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siglo
veintiuno
Un relato — dice la autora siguiendo a Ricoeur— es "una construcción
progresiva, por mediación de un narrador, de un mundo de acción e in
teracción humanas, cuyo referente puede ser reai o ficcional". Esta
construcción es, además, desde la perspectiva estructuralista que da
nacimiento a la narratología, una unidad de partes que se relacionan
entre sí siguiendo ciertas leyes lógicas. Es obvio, pues, que el estudio
del relato (novela, cuento, biografía, autobiografía, historia, etc.) será
el de esas partes que lo constituyen y el de las leyes que rigen sus rela
ciones. A partir de la definición misma de relato, esas partes son "el
referente", el "mundo de la acción" (los hechos narrados, los aconte
cimientos, la fábula, la trama y el tiempo y el espacio en que se
producen), las "interacciones humanas" (los personajes, sus roles, su
psicología, su caracterización), la "mediación del narrador" (la voz que
narra, el punto de vista, la posibilidad de las digresiones). Tales son los
capítulos de este libro metódico y riguroso que va desgranando toda
una teoría de la narración.
El libro está dividido en dos grandes secciones: mundo narrado
y narrador. El primero de ellos, el mundo narrado, abarca las dimensio
nes espacial y temporal del relato (dónde y cuándo sucede la acción), la
dimensión actorial (ser y hacer de los personajes) y el punto de vista
(perspectiva del narrador, de los personajes, de la trama y del lector). La
segunda sección, la correspondiente al narrador, abarca su identidad, los
niveles enunciativos y temporales del acto de narrar, y las relaciones que
la lectura del texto produce entre el narrador y el narratario.
Es obligado subrayar la claridad, solidez y profundidad con que
la doctora Luz Aurora Pimentel estudia todos estos aspectos de la narra
tología. Este libro es un documento imprescindible para investigadores,
profesores y estudiantes de literatura, y para todo lector inteligente que
desee descubrir el porqué y el cómo de los valores literarios.
m
9 6 8 -2 3 -2 1 1 5 -8
siglo
veintiuno
editores 9 789682 321153
lingüística
y
teoría literaria
RELATO EN PERSPECTIVA
Estudio de teoría narrativa
INTRODUCCIÓN 7
Orden, 44; Tempo narrativo, 48; Frecuencia, 55; Resumen de las estructuras
temporales del relato, 57
BIBLIOGRAFÍA 187
[5]
INTRODUCCIÓN
[7]
8 INTRODUCCIÓN
Por lo visto entonces habría lugar para dos tipos de narratología: la una
temática, en sentido lato (análisis de la historia o contenidos narrativos), la otra
formal, o más bien modal: el análisis del relato como modo de “representación”
de las historias, opuesto a los modos no narrativos como el dramático (...) Pero
sucede que los análisis de contenido -las gramáticas, lógicas y semióticas
narrativas- hasta hoy a duras penas si han reivindicado el término de
narratología, el cual queda así como propiedad exclusiva (¿provisionalmente?)
de los analistas del modo narrativo. Esta restricción me parece, en suma,
legítima ya que la sola especificidad de lo narrativo reside en el modo, y no en
su contenido, mismo que puede muy bien adaptarse a una “representación”
dramática, gráfica u otra (Genette, 1983, 12).1
3 Cf. Paul Ricoeur (1981; 1983). Habría que insistir aquí en el binomio mundo de
acción humana y narrador. En cuanto al primer término, es interesante hacer notar que
incluso aquellos relatos, como las fábulas de Lafontaine o de Esopo, cuyos actores
principales son animales, no por ello dejan de proyectar un mundo de acción humana,
tan sólo por la dimensión de discurso a la que estos “animales” acceden. En cuanto al
segundo término, aunque Ricoeur no insiste en el narrador como un factor indispensa
ble, la definición que aquí propongo parte del presupuesto de la mediación como rasgo
distintivo de los relatos verbales.
INTRODUCCIÓN 11
como un universo diegético: un mundo poblado de seres y objetos inscritos
en un espacio y un tiempo cuantificables, reconocibles como tales, un
mundo animado por acontecimientos interrelacionádos que lo orientan
y le dan su identidad al proponerlo como una “historia”. Esa historia
narrada se ubica dentro del universo diegético proyectado.4
Ahora bien, si desde el punto de vista de su modo de enunciación el
relato puede dividirse, analíticamente, en un narrador y un mundo
narrado, desde la perspectiva del relato como texto -oral o escrito-
podrían aislarse tres aspectos fundamentales de la compleja realidad
narrativa: la historia, el discurso o texto narrativo, y el acto de la
narración.3
6 Pienso incluso en la irritación de Genette frente a estudios del tipo Syntaxe narrative
des tragédies de Corneille, de Tomà Pavel (París: Kiincksieck, 1976). “Para mí -dice G enette-
la sintaxis de una tragedia no puede ser otra cosa que dramática” (1983, 13).
14 INTRODUCCIÓN
MUNDO NARRADO
El acontecimiento entonces debe ser más que una ocurrencia singular. Recibe
su definición por su contribución al desarrollo de la intriga. Una historia, por
otra parte, debe ser más que una enumeración de sucesos en un orden serial,
debe organizados en una totalidad inteligible, de tal manera que pueda uno
preguntarse cuál es el “tema” de la historia. En pocas palabras, el acto de tramar
(la mise en intrigue) es la operación que saca de una simple sucesión una
configuración (Ricoeur 1983, 102).
[25]
26 LA DIMENSIÓN ESPACIAL DEL RELATO
Santa Genoveva, sobre todo, es como un marco de bronce, único que conviene
a este relato para el que nunca estará bien preparada la inteligencia, por muchas
ideas graves y colores oscuros que la llenen (...)
La fachada de la pensión da a un jardincito, de suerte que la casa forma un
ángulo recto con la calle Nueva de Santa Genoveva, desde donde se ve cortada
en toda su profundidad. A lo largo de esta fachada, y entre la casa y el jardín,
se ve un empedrado acanalado de una toesa de ancho (...) Se entra en este,
paseo por una puerta falsa (...) Durante el día, una puerta con vidriera, y dotada
de una campanilla chillona deja ver, al extremo de la acera, la pared opuesta a
la calle, un arco pintado de color mármol verde por un artista de barrio (...)
Al oscurecer, la puerta con vidriera es reemplazada por una puerta completa.
El jardincito, tan ancho como larga la fachada, está cerrado por el muro de la
calle y por la pared medianera de la casa vecina. Entre las dos avenidas laterales
hay un arriate de alcachofes cercado de árboles frutales, de acederas, lechugas
o perejil. Bajo el emparrado de tilos hay una mesa redonda pintada de verde,
rodeada de asientos (...) La casa, de tres pisos y rematada en buhardillas, está
construida con morrillos y embadurnada de ese color amarillo que da un
carácter innoble a casi todas las casas de París. Las cinco ventanas que se ven
en cada piso tienen vidrios pequeños y están provistas de celosías (...) Detrás
del edificio existe un patio de unos veinte pies de ancho (...) en el fondo del
cual se levanta un cobertizo para guardar la leña. Entre este cobertizo y la
ventana de la cocina se halla la despensa, bajo la cual caen las aguas grasosas
del fregadero. Aquel patio tiene una puerta estrecha que da a la calle Nueva
de Santa Genoveva (...)
El piso bajo, destinado, como es natural, a la explotación de la pensión, se
compone de una primera pieza iluminada por las dos ventanas de la calle, y en
la cual se entra por la puerta vidriera. Este salón se comunica con un comedor
que está separado de la cocina por la caja de la escalera, cuyos peldaños son
de madera y de ladrillos. Nada es más triste que aquel salón amueblado con
sofás y sillas tapizadas de tela a rayas mate y relucientes alternativamente. En
medio se ve una mesa con tope de mármol, que soporta una de esas bandejas
de porcelana blanca que se encuentran hoy en todas partes (...)3
[Madame Vauquer, née de Conflans, est une vieille femme qui, depuis quarante ans,
tient à Paris une pension bourgeoise établie rue Neuve-Sainte-Geneviève, entre le
quartier latin et le faubourg Saint-Marceau (...) Sera-t-elle [ cette histoire] comprise
au-delà de Paris? le doute est permis. Les particularités de cette scène pleine
d ’observations et de couleurs locales ne peuvent être appréciées q u ’entre les buttes de
3 Honorato de Balzac, Papá Goriot (trad. F. Benach), Mexico, Porrúa, 1983, pp. 13.
Dado que para los textos literarios citados el análisis debe tomar en cuenta la textura
verbal, se ofrece inmediatamente después, en cursivas, la versión original.
LA DIMENSIÓN ESPACIAL DEL RELATO 29
de Goriot. Por otra pai te, el mismo referente, París, en tanto que ciudad
“real” es en sí un objeto semiótico complejo, como lo ha observado
Greimas (1979b, 40 ss). La ciudad, como espacio vivido, tiene a su vez
un referente imaginario global, ya que el hombre, en su vivencia
inmediata y parcial de la ciudad, siente la necesidad de proyectar
construcciones totalizadoras imaginarias.
