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Introducción / ¿Qué vamos a ver?

El Eoceno fue una época perteneciente al periodo y sistema Paleógeno; dentro de


este, el Eoceno sigue al Paleoceno y precede al Oligoceno. Tuvo una duración
aproximada de 23 millones de años, comienza hace unos 56 millones de años y
termina hace unos 34 millones de años y está distribuido en cuatro edades.
El Eoceno fue una época en la que el planeta experimentó una gran cantidad de
cambios desde el punto de vista geológico, siendo el más significativo la ruptura del
supercontinente Pangea, que hasta hacía poco había sido una única masa terrestre,
para originar los continentes tal como se conocen hoy en día.
En esta época tuvieron lugar dos eventos climáticos de gran trascendencia: el Máximo
Térmico del Paleoceno – Eoceno y el evento Azolla. Ambos fueron opuestos, ya que
uno significó un aumento de la temperatura ambiental, en tanto que el otro consistió en
un descenso de esta. Además, se produjo la extinción masiva Grande Coupure que
marcó el final de este periodo.
Todos estos acontecimientos trajeron grandes consecuencias para los seres vivos que
poblaban el planeta en esa época. Ahora los veremos con más detenimiento.

Uno de los grupos de animales que experimentó mayor diversificación fue el de las
aves. Muchas de las que habitaron el planeta en esta época fueron depredadoras
temibles, algunas de tamaños considerables.
Por último, se formaron algunas de las cordilleras más significativas del mundo, como
los Alpes o el Himalaya.

Origen del nombre


Su nombre proviene de las palabras griegas eos (comienzo, amanecer) y kainos (nuevo,
moderno), haciendo referencia a la aparición de los mamíferos modernos que marcan el inicio
de este periodo.

Clima
Aparentemente las condiciones climáticas durante la época del Eoceno fueron
bastante estables. Al estar unidos al inicio del Eoceno el continente australiano y la
Antártida en una sola masa terrestre, las corrientes oceánicas frías y cálidas se
mezclaban, manteniendo una temperatura general homogénea. Sin embargo, al inicio
de esta época, la temperatura ambiental experimentó un aumento súbito de
aproximadamente 7 – 8 grados. Los bosques templados llegaron hasta los mismos
polos, mientras que los climas tropicales lluviosos alcalzaron hasta los 45° de latitud
norte.
Esto se conoció con el nombre de Máximo Térmico del Paleoceno – Eoceno. Así
mismo, al final del Eoceno sucedió otro evento que modificó en gran medida las
condiciones ambientales reinantes; el evento Azolla.

Máximo térmico del Paleoceno-Eoceno.


Fue un episodio de calentamiento rápido e intenso, de hasta 7 °C, que tuvo lugar hace
55 millones de años y duró menos de cien mil. El máximo térmico provocó una
extinción masiva, por lo que la fauna del Eoceno y del Paleoceno son muy diferentes.

El clima global también se volvió más húmedo, y gran parte de esta humedad fue
conducida a los polos. [ La gran cantidad de lluvia sobre el océano Ártico, junto con la
configuración de los continentes (que lo aislaba del resto de océanos), redujo
drásticamente la salinidad. El agua dulce acumulada en la zona ártica preparó el
terreno para que sucediera un gran cambio climático de signo totalmente opuesto y
que marcaría el final del Eoceno, el evento Azolla, y el aislamiento de la Antártida.

El evento Azolla
Tuvo lugar hace cuarenta y nueve millones de años, cuando el helecho Azolla de agua
dulce, comenzó a crecer en grandes cantidades sobre el océano Ártico. A medida que
se hundían sobre suelo marino, las plantas empezaron a formar parte de los
sedimentos del suelo oceánico, donde no era posible su descomposición debido al
escaso nivel de oxígeno de las capas de agua profundas. La reducción de la cantidad
de carbono en la atmósfera terrestre contribuyó a transformar el planeta de una "Tierra
invernadero", suficientemente cálida como para que las tortugas y las palmeras
habitaran en los polos, en una "Tierra helada".

Organismos vivos durante este periodo

Fauna
Durante esta época la fauna se diversificó ampliamente, siendo los grupos de las aves
y los mamíferos los que dominaron el escenario.

Aves
Por primera vez en la historia de la Tierra, las aves predominaban sobre todos los
demás seres y fue un grupo que se diversificó bastante. Incluso algunas especies
constituyeron fieros depredadores de otros grupos de seres vivos.
Entre las especies de aves que existían en la tierra en aquel tiempo, se pueden
mencionar: Phorusrhacidae, Gastornis y los pingüinos, entre otras.

Por primera vez en la historia de la Tierra, las aves predominaban sobre todos los
demás seres. Las aves predadoras gigantes, como es el caso del Gastornis, se
alimentaban de mamíferos, en Europa y América del Norte,[19] mientras que los
Phorusrhacidae, se convertirían en los superpredadores por excelencia de América del
Sur.

Phorusrhacidae
Este grupo de aves, conocido como las "aves del terror", se caracterizaron por su gran
tamaño (llegaron a medir hasta 3 metros de altura). Por ejemplo, en la región de la
Patagonia, hace poco se encontró un cráneo de un ejemplar que tenía una medida de
71 centímetros, desde la cresta occipital hasta el pico.
Otra de sus características distintivas era la incapacidad de volar, debido a que sus alas
evolucionaron para utilizarlas como brazos para voltear una presa en movimiento, y su
rapidez. Se cree que podían alcanzar una velocidad de 50 Km/h. En lo referente a sus
preferencias alimenticias, esta ave era una ágil depredadora de pequeños animales,
incluidos algunos mamíferos, por lo que se denominan los superpredadores por
excelencia de América del Sur.

Gastornis
Entre sus características más notables se pueden mencionar su tamaño (hasta los 2
metros y más de 100 Kg) y su gran cabeza. Su cuerpo era corto y robusto. Su pico era
muy similar al de los loros, con una fuerza impresionante, lo cual le servía para
capturar a sus presas.
Se ha planteado que era muy rápida y además no volaba. Estos animales se
alimentaban de mamíferos, en Europa y América del Norte. Sin embargo, distintas líneas
de evidencia, incluyendo la carencia de garras afiladas en las huellas conocidas de Gastornis y
los estudios de la estructura de su pico, han causado que los científicos reinterpreten a estas
aves como herbívoros que probablemente se alimentaban de material vegetal duro y de
semillas.

Modelo representativo de Gastornis.


 Pingüinos
Este es un grupo de aves no voladoras que incluso han sobrevivido hasta la
actualidad. Hoy en día se ubican en la Antártida en el polo sur. Sin embargo, en esta
época se cree que habitaron el continente sudamericano, tomando en cuenta algunos
fósiles recuperados de este sitio.
En lo referente a su tamaño, los registros recuperados permiten inferir que hubo
ejemplares de hasta 1,5 metros y 90kg de peso, así como también otras más
pequeños.

Icadyptes (Pingüinos)

Gastornis (Gastornithiformes)

Presbyornis (Anseriformes)

Invertebrados
Este grupo se mantuvo diversificándose en esta época, especialmente en el ambiente
marino. Aquí, de acuerdo a los científicos y a los registros recabados, había
esencialmente moluscos, entre los que destacaban los gasterópodos, bivalvos,
equinodermos y cnidarios (corales).
De igual forma, los artrópodos también evolucionaron durante esta época, siendo las
hormigas el grupo más representativo. Su éxito fue tal, que el 90% de las especies de
hormigas que vivieron durante el Eoceno, perduran todavía.

Hormigas primitivas atrapadas en ámbar (Oligoceno superior).

Reptiles
En lo que se refiere al grupo de los reptiles, se tiene conocimiento de que en esta
época existieron serpientes de gran tamaño. La Gigantophis garstini podría haber
superado los diez metros de longitud, mientras que las serpientes actuales más
grandes, las anacondas, rondan los siete metros de largo. Esta serpiente, que habitó
el planeta hace cuarenta millones de años en la zona del actual Egipto, se alimentaba
probablemente de los antecesores de los actuales elefantes.

Mamíferos
Este grupo continuó diversificándose, especialmente los ungulados, los cetáceos
(mamíferos marinos) y algunos carnívoros de gran tamaño.
Un ejemplo de cetáceo de este periodo eran los Basilosauridae. Estos tenían una
anatomía muy similar a la de las ballenas actuales. Aun así, su cerebro se encontraba
menos desarrollado y no tenían el melón típico de los odontocetos. Las primeras
ballenas dentadas no aparecerían hasta casi finalizado el Eoceno.

Basilosaurus (Cetacea)

A finales del Eoceno ya se habían diversificado en los tres subórdenes actuales:


Tylopoda (camellos), Suinae (cerdos), y Ruminantia (ovejas, cabras, y vacas).

Los carnívoros dominantes durante el Eoceno fueron los creodontos. Los creodontos
incluyen algunos de los mamíferos predadores terrestres de mayor tamaño que han
existido, como el Andrewsarchus, que llegaba a medir tres metros y medio de longitud,
casi dos metros de altura, y pesaba 250 kg.[19]

Ungulados
Son animales que se caracterizan por desplazarse apoyados sobre el extremo de sus
dedos, los cuales en ocasiones se encuentran recubiertos por una pezuña. Durante el
Eoceno tuvieron su origen los subórdenes que se encuentran representados por los
cerdos y camellos, así como también vacas, ovejas y cabras.
Cetáceos
El Eoceno fue la época de oro en lo que se refiere a evolución de este grupo de
mamíferos. Los primeros cetáceos que existieron fueron los arqueocetos, los primeros
en comenzar a desarrollar características que les permitieron irse adaptando poco a
poco a la vida acuática. Algunos exponentes de este grupo fueron los ambulocétidos,
los protocétidos y los remingtonocétidos.

Peces
Dientes fosilizados de Otodus obliquus, un tiburón del Eoceno emparentado con el
megalodon.

Durante esta etapa, los tiburones lamniformes sufrieron una gran diversificación. El
tiburón duende es uno de tantos ejemplos de tiburones que aparecieron durante esta
época. Una de las especies más destacables fue el Otodus obliquus, un tiburón
aparecido en el Paleoceno, que podía alcanzar los nueve metros de longitud y se
alimentaba de mamíferos marinos, peces, y otros tiburones. Muchos paleontólogos
creen que mantiene una estrecha relación con el mayor tiburón depredador que ha
existido, el Carcharodon megalodon. Cada vez existen más evidencias de su relación
con el megalodon.

Otro pez destacable fue el Enchodus, un depredador relacionado con los salmones. El
Enchodus tenía una serie de colmillos en la parte anterior de los maxilares superior e
inferior y en los huesos palatinos. A pesar de ser un depredador, la gran mayoría de
sus fósiles se han hallado dentro de los estómagos de otros depredadores más
grandes, como los mosasáuridos, los plesiosaurios, o el ave marina Baptornis.

Flora

A principios del Eoceno, las altas temperaturas calentaron los océanos y crearon un
ambiente húmedo y caluroso, donde se podían encontrar bosques que se extendían
de polo a polo. Excepto las regiones desérticas más secas y extremas, la Tierra se
encontraba completamente cubierta de bosques.

Los bosques polares gozaban de una gran extensión. Se han hallado fósiles de
árboles subtropicales e incluso tropicales del Eoceno en lugares como Groenlandia o
Alaska. Las junglas llegaban hasta latitudes tan septentrionales como el noroeste de
los Estados Unidos y Europa.

Sin embargo, un enfriamiento del clima global comenzó a mediados de esta época. A
finales del Eoceno el interior de los continentes ya había comenzado a desecarse, y en
algunas zonas los bosques comenzaban a reducirse considerablemente. La hierba,
que acababa de aparecer, se encontraba confinada en las riberas de los ríos y todavía
no se había extendido por las sabanas y llanuras.

Entre las plantas que dominaban el planeta en aquella época, se pueden mencionar: la
metasequoia y cupresáceas.

Cupresáceas
son plantas que pertenecen al grupo de las gimnospermas, específicamente las
coníferas. Este grupo de plantas es bastante versátil, ya que pueden ser tan pequeñas
como arbustos o grandes árboles. Además, sus hojas son similares a escamas,
dispuestas muy juntas unas con otras. En ocasiones liberan ciertos aromas
agradables.

Gran extinción en el eoceno


Gran Ruptura de Stehlin

La Gran Ruptura de Stehlin (más conocido por la palabra francesa Grande Coupure)
fue un evento de extinción que supuso un gran cambio en la población de diversos
organismos en Europa, siendo los mamíferos uno de los grupos más afectados. El
paleontólogo suizo Hans Georg Stehlin acuñó su nombre en 1910.

Este evento, ocurrido hace 33,9 millones de años, ha servido como criterio para definir
el límite entre el Eoceno y el Oligoceno, y está caracterizado por las grandes
extinciones. En Asia sucedió un evento similar, al que se le denominó "Remodelado
Mongol".

Una de las causas principales de este hecho parece ser el cierre del estrecho de
Turgai, lo que unió Europa y Asia y puso fin al aislamiento paleogeográfico de Europa,
permitiendo así migraciones masivas de especies entre ambos continentes. Además,
la abertura del pasaje de Drake acentuó la corriente circumpolar antártica, iniciando
así un enfriamiento progresivo, lo que dio lugar a la formación de un casquete de hielo
en la Antártida,[39] así como a la formación de una capa de agua fría sobre los fondos
oceánicos. La formación de casquetes provocó una importante disminución del nivel
del mar y acentuó el efecto albedo, reflejando la radiación solar y causando un gran
descenso de las temperaturas. La capa de agua fría provocó que muchas de las
especies que habitaban en aguas cálidas perecieran, dando lugar a una fauna muy
poco diversificada. El cambio climático que estaba teniendo lugar sería el preámbulo
de las primeras glaciaciones polares.

Algunas teorías señalan el impacto de bólidos sobre Siberia como el principal


responsable de este evento debido a las anomalías encontradas en las trazas de iridio,
elemento muy útil para detectar los impactos de meteoritos, supuestamente hace 34
millones de años.

Pangea
Antes de iniciarse esta época, el supercontinente Pangea ya había comenzado a
fragmentarse. En la parte norte, conocida como Laurasia, se fragmentó ampliamente,
dando lugar a la separación de lo que hoy se conoce como Groenlandia, Europa y
Norteamérica, y permitiendo el ensanche del joven océaco atlántico. Mientras el
Atlántico continuaba su expansión, el ancestral océano Tetis continuó cerrándose
debido a la aproximación del continente africano y euroasiático.
Cada uno comenzó a desplazarse, gracias a la deriva continental, hacia las posiciones
que ocupan actualmente. De manera tal que Groenlandia se desplazó hacia el norte,
Norteamérica hacia el oeste, y Europa hacia el este.
Así mismo, un fragmento de África, conocido como subcontinente índico (lo que hoy es
la India), colisionó con el continente asiático. De igual forma, lo que actualmente es la
península arábiga, colisionó también con Eurasia.
La Antártida se desplazó hacia el sur, a la posición que ocupa hoy en día, y Australia
se desplazó un poco hacia el norte.

Orogénesis

La Era Cenozoica fue un período de intensa actividad orogénica. Durante la


denominada orogenia alpina se formaron las montañas del sistema de Tetis, una
cordillera que se extiende sobre la parte meridional de Eurasia y que incluye los Alpes,
los Cárpatos, las montañas de Asia menor, Irán, el Hindu Kush, el Himalaya, y las
montañas del sureste asiático.

El subcontinente indio, colisionó con Eurasia a principios del Eoceno. La colisión entre
estas dos masas terrestres originó la cordillera más alta del mundo, el Himalaya.
Este proceso de orogénesis todavía perdura en la actualidad, haciendo que el
Himalaya sea unos cinco centímetros más alto cada año.[11]

Eurasia no fue el único continente con actividad orogénica. La configuración geológica


de multitud de montañas de América del Norte datan de principios de Cenozoico,
como por ejemplo las Black Hills de Dakota del Sur, Wyoming, o las Apalaches de la
costa este.

Orogenia Alpina
Tuvo lugar en el territorio del continente europeo. Originó la formación de varias
cadenas montañosas en tres continentes actuales: Europa, Asia y África.
En el continente africano se formó la cordillera Atlas, en tanto que en Europa se
formaron los Alpes, los Pirineos, los montes Balcanes y el Cáucaso. Por último, las
cadenas montañosas que se formaron en Asia fueron los montes Elburz, la cadena
montañosa del Himalaya, Karakórum y Pamir, entre otros.
Esta orogenia fue consecuencia principal de la colisión de la placa tectónica Eurasia
con las placas de África, el continente Subindio y Cimmeria.
Este proceso orogénico fue potente y, tomando en cuenta que la deriva continental no
se ha detenido y que por ende las masas continentales continúan en movimiento, aún
se mantiene activo.

Curiosidades: La especie de serpiente más grande que ha existido data del Eoceno.

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