en los incontrolados “montes de la La petición oficial y original de San Martín para poder formar el
declividad meridional acia el mar pasifico, cometiendo todos los nuevo pueblo era falsa, orquestada contra la voluntad y contando con la
desordenes que son conseguiente a la vida selvática que han adoptado ignorancia de las autoridades y del pueblo de San Martín, por el ya
para evadirse de la providencia de la policia y orden social”. 11/ El mencionado ex-secretario Miguel Ralda, quien respondía a las argumen-
lenguaje, extraordinariamente semejante al de la tradición eclesiástica taciones del corregidor que trataba de convencerlo de la bondad y utili-
dad del proyecto:
9
/ El episodio es narrado también por Reeves, quien se basa también en las fuentes
municipales de Ostuncalco. Véase R. Reeves, Liberals, Conservatives, and Indigenous 12
/ AGQ 1856/63. De notar que en las palabras del corregidor Narciso Pacheco el
People, pp. 110-112. nuevo poblado estaría constituido por “las familias que hay dispersas de los mismos
10
/ Pie de la Cuesta es un nombre recurrente para indicar diferentes localidades en indios [de San Martín] que viven en extravíos y sin la administración de los Santos
Guatemala. En la región que nos interesa este Pie de la Cuesta no debe confundirse Sacramentos”, mientras que en los otros documentos los futuros habitantes son
con Pie de la Cuesta de Laja, al occidente de Ostuncalco en la carretera hacia San definidos genéricamente sin referente étnico alguno.
Pedro Sacatepéquez, con el que entretejió una larga historia de conflictos de tierras. 13
/ AGCA B leg. 28568 exp. 233, doc. n.6, reproducido en R.Hostnig, CSJO, p. 73.
11
/ AGCA B leg. 28568 exp. 233, reproducido en R.Hostnig, CSJO, p. 70. Véase también Reeves, Liberals, Conservatives, and Indigenous People, p. 109.

189 190
Figura VII.1 Vuelve así con fuerza el enfrentamiento de territorialidades y de
Ordenamiento urbano en la Costa Cuca: Pie de la Cuesta, 1855-57 modos de ocupación y administración del espacio, con San Martín recla-
mando el respeto del vínculo que mantenía a las personas dispersas a lo
largo de la costa ligadas a su pueblo de origen, al que regresaban para
morir y ser sepultados. El cementerio surge en este punto como un pasaje
obligado en la transferencia forzosa de identidad, y como un instrumento
eficaz para limitar la movilidad de las personas y truncar los nexos vitales
y culturales con el pueblo de origen, consolidando a aquellos con el lugar
de residencia predominante. En este sentido nos parece se puede interpre-
tar el significado estratégico de las solicitudes de autorización para la
construcción de cementerios dentro de los perímetros de las fincas, como
en el caso de Valentín Escobar en su San José Patzulin en 1881,15/ desarro-
llo que modificaba significativamente el mapa indígena de sacralidad de
los lugares y que vinculaba potencialmente a las personas con el territorio
más de lo que pudiera hacerlo la pura coacción del mandamiento.
Con Pie de la Cuesta fracasaba entonces la primera tentativa de
organizar la crecida población ladina de la costa (si creemos en las
palabras de los representantes de San Martín) en poblados estables,
minando el patrimonio de tierras del pueblo mam. Cuestión de oportu-
nismo, de cualquier manera. El estado de agitación extrema de los
pueblos indígenas de Los Altos de aquellos años aconsejaba al gobierno
conservador no oprimir el acelerador hacia posibles revueltas; por el
contrario, la dirección estaba trazada y su surco se hacía más profundo
en los años ‘60 con el refuerzo de los procesos en curso: una Costa Cuca
con su constelación de fincas, con una población estacional o estable en
aumento y que activaba procesos de diversificación social.
El régimen conservador, afligido por dificultades financieras, com-
Fuente: R . H ostnig, El C urato de S .Juan O stuncalco, t.2, p. 71. (AG C A B leg. 28568 exp. 233).
prometido a tener a raya a los continuamente revoltosos departamentos
altenses, y paralizado en 1865 por la muerte del general Carrera, de todos
ya para todo eso que se les ha dicho tantas veces, tienen trabajando el modos no estaba en capacidad de ofrecer las respuestas que el gran
respectivo templo en su mismo pueblo, y que procediendo de él cualquiera número de reconquistadores de la Costa Cuca esperaban. Los años ‘60
de los individuos dispersos que viven trabajando por aquella comarca, luego fueron, por lo tanto, una laboriosa espera durante la cual los microproce-
que se sienten enfermos son fácilmente llevados al pueblo, en donde reciben sos de ocupación continuaron sin una coordinación homogénea.
todos los sacramentos y los sepultan en la parroquia, aunque se hallen a
distancia de 7 u 8 leguas: por todo lo cual no tienen necesidad de entrar en Con la llegada al poder de Barrios y de los caficultores altenses el
cuidados (?) de plantear nuevo pueblo, ni de construir otra iglesia entre sus proyecto de ordenamiento urbano de la Costa Cuca podía despegar
14
tierras municipales, pues con la que tienen basta. / siguiendo las huellas trazadas a finales de los años ‘50, y con la misma

14 15
/ AGCA B leg. 28572 exp. 96, en: Esta Tierra es nuestra, p. 620. Énfasis nuestro. / AGQ 1881/140.

191 192
dosis de ambigüedad y conflicto de ese entonces. En 1874 regresaba al luego como prioridades una política representativa, la educación y la salud
escenario el proyecto de construcción de una capital para la Costa Cuca, pública, todas ellas consignadas en el diseño de la planta urbana, que de
Pie de la Cuesta, que mientras tanto había sido titulado a San José, con acuerdo con las promesas de los fundadores y con el proyecto topográfico
una imagen esculpida como motivo de su bautismo, y que desde 1857 del ingeniero Aú (v. Figura VII.2) preveían una escuela, un hospital y una
acogía a los difuntos de la comarca con el fin de invitar a residir allí a los sede para el cabildo. Los elementos del orden liberal hallaban así su
vivos. En San José Pie de la Cuesta funcionaba desde esa época un colocación en la tradicional planta cuadrangular española, la cual giraba
cementerio en el que lucraban los propietarios del terreno, Antonio y en torno a la plaza central adornada con micropresencias ordenadas de
Mariano Castillo, cobrando el derecho de fábrica de las sepulturas con la naturaleza domesticada, como los arbolitos que marcaban su perímetro, y
autorización del párroco de Ostuncalco.16/ en la cual estaba reservado el lugar habitual para la iglesia.
En mayo de 1874 mediante un acuerdo de gobierno Barrios establecía La ubicación era defendida como la más oportuna:
que, para interés de los agricultores de la Costa Cuca, se debían confor-
Está en el camino real de Retalhuleu, a una jornada de San Martin,
mar “poblaciones en aquella comarca”, dando la facultad al jefe político
despues de la gran cuesta que tiene que vencerse, es la confluencia de todos
de Quetzaltenango, Francisco Sánchez, de seguir el proceso adoptando los caminos que conducen a muchos fincas, tiene agua y otras cualidades
las medidas oportunas. En julio nacía formalmente el primer asentamien- que se requieren para una población.
to urbano del liberalismo altense en la Costa Cuca. Sus fundadores, que
con sensibilidad histórica se preocuparon por depositar en los archivos Aún más, urbanizar la Costa Cuca era una necesidad de la vida civil:
el embrión del mito sobre el origen de la misma,17/ era un grupo de unas lo indispensable que se hace tener allá autoridades, escuelas, y otras
150 personas –entusiastas de la formación del pueblo y reconocientes tantas cosas que demanda la vida social, pues así lo requiere la multitud de
con el presidente Barrios– entre las que contaban algunos nombres 19
gente culta que habita dicha comarca. /
destacados de la elite altense, ayudados técnicamente por el ya mencio-
nado agrimensor Herman Aú.18/ La construcción procedió velozmente: a mediados de agosto el
cabildo pajizo y algunas casas privadas ya había sido erigidas y se recogía
Esta ciudadela esperaba convertirse en un himno y en un testimonio material para la construcción del oratorio. Felipe Estrada, Urbano Sán-
visible del nuevo orden liberal y agro-comercial, y por lo tanto se configu- chez y el alcalde del cantón, Simón Ralda, integraban la misión encarga-
raba como un ejercicio urbanístico que debía ser espejo y laboratorio de la da de distribuir los lotes de acuerdo con un esquema que probablemente
fe liberal de los altenses. No más santos, entonces, en el bautizo del reproducía la jerarquía socio-económica, o tal vez política. Lo deducimos
asentamiento, que pasaría a llamarse “Morazán en memoria del ilustre por una minuta del jefe político y gran empresario Francisco Sánchez en
patriota centroamericano que defendió los derechos del pueblo”. Estaban la que se defiende de la acusación de haber tenido beneficios personales
16
con la fundación de Morazán, aseverando que sus hijos, socios de la
/ Es cuanto emerge de una correspondencia entre Francisco Sánchez y la Vicaria
empresa de familia, se habrían abstenido de participar en la distribución
provincial, en la que el jefe político revela que “este mismo lugar fue designado hace
mas de 15 años para instituir un pueblo, y desde aquella fecha se estableció un de los lotes para no incurrir en acusaciones de ese tipo.
cementerio en donde se hacen los enterramientos hasta la fecha y en donde con En enero de 1875 llegaba la respuesta del Ministro de Gobernación,
orden del Cura de San Juan o con abuso, con el carácter de fabrica cobró Mariano
que anunciaba: “El caso de que se trata es raro, es excepcional”. El
Castillo … de 2 a 3 reales por sepultura”. AGQ 1874/108, Sobre la erección del pueblo
Morazán en la Costa Cuca. pueblo de Morazán no poseía el número mínimo de habitantes para
17 formar un poblado, y no disponía de los recursos necesarios para cons-
/ “se forme una lista de los vecinos fundadores (…) y se deposite una copia en la
casa consistorial y otra se remita al jefe departamental”. AGQ 1874/108. truir edificios públicos. Era lícito pensar, por tanto, que el pueblo habría
18
/ Comparecen, por ejemplo, Urbano Sánchez, Plácido Rosal, Francisco Muñoz,
19
Ramón Coutiño Saturnino Maldonado. No hay firmas, en cambio, de los numerosos / Así lo refiere el jefe político Francisco Sánchez en una minuta al Ministerio de
e importantes finqueros extranjeros. AGQ 1874/108. Gobernación, AGQ 1874/108.

193 194
Figura VII.2 estado formado por habitantes de poblados vecinos, lo que ciertamente
Ordenamiento urbano en la Costa Cuca: M orazán 1874 habría producido serios inconvenientes. Además, el terreno que podía ser
concedido al nuevo asentamiento a título de ejido ya era poseído por
muchísimas familias. Expropiarlas habría levantado “un semillero de
reclamos, sin contar con la alarma que seguro se causaría”. Por otra parte,
no eran sólo familias campesinas indígenas las que ocupaban dichos
terrenos, sino también, y sobre todo, ladinos que habían solicitado un
título al gobierno. Antonio Castillo, uno de los miembros de aquella
familia de Ostuncalco protagonista de la expansión hacia la Costa Cuca
desde los primeros años del siglo, controlaba por los menos 3 caballerías
en ese punto, y se oponía a la creación de Morazán denunciando que:
no necesitaba, por cierto, la memoria del héroe de la República Centroa-
mericana para conservar su fama (…) que se verificasen violentos despojos
20
de ciudadanos pacíficos. /

En conclusión, el Fiscal aconsejaba que el jefe político de Quetzalte-


nango archivara el caso: “no conviene por ahora la fundación del pueblo
que proyectara”. Morazán se hallaba entonces degradado a simple
cantón, como todos los demás asentamientos de la comarca, expulsados
sus primeros residentes con órdenes de evacuación en un lapso de tres
días,21/ y con su Municipalidad disuelta y sustituida por un alcalde
auxiliar, “retirandose el Pavellon que se encontraba enarbolado”.22/
La fundación de Morazán representa el fracaso del ideal de ordena-
miento urbano altense frente a las insuperables dificultades de aplicación
en el paisaje social y ambiental tenazmente disperso y no permanente de
la Costa Cuca. En 1874 el área en cuestión estaba ciertamente más
poblada y estructurada con respecto al primer intento de creación del
poblado, y con todo al Ministerio de Gobernación no le quedaba si no
concluir que, una vez más, el nivel de sedentarismo era insuficiente y
que el territorio a destinar como ejido estaba fuertemente ocupado.
Esto no significa que la población global que orbitaba la mayor parte
del año en la Costa Cuca no hubiera aumentado significativamente, y que
el paisaje humano y social de la región no se hubiera diversificado. El
cuadro que ofrece el censo de 1880, ciertamente incompleto, como

20
/ AGCA-ST Quetzaltenango 10/20, Año 1879.
21
/ Al menos en la porción de terreno que pertenecía a Antonino Castillo. AGCA-ST
Quetzaltenango 10/20.
Fuente: AG Q 1874/1 22
/ AGQ 1874/108.

195 196
declara la misma Dirección de Estadística, da cuenta de todos modos de Profesiones C osta Cuca Xolhuitz Saquichilla C huba
la variopinta humanidad catalizada por la Costa Cuca, y complica la D ependientes 7
imagen simplificada de una región monótonamente habitada por finqueros D om adores de bestias 1
y mozos (v. Tabla VII.1). A espaldas de estas dos numerosas categorías Eclesiásticos 1
despuntan los actores de una sociedad compleja en la que encuentran Em pleados 3
lugar preponderante las profesiones vinculadas con los cultivos comercia- Escultores 1

les (muleros, administradores de fincas, vaqueros), así como también una Escribientes 4

plétora de artesanos (albañiles, carpinteros, talladores de piedra, herreros, Fabricantes de alm idón 2

talabarteros, sastres, ladrilleros y silleros), de mujeres que preparan vian- Fabricantes de vinagre 2

das, fabrican cigarros, cosen, venden flores, hilan, tejen, lavan ropa y Floreras 3

preparan tortillas,23/ así como de prestadores de los servicios más diversos: H erreros 9

religiosos y militares, músicos y pintores, maestros y sastres, fabricantes de H ojalateros 1

fuegos artificiales y marimberos, zapateros, doctores, barberos, fabricantes H ilanderas 11

de sombreros y de vinagre, escribanos y telegrafistas. Jornaleros 5481 403 190 146


Labradores 363 1 1 1

Tabla VII.1 Ladrilleros y tejeros 4 4

Profesiones presentes en la Bocacosta de Quezaltenango, 1880 Lavanderas 4


Laneros 13
Profesiones C osta Cuca Xolhuitz Saquichilla C huba
M ayordom o de fincas 31 4 1 1
Abastecedores 1
M aquinistas 1
Abogados 1
M aiceros 14 1
Aserradores 37 3 1 1
M édicos y cirujanos 2
Agricultores 649 6 6 14
M ilitares 7
Albañiles 44 5
M úsicos 4
Arrieros 11
M arim beros 1
Beneficio reses 4
Panaderos 1
Beneficio cerdos 1 2
Peluqueros y barberos 3
C anteros 1
Pintores 1
C arniceros 1
Preceptores 6 1 1 1
C arpinteros 96 7 3
Sastres 41 3 1
C azadores 3
Sirvientes 9
C igarreras y pureras 17 1
Som brereros 1
C ocineras 21 1 2
Talabarteros 8
C oheteros 3
Tejedores 49
C ostureras 66 1
Telegrafistas 2
C om erciantes 16 1
Tortilleras y m olenderas 32 4 3
C urtidores 12
Vaqueros y corraleros 10 7 3 5
Zapateros 23
23
/ Son éstas las profesiones conjugadas al femenino, pero es evidente que otras
Fuente: C enso 1880, D epartam ento de Q uezaltenango, elaboración nuestra basada en el C uadro
categorías enumeradas tenían que ver también con las mujeres de la Costa Cuca, por 6 /: Población clasificada según las profesiones, artes o industrias de sus habitantes.
ejemplo sirvientes, panaderos y maiceros.

197 198
C. Morazán, Franklin, Las Marias, Colomba: la agitada fundación declaraba ante las autoridades centrales “los inconvenientes que ofrece
de una capital para la Costa Cuca el lugar ocupado por dicho pueblo”, ubicado sobre terrenos pantanosos
y carente “de los elementos indispensables en la vida”. Pedía entonces la
Si bien la composición social era variada y las cifras demográficas habían
reubicación del asentamiento en la finca Las Marías, “punto céntrico de
aumentado significativamente, el modelo urbano continuaba adoleciendo
buen clima”,27/ donde residía el Comisionado Político de la Costa Cuca y
de consolidación. De hecho, cuando se retomó el proyecto citadino en
operaba una estación de telégrafo. Acogida prontamente la solicitud, el
mayo de 1881, gracias a un acuerdo del gobierno que permitía la creación
10 de abril de 1882 un decreto ministerial suprimía a Morazán para dar
del nuevo distrito municipal de Morazán, el jefe político Monterroso
campo a otro ideal liberal, Franklin, ubicado en la finca Las Marías y
precisaba que no era posible convocar a las autoridades de los munici-
heredero de la jurisdicción de su predecesor.
pios vecinos a asistir y sellar la inauguración del nuevo asentamiento,
como preveía la normatividad, ya que en torno a Morazán y hasta una Pero tampoco este experimento urbano tuvo éxito. A los seis meses
distancia razonablemente lejana, no existían otros municipios. Coatepe- de su asentamiento, Franklin se hallaba en precarias condiciones
que no tenía una municipalidad, San Martín distaba 4 leguas (20 Km.), y financieras, y para sostener el propio desarrollo se veía obligado a
Quetzaltenango, de donde debía llegar Monterroso para presidir la introducir un impuesto de 12 reales al paso de carros en las carreteras
inauguración, estaba a 18 leguas. El jefe político sugería entonces que de su jurisdicción.28/ La medida no cambiaba radicalmente el estado de
fuera sólo el comisario político de la Costa Cuca, residente en Las Marías, cosas, y según una correspondencia interna era el degradado cantón
quien presidiera la fundación de la ciudadela. Morazán, dependiente ahora del distrito de Franklin, el que sostenía
Así ocurrió, y el 19 de julio se inauguraba el pueblo de Morazán en con sus aportes las arcas de la municipalidad. El poblado no crecía y,
la Costa Cuca, gobernado por 2 alcaldes, 4 regidores y 1 síndico,24/ por el contrario, en 1885 “está amenazando ruina”.29/ Ruina que de
heredero del nombre pero no de la ubicación del proyectado Morazán de hecho no tardó en llegar: el 10 de febrero de ese mismo año un enésimo
unos años atrás.25/ En las cuentas públicas de ese año el nuevo municipio decreto gubernamental suprimió también la municipalidad de
resultaba con gastos de iluminación pública, devoluciones, salario de Franklin.30/
maestros, encarcelados, empleados municipales, policía y un omnicom- Se trataba en realidad de un nuevo traslado. Desde Las Marías el
prensivo rubro extra, para un total de 297,9 pesos, siendo que los gastos municipio Franklin se movía hacia un nuevo terreno, el de la finca La
del más poblado y mucho más antiguo Ostuncalco eran de 258,5 pesos.
Florida, adquirido por el gobierno para tal fin en mayo de 1889. En
En cuanto a los ingresos, la parte más destacada la constituía el impuesto
agosto, sobre los remanentes de Franklin y por petición de sus mismos
de comunidad, que sumaba 455,7, y luego cifras modestas a título de tasa
habitantes, nacía Colomba Florida en honor a la hija catorceañera
sobre el sacrificio de porcinos, cementerio, multas y carcelaje.26/. Mora-
–Colomba– del general Manuel Lisandro Barillas,31/ finquero altense que
zán nacía, entonces, con un potencial económico en gran medida supe-
rior al de los pueblos mames más cercanos. 27
/ AGQ 1882/145.
La inauguración no había cerrado, de hecho, los avatares de Morazán, 28
/ Ibidem.
ya que solo unos meses después, en marzo de 1882, su municipalidad 29
/ AGQ 1885/159, Correspondecias municipales, Franklin.
30
24
/ Ibidem.
/ AGQ 1881/140. 31
25
/ La petición de Franklin es del 4 de agosto, acogida por decreto del Ejecutivo del
/ F. Gall, Diccionario geográfico, voz Colomba, cita un decreto del 11 de junio de 26 de agosto, transmitido por el jefe político de Quetzaltenango a las autoridades
1881 que dispone la creación del municipio por solicitud del alcalde y de los departamentales el 2 de septiembre. F.Gall, Diccionario geográfico de Guatemala, voz
habitantes del cantón San Antonio en la Costa Cuca. Colomba; Memoria de Hacienda 1889; AGQ 1889/195. En cuanto a la escogencia del
26
/ AGQ 1881/140. A título comparativo, Ostuncalco recaudó 21 pesos en impuestos nuevo nombre en honor de la hija de Barillas, no hemos encontrado testimonio
de comunidad. El balance de San Martín era cambio de 52 pesos en egresos y 129 en directo, aunque apoyamos esta interpretación convencional, retomada por E. Castillo,
ingresos, el de Concepción de 55 pesos y 170 pesos, respectivamente. Ibid. Monografía del Departamento de Quezaltenango (1942) y en el Diccionario Geográfico

199 200
poseía en esa región muchas y extensas propiedades y que entre tanto Figura VII.3
había asumido la presidencia de la República. Colom ba y una sección de la Costa Cuca en 1891

Como observa bien Efrén Castillo en su Monografía de Quetzaltenan-


go, “el municipio de Colomba es obra de la Reforma” (Castillo 1942).
Además de la paternidad del nombre, fue nuevamente el general Barillas
quien aseguró el impulso para la construcción de este pueblo autorizan-
do la venta de algunos lotes de tierra para subvencionar con los ingresos
la construcción de edificios y la distribución gratuita de otros entre los
habitantes. Unos meses después nombró a un ingeniero encargado de
trazar la planta urbana a expensas de la Hacienda pública.32/ Perdido su
segundo nombre, La Florida, Colomba se consolidaba junto con Coatepe-
que como la capital de la Costa Cuca cafetera, sin por ello perder el
carácter de fuerte dispersión y renuente también al encuadramiento
militar de sus ciudadanos como pedía el Estado.33/ Cuando la Interconti-
nental Railway Commission transitó por la Costa Cuca en 1891, es
Colomba el que aparece en la cartografía producida como el asentamien-
to más relevante de la zona, a pesar de que la simbología muestre tam-
bién la importancia de Las Mercedes y (San Francisco) Miramar como
núcleos de referencia topográfica.34/

La historia por etapas de la formación de Colomba contiene en sí los


caracteres de la problemática reducción de la Costa Cuca a un modelo Fuente: Intercontinental R ailway C om m ission, R eport of surveys, vol.1: M aps and Profiles, detalle
del M ap III.
urbano que le era sustancialmente ajeno. Durante los últimos dos dece-
nios del siglo XIX y el primero del XX, también de otros conglomerados,
Antes de que en 1912 un decreto gubernativo aprobara bautizarla
con frecuencia indígenas, se querrá hacer poblados, cambiando arbitra-
como Santa Joaquina, y antes de que en 1920 otro decreto le atribuyera
riamente nombres y ubicaciones.
el actual nombre de Génova, Taltut era una aldea mam compuesta por
familias de San Martín. Circunscripción del agrosistema mam que no
de Gall. El mausoleo de la familia Barillas en el cementerio de Quetzaltenango sorprende, a la luz de lo que hemos dicho anteriormente acerca de la
atestigua que, en efecto, Colomba era una hija de Manuel Lisandro, nacida en 1875. expansión de la zona de control mam en la baja Bocacosta. En 1874,
32
/ Memoria de Hacienda 1889, en: AGCA Biblioteca. Francisco Sánchez, en calidad de jefe político de Quetzaltenango con un
33
/ En 1892 la milicia de Colomba contaba con 229 reservistas (entre los 33 y los 41 conocimiento profundo del área fruto de los amplios intereses agrarios
años) y con 310 miembros activos (entre los 21 y los 32 años), de los que sólo 8 de su familia, encuadraba a Taltut como uno de los múltiples puntos en
estaban en servicio activo y 213 “faltaron sin justificarse”. AGQ 1892/233. la bocacosta y costa pacífica ocupados por pueblos mames en el Depar-
34
/ Vale la pena recordar que la comisión se había detenido justo en estos puntos, tamento: “ocupan los parajes Taltut, Talculán, Talpopo, Have, Nil,
junto con Toril Viejo, anexo de Las Mercedes, que también aparece abajo en el mapa, Ocós, Tuishave, Cholpuitz, Temantecuy, San Antonio Talpoj, Sit de la
para realizar las mediciones de elevación barométrica y de declinación magnética. En
ese sentido debe tenerse en cuenta la importancia subjetiva que tales lugares asumían
misma costa”.35/
para el cartógrafo. Véase el apéndice General description of the triangulation stations
35
de la Intercontinental Railway Commission, Report of surveys. / AGCA-ST Quetzaltenango 1/1.

