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Contratos Sobre Los Buques A La Luz Del Derecho Español - 2018
Contratos Sobre Los Buques A La Luz Del Derecho Español - 2018
Los
sobre el buque
en Derecho español.
Análisis práctico
Editorial Dykinson
c/ Meléndez Valdés, 61 – 28015 Madrid
Tlf. (+34) 91 544 28 46
E-mail: info@dykinson.com
http://www.dykinson.com
Preimpresión: TallerOnce
ISBN: 978-84-9148-911-5
Depósito Legal: M-37286-2018
2018
SUMARIO
2. Introducción 15
7
SUMARIO
8
PRÓLOGO
Hace ya más de tres años que el Profesor Juan Luis PULIDO BEGINES
me honró al encargarme un Prólogo para su magnífico Curso de Derecho Ma-
rítimo (Técnos, 2015) y en aquella ocasión observaba que tal vez no sería
exagerado calificar a la Ley 14/2014 de Navegación Marítima más como un
Derecho Marítimo nuevo que como una reforma del preexistente.
Pero al propio tiempo matizaba semejante afirmación aludiendo no solo
a la pervivencia de todo el núcleo del Derecho marítimo internacional uni-
forme, nulamente afectado por el nuevo texto legislativo, sino por cuanto en
modo alguno debería menospreciarse el valor de toda la doctrina y jurispru-
dencia anterior, aunque solo fuere como elementos interpretativos de los an-
tecedentes legislativos.
Con todo, advertía acerca de la necesidad y hasta urgencia de nuevas obras
doctrinales llamadas a ofrecer una visión ordenada y clara de una Ley que,
por su novedad, estaba en gran medida huérfana de glosa por parte de la
literatura jurídica. Y decía que, por ello, cabía esperar la aparición de nuevas
ediciones de cursos y otras obras especializadas en nuestra disciplina.
Dejando aparte algunas publicaciones de índole menor y sobre todo pen-
sadas para la docencia universitaria, como las sucesivas ediciones del Com-
pendio de Derecho Marítmo del Profesor ARROYO MARTÍNEZ (Técnos, a
partir de 2015) y el modesto Compendio de Derecho Marítimo Español (Mar-
cial Pons, 2016), que yo mismo preparé como complemento del Curso de De-
recho Marítimo Internacional (Marcial Pons, 2012), lo cierto es que la pronta
reacción doctrinal ha desbordado francamente mi lógico vaticinio, pudiendo
calificarse de abundante y excelente la producción bibliográfica generada des-
de entonces, en la que se observa un claro predominio de las obras de carácter
colectivo.
Concretamente y sin pretensión de exhaustividad baste destacar aquí los
siguientes “comentarios”: Comentarios a la Ley de Navegación Marítima,
coordinador AEDM (Dykinson, 2015, pp. 1-505); Comentarios sobre la Ley
de Navegación Marítima, directores EMPARANZA SOBEJANO y MARTÍN
OSANTE, (Marcial Pons, 2015, pp. 1-857); Comentarios a la Ley 14/2014,
de 24 de julio, de Navegación Marítima, directores ARROYO MARTÍNEZ
y RUEDA MARTÍNEZ, (Aranzadi, 2016, pp. 1-1580); Comentarios a la ley
de Navegación Marítima, CAMPUZANO LAGUILLO, SANJUAN MUÑOZ,
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PRÓLOGO
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LOS CONTRATOS SOBRE EL BUQUE EN DERECHO ESPAÑOL
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PRÓLOGO
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LOS CONTRATOS SOBRE EL BUQUE EN DERECHO ESPAÑOL
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INTRODUCCIÓN
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INTRODUCCIÓN
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LOS CONTRATOS SOBRE EL BUQUE EN DERECHO ESPAÑOL
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INTRODUCCIÓN
gamo y Saéz de Heredia, Ruiz Bravo, Monfort. No pudieron asistir los Sres.
Anastasio (Presidente de la AEDM), Garrigues y Solé de Sojo (Vicepresiden-
tes). Al finalizar los trabajos de la Conferencia, el CMI nombró como Miem-
bros Titulares a los Sres. Anastasio, Hermida y Benito, quedando este último
nombrado también como Consejero Permanente.
Han transcurrido los años y la AEDM ha continuado con mayor o me-
nor intensidad en el cumplimiento de sus fines estatutarios. No pretendemos
incorporar en esta Introducción una historia de nuestra Asociación, pero sí
debemos destacar la Conferencia del CMI que tuvo lugar en Madrid en el año
1955 en la cual se aprobó el texto del Convenio sobre limitación de respon-
sabilidad de los propietarios de buques, que sería posteriormente discutido y
aprobado en la Conferencia Diplomática que se celebró en Bruselas en 1957, y
el Coloquio del CMI que se celebró en Toledo en el año 2001.
En los umbrales del setenta aniversario de la AEDM esta Junta Directiva
quiere rendir sentido homenaje y dedicar el presente Libro a sus fundadores y
promotores, personas excepcionales e irrepetibles con los que todos nosotros
estamos y estaremos en deuda: D. Ernesto Anastasio, D. Pelegrín Benito, D.
Ignacio Artaza, Prof. Joaquín Garrigues, D. Vicente Ybarra, Prof. Calvo Alfa-
jeme, Prof. Castro Rial, Prof. Cortina Mauri, Prof. Antonio Polo, Prof. Jesús
Rubio, D. Luis Hermida, D. J. Salís, Prof. Rodrigo Uría, D. Francisco Fariña
Guitián, D. A. López Blanco , D. Miguel de Páramo Cánovas y D. Fernando
Ruiz Gálvez y López Obregón, entre otros.
Finalmente, queremos expresar nuestro agradecimiento a los asociados
que han colaborado en este Libro y al profesor Jose Luis Gabaldon por haber
accedido a prologarlo.
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EL CONTRATO DE CONSTRUCCIÓN NAVAL:
ASPECTOS PRÁCTICOS
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que regular?, ¿qué nociones básicas hay que conocer para enfrentarse a un
documento tan específico y complejo?
El contrato de construcción naval establece las reglas del juego que deben
cumplir el constructor y el comitente durante un periodo de tiempo que bien
puede llegar a los tres años o más si se tiene en cuenta el plazo de garantía téc-
nica; dicho contrato tiene que prever las condiciones técnicas, las humanas,
las naturales y las divinas (“Acts of God”) durante toda la fase de construc-
ción; ha de prevenir las consecuencias de que, por ejemplo, un empresario
indio se haga con el control de la producción mundial de acero y, por tanto,
maneje los precios de un suministro tan esencial a su antojo de manera que el
presupuesto confeccionado para un buque en concreto se vaya al traste; o que
el paquete propulsivo fabricado en Corea para un buque en construcción lle-
gue a Vigo en la fecha precisa; o de que un operario de un fabricante sueco de
hilos de soldadura de acero inoxidable, en lugar de usar bobinas de ese mate-
rial, utilice las de acero normal poniendo en indudable riesgo la consistencia
de los tanques de un buque químico que va a transportar ácido superfosfórico
entre África del Sur y Chile; que un ferry tenga un accidente en el Mar Báltico
y la sociedad de clasificación decida modificar sus reglas de manera inme-
diata afectando a las que están aplicándose a un contrato de construcción en
cuestión; las consecuencias de que el astillero incumpla de manera reiterada
sus compromisos contractuales; que se declare el concurso del astillero y la
construcción del buque quede al albur de la decisión que tome el administra-
dor con el juez de ese concurso o que el armador decida hacer uso, de manera
arbitraria, de las garantías bancarias aportadas por el constructor.
Tras los primeros acercamientos comerciales entre astillero y armador y
cuando ya el buque va estando perfilado desde el punto de vista técnico, las
partes deciden que es hora de plasmar sus acuerdos y de negociar el resto de
términos y condiciones que van a regir su relación contractual. Para facilitar
ese trabajo, en el seno de organizaciones supranacionales o sectoriales se han
publicado modelos de contrato de construcción naval que han intentado con-
sensuar los intereses generales de armadores y constructores. A pesar de la
importancia que ha tenido a nivel mundial en las últimas décadas el formato
SAJ (“Shipbuilders Association of Japan”), su aplicación práctica en nuestro
país ha sido, por razones obvias, muy escasa. Mayor predicamento han tenido
el modelo de contrato desarrollado en el seno de AWES (“Association of Eu-
ropean Shipbuilders and Shiprepairers”), el de BIMCO (“Baltic and Interna-
tional Maritime Council”) y la “Norwegian Standard Form” (NSF), que si bien
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sulas de pruebas de mar y del procedimiento de entrega tiene una gran im-
portancia; y el cumplimiento de los plazos de las notificaciones previstos de
antemano y el contenido de esas mismas notificaciones, también. El primer
conflicto que puede aparecer es si las partes están de acuerdo con el hecho
de que el buque esté preparado para realizar pruebas. Conviene recordar que
con el mero inicio de la realización de las pruebas oficiales de mar, se empieza
a desencadenar todo el procedimiento de entrega (o rechazo) del buque con
las consecuencias jurídicas que eso conlleva para las partes y que también
incluye (y afecta) a los bancos garantes/financiadores del constructor y del
armador. En principio, la decisión de llevarlas a cabo es soberana del cons-
tructor salvo que la especificación o el contrato digan otra cosa.
Un armador de origen noruego afincado en los EE.UU. rechazó enérgica-
mente la notificación del astillero de realización de las pruebas oficiales de
mar porque en su opinión el buque no estaba en condiciones para llevarlas
a cabo (es cierto que la relación entre las partes no había sido muy fraternal
desde el inicio de la construcción y que se había ido agriando con el paso de
los meses). Sin entrar en más detalles, la construcción del buque se había
demorado más de la cuenta; por esa razón, el astillero necesitaba ejecutar las
pruebas oficiales cuanto antes para no perder más tiempo y evitar el riesgo
de una resolución contractual por retraso excesivo; el armador, por su par-
te, quería ralentizar las últimas etapas de la construcción con objeto, preci-
samente, de llevar al constructor a una situación crítica y poder tener más
munición para negociar condiciones económicas más ventajosas a la vista de
que podría tener derecho a resolver el contrato por tales demoras. Al amparo
del texto contractual que no era demasiado claro al respecto, ambas partes
podían esgrimir sus razones y defender sus posiciones. La relación se dete-
rioró de tal manera que solo un acontecimiento inesperado sentó a los con-
tendientes en la mesa de negociación para alcanzar una solución comercial a
sus divergencias.
No es descabellado afirmar que posiblemente no haya una percepción de
una misma realidad más divergente que la opinión que tienen el astillero y
el armador sobre el grado de finalización del buque en cuestión a la hora de
iniciar las pruebas de mar; por eso, hay que insistir machaconamente en pres-
tar el máximo detalle en la redacción de estas cláusulas y la especificación
técnica, y en la observancia absoluta de las formalidades pactadas cuando se
negoció y firmó el contrato de construcción.
Realizadas las pruebas oficiales, el astillero entrega al armador, para su
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vaya haciendo el armador a través de sus pagos parciales y una clara identifi-
cación de los beneficiarios del seguro. No olvidemos en este punto que siem-
pre que exista una financiación a favor del astillero durante la construcción,
el banco prestamista exigirá como garantía, entre otras cosas, la pignoración
de los posibles derechos de cobro del seguro en caso de que se produzca un si-
niestro. Además, se determinará claramente la diferencia entre pérdida par-
cial y pérdida total a los efectos de establecer el destino de los importes que el
astillero pueda recibir del seguro. En caso de siniestros que no acarreen una
pérdida total constructiva, las sumas recibidas se utilizarán para reparar los
daños; en caso contrario, si se declara la total loss (lo que conlleva la termina-
ción del contrato), la suma que pague el seguro se utilizará para reembolsar
al armador por las cantidades satisfechas al astillero a lo largo del periodo de
construcción. Una discusión habitual que se entable entre constructor y el
armador es que en el caso de una pérdida total constructiva, el banco garante
del astillero excluye (bien en el clausulado contractual, bien en el del aval de
reembolso) la posibilidad de ejecución de la misma ya que el armador se verá
compensado gracias a las cantidades que perciba del seguro. Sólo en el caso
de que tales cantidades sean inferiores a lo pagado por el comitente podrá el
armador pedir el pago bajo la garantía de reembolso pero únicamente por la
diferencia entre lo pagado al astillero y lo recibido vía compañía de seguros.
El clausulado del contrato de construcción va terminando. Quedan cues-
tiones importantes por resolver: confidencialidad, cesión de contrato a terce-
ros, fecha y condiciones de entrada en vigor, impuestos, ley aplicable y proce-
dimiento para resolver sus discrepancias, etc.
Nos vamos a centrar en esta última cuestión. Las partes son muy libres
de escoger la ley que aplicará a su contrato y la forma de dirimir sus posibles
diferencias, bien en sede arbitral o en sede judicial. Unas pequeñas recomen-
daciones: antes de tomar tal decisión conviene hacer un rápido análisis con
expertos sobre las peculiaridades de las diferentes opciones (por ejemplo, si
se decantan por la ley francesa es conveniente prestar especial atención a la
redacción del tratamiento de los vicios ocultos en el buque; si las partes se de-
cantan por someterse a la ley española, los responsables del astillero deberían
sopesar la posibilidad de excluir expresamente la aplicación de ciertos Artí-
culos de la LNM), el coste -económico y de tiempo- que supone acudir a una
jurisdicción o a otra y, sobre todo, la posibilidad de acceder a asesores legales
expertos en la jurisdicción en cuestión. Y, en cualquier caso, evitar engendros
como seleccionar la ley holandesa para regir las relaciones contractuales y
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LOS CONTRATOS SOBRE EL BUQUE EN DERECHO ESPAÑOL
que sean los tribunales de Madrid los designados para resolver tales contro-
versias (por poner un ejemplo).
Por último, el articulado relativo a las disputas entre partes hace una tri-
ple diferenciación con objeto de otorgar a las partes un instrumento lo más
práctico posible:
1. si las discrepancias son sobre cuestiones técnicas que afectan a la so-
ciedad de clasificación, será ésta quien dictamine cuál de las dos partes tiene
razón y cómo se debe resolver el problema:
2. si es sobre cuestiones técnicas que no tiene que ver con cuestiones de la
sociedad de clasificación, las partes someterán sus diferencias al experto que
hayan seleccionado de antemano en el propio contrato;
3. si el conflicto es más jurídico o de interpretación del contrato, será en-
tonces cuando las partes se someterán al procedimiento de resolución esco-
gido, arbitral o judicial.
En conclusión, el contrato de construcción naval es el documento que va a
regular la fabricación de un buque, un animal de acero (aunque no siempre)
que está diseñado y definido para funcionar a pleno rendimiento durante más
de veinte años provocando, por tanto, consecuencias jurídicas prácticamente
a cada instante de su vida; buque que, idealmente, tiene que generar benefi-
cios económicos y prestigio comercial tanto para el comitente como para el
constructor. Por tanto, la claridad en los acuerdos comerciales entre astillero
y naviero, la precisión en la definición técnica y el rigor en la redacción del
clausulado del contrato de construcción tienen que ser los basamentos para
conseguir el éxito futuro del buque construido.
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EL CONTRATO DE COMPRAVENTA
Carlos López-Quiroga
Luz Martínez de Azcoitia
José Sánchez-Fayos Martín-Peña
Abogados
Abstract: The entry into force of the Maritime Navigation Law represents an impor-
tant modernisation of the Spanish maritime law. In the former regulation, ship sale and
purchase contract did not have an express legal framework and the provisions of the Civil
Code applied to supplement such lack of regulation. The new legal framework incorpora-
tes to our legal system a legal frame for ship sale and purchase contracts, aiming to match
the market practices. This chapter examines that new framework, its elements, obligatio-
nal regime and effects in other contracts over the vessel.
Keywords: sale and purchase, vessel, martime navigation law, saleform, Bimco.
I. Introducción
1. Preliminar
1 URÍA, R.; MENÉNDEZ, A.; VÉRGEZ, M.: “El contrato de compraventa mercantil”
en URÍA-MENÉNDEZ, Curso de Derecho mercantil, Editorial Aranzadi (2ª edición), Ma-
drid, 2007, p. 98.
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2 AA.VV: Economía del sector marítimo, Fondo Editorial de Ingeniería Naval e Ins-
tituto Marítimo Español, 2009, p. 269.
3 En STOPFORD, M.: Maritime Economics, Routledge (3ª ed.), 2009, p. 198, puede
leerse como en el año 2006 se vendieron aproximadamente 1.500 buques mercantes de
segunda mano, siendo los motivos de sus propietarios de muy diversa índole, como políti-
cas de sustitución de activos de una determinada antigüedad, la inaptitud del buque para
servir a su propósito, la creencia de una caída en los precios, o incluso “distress sales” en
las que el propietario se ve obligado a vender el buque para cumplir con determinadas
obligaciones de pago. La venta de un buque sirve también como mecanismo de financia-
ción para la adquisición de una nueva unidad que sustituya a la que se vende.
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4 GOLDREIN, I.; TURNER, P.; HANNAFORD, M.: Ship Sale and Purchase, Informa
(5ª ed.), Londres, 2008, p. 87.
5 Vid., por todos, RUEDA MARTÍNEZ, J.A.: “Acerca del Memorandum of Agreement
Norwegian Saleform 2012”, Anuario de Derecho Marítimo vol. XXXI, Gobierno Vasco,
Vitoria-Gasteiz, 2014, págs. 37/96.
6 La Memoria que acompañaba a la propuesta de anteproyecto de Ley General de Na-
vegación Marítima se refería a la disciplina civil como “cobertura final del contrato”, pues
son las normas del CC y no las del C. de c. las que tienen un mejor encaje a efectos suple-
torios en sede del contrato de compraventa, como así ha defendido la doctrina desde hace
tiempo. Vid., por todos, GAMECHOGOICOECHEA Y ALEGRÍA, F.: Tratado de Derecho
marítimo español. T.II. El buque, el propietario del buque – El naviero, Cámara Oficial
de Comercio, Industria y Navegación de Bilbao, Bilbao, 1941, p. 58; RUIZ SOROA, J.M.:
Manual de Derecho marítimo: el buque, el naviero, personal auxiliar, Instituto Vasco de
Administración Pública, Vitoria-Gasteiz, 1990, p. 48.
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LÓPEZ-QUIROGA/MARTÍNEZ DE AZCOITIA/SÁNCHEZ-FAYOS MARTÍN-PEÑA
marítimo en nuestro país, dedica los artículos 117 a 121 el contrato de compra-
venta de buques, constituyendo así su nuevo marco normativo.
La nueva regulación se enfocó desde un doble objetivo7: en primer lugar y
en sintonía con la tónica general de la LNM, se busca actualizar la regulación
de esta figura contractual a las prácticas de mercado; en segundo lugar, se
prescinde de hacer una regulación completa del contrato de compraventa,
reduciéndose el articulado a aquéllas particularidades que se derivan de una
compraventa cuando la cosa vendida es un buque8. Su definición no es una de
ellas por lo que, acudiendo al artículo 1.445 del CC, podría decirse que por el
contrato de compraventa de buque se entiende aquél en virtud del cual una
parte, el vendedor, se obliga a entregar un buque determinado a la otra parte,
el comprador, a cambio de un precio cierto.
En síntesis, la regulación del contrato de compraventa prevista en la LNM
se reduce a delimitar su objeto (art. 117); la forma en la que ha de formalizarse
a efectos probatorios, y su inscripción en el Registro de Bienes Muebles (art.
118); la transmisión de la propiedad y de los riesgos (arts. 118.2 y 119); y la
obligación del vendedor de sanear la cosa vendida (arts. 119 y 120). La LNM
cierra el capítulo de la compraventa de buques con el artículo 121, intitulado
“aplicación a otros supuestos”, extendiendo sus disposiciones, por un lado,
a las embarcaciones y artefactos navales cuando su respectiva naturaleza lo
permita y, por otro, a los restantes negocios jurídicos traslativos del dominio
distintos de la compraventa (i.e. donaciones y transmisiones hereditarias).
1. Elementos objetivos
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LOS CONTRATOS SOBRE EL BUQUE EN DERECHO ESPAÑOL
9 Son partes integrantes aquellos elementos que constituyen la estructura del buque,
de modo que no pueden separarse del mismo sin menoscabo de su propia entidad (art.
60.2 LNM), y son pertenencias los elementos destinados al servicio del buque de un modo
permanente, pero que no integran su estructura (art. 60.3 LNM).
10 Universalidad a la que se refería al hablar de la venta “total” del buque GAMECHO-
GOICOECHEA Y ALEGRÍA, F.: Tratado de Derecho…, op. cit., p. 60.
11 Esto es una reproducción, casi literal, del artículo 62.1 de la LNM, que dispone que
los negocios jurídicos relativos al buque, la propiedad y los demás derechos que recaigan
sobre él comprenderán sus partes integrantes y pertenencias, pero no sus accesorios, salvo
pacto en contrario.
12 Vid. en este sentido, la cláusula 7 del SALEFORM/2012.
13 El ya derogado artículo 576 del C. de c. señalaba, efectivamente, lo que había de
quedar comprendido en el objeto de la venta y lo que no, pero la delimitación del concreto
“patrimonio naval” mediante inventario detallado al que se refiere la LNM carecía de re-
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formará parte del contrato un inventario detallado que identifique todos los
elementos que son objeto de venta con el buque (art. 117.2 LNM). A falta de
inventario o ante la insuficiencia de éste, se entenderá comprendido en la
venta lo que resulte de la Sección de Buques del Registro de Bienes Muebles
(inciso final del art. 117.2 LNM). Alguna duda puede plantear la referencia
que la LNM hace a la “insuficiencia” del inventario, y el encaje de tal previsión
con el carácter dispositivo que la LNM otorga a las normas de la compraven-
ta; el recurso a lo que resulte de la Sección de Buques del Registro de Bienes
Muebles debiera resultar de aplicación muy excepcional14.
2. Elementos formales
a. Forma escrita
Frente a la regla general de libertad de forma sobre la que se ancla nuestro
Derecho de contratos, el ya derogado artículo 573 del C. de c. establecía que
la adquisición de un buque debía constar en documento escrito. Tal precepto
parecía consagrar, al menos por su tenor literal, el carácter imperativo de la
exigencia de forma escrita para documentar el contrato de compraventa de
buque. Ello generó un interesante debate doctrinal que conoció de posiciones
encontradas: por un lado, los que consideraban la forma escrita como un re-
quisito ad solemnitatem; por otro, aquéllos que afirmaban que tal requisito
lo era sólo ad probationem. Si bien desde un punto de vista teórico el alcance
que debía darse al requisito formal del artículo 573 del C. de c. resultaba per-
fectamente pertinente, en la práctica esta cuestión no presentaba mayores
problemas; la relevancia económica unida a la complejidad que suele acom-
pañar a toda compraventa de buque hacía ciertamente difícil imaginar la for-
malización de este tipo de negocio jurídico por medios distintos al escrito.
Por su parte, la LNM establece que el contrato de compraventa de buque
constará por escrito (art. 118.1), sin que a tal requisito, a nuestro juicio, deba
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LOS CONTRATOS SOBRE EL BUQUE EN DERECHO ESPAÑOL
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LÓPEZ-QUIROGA/MARTÍNEZ DE AZCOITIA/SÁNCHEZ-FAYOS MARTÍN-PEÑA
3. Elementos personales
17 Además del notario, la LNM hace referencia al cónsul para cubrir las ventas que
puedan formalizarse en el extranjero, habida cuenta de la inherente movilidad del buque.
18 Vid. LÓPEZ-QUIROGA, C.; LÓPEZ QUIROGA, J.: “La venta voluntaria…”, op.
cit, p. 42; ARROYO MARTÍNEZ, I.; RUEDA MARTÍNEZ, J.A.: “El condominio naval”
en ARROYO MARTÍNEZ, I.; RUEDA MARTÍNEZ, J.A. (Dirs.), Comentarios a la Ley
14/2014, de 24 de julio, de Navegación Marítima, Editorial Aranzadi, 2016, p. 153.
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LOS CONTRATOS SOBRE EL BUQUE EN DERECHO ESPAÑOL
a. Entregar el buque
La obligación esencial del vendedor bajo todo contrato de compraventa,
también la naval, consiste en entregar la cosa vendida al comprador. La LNM
no regula esta obligación, cuya determinación deja a la autonomía de la vo-
luntad de las partes y, en su defecto, a las normas sobre la compraventa que
resulten de aplicación supletoria. La regulación de la compraventa en el C.
de c., pensada para la transmisión de mercaderías, ha llevado a la doctrina
mayoritaria a entender aplicables supletoriamente las normas de la compra-
venta civil (ex art. 2 y 50 del C. de c.), que encajan mejor con un contrato que
tiene al buque como objeto.
La entrega consiste en poner la cosa vendida en poder y posesión del com-
prador (art. 1462.1º CC). Con carácter general, en la venta de cosas corporales
será una puesta en poder material, mientras que para los bienes incorporales
tal puesta en poder será espiritual (e.g. asimilando a la entrega el otorga-
miento de la escritura pública de venta); pero también en la compraventa
de bienes corporales cabe espiritualizar la entrega, mediante la denominada
entrega instrumental: las partes pueden acordar que el otorgamiento del ins-
trumento (e.g. escritura pública) en virtud del cual se documenta el contrato
equivalga a la entrega de la cosa objeto de la venta20.
De hecho, en la práctica, esto último es lo que sucede en el tráfico maríti-
19 Como señala ALBA FERNÁNDEZ, M.: “De los sujetos de la navegación” en EM-
PARANZA SOBEJANO, A.; MARTÍN OSANTE, J.M. (Coords.), Estudio Sistemático de la
Propuesta de Anteproyecto de Ley General de la Navegación Marítima, Servicio Central
de Publicaciones del Gobierno Vasco, Vitoria-Gasteiz, 2006, p. 223, “[l]a regulación que
la Propuesta contiene del condominio revela, además de este tipo de percepción cautelosa
de la necesidad de la institución, la intención de despejar de manera decidida algunas de
las dudas a las que el Código en diferentes momentos ha dado lugar. (…) la Propuesta
racionaliza y mejora técnicamente de manera apreciable las normas dirigidas a regular el
aspecto gestorio del condominio”.
20 ALBADALEJO, M.: Derecho civil II, Derecho de obligaciones, Edisofer (13ª ed.),
2008, p. 502.
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21 GABALDÓN GARCÍA, J.L.; RUIZ SOROA, J.M.: Manual de…, op. cit., p. 303.
22 Para un análisis minucioso de esta cuestión vid. RUEDA MARTÍNEZ, J.A.: “Acer-
ca del Memorandum…” op. cit., págs. 67 y ss.
23 VÉRGEZ, M.: “Compraventa mercantil y contrato de permuta” en RODRÍGUEZ-
CANO BERCOVITZ, A. (Dir.), Contratos Mercantiles, Tomo I, Aranzadi (6ª ed.), 2017, p.
159.
24 Pensemos, por ejemplo, en los privilegios marítimos que gravan el buque sin ne-
cesidad de publicidad registral y que le siguen a pesar del cambio de propiedad, matrícula
o pabellón (art. 122 LNM).
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LOS CONTRATOS SOBRE EL BUQUE EN DERECHO ESPAÑOL
25 Dice el artículo 1478 CC que cuando se haya estipulado el saneamiento o cuando
nada se haya pactado sobre este punto, si la evicción se ha realizado, tendrá el comprador
derecho a exigir del vendedor: (i) la restitución del precio que tuviere la cosa vendida al
tiempo de la evicción, ya sea mayor o menor que el de la venta; (ii) los frutos o rendimien-
tos, si se le hubiere condenado a entregarlos al que le haya vencido en juicio; (iii) las costas
del pleito que haya motivado la evicción y, en su caso, las del seguido con el vendedor para
el saneamiento; (iv) los gastos del contrato, si los hubiese pagado el comprador; y (v) los
daños e intereses y los gastos voluntarios o de puro recreo u ornato, si se vendió de mala fe.
26 Vid. RUEDA MARTÍNEZ, J.A.: “La propiedad y otros derechos reales sobre el
buque: construcción, compraventa, privilegios marítimos e hipoteca naval” en EMPA-
RANZA SOBEJANO, A.; MARTÍN OSANTE, J.M. (Coords.), Estudio Sistemático de la
Propuesta de Anteproyecto de Ley General de la Navegación Marítima, Servicio Central
de Publicaciones del Gobierno Vasco, Vitoria-Gasteiz, 2006, p. 159.
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a. Pagar el precio
La obligación esencial de comprador bajo el contrato de compraventa es la
de pagar el precio convenido. Al igual que sucedía con el régimen derogado, la
27 La doctrina moderna entiende que es admisible trasladar al saneamiento por vi-
cios ocultos el contenido del tercer párrafo del artículo 1475 del CC; vid. sobre esta cues-
tión LLAMAS POMBO, E.: La compraventa, La Ley, Madrid, 2014, p. 506.
28 LÓPEZ-QUIROGA, C.; LÓPEZ QUIROGA, J.: “La venta voluntaria…”, op. cit, p.
44; GABALDÓN GARCÍA, J.L.: Curso de Derecho marítimo internacional, Marcial Pons,
Madrid – Barcelona – Buenos Aires, 2012, págs. 413/414; PULIDO BEGINES, J.L.: Curso
de derecho de la navegación marítima, Tecnos, 2015, p. 124; MACLACHLAN, W.: “The
practicalities of ship sales in the current market” en SOYER, B.; TETTENBORN, A. (Ed.),
Ship building, sale and finance, Informa Law from Routledge, 2016, p. 138. Especialmen-
te interesante sobre esta cuestión resulta la sentencia en el caso Dalmare SpA v. Union
Maritime Ltd (The Union Power) [2012] EWHC 3537 y el comentario que se hace de ésta
por RAYNEY, S.: “‘As is’… as you were? The Union Power and ‘as is’ provisions in ship
sale and purchase contracts” en SOYER, B.; TETTENBORN, A. (Ed.), Ship building, sale
and finance, Informa Law from Routledge, 2016, págs. 112/134. En el citado caso se dis-
cutió sobre la aplicabilidad de la Sale of Goods Act 1979 a un contrato de compraventa de
buque formalizado bajo un formulario SALEFORM/1993; en concreto, sobre la sección
14(2) y su impacto en las cláusulas “as is”: “where the seller sells good in the course of
a business, there is an implied term that the goods supplied under the contract are of a
satisfactory quality” (S. 14(2)). El tribunal arbitral que conoció del asunto concluyó que,
efectivamente, la S. 14(2) de la Sale of Goods Act 1979 incluía en el contrato de compraven-
ta un término no previsto expresamente por las partes (implied term) en virtud del cual se
desvirtuó la cláusula en la que literalmente se decía que el buque se vendía “as she was at
the time of inspection”. Esta decisión ha motivado que en el SALEFORM/2012 se incluya
una previsión expresa que excluye cualquier “implied term” que pudiera resultar aplicable
(la exclusión expresa es necesaria para evitar la aplicación de la S.14(2) de la Sale of Goods
Act). La decisión en el The Union Power ha sido criticada por parte de la doctrina inglesa
maritimista, destacando, por todos, CURTIS, S.: “The Union Power Decision”, en London
Shipping Law Centre Seminar, 8 de mayo de 2013.
50
LOS CONTRATOS SOBRE EL BUQUE EN DERECHO ESPAÑOL
1. Transmisión de la propiedad
29 Cuando el lapso temporal entre la firma del contrato y la entrega del buque se
prevé que vaya a ser reducido, el comprador puede tratar de negociar un depósito por un
importe inferior con el vendedor; vid. GOLDREIN, I.; TURNER, P.; HANNAFORD, M.:
Ship Sale and…, op. cit., p. 103.
30 Vid. RUEDA MARTÍNEZ, J.A.: “Acerca del Memorandum…” op. cit., págs. 44 y ss.
31 Como, entre otras, la obligación del pago de intereses que se prevé en el artículo
1.501, o el pago de los gastos de transporte, retirada o traslación de la cosa (art. 1465).
32 URÍA, R.; MENÉNDEZ, A.; VÉRGEZ, M.: “El contrato de…”, op. cit., p. 102; LLA-
MAS POMBO, E.: La compraventa, op. cit., p. 116.
33 LLAMAS POMBO, E.: La compraventa, op. cit., p. 533.
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LÓPEZ-QUIROGA/MARTÍNEZ DE AZCOITIA/SÁNCHEZ-FAYOS MARTÍN-PEÑA
34 URÍA, R.; MENÉNDEZ, A.; VÉRGEZ, M.: “El contrato de…” op. cit., p. 102; LLA-
MAS POMBO, E.: La compraventa, op. cit., p. 148.
35 Como señalan DÍEZ-PICAZO, L.; GULLÓN, A.: Sistema de Derecho civil, Vol. II.,
T. 2, Tecnos (10ª ed.), 2012, págs. 28/29 “(…) lo cierto es que en ningún lugar el Código
civil prohíbe que el vendedor se obligue a la transmisión del dominio precisamente, obli-
gación que podrá ser expresada o deducida de las circunstancias del caso. Es más, esto es
lo que sucede en el tráfico normal y ordinario, hasta el punto de que debe estimarse que
es una de las obligaciones que integran el contrato de compraventa, fundada en los usos
(vid. art. 1258)”.
36 La LNM se ha separado de la redacción que sobre esta cuestión se hacía en la
Propuesta de Anteproyecto de Ley General de la Navegación Marítima (art. 180), en la
que expresamente se decía que la firma del contrato de compraventa constituye la entrega
instrumental del buque. Con dicha redacción, la firma del contrato llevaría aparejada la
transmisión de la propiedad sobre el buque; esto es, un supuesto de tradición fingida simi-
lar al previsto en el artículo 1462 del CC, pero sin requerirse el otorgamiento de escritura
pública. Vid. LÓPEZ-QUIROGA, C.; LÓPEZ QUIROGA, J.: “La venta voluntaria…”, op.
cit, p. 45.
52
LOS CONTRATOS SOBRE EL BUQUE EN DERECHO ESPAÑOL
37 URÍA, R.; MENÉNDEZ, A.; VÉRGEZ, M.: “El contrato de…” op. cit., p. 117.
38 RUEDA MARTÍNEZ, J.A.: “La propiedad y…”, op. cit., p. 155.
53
LÓPEZ-QUIROGA/MARTÍNEZ DE AZCOITIA/SÁNCHEZ-FAYOS MARTÍN-PEÑA
1. Contratos de arrendamiento
2. Contratos de fletamento
39 Vid. sobre esta cuestión, aunque en relación con el SALEFORM/93, GABALDÓN
GARCÍA, J.L.; RUIZ SOROA, J.M.: Manual de…, op. cit., p. 300.
40 Regla que resultará de aplicación en defecto de pacto en contrario; algunos formu-
larios de contratos de arrendamiento prohíben al arrendador enajenar el buque durante el
contrato (vid. cláusula 22(b) del BARECON/2001, formulario estándar de la BIMCO para
contratos de arrendamiento a casco desnudo de buques).
41 En el régimen derogado, parte de la doctrina aplicaba analógicamente a este su-
puesto el artículo 577 del C. de c., llegándose a una solución similar. Vid. GABALDÓN
GARCÍA, J.L.; RUIZ SOROA, J.M.: Manual de..., op.cit,. p. 466 y también PETIT LAVALL,
M.V.: “El contrato de arrendamiento de buque” en EMPARANZA SOBEJANO, A.; MAR-
TÍN OSANTE, J.M. (Dirs.), Comentarios sobre la Ley de Navegación Marítima, Marcial
Pons, Madrid – Barcelona – Buenos Aires – São Paulo, 2016, p. 293.
54
LOS CONTRATOS SOBRE EL BUQUE EN DERECHO ESPAÑOL
42 En este sentido, LÓPEZ-QUIROGA, C.; LÓPEZ QUIROGA, J.: “La venta volun-
taria…”, op. cit, p. 46; ARROYO MARTÍNEZ, I.: “De la extinción anticipada del contra-
to”, en ARROYO MARTÍNEZ, I.; RUEDA MARTÍNEZ, J.A. (Dirs.), Comentarios a la Ley
14/2014, de 24 de julio, de Navegación Marítima, Editorial Aranzadi, 2016, p. 894.
43 LÓPEZ-QUIROGA, C.; LÓPEZ QUIROGA, J.: “La venta voluntaria…”, op. cit, p. 46.
55
LÓPEZ-QUIROGA/MARTÍNEZ DE AZCOITIA/SÁNCHEZ-FAYOS MARTÍN-PEÑA
3. Contratos de seguro
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MARTÍNEZ, I.; RUEDA MARTÍNEZ, J.A. (Dirs.), Comentarios a la Ley 14/2014, de
24 de julio, de Navegación Marítima, Editorial Aranzadi, 2016.
44 FERNÁNDEZ-QUIRÓS, T.; LÓPEZ QUIROGA, J.: “El contrato de seguro maríti-
mo en la Propuesta de Anteproyecto de Ley General de la Navegación Marítima”, Actua-
lidad Jurídica Uría Menéndez, nº extraordinario 2006 (Homenaje al profesor D. Rodrigo
Uría González en el centenario de su nacimiento), p. 119; LÓPEZ-QUIROGA, C.; LÓPEZ
QUIROGA, J.: “La venta voluntaria…”, op. cit, p. 47; LÓPEZ QUIROGA, J.: “El seguro
marítimo de buques”, en EMPARANZA SOBEJANO, A.; MARTÍN OSANTE, J.M. (Dirs.),
Comentarios sobre la Ley de Navegación Marítima, Marcial Pons, Madrid – Barcelona –
Buenos Aires – São Paulo, 2016, p. 671.
45 LÓPEZ QUIROGA, J.: “El seguro marítimo…”, op. cit., p. 671.
56
LOS CONTRATOS SOBRE EL BUQUE EN DERECHO ESPAÑOL
CURTIS, S.: “The Union Power Decision”, en London Shipping Law Centre Seminar, 8 de
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57
LÓPEZ-QUIROGA/MARTÍNEZ DE AZCOITIA/SÁNCHEZ-FAYOS MARTÍN-PEÑA
58
LOS CONTRATOS DE UTILIZACION DE BUQUES
Rodolfo A. González-Lebrero
Abogado
Resumen: Este artículo trata, como su título lo indica, de los contratos de utilización
de buques, a través de los cuales se emplea o se explotan buques, con el propósito de ob-
tener de tal utilización un beneficio económico directo, a través de varias estructuras con-
tractuales, que sistematizamos y diferenciamos teniendo en cuanto, fundamentalmente,
la prestación final pactada en los respectivos contratos. La circunstancia de que las figuras
contractuales a que nos referimos no se desenvuelvan necesariamente en torno a la figura
del propietario del buque, sino en particular de quien por una u otra causa puede disponer
o dispone de él, da lugar a la concatenación de aquellos contratos, que será preciso además
demarcar con precisión, ya que, por lo tangencial de algunos de sus presupuestos, pue-
den ser fácilmente confundidos. Excluimos al contrato de arrendamiento de buques como
contrato de utilización ya que, se trate de un buque, desarmado o armado, es un simple
arrendamiento de cosa que produce el traspaso de la tenencia de ésta del arrendador al
arrendatario. En cuanto a los auténticos contratos de utilización de buques su ordena-
miento está hecho teniendo en cuenta la función económica última de las prestaciones
convenidas entre las partes.
Palabras clave: Contrato de fletamento, fletamento a casco desnudo, fletamento por
viaje, fletamento por tiempo, contrato de transporte de mercancías, contrato de transporte
de pasajeros
1. Concepto.
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LOS CONTRATOS SOBRE EL BUQUE EN DERECHO ESPAÑOL
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LOS CONTRATOS SOBRE EL BUQUE EN DERECHO ESPAÑOL
damiento, una parte da la otra simplemente “el goce o uso de una cosa por
tiempo determinado y precio cierto” (art. 1543, Cód. Civ.).
El buque está aquí considerado aun como simple cosa, y no como ente
dinámico, epicentro de la actividad de la navegación por agua.
De lo expuesto resulta que el arrendamiento de un buque, ya desarmado,
ya armado, es un simple arrendamiento de cosa que produce el traspaso de
la tenencia de ésta del arrendador al arrendatario, conclusión que no varía en
los casos de sublocación o de cesión del contrato de arrendamiento.
En cuanto a la situación de que el arrendamiento se refiera a un buque que
además de estar armado cuente con su tripulación, debemos señalar que ello
no produce cambio alguna en nuestra posición, como ya lo hemos dicho. El
arrendatario tiene, salvo pacto en contrario, el derecho de designar al capitán
del buque y desde luego el de contratar la tripulación; si cuando dicho arren-
datario, al hacer uso del buque, mantiene al capitán y tripulación contratados
anteriormente por el arrendador, eso sólo puede interpretarse como la ratifi-
cación de su nombramiento por parte del armador.
Al margen de los contratos de utilización de buques queda también el co-
modato (arts. 1740 y sigts. Cód. Civil), contrato real de uso y goce gratuito, de
difícil aplicación en materia de buques, con excepción del caso de ciertas unidades de
porte reducido, o de las dedicadas al deporte náutico.
La primera forma que se nos aparece y que creemos que sin mucho des-
acierto podríamos calificar como el fletamento por excelencia es la del lla-
mado fletamento por tiempo, o, mejor aún, time-charter para emplear la
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LOS CONTRATOS SOBRE EL BUQUE EN DERECHO ESPAÑOL
(“fletante”) al fletador por viaje, o aún a un cargador. Todo esto, que podría
ser ilustrado con muchas más situaciones de complejidad semejante, indica
que no siempre hay una relación clara entre quien lleva a cabo la emisión del
título del transporte y la persona que asume las obligaciones del contrato de
transporte, a lo que hay que añadir que, como ya lo hemos mencionado, pue-
de haber una persona que contrata con uno o más cargadores el transporte
de mercancías (“transportista contractual”) y otra que ejecuta materialmente
ese contrato (“transportista efectivo”).
