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López García Brandon

Una siesta te puede salvar la vida

Actualmente se nos es difícil ver al sueño como algo esencial de nuestra vida cotidiana, ya
que siempre buscamos maneras de poder rendir mejor en el trabajo, la escuela y demás
situaciones que comprometen a nuestro cuerpo a siempre estar alerta, tales como el café y
la nicotina. Sin embargo, a pesar de que está situación esté demasiado normalizada hoy en
día, el romper a cada momento con nuestros ciclos de sueño en un intento de permanecer
como máquinas productivas nos está costando más de lo que creíamos a tal grado de
comprometer nuestra salud.
En el artículo de Gómez, A., & Foster, W. (2005) se nos menciona que si se conociera más
sobre la fisiología implicada en este proceso no lo tomaríamos tan a la ligera, este mismo
nos empieza por relatar que nuestro sueño consta de etapas de sueño con movimientos
oculares rápidos (REM) y no REM (NREM), estas etapas llevan un periodo entre cada una
esenciales para el descanso pero al no respetar nuestros ciclos de sueño e interrumpir
estos procesos no obtenemos ganancia de rendimiento. Es decir, que si por ejemplo
estuvimos estudiando fuertemente la noche anterior, al día siguiente no tendremos un
aprendizaje, solo una memoria a corto plazo. Por lo que, dentro de todo este caos de estrés
colectivo urbano al final el ganador será el que decida irse a dormir temprano ya que su
capacidad de análisis, entendimiento y memoria se mejoraran significativamente.
Otro punto relevante es la relación entre el sueño y nuestro sistema inmunológico, y que a
pesar de haberlo escuchado tantas veces que podríamos tener afecciones a la salud por
madrugar no solemos escuchar, pues se ha visto que en humanos la actividad de las
células asesinas naturales puede reducirse hasta un 28% después de tan solo una noche
de no dormir. Esto a su vez termina por afectar la captación de antígenos y las respuestas
de los anticuerpos secundarios aparte de que el no dormir implica seriamente en
enfermedades mentales como la ansiedad, la depresión, entre otros. Se menciona de igual
que una encuesta determinó que aquellas personas que trabajan de noche tienden a estar
más predispuestas a tener cáncer debido a estas alteraciones de sueño. Podríamos
enumerar un sin fin de enfermedades causadas por estas alteraciones como anomalías
metabólicas ya que según un estudio mencionado al privar nuestras horas de sueño se nos
es más difícil metabolizar ya que los hombres del estudio al dormir solo cuatro horas
durante seis noches tenían sus niveles de insulina comparado con las primeras etapas de
diabetes que después de dormir normalmente se pudieron regular.
Esta generación llena de estrés que estamos viviendo en dónde hay gente que no puede
empezar su día sin un café o que son dependientes a una droga que les ayuda a
mantenerse alerta durante el día es sin duda la razón por la cual no podemos analizar bien,
y terminamos por enfermarnos en exceso. Hoy en día estamos rodeados de problemas
causados por las malas costumbres y no escuchar a nuestro cuerpo que terminan por
matarnos y acomplejarnos la vida lentamente. Ante este tipo de situaciones, en donde
valoramos más nuestra vida productiva y que incluso enaltecemos el sacrificio de algunos
por no dormir y estar de jornada a jornada de trabajo realmente hay que preguntarnos lo
siguiente: ¿realmente vale la pena arriesgar nuestra salud y con ello nuestra propia vida por
un trabajo o un examen?
En esta sociedad tan demandante de la actualidad creo que es de extrema importancia
empezar a replantear nuestras prioridades y sobre todo, poner primero nuestra salud antes
que cualquier cosa, por que nada vale más que nuestra vida.

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