201 202
En 1882, protestando contra la incomodidad de la dependencia San Martín de final de siglo lamenta que “la tercera parte de la población
política y administrativa del nuevo municipio de Franklin, Taltut obtenía se encuentra medio cubierta por los montes que han crecido alrededor de
el primer paso hacia la autonomía, a saber el permiso de sepultar a sus las casas sin que sus moradores se dignen limpiar”.40/
difuntos en un cementerio comunal, generador fundamental de rentas
La civilización urbana que se trataba de instaurar era aquella en la que
mediante un impuesto de entierro útil para pagar un encargado, que era
la naturaleza estuviera convenientemente domesticada para utilidad de los
al mismo tiempo maestro y secretario municipal.36/ La comunidad de
ciudadanos, como por ejemplo para la introducción de agua, construyendo
Taltut no perdía por ello su modus vivendi disperso. Menos de diez años
en las plazas fuentes públicas. Naturaleza y política se conjugaban, sin
más tarde el informe del Corps I de la Comisión para el ferrocarril inter-
embargo, para frenar los resultados: el hecho que las informaciones sobre
continental se detenía en Taltut unos días, en diciembre de 1891, y lo el comportamiento cada vez más estancado de estas obras se repitan en
describía –y representaba cartográficamente– como “una aldea esparcida esos años en los informes municipales y departamentales deja ver cuán
á lo largo del camino entre Coatepeque y Caballo Blanco” (Intercontinen- poco lograban terminar las autoridades municipales.41/ Un caso extremo
tal Railway Commission 1898:398 y mapa 3). nos parece el de la actual Colomba, en donde casi un siglo después del
Otro asentamiento mam que crecía en peso demográfico estable era inicio del boom del café, del que fue la capital, aún las autoridades discu-
la aldea El Zapote, caserío de la Costa Cuca en el censo de 1880 y erigido tían sobre la construcción de una pila y sobre el abastecimiento de agua
en municipio independiente en 1900, el cual reunía los asentamientos de potable para el pueblo. Se trata de una contradicción que no deja de
Timanticú, Talculán, San Rafael Pacaya, Nuevo Morazán, y cambiaba sorprender por esa especie de iniquidad de raíz que se evidencia en el
moderno país. Los municipios de la Costa Cuca, región que durante la
rápida y radicalmente su nombre por el actual Flores Costa Cuca.37/
segunda mitad del siglo XIX produjo la mayor riqueza para el país y para
La construcción del ordenamiento urbano no terminaba con la algunas familias guatemaltecas y extranjeras, se contaban entre los pueblos
fundación de las ciudadelas de la Costa Cuca, sino que proseguía dentro de del Departamento de Quetzaltenango que gozaban de mejores condiciones
ellas. Les faltaba a los núcleos habitados, de hecho, ese “decoro urbano” económicas. En virtud de ello, Coatepeque y Colomba se veían cobrando,
sin el cual no se asemejaban ni siquiera exteriormente a ciudades. Se a título de contribución por las cárceles de la capital altense, el doble de
comprenden entonces las normas dictadas para imponer la demarcación cuanto aportaban los poblados mames de San Martin, Concepción o
de las vías y la numeración de las casas38/; en cuanto a la arborización de Cajolá.42/ No obstante, los informes anuales de los pueblos y distritos
las calles, las normas tenían que ver con la relación problemática con la municipales de la zona permanecen invariables a lo largo de los años y
naturaleza invasora de Guatemala tropical. En 1895 la autoridad política de proyectan una sucesión de fotogramas monotónicos que narran sobre
Coatepeque ordenaba “botar los árboles, frutales o no, porque daban una escuelas que “permanecen cerradas tanto por carecerse de edificios aparen-
mala impresión, sobre todo los que están en las calles públicas”, desenca- tes cuanto porque no se encuentran personas que quieran hacerse cargo de
denando la reacción orgullosa y violenta de un habitante que en defensa de ellas por ser los sueldos no puntuales”,43/ sobre edificios y calles públicas
los árboles de su jardín replicaba que “en su casa no mandaba el juez iniciadas todos los años sin progreso alguno, y sobre un desarrollo urbano,
municipal”.39/ En los mismos términos la correspondencia municipal de social y económico sin avance ninguno. Una inmovilidad, por otra parte,
perfectamente descrita en los informes al jefe político: “el pueblo no ha
36 sufrido alteración ninguna de su normal marcha, siempre pacífica”.
/ AGQ 1882/145.
37
/ F.Gall, Diccionario Geográfico de Guatemala, voz El Zapote y E.Castillo, 40
Monografia del Departamento de Quezaltenango (1945). / AGQ 1892/230.
41
38
/ Lo atestigua el caso de San Martín en donde, ante la carencia de instrucciones, / Las motivaciones aducidas como justificación de las interrupciones son casi
se procedió a la progresiva numeración de las casas según la directriz Sur-Norte. AGQ siempre “escasez de fondos”, véase AGQ 1885/159, referido a El Palmar.
42
1885/159. / 10 pesos a las primeras, 5 de las segundas. AGQ 1894/205.
39 43
/ AGQ 1883/163. / AGQ 1892/219. La cita hace referencia a Colomba.

203 204
Tabla VIII.1
Exportaciones de café desde Guatemala, 1853-1905 (quintales)

Año Quintales Año Quintales


1853 50 1880 289,762

Capítulo VIII 1854 8 1881 260,372


1855 55 1882 312,000
Una finca y un pueblo en la revolución del café 1856 145 1883 404,000
1857 170 1884 371,000
Con el desplazamiento del eje comercial hacia el Pacífico, la decadencia 1858 104 1885 520,000
irreversible de la cochinilla,1/ el clima político favorable a la agricultura 1859 474 1886 539,752
comercial de exportación y las penetraciones en el corazón del ejido de 1860 1557 1887 485,393
San Martín fuertemente consolidadas, la Costa Cuca se convertía en el 1861 5,589 1888 487,430
territorio económicamente más promisorio del país. Estaba claro que la 1862 12,074 1889 515,719
lotería de bienes había asignado a la Bocacosta pacífica su premio: el 1863 20,265 1890 519,734
café. La escalada en la exportación de esta Rubiacea de origen etiope, que 1864 16,290 1891 521,978
por casi un siglo vegetó en los patios de las casas de Guatemala con 1865 22,429 1892 492,000
función puramente ornamental (Chester 1940:203), es descrita en los
1866 32,531 1893 598,000
datos de la Tabla VIII.1.
1867 34,656 1894 614,000
Los más de 20,000 quintales de Coffea arabica que salieron del país 1868 75,051 1895 692,000
en 1863 representaban un porcentaje infinitesimal en el mercado mun- 1869 71,839 1896 687,000
dial del café, pues Guatemala entraba a éste con un retraso considerable 1870 113,000 1897 755,000
con respecto a Brasil, Ceylán y las Indias Holandesas, que en el periodo 1871 131,213 1898 826,000
1860-1864 conformaban juntos el 82% de la producción mundial de 1872 139,138 1899 841,000
café. 2 / No obstante, en ese año el arbusto había superado en valor de 1873 150,506 1900 730,000
exportación a la competencia de la cochinilla,3/ toda una señal del 1874 161,538 1901 754,000
cambio de fuerzas impulsoras que estaba ocurriendo y que estaba desti- 1875 163,579 1902 857,000
nada a arrastrar consigo la economía del país. 1876 207,400 1903 631,000
Se puede decir que en 1888 la producción de café en Guatemala 1877 209,964 1904 992,000
había despegado. El cónsul estadounidense comunicaba que la cosecha 1878 209,358 1905 886,000
de óptima calidad no había sido inferior a los 100,000 quintales, valorada 1879 252,016

Fuentes: Para el periodo 1853-69, R eeves, Liberals, C onservatives, and Indigenous People, Tabla
1
/ Debiba a causas ambientales y desplazada por la invención de colorantes 1, p.9 ; para 1870, S. M osk, “Econom ía cafetalera d e G uatem ala durante el periodo 1850-1918:
su desarrollo y signos de inestabilidad,” en J.Luján M uñoz, Econom ía de Guatem ala, pp. 161-82;
sintéticos a partir de 1858.
para 1871-72, M cC reery, R ural Guatem ala, Appendix; para el periodo 1873-78, I.Solis, M em orias
2
/ Elaboración propia a partir de los datos de J.A. Ocampo, Colombia y la economía de la C asa de la M oneda; para los años 1878- 85, Jones, C hester Lloyd, G uatem ala, Past and
mundial, 1830-1910 (1984), p. 314. La participación de sólo Brasil, a pesar de estar en Present (1940); para 1886, una fuentes alem ana citada por C .C am branes, C afé y cam pesinos, p.
crisis desde los años '50, era del 49%. 146; para 1887-91, FO R eport 1893; para el periodo 1892-1905, Jones, C hester Lloyd, G uatem a-
la, Past and Present.
3
/ Véase R. L. Woodward, Carrera, p. 389.

205 206
entre $8 y 10 por quintal.4/ El proceso se había disparado luego de un de promotora de “desarrollo y modernidad” mediante la educación y la
centenar de años de quietud de la planta en Guatemala, y con ello la promoción de la agricultura “científica” 7/– se esforzó por difundir los
construcción de la Costa Cuca llegaba a su etapa decisiva. conocimientos necesarios para emprender el cultivo del café y obligar a
los agricultores guatemaltecos a responder al llamado del mercado
A. El viaje del café a Guatemala y su ecología 5/ internacional, publicando junto con el Consulado de Comercio folletos y
artículos de instrucción agronómica. El gobierno conservador, por su
El viaje del arbusto hacia las latitudes latinoamericanas constituye un
parte, como medida de estímulo se comprometió a adquirir a un precio
abultado capítulo de anécdotas. Las leyendas se mezclan con las historias
fijo la producción de café, decretó medidas de protección fiscal –estimu-
y juntas saltan a las páginas de internet, haciendo de la historia del café lando a la Iglesia Católica a hacer lo mismo en su propia rama tributa-
un intrincado enredo más incontrolable de lo que le pareció a Fernand ria8/–, se comprometió a instalar una finca modelo en la que los agriculto-
Braudel en el lejano 1967.6/ res pudieran observar los métodos de cultivo y de elaboración, e importó
Es probable que el café haya llegado a Guatemala desde las islas desde Costa Rica una máquina para el tratamiento de los granos.
caribeñas cercanas a mediados del siglo XVIII, a donde lo habían traído Esta última medida pone en evidencia la deuda tecnológica y
los vientos de las rutas comerciales, más que un cálculo preciso de agronómico-genética de la caficultura guatemalteca en relación con el
oportunidades agroecológicas (Williams 1994). Mientras que la dramática modelo costarricense. Entre los dos países se activaron mecanismos de
decadencia de la cochinilla no se volvió tan severa como para obligar a la transferencia de tecnología cafetalera a la vuelta del nuevo siglo, por medio
búsqueda de un producto motor sustituto, el café se vio confinado a un de publicaciones especializadas como el Manual sobre el cultivo del café,
papel del todo marginal y experimental. No era sólo la existencia de una arreglada a la práctica que se observa en Costa Rica, de Manuel Aguilar,
alternativa comercial menos riesgosa lo que desincentivaba el despegue prontuario técnico publicado en Guatemala en 1845 y considerado el texto
del café en Guatemala, sino también la falta de preparación técnica sobre base de referencia entre los empresarios agrícolas de la época.9/
cómo y dónde cultivar una planta para la cual no estaban disponibles los
La fase experimental de la caficultura guatemalteca puso a prueba
conocimientos agronómicos locales indígenas, como sí era el caso para el
diferentes áreas del país, así como altitudes y microambientes muy
cacao y buena parte de la agricultura en el Nuevo Mundo.
distintos entre ellos: Antigua en el centro del país; las tierras bajas de
La Sociedad Económica de Amigos del País –institución de origen Suchitepéquez y Escuintla; y Zacapa y Jutiapa en el oriente. Era una
colonial que con los Conservadores en el gobierno había asumido el rol experimentación en pleno orientada al desarrollo de competencias
locales capaces de seleccionar suelos y microclimas adecuados, de
4
/ US Consul, “Report on the crops of the Republic of Guatemala”, Guatemala 1
7
abril de 1868, NARA II, Despatches from United States Consuls in Guatemala, 1824- / Véase S. del Carmen Mérida y J. Luján Muñoz, “La Sociedad Económica de
1906, T-337, rollo 2. Guatemala”, en: HGG, t. IV, pp. 429-442.
5 8
/ Nos basamos en M.Domínguez, “Desarrollo de los aspectos tecnológicos y / R .L. Woodward, Carrera, pp. 382-85. Véase Solórzano, Evolución económica de
científicos de la industria de café en Guatemala, 1830-1930", en: Anuario de Estudios Guatemala, pp. 290-297.
Centroamericanos 3 (1977), pp. 97-114. Alvarado, Manual de caficultura, Woodward, 9
/ El texto de Aguilar está reproducido en: Revista de Historia 14 (Costa Rica 1986),
Carrera, C.Lloyd Jones, Guatemala, Past and Present, Rubio Sánchez, “Breve Historia pp. 203-14. Sobre la suerte del Manual, véase M.Samper, “Modelos vs. práctica.
del Desarrollo del Café en Guatemala”, en: ASGH 27 (1953-54), A.Cazali Avila, “El Acercamiento inicial a la cuestión tecnológica en algunos manuales sobre caficultura,
desarrollo del cultivo del café y su influencia en el régimen del trabajo agricola. 1774-1895", en: Revista de Historia 30 (Costa Rica 1994), pp. 11-40. Las primeras
Época de la Reforma liberal (1871-1885)”, en: Anuario de Estudios Centroamericanos informaciones agronómicas sobre el cafè en el Departamento de Quetzaltenango
2 (1876), pp. 36-43. parecen haber sido de matriz francesa y se remontan a 1836, cuando en las páginas
6
/ “La anécdota, lo pintoresco y lo incierto tienen [en la historia del café] un lugar de la sección de agricultura del “Mensual de conocimientos utiles” de la N. Academia
enorme”, escribía F.Braudel, Civiltà materiale, economia e capitalismo: le strutture del de Ciencias se publicó el artículo “Café”, extracto del Nouveau cours complet
quotidiano (secolo XV-XVIII), (1982), p. 228. d’agriculture teorique et pratique, Paris 1821-23. AGQ 1836/18.

207 208
mantener constante la humedad de las plantas en los viveros y de apren- pioneros’.11/ Obviamente, hay una fuerte carga retórica en esta imagen; en
der a decidir el mejor momento para el transplante. parte es el reflejo de un conocimiento de las historias del café aún muy
aproximado y en el cual, gracias a su visibilidad documental, resaltan los
La planta del café exigía requisitos ecológicos del todo peculiares en grandes personajes antes que la multitud de actores y dinámicas contra-
relación con los conocimientos agronómicos en ese entonces disponibles, dictorias que operaban en la escena. Pero un escrutinio detenido de la
los cuales eran aprendidos por experiencia directa o por boca de otros.10/ evidencia historica muestra que el panorama de los potenciales caficulto-
No crecía bien por debajo de 500 metros y tampoco lo hacía por encima res fue al comienzo muy variado; una serie de factores sirvió luego para
de los 2,500 metros. El clima tropical le era muy favorable, con una operar una selección artificial, de la que resultaron vencedores aquellos
estación seca corta y abundantes lluvias –entre 1,300 y 1,800 mm anua- cuyos nombres encontramos en las correspondencias comerciales.
les– pero no continuas. Los suelos volcánicos eran adecuados para la
recepción de la planta, con su desarrollo vertical a lo largo de una raíz Muchos de estos últimos nombres eran en efecto extranjeros, alema-
principal (pivotal) que penetraba en el terreno más de dos metros, y una nes en particular. Hacia 1902 así lo registraba el delegado guatemalteco
ramificación de raíces laterales que hacían de sostén del tallo. No todos en la conferencia de los países productores celebrada en Nueva York,
los suelos permitían el crecimiento de este tipo de estructura, que era reunidos junto al mayor consumidor, los Estados Unidos, con el fin de
esencial para que la planta pudiera luego sostener el peso de las ramas discutir las causas y remedios de la crisis de sobreproducción que
una vez cargadas de frutos. Desde un punto de vista físico, tenían que ser atenazaba al sector. El delegado señalaba que las haciendas más grandes
suelos y subsuelos profundos, blandos, sin piedras o cuerpos extraños del país estaban firmemente en manos de compañías extranjeras, sobre
que pudieran romper o detener las raíces. Desde un punto de vista todo alemanas (Lazo 1903). Sin embargo, el control extranjero de la
químico debía tratarse de terrenos ricos en aquellos elementos que industria del café en Guatemala a comienzos del siglo era el resultado de
servían para el desarrollo de las hojas (nitrógeno) y para permitir la un proceso histórico con un desarrollo y una cronología propios, bastante
aparición de los frutos (fósforo y potasio). contrastante con la epopeya lineal y foránea promocionada por la elite
Una vexata questio de la caficultura tenía que ver con la sombra: ¿Era económica del país y por una parte de la historiografía.
o no indispensable plantar árboles cuyas copas sirvieran de sombrilla
protectora contra el sol tropical para los cafetos? Si así era, ¿cuáles B. Las raíces altenses de la caficultura de plantación en la
especies eran las más adecuadas? ¿Podían estos “árboles de servicio” Costa Cuca
desarrollar colateralmente otras funciones, como la de completar la En la memoria histórica de los actuales habitantes de Las Mercedes, la
economía de la finca (si eran árboles frutales o de maderas comerciales), fundación y el desarrollo de la finca en la que se originó el moderno
ayudar a la regeneración de los suelos o mantener la estabilidad de los asentamiento se debe a la familia alemana que adquirió la propiedad en
terrenos? Las experiencias de la caficultura latinoamericana ofrecían sin
1877. Entre ellos, recuerdan en particular a don Alfredo (Steffen), quien
duda indicaciones útiles, pero a menudo ambiguas y por lo tanto las
aparece en una fotografía de la época conservada por una de las mujeres
respuestas pasaban necesariamente por la experimentación.
más ancianas del lugar como un distinguido finquero con vestido claro
Rápidamente los empresarios agrícolas en Guatemala entendieron y sombrero.12/ La fase alemana de la propiedad de Las Mercedes tiene un
que la Costa Cuca gozaba en su conjunto de muchos de los requisitos peso de tal magnitud en la memoria y en la imaginación colectiva que el
ecológicos del café. ¿Quiénes eran estos empresarios? A cierto tipo de
historiografía le gusta creer que los iniciadores de la caficultura extensiva 11
/ Por ejemplo Solórzano Fernández, quien explica la participación de tantos
en el país fueron un puñado de empresarios, con frecuencia extranjeros, extranjeros con “la atrasada mentalidad de los criollos guatemaltecos, quienes no se
a quienes tiende a retratar con caracteres mitológicos como ‘los decidían a hacer inversiones que no fueran en el comercio o en la ganadería”. Véase
Solórzano Fernández, Evolución económica de Guatemala, p. 293.
10 12
/ Para esta sección sobre la ecología del café nos basamos en J. A. Alvarado, / Arturo López, presidente de Las Mercedes, comunicación personal, y visita a Las
Tratado de caficultura práctica (1930 y 1936). Mercedes, 13 marzo de 1999.

209 210
mismo nombre de la finca se hace remontar a esa fecha tardía. Según la repartición de la herencia entre los hijos sintiendo aproximarse la muer-
leyenda, éste se deriva de una aparición de la Virgen a dos campesinos te, la viuda decidió la venta de casi la mitad de la extensa propiedad de
que fueron a cortar leña a un bosque cercano. Una vez reconocido el San José Buenavista y El Aguacate, en total 21 caballerías subdivididas
carácter sobrenatural del evento, los alemanes habrían bautizado el lugar en dos secciones de 14 y 7 caballerías respectivamente, de inmediato
como Las Mercedes y hecho erigir una iglesia, la cual aún se encuentra medidas y demarcadas por el agrimensor Antonio Llerena y Ope.
en la plaza del pueblo, frente a las bancas en las que se congregan las
Los compradores eran unos ciudadanos colombianos: Mariano
numerosas sectas evangélicas que allí celebran su culto.13/
Ospina Rodríguez, junto con la compañía Vásquez & Jaramillo.16/ La
En contraste con la memoria, la historia de la finca tiene, en cambio, un compraventa permaneció en el limbo legal durante dos años dado que el
rico y documentado pasado anterior a los últimos propietarios alemanes, trabajo de agrimensura no obtuvo la aprobación gubernamental.17/ Sólo
quienes en tales se convirtieron cuando la empresa alcanzó el récord de después de la muerte de la señora Robles, ocurrida en 1868, la propiedad
producción de 10,600 quintales de café, la mayor producción jamás obtenida fue distribuida entre sus hijos Francisco y Rodrigo Robles, quienes
hasta entonces por una finca en Guatemala en una sola temporada. Y a pudieron entonces ratificar la venta a los compradores colombianos el 21
diferencia de cuanto a menudo deja entrever la historiografía, el origen de la de enero de 1869 en Quetzaltenango, ante el notario Mariano Fuentes,
privatización del terreno comprendido en los límites del ejido de San Martin, altense de nacimiento.
así como su conversión a una actividad de agricultura comercial, es en
Es así como, desmembrando un latifundio de 47 caballerías, se
cambio fuertemente guatemalteca; es más, marcadamente altense.
origina la finca Las Mercedes (ver figuras VIII.1 y VIII.2), una sección de
El capitán Getrudis Robles, como hemos visto, había asegurado para cerca de 14 caballerías que, junto con las 7 caballerías de la sección
su familia unas 47 caballerías en la Bocacosta, patrimonio que a su complementaria de Santo Domingo, se convertirá a finales de los años ‘70
muerte, ocurrida en una batalla por la defensa del Estado de Los Altos en en la más grande y productiva finca de la Costa Cuca y del país entero.
1848,14/ traspasó a sus herederos. Durante las siguientes dos décadas fue El caso de Las Mercedes no era aislado; por el contrario, era indica-
su viuda, Rosario de León, junto con su hijo Francisco,15/ quien inauguró dor de un proceso de evolución agrícola y económica de esos terrenos de
e impulsó el cultivo de la caña de azúcar y del café en una parte del pie de monte, ocupados en los años ‘30 y ‘40 y que durante los años ‘50,
terreno y quien capitalizó la finca. En 1866, tal vez para facilitar la y hasta la segunda mitad de los años ‘60 del siglo XIX, sus propietarios
habían transformado en núcleos de desarrollo cafetalero.
13
/ La leyenda es retomada en Rodríguez, Leonel et al, Caracterización y diagnóstico
del patrimonio agrario colectivo Las Mercedes, Colomba, Costa Cuca, Quetzaltenango, 16
/ AGCA-ST Quetzaltenango 6/11, AGCA Prot., Mariano Fuentes, 21 Enero 1869.
USAC, Facultad de Agronomía (junio de 1986) p. 12, y nos fue confirmada mediante
Según una fuente, Rosario dejaba a los compradores la facultad de escoger la porción
comunicación personal por algunos residentes en marzo de 1999. La misma fuente
que más les conviniera. AGCA Prot. Antonio Valenzuela, 4 abril 1877. La demarca-
incluye otra leyenda en la que Ernesto Hockmeyer, otro miembro de la familia alemana
ción de Llerena y Ope es criticada por Manuel Fuentes y Franco, propietario de la
y coproprietario de Las Mercedes en los primeros decenios del siglo XX, aparece
finca limítrofe San Francisco Miramar. AGCA Prot. Lucas Orellana, 22 dic. 1866. La
asociado con un personaje mitológico que perseguía a las jóvenes solteras de la finca. historia de estos empresarios colombianos en Guatemala, con base en fuentes
14
/ Robles murió en la batalla en la que el gobierno guatemalteco acabó con la colombianas y guatemaltecas, es tratada en S.Gallini, “Empresarios antioqueños en la
segunda (y última hasta entonces) tentativa de separatismo altense el 21 de octubre historia del café en Guatemala, 1863-1871", Anuario Colombiano de Historia social y
de 1848. El episodio es narrado en Taracena, Invención criolla, p. 341. Sus bienes de la Cultura 33 (Colombia 2006) Diciembre, pp. 247-85.
fueron subastados públicamente en 1850. AGQ 48/1850. 17
/ A ésta hace referencia AGCA-ST Quetzaltenango 6/11, sin explicitar las razones, y
15
/ AGCA Prot. Lucas Orellana, tomo 1: Testamento de Rosario de León, 20 AGCA Prot., Mariano Fuentes, 21 enero 1869 aludiendo a la minoría de edad de los
septiembre de 1867. La señora era miembro de una de las más antiguas familias de la vendedores. Las lagunas del periodo 1862-72 en la serie de expedientes de la Sección de
oligarquía quezalteca, y de cuño altense, señal adicional de la composición de una Tierras de Quetzaltenango en el AGCA impide la verificación documental. Este grave
elite construida con base en el doble vínculo político-económico. Véase M. Casaus vacío debe ser antiguo pues aparece ya en el Indice de los Expedientes que corresponden
Arzú, Linaje y racismo, p. 178-9 y Taracena, Invención criolla, p. 342. al Archivo de la Escribania del Gobierno y Sección de Tierras hasta Julio 1943.

211 212
Figura VIII.1 Figura VIII.2
Área de la finca Las M ercedes, Costa Cuca Plano catastral de la finca Las M ercedes, Costa Cuca, 1894

Fuente. Elaboración propia resultado de la comparación entre el m apa de la propiedad en AGCA-


ST Quetzaltenango 14/30, 1894 y el plano en U S AC , Facultad de Agronom ía, C aracterización y
diagnóstico del Patrim onio Agrario Colectivo Las Mercedes, C olom ba, C osta Cuca, Quetzaltenan-
go, superponiendo el resultado, reducido a escala 1:50,000, a secciones de los m apas geográfi-
cos H oja 1860 II (C olom ba) y H oja 1860 III (C oatepeque) del Instituto G eográfico de Guatem ala.