El ya citado Convenio de 1978, conocido como “Reglas de Hamburgo”, es-
tablece en su artículo 10 que cuando la ejecución del transporte o de una parte
de él (parece referirse al transporte como hecho técnico y material) haya sido
encomendado a un porteador o transportista efectivo, el porteador o trans-
portista contractual seguirá siendo responsable de la totalidad del transporte
con arreglo a lo dispuesto por dicho Convenio, incluso de las acciones y omi-
siones que el transportista efectivo y sus empleados y agentes realicen en el
ejercicio de sus funciones. Cuando ambos transportistas sean responsables,
su responsabilidad será solidaria.
Esto no significa, a nuestro juicio, que nazca una relación contractual entre
los cargadores y el transportista efectivo, ya que el transportista contractual (su
nombre ya nos lo está indicando) es el titular del contrato de transporte. A tra-
vés de esta extensión de la responsabilidad (que llega al extremo de hacerla so-
lidaria) se busca lograr un doble objetivo: por una parte, ampliar la protección
da los cargadores y/o destinatarios de las mercancías, y por la otra, proteger
a los transportistas materiales o efectivos de posibles acciones basadas en los
principios de la responsabilidad extra-contractual, que podrían imponer unas
indemnizaciones mayores que las limitadas resultantes del propio Convenio de
Bruselas (“Reglas de La Haya-Visby”) o de la normativa que sea aplicable.
No es otra la solución, a nuestro juicio, cuando, existiendo esa dualidad
entre quien contrata y quien trasporta, se inserta en los conocimientos de em-
barque la cláusula de identificación del transportista (identity of carrier clau-
se), cuyo propósito (inaceptable por cierto) es desplazar la responsabilidad
del primero al segundo. No hay dos contratos de transporte ni hay tampoco
unidad contractual alguna; quien pacta con los cargadores el transporte de las
mercancías, emitiendo el conocimiento de embarque y cobrando el flete, es el
transportista y consiguientemente el obligado al cumplimiento del contrato,
mientras que el ejecutor material del transporte no es parte en el contrato de
transporte, sino un factor instrumental del mismo.
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Por último situado dentro de este cuadro tan amplio, nos hallamos frente
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4. Contratos híbridos.
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8 “Derecho Marítimo Privado”, Tomo III, págs. 31, 32 y 33, Venecia, 1935 (Versión
española del Prof. R. Gay de Montellá, Bosch, Barcelona 1950, Tomo III, págs. 31, 32 y 33).
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LOS CONTRATOS SOBRE EL BUQUE EN DERECHO ESPAÑOL
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EL CONTRATO DE FLETAMENTO POR TIEMPO
Resumen: el fletamento por tiempo o time charter es uno de los mejores ejemplos
con los que contamos en la disciplina jurídica de cómo la práctica puede llegar a dar for-
ma a determinados acuerdos sui generis, muy condicionados por las necesidades senti-
das en el mercado y, por tanto, difíciles de encajar en las categorías preexistentes en la
ley. El contrato de time charter nació en el contexto del common law, y su adaptación a
los parámetros conceptuales del Derecho civil ha sido difícil. Entre la doctrina española
ha sido tradicionalmente asimilado, sin perjuicio de sus especiales rasgos, al contrato de
transporte de mercancías por mar o, alternativamente y de forma más minoritaria, al con-
trato de arrendamiento de buque. La Ley de Navegación Marítima ha venido a tipificar
este contrato por primera vez en nuestra legislación, dotándolo de un marco normativo
de carácter dispositivo bajo su conceptuación como contrato de transporte. Sin embargo,
y como tratamos de explicar en este capítulo, ni una ni otra opción resultan plenamente
satisfactorias, a la vista de los rasgos típicos que la práctica y los formularios de uso más
frecuente dibujan para este contrato.
Palabras clave: contratos de utilización del buque, fletamento por tiempo, arrenda-
miento de buque, cláusula de empleo.
Abstract: the time charter contract provides an excellent example of how practice can
shape certain sui generis agreements, significantly conditioned by the needs disclosed by
the market and, consequently, with a difficult categorization under the notions of pre-
existing law. The time charter was born in the context of the common law, and since then
its adjustment to the civil law parameters has proved to be challenging. In Spanish legal
literature this contract has traditionally been identified, without prejudice to its particular
features, as a contract for the carriage of goods by sea. Alternatively, some authors have
occasionally classified the time charter contract as a lease of the vessel. The Spanish Ma-
ritime Navigation Act has finally, and for the first time in Spanish legal history, addressed
this contract, laying down a purportedly complete non-mandatory legal regime, under the
assumption that it is a contract for the carriage of goods. As we will try to explain in this
chapter, however, in our view neither option is sufficiently satisfactory in light of the parti-
cular features that the time charter contract shows as a result of practice and the contrac-
tual forms most widely used.
Keywords: contracts for the use of the vessel, time charter, bareboat charter, employ-
ment clause
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New York Produce Exchange (NYPE) 1913, modificada en 1921, 1931, 1946,
1981, 1993 y recientemente en 2015. La edición de 1946, competidora frontal
de la BALTIME 39, fue considerada la versión más utilizada en el mercado
de carga seca en los Estados Unidos con 25 cláusulas matrices que, como es
habitual en la negociación a través de los brokers, suelen ir completadas por
un buen número de cláusulas particulares (“riders”). Las dos Pólizas-tipo más
comunes en el mercado de Time Charter han sido desde comienzos del siglo
XX la BALTIME 39 y la NYPE 46. Otros modelos para Líneas Regulares fue-
ron la Linertime 1968, revisada en 1974 junto con la BALTIME; y para cargas
líquidas, la Asbatime (Asbatank Time) y la STB Time.
En el curso de un siglo largo, hasta la NYPE 2015, el mercado internacio-
nal ha vivido un tipo de fletamento por tiempo de carácter monopolista, en
apariencia, radicado en la competencia entre dos únicos modelos contractua-
les, que convivieron perfectamente gracias a que sus condiciones estándar
eran mínimas, y fueron consolidadas por cinco reglas interpretativas de tipo
uniforme aportadas por la FONASBA en el 2.000 (“Time Charter Interpreta-
tion Code 2000”), y sobre todo por virtud de que las diferencias, y la auténtica
competencia, se introducían en los “riders” para cada negocio específico. La
importancia diferenciadora de los “riders” fue y es absoluta, de modo que
poco puede saberse de fletamento por tiempo acudiendo únicamente al estu-
dio de los formularios-tipo impresos (long forms). La complejidad de los con-
tratos aumentó mucho con los “riders” y dentro de un régimen anglosajón de
“freedom of contract” se hizo notar una fundada confusión sobre el espectro
negocial del Time Charter en cuanto contrato muy popularizado pero gober-
nado por estipulaciones muy variables.
Naturalmente que tales estipulaciones constituyen la “ley de las partes
contratantes”, y de ahí que se hiciera sentir la necesidad de una regulación
internacional del Time Charter revisando el campo comercial creado por los
modelos BALTIME y NYPE en la mayor parte del pasado siglo. Y que tal tra-
tamiento fuese uniforme.
La iniciativa revisora de la comisión de transporte marítimo de la UNCTAD,
reavivada con cierta fuerza en 1990, no fue plenamente original. El Comité
Marítimo Internacional (CMI), ya había estudiado en su seno la perspectiva
de una simplificación de términos mediante un código internacional de fle-
tamento en sus conferencias números XI en Copenhague 1913 y en la XV de
Génova 1925. Después de un largo periodo, en 1976 el CMI resolvió averiguar
si sería posible superar problemas de interpretación en las Pólizas de fleta-
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IV. La NYPE2015.
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LOS CONTRATOS SOBRE EL BUQUE EN DERECHO ESPAÑOL
Me parece oportuno advertir que la tesis del fletamento por tiempo como
transporte posee méritos de solidez conceptual y fundamentación histórica
suficientes. Más aún, descansa en una fidelidad a la normativa española más
vetusta y tradicional, como reconoce RUIZ SOROA3, que se estima formal-
mente vigente aún y que se ha incorporado en 2014 a la nueva Ley de Nave-
gación Marítima.
Sin embargo, esa misma legitimidad histórica se antoja pacífica y de poca
ayuda para solventar la cesión de la gestión comercial del buque con fines
especulativos no siempre correlativos con una disponibilidad de cargamentos
para transporte. No dudamos que nuestro centenario Código de Comercio
al igual que el de 1829 y las mismas Ordenanzas de Bilbao de 1737 regula-
sen el contrato de fletamento como transporte. En aquellos siglos y épocas
todo se negociaba y se organizaba en los puertos, en donde concurrían los
propietarios de los buques y sus Capitanes (con frecuencia coincidentes) y
los interesados en las mercaderías que eran exportadas o importadas. Las
expediciones marítimas así gestionadas eran viajes de uno o más buques. Así
fue desde aquel mismo modelo de contrato de fletamento contenido en el
siglo XIII en la PARTIDA III, Título XVIII, Ley LXXVII, que era configurado
como un contrato de arrendamiento de obra en el que las prestaciones se con-
cretaban en la realización de un transporte de mercancías por vía marítima
a cambio de flete, como señala RAMON FERNANDEZ-GUERRA4, así como
HEVIA BOLAÑOS y otros muchos. Tal modelo es el recogido por el Código de
Comercio español de 1885 en sus Arts. 652 y 658, en donde las referencias a
unidades de tiempo marcan exclusivamente el cálculo del flete a pagar, pero
no constituyen una característica esencial definitoria de la naturaleza jurídica
del contrato. Efectivamente, el Art. 652 señala en su aptdo. 8º que en la Póli-
za de fletamento se consignará el flete que se haya de pagar determinado por
“un tanto al mes”, entre otras modalidades de cálculo. Pero este factor tiempo
estaba ligado, sin fisuras, a las mercancías que habían de cargarse en el buque
consignándolas en la Póliza de fletamento (aptdo. 7º).
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JOSÉ MARÍA ALCÁNTARA GONZÁLEZ
Más adelante, el Art. 658 contiene una previsión de fletamento por uni-
dades de tiempo en sus apartados 1º y 2º. No es difícil observar que estas
menciones del Código de Comercio aluden a fletes tarifados según la dura-
ción del viaje o de los viajes del buque y que tal tipo de flete incluía el tanto
de estadía de carga y de descarga, pero no el de sobreestadías, como indica
GAY DE MONTELLA5. Así, los viajes se medían, también, por su duración
estimada con el fin de calcular el tanto de flete a pagar (en forma no muy dis-
tinta de las modernas figuras de viajes redondos y de viajes consecutivos, que
esconden utilizaciones temporales del buque aunque con abono de tiempos
extraordinarios de uso o sobreestadías); pero nos parece que las figuras his-
tóricas de fletamento-transporte, con pago del flete según duración del viaje,
no contemplaron ni conocieron lo que más tarde se desarrolló en el mercado
marítimo del primer cuarto del siglo XX con el nombre de “Time Charter”.
El Código, en la realidad socio-económica de su tiempo no reguló otra figura
contractual que la del fletamento por viaje o viajes, y no puede hablarse de una
unidad conceptual histórica en torno al fletamento radicada en el transporte
de cosas porque, sencillamente, el contrato de “fletamento por tiempo” que
hoy conocemos no existía en aquel entonces y el mercado marítimo lo creó
más tarde, bajo inspiración y marca anglosajonas, con señalables diferencias
del fletamento-viaje. No comparto la opinión de aquéllos que, como URIA6
y SANCHEZ CALERO7, reconocen al fletamento por tiempo que llamamos
“Time Charter” en el viejo Código de Comercio, sino que me uno a BROSETA
en su afirmación de que el contrato de fletamento por tiempo carece de toda
regulación en el Código de Comercio8.
Sucedía en épocas pretéritas que la práctica habitual contemplaba viajes
de buques preparados por navieros coyunturales (empresas-viaje) con ape-
nas ninguna organización de tierra; se armaban expediciones marítimas en-
tre puertos distantes a través de fletamentos para tales viajes de transporte
de mercancías. En los orígenes de las materias jurídico-marítimas estaba la
navegación por razón de lejanía y riesgos, es decir, no especulativa. El riesgo
especulativo de utilización de buques en el juego de la economía de mercado
5 GAY DE MONTELLA, R.: “Código de Comercio español comentado”, Ed. Bosch, Bar-
celona, 1936, pág. 390.
6 URIA, R.: “Derecho Mercantil”, Madrid 1958, pág. 930
7 SANCHEZ-CALERO, F.: “Instituciones de Derecho Mercantil”, Madrid 1985, pág.
582.
8 BROSETA, M.: “Manual de Derecho Mercantil”, Madrid 1978, pág. 757.
88
LOS CONTRATOS SOBRE EL BUQUE EN DERECHO ESPAÑOL
no interesaba al Derecho Marítimo sino el peligro físico del mar, como apre-
cia GIRON TENA9.
A finales del siglo XIX y comienzos del XX se configura la empresa naviera
con una organización de tierra permanente y domiciliada, y más tarde en el
siglo XX aparece la empresa comercial contratante de cargamentos diferen-
ciada del Fletador-propietario de la mercancía y que, adquiriendo un interés
en el flete con fines exclusivos y no en la carga, desarrolla un mercado de
fletamento con fines progresivamente especulativos. Se comprende, así, que
el “Time Charter” no estuviese regulado en las legislaciones del siglo pasado
y épocas anteriores y que, como GONDRA manifiesta10, se trata de una típica
creación del mercado anglosajón, situada por él a mediados del siglo pasado,
pero en su configuración moderna de empleo del buque sin traslación de la
posesión (“not by demise”) más bien revelada a partir de las primeras Póliza
NYPE de 1913 ó la BALTIME de 1909.
Aspecto esencial del debate sería el del verdadero objeto de la prestación
del Armador-Fletante. La corriente “transportista”, huyendo de las figuras de
los contratos especiales, sitúa tal objeto en la función del transporte de cosas
y personas con una obligación de resultado (“locatio operis”), integrando al
fletamento por viaje y al fletamento por tiempo dentro de una misma cate-
goría conceptual de contrato de fletamento-transporte. Ciertamente, los de-
fensores de esta tesis (entre nosotros, GONDRA y RUIZ SOROA sobre todo)
parecen estar convencidos más allá de toda duda de que el objeto de la pres-
tación del buque en el fletamento por tiempo es el transporte marítimo. La
construcción académica unitaria en torno al transporte es atractiva, pero es-
timo que no por ello responde exactamente a la realidad negocial: el Fletador
por tiempo utilizará el buque para realizar viajes con carga, pero no siempre
será así (ni mucho menos) ni tampoco la finalidad de transporte define ni
condiciona su interés económico al contratar un buque a tiempo (“hire”).
Categórico se muestra GABALDON11 al señalar que “el fletamento por
tiempo no es más que un contrato de transporte puesto que el examen de los
formularios y la realidad del tráfico muestran que no existe un Time Char-
89
JOSÉ MARÍA ALCÁNTARA GONZÁLEZ
ter donde el Fletante no asuma el deber de custodiar la carga”. Pero tal afir-
mación tendrá realidad y contexto en los supuestos en que las órdenes del
Fletador, durante el tiempo de disponibilidad de servicio pactado, sean las
de transportar mercancías, aunque el supuesto común no es el único y la fi-
nalidad o el objetivo del contrato privativo entre Fletante y Fletador no puede
configurarse por un criterio de “mayoría de facto” en el empleo del buque,
dejando aparte la vertiente de responsabilidad frente a terceros interviene
asimismo en otras formas de empleo del buque. Con un prisma amplio puede
observarse que el Fletador por tiempo quiere disponer de un buque que nave-
gue durante un plazo de tiempo a fin de emplearlo en lo que desee y le dicte su
finalidad de lucro con sujeción a las estipulaciones pactadas. Son capacidades
técnicas las que el buque debe tener y son servicios los que el Fletador debe
obtener mediante pagos periódicos de dinero (hire).
Efectivamente, el mercado de fletamentos nos muestra cómo en innume-
rables ocasiones el Fletador por tiempo concierta la disponibilidad de un bu-
que con propósitos especulativos, bien sea para sub-fletar a un tercero o para
reservarse una capacidad de carga en momentos oscilatorios de la balanza
de fletes. En otras consabidas circunstancias, el buque se fletará para hacer
de almacén o aljibe flotante, o incluso con fines industriales y de operacio-
nes portuarias, además de otros supuestos más especiales (recreo, remolque,
expedición científica, etc.). No estamos ante una casuística excepcional que
“habría de confirmar la regla”, ni tampoco conviene hacer caso omiso de los
destinos comerciales que el Fletador reserve para el buque en sus relaciones
con terceros a efectos de calificar el contrato, como hace M. ISABEL MARTI-
NEZ JIMENEZ12. Porque precisamente la cuestión reside en si el fletamento
de un buque por tiempo requiere identificar la prestación del Fletador a fin
de que la del Armador-Fletante se convierta en una obligación de resultado.
Entendemos que la respuesta es negativa, y que lo que negocialmente impor-
ta al Fletador es disponer de un buque en condiciones de servicio como tal
buque. Mediante esta disponibilidad, por la que paga un precio, el Fletador
utilizará el buque en funciones varias, y variables, en las que destacará mayo-
ritariamente el transporte de mercancías. Pero el transporte no constituye el
verdadero objetivo del Fletador que estará, desde luego, dispuesto a abonar
flete periódicamente aún cuando no tenga carga para el buque.
Y es que, más bien, el objeto de la prestación se encuentra en una situa-
90
LOS CONTRATOS SOBRE EL BUQUE EN DERECHO ESPAÑOL
ción de servicio del buque, de disponibilidad activa (“on hire”), que otorga al
Fletador el logro de su propósito contractual, que no es otro sino la gestión o
empleo comercial del buque, cuyo contenido e individualización correspon-
derá a su única voluntad. Como señala ARROYO13 (12) siguiendo la tesis de
RODIERE, en el fletamento por tiempo el Fletante se obliga únicamente a
poner un buque a disposición del Fletador, importando poco para su califica-
ción jurídica que unas mercancías sean transportadas o no. En consecuencia,
la finalidad porteadora nos parece, sin la menor duda, consustancial con la
descripción técnica del buque como vehículo de transporte, pero no la vemos
coincidente con el objetivo del contrato de fletamento por tiempo ( “the ac-
tual purpose of the contract” ) que habría que situar, en un plano puramente
negocial, en los servicios de una empresa de navegación que garanticen el uso
comercial de un buque para operaciones estratégicas (ayudas coyunturales a
flotas propias) o especulativas y con afán de lucro, a saber, obtener un margen
de beneficio entre el flete por tiempo más los costos variables del buque y los
fletes de Conocimiento de embarque, los sub-fletes por tiempo, o los ingresos
cualesquiera que obtenga de terceros; en tal sentido, el Fletador por tiempo
es un intermediario más en el mercado marítimo que ahorra al Armador-
Fletante la comercialización de las funciones del buque a corto o medio plazo.
Así, el fletamento por tiempo como figura contractual nacida en el ámbito
del Derecho Privado anglosajón no debería contemplarse con una función
económico-social de transporte, ya que no existe tal proyecto determinado en
las respectivas esferas de intenciones de los contratantes. Otra cosa muy dis-
tinta será la función económico-social que se ve obligado a cumplir el Arma-
dor-Fletante ante los terceros titulares de Conocimientos de embarque como
“porteador efectivo” del cargamento, pero su situación jurídica frente a los
terceros Cargadores no proporciona una calificación jurídica a este contrato,
que es privativo entre Armador y Fletador.
Ciertamente, las decisiones de los jueces británicos sobre fletamento por
tiempo son elaboradas siempre en función de todas las estipulaciones con-
tractuales y de las conductas reflejadas por los hechos, lo que hace que co-
tidianamente nos encontremos con muchos ejemplos diferentes de “Time
Charter” y figuras híbridas (por ejemplo el llamado Trip Charter) y no con
pautas inamovibles definitorias de los objetivos contractuales, por cuanto lo
que hacen los “brokers” en la normalidad de su trabajo es aunar voluntades
13 ARROYO, I.: “La distribución del riesgo en el Derecho Marítimo”, Estudios de Dere-
cho Marítimo, Ed. Bosch, Barcelona 1985, págs. 309-310.
91
JOSÉ MARÍA ALCÁNTARA GONZÁLEZ
14 O’LOUGHLIN, O.: “The Economics of Sea Transport”, Oxford, Pergammon Press,
1967, págs. 15 y ss.
92
LOS CONTRATOS SOBRE EL BUQUE EN DERECHO ESPAÑOL
93
JOSÉ MARÍA ALCÁNTARA GONZÁLEZ
15 PARDO, A.: “La relación flete-responsabilidad por el cargamento. Los riesgos co-
merciales del porteador”, Congreso Internacional de Transporte Marítimo, Las Palmas de
Gran Canaria, 1979, pág. 11.
94
LOS CONTRATOS SOBRE EL BUQUE EN DERECHO ESPAÑOL
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LOS CONTRATOS SOBRE EL BUQUE EN DERECHO ESPAÑOL
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LOS CONTRATOS SOBRE EL BUQUE EN DERECHO ESPAÑOL
a las opiniones de Mac Kinnon L.J. en “Sea & Land Securities v. Dickinson”
(1942) 72 Ll.L. Rep. 159 y de Lord Reid en “the London Explorer” (1971) 1
Lloyd’s Rep. 523, pág. 526. Todos confirmaron que es un “contract for the
provision of certain services”.
Así también Kenneth ROKISON: “lo esencial de una Póliza de fletamento
por tiempo es que el Fletador, a cambio del pago estipulado como hire, recibe
el uso del buque por un período de tiempo predeterminado” (24). También,
el Prof. FRANCIS J. CADWALLADER: “A fin de entender los problemas que
surgen entre el Armador y el Fletador por tiempo uno debe recordar la natu-
raleza básica de ese contrato. A diferencia de su hermano mayor el contrato
de arrendamiento (demise), el fletamento por tiempo no traslada al Fletador
la posesión del buque ni…. En lugar de ello, el Fletador recibe en efecto un
receptáculo altamente móvil que, con ciertas excepciones puede llenarlo con
lo que desee y dirigirlo en la forma que le plazca.” (25).
Y es que, en definitiva, el Armador-Fletante en el Time Charter no puede
concebir su negocio como uno de transporte sujeto a los avatares de cada via-
je, y ante los que siempre responderá al Fletador: “Cualesquiera que sean las
dificultades encontradas en el puerto, yo Armador, nada puedo hacer; pues-
to que Vd. es quien ha elegido el puerto, quien tiene la facultad de adaptar
sus medios a las realidades; quizás no pueda arreglar todo, pero al menos
tiene oportunidad para reducir los inconvenientes. Le pido, pues, que ponga
todos esos riesgos a su cargo, sean los que sean, quedando bien entendido
que el flete contractual será definido sobre esa base” (26).
El Fletamento por tiempo supone, así, un concierto negocial que difícil-
mente encajaría en el régimen legal y económico del contrato de transporte
marítimo. Pero no nos parece posible adscribir nuestro comentario a una es-
cuela u otra por cuanto entendemos que los parámetros de origen son comer-
ciales y así ha transcurrido la evolución del Time Charter desde BALTIME
1909, y que esa figura comercial ha sido y es continuadamente examinada e
interpretada por el Derecho inglés (y los de otros países anglosajones) en base
a instituciones peculiares como son, por ejemplo, las conditions, warranties
e innominate terms). Por lo que nos parecería ocioso encasillar al Time Char-
ter en una familia contractual u otra, o incluso en la de “sui generis” auto-
nomista. Simplemente, es un contrato de naturaleza muy flexible diseñado
por el mercado marítimo y vigilado por la Ley y la Jurisdicción británicas (y
por sistemas arbitrales en New York y Singapur, a partir de la NYPE2015).
Ello no nos privará de entender como lamentable fracaso la iniciactiva de
99
JOSÉ MARÍA ALCÁNTARA GONZÁLEZ
VII. Conclusión
No contemplo rebatir una postura u otra en torno al Time Charter sino ex-
poner lo que ese contrato es realmente a modo de conclusión. Hice mi primer
cierre por tiempo en Póliza BALTIME 39 en 1969 para dos barcos climatiza-
dos de la Naviera TRAFRUME (el “Glaciar Gris” y el “Glaciar Azul”) por cuen-
ta de la Fletadora Ibertrans, de Londres y llevo 48 años trabajando de una for-
ma u otra con el Time Charter. El tratadista que más sabe es William Packard,
100
LOS CONTRATOS SOBRE EL BUQUE EN DERECHO ESPAÑOL
y los árbitros de los que más aprendí en esta materia fueron Donald Davies
y Colin Sheppard, de Londres. Por amistad personal con el autor, conocí de
cerca los preparativos de la primera edición de “Time Charterparties” de Mi-
chael T. Wilford, en aquel entonces socio de Clyde & Co. En Estados Unidos
trabajaron muy a fondo los asuntos de “velocidad y consumo”, y aprendí más
aún de John P. Besman y de Michael Marks-Cohen.
En ningún foro de Derecho Civil he visto en todos estos años un debate
concreto, experto y comercial sobre esta figura contractual, sino frecuentes
excursiones jurídicas hacia una naturaleza difícil de alojar en un compendio
normativo junto con los demás ejemplos de explotación de buques (desta-
cando los italianos). Después de muchos años de fecundo conflicto entre la
BALTIME y la NYPE en 2015 asistimos a un paso decisivo superador que
nos ofrece un modelo bastante completo y actualizado. Un modelo que abre
puertas a las figuras hibridas de fletamento para viaje por un tiempo y otras
derivadas del tracto sucesivo (plasmado por la Póliza INTERCONSEC). Con
la NYPE2015 en la mano es posible configurar y conocer la intención de los
contratantes, hasta en los menores detalles; por lo que el ejercicio de situar
al Time Charter en una determinada escuela doctrinal, o en refundirlo dentro
del contrato de transporte marítimo de mercancías (como ha hecho la Ley
de Navegación Marítima) me parece de poca utilidad y ninguna relevancia.
Sobre todo en ausencia, si no orfandad definitiva, de un código internacional
uniforme para estipulaciones básicas tomando como base de estudio el Infor-
me de la Secretaria de UNCTAD.
En los estrados españoles podremos ver litigios originados por la aplica-
ción de la ley doméstica, pero no asistiremos a un debate real y auténtico sobre
el Time Charter, a cuyo entendimiento internacional muchos consideran aún
como “derecho extranjero” con una cierta miopía marítima. En Derecho Ma-
rítimo no existen países ni ponencias sino un único tráfico de buques y cargas
para cuyo régimen de servicios náuticos temporales se usa el Time Charter,
ahora mediante una guía que parece ya dominante, como es la NYPE2015.
Aunque es la solución del mercado a una grave crisis de anacronismo y no es
producto de aquella revisión racionalizada y coherente que proponía la Se-
cretaría de la UNCTAD hace casi 30 años. Con toda probabilidad el Derecho
uniforme será la NYPE2015 para carga seca, y esa es la única perspectiva que
hoy me parece posible.
101
JOSÉ MARÍA ALCÁNTARA GONZÁLEZ
OBRAS CONSULTADAS:
102
EL CONTRATO DE FLETAMENTO POR VIAJE:
CONTENIDO OBLIGACIONAL
Abstract: The Spanish MNA dedicates part of its Title IV to the contract of affre-
ightment. The regulation of this contract is designed to be applied by default and in the ab-
sence of agreement of the parties. The configuration of the contract as a genuine contract
of carriage seems to close definitively the traditional dispute about its consideration (or
not) as a contract of carriage of goods under Spanish law. This chapter aims to deal with
the study of the most important obligations of the parties – shipowner and charterer – in
the voyage charterparty and their breach. In the final part of the chapter, the termination
of the contract is also addressed.
Keywords: voyage charterparty, Spanish Maritime Navigation Act, shipowner, charte-
rer, seaworthiness
I. INTRODUCCIÓN
103
JUAN PABLO RODRÍGUEZ DELGADO
104
LOS CONTRATOS SOBRE EL BUQUE EN DERECHO ESPAÑOL
serán de aplicación las normas de ese tipo jurídico que son imprescindibles
y adecuadas (las relativas a la puesta a disposición, empleo del buque, flete y
extinción anticipada).
La configuración del contrato de fletamento por parte del Legislador como
genuino contrato de transporte parece cerrar definitivamente, al menos en
el plano legal (no parece así en el científico), la disputa doctrinal4 –ya anti-
gua– sobre su consideración o no como contrato de transporte5. El legisla-
dor, creemos, hace bien en articular la disciplina del transporte como lo hace.
Atendiendo al supuesto concreto que nos ocupa, el contrato de fletamento
por viaje, la inmensa mayoría de estos fletamentos son contratos cuya causa
y objeto principal (entendida esta como función económico-social derivada
de las obligaciones asumidas por el porteador) es la realización de la obra del
transporte de mercancías por mar, siendo esta la realidad generalizada reco-
gida en las pólizas del fletamento utilizadas.
Unificada su naturaleza, de escasa utilidad práctica, cabe preguntarse si
la misma suerte corre su régimen de responsabilidad por daños y averías de
las mercancías transportadas (de mayor interés para los partícipes del sec-
tor). Con la salvedad de ciertas especialidades, la LNM parecer remitirse, si
bien con un carácter totalmente dispositivo o derogable –dada la posición de
igualdad entre fletadores y armadores– para los fletamentos por viaje y tiem-
po, al régimen de responsabilidad previsto para los transportes bajo régimen
de CE contenido en las RHV, ratificadas por España –y por la generalidad de
los países marítimos– en su versión enmendada del Protocolo de 1968 y 1979.
Remisión que la propia EM justifica por el amplio consenso del que gozan
estas normas en el ámbito internacional (remitiéndose a estudios de la OCDE
que estiman en un 95% su uso en el comercio marítimo mundial). Parece, por
tanto, que se han unificado los regímenes de responsabilidad del porteador,
aplicables al transporte marítimo en régimen de CE –nacional o internacio-
nal–, y al fletamento en sus distintas modalidades.
105
JUAN PABLO RODRÍGUEZ DELGADO
6 TETLEY, W., “Uniformity of International Private Maritime Law - The Pros, Cons
and Alternatives to International Conventions - How to Adopt an International Conven-
tion”, Tul. Mar. L. J, 24, 2000, p. 787. Más general, sobre los diferentes niveles de armo-
nización contractual HONKA, H., “Harmonization of contract law through international
trade”, Tul. Eur. & Civ. LF, vol. 11, 1996, p. 128 y ss.
106
LOS CONTRATOS SOBRE EL BUQUE EN DERECHO ESPAÑOL
7 Los formularios redactados por Consejo Marítimo Internacional y del Báltico (BI-
MCO) y la Asociación de Corredores y Agentes Marítimos han ayudado a estandarizar las
reglas del fletamento por todo el globo. Entre los más utilizados, vid. NYPE, BALTIME,
ASBATIME o SHELLTIME para los fletamentos por tiempo; o GENCON (para cualquier
tipo de tráfico), TANKERVOY (crudo), GASVOY (gas), POLCOALVOY (carbón), ASBA-
TANKVOY o SHELLVOY (redactado por la petrolera Shell) para las modalidades por viaje.
Un mayor elenco de éstos, pude verse, entre otros, en PULIDO BEGINES, J.L., Curso de
Derecho..., cit., pp. 210-211.
8 No encontramos en la LNM remisión alguna al término “fletante”, quedando este
incardinado en el término “porteador”, al cual la Ley recurrirá constantemente tanto para
referirse a los contratos de fletamento (por tiempo y viaje) como al transporte en régimen
de CE. La contraparte contractual, cargador o fletador, será, sin embargo, utilizada, o bien
indistintamente o según estemos ante uno u otro contrato de transporte.
107
JUAN PABLO RODRÍGUEZ DELGADO
108
LOS CONTRATOS SOBRE EL BUQUE EN DERECHO ESPAÑOL
posibilidad de ser este sustituido por otro (práctica habitual conocida como
sister ships), salvo pacto expreso en contrario que lo autorizase (arts. 211 y
21312). En uno u otro caso, el buque deberá poseer las condiciones fijadas con-
tractualmente13 en cuanto a nacionalidad, clasificación del buque, velocidad,
capacidad y demás características14.
La determinación del buque y su puesta a disposición según las condi-
ciones pactadas constituye, utilizando la terminología anglosajona, una ver-
dadera “condition” [obligación esencial] del contrato15, cuyo incumplimiento
(siempre que este frustre o no le permita cumplir satisfactoriamente “la fina-
lidad perseguida al contratar”16) permitirá al fletador su resolución o cancela-
109
JUAN PABLO RODRÍGUEZ DELGADO
a resolver el contrato. Así, solo cabe resolución del contrato cuando la inadecuación del
buque –con relación a lo prometido– reviste tal gravedad en sus consecuencias práctica
que desequilibra la encomia del contrato desde el punto de vista de la exploración que el
fletador espera. Véase el tratamiento más laxo de nuestra LNM para el porteador, respecto
del Derecho derogado, el cual permitía al fletador resolver el contrato si el buque puesto a
la carga fuera otro distinto del fletado (art. 688.3 C.Com.)
17 GABALDÓN GARCÍA; RUIZ SOROA, Manual..., cit., p. 491.
18 Es frecuente encontrar en pólizas de fletamento la salvaguarda “or so near to as
she can safely get” (cl. 1 GENCON, cl. 3 BICHEMOVY 2008). La construcción “or so near
to as she can safely get” se inventó para hacer frente a situaciones en las que, sin mediar
culpa alguna, el buque no podía alcanzar el costado del muelle debido a una obstrucción
110
LOS CONTRATOS SOBRE EL BUQUE EN DERECHO ESPAÑOL
111
JUAN PABLO RODRÍGUEZ DELGADO
carse con el lugar o muelle de carga21. La elección de este podrá ser designada
directamente por el fletador dentro del puerto convenido (salvo que medie
pacto en contrario) y en un plazo razonable antes de la llegada del buque a
puerto para su puesta a disposición (art. 217). Si tal designación no se hubiese
hecho en un plazo razonable, el porteador podrá mantener buque fondeado
a la espera de ordenes o dirigirlo a muelle de carga usual de ese tipo de mer-
cancías dentro del puerto designado (gastos a cargo del fletador). Al igual que
indicamos para el puerto, el muelle o lugar de carga deberá cumplir las condi-
ciones de seguridad y accesibilidad según el buque convenido, antes, durante
y tras la carga de la mercancía en el buque.
El momento de la puesta a disposición del buque acciona las mismas con-
secuencias que las comentadas para el “lugar” si fletador no designa opor-
tunamente (en tiempo) el puerto elegido (arts. 211 y 214), por lo que no nos
extenderemos mucho en este aspecto. En los contratos de fletamentos por
viaje (donde, a diferencia –y paradójicamente– del fletamento por tiempo,
el tiempo juega un factor importantísimo para el armador), suelen incorpo-
rarse los llamados pactos “laycan” o “delivery date”, estableciendo un rango
temporal en el que el buque debe llegar al puerto pactado. Si existe pacto
sobre la fecha de puesta a disposición, la calificación de tal momento en el
derecho anglosajón como condición o garantía dependerá de la forma en que
esté redactada la cláusula, de la intención de las partes y, en general, de las
circunstancias que rodean el contrato22.
El incumplimiento de esta obligación, de carácter temporal, atribuye al
fletador el derecho a resolver el contrato si el buque no es puesto a su dispo-
sición el día, o en el rango de días, pactado/s23 (son las llamadas “canceling
21 Este es el criterio acogido por las normas nacionales e internacionales sobre trans-
porte de mercancías por mar: art. 652.6 del derogado C.Com, art. 18.3 de la derogada
LTM, art. 15.1(f) RHam., o art. 36.3(d) de las RR.
22 RUIZ SOROA y otros, Manual..., cit., p. 177 y la jurisprudencia que allí se menciona.
23 Cláusulas que no tiene fuerza suficiente por si solas, sino que sólo podrán ser in-
vocadas si, junto a los laycan, se ha incumplido alguna otra cláusula del contrato. Vid.
Turnbull, E.; Albors, J., “Una aproximación a los aspectos fundamentales de la regulación
de los contratos de fletamento en la nueva ley de navegación marítima desde la perspec-
tiva del derecho inglés”, en Comentarios a la Ley de Navegación Marítima, Dykinson,
Madrid, 2015, p. 214, quienes manifiestan que esta es también la intención de la LNM al
condicionar el art. 214 tal reclamo únicamente en caso de culpa del porteador (e.j. por des-
vío de ruta pactada), no así si la causa del retraso en la puesta a disposición es simplemente
por condiciones meteorológicas.
112
LOS CONTRATOS SOBRE EL BUQUE EN DERECHO ESPAÑOL
24 Así, entre otras, Cl. 9(a) GENCON 1994: “Should the Vessel not be ready to load
(whether in berth or not) on the cancelling date indicated in Box 21, the Charterers shall
have the option of 139 cancelling this Charter Party”; cl. 5 ABASTANKVOY 1977: “5. LAY-
DAYS. Laytime shall not commence before the date stipulated in Part I, except with the
Charterer’s sanction. Should the Vessel not be ready to load by 4:00 o’clock P.M. (local
time) on the cancelling date stipulated in Part I, the Charterer shall have the option of
cancelling this Charter by giving Owner notice of such cancellation within twenty-four
(24) hours after such cancellation date; otherwise this Charter to remain in full force and
effect”. Más actual, vid. BPTIME 3 (redactada por la petrolera británica en colaboración
con BIMCO), cl. 2.1: “If the Vessel is not ready in accordance with Clause 1 and at Char-
terers’ disposal by the Cancelling Date (which term shall for the purposes of this Clause
include any new Cancelling Date determined under this Clause 2) Charterers shall have
the option of cancelling this Charter within forty-eight (48) hours after the Cancelling
Date” o Shelltime 4, cl. 5..
25 GABALDÓN GARCÍA, J.L., Curso..., cit., p. 464.
113
JUAN PABLO RODRÍGUEZ DELGADO
desde aquellas otras que, aun no tomando parte directamente, puedan verse
afectada por ella26.
Nuestra LNM acoge, de modo similar a sus antecedentes legislativos, un
concepto dual de navegabilidad (art. 212.1), adecuado para recibir el carga-
mento a bordo y transportarlo con seguridad a destino, teniendo en cuenta
las circunstancias previsibles del viaje proyectado, sus fases y la naturaleza
del cargamento contratado (enfoque casuístico y no genérico que deberá ser
analizado por los tribunales en cada caso concreto).
El momento y ejecución de la prestación ha sido, con frecuencia, un tema
discutido por la doctrina. A diferencia de lo contenido en las RHV (art. 3.1),
nuestra legislación deslinda la obligación de navegabilidad en tres etapas o
estadios, con consecuencias jurídicas diferentes para cada una. En un primer
momento, anterior al inicio del viaje (o de cada uno de los viajes que incluya
el contrato), cuando el porteador recibe el cargamento a bordo, el buque
deberá hallarse (por tanto, obligación que se materializa con anterioridad in-
cluso a la operación de carga), por lo menos (obligación de mínimos27), en un
estado que lo haga capaz de conservar las mercancías con seguridad (art.
212.2 –cargoworhtiness–)28. La literalidad del precepto promueve algunas
dudas respecto su consideración, bien como una obligación de resultado o
una obligación de medios. Una interpretación posible sería considerar que
nos encontramos antes una obligación absoluta/objetiva al inicio del viaje
(donde el porteador responde, aunque no medie culpa o negligencia) y una
obligación –atenuada por la Ley– de medios/subjetiva una vez comenzado
el viaje (respondiendo el porteador por conforme a una diligencia razonable
durante el tiempo de vigencia del contrato).
En cualquier caso, y dada la ejecución temprana de esta obligación (antes
incluso de que la carga tenga contacto con el buque), consideramos que se-
ría adecuado aplicarle un régimen de responsabilidad subjetivo, en el que la
obligación es calificada de diligencia debida por el porteador. Refuerza esta
conclusión el hecho de que el porteador, al amparo del art. 212.3, deba ejer-
114
LOS CONTRATOS SOBRE EL BUQUE EN DERECHO ESPAÑOL
cer una diligencia razonable –la cual se omite para la comentada obligación–
para la obligación genérica de mantener el buque en estado de navegabilidad
durante toda la vigencia del contrato29.
Desde un punto de vista material, la obligación de navegabilidad se des-
glosa en tres diferentes aspectos: (a) el relativo a la condición y cualidades
del buque y su estado para navegar (en otras palabras, la navegabilidad re-
cae sobre la aptitud estructural del buque)30; (b) la obligación de armar (me-
dios técnicos), equipar (medios personales –tripulación–31) y aprovisionar
el buque (repuestos y combustible) convenientemente (pese al silencio del
texto castellano, la versión inglesa y la jurisprudencia –especialmente la an-
glosajona, la más proclive en esta materia, incluye en el término “equipar” el
deber de proporcionar a un buque un capitán competente y una tripulación
suficiente e igualmente competente)32; (c) el aspecto relativo a la limpieza y
mantenimiento en buen estado de las bodegas, cámaras frías y frigoríficas
y los demás lugares del buque, cuando se carguen las mercancías para su
recepción, transporte y conservación.