Before N elson's p illa r trams shw ed, shunted, changed trolley, started fo r Blackrock,
K ingstow n a nd Dalkey, Clonksea, R athgar a n d Terenure, Palmerston Park an d upper
R áthm ines, Sandym ount Green, Ráthm ines, R ingsend a n d Sandym ount Tower,
H arold's Cross. The hoarse D ublin U nited Tramway C om pany’s timekeeper baivled
them o ff (...)] 6
9 James Joyce, Ulises (trad. J. Salas Subirat), Buenos Aires, Santiago Rueda (ed.), 6a
edición, 1974, p. 147.
&JamesJoyce, Ulysses, Harmondsworth, Middlesex, Inglaterra, Penguin Books, 1972,
p. 118.
34 LA DIMENSIÓN ESPACIAL DEL RELATO
Entre todos estos retratos y dibujos de Estefanía, mi favorito era una fotografía
que mi prima me mandó desde los Estados Unidos (...) Fue esta fotografía el
primer objeto que llevamos a nuestro cuarto de la Plaza de Santo Domingo,
después de mandarle hacer un paspartú de color índigo y un marco de hoja de
oro. Después, y siempre en relación con la fotografía, fuimos adquiriendo y
llevando al cuarto todos los objetos que aun sin proponérselo hacíanjuego con
ella: los ceniceros, los cubrecamas (...)
Con el tiempo mandamos a hacer una pared especial para colgar la fotografía
y más adelante (...) mandamos hacer tres paredes más (...)
La pared del lado izquierdo de nuestro cuarto la diseñamos con dos puertas,
de manera que el retrato de Estefanía tuviera un baño y una cocina que se
llevaran con su blusa y con sus ojos. Y en la pared de la derecha abrimos una
puerta para que todos nuestros amigos pudieran entrar a ver la fotografía, para
lo cual mandamos hacer una escalera luego de ordenar un edificio a la medida,
cuidando que todos los detalles tanto de la fachada como del interior (....),
armonizaran con el retrato de Estefanía. Por otra parte, nos pareció que lo más
conveniente para nuestra fotografía era que nuestro cuarto tuviera cuatro pisos
abajo y arriba sólo el cielo que se transparentaba por un tragaluz que
mandamos hacer especialmente (...)
No nos olvidamos de los habitantes del edificio: mandamos hacer una portera
y unos vecinos (...), que con el pretexto de espiarnos cuando hacíamos el amor
(...), se extasiaban ante el retrato de Estefanía (...)
Como es natural, mandamos hacer una ciudad alrededor de nuestro edificio
y decidimos que fuera la ciudad de México por la simple y casi única razón que
ya habíamos nacido en ella. Después mandamos hacer un país alrededor de la
ciudad, un mundo alrededor del país, un universo alrededor del mundo, y una
38 LA DIMENSIÓN ESPACIAL DEL RELATO
teoría alrededor del universo, cuidando cada detalle: las iglesias, plazas,
tiendas, calles y estaciones de bomberos de la ciudad de México y de todas las
ciudades tentaculares que maldijo Verhaeren, y también el mal carácter de la
abuela Altagracia, y la Guerra de los Boers y los delirios a potu nimio y a potu
suspensa del tío Agustín y el terremoto de Lisboa, así como el estreno de
Hemani, el nacimiento del psicoanálisis, la tragedia de Mayerling y el domingo
de Pentecostés, cuidando que todos estos detalles, te decía, hicieran juego o
contraste con el retrato de Estefanía.
En otras palabras, tuvimos que mandar hacer - también a la medida- un tiempo
antes del retrato y un tiempo despuésP
8 Fernando del Paso, Palinuro de México, México,Joaquín Morüz, 1980, pp. 114-116.
LA DIMENSIÓN ESPACIAL DEL RELATO 39
[42J
LA DIMENSIÓN TEMPORAL DEL RELATO 43
imitación de los del tiempo real, es posible hablar de la duración de los
sucesos en la ficción y asignarles medidas temporales explícitas -horas,
días, años- es decir, un tiempo cuantificable. No obstante, y muy a pesar
de la ilusión de duración que nos viene de la historia, los sucesos
diegéticos tienen una duración que depende finalmente del espacio
para ellos destinado en el texto narrativo; dicho de otra manera, la
experiencia temporal que vive el lector depende no tanto del tiempo
diegético en sí, sino del tiempo del discurso.
En sentido estricto, la duración del tiempo del discurso debería ser
la de su lectura; sin embargo, las variables subjetivas son demasiado
numerosas para que la lectura, como fenómeno empírico, pueda
constituir una medida confiable. Por ello Genette ha recurrido a una
ecuación espaciotemporal entre la historia y el discurso para poder
“m edir”, más que su estricta duración, los ritmos del relato: la relación
espaciotemporal entre el discurso y la historia se concibe así como una
confrontación entre la extensión del texto (una dimensión espacial) y la
duración diegética (una dimensión temporal de orden ficcional). El
resultado de esta ecuación espaciotemporal es la noción de velocidad o
tempo narrativo (cf. Genette 1972, 123). En esta forma de concebir la
duración en el relato también es posible trazar, como en el caso de las
de orden, relaciones puramente convencionales de concordancia o
discordancia entre las duraciones diegética y discursiva.
El tercer aspecto de esta doble temporalidad del relato es su
capacidad de repetición. En lafrecuencia narrativa también se establecen
relaciones cuantitativas de concordancia o de discordancia: cuántas
veces “sucede” un acontecimiento en la historia; cuántas se “narra” en
el discurso.
En las tres formas de estructura temporal del relato, las relaciones
de concordancia refuerzan la tendencia del lector a asimilar ambos
tiempos, a crear la ilusión de que los acontecimientos no se narran sino
“ocurren conforme leemos”, que son realidad y no ficción (la eterna
ilusión de lo natural frente a lo artificial); las relaciones de discordancia,
en cambio, muestran rupturas perceptibles que señalan el ser de
artificio de todo relato, creando así figuras temporales con significación
narrativa y con funciones específicas. Examinaremos ahora, con un
poco más de detalle, algunas de las particularidades de estos tres
aspectos de la temporalidad de un relato.
44 LA DIMENSIÓN TEMPORAL DEL RELATO
ORDEN
Aquel camino era como tantos otros de esta clase que suelen encontrarse en
Francia (...) En aquellos momentos no me parecía muy seductor, me alegraba
de volver a casa. Pero más tarde se me convirtió en fuente de alegrías porque
se me quedó en la memoria como un recuerdo, en el que irían a empalmarse
todos los caminos parecidos por donde yo había de pasar más adelante en
paseos o viajes, sin solución de continuidad, y que, gracias a él, podía ponerse
en comunicación con mi corazón. Porque en cuanto el coche o el autoínóvil
entrara por una de esas carreteras que semejase continuación de la que
recorríamos con madame de Villeparisis, mi conciencia actual encontraría para
apoyarse como en su más reciente pasado (abolidos todos los años intermedios)
las impresiones que sentía en aquellos atardeceres paseando por los alrededores
de Balbec.2 (Las cursivas son mías.)
[Cette route était pareille à bien d’autres de cegenre qu’on rencontre en France (...) Au
moment même, je ne lui trouvais pas un grand charme, j ’étais seulement content de
rentrer; mais elle devint pour moi dans la suite une cause dejoies en restant dans ma
mémoire comme une amorce où toutes les routes semblables sur lesquelles je passerais
plus tard au cours d’une promenade ou d’un voyage s’embrancheraient aussitôt sans
solution de continuité et pourraient, grâce à elle, communiquer immédiatement avec
mon coeur. Cardés que la voiture ou l’automobile s’engagerait dans une de ces routes
qui auraient l’air d’être la continuation de celle que j ’avais parcourue avec Mme de
Villeparisis,, ce à quoi ma conscience actuelle se trouverait immédiatement appuyée
2 Marcel Proust, En busca del tiempo perdido (trad. Pedro Salinas), Barcelona, Plaza &
Janés, 1975, vol. i, A la sombra de las muchachas enflor, pp. 723-724.
46 LA DIMENSIÓN TEMPORAL DEL RELATO
comme à mon passé le plus récent, ce serait (toutes les années intermédiaires se trouvant
abolies) les impressions que j ’avais eues p a r cesfins d ’aprèsmiidi-là, en promenade près
de BalbecJ 5
3 Maree! Proust, À la recherche du temps perdu, Paris, Gallimard, 1954, vol. I, À l’ombre
desjeunes filles enfleurs, p, 720.
LA DIMENSIÓN TEMPORAL DEL RELATO 47
(amorces), “simples hitos sin anticipación, ni siquiera del tipo alusivo, que
sólo adquieren significación más tarde, y que pertenecen al arte
absolutamente clásico de la ‘preparación’ (...) A diferencia del anuncio,
el esbozo en principio, en el lugar en que aparece en el texto, no es más
que una mera ‘semilla insignificante’, imperceptible ahí, cuyo valor
seminal no se reconocerá sino hasta más tarde y de manera retrospec
tiva” (Genette 1972, 112-113). El esbozo (amorce), como lo define
Genette es, de hecho, un concepto afín al de índice en Barthes (1966),
mismo que a su vez se elabora más tarde en los semas que remiten al
código semántico, y en las diversas formas de diseminación temática en
un relato (cf. Barthes 1970). Se trata de rasgos temáticos redundantes
que tienden a acumularse hasta crear formas de significación de orden
temático o simbólico. Se podría pensar, por ejemplo, en las manos del
abogado Jaeggers en Great Expectations/Grandes esperanzas de Dickens,
cuya reiterada descripción y constante focalización no sólo van
caracterizando al personaje, sino que van trazando líneas de significa
ción temática tales como la manipulación. O bien la insistencia paralela
en las manos de la vieja sirvienta del abogado, insistencia que cobrará
su verdadero significado cuando se nos revele que esas manos
“femeninas” fueron lo suficientemente fuertes en su juventud como
para estrangular al marido. Pero estos esbozos si bien preparan para
una futura revelación o significación, no por ello son estrictamente
prolép ticos, no anuncian los acontecimientos por venir como las
verdaderas prolepsis.