Lo mismo ocurrió en el caso de una propiedad limítrofe con Las


Mercedes, aquel vasto terreno del ejido de San Martin ocupado por los
ladinos Zenón Mazariegos y su esposa doña Jesús Alonzo, en el que éstos
Fuente: AG C A-S T Quetzaltenango 14/30.
habían iniciado cultivos de caña de azúcar para la producción de panela,
guinea para forraje y árboles frutales, formando las fincas complementa-
rias de San Francisco y El Rosario. Considerándose poseedores del único Por descendencia familiar y por práctica política, Fuentes Franco era
“dominio directo”, desde siempre habían reconocido los derechos de un personaje destacado de la elite del Estado de Los Altos: había sido
propiedad del terreno de San Martin, y lo mismo se había obligado a Corregidor de Quetzaltenango, Comandante de Armas de varios departa-
hacer formalmente también Manuel Fuentes Franco, a quien los herede- mentos occidentales, Juez de Primera Instancia de la capital altense y
ros vendieron el conjunto en 1859 por la modesta suma de 325 pesos, Administrador de Rentas y Tabaco.19/ En seis años, Fuentes Franco hizo
con la obligación de dar 20 pesos al año al pueblo.18/
19
/ Véase AGCA Prot. Lucas Orellana, tomo 1, año 1866. A. Taracena, Invención
18
/ AGCA Prot. Diodoro Cojulún 1859 así como un recibo de la Municipalidad de criolla, p. 375 recuerda a propósito que era miembro de dos familias comprometidas
San Martin en AGQ 1874/111. con los avatares del separatismo altense.

213 214
de San Francisco Miramar, como se le llamó a la propiedad, una finca Otra figura de absoluto relieve del separatismo altense que mediante
cafetalera señalada por los otros propietarios de la zona como modelo de ocupaciones iniciales en la primera mitad del siglo y adquisiciones
éxito y ejemplo de las potencialidades agro-económicas de la Costa Cuca. posteriores consolidó una posición muy respetable en el mapa de la
Para él la caficultura no era una actividad especulativa, sino una inver- Costa Cuca fue Francisco Sánchez. Nacido en Totonicapán en 1814,
sión productiva y de corte patriótico. En su primer testamento escribía: inició una carrera política de primer plano en las filas altenses. Lo
encontramos entre los firmantes del tratado del Rinconcito en 1838,
Muy especialmente recomiendo que mi familia viva siempre en Guate-
mala, donde quiero que mis hijos reciban la mejor educación posible (…) delegado de Totonicapán en 1848, alcalde de Totonicapán, regidor y
viviendo de los productos de las fincas sin enajenarlos, pues quiero las alcalde de Quetzaltenango en los años 1850, y como jefe político del
conserven y mejoren si pudiera, para que mis hijos las sigan cultivando (…) Departamento de Quetzaltenango en los años cruciales de la toma y la
salvo que por accidente no se tenga que vender, y entonces el producto se consolidación del poder por parte de los liberales altenses luego de 1871
20
invertirá en otras fincas productivas de igual naturaleza. / (González 1994:515). A pesar de las recriminaciones contra sí mismo por
el escaso apoyo dado a la familia y a los negocios de la sociedad formada
No obstante, las cosas resultaron diferentes y en 1868 Fuentes Franco
con los hijos “por las continuas persecuciones que por causas políticas he
en persona firmaba la venta de San Francisco Miramar al suizo Santiago
sufrido, unas veces emigrado y otras preso”, Sánchez acumula sustancio-
Keller por 40,000 pesos.21/ La finca no había sido nunca medida con exacti-
sas propiedades raíces e inmobiliarias en Los Altos y en la Costa Cuca.25/
tud antes y fue estimada en 24 caballerías Estimación más que generosa,
dado que dos años más tarde el agrimensor Aú midió 14 caballerías.22/ Cuando participa en la oleada de peticiones de títulos luego de los
decretos de alienación de los baldíos de la Costa Cuca en 1873-4, su finca
El siguiente traspaso de propiedad muestra de qué manera San Fran- Dolores Hidalgo (de aproximadamente 7 caballerías) se halla cultivada en
cisco Miramar entra a formar parte del control alemán de las actividades gran parte con café, pastos para forraje y caña de azúcar, probablemente
productivas de la Costa Cuca. En 1877 a Keller le sucedía Otto Bleuler,23/ con anterioridad a 1865, año al que se remonta la venta formal en 6,100
aunque los Keller continuaron como administradores de la finca por lo pesos por parte de un tal Juan Ignacio García Sales, el cual creemos era
menos hasta 1891, cuando el capitán Macomb se estableció en terrenos de un principal de San Martín. Por esos mismos meses Sánchez denuncia
San Francisco con todo su grupo de ingenieros de la Ferrovía Interconti- también otras fincas de café en la Costa Cuca, correspondientes al núcleo
nental (Intercontinental Railway Commission 1898:398). En aquella época de ocupaciones por parte de ladinos altenses en los años 1830 y 1840: 5
la propiedad de ésa y de las otras numerosas actividades adquiridas por los caballerías en la sección de Xolguitz, y cerca de 3 caballerías de la
Bleuler en la zona había pasado desde hacía unos años a una sociedad propiedad San Rafael Las Flores, adquirida alrededor de 1869-70 por
alemana formada por los herederos, la Koch, Hagmann & C., con sede en Atanasio Galindo “que la tenía por concesión de los indígenas de San
Hamburgo. Macomb describió la casa sólida y cómoda, la maquinaria Martin”.26/ Las actividades agrícolas constituían probablemente el aspec-
moderna para la elaboración del café, el tronco ferroviario para el transpor- to más consistente del patrimonio inmobiliario y de capital que Sánchez
te del abono a la plantación y de los sacos con la cosecha.24/ había consolidado junto a sus hijos Urbano, Delfino y Guillermo en la
20
sociedad Francisco Sánchez & Hijos, con cuentas bancarias y actividades
/ AGCA Prot. Lucas Orellana, t.1, 28 noviembre 1866.
comerciales en México, Europa y Estados Unidos. A la muerte de su
21
/ AGCA Prot. Lucas Orellana, t. 2, mayo 1868; AGQ 1874/111; AGCA –ST 6/8. Con fundador en 1876, los herederos decidieron continuar con la sociedad
todo, ya desde 1866 Fuentes Franco había acordado con Keller la venta de la finca.
“para conservar el buen nombre adquirido de la casa y tener siempre
Keller no se limitó a las ya productivas plantaciones de café y de caña de azúcar, sino
que experimentó con hule, aprovechando las facilidades concedidas en 1873 por el presente la respetable memoria de su padre”.27/
Ministerio de Fomento. AGQ 1873/26 G.
22 25
/ AGQ 1874/111. / AGCA Prot. Lucas Orellana, t. 2, 1872. Testamento de Francisco Sánchez
23 26
/ AGCA-ST Quetzaltenango 7/17. / AGCA-ST Quetzaltenango 5/4, 5/8, 5/9.
24 27
/ Ibidem y R.Wagner, Los alemanes en Guatemala, p. 146. / AGCA Prot. Lucas Orellana, t. 2, 1872. Testamento de Francisco Sánchez, y 1876.

215 216
Las Mercedes, San Francisco Miramar y las fincas de Francisco ción de las nuevas fincas por el mismo propietario aparece también en el
Sánchez & hijos son casos relativamente bien documentados que mues- Libro de las apresuradas anotaciones sucesivas.29/ Este doble registro, al
tran cómo el desarrollo de las plantaciones de café en la Costa Cuca que hacen de contrapeso las omisiones de fincas que sin embargo son
hunde sus raíces en la expansión geopolítica y económica de las elites nombradas como limítrofes con las registradas, es un indicador de los
vinculadas con el regionalismo de Los Altos. Cuantificar esta afirmación errores que estos libros deben contener, lo cual no permite utilizarlos para
de manera precisa no es posible, pero el Archivo de la Gobernación de un estudio cuantitativo exacto. Reeves lo intentó en todo caso, llegando a
Quetzaltenango conserva algunos libros útiles para elaborar, por lo la conclusión de que probablemente el 75% (bien sea por extensión o por
menos, un orden de magnitud de las propiedades productoras de café a número) de las 203 propiedades privadas en la Costa Cuca, registradas
mitad de los años 1870, y que tuvieron su origen en el bloque de ocupa- entre 1874 y 1879, no era fruto de nuevas adquisiciones estimuladas por el
ciones de los terrenos ejidales de San Martín antes de la mitad de ese decreto de lotificación de la Costa Cuca, sino que eran fincas en manos de
siglo por parte de ladinos altenses. particulares y habían sido ocupadas con anterioridad.30/
En diciembre de 1873, cinco meses después de la promulgación del El interés nuestro es subrayar otro dato que emerge de este cuadro
decreto sobre la venta de los “baldíos” de la Costa Cuca que había nacio- parcial de las propiedades agrícolas en la Costa Cuca: la continuidad de
nalizado el ejido del pueblo mam, el gobierno de Justo Rufino Barrios aquel núcleo original de ocupaciones ladinas denunciado por San Martín
firmaba otra medida legislativa encaminada a extender el control estatal en 1841. Da evidencia del mismo la recurrencia, entre los denunciantes
y tributario. Calcado en la promulgada por Mariano Gálvez en 1832, el Castillo, Galindo, Mazariegos, De León y otros, de un título de posesión
decreto 108 de 1873 imponía el registro de las propiedades de tierras muy peculiar, si se cree en el mito de la invención liberal de la Costa
privadas o municipales en los despachos de cada departamento, así como Cuca: el de la “herencia”. La generación que en 1874-5 matriculaba sus
el pago de una “contribución territorial”.28/ fincas en el ‘catastro’ declaraba que las había heredado de sus padres,
La medida fiscal estaba encaminada a la financiación de la infraes- agregando a veces que éstos a su vez las habían obtenido “por donación”
tructura vial y portuaria sobre el Atlántico y el Pacífico, y preveía la de San Martín, como las 28 manzanas de la finca Mujuliá denunciadas
formación de una especie de catastro, en donde los propietarios o posee- por José Domingo Galindo, o aún más explícitamente el terreno cultivado
dores de terrenos en el departamento eran llamados a registrar, junto al con zacatón por Manuel Galindo “concedido por San Martin a su herma-
número secuencial que identificaba el terreno, su nombre y procedencia, no José Domingo por haber contribuido a gastos de remedida del terreno
el nombre de la finca, su extensión, límites, ubicación, clima y accidentes de la Costa que San Martin reconoce como suyo”.31/
morfológicos notables, el tipo de posesión, los documentos presentados Hemos estudiado los datos prestando particular atención a las declara-
como soporte, la tipología productiva, y la cercanía de cursos de agua o ciones sobre la antigüedad de la posesión y a lo que la descripción de los
de senderos. Estos son los registros que alimentan por lo menos cinco vecinos limítrofes deja entrever sobre la preexistencia de otras propiedades
Libros de matrículas que los jefes políticos de Quetzaltenango compilaron en la zona. Hemos luego cruzado y completado los datos de las matrículas
entre el inicio de 1874 y 1879, y que se conservan en el Archivo de la tanto con registros del todo similares en la forma, pero dispersos en otros
Gobernación de esa ciudad. libros de las oficinas de la Gobernación de Quetzaltenango, así como con
Entre quienes acudieron a los despachos departamentales para matri- documentos transmitidos a la administración estatal de la capital y deposi-
cular sus tierras estaba, en julio de 1874, también el administrador William tados en la Sección de Tierra de los archivos centrales. Resulta que no sólo
Everall, quien por cuenta de Ospina y de la sociedad Vásquez & Jaramillo 29
registró el complejo Las Mercedes–Amparo–Santo Domingo. Otra inscrip- / La primera inscripción se encuentra en: AGQ 1874/111 Libro de Matrículas 2; la
segunda en el Libro de Anotaciones.
30
28
/ La contribución era de 2 pesos/caballería RLRG, “Decreto Num. 108", 15 / En los libros de matrículas conservados aparece un total de 497 registros, de los
diciembre 1873, t. 1, pp. 222-224. Véase también el Decreto n. 114 “Reglamento para cuales 203 estaban relacionados con la Costa Cuca.
31
la ejecución …”, idem, t. 2, pp. 14-19. / AGQ 1874/111 Libro matrículas 1.

217 218
las tres cuartas partes de las tierras supuestamente “privatizadas” por los 2. “orden para recibir en San Francisco California 20,000 pesos en oro,
decretos liberales ya estaban de hecho en manos privadas, como sostiene a 60 días vista, 5% de interés por el cambio”.
Reeves, sino que por lo menos en unos 40 casos de los casi 200 relativos a
3. la diferencia, hasta completar 50,000 pesos, “que son 3,000 pesos, los
la Costa Cuca esas propiedades provenían del núcleo primitivo de ocupa-
pagará en septiembre en dinero o letra sobre Londres”.
ción ladina altense de los años 1840 y 1850. La extensión total –por defecto–
de estas propiedades era de 101 caballerías, esto es casi una sexta parte del 4. “100.000 más los intereses al 9% anual sobre esta cifra, pagará en
total de matrículas de terrenos estimuladas por los decretos liberales de todo mes de agosto de año próximo pasado 1876”.34/
1873-4.32/ En este grupo, el papel más destacado le correspondía sin duda a El contenido y la forma de este contrato, bien distinto del promedio
Las Mercedes, que por sí sola constituía casi una quinta parte del área
registrado en los libros notariales de esos años, revela una madurez
entera de la Costa Cuca ocupada por propiedades privadas. Vale la pena,
empresarial y una mentalidad capitalista no común ni siquiera en los
por lo tanto, detenerse a esclarecer qué fue Las Mercedes.
más altos círculos comerciales guatemaltecos – o colombianos35/– de la
época. Los Ospina y la casa Vásquez & Jaramillo, de la que Mariano
C. La finca Las Mercedes: de un altense liberal a un colombiano
Ospina comprará la cuota del amigo y cuñado Julián Vásquez en 1869,
conservador no eran, de hecho, personajes cualesquiera en el panorama cafetalero
Comprada en 1866 por 4,000 pesos, en 1875 la propiedad fue revendida guatemalteco de los tardíos años ‘60.36/
por los empresarios colombianos Ospina y Vásquez & Jaramillo en
Mariano Ospina Rodríguez arribó a Guatemala en 1863 –cuando el
150,000 pesos al costarricense Juan Gallego mediante un contrato que da
general Carrera estaba en el poder– como exiliado conservador de la Repú-
una idea, por un lado, del calibre empresarial de los vendedores y de su
blica de la Nueva Granada. Gracias a la militancia política común y a una
red comercial internacional, y por otro lado de la productividad alcanza-
eficaz solidaridad de clase, Mariano y su hermano Pastor, junto con un
da por esta hacienda. Las partes acordaban que el pago, garantizado
grupo familiar que se hizo muy numeroso, se insertaron sin dificultad en la
como uso de la hipoteca sobre la finca misma y sobre la cosecha del año
gran sociedad guatemalteca, ayudados por los oficios de los amigos jesuitas,
en curso, fuera distribuido de la manera siguiente:
admitidos en Guatemala desde hacía apenas unos 20 años. Esa extraña
1. “en letras sobre Londres 5,000 libras esterlinas estimadas 5 pesos/£ mezcla de “liberalismo conservador” que caracterizaba a la familia,37/
y 4% cambio, a 90 días”.33/
34
/ AGCA Prot. Narciso Muñoz 1876 t.2, y la otra en: AGCA Prot. Antonio Valenzue-
32
/ Los nombres de los propietarios, a veces con registro múltiple, son: Rosario Castillo, la abril de 1877.
Maria del Pilar Castillo, Antonio y Gregorio Castillo, Ricardo Castillo, Ildefonso Galindo, 35
/ Véase M.Palacios, El café en Colombia, p.85.
José Domingo Galindo, Manuel Galindo, Anastasia y Eusebia Mazariegos, Catarino
36
Mazariegos, Enrique Mazariegos, Mariano Robles, Sabino y otros Robles, Silveria Rodas, / Sobre los Ospina y Vásquez y la finca Las Mercedes véase S.Gallini, “Empresa-
Rodrigo Robles y herederos, Francisco Robles, Sabino Robles, Feliciano Arias, Luis rios antioqueños en la historia del café en Guatemala, 1863-1871", pp. 265-282. Para
Betancourt, Eligio Coutiño, José De León, Francisco Estrada, Antonio Garcia, Eusebio la biografía de Mariano Ospina, véase Antología del pensamiento de Mariano Ospina
Ibarra, Simon Ralda, Manuel Rivera, Felipa Tovar, Enrique Campaignac, Rafael De León, Rodríguez (1990) y de E.Gómez Barrientos, Mariano Ospina y su época (1913-15).
Felipe Ralda, Rosendo Orellana, Albina Juárez, Vásquez y Ospina, Pedro López, Sobre la familia Ospina y su fortuna económica y política véase E. Ramírez, Poder
Francisco Sánchez & hijos. La extensión de los terrenos se calcula con base en lo económico y dominación política: el caso de la familia Ospina, Tesis (Sociología),
declarado en las matrículas, convirtiendo las manzanas en caballerías. La cifra final peca Universidad Nacional de Colombia (1983). Véase también las páginas de M. Palacios,
ciertamente por defecto dados los grandes vacíos documentales, aunque también debido El café en Colombia, pp. 85-90; pp. 100-102 dedicadas a la sociedad comercial Ospina
a la voluntad de los denunciantes de declarar la menor base fiscal posible. AGQ 1874/111 Hermanos de Medellín entre 1885 y 1905.
Libro matrículas 1, 2, 5 y Anotaciones. AGCA-ST Quetzaltenango 5/varios expedientes. 37
/ Véase la Antología del pensamiento de Mariano Ospina Rodríguez, vol. 1. La
33
/ La casa comercial socia en Londres era la Stiebel Brothers, con la que la casa poliédrica política de los Ospina y su capacidad de tejer amistades con conservadores
probablemente ya tenía negocios caminando. Stiebel Brothers participaba también en y liberales quedará demostrada en 1871 cuando el presidente liberal García Granados
créditos a la caficultura colombiana; véase M.Palacios, El café en Colombia, p. 117. le ofreció al conservador Mariano Ospina el cargo de Ministro de Hacienda, que sin

219 220
conservadora en política y singularmente liberal en economía, encontró contiene la finca, habiendo sembrado en Santo Domingo un potrero de
en el país huésped condiciones propicias. 2,000 cuerdas (…) de zacatón de guinea”. 40/
La madurez empresarial y los modernos conocimientos agronómicos Habida cuenta de la baja mecanización de la caficultura de la época,
de los Ospina eran bien reconocidos por sus contemporáneos, y sobre Las Mercedes era un modelo de finca moderna. Desde su primer año,
todo por la Sociedad Económica de Amigos del País. En calidad de una costosa y pesada máquina fue importada desde Gran Bretaña, y al
miembros directivos de la misma, Mariano y Pastor Ospina interpretan el tercer año la finca ya contaba con una instalación completa de máquina
rol de la Sociedad Económica como vehículo apto para guiar a Guatemala secadora y varias despulpadoras. Este era también un indicador de la
hacia la era de la moderna agronomía occidental, liderada en esa época solidez de las redes financieras que ligaban a Ospina y Vásquez con el
por los dictámenes franceses y norteamericanos. Desde la dirección de la mercado de crédito internacional, y que los hacían capaces de invertir
Comisión de Agricultura de la Sociedad Económica, Mariano Ospina en la dotación de capital fijo en la finca. Probablemente no existía
gozaba de influencia política directa en la materia, como lo demuestra la todavía la residencia patronal, una bella casa de madera pintada de azul,
presentación del proyecto de Reglamento de Jornaleros y de reforma de tres pisos y un amplio balcón, para la que los sucesivos propietarios
agraria y de agrimensura, que servirán luego de base para la reforma alemanes (luego de 1877) importaron la madera desde California41/ y de
liberal,38/ y su nombramiento como diputado de la Sociedad Económica la que sobreviven sólo vestigios espectrales y en ruinas, aunque fasci-
en la Cámara de Representantes de Guatemala. En 1870, resuelta la nantes por lo que dejan entrever de lo que fue la vida que habitó sus
situación colombiana, Julián Vásquez y doña Antonia Jaramillo primero, paredes y escaleras.
y luego Mariano Ospina y su familia, decidían regresar a su Medellín
antioqueño, en donde volvieron a tomar el poder en 1871, dejando en Conformar una plantación de café era, sin duda, un proceso dispen-
Guatemala el gérmen de una larga y prestigiosa dinastía. dioso en dinero y en trabajo, duro y largo: una “empresa romana”, tal
como la describe Everall (Everall 1912:149), pero no por ello menos
¿Quién inició la plantación del café en Las Mercedes? Es probable lucrativa. En 1875 el viajero y hombre de negocios John Boddam Whet-
que fueran los herederos Robles los iniciadores de la prehistoria del ham visitó Las Mercedes y parece presumible que los datos contables
café en Las Mercedes, realizando desmontes y preparando viveros, consignados en su diario de viaje hayan sido justo aquellos que le refirió
aunque –según las fuentes– es evidente que el rol propulsor lo desem- su compatriota Everall, quien en ese entonces todavía era administrador
peñó Julián Vásquez, y posteriormente la sociedad con Ospina y Jara- de la finca.
millo, bien asesorados por un caficultor costarricense pionero en
Guatemala, quien los había instruido en las potencialidades y caracte- La disponibilidad financiera y el acceso al crédito eran condición
rísticas principales del cultivo del café en el país.39/ Uno de los sucesi- sine qua non para el desarrollo de la caficultura en gran escala en la
vos compradores de la finca atestigua que fue en efecto la compañía Costa Cuca, pero no eran ciertamente las únicas variables importantes: la
colombiana la que formó “el cafetal de 5,000 cuerdas de 25 varas que calidad del terreno, la altitud, el agua, la topografía, la cercanía de
hoy [1877] existe en ella, construyeron los edificios, y rancheria (…) pueblos indígenas que suministraran mano de obra y recursos comple-
implantaron todo el tren de maquinaria, semovientes y demas que mentarios, la accesibilidad a carreteras y puertos, todos ellos eran otras
tantas condiciones fundamentales.
embargo éste no aceptó aduciendo tener que regresar a Colombia con su familia. E.
Gómez Barrientos, Mariano Ospina y su época (1913-15). 40
/ AGCA Prot. Antonio Valenzuela, 4 abril 1877.
38
/ AGCA B1 leg. 28623 exp. 159, citado por C.Cambranes, Café y campesinos, p. 41
/ Lo narra el informe del capitán Macomb de la International Railway Commis-
106 y L. Gudmundson, Tierras comunales, p.45. sion, que en 1891 estableció una de las estaciones de levantamiento topográfico en
39
/ No conocemos el nombre del personaje, aunque tal vez se trate de Manuel Santo Domingo, el potrero de Las Mercedes. Intercontinental Railway Commission,
Aguilar, autor en 1845 del ya mencionado Manual sobre el cultivo del café. Report of surveys, p. 398.

221 222
Tabla VIII.2 Algunas variables ya han sido mencionadas: suelos de origen volcánico
Costo de una plantación de café en la Costa Cuca –si la capa arenosa no era excesivamente elevada o reciente–, altitud y
(primeros 5 años), 1875 promedios climáticos sin saltos extremos. La morfología quebrada del
Rubros de gastos Pesos territorio era un elemento ambigüo: favorecía a la planta pues ofrecía
Adquisición de 2 caballerías de tierra apta para café 4,000
barreras naturales contra el viento fuerte de la alta Bocacosta, pero ponía,
D esm onte 1 caballería 500
por el contrario, muchos problemas a las comunicaciones con los centros
Palos y huecos para 100,000 árboles a 3 pesos/1,000 300
de comercialización. Asimismo, la pendiente del terreno, típica de
Plantación y huecos para 100,000 árboles a 2,5 pesos/1,000 250
muchas otras partes de la Costa Cuca, era positiva pues favorecía el
C om pra de 100.000 árboles, a 25 pesos/1,000 2,500
drenaje de las aguas de lluvia y evitaba que la irrigación excesiva inunda-
R anchería para m ozos, herram ientas, etc. 500
ra el terreno quebrando las raíces. Una pendiente excesiva, sin embargo,
hacía crecer plantas raquíticas y débiles, además de dificultar la cosecha.
M antenim iento de la finca por 5 años (5 lim pias por año) 6,250
M ayordom o (40 pesos/m es, 480 pesos/año) 2,400 La cercanía con pueblos indígenas era necesaria para el suministro
C osto para plantar 500 cuerdas de potrero 500 de mano de obra, esencial para muchas de las fases cruciales de la vida
C om pra de m aquinaria necesaria y construcciones para la cosecha de 2,000 qq 5,000 de la finca, no sólo para la cosecha de los frutos como se suele creer. El
( quinto año) trabajo indígena masculino era fundamental en la operación de la limpia;
G astos im previstos 500 esto es en el desmonte y su limpieza mediante el procedimiento de roza
C ostos de la cosecha y preparación 2,500 q. a 2 pesos/qq 5,000 y quema, tal como sucedía con cualquier otra empresa agricola de la
Total gastos finalizando el quinto año 27,700
región. La cosecha generaba, a cambio, una demanda de mano de obra
familiar puesto que las manos de mujeres y niños eran sin duda más
Producción eficientes para la delicada operación de corte y cosecha de los granos
M aíz 1,000 maduros que se efectuaba en etapas sucesivas.42/
C osecha estim ada en el cuarto año (1/2 lb. por árbol, 500 q a 10 pesos/qq) 5,000
Las Mercedes, como el resto de todas las fincas de la Costa Cuca que
C osecha estim ada en el quinto año (2 lb. por árbol, 2000 q a 10 pesos/qq) 20,000
surgieron en esos mismos años, tenía una mala ubicación en este sentido,
Producción total finalizando el quinto año 26,000 pues el reticente San Martín era el pueblo indígena más cercano (a 20
B alance millas) y las dos ciudades principales, Quetzaltenango (35 millas) y
Valor de 100,000 árboles a 3 reales/árbol 37,500 Retalhuleu (25 millas) no servían para este fin. La dificultad se superó
Valor de 500 cuerdas de potrero 500 mediante el envío de reclutadores “a las aldeas de las tierras altas mas
Valor de m aquinaria etc. 5,000 alla de Quetzaltenango”, quienes llevaron a las tierras bajas de Las
Valor de la producción obtenida 26,000 Mercedes mano de obra suficiente en un año para desmontar estas 6
caballerías, construir algunas “residencias temporales” y casas para los
Total 69,000 trabajadores, y preparar viveros con 250,000 plantas de café listas para el
G astos totales 27,700 transplante durante la estación de lluvias.
G anancia neta 41,300 El transporte y las comunicaciones eran la segunda gran limitación
Fuente: J.W .Boddam W hetham , Across C entral Am erica (1877), p. 81-82. inicial de Las Mercedes. Las exigencias de aprovisionamiento de todo tipo
encontraban salida en el mercado de Quetzaltenango, pero el transporte de
Las Mercedes y sus propietarios colombianos gozaban de enormes 42
/ El registro fotográfico del trabajo femenino en las fincas cafeteras se encuentra
ventajas comparativas, pero era toda la Costa Cuca la que ostentaba una
en E. B.Burns, Eadweard Muybridge in Guatemala, 1875: the Photographer as a Social
posición ecológica favorable para la formación de plantaciones de café. Recorder (1980).