Un segundo momento en el que debe verificarse el estado de navegabilidad
del buque (bajo los términos del apt. 1) será en el instante de emprender el
viaje (o cada uno de los viajes que incluya el contrato). Nos encontramos aquí
ante el tradicional deber de “seaworthiness”, cuyo contenido nada difiere de
lo afirmado en las RHV. Esta segunda etapa nos sitúa ante una obligación
de naturaleza también subjetiva, aunque indelegable igualmente. Es decir, el
29 En sentido similar PULIDO BEGINES, J.L., Curso de Derecho..., cit., p. 220. Bajo
el common law, la obligación adquiere carácter objetivo al inicio del viaje, tornando en
total exoneración para el porteador tras el inicio de este.
30 En la jurisprudencia inglesa, vid. Steel v State Line Steamship Co [1877], Gilory,
Sons & Co v WR Price & Co [1983] AC 56, The Toledo [1955] 1 Lloyd’s Rep 40; Charles
Brown & Co v Nitrate Producers Steamship Co [1937].
31 El término elegido por el legislador –equipar o equipado– para traducir el término
inglés contenido en las Reglas –properly man/manned– creemos no es del todo acertado
por ser este equívoco. Equipar, para la RAE, significa “proveer a una nave de lo necesa-
rio para su avío y defensa” (al igual que armar: “proveer a una embarcación de todo lo
necesario para realizar su cometido”), encaminando su significado a algo “material” (de
equipo). Por el contrario, el término inglés –man/manned– no da lugar a duda de su re-
ferencia personal. Vid. nota 1.
32 El texto en inglés se refiere a “properly man, equip and supply the ship”. En la
jurisprudencia anglosajona, vid. Standard Oil Co of New York v Clan Line Streamers
[1924] AC 100.
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JUAN PABLO RODRÍGUEZ DELGADO
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LOS CONTRATOS SOBRE EL BUQUE EN DERECHO ESPAÑOL
36 Vid., algunas de las pólizas de fletamento utilizados en el tráfico marítimo: BI-
MCHEMOVOY 2008 (de BIMCO), la cl. 1(a) obliga al porteador a ejercer la debida dili-
gencia durante todo el transcurso del viaje; BPVOY 4 (de British Petroleum), cl. 1 obliga
igualmente al porteador a ejercer la debida diligencia sobre el estado de navegabilidad del
buque durante todo el viaje.
37 En este sentido también TURNBULL, E.; ALBORS, J., “Una aproximación a los
aspectos fundamentales de la regulación de los contratos de fletamento en la nueva ley de
navegación marítima desde la perspectiva del derecho inglés”, en Comentarios a la Ley de
Navegación Marítima, Dykinson, 2015, p. 213.
38 Art. 277.2: “(…) la responsabilidad del porteador –sus exoneraciones y límites– se
regirá por el Convenio Internacional para la Unificación de Ciertas Reglas en Materia de
Conocimientos de Embarque, firmado en Bruselas el 25 de agosto de 1924, los protocolos
que lo modifican de los que España sea Estado parte y –de manera subsidiaria– esta ley”.
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JUAN PABLO RODRÍGUEZ DELGADO
sin demora (apt. 2.2); seguir la ruta pactada o apropiada (apt. 2.3); custodiar
la mercancía (apt. 2.4); y proceder a su descargar y entrega en destino (apt.
2.4). La/s primera/s se enmarcan en las llamadas obligaciones de la “fase te-
rrestre” del transporte marítimo, ejecutándose al comienzo y al final del viaje
marítimo39.
b.1. Recibir y cargar la mercancía
Aunque por obvio que parezca, el porteador tiene la obligación de recibir
la mercancía –tras la presentación de la mercancía por el fletador– pactada,
dado que de lo contrario incurrirá en incumplimiento del contrato debiendo
de indemnizar al fletador por los daños y perjuicios que le ocasionen. Con
cierta frecuencia, sin embargo, la realidad de la mercancía que se va a cargar
no corresponde con la pactada en el contrato (bien atendiendo a su cantidad,
naturaleza o condición). Ante este tipo de situaciones, la ley legitima al por-
teador a la emisión de reservas en el CE emitido –sobre la base de la póliza de
fletamento– en la que hará constar las inexactitudes comprobadas conforme
al estado real de la mercancía recibida (art. 257 y 258 –reservas sin posibi-
lidad de comprobación–). En ningún caso la LNM posibilita al porteador la
renuncia a recibir a bordo la mercancía (salvo que esta operación suponga un
peligro cierto para el buque o su tripulación –art. 232 LNM–).
El momento de la recepción, sin embargo, dependerá de quién realice de
manera efectiva la operación de carga en el buque (que podrá formar parte de
la ejecución del contrato de transporte o constituir una relación contractual
independiente bajo la forma de contrato de manipulación portuaria); tema
que ha sido muy discutido por la doctrina (especialmente en relación con el
fletamento de mercancías determinadas bajo régimen de CE). La LNM dedica
expresamente dos artículos a regular un tema muy controvertido en la nor-
mativa vigente hasta su fecha de aprobación: El fletador colocará las mercan-
cías –ya sea directamente o mediante el uso de gabarras u otros instrumentos
oportunos según el puerto en que nos encontremos– al costado del buque y
realizará la carga y estiba de las mismas a su costa y riesgo, con la adecuada
diligencia que exija la naturaleza de las mercancías y el viaje a realizar (218.1
LNM), debiendo el fletador o destinatario desestibar y descargar sin demora
39 Sobre las dificultades de definir y regular esta fase terrestre, estableciendo su lí-
mite temporal y los efectos económicos sobre el contrato, ya nos hemos pronunciado con
mayor profundidad en RODRIGUEZ DELGADO, J.P., El periodo de responsabilidad del
porteador en el transporte marítimo de mercancías, Marcial Pons, Madrid, 2016, pp.
267-284.
118
LOS CONTRATOS SOBRE EL BUQUE EN DERECHO ESPAÑOL
40 Nótese, sin embargo, como veremos más adelante, la aparente contradicción con
el art. 229 que, al enunciar las obligaciones del fletador, sitúa la entrega “al costado del
buque para su embarque”, con la salvedad de que exista pacto expreso en el que se haya
pactado otra forma de entregar las mercancías para el transporte. Es decir, cuando la LNM
se refiere a las obligaciones del fletador (arts. 229 y ss.) emplaza la entrega al costado del
buque –sin más–, mientras que cuando lista las obligaciones del porteador (arts. 211-228),
el fletador deberá colocar las mercancías al costado del buque (en idéntica redacción), pero
además, y de manera general aunque no imperativa, deberá “realizar la carga y estiba de
las mismas a su costa y riesgo, con la adecuada diligencia que exija la naturaleza de las
mercancías y el viaje a realizar”.
41 Así, GABALDÓN GARCÍA, J.L., Curso..., cit., p. 510. Vid. al respecto cl. 5 GENCON.
En consecuencia, el periodo temporal de responsabilidad del porteador se ve reducido, en
la medida en que este periodo solo abarca el transcurso que va desde la finalización de la
operación de carga en el puerto de origen hasta el comienzo de la operación de descarga en
el puerto de destino. Véase, con más detalle, RODRIGUEZ DELGADO, J.P., El periodo de
responsabilidad del porteador..., cit., p. 240 y ss.
42 Cláusula FIO (free in out), que atribuye las operaciones de carga y descarga al fle-
tador, quedando libre de ellas el naviero/porteador. y que puede ampliarse mediante las
FIOS (free in out stowed), que obliga al fletador también a realizar la estiba; FIOST (free
in out stowed and trimmed), que incluye el trimado.
43 RODRIGUEZ DELGADO, J.P., El periodo de responsabilidad del porteador...,
cit., p. 261.
119
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LOS CONTRATOS SOBRE EL BUQUE EN DERECHO ESPAÑOL
ría a las partes transformar, contractualmente, esta obligación de resultado en una obliga-
ción de medios, salvo en lo que se refiere al daño causado a las mercancías que la ley regula
de manera imperativa. Así PULIDO BEGINES, J.L., Curso de Derecho..., cit., p. 226.
47 El tratamiento de la LNM es, en este lugar, más escueto que el contenido en el
C.Com. Vid. arts. 670, 671, 672, 673, 690 o 691 C.Com. Requiere la LNM, como condi-
ción previa a la imputación de responsabilidad, que este retraso sea injustificado, es decir,
debido al dolo o culpa del porteador, puesto que si existe una causa de fuerza mayor que
impida su salida parece que no cabrá posibilidad de imputarle responsabilidad alguna por
los daños o perjuicios que se pudiesen ocasionar. Más aun, en un contrato de fletamento
por viaje, el porteador –generalmente propietario del buque o fletador en un fletamento
por tiempo– será el más interesado en el cumplimiento presto del contrato, ya que su eje-
cución permitirá la perfección de un nuevo contrato –evitando la paralización innecesaria
del buque–.
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LOS CONTRATOS SOBRE EL BUQUE EN DERECHO ESPAÑOL
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57 El art. 279 LNM elimina las operaciones de carga y descarga de los extremos del
periodo de responsabilidad, sustituyéndolos por los actos de recepción y entrega, por lo
que los medios utilizados para la realización efectiva de estas carecen ya de interés para su
delimitación temporal.
58 RODRIGUEZ DELGADO, J.P., El periodo de responsabilidad del porteador...,
cit., pp. 255-262.
59 El Código de Comercio establece normas generales que han de aplicarse a las obli-
gaciones y contratos mercantiles, que son normas fundamentalmente de Derecho dispo-
sitivo y solo serán imperativas en los casos en que así se disponga expresamente. En con-
creto, el art. 619 C.Com. parecía otorgar carácter dispositivo al periodo de responsabilidad
del capitán mediante la expresión «a no haberse pactado expresamente otra cosa». En la
medida en que se admita (como hace la última disposición del art. 619) la libertad de pacto
sobre el momento en que las partes pueden establecer de forma autónoma los actos de
recepción y entrega, la custodia deja de ser criterio rector del periodo de responsabilidad,
siendo la autonomía de la voluntad el modo adecuado de delimitar dicho régimen.
125
JUAN PABLO RODRÍGUEZ DELGADO
por este en el puerto de destino»60. Este nuevo modelo avanza de una res-
ponsabilidad de marcado carácter contractual-volitivo (característica del bi-
nomio CCo.-CB) a una responsabilidad ex recepto, en el que las partes verán
mermada su capacidad de alterar el ámbito temporal de la responsabilidad
del porteador.
El régimen de responsabilidad del porteador por custodia se aplicará, por
tanto, durante el tiempo en que la mercancía se encuentre bajo la custodia de
este. La consecuencia directa sobre lo que nos interesa será que el art. 279,
regulador del periodo de responsabilidad del porteador, tendrá igualmente
dicho carácter, por lo que las partes, a diferencia del régimen anterior, no
dispondrán de posibilidad alguna sobre la modificación de la extensión de
la responsabilidad del porteador marítimo. No cabe ya, por un lado, que las
partes acuerden un régimen de responsabilidad distinto al contenido en la
norma marítima, y, por otro, se imposibilita al porteador para que se exonere
de su responsabilidad durante la fase terrestre del contrato, alegando para
ello que su actuación es como mero agente del cargador o destinatario, según
sea el caso.
Para reforzar este cambio de criterio, el legislador, en redacción similar a
los arts. 3.8 CB y 10 LTM, establece rígidos límites al juego de la autonomía
de la voluntad, situando a continuación un segundo párrafo en el que niega
a las partes la posibilidad de cualquier cláusula contractual que pretenda, di-
recta (mediante una exoneración de responsabilidad) o indirectamente (me-
diante la alusión a estatus diferentes del porteador), atenuar o anular aquella
responsabilidad en perjuicio del titular del derecho a recibir las mercancías
(caso, por ejemplo, del tercero titular del CE)61. Se aprecia la preocupación del
126
LOS CONTRATOS SOBRE EL BUQUE EN DERECHO ESPAÑOL
Limitación que no hace más que recoger en esta sede particular la interdicción general de las
cláusulas de dolo non prestando ya previstas en los arts. 1.102 y 1.107 Cc. Vid. infra n. 963.
62 Curiosa es, sin embargo, la redacción de este artículo, ya que parece que se ha
diseñado exclusivamente para proteger al destinatario de las cláusulas que exoneran o
atenúan la responsabilidad del porteador en destino (en perjuicio del titular del derecho
a recibir las mercancías), olvidando que en muchos casos la exoneración prevista por el
porteador lo es también en origen, es decir, mientras la mercancía se encuentra en poder
del porteador en el puerto de origen a la espera de su carga en el buque correspondiente.
Nada menciona la LNM sobre esta tipología de pactos, y salvo que recurramos a la apli-
cación analógica, nos parece un descuido que debería ser corregido, ya que supone un
agravio comparativo entre cargadores y destinatarios.
63 La diferencia entre ambos regímenes es sutil. Cuando nos encontremos ante un
contrato de fletamento (con independencia de su modalidad), las operaciones de carga/
descarga serán realizadas de ordinario por el fletador/cargador, y sólo si hay pacto expre-
so, estas podrán ser asumidas (coste y riegos incluidos) por el porteador (art. 227.1). Ante
un contrato de transporte bajo régimen de CE, la carga/descarga de la mercancía será
realizada, de ordinario, por el porteador, y sólo si hay pacto expreso (art. 227.2), por el
cargador/destinatario. Si bien, en este segundo supuesto, el porteador seguirá siendo res-
ponsable sobre la base de la responsabilidad “ex recepto” conforme al régimen imperativo
de los arts. 277 y 279.
64 Si la designación del puerto de destino hubiese sido facultad del fletador, se aplica-
rán las disposiciones vistas en el art. 216.1 para la designación de puerto de origen.
127
JUAN PABLO RODRÍGUEZ DELGADO
128
LOS CONTRATOS SOBRE EL BUQUE EN DERECHO ESPAÑOL
66 La frecuente incorporación de las cláusulas sobre notificación en los CE, por las
cuales se establece el deber de notificación del porteador de la llegada de las mercancías
a una determinada persona y dirección (notify adress), permiten al porteador la comuni-
cación de su próxima llegada a destino. Comunicación que el porteador estará muy inte-
resado en realizar, utilizando todos los medios oportunos para que esta efectivamente se
produzca, evitando posibles esperas o ausencias en destino.
67 En el mismo sentido lo hacía el art. 668 C.Com., atribuyendo al capitán no solo
la potestad para solicitar el depósito, sino también la venta judicial de las mercancías que
fueran necesarias para el pago de los fletes y demás gastos que pesaren sobre él.
68 Para resolver tal incompatibilidad dos soluciones sería posibles: A favor del expe-
diente notarial del art. 512 LNM. A ello se suma el hecho de que en la solicitud del expe-
diente del art. 513.1.e) se deberá expresar su fundamento, ya sea por impago o por falta de
retirada de las mercancías. Conforme a esta interpretación, el adjetivo «judicial» del art.
228 debería ser considerado como un error en la redacción del texto definitivo proveniente
del anteproyecto de 2004, donde la remisión se hacía al depósito judicial. Todo ello per-
mitiría concluir que todas y cada una de las situaciones contempladas en el art. 512 serán
objeto de expediente notarial, desjudicializando la actuación en estos supuestos. A favor
de lo preceptuado en el art. 228. Bajo los argumentos de que el art. 512 remite al depósito
notarial como medio para alcanzar la posterior venta de la mercancía y recuperar el impor-
te debido por el impago producido (parecen decantase también por esta interpretación
López Quiroga, J., y Fernández-Quirós Tuñón, T., Guía sobre la Ley 14/2014, de 24 de
julio, de Navegación Marítima, Madrid, Uría Menéndez, 2015). Apoya esta interpreta-
ción, primero, el hecho de que la estructuración del procedimiento para llevarla a efecto,
plasmada en el art. 514, atiende de modo prácticamente exclusivo al supuesto de impago,
y segundo, el hecho de que el art. 228 regula los dos supuestos referentes a la entrega de la
mercancía (rechazo y abandono), mientras que el art. 512 se centra en los relativos al flete
(junto con el pasaje y demás gastos conexos a su transporte). Todo ello llevaría a concluir
que la alusión al abandono de mercancías en la regulación del expediente notarial obedece
a un error del legislador y debe entenderse carente de aplicación para los supuestos de
abandono y rechazo de la mercancía por el porteador, siendo la autoridad judicial la com-
petente para resolver sobre el depósito y venta de la mercancía en esos supuestos. Creemos
que esta última debe prevalecer.
129
JUAN PABLO RODRÍGUEZ DELGADO
69 Las situaciones amparadas por el art. 228 para recurrir al depósito judicial son
dos: que el destinatario no se presente a recoger las mercancías (supuesto de abandono) o,
presentándose, las rechace. Las enunciadas por el art. 512 son: no abono del flete o gastos
conexos al transporte (situación de impago), no se presente el destinatario para retirar
las mercancías transportadas (abandono) o el transporte no se pueda concluir a causa de
circunstancias fortuitas sobrevenidas. El único supuesto que entra en contradicción de
los tres es el relativo al abandono ante la ausencia del destinatario. Cuando así ocurra, el
porteador se verá en la disyuntiva de tener que acudir a la vía judicial (art. 228) o notarial
(art. 512).
70 Vid. art. 206 –sobre la posibilidad de subfletamentos, salvo disposición expresa de
la póliza en contrario–; art. 207 –sobre responsabilidad solidaria entre porteador y fleta-
dor para con terceros y el derecho de regreso que corresponda de acuerdo con la póliza de
fletamento–; art. 242 y 244 –sobre duración y cómputo del plazo de demoras pactadas
en la póliza–; art. 277 –relativo a la validez de las cláusulas contractuales que pretendan
directa o indirectamente atenuar o anular la responsabilidad del porteador en perjuicio
del titular del derecho a recibir las mercancías cuando éstas estén pactadas en la póliza de
fletamento y no entrañen exoneración por dolo o culpa grave del porteador– y art. 286 –en
materia de prescripción para la reclamación de fletes, demoras y otros gastos del transpor-
te según se hubiese acordado en la póliza de fletamento–.
130
LOS CONTRATOS SOBRE EL BUQUE EN DERECHO ESPAÑOL
suscripción de una póliza que recoja los términos del contrato. Creemos ne-
cesario incidir aquí en la tradicional discusión, no por aumentarla, sino todo
lo contrario, sobre el valor “ad solemnitatem” de la póliza71. La LNM parece
mantener una postura laxa al respecto, pese a la aparente contradicción en
la que incurre en su Exposición de Motivos. Como hemos indicado, el art.
204.3 permite a las partes “solicitarse mutuamente la suscripción de una pó-
liza de fletamento”. Nada parece indicar inexistencia o invalidad del contrato
en caso de no hacerlo (salvo los problemas probatorios que surgirían en caso
de incumplimiento por alguna de ellas). Sin embargo, la EM afirma –y de ahí
la confusión– que “cuando exista póliza de fletamento [no dice contrato de
fletamento, sino el documento de la póliza] el régimen legal tendrá carác-
ter derogable, dada la posición de igualdad entre fletadores y armadores”.
Interpretación a sensu contrario, permitiría afirmar que cuando “no exista”
póliza de fletamento, pese a que las partes hayan acordado un fletamento, el
régimen tendrá carácter inderogable, lo cual parece a todas luces inoportuno.
Junto con la póliza de fletamento (que rige la relación entre fletador y por-
teador72), el porteador –por sí mismo, o por medio del capitán o de un agen-
te–, y una vez que las mercancías estén a bordo del buque, deberá entregar al
cargador un CE –o un conocimiento recibido para embarque si este se emite
ante de que las mercancías se encuentren a bordo del buque–. La función del
CE en una relación de fletamento es, en principio, únicamente la de acreditar
el hecho de haberse recibido las mercancías –y su estado– a bordo (título pro-
batorio), así como la de servir de título de crédito para su entrega en destino
(título valor). Es, por tanto, un documento que surge, en la operativa de un
contrato de fletamento, durante la ejecución del fletamento –a diferencia de
71 Sobre la misma, vid. GABALDÓN GARCÍA, J.L., Curso..., cit., pp. 484-485.
72 No debe olvidarse a la hora de acoger estas afirmaciones cuál es el origen de las póli-
zas de fletamento. Este, como es sabido, se encuentra en el ámbito del Derecho anglosajón,
y cuyo contenido se han ido redactando (sobre todo las cláusulas más antiguas) en un
proceso de diálogo con las normas que la jurisprudencia inglesa iba creando. De forma
que es difícil comprender plenamente la construcción y sentido de estas pólizas si no es
teniendo muy en cuenta ese marco jurídico en que han nacido. Así, como acertadamente
señala GABALDÓN, la interpretación otorgada por la jurisprudencia anglosajona a
determinadas cláusulas de las pólizas de fletamento, debe ser aceptada, incluso en otros
ámbitos jurídicos distintos, como el nuestro, no porque el Derecho inglés sea aplicable
expresamente (bajo el paraguas de ley aplicable) a esa concreta relación contractual, que
dependerá del texto de la cláusula, sino en calidad de interpretación usual (arts. 57 C.Com.
y 1287 Cc). Vid. Ibid., p. 484.
131
JUAN PABLO RODRÍGUEZ DELGADO
la póliza que es, con los matices propios, el documento constitutivo del mis-
mo–. Es claro, por todo lo anterior, muy distinto el carácter de ambos docu-
mentos: uno está destinado a plasmar el contenido y existencia del contrato,
el otro simplemente a recoger un aspecto de su ejecución73.
Junto con la póliza de fletamento y el CE, el porteador podrá, si hubie-
ra detectado que la descripción de las mercancías, su naturaleza, marcas de
identificación, número de bultos y, según los casos, la cantidad, el peso o el
estado aparten de las mercancías declaradas por el cargador, no coinciden
con la realidad de las recibidas, incluir en el CE una reserva en la que hará
constar el estado real y las inexactitudes comprobadas (art. 257). La inserción
de una o varias de estas reservas en el CE privará al documento de fuerza pro-
batoria en los términos de la reserva (art. 259). Por el contrario, en defecto
de reserva por el porteador, se presumirá que este las ha recibido en buen
estado74.
132
LOS CONTRATOS SOBRE EL BUQUE EN DERECHO ESPAÑOL
75 Se ha discutido profusamente sobre la naturaleza de este flete sobre vacío, sien-
do considerado por algunos como una indemnización de daños y perjuicios por el menor
embarque de la mercancía inicialmente pactada; y por otros como una auténtico flete o
contraprestación contractual. Clasificación que tiene importancia a la hora de aplicar los
preceptos sobre prescripción y sobre garantías para el cobro del flete. Parece que el art.
230 LNM se inclina más por esta segunda interpretación.
76 Vid. nota 40.
133
JUAN PABLO RODRÍGUEZ DELGADO
regula ningún plazo legal de entrega desde la perfección del contrato, ni si-
guiera supletoriamente en defecto de acuerdo, habrá que estarse a lo acorda-
do por las partes, teniendo presente, la correlativa obligación del porteador
de puesta a disposición del buque en perfecto estado de navegabilidad para
recibir la mercancía77.
Si no lo hiciere así, la LNM faculta al porteador a resolver el contrato de
fletamento, si bien no de manera automática, una vez transcurrido el plazo
de plancha78; esto es, concluido el plazo previsto para finalizar la operación de
carga o descarga (art. 229.1)79. No se contempla en la Ley el denominado “flete
falso” en caso de que el fletador desista del fletamento celebrado una vez car-
gadas las mercancías, procediendo a su descarga con anterioridad al comienzo
del viaje. Ello permitiría al porteador recibir una cantidad de dinero (usual-
mente la mitad del flete) pactada previamente, a modo de cláusula penal, en
caso de que el fletador hubiese resuelto el contrato de fletamento. Sí que posi-
bilita la Ley la reclamación indemnizatoria que estime oportuna el porteador
por los perjuicios sufridos ante dicha actitud del fletador (art. 229.1).
a.2. Clases de mercancías para su embarque
Junto a la obligación de entrega de la mercancía en origen (y su paralelo en
destino respecto del destinatario80), la LNM dispone que algunas reglas sobre
las mercancías que deberán ser embarcadas. No podrán embarcarse mercan-
cías de clase distinta de la contratada81 (embarque clandestino), salvo que
77 GARCÍA ÁLVAREZ, B., “El contrato de fletamento: deberes del fletador”, en Co-
mentarios sobre la Ley de Navegación Marítima, Marcial Pons, Madrid, 2016, p. 318.
78 La LNM regula con detalle en los arts. 239 a 245, bajo el epígrafe “De la plancha
y demoras” los plazos de carga y descarga de la mercancía (conocidos como estadía o la-
ytime) y la entrada en demoras, duración, cómputo y su importe. Un estudio detallado al
respecto será objeto de otro capítulo de esta obra.
79 En el fletamento para el transporte de mercancías determinadas en régimen de
conocimiento de embarque, el porteador podrá considerar resuelto el contrato si la mer-
cancía no le fuera entregada en plazo que permita su embarque durante la estancia usual
del buque en puerto, siempre que hubiera avisado previamente al cargador, reclamando,
además, la indemnización por los daños y perjuicios que se deriven del incumplimiento
del plazo (art. 229.2).
80 Sobre la figura del destinatario, su entrada al contrato, derecho y obligaciones,
vid. RODRIGUEZ DELGADO, J.P., El periodo de responsabilidad del porteador..., cit.,
p. 117 y ss.
81 En el CE deberán figurar obligatoriamente la cantidad, descripción y naturaleza de
la mercancía embarcada (art. 248.1 LNM).
134
LOS CONTRATOS SOBRE EL BUQUE EN DERECHO ESPAÑOL
sea posible hacerlo sin perjuicio ninguno para el porteador –y previa notifi-
cación– y a los demás cargadores (231.1 LNM). La razón se encuentra en que
el porteador debe acondicionar el buque (obligación de navegabilidad), con
anterioridad al embarque, conforme a las mercancías objeto del transporte.
Si el porteador ignora las mercancías que debe transportar, no podrá deponer
de los medios adecuados para su correcto embarque y posterior transporte,
evitando así los riesgos derivados de un transporte en un buque no preparado
para recibir cierto tipo de carga, pudiendo hacer peligrar el resto del carga-
mento y el propio buque.
Ante el supuesto de que se embarcasen mercancías distintas a las pactas
sin ser notificado el porteador al respecto, será responsable el fletador de to-
dos los daños y perjuicios que de ello se siguieren para el porteador o demás
cargadores, debiendo abonar igualmente el flete que corresponda en función
de la clase de mercancías efectivamente embarcadas. Además, la LNM faculta
al porteador para descargar de oficio las mercancías si resultare conveniente
para evitar perjuicios graves al buque o al cargamento –tanto del fletador
como del resto de cargadores– (art. 231.2), siendo el fletador responsable de
los perjuicios que esta descarga pueda acarrear.
En caso de que las mercancías presentadas para su embarque, pese a no
ser las pactadas inicialmente, puedan ser transportadas sin riesgo alguno
para el resto de carga como para el propio buque (salvo los genéricos de todo
transporte), se embarcarán. Requerirá, pese a que no lo dice expresamente la
Ley, pero en sintonía con el precepto, el consentimiento del porteador. Podrá
el porteador entonces exigir el flete que corresponda usualmente a la mercan-
cía embarcada (art. 231.1).
Si el fletador embarcase mercancías peligrosas82 (que deberán estar en
todo momento marcadas y etiquetadas por el cargador conforme a las nor-
mas vigentes para cada clase de estas mercancías) sin previa declaración de
su naturaleza al porteador o sin el consentimiento de éste para su transpor-
te, será responsable ante el porteador y ante los demás cargadores de todos
los daños y perjuicios causados. Como medida temporal, el porteador podrá
en todo momento desembarcar dichas mercancías peligrosas, destruirlas o
transformarlas en inofensivas según lo exijan las circunstancias, quedando el
fletado despojado de todo derecho a indemnización. Mismas medidas que se
82 Véase con más detalles al respecto GARCÍA ÁLVAREZ, B., “La responsabilidad del
cargador en el transporte de mercancías peligrosas”, en La nueva ordenación del mercado
de transporte, Marcial Pons, 2013, pp. 829-846.
135
JUAN PABLO RODRÍGUEZ DELGADO
83 El error se pone de manifiesto en los artículos 232 y 224 (sobre la. arribada por
inhabilitación del buque). La razón se encuentra en la dejación de la LNM de la sección que
correspondía al Anteproyecto de LNM, cuya sección 7º sí que dirigía a la responsabilidad
del porteador por pérdidas, daño o retraso en la mercancía.
84 Sobre esta modalidad, la doctrina afirma que a este deben aplicarse las mismas reglas
que al flete propiamente dicho. Vid. GABALDÓN GARCÍA; RUIZ SOROA, Manual..., cit., p. 504.
85 Ibid.; GARCÍA ÁLVAREZ, B., “El contrato de fletamento: deberes del fletador”,
cit., p. 322.
136
LOS CONTRATOS SOBRE EL BUQUE EN DERECHO ESPAÑOL
137
JUAN PABLO RODRÍGUEZ DELGADO
Fuera de estos supuestos, la obligación del fletador subsiste del pago del
flete –como obligación principal ante la prestación realizada por el portea-
dor–, de ahí que expresamente establezca la LNM que las mercancías averia-
das devengarán el flete pactado, prohibiendo, en términos coherentes con la
regla general sobre compensación de créditos del Código Civil (vid. arts. 1195
y 1296), que puedan válidamente abandonarse al porteador como forma de
pago (art. 234.2).
La LNM no contiene normas sobre el momento en que debe pagarse el fle-
te, por lo que las partes podrán pactar cuanto estime oportuno en este punto,
pudiendo cobrarse el flete por adelantado (antes de la entrega en destino) o a
portes debidos (una vez que la carga es entregada al destinatario en el puer-
to de destino). En caso de ausencia de pacto relativo al momento de pago,
y siendo inexistente regla supletoria en la LNM, deberá entenderse que la
obligación de pago surge en el momento en que se entregan las mercancías al
destinatario, momento en que se cumple efectivamente el porteador con su
obligación principal87.
Finalmente, la acción para exigir el pago del flete tendrá un plazo de pres-
cripción en el contrato de fletamento por viaje de un año desde la entrega de
las mercancías al destinatario o desde el día en que hubieran debido entre-
garse (art. 286 LNM). Sin embargo, en el fletamento por tiempo, el plazo se
contará desde el día en que el flete u otros gastos fueran exigibles conforme
a la póliza.
b.2. Personas obligadas al flete. La posición jurídica del destinatario
La LNM configura la obligación del fletador del pago del flete de manera
incompleta. Esta regula solamente algunos de los aspectos de su cumplimien-
to como obligación pecuniaria a cargo del fletador o cargador (contraparte
contractual del porteador y, por consiguiente, obligada, en principio, a pagar
el flete correspondiente en las condiciones pactadas). Sin embargo, la propia
estructura del contrato de transporte –como contrato a favor de tercero–,
permite a posibilidad de que sea un tercero, el destinatario, el que pueda pa-
gar el flete en destino. Así lo permite expresamente el art. 235.2 LNM cuan-
do afirma que “podrá pactarse que el flete sea pagadero por el destinatario
[beneficiario directo de la prestación de transporte] de las mercancías ha-
ciéndolo constar así en el conocimiento de embarque o en la carta de porte”.
En este caso, el destinatario –parte ajena a la relación contractual ab initio–
87 GARCÍA ÁLVAREZ, B., “El contrato de fletamento: deberes del fletador”, cit., p.
324 y las referencias que allí se citan.
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LOS CONTRATOS SOBRE EL BUQUE EN DERECHO ESPAÑOL
estará obligado al pago del flete si –así habiéndose pactado– acepta o retira
las mercancías (y sólo desde ese momento) en destino una vez puestas a su
disposición por el porteador. Dado el principio de relatividad de los contra-
tos (art. 1257 Cc), si el destinatario rehúsa o no retira las mercancías deberá
abonar el flete el contratante del transporte88, esto es, el fletador (por lo que
la obligación del fletador no desaparece completamente pese a que las par-
tes hubiesen acordado un pago en destino). Igualmente, este último, deberá
también abonar la parte del flete que el porteador no hubiera percibido del
destinatario a pesar de haber ejercitado los derechos de retención o depósito
[que le otorga el art. 237].
Con la LNM, la colaboración del destinatario como acto debido parece po-
nerse en entredicho. De manera ciertamente contradictoria la Ley regula en
preceptos diferentes lo que consideramos ideas contrapuestas. Por un lado, el
art. 235 aludido, por otro, el art. 228, el cual parece imponer al destinatario
la obligación de colaboración con el porteador en la entrega de la mercancía,
ya que, de no hacerlo, bien por no encontrarse en destino, bien por el re-
chazo tácito o expreso de la mercancía, aquel podrá, a costa del destinatario,
almacenar las mercancías hasta su entrega o recurrir a su depósito judicial-
notarial89. Parece configurase en este precepto una verdadera obligación90 (y
no una mera carga) —con su correspondiente responsabilidad por incumpli-
miento— impuesta al destinatario de reclamar la mercancía transportada.
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JUAN PABLO RODRÍGUEZ DELGADO
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144
EL CONTRATO DE TRANSPORTE MARÍTIMO EN RÉGIMEN
DE CONOCIMIENTO DE EMBARQUE
Abstract: This chapter summarizes the regulation of the carriage of goods by sea,
analyzing the update provoked by the come into force of the Maritime Navigation Act, the
unifying regulation of the charter parties and the remittal to the Hague and Visby Rules. It
analyzes the personal elements of the contract as well as the most remarkable issues regar-
ding the carrier and other parties (ship agent, forwarders). In addition it focuses the diffe-
rent functions recognized to the bill of lading and to other documents. Finally, it refers to the
obligations of the parties involved, which are regulated jointly for all the charter parties, as
well as to the liability of the carrier, the limitation of liability and the available claims.
Keywords: Carriage of goods by sea, carrier, shipper, consignee, bill of lading, seaway
bill, liability, limitation of liability, claims.
I. Introducción
145
JAVIER DEL CORTE LÓPEZ
Por último, y si de dar una versión práctica del contrato se trata, conviene
recordar que el contrato de transporte en régimen de conocimiento de em-
barque siempre suele coexistir con otro contrato subyacente (compraventa,
suministro…), lo que evidencia tanto su relevancia práctica como su evidente
función económica1.
146
LOS CONTRATOS SOBRE EL BUQUE EN DERECHO ESPAÑOL
147
JAVIER DEL CORTE LÓPEZ
aplicables a las diferentes modalidades que caen ahora dentro de esa catego-
ría unitaria10.
En concreto, el mencionado Capítulo II del Título IV sobre el fletamento
regula determinadas relaciones jurídicas de forma común para sus distintas
modalidades (por tiempo, viaje o en régimen de conocimiento) y, en concreto:
- Las obligaciones de las partes: Incluyendo las obligaciones del porteador
en su Sección 2ª (Arts. 211 al 228) y las del fletador o cargador en su Sección
3ª (Arts. 229 al 238)11.
- Los elementos formales del contrato: Que serán atinentes –esencialmen-
te- al fletamento en régimen de conocimiento de embarque, incluyendo no
solo el conocimiento de embarque en su Sección 5ª (Arts. 246 al 266), sino
también el documento de transporte multimodal en su Sección 6ª (Art. 267),
y las cartas de porte marítimo en su Sección 7ª (Arts. 268 al 271).
- La responsabilidad de las partes: En concreto la posibilidad de extinción
anticipada del contrato en su Sección 8ª (Arts. 272 al 276) y los supuestos de
responsabilidad del porteador por pérdida, daños o retraso en su Sección 9ª
(Arts. 277 al 285).
- El período para el ejercicio de las acciones de responsabilidad, en su Sec-
ción 10ª (Art. 286).
b) Técnica legislativa empleada en la LNM:
La modernización de nuestro ordenamiento se llevó a cabo por nuestro
legislador, en lo que atañe al contrato de transporte en régimen de conoci-
miento de embarque, valiéndose de una técnica legislativa consistente en la
remisión a un convenio internacional ya existente y que ha resultado amplia-
mente acogido en el ámbito internacional, las Reglas de la Haya-Visby12.
En efecto, basta remitirse al artículo 277.2º LNM:
10 SAENZ GARCÍA DE ALBIZU, J. C., “El contenido del contrato de fletamento”, en
EMPARANZA SOBEJANO, A., y MARTÍN OSANTE, J. M. (Dirs.), Op. Cit., Comentarios…
págs. 295/296.
11 El Capítulo II dedicado al contrato de fletamento también incluye disposiciones
específicas sobre el tiempo de plancha y las demoras en la Sec. 4ª (Arts. 239 al 245) que no
serán de aplicación a la modalidad objeto de estudio.
12 Nos referimos al Convenio Internacional para la Unificación de Ciertas Reglas en
materia de Conocimientos de Embarque, de 25 de agosto de 194, según modificaciones de
los Protocolos de 1968 y 1979, publicado en la Gaceta de Madrid núm. 212, de 31 de julio
de 1930 y BOE de 11 de febrero de 1984. En adelante nos referiremos a ellas como RHV.
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LOS CONTRATOS SOBRE EL BUQUE EN DERECHO ESPAÑOL
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JAVIER DEL CORTE LÓPEZ
16 Generalmente por remisión a ordenamientos que incorporan las RHV o a éstas
directamente.
17 En este sentido se pronuncia PÉREZ BENÍTEZ, J. J., “Los contratos de utilización
del buque en la ley de navegación marítima”, en SANJUAN, E., y CAMPUZANO, A. B.,
(Coords.) Comentarios a la ley de navegación marítima, Tirant lo Blanch, Valencia, 2016.
18 Esencialmente en nuestro ámbito serán el Reglamento (CE) núm. 593/2008 del
Parlamento Europeo y del Consejo, de 17 de junio de 2008, sobre la ley aplicable a las obli-
gaciones contractuales (Roma I), y el Convenio Internacional sobre la Ley Aplicable a las
Obligaciones Contractuales de 1980.
19 PÉREZ BENÍTEZ, J. J., “Los contratos de utilización del buque en la ley de
navegación marítima”, en SANJUAN, E., y CAMPUZANO, A. B., (Coords.), Op. Cit., Co-
mentarios a la ley…
20 Sostiene esta opinión RUIZ SOROA, J. M. “El Derecho uniforme en la Ley de Na-
vegación Marítima”, en EMPARANZA SOBEJANO, A. y MARTIN OSANTE, J. M., Op. Cit.
Comentarios… págs. 49/60. En sentido similar, analizando las relaciones entre la LNM y
los convenios internacionales Cfr. ALCÁNTARA GONZÁLEZ, J. M., “Los tratados interna-
cionales en la nueva Ley de Navegación Marítima”, en VVAA, Comentarios… págs. 45/60.
150
LOS CONTRATOS SOBRE EL BUQUE EN DERECHO ESPAÑOL
conocer de una controversia acudir a su ley nacional, aunque sea por vía ana-
lógica, para interpretar cuestiones que no vengan reguladas en el convenio
internacional que resulta de aplicación a la misma, máxime cuando ha sido
ratificado por España, lo que le hace a todos los efectos Derecho interno.
21 La regulación de la responsabilidad por las RHV ha sido objeto de crítica por un
amplio sector de la doctrina, precisamente, por la ausencia de esa declaración de respon-
sabilidad que presida de manera sistemática el catálogo de excepciones que supone su
articulado. Así se expresan EMPARANZA SOBEJANO, A., y MARTIN OSANTE, J. M., “El
transporte marítimo (II) Contrato de transporte marítimo de mercancías en régimen de
conocimiento de embarque”, en MARTINEZ SANZ, F., (Dir.) y PUETZ, A., (Coord.), Ma-
nual de derecho de transporte, Ed. Marcial Pons, Barcelona, 2010, págs.130 y ss.
En idéntico sentido, Vid. RUIZ SOROA, J. M., ZABALETA, S., y GONZALEZ, M., Ma-
nual de derecho del Transporte Marítimo, Servicio de Publicaciones del Gobierno Vasco,
Vitoria – Gasteiz, 1997, pág. 445 y ss., y SANCHEZ CALERO, F., El contrato de transporte
marítimo de mercancías, Aranzadi, Navarra 2000, págs. 337 y ss.
22 Una interesante comparativa del régimen de responsabilidad en los tres convenios
internacionales puede encontrarse en SERRANO FERNANDEZ, M., “La responsabilidad
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JAVIER DEL CORTE LÓPEZ
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LOS CONTRATOS SOBRE EL BUQUE EN DERECHO ESPAÑOL
26 De conformidad con su Art. 94, el Convenio requiere el depósito de al menos veinte
(20) instrumentos de ratificación. España ratificó las Reglas el19 de enero de 2011, pero a
la fecha de este Art. el Convenio cuenta únicamente con tres (3) ratificaciones. El estado
del convenio en cuestión puede seguirse en http://www.uncitral.org/uncitral/es/unci-
tral_texts/transport_goods/rotterdam_status.html
27 Sobre la regulación proyectada vid. por todos, LÓPEZ RUEDA, F. C., La respon-
sabilidad del porteador y las partes ejecutantes en las Reglas de Rotterdam, J. M. Bosch
Editor, Madrid 2015. EMPARANZA SOBEJANO, A., Las reglas de Rotterdam. la regula-
ción del contrato de transporte internacional de mercancías por mar, Marcial Pons, Ma-
drid 2010. RUIZ SOROA, J. M., “La responsabilidad del transportista marítimo de mer-
cancías en las Reglas de Rotterdam. Una guía de urgencia”, en RDT, núm. 4 (2010), págs.
13/38. LÓPEZ SANTANA, N., “Las operaciones de puerta a puerta en el Convenio de Na-
ciones Unidas sobre el contrato de transporte internacional de mercancías total o parcial-
mente marítimo. Cuestiones de responsabilidad” en RDT, núm. 1 (2008), págs. 295/355.