En su función de figuras temporales, producto de rupturas en la
coincidencia de los tiempos diegético y discursivo, las anacronías por lo
general se señalan a sí mismas, y señalan el momento de la ruptura
mediante marcas explícitas: frases introductorias del tipo “años antes”,
“como muy pronto veremos”, “años más tarde”; adverbios temporales
que se remiten a un tiempo anterior o posterior; cambios en el tiempo
gramatical. Con frecuencia, el texto confronta al lector con juegos
narrativos muy elaborados a partir de la relación misma entre los dos
órdenes temporales; una forma notable es utilizar los “tiempos
muertos” de la historia para iniciar una secuencia analéptica. Por
ejemplo, en “Bola de sebo” Maupassant proporciona los antecedentes
de cada uno de los personajes mientras los viajeros permanecen en
silencio y la diligencia prosigue su camino sin interrupción, sin que
“suceda” ninguna otra cosa en el tiempo diegético.
48 LA DIMENSIÓN TEMPORAL DEL RELATO
TE M P O NARRATIVO
[elle époussetait son étagère, se regardait dans la glace, prenait un livre; puis, rêvant
entre les lignes, le laissait tomber sur ses genoux. Elle avait envie de faire des voyages
ou de retourner à son couvent. Elle souhaitait à la fois mourir et habiter Paris.] 4
FRECUENCIA
TEM PO CONSTANTE
TEM PO VARIABLE
[59]
60 LA DIMENSIÓN ACTORIAL DEL RELATO
Leer es luchar para poder nombrar, es someter las frases del texto a una
transformación semántica. Esta transformación es veleidosa; consiste en vacilar
entre varios nombres; si se nos dice que Sarrasine tenía “una de esas voluntades
fuertes que desconocen el obstáculo”, ¿qué debemos leer? ¿la voluntad, la
energía, la necedad, la terquedad? El connotador remite menos a un nombre
que a un complejo sinonímico, en el que se adivina el núcleo común, mientras
que el discurso nos lleva hacia otras posibilidades, hacia otros significados
afines: la lectura queda así asimilada a una especie de deslizamiento
metonímico (...) el objeto de la semántica debería ser la síntesis de los sentidos,
no el análisis de las palabras. Ahora bien, esa semántica de las expansiones
existe ya de alguna manera: es lo que se ha llamado la Temática. Tematizar es
(...) salir del diccionario, seguir ciertas cadenas sinonímicas (...) dejarse ir en
una nominación en expansión (Barthes 1970, 98-100).
2 No descarto, claro está, los medios específicamente narrad vos y que trascienden
el sistema de significación verbal. Es sólo cuestión de economía analítica, ya que el
62 LA DIMENSIÓN ACTORIAL DEL RELATO
problema me conduciría por otros caminos que, para efecto del presente análisis, no son
los apropiados.
LA DIMENSIÓN ACTORIAL DEL RELATO 63
e ideológica, como agente de la acción narrada.3 No se trata, claro está,
de regresar a una visión simplista que asimila personaje y persona, ni
de abordar el problema desde una simple tipología de los personajes:
psicológica, sociológica u otra. Lo que importa determinar aquí son los
factores discursivos, narrativo-descriptivos y referenciales que producen
ese efecto de sentido que llamamos personaje, efecto de sentido que es
punto de partida para discusiones sobre las diversas formas de
articulación ideológica que se llevan a cabo en un relato, con el
personaje como gozne de esa vinculación. Intentaré ahora describir con
mayor detalle los “ingredientes” de esta “combinatoria”, para confeccio
nar una “ensalada” que tal vez tenga un sabor diferente.
Nombre y atributos
“planos” (1962, 75 ss), son actores definidos por un solo papel temático
y uno solo actancial, lo cual les impide sufrir modificaciones; en tanto
que los personajes complejos - “redondos”- están conformados por un
mayor número de roles temáticos y actaneiales y son, por ende,
susceptibles de mayores transformaciones.
Formas de caracterización
[ Hortense ressemblait à sa mère, mais elle avait des cheveux d ’or, ondés naturellement
et abondants a étonner. Son éclat tenait de celui de la nacre. On voyait bien en elle le
fru it d'un honnête marriage, d'un amour noble et p u r dans toute sa force. C ’était un
mouvement passionné dans la physionomie, une gaité dans les traits, un entrain de
jeunesse, une fraîcheur de vie, une richesse de santé qui vibraient en dehors d'elle et
produisaient des rayons électriques. Hortense appelait le regard. Quand ses yeux d'un
bleu d ’outremer; nageant dans ce flu ide qu’y verse l ’innocence, s'arrêtaient sur un
passant, il tressaillait involontairement. D ’ailleurs pas une seule de ces tâches de
rousseur, qui fon t payer à ces blondes dorées leur blancheur lactée, n ’altérait son teint.
Grande, potelée sans être grasse, d ’une taille svelte dont la noblesse égalait celle de sa
mère, elle méritait ce titre de déesse si prodigué dans les anciens auteurs.] 9
Lisbeth Fischer, cinco años másjoven que la señora Hulot, y a pesar de ser hija
del mayor de los Fischer, estaba lejos de ser bella como su prima; por eso había
estado extremadamente celosa de Adeline. Los celos formaban la base de ese
carácter lleno de excentricidades, palabra inventada por los ingleses para
designar las locuras de los grandes linajes, no de los insignificantes. En toda la
extensión de la palabra, campesina de los Vosgos, flaca, morena, con los
cabellos de un negro reluciente, las cejas espesas y reunidas en ramillete, ios
brazos largos y fuertes, los pies gruesos, y algunas verrugas en su cara larga y
simiesca, tal es el retrato conciso de esta virgen.
[Lisbeth Fischer, de cinq ans moins âgée que madame Hulol, et néanmoinsfille de l ’âiné
des Fischer, était loin d ’être belle comme sa cousine; aussi avait-elle été prodigieusement
jalouse d ’A deline. La jalousie formait la base de ce caractère plein d’excentricités, mot
trouvé par les Anglais pour les folies non pas des petites mais de grandes maisons.
Paysanne des Vasgiay, dans toute l ’extension du mot, maigre, brune, les cheveux d ’u n
noir luisant, les sourcils épais et réunis par un bouquet, les bras longs et forts, les pieds
épais, quelques verrues dans sa face longue et simiesque, tel est le portrait concis de
cette vierge] (47).
[W ho comes through Michan ’s land, bedighl in sable armour? O ’Bloom., the son of Rory:
it is he. Impervious tofear is R ory’s son: he of the prudent soul} (296).
(...) afortunadamente el caballero de negro que estaba sentado allí, solo, vino
galantemente en su auxilio e interceptó la pelota (...) ella aventuró una mirada
hacia él y el rostro que encontró su mirada en el crepúsculo, pálido y
extrañamente cansado, le pareció lo más triste que hubiera visto nunca, (...)
(...) Eran ojos maravillosos, magníficamente expresivos, ¿pero podía confiarse
en ellos? La gente era tan rara (...) Ella pudo ver de inmediato por sus ojos
oscuros y su pálido rostro de intelectual que era un extranjero, la imagen de la
fotografía que ella tenía de Martin Harvey, el ídolo de la matinée, si no fuera
por el bigote que ella prefería (...) Estaba de riguroso luto, ella podía ver eso,
y la historia de una pena obsesionante estaba escrita en su cara (...) El corazón
entero de la mujerniña fue hacia él, el esposo soñado, porque se dio cuenta
enseguida de que era él. Sí, él había sufrido, se había pecado contra él más que
pecado él mismo, o hasta si había sido él un pecador, un mal hombre, a ella no
le importaba (378-380).
[(,,.) luckily the gentleman in black who was silting there by himself came gallantly to
the rescue and intercepted the ball (...) she ventured to look at him and the face that met
her gaze there in the twilight, wan and strangely drawn, seemed, to her the saddest she
kad ever seen (...)
(...) Wonderful eyes they were, superbly expressive, but could you trust them? People were
so queer. She could see at once by his dark eyes and Im p a le intellectual face that he was
a foreigner, the image of the photo she had o f M arlin Harvey, the matinée id o lo n ly fo r
the moustache which she preferred (...) He was in deep m ourning she could see that ,
and the story o f a haunting sorrow was written on his face (...) 'The very heart o f the
girlwoman went out to him, her dreamhusband, because she knew on the instant it zeas
him. If he had suffered, more sinned against than sinning, or even, even, i f he had been
hismelf a sinner, a wicked man, she cared not] (353-356).