223 224
la ciudad a la finca ocurría sobre espaldas indígenas, las mismas que William Everall, administrador de Las Mercedes en los tiempos en
transportaban la madera de construcción cortada en los bosques de la que ésta era propiedad colombiana, había desembarcado procedente de
región. Se requería dotar a la empresa de carros y animales de tiro, y de Escocia en 1880,44/ a la edad de 22 años, y de inmediato se había lanzado
comunicaciones internas entre las diferentes unidades de la finca así a una empresa agrícola en los terrenos costeros que le fueron concedidos
como de carreteras que permitieran la salida hacia afuera. En el rubro de por la Municipalidad de Coatepeque.45/ Llegado a Las Mercedes con el
las construcciones estaban las casas de residencia del administrador y del cambio de propietario de Ospina, Jaramillo y Vásquez, participa en la
propietario, aunque sólo rara vez éste residía allí permanentemente; y los transformación de la propiedad en la más productiva plantación de café
patios para el secado de café, que en el primer año de Las Mercedes se de la zona, convirtiéndose para la posteridad en un valioso testigo
hizo extendiendo la cosecha sobre petates, esteras de paja de uso univer- directo, permaneciendo allí hasta el advenimiento de la era alemana de
sal en la economía indígena. la finca. Paralelamente, él mismo atraviesa el boom cafetero de los años
Cuando Las Mercedes obtuvo su primera y casi prodigiosa cosecha de ‘70 y comienzos de los ‘80 comprando una finca de 10 caballerías junto
2,000 quintales, no pudo hacer otra cosa que enviarla a Retalhuleu, sede de con el alemán Ernesto Viergutz; una segunda, solo, de 24 caballerías; y
los dueños de las carretillas de bueyes, y desde allí a Champerico. Pero al administrando por lo menos otras tres de su esposa y de su suegro.46/ En
año siguiente los propietarios obtuvieron del gobierno conservador la 1884, sin embargo, está en graves dificultades financieras, tanto así que
concesión para la construcción, por su propia mano, de una carretera que debe entregar dos fincas a sus acreedores, una de café y la otra de caña de
la uniría a Champerico –13 millas en total– a cambio de ser eximidos del azúcar con un terreno anexo de zacatón, de propiedad de su esposa,
pago de la contribución de caminos entonces en vigor. compradas en 1871.47/ Fortalecido por el conocimiento profundo de los
actores y de las dinámicas locales, a Everall le queda todavía el camino
D. Los fracasados político y diplomático, y es así como en los años siguientes lo encontra-
mos como cónsul y luego informador sobre los proyectos ferroviarios en
En repetidas ocasiones potenciales caficultores en la Costa Cuca fracasaron el país para el consulado de su Majestad Británica.48/
frente a la compleja combinación de factores favorables necesaria para
Menos afortunada y quizás más ejemplar es la biografía de José María
hacer prosperar la empresa. El porcentaje de fracasos y quiebras no es
López, habitante de la costa sur que de joven había conformado una finca
cuantificable, pero sus rastros en las cartas de los libros notariales de
de café en los terrenos ejidales del pueblo de San Felipe gracias a su
Quetzaltenango sugieren que en sus despachos terminaron muchas de las
veleidades de los caficultores de la Costa Cuca. Un caso que parece haber
44
sido frecuente era el de los administradores de fincas que, con experiencia / PRO/FO 252/204 f. 563. Everall había nacido en 1838, como se desprende de su
expediente en el Manuscript catalogue de la British Library en Londres.
acumulada y un capital modesto, intentaron formar una empresa propia. 45
Sus tareas eran de gran alcance y responsabilidad en las fincas donde por lo / AGCA-ST Quetzaltenango 8/9
46
general no residían los propietarios. El administrador se obligaba por / AGQ 1874 Libro de matrículas 1/1874. Se trata de 10 caballerías en la baja Costa
Cuca, compradas en 1873 a Diego Sales y cultivadas con hule, zacatón y milpa.
contrato a redactar y enviar al propietario de la finca la contabilidad de la
47
misma, a supervisar a sus mayordomos, los cuales a su vez se encargaban / AGCA Prot. Antonio Valenzuela, 1876. A nombre de su esposa, Alise Montgo-
mery Everall, aparecen registradas las fincas El Jato (café) y Chaguite-San Isidro (caña
del pago a los trabajadores y del reclutamiento de los mozos “habilitándoles
y zacatón), inscritas por el mismo Everall en el Registro de la Propiedad Inmueble
si fuera preciso bajo algunas seguridades que faciliten el cumplimento de su (Registro de Occidente) de Quetzaltenango en 1877, tomo I, Quetzaltenango, n. 13 y
compromiso, o el recobro del dinero en último caso”.43/ Tomo 1 San Marcos, n. 1 y n. 2 respectivamente, y canceladas en virtud de la cesión
como pago para saldar las deudas de su marido. En las anotaciones aparecen los
43
/ Este es el contenido del contrato entre Manuel Fuentes Franco y Pablo Edelmann nombres de Camacho y Thielmans como acreedores.
48
para la administración de las dos fincas San Francisco Miramar y Las Margaritas, en / Es vicecónsul británico en 1885-86. British Library Add 68892 H ff. 62-89
la costa de Suchitepéquez. AGCA Prot. Lucas Orellana, t. 1, junio de 1867. (6/4/1893) y PRO/FO 252/243, f. 277-280.

225 226
propio salario como administrador de otras fincas de la zona y a un efectivo y moneda corriente”, obligándose al mismo tiempo a “cooperar
modesto capital de su esposa. A la muerte de ésta, López vende la finca en todos los servicios que fuera tequiado como hijo del mismo pueblo”.52/
en $7,000 y distribuye la mitad del capital entre sus tres hijos en calidad
Su accionar inmediatamente posterior revela relaciones económicas
de herederos. “Seducido por la feracidad de la costa del sur del departa-
basadas en la comunión étnica. Como otros, Díaz había obtenido del
mento de Quetzaltenango”, había comprado junto con la familia la finca
pueblo mam el derecho al uso de tierras comunitarias, aunque cuando
Santa Margarita, “valiosa, pero necesita de recursos”.49/ Necesitado de un
fue soprendido por la oleada de denuncias de tierras en la Costa Cuca en
crédito, López se ve forzado a “vender café en anticipación a bajo precio”.
virtud de los decretos de 1873-74, él mismo solicitó el título legal de
A la movida del crédito anticipado que disminuía la eventualidad de
solamente 3 caballerías “y el resto [4 caballerías] se cultive por los
ganancias futuras se unían otros problemas, que se le presentaron en una
habitantes de San Martin que allí residen”.53/ Su esfuerzo empresarial se
progresión que presagiaba la infeliz conclusión: “la pugna en que he
había concentrado, de hecho, en esa parte: “hizo desmontes considera-
estado con los indios de Concepción (…), las continuas vejaciones de
Basilia Sanchez, la reciente extinguida revolución de Serapio Cruz, que bles” y sobre todo “preparó el almacigo necesario para la plantación de
escaseó los brazos y mas o menos directamente causó otros daños y por una finca de café”.
último el incendio de 14 ranchos (…) y de 25 cuerdas de caña”, no le En la disputa legal que surgió en torno a la reivindicación de esas
dejaron otra salida que ceder la finca y todos los bienes a los acreedores, mismas tierras por parte de otros denunciantes, no tardó en aparecer el
naturalmente a un precio inferior al valor real.50/ argumento étnico: más allá de la legitimidad de los títulos de Díaz, un tal
Miguel Díaz era, en cambio, nativo de una de las comunidades Saturnino Mora sostenía que la posesión indígena era el equivalente de
mames de Quetzaltenango, el pueblo de San Cruz Cajolá. Su historia no las manos muertas. La defensa que opuso el cultivador mam era cristali-
se destaca, en principio, de la de otros agricultores atraídos por el prome- na y una vez más apuntaba hacia la comunidad indígena: si la suya
tedor desarrollo de la Costa Cuca, pero incapaces luego de vencer los hubiera sido de verdad una posesión improductiva, ¿cómo explicar la
obstáculos que se les interponían. Sin embargo, representa un testimonio existencia de ranchos y almacigos admitida por sus opositores? “Y
acerca de cómo tampoco en Guatemala existía ninguna receta escrita respecto de los demas de mi clase, responde esa inmensa multitud de
sobre la historia del café y sí, al contrario, de cómo la caficultura tomó al fincas que cubren toda la costa”, continuaba Diaz. Explicaba además que,
comienzo muchos caminos divergentes que bien habrían podido llevar a cuando los indígenas no se convierten en empresarios agrícolas, la razón
resultados diferentes. es la misma que vale para cualquier otro: contando sólo con la riqueza de
la propia fuerza de trabajo, “se sujetan como cualquier otro hombre a ser
Gracias a un bienestar económico que no sabemos de qué manera esclavo del trabajo para vivir”. Su caso, por el contrario, era privilegiado:
acumuló, en 1862 el índígena Miguel Díaz hacía las veces de suplente de “tengo fondos necesarios para plantar de café un area de terreno que mi
un vecino de San Martín en una transacción de tierras entre particulares, contrario quizá no se ha imaginado”.54/ De lo que Díaz no disponía era de
mediante la cual se hacía propietario de 7 caballerías en las cercanías del continuidad en el acceso al dinero, principalmente por hallarse recluido
río Ocosito, a las que los documentos se refieren como Buenavista,51/ en una cárcel por un delito de sangre. Imposibilitado para reunir la suma
muy probablemente en los confines con El Palmar. El contrato mezclaba necesaria para pagar el título del terreno, cedía al final sus propios
las dos tradiciones jurídicas, la del derecho privado de matriz romana y derechos vendiendo sus 3 caballerías en 1,500 pesos.
la del derecho consuetudinario indígena. Díaz pagó “199 pesos de plata
Los factores de expulsión que acabaron con personajes como López o
49
/ AGCA Prot. Manuel Fernández de León, 1872. Miguel Díaz eran reconducibles a algunas tipologías que se combinaban
50
/ La finca es puesta en subasta en $ 16,968, pero comprada al tercer ofrecimiento 52
por $ 12,000. / AGCA-ST Quetzaltenango 7/8.
53
51
/ El terreno había sido acordado para la venta por el pueblo de San Martín a una / AGCA-ST Quetzaltenango 7/15, f. 6.
54
familia de residentes en 1822. AGCA-ST Quetzaltenango 7/8 y 7/15. / AGCA-ST Quetzaltenango 7/15, f. 14.

227 228
para determinar el descalabro financiero: conflictos con otros actores en Protestaban los caficultores Francisco Anguiano (finca Santa Inés),
escena, inestabilidad política e institucional, escasez de mano de obra y Antonio García (finca La Esmeralda) y Mariano de Jesús Anguiano.57/
no disponibilidad de acceso al crédito. Los propietarios de Las Mercedes También por parte indígena no era infrecuente un cierto juego de retórica
no eran, por cierto, inmunes a dichas “calamidades”. Ospina y sus socios, de adaptación de las palabras al credo liberal y modernista del régimen
por ejemplo, fueron confrontados por finqueros vecinos en su propuesta de de Barrios, como subrayaremos más adelante.
construir una carretera hacia Champerico, obligando a que el trazado se
Con la consolidación del Estado liberal, la inestabilidad política e
convirtiera en un camino tortuoso. La misma hostilidad demostraron los
institucional cesó de representar un elemento de perturbación de las
propietarios de carros de Retalhuleu quienes, con el fin de proteger su
actividades económicas. Es más, el asentamiento de las oligarquías
propio monopolio, se rehusaron a ir a recoger la primera gran carga de café
liberales altenses en el poder se explica por la necesidad de éstas de
a la finca.55/ Además estaban San Martín y Concepción, que expresaban
armonizar el cuadro político nacional con sus intereses de clase58/ y, en
toda su hostilidad en relación con la proliferación de plantaciones en sus
primer lugar, con los de la caficultura. La simbiosis entre Estado oligár-
tierras, rechazando el último eslabón de la cadena, los agrimensores.56/
quico liberal y economía del café se manifestaba de modo evidente en las
El agudo conflicto entre los propietarios (o poseedores) de tierras soluciones adoptadas para resolver el problema principal de los planta-
–grandes y pequeños, ladinos e indígenas– parece haber sido endémico dores: la escasez de mano de obra.
en la Costa Cuca, sobre todo en los años ‘70, y surgía con motivo de las
prácticas de medición de los agrimensores, cuando la desordenada E. El camino guatemalteco para la movilización del trabajo, el
situación del campo tenía que ser controlada por el orden legal, y el uso capital y el crédito
y acceso a los recursos –tierras, bosques y agua– debía volverse de común
y libre a privado y exclusivo del dueño de la parcela. Tal como hemos argumentado a propósito de la construcción de la infraes-
tructura vial, en la región altense y en particular en la Bocacosta pacífica de
Las motivaciones aducidas no cambiaban entre indígenas o ladinos: Quetzaltenango, el mandamiento, como modo de movilización de mano de
la antigüedad de posesión, o la incorporación de trabajo o capital al obra (indígena), ya funcionaba plenamente cuando las plantaciones de café
terreno en contienda, eran los argumentos tanto de los finqueros ladinos comenzaron a producir y a solicitar su proprio tributo de trabajo,59/ tanto así
como de las comunidades indígenas. Lo que variaba era el lenguaje: a la que también Las Mercedes recurrió a él desde un principio.
voz colectiva y a los tonos por lo general filiales propios de las peticiones
indígenas al dirigirse a la autoridades públicas hacía contrapeso el tono A nivel nacional, en cambio, la canonización de la práctica del
enérgico y a veces autoritario de los hacendados ladinos. mandamiento se dará en 1877 con el decreto 177, el Reglamento de
Jornaleros. Inspirado en el proyecto elaborado durante la época conserva-
No podemos ni debemos consentir por un solo momento que tal medida dora por Mariano Ospina, y reelaborando la práctica en curso en los
se lleve adelante, en menguas de los derechos (...) legitimamente adquiridos departamentos del Occidente, el Reglamento tenía como fin forzar la
(…) por lo que protestamos contra ella una y mil veces de la manera más conversión de la población indígena en mano de obra agrícola en las
enérgica.
57
55 / AGQ 1877/108. El contencioso era con Antonino Castillo para la medición y
/ Los acuciosos propietarios reaccionaron burlando el monopolio y dirigiéndose
titulación de una vasta área cercana a Pie de la Cuesta, en la Costa Cuca, en 1877.
al mercado de animales de Chiantla en donde adquirieron 200 bueyes y un número
58
suficiente de carros para el transporte de la propia cosecha. Everall, “De cómo / Sobre la simbiosis entre Estado, elite liberal y economía del café, véase la lectura
empezó la industia cafetera en Guatemala”, p. 151. comparativa de los casos centroamericanos de R. Williams, States and Social
56 Evolution, pp. 211-224.
/ Con motivo de la medición y demarcación de Las Mercedes en 1873, el agrimen-
59
sor Juan de Dios Morales tuvo que enfrentar al frente mam de la cabecera Ostuncalco / En relación con nuestra misma área de estudio, Reeves, “De cómo empezó la
junto con San Martín y Concepción, que se opusieron combatiendo “con escopetas” industia cafetera en Guatemala”, cap. 3, discute de manera detallada cómo y por qué
al equipo encargado de la medición. AGCA-ST Quetzaltenango 6/11, AGCA-ST no se puede afirmar que las reformas liberales representaban un momento de ruptura
Quetzaltenango 30/14, AGCA Prot. Antonio Valenzuela, abril 1877. en las prácticas de movilización del trabajo.

229 230
plantaciones y canalizar la competencia desleal entre finqueros por el lo explicaba con eficacia Juan Rosal, dueño de la finca La Mansión en
acaparamiento de brazos agrícolas.60/ Instituía con este fin una libreta la Costa Cuca.
donde los trabajadores agrícolas debían registrar escrupulosamente el
En una carta fechada en 1885 y dirigida al alcalde municipal de Sija,
contrato de trabajo vigente, la deuda acumulada con el finquero para los
pueblo de tierra fría cercano a Quetzaltenango, el finquero reclamaba la
anticipos de dinero y los días trabajados. Se trataba de una especie de
intervención de la autoridad ciudadana en relación con un mozo del
pasaporte con diferentes funciones: inmovilizaba al trabajador en la finca
lugar que argüía causas médicas para su incapacidad de dirigirse a la
inscrita en la libreta durante el periodo que allí se indicaba; permitía a las
plantación para la cosecha del café. Había recibido 18 pesos como
autoridades de policía arrestar y devolver a la finca correspondiente al
trabajador que se hubiera alejado de ella indebidamente (atraído por un anticipo que ahora, imposibilitado para retribuir en forma de trabajo,
nuevo anticipo de dinero, o huyendo de la misma, o que hubiera hecho un quería restituir en dinero. La negativa del finquero permite entender la
retorno ilegal al pueblo) pero, sobre todo, permitía formar y cuantificar verdadera naturaleza de las habilitaciones como primer eslabón de la
equipos de trabajadores disponibles para ser reclutados en mandamiento. deuda laboral y como instrumento de reclutamiento. Rosal protestaba:
Quien resultara solvente, es decir no sujeto a un contrato, iba a engrosar “[el dinero] no lo dí prestado, sino que a cuenta de trabajo” del sujeto y
las filas de los escuadrones de trabajo –de hasta 60 hombres– que los de su familia (mujer y 4 hijos), ya endedudados el año anterior en 28
propietarios de unidades agrícolas podían solicitar a los jefes políticos, y pesos, a los que se añadían ahora otros 2 pesos a título de gastos para el
éstos a su vez a los alcaldes de los pueblos, por periodos de trabajo de 1 a “mozo que los fué a buscar” y 12 reales para el mensajero de la carta a
4 semanas.61/ Es evidente, entonces, que dicho sistema se basaba en y Sija. Si se daba el caso de que el hombre pudiera presentar una certifica-
exaltaba la cercanía entre finqueros y jefes políticos, puesto que el ejercicio ción médica que lo eximiera, la obligación seguía siendo válida para la
del control policial sobre la mano de obra y su movilidad dependía de la familia, según Rosal, “pues todos son habilitados”.63/
atención con la cual la autoridad política respondía a las peticiones de la Este ejemplo permite recordar algunos puntos claves acerca de la
oligarquía económica (McCreery 1994:221).
naturaleza contradictoria de la deuda, que por fortuna la historiografía ya
Al mismo tiempo, el reglamento disciplinaba a los trabajadores ha sacado a la luz. Sobre la base de los estudios microhistóricos disponi-
agrícolas distinguiéndolos en colonos (trabajadores residentes en la bles, se puede considerar superada la interpretación monolítica de la
finca), mozos habilitados (trabajadores por temporadas que recibían deuda como instrumento de pura coacción al trabajo por parte de los
anticipo de dinero) y mozos no habilitados. La manera en que funciona- plantadores ladinos en relación con los campesinos indígenas forzados a
ba el sistema de habilitaciones que enganchaba al trabajador (y a su entrar de esa manera en un proceso de proletarización.64/ McCreery ha
familia), y que los recibía como primer eslabón de una cadena de deuda mostrado cuánto la deuda le servía en ocasiones al trabajador como
perpetua –tema al cual la historiografía ha dedicado muchas páginas 62/– escudo contra otras obligaciones como el enrolamiento militar, el recluta-
miento en los escuadrones de trabajo vial y también en las tareas en el
60
/ A.Cazali Avila, “El desarrollo del cultivo del café”, pp. 70-76, McCreery, Rural pueblo. Reeves, además de retrodatar la difusión de la deuda laboral a
Guatemala, pp. 188, J. Castellanos Cambranes, Café y campesinos, pp. 147-167. mucho antes de la Reforma liberal, ha mostrado que la categoría de los
61
/ El Decreto 177 reglamentaba, entre otros, los deberes de los finqueros, como el acreedores era en efecto más diversificada y podía incluir no sólo caficul-
de suministrar acomodación y alimentación decentes a los trabajadores, dotarlos de tores ladinos o extranjeros, sino también indígenas ricos e instituciones
una porción de terreno de cultivo para el propio consumo en caso de ausencia de colectivas indígenas como las cofradías. Grandin ha señalado oportuna-
trabajo en la plantación, y establecer una escuela en la propiedad en caso de que allí
residieran más de 10 familias. mente la difusión diferenciada de la deuda en relación con el mapa
62 étnico del occidente del país, en donde los K’iche’s de Quetzaltenango
/ Para el caso de Guatemala, es fundamental el trabajo de David McCreery, “Debt
Servitude in Rural Guatemala, 1876-1936", en: HAHR 63 (1983), pp. 735-59. Para un 63
estudio comparativo, véase Roseberry, Gudmundson & Samper (eds.), Coffee, Society / AGQ 1885/159.
64
and Power in Latin America. / Así lo interpreta, por ejemplo, J. C.Cambranes, Café y campesinos, pp. 99 y ss.

231 232
eran realmente inmunes a las obligaciones de trabajo en la costa (bien sea por el más común de los motivos de fracaso: la debilidad financiera. El
en mandamiento o en forma de deuda), mientras que los mames y largo ciclo de entrada a la producción del café, los tiempos y riesgos del
k’iche’s de las comunidades del interior (departamentos de San Marcos, transporte, primero a los puertos y luego a los mercados de ultramar, así
Huehuetenango, Quiché) aportaban la mayor parte de los trabajadores como el sistema mismo de las habilitaciones requerían de la asistencia de
(Grandin 2000:119-125). agencias de crédito de tipo moderno de las cuales el país no disponía,
porque nunca antes una parte tan consistente de su economía había
Reconocer la compleja naturaleza de este mecanismo de moviliza- tenido necesidad de créditos a largo plazo.
ción del factor trabajo –muy distante de la naturaleza contractual del
trabajo publicitada por la retórica liberal65/ – y la capacidad de algunos La fundación de diferentes bancos en este periodo, a partir del
sujetos indígenas para adaptarlo para salvaguardar espacios de autono- primer banco nacional en 1873,70/ pasando por el Banco de Occidente en
mía, evidentemente no significa negar la brutalidad de la explotación 1881 por obra de un consorcio de altenses y con sede en Quetzaltenan-
sobre los pueblos y las familias indígenas. Sería una operación historio- go,71/ inducen a pensar erróneamente en una relación directa entre
gráfica por demás arriesgada, pues se requeriría lograr amordazar las economía del café e institución del sistema bancario moderno. En reali-
innumerables voces de mozos fugos que pululan los documentos de los dad, la caficultura no estuvo sostenida por los créditos bancarios más que
archivos departamentales de los años ’80 y ’90. 66/ Las Mercedes juega en una modesta medida. Fueron más bien las casas comerciales las que
una parte visible desde enero de 1874, cuando el jefe político de asumieron un papel estratégico en el circuito financiero de la actividad
Huehuetenango ponía en manos de su colega de Quetzaltenango dos más lucrativa del país (McCreery 2000:211-212), haciendo de intermedia-
mozos fugos para que los reconduciera a la finca, siguiendo un esque- rias entre los caficultores y los bancos. Quien tenía estrechos vínculos
ma que en los años posteriores se volverá mucho más frecuente.67/ El con estas casas y con el círculo de crédito internacional de las casas,
trato a los trabajadores de la finca que fueran colonos, jornaleros colo- gozaba entonces de una posición ventajosa sobre los competidores.
nos o cosecheros, 68/ era duro sin lugar a dudas. Para citar uno de los
ejemplos recurrentes de relaciones entre propietario y trabajadores, Este era el caso, en general, de los empresarios extranjeros –belgas,
recordaremos las quejas de dos indígenas de Cajolá empleados como alemanes, ingleses, italianos y suizos, así como de los colombianos
mozos en una finca de la Costa Cuca: “la Señora Ibarra (…) comenzó a Ospina– quienes acudieron a la Costa Cuca atraídos por sus promesas
hostilizarnos con demasiada crueldad, ya azotandonos al fin de nues- económicas. Du Teil, por ejemplo, uno de los primeros caficultores de
tras tareas, ya en fin pagandonos estas a razón de real y medio o a real, importancia en el país, además de estar involucrado en el desarrollo de
según se les antojaba”.69/ líneas de telégrafo, era también dueño de una casa de importaciones-
exportaciones en la capital y administraba una agencia de transporte
Los casos de las tentativas agrícolas y empresariales de López y
marítimo y de seguros (Woodward 1993:384). Mejor que todos lo hacían
Miguel Díaz que hemos reseñado anteriormente fracasaron, sin embargo,
los hábiles empresarios alemanes, capítulo de la historia nacional que de
antes de llegar al punto de sentir la escasez de mano de obra, aplastados
nuevo encontraba su expresión en la finca Las Mercedes.
65
/ De gran valor son las reflexiones y la evidencia histórica de J.Piel, El Departa-
70
mento del Quiché bajo la dictadura liberal (1880-1920) (1995), pp. 67-105. / El Banco Agrícola-Hipotecario fue capitalizado con bienes procedentes de la
66
/ Hay numerosos legajos en: AGQ, p.e. 1893/234. confiscación de los bienes de la Iglesia. En 1875 fue convertido en el Banco Nacional
67
de Guatemala y al año siguiente colapsó bajo el peso de los gastos bélicos de la guerra
/ AGQ 1874/112. contra El Salvador. McCreery, Rural Guatemala, p. 211. I. Solís, Memorias de la Casa
68
/ Así aparece la clasificación de los trabajadores en las numerosas Certificaciones de la Moneda de Guatemala y del desarrollo económico del país (1979), p. 1056.
(o Boletas) de fincas conservadas en el AGQ. Es de notar que en casi todas ellas las 71
/ Es de recordar también el Banco Colombiano, fundado en 1879 por Ospina,
estampillas fueron recortadas, dado su evidente valor como antigüedades y como Vásquez y Jaramillo junto con el guatemalteco José Maria Samayoa y el general
piezas de colección. Véase el AGQ 1892/231. Barrios. S.Gallini, “Empresarios antioqueños en la historia del café en Guatemala,
69
/ AGQ 1874/112. 1863-1871", p. 283.