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JAVIER DEL CORTE LÓPEZ
1. El porteador
28 Siguen este sistema EMPARANZA SOBEJANO, A., y MARTÍN OSANTE, J. M. “El
transporte marítimo (II) Contrato de transporte marítimo de mercancías en régimen de
conocimiento de embarque”, en MARTINEZ SANZ, F. (Dir.), y PUETZ, A. (Coord.), Op.
Cit. Manual de Derecho…, págs. 113/137.
29 Dan cuenta de la amplia casuística y apuntan una “fuerte tendencia” de la juris-
prudencia y la doctrina en Derecho comparado a considerar que el concepto de porteador
no se agota en el mero dato de la asunción contractual de la obligación de transporte, sino
que incluye al naviero que materialmente lo realice (salvo los casos de arrendamiento de
buque), RUIZ SOROA, J. M., ZABALETA SARASUA, S., y GONZÁLEZ RODRÍGUEZ, M.,
Op. Cit. Manual de Derecho del Transporte… pág. 382.
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LOS CONTRATOS SOBRE EL BUQUE EN DERECHO ESPAÑOL
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JAVIER DEL CORTE LÓPEZ
2. Transitarios y consignatarios
33 Piénsese, por ejemplo, en el caso de un fletamento por tiempo en el que el buque si-
gue tripulado y capitaneado por dependientes del fletante, pero es el fletador quien ostenta
la gestión comercial del mismo y decide transportar mercancías de terceros, emitiendo
conocimientos de embarque que puede firmar bien un agente por cuenta y en nombre del
fletador, bien el capitán del buque, que deberá hacerlo en forma similar y amparado por
las correspondientes previsiones en la póliza de fletamento, para no vincular con su firma
al fletante.
34 Mayor controversia ha venido provocando su validez en Reino Unido, hasta la re-
solución del asunto Hamburg Houtimport B.V. v. Agrosin Private Ltd., and others (The
STARSIN), [2000] Lloyd’s Rep. 85, que –resumidamente- llega a la conclusión de que las
indicadas cláusulas insertas en el conocimiento de embarque pueden ser anuladas por las
provisiones del anverso del título (por ejemplo, la firma), cuando éstas dejan claro al car-
gador que está contratando con el fletador.
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LOS CONTRATOS SOBRE EL BUQUE EN DERECHO ESPAÑOL
artículo 278 LNM regula las figuras del porteador contractual y el porteador
efectivo, e impone a ambos, frente al cargador, un régimen de responsabilidad
solidaria por los daños, perjuicios o retrasos en la entrega de la mercancía35.
Dicho artículo tiene relevancia a los efectos que aquí mencionamos porque
define al porteador contractual en su apartado 1 como “quien se compromete
a realizar el transporte” y aclara en su apartado 2 que en esa categoría “es-
tarán comprendidos los comisionistas de transportes, transitarios y demás
personas que se comprometan con el cargador a realizar el transporte por
medio de otros”36.
Por lógicos motivos de extensión no podemos detenernos en la figura del
transitario y en el contrato de transporte multimodal37 pero es evidente que
en la actual regulación triunfa la tesis del transitario como porteador frente a
la que defiende su intervención como un agente o mero comisionista.
b) El consignatario: Cambio en el paradigma de su responsabilidad
El artículo 322 LNM opera un sobresaliente cambio legislativo en materia
de la responsabilidad del consignatario del buque, que pone fin a lo que hasta
entonces era doctrina jurisprudencial fijada por el Pleno de la Sala Primera
del Tribunal Supremo38, y que declaraba su responsabilidad solidaria con el
porteador por los daños y averías sufridos por la mercancía durante la ejecu-
ción del transporte marítimo.
No obstante, y por motivos de extensión, nos remitimos al capítulo corres-
pondiente al contrato de consignación de buques39.
35 Sobre el concepto de porteador contractual Vid. GORRIZ LÓPEZ, C., “La noción de
porteador en la regulación del trasporte marítimo”, en ADM, Vol. XVIII (2001), Departa-
mento de Transportes y Obras Públicas del Gobierno Vasco, Madrid, 2001. EMPARANZA
SOBEJANO, A., Op. Cit. El concepto de porteador…, págs. 333 y ss.
36 Incluye en este mismo grupo a los fletadores por tiempo o viaje que trasporte mer-
cancías de terceros emitiendo conocimientos de embarque, como regula el Art. 207 LNM.
37 En concreto sobre la figura del transitario Cfr. TOBÍO RIVAS, A. M., Los tran-
sitarios en el transporte nacional e internacional. Régimen jurídico privado. Comares,
Granada, 2007.
38 STS (Sala 1ª. Pleno), núm. 927/2007, de 26 de noviembre, Ponente: Ilmo. Sr. D.
Juan Antonio Xiol Ríos (núm. recurso 1127/2007).
39 Con relación al régimen de responsabilidad del consignatario antes de la entrada
en vigor de la LNM, cfr. PENDÓN MELÉNDEZ, M. A., La responsabilidad del consignata-
rio del buque en el Derecho español, Servicio de Publicaciones del Gobierno Vasco, Vitoria
Gasteiz, 2008.
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JAVIER DEL CORTE LÓPEZ
3. El fletador
4. El destinatario
40 RUIZ SOROA, J. M., ZABALETA SARASUA, S., y GONZÁLEZ RODRÍGUEZ, M.,
Op. Cit. Manual de Derecho del Transporte… págs. 388.
41 No procede, sin embargo, equipararlo con el “consignatario” o el “consignatario de
la mercancía” por traducción del término “consignee”, como erróneamente hacía el Art.
668 C. Co. o la versión española de las Reglas de Hamburgo.
42 Sobre la discusión en torno a la cuestión, resume las distintas posiciones doctri-
nales RECALDE CASTELLS, A., El conocimiento de embarque y otros documentos del
transporte. Función representativa, Civitas, Madrid 1992, págs. 234/239. Se hacen igual-
mente eco de la misma, admitiendo la tesis del tercero ajeno al contrato RUIZ SOROA, J.
M., ZABALETA SARASUA, S. y GONZÁLEZ RODRÍGUEZ, M., Op. Cit., “Manual de Dere-
cho del Transporte…”, págs. 389. En sentido contrario, a favor de la interpretación como
un contrato en favor de tercero SANCHEZ CALERO, F., Op. Cit., El contrato de transporte
marítimo…, págs. 170/172.
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LOS CONTRATOS SOBRE EL BUQUE EN DERECHO ESPAÑOL
1. El conocimiento de embarque
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JAVIER DEL CORTE LÓPEZ
b) Forma y contenido:
El conocimiento de embarque puede emitirse en papel o, cuando así lo
hayan pactado por escrito las partes antes de la carga de las mercancías, en
soporte electrónico.
Precisamente, una de las novedades de nuestra ley es la regulación del
documento electrónico en los artículos 262 a 267 LNM, sobre la base de tres
sencillos ejes 45:
- Unidad del régimen jurídico aplicable: Los conocimientos de embar-
que en papel y electrónicos están sometidos al mismo régimen legal, sin
que se prevea un régimen especial para el documento electrónico (Art. 264
LNM).
- Equivalencia de los documentos: Ambos títulos producen los mismos
efectos y tienen el mismo valor jurídico (siempre que se firmen de acuerdo
con sus respectivas provisiones legales), y pueden ser sustituidos el uno por
el otro previo acuerdo de las partes (Arts. 263, 265 y 266 LNM).
- Libertad de elección del soporte: El texto legal no opta por ningún sis-
tema de emisión o transmisión de los conocimientos de embarque electró-
nicos46, dejando en manos de las partes la libertad de optar por el concreto
sistema de emisión del documento electrónico que estimen oportunos47.
La cuestión es de plena actualidad, pues la tendencia en el tráfico mercan-
til internacional es hacia la implantación de documentos electrónicos, trans-
mitidos de forma telemática, y con sistemas on-line que permiten la geoloca-
llegada la mercancía al puerto de descarga pueda exigir su entrega. Del mismo modo,
piénsese en los casos en que el pago de la mercancía se haya pactado a través de la aper-
tura de un crédito documentario, en los se precisará que un ejemplar se incluya dentro
de la remesa documentaria, como documentos que el beneficiario del crédito (o su ban-
co) debe presentar al banco abridor o confirmador para obtener el pago en los términos
pactados.
45 LEACH ROS, B., “El conocimiento de embarque electrónico”, en La Ley, Mercan-
til, núm. 20 (diciembre 2015). Sobre los inicios del documento electrónico Cfr. CARNEY,
P. y DE ROS SOPRANIS, I., “Conocimientos de embarque electrónicos”, en ADM, Vol. XIX
(2002), págs. 201/220.
46 ZURIMENDI ISLA, A., “El contrato de fletamento: Documentación”, en EM-
PARANZA SOBEJANO, A. y MARTIN OSANTE, J. M., Op. Cit. Comentarios…, págs.
345/374, apunta la discusión entre la necesaria libertad del texto legal para no verse supe-
rado pronto por los avances tecnológicos y los reparos de un sector doctrinal en el caso de
los documentos negociables, que tienen eficacia frente a terceros.
47 En cuanto a los sistemas más conocidos pueden mencionarse el “Bolero” www.
bolero.net y el “Essdocs” www.essdocs.com.
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LOS CONTRATOS SOBRE EL BUQUE EN DERECHO ESPAÑOL
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62 Una visión general del problema se recoge en RUIZ SOROA, J. M., ZABALETA SA-
RASUA, S. GONZÁLEZ RODRÍGUEZ, M., Op. Cit. Manual de Derecho…, págs. 423/429.
Un análisis mucho más amplio sobre la problemática nacida de la emisión de las cartas
de garantía puede verse en TETLEY, W., Letters of indemnity at shipment and letters of
guarantee at discharge, 2004, ETL 287/344.
63 Así lo entienden, tras el análisis de los trabajos preparatorios de las RHV y la re-
dacción del texto auténtico del convenio RUIZ SOROA, J. M., y GABALDÓN GONZALEZ,
J. L., Op. Cit. Manual de Derecho…, págs. 453/456.
64 SÁNCHEZ CALERO, F., Op. Cit. El contrato de transporte…, págs. 176/177.
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65 HERNÁNDEZ MARTÍ, J., Op. Cit. El contrato de transporte…, págs. 91/92 se
refiere a la STS de 10 de junio de 1967 (Col. Leg. Julio 1967, núm.506).
66 GARRIGUES en cita de RUIZ SOROA, J. M., ZABALETA SARASUA, S., y GONZÁ-
LEZ RODRÍGUEZ, Op. Cit., Manual de Derecho… págs. 398, nota 23.
67 HERNÁNDEZ MARTÍ, J., Op. Cit. El contrato de transporte…, págs. 92/93. RUIZ
SOROA, J. M., y GABALDÓN GONZALEZ, J. L., Op. Cit. Manual de Derecho…, págs. 454.
68 SÁNCHEZ CALERO, F., Op. Cit. El contrato de transporte…, págs. 176/185.
69 El CONLINEBOOKING de BIMCO incluye la firma de ambas partes y supone un
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LOS CONTRATOS SOBRE EL BUQUE EN DERECHO ESPAÑOL
verdadero contrato de transporte. Son de la misma opinión RUIZ SOROA, J. M., ZABALE-
TA SARASUA, S. GONZÁLEZ RODRÍGUEZ, M., Op. Cit. Manual de Derecho…, págs. 414.
70 BRAVO USCOS, R., “La carta de porte marítimo: un nuevo documento para el
transporte de mercancías por mar”, en ADM, Vol., VII (1989), págs. 199/252.
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JAVIER DEL CORTE LÓPEZ
71 Por el contrario, no se hará referencia a la regulación del tiempo de plancha y las
demoras (Sec. 4ª, Arts. 239 a 245 LNM) por no resultar de aplicación a esta modalidad de
fletamento.
72 Sobre todas ellas en detalle véase sobre ambas obligaciones en detalle cfr. RUIZ
SOROA, J. M., ZABALETA SARASUA, S. GONZÁLEZ RODRÍGUEZ, M., Op. Cit. Manual
de Derecho…, págs. 433/443.
73 SAENZ GARCÍA DE ALBIZU, J. C., “El contenido del contrato de fletamento”, en
Op. Cit., EMPARANZA SOBEJANO, A. y MARTIN OSANTE, J. M., Op. Cit. Comentarios…
págs. 295/314. En idéntico sentido se expresan MARTÍNEZ JIMÉNEZ, I., Los contratos
de explotación del buque: Especial referencia al fletamento por tiempo, J. M. Bosch Edi-
tor, Barcelona 1991, págs. 263/267 y SIERRA NOGUERO, E., El contrato de fletamento
por viaje, Publicaciones del Real Colegio de España, Bolonia 2002, págs. 121/133.
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LOS CONTRATOS SOBRE EL BUQUE EN DERECHO ESPAÑOL
74 Es obvio que las características de velocidad, consumo, capacidad de carga, etc…
adquieren mayor relevancia en la modalidad del fletamento por tiempo, en el que la ges-
tión comercial del buque se desplaza al fletador, de suerte que esas características tienen
relación directa con los gastos de explotación del buque que debe abonar en su condición
de fletador por tiempo y, por ende, afectan al aprovechamiento económico del contrato.
En particular sobre la problemática a la que puede dar lugar la descripción del buque en el
contrato, en Derecho inglés, al que vienen usualmente referidas las pólizas de fletamento,
cfr. COGHLIN, T., BAKER. A. W., KENNY, J., KIMBALL, J. D., Time charters, Lloyd’s
Shipping Law Library, Londres 2008, págs. 71/100.
75 La cláusula 6 del CONLINEBILL 2016 se refiere expresamente a la facultad del
porteador de sustituir el buque, ya sea de su propiedad o no. Mayores problemas de encaje
legal plantean, como se ha indicado, las menciones al derecho unilateral del porteador a
transportar directa o indirectamente la mercancía, incluso por otros medios.
76 Sobre la obligación de navegabilidad en el fletamento por tiempo, vid. MARTÍNEZ
JIMÉNEZ, I., Op. Cit., Los contratos de explotación del buque…, págs. 267/279.
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JAVIER DEL CORTE LÓPEZ
83 Con relación a estas obligaciones desde el punto de vista del fletamento por viaje,
cfr. SIERRA NOGUERO, E., Op. Cit., El contrato…, págs. 199/215.
84 En idéntico sentido, las pólizas de fletamento pueden incorporar cláusulas de re-
parto del premio entre fletador y porteador en caso de salvamento de bienes, para atempe-
rar las consecuencias de la desviación.
85 La cláusula 5 del CONLINERBILL 2016 prevé que el portador no se limite a la
ruta directa si bien prevé que sea por causa razonable conectada con el transporte. No
ocurre lo mismo con la cláusula 6 que prevé la posibilidad de terminar el transporte por
otros medios directa o indirectamente, y la 7, que incluye la facultad unilateral de hacer
transbordos de la mercancía.
SAENZ GARCÍA DE ALBIZU, J. C., “El contenido del contrato de fletamento”, en Op.
Cit., EMPARANZA SOBEJANO, A. y MARTIN OSANTE, J. M., Op. Cit. Comentarios…
págs. 295/314.
86 Con relación a estas obligaciones desde el punto de vista del fletamento por viaje,
cfr. SIERRA NOGUERO, E., El contrato…, págs. 216/227.
172
LOS CONTRATOS SOBRE EL BUQUE EN DERECHO ESPAÑOL
Parece evidente que una vez el buque arriba al puerto de destino, la princi-
pal obligación del porteador es entregar la mercancía al legítimo tenedor del
conocimiento de embarque (Art. 228 LM) pudiendo el porteador almacenar
la misma a costa de aquel si no se presenta o rechaza la entrega, o instar el
depósito judicial de la mercancía.
Debe destacarse que la entrega es un acto jurídico, que implica el traslado
de la posesión del porteador al legítimo tenedor del conocimiento de embar-
que y marca el inicio y el fin de período de custodia de la mercancía por parte
del porteador87, por lo que no debe confundirse con las operaciones físicas de
carga y descarga que pueden, o no, coincidir con dichos actos jurídicos pues
es frecuente el empleo de pactos contractuales que extienden las obligaciones
de las partes88 la puesta a disposición de la mercancía a auxiliares del portea-
dor en el puerto de carga y descarga89.
En este sentido, no debe perderse de vista que el artículo 279 LNM ex-
tiende el período de responsabilidad del porteador desde el momento en que
se hace cargo de las mercancías en el puerto de origen hasta que las pone a
disposición del legitimado en el puerto de destino, previendo la posibilidad
de la entrega a auxiliares en el puerto, antes de que se produzca la operación
de carga en el buque.
Esta novedad, superando el «seccionamiento» del transporte marítimo
previsto en el derogado artículo 1 LTM, que hacía coincidir el período de cus-
todia del porteador entre las operaciones de carga y descarga (a menos que
se hicieran con los medios propios del buque) resulta más coherente con la
práctica del tráfico marítimo.
La mercancía debe entregarse en el mismo estado y condición en la que fue
recibida, siendo responsable de las pérdidas, averías o daños que sufra la mis-
ma durante la ejecución del transporte (Art. 223 LNM), responsabilidad que
se ventilará con arreglo a lo dispuesto en los artículos 277 a 286 LNM que, en
el caso del contrato de fletamento de mercancías determinadas en régimen de
conocimiento de embarque, resultan Derecho imperativo.
Sin embargo, el puerto de recalada puede no ser el puerto previsto de des-
tino si el buque se avería o resulta inhabilitado para terminar el viaje, que
87 RUIZ SOROA, J. M., y GABALDÓN GONZALEZ, J. L., Op. Cit. Manual de Dere-
cho…, págs. 469.
88 Vid. Supra, nota al pie 70.
89 Adicionalmente, la entrega de la mercancía inicia el cómputo del plazo para el
ejercicio de acciones de responsabilidad por pérdida, daño o retraso frente al porteador.
173
JAVIER DEL CORTE LÓPEZ
90 Sobre ambas obligaciones en detalle cfr. RUIZ SOROA, J. M., ZABALETA SARA-
SUA, S. GONZÁLEZ RODRÍGUEZ, M., Op. Cit. Manual de Derecho…, págs. 431/432. Con
relación a estas obligaciones desde el punto de vista del fletamento por viaje, cfr. SIERRA
NOGUERO, E., Op. Cit., El contrato…, págs. 243/287.
91 Pueden tener relevancia en este punto, por las obligaciones que de ellos se derivan
para las partes y en concreto para el cargador, los INCOTERMS© pactados en el contrato
de compraventa subyacente, pues si la venta es en los términos del grupo F o C, el vende-
dor tendrá la obligación de poner la mercancía al costado del buque. Adicionalmente, y en
el contrato de compraventa, se dará la circunstancia de que la entrega de la mercancía del
vendedor a comprador se produce en dicho puerto de embarque, transmitiéndose el riesgo
de daños a la mercancía desde el comprador al vendedor, cuando se estiba la mercancía en
la bodega del buque. En sentido contrario, con las ventas bajo términos del grupo D, el mo-
mento de entrega de la mercancía del vendedor al comprador y transmisión del riesgo en el
contrato subyacente se difiere al puerto de destino e incluso a la terminal o lugar convenido.
174
LOS CONTRATOS SOBRE EL BUQUE EN DERECHO ESPAÑOL
92 Por su parte, en las pólizas de fletamento por viaje o por tiempo, esta posibilidad
vendrá contemplada en la oportuna cláusula de demoras (Demurrage), por virtud de la
cual el fletador pagará un importe a tanto alzado diario por cada día de retraso en la carga
que le resulte imputable, si bien en caso de total incumplimiento y falta de entrega, cabe
igualmente la resolución sin perjuicio de la indemnización a la que haya lugar. Subsidia-
riamente, el régimen legal aplicable lo encontramos en los Arts. 239 a 245 LNM.
175
JAVIER DEL CORTE LÓPEZ
da”, por lo que surge la duda de qué ocurrirá en el caso de mercancías que, aun
siendo de la clase prevista, resulten distintas, por ejemplo, por haber sido mal
descritas por el fletador en cuestiones relevantes como su peso, dimensiones
o formas y que, por lo tanto, dificulten su carga a bordo o impidan cargarlas
en su totalidad, impidan al porteador embarcar otras cargas ya acordadas o,
simplemente, le obliguen a replantear el plan de estiba generando nuevos
costes de estibadores y demoras en el puerto aun cuando finalmente pueda
embarcar toda la mercancía.
En tales supuestos, parece obvio que el porteador tendrá derecho a ser
indemnizado por los daños y perjuicios que esa deficiente descripción de la
mercancía le ocasione, cobrar el extraflete que corresponda al exceso de vo-
lumen o peso, e incluso -en los casos más graves- a no cargar la totalidad de
la mercancía si ésta no cabe, o le va a impedir cargar la mercancía de otros
fletadores, o bien las operaciones necesarias para albergarla en bodega van a
producir un retraso al resto de fletadores que le coloca en situación de incum-
plimiento con ellos.
b) Pago del flete:
El flete se calcula en la forma acordada en el contrato y, en su defecto, en
la forma prevista en el artículo 233 LNM que, para la modalidad de fletamen-
to de mercancías determinadas por su peso, medida o clase, en régimen de
conocimiento de embarque, solo permite remitirse al peso o volumen que
conste en el conocimiento de embarque93.
No devengan flete las mercancías perdidas durante la ejecución del trans-
porte marítimo salvo que dicha pérdida traiga causa de la naturaleza de la
cosa, vicio propio o defecto del embalaje, y si la pérdida resulta parcial y el
flete se ha pactado por peso o medida, no devengará flete la parte que se haya
perdido (Art. 234 LNM).
No obstante, el citado precepto prevé que las mercancías averiadas deven-
gan flete, pero ello será sin perjuicio de la responsabilidad en la que incurra el
porteador por incumplimiento de su obligación ex recepto.
El obligado al pago del flete es el fletador, que debe verificarlo en las con-
diciones pactadas (Art. 235 LNM) que, en el transporte en régimen de cono-
cimiento de embarque es antes del transporte (freight prepaid) si bien cabe
la opción de que el flete resulte pagadero en destino, haciéndolo constar opor-
tunamente en el conocimiento o carta de porte marítima (freight collect). No
93 Nada se dice del caso en el que no se emita dicho título o, simplemente, no se pue-
dan seguir los criterios legalmente establecidos.
176
LOS CONTRATOS SOBRE EL BUQUE EN DERECHO ESPAÑOL
94 Sobre la obligación de pago del flete se pronuncia la cláusula 10 del CONLINEBILL
2016 y la cláusula 11 establece el derecho de retención de la mercancía que, no obstante,
cuenta con las limitaciones ya indicadas en nuestro ordenamiento.
95 SAENZ GARCÍA DE ALBIZU, J. C., “El contenido del contrato de fletamento”, en
Op. Cit., EMPARANZA SOBEJANO, A. y MARTIN OSANTE, J. M., Op. Cit. Comentarios…
págs. 295/314.
96 La cláusula 18 del CONLINEBILL 2016 establece “The Merchant shall be liable
to the Carrier for any loss, damage to, or delay, including Demurrage and detention
incurred by or sustained to containers, pallets or similar articles of transport during the
period between handling over to the Merchant and return to the Carrier”.
177
JAVIER DEL CORTE LÓPEZ
1. Derecho imperativo:
178
LOS CONTRATOS SOBRE EL BUQUE EN DERECHO ESPAÑOL
2. Fundamento de la responsabilidad:
3. Supuestos de incumplimiento:
100 Una crítica doctrinal constante al sistema de responsabilidad de las RHV ha veni-
do siendo, precisamente, que no existe esa declaración de responsabilidad que presida de
manera sistemática el catálogo de excepciones que supone su articulado. Así se expresan
EMPARANZA SOBEJANO, A., y MARTIN OSANTE, J. M., “El transporte marítimo (II)
Contrato de transporte marítimo de mercancías en régimen de conocimiento de embar-
que”, en MARTINEZ SANZ, F., (Dir.) y PUETZ, A., (Coord.), Op. Cit. Manual de dere-
cho…, Ed. Marcial Pons, Barcelona, 2010, págs.130 y ss. En idéntico sentido, Vid. RUIZ
SOROA, J. M., ZABALETA, S., y GONZALEZ, M., Op. Cit., Manual de derecho…, pág. 445
y ss., y SANCHEZ CALERO, F., Op. Cit., El contrato…, págs. 337 y ss.
101 El Art. 4 del Convenio recoge una larga lista de casos (17 en total) en los que el
porteador no responde de los daños o pérdidas de las mercancías. Vid. RUIZ SOROA, J.
M., y GABALDÓN GARÍA, J. L., Op. Cit., Manual de… págs. 473/476.
179
JAVIER DEL CORTE LÓPEZ
180
LOS CONTRATOS SOBRE EL BUQUE EN DERECHO ESPAÑOL
En el primer caso, parece lógico entender que el pacto pueda ser expreso,
ya conste por escrito o haya sido verbal, e igualmente tácito o deducible de
los actos preparatorios del contrato y de las negociaciones previas entre las
partes.
En defecto de pacto, la cuestión consistirá en acreditar cuál es «el plazo ra-
zonable exigible» para la entrega de la mercancía, para lo que será necesario
atender a las circunstancias de hecho que concurran (viaje, ruta proyectada,
escalas, otras cargas, velocidad del buque, época del año, condiciones clima-
tológicas…).
3. Personas responsables:
107 LÓPEZ RUEDA, F. C., “La responsabilidad del porteador en los transportes su-
cesivos y multimodales según la legislación marítima proyectada”, XIV Jornadas de De-
recho marítimo de San Sebastián: Donostia – San Sebastián, nº 14, 2007, págs. 114/147.
181
JAVIER DEL CORTE LÓPEZ
4. Período de responsabilidad:
182
LOS CONTRATOS SOBRE EL BUQUE EN DERECHO ESPAÑOL
1. Elementos comunes:
183
JAVIER DEL CORTE LÓPEZ
114 El Art. 4, e) de las RHV siguiendo una redacción habitual en los Convenios Inter-
nacionales en materia de transporte, en el texto auténtico en inglés, del que la ley parece
obtener su redacción, expresa “Neither the carrier nor the ship shall be entitled to the
benefit of the limitation of liability provided for in this paragraph if it is proved that the
damage resulted from an act or omission of the carrier done with intent to cause dam-
age, or recklessly and with knowledge that damage would probably result”.
184
LOS CONTRATOS SOBRE EL BUQUE EN DERECHO ESPAÑOL
2. Límites de la indemnización
185
JAVIER DEL CORTE LÓPEZ
186
LOS DOCUMENTOS DE TRANSPORTE
Carlos Llorente
Abogado
Abstract: this Chapter analyzes the different types of transport documents, in light
of their regulation in the Maritime Navigation Act and current practice. The chapter es-
sentially focuses on the Bill of Lading (B/L), as it is the document that has called greater
attention in both domestic and international law; it highlights, in particular, its features,
nature, different classes, contents and functions. Other documents similar to the B/L are
also addressed, such multimodal transport documents, seawaybills or charterparties.
Keywords: transport document, bill of lading, seawaybill, charterparty, multimodal
transport document, document of title, similar documents, BIMCO, UNCTAD
187
CARLOS LLORENTE
188
LOS CONTRATOS SOBRE EL BUQUE EN DERECHO ESPAÑOL
1. El régimen de la LNM
189
CARLOS LLORENTE
bos sentidos) (artículos 263 y 265)8 así como los efectos de dicha sustitución
(amortización del B/L) (artículo 266). En todo lo que no tenga que ver con su
carácter electrónico, por tanto, el B/L electrónico se regirá, en cuanto B/L que
es, por las normas que reseñaremos posteriormente.
Hace bien, en cualquier caso, la LNM en prever la utilización de este tipo
de documentos electrónicos (eBL), como han hecho otros instrumentos del
más reciente Derecho uniforme de los transportes9, pero no olvidemos que la
promoción de su uso no depende tanto del reconocimiento legislativo, aun-
que también sea importante, como de su empleo real en el tráfico marítimo.
Y éste es un proceso que, después de unos cuantos años, sigue aún pendiente
de ser completado, si bien, en los tiempos actuales marcados por la digitali-
zación masiva, todo parece preparado para que se de un salto definitivo en su
consolidación10.
b. Conocimiento de embarque, en general.
El conocimiento de embarque, sea electrónico o no, es el documento carac-
terístico del contrato de fletamento para el transporte de mercancías deter-
minadas en régimen de conocimiento de embarque (artículo 205). No existe,
cuando se trata de soporte papel, de un modelo o formato único de B/L, pu-
diendo en el tráfico encontrarse ejemplares de distinta factura, que serán con-
siderados como genuinos y legítimos B/L cuando cumplan con las exigencias
mínimas que, en forma y fondo, la ley impone a dicho documento11.
8 Es decir, la sustitución del B/L en papel por el B/L electrónico (artículo 263) y la del
B/L electrónico por otro en papel (artículo 265).
9 En este sentido, véase, por ejemplo, el Protocolo Adicional al Convenio relativo al
contrato de transporte internacional de mercancías por carretera (CMR) relativo a la car-
ta de porte electrónica, hecho en Ginebra el 20 de febrero de 2008. El Protocolo está en
vigor y España lo ha incorporado a nuestro ordenamiento (BOE núm. 141, de 14 de junio
de 2011).
10 En este sentido, véanse las plataformas BOLERO (www.bolero.net) y essDOCS
(www.esdocs.com). Resta aún por observar las consecuencias reales de la aplicación de la
tecnología “blockchain” al sector del transporte.
11 No obstante, un modelo de referencia en el mercado es el BIMCO LINER BILL OF
LADING, conocido con el nombre de CONLINEBILL. Se trata de un modelo elaborado
por BIMCO, cuya primera versión es de 1950 y su última actualización es de noviembre
de 2016. El modelo consta de dos páginas, una primera en la que se recogen una serie de
casillas en blanco que deberán ser rellenadas en cada caso, y que identifican los distintos
elementos del contrato, y una segunda página que contiene un clausulado impreso propio
del B/L o, con mayor propiedad, del contrato de trasporte en régimen de conocimiento
de embarque que se documenta en el B/L. Además del CONLINEBILL, BIMCO también
190
LOS CONTRATOS SOBRE EL BUQUE EN DERECHO ESPAÑOL
ofrece un modelo de B/L que se emite con ocasión de un fletamento (por viaje o tiempo).
Es el llamado CONGENBILL, en su última versión de 2016. En general, sobre BIMCO y su
destacada labor en el ámbito de la documentación: www.bimco.org.
12 Este es un conocimiento emitido antes de que las mercancías estén a bordo del
buque y que puede acabar convirtiéndose en un verdadero conocimiento de embarque
cuando, una vez embarcadas las mercancías, el capitán incluya una apostilla o sello en el
documento originalmente emitido indicando “embarcado” o “embarcadas” , con expresión
del día y hora en que se hubiere iniciado y finalizado la carga de las mercancías. Como al-
ternativa, el artículo 246.2 permite que, en esta situación, se emita un nuevo conocimiento
de embarque que exprese que las mercancías se encuentran efectivamente a bordo del
buque (en cuyo caso, este conocimiento genuino deberá reflejar el nombre del buque).
En realidad, el conocimiento recibido para embarque, mientras es tal y no se convierte en
un verdadero conocimiento con la estampilla indicada, es un documento que acredita la
recepción de la mercancía por el porteador, o sus auxiliares, antes de su carga en el buque
y que recoge los términos propios del contrato de transporte que se ha concluido entre las
partes.
13 En cada B/L se deberá hacer constar el número de ejemplares originales que se
entreguen al cargador.
14 El contenido obligatorio del B/L, conforme a la LNM, es el referido, fundamental-
mente, a los elementos esenciales del contrato formalizado en dicho documento. Por un
lado, se exige que consten los datos identificativos de las partes del contrato (elementos
personales), es decir, de porteador (1º) y cargador (2º), e, incluso del destinatario (aunque
no es parte del contrato), cuando el conocimiento fuere nominativo (2º). También debe-
rán constar los elementos objetivos del contrato o, con otras palabras, las mercancías, que
deberán ser identificadas en los aspectos indicados en el artículo 248 (3º) y una serie de
circunstancias que delimitan la ejecución del transporte (origen y destino del trasporte y
fecha de entrega en origen y, en su caso, en destino de las mercancías) (4º y 5º). Se com-
pleta esta exigencia de menciones obligatorias con las que se refieren al lugar de emisión
del conocimiento y al número de ejemplares originales entregados al cargador (6º).
15 En sus palabras, “[T]odas aquellas menciones o estipulaciones válidamente pacta-
das por el cargador y el porteador”.
191
CARLOS LLORENTE
16 Este precepto debe complementarse con lo establecido en el artículo 321 LNM que
regula la firma del conocimiento de embarque por el consignatario. Este artículo permite
que este operador (que no es sino un agente del porteador, como señala el artículo 249)
firme el conocimiento de embarque por cuenta del armador o naviero. Lo relevante de este
precepto, desde la perspectiva del consignatario, es que le impone a este operador la carga
de hacer constar el nombre del armador o naviero por cuya cuenta firma el B/L si quiere
evitar que se le considere responsable solidario del transporte junto con dichas personas
(o, en su caso, junto con el porteador fletador).
17 Una ubicación más adecuada para este precepto hubiese sido a continuación del
artículo 248.
18 E, indirectamente, de lo que establece el artículo 268.1 al negar dicho carácter a las
cartas de porte marítimo.
192
LOS CONTRATOS SOBRE EL BUQUE EN DERECHO ESPAÑOL
193
CARLOS LLORENTE
d. Eficacia probatoria
También le dedica atención la LNM a la eficacia (fuerza) probatoria del
B/L. Este documento ofrece prueba de la entrega de las mercancías al portea-
dor con las características y en el estado en que figuren en dicho documento
(artículo 256.1). Se trata de una prueba con eficacia presuntiva iuris tantum
(“salvo prueba en contrario”), si bien con la importante excepción prevista en
el apartado 2 del artículo 256 (no se admitirá prueba en contrario) cuando el
tenedor del B/L sea una persona distinta del cargador (incluido el destina-
tario) que hubiese adquirido el B/L de buena fe y sin culpa grave. Excepción
que, en todo caso, no será operativa, si el porteador hubiese opuesto reservas.
Precisamente, en este marco sobre la virtualidad probatoria del B/L, la
LNM dedica tres preceptos a las mencionadas reservas22, distinguiendo se-
gún que el porteador haya podido comprobar (artículo 257) o no (artículo
258)23 la adecuación a la realidad de determinadas menciones incluidas en
el conocimiento de embarque. En todos estos casos, la inserción de reservas
privará al documento de fuerza probatoria en los términos de la reserva (ar-
tículo 259)24.
También regula la LNM el fenómeno de las denominadas “cartas de ga-
rantía”, es decir, el pacto entre cargador y porteador o la declaración unilate-
ral del primero comprometiéndose a indemnizar al segundo por los daños y
perjuicios que pudiera causar la falta de constancia en el B/L de reservas so-
bre los datos suministrados por el cargador o sobre el estado aparente de las
22 En el ámbito de la LNM las reservas son manifestaciones realizadas por el portea-
dor en las que indica la existencia de inexactitudes en la información que figura en el B/L
en relación con la descripción de las mercancías, su naturaleza, sus marcas de identifica-
ción, el número de bultos y, según los casos, la cantidad o peso declarados por el cargador
(artículo 257.1) o aquellas manifestaciones en las que el porteador indica que, tras su com-
probación, el estado aparente real de las mercancías no se corresponde con el descrito en
el B/L (artículo 257.2).
23 La imposibilidad de comprobación la refiere el precepto al supuesto concreto en
que el porteador no haya tenido medios adecuados para comprobar las declaraciones del
cargador recogidas en el B/L en los aspectos indicados en el artículo 257.1. En estos casos,
el porteador podrá incluir en el B/L una reserva en la que haga constar la citada imposibi-
lidad de comprobación o, en su caso, lo que considere información exacta.
24 En este plano de la eficacia de las reservas, si bien desde una perspectiva negativa,
la LNM señala, por otro lado, que la no inserción de reservas genera la presunción de que
las mercancías han sido recibidas en buen estado aparente, en el supuesto previsto en al
artículo 257.2.
194
LOS CONTRATOS SOBRE EL BUQUE EN DERECHO ESPAÑOL
25 Las RHV son el instrumento más importante en la regulación del contrato de trans-
porte marítimo internacional de mercancías en régimen de conocimiento de embarque.
Pero no son las únicas. También en vigor internacional, aunque con una menor implanta-
ción geográfica (que no incluye a España), se encuentran las Reglas de Hamburgo (Con-
venio de las Naciones Unidas de Hamburgo de 31 de marzo de 1978, sobre el transporte
marítimo de mercancías). En general, Auchter, G., La Convention des Nations-Unies sur
le transport de merchandises par mer de 1978 («Regles de Hambourg, 1978»), I, Bruselas,
1979. Las Reglas de Hamburgo dedican su Parte IV a los documentos de transporte (artí-
culos 14-18). La estructura y contenido de esta regulación es más moderna que la recogida
en las RHV y, en cierto modo, se corresponde con la que encontramos en la LNM. Las
Reglas de Hamburgo abordan la emisión del conocimiento de embarque (artículo 14), su
contenido (artículo 15), su valor probatorio y el efecto de las reservas (artículo 16), las ga-
rantías proporcionadas por el cargador respecto del conocimiento de embarque (artículo
17) y, finalmente, una referencia a los documentos distintos al conocimiento de embarque
(artículo 18). Sobre las RHV y su comparación con otros instrumentos normativos, como
las Reglas de Hamburgo y las Reglas de Rotterdam, véase, por todos, Sánchez Calero, F., El
contrato de Transporte Marítimo de Mercancías. Reglas de la Haya-Visby, Hamburgo y
Rotterdam, Aranzadi, Cizur Menor, 2010.
195
CARLOS LLORENTE
26 La letra c) del artículo X RHV se refiere a las denominadas cláusulas “paramount”.
En general, véase Espinosa Calabuig, R., El contrato internacional de transporte marítimo
de mercancías. Cuestiones de ley aplicable, Comares, Granada 1999.
196
LOS CONTRATOS SOBRE EL BUQUE EN DERECHO ESPAÑOL
197
CARLOS LLORENTE
1. La posición de la LNM
28 No se nos escapa que la pretensión de la LNM con su escasa regulación en esta
198
LOS CONTRATOS SOBRE EL BUQUE EN DERECHO ESPAÑOL
materia es acoger bajo su cobertura documentos como el que se conoce con el nombre de
“conocimiento de embarque para transporte multimodal”, que es, en realidad, más un
documento de transporte multimodal que un genuino conocimiento de embarque.
29 Hay otro precepto de la LNM en el que se menciona al transporte multimodal, el
artículo 248.1.4º. Este precepto regula el contenido del conocimiento de embarque y en
ese apartado 1.4º se indica que el B/L deberá identificar “los puertos de carga y descarga
de las mercancías y, en caso de transporte multimodal, los lugares de inicio y termina-
ción del transporte”. Se trata, en consecuencia, de una previsión que permita convertir
un B/L marítimo en un documento de transporte multimodal con fase marítima, como
acabamos de indicar.
30 Además de la LNM, téngase en cuenta los artículos 67-70 integrantes del Capítulo
VII (“Transporte multimodal”) de la Ley 15/2009, de 11 de noviembre, del contrato de
transporte terrestre de mercancías (BOE núm. 273, de 19 de noviembre de 2009), que no
es sino un intento más de regulación del transporte multimodal desde una perspectiva
unimodal.
31 El principal intento por regular el transporte multimodal en el ámbito supranacio-
nal ha sido la Convención de las Naciones Unidas de Ginebra de 24 de mayo de 1980, sobre
transporte multimodal internacional de mercancías, que, en su parte segunda (artículos
5-13), ofrece una detallada regulación de los aspectos documentales de este transporte.
Más recientemente, la Convención de las Naciones Unidas de 11 de diciembre de 2008,
sobre los contratos de transporte internacional de mercancías, total o parcialmente por
mar (“Reglas de Rotterdam”) ha tratado de ofrecer una solución a los transportes mul-
timodales con fase marítima, pero, de momento, siguen sin entrar en vigor. En general,
Baatz, Y., Debattista, C., Lorenzon, F., Serdy, A., The Rotterdam Rules: A Practical Anno-
tation, Informa, London, 2009 y Sturley, M., Fujita. T., Van der Ziel, G., The Rotterdam
Rules. The UN Convention on Contracts for Carriage of Goods Wholly or Partly by Sea,
Sweet&Maxwell Ltd, London, 2010. Entre nosotros, Illescas, R., y Alba, M., Las Reglas de
199
CARLOS LLORENTE
intentos por encontrar una solución a los problemas jurídicos del transporte
multimodal hayan tenido que ser encauzados a través de la creación de re-
glas y condiciones generales de la contratación, elaboradas por organismos
especializados, cuya finalidad ha sido la de ser incorporadas a documentos
de transporte empleados en el tráfico multimodal, que son los que, con ma-
yor propiedad, podríamos denominar genuinos o auténticos “documentos de
transporte multimodal”.
Estos documentos de transporte multimodal han experimentado una evo-
lución acusada en la que pueden distinguirse varias etapas.
En una primera fase, el tradicional documento marítimo, el “conocimiento
de embarque”, fue adaptado para poder incluir entre sus cláusulas reglas que
cubriesen la utilización de modos de transporte complementarios del maríti-
mo, adaptaciones que se formalizaron en torno al documento llamado “cono-
cimiento directo” (“Through Bill of Lading”).
