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GASTO PÚBLICO DESTINADO AL SECTOR SALUD

Ningún evento ha expuesto antes de forma tan dramática las falencias de nuestro sistema
sanitario como la pandemia del nuevo coronavirus. Desde la aparición de la enfermedad en el
país, en marzo de este año, las deficiencias estructurales y funcionales del sector salud han
complicado la posibilidad de decenas de miles de personas de acceder a atención médica
oportuna, dado que la fuerte demanda colapsó los hospitales.

Uno de esos problemas es la falta del presupuesto. Como hemos señalado anteriormente en
este mismo espacio, el Perú invierte cerca del 3% de su producto bruto interno (PBI) en la
salud, cifra menor si se toma en cuenta que varios países de América Latina dedican hasta el
6% y otros, como Cuba y Estados Unidos, entre el 8% y el 10%, según la Organización
Panamericana de la Salud (OPS). En el caso de las naciones miembros de la Organización para
la Cooperación y el Desarrollo (OCDE), el gasto en este rubro llegó en el 2018 al 8.8% en
promedio y se espera que en el 2030 supere el 10%.

Por lo tanto, es evidente que nuestro país requiere aumentar los recursos que destina a este
servicio esencial para brindar a la población asistencia eficiente y optimizar la capacidad de
respuesta de los hospitales ante un aumento importante de la demanda como la que soportan
en los últimos meses como consecuencia de la pandemia.

Por esa razón, el presidente Martín Vizcarra anunció en su mensaje al Congreso por Fiestas
Patrias la asignación de 20,000 millones de soles al financiamiento de la salud en el 2021,
monto que destacó como el más alto de toda la historia de nuestra República.

Según Comex Perú, si bien el Perú destina cada vez mayores recursos al sector salud, en esa
materia el país aún tiene importantes desafíos, pues aún está rezagado con respecto a otros
países de América Latina.

Así, por un lado, destaca que el presupuesto asignado al sector Salud se incrementó un 63.4%
en los últimos cinco años, mientras que el gasto público ejecutado llegó a un 60.7%.

No obstante, añade que dichos niveles distan de aquellos registrados en países de la región. De
este modo, indica que, según cifras del Banco Mundial, el Perú registró un gasto público per
cápita por debajo del promedio de América Latina.

Además, observa que nuestro país mantuvo una menor participación del gasto en salud sobre
el PBI en comparación con los países de la Alianza del Pacífico (a excepción de México) y de la
Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE).
GASTO DESTINADO AL SECTOR SALUD, 2007- 2018

AÑOS Total Público Privado


2007 10 681 5 487 5 194
2008 11 595 5 998 5 597
2009 13 264 7 253 6 011
2010 14 263 7 715 6 548
2011 15 715 8 700 7 015
2012 17 635 10 023 7 612
2013 20 167 11 731 8 436
2014 23 207 13 922 9 285
2015 25 473 15 188 10 285
2016 28 536 17 124 11 412
2017 30 459 18 113 12 346
2018 32 561 19 526 13 035
2019

1/ El gasto privado en salud corresponde al Valor Bruto de la Producción de la actividad de


Salud Privada (No incluye EsSalud). Las cifras para los años 2014 al 2017 han sido
modificadas.
Fuente: Instituto Nacional de Estadística e Informática

PORCENTAJE (%) DEL PBI DESTINADO AL SECTOR SALUD

De acuerdo con la Organización Mundial de la Salud (OMS), es recomendable asignar como


mínimo al gasto público en salud un equivalente al 6% del producto bruto interno (PBI),
aunque en el Perú solo destinamos el 3.2% aproximadamente.

Si bien los distintos sectores políticos están de acuerdo en la necesidad de incrementar


anualmente el porcentaje del PBI asignado al presupuesto público para salud, en la práctica
ello no ocurre, y los aumentos presupuestales son escasos y no bastan para cubrir las
crecientes necesidades del sector.

Estos incrementos apenas permiten compensar el aumento de la demanda a raíz del


crecimiento poblacional y los niveles de inflación. Esta es la razón preponderante por la que
nuestro sistema de salud permanece en estado crítico desde hace décadas, enfrentando
problemas como falta de recursos humanos, equipamiento deficiente, desabastecimiento de
medicamentos e insumos médicos y desatención del primer nivel de atención, entre otros.

Sin un incremento adecuado de los recursos para la salud y sin la participación de los otros
actores (seguridad social, sanidades de las Fuerzas Armadas y Policiales, sector privado y
sociedad civil), además de voluntad política para emprender los cambios que se requiere, la
salud universal continuará siendo un ideal.

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