233 234
F. “Los alemanes” en la Costa Cuca El paso de Las Mercedes a manos de empresarios de Hamburgo era
a escala individual lo que estaba ocurriendo en el resto de la Costa Cuca
William Everall permaneció en su cargo como administrador aún cuando y en otras regiones de Guatemala: una entrada masiva de capitales,
Ospina y la sociedad Vásquez & Jaramillo decidieron la venta de Las personas, familias, cultura y tecnología alemanas. En 1892, la atenta
Mercedes, luego de una cosecha récord de 10,600 quintales. El complejo diplomacia inglesa registraba, no sin cierta contrariedad, que los alema-
de Las Mercedes, El Amparo y Santo Domingo fue vendido por la respe- nes en Guatemala estaban “progresivamente adquiriendo las mejores y
table cifra de 150,000 pesos, otro récord para el mercado de fincas de café más productivas fincas de café y azúcar “ (Gosling 1893).
en la Guatemala de la época.72/ En los 18 meses de propiedad de Gallego,
la finca produjo 24,000 quintales de café, cantidad que Everall estimaba Pero ni la alemana ni la extranjera en general era una inmigración de
en no menos de 325,000 pesos, con una inversión de 100,000 pesos. masa, fenómeno que nunca se dio en Guatemala.74/ El censo de 1880
retrata la atomizada presencia extranjera en la Costa Cuca, de la que
En abril de 1877, a un año y medio de la adquisición, el costarricense resulta de manera palmaria la relación privilegiada con el vecino México
Juan Gallego decidía a su vez la venta de Las Mercedes y anexos a la (ver Tabla VIII.3). En la gran Costa Cuca, es decir en los cuatro distritos
compañía alemana Hockmeyer & Cía., representada por Gustavo Boy, socio en los que fue divididida administrativamente el área, se registraron 175
de Jorge Hockmeyer. Se iniciaba así la prolongada fase alemana en la personas procedentes de ese país, dato que parece enfatizar la contigüi-
historia de la finca, que durará ininterrumpidamente en las manos firmes dad no solo geográfica entre México y Los Altos.
de la familia Hockmeyer de Hamburgo hasta su nacionalización en 1944.
Tabla VIII.3
Pocos cambios de propiedad se presentaron durante esta dinastía de Población extranjera en el Departamento de Quetzaltenango, 1880
67 años: en 1883 Boy y Jorge Hockmeyer disuelven la sociedad titular del N acionalidad Q uez. O st. " P alm ar C C .! X olguitz S aq. # C hubá
complejo Las Mercedes, valuada en 200,000 pesos, y conforman una S alvador 15 1 1
nueva, en la que Hockmeyer es propietario absoluto y Boy socio indus- H onduras 5 1

trial encargado de la administración de la propiedad, con el compromiso N icaragua 5 3

de enviar mensualmente la contabilidad a Hockmeyer, quien mientras C osta R ica 2

tanto ha regresado a Hamburgo.73/ En 1902 sus cinco hijos heredan la C olom bia 1 1
M éxico 53 8 156 15 1 3
finca y en 1912 se asocian en la compañía Hockmeyer Hermanos, pero 10 N orte A m érica 2 1 6 1
años más tarde uno de ellos, Ernesto, adquiere las cuotas de los herma- E spaña 9 2 13 1
nos convirtiéndose en único propietario. En 1929 vuelve a revivir la B élgica 3
sociedad Hockmeyer & Cía., pero esta vez los socios son Ernesto Hockme- Italia 3 1

yer y Alfredo Steffen (Rodríguez et al 1986). Es a ellos a quienes el GB 3 4

gobierno guatemalteco, bajo presión del gobierno de los Estados Unidos A lem ania 5 19
S uiza 3 1 2
en guerra contra la Alemania nazi, y como parte de las medidas econó-
A ustria 2
micas en contra de la floreciente comunidad alemana de Guatemala,
expropria y nacionaliza en 1944 la finca, que en esta época comprende el Fuente: C enso 1880 " Ost=O stuncalco, ! C C =C osta C uca, # Saq=Saquichillá.

anexo histórico de Santo Domingo, y también Santa Ana Berlín, Talticú


Los propietarios alemanes de Las Mercedes sobreviven con destreza
y Talcuchum (Wagner 1991:369-392). empresarial y política a las sucesivas oleadas de expansión de la caficul-
tura. En 1878, de la mano de Hockmeyer y con una cosecha anual de
72
/ AGCA Prot. Narciso Muñoz 1876 t.2, AGCA Prot. Antonio Valenzuela, abril de
1877. 74
/ Son de recordar las dos tentativas fallidas de establecer colonias de agricultores
73
/ AGCA Prot. Miguel Alvarez 1883 y AGCA-ST Quetzaltenango 30/14. R. Wagner, belgas y luego italianos (tiroleses) en las costas atlánticas. W.Griffith, “Attitudes
Los Alemanes en Guatemala, p. 131, 145. Toward Foreign Colonisation”.

235 236
18,000 quintales de café, esta finca adquirió la fama de la más grande y Departam ento Año 1881 Año 1882 Año 1887

mejor finca de toda América Central, e incluso “una de las mas sobresa- Árboles Cosecha qq Caballerías Árboles Cosecha qq Árboles Cosecha qq

lientes del mundo entero”.75/ El acceso al crédito y su vinculación con Baja Verapaz 1169956 1591 3 86800 514 2002257 1280
Chim altenango ----- ----- ---- 1551055 22908 3713200 24968
compañías navieras y de transporte fue fundamental en la construcción
Chiquim ula ----- ----- ---- 606405 1968 989545 3982
de la fortuna económica de Hockmeyer, así como de un nutrido grupo de
Escuintla 5167278 51669 75 4519740 9643 5636353 38696
empresarios alemanes mediante dinámicas que son relativamente bien
G uatem ala 781203 4287 25 578347 10071 760598 3012
conocidas por la historiografía.76/ Huehuetenango 15446 706 ---- 31392 283 625276 20480
Jalapa 87855 420 1 29001 162 30246 147
G. El despegue productivo de la Costa Cuca
Jutiapa 141380 620 2 ---- ---- 140 104

La siembra de finales de los años ’70 llegaba por fin a producir su cose- Petén 20478 264 ---- 13379 88 18823 138

cha y las estadísticas de los años ’80 (ver Tabla VIII.4) la registraban. Q uetzaltenango 6913294 68798 175 7717714 121793 8229542 155538

Quetzaltenango se destacaba como el segundo departamento más produc- Q uiché 6575 ----- ---- ---- ---- ----- -----
Retalhuleu 2847625 28778 52 4166616 30702 5289541 45190
tivo en términos absolutos, después de San Marcos, y su desempeño era
Sacatepéquez 3277943 49284 47 2716078 47849 4915300 38051
debido mayormente a la Costa Cuca por ser la zona de ese departamento
San M arcos 3023119 25863 69 11934688 44357 11699480 133480
más idónea para el café. En 1886 el distrito administrativo de Franklin-
Santa Rosa ----- ----- ---- 3445842 20025 4667790 3382
Colomba, que incluía el corazón de la Costa Cuca, cosechó un total de
Sololá 2320827 19097 227 2554938 25229 2830829 50777
136,000 quintales de café, es decir cerca del 21% de la producción Suchitepéquez 4077719 39124 332 3184881 47609 5054389 89357
nacional.77/ Aparentemente era el producto de un número grande de Zacapa 44497 538 ---- 50385 131 56746 810
fincas (184) registradas en el distrito de Franklin, pero estudiando los
Fuentes: para 1881, R ubio Sanchez, Apuntes sobre la historia del cafè, p. 227. Para 1882, Anales
datos de la Tabla VIII.5 aparece que 18 fincas (es decir poco menos del estadísticos 1882, p. 177. Estadística agricola. Para 1887, R .R eeves, Liberals, C onservatives and
10% de las plantaciones de la Costa Cuca) hacían por sí solas más del Indigenous People table 2, p. 86.
52% de la producción total de la región. Una vez más, eran sólo 4 fincas
las que cosechaban más de ¼ de la producción total de la Costa Cuca. Las
Gráfico VIII.1
Mercedes encabezaba la lista: 8% del total de café cosechado en la región
Distribución de las fincas de la Costa Cuca por café cosechado, 1886
procedía de sus terrenos. En la parte baja de la clasificación se encontra-
ban 86 fincas, que juntas producían apenas el 3% del total del distrito, y
cada una por separado no más de 0,51% (ver gráfico VIII.1).

Tabla VIII.4
Producción de café en los Departamentos de Guatemala, años 1880
Departam ento Año 1881 Año 1882 Año 1887
Árboles Cosecha qq Caballerías Árboles Cosecha qq Árboles Cosecha qq
Alta Verapaz ----- ----- ---- 2743995 14937 4145011 18352
Am atitlán 6584992 52244 293 4152982 36024 5949208 27329

75
/ Lo afirma una correspondencia de uno de los archivos alemanes consultados por
C.Cambranes, Café y campesinos, p. 146.
76
/ R. Wagner, Los Alemanes en Guatemala, J.C. Cambranes, El imperialismo alemán
en Guatemala. El tratado de Comercio de 1887 (1977).
77
/ Cálculo basado en el dato de 1887 en la Tabla VIII.3.

237 238
Tabla VIII.5 ¿Se debe concluir, entonces, que la caficultura en la Costa Cuca era
Producción de café en las fincas de la comarca de un caso de pequeña propiedad difundida, a despecho de lo afirmado por
Franklin-Colom ba, 1886 la literatura y acorde, en cambio, con Costa Rica, la Antioquia colombia-
Agrupación* N o. fincas N om bre finca café/qq Total qq na y Venezuela? Decididamente no. El sentido de la negativa lo aclara el
Las M ercedes 10,980
propio Lazo Arriaga:
M uy grandes M iram ar 10,000 Las plantaciones son pequeñas porque el número de los brazos así lo
4 fincas 36,888
(> 6,001 qq) La Libertad 9,621 permite, pero se da el caso de que un sólo propietario tenga más de cinco en
Palm ira 6,287 diferentes zonas (Lazo 1903:137).
Santa Gertrudis 3,400
El delegado guatemalteco tenía probablemente en mente al mismo
San Gerónim o 3,400
presidente de la República, general Manuel Lisandro Barillas (ver Tabla
Sacram ento La U nión (?) 2,768
VIII.6). De su fortuna en tierras así escribía la diplomacia inglesa:
La Candelaria 2,500
El Salvador 2,500 Son tan extensas (sus propiedades) que es imposible formarse una
San Antonio 2,500 idea exacta de su valor o superficie. Estas fincas están valoradas aproxi-
G randes San José Buenavista 2,478 madamente en 400,000 £, pero se cree que la fortuna del General Barillas
14 fincas 33,946 puede llegar a más de 1.000,000 £ (Gosling 1893).
(2,001-6,000 qq) El Pensam iento 2,200
San Rafael 2,100
H orizonte 2,080 Tabla VIII.6
Asunción 2,020 Plantaciones de café de M anuel Lisandro Barillas en el Depto.
El Tránsito 2,000 de Quetzaltenango, 1891
Santa M argarita 2,000
Nombre finca Municipio N. árboles Estimación extensión
Florencia 2,000
San Antonio Palmar 85,000 50 cabs. 59 manzanas
M edianas
80 fincas 61,264 La Florida Palmar 64,000 1 cab. 43 manzanas
(200-2,000 qq)
Pequeñas El Faro Palmar 800,000 19 caballerías
86 fincas 3,903
(< 199 qq)
El Paraiso Palmar 15,000
Total 184 fincas 136,001
La Libertad Colomba 500,000
Fuentes: AG Q 1886 El Pensamiento Chuvá 4 cabs. 19 manzanas
* La agrupación sigue la que utiliza en 1902 Lazo Arriaga, “C ontestación al cuestionario presenta-
do por don Federico de la M adriz”.
Total 1.464,000 75 cab. 57 manz.
Fuente: Mem oria de la Secretaria de Fom ento 1891, D epto. Quezaltenango, Estadistica de café
Estos datos confirman lo que afirmaba el delegado de Guatemala en
1890, Guatem ala 1891. La estim ación de la extensión efectivam ente cultivada se calcula por
la conferencia de los países productores celebrada en 1902, en cuya deducción a partir del núm ero de árboles, calculando 1,900 árboles por hectárea, com o inform a
ocasión Lazo Arriaga explicaba que en su país las fincas catalogables como Lazo Arriaga, p. 131, es decir, 85,500 árboles por caballeria (1 caballería = 45 ha).
grandes, es decir con cosechas superiores a 5,000 quintales, eran muy
pocas. En efecto, hacia 1886 eran solamente cuatro: Las Mercedes (de Jorge La distribución de las fincas de café en la Costa Cuca en orden de
Hockmeyer–Hamburgo); la Libertad (de Manuel Lisandro Bari- productividad interesa por un aspecto geográfico y ambiental. El docu-
llas–Quetzaltenango); San Francisco Miramar (de Otto Bleur–Hamburgo) mento de 1886, de hecho, enumera las plantaciones del distrito de
y Palmira. Franklin, diferenciadas por cantones (v. Tabla VIII. 7).

239 240
Los cuatro cantones decididamente más fecundos y partícipes del total de las fincas, la cual sí es conocida en general. Es bien sabido, de
boom del café en la región eran Las Mercedes, Delicias, Chuvá y Xolguitz hecho, que se trataba de unidades productivas complejas, para nada de
(con casi un 66% de la producción). El mapa de las plantaciones en la monocultivo, y divididas en secciones con distinto destino económico:
Bocacosta pacífica, dibujado providencialmente en los mismos años por cultivos de exportación (café, caña de azúcar), pero también otras activi-
Carlos Shultz, uno de los finqueros alemanes de la zona, dueño de la dades agrícolas y de extracción funcionales para la vida de la finca
renombrada y enorme El Porvenir en el departamento de San Marcos, misma.78/ Entonces, a pesar de que no estamos en capacidad de dar
nos permite ubicar un cierto número de fincas y dar una representación indicaciones sobre la extensión del área convertida efectivamente en
cartográfica a esta distribución productiva del café en la Costa Cuca a plantación de café,79/ sí podemos basarnos en la evidencia cartográfica
finales de los años ’80 (v. Figura VIII.3). para sacar algunas conclusiones de orden cualitativo.
El mapa de Schultz (v. Figura VIII.3) muestra que a finales de los
Tabla VIII.7 años ’80 la Costa Cuca aparentaba estar finalmente “construida”: es decir,
Producción de café en los cantones de la Costa Cuca, se había operado la transformación del agrosistema de San Martín en un
Distrito de Franklin, 1886
complejo de agricultura comercial de exportación. Sin embargo, los
C antones Producción total de café (qq) % sobre el total del distrito pareceres sobre el cierre de la “frontera” del café continuaban siendo
M ercedes 31,129 22.90% discordantes. La correspondencia alemana sostenía que los terrenos aptos
Las D elicias 23,189 17.10% para el cultivo del café ya estaban agotados en esa época: “ya no es
C huvá 18,003 13.20% posible una mayor extensión de las plantaciones, habiéndose ya casi
Xolhuitz 17,109 12.60% alcanzado el límite de la producción de café con la cosecha total de
N opalera 13,369 9.80% 52,975,134 libras de 1886”.80/ De diverso parecer era un informe de la
Las Flores 13,355 9.80% diplomacia británica de unos pocos años más tarde sobre la industria del
M atazano 6,083 4.50% café en Guatemala, según el cual las posibilidades para emprendedores
? (ilegible) 5,510 4.10% “jóvenes en Inglaterra que posean un modesto capital “ eran muchas.
M orazán 3,651 2.60%
La diversidad de perspectivas sugiere que el cuadro no era en reali-
Asintal 2,187 1.60%
dad tan inmóvil como querría hacer creer la representación cartográfica.
Saquichillá 1,950 1.50%
Si bien es cierto que la Costa Cuca entraba en los años ’90 del siglo XIX
Tiquinguitz 300 0.20%
con una identidad precisa de “coffee belt” (“cinturón cafetalero”), tal
Zapote 166 0.11%
como indicaba un boceto de la Intercontinental Railway Commission
Fuente: Elaboración propia a partir de AGQ 1886. (Figura VIII.4), los actores indígenas que habían tenido control sobre ella
durante siglos aún no habían desaparecido de la escena.
Las Mercedes y la contigua Las Delicias hacían las veces del vence-
dor, no sólo porque eran los dos cantones en conjunto más productivos 78
/ Véanse las microhistorias de C. Hall, Formación de una hacienda cafetalera,
de la región, sino también porque 8 de las 18 fincas más productivas 1889-1911 (1978) y M. Deas, “Una hacienda cafetera de Cundinamarca: Santa Bárbara
estaban localizadas allí (12 de las 18 hacían parte de los primeros 4 (1870-1912), en: Anuario Colombiano de Historia Social y de la Cultura 8 (1976), pp.
cantones). ¿Pero eran también las áreas más latifundista? 75-105. Véanse también las páginas de McCreery sobre las fincas El Porvenir y Ona,
en el Departamento de San Marcos, en: Rural Guatemala, pp. 195-200.
Deducir que las plantaciones con la mayor cosecha eran también las 79
/ Falta para tal fin también el dato sobre el área total de los cantones, que eran
de mayor extensión significa conjeturar una paridad de productividad
subdivisiones administrativas recientes y sin confines precisos en una región como
entre las fincas que ciertamente no existía en la realidad. Para evitar este la Costa Cuca de cuya geografía, aún en los años del boom de la caficultura, el Estado
error deberíamos poder calcular la densidad cafetalera de cada terreno, tenía una idea nebulosa.
dato éste no señalado por las fuentes y no sustituible por la extensión 80
/ Citado en C.Cambranes, Café y campesinos, p. 196.

241 242
Figura VIII.3 Figura VIII.4
M apa de los cantones productores de café en la Costa Cuca, 1888 La Costa Cuca com o “cinturón cafetalero”, 1891

Fuente: Intercontinental R ailway C om m ission, Letters and R eports received from Survey C orps,
1891-94: C orrespondence from Macom b. N AR A, R G -43-branch 250, box 1.

H. San Martín y los pueblos mames en el apogeo del café


McCreery elabora cinco hipótesis acerca del impacto de la revolución del
Fuente: Plano de los cafetales de Guatem ala levantado por Carlos Schultz, 1888. El que se muestra café y de la Reforma liberal sobre las comunidades indígenas (McCreery
es el mapa que el geógrafo Oscar Horst trazó del que, a su vez, trazó el ingeniero militar estadouni-
dense A. S. Row an en 1892 a partir del mapa del finquero alem án Schultz durante su estadía en su
1994:242-247). La primera se refiere a los pueblos localizados en la zona
propiedad El Porvenir junto con el grupo de ingenieros de la Com isión del Ferrocarril Interconti- cafetalera. Para estas poblaciones el impacto fue por lo general devastador,
nental. Éste se encuentra en la División de M apas de la Biblioteca del Congreso. pues sus tierras se convirtieron en grandes plantaciones de propiedad

243 244
ladina o extranjera, y la población pasó a ser mano de obra en las fincas. embargo, a diferencia de los años 30’ y 40’, la resistencia estuvo enmarca-
Las comunidades de la Alta Verapaz (segunda hipótesis) también fueron da casi siempre dentro del marco legal y no desembocó nunca en revuel-
desposeídas de sus tierras, pero siendo éstas por lo general un recurso tas ni sublevaciones, como sí había ocurrido durante el primer periodo
abundante, la finalidad era la de forzarlas a estar disponibles como mano liberal. La elección fue, más bien, la de abandonar una lucha legal y
de obra, antes que pasar a ocupar sus terrenos con cultivos de café. material imposible en pro de los terrenos del ex-ejido, concedido por
decenios en enfitéusis y por lo tanto irrecuperables, y concentrar los
Para los pueblos de las tierras altas (tercera hipótesis), con acceso
esfuerzos, sobre todo los financieros, en la adquisición de títulos de
tradicional a las tierras bajas, el resultado fue, al contrario, un mosaico de
tierras más seguras,82/ con la obstinada convicción de que el carácter
situaciones. Las comunidades de las tierras bajas se convirtieron en
sagrado de la ley escrita habría actuado como escudo. En estas fases de
ocasiones en nuevas municipalidades indígenas (como Zunilito), y en
reivindicación de las tierras, la comunidad de San Martín aún parecía
otras experimentaron procesos de ladinización que rompieron el antiguo
moverse de manera compacta. Las autoridades de la Municipalidad
vínculo con las cabeceras de los altiplanos (como El Palmar). En algún
encabezaban la comisión que acompañaba a los agrimensores en la
caso fueron capaces, por el contrario, de aprovechar en beneficio propio
demarcación de las tierras de la comunidad, pero muchos “vecinos del
las leyes liberales y titularon como propiedad privada los terrenos
pueblo” les seguían detrás.
ancestrales de la costa.
Para indagar sobre estos procesos conviene entonces dar un paso
Por el contrario, las comunidades localizadas en los altiplanos pero sin
atrás en la narración y observar de cerca la reacción de San Martín y de
acceso directo –que no fuera a través del comercio– a las tierras de la
los otros pueblos mames que siguió a la prueba más decidida de apoyo
Bocacosta (cuarta hipótesis) experimentaron un efecto más indirecto y que
del régimen liberal a la expansión de la caficultura en la Costa Cuca y en
variaba de manera definitiva de acuerdo con las situaciones ecodemográfi-
el país; es decir a los decretos de alienación de baldíos de 1873-74.
cas específicas. Para estos pueblos de manera general McCreery concluye:
“el café proveyó de nuevos recursos y nuevos peligros que operaron juntos Luego de algunos decenios de invasión ladina y de cría de ganado y
para alternar los términos de las relaciones dentro y entre el pueblo”. cultivos comerciales, en 1873 San Martín y Concepción, los dos pueblos
mames que juntos poseían por derecho privado las 6 ½ caballerías de Los
Las comunidades mames de San Martín y Concepción corresponden a Coyoles, aún no habían abandonado sus terrenos en la Bocacosta, ni su
la quinta tipología, la cual reúne los pueblos adyacentes al pie de monte presencia era pasada por alto en estas áreas. En los Libros de matrículas
cafetalero y para los que este cinturón se conviritó en parte integrante del de 1874-79 hay innumerables referencias a “ejidos de San Martín”,
sistema agrícola y productivo. En su caso, según McCreery, las fincas y la “montañas vírgenes de San Martín”, “tierras de San Martín”, “labores de
propiedad privada reivindicaron para sí áreas del territorio que las comuni- Concepción y San Martín” en las descripciones de los límites de las
dades habían utilizado con fines agrícolas durante siglos. Tal como resulta propiedades. La frontera entre agricultura indígena y agricultura comer-
evidente en este punto de la lectura, nuestra investigación concuerda con cial de exportación era zigzagueante no sólo en el territorio, sino que
esta conclusión. Con todo, sería un error imaginar que dicho resultado fue penetraba al interior de las fincas trazando una línea difusa. Durante
el producto de un movimiento único y a lo largo de una sola línea. San algunos años, la agricultura de San Martín y de los otros pueblos mames
Martín, como también Concepción y los pequeños asentamientos indígenas que cultivaban la Bocacosta debe haberse integrado de manera comple-
en la Costa Cuca, no aceptaron pasivamente la pérdida de autonomía metaria a aquella de carácter comercial. Así lo refiere el mismo jefe
(económica, agrícola y por lo tanto política) que les era impuesta y se político de Quetzaltenango en 1874 cuando dice:
empecinaron en la defensa de lo que quedaba como defendible.81/ Sin
82
/ En una transcripción de 1866 se lee, por ejemplo: “No conveniendoles ni
81
/ Discrepamos en este punto con Reeves, para quien no existiría evidencia de una pudiendo los exponentes [alcaldes, regidor, principales de San Martín], ni el pueblo
respuesta inmediata, legal o de otro tipo, de la comunidad en el sentido de proteger el que representan, recobrar el derecho de posesión indicado, son conformes en que el
propio territorio histórico. Reeves, Liberals, Conservatives and Indigenous People, p. 125. señor Fuentes lo traspase a Seller”. AGCA Prot. Lucas Orellana, t. 2, mayo de 1868.

245 246
todos estos individuos [indigenas en la Costa Cuca] cultivan mais, frijol, 1744; 6 ½ caballerías de Los Coyoles como propiedad privada junto a
chile, jenjibre, yuca, arroz, algodón con que sustentan a los cultivadores de Concepción desde 1714. Quedaba, según las cuentas no del todo precisas
83
café y a los habitantes de la población inmediatas. / de la denuncia, un exceso enorme de 464 caballerías que se pensaba
comprar al precio reducido de 100 pesos/caballería, mitad de lo previsto
Esta importante anotación revela, del lado indígena, una capacidad
por el decreto de titulación de terrenos ya cultivados. Además, con el
de adaptación a la clausura de los espacios agrícolas tradicionales y de
recaudo de los terrenos concedidos en enfiteusis, la petición explicaba
aprovechar las oportunidades de renta creadas por la nueva situación.
que los pueblos mames habrían no sólo cooperado con el desarrollo de la
Sin embargo, no era la única estrategia de defensa de la propia autono-
agricultura nacional, sino que también se estaría garantizando “esa
mía económica y manera de administración de los recursos. La más
fuente de recursos para subvenir a todas sus necesidades”, incluido el
radical y directa fue el intento de participar en el movimiento de titula-
pago a los maestros de las escuelas, “a efecto de colocar a la juventud
ción de las tierras de la Costa Cuca, provocado por los decretos de venta
indígena en el camino de la luz y de la civilización”.
de 1873; y en caso de que ello fuera posible, de gobernarlas.
Frente a una petición de este tipo, el Fiscal pedía luces a las autorida-
La sorprendente respuesta de las comunidades mames al decreto del
des de Quetzaltenango, demostrando así una vez más el escaso conoci-
22 de julio de 1873 que etiquetaba al ejido de San Martín como baldío y
miento que el gobierno central tenía de la región de la Bocacosta de
con ello lo hacía susceptible de titulación fue la de formar un frente étnico
Quetzaltenango, a la que acababa de declarar baldía y privatizable. El
común –del que participaron los pueblos mames de San Martín, Concep-
Fiscal preguntaba por la localización de los ejidos de ley; qué otras tierras
ción, Ostuncalco, San Miguel Siguila, San Cruz Cajola y el cantón San José
poseían los pueblos solicitantes; cuántas caballerías poseían efectivamen-
Pie de la Cuesta– y pedir al gobierno la concesión de la propiedad de esos
te en la Costa Cuca, desde cuándo y con qué cultivos; y finalmente qué
mismos terrenos de la Costa Cuca en virtud del antiguo derecho de ventajas había en la atribución de tierras a estas comunidades.
posesión que las comunidades habían ejercido sin interrupción y con la
finalidad de arrendarlas mediante contratos de enfiteusis. Era una tentativa Poco sorprendentemente, el Jefe Político de Quetzaltenango le
osada, teniendo en cuenta los prejuicios ideológicos y étnicos propios de sugería al Ministerio que acoger tal petición habría sido un craso error.
las políticas liberales; pero al mismo tiempo bien planeada, pues aceptaba El corazón de la propuesta de los pueblos indígenas, según la autoridad
el desafío de la lógica político-jurídica liberal y en ese mismo contexto departamental, era del todo extraño, y aún más, “opuesto a las funcio-
reivindicaba las tierras a nombre de los principios del desarrollo agrícola nes politico-económicas del mismo gobierno”. Todos los pueblos
y social promovidos por el gobierno y convertidos en propios por los mames señalados estaban provistos de ejidos generosos y todos ellos
proponentes indígenas de la petición, como se verá enseguida.84/ ocupaban además terrenos en la Costa Cuca.85/ Pero la concesión de las
tierras en cuestión era de denegarse sobre todo por motivos políticos y
La solicitud indígena aceptaba la conversión de la posesión a propie- de principio.
dad privada, pero la reivindicaba por sí misma. Sobre la base de la última
medición del ejido, realizada por el agrimensor Lorenzo Meza en 1839, El estado de extremada ignorancia y excepticismo en que se encuentran
San Martín poseía más de 1,085 caballerías, de las cuales 250 fueron los indígenas privaría de los terrenos á la parte emprendedora inteligente y
acomodada, de donde resultaría atraso en el progreso general de la agricultura
definidas como áridas e inútiles; 346 tituladas como ejido en el lejano
y demerito en los mismos ramos que ellos cultivan (…) dichos indígenas, ya
dueños de esos terrenos, serían el ludibrio de todos los enemigos del adelanto
83
/ AGQ 1874/108. y de los mal intencionados, quienes los aconsejarían mal y en pro de bastardos
84
/ Toda esta sección se basa en un diálogo entre dos fuentes AGCA-ST Quetzalte-
85
nango 1/1 y AGQ 1874/108. En esta ocasión los títulos de San Martín le fueron / De San Martin ya se habló; Concepción, Ostuncalco, San Miguel Siguilá y Pie de
entregados al Ministerio de Gobernación como documentación de soportede la la Cuesta poseían un título de ejido común de 249 caballerías; Cajolá podía contar
petición y nunca más retornaron a la comunidad. Véase también AGCA-ST Quetzalte- con un ejido de 38¼ caballerías. Además, Concepción y San Martin poseían Los
nango 29/7 en: Esta Tierra, p. 735 ss. Coyoles. AGCA-ST Quetzaltenango 1/1.

247 248
intereses, lo que daría márgen a multitud de cuestiones entre ellos y los meses por el entonces Jefe Político de Quetzaltenango, el coronel Nicolás
86
cultivadores de café que hasta hoy gozan de alguna tranquilidad. / Monterrosa, dueño de un vasto terreno que limitaba con el solicitado por
El Jefe Político concluía su informe sugiriendo una serie de medidas San Martín. Una vez concluida finalmente la medición en 1884, resultó
que se leen como aceleradores del proceso de “construcción” de la Costa un área de 78 caballerías y 55 manzanas, la cual comprendía el ejido de
Cuca, reivindicando al mismo tiempo su autoridad sobre la región y atribución legal (ya titulado) de más de 38 caballerías, y cerca de 40
sobre la conducción de dicho proceso. Solicitaba, entonces, conformar caballerías de baldíos por adquirir. Vino luego otra larga pausa, de nuevo
una comisión encargada del levantamiento de mapas (en términos del como consecuencia de la no solvencia financiera del pueblo,88/ y sólo
valor de los terrenos) de la región, delegar en manos de la Jefatura Políti- hasta 1894, 20 años después de la entrega de los documentos probatorios,
ca de Quetzaltenango la decisión sobre la concesión de tierras, con se producía la aprobación estatal y la Municipalidad de San Martín
asistencia de una terna de propietarios “de notoria honradez y conoci- recibía del presidente de la República, Reyna Barrios, un nuevo título de
mientos prácticos”, y establecer nuevos asentamientos, con sus respecti- propiedad de su ejido. El título era colectivo, pero el decreto establecía
vos ejidos, en los cantones ocupados por indígenas originarios de los que el terreno fuera distribuido equitativamente por el Jefe Político de
pueblos que firmaban la denuncia: Pie de la Cuesta, Nil y Chubac, todo Quetzaltenango entre los vecinos de San Martín.
ello en nombre de la moral y del progreso.
Las 40 caballerías de baldío a adquirir tenían que ver, como se ha
escrito, con el área de Chicabal, “terreno para nosotros –según declaraba
I. Ejido y baldíos: las tierras en torno a la laguna de Chicabal
la Municipalidad del pueblo– tan querido por haber sido de nuestros
Éste fue el último capítulo de la historia de la Costa Cuca identificable con antepasados quienes nos legaron el oficio de fabricar las canasta con la
el ejido de San Martín, pero no el capítulo final de la aún más larga histo- vara que se produce en aquel terreno”.89/ Chicabal por cierto era una zona
ria del dicho ejido. De modo similar a como había procedido en 1839, la histórica del agrosistema mam, de caza, cultivo de maíz y papa, cosecha
Municipalidad comenzó por enésima vez el trabajoso proceso de titulación de juncos y madera de construcción y para combustión, y en su parte
del ejido por un lado, y de adquisición del área formalmente baldía deno- menos elevada también de cultivo de productos de clima más cálido
minada Chicabal, a los pies de la laguna homónima. como el café, la caña de azúcar y los pastos de forraje.
En octubre de 1880, luego de seis años de depositados los títulos en Cuando San Martín la denunció como propia, las posibilidades de
el Ministerio de Gobernación, el agrimensor Antonio Sarti volvía a seguir adquirir nuevos títulos en la más fértil Costa Cuca baja se habían vuelto
los pasos legales y materiales ya recorridos en numerosas ocasiones. escasas, y los apetitos de tierras se habían volcado hacia aquellas menos
Chicabal, la tierra solicitada por San Martín, estaba a 4 leguas (20 Km) propicias, pero aún aprovechables tierras de la alta Costa Cuca, como la
del pueblo, era estéril y fría, y era parcialmente productiva (con maíz y zona de Chicabal. San Martín competía entonces con otros pretendientes
trigo) gracias a la aplicación de fertilizantes de origen animal, y útil de por un terreno legalmente declarado como baldío, pero que los agrimen-
hecho sólo como pasto para los rebaños pero, sin embargo, importante sores hallaron completamente desmontado. Los autores del desmonte
para las empobrecidas capacidades económicas del pueblo, privado “de eran unas 25 familias originarias de San Martín, las cuales probablemen-
un palmo de costa, que era de donde nos proporcionabamos nuestro te residían en aquellos terrenos de manera permanente, aún si titubeaban
alimento87/“, lamentaban los vecinos.
a la hora de dar un nombre colectivo y aún si continuaban identificándo-
Tampoco esta vez la operación de agrimensura fue expedita; inte- se como “vecinos de San Martín”.90/ La titularidad de la posesión de
rrumpida durante seis meses aún antes de iniciarse a causa de una
88
“escasez de recursos pecuniarios” fue nuevamente detenida otros tres / AGCA-ST Quetzaltenango 20/14 en: Esta Tierra, p. 653
89
/ AGCA-ST Quetzaltenango 20/14, en: Esta Tierra, p. 681.
86
/ AGQ 1874/108. 90
/ Sólo en una ocasión se identifican como “paraje Chicabal perteneciente al
87
/ AGCA-ST Quetzaltenango 29/7 Municipio de San Martin”.

249 250
tierras en esta zona era muy probablemente mixta: la Municipalidad área de 4 caballerías en una localidad llamada Los Peines de Chicabal, que
reconocía una posesión individual limitada y declaraba: el primero de ellos afirmaba haber adquirido años antes a un vecino (mam)
de San Martín. Cuando en 1877 aquel que se consideraba legítimo propie-
“entre nosotros no hay un solo individuo que por sí solo posea más de
91 tario hizo la denuncia para la adquisición formal del terreno, surgieron
una caballería en la Costa Cuca”. /
cuatro grupos de “vecinos de San Martín”, quienes opusieron su derecho
En los episodios que narran la defensa de Chicabal emerge el doble sobre los mismos terrenos. En esta fase los solicitantes hablaban en prime-
sentido en el que se movía la comunidad mam en los tardíos años ‘80. ra persona, como “indígenas, mayores de edad y vecinos de San Martin” en
Por un lado estaba la clásica contraposición entre un pueblo indígena posesión tranquila y pacífica del terreno desde hacía más de 80 años.
con recursos cada vez más modestos, y por el otro un potente y arrogante Como era habitual, el trámite de agrimensura sufrió retrasos y prolongacio-
especulador ladino que, fuerte de su posición política, obtenía enormes nes y se enrolló sobre sí mismo, hasta que los contendores de la parte mam
concesiones de tierras. no adoptaron la voz colectiva de la Municipalidad. La argumentación
Dicho individuo era el general Manuel Lisandro Barillas. Apenas también era, por así decirlo, comunitaria:
ascendido a Presidente de la República, en 1885, se aprovechó de la Hay más de 25 familias en los terrenos de que se trata, que estas no
lentitud de la medición de los terrenos de San Martín para hacer valer pueden ser arrojadas del lugar donde han nacido, y cuya posesión casi
todo su peso político, pidiendo la titulación de aquellas 40 caballerías. puede decirse está identificada con su existencia (…) Un solo particular no
Cuatro meses más tarde, la enorme extensión entraba a formar parte del 93
puede ni debe preferirse con perjuicio de tantos. /
conjunto de tierras del ya por entonces latifundista Barillas, luego de
saltarse todas las etapas de los procedimientos de ley (la citación a los La contraparte, es decir el agricultor de Quetzaltenango, entendía
propietarios limítrofes, la colocación de avisos públicos en los pueblos muy bien que la contienda estaba pasando de ser un litigio entre particu-
cercanos, la subasta pública del terreno en cuestión y la fijación y pago lares a ser una causa entre un particular (indígena) y una comunidad
de un precio en moneda corriente). El Fiscal no encontraba ningún vicio indígena, y por lo tanto proponía:
de forma o de contenido, juzgando simplemente “superfluo sujetar este No es en manera alguna la Municipalidad del pueblo de San Martin la
expediente a trámites que virtualmente estan llenados (…), ya que desea parte interesada en este asunto, sino unos cuantos indígenas del mismo
adquirirlo [este terreno] por justo precio el señor General Barillas, actual 94
pueblo (…) que se quieren valer del nombre de la citada municipalidad . /
Jefe del Poder Ejecutivo”. El justo precio al que hacía referencia el Fiscal
eran 80 centavos/hectárea, que Barillas se ofreció a pagar en bonos de La ambigüedad sobre quién era realmente, a los ojos de San Martín,
crédito interno, documentos que no tenían ningún valor monetario.92/ el detentor último de los derechos sobre esta porción de tierras de Chica-
bal, subsiste a lo largo de todo el proceso en el que el grupo de preten-
El segundo sentido en el cual se movía el pueblo mam es más com- dientes de Chicabal alterna su presencia en primer plano con un papel
plejo de interpretar, pues siendo relativo a las interrelaciones entre más camuflado tras la espalda protectora de la Municipalidad. El episo-
sujetos individuales indígenas (mames y presumiblemente K’iche’s), dio asumió una imprevista aceleración a favor del grupo mam cuando un
escapa a cualquier fácil categorización y sugiere en cambio que estaba telegrama del presidente Barillas desde su Palacio ordenaba secamente
desarrollándose un proceso de profunda transformación de las relaciones que se diera prelación a “los vecinos de Chicabal”. Era 1885, y el general
internas a la comunidad mam, y sobre todo de aquellas entre el pueblo y estaba comprometido con varias atribuciones propias tanto en Chicabal
las colonias de vecinos distantes del centro. como en otras áreas de la Costa Cuca, y la concesión a San Martín era
En 1875, un cohetero de Quetzaltenango había vendido a un agricultor una manera de no exasperar los ánimos. En 1886 el terreno era adjudica-
de esa misma ciudad –presumiblemente, por lo tanto, ambos K’iche’s– un do, por lo tanto, no a los individuos indígenas que lo habían solicitado,

91 93
/ AGCA-ST Quetzaltenango 25/16, en: Esta Tierra p. 730. / AGCA-ST Quetzaltenango 25/16, en: Esta Tierra, p. 721.
92 94
/ AGCA-ST Quetzaltenango 20/14, en: Esta Tierra, pp. 653-686. / AGCA-ST Quetzaltenango 25/16, en: Esta Tierra, p. 699.

251 252
sino a la Municipalidad de San Martín, que durante tres años iba a pagar también de haber hecho negocios con las tierras del pueblo y de haber
los 205 pesos requeridos. inducido a los vecinos a no respetar las leyes “porque ellos han fungido
de alcaldes en el tiempo del gobierno decaido [conservador] y que no se
Nos equivocaríamos, sin embargo, si creyéramos que la tierra había
observaba nada”.97/
vuelto a ser de propiedad y administración comunitaria. Unos meses más
tarde el alcalde de San Martín, a nombre de la Municipalidad, pedía Concepción Chiquirichapa, por su parte, iniciaba una acción legal
formalmente al jefe político de Quetzaltenango una autorización para contra la cabecera Ostuncalco, con el fin de obtener la subdivisión del ejido
dividir en lotes el terreno de Los Peines de Chicabal, medida presentada que constaba en un único título junto a los otros dos pueblos mames de
retóricamente como “conveniente a los intereses económicos del país y Cajolá y Siguilá.98/ Los roces entre Concepción y Ostuncalco acerca del
a este municipio”.95/ Menos de un mes después, el gobierno acogía la tema del título único de los ejidos eran de vieja data,99/ pero la ladinización
solicitud sobre la base de la siguiente consideración: de la cabecera y la evolución de la situación de tierras en detrimento de
Que a los intereses generales del país conviene que desaparezcan las Concepción le daba un significado nuevo al enfrentamiento. De verdad
96
comunidades y que la mayor parte de los ciudadanos sean propietarios. / resulta difícil imaginarlas, a finales de 1800, hablando al unísono al afrontar
cuestiones sociales en pro de la defensa de territorios mames, como lo
En conclusión, la intervención de la Municipalidad había sido habían hecho en 1853 contra las pretensiones de Quetzaltenango.100/
manifiestamente instrumental para hacer prevalecer en el orden legal las
razones de posesión de algunos particulares, o mejor de algunas familias El desvanecimiento de la dimensión comunitaria y la ruptura de la
mames asentadas en una parcialidad sin nombre, pero con evidente estrecha relación entre las comunidades mames de las tierras altas y sus
deseo de separación del núcleo. apéndices en las tierras bajas es sugerido también por el papel camuflado
que los pueblos de San Martín y Concepción asumieron en las faenas de
J. La imposible defensa de la baja Costa Cuca defensa del histórico terreno de Los Coyoles, en la baja Costa Cuca.
Conviene recordar que de esta área existía un claro título de propiedad
¿Se trataba de un episodio aislado o era indicador de un proceso? Las de 1714, convalidado en 1837, aunque la demarcación del mismo nunca
fuentes dan al respecto indicaciones contradictorias: señales de agrieta-
había sido realizada. La manera en que el terreno fue defendido en los
miento de la cohesión étnica y del avance de procesos de primacía de las
años 1880, dejando en primera fila a los grupos y a las familias efectiva-
instancias individuales (o familiares) en la dimensión comunitaria
mente asentadas en esos territorios, permite pensar que se estaba modifi-
coexisten con indicios de resistencia colectiva y de defensa de la comuni-
cando de manera sensible un rasgo fundamental de la organización
dad indígena y de sus valores.
económica y política mam, la cual hemos delineado en los primeros
San Martín, por ejemplo, vivía repetidos y esporádicos episodios que capítulos; a saber, la relación entre cabeceras y estancias, entre comuni-
sugerían que la cohesión interna estaba comprometida. Como ya había dades originarias y colonias que a pesar de su distancia eran partícipes
ocurrido en 1839-41 –la época de la primera y vigorosa entrada ladina a por tradición de la identidad de las primeras.
sus tierras– en los primeros años de la década de los años ’80 la munici-
palidad una vez más acusaba a tres principales (Juan Vásquez, Juan 97
/ AGQ 1884/158.
Pérez, Martín Vásquez) por extorsión de dinero a la comunidad, dinero 98
/ Ibidem
recogido a título de contribución forzada para los bonos del Ferrocarril 99
/ Hay testimonios al respecto en 1712, AGCA, A.1. leg. 5962, expd. 52297,
del Norte y que, en cambio, iba a parar a manos privadas. Los acusaba
transcrito en Esta Tierra, p. 249 ss, en donde las autoridades de Concepción lamen-
tan: “ha mucho tiempo que los indios de Ostuncalco nos tienen quitados y ocultos los
95
/ AGCA-ST Quetzaltenango 25/16, en: Esta Tierra, p. 687, y también AGQ títulos de nuestras tierras que poseemos desde nuestra conquista por ejidos y (...) nos
1885/161. perjudican introduciéndose en nuestras tierras los dichos indios y otras personas.”
96 100
/ AGCA-ST Quetzaltenango 25/16, en: Esta Tierra, p.687. / AGCA A.1, leg. 5987, expd. 52660, en: Esta tierra, p.257 ss.

253 254
Frente al fracaso del frente único en la defensa de conjunto de las les quedaba sino establecer pactos también con los nuevos sujetos y
tierras del ejido, con el rechazo por parte del gobierno de la oferta mam recalcular la subdivisión ya decidida, restando a cada una de las partes (la
de adquisición de la Costa Cuca para concederla luego a enfiteusis, San propia y la de Ostuncalco) una porción que sumara las 10 cabllerías
Martín y Concepción cambiaron de estrategia y se replegaron, como destinadas a los milicianos.102/ De este modo, Barillas lograba recortar otras
hemos visto, hacia la reivindicación de porciones de territorio mejor 5 caballerías a cada una de las dos comunidades mames de Ostuncalco y
definidas y con mayor solidez legal. Junto a la retitulación de ejido y a la Concepción. Se requería una nueva pericia para determinar las áreas a
solicitud de un área baldía, en 1875 las municipalidades de Concepcíón asignar a cada parte, labor que realizó el agrimensor Luis Sanjuan en 1884.
y San Martín también solicitaron la medición del terreno de Los Coyoles.
Las partes eran ahora todos los ocupantes del área: los vecinos
El agrimensor Narciso Escobar, quien la realizó, tuvo que constatar mames (originarios de Concepción) del cantón Concepción Asintal, los
que el área descrita en el título legal de propiedad de 1714 se extendía más milicianos ladinos del nuevo asentamiento indicado con el nombre de
de 19 caballerías, en lugar de las 6 declaradas. Este era sólo el comienzo de “Refugio”, y los vecinos mames de Ostuncalco, agrupados en el cantón
una intrincada maraña legal en la que, entre más tiempo pasaba, más San Juan Nil. Dos años más tarde, en 1886, se ponía fin a la larga historia
aumentaban los sujetos involucrados y se perdía la correspondencia entre de Los Coyoles mediante la adjudicación de un área de 20 caballerías al
el cuadro descrito (aún en términos geográficos) de los títulos legales y la grupo de familias que allí cultivaba y que había conformado el asenta-
situación real. En 1877 las dos municipalidades de San Martín y Concep- miento de Concepción Asintal, obligadas desde entonces a regularizar
ción llegaron finalmente a presentar la solicitud de adquisición de la parte sus propiedades pagando la diferencia entre el resultado de la última
que excedía a su título, sobre la sección vertical comprendida entre los ríos medición y las 6 ½ caballerías originales.
Ayal y Nil, con los ríos Xab, Sibaná y Nimá y el camino de la finca Las
El segundo “frente” abierto por Barillas tenía que ver con un área
Mercedes de por medio pero, una vez más, el trámite se enredó.
probablemente contigua,comprendida entre los ríos Ayal y Xab. En 1877
Es necesario decir, sin embargo, que los sujetos solicitantes no eran varios grupos de 8-10 “indígenas avecindados en la Costa Cuca”, pero
ya los dos pueblos mames juntos, sino la Municipalidad de Concepción originarios de Concepción, pusieron demandas de titulación colectiva
y el alcalde auxiliar de El Asintal, como comenzó a llamarse el núcleo por porciones de unas 5 caballerías, reclamadas con el acostumbrado
de vecinos mames asentados sobre el terreno Los Coyoles. En el lapso llamado a una posesión “desde tiempo inmemorial”. Es del todo plausible
que transcurrió entre 1877 y 1884, cuando la maraña de la titulación que la ocupación hubiese sido antigua, y también es cierto que por lo
comenzó a desenredarse, se estableció (de nuevo) con prepotencia y menos durante más de 15 años un consistente número de indígenas
arrogancia el general Manuel Lisandro Barillas, quien limitaba con el originarios de Concepción utilizaba dichas tierras para el cultivo del
terreno en cuestión. algodón.103/ En el transcurso de un año se abrieron nueve trámites en el
Ministerio de Gobernación, en los que figuraban 83 individuos y un área
La iniciativa de Barillas iba en dos direcciones: mediante un acto de
de cerca de 45 caballerías en la zona más baja y caliente de la Costa
liberalidad que era más bien habitual en la Guatemala liberal101/ donó 10
Cuca. En este punto nuevamente intervenía el general Barillas, haciendo
caballerías a milicianos del Asintal y Nil en reconocimiento a sus méritos
militares. De esta manera, a Concepción y a sus habitantes de la costa no 102
/ AGCA-ST Quetzaltenango 21/3 en: Esta Tierra, p. 339 ss., AGQ 1894/251, AGCA-
101
ST Quetzaltenango 14/2 en: Esta Tierra, p. 309 ss., AGCA-ST Quetzaltenango 21/2 en:
/ El pueblo de Nuevo San Carlos, en la baja Bocacosta, tiene el mismo origen; es Esta Tierra, p. 339.
decir, una donación de 20 caballerías por parte del presidente Barrios a los milicianos 103
ladinos de San Carlos Sija, pueblo cercano a Quetzaltenango. M. Deleón, Monografia / En respuesta a una encuesta de la Sociedad Económica de Amigos del País, el
del Departamento de Quetzaltenango (1925), y AGQ 1885/161. jefe político de Quetzaltenango informaba en 1864 que existían 4 parajes en la zona
de indígenas comprometidos con el cultivo del algodón para uso propio: Paraje del
AGCA-ST Quetzaltenango 21/3 en: Esta Tierra, p. 339 ss., AGQ 1894/251, AGCA-ST Ayal (56 indígenas, con un promedio de 20-30 cuerdas cultivadas), Canton del Nil (82
Quetzaltenango 14/2 en: Esta Tierra, p. 309 ss., AGCA-ST Quetzaltenango 21/2 en: indígenas), Asintal (53 indígenas) y un cuarto nombre ilegible en la fuente (50
Esta Tierra, p. 339. indígenas). AGQ 1865/82.