Una segunda etapa de esta evolución viene marcada por la creación de
documentos que toman como modelo los fallidos proyectos de regulación
del transporte multimodal, previos a la Convención de Ginebra de 1980. En
este contexto habría que situar, en un primer momento, el “FIATA Combined
Transport Bill of Lading” (FBL 1970) y el COMBICONBILL (1971, revisado en
1995) de BIMCO.
Un paso más en esta evolución habría de darlo, por su parte, la ICC, con
la publicación de sus “Reglas uniformes para un documento de transporte
combinado” (1973, modificadas en 1975)32, cuyo reconocimiento en el tráfico
multimodal lo demuestra su adopción inicial tanto por FIATA (“FBL Combi-
Rotterdam, Madrid, Dickinson 2012. Los aspectos documentales de este transporte, que
son ciertamente novedosos, se recogen en su Capítulo 8. Al respecto, véase, Llorente Gó-
mez de Segura, C., “Las Reglas de Rotterdam (II)”, Cuadernos de Derecho Transnacional,
Vol. 2, Nº 2, 2010, pp. 104-125. Otras soluciones internacionales, igualmente parciales (y
no directamente documentales), del transporte multimodal de mercancías (o de submo-
dalidades del transporte multimodal), las encontramos en los siguientes instrumentos:
a) artículo 2 de la Convención de Ginebra de 19 de mayo de 1956, sobre el contrato para
el transporte internacional de mercancías por carretera (BOE núm. 109, de 7 de mayo de
1974); b) artículo 38 del Convenio para la unificación de ciertas reglas para el transporte
aéreo internacional, hecho en Montreal el 28 de mayo de 1999 (BOE núm. 122, de 20 de
mayo de 2004); y c) artículo 1§3 de las Reglas CIM del Protocolo de Vilna de 3 de junio de
1999, relativo a los transportes internacionales por ferrocarril (BOE núm. 149, de 23 de
junio de 2006).
32 ICC, publicaciones núms. 273 y 298, respectivamente.
200
LOS CONTRATOS SOBRE EL BUQUE EN DERECHO ESPAÑOL
ned Transport Bill of Lading”, versión de 1987) como por BIMCO, que junto
con la INSA, elaboró, siguiendo dichas “Reglas”, el “COMBIDOC” (1977).
La última etapa en este proceso está marcada por el clamoroso fracaso del
Convenio de Ginebra. En un intento por promover su conocimiento y acepta-
ción en el tráfico, la UNCTAD y la ICC pusieron en circulación un nuevo con-
junto de “Reglas” uniformes (1992) para documentos de transporte multimo-
dal33, que están basadas, en gran medida, en el citado Convenio de Ginebra, y
han encontrado un apoyo sólido, una vez más, tanto en el “FIATA Multimo-
dal Transport Bill of Lading” (1992) como en el MULTIDOC de BIMCO (su
versión más reciente es de 2016). BIMCO, por su parte, también dispone de
sendos modelos de “cartas de porte marítimas” (“sea waybills”) que también
son aplicables al transporte combinado o multimodal (con fase marítima): se
trata de los documentos conocidos como COMBICONWAYBILL (en su ver-
sión más reciente de 2016) y MULTIWAYBILL (en su versión más reciente
de 2016).
La utilización de estas Reglas (y documentos), en cualquier caso, no está
exenta de problemas, ni constituye, como podrá intuirse, la panacea para
conseguir la ansiada uniformidad jurídica en la regulación del contrato de
transporte multimodal. Los problemas que plantea su uso están directamente
relacionados con su propia naturaleza jurídica.
En primer lugar, se trata de Reglas cuya incorporación al contrato de trans-
porte es meramente facultativa: las partes del contrato deciden someterse o
no a las mismas. La forma en que esa incorporación normativa se produce,
además, es distinta, p.ej., según se trate de las Reglas de la ICC (1975) o de las
Reglas UNCTAD/ICC (1992). En el primer caso, las Reglas serán aplicables a
todo contrato de transporte combinado de mercancías recogido formalmente
en un documento de transporte combinado (Regla 1, letra a), que ha de con-
tener una referencia específica al hecho de que dicho contrato está sometido
a tales Reglas (Regla 1, letra c). Las Reglas de 1992, por el contrario, podrán
ser incorporadas al contrato “por referencia”, no sujeta a formalidad alguna.
Como señala la Regla 1(1), dicha incorporación podrá ser hecha por escrito,
oralmente o de cualquier otra manera, sin que sea necesario que se emita
documento de transporte alguno.
En segundo lugar, por tratarse de Reglas de naturaleza contractual incor-
poradas al contrato por voluntad de las partes (autonomía material), tales
reglas son susceptibles de entrar en conflicto con las normas, en ocasiones
201
CARLOS LLORENTE
202
LOS CONTRATOS SOBRE EL BUQUE EN DERECHO ESPAÑOL
203
CARLOS LLORENTE
V. La póliza de fletamento
204
LOS CONTRATOS SOBRE EL BUQUE EN DERECHO ESPAÑOL
35 En general,Thomas, R., Legal issues relating to time charterparties, Informa, Lon-
don, 2008.
205
CONTRATOS DE UTILIZACIÓN DEL BUQUE PARA FINES
DISTINTOS DEL TRANSPORTE DE MERCANCÍAS
Abstract: Although the Maritime Navigation Act has laid down a pragmatic notion of
the contract of affreightment as a contract of carriage, it does not seem to exclude a flexible
(or a “multi-purpose”) interpretation of the said notion, which would allow accepting that
“non-carriage” contracts of affreightment (or charterparties) may exist. Such agreements
would a priori call for an analogical application of the provisions on the contract of affre-
ightment-carriage. This article addresses such non-typified contracts.
Keywords: contracts for the use of the vessel, charterparty contracts, non-typified contracts.
I. Introducción.
207
JOSÉ MANUEL G. PELLICER
208
LOS CONTRATOS SOBRE EL BUQUE EN DERECHO ESPAÑOL
artículo 4 de nuestro Código Civil, lo que equivale a decir que nos encomen-
damos al poder de la imaginación jurídica.
En este sentido, hablando de imaginación (o más bien de su ausencia),
conviene advertir que los “maritimistas” podemos haber estado sufriendo un
sesgo cognitivo llamado “functional fixedness” (“fijación funcional”1), esto es,
la tendencia que se tiene cuando pensamos acerca de un objeto sólo en tér-
minos de su utilidad característica o de su uso más común, convencional y
generalizado, lo que bloquea nuestra imaginación para usarlo de modo alter-
nativo.
Dicho sesgo se ilustra con el siguiente ejemplo clásico, a saber: dispone-
mos de una vela, una caja de tachuelas y un paquete de cerillas. Debemos
lograr que la vela quede adherida a una pared a la altura de nuestros ojos.
Curiosamente los experimentos psicológicos acreditan que muy pocos par-
ticipantes descubren la posibilidad de usar la caja de las chinchetas como
reposa-velas, simplemente porque no conciben ni imaginan ex ante las po-
sibilidades que ofrece la misma como algo más que un mero contenedor o
embalaje de tachuelas.
Del mismo modo, algunos “unitarios” no conciben el fletamento del buque
más allá de su finalidad convencional usual (como transporte de mercancías)
y les cuesta ver el buque mismo como algo más que un vehículo de transporte
marítimo, cuando la realidad del tráfico ya ha demostrado lo contrario.
Si bien tampoco es menos cierto que algunos “separatistas” pueden estar
padeciendo similar sesgo cuando afirman categóricamente que todo fleta-
mento sólo sirve para ejecutar el hecho técnico de la navegación, conside-
rando que “el buque, objeto central del derecho marítimo, nace y vive para
navegar” (ARROYO).
¿Acaso no estamos bloqueando mentalmente la posibilidad de que alguien
explote un buque para una finalidad distinta de la navegación o para una fi-
nalidad donde la navegación sea un aspecto meramente secundario o incluso
inexistente?.
En el presente artículo, nos ocuparemos pues de una amplia “flora con-
tractual” que incluye no sólo los contratos de utilización del buque para fi-
nes distintos del transporte sino, además, los contratos de utilización del bu-
que donde la propia navegación es una finalidad secundaria o simplemente
inexistente (si tal cosa fuera posible bajo nuestro actual régimen legal).
Venciendo la tentación de emplear el término “fletamento” en sentido co-
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1. Uso científico.
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LOS CONTRATOS SOBRE EL BUQUE EN DERECHO ESPAÑOL
2. Usos industriales.
En esta sección caben todos aquellos buques que son destinados a fines
industriales ajenos al mero transporte de mercancías, tales como:
a) Buques-factoría de pesca, cuya finalidad es capturar pescado y proce-
sarlo a bordo.
b) Buques rompehielos, cuyo propósito es abrir un canal navegable.
c) Buques para instalaciones, explotaciones y obras submarinas: dentro de
este apartado habría que incluir una variada tipología de buques (demanda-
dos por la industria de las telecomunicaciones, el sector “off-shore” en gene-
ral, abarcando la minería submarina, el campo del “oil & gas”, o el de “marine
energy”) como, por ejemplo:
(1) buques cableros (“cable-lying vessels”), (2) los buques para tendido de
tuberías (“pipelayers”), (3) las dragas (“trailing suction dredgers”, “cutter
suction dredgers”, “backhoe dredgers”) y sus auxiliares (“split hopper bar-
ges”), (4) los buques que ejecutan la cimentación de aerogeneradores marinos
(“subsea rock installation vessel”, “side stone dumping vessels”), así como
(5) los buques de apoyo al buceo profesional (“diving support vessels”), (6)
los buques-plataforma-perforadores (“jack-up drilling rigs”, “drilling ships”,
“shuttle tankers”), (7) los buques-grúa (“crane-vessels”, “floating sheerleg”),
(8) los buques de mantenimiento e instalación de boyas, turbinas o aerogene-
radores (“wind turbine installation vessel”), los (9) buques sismológicos para
minería submarina (“seismic vessels”) y los (10) “Floteles” para alojamiento
de operarios (“accomodation ships”).
Si bien habría que excluir de esta sección a todos aquellos buques de la
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buques-centro logístico, las unidades FPSO, los “floating data centers” o los
buques de la industria “off-shore”.
En definitiva, desafiando la cómoda dogmática unitaria de ciertos juristas,
muchos empresarios se han zafado ya del sesgo de la “fijación funcional” y
ven el buque como algo más que un vehículo que transporta cosas del punto A
al punto B, sino también como una plataforma desde la que se ejecutan obras
y prestan servicios industriales.
Y no sólo industriales, como seguimos viendo.
3. Uso residencial.
4. Uso hostelero.
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IV. CONCLUSIONES.
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siciones dogmáticas unitarias (que han sido las prevalentes entre los autores
de la siempre encomiable y bienvenida LNM).
6. El legislador, consciente de que estos casos se sitúan en los confines del
Derecho Marítimo típico, parece estar asomándose aquí una suerte de inso-
luble “abismo dogmático” que prefiere, al menos por el momento, dejar en
el campo de lo “atípico». Es obvio, para cualquier intérprete avezado, que el
artículo 210 LNM fue una concesión simbólica (“a token gesture” en palabras
de nuestros colegas británicos) a las posiciones separatistas de cierto sector
doctrinal maritimista.
7. En vista de lo anterior, y en ausencia de una regulación legal específica,
estos Contratos de Utilización del Buque deberán confeccionarse ad hoc en
función del propósito empírico comúnmente perseguido por las partes. Toda
esa flora contractual atípica crecerá al margen de la LNM por generación es-
pontánea al amparo de la autonomía de la voluntad, en función de las nece-
sidades del caso.
8. Y respecto de la posibilidad de que existan Contratos de Utilización de
Buque sin navegación nos enfrentamos a una contradicción entre términos,
porque la LNM degrada a la condición de artefacto naval a aquél buque que
no navegue, de modo que la única utilización que la LNM concibe es la del
buque como vehículo de navegación, cayendo otro uso distinto a extramuros
de la citada norma legal (que precisamente se denomina, por algo, Ley de
Navegación Marítima).
9. Sin embargo, en la práctica hemos visto y seguramente veremos pe-
culiares contratos donde se pacta la puesta a disposición de un buque cuya
finalidad no es navegar sino permanecer estacionario en un muelle para
prestar simples servicios de alojamiento y manutención. Todos los esquemas
ideológicos del fletamento quedan trastocados en un caso como el comentado
(“Barco de Piolin”) donde, por ejemplo, la navegabilidad es menos importan-
te que la flotabilidad y el tiempo de plancha funciona precisamente al revés
de cómo suele, estando el fletador interesado en contratar la sobre-estadía
del buque en puerto. Un contrato sui generis donde seguramente, si se repite
de nuevo y a la vista de las quejas escuchadas en prensa, el fletador debería
prestar más atención a aspectos tan poco náuticos como la comodidad de los
camarotes o a la calidad del rancho servido a bordo.
10. Como colofón, sin embargo, resulta particularmente interesante ob-
servar cómo emergen nuevos usos industriales o mercantiles del buque como
algo más que un depósito de mercancías en movimiento. Nuevos usos off-
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shore donde el mar aparece menos como ese piélago donde los marinos están
sujetos a la temible “Fortuna de Mar” y más como un espacio, terreno o su-
perficie industrial virgen que puede ser conquistado al mar (si las veleidosas
deidades marinas permitirán tal osadía tecnológica es algo que resta por ver).
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LOS CONTRATOS SOBRE EL BUQUE EN DERECHO ESPAÑOL
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http://www.aquashell.eu/
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EL CONTRATO DE ARRENDAMIENTO NÁUTICO
Resumen: La Ley de Navegación Marítima es la primera norma que regula de forma es-
pecífica el contrato de arrendamiento náutico o chárter náutico. Se define como el contrato
por el cual el arrendador cede al arrendatario el goce y disfrute de un buque o embarcación
de recreo, por un tiempo determinado y a cambio de un precio, con una finalidad exclusi-
vamente recreativa o deportiva. Las modalidades del contrato de arrendamiento náutico
son sin y con dotación. Los elementos personales del contrato de arrendamiento náutico
son el arrendador, el arrendatario y la dotación. Los elementos reales son el buque o em-
barcación y el precio del chárter. Ejemplo de contrato internacional: MYBA.
Palabras clave: chárter náutico, finalidad recreativa, con o sin dotación, MYBA
Abstract: The Maritime Navigation Act is the first law that refers purposefully to the
charter contract. It is defined as an agreement whereby the charter company grants the
charterer a boat for recreational purposes. The modalities are bareboat charter or with
crew. The contractual parties are the charter company, the charterer and the crew. The
items of the contract are the vessel and the charter fee. International example of this con-
tract: MYBA.
Keywords: charter, recreational purposes, bareboat charter or with crew, MYBA
I. INTRODUCCIÓN - ANTECEDENTES
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1 En palabras de Don Julio Carlos Fuentes Gómez: “… en este último período también
ha habido incorporaciones importantes en su texto, entre las que destacan la regulación
dentro de los contratos de utilización del buque del contrato de arrendamiento náutico
(proveniente de una propuesta del sector)”, en su artículo “El largo proceso de elabora-
ción de la Ley de Navegación Marítima” publicado en “Comentarios a la Ley de Navegación
Marítima” de la AEDM, Ed. Dykinson, Madrid, 2015.
2 ANEN: Asociación Nacional de Empresas Náuticas. APEAM: Asociación Provin-
cial de Empresarios de Actividades Marítimas de Baleares. MYBA: The Worldwide Yacht
Brokers Association.
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sus obligaciones y derechos. Además debe llevarse a bordo pues ante un po-
sible control aduanero o del Servicio Marítimo de la Guardia Civil el contrato
es el documento que da cobertura legal a quien está a bordo en calidad de
arrendatario del chárter y a sus acompañantes. En un barco de uso privado
(lista séptima) el propietario está legitimado para estar a bordo por el propio
registro en el que se le identifica como propietario, mientras que en un barco
de chárter (lista sexta) el documento que legitima al que se encuentra a bordo
es el contrato de chárter.
Al tratarse de un contrato temporal (día, semana, hasta un máximo de tres
meses5) no es inscribible en registro alguno; distinta es la obligación de ins-
cribir el contrato de arrendamiento o de gestión del buque o embarcación en
el Registro de Buques de la Capitanía Marítima pero no obligatoriamente en
el Registro de Bienes Muebles al ser potestativa la inscripción de los buques y
embarcaciones de recreo en este último registro (artículo 69.2).
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más, deben poseer los títulos y certificados que acrediten los conocimientos
teóricos y prácticos necesarios para el manejo del barco que se chartea (ar-
tículo 165). Esta obligación recae siempre en el arrendador, en su calidad de
armador, (artículo 167), independientemente de que la dotación (el patrón en
este caso) sea un trabajador por cuenta ajena o un autónomo.
El incumplimiento de esta obligación puede suponer la inmovilización del
buque con el consiguiente perjuicio al arrendatario, que podrá exigir la co-
rrespondiente indemnización, y el inicio de un expediente sancionador que
finalizará con la imposición de una sanción administrativa. Ello sin perjuicio
de las responsabilidades y consecuencias derivadas de un posible siniestro
del buque o embarcación sin encontrarse a bordo la dotación requerida.
g. No vender el buque o la embarcación durante el periodo de arrenda-
miento.
Si bien esta prohibición no se establece en el capítulo del arrendamiento
náutico esta circunstancia puede tener lugar en cuyo caso, y siguiendo el cri-
terio establecido en el contrato de arrendamiento de buque (artículo 196), la
solución pasaría por la subrogación del nuevo titular del buque o embarca-
ción en el contrato de arrendamiento en los mismos términos y condiciones
que los pactados con el arrendador anterior. En caso contrario, el contrato
quedará extinguido y al arrendatario deberá ser indemnizado reembolsándo-
le la parte proporcional del alquiler correspondiente al periodo no disfrutado,
así como los gastos necesarios para su traslado y el de sus acompañantes, y de
su equipaje u otros bienes que tuvieran a bordo, hasta el lugar inicialmente
previsto de finalización del contrato de arrendamiento.
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Con relación a la fianza, indicar que ésta debe abonarse con anterioridad al
embarque o en el mismo día. Al finalizar el chárter y tras verificar el estado del
barco será devuelta por el arrendador, pudiendo éste descontar de la misma
el importe de los daños, pérdidas o averías que haya tenido la embarcación,
sus pertenencias y accesorios, causados por el arrendatario.
En el arrendamiento con dotación las cantidades destinadas a los gastos
ordinarios del chárter reciben el nombre de Anticipo para Avituallamiento
(APA, acrónimo de Advance Provisioning Allowance) y se refiere a una can-
tidad adicional que administra el capitán durante el periodo del contrato, pu-
diendo exigir anticipos adicionales en el supuesto de que el inicial no cubra
los gastos incurridos durante el chárter.
h. Aceptar la entrega del barco en servicio y buen funcionamiento.
Obligación derivada e autoimpuesta por el hecho de haber firmado un
contrato de arrendamiento náutico y haber pagado por él, salvo que el in-
cumplimiento se deba a causas ajenas a su voluntad en cuyo caso se podrá
negociar con el arrendador la devolución parcial del precio del chárter. Sin
embargo si el arrendatario no recepciona el buque o embarcación en la fecha
convenida, este retraso no le da derecho a prorrogar el contrato.
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11 Real Decreto Legislativo 2/2011, de 5 de septiembre, por el que se aprueba el Texto
Refundido de la Ley de Puertos del Estado y de la Marina Mercante. Artículo 310. Res-
ponsables. Serán responsables de la infracción las personas físicas o jurídicas siguientes:
2. Supuestos de infracciones en materia de Marina Civil: a) En las infracciones cometidas
con ocasión de la navegación marítima de buques civiles no mercantes, o con motivo de la
instalación de plataformas fijas u otras construcciones situadas fuera de la zona de servicio
de los puertos, la persona física o jurídica titular de la actividad empresarial que realice
el buque, la plataforma o construcción o, en el caso de buques utilizados exclusivamente
en la navegación de recreo, la persona física o jurídica propietaria de la embarcación, o la
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12 Real Decreto Legislativo 1/2007, de 16 de noviembre, por el que se aprueba el texto
refundido de la Ley General para la Defensa de los Consumidores y Usuarios y otras leyes
complementarias Artículo 90. Cláusulas abusivas sobre competencia y derecho aplicable.
Son, asimismo, abusivas las cláusulas que establezcan: 1. La sumisión a arbitrajes distintos
del arbitraje de consumo, salvo que se trate de órganos de arbitraje institucionales creados
por normas legales para un sector o un supuesto específico. 2. La previsión de pactos de
sumisión expresa a Juez o Tribunal distinto del que corresponda al domicilio del consu-
midor y usuario, al lugar del cumplimiento de la obligación o aquél en que se encuentre
el bien si éste fuera inmueble. 3. La sumisión del contrato a un Derecho extranjero con
respecto al lugar donde el consumidor y usuario emita su declaración negocial o donde el
empresario desarrolle la actividad dirigida a la promoción de contratos de igual o similar
naturaleza.
13 Véase, entre otras resoluciones, el Auto de la AP de Pontevedra, Sección 1ª, de 7 de
mayo 2009, recurso 240/2009, La Ley 191480/2009.
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14 Artículo 10.5 del Código Civil: Se aplicará a las obligaciones contractuales la ley a
que las partes se hayan sometido expresamente, siempre que tenga alguna conexión con
el negocio de que se trate; en su defecto, la ley nacional común a las partes; a falta de ella,
la de la residencia habitual común, y, en último término, la ley del lugar de celebración del
contrato.
15 Para un estudio en profundidad de este modelo de contrato de arrendamiento náu-
tico: Lorenzon, F, y Coles, R. The Law of Yachts and Yachting, Ed. Informa, Londres,
2012.
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EL CONTRATO DE PASAJE MARÍTIMO
Abstract: The Spanish Shipping Act establishes the regime applicable to the contract
for carriage of passengers by sea within the regulation for the contracts for the operation
of vessels. The limited provisions contained in the Act are complemented with the pro-
visions of Regulation (EU) No 1177/2010 concerning the rights of passengers, the provi-
sions of Protocol of 2002 to the 1974 Athens Convention and the provisions of Regulation
329/2009 on the liability of carriers; all these provisions to which the Shipping Act refers.
The liability regime of the carrier is declared to be mandatory and the Act establishes the
obligation to have liability insurance to cover it. The rights and obligations which arise
from the contract shall be considered, in many cases, a minimum that may not be reduce
to the detriment of passengers.
Keywords: Spanish Shipping Act, sea carriage, passengers, luggage, liability of the carrier.
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1. Elementos personales.
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Por otra parte, el pasajero es, al amparo del Reglamento (CE) nº 392/2009
(y del Convenio pal), no sólo quien habiendo contratado con el transportista
un pasaje marítimo viaja a bordo del buque sino, además, aquél que sin haber
celebrado tal contrato de pasaje pero con consentimiento del transportista,
viaja a bordo acompañando a un vehículo o a animales vivos transportados
al amparo de un contrato de transporte de mercancías. De ello cabe inferir,
como se indicó anteriormente, que quedan excluidos del concepto de pasaje-
ro aquellos polizones que viajan de forma clandestina y también a los que via-
jan a bordo al amparo de una relación de amistad con el transportista cuando
no medie un contrato de pasaje.
2. Elementos formales.
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que podrán ser aumentados, bien por acuerdo entre las partes del contrato,
bien por las legislaciones nacionales de los propios Estados parte. Así, (i) la
responsabilidad del porteador por muerte o lesiones corporales del pasajero
queda limitada a la suma de 400.000 derechos especiales de giro por pasaje-
ro excepto cuando la responsabilidad exigible derive de alguno de los riesgos
referidos en el punto 2.2 de las directrices de la Organización Marítima Inter-
nacional de 19 de octubre de 2006, en cuyo caso la responsabilidad podrá li-
mitarse a la que resulte menor de las siguientes: 250.000 derechos especiales
de giro por pasajero o 340 millones de derechos especiales de giro por buque;
(ii) por pérdida o daños sufridos por el equipaje de camarote, a 2.250 dere-
chos especiales de giro por pasajero y transporte; (iii) por pérdida o daños
sufridos por los vehículos, incluyendo el equipaje transportado en su interior
o sobre ellos, a la suma de 12.700 derechos especiales de giro por vehículo y
transporte; y (iv) por pérdida o daños sufridos por otro tipo de equipajes, a
3.375 derechos especiales de giro por pasajero y transporte.
Asimismo, el transportista y el pasajero podrán acordar que la responsa-
bilidad del transportista esté sujeta a una deducción (franquicia) no superior
a 330 derechos especiales de giro en caso de daño experimentado por el ve-
hículo y no superior a 149 derechos especiales de giro por pasajero en caso
de pérdida o daños sufridos por otros artículos de equipaje. Esta suma será
deducida del importe a que asciendan la pérdida o daños sufridos.
Si bien estos límites de responsabilidad podrán ser invocados tanto por el
transportista como por sus empleados y agentes siempre y cuando acrediten
que actuaron en el desempeño de sus funciones, sin embargo, no procederá
su aplicación cuando se demuestre que los daños fueron consecuencia de un
acto o de una omisión de quien los invoque, obrando éste con la intención de
causar esos daños o temerariamente y a sabiendas de que probablemente se
causarían tales daños.
Sin perjuicio de lo anterior, las disposiciones del Reglamento (CE) nº
392/2009 y las del Convenio pal no modificarán los derechos y obligaciones
que para el transportista, el transportista ejecutor y los empleados o agentes
de éstos se estipulan en convenios internacionales sobre la limitación de la
responsabilidad de los propietarios de buques de navegación marítima; es
decir, en el Protocolo de Londres de 2 de mayo de 1996 sobre limitación de
reclamaciones de derecho marítimo, asimismo, aplicable conforme a lo esta-
blecido en los artículos 392 y siguientes de la lnm.
Además, y sin perjuicio de la obligación de aseguramiento de los propieta-
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rios de los buques (entendiendo por tal, además, al arrendatario a casco des-
nudo y a quien sea responsable de su explotación) respecto de las potenciales
responsabilidades frente a aquellas reclamaciones marítimas referidas en el
Protocolo de Londres de 2 de mayo de 1996 (seguro que se regula en el Real
Decreto 1616/2011, de 14 de noviembre, que traspone la Directiva 2009/20/
CE), el Reglamento (CE) nº 392/2009 y el Convenio pal exigen que aquellas
responsabilidades por muerte o lesiones que se establecen en dichas normas
(y siempre que el transporte se verifique en un buque autorizado a transpor-
tar más de doce pasajeros) han de ser objeto aseguramiento obligatorio por el
transportista ejecutor por un importe no inferior a 250.000 derechos especia-
les de giro por pasajero. En iguales términos el artículo 300 de la lnm requiere
que, con carácter obligatorio, el porteador efectivo que efectúe el transporte
en un buque que traslade a más de doce pasajeros tenga suscrito un seguro de
responsabilidad. En cumplimiento de aquellas previsiones, se aprobó el Real
Decreto 270/2013, de 19 de abril, sobre el certificado del seguro o la garantía
financiera de la responsabilidad civil en el transporte de pasajeros por mar en
caso de accidente. Las normas mencionadas relativas a este seguro establecen
una acción directa del perjudicado contra el asegurador.
Conforme al régimen establecido en el Reglamento (CE) nº 392/2009 y
en el Convenio pal, únicamente podrán entablarse acciones de resarcimiento
de daños derivados de la muerte o de lesiones corporales de un pasajero o de
la pérdida o daños sufridos por el equipaje contra un transportista, al ampa-
ro de las disposiciones de dicha norma; es decir, que el Reglamento (CE) nº
392/2009 o, en su caso, el Convenio pal, se aplican cualquiera que fuere la
naturaleza de la acción que se ejercitare: contractual o extracontractual.
En todo caso, los pasajeros deberán notificar por escrito al transportista
o a su agente los daños sufridos por el equipaje, dentro de los siguientes pla-
zos: (i) si el daño es aparente, debe realizarse la oportuna reserva antes o al
momento del desembarque o de la devolución del equipaje; (ii) si se pierde
o el daño no es aparente, dentro de los quince días siguientes a la fecha del
desembarque o de su devolución. No obstante, esta notificación o reserva de
daños tiene efectos meramente probatorios, ya que, de no realizarse, se esta-
blece una presunción iuris tantum de que el pasajero ha recibido su equipaje
en buen estado. En consecuencia, la falta de notificación no obsta para la pos-
terior interposición de una reclamación por daños.
Para el ejercicio de las acciones derivadas del Reglamento (CE) nº
392/2009 y del Convenio pal, se establece un plazo de prescripción de 2 años,
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a contar (i) en caso de lesión corporal, desde la fecha de desembarco del pasa-
jero; (ii) en caso de muerte ocurrida durante el transporte, desde la fecha en
que el pasajero debiera haber desembarcado; (iii) en el caso de lesión corpo-
ral sufrida durante el transporte y que dé como resultado el fallecimiento del
pasajero después de su desembarco, desde la fecha del fallecimiento, siempre
que este plazo no exceda de tres años contados a partir de la fecha de desem-
barco; (iv) en caso de pérdida o daños sufridos por el equipaje, desde la fecha
del desembarco o desde la fecha en que debería haberse efectuado el desem-
barco, la que fuere posterior.
La suspensión o interrupción del cómputo del término prescriptivo se de-
terminarán conforme a la lex fori, sin que en ningún caso puedan entablarse
acciones una vez expirado el plazo de cinco años desde la fecha del desembar-
co o desde el día en que éste debió haberse verificado o, de ser anterior, en el
plazo de tres años desde que el reclamante conoció o razonablemente debió
conocer la existencia del daño; plazo éste de caducidad según la sentencia del
Juzgado de lo Mercantil número 3 de Valencia de 9 de enero de 2014.
En otro orden de cosas, y por lo que se refiere a la jurisdicción compe-
tente ante la que entablar las acciones que resultan del Reglamento (CE) nº
392/2009, ha de tenerse en cuenta lo dispuesto en la Decisión (2012/23/UE)
del Consejo de 12 de diciembre de 2011, en relación con lo establecido en sus
artículos 10 (que modifica el artículo 17 del Convenio de Atenas de 1974) y 11
(que incorpora un nuevo artículo 17.bis). De conformidad con esta norma,
la aplicación del artículo 10 del Protocolo de 2002 (relativo a la jurisdicción
competente para entablar las acciones contempladas en la norma) es plena e
incondicional, en el sentido de que ha de prevalecer sobre las normas sobre
competencia judicial internacional establecidas por la Unión Europea. Sin
embargo, la aplicación del artículo 11 del Protocolo de 2002 presenta ciertas
particularidades. Así, las resoluciones dictadas por tribunales de un Estado
miembro de la Unión Europea o de un Estado parte de los Convenios de Lu-
gano de 16 de septiembre de 1988 y de 30 de octubre de 2007, serán recono-
cidas y ejecutadas conforme a las particulares normas aplicables entre estos
estados (Reglamento 1215/2012 y Convenio de Lugano) que prevalecerán so-
bre el artículo 11 del Protocolo de 2002.
Pues bien, el artículo 17 del Convenio pal dispone que las acciones deriva-
das de este Convenio podrán entablarse, a elección del demandante y siempre
que el tribunal se encuentre en un Estado parte, ante (i): el tribunal del lugar
de residencia habitual o el de la sede comercial del demandado; o (ii) el tri-
258
LOS CONTRATOS SOBRE EL BUQUE EN DERECHO ESPAÑOL
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260
LOS CONTRATOS DE GESTIÓN NAVAL PARA
LA DOTACIÓN DEL BUQUE
Resumen: Este subcapítulo analiza los distintos contratos que se utilizan para la ges-
tión laboral de la dotación de un buque. Los principales contratos que se utilizan interna-
cionalmente son los formularios CREWMAN “A” y el CREWMAN “B” de la BIMCO sin que
exista hasta la fecha una regulación de carácter supranacional de esta figura más allá de lo
que la doctrina ha denominado como el derecho de los formularios. La introducción de es-
tos contratos ha sido una de las novedades más importantes de nuestra Ley de Navegación
Marítima la cual ha incorporado distintas figuras que con el tiempo se han ido generando
en la práctica marítima internacional, aunque no ha adaptado de forma completa su con-
tenido a lo dispuesto en el Convenio de Trabajo Marítimo de 2006.
Palabras clave: Gestión naval, dotación, tripulación, formulario CREWMAN, agencia
de contratación y colocación, “crew manager”.
Abstract: This subchapter analyses the different contracts which are used in relation
to the crew management of a vessel. The principal contracts internationally used are the
CREWMAN “A” and CREWMAN “B” forms from BIMCO as there has been no uniform
supranational regulation of this type of contract to date apart from what is known by doc-
trine as the Law of the Forms. The introduction of these types of contracts has been one of
the most important developments in the Spanish Navigation Act which has incorporated
different concepts that have been developed over the years in the international shipping
practice, but has not adapted completely the regulation of the Maritime Labour Conven-
tion 2006.
Keywords: Ship management, manning, crewmembers, CREWMAN form, crew agen-
cy, crew manager.
261
BERNARDO RUIZ LIMA
262
LOS CONTRATOS SOBRE EL BUQUE EN DERECHO ESPAÑOL
263
BERNARDO RUIZ LIMA
10 https://www.bimco.org/
11 La primera versión elaborada por la BIMCO data del año 1988. Posteriormente se
modificó y actualizó en 1998. La versión más actual es de 2009 con el fin de acomodar el
formulario a la entrada en vigor de los Códigos ISM e ISPS a los que se refiere en su clau-
sulado.
12 STCW: Convenio Internacional sobre Normas de Formación, Titulación y Guardia
para la Gente del Mar, 1978, hecho en Londres el 7 de julio de 1978 OMI. Entrada en vigor
internacional: 28-4- 1984; BOE 7-11-1984.
264
LOS CONTRATOS SOBRE EL BUQUE EN DERECHO ESPAÑOL
13 GÓRRIZ LÓPEZ, CARLOS, “Análisis Comparativo entre los acuerdos tipo
SHIPMAN...”, Op. Cit., p.421 y ss.
14 También es posible combinar los formularios SHIPMAN y CREWMAN, utilizando
un contrato SHIPMAN (con exclusión de la gestión de dotación) e incluyendo la firma de
uno de los dos modelos CREWMAN para la gestión de los servicios laborales.
15 MANDARAKA-SHEPPARD, A.: “Modern Maritime Law and Risk Management”,
Cavendish Publishing, Great Britain, 2007, p. 301.
265
BERNARDO RUIZ LIMA
16 RODRÍGUEZ DOCAMPO, M.ª J., Tesis Doctoral publicada en sitio web: http://
studylib.es/doc/5528734/contrato-de-gesti%C3%B3n-naval--criterios-para-la-determi-
naci%C3%B3, p. 62.
266
LOS CONTRATOS SOBRE EL BUQUE EN DERECHO ESPAÑOL
truir a la dotación para que siga las instrucciones dadas por el armador y/o la
“compañía” (cláusula 4. (f)); impedir el acceso al buque mientras éste se en-
cuentre navegando a personas relacionadas con la prestación de los servicios
de gestión laboral, salvo autorización del armador (cláusula 4. (g)); organizar
el traslado de la dotación, incluida la repatriación (cláusula 4. (h)); entrenar y
garantizar una formación continua (cláusula 4. (i)); conducir las negociacio-
nes sindicales (cláusula 4. (j)); y finalmente implementar las medidas que el
armador haya impuesto en relación a drogas y alcohol, en caso de que existan
(cláusula 4. (k)).
La exigencia en relación al idioma de trabajo es una consecuencia directa
de los problemas de comunicación y de entendimiento que se han detectado
en situaciones de emergencia cuando la dotación es de diferentes nacionali-
dades. La normativa internacional exige por lo menos un idioma común de
comunicación profesional para toda la tripulación. Por este motivo, en el caso
del formulario “SHIPMAN” 2009 se señala la lengua inglesa como el idioma
común de la tripulación -aunque el nivel de exigencia en su conocimiento se
atenúa con respecto a la marinería y demás dotación- y, por su parte, en los
formularios “CREWMAN” 2009 se exige la posibilidad de que de emplee una
lengua común para la tripulación distinta del inglés, pero todos ellos deberán
contar adicionalmente con un conocimiento de la lengua inglesa en un grado
que les permita llevar a cabo sus obligaciones a bordo con un buen estándar
de seguridad.
El compromiso del gestor a aplicar sus máximos esfuerzos (best endea-
vours) para desarrollar los servicios especificados en el acuerdo se encuentra
recogido en la cláusula 6 de los contratos “CREWMAN” 2009, en la que se
cristaliza el principio de que nos encontramos ante una obligación de medios
y no de resultado17. Pese a ello, el gestor no tiene plena libertad para desarro-
llar su actividad, sino que contractualmente está sometido en todo caso a la
dirección y al control del naviero.
La cláusula 3 del formulario “CREWMAN B” (LUMP SUM) 2009 recoge
la anteriormente citada obligación del gestor de contratar a la tripulación en
su propio nombre, de forma que el gestor aparece frente a los miembros de la
dotación como su empresario laboral, siendo este aspecto la diferencia prin-
cipal entre los contratos “A” y “B”.
267
BERNARDO RUIZ LIMA
Sin embargo, debemos de hacer un análisis de esta figura a la luz del de-
recho laboral español, pues creemos que este pacto que establece las relacio-
nes laborales en el contrato “CREWMAN B” queda muchas veces diluido por
nuestras normas internas. Esto es, pese a lo señalado en la citada cláusula 3,
tanto si el gestor actúa en nombre propio como del naviero, este último podrá
ser considerado el empresario de la tripulación en el ámbito laboral español
y va a quedar, en todo caso, personalmente obligado por la relación laboral
con los tripulantes.
Lo anterior tiene como base el artículo 1717.2 del Código Civil18, el cual
establece la obligación directa del mandante frente a los terceros contratados
por el mandatario, pese a ser contratados en nombre propio, cuando sea por
cosas propias del mandante.
De esta forma, tanto la doctrina como la jurisprudencia laboral española
han tomado esa norma en combinación con el artículo 1.2 del ET19 para es-
tablecer la teoría del empresario aparente, según la cual, tanto el empresario
aparente como el oculto son empleadores20. Según esta doctrina, el empre-
sario empleador es la persona que está vinculado con los trabajadores y res-
ponsable frente a ellos de sus obligaciones por cuanto recibe los servicios de
la tripulación en régimen de ajenidad, dependencia y bajo un salario21. Por su
parte la jurisprudencia española22 considera igualmente empresario emplea-
268
LOS CONTRATOS SOBRE EL BUQUE EN DERECHO ESPAÑOL
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BERNARDO RUIZ LIMA
promete, a cambio de una remuneración, a gestionar, por cuenta y en nombre del arma-
dor, todos o alguno de los aspectos implicados en la explotación del buque. Dichos aspectos
pueden hacer referencia a la gestión comercial, náutica, laboral o aseguradora del buque”.
32 ARROYO, IGNACIO, “Curso de derecho Marítimo” Aranzadi, Madrid, 2005, p.
313, “En la tarea asumida por el naviero—gestor pueden quedar comprendidos, con
amplitud variable según lo pactado en cada supuesto, diversos ámbitos de la empresa
marítima como son, por citar los más significativos, la gestión de la dotación, la gestión
técnica y la gestión comercial”; por su parte DIAZ DE LA ROSA, ANGÉLICA “Los Con-
tratos de gestión de Tripulaciones …”, OP. Cit. p. 36 “Así, en el ámbito de la gerencia
naval cabe distinguir entre: la gestión o gerencia de tripulaciones, la gestión o gerencia
técnica, y la gestión o gerencia comercial. La primera de ellas -que es la que constituye
el objeto del presente estudio «se ocupa de todos los aspectos relacionados con la tripu-
lación, como la selección y contratación de gente de mar cualificada, la preparación de
nóminas, la garantía de un nivel de dotación adecuado, la comprobación de la titulación
de los miembros de la tripulación, la cobertura de seguros de accidentes e incapacidad,
la tramitación de viajes y visados, el tratamiento de los reembolsos de gastos médicos,
la evaluación del rendimiento de la gente de mar y, en algunos casos, la formación de
esta. La gestión de tripulaciones constituye, con gran diferencia, la mayor parte de la
actividad mundial de gestión naviera”.
33 La LNM no aborda el que se considera el cuarto serviciso de gestión más impor-
tante que puede llevar a cabo el gestor naval, como es la gestión de los seguros.
34 ARROYO, IGNACIO, “Curso de …..” Op. Cit. p. 312; EMPARANZA SOBEJANO,
ALBERTO y MARTÍN OSANTE, JOSÉ M. “Estudio Sistemático de …”, Op. Cit., p. 425.
274
LOS CONTRATOS SOBRE EL BUQUE EN DERECHO ESPAÑOL
leal en protección de los intereses del armador (artículos 314 y 315 respecti-
vamente).
Asimismo, la LNM aborda y diferencia las dos formas principales de ac-
tuación que podrá llevar a cabo el gestor de la dotación en sus relaciones con
los terceros. En primer lugar, el gestor deberá manifestar su condición de
mandatario del armador, haciendo constar la identidad y el domicilio del ar-
mador en todos los contratos laborales que firme. En este caso, el gestor obli-
gará directamente al armador. En segundo lugar, el gestor podrá contratar en
nombre propio, sin manifestar su condición de mandatario y sin especificar
la identidad de su principal35, por lo que la LNM declara su responsabilidad
solidaria con el armador por todas las obligaciones laborales que hayan sido
asumidas por cuenta del armador36. Dicha solidaridad también viene recogi-
da en la LNM para los agentes y representantes de armadores extranjeros que
contraten en España a marinos nacionales o residentes para prestar servicios
en buques extranjeros (artículo 164.2 LNM)37.