Caminaba con cierta quieta dignidad característica de ella pero con cuidado y
muy lentamente, porque Gerty MacDowell era...
¿Zapatos muy ajustados? No, ¡Es coja! ¡Oh!
El señor Bloom la observaba alejarse cojeando, ¡Pobre niña! (...) Me alegro de
no haberlo sabido cuando estaba en exhibición. Ardiente diablillo a pesar de
todo (389).
[She walked with a certain quiet dignity characteristic of her but with care and very
slowly because Gerty MacDowell was...
Tight boots?No, she’s lame! Oh!
Mr. Bloom watched her as she limped aivay. Poor girl! (... ) Glad I didn i know it when
she was on shoiu. Hot little devil all the same] (365).
LA DIMENSIÓN ACTORÏAL DEL RELATO 79
La chimenea (...) estaba adornada de dos floreros con flores artificiales viejas
que hacían compañía a un reloj de mármol azulado del peor gusto. Esta primera
pieza (...) huele a encerrado, a enmohecido, a rancio (...) Aquel comedor (...)
tapizado por completo de madera, fue pintado de un color, indistinto hoy, que
forma un fondo sobre el cual la grasa ha impreso sus capas de tal modo que
forma extravagantes figuras. Está amueblado con armarios grasientos (...)
grabados execrables que quitan el apetito, todos enmarcados con maderas
barnizadas con filetes dorados (...) quinqués de Argand donde el polvo se
combina con el aceite; una gran mesa cubierta con mantel de hule bastante
grasiento (...) viejo, estropeado, roído, manco, tuerto, inválido y expirante
estaba aquel moblaje (...) En una palabra, que allí reina la miseria sin poesía,
una miseria económica, concentrada y rapada que, si no tiene fango aún, tiene
manchas; que si no tiene agujeros ni andrajos, no tardará en caer en
podredumbre.
(...) La viuda [la señora Vauquer] no tarda en presentarse emperifollada con
su gorro de tul, bajo el cual cuelga un bucle de pelo postizo mal puesto,
arrastrando sus agrietadas pantuflas. Su cara avejentada, regordeta, de cuyo
centro sale una nariz en forma de pico de loro; sus manitas rollizas; su persona
rechoncha corno una rata de iglesia y su blusa demasiado llena y aguada, están
en armonía con aquella sala que destila desgracia, que sirve de asiento a la
especulación y cuyo aire fétido es respirado por la señora Vauquer sin causarle
náuseas. Su cara, fresca como una primera helada de otoño; sus ojos arrugados,
cuya expresión pasa de la sonrisa prescrita a las bailarinas al amargo ceño del
usurero; en una palabra, toda su persona explica la pensión como la pensión
implica su persona.11
[L a cheminée (...) est ornée de deux vases pleins defleurs artificielles, vieitties et encagées,
qui accompagnent une pendule en marbre bleuâtre du plus mauvais goût. Cette première
pièce (...) sent le renfermé, le moisi, le rance (...) Cette salle, entièrement boisée, fu t jadis
peinte en une couleur indistincte aujourd’hui qui forme un fond sur lequel la crasse a
imprimé ses couches de manière à y dessiner des figures bizarres. Elle est plaquée de
buffets gluants (...) des gravures exécrables qui ôtent l ’appetit, toutes encadrées en bois
verni à.filets dorés (...) des quinquets d ’A rgand où la poussière se combine avec l ’huile,
une longue table couverte en toile cirée assez grasse (...) Pour expliquer combien ce
mobilier est vieux, crevassé, pourri, tremblant, rongé manchot, borgne, invalide;
expirant (...) Enfin, là règne la misère sans poésie; une misère économe, concentrée,1
EL DISCURSO FIGURAL
FORMAS DE PRESENTACIÓN DEL SER Y DEL HACER DISCURSIVO DE LOS
PERSONAJES
Con frecuencia, cuando Carlos salía, ella sacaba del armario, de entre los
pliegues de la ropa en la que la había dejado, la cigarrera de seda verde.
La miraba, la abría e incluso aspiraba el olor del forro, una mezcla de verbena
y tabaco. ¿A quién le pertenecía?...Al vizconde. Quizá era un regalo de su amante
(Las cursivas son mías).
[Souvent, lorsque Charles était sorti, elle allait prendre dans l’armoire, entre lesplis du
linge où elle l’avait laissé, le porte-cigares en soie verte.
EUe h regardait, Vouvrait, et même elleflairait l’odeurdesa doublure, mêlée de verveine
et de tabac. A qui appartenait-il? ... Au vicomte. C’était peut-être un cadeau de sa
maîtresse] (91).
Viajó.
Supo de la melancolía de los barcos, del frío despertar bajo la tienda, el
aturdimiento de los paisajes y de las ruinas, la amargura de las simpatías
interrumpidas.
Regresó.
Frecuentó la vida de sociedad (...)
[Il voyagea.
Il connu la, mélancolie des paquebots, les froids réveils sous la tente, l'étourdissement
des paysages et des ruines, l ’amertume des sympathies interrompues,
Il revint.
Il fréquenta le monde
lo Para mayores precisiones sobre estas formas de transposición del discurso de los
personajes, ya sea audible o inaudible, remito al lector, además del interesante estudio
de Dorrit Cohn, a Genette (1972), Banfíeld (1973; 1982), y, desde luego, al concepto
bajtiniano de heteroglosia, en su seminal estudio sobre el discurso en la novela (1981).
LA DIMENSIÓN ACTORIAL DEL RELATO 87
Sacó la carta de su bolsillo y la dobló dentro del diario que llevaba. Podría tropezarme
con ella por aquí. La vereda es más segura (107) (Las cursivas son mías).
[He dreiu the letterfrom his pocket and folded it into the newspaper he carried. Might
ju st walk into her here. The lane is safer] (Ulysses, 78).
“Se ha levantado en armas el padre Rentería. ¿Nos vamos con él o contra él?”
“Eso no se discute. Ponte al lado del gobierno.”
“Pero si somos irregulares. Nos consideran rebeldes.”
“Entonces vete a descansar.”
“¿Con el vuelo que llevo?”
“Haz lo que quieras, entonces.”
“Me iré a reforzar al padrecito. Me gusta cómo gritan. Además lleva uno ganada
la salvación.”
“Haz lo que quieras”.
/ b) Comunicativa:
V
"¡Buenas noches!”, me dijo. La seguí con la mirada. Le grité: “¿Dónde vive
doña Eduviges?” Y ella señaló con el dedo: “Allá. La casa que está junto al
puente.”
c) Emotiva:
\i
“¿Eres tú, padre?”
“Soy tu padre, hija mía,” (...)
“¡Déjame consolarte con mi desconsuelo 1”16
(...) sort tan débiles y lloriquead ores cuando están enfermos que necesitan una mujer
para curarse si le sangra la nariz uno pensaría que es oh qué drama y ése de South1 7
{(...) theyre so weak and puling when theyre sick they want a zooman to get well if his
nose bleeds youd think ti was O tragic and that dyinglooking one off the south circular
when he sprained hisfoot at the choirparty at the sugarloafMountain the day I wore
that dressMiss Stack bringing himflowers theworst old ones she couldfind at the bottom
of the basket anything at all to get into a mans bedroom with her old maids voice trying
to imagine he was dying on account ofher to never see thyface again though he looked
more like a man with his beard a bit grown in the bedfaJther was the same besides I hate
bandaging and dosing when he cut his toe with the razor paring his corns afraid hed
get blood poisoning but if it was a thing I was sick then wed see what attention only of
course the woman hides it not to give all the trouble they do yes he came somewhere Im
sure by his appetite] (659).
"Nadie te hará daño nunca, hijo. Estoy aquí para protegerte. Por eso nací antes
que tú y mis huesos se endurecieron primero que los tuyos.”
Oía su voz, su propia voz, saliendo despacio de su boca. La sentía sonar como
una cosa falsa y sin sentido.
¿Por qué habría dicho aquello? Ahora su hijo se estaría burlando de él. O tal vez no
(39) (Las cursivas son mías).
[Wonderful eyes they were, superbly expressive, but could you trust them? People were so
queer. She could see at once by his dark eyes and his pale intellectual face that he was
a foreigner; the image of the photo she had of Marlin Haruey, the matinée idol, only fo r
LA DIMENSIÓN ACTO RIAL DEL RELATO 93
the moustache which she preferred (...) He was in deep mourning she could see that,
and the story of a haunting sorrow was written on hisface] (353-56).
El ventero, que, como está dicho, era un poco socarrón y ya tenía algunos barruntos de
la falta de juicio de su huésped, acabó de creerlo cuando acabó de oírle semejantes
razones, y, por tener que reír aquella noche, determinó de seguirle el humor; y así, le
dijo que andaba muy acertado en lo que deseaba y pedía, y que tal prosupuesto
era propio y natural de los caballeros tan principales como él parecía y como
su gallarda presencia mostraba;y que él, ansimesmo, en los años de su mocedad,
se había dado a aquel honroso ejercicio, andando por diversas partes del
mundo, buscando sus aventuras, sin que hubiese dejado los Percheles de
Málaga, Islas de Riarán, Compás de Sevilla (...) (Quijote I, 3, 165).
94 LA DIMENSIÓN ACTO RIAL DEL RELATO
[9 5 ]
96 LA PERSPECTIVA: UN PUNTO DE VISTA SOBRE EL MUNDO
de esa perspectiva, que puede ser diferente del enundador. Es por eso que prefiero el
término “deixis de referencia".
98 LA PERSPECTIVA: UN PUNTO DE VISTA SOBRE EL MUNDO
2 De acuerdo con Mieke Bal (1977), por ejemplo, cuya teoría de la focalización se
extiende a los personajes mismos, la focalización externa en Genette implica no una
restricción sino “una inversión de funciones”. La verdadera diferencia entre lafocalización
externa y las otras dos formas, afirma ella, no es “una diferencia entre fuentes de
visión/ instances voyantes/, sino entre objetos de visión”. En una teoría puramente
relational, empero, la única fuente de focalización sólo puede ser el narrador
-entendiendo la focalización en todos los casos como una restricción. Por ello la restricción
peculiar a la focalización externa toma la forma de la inaccesibilidad de las mentes
figúrales.
LA PERSPECTIVA: ON PUNTO DE VISTA SOBRE EL MUNDO 101
Narración disonante
4 En ese mismo capítulo, Cohn hace un análisis con tras ti vo entre esta obra de Mann
y El retrato del artista adolescente dejoyee con objeto de ilustrar sus conceptos de disonancia
y consonancia. Retomo el contraste pero desde la perspectiva de la focalización interna,
con lo cual ella no estaría de acuerdo.
LA PERSPECTIVA: UN PUNTO DE VISTA SOBRE EL MUNDO 105
0 El retrato del artista adolescente, por ejemplo, ha sido descrita innumerables veces
como una novela en la que ¡¡¡“Stephen narra su propia historia pero en tercera persona”!!!
LA PERSPECTIVA: UN PUNTO DE VISTA SOBRE EL MUNDO 107
un niño, pero no me gusta que me digan lo que tengo que hacer. Soy el director,
¿no es cierto? Se me ordenó enviarle allí. Es increíble.”
Me di cuenta de que ambos estaban de pie en la orilla,junto a la parte delantera
del vapor, justo debajo de mi cabeza. No me moví; no se me pasó por la cabeza
el moverme: tenía sueño.
“Eso es desagradable”, gruñó el tío.
“Él había pedido a la administración que le enviaran allí y se me dieron
instrucciones conforme a eso. Fíjate en la influencia que debe tener ese hombre
¿No es espantoso?”
Ambos estuvieron de acuerdo que era espantoso, y luego hicieron varias
observaciones extrañas.
“Ordenarla lluvia y el buen tiempo... un hombre... el Consejo... por la nariz...”
Trozos absurdos de frases que se llevaron lo mejor de mi somnolencia, de modo
que estaba casi en plena posesión de mis sentidos cuando el tío dijo:
“El clima resolverá por ti esta dificultad. ¿Está solo allí?” (...) -
Los dos individuos que estaban debajo de mí se alejaron unos pasos, y vagaron
arriba y abajo a poca distancia. Oí: “Puesto militar... médico... doscientas
millas... absolutamente solo ahora... demoras inevitables... nueve meses... sin
noticias... extraños rumores.”67
[One evening as I was lying on the deck ofmy steamboat, I heard voices approaching-
and there were the nephew and the unde strolling along the bank. I laid my head on my
arm again, and had nearly lost myself in a doze, when somebody said in my ear, as it
were: “/ am as harmless as a little child, hut I don't like to be dictated to. Am I ike
manager- or am I not?I was ordered tosendhim there. It’s incredible... "I became aware
that the two were standing on theshore alongside theforepart ofthe steamboat,just below
my head. I did not mow; it did not occur to me to move: I was sleepy. "It is unpleasant”,
grunted the uncle. “He has asked the Administration to be sent there ”, said the other,
“with the idea of showing what he could do; and I was instructed accordingly. Look at
the influence that man must have. Is it notfrightful? They both agreed it wasfrightful,
then madeseveral bizarre remarks: "Make rain andfine weather- one man- the Council-
by the nose”- bits of absurd sentences that got the better of my drowsiness, so that I had
pretty near the whole ofmy wits about me when the uncle saidj “The climate may do away
with this difficultyfor you. Is he alone there?(...)”]
The two below me moved away then afew paces, and strolled back and forth at some
little distance. I heard: Military post~ doctor- two hundred miles- quite alone now-
unavoidable delays- nine months- no news- strange rumours”.1
6 Joseph Conrad, El corazón de las tinieblas, Barcelona, Fontamara, 1981, pp. 49-51.
7 Joseph Conrad, Heart of Darkness, Nueva York, Norton, “Norton Critical Editions",
1963, pp. 31-32.
108 LA PERSPECTIVA: UN PUNTO DE VISTA SOBRE EL MUNDO
en este caso el propio narrador, Marlow, pero sólo en tanto que “yo”
narrado.
Hemos venido insistiendo en que Marlow, como narrador, focaliza
su “yo” en el momento de la experiencia* Y es que las cosas no son tan
sencillas como parecen, pues si bien es innegable que un narrador en
primera persona no puede focalizar más que su propia conciencia, ese
narrador tiene, sin embargo, la opción de cambiar la perspectiva temporal
y cognitiva, desplazándose en el tiempo, ubicándose en distintos
momentos de su devenir existencial como persona. Porque si desde el
punto de vista existencial un narrador en primera persona y el personne
objeto de su narración son la misma persona, desde el punto de vista
narrativo sus funciones son distintas: diegética y vocal; es decir, el
narrador puede focalizar su “yo” narrado o su “yo” que narra. De allí
que, incluso en un relato en primera persona, la perspectiva pueda ser
narratorial (centrada en el “yo” que narra) o figurai (centrada en el “yo”
narrado). Estos vaivenes, que corresponden a sendos cambios de
perspectiva temporal y cognitiva, son constantes en el relato de Conrad
que nos ocupa. Marlow regresa una y otra vez a su posición como
narrador para hacer patente el conocimiento que tiene hoy, frente a la
ignorancia de entonces; pero también para expresar la angustia del acto
mismo de narrar:
“Kurtz era para mí tan sólo una palabra. No veía al hombre en el nombre más
que vosotros lo veis. ¿Le veis vosotros? ¿Veis la historia? ¿Veis alguna cosa? Me
parece como si estuviera tratando de contaros un sueño, llevando a cabo un
intento inútil, porque la narración de un sueño no puede comunicar la
sensación del sueño, esa mezcla de absurdo, sorpresa y azoramiento en un
temblor de forcejeante rebelión, esa impresión de haber sido capturado por lo
increíble que es la esencia misma de los sueños...”
Marlow permaneció en silencio unos momentos.
“...No, es imposible; es imposible comunicar la sensación vivida en una época
determinada de la propia existencia, aquello que configura su verdad, su
significación, su esencia sutil y penetrante. Es imposible. Vivimos igual que
soñamos -solos...” (42).
[ “He was ju st a word for vie. I did not see the man in the name any more than you do.
Do you see him? Do you see the story Do you see anything? It seems to me I am trying
to tell you a dream-making a. vain attempt, because no relation of a dream can convey
the dream-sensation, that commingling o f absurdity, surprise, and bewilderment in a
tremor of struggling revolt, that notion of being captured by the incredible which is the
very essence of dreams...”
He was silent for a while.
110 LA PERSPECTIVA: UN PUNTO DE VISTA SOBRE EL MUNDO
[fe restai sans oser faire un mouvement; il était encore devant nous, grand, dans sa
robe de nuit blanche sous le cachemire de l ’I nde violet et rose q u ’il nouait autour de sa
tête depuis qu'il avait des névralgies, avec le geste d ’A braham dans la gravure d ’après
Benozzo Gozzoli que m ’avait donnée M. Swann, disant à Sarah q u ’elle a à se départir
du côté d ’Isaac. Il y a bien des années de cela. La muraille de l ’escalier où je vis monter
LA PERSPECTIVA: UN PUNTO DE VISTA SOBRE EL MUNDO 111
le reflet de sa bougie n ’existe plus depuis longtemps. En moi aussi bien des choses ont
été détruites queje croyais devoir durer toujours et de nouvelles se sont édifiées donnant
naissance à des peines et à desjoies nouvelles queje n ’aurais pu prévoir alors, de même
que les anciennes me sont devenues difficiles à comprendre. Il y a bien longtemps aussi
que mon père a cessé depouvoir dire à maman: “Va avec lepetit. ”La possibilité de telles
heures ne renaîtra jamais pour moi Mais depuis peu de temps, je recommence à très
bien percevoir, sije prête l’oreille, les sanglots quej ’eus laforce de contenir devant mon
père et qui n ’éclatèrent que quandje me retrouvai seul avec maman. En réalité ils n 'ont
jamais cessé; et c’est seulement parce que la vie se tait maintenant davantage autour
de moi que je les entends de nouveau, comme ces cloches de couvents que couvrent si
bien les bruits de la ville pendant lejour qu ’on les croirait arrêtées mais qui se remettent
à sonner dans le silence du soir (I, 36-37)].
de habana claro. La cortina, de la misma tela, sostenida por una varilla de latón
formaba en el fondo una especie de gabinete. Dos grandes ventanas daban al
patio del teatro, a tres metros cuando más de una tapia leprosa, sobre la cual,
en la oscuridad de la noche, los cristales proyectaban cuadros amarillos. Había
un gran armario de luna frente a un lavabo de mármol blanco, guarnecido de
un amontonamiento de frascos y cajas de cristal para los aceites, las esencias y
los polvos.
El conde se acercó al espejo y se vio muy encendido, reluciendo en su frente
finas gotas de sudor (...) Aquella sensación de vértigo que había experimentado
en su primera visita a Naná, en el bulevar Haussman, le invadía de nuevo,8
Cuando, mucho más tarde y cerca del Jardin des Plantes, volvió a la memoria
del día, a un recuento aplicado y minucioso de todos los minutos de ese día, se
dijo que al fin y al cabo no había sido tan idiota sentirse contento mientras
acompañaba a la vieja a su casa. Pero como de costumbre había pagado por
ese contento insensato. Ahora empezaría a reprochárselo, a desmontarlo poco
apoco hasta que no quedara más que lo de siempre, un agujero donde soplaba
el tiempo, un continuo impreciso sin bordes definidos. “No hagamos
literatura", pensó buscando un cigarrillo después de secarse un poco las manos
con el calor de los bolsillos del pantalón. “No saquemos a relucir las perras
palabras, las proxenetas relucientes ...” (149).
No abre los ojos. El cabello está derramado sobre su cara. La luz enciende gotas
de sudor en sus labios. Pregunta:
—¿Eres tú, padre?
—Soy tu padre, hija mía.
Entreabre los ojos. Mira como si cruzara sus cabellos una sombra sobre el techo,
con la cabeza encima de su cara. Y la figura borrosa de aquí enfrente, detrás
de la lluvia de sus pestañas. Una luz difusa; una luz en el lugar del corazón, en
forma de corazón pequeño que palpita como llama parpadeante. “Se Le está
muriendo de pena el corazón -piensa-. Ya sé que vienes a contarme que murió
Florencio; pero eso ya lo sé. No te aflijas por los demás; no te apures por mí.
Yo tengo guardado mi dolor en un lugar seguro. No dejes que se te apague el
corazón.”
Enderezó el cuerpo y lo arrastró hasta donde estaba el padre Rentería.
—¡Déjame consolarte con mi desconsuelo! —dijo, protegiendo la llama de la vela
con sus manos.
El padre Rentería la dejó acercarse a él; la miró cercar con sus manos la vela
encendida y luego juntar su cara al pabilo inflamado, hasta que el olor a carne
chamuscada lo obligó a sacudirla, apagándola de un soplo (118-119).
eso, yâ lo ves, estoy lista para hacer por ti cualquier cosa! ¡Tú eres mi
padre, tú me lanzaste! ¡Eso es sagrado! ¿Qué necesitas?” [C’est n ’est pos
comme toi, mon vieux, tues un homme à passions, on teferait vendre ta patrie!
Aussi, vois-tu, je suis prête à toutfaire pour toi! Tu es mon père, tu m ’as lancée!
c’est sacré (380)]. Con este discurso, la cortesana “desautoriza” la condena
-diegética y narratorial- que pesa sobre Hulot. De la revaloración de
su conducta se deriva la acción que a partir de la postura ideológica de
Josepha se desencadena: generosamente ella ayuda a Hulot económica
mente, le consigue trabajo, alojamiento y una amante joven. De este
modo se pospone, por largo tiempo, el desenlace esperado, pues el
barón Hulot, como también era de esperarse, vuelve a hacer de las suyas,
a gastar más dinero del que tiene y a recurrir a las letras de cambio y a
cualquier otra fonna de préstamo. En fin, que el discurso de la cortesana
no sólo es antagónico a la perspectiva del narrador sino que modifica
la acción en curso.
Ciertas formas dialógicas, sin mediación narrativa alguna, además
de ser principio de acción pueden trazar perspectivas temporales,
cognitivas e ideológicas que se derivan del propio diálogo sin que nadie
las haga explícitas. Ejemplo notable de esto es la secuencia 67 de Pedro
Páramo:
del relato, dándole una “figura” bien definida, así como la compleja
perspectiva del lector -perspectivas que ahora examinaremos.
LA PERSPECTIVA DE LA TRAMA
12 Para un análisis más detallado de esta novela remito a mi artículo “El encuentro
fortuito y la casualidad aparente como fuente de conocimiento interno en Great
Expectations", en Chartes Dickens, 1812/1870, Mexico, unam , 1971, pp. 109-144.
124 LA PERSPECTIVA: UN PUNTO DE VISTA SOBRE EL MUNDO
13 Estas reflexiones forman parte del Prólogo que escribí a la traducción de Ma,
Enriqueta González Padilla de El rey Lear, de Shakespeare (México, unam, Colección
“Nuestros Clásicos”, 1994). Véase en especial la sección intitulada “El rey Lear: un abanico
de perspectivas”.
LA PERSPECTIVA; UN PUNTO DE VISTA SOBRE EL MUNDO 125
los actos del ser humano y la justicia, tanto humana como divina. Cada
uno es un mundo puesto que es un punto de vista sobre el mundo, en
ocasiones irreconciliable con los demás. No obstante, cada uno corrige
y modula el punto de vista del otro. Es en la multiplicidad de
perspectivas sobre lo que es razonable, justo o natural, que se ponen en
tela de juicio estos valores cuando son reducidos a la mera convención
social. A su vez este gran abanico de perspectivas se enfrenta a la
dimensión más abstracta que traza la perspectiva de la trama. En su
organización y en su evolución, la trama tiene su propia orientación y,
por lo tanto, expresa también un punto de vista sobre el mundo.
Este fructífero juego de perspectivas es evidente, entre muchas otras,
en las escenas en las que Goneril y Regan “regatean” con el padre sobre
el número de seguidores que habrá de tener (I, iv; II, iv). Desdé la
perspectiva de las hijas, son ellas las que tienen la razón, y en efecto, lo
que dicen parecería ser “razonable” -lo cual implicaría una coincidencia
parcial, en este momento, entre la perspectiva de las hijas y la del
espectador/lector, sobre la base de un código moral más o menos
compartido que sería el del “sentido común”. Empero, el exceso de
dureza y la carencia de otros valores en la conducta de las hijas impelen
al espectador/lector hacia una perspectiva moral, diferente de la mera
convención del “sentido común”, hacia el encuentro con los valores
suprarracionales del amor, la compasión y la lealtad.
En la primera escena de regateo, entre Goneril y Lear, la hija insiste
en que los caballeros del séquito de su padre son gente “desordenada,
audaz y licenciosa” (I, iv, 249-255); Lear por su parte exclama enfurecido
que Goneril miente, que sus hombres son “escogidos, de singulares
dotes, que conocen sus deberes en detalle, y observan con absoluto rigor
la honra de sus nombres” (I, iv, 271-275). En la segunda escena de
regateo (II, iv), las dos hijas insisten en que es tanto dispendioso como
peligroso tener tantos seguidores cuando que los sirvientes de cualquie
ra de las dos podrían atender al rey como él se merece. ¿A quién creer?
Leai' se ha comportado de manera tan arbitraría e irracional que no es
fácil dar crédito a sus palabras. El sentido común nos sugiere que las
hijas tienen razón, que no es sólo dispendioso y desordenado tener tanta
gente bajo dos formas de autoridad, sino incluso peligroso por las
reyertas que pudieran provocar. Sin embargo, más tarde Regan dice que
Edgardo era uno de los cien. Desde la perspectiva de la trama,
responsable de la organización de los personajes en bandos, tal filiación
es una forma indirecta de darle la razón a Lear. Mas no es fácil decidir,
126 LA PERSPECTIVA: UN PUNTO DE VISTA SOBRE EL MUNDO
porque, por otra parte, Gloucester dice no saber nada, y del modo
cómplice con el que Edmundo apoya la afirmación de Regan, cabría la
sospecha de una calumnia que tuviera por objeto mancillar aún más el
nombre de Edgardo. Como podemos observar, entran en conflicto,
relativizándose, no sólo las perspectivas de los personajes entre sí, sino
la perspectiva de los personnes y la de la trama. No obstante» en la
evolución de los acontecimientos, la trama parece insistir en darle la
razón a Lear, pues si esos cien caballeros fuesen “gente audaz”, como
afirma Goneril, se habrían rebelado contra la sentencia adversa a su
número, o bien habrían intrigado contra el poder reinante para
mantener sus posiciones; al menos habrían participado en la defensa de
Lear cuando es expulsado por sus hijas del castillo de Gloucester. Sin
embargo no lo hacen. Más bien lo que caracteriza a estos cien caballeros
es justamente su pasividad. De hecho, y desde el punto de vista de la
sola presencia discursiva, los cien caballeros se reducen a dos: Edgardo
-si es que se le puede considerar en ese papel sin ambigüedad- y el
gentil caballero anónimo quien tímidamente se atreve a externar la
opinión de que su rey ya no recibe el buen trato de que era objeto antes
(I, iv, 60-65); los noventa y ocho restantes tienen sólo una presencia física
pero nula en la acción como tal. Éste es sólo un ejemplo, una sola pluma
del abanico de perspectivas en conflicto que es esta obra; muchos más
podrían describirse, en especia] aquellos que apuntan hacia un conflicto
entre el punto de vista de un personaje y la orientación de la trama, pero
para muestra... Lo cierto es que la trama constituye uno de los
indicadores más importantes de la significación narrativa, ya que su
orientación constituye una postura, un punto de vista sobre el mundo.
El modelo era como un hombre acostado boca arriba. La nave era sus piernas
juntas, los transeptos en cada costado, sus brazos extendidos. El coro era su
LA PERSPECTIVA: UN PUNTO DE VISTA SOBRE EL MUNDO 131
cuerpo, y la cabeza era la Capilla de Nuestra Señora donde ahora se llevarían
a cabo los servicios. Y ahora también, surgiendo, proyectándose, irrumpiendo
y haciendo erupción del corazón del edificio estaba aquello que habría de
coronarlo y darle majestuosidad, la nueva aguja.
[The model was like a man lying on his back. The natte was his legs placed together,
the transepts on either side were his arms outspread. The choir was his body; and the
Lady Chapel where now the services would be held, was his head. And noiv also,
springing projecting bursting eruptingfrom the heart of the building there veas its
crown and majesty, the new spire.Ju
[The building is a diagram of prayer; and our spire will be a diagram of the highest
prayer of all God revealed it to me in a vision, his unprofitable servant. He chose me.
He chooses you, tofill the diagram with glass and iron and stone...]
Desde la sola perspectiva del deán, Jocelin, que es, insistamos, aquella
a la que ostensiblemente se ciñe el relato, estos modelos tendrían la
frescura, la originalidad de una idea recién descubierta; ciertamente le
provocan al sacerdote un gozo centuplicado al proceder de una
revelación divina. Para el deán, quien en la primera oración de la novela
irrumpe con una risa que se traduce en la luz y color que irradian los
vitrales, el principio de la novela es el principio de la materialización de
su visión. En cambio, para nosotros, lectores, todas estas metáforas
tienen algo de lo déjà vu. En efecto, en nuestra época, cualquier texto
[1 3 4 ]
FORMAS DE ENUNCIACIÓN NARRATIVA 1S5
interrelacionados -la identidad y la unidad vocales- se derivan conse
cuencias de significación narrativa importantes: por una parte, los
grados de presencia/ausencia, y por ende, los grados de subjetividad y
confiabilidad de un narrador; por otra, la unidad o fragmentación de
la información narrativa como resultado o bien de la información única,
“autorizada” que nos ofrece un solo narrador, o bien de la información
“relativa” proveniente de varios narradores delegados.
[There was the sense of extreme disappointment, as though I had found out I had been
striving after something altogether without a substance. I couldn't have been more
disgusted if I had travelled all this loayfor the sole purpose of talking with Mr. Kurtz.
Talking with... I flu n g one shoe overboard, and became aware that that was exactly
136 FORMAS DE ENUNCIACIÓN NARRATIVA
what I had been lookingforward to- a talk with Kíirtz. I made the strange discovery
that I had never imagined him as doing you know, but as discoursing. I didn't say to
myself, “Now I will never see him ” or “Now I will never shake him by the hand”, but
“Now 1 1oill never hear him”] (J. Conrad, Heart ofDarkness, op. cit., pp. 47-48).
Causóme esto mucha pesadumbre, porque el gusto de haber leído tan poco se
volvía en disgusto, de pensar el mal camino que se ofrecía para hallar lo mucho
que a mi parecer faltaba de tan sabroso cuento. Parecióme cosa imposible y
fuera de toda buena costumbre que a tan buen caballero le hubiese faltado
algún sabio que tomara a cargo el escrebir sus nunca vistas hazañas (...) Y así,
no podía inclinarme a creer que tan gallarda historia hubiese quedado manca
y estropeada, y echaba la culpa a la malignidad del tiempo, devorador y
consumidor de todas las cosas, el cual, o la tenía oculta o consumida (Quijote,
1, 9 , 200).
Narrador hornodiegético
2 Claro está que hay flagrantes transgresiones a esta convención, fundada en la sola
verosimilitud. Ejemplo de esta violación es el narrador proustiano que no tiene empacho
en darnos cuenta hasta de los últimos pensamientos de Bergotte antes de morir. Estas
constantes transgresiones en el código de focalización hacen de En busca del tiempo perdido
una gran obra poli modal. Cf. Genette, 1972, 214 ss.
FORMAS DE ENUNCIACIÓN NARRATIVA 139
4 F. Scott Fitzgerald, The Great Gatsby, Nueva York, Charles Scribner’s Sons, 1953,
p. 1.
5 En “l a enunciación en el relato literario” ( U N A M , tesis doctoral inédita, 1995), María
Isabel Filinich sostiene la interesante tesis de que un narrador no sólo cumple con la
función mediadora de narrar-acto eminentemente verbal- sino también con una función
de destinación; es decir, de la selección y orientación del relato hacia un “tú" que es el
receptor potencial del relato. De ahí que, según ella, en narraciones en primera persona,
el narrador, quien ya no cumpliría estrictamente hablando con su función de narrar,
delega la función de verbalización del relato ai personaje que dice “yo”. De tal m odo que,
en lo que Genet te denomina narración homodiegética se daría un fenóm eno de escisión
entre las dos funciones, la verbaUzadón y la destination. Subsiste, a mi juicio, un problema
central de petición de principios: un narrador que no narra es una contradicción en los
términos.
Recupero de este trabajo la idea del acto de la narración ficcionalizado aun cuando
no se observe un cambio de nivel narrativo, pero no suscribo la idea de que ese personaje
no sea, al mismo tiempo, el narrador del relato, aunque su estatuto ficcional sea muy
diferente del narrador en tercera persona que, tanto Filinich como Hamburger,
consideran el narrador stricto sensu.
6 Respecto del problema de niveles narrativos, ver el capítulo sexto de este estudio.
FORMAS DE ENUNCIACIÓN NARRATIVA 141
Narrador heterodiegético
NIVELES NARRATIVOS
LA POSICIÓN ENUNCIATIVA DEL ACTO DE LA NARRACIÓN
[147]
148 NIVELES NARRATIVOS Y TEMPORALIDAD DE LA NARRACIÓN
Tenía las mejillas hundidas, la tez amarilla, la espalda recta, un aspecto ascético
y, con los brazos caídos y las palmas de las manos hacia fuera, se parecía a un
ídolo (12).
Marlow se calió, y se sentó aparte, indistinto y silencioso, en la posición de un
Buda meditando ( 110).
[He had sunken cheeks, a yellow complexion, a straight back, an ascetic aspect, and
with his arms dropped, the palms o f hands outwards, resembled an idol (3).
Marlow ceased, and sat apart, indistinct and silent, in the pose o f a meditating Buddha]
(79).
Estoy acostada en la misma cama donde murió mi madre hace ya muchos años
(...) Creo sentir todavía el golpe pausado de su respiración (...) Estoy aquí, boca
arriba, pensando en aquel tiempo para olvidar mi soledad. Porque no estoy
acostada sólo por un rato. Y ni en la cama de mi madre, sino dentro de un cajón
negro como el que se usa para enterrar a los muertos. Porque estoy muerta.
Siento el lugar en que estoy y pienso...
Pienso cuando maduraban los limones. En el viento de febrero que rompía los
tallos de los heléchos (...) El viento bajaba de las montañas (...) Y los gorriones
reían; picoteaban las hojas (...) (98). (Las cursivas son mías.)
enuncia sino el del motociclista. Así, el tiempo verbal más que una marca
de temporalidad es una marca de narratividad, y da pie a enunciados
que en otras situaciones de comunicación efectiva, o en enunciados de
realidad -como los llama Hamburger- serían aberrantes; enunciados
tales como “A h o ra volvía a ganarlo el sueño”. Afirma Hamburger, y con
razón, creo yo, que “la fic c ió n épica es el ú n ico espacio co g n itivo d o n d e el
Yo-O rigen (la su b jetivid a d ) de u n a tercera p erso n a p u ed e representarse com o
ta l " (88). Este ingreso a lá conciencia del otro es la marca distintiva de
la narrativa de ficción, y es por ello por lo que “la ficcionalización a n u la
la sig n ifica ció n tem p oral d e la s m arcas d e tiem p o ” (99). Al hacer del tiempo
-presente, pasado y futuro- una experiencia ficcional y no una realidad
significada por y para el enunciador, los tiempos verbales se convierten
en algo neutro, un mero soporte material para la narración {cf.
Hamburger 107). Alfred Doblin afirma que “para el autor épico, es
totalmente indiferente, una cuestión puramente técnica, el escribir en
presente, en imperfecto o en pasado (...) Para cualquiera que lea una
obra épica, los acontecimientos narrados se desarrollan ahora, los vive
como tales, que estén en presente, en imperfecto o en pasado, en todo
caso las cosas están igualmente presentes (es decir, actuales), y es así
como se reciben.”2
Sólo en la narración en primera persona, especialmente cuando el
presente de la locución entra en juego en la narración, el presente y el
pasado tienen un valor temporal real, puesto que están referidos al yo
que narra. Vimos en el fragmento citado de Proust, en el capítulo sobre
la perspectiva, hasta qué punto la profundidad temporal y el patetismo
de la escena en la que el niño llora porque su madre no vino a darle el
beso ritual antes de irse a dormir depende directamente de las
modulaciones temporales que hace el narrador entre ese pasado
rememorado con la viveza de un presente y su presente verdadero como
narrador viejo, ya cerca de la muerte.
Éstas son algunas de las paradojas que distinguen a la narración
retrospectiva de otras formas de enunciación: que no importa en qué
tiempo estén narrados, los acontecimientos serán siempre presentes,
aunque nada tengan que ver con el presente de quien narra ni con el
presente del lector; que entre tiempo gramatical y tiempo narrativo se
interpone la dimensión de un sistema de referencia que es puramente
ficcional.
* Este capítulo es una versión modificada del artículo “Sobre la lectura”, publicado
originalmente en Acta Poética 11 (otoño, 1990).
1 Cf. Normán Holland (1975).
[163]
164 PROGRAMAS DE LECTURA INSCRITOS EN EL TEXTO NARRATIVO
2 Cf. Gérard Genette (1982), para un estudio de las relaciones transtextuaks, la más
abstracta de las cuales la constituye la relación architextuaí, relación genérica por
excelencia.
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4 Alejo Carpentier, El reino de este mundo, Barcelona, Seix Barrai, “Biblioteca Breve
de Bolsillo", 1969 y 1978, pp. 89-90 [ed. Siglo XXI, Obras completas, vol. 2, p. 79].
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6 Mario Vargas Llosa, La casa verde, Barcelona, Seix Barrai, 1965, p. 258.
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NARRADOR/NARRATARIO
Si bien una buena pai te del programa de lectura está inscrito en las
estructuras narrativas y descriptivas del relato, la posición estructural
del lector es aún más evidente en la relación que se establece entre el
narrador y el narratario. La estructura vocal de cualquier relato implica,
174 P R O G R A M A S D E L E C T O R A IN S C R IT O S E N E L T E X T O N A R R A T IV O
7 Son muchos los términos que han sido utilizados para designar a ese lector-cons
trucción que no es el lector empírico: Wolfgang Iser (1974, 274 ss; 1978, 34 ss) lo llama
“lector implícito"; Gerald Prince (1973) hace una distinción entre un "lector ideal" y un
“lector virtual”; Michael Riffaterre (1971, 44 ss), finalmente, lo llama “archilector".
Aunque todos ellos presentan esta abstracción del lector desde distintos ángulos, y en
distintos tonos polémicos, dos características les son comunes:
a) es un lector que se diferencia del lector real o empírico;
b) se trata, o bien de una construcción de tipo analítico a partir del texto mismo, o bien
de una abstracción de las condiciones de lectura observadas y observables en un gran
número de lectores empíricos.
P R O G R A M A S D E L E C T U R A IN S C R IT O S E N E L T E X T O N A R R A T IV O 175
recóndito que aludir a él es ya una invitación (si no es que una orden
perentoria) a salir del texto en cuestión para completarlo con otros
textos. Pero en todo caso, esa imagen del lector implícito es susceptible
de observación y de inferencia a partir de las estructuras narrativas,
como lo hemos venido examinando.
En las estructuras narrativas responsables de la proyección temporal,
espacial y actorial del relato, las señales al lector son muy abstractas, son
“blancos”, “huecos”, una “nada” que tiene que identificar primero para
luego colmar; en cambio, con las estructuras vocales, estas señales se
vuelven claras, casi audibles. Porque así como el lector es capaz de “oír”
la voz del narrador, del mismo modo la “voz” del narratario, como
correlato estructural del narrador, se “oye” en el perfil que de él va
dibujando el narrador a través de las múltiples señales explícitas que le
envía. Es importante señalar, con Genette (1972, 238 sí), que la
correspondencia entre narrador y narratario se da en un mismo nivel
narrativo: a narrador extradiegético corresponderá narratario extradie-
gético, y a narrador intradiegético corresponderá un narratario
diegético: todas las novelas e historias intercaladas en el Quijote, por
ejemplo, van dirigidas, no a lectores extradiegéticos, sino a aquellos que
ya conocíamos como personajes -incluso al mismo don Quijote- y que
son ahora receptores gustosos.
Ahora bien, la trasgresión de niveles narrativos conlleva una
perturbación de la ilusión de realidad, como lo vimos en “Continuidad
de los parques”, de Cortázar, donde el asesino sale del libro que está
leyendo un personaje para asesinarlo. Ese lector-personaje es un
narratario eminentemente diegético y, por lo tanto, en un nivel diferente
del texto que él lee, y que significativamente, nosotros los lectores
“reales” nunca podremos leer directamente. Pero esta interesante
trasgresión narrativa destruye sólo a medias la ilusión de realidad, ya
que en ella se activa otra importante propiedad de la relación entre
narrador y narratario. La situación de lectura, al replicarse dentro del
universo diegético, nos ofrece, por una parte, un reflejo especular de
nuestra propia actividad como lectores (es por eso que el texto de
Cortázar puede ser tan perturbador), generando de este modo una
fuerte ilusión de realidad, ya que tal situación diegédca de lectura
coincide en gran medida con la actividad en la que estamos plenamente
involucrados al leer que otros leen que... Por otra parte esa situación
ficcionalizada constituye una especie de “instructivo” de cómo leer o no
leer el texto en cuestión.
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[ The ya m s o f seamen have a direct sim plicity, the whole m eaning o f which lies w itkin
the shell o f a cracked n u t. B u t M arlow was not typical (...), a n d to him the m eaning o f
a n episode was not inside like a kernel but outside, enveloping the tale which brought
it out only as a glow brings out a haze (.,.)} (5).
Hasta aquí hemos visto que las estructuras tanto narrativas como
discursivas de un relato contienen, en forma potencial, una especie de
program a de lectura, mediado por las figuras abstractas del narratario
y del lector implícito o virtual. Hemos visto también hasta qué punto
las convenciones literarias -especialmente las de tipo genérico- definen
un horizonte de expectativas que ha de actualizarse en la lectura, para
satisfacerlo o para frustrarlo. No son éstos, empero, los únicos factores
que han de considerarse en la lectura de un relato, ya que hay un nivel
de programación aún más abstracto y de mayor virtualidad constituido
por las relaciones intertextuales que un texto establece con otro(s)
texto(s).
En las últimas décadas hemos visto desvanecerse la ilusión de la
autonomía del texto, tan cara a la crítica literaria de los años cincuenta
y sesenta. Cada vez tenemos una mayor conciencia de las relaciones
productoras de significación que establece un texto con muchos otros,
y cuya actualización depende enteramente de la actividad de la lectura.
Un texto se propone entonces como un “cruce” de infinidad de líneas
inter textuales, como una “polifonía”.12Saber “oír” esas otras voces, saber
interrelacionarlas, de manera significante, con la “voz”, o voces
dominantes del texto en cuestión, es saber leer, porque insistamos con
Ricardou (1967, 20), la literatura exige que, “después de haber
aprendido a descifrar mecánicamente los caracteres tipográficos, pueda
uno aprender a descifrar lo intrincado de los signos de los que está
hecha. Para la literatura, existe un segundo analfabetismo que es
importante reducir”. Y quizá el “analfabetismo” más grave es el de la
“incompetencia intertextual”, pues quien no es capaz de “oír” las voces
que orquestan de manera polifónica cualquier texto, aun si esto es en
un grado mínimo de complejidad, habrá fallado en el propósito mismo
de lo que es leer: generar significaciones en distintos grados de
complejidad (y por tanto generar distintos grados de satisfacción) a
través de esa actividad de descodificación que es la lectura. Incluso en
un relato en apariencia tan sencillo como “Un coeur simp!e”/ “Un
corazón sencillo”, de Flaubert, vastas dimensiones de significación
12 Remitimos al lector a algunos de los textos clásicos que tratan sobre el tema de la
intertextualidad: Mikhail Bakhtin (1984) [1963/1929], en especial el ensayo sobre el
discurso en la novela, donde propone su concepto de heteroglosia; Gérard Genette
(1982);Julia Kristeva (1969 y 1970); Michael Riffaterre (1971 y 1978).
180 P R O G R A M A S D E L E C T U R A IN S C R IT O S E N E L T E X T O N A R R A T IV O
LECTURAY MEMORIA
13 George D. Painter, Proust, Nueva York, Vintage, 1959, vol. il, p. 189 a s .
184 P R O G R A M A S D E L E C T U R A IN S C R IT O S E N E L T E X T O N A R R A T IV O
[Et comme dans cejeu où lesJaponais s’amusent à tremper dans un bol de porcelaine
rempli d’eau, de petits morceaux de papier jusque-là indistincts qui, à peine sont-ils
plongés, s’étirent, se contournent, se colorent, se différencient, deviennent desfleurs, des
maisons, despersonnages consistants et reconnaissables, de même maintenant toutes les
fleurs de notrejardin et celles du parc de M. Sioann, et les nymphéas de la Vivonne, et
les bonnes gens du village et leurs petits logis et l’église et tout Combray et ses environs,
tout cela qui prend forme et solidité, est sorti, ville et jardins, de ma tasse de thé] (I,
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