255 256
notar cándidamente cómo su finca La Libertad se había ido agrandando de la medición del terreno en 1877 por parte del agrimensor Narciso
“de tal manera que ya se me hace necesario adquirir nuevos terrenos”. Escobar, la Municipalidad había sido sorprendida el año siguiente por el
Una vez identificados “extensos baldíos” contiguos a La Libertad, “me he decreto que ponía también a Chuvá a la venta por lotes. En la oleada de
decidido a comprar de éstos 20 caballerías”, continuaba el general. La titulaciones que siguieron, San Martín había logrado adjudicarse sólo un
antigua posesión de esos mismos terrenos por parte de un cierto número área de 5 caballerías ubicada en la sección más elevada del cantón, en
de habitantes de Concepción, a quienes él en persona había reconocido terrenos de escasa fertilidad, no aptos para el cultivo del café y útiles sólo
cuando había sido citado como testigo legal, no representaba en realidad para “maíz y zacatón” –en palabras del agrimensor–, con una temperatura
ningún obstáculo. Barillas criticaba la manera extensiva en la que los “más fría que templada” y para los cuales consiguieron poder pagar la
indígenas practicaban la agricultura y calculaba que un área de 12-14 mitad de lo que estaba previsto en el decreto gubernamental.
caballerías era más que suficiente para el centenar de familias indígenas
que pedían la adjudicación de aquella parte de la Costa Cuca tan necesa- Por otro lado, la gente de San Martín había también reaccionado de
ria para él. A las que quedaran dentro del área designada, les ofrecía una manera violenta contra los mismos indígenas que establecían relaciones
indemnización “lo mejor posible [de] las mejoras que tengan, las cuales de trabajo con los finqueros, y en contra del agrimensor encargado de
no contienen otra cosa, sino insignificantes ranchos”. El epílogo del todas las operaciones en la región, el Luis Wolfram de quien se habló
episodio no habrá de soprender. En 1879 el Ministerio de Gobernación ampliamente con anterioridad. Wolfram se lamentaba:
reconocía el derecho de Barillas y le asignaba una larga franja de tierra al fuí atacado por un indio bolo que a todo trance quizo alzarse sobre mí
sur de La Libertad para una superficie total de 20 caballerías.104/ gritando agrimensor, hoy formaron los mismos que ayer una reunión armada
y amenazante; (…) Que Ud. [Jefe político de Quezaltenango] se sirva librar
El episodio es revelador acerca de cómo el Estado liberal y la oligar-
una orden muy enérgica a la Municipalidad de San Martin para que ella
quía del café formaban un único cuerpo funcional en defensa de los remita amarrados al Alcalde de Chubá y a Juan Lara que parece el cabecilla
intereses particulares de esta última, y además ilustra en qué medida la de los rebeldes que no quieren los ladinos por acá, y lo mas conveniente que
comunidad de Concepción se había atomizado en grupos (probablemente me parece prohibirles severamente de vivir en Chubá y al contrario ordenar-
con parentesco) que en relación con el Estado actuaban sin intermediación los que en el acto salgan de aquí; pues los naturales pacíficos que hoy
de la municipalidad ni de las autoridades tradicionales o electivas. Una trabajan en las fincas son mortificados y perseguidos por los rebeldes a causa
105
vez más nos preguntamos: ¿Se trataba de un caso aislado o de un proceso? que prestan sus servicios a los ladinos . /

Tal como ya lo anunciamos, los indicadores ofrecidos por las fuentes ¿De qué forma debemos leer estos contrastantes episodios? La
son contradictorios y a los casos discutidos anteriormente, que sugerirían tipología de las fuentes que hemos utilizado nos impide llegar a conclu-
el declive de la cohesión comunitaria y el resquebrajamiento de una siones razonablemente seguras sobre la dimensión étnica y comunitaria
estrecha relación entre parcialidad y cabecera, hace de contrapeso el caso de la lucha por las tierras, dado que la voz de los sujetos indígenas
de San Martín y de los terrenos de Chuvá. (individuales y colectivos) se expresaba a través de fuertes mediaciones
que condicionaban contenidos y formas de las declaraciones. Por ejem-
Se trataba del cantón que en 1878 fue transformado en baldío en plo, los testigos citados en apoyo de denuncia de un terreno, repiten una
virtud de un decreto y subastado con modalidades similares, aunque un fórmula legal estandar. Y en las propias acciones legales entabladas por
poco más restringidas, a las de los decretos de 1873-74 sobre lotificación indígenas (individuos y pueblos), es imposible decir cuándo hablaba la
de la Costa Cuca, y que en 1886 aparecía como el tercer cantón más parte indígena y cuándo el abogado e intéprete ladino. Hasta un dato en
productivo (ver Tabla VIII.7). La resistencia de San Martín a la pérdida del apariencia no equívoco, como el hecho de que individuos indígenas
territorio se expresaba de dos maneras: en primer lugar, se escogía la vía escogieran actuar en el juicio como particulares, antes que apoyarse en la
legal de la titulación de por lo menos una parte del área. Iniciado el trámite comunidad, es de hecho ambiguo. Frente al imperativo anticomunitario

104 105
/ AGCA ST Quetzaltenango 10/19. / AGQ 1877/63G

257 258
del régimen liberal, ciertamente las comunidades indígenas supieron Guatemala, pretendieron limitarlos a la legua cuadrada prevista por la
utilizar creativamente el lenguaje del individualismo para asegurar tradición y por las Leyes de Indias.109/ La finalidad perseguida era a la vez
bienes y valores colectivos. económica y política. Los gobiernos gualtemaltecos eran conscientes del
hecho de que la capacidad económica del país y el orden político interno
K. Un caso de marginalización ecológica dependían de la supervivencia de las comunidades indígenas. Desde un
punto de vista económico, la población indígena ordenada en comunida-
Dejando estas observaciones como una invitación a nuevas investigacio-
des era el bastión de la producción interna de alimentos y la mano de obra
nes, queremos interpretar la evidencia de las fuentes en un sentido
insustituible de la agricultura de exportación. Y desde un punto de vista
diferente, ya que lo que sí emerge con claridad es una progresiva margi-
político, el temor a una sublevación general de base étnica, la guerra de
nalización ecológica de los pueblos mames, y de San Martín en particu-
castas, nunca dejó de inquietar el sueño de los ladinos, y al mismo tiempo
lar. La expansión de las fincas en la Costa Cuca conllevó para las pobla-
aconsejó a los liberales de la segunda mitad del siglo XIX –quienes bien
ciones mames de Quetzaltenango una evidente pérdida de complejidad
recordaban las revueltas que llevaron al conservador Carrera al poder– de
de su base agrícola y productiva, y su marginalización en terrenos no
no presionar a las comunidades hasta el punto de motivar su sublevación.
aptos, desde el punto de vista de la caracterización ecológica, para el
cultivo del café, lo mismo que para los cultivos complementarios de la Nuestra investigación desplaza, por decirlo así, el epicentro de esta
economía mam. La comparación entre los mapas de Schultz (Figura lectura de largo alcance de la cantidad a la calidad. Al operar una sustan-
VIII.3) de 1886, y el de los territorios mames antes del boom del café cial disminución, cuando no la anulación, del patrimonio de tierras que
(Figura III.1) pone en evidencia que el agrosistema de San Martín había los pueblos habían acumulado durante lustros, los gobiernos liberales
perdido toda la porción meridional, es decir la más fecunda en términos operaron no sólo y no tanto una reducción de cantidad, sino sobre todo,
agrícolas, y había quedado en posesión de las tierras más marginales y de y más significativamente, una reducción de la calidad de la tierra indíge-
menor valor agrícola. Una petición de San Martín de 1880 denunciaba na. En el caso de San Martín, cambiaba de manera sustancial la caracte-
que la productividad en maíz de estas últimas era 1/8 de las de la costa, rística constituyente del agroecosistema: la diversidad medioambiental.
y para su obtención se requería del uso sostenido de abono ovino.106/ Para Al pueblo mam le quedaba disponible, para su uso directo y autónomo,
el pueblo mam quedaban disponibles, entonces, las áreas demasiado una tipología muy reducida de zonas ecológicas. El acceso al resto de las
elevadas y frías para el cultivo del café –lo que quería decir también zonas estaba vetado, no sólo porque ahora esas tierras hacían parte de
algodón, frutas y flores, etc.–, o aquellas demasiado bajas y tórridas.107/ propiedades privadas de otros (a menudo de personajes con amplio poder
político, como el mismo Barillas), sino también porque la expansión de
Todo esto lleva a poner en discusión la idea, historiográficamente
la agricultura del café, de la caña de azúcar y de los pastos de forraje,
aceptada, de que a diferencia del vecino El Salvador, y de manera peculiar
también con respecto al resto de América Latina, en Guatemala el régimen únicos cultivos admitidos por el decreto de lotificación de la Costa Cuca
liberal no abolió los ejidos, sino que por el contrario en algunos casos los de 1873-74, habían modificado su identidad ecológica.
definió mejor y consolidó su atribución a los pueblos indígenas.108/ Los
presidentes caficultores altenses, quienes conocían bien las relaciones de L. Las fincas cafetaleras como agentes de transformaciones
fuerza y las condiciones de equilibro agro-económico del occidente de ambientales

106
Es difícil decir en qué medida Las Mercedes, o bien la caficultura de
/ AGCA ST Quetzaltenanago 29/7 plantación, fue un agente de transformaciones ambientales, hasta llegar
107
/ San Martin se había extendido hacia el sur hasta el río Ocosito AGCA-ST a convertirse en el factor desencadenante de toda una “revolución
Quetzaltenango 23/2, en: Esta Tierra, p. 362.
108 109
/ McCreery, Rural Guatemala, Williams, Robert G., State and Social Evolution; / En1880, el Fiscal advertía a San Martin: “si insiste en adquirir mas de la legua
Roseberry, Gudmundson & Samper (eds.), Coffee, Society and Power in Latin America; cuadrada que le corresponde por ejido, debe sujetarse a las prescripciones legales que
Cardoso, “Historia económica del café en Centroamérica (siglo XIX)”. rigen la materia”. AGCA-ST Quetzaltenango 29/7, en: Esta Tierra, p. 736.

259 260
ecológica”. Carolyn Merchant define así las grandes transformaciones de cualitativos relativos a la más lógica y masiva implicación ambiental de
la relación entre seres humanos con la naturaleza no humana, producto la expansión del café en el territorio de la Bocacosta, a saber la conver-
de los cambios, conflictos o contradicciones que tienen lugar entre el sión de bosques en plantaciones.
modo de producción de un sociedad y su ecología, así como entre los
La historiografía suele referirse a este aspecto en términos de defo-
modos de producción de esa sociedad y su reproducción. Se trata, por lo
restación; pero este vocablo, en las ciencias del medio ambiente, tiene un
tanto, de un proceso que tiene que ver con tres niveles concéntricos,
significado más preciso que el vernáculo, e indica una tala permanente
progresivamente más alejados del núcleo ecológico de un hábitat deter-
de un área de bosque (Allaby 1994:110). La substitución de la selva
minado en un momento histórico dado:
subtropical de la Bocacosta por un “bosque de café” quedaría por fuera
1. La producción. Es en esta necesaria labor de extracción, transforma- de esta definición, y hay quien sostiene que la expansión de las planta-
ción e intercambio con el medio ambiente donde los seres humanos ciones de café sería, por el contrario, una medida de reforestación. Más
producen su impacto más directo e inmediato sobre la naturaleza no correcto parece entonces referirse a una degradación del bosque, indican-
humana. do así con mayor precisión la pérdida de las cualidades de la selva
2. La reproducción, social y biológica. Los efectos de esta última son subtropical y no sólo de la cantidad de biomasa en sí misma.
mediados por formas particulares de producción, como la caza y la Aún definida de esta manera, nuestra historia hace parte de aquella
recolección, la agriculura itinerante o el capitalismo industrial. más amplia de la deforestación de los ambientes tropicales, historia de la
3. La representación de la naturaleza, es decir los modos (ciencia, cual nuestra narración constituye un capítulo infinitesimal, si se compara
religión, mitología) mediante los cuales las sociedades conocen y con la espectacular aceleración del siglo XX y sobre todo de los últimos 50
explican el mundo natural, un complejo de ideas que debe hallar años.110/ Sin embargo, fue éste el inicio de un drástico y aparentemente
traducción en acciones sociales y económicas para poder incidir en irreversible proceso que, además de cambiar las connotaciones ecológicas
la esfera no humana (Merchant 1989:3-5). de la región de la que nos ocupamos, cambió la forma de uso de los
El resultado de una revolución ecológica es una nueva construcción recursos, para retomar un feliz concepto de los indúes Guha y Gadgil.
de la naturaleza, tanto en sentido material como en el sentido de la
percepción humana. M. La conversión de los bosques en plantaciones
Con base en este modelo conceptual, nos preguntamos: ¿Fue la ¿Qué tan amplia fue la conversión de los bosques de la Bocacosta en
transformación de la zona sur occidental de Guatemala, y en particular plantaciones de café?111/ Para responder, es conveniente entender si las
de la región denominada Costa Cuca, una revolución ecológica?
110
/ McNeill estima que, a nivel mundial, la mitad de la reducción forestal histórica,
Quien estudie los ecosistemas del pasado sabe que la evaluación y
esto es desde el comienzo de la historia de la agricultura hasta hoy, tuvo lugar en el
calificación de cambio ambiental depende de la definición del punto de transcurso del siglo XX, y la mitad de ésta en los Trópicos entre 1960 y 1999. Something
referencia, es decir de un cuadro ambiental preciso en el tiempo cero, New Under the Sun, p. 229-236. Para el caso de Guatemala, Utting estima que desde
con respecto al cual poder comparar los cuadros de tiempos posteriores 1960 la pérdida anual de superficie forestal ha sido 900.000 ha. P. Utting, Trees, People,
para poder apreciar las modificaciones (Brannstrom 2004:171-173). No and Power: Social Dimension and Forest Protection in Central America (1993).
estamos en capacidad de hacer hipótesis sobre ese punto de referencia en 111
/ La historia de los bosques es una matriz fundamental de la historia ambiental.
el caso de la Costa Cuca, ni creemos que ello sea posible atendiendo a las Forest History Society da cuenta de su desarrollo: http://www.foresthistory.org/ Re-
fuentes disponibles y sin la ayuda de investigaciones paleoecológicas que search/databases.html (Septiembre 2008). Para los bosques tropicales se han ocupado de
su conversión en plantaciones durante el siglo XIX y XX R. Funes, De bosque a sabana:
permitan conocer la tasa y la composición de la cobertura de bosque, los
azúcar, deforestación y medio ambiente en Cuba: 1492-1926, (2004); Richard Tucker, The
niveles de erosión de los suelos, el estado de los recursos hídricos, etc. a Insatiable Appetite: the US and the Ecological Degradation in the Tropical World (2000);
comienzos del siglo XIX. Sin embargo, existen algunos indicadores P.Camus, Ambiente, bosques y gestión forestal en Chile, 1541-2005, (2006).

261 262
plantaciones surgían en terrenos previamente desmontados por la agri- finca. Y además tenía que satisfacerse el déficit de leña de los trabajado-
cultura indígena, o si se trataba de bosques primarios. res de la finca, que de hecho eran pagados con libretas o monedas de
cuño interno, gastables exclusivamente en la tienda de la finca y destina-
Según las nociones agronómicas de la época, si el caficultor disponía
dos específicamente para el aprovisionamiento de madera.114/
de capital inicial suficiente para las operaciones de desmonte, era más
conveniente establecer la plantación en terrenos de bosque primario. Era A pesar de que en las fuentes consultadas no abundan las referencias
también cierto que, una vez talado el bosque, quedaba la costosa opera- a este aspecto, los casos de pleitos por el control de los recursos del bosque
ción de erradicar los troncos más grandes (destronconar) que de otra en la Costa Cuca indican que el recurso se había vuelto escaso, aunque
manera habrían obstaculizado el crecimiento de los cafetos. Pero también fuera en términos geográficos relativos. Así lo revela el proceso legal entre
era cierto que la plantación en un terreno virgen no requería limpiezas la sociedad familiar del altense Francisco Sánchez y la del ladino de
previas ni frecuentes, siendo suficientes una o dos al año, en lugar de las Quetzaltenango Gregorio Juárez, ambas bien asentadas en la Costa Cuca y
cuatro o más requeridas por las tierras ya cultivadas, que por lo tanto con varias propiedades de numerosas caballerías. En 1874 Sánchez había
contenían en el suelo retoños y semillas de toda clase de malezas o solicitado dos caballerías de un terreno “cubierto de monte alto, que nadie
cultivos anteriores (Ospina 1952:52, 61). Los terrenos vírgenes estaban ocupa”, para satisfacer las necesidades de combustible de su finca Bolívar
además cubiertos por un espeso estrato de humus y de material orgánico las Flores, recientemente dotada de máquinas de vapor.115/
en descomposición, que hacía de cama ideal para los delicados cafetos.
Entre los “nadies” que, por el contrario, hacían uso de los recursos
En estas condiciones, los mejores terrenos eran los ejidos, tal como
naturales del terreno estaba Juárez, quien se opuso a la demanda de
observaba cándidamente Pastor Ospina.112/
Sánchez, pero fue luego conducido al tribunal bajo la acusación de “rozar
La roza para empezar un cafetal, operación en la cual nada quedaba una pequeña montaña que nos habíamos propuesto conservar para
de la sacralidad y cautela con la que se llevaba a cabo la misma opera- astillero, con la estimación que para nosotros tiene la madera y leña en
ción en el sistema simbólico maya,113/ no arrasaba con la totalidad del un lugar donde no las hay y en que se hace tan indispensable tenerlas
terreno de la finca. La longevidad de ésta y la capacidad de autosostener- para diferentes usos, sea al precio que fuera”.116/ Cuando el contencioso
se dependía de la conservación de un área de bosque consistente, el asciende a un nivel superior legal se descubre que por lo menos otros dos
astillero, esencialmente con dos finalidades: como reserva de madera y propietarios de terrenos contiguos estaban interesados en la misma
leña para usos energéticos y como material de construcción, y para la reserva, lo que sugiere que, por lo menos en las vecindades inmediatas,
conservación de los equilibrios hidroecológicos. Si ésta última era la madera y la leña se habían convertido ya en esa época –diez años antes
independiente de la extensión y productividad de la finca, el déficit de la primera temporada del café en Guatemala– en un recurso escaso.
energético, en cambio, no lo era. En particular, la mecanización de las En cuanto a la conservación de astilleros en función de los equilibrios
fases de elaboración del café mediante el empleo de máquinas de vapor hidrológicos, es prueba concreta un estudio de carácter agroecológico
para despulpar y pulir los granos, conllevaba el aumento de la demanda realizado en Las Mercedes por la Facultad de Agronomía de la Universidad
de madera como combustible más allá de las reservas de bosque de la de San Carlos de Guatemala. En 1986, la investigación puso de relieve un
área de cerca de 1 caballería al norte del núcleo habitado de Las Mercedes,
112
/ “Los ejidos de los pueblos son ordinariamente los mejores terrenos para la a la que definió como Ecosistema Natural Maduro Semicontrolado. Se
agricultura; y en ellos, así como en otros muchos terrenos poseídos en común, se ha
acostumbrado tener libremente los ganados, en número indefinido, que suele subir 114
al triple o cuádruplo del que puede mantenerse en el terreno”. P. Ospina, Breve / La reproducción fotográfica de una de éstas, relativa a la finca S. Andrés Osuna
Instrucción para el cultivo del algodón en Centro-América, p. 35. (Escuintla) se encuentra en Carlos E. Nájera, Fichas de fincas (1988), p. 44.
115
113
/ Véase Quintanilla, Alejandra García, “El dilema de Ah Kimsah K'ax, 'el que mata / AGQ 1874/111.
116
el monte: significados del monte entre los mayas milperos de Yucatán”, en: Mesoamé- / AGQ 1875/114 g. Sánchez reporta, de hecho, “el destrozo al golpe de hachas y
rica 39 (2000), pp. 255-285. machetes manejados por mas de 15 hombres” en el terreno.

263 264
trataba de un terreno de importancia estratégica para la finca pues allí se de la expedición de nitrógeno típica de estas especies unían la utilidad de
encontraban los nacimientos de casi todas las fuentes hídricas que regaban los frutos comestibles que producían (Lazo 1903:132).
los terrenos de Las Mercedes. Para mantener los niveles freáticos y evitar
Algunos indicadores sugieren que el deterioro de los bosques en el
la formación de corrientes de agua de lluvia, tanto más probables en
Departamento de Quetzaltenango se volvió alarmante por lo menos
terrenos como éstos con pendientes hasta del 60%, es crucial que el área
desde los años 1880. Órdenes de la Jefatura Política de Quetzaltenango
mantenga una elevada cobertura de árboles. El hecho de que los investiga-
hacia las autoridades municipales para que estas intervinieran en la
dores guatemaltecos hayan encontrado allí el único reducto de bosque
provisión de siembra de árboles para limitar el desmonte aparecen en
primario en un paisaje dominado por el café y el cardamomo, indicaría que
Coatepeque en 1885.120/ A nivel nacional, el Ministerio de Fomento
las generaciones posteriores que tuvieron a su cargo la administración de
la finca conservaron de manera eficaz la reserva (Rodríguez 1986:48). dictaba disposiciones que sugerían más que la degradación de los
bosques, el venir a menos de las prácticas atentas de gobierno de este
En la plantación misma, entre las filas del cafetal, la tasa de reduc- fundamental recurso por parte de la población. Se prohibía, por ejem-
ción de la masa forestal era frenada por la necesidad de plantar o salva- plo, la tala de árboles “al haz del suelo” y de aquellos aún muy jóvenes,
guardar árboles cuyas ramas servían para dar sombra al cafetal y prote- y además se dictaba que “no se descuajen los manantiales de los arboles
gerlo, junto con el suelo, de la violencia del sol y de las lluvias y demas plantas que los rodean” y que no se enciendan hogueras a los
tropicales.117/ En una correspondencia desde sus tierras de Gualán, Pastor pies de los árboles (República de Guatemala 1891:29). En 1892, la
Ospina explicaba a su hermano Mariano que la fuerza del sol era tal que Jefatura Política de Quetzaltenango emitía un Proyecto de Reglamento
lograba secar los retoños antes de que hubieran dado inflorescencia en la para la formación y conservación de bosques, entendiendo como tales
tierra.118/ Sobre todo en las etapas inaugurales de la caficultura y en los “el terreno con arboleda natural que la Municipalidad ha designado
cultivos de extensiones más modestas, la razón de la plantación interca- para la extracción de maderas y de leña para el uso común de sus
lada podía ser económica antes que agronómica: integrar la economía del vecinos”. La medida legislativa ordenaba que cada Municipio tuviera
café con la del aprovechamiento de la leña o de plantas para alimento que formar y conservar los bosques comunitarios, e instituir la figura
(como por ejemplo el banano).119/ Desde un punto de vista ecológico, la del guardabosques.
sombra reproducía las condiciones del hábitat natural del café y conver-
tía en propia la “técnica” de las capas vegetales de la misma selva pluvial. El pueblo mam de Cajolá, en las tierras altas cercanas a Quetzalte-
nango, denunciaba de inmediato no estar en capacidad para cumplir:
El tema de la sombra oportuna o necesaria para la vida productiva del
cafetal fue por largo tiempo objeto de debate agronómico y de comparación por la sencilla razón de que no tenemos bosques ni terrenos comunales
entre sistemas nacionales diferentes. En Guatemala los manuales recomen- donde formarlos porque a esa misma Jefatura le consta que los terrenos que
esta municipalidad tenía con título en forma, fueron adjudicados por el gen.
daban la plantación de especies leguminosas como la Inga, que a la ventaja 121
Justo Rufino Barrios a los milicianos de Sija. /
117
/ Sobre la función de los árboles de sombra en las plantaciones cafetaleras como La situación de otros pueblos mames no era tan severa, o por lo
escudo protector también de la conservación de la biodiversidad, ver I.Perfecto et al., menos así la presentaba la primera estadística agrícola nacional, de la
“Shade Coffee: A Disappearing Refuge for Biodiversity”, en: BioScience 46(1996) 8:
cual emergía una dotación de bosques limitada en Concepción, pero una
pp. 598-608.
118
aparente prosperidad en San Martín, Colomba y Ostuncalco (v. Tabla
/ Pastor a Mariano Ospina, 3 de febrero de 1866, citado en E. Ramírez, Poder
VIII.8). En total, los bosques del Departamento cubrían una extensión de
económico y dominación política: el caso de la familia Ospina, p. 274.
119
poco más de 10.350 ha.
/ C. Naranjo, “La primera modernización de la caficultura costarricense, 1890-
1950", en: Revista de Historia 36 (Costa Rica 1997), p. 84 y M. Samper, “Café, trabajo 120
y sociedad en Centroamérica (1870-1930): una historia común y divergente”, en: / AGQ 1885/161.
121
HGCA Vol. IV, pp. 72-78. / AGQ 1892 G.

265 266
Tabla VIII.8 “jamás logramos ver un [quezal] en sus selvas natales”, escribía una vez
Estadística forestal del Departamento de Quetzaltenango, 1893 más con desolación el capitán Macomb (Intercontinental Railway Com-
Municipio Caballerias Manzanas
mission 1898:405). Entre los pájaros de caza, el informe cita solamente
palomas y tórtolas, piscos y chachas. En la región cafetalera en particular
Quetzaltenango 36 18
abundaban variedades diferentes de codornices y pajuil (crax globicera)
Salcajá 11 5
fáciles de domesticar, lo mismo que el alcaraván que correteaba en los
Olintepeque 2 0 patios haciendo las veces de cazador de ratas, parásitos y escarabajos. De
Sija 50 24 valor indiscutible y bienvenido en todos los pueblos que visitaba en
Sibilia 1 0 bandadas era el zopilote, basurero de Centro América.122/
Cabricán 29 21
Sin embargo, el indicador que más que cualquier otro permite creer
Cajolá 0 0 que a finales del siglo la selva super-húmeda subtropical, zona ecológica
Siguilá 0 0 a la cual pertenecía el territorio en la clasificación de los ecosistemas de
Ostuncalco 40 0 Holdridge, era un recuerdo ya lejano, es la desaparición virtual de los
San Mateo 1 1 monos: “Los monos (…) resultaron ser muy raros”, escribían en el reporte
Concepción 1 40 los ingenieros, que lograron avistar sólo un par de ejemplares en la selva
San Martin 80 10 cercana a Ayutla, en la frontera con México.
Almolonga 0 0 En 1903 la alarma por el estado de los bosques del país era evidente
Cantel 10 0 también a nivel central. El Director General de Agricultura dirigía a las
Huitán 0 33 autoridades departamentales una nueva circular sobre bosques, en la
Zunil 2 1 que el nexo entre la disminución del manto de bosque y el cambio
microclimático era explícita y la necesidad de intervenciones en pro de
Santa Maria 1 1
la conservación y aumento de la masa arbórea era categórica. La circu-
Colomba 60 0
lar recomendaba la práctica del incendio “ya que (…) no se puede
San Francisco la Unida 1 3 proscribir”, en caso de que esta estuviera circunscrita a áreas delimita-
Palmar 0 25 das por “grandes rondas” con la función de proteger el exterior de los
Nuevo San Carlos 2 32 árboles jóvenes. Ordenaba además que las corporaciones municipales
Coatepeque 0 22 conformaran viveros a partir de las especies de árboles más comunes
Total 230 52 (cipreses, pinos, encinos, liquidambor, nogales, robles y abedules) y
que las plantas fueran distribuidas entre quienes poseían tierras para
Fuente: Mem oria de E stadistica, Agricultura, 1893.
sembrarlas. Las mismas corporaciones municipales tenían la misión de
La probable reducción en cantidad y biodiversidad de la floresta arborizar las vías públicas y los terrenos de su propiedad, y de ejercer
tropical sugerida por estos indicadores parece concernir también a la vigilancia sobre la prohibición de corte de los árboles a menos de 400
vida animal de la Costa Cuca. El informe del capitán Macomb de la
122
Intercontinental Railway Commission no registró la presencia de grandes / El poeta k’iche’ Humberto Ak'abal le dedicó uno de los poemas de su Aj Yuq' - El
reptiles o serpientes, sino sólo de lagartijas, camaleones e iguanas, “una Animalero (1995).
adición muy agradable para nuestras despensas”, confesaba. Entre los “Zopilote:
cajón de muerto,
pájaros, aún habida cuenta de la gran variedad de papagayos y loros, tumba volante,
además de parleras cotorras y grandes guacamayos de brillantes plumas, sólo te falta cargar un epitafio.”

267 268
metros de las fuentes de agua, a los lados de las vías públicas o en las que ésto sucedía en la cotidianidad administrativa, el hecho de que
cimas de las montañas.123/ fincas como Las Mercedes hayan entrado a producir en la década de 1860
y hayan mantenido excelentes niveles de producción durante decenios,
N. El impacto en los suelos hace pensar en la aplicación de prácticas para la conservación de la
fertilidad. Un papel significativo lo jugaba el abono vegetal procedente
El sistema de plantación modificaba no sólo el estrato superior de la del despulpe de los granos de café. El escenario bucólico de la vida
Costa Cuca, la cobertura vegetal, sino también el inferior, es decir la agrícola en Las Mercedes evocado por Boddan Whettam, comerciante
química y la física de los suelos. Al evaluar el impacto de las plantacio- inglés que visitó la finca en 1875, muestra a mujeres y niños indígenas
nes de café a este respecto se debe tener en mente que, a diferencia por dedicados a esparcir “los desechos pulposos de los granos para enrique-
ejemplo de Brasil, la tierra en Guatemala era un bien finito. Para garanti- cer el suelo agotado” (Boddam 1877:84), práctica que aún hoy se lleva a
zar la longevidad de la finca, la cual era desde luego una empresa cabo en la Costa Cuca.128/ La fertilización vegetal, de acuerdo con la
económica destinada a producir ganancias, se imponía la adopción de práctica indígena, era por demás aconsejada por Pastor Ospina a los
estrategias agronómicas adecuadas y de prácticas de conservación.124/ lectores de su Manual de cultivo de algodón. Confirmación de su uso
Del impacto de la caficultura en la erosión de los terrenos no estamos viene también de las respuestas del delegado de Guatemala al cuestiona-
en capacidad de decir mucho, debido a la falta de fuentes. El problema era, rio distribuido como preparación a la conferencia internacional de los
de todos modos, algo agudo, ya que los terrenos deforestados y cultivados países productores de café que se desarrolló en Nueva York en 1902. Las
con café estaban situados en suelos altamente sensibles a este riesgo.125/ puntuales respuestas de Lazo Arriaga explican cómo a finales del siglo la
Las plantaciones de café y las plantas de sombra podían también tener una práctica corriente de abono del cafetal consistía en realizar un hueco al
función protectora,126/ pero sólo una investigación sobre los sedimentos lado de la planta, en donde se enterraba “abono de establo o de cáscara
acumulados en los cauces de los ríos y en el fondo de los barrancos, en de café”. Fuera de las posibilidades, continuaba el delegado, estaba el
donde podían depositarse los materiales lavados en las pendientes de los abono químico “por ser demasiado caro”, y con dicho condicionamiento
cafetales, así como un estudio de los cambios geomorfológicos de las áreas los fertilizantes preferidos eran “los más baratos: estiércol, basuras y
de las fincas podrían arrojar luz sobre este aspecto.127/ cáscara de café”(Lazo 1903:20).

En cuanto al restablecimiento de la fertilidad de los suelos cultivados A la acción transformadora del ecosistema, ejercida por las plantacio-
nes de café, se sumaban también las obras de cambios en la morfología
con café, si bien no tenemos informaciones detalladas sobre la manera en
del paisaje, de las cuales eran responsables las empresas de mayor
123
/ Director General de Agricultura, “Circular sobre bosques”, en: Boletín de extensión y producción. Un apartado importante era, por ejemplo, el
Agricultura v.2 (1903), n.17, pp. 257-258. manejo de las aguas, fundamentales para la economía de conjunto de la
124
/ El contraste con el caso de la Mata Atlántica de la región de Rio de Janeiro es caficultura (de la planta, de la elaboración de granos, de los trabajadores).
evidente. W. Dean, With Broadax and Firebrand, cap. 8. Las Mercedes, según el relato del administrador escocés Everall, contaba
125
/ Véase también P.Utting, Trees, People, and Power: Social Dimension and Forest con amplios patios para esparcir los granos a secar desviando un curso
Protection in Central America, Earthscan (1993), p. 11. de agua que niveló una colina lateral (Everall 1912:150).
126
/ Lo sostiene E. Higbee, “Agriculture in the Maya homeland”, en: The Geographi-
Para volver cultivables terrenos muy húmedos o para canalizar la
cal Review 38 (1948), New York.
127
irrigación en los lugares en donde no llegaba el agua, se acostumbraba a
/ La evaluación de los sedimentos, y por tanto de los procesos de erosión es
excavar canales de drenaje en los campos. El agrimensor Morales identificó
obviamente mucho más compleja que lo sugerido en el texto. El radio de depósito del
lavado podría, por ejemplo, extenderse mucho más que el fondo de los barrancos, y dos en los que corría agua de escorrentía cuando realizó su primera
los tiempos de deposición podrían ser demasiado lentos como para poder ser puestos
128
en evidencia hoy. / Observación personal, Finca La Violeta, Costa Cuca, marzo de 1999.

269 270
medición de Las Mercedes en mayo de 1873.129/ Una vez más se trata de un gobiernos conservadores.132/ En 1879 fueron importados al país 71,000
apartado que nos parece importante, pero del cual la tipología de las quintales de harina y 38,000 de trigo,133/ cantidades que continuaron
fuentes de naturaleza pública consultadas no ofrece más que sugestiones, aumentando cada año. Las medidas de reducción de los aranceles sobre la
y sobre el que los archivos privados de las fincas –en apariencia inexisten- importación de carne y harina para aliviar la “escasez de artículos de
tes o inaccesibles– podrían revelar, por el contrario, aspectos de interés. primera necesidad [que] hace difícil la vida a las clases pocos acomodadas”
134
/ se habían vuelto la norma. A pesar de que Quetzaltenango seguía
Finalmente, hay un efecto último de la “cafetalización” de la econo-
siendo en conjunto el granero más importante del país (v. Tabla VIII.9),
mía de la región que se ubica en el límite entre economía y ecología, y
también en sus poblados la harina distribuida procedía de California.135/
que tiene que ver con la consolidación de una perniciosa dependencia de
alimentos procedentes de California para el aprovisionamiento de pro-
Tabla VIII.9
ductos de la dieta básica como harinas, arroz y frijoles. Debemos nueva-
Producción e importación de harina en Guatemala, 1893
mente advertir que el tema es complejo, incluso porque lleva a capítulos
muy amplios de la historiografía –económica, pero también de la historia D epartam ento H arina producida en el H arina im portada desde Total
país (qq) el extranjero (qq)
social.130/ Algunas consideraciones al respecto son, con todo, inevitables
G uatem ala 12,725 67,792 80,518
dado que el tema es el de la correlación entre el crecimiento de las
Sacapetéquez 12,971 5,311 18,282
exportaciones agrícolas por parte de los países tropicales y el aumento de
C him altenango 3,764 536 4,301
su dependencia en la alimentación básica.
Am atitlán 3,068 7,195 10,263
Advertidos por Paul Bairoch, no queremos sucumbir ante uno de los Escuintla 12 15,532 15,544
mitos de la historia económica131/ y no haremos por lo tanto hipótesis Santa Rosa 419 1,049 1,468
sobre algún tipo de relación directa entre la expansión de la caficultura Sololá 4,736 537 5,274
y el aumento de las importaciones de cereales y frijoles. Entre uno y otro Totonicapán 2,484 - 2,484
se interponían también otros factores: en primer lugar, el crecimiento Q uetzaltenango 18,001 2,197 20,198
demográfico, pero también el comportamiento de los precios y la mayor
Suchitepéquez 494 4,850 5,344
capacidad de las instituciones estatales para documentar los episodios
R etalhuleu 25 8,843 8,868
económicos y productivos. Desde luego, si bien no era directa, la relación
San M arcos 2,610 1,464 4,075
existía y era resaltada por testimonios de la época, los cuales lamentaban
H uehuetenango 1,344 1,226 2,571
que mucha parte de los alimentos de consumo vinieran del exterior
Q uiché 1,115 - 1,115
porque “nuestros agricultores se dedican de preferencia a la siembra de
café”(Anino 1894:36).
132
/ Sobre la relación entre crisis alimentaria y política en los años 1860, véase D.
La importación de cereales y de otros alimentos básicos desde el
Pompejano, La crisi dell'ancient regime, cap. 3.
exterior era la respuesta obvia a la insuficiente producción doméstica, 133
/ I. Solís, Memorias de la Casa de la Moneda de Guatemala y del desarrollo
fruto de un cambio “liberalista” que ya había sido asumido por los últimos
económico del país (1979), I vol., p. 1273. Solís subraya con fuerza la correlación
entre expansión del café y los problemas de aprovisionamiento.
129
/ AGCA-ST Quetzaltenango 6/11. 134
/ AGQ 1883 hoja suelta. Cambranes, Café y campesinos, p. 228.
130
/ La referencia obligada es E. Florescano, Precios del maíz y crisis agrícolas en 135
/ En 1892 Almolonga recibió 50 quintales de maíz procedente de los Estados
México, 1708-1810 (1969). Unidos, 30 quintales para el Departamento de Quetzaltenango, 25 quintales para Sija,
131
/ P. Bairoch, Economia e storia mondiale: miti e paradossi (1996). Uno de los mitos 290 quintales para el encargado de la Municipalidad indígena de Quetzaltenango, 415
debatidos por el autor es justo este (cap. 11): “¿Cuánto más productos tropicales se libras para la ciudad de Quetzaltenango, y 50 quintales para Ostuncalco. AGQ
exportan, más se alimentan las importaciones de alimentos?”. 1892/232.

271 272
D epartam ento H arina producida en el H arina im portada desde Total
país (qq) el extranjero (qq)
Baja Verapaz 334 355 689
Alta Verapaz 47 498 546
Petén - 276 276
Izabal - 1,177 1,177
Zacapa 601 694 1,295
C hiquim ula 533 335 869
Jalapa 416 574 991
Jutiapa 51 972 1,123
Total 65,757 121,522 187,279

Fuente: Mem oria de estadistica, Estadistica de C onsum o 1893

Al final del siglo la Bocacosta de Quetzaltenango había pasado sin


duda por profundas transformaciones ecológicas que afectaban el medio
ambiente, pero también el uso de los recursos por parte de sus poblado-
res, así como la percepción que las sociedades humanas tenían de la
región. El que a comienzos del siglo XIX era para todos los efectos el
ejido de San Martín y parte de un agroecosistema tradicional indígena, al
término del siglo se había convertido en una región enfocada y dominada
en la producción de café para la exportación. La conversión de la selva de
pie de monte en fincas, y el consiguiente cierre del acceso a los terrenos
comprendidos dentro de los límites de las plantaciones, rompía la
funcionalidad del agroecosistema mam y privaba a la economía de una
base fundamental.
El sello de este proceso de marginalización económica y de pérdida
de la complejidad productiva del pueblo mam se produjo con el evento
natural quizá más espectacular: una erupción volcánica. En octubre de
1902 un telón de ceniza descendía sobre las antiguas tierras de San
Martín, como metafórico final que clausuraba la época en la que la Costa
Cuca había sido algo diferente a un cinturón cafetalero.

273 274
en el momento de la cosecha, pero también por temor de motines popula-
res y, sobre todo, no queriendo turbar la Fiesta de Minerva proclamada
por Estrada Cabrera justamente para el 26 de octubre, la censura del
gobierno negó la gravedad de la situación y denigró a los habitantes del
área devastada que huían buscando refugio.
Epílogo
La noticia y las dimensiones reales de la tragedia, sin embargo,
emergían de los relatos de muchos testigos oculares, comenzando por la
Anunciada el 19 de abril por un devastador terremoto con epicentro en tripulación del barco norteamericano Newport, que el 25 de octubre se
el volcán y con severos impactos en la ciudad de Quetzaltenango, la encontraba precisamente en primera fila frente al escenario del volcán en
erupción que el volcán Santa María desencadenó entre el 25 y 28 de erupción, navegando frente a las costas del Pacífico. Llegado días des-
octubre de 1902 fue tan grave que aparece registrada entre los eventos pués a San Francisco, California, el Newport había transmitido inmedia-
más fuertes de este tipo ocurridos en el planeta.1/ tamente la noticia al periódico local San Francisco Examiner. Desde
En sentido vertical, una columna de 28 Km que alcanzó la estratosfe- entonces ni en Guatemala ni fuera del país la erupción podía ya ser una
ra fue el producto de la erupción pliniana de un volcán, el Santa María, cuestión de opinión.
del cual no se tenía registro de actividad alguna, y que en esa ocasión
El impacto más fuerte fue obviamente medioambiental: las transfor-
permaneció furiosamente activo entre 18 y 20 horas. En sentido horizon-
maciones que generaciones de cultivadores y recogedores habían impul-
tal, el radio de dispersión sobre el cual el volcán vomitó 8.3 Km3 de
sado en el paisaje no eran comparables con el cambio en los lechos de los
cenizas, piedra pómez, fragmentos líticos, cristales y basaltos alcanzó los
ríos, la composición del suelo, la geomorfología y el clima que el evento
273.000 Km2. La entera Costa Cuca quedó afectada: la cubierta que la
natural provocó en pocas horas. Pero también se produjeron efectos
sepultó fue de distinto espesor según la distancia del volcán, la dirección
importantes en la economía: la pérdida de buena parte de la cosecha de
de los vientos, la geomorfología del territorio, pero alcanzó hasta 5
café en una de las zonas más productivas de Centroamérica, la devasta-
metros en los puntos más cercanos al flanco suroccidental del volcán, de
ción de algunas de las fincas más fecundas de la Costa Cuca, la fuga
donde había salido la lava. Como recuerda la memoria de quien identifi-
masiva de los trabajadores ya enganchados para la cosecha, la caída del
ca aquella erupción como “el día en que cayó arena”, el cielo se oscureció
precio del café en los mercados internacionales, la destrucción de obras
durante tres días, hasta el 29 de octubre, cuando para muchos fue claro
de infraestructura.
que ésta había sido una catástrofe excepcional.
El Presidente Estrada Cabrera, la prensa gubernamental y la propa- La erupción de 1902 representa, por dos razones, el epílogo de la
ganda se esmeraron durante varios días tratando de ocultar, primero la historia de la construcción de la Costa Cuca, además de ser la cortina
ocurrencia del evento, y luego los estragos producidos por una erupción metafórica que baja sobre toda una época. La primera razón atañe a las
que había sido distintamente percibida desde México hasta Honduras. acciones del gobierno nacional tras la catástrofe. Sin disponer de infor-
Temiendo especulaciones internacionales sobre el precio del café justo maciones siquiera aproximadas sobre la cuantificación de los daños, y
mientras todavía sostenía públicamente que los rumores de una devasta-
1
/ Sobre la erupción de 1902 véase S. Williams y S.Self, “The October 1902 Plinian ción ocurrida en la Costa Cuca eran mentiras interesadas en afectar la
Eruption of Santa Maria Volcano, Guatemala,” en: Journal of Vulcanology and negociación de los precios del café, Estrada Cabrera inmediatamente
Geothermal Research 18 (1983), pp. 33-56; O. H. Horst, “1902, año de caos: el impacto decidía proteger a los grandes caficultores tomando medida para asegurar
político y socioeconómico de las catástrofes naturales en Guatemala,” en: Mesoameri- forzosamente la disponibilidad de mozos para la cosecha. Una vez más,
ca 30 (1995), pp. 3089-326; T.Anderson, “The Volcanoes of Guatemala,” en: The
el cuello de botella de la economía del país era identificado con la mano
Geographical Journal 31 (1908), pp. 473-489; Sapper, Karl, Los volcanes de América
Central (1925); Eisen, Gustav, “The Earthquake and Volcanic Eruption in Guatemala de obra, que ahora categóricamente se negaba en regresar a los lugares
in 1902,” en: Bulletin of the American Geographical Society 35 (1903), pp. 325-352. malditos de la erupción.

275 276
Esta actitud gubernamental favorable hacia el sector exportador identificado en una serie de cambios materiales –las formas y tiempos del
contrasta visiblemente con el total desinterés hacia las pérdidas humanas transporte, la economía del café, el aumento de la población y de sus
y materiales del resto de la población y evidencia cuanto, para los ojos del formas de asentamiento, la cobertura vegetal y el medio ambiente en
Estado y del mundo, la Costa Cuca estaba identificada con un monocromá- general– pero también en un cambio fundamental en los paradigmas
tico paisaje: las fincas cafetaleras. Las notas publicadas en los periódicos agro-culturales que fue funcional para los primeros.
de New York y de San Francisco, que retomaban las noticias de Guatema-
Detrás de la imagen de la Costa Cuca como espacio vacío creada por
la, reflejan la misma imagen de la región, que no conservaba ya ningún
la política y la historiografía liberales, hemos encontrado la identidad
rasgo de la imagen de complejidad descrita por San Martín en 1816.
compleja de una región con una historia rica y con múltiples capas. La
La segunda razón por la cual los acontecimientos de 1902 son como un reforma liberal y la revolución liberal se adueñaron de ella transformán-
papel tornasol de los procesos que hemos reconstruido es la reacción de dola en una de sus más exitosas epifanías, pero la Costa Cuca había
los pobladores de San Martín. De manera unánime las fuentes dicen que desarrollado durante siglos un papel fundamental en la reproducción
este pueblo fue quien más sufrió por la erupción, quedando sepultado bajo, económica, social y cultural de los pueblos mames asentados en su
por lo menos, un metro y medio de cenizas y arena. La laguna sagrada de frontera con las tierras altas.
Chicabal no se secó, pero quedó cubierta por un espeso estrato de piedras
El caso de la “construcción” de la Costa Cuca trasciende su microhis-
pómez. Daños enormes causaron las escorrentías que se formaron tras los
toria en algunos sentidos. El primero atañe a las dimensiones regional y
violentos aguaceros que siguieron a la erupción. Toda la parte alta de la
local para explicar las historias nacionales. El caso estudiado sugiere lo
Costa Cuca, justo aquella que el pueblo de San Martín más había defendi-
fecundo que puede resultar analizar la génesis de las dinámicas naciona-
do, quedó cubierta por bajo varios metros de cenizas y piedras.
les allí donde primero fueron experimentadas; es decir, en el nivel local.
Una parte del pueblo entonces resolvió abandonar San Martín y, en En el caso de la historia de Guatemala, la Costa Cuca anticipó de unos 30
medio de un panorama de devastación y cenizas, volvió a encontrar los años las grandes transformaciones tradicionalmente atribuidas al café y
antiguos caminos de la Costa Cuca que llevaban hasta las tierras bajas del al régimen liberal. Pero es la entera región de Los Altos que representó
antiguo agroecosistema. Allí formaron un nuevo asentamiento (que luego un laboratorio de procesos de múltiple naturaleza. No se alude solamente
tomará el nombre de Génova). Otro grupo de vecinos, en cambio, se a la historia política, donde la continuidad es evidente en la toma del
quedó en el pueblo y empezó la recuperación del área: poder por los liberales altenses después de 1871. Tampoco se debe
entender como circunscrita a la historia de las relaciones interétnicas y
principaron por abrir hoyos en la arena y luego enterraron grandes
cantidades de hojarasca y de hoja verde de un arbusto que se llama sauco;
de la reconquista del protagonismo político de las elites indígenas. Nos
luego el estiercol de los rebaños, o majada (…) así como estiercol de ganado parece, en cambio, que también desde el punto de vista de la historia
caballar y vacuno, fué vaciado en los surcos (Castillo 1942:48). económico-social y de la historia ambiental, Los Altos hayan funcionado
como un laboratorio de cambios y de respuestas innovadoras por parte de
Ambas reacciones eran la manifestación de una identidad, pero la sociedad indígena así como de la ladina.
también de una territorialidad que no solamente resistía frente a eventos
catastróficos, sino que hacía de ellos una ocasión para fortalecerse. Sin Llegamos, pues, a una conclusión general que es a la vez una indica-
embargo, la naturaleza había, de esta forma, contribuido a profundizar la ción metodológica. Las transformaciones económicas, y en particular las
pauperización de la base económica y demográfica del pueblo, volviendo que forjaron las estructuras de los estados agroexportadores a finales del
las tierras que quedaban aún más difíciles y menos productivas. siglo XIX, implicaron cambios ambientales a menudo gigantescos. Hay
dos maneras para leerlas.
La erupción de San Rafael Arcángel, nombre del santo del día cuan-
do el evento comenzó, cerraba así de manera espectacular una época de Si las juzgamos en términos de impactos ambientales, habrá que
profundas transformaciones para San Martín y la Costa Cuca. Las hemos estudiar las consecuencias en los bosques, en la contaminación del agua,

277 278
en la aceleración de la erosión, en los cambios microclimáticos y las pagar para lograr la modernización del país, y la única alternativa de
mutaciones de la demografía, con la cadena de efectos ecológicos que desarrollo económico para la Guatemala del siglo XX.
ellas generan (Castro 2000:1-29). Este tipo de análisis es necesario y útil
A diferencia de las demás ciencias sociales, la historia conoce desde
toda vez que contribuye a llenar un vacío de conocimiento enorme e
un comienzo cómo terminaron los procesos que son su objeto de estudio.
indispensable, por ejemplo, para acompañar decisiones de políticas
Por esto se puede contra argumentar que los resultados de esa política
medioambientales conscientes de la dimensión histórica de los proble-
conllevaron una colosal renuncia a aquella diversidad de modelos de
mas del medio ambiente. Pero, nos parece reflejar una concepción
organización económica y uso de los recurso que constituían, en cambio,
dualística de la naturaleza y del ser humano, en la cual la primera se
la riqueza de Guatemala. Al etiquetar, congelándolos en un tiempo, los
entiende como víctima indefensa del segundo y la historia (que, como
saberes agrícolas como antimodernos e intrínsecamente improductivos
recuerda Bevilacqua, es inevitablemente antropocéntrica porque escrita
–un paso teórico instrumental para la promoción de la agricultura de
por hombres) es una secuencia de daños y catástrofes, en progresivo y
plantación y de la “modernidad”– se confinó a la mayoría de la población
lineal alejamiento de un mitológico estado de equilibrio ecológico.
a un papel limitado y marginal en la economía del país como prestadora
Hay sin embargo una lectura alternativa que nos parece más convin- de mano de obra. Como en la hipótesis de Scott, se daba así un paso más
cente y fecunda en términos historiográficos. Esto es, asumir plenamente en la dirección de reducir la realidad a “una mercancía”, renunciando al
el reto de pensar la historia de una manera distinta a la de la antigua bien más preciado de Guatemala: la diversidad ecológica y étnica.
linealidad evolutiva hegeliana que ya no conserva nada. Las transforma-
ciones ambientales son así sujetos de historia ellas mismas, en interac-
ción continua y estímulo mutuo al cambio de las sociedades humanas.
Este trabajo ha tratado de dar un paso en esa dirección. La construc-
ción de la Costa Cuca, que fue material y mental, cambió las característi-
cas ecológicas de la región, pero esta transformación se volvió un actor
de cambio a su vez. Significó que los modos de uso de los recursos (la
tierra, los boques, el agua y los microclimas) basados en un ecosistema
que ya no existía, se volvían forzosamente inadecuados o imposibles. Y
tuvieron que cambiar. La organización agrícola y económica indígena
tenía que adecuarse a las transformadas condiciones y, sobre todo, a la
ruptura del modo de usar la tierra que había sido el dominante hasta ese
entonces. No siempre la adaptación fue posible ni exitosa, pero no
sabemos hasta qué punto la pauperización de las comunidades indígenas
permitió la sobrevivencia de modos de usos de recursos que se habían
vuelto ecológicamente inadecuados.
La segunda razón por la cual el caso de la Costa Cuca puede servir
como ocasión de reflexión más general se refiere al debate –importante
en la literatura medioambiental y económico-ecológica– que atañe al
“precio del desarrollo”. Es decir que se puede considerar que la revolu-
ción del café, con los cambios ambientales que implicó sobre todo en
detrimento de las capacidades de reproducción económica y social de los
pueblos indígenas, haya sido de alguna manera el precio que se tuvo que

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