En relación a la responsabilidad extracontractual, la LNM declara expre-
samente en su artículo 318 la solidaridad del gestor y el armador por los da-
ños causados a los terceros38.
Finalmente, y al igual que obliga el Convenio CTM 2006, la LNM estable-
ce la gratuidad del servicio de contratación para la dotación39. Esta garan-
35 Esta posibilidad que establece la LNM puede plantear un claro conflicto cuando
según las prescripciones del CTM 2006, se obliga a designar a la persona que es armador
en los acuerdos de empleo a efectos del Convenio.
36 Artículo 316 LNM. Las formas de actuación del gestor. “1. En sus relaciones con
terceros, el gestor deberá manifestar su condición de mandatario del armador, haciendo
constar la identidad y domicilio de este último en cuantos contratos celebre. 2. Si el ges-
tor no contratara en los términos del apartado anterior, será solidariamente responsa-
ble con el armador de las obligaciones asumidas por cuenta de este”.
37 Artículo 164 LNM. Contratación de dotaciones. “2. Los agentes o representantes
de armadores extranjeros que contraten en España a marinos nacionales o residentes
para prestar servicios en buques extranjeros serán responsables solidarios con tal arma-
dor del cumplimiento del contrato celebrado”.
38 Artículo 318 LNM. Responsabilidad extracontractual “El gestor responderá sol-
idariamente con el armador de los daños y perjuicios que se causen extracontractual-
mente a terceros como consecuencia de los actos de aquel o de los de sus dependientes,
sin perjuicio del derecho de uno y otro a limitar la responsabilidad en los términos esta-
blecidos en el título VII de esta ley”.
39 Convenio CTM Regla 1.4 Contratación y colocación “1. Toda la gente de mar ten-
drá acceso, sin costo alguno, a un sistema eficaz, adecuado y sujeto a responsabilidad
275
BERNARDO RUIZ LIMA
que le permita encontrar empleo a bordo de un buque”; Norma A1.4 “5. Todo Miembro
que adopte en su legislación o en otras medidas un sistema como el mencionado en el
párrafo 2 de esta norma deberá, como mínimo: (…)
b) prohibir que se facturen a la gente de mar, directa o indirectamente y en su to-
talidad o en parte, los honorarios u otros emolumentos por concepto de contratación,
colocación u obtención de un empleo, salvo los costos correspondientes a la obtención del
certificado médico nacional obligatorio, de la libreta nacional de servicio y de un pas-
aporte o de otros documentos personales de viaje similares (sin embargo, no se incluirá
el costo de los visados, cuya cuantía total se imputará al armador)”.
Artículo 164 LNM. Contratación de dotaciones. “1. Ninguna operación de contratación
de dotaciones en un buque podrá dar lugar a que la gente de mar pague una remuner-
ación cualquiera, directa o indirectamente, a una persona física o jurídica”.
40 Artículo 229. “Contratación de dotaciones. 1. La colocación de la gente de mar
no podrá ser objeto de un comercio ejercido con fines lucrativos y ninguna operación de
colocación en un buque podrá dar lugar a que la gente de mar pague una remuneración
cualquiera, directa o indirectamente, a una persona física o jurídica”.
41 BALLESTER PASTOR, INMACULADA, “La contratación y la colocación de la gen-
te del mar en el Convenio sobre el trabajo marítimo”, en Revista del Ministerio de Trabajo
e Inmigración, p. 186.
276
LOS CONTRATOS SOBRE EL BUQUE EN DERECHO ESPAÑOL
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BERNARDO RUIZ LIMA
48 Artículo 164 LNM. Contratación de dotaciones. “2. (..) Además, estarán obligados
a concertar un seguro mercantil que otorgue indemnizaciones de cuantía similar a las
establecidas en el régimen de la Seguridad Social española para los casos de muerte,
incapacidad por accidente y repatriación. Las autoridades de emigración no visarán los
contratos celebrados que no cumplan con este requisito”.
49 RODRIGO DE LARRUCEA, Jaime, “Los derechos de la gente de mar en la Ley de
Navegación Marítima”, en COMENTARIOS A LA LEY DE NAVEGACIÓN MARÍTIMA,
Editorial Dykinson, Madrid, 2015, p. 137.
278
LOS CONTRATOS SOBRE EL BUQUE EN DERECHO ESPAÑOL
50 RODRIGO DE LARRUCEA, Jaime, “Los derechos de la gente de mar…”, Op. Cit.,
p. 138. Asimismo, de forma pública, se puede encontrar un ejemplo de Autorización de
la DGMM conforme al Convenio CTM 2006 en la siguiente dirección Web: https://www.
ibernor.es/wp-content/uploads/2017/06/Autorizacion-Servicio-Contratacion_Agen-
cia-Maritima-Ibernor.pdf). Asimismo, la DGMM viene a exigir un certificado o auditoría
de calidad (vid. http://ibershipmanagement.com/wp-content/uploads/2017/03/Cert-
QMS_ISO-9001-Lloyds-Register_Ibership-Management.pdf), así como la correspondi-
ente Resolución de Autorización de las Agencias de Colocación por parte de los Servicios
Autonómicos de Empleo (Vid. https://www.ibernor.es/wp-content/uploads/2017/06/
Autorizacion-Agencia-Colocacion-Lanbide_Agencia-Maritima-Ibernor.pdf).
279
EL CONTRATO DE GESTIÓN NAVAL
Resumen: Este capítulo analiza el contrato de gestión naval, carente de una regula-
ción uniforme de carácter supranacional, y que por primera vez en nuestro país encuentra
plasmación en un texto legal. La regulación que sobre la figura contiene la ley es sucinta,
ofreciéndose algunas soluciones interpretativas para ayudar a resolver discrepancias de-
rivadas de la relación contractual. Se considera la materia a la luz del principal formulario
en materia de contratación de gestores navales, que refiere las principales funciones a de-
sarrollar por el gestor naval, haciéndose breves menciones a otros documentos de similar
estructura, pero cometidos distintos.
Palabras clave: Gestor naval, formularios, administración, agencia, comisión, SHIP-
MAN.
Abstract: This chapter analyzes the ship management agreement, a type of contract
which lacks uniform supranational regulation, and which is now expressly included in
our legislation for the first time. The regulation concerning the contract is succinct, offe-
ring some interpretative solutions in order to help resolve discrepancies arising out of the
contractual relationship. The topic is considered in the light of the main form used in ship
management agreements, which refers to the principal functions to be performed by the
ship manager. Brief mention is also made of other documents with a similar structure but
different scope.
Keywords: Ship manager, forms, administration, agency, commission, SHIPMAN.
I. Introducción
281
VÍCTOR MATA GARRIDO
282
LOS CONTRATOS SOBRE EL BUQUE EN DERECHO ESPAÑOL
Suele situarse el germen de los gestores navales en el último tercio del si-
glo XX12, y concretamente en un momento de crisis del mercado de fletes que
llevó a los armadores a tratar de reducir sus costes de explotación respecto
del personal de tierra. En esa época, un número de entidades financieras y de
compañías petroleras acabó tomando buques en propiedad, lo que llevó a que
hubiesen de subcontratar la gestión de sus nuevas carteras a través de terce-
ras empresas para suplir sus carencias de conocimiento en la llevanza del ne-
gocio naviero. Del mismo modo, el aumento de regulaciones surgidas en los
países de bandera (que llevaba a la obligación de tener que contar con perso-
nal que estuviera continuamente al tanto de las novedades en materia regula-
toria) y la proliferación de la construcción de buques con una tecnología más
especializada trajo consigo que la figura del gestor naval se desarrollase hasta
el punto de ser considerada como una industria propia. Cuestiones como la
necesidad de reducción de costes y el beneficio de las economías de escala son
razones por las que se opta por la contratación de este tipo de profesionales.
Con independencia de los motivos del surgimiento y proliferación de los
gestores navales, resulta comprensible que por parte de algunas empresas na-
vieras se optase por la contratación de terceras compañías a las que encomen-
darles la gestión de la totalidad o de parte de sus actividades. Otras compañías
navieras, quizás por tener una mentalidad más tradicional o por disponer de
283
VÍCTOR MATA GARRIDO
13 DICKIE, J.W., 21st Century Ship Management, Adlard Coles Nautical, 2014, pág 2.
14 Sobre la obligación de un número de identificación para las empresas de man-
agement, ver Resolución MSC.160(78) de 20 de mayo de 2004, de la OMI, y regulación
XI-1/3-1 del Convenio SOLAS.
15 Tampoco se ha encontrado información a partir de la documentación que publica
“Intermanager” (asociación que engloba a varias de las compañías dedicadas al negocio de
la gestión de buques ajenos).
16 Como sucede respecto de los buques, las empresas que desarrollan labores de
284
LOS CONTRATOS SOBRE EL BUQUE EN DERECHO ESPAÑOL
285
VÍCTOR MATA GARRIDO
vegación Marítima, vid FUENTES GÓMEZ, J., “El largo proceso de elaboración de la Ley
de Navegación Marítima”, Comentarios a la Ley de Navegación Marítima, Ed. Dykinson,
2015, pág. 29.
22 Anunciado como “contrato mediante el cual el naviero encomienda, a cambio de
una remuneración, la gestión, por cuenta y en nombre del naviero, (de) todas o algunas de
las funciones necesarias para la explotación del buque”.
23 Señalaba la Propuesta que “una de las razones que justifican este contrato en el
tráfico marítimo ha sido la de que personas que desconocen las particularidades del trá-
fico marítimo han venido a encontrarse por diversos procesos de adquisición de buques:
por ejemplo, adjudicación como consecuencia de una ejecución de créditos impagados. El
naviero desea rentabilizar su adquisición y como carece de conocimientos para explotar el
buque adjudicado, encomienda a un tercero, profesional experto en los tráficos marítimos,
bloques de funciones empresariales para que le auxilien, como mandatarios mercantiles,
en la utilización del buque, pero conservando la titularidad del ejercicio de la navegación”.
24 El Informe sobre el anteproyecto de ley de navegación marítima analizado por
el Consejo de Ministros (http://www.lamoncloa.gob.es/consejodeministros/Paginas/en-
laces/021112-navegacion.aspx), al resumir la cuestión, señala que el texto regula “los con-
tratos de utilización del buque y los auxiliares de la navegación, que incluyen por primera
vez el de gestión naval”.
25 LOPEZ RUEDA, F.C. , “De los contratos auxiliares de la navegación”, Estudio
Sistemático de la Propuesta de Anteproyecto de Ley General de la Navegación Marítima
(Coordinadores, EMPARANZA SOBEJANO, A. y MARTIN OSANTE, J.M.), Servicio Cen-
tral de Publicaciones del Gobierno Vasco, Vitoria, 2006, pág. 420.
286
LOS CONTRATOS SOBRE EL BUQUE EN DERECHO ESPAÑOL
26 “Es naviero quien, directamente o a través de sus dependientes, tiene la posesión
de un buque o embarcación y lo dedica a la navegación en su propio nombre y bajo su
responsabilidad”.
27 “Es armador quien, siendo o no su propietario, tiene la posesión de un buque o
embarcación, directamente o a través de sus dependientes, y lo dedica a la navegación en
su propio nombre y bajo su responsabilidad”.
28 “Se entiende por naviero o empresa naviera la persona física o jurídica que, utili-
zando buques mercantes propios o ajenos, se dedique a la explotación de los mismos, aun
cuando ello no constituya su actividad principal, bajo cualquier modalidad admitida por
los usos internacionales”.
29 La razón del cambio puede explicarse a la vista de las modificaciones que ANAVE
propuso respecto del texto original solicitando la inclusión de la figura del armador. Sobre
el particular, nos referimos a CARLIER DE LAVALLE, M. y CELDRAN QUECEDO, E.,
“Aportaciones de ANAVE a la Ley de Navegación Marítima”, Comentarios a la Ley de
Navegación Marítima, Ed. Dykinson, 2015, pág 61.
30 GABALDON GARCIA, J.L.: Curso de Derecho Marítimo internacional. Derecho
marítimo internacional público y privado y contratos marítimos internacionales, Ed.
Marcial Pons, Madrid, 2012, pág 318.
31 Por su parte, la inclusión del concepto company, que es novedosa en la edición del
formulario del año 2009, hace expresa referencia a la organización a la que se refieren los
códigos ISM e ISPS, y que por su definición parece asimilarse a la figura del naviero.
287
VÍCTOR MATA GARRIDO
288
LOS CONTRATOS SOBRE EL BUQUE EN DERECHO ESPAÑOL
1. Concepto.
33 A título de ejemplo, en Malta aplican las previsiones del Código Civil respecto del
mandato y las del Código Mercantil respecto de los contratos de agencia.
34 En el caso de Grecia, por ejemplo, se fijan como limitaciones que el contrato no
sea contrario a la buena fe (kali pisti) ni a la moral, así como que no resulte excesivamente
oneroso para una de las partes.
35 “El título V recoge los llamados contratos auxiliares de la navegación, que incorpo-
ran los patrones que ha ido generando la vida del tráfico. Es el caso de los formularios del
Consejo Marítimo Internacional y del Báltico COMIB/BIMCO (Baltic and International
Maritime Council) para el contrato de gestión naval”.
36 “The Managers shall, at no extra cost to the Owners, provide their own office ac-
289
VÍCTOR MATA GARRIDO
commodation, office staff, facilities and stationery…” (formulario SHIPMAN 2009, cláu-
sula 12.(c).).
37 En derecho inglés, por ejemplo, sucede lo mismo (“the profesional manager must
also make it clear to the third party that he is acting for his principal, the owner…”,-
MANDARAKA-SHEPPARD, A.: Modern Maritime Law and Risk Management, Caven-
dish Publishing, 2007, pág. 303).
290
LOS CONTRATOS SOBRE EL BUQUE EN DERECHO ESPAÑOL
4. Régimen aplicable.
Por su parte, el artículo 317 versa sobre el tratamiento que habrá de darse a
las relaciones internas entre el gestor y el armador en defecto de pacto (o a la
vista de la hipotética oscuridad de éste). Reza el precepto que “Las relaciones
entre el armador y su gestor se regirán por lo establecido en el contrato de
gestión y, en su defecto, por las normas reguladoras del contrato de agencia
o de comisión mercantil, según se trate o no de una relación duradera”.
Mencionábamos supra que los primeros proyectos legislativos indicaban
que, en lo expresamente no regulado, era menester acudir a la normativa re-
lativa al contrato de comisión mercantil para rellenar las lagunas interpreta-
tivas del contrato38. Sin embargo, el legislador finalmente entendió razonable
hacer una llamada a los contratos de agencia para regular los vacíos interpre-
tativos en aquellos casos en los que la relación entre el gestor y el armador sea
duradera en el tiempo.
Agencia y comisión tienen como elemento común que el representante ac-
túa en nombre y por cuenta de su principal (con excepciones en el supuesto
del contrato de comisión, en cualquier caso). Sin embargo, es diferencia en-
tre ellos el elemento de la duración de la relación contractual. El contrato de
agencia es un contrato con vocación de persistencia39, mientras que el contra-
to de comisión tiene una nota de duración más esporádica40. Si bien cierta-
38 Señalaba el artículo 375 de la Propuesta que “Las relaciones entre el naviero y su
gestor se regirán por lo establecido en el contrato de gestión y en su defecto por las normas
reguladoras del contrato de comisión mercantil”.
39 Así se señala en la exposición de motivos de la Ley 12/1992: “El contrato de agencia
exige permanencia o estabilidad: es un contrato de duración...”.
40 Es de verse en la propia redacción del artículo 244 del Código de Comercio: “Se
reputará comisión mercantil el mandato, cuando tenga por objeto un acto u operación de
comercio…”. Sobre el particular, QUINTANS EIRAS, R., “Naturaleza jurídica del contra-
to de gestión naval”, Estudios de derecho marítimo (Coordinadores, QUINTANS EIRAS,
291
VÍCTOR MATA GARRIDO
5. Responsabilidad extracontractual.
R., DÍAZ DE LA ROSA, A., GARCÍA-PITA y LASTRES, J.L.), Ed. Aranzadi, 2012, pág
445.
41 Así, la casilla 14 se refiere al annual management fee y la cláusula 12(a) incluye
igualmente la revisión anual de la remuneración del gestor.
292
LOS CONTRATOS SOBRE EL BUQUE EN DERECHO ESPAÑOL
293
VÍCTOR MATA GARRIDO
44 Esta organización, cuyos miembros controlan dos tercios de la flota mercante
mundial, tiene como objetivo facilitar las operaciones comerciales de sus miembros desar-
rollando contratos y cláusulas estándar.
294
LOS CONTRATOS SOBRE EL BUQUE EN DERECHO ESPAÑOL
45 Por ejemplo, la cláusula 23 (BIMCO Dispute Resolution Clause) contiene tres
apartados alternativos, debiendo mencionarse el escogido en la primera parte del contrato
(casilla 21).
46 En cualquier caso, al ser un contrato preparado por la BIMCO conforme a los
trabajos de una comisión que aglutina la totalidad de los intereses representados resulta
aconsejable no desvirtuar en demasía el formulario estándar, que es bastante neutral.
295
VÍCTOR MATA GARRIDO
a. Funciones técnicas.
Las funciones técnicas (technical management) vienen detalladas en la
cláusula 4, detallándose algunos de los servicios típicos que puede prestar el
gestor. Se incluyen, principalmente, garantizar que el buque cumple con los
requerimientos del estado de bandera y los de los Códigos ISM e ISPS; pro-
veer al armador de personal competente para supervisar el mantenimiento y
la eficiencia general del buque; organizar y supervisar varadas, reparaciones,
modificaciones y el mantenimiento del buque dentro de los estándares pac-
tados; abastecer al buque de repuestos, lubricantes y provisiones; nombrar
inspectores y asesores cuando resulte necesario; o supervisar la venta y en-
trega del buque (aunque no hasta el punto de negociar la venta). Se trata, en
definitiva, de cuestiones en las cuales el gestor ha de poner los medios para
que el buque esté al día en materia de cumplimiento normativo. Ello lleva a
que, cuando el manager acepta llevar a cabo las funciones técnicas, asume
la condición de compañía (company) en los términos de los Convenios ISM
e ISPS, lo que le carga con tener que cumplir determinadas obligaciones en
sede de gestión de la seguridad y de la protección marítima.
Como sostiene la propia literalidad del contrato47, las funciones detalla-
das en el clausulado tipo no tienen carácter exhaustivo. Así, por ejemplo, las
partes pueden pactar adicionalmente cuestiones tales como la obligación de
reportar puntualmente la condición del buque o el avance de las reparacio-
nes, entre otras. También es posible, a título de ejemplo, facultar al armador
a adquirir determinados repuestos o provisiones para el caso de que sea capaz
de obtener mejores precios de los que puede conseguir el gestor.
b. Funciones laborales.
Respecto de las funciones laborales (crew management and crew insu-
rances), detalladas en la cláusula 5, el gestor asume la obligación de propor-
cionar una dotación convenientemente cualificada de acuerdo con los requi-
sitos del Convenio STCW-95, lo que se concreta (nuevamente, sin carácter
exhaustivo) en la selección de la dotación (incluyendo, cuando así se pacte,
la gestión de las nóminas, pensiones, cotizaciones a la seguridad social y cua-
lesquiera otros requisitos que resulten de aplicación); el cumplimiento de los
requisitos del estado de bandera; que la dotación disponga de certificado mé-
dico apto; que exista un idioma de trabajo común (así como un conocimiento
del inglés en términos razonables como para permitir el seguro desarrollo de
47 “The Managers shall provide technical management which includes, but is not
limited to, the following services…”.
296
LOS CONTRATOS SOBRE EL BUQUE EN DERECHO ESPAÑOL
297
VÍCTOR MATA GARRIDO
48 La cláusula 13 del contrato establece la obligación del manager de someter a la aproba-
ción del owner los subsiguientes presupuestos anticipados con una antelación de tres meses.
298
LOS CONTRATOS SOBRE EL BUQUE EN DERECHO ESPAÑOL
299
VÍCTOR MATA GARRIDO
53 Se analizan con detalle las diferencias entre ambos formularios en GORRIZ LO-
PEZ, C., “Análisis comparativo entre los acuerdos tipo shipman, para la gestión de buques,
crewman, para la gestión de la tripulación”, Anuario de Derecho Marítimo, vol. XV, 1998,
pág. 421.
300
LOS CONTRATOS SOBRE EL BUQUE EN DERECHO ESPAÑOL
54 De hecho, las aseguradoras que ofrecen cobertura en relación con la gestión de
buques suelen exigir que los contratos no contengan términos que resulten más onerosos
para el gestor que los que se incluyen en los formularios de la BIMCO.
301
VÍCTOR MATA GARRIDO
los que constan tanto cláusulas que limitan la responsabilidad del manager
como cláusulas de fuerza mayor) y que actúe siempre como agente del arma-
dor, así como el hecho de estar incluido como co-asegurado bajo pólizas de
protección e indemnización o de casco y máquinas.
302
EL CONTRATO DE CONSIGNACIÓN DE BUQUES
Abstract: We analyze the figure of the ship agent subject to the currently applicable
Spanish law, as well as under the ongoing Project of the Royal Decree in this respect which,
in case it is finally enacted, would establish that Spanish ships must be represented by a
ship agent compulsorily. Amongst other issues, the chapter analyses the legal definition of
ship agent, its nature (commission or agency agreements) and, more particularly, its liabi-
lity regimes vis-a-vis (i) ship-owners, (ii) damages to goods carried by sea (bringing an end
to an historical aberration), and (iii) other administrative matters, including occupational
risks prevention (an aberration yet to be extinguished). This Chapter also studies the ter-
mination of ship agent agreements and the indemnities for (i) clientele and (ii) damages
(including labor indemnities) that, as the case may be, could be claimed by ship agent.
Keywords: ship agent, agency, liability, indemnity for clientele, compensation for da-
mages
I. EL CONSIGNATARIO EN GENERAL
303
JESÚS BARBADILLO EYZAGUIRRE
dial hasta el punto de que muchas legislaciones (incluida la española3 hoy vi-
gente que sólo exige la consignación obligatoria para los buques extranjeros)
prohíben la entrada a puerto de los buques que no tengan nominado previa-
mente un consignatario que lo represente4.
Nótese que nos referimos exclusivamente al consignatario de buques mer-
cantes como empresario autónomo e independiente. No nos referimos a las si-
guientes figuras afines que, pese a su similitud terminológica, son claramente
distintas a la del consignatario: (i) Consignee o destinatario de la mercancías
en un conocimiento de embarque (bill of lading) o el holder del mismo; (ii)
Consignatario de la carga o el también llamado agente de carga5 que, como
tal, busca captar y contratar la misma para una naviera; Y (iii) Consignatario
de las mercancías o depositario de las mismas en determinados supuestos
(no retirada por el consignee; venta en pública subasta por impago del flete; y
otros supuestos similares previstos en los nuevos expedientes de jurisdicción
voluntaria de los artículos 501 y siguientes de la LNM).
Ahora bien, en el transporte marítimo actual es habitual, y cada vez con
más frecuencia e intensidad, que el consignatario de buques desarrolle tam-
bién otras actividades distintas propias de otros auxiliares del naviero y de
3 Si bien el artículo 259.2 del TRLPEMM no exige que los buques estén consignados,
el posterior artículo 10.2 de la LNM establece la obligatoriedad de consignación sólo para
los buques extranjeros, aunque abre la puerta a que ello también se exija a los buques
nacionales por vía reglamentaria. De hecho, y coincidiendo con el cierre de estas notas (18
de junio de 2018), hemos conocido un Proyecto de Real Decreto por el que se determinan
las obligaciones para el establecimiento de los consignatarios de buques que, además de
ciertas novedades (creación de un Registro de Agentes Consignatarios; obligación de con-
tar con una oficina o establecimiento dónde se encuentre el puerto, etc.), exige también la
consignación obligatoria a los buques nacionales. En cualquier caso, y debido a las exigen-
cias actuales del Shipping, la consignación se convierte en cuasi obligatoria vía contrato
(pólizas de fletamentos, clausulados de bills of lading, vettings previos, etc.) o vía admi-
nistrativa (prescripciones y comunicaciones preceptivas APs). Y ello con independencia
de que son tan variadas e importantes las funciones de un consignatario hoy día que, en la
práctica, es difícil que un buque pueda entrar, atracar y salir legalmente de un puerto sin
estar previa y debidamente consignado.
4 La figura no tiene sentido y apenas existe en la pesca (sobre todo en la bajura),
navegación deportiva y buques de tráfico interior (golondrinas, etc.) por innecesaria, pues
apenas hay funciones que aconsejen realmente la consignación y las pocas que, en su caso,
pueda haber, son atendidas directamente por la propia dotación del buque o embarcación.
5 POLO G, CARLIER M y SECO E. Temas de Tráfico Marítimo, Transporte Marítimo
y Legislación, ETSIN, UPM Madrid, 2014/2015. Página 267.
304
LOS CONTRATOS SOBRE EL BUQUE EN DERECHO ESPAÑOL
1. Fuentes
305
JESÚS BARBADILLO EYZAGUIRRE
los cambios acordados. Sin embargo, la LCA (artículos 20 y 21) sí exige forma
escrita para las cláusulas de limitación de competencia y, en todo caso, si lo
pide una de las partes.
3. Tipos de consignatarios
306
LOS CONTRATOS SOBRE EL BUQUE EN DERECHO ESPAÑOL
307
JESÚS BARBADILLO EYZAGUIRRE
agent, pues, sobre todo en los últimos años, los fletadores por tiempo suelen tener una
fuerza económica mucho mayor que los armadores por tratarse habitualmente de gran-
des empresas multinacionales del sector petrolero, gasero y energético. En estos casos,
al agente consignatario le es difícil compatibilizar simultáneamente la representación del
armador y del naviero, pues éstos no comparten necesariamente los mismos intereses. Por
ello, el armador nomina, contrata y paga en estos casos un agente protector para que le
represente y defienda debidamente sus intereses. Nótese que la propia LNM (artículo 319)
prevé expresamente tal posibilidad cuando acertadamente establece que el consignatario
es la persona que actúa “… por cuenta del armador o del naviero …”. En ocasiones, se llega
a una solución práctica intermedia, pues algunas pólizas de fletamento establecen que el
fletante debe instruir y pagar necesariamente al consignatario elegido por el fletador cuan-
do éste le preste indirectamente servicios. Se refiere básicamente a los servicios prestados
por el consignatario al buque (inspecciones, mantenimiento, algunas provisiones etc.) y a
su tripulación (cambios, relevos, etc.) por ser competencias que estarían bajo el paraguas
de la gestión técnico- náutica del buque que, como tal, compete al fletante. Tal opción im-
posibilita generalmente que el fletante puede elegir a su agente protector y, en la práctica,
le obliga a utilizar necesariamente la red de consignatarios de la confianza del fletador,
de ahí que éstos suelan imponer contractualmente tal opción. En el día a día, se pueden
presentar algunos problemas para determinar qué fees concretos del consignatario (tanto
por concepto como por cuantía) serían por cuenta del fletante y cuáles serían por cuenta
del fletador.
14 Puede ser legalmente cualquier persona física o jurídica. Aun cuando una persona
física puede ser legalmente consignatario (el artículo 319 de la LNM se refiere a “persona”
y por ello entendemos tanto persona física como jurídica, y el artículo 259.1 del TRLPEMM
alude expresamente a “persona física o jurídica”), tal posibilidad sería excepcional y no
parece realmente dable hoy día en un Shipping tan internacional como globalizado. De
hecho, no nos consta que se haya utilizado en la práctica. Sin perjuicio de los Pliegos de
308
LOS CONTRATOS SOBRE EL BUQUE EN DERECHO ESPAÑOL
4. Concepto legal
5. Naturaleza jurídica
309
JESÚS BARBADILLO EYZAGUIRRE
15 GONZALEZ LEBRERO RA. Op. Cit. (páginas 20 y siguientes); GABALDÓN GAR-
CIA JL y RUIZ SOROA JM. Op. Cit. (página 381); VIDAL CALVO y SÁNCHEZ CUELLAR
(página 664 del Capítulo 7 -El contrato de Agencia- del Tomo IV del libro Contratos de
la Editorial Thomson Reuters Aranzadi de 2014); PULIDO BEGINES JL. (página 151 del
Curso de Derecho de la Navegación Marítima de 2015); ARROYO MARTÍNEZ I (pági-
na 140 y siguientes del Compendio de Derecho Marítimo, Editorial Tecnos 2015); y GA-
BALDÓN GARCÍA JL (página 87 del Compendio de Derecho Marítimo Español, Editorial
Marcial Pons 2016).
16 Sentencias del Tribunal Supremo de 8 de octubre de 1966, 25 de junio de 1977, 2 de
noviembre de 1983 y de 14 de febrero de 1986.
310
LOS CONTRATOS SOBRE EL BUQUE EN DERECHO ESPAÑOL
sí y las normas citadas las que establezcan las reglas del juego. En general, el
consignatario responderá frente al armador o naviero como lo haría cualquier
comisionista o agente frente a su comitente o principal (o empresario), es de-
cir debería responder de todos los daños y perjuicios que por incumplimiento
culposo o doloso de sus obligaciones cause al armador o naviero.
El primer inciso del artículo 322 de la LNM establece que “el consigna-
tario no será responsable ante los destinatarios del transporte de las in-
demnizaciones por daños o pérdidas de las mercancías o por retraso en la
entrega”. Tal precepto no sólo debe acabar definitivamente con la aberrante
injusticia histórica posteriormente comentada y por la que se hacía respon-
sable al consignatario del transporte marítimo, sino que además es comple-
tamente lógico y razonable, pues el consignatario ni puede ni debe responder
nunca de un transporte del que no sólo no es parte (contractual), sino que
además no ha realizado ni materialmente ni de ninguna otra forma, faltando
consecuentemente el dolo o culpa legalmente exigible en materia de respon-
sabilidad civil, y no siendo suficiente la responsabilidad in vigilando válida a
efectos administrativos (ver al respecto lo comentado en el Apartado 3).
Sin embargo, el último inciso del citado artículo 322 de la LNM, que pare-
ce buscar una solución intermedia razonablemente equilibrada, establece que
el consignatario sí “será responsable frente al armador o naviero de los da-
ños causados por culpa propia”. Dado que estamos ante un concepto jurídico
indeterminado sobre el que no nos consta jurisprudencia stricto sensu, rele-
vante y consolidada por obvias cuestiones de tiempo, parece difícil determi-
nar a qué supuestos concretos se puede referir el legislador. El Apartado VII
del Preámbulo de la LNM establece que la idea central de la reforma es que
el consignatario que no cobre el flete para sí mismo no debe responder como
transportista, lo que si bien acota algo el asunto, tampoco lo aclara debida-
mente. Quizás podamos encontrar alguna luz al respecto si analizamos los
riesgos habitualmente cubiertos en las pólizas de RC de los consignatarios17 y
311
JESÚS BARBADILLO EYZAGUIRRE
retraso en la carga o descarga y responsabilidad civil del naviero frente a terceros o a las
autoridades; (ii) al compilar los conocimientos de embarque y otros documentos de trans-
porte en nombre y por cuenta del naviero (por ejemplo, un conocimiento de embarque con
la mención errónea a “flete prepagado”, cuando realmente es pagadero en destino), impo-
sibilitando así su repercusión al destinatario final; (iii) en el cálculo de fletes (por ejemplo,
fijando un flete para un destino más económico), sin poder así reclamar la diferencia al
cliente; (iv) en la correcta designación del destinatario, con gastos adicionales de reenvío
del cargamento al destino real; (v) en la gestión de los contenedores propiedad o arren-
dados por el naviero; (vi) al entregar el cargamento sin presentación del conocimiento de
embarque, etc.
18 Y ello sin perjuicio de la responsabilidad subsidiaria del consignatario de las mer-
cancías por las infracciones derivadas de la manipulación de las mercancías en el puerto
(artículo 310.1.c del TRLPEMM).
312
LOS CONTRATOS SOBRE EL BUQUE EN DERECHO ESPAÑOL
19 Tanto el artículo 586 in fine del CCo como el artículo 3 de la LTM han sido expre-
samente derogados por la LNM (Disposición Derogatoria Única), si bien antes de la citada
derogación expresa ya había base jurídica suficiente para entender, a la luz de determinada
jurisprudencia y doctrina, que ya habían sido implícitamente derogados por el artículo 73.2
in fine de la LPEMM en 1992 y por la ratificación por España del Protocolo de Visby en 1984.
20 Que introdujo en España las Reglas de la Haya-Visby.
21 Las principales Sentencias del Tribunal Supremo, que además fueron anteriores y
posteriores a la LPEMM, son las siguientes: 25 de junio de 1977, 2 de noviembre de 1983,
14 de febrero de 1986, 18 de octubre de 1988 y, sobre todo, 20 de diciembre de 2006 y 26
de noviembre de 2007 (dictada en pleno y en unificación de doctrina), pues no sólo fueron
posteriores a la reforma citada del artículo 73.2 in fine de la LPEMM (por la Ley 62/1997
primero y por la Ley 48/2003 después) que pretendía justamente que el consignatario no
respondiera de las mercancías transportadas por mar, sino que además eran absolutamente
contradictorias con la Sentencia de 20 de marzo de 2006. Además, las citadas Sentencias
entienden que las reformas citadas de la LPEMM eran sólo aplicables a efectos administra-
tivos. Aun cuando la citada jurisprudencia ya ha sido afortunadamente superada por la
LNM, sería deseable que tan purista y pulcra exigencia de técnica legislativa se genera-
lizara en un país dónde, si políticamente interesa, cualquier reforma legal se introduce y
aprueba casi por cualquier ley (en la que más fácil y rápido sea y menos debate genere) con
independencia de la naturaleza (civil, mercantil, penal, administrativo, etc.) de las leyes
afectadas. También cabe citar las posteriores Sentencias del Tribunal Supremo de 14 de
febrero, 6 de junio y 4 de diciembre de 2008, así como la 29 de junio de 2009. Por último,
cabe recordar que algunas Audiencias Provinciales y Juzgados de Primera Instancia dicta-
ron, entre 1998 y 2007, varias sentencias (destacan las de 3 de julio de 1988, 6 y 20 de julio
de 1999, 6 de abril de 1999, así como la de18 de enero de 2000 de la ínclita Sección 15ª de la
AP de Barcelona) completamente contrarias a las comentadas y que exoneraban al consig-
natario de responsabilidad alguna.
313
JESÚS BARBADILLO EYZAGUIRRE
22 Salvo SÁNCHEZ-HORNEROS ADÁN AM. Op. Cit. (Páginas 269/280) que, en
síntesis, entiende que el consignatario sí debe responder solidariamente con el naviero de
las mercancías transportadas por mar, pero siempre que se trate del llamado consignata-
rio sucursalista, pues, en realidad, no existe consignatario independiente alguno, sino una
única empresa (la naviera) cuya sucursal actúa como consignataria.
23 BAENA BAENA, P.J. Artículo “La regulación del consignatario de buques. Es-
tudio de la Ley de Navegación Marítima”. Revista de Derecho del Transporte. Página
20.
24 Entendemos que pudieran ser algunos argumentos como los siguientes: (i) Que el
naviero/porteador está en muchos casos fuera de España y habitualmente muy protegido
por las cláusulas de jurisdicción y arbitraje, por lo que, es complicado reclamarles en Espa-
ña (Si bien ello podría ser parcialmente cierto, el consignatario podría también oponer la
misma declinatoria de jurisdicción si es equiparable al naviero ope legis. Además, ello se ha
corregido en parte con el nuevo artículo 468 de la LNM); (ii) Que los cargadores, receptores
y aseguradores son de menor fuerza y envergadura económica que los navieros/portea-
dores y merecen una especial protección (Ello no tiene sentido ni justificación alguna al
menos en el tráfico tramp dónde ocurre justamente lo contrario, pues suelen existir pocos
cargadores -y a veces un único cargador- que, por lo general, son económicamente mucho
314
LOS CONTRATOS SOBRE EL BUQUE EN DERECHO ESPAÑOL
más potentes que los naviero/porteadores); (iii) Que la mayoría de los consignatarios espa-
ñoles son sucursalistas (Aun cuando ello pudiera ser parcialmente cierto, no vemos que ello
cambie sustancialmente nada el fondo jurídico del asunto); (iv) Que algunos consignatarios
suele tener asegurados tales riesgos bien directamente con su seguro de RC, bien de forma
indirecta al constar como coasegurados, afiliados o asociados del P&I Club del naviero (Lo
cual no cambiaría el fondo del asunto); y (v) Que el consignatario ya responde legalmente
(sujetos al TRLPEMM) de varias cuestiones en materia administrativa según comentamos
en el Apartado 3 (Si bien ello es cierto, se olvida que la responsabilidad administrativa no
exige, a diferencia de la civil, ni dolo ni culpa, siendo suficiente la comentada responsa-
bilidad in vigilando). Todo lo cual conllevaría que, a la postre y dada la relación naviero/
consignatario existente, el consignatario pudiera recobrar fácilmente del naviero lo pagado
previamente por vías diversas (cuenta de escala, seguro, etc.). Parece como si alguien con
un establecimiento permanente en España tuviera que responder y pagar (aun cuando no
tuviera nada que ver con el transporte) por el mero hecho de consignar un buque y porque,
a la postre, podría quizás recobrar lo pagado del armador o naviero al que representa.
315
JESÚS BARBADILLO EYZAGUIRRE
El párrafo segundo del vigente artículo 65.1 del TRLPEMM establece que
la responsabilidad por el control del cumplimiento de las obligaciones de
coordinación de actividades exigibles bajo la Ley 31/1995 de Prevención de
Riesgos Laborales (LPRL) corresponde a: (i) Los titulares de concesiones y
autorizaciones; (ii) Los consignatarios (en espacios portuarios no sujetos al
régimen de concesión o autorización); y (iii) Las empresas prestadoras de
servicios de estiba, carga, desestiba, descarga, transbordo de mercancías o
embarque y desembarque de pasajeros.
Por tanto, según el TRLPEMM, la responsabilidad del cumplimiento de las
obligaciones de coordinación durante la realización de operaciones de atra-
que, desatraque y fondeo del buque (y en general durante la estancia del buque
en puerto) corresponde al consignatario y no a la AP como anteriormente25.
25 El párrafo 2º del citado artículo 65.1 del TRLPEMM tiene su origen en el artículo
13 de la Ley 48/2003 de Régimen Económico y de Prestación de Servicios de los Puertos
de Interés General y se refiere a los Planes de Emergencia y Seguridad. En su versión origi-
nal, dicho artículo 132 imponía a la AP el control del cumplimiento de las obligaciones de
coordinación de actividades establecido en el artículo 24 de la LPRL “sin perjuicio de las
competencias que correspondan a otros órganos de las Administraciones Públicas y de
las responsabilidades que en esta materia correspondan a los usuarios y concesionarios
del puerto”. Posteriormente dicho artículo fue modificado en el sentido arriba explicado.
316
LOS CONTRATOS SOBRE EL BUQUE EN DERECHO ESPAÑOL
26 El artículo 24.2 LPRL impone esa obligación al “empresario titular del centro de
trabajo”. Es obvio que el titular del centro de trabajo en un buque no es el consignatario,
sino el armador. Tal incompatibilidad entre el TRLPEMM y la LPRL se ha resuelto por
el principio de especialidad administrativa (lex specialis derogat legi generali) de forma
que el criterio establecido en el TRLPEMM, como norma legal especial, puede apartarse
puntualmente del régimen general establecido en la LPRL.
317
JESÚS BARBADILLO EYZAGUIRRE
27 El caso típico sería el de la naviera multinacional que, al carecer de sede o esta-
blecimiento permanente en España, empieza a operar en nuestro país a través de un con-
signatario estable, general, exclusivo y cuya gestión comercial consigue ingente clientela
para el naviero. Tras ello, el naviero decide instalarse en España constituyendo su propia
empresa y aprovechando la clientela conseguida por el consignatario, por lo que rompe el
contrato que le unía al mismo. En otras ocasiones, la fusión de varias navieras internacio-
nales provoca la extinción de determinados contratos de agencia. Anotar que este tipo de
indemnizaciones tiene muy difícil encaje en la consignación ocasional (tramp) e incluso
en la general y estable si el consignatario no ha aportado clientela y/o no ha realizado rea-
lizado inversión o gasto alguno por la consignación.
28 La carga de la prueba (Sentencias del Tribunal Supremo de 30 de noviembre de
318
LOS CONTRATOS SOBRE EL BUQUE EN DERECHO ESPAÑOL
319
JESÚS BARBADILLO EYZAGUIRRE
al naviero o que haya incrementado de forma sensible las operaciones realizadas (trans-
portes marítimos y demás) por el naviero con la clientela existente previamente. Se en-
tiende por clientes nuevos los que, no siendo ocasionales sino estables o permanentes (lo
que sería dable lógico en las consignaciones de línea regular), han sido generados por la
actividad profesional o comercial del consignatario, lo que excluiría los aportados por el
naviero.
31 Aun cuando se trata de un requisito que sólo el paso del tiempo podría confirmar,
entendemos que los clientes (cargadores y afines) optarían probablemente por seguir ge-
neral y preferentemente al naviero dado que éste opera buques, lo cual no hace el el con-
signatario. Si se tratara de un contrato de consignación de líneas marítimas regulares en
forma de agencia general en exclusiva, en toda España, con prohibición expresa de compe-
tencia, y que, además, estuviera vigente desde hace muchos años, se reforzaría, sin duda,
tal idea, pues, en principio, el naviero apenas tendría competencia de otras navieras en las
citadas líneas. Por ello, el consignatario difícilmente podría retener a los citados clientes y
diferirlos a otras navieras.
32 Se trata también de un concepto jurídico indeterminado que se deberá analizar
una vez, en su caso, se confirme el cumplimiento de los anteriores. En general, se entiende
que se cumple el requisito si la extinción depara al agente notables perjuicios económicos
como consecuencia del cese de las actividades. El artículo 28 in fine de la LCA enumera
tres posibles supuestos al respecto: (i) existencia de pactos de limitación de competencia;
(ii) comisiones que pierda y (iii) otras circunstancias que concurran.
33 A tales efectos, la jurisprudencia ha establecido una serie de requisitos para calcu-
lar el citado tope anual: intensidad en el cumplimiento de los requisitos exigidos para que
proceda la indemnización (los comentados anteriormente); duración del contrato, remu-
neraciones, comisiones, compensaciones por limitación de competencia, etc.
320
LOS CONTRATOS SOBRE EL BUQUE EN DERECHO ESPAÑOL
321
JESÚS BARBADILLO EYZAGUIRRE
322
LOS CONTRATOS SOBRE EL BUQUE EN DERECHO ESPAÑOL
323
EL CONTRATO DE MANIPULACIÓN PORTUARIA
Carlos Pérez
Abogado
Abstract: The port handling contract is governed by articles 329 to 338 of the Spanish
Shipping Act (the “Act”). Being a bilateral, consensual and onerous contract, it has a wide
object comprising a variery of cargo operations such as loading, unloading, stowage, un-
stowage on board vessels, as well as receipt, classification, deposit and storage at piers or
port warehouses, transport within the port area and similar or related operations. Despite
the freedom of the parties to agree the terms of the contract, the liability regime provided
for by the Act in case of damage, loss or delay of the cargo being handled is compulsory and
cannot be modified contractually against the customer. Claims against the terminal oper-
ator under the port handling contract will be subject to a two-year limitation period from
delivery of the goods or, in case of total loss, when the cargo should have been delivered.
The port operator will have a right to lien on the cargo until such time as the agreed fees
for his services have been fully paid.
Keywords: object, liability, time-bar, lien.
I. INTRODUCCIÓN
325
CARLOS PÉREZ
a. Definición
La LNM define en su artículo 329 el contrato de manipulación portuaria
como aquél en virtud del cual “un operador se compromete, a cambio de un
precio, a realizar todas o alguna de las operaciones de manipulación de las
mercancías en puerto previstas en esta ley u otras de similar naturaleza”.
1 Real Decreto-ley 8/2017, de 12 de mayo, por el que se modifica el régimen de los tra-
bajadores para la prestación del servicio portuario de manipulación de mercancías, dando
cumplimiento a la Sentencia del Tribunal de Justicia de la Unión Europea de 11 de di-
ciembre de 2014, recaída en el Asunto C-576/13 (procedimiento de infracción 2009/4052)
(«B.O.E.» 13 mayo).
326
LOS CONTRATOS SOBRE EL BUQUE EN DERECHO ESPAÑOL
2 De conformidad con el art. 1.a) del CRETT, se entiende por “Empresario de terminal
de transporte” a “toda persona que, en el ejercicio de su profesión, se hace cargo de mer-
caderías que son objeto de transporte internacional a fin de prestar o de hacer prestar
servicios relacionados con el transporte con respecto a esas mercaderías en una zona
que está bajo su control o sobre la que tiene un derecho de acceso o de uso. Sin embargo,
no se considerará empresario a la persona que sea porteador en virtud de las normas
aplicables por las que se rija el transporte”.
327
CARLOS PÉREZ
328
LOS CONTRATOS SOBRE EL BUQUE EN DERECHO ESPAÑOL
siendo ello óbice para que, si las partes así lo acuerdan mediante pacto expre-
so, puedan aplicarse en su vínculo negocial términos más ventajosos para el
usuario de los servicios).
Adicionalmente, la propia inserción del contrato de manipulación portua-
ria en el Título V de la LNM lo configura, según ha quedado señalado ante-
riormente, como un contrato auxiliar de la navegación.
2. Elementos formales
a. Contratación
Dispone la LNM que las operaciones de manipulación portuaria de las
mercancías podrán ser contratadas directamente por los cargadores o desti-
natarios de éstas, o bien por quienes hayan asumido ante aquéllos la obliga-
ción de verificarlas (art. 331).
Resulta, pues, que la contratación de los operadores portuarios podrá ser
realizada o bien por los embarcadores o receptores de las mercancías direc-
tamente, o bien por los porteadores marítimos, transitarios o comisionistas
de transportes que se hayan encargado de tales operaciones de manipulación
portuaria por cuenta de los propietarios de las mercancías.
De este modo, el operador portuario podría ser contratado en ocasiones
por el transportista marítimo en aquellos casos en los que éste haya asumido
las labores de carga, estiba, desestiba y descarga de las mercancías del buque.
Si, por el contrario, tales operaciones no han sido asumidas por el portea-
dor marítimo (en el caso, por ejemplo, de un transporte pactado en condicio-
nes FIOST4), el operador será contratado por los cargadores o destinatarios,
según el caso, o por terceros intermediarios (transitarios o comisionistas de
transportes).
Ahora bien, aun cuando el operador portuario haya sido instruido por los
porteadores, transitarios o comisionistas de transportes, la LNM deja meri-
dianamente claro que los destinatarios de las mercancías tendrán acción di-
recta contra el operador portuario, sin perjuicio de poder igualmente dirigir
su reclamación contra quienes contrató, según la previsión contenida en el
art. 336.
Así, a modo de ejemplo, en el supuesto que una empresa estibadora sea
contratada por el armador de un buque para realizar la descarga de una mer-
cancía, el destinatario podrá dirigirse frente al operador portuario vía acción
329
CARLOS PÉREZ
330
LOS CONTRATOS SOBRE EL BUQUE EN DERECHO ESPAÑOL
1. Fundamento
331
CARLOS PÉREZ
332
LOS CONTRATOS SOBRE EL BUQUE EN DERECHO ESPAÑOL
333
CARLOS PÉREZ
2. Limitación de responsabilidad
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LOS CONTRATOS SOBRE EL BUQUE EN DERECHO ESPAÑOL
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CARLOS PÉREZ
V. DERECHO DE RETENCIÓN
336
LOS CONTRATOS SOBRE EL BUQUE EN DERECHO ESPAÑOL
337
CARLOS PÉREZ
BIBLIOGRAFÍA
338
EL CONTRATO DE PRACTICAJE
Abstract: This article primarily analyses the distinctive aspects of both the pilotage
service and contract whilst considering the existing interconnection between both aspects.
It then moves on to study the legal feasibility of avoiding the guaranteed limitation of
liability for pilots and port authorities under the current Spanish Law on State Ports and
Merchant Marine. Furthermore, it assesses the legal possibility of filing a claim against the
Administration for accidents or damages resulting from poor provision of pilotage services
and the potential compatibility between the exercise of actions under public law and those
under private law.
Keywords: Pilotage, Limitation of liability of pilots, Damages claim for inadequate pi-
lotage service, Compatibility between actions under public law and private law.
I. INTRODUCCIÓN
339
ALICIA VELASCO NATES
II. DEFINICIÓN
340
LOS CONTRATOS SOBRE EL BUQUE EN DERECHO ESPAÑOL
341
ALICIA VELASCO NATES
III. JUSTIFICACIÓN
342
LOS CONTRATOS SOBRE EL BUQUE EN DERECHO ESPAÑOL
V. TIPOS DE PRACTICAJE
343
ALICIA VELASCO NATES
desde su lugar de atraque, fondeo, boya, dique pantalán, dique seco o vara-
dero, hasta los límites geográficos de la zona de practicaje de acuerdo con las
disposiciones particulares de cada puerto.
El practicaje de maniobras náuticas en el interior del puerto es el servicio
de asesoramiento para trasladar un buque o artefacto flotante desde un lugar
a otro dentro de los límites del servicio de practicaje.
Y finalmente, el practicaje voluntario es el servicio de asesoramiento pres-
tado por el práctico a buques o artefactos flotantes, a solicitud del capitán,
fuera de la zona de practicaje del puerto o el que se presta en puerto en los
supuestos en los que no es obligatoria la contratación del servicio.
344
LOS CONTRATOS SOBRE EL BUQUE EN DERECHO ESPAÑOL
ridad marítima. Esta obligatoriedad se establece para todos los buques, con
un arqueo igual o superior a 500 G.T. así como para las maniobras náuticas
que estos buques precisen efectuar dentro del puerto (art. 8 8 del Reglamento
General de Practicaje de 1996).
A pesar de esta obligatoriedad del servicio resulta, sin embargo, viable ob-
tener exenciones temporales a la obligatoriedad de utilización del servicio, si
bien esta exención temporal ha de concederse mediante resolución motivada,
teniendo en cuenta (entre otros factores) el conocimiento preciso que sobre
el puerto tenga el capitán, frecuencia de entrada y salidas. A los supuestos de
exención se refiere el art. 9 del Reglamento de Practicaje de 1996 y la Orden
FOM 1621/2002 de 20 de julio, por la que se regulan las condiciones para el
otorgamiento de exenciones al servicio de practicaje.
En otro orden de cosas, hay que tener en cuenta que, entre otros, están
excluidos de esta obligatoriedad los buques de guerra nacionales en determi-
nadas circunstancias.
Por su parte, las principales características del contrato de practicaje son la
de tratarse de un contrato oneroso y consensual (se perfecciona por el simple
consentimiento, sin necesidad de que conste por escrito). Asimismo, hay que
recabar en que el contrato lo efectúa el capitán con el práctico individualmente.
345
ALICIA VELASCO NATES
2 RUIZ SOROA, J.M y GABALDÓN GARCÍA, J.L. Manual del Derecho de la Navega-
ción Marítima. Marcial Pons, Madrid, 1999.
346
LOS CONTRATOS SOBRE EL BUQUE EN DERECHO ESPAÑOL
347
ALICIA VELASCO NATES
armador por limitación sería superior a la que podría obtener del práctico.
Sin embargo, en este supuesto habría que contar con la posibilidad de que el
armador tratase de eximir la responsabilidad alegando que se está ante una
falta náutica, por la cual el armador podría estar exonerado de responsabili-
dad de conformidad con lo prevenido en el artículo IV.2.a de las Reglas de la
Haya Visby, en cuyo caso podría no obtenerse resarcimiento.
Asimismo, y si bien la Ley de Navegación no lo explicita, pudiera ser tam-
bién que únicamente hubiera ocurrido culpa del capitán por los daños acaeci-
dos durante la entrada del buque a puerto. En este sentido baste reparar, por
ejemplo, en los supuestos de daños causados porque el capitán se ha negado
a seguir las instrucciones recibidas del práctico y/o porque ha errado en la
cumplimentación de las instrucciones recibidas. Es evidente que en este caso
la culpa será del capitán por entero, y no del práctico.
Asimismo, repárese en un supuesto en el que, como de hecho ha acaecido
ya en la práctica, se originaran daños o accidentes debido a que el capitán
decide omitir el asesoramiento del práctico a la entrada o salida del puerto
porque considera que él tiene la suficiente destreza y pericia para ejecutar
la maniobra de entrada o salida (Cfr. Sentencia de la Sala de lo Contencio-
so Administrativo del Tribunal Supremo de 29 de junio de 2010 –Recurso
4894/2007–). Es evidente que en este último supuesto, además de la precep-
tiva sanción por omitir la contratación de práctico, no tendría sentido derivar
responsabilidades al práctico.
348
LOS CONTRATOS SOBRE EL BUQUE EN DERECHO ESPAÑOL
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ALICIA VELASCO NATES
XII. PRESCRIPCIÓN
350
LOS CONTRATOS SOBRE EL BUQUE EN DERECHO ESPAÑOL
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LOS CONTRATOS SOBRE EL BUQUE EN DERECHO ESPAÑOL
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ALICIA VELASCO NATES
5 RUIZ SOROA, J.M y GABALDÓN GARCÍA, J.L. “Los contratos auxiliares de la nave-
gación”, en Manual del Derecho de la Navegación Marítima. Marcial Pons, Madrid, 1999.
354
LOS CONTRATOS SOBRE EL BUQUE EN DERECHO ESPAÑOL
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ALICIA VELASCO NATES
356
LOS CONTRATOS DE MEDIACIÓN EN
LA EXPLOTACIÓN DEL BUQUE
Resumen: Los corredores marítimos actúan como intermediarios en los contratos rela-
tivos a la adquisición y explotación del buque y realizan además otras funciones por cuenta
de los propietarios, fletadores, operadores de buques o dueños de la carga, llegando inclu-
so a negociar los contratos en nombre de sus principales. El cobro de la comisión, además
del reintegro de los gastos en que haya incurrido en la prestación de sus servicios, es el
principal derecho del corredor marítimo. Estos deben seguir siempre las instrucciones
de sus principales. La relación entre el corredor marítimo y su principal se regirá por lo
pactado entre las partes y, en su defecto, por los usos comerciales.
Palabras clave: Corredores marítimos. Derecho a la comisión. Instrucciones del prin-
cipal. Usos Mercantiles.
I. INTRODUCCION.
1. Generalidades.
357
CARMEN CODES CID/MARTÍN PRIETO SULLEIRO
2. Antecedentes históricos.
358
LOS CONTRATOS SOBRE EL BUQUE EN DERECHO ESPAÑOL
2 El artículo 43 de las Ordenanzas se refiere las personas que pueden despachar, se-
ñalando en su párrafo segundo que “los corredores intérpretes marítimos pueden interve-
nir en las operaciones de despacho de buques cuando sean requeridos, sin que para ello
gocen de privilegio alguno”.
3 La intervención de los corredores intérpretes marítimos no era ni es obligatoria,
sino que obedece a la voluntad de la parte que requiere sus servicios.
359
CARMEN CODES CID/MARTÍN PRIETO SULLEIRO
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LOS CONTRATOS SOBRE EL BUQUE EN DERECHO ESPAÑOL
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CARMEN CODES CID/MARTÍN PRIETO SULLEIRO
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LOS CONTRATOS SOBRE EL BUQUE EN DERECHO ESPAÑOL
7 Como el Real Decreto 1294/2007 que Aprueba los Estatutos Generales de los Cole-
gios Oficiales de Agentes de la Propiedad Inmobiliaria y de su Consejo General o la Ley de
Mediación en los Seguros Privados, con relación a los corredores de seguros.
8 Tribunal Supremo (Sala de lo Civil, Sección1ª), Sentencia núm. 860/2011 de 10
enero. RJ 2011\151
9 Tribunal Supremo (Sala de lo Civil, Sección1ª) Sentencia núm. 174/2010 de 18 mar-
zo. RJ 2010\3908
10 LARA GONZALEZ, R.: “¿Contrato de mediación o contrato de agencia? El carác-
ter estable y continuado de la relación. Notas al hilo de la STS de 21 de mayo de 2015”.
Revista Doctrinal Aranzadi Civil –Mercantil, nº 11 (2015).
363
CARMEN CODES CID/MARTÍN PRIETO SULLEIRO
364
LOS CONTRATOS SOBRE EL BUQUE EN DERECHO ESPAÑOL
11 SECO CARO, E.: “El comisionista de transporte”. Revista de Derecho Mercantil,
nº 98 (1968).
365
CARMEN CODES CID/MARTÍN PRIETO SULLEIRO
366
LOS CONTRATOS SOBRE EL BUQUE EN DERECHO ESPAÑOL
las propias navieras, además de cubrir las necesidades de los buques para su
entrada y salida del puerto donde radican, se ocupan de ofertar los servicios
de transporte de la naviera y de concluir los contratos de transporte con los
cargadores u otros agentes que así lo soliciten.
En este caso, la naturaleza del contrato que une a estos agentes con la na-
viera se encuadra en el concepto del contrato de agencia.
Como se dijo anteriormente, la característica diferencial del contrato de
agencia respecto de otras figuras afines, como pueden ser la mediación o la
comisión mercantil, es la duración. Ello queda reflejado en el artículo 1 de la
Ley 12/1992 del Contrato de Agencia cuando señala que por el contrato de
agencia un persona natural o jurídica, denominada agente, se obliga frente
a otra, de manera continuada o estable y a cambio de una remuneración, a
promover actos u operaciones de comercio por cuenta ajena o a promoverlos
y concluirlos en nombre y por cuenta ajenos, sin asumir, salvo pacto en con-
trario, el riesgo y ventura de tales operaciones. Mientras que la actividad de
mediadores o corredores es ocasional, la del agente se lleva a cabo de mane-
ra estable y duradera. Por tanto, cuando existan agentes nombrados por las
navieras para promocionar y concluir servicios de transporte –lo que ocurre
a menudo con las líneas de transporte marítimo regular- por cuenta de aque-
llas, la relación que une al agente con la naviera será la propia de un contrato
de agencia, regulado en la Ley 12/1992 antes citada.
Además del derecho a una remuneración por los servicios que preste, el
agente tiene derecho a percibir, una vez extinguido el contrato, una indem-
nización por clientela, cuando la actuación del agente haya contribuido a au-
mentar los clientes de la empresa o a incrementar el volumen de operaciones
de los ya existentes y el empresario se siga beneficiando de ello después de
extinguido el contrato.
Los agentes ligados a las navieras por un contrato de agencia no solo se
dedican al transporte de mercancías sino también al transporte de pasajeros
y, además de promocionar las operaciones con sus principales, se ocupan de
concluir las mismas, emitiendo conocimientos de embarque, billetes de pa-
saje, etc., pero actuando siempre en nombre y por cuenta de la naviera, de
manera que es esta la que queda obligada frente al cliente, sin que el agente
asuma ningún riesgo por la operación. De hecho, en la práctica, los agentes
so muy cuidadosos a la hora de expresar al cliente que actúan como meros
agentes del armador o naviero.
367
CARMEN CODES CID/MARTÍN PRIETO SULLEIRO
1. LA COMISION.
13 ARROYO MARTINEZ, I.: Compendio de Derecho Marítimo, Ed. Tecnos (2006)
368
LOS CONTRATOS SOBRE EL BUQUE EN DERECHO ESPAÑOL
369
CARMEN CODES CID/MARTÍN PRIETO SULLEIRO
De todo ello se deduce en primer lugar que el corredor marítimo debe ac-
tuar siguiendo en todo momento las instrucciones recibidas de su principal,
sin extralimitarse en las atribuciones que le hayan sido expresamente enco-
mendadas. De este modo, a los corredores les está vedado adoptar decisiones
en nombre de sus principales, a menos que estos les hayan autorizado de
forma expresa.
Su actuación ha de estar presidida por los principios de honestidad, probi-
dad, integridad, imparcialidad y buena fe.
Como todo empresario, el corredor marítimo debe emplear la máxima di-
ligencia en el cumplimiento de sus funciones, procurando siempre la máxima
eficiencia económica para su principal.
También debe asegurarse de cumplir toda la normativa nacional e interna-
cional que pueda resultar aplicable a la operación en la que esté intervinien-
do, procurando evitar en lo posible la comisión de fraudes marítimos.
Debe mantener la confidencialidad necesaria sobre todas las operaciones
que realice, a menos que sea autorizado para revelar datos por parte de su
comitente.
Los corredores no pueden cotizar un buque o un cargamento sin estar de-
bidamente autorizados para ello por sus principales. Tampoco pueden hacer
ofertas finales y en firme de forma simultánea a más de un armador o fletador
sobre la misma carga o el mismo buque, debiendo respetar en todo momento
los canales por los que se reciben y se envían las ofertas de carga o disponibi-
lidad de buques.
Cuando se ocupen de cerrar un contrato de fletamento, procurarán que el
contrato se ajuste a la legalidad y a la práctica habitual del sector, debiendo
advertir a sus principales la presencia de cualquier cláusula o condición que
se aparte de su contenido habitual.
Los estándares de actuación de los shipbrokers exigen también que man-
tengan un adecuado nivel de cualificación profesional y solvencia económica.
Por ello, deben, por un lado, contar con la formación y la experiencia ne-
cesarias para tener unos conocimientos apropiados del mercado de fletes y de
la normativa aplicable a los contratos en los que intervienen.
Por otro lado, desde el punto de vista financiero, los corredores han de
tener solvencia económica acreditada y suficiente para ejercer su cargo. Este
deber cobra especial relevancia si se tiene en cuenta en muchas ocasiones los
corredores se ocupan de cobrar y pagar los fletes por cuenta de sus princi-
pales, lo que implica que manejen importantes sumas de dinero y que deban
370
LOS CONTRATOS SOBRE EL BUQUE EN DERECHO ESPAÑOL
V. CONCLUSION.
371
CARMEN CODES CID/MARTÍN PRIETO SULLEIRO
372
EL CONTRATO DE REMOLQUE
Ana Sánchez-Horneros
Abogada
Abstract: The new Maritime Navigation Act 14/2014 is regarded as the first approach
to regulate the Institute of Maritime Towage in Spain. It is because of this reason that its
preamble points out the inclusion of the Towage Agreement among the other contracts
for the operation of vessels. It reviews the concept and types of towing and the division
of liability between tug and tow. According to its Preamble, the new regulation follows
the international standards. However, this paper shows that this is not entirely true. This
study analyses which issues have been regulated according to said international standards
(United Kingdom Standard Conditions for Towage, BIMCO´s Towcon 2008 and BIMCO´s
Towhire 2008) which ones has been regulated differently, and what the consequences may
be.
Keywords: maritime towing, Spanish Navigation Act, BIMCO (TOWCON 2008 and
TOWHIRE 2008), UK Standard Conditions for Towage.
I. Introducción
373
ANA SÁNCHEZ-HORNEROS
1 En este sentido, PULIDO BEGINES, J.L.: Los contratos de remolque marítimo, Ed.
Bosch, Barcelona, 1996, pág. 85; RUIZ SOROA, J.M., y GABALDÓN GARCÍA, J.L.: Manual
de Derecho de la Navegación Marítima, Ed. Marcial Pons, Barcelona, 2002, pág. 573.
374
LOS CONTRATOS SOBRE EL BUQUE EN DERECHO ESPAÑOL
que el remolque maniobra, en virtud del cual “el remolcador se obliga sim-
plemente a desplegar su mejor diligencia (obligación de medios) colaborando
en la ejecución de la maniobra, según las instrucciones recibidas del capitán
del remolcado y sin comprometerse a resultado alguno” debía quedar en-
cuadrado en el marco del arrendamiento de servicios2. Sin pronunciamiento
expreso, pero en línea con el referido planteamiento defendido por la doctri-
na mayoritaria, el artículo 301 establece como obligación fundamental del
armador del remolcador en el remolque transporte la de “realizar con él la
maniobra necesaria para el desplazamiento” del remolcado, mientras que al
referirse al remolque maniobra limita la obligación de aquél a la de “pres-
tar su colaboración para las maniobras del buque remolcado”. En ese mismo
sentido, conforme a lo expresado por el artículo 302, lo comprometido por el
armador del remolcador en virtud del remolque transporte es, directamente,
“el desplazamiento del buque o artefacto remolcado”, mientras que, a la hora
de determinar el objeto del remolque maniobra, el artículo 303 lo limita a la
asistencia a la maniobra del remolcado, sin referencia ninguna al resultado3.
En definitiva, el tenor literal de los citados artículos 301 a 303 permite con-
cluir que, a pesar de la ausencia de un pronunciamiento expreso, el remolque
regulado en la LNM deberá ser encuadrado en la categoría del arrendamiento
de obra o de servicios, según se trate de la modalidad de remolque transporte
o remolque maniobra, respectivamente.
Por su parte, la referencia expresa al desplazamiento de otro “buque, em-
barcación, o artefacto naval” contenida en la definición del remolque trans-
porte del artículo 301, contribuye a perfilar los elementos personales y reales
del contrato superando debates doctrinales propiciados por la ausencia de
regulación anterior. Así, en cuanto a sus elementos reales, la referida men-
ción del “buque, embarcación, o artefacto naval” parece indicar que podrá ser
objeto de remolque todo aquello físicamente apto para ser trasladado por el
2 RUIZ SOROA, J.M., y GABALDÓN GARCÍA, J.L., op. cit., pág. 576.
3 El objeto del remolque maniobra expresado en los artículos 303 y 301 de la LNM coin-
cide con la definición de remolque portuario contenida en el Texto Refundido de la Ley de
Puertos del Estado y de la Marina Mercante aprobado por Real Decreto Legislativo 2/2011,
de 5 de septiembre. Artículo 127. Definición y características del servicio de remolque por-
tuario. 1. Se entiende por servicio de remolque portuario aquél cuyo objeto es la operación
náutica de ayuda a la maniobra de un buque, denominado remolcado, siguiendo las ins-
trucciones de su capitán, mediante el auxilio de otro u otros buques, denominados remol-
cadores, que proporcionan su fuerza motriz o, en su caso, el acompañamiento o su puesta
a disposición dentro de los límites de las aguas incluidas en la zona de servicio del puerto.
375
ANA SÁNCHEZ-HORNEROS
agua y, por lo mismo, no sólo las plataformas sin gobierno, que habrían que-
dado en todo caso incluidas en el concepto de buque vigente bajo el régimen
del Código de Comercio, sino también otros bienes, como boyas, contene-
dores, señales marítimas flotantes o carga flotantes, y ello es lo que justifica
que, a la hora de determinar los elementos personales del contrato, deban
entenderse potencialmente incluidos, entre los titulares de los bienes objeto
de remolque, consumidores y usuarios, no navieros, supuesto que se dará,
por ejemplo, en los casos en los que sea una embarcación de recreo el objeto
remolcado.
Lo expuesto someramente hasta ahora permite avanzar que la definición
legal recoge por sí misma, o como mínimo permite inferir, la naturaleza ju-
rídica y algunos de los elementos esenciales que configuran el contrato, pero
no todos.
Constatada la frecuente coincidencia material entre las figuras de remol-
que y salvamento, que técnicamente consistirá en la mayoría de los casos en
una operación funcional de remolque, habría sido, quizá, aconsejable, inte-
grar en el propio concepto de contrato de remolque previsto en el artículo
301 una referencia expresa al elemento que permite identificar y distinguir
ambas figuras, la ausencia de peligro. La inclusión de una mención en tal
sentido no habría evitado los muchos problemas que en la práctica supone
determinar cuándo un buque está, o no, efectivamente en peligro. Como muy
gráficamente ha sido señalado por la doctrina4, “ni se ha encontrado ni se
puede encontrar una fórmula mágica” a tal efecto, y no tiene duda que la más
que considerable trascendencia económica de la calificación de un supuesto
como salvamento o remolque no contribuye, ni contribuirá, a facilitar tal dis-
tinción. En cualquier caso, y pese a su omisión en el artículo 301, la ausencia
de peligro debe entenderse sin ningún género de duda elemento configurador
del contrato de remolque en el régimen de la LNM, en todas sus modalidades,
por aplicación de lo dispuesto en la regulación del salvamento y del remolque
de fortuna recogidas en la propia Ley.
Por último ya en cuanto al concepto y modalidades de remolque previstos
en la regulación contenida en la LNM, procede reseñar que, pese a la refe-
rencia a la “doble modalidad de remolque-maniobra y remolque-transporte”
avanzada en el Preámbulo, considerada de forma expresa en los artículos 301
a 303, el legislador ha querido mantener en la LNM, como una tercera moda-
376
LOS CONTRATOS SOBRE EL BUQUE EN DERECHO ESPAÑOL
377
ANA SÁNCHEZ-HORNEROS
7 PULIDO BEGINES, J.L.: “El remolque de fortuna”, Consejo Consultivo para la Pe-
queña y Mediana Empresa (19.12.2014): “En cualquier caso, resultará difícil concretar qué
situaciones deben considerarse extraordinarias. De acuerdo con la doctrina producida en rela-
ción con el remolque en la mar regulado en la L.Aux., se defendió que esa figura se caracteriza
por la existencia de una situación de anormalidad para el buque remolcado, de la que no puede
substraerse por sus propios medios, pero sin que la misma se centre en una situación de peligro,
siendo el elemento de la situación de anormalidad el determinante para la calificación de este tipo
de remolque. A mi juicio, del texto de la L.Aux. no se desprendía que fuera precisa la existencia de
una situación anómala en el buque remolcado. Es cierto en la inmensa mayoría de los casos en
que se pacta un remolque de esta clase concurre alguna circunstancia excepcional en el remolca-
do, por ejemplo, una avería de la máquina. Pero cabe imaginar supuestos donde el remolcado
se encuentre en el mar sin presentar ninguna anomalía y concierte un remolque (por ejemplo tra-
tándose del remolque de una plataforma de perforación de un lugar a otro del océano)”.
378
LOS CONTRATOS SOBRE EL BUQUE EN DERECHO ESPAÑOL
379
ANA SÁNCHEZ-HORNEROS
al grado de culpa respectivo. Si con carácter general cabe afirmar que la decla-
ración legal de solidaridad de los potenciales responsables de un daño juega en
favor del perjudicado, el beneficio se multiplica en sede de contrato de remol-
que pues son muchas las ocasiones en las que, de hecho, resulta extremada-
mente difícil determinar con exactitud qué elemento del tren de remolque es
el causante de los daños. Al amparo de lo dispuesto en el segundo párrafo del
artículo 304, al perjudicado le bastará con acreditar que el daño que reclama
lo produjo el tren de remolque, quedando liberado de la carga de demostrar
que, en concreto, fue causado por el armador al que demandó. Según ha que-
dado avanzado, la única excepción al principio de solidaridad admitida por la
LNM es “que se acredite por alguno de dichos armadores la inimputabilidad
del daño a su elemento en el tren de remolque”. Sin embargo, esa frecuente di-
ficultad en la determinación del elemento del tren de remolque causante de los
daños, operará en contra del armador que pretenda oponer dicha excepción
sobre el que recaerá, además, la carga de la prueba. En definitiva, el régimen
de responsabilidad por daños previsto en el segundo párrafo del artículo 304
responde, claramente, al objetivo de proteger a terceros perjudicados.
En cuanto a los daños soportados por los propios buques, prescribe el ar-
tículo 304 en su párrafo primero que “los armadores de cada uno de los bu-
ques serán responsables de los daños causados al otro como consecuencia
de la negligencia en el cumplimiento de las prestaciones que le incumben”.
El tenor literal de dicha disposición, y su cotejo con los artículos 302 y 303,
que la preceden, permite comprobar una diferencia relevante. A la hora de
atribuir la dirección de la maniobra al capitán del remolcador en el remol-
que transporte, y al capitán del buque remolcado en el remolque maniobra,
el legislador prevé expresamente el posible pacto en contrario. A la hora de
fijar el régimen de responsabilidad de los armadores implicados en el con-
trato de remolque, no lo prevé. De la ausencia de tal previsión en el artículo
304, presente en los artículos que lo preceden, de la propia expresión “serán
responsables” empleada en la redacción del precepto, y de la regulación de
la responsabilidad por daños frente a terceros, indisponible por su propia
naturaleza, en el mismo precepto que la responsabilidad por daños inter par-
tes, parece desprenderse, razonablemente, que mediante el artículo 304 el
legislador ha querido establecer un régimen de responsabilidad por daños de
carácter imperativo y, por lo mismo, inderogable.
Según quedó avanzado en la introducción del presente trabajo, el preám-
bulo de la Ley deja constancia de la novedad que supone la regulación del
380
LOS CONTRATOS SOBRE EL BUQUE EN DERECHO ESPAÑOL
9 Una cláusula de este tipo se contenía en el contrato que fue objeto de litigio en en
“The Westcock” (1911) pág. 208.
381
ANA SÁNCHEZ-HORNEROS
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LOS CONTRATOS SOBRE EL BUQUE EN DERECHO ESPAÑOL
“El servicio se prestará bajo la dirección del capitán del buque o del práctico del puerto
en su nombre, que asumirá la dirección, control y responsabilidad de la maniobra
tan pronto como se establezca contacto por radio entre el remolcador y el buque en las
inmediaciones del lugar en que se deba prestar el servicio16.
13 MENÉNDEZ MENÉNDEZ, A.: Op. cit. pág. 131: En no pocas ocasiones las
condiciones generales de remolque no son más que un estatuto particular y liberatorio de
la responsabilidad de la propia compañía de remolque.
14 Arts. 66 y 67 de la Ley 27/1992, de 24 de noviembre, de Puertos del Estado y de la
Marina Mercante y 108 y 113 del Texto Refundido de la Ley de Puertos del Estado y de la
Marina Mercante aprobado por Real Decreto Legislativo 2/2011, de 5 de septiembre.
15 Artículo 127 Definición y características del servicio de remolque portuario. 1. Se
entiende por servicio de remolque portuario aquél cuyo objeto es la operación náutica de
ayuda a la maniobra de un buque, denominado remolcado, siguiendo las instrucciones de
su capitán, mediante el auxilio de otro u otros buques, denominados remolcadores, que
proporcionan su fuerza motriz o, en su caso, el acompañamiento o su puesta a disposición
dentro de los límites de las aguas incluidas en la zona de servicio del puerto.
16 Prescripciones particulares del servicio portuario básico de remolque en el puerto
de la bahía de Cádiz.
383
ANA SÁNCHEZ-HORNEROS
384
LOS CONTRATOS SOBRE EL BUQUE EN DERECHO ESPAÑOL
385
ANA SÁNCHEZ-HORNEROS
21 Buen ejemplo de esa falta de equidad podría ser la sentencia de 11 de Diciembre
de 2008 dictada por el Admiralty Court en el asunto que enfrentó a los propietarios de la
plataforma offshore “A Turtle” con los armadores del remolcador “Mightly Deliverer”, des-
pués de que éste, ante la dificultad que encontraba para remolcarla debido a su insuficiente
potencia y a la falta de combustible, decidiera desengancharse de la plataforma, que quedó
a la deriva hasta que, dos semanas después, embarrancó en la playa de una isla remota. La
sentencia resolvió que, incluso concurriendo el flagrante incumplimiento del contrato, do-
cumentado en una póliza Towcon, la cláusula knock-for-knock exoneraba plenamente al
remolcador de cualquier responsabilidad por la pérdida de la plataforma, desestimando la
demanda planteada por los propietarios de aquélla por un importe aproximado de veinte
millones de dólares
386
LOS CONTRATOS SOBRE EL BUQUE EN DERECHO ESPAÑOL
387
ANA SÁNCHEZ-HORNEROS
388
LOS CONTRATOS SOBRE EL BUQUE EN DERECHO ESPAÑOL
IV. Epílogo
389
ANA SÁNCHEZ-HORNEROS
22 En este sentido, RUIZ SOROA, J.M., y GABALDÓN GARCÍA, Op. cit., pág. 584.
390
LOS CONTRATOS SOBRE EL BUQUE EN DERECHO ESPAÑOL
391
ANA SÁNCHEZ-HORNEROS
392
EL CONTRATO DE REMOLQUE
Jaime de Castro
Abogado
Abstract: The Spanish Maritime Navigation Law has systematized Spanish maritime
law and regulated the contract of towage. The lack of specific legislation has been solved
mainly through the use of standard forms, especially the UKSCT, TOWCON and TOWHI-
RE
Keywords: maritime navigation, towage contract
1. Introducción
393
JAIME DE CASTRO
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LOS CONTRATOS SOBRE EL BUQUE EN DERECHO ESPAÑOL
1 UKST 1 (b) (i): ‘towing’ is any operation in connection with the holding, pushing,
pulling, moving, escorting or guiding or a standing by the Hirer’s vessel, and the expres-
sions ‘to tow’, ‘being towed’ and ‘towage’ shall be defined likewise.
2 STS Sala 3ª, sec. 4ª, S 16-5-1988. Pte.: Jiménez Hernández, José Ignacio. El Dere-
cho 1988/4165:
“De todo ello resulta que en momento alguno existió una verdadera situación de pe-
ligro para el barco averiado, deduciéndose ello, tanto de las características del ,buque
que permitiese el aislamiento de partes del mismo, como de su falta de evacuación, pues
aunque es cierto fue desalojado finalmente el pasaje, ello obedeció a causas distintas a
las de la existencia de un verdadero e inminente peligro para la seguridad del buque y
sus ocupantes; ello hace inaplicable al caso lo preceptuado en el artículo 1 de la Ley de
24 de diciembre de 1962 y que, por consecuencia, no puede estimarse como salvamento
la actuación tenida por los mencionados ,buques lo que determina no pueda estimarse
el recurso de apelación en su totalidad; pero el que ello así sea no permite estimar que el
remolque e intervención de tales buques pueda estimarse como algo ordinario o de una
entrada en puerto y para ello sí que es competente el Tribunal Marítimo Central, a tenor
de lo establecido en el artículo 16 de la mencionada Ley, cuando, como en el caso ante-
rior, no se produce acuerdo entre las partes; ello determina la pertinencia de estimar
parcialmente la apelación y como no existen datos suficientes para, en este acto, fijar la
indemnización a percibir por los armadores de los buques “Volcán de Timanfaya” y “Don
Vicente”, así como por el práctico del Puerto de Arrecife Sr. S., si no hubiese percibido
cantidad superior a la normal por el ejercicio de su función, se relega la concreción de
esas cantidades a trámite de ejecución de sentencia, debiendo ser ella proporcionada a la
entidad de los servicios prestados, y añadiéndose a ellos el importe de los daños sufridos
por tales buques si los hubo, con ocasión de los mismos.”
3 MENÉNDEZ MENÉNDEZ, A. El contrato de remolque, Madrid, 1964, pág. 269.
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1. El remolque transporte
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9 TOWCON 2008. Cláusula 16. Towing Gear and Use of Tow’s Gear. (a) The Tu-
gowner agrees to provide free of cost to the Hirer the use of all tow wires, bridles and
other towing gear carried on board the Tug for the purpose of the towage or other ser-
vices to be provided under this Agreement.
10 TOWCON 2008. Cláusula 15a. Riding crew
Riding crew for the Tow, if so requested by the Hirer, shall be provided by the party
stated in Box 31. The number of riding crew shall be as stated in Box 31. AII costs and
expenses for such personnel will be for the account of the Hirer and such personnel shall
be at all times under the orders of the Tugmaster. lf the riding crew are provided by the
Tugowner the Hirer shall pay to the Tugowner the amount per man per day stated in
Box 32. If the riding crew are provided by the Hirer they shall not be deemed to be the
servants or agents of the Tugowner. Permission for the Hirer to provide a riding crew on
the Tow as well as the composition and suitability of the riding crew shall always be in
the discretion of the Tugowner.
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LOS CONTRATOS SOBRE EL BUQUE EN DERECHO ESPAÑOL
la más directa entre los puertos de recogida y entrega, a una velocidad ade-
cuada en función de las circunstancias, si bien es frecuente que se pacte11 la
posibilidad de desvío o navegación a baja velocidad en supuestos tales como
la aparente inhabilidad- se entiende sobrevenida- del buque remolcado, la
necesidad de reparación o recolocación de los elementos de remolque o de
incorporación de nuevos elementos al remolque y, sobre todo, la adaptación
a las circunstancias meteorológicas, presentes o previstas. Y se permite ese
desvío no solo sin indemnización a favor del remolcador sino incluso con una
compensación por el retraso sufrido. Por ello, y las especiales dificultades de
la navegación en condiciones de remolque, el capitán del remolcador tiene
que extremar su atención a las condiciones meteorológicas que van a rodear
el viaje, a fin de evitar los daños que pudieran causarse al buque remolcado
como consecuencia de su falta de previsión, de la que solo podría exonerarse
en casos de condiciones atmosféricas del todo punto extremas e inesperadas.
Permiten los formularios igualmente la interrupción del remolque, dejan-
do al buque remolcado en un lugar seguro, si el remolcador decide acudir a la
asistencia de otro buque o embarcación que lo precise e incluso para entrar
en cualquier puerto para suministros, avituallamiento, reparaciones u otras
necesidades tales como desembarco de tripulantes impedidos, todo ello, sin
que deje de devengarse el precio del servicio.12
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JAIME DE CASTRO
A salvo de esos posibles supuestos pactados, la ruta habrá der ser la más
directa y sin interrupciones. De tratarse de un remolque sometido a la legisla-
ción española, se estará a lo previsto en los artículos 219 y 222 LNM, esto es,
que la desviación sin derecho a indemnización se permite si se ha realizado
para salvar vidas humanas o por cualquier otra causa razonable y justificada
que no se derive del estado de falta de navegabilidad inicial del buque remol-
cado.
Otra manifestación de esta obligación esencial es la de la señalización del
tren de remolque, de tanta trascendencia para el tráfico marítimo, sobre todo
en zonas con intenso tráfico y posibilidad de maniobra restringida. Por tanto,
pese a que el buque, embarcación o artefacto remolcado tenga operativa su
propia señalización13, es responsabilidad del remolcador que ésta funcione
correctamente en todo momento.
Por otro lado, las obligaciones del remolcado son: la puesta a disposición
del elemento a remolcar en el lugar y momento pactados, asegurar su remol-
cabilidad y pagar el precio pactado.
La puesta a disposición, según se establece en las pólizas de BIMCO, ha-
brá de ser un lugar seguro y accesible.14 Corresponde su designación al re-
molcado, aunque siempre sometido a la aprobación del remolcador, que no
podrá rechazar la propuesta salvo causa razonable. En cuanto al momento,
ya se ha hablado de los periodos de disponibilidad y preaviso, frecuentes en
tress for the purpose of saving life or property or to call at any port or place for bunkers,
repairs, supplies, or any other necessaries or to land disabled seamen, but if towing the
Tug shall leave the Tow in a safe place and during such period this Agreement shall re-
main in full force and effect, including the provisions of Clause 9(b)(i).
(c) Any deviation howsoever or whatsoever by the Tug or by the Tugowner not ex-
pressly permitted by the terms and conditions of this Agreement shall not amount to a
repudiation of this Agreement and the Agreement shall remain in full force and effect
notwithstanding such deviation.
13 Reglamento Internacional para prevenir los abordajes, hecho en Londres el 20 de
octubre de 1972. REGLA 24. Buques remolcando y empujando.
14 TOWCON Cláusula 13. Place of Departure
(a) The Tow shall be tendered to the Tugowner at the Place of Departure stated in
Box 24.
(b) The place of connection and departure shall always be safe and accessible for the
Tug to enter, to operate in and for the Tug and Tow to leave and shall be a place where
such Tug is permitted to commence the towage in accordance with any local or other
rules, requirements or regulations and shall always be subject to the approval of the
Tugowner which shall not be unreasonably withheld.
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LOS CONTRATOS SOBRE EL BUQUE EN DERECHO ESPAÑOL
los contratos actuales, frente a la fecha fijada para el inicio, que sigue siendo
empleada en ocasiones. Dentro de esta obligación está normalmente la de
obtener todas las autorizaciones y aseguramientos necesarios para llevar a
cabo el remolque incluidas las autorizaciones de entrada en el lugar de desti-
no previsto, sin las cuales no se considera que se haya producido la puesta a
disposición del remolcador, que tendrá derecho a la oportuna compensación
por el retraso, incluyendo los daños y perjuicios.
Esta esfera de la obligación esta directamente entroncada con la siguiente,
que es la de asegurar la remolcabilidad del elemento puesto a disposición. No
se trata en este caso de una obligación cuyo cumplimiento pueda medirse en
base a la diligencia debida a la hora de comprobar el estado de la navegabili-
dad del buque previa al viaje, que es la que se aplica al remolcador15, sino que
“el titular del remolcado asume de manera absoluta que su buque estará en
condiciones de emprender el viaje en la fecha pactada.”16 Desde luego que la
dicción literal de los apartados (a) y (b) de cláusula 18 de la póliza TOWCON
se antoja contradictoria y es muestra del pretendido mayor equilibrio entre
las partes que persigue la versión de 2008, desde luego nada conseguido, en
mi opinión. Lo que parece claro, es que la remolcabilidad es responsabilidad
exclusiva del remolcado, no resultando eximente ni atenuante de la misma la
inspección previa que puede hacer el remolcador, ni la existencia de certifi-
cados o planes de remolque aprobados por las aseguradoras, las clasificado-
ras o las autoridades marítimas competentes. En ese sentido la STS 8 enero
199117. Los certificados de remolcabilidad (toworthiness) a los que se refieren
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JAIME DE CASTRO
los formularios suelen ser los de las sociedades de clasificación. A veces, los
de un experto independiente. A ello hay que añadir los permisos y certificados
emitidos por la administración o administraciones marítimas competentes,
entre los que destaca el plan de remolque para obtener la autorización de la
Capitanía Marítima competente.18
Cuestión de especial interés, por la mención que contiene la LNM, es la
obligación de guardia y custodia del buque remolcado. Dice el artículo 302.2
que en los casos en que los elementos remolcados hayan sido entregados al
remolcador se entenderá que este asume la custodia de ellos, con la consi-
guiente responsabilidad. La entrega hace que el contrato de remolque se ase-
meje al de transporte y que, por tanto, se invierta la carga de la prueba en
casos apreciarse daños al momento de la entrega.19 Las mayores dificultades
prácticas surgen cuando no se pacta expresamente la entrega, ya que no siem-
pre es fácil determinar que ha habido traslación de la posesión del buque
remolcado, que podría deducirse en los casos de ausencia de tripulación del
remolcado a bordo y más fácilmente, cuando ésta es nombrada por el remol-
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JAIME DE CASTRO
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LOS CONTRATOS SOBRE EL BUQUE EN DERECHO ESPAÑOL
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JAIME DE CASTRO
2. El remolque maniobra
El artículo 303 LNM define el remolque maniobra como aquel que tiene
por objeto la asistencia del remolcador a la maniobra del remolcado. El con-
cepto legal es amplio, atendiendo a la variedad de prestaciones que recibe el
remolcado en estos supuestos, tales como sujeción, arrastre, empuje, escol-
ta, asistencia, guía, etc. Con la expresión legal que contiene dicho artículo a
continuación- se entenderá que, salvo pacto en contrario, la dirección de la
maniobra recae sobre el mando del buque remolcado- es mi opinión que este
tipo de contratos se configuran en nuestro Derecho como de arrendamien-
to de servicios, no de obra. Debemos calificarlo como contrato de arrenda-
miento de servicios, puesto que, a diferencia del práctico, en un “remolque
maniobra” los remolcadores no deciden cómo ha de desarrollarse la misma,
es decir, no la dirigen, y, por tanto, no se obligan a culminarla con éxito, sino
que se limitan a ayudar al buque en sus movimientos, conforme a las instruc-
ciones recibidas, es decir, a prestar fuerza motriz o acompañamiento, para
contribuir a tal fin, según vayan siendo requeridos. En este mismo sentido, el
art. 303 LNM deja claro que cuando el remolque tenga por objeto la asisten-
cia del remolcador a la maniobra del remolcado se entenderá que, salvo pacto
en contrario, la dirección de la maniobra recae sobre el mando del buque
remolcado, mando que, como hemos visto, cuando el Práctico está a bordo
corresponde, efectivamente, a éste, sin perjuicio de la autoridad del Capitán.25
408
LOS CONTRATOS SOBRE EL BUQUE EN DERECHO ESPAÑOL
visto, cuando el Práctico está a bordo corresponde, efectivamente, a éste, sin perjuicio de
la autoridad del Capitán.”
26 LPEMM, art. 127.2 Las Prescripciones Particulares del servicio contendrán las
características técnicas exigibles a los remolcadores y los medios que deban incorporar
para colaborar con las Administraciones competentes en los servicios de extinción de
incendios, salvamento marítimo y lucha contra la contaminación marina.
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JAIME DE CASTRO
27 Cláusula 3.1.1b de la UKST v. 1986 Whilst towing or whilst at the request, express
or implied, of the Hirer, rendering any service other than towing, the Master and crew
of the tug or tender shall be deemed to be the workers/employees/contractors/agents of
the Hirer and under the control of the Hirer and/or his workers/employees/contractors
and/or his agents, and anyone on board the Hirer’s vessel who may be employed, direct-
ed, supervised and/or paid by the Tugowner shall likewise be deemed to be the worker/
employee/contractor or agent of the Hirer and the Hirer shall accordingly be vicariously
liable for any act or omission by any such person so deemed to be the worker/employee/
contractor or agent of the Hirer.
28 Resolución de 30 de marzo de 2017, de la Autoridad Portuaria de la Bahía de Alge-
ciras, por la que se publica el Pliego de prescripciones particulares del servicio portuario
de remolque.
Cláusula 2 Definición y ámbito del servicio. (…)
El servicio portuario de remolque comienza cuando el remolcador procede a la eje-
cución de la orden inicial dada por el mando del buque remolcado o por el práctico con
el consentimiento del mando del buque remolcado, que tenga relación con el servicio a
realizar y termina en el momento en que se ha cumplido la orden final dada por el men-
cionado mando o por el práctico con su consentimiento.
Durante el servicio, corresponde al capitán del buque remolcado el mando y la direc-
ción de cualquier maniobra.
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LOS CONTRATOS SOBRE EL BUQUE EN DERECHO ESPAÑOL
29 UKSCT Cláusula 4. The Tug owner shall not …hereof be responsible for or be
liable for: (iii) any claim by a person not a party to this agreement for loss or damage
of any description whatsoever arising from any cause whatsoever, including (without
prejudice to the generality of the foregoing) negligence at any time of the Tugowner his
workers, employees, contractors or agents, unseaworthiness, unfitness or breakdown of
the tug or tender, its machinery, boilers, towing gear, equipment, lines, ropes or wires,
lack of fuel, stores, speed or otherwise.
30 TOWCON Cláusula 25 y TOWHIRE Cláusula 23.
31 UKSCT. Cláusula 4 (b) The Hirer shall (except as provided in Clause 4(c) and (e)
and otherwise under this agreement) be responsible for, pay for and indemnify the Tug
owner against and in respect of any loss or damage and any claims of whatsoever na-
ture or howsoever arising or caused, whether covered by the provisions of Clause 4(a)
hereof or not suffered by or made against the Tug owner and which shall include, with-
out prejudice to the generality of the foregoing any loss of or damage to the tug or tender
or any property of the Tug owner even if the same arises from or is caused by the negli-
gence of the Tug owner his workers, employees, contractors or agents.
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JAIME DE CASTRO
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EL CONTRATO DE SALVAMENTO
Luis Souto
Abogado
Abstract: It seems that the Maritime Navigation Law has tried to simplify the regu-
lation on Maritime Salvage by eliminating the previous duality of applicable regime: the
International one resulting from the 1910 Brussels Convention and the internal rules pro-
vided by Law 60/1962. The essence of the material regulation stands and no particularly
significant changes have undergone on general points, such as salvage definition, its clas-
sification, duties of the parties, the right to the award, etc. The most significant change is
the chance to submit the disputes between Salvors and the person liable for the payment
of the salvage services before the ordinary Courts.
Keywords: Salvage contract, Award, Competent Courts, Danger
1. Introducción
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LUIS SOUTO
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LOS CONTRATOS SOBRE EL BUQUE EN DERECHO ESPAÑOL
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LUIS SOUTO
2. Concepto de salvamento
416
LOS CONTRATOS SOBRE EL BUQUE EN DERECHO ESPAÑOL
Así pues, por lo que respecta a la calificación como salvamento que la parte asistente
formula, es necesario determinar si en la misma han concurrido los requisitos que exige la
normativa vigente en la materia.
… Por su parte, el art. 358 del mismo texto legal (LNM) establece que “1. Se conside-
rará salvamento todo acto emprendido para auxiliar o asistir a un buque, embarcación o
artefacto naval , o para salvaguardar o recuperar cualesquiera otros bienes que se encuen-
tren en peligro …” . Esta misma definición de “salvamento” es la que nos proporciona el
art. 1 del Convenio de Londres. Parece evidente, visto lo anterior, que para poder hablar
de salvamento, es necesario que se dé una circunstancia de peligro, peligro que debemos
considerar no de forma genérica o como una mera circunstancia posible , sino que debe
concretarse en la forma en que lo hace una reiterada Jurisprudencia del Tribunal Supre-
mo. … entre otras, exigen, que la situación de peligro venga caracterizada por factores
que, en mayor o en menor medida, acarreen verdadero riesgo y que, además, concurran
circunstancias que exijan del auxiliador trabajos que puedan considerarse excepcionales,
que excedan de lo normalmente exigible y que suponga riesgo para la tripulación o para
el buque asistente, declarando además que el riesgo ha de ser de tal entidad que sitúe el
buque asistido en trance de perderse o sufrir graves daños, estableciendo, por otra parte,
que el peligro además de real y grave, debe ser inminente”
417
LUIS SOUTO
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LOS CONTRATOS SOBRE EL BUQUE EN DERECHO ESPAÑOL
4. El salvamento contractual
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LUIS SOUTO
“Pues bien, a este respecto, el art. 301 LNM establece el concepto de contrato de re-
molque, al que define como aquel por el que ‘el armador de un buque se obliga, a cambio
de un precio, a realizar con él la maniobra necesaria para el desplazamiento de otro
buque …’. Nos encontramos ante una figura contractual que exige una concertación pre-
via de un precio cierto y determinado y que encuentra su ámbito de aplicación dentro
de unas circunstancias de normalidad. En caso contrario, si el remolque derivara de un
supuesto excepcional , se excluye su consideración como relación contractual , en cuyo
caso, será de aplicación la normativa prevista en la LNM, cuyo artículo 305 prevé el
llamado ‘remolque de fortuna’ …”
5. Partes en el contrato
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LOS CONTRATOS SOBRE EL BUQUE EN DERECHO ESPAÑOL
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LUIS SOUTO
Bajo el título del presente epígrafe se regulan en el Capítulo III del Conve-
nio de Londres una serie de cuestiones heterogéneas; desde las condiciones
que deben concurrir para que el Salvador tenga derecho a una remuneración,
pasando por criterios para determinar el importe de la remuneración en cues-
tión, la proporción en la que cada uno de los bienes salvados deberán parti-
cipar en el pago del importe de la remuneración, el importe máximo de la
remuneración, la compensación especial, el reparto de la remuneración entre
422
LOS CONTRATOS SOBRE EL BUQUE EN DERECHO ESPAÑOL
8. El premio
423
LUIS SOUTO
9. Derecho a premio
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LOS CONTRATOS SOBRE EL BUQUE EN DERECHO ESPAÑOL
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LUIS SOUTO
426
LOS CONTRATOS SOBRE EL BUQUE EN DERECHO ESPAÑOL
to, puede estar sometido a esa presión o a esa situación de peligro (pérdida
del buque/ carga/ …); sin embargo, el segundo de los supuestos está contem-
plando tanto la posición del salvado como la del salvador. La legitimación
inicial para instar la correspondiente acción de nulidad o modificación de los
términos del contrato de salvamento no ofrece muchas dudas; el salvador
(armador del buque que presta los servicios) y el salvador (el armador del
buque que recibe los servicios); sin embargo se plantea la cuestión de si, por
un lado estarían legitimada la dotación del buque salvador para, por ejemplo,
solicitar la modificación del precio (para incrementarlo, obviamente) y si, por
otro lado, estarían legitimados los propietarios de los bienes (mercancías) a
bordo del buque salvado para instar la nulidad del contrato o la modificación
de alguna de sus cláusulas o bien la reducción del precio pactado.
Por lo que respecta al procedimiento a seguir pueden plantearse dudas;
como hemos dicho anteriormente la posibilidad de modificación de las con-
diciones sí estaba prevista en la Ley 60/92, pero en su art. 8. Y este artículo
está derogado conforme a la Disposición Derogatoria Unica f) de la LNM.
Sin embargo las Disposición Transitoria 1ª de la LNM establece que hasta la
constitución del Consejo de Arbitrajes Marítimos y de los Auditores de Arbi-
trajes Marítimos, continuarán desempeñando sus actuales funciones el Tri-
bunal Marítimo Central y los Juzgados Marítimos Permanentes con arreglo
a lo dispuesto en la Ley 60/1962. En definitiva, si se admite que el Tribunal
Marítimo Central resulta competente para conocer de las solicitudes de mo-
dificación parece que se estaría admitiendo una competencia sobre la base de
un precepto derogado.
12. Garantias
427
LUIS SOUTO
rantía suficiente para responder del premio que les pudiera afectar. Los costes
de esta retención serán por cuenta del salvador. Y en caso de incumplimiento
de la obligación por parte del armador del buque salvado, este armador será
responsable de los perjuicios que por ello sufra el salvador.
Lo previsto en la LNM sigue la línea del Convenio de Londres 1989, que
contempla diversas disposiciones pensadas para garantizar el derecho de co-
bro del salvador. Así, toda persona responsable del pago de premio, a petición
del salvador, tendrá que constituir fianza bastante respecto a la reclamación
del salvador, incluidos intereses y costas. A falta de la constitución de tal fian-
za bastante el salvador podrá retener los bienes salvados; obviamente, este
derecho de retención se agota en el momento en el que la fianza bastante se
presta.
Sin perjuicio de las anteriores garantías de pago, es evidente que los salva-
dores podrían solicitar el embargo preventivo del buque conforme al régimen
previsto en la propia LNM.
Ello no obstante, en el marco del propio Expediente de salvamento que
se pudiese seguir ante el Juzgado Marítimo Permanente, el propio Juzgado
podría decretar, cuando lo considere oportuno, el embargo de “la embarca-
ción, o aeronave asistida con sus pertrechos y respetos y, en su caso, del car-
gamento y flete”; este embargo podría eludirse o levantarse prestando fianza
bastante a juicio del propio juez para responder del pago de las obligaciones
del servicio prestado.
Será el Juez quien determine si la fianza en cuestión ha de constituirse en
metálico, o si puede consistir en una garantía de una Entidad bancaria o de
seguros legalmente autorizada para operar en España.
En relación con lo anterior téngase en cuenta que el embargo a decretar
por el Juez instructor no requiere de petición de parte ni tampoco de que el
beneficiado por la medida (i.e. el Salvador) preste una contra garantía para
responder de los eventuales daños y perjuicios que se pudieran derivar del
embargo para el caso de que éste se demostrara como improcedente; tampo-
co el Juez se halla vinculado por máximos respecto del importe a garantizar
por el salvado.
Frente a lo anterior nos encontramos con el régimen del embargo preven-
tivo regulado en la LNM (art. 470 y ss.) y que sería de aplicación para adoptar
la medida de embargo preventivo en el supuesto de que el Salvamento fuera
conocido por la Jurisdicción ordinaria. Parece claro que la mediad cautelar
de embargo preventivo al amparo de la LNM es más gravosa para el que se
428
LOS CONTRATOS SOBRE EL BUQUE EN DERECHO ESPAÑOL
presenta como titular del crédito. Esta realidad podría ser uno de los criterios
para, en su día, valorar la conveniencia o no de acordar la elección de Juris-
dicción prevista en la Disposición Adicional 2ª LNM.
13. Prescripcion
Las acciones para la reclamación del pago del precio del Salvamento pres-
cribirán en el plazo de dos años a contar desde el día en que hayan concluido
las operaciones de salvamento. Sin perjuicio de que el plazo se califique como
de prescriptivo, el párrafo segundo del art. 23 del Convenio de 1989 establece
que el reclamado puede prorrogar el plazo mediante declaración dirigida al
reclamante. Esta mención traslada que, en realidad, nos podríamos encontrar
ante un plazo de caducidad, afirmación sustentada atendiendo a la redacción
inglesa del Convenio de Londres de 1989 que utiliza el término “time-barred”.
Por otro lado, en el punto 3 del mismo art. 23 del Convenio de 1989 se
establece que la persona en quien recaiga responsabilidad podrá incoar una
acción de repetición incluso después de transcurrido el plazo de prescripción
establecido en el Convenio , siempre que la acción se interponga dentro de
los plazos señalados por la Ley del Estado en que se haya iniciado el procedi-
miento.
14. Conclusiones
429
LUIS SOUTO
430
EL CONTRATO DE REMOCIÓN DE RESTOS
Verónica Meana
Abogada
Resumen: Los buques naufragados, hundidos, varados o a la deriva, así como sus car-
gamentos y combustible, pueden presentar un peligro para la seguridad de la navegación,
de las personas y/o del medio ambiente. La legislación española prevé la posibilidad de
que las autoridades marítimas exijan la remoción de los buques que presentan tal peligro.
Para proceder a la remoción, los armadores, navieros o propietarios requeridos por las
autoridades marítimas deberán contratar con empresas de salvamento y remoción los tra-
bajos de puesta a flote, retirada, traslado, desguace o destrucción de dichos bienes.
El objetivo de este estudio es concretar una definición de contrato de remoción e inda-
gar en su naturaleza jurídica así como analizar los modelos estándar actuales de la organi-
zación BIMCO, Wreckhire2010, Wreckstage2010 y Wreckfixed2010, y las características
y diferencias entre estos.
Palabras clave: remoción, naufragio, hundimiento, seguridad de la navegación, formu-
larios Bimco, Wreckhire2010, Wreckstage2010, Wreckfixed2010
Abstract: Vessels that are shipwrecked, sunk, stranded or drifting, as well as their car-
goes and fuel, may present a danger to the safety of navigation, to people and/or to the
environment. Spanish legislation provides for the possibility that the maritime authorities
order the removal of vessels and goods that present such danger. To comply with such
order, shipowners must contract with salvage and wreck removal companies the removal,
scrapping or destruction of these goods.
The purpose of this study is to offer a definition of the removal contract and to study its
legal nature as well as to analyze the current BIMCO standard forms, i.e., Wreckhire2010,
Wreckstage2010 and Wreckfixed2010, their characteristics and the differences between
them.
Keywords: removal, sunken vessels, wrecked vessels, safety of navigation, BIMCO
standard forms, Wreckhire2010, Wreckstage2010, Wreckfixed2010
I. Introducción
431
VERÓNICA MEANA
la extracción marítima, por lo que previamente al estudio que nos ocupa re-
sulta imperativo delimitar las mismas. Así, mientras la extracción marítima
obedece a un interés privado del titular del bien o buque naufragado o hun-
dido en recuperarlo, la remoción persigue la protección de un interés público
consistente en procurar la seguridad de la navegación y del medio ambiente.
Es por ello que la Ley de la Navegación Marítima1 (en adelante, LNM), en su
artículo 369.2, establece la aplicación preferente de las normas sobre remo-
ción de buques naufragados o hundidos (contenidas fundamentalmente en el
Texto Refundido de la Ley de Puertos del Estado y de la Marina Mercante2, en
adelante TRLPEMM) respecto de las normas sobre la extracción contenidas
en la LNM.
Si bien el precepto antes citado alude indistintamente al hundimiento y
al naufragio, conviene precisar que son conceptos distintos. Bienes o buques
“hundidos” son “aquellos que se encuentran sumergidos plenamente en las
aguas marítimas”. Por su parte, buques “naufragados” son “aquellos, que se
encuentran en la mar, sumergidos o no después de haber sufrido un daño tan
grave como para privarles de su propia naturaleza como buque”3.
“Por remoción, a efectos de esta ley, debe entenderse la puesta a flote, la retirada,
traslado, desguace o destrucción deliberada de buques naufragados, de su carga y su
combustible, incluido todo lo que esté o haya estado a bordo de tal buque o de cualquiera
otros bienes hundidos con la finalidad de evitar un peligro o un inconveniente para la
navegación, para los recursos naturales o para el medio ambiente marino”.
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LOS CONTRATOS SOBRE EL BUQUE EN DERECHO ESPAÑOL
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VERÓNICA MEANA
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LOS CONTRATOS SOBRE EL BUQUE EN DERECHO ESPAÑOL
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VERÓNICA MEANA
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LOS CONTRATOS SOBRE EL BUQUE EN DERECHO ESPAÑOL
12 Que no es otra que la definición usada por la ISU en el contrato “Salvcon” y que se
utilizó para la versión de 1999 del Wreckhire, Wreckfixed y Wreckstage.
437
VERÓNICA MEANA
Quizás una de las diferencias más significativas entre los tres formularios
sea la relativa al pago del precio por las operaciones de remoción y a la distri-
bución del riesgo entre las partes.
El Wreckhire es un contrato de “tiempo y materiales” en el que las partes
pactan una tarifa diaria por el personal, embarcaciones y equipo o medios
empleados. Dicha cantidad se devenga diariamente, de modo completo e
irrevocable, con independencia de que la obra de remoción pretendida tenga
éxito o resulte imposible y sea resuelto el contrato13. También se estipula el
pago de una cantidad fija por cada día en el que el contratista no haya podido
progresar en la ejecución del los servicios14 ya sea por motivo de las condi-
ciones meteorológicas o de mar existentes, avería en los equipos o falta de
disponibilidad del personal. En aquellas circunstancias en las que exista una
reducción parcial, pero no paralización, de los servicios, el contrato prevé una
tarifa reducida que se acordará entre las partes y, en caso de falta de acuerdo,
por medio de un experto, mediación o arbitraje. Para incentivar la pronta ter-
minación de las operaciones, se prevé una bonificación cuando el contratista
termine la remoción en el plazo acordado, siendo, en contrapartida, penaliza-
do con una tarifa reducida por todo el tiempo en que se exceda de dicho plazo.
Si surgieran costes adicionales15, como pueden ser tasas portuarias, gastos de
práctico, remolcadores, despacho o agencia, permisos o licencias, etc., éstos
serían por cuenta del contratante. El riesgo en el Wreckhire de la falta de
culminación de la remoción, recae sobre el contratante de los servicios. Con
estas características, por tanto, podría decirse que el Wreckhire es un contra-
to de servicios.
El Wreckfixed, por su parte, es un contrato en el que los servicios se pres-
tan bajo el principio anglosajón “no cure, no pay”. Las partes acuerdan el
pago de una cantidad alzada, que incluye los costes adicionales16, cuyo deven-
go depende del buen fin de la operación pactada17 por lo que, si no se culmina
con éxito, no hay pago. El riesgo en este contrato recae exclusivamente en el
438
LOS CONTRATOS SOBRE EL BUQUE EN DERECHO ESPAÑOL
439
VERÓNICA MEANA
por razón de la remoción así como los gastos y desembolsos con respecto a la
puesta a flote, la retirada, traslado, destrucción, balizamiento del buque, su
cargamento, equipos o cualquier otra propiedad que estuviera a bordo.
2. Los servicios
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LOS CONTRATOS SOBRE EL BUQUE EN DERECHO ESPAÑOL
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VERÓNICA MEANA
3. La entrega
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LOS CONTRATOS SOBRE EL BUQUE EN DERECHO ESPAÑOL
4. Responsabilidades
29 Estos daños se pagarán por el contratante como gastos adicionales en el modelo
Wreckhire, conforme a la cláusula 13, o, conforme a la cláusula 11 del Wreckstage, por la
parte a quien correspondan según se halla pactado en la casilla 12.
30 Reserva segunda contenida en el preámbulo del Instrumento de Adhesión y que
refiere al derecho a excluir la aplicación de los apartados d) y e) del párrafo 1 del artículo
2 del Convenio.
443
VERÓNICA MEANA
31 En las cláusulas 24, 21 y 20, respectivamente, de los contratos Wreckhire, Wreck-
stage y Wreckfixed.
444
LOS CONTRATOS SOBRE EL BUQUE EN DERECHO ESPAÑOL
445
VERÓNICA MEANA
446
EL CONTRATO DE CLASIFICACIÓN DEL BUQUE
Abstract: In this chapter the activities of the Classification Societies they are examined;
the special characteristics of its activity; the contract for the classification of the vessel as
the contractual type and the legal framework of responsibilities, between the parties (ship
owner and class) and against third parties. Classifying ships means assigning a vessel a
class within the registry of ships of each classification society, after carrying out the inspec-
tions and recognitions that allow them to assure that the vessel is designed, built, equip-
ped and maintained in accordance with its own Rules. The responsibility and functions of
the Classification Societies have been examined in the light of two of the most important
casualties in history: the Erika case (1999) and the Prestige case (2002) and have been a
determining factor in the new demands of rigor and responsibility to classification com-
panies, incorporated in community law (Legal packages ERIKA I, II and III). Finally, the
new roles attributed to classification societies by the IMO are examined in the so-called
Goal -Based Standards (GBS).
Keywords: Contracts; Seaworthiness; Class; Ship Surveys; Classification Activity;
IACS; Goal Based Standards (GBS); The cases ERIKA and Prestige; Liability of the Class.
447
JAIME RODRIGO DE LARRUCEA
1. INTRODUCCIÓN
1 La navegabilidad del buque es un tema central y clásico del derecho marítimo; ver
por todos, en relación al concepto jurídico de “Navegabilidad” y sus implicaciones: Navas
Garatea, M. en “La navegabilidad del buque en el derecho marítimo internacional”. Ed.
Servicio de Publicaciones Gobierno Vasco. Vitoria 2014.
2 Entre otros y con carácter meramente ilustrativo: Artículo 212 LNM. Navegabili-
dad del buque.
1. El porteador cuidará de que el buque se encuentre en el estado de navegabilidad
adecuado para recibir el cargamento a bordo y transportarlo con seguridad a destino,
teniendo en cuenta las circunstancias previsibles del viaje proyectado, sus fases y la na-
turaleza del cargamento contratado.
2. El estado de navegabilidad deberá existir en el momento de emprender el viaje, o
cada uno de los viajes que incluya el contrato. En el momento de recibir el cargamento a
bordo, el buque deberá hallarse, por lo menos, en un estado que lo haga capaz de conser-
var las mercancías con seguridad.
3. El porteador deberá ejercer una diligencia razonable para mantener el buque en el
estado de navegabilidad adecuado durante el tiempo de vigencia del contrato.
Tanto en nuestro derecho, como en el anglosajón, la prueba de la debida diligencia
(due diligence), es la tenencia de los certificados en vigor y sin observaciones.
448
LOS CONTRATOS SOBRE EL BUQUE EN DERECHO ESPAÑOL
449
JAIME RODRIGO DE LARRUCEA
450
LOS CONTRATOS SOBRE EL BUQUE EN DERECHO ESPAÑOL
3. LA ACTIVIDAD DE CLASIFICACIÓN
Clasificar buques, significa asignar a un buque una clase dentro del re-
gistro de buques de cada sociedad, tras efectuar las inspecciones y reconoci-
mientos que les permitan asegurar que el buque está diseñado, construido,
equipado y mantenido de acuerdo con sus propias “Reglas”. El Certificado de
Clasificación acredita la condición del buque y es el comprobante de su esta-
do y de su mantenimiento, documento que habitualmente requiere el sector
en sus relaciones comerciales.
Ese certificado y mediante unas imágenes, marcas y codificación propia
de cada sociedad5, se especifican las “cotas” y “Notaciones” que describen la
clasificación del buque: en el caso de Lloyd´s Register of Shipping todos los
buques clasificados figuran con los símbolos:
5 La IACS trabaja en la adopción de una simbología común que evite las confusiones.
En la actualidad cada sociedad conserva sus propias marcas y distintivos.
451
JAIME RODRIGO DE LARRUCEA
452
LOS CONTRATOS SOBRE EL BUQUE EN DERECHO ESPAÑOL
4. INSPECCIONES
Una vez el buque operativo, para mantener la clase, el armador está obligado
a someter el buque a un programa claramente establecido de inspecciones perió-
dicas, llevadas a cabo a bordo del barco por inspectores de la Class, para verificar
que el buque continúa cumpliendo las condiciones establecidas en las Reglas6.
Estas se programan sobre un ciclo de cinco años, con inspecciones Anua-
les, inspecciones Intermedias y la inspección Especial o de renovación de
clase que se realiza a al final de dicho periodo de 5 años.
Cada tipo de inspección tiene un alcance y cobertura determinada y en
general son más profundas y rigurosas al envejecer el buque.
La preponderancia de los intereses de los armadores en la expedición de
los Certificados por las Sociedades de Clasificación generó en los años sesenta
del siglo pasado una fuerte desconfianza por parte de las mutuas aseguradoras
P&I (Protection & Indemnity insurance) que crearon sus propios sistemas de
verificación e inspección conocidas en el sector como inspecciones “full con-
dition survey”, en las que se tienen cuenta no sólo el estado del buque sino
que incluyen también el factor humano, como la titulación de la tripulación y
los sistemas de prevención de accidentes instalados.
En el mismo sentido, la Unión de Aseguradores Marítimos (IUMI) criticó
abiertamente a las Sociedades de Clasificación por su excesiva dependencia
de los armadores con el consiguiente conflicto de intereses que podía redun-
dar en un menor nivel de exigencia en el mantenimiento de los buques.
Estas críticas forzaron a las Sociedades de Clasificación a crear en 1968
la Asociación Internacional de Sociedades de Clasificación (IACS) con el fin
de recuperar un dialogo constructivo con las aseguradoras ofreciendo una
progresiva uniformidad de reglas y para representar sus intereses ante orga-
nizaciones como la OMI, en la que mantiene el estatus de órgano consultivo.
Al mismo tiempo se han dotado de unos estándares técnicos comunes para
todos sus miembros:
6 Ver Reyero, J. A., en Las Sociedades de Clasificación, ed. Gobierno Vasco Vitoria
2010; págs... 135 y ss.
453
JAIME RODRIGO DE LARRUCEA
7 http://www.iacs.org.uk/publications/
8 http://www.iacs.org.uk/about/members/
9 http://www.iacs.org.uk/media/4524/iacs-objectives-and-strategy-2017-2022.pdf
454
LOS CONTRATOS SOBRE EL BUQUE EN DERECHO ESPAÑOL
Verificación de la conformidad
La verificación de la conformidad de las normas de construcción de bu-
ques de las organizaciones reconocidas individuales y / o administraciones
marítimas nacionales con el GBS se llevará a cabo por los equipos de audito-
ría de GBS internacional establecidos por el Secretario General de la OMI, de
conformidad con las Directrices de verificación. Estas Directrices prevén que
las organizaciones reconocidas y / o administraciones marítimas nacionales
que presenten solicitudes para la verificación de sus normas de construcción
de buques al Secretario General, quien remitirá estas solicitudes a los equipos
de auditoría que deban establecerse para la verificación de la información
presentada a través de una revisión independiente
Resulta evidente que en este nuevo planteamiento de “normas basadas
en objetivos”, el papel y funciones de las sociedades de clasificación resulta
extraordinariamente importante y unas nuevas funciones que incrementan
su ya extraordinario papel en la seguridad marítima.
10 Ver Hoppe H. (OMI) en Normas basadas en objetivos (GBS – Goal-Based Stan-
dards): un nuevo enfoque en la regulación internacional de la construcción de buques.
Boletín Informativo de ANAVE nº 460 - Marzo 2007. Traducción ANAVE.
455
JAIME RODRIGO DE LARRUCEA
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LOS CONTRATOS SOBRE EL BUQUE EN DERECHO ESPAÑOL
Dentro del Paquete legal ERIKA III y con la finalidad de incidir en el ám-
bito normativo que regula la inspección de buques se encuentra la Directiva
457
JAIME RODRIGO DE LARRUCEA
458
LOS CONTRATOS SOBRE EL BUQUE EN DERECHO ESPAÑOL
También el RD contempla tres nuevos supuestos los casos en que una or-
ganización reconocida pueda actuar en nombre de la Administración marí-
tima española, regulados en el artículo 39.1 del Real Decreto 1837/2000, de
10 de noviembre, por el que se aprueba el Reglamento de inspección y certi-
ficación de buques civiles, lo que redunda en una disminución de los tiempos
de espera para la obtención de los certificados obligatorios por parte de los
agentes intervinientes en la industria marítima.
“la misma entidad demandada (Sociedad de Clasificación) admite que tenía enco-
mendada la clasificación del buque, siguiéndose el procedimiento de vigilancia especial,
asumiendo la sociedad clasificadora las siguientes funciones: -proceder al examen de los
plazos cuya lista figura en el Reglamento propio de la entidad. -Inspeccionar en fábrica
los materiales y equipos utilizados para la construcción del buque e indicados en el Re-
glamento. -Seguir la construcción del buque para asegurarse de que los escantillones y la
construcción son conformes a los planos aprobados y al Reglamento. -Seguir las pruebas
y ensayos previstos en el Reglamento. -Asimismo, y en relación al control de las hélices,
459
JAIME RODRIGO DE LARRUCEA
expresamente expone que su actuación consiste en: -La aprobación de los planos, en los
que deben indicarse la naturaleza y características del material utilizado. -El material
debe satisfacer las prescripciones aplicables del volumen de materiales del Reglamento.
-Los controles exigidos son: verificación de las características mecánicas, examen visual
y control por líquidos penetrantes sobre la cara en presión de las palas, extendiéndose
este control desde la base hasta una distancia de 0’4R. - Examen de la hélice una vez fina-
lizada comprobándose que sus características se corresponden con el plano aprobado.”
460
LOS CONTRATOS SOBRE EL BUQUE EN DERECHO ESPAÑOL
11 En el Contrato de GL, ver Liability (I) y (J) Jurisdiction -Governing Law; se so-
meten a arbitraje en Londres y sujeto al derecho inglés. En el caso de LR, Block Fee Con-
tract (2013), Ver Cl.ª 10.1: sumisión a los tribunales ingleses y derecho inglés. Sobre la
responsabilidad, Ver 4) Liability y tras un principio general de negación de cualquier res-
ponsabilidad, la misma en cualquier caso queda limitada al valor económico de los fees
(honorarios) por los servicios prestados.
12 En sentido contrario a admitir la responsabilidad extracontractual, ver en el dere-
cho americano: “The Sundancer” 1992.AMC 2946; en el derecho inglés “The Nicolas H:
Marc Rich. Co. Vs. Bishop rock marine co, Ltd et altri” ;LLR (1995),Vol. 2, pág. 299.
461
JAIME RODRIGO DE LARRUCEA
“Artículo 8.
Responsabilidad de las organizaciones autorizadas.
1.Cuando un tribunal declare, por sentencia firme, o cuando se determine como solu-
ción de un litigio en el marco de un procedimiento arbitral, que la Administración ma-
rítima es responsable de un accidente y que debe indemnizar a los perjudicados por los
daños materiales, daños físicos o fallecimiento y resulte probado que tales daños están
causados por una acción u omisión dolosa o por negligencia grave imputable a la orga-
nización autorizada, sus servicios, su personal, sus agentes u otras personas que actúen
en nombre de la misma, la Administración tendrá derecho a recibir una indemnización
de la organización autorizada, en la medida en que dichos daños materiales, daños físi-
cos o fallecimiento hayan sido causados, a criterio del tribunal o del órgano arbitral, por
la citada organización”.
8.3. Conclusiones
13 Ver Pulido Begines J.L. en Las sociedades de clasificación en la nueva LNM:
¿Quiénes son los terceros legitimados para reclamar contra la sociedad una indemni-
zación por los daños ocasionados por un certificado de clase erróneo?. Disponible en:
http://www.ccopyme.org/articulo.php?a=142
462
LOS CONTRATOS SOBRE EL BUQUE EN DERECHO ESPAÑOL
463
EL SEGURO DE CASCO Y MAQUINA
Abstract: The ship insurance, better known as hull & machinery insurance, has in the
practice incorporated into its policies the most common models and clauses of the English
insurance market. As it could not be otherwise, the Maritime Navigation Act has come to
regulate this kind of large risks insurance following such models and clauses, but adjusting
and integrating this to more proper concepts of the Spanish legal system. The authors of
this article intend to carry out an analysis of the new regulation provided by the Maritime
Navigation Act in order to compare it with these Anglo-Saxon models and clauses.
Keywords: ship insurance, large risks, hull & machinery, risks of navigation, damage
insurance, special provisions.
465
CARLOS CERDÁ DONAT/DIEGO DE SAN SIMÓN PALACIOS
sición de fuerza que disfrutan ambas partes contratantes”, por lo tanto, si-
gue ciertamente la tradición del contrato de seguro entre empresarios, con
la excepción de las embarcaciones de recreo de esta regla. En cuanto a su
ámbito de aplicación, se cubren los daños propios de la navegación marítima,
por lo que es un seguro de daños. Se establece la presunción que el contrato
lo concluye el que resulte ser titular del interés asegurado. Se tiene también
como estimado el valor asegurado que figura en la póliza. Por otro lado, la va-
lidez del seguro múltiple no depende de que venga concertado por un mismo
tomador y en relación al coaseguro la ley establece de forma clara la plena
legitimación procesal del cabezalero o abridor de la póliza para actuar activa
o pasivamente por cuenta de todos los coaseguradores.
El contrato de seguro de casco y máquina pertenece a la variedad de seguros
contra daños, si bien se discute que ello sea estrictamente cierto puesto que, de
entre las coberturas aseguradoras se añaden dos típicas del seguro de responsa-
bilidad civil como son los daños por abordaje y la contribución a la avería grue-
sa o salvamento. La especialidad de este seguro, la encontramos en los riesgos
específicos a los que hace referencia su cobertura. Es una de las modalidades
de seguro marítimo, concretamente, el que asegura el buque y sus pertenencias
contra los riesgos de la navegación marítima, es decir, accidentes que sucedan
en el mar, aunque no provengan del mar, denominado tradicionalmente seguro
de “casco y máquina” tal y como lo denominan las pólizas españolas, o seguro
de casco, influenciado por la expresión inglesa hull insurance.
Entre sus características la doctrina viene tradicionalmente destacando:
Es un contrato bilateral y sinalagmático, por cuanto el cumplimiento es re-
cíproco para las partes, por lo que la obligación del asegurador de indemnizar
no nace mientras no se le haya pagado la prima (art. 425.2 LNM y art. 15 LCS).
Es un contrato oneroso, ya que en el cumplimiento del contrato recíproco
se producen prestaciones patrimoniales para ambas partes, el pago de la pri-
ma por el asegurado y la liquidación del siniestro por el asegurador.
Es un contrato aleatorio, puesto que la obligación del asegurador nace de
un acontecimiento incierto, lo que distingue entre riesgo y siniestro, el riesgo
es una certeza y el siniestro una posibilidad. El riesgo viene dado por la na-
vegación marítima, que podrá acaecer o no, pero si acontece el siniestro, el
asegurador deberá indemnizar.
Es un contrato de tracto sucesivo o duradero, a diferencia de las relaciones
obligatorias instantáneas o de tracto único1.
466
LOS CONTRATOS SOBRE EL BUQUE EN DERECHO ESPAÑOL
el pago de la prima no comienzan los efectos materiales del contrato de seguro para el
asegurador, en el sentido de que no se inicia su cobertura del riesgo asegurado”.
2 Ver artículos 423 declaración del riesgo y 424 efectos de la inexactitud, ambos de
la LNM.
467
CARLOS CERDÁ DONAT/DIEGO DE SAN SIMÓN PALACIOS
tes del contrato podrán pactar libremente las condiciones de cobertura que
juzguen apropiadas.”
Por lo tanto, el régimen jurídico será la autonomía de la voluntad reflejada
en el contrato para el establecimiento de las condiciones de cobertura, en el
resto será de aplicación la LNM, y en lo no previsto la LCS.
El contrato de seguro de buque se puede definir como un contrato por
el cual, el asegurador se obliga a indemnizar al asegurado a cambio de una
prima dentro de los límites convenidos, los daños patrimoniales que sufra
el buque y sus pertenencias con ocasión de la navegación marítima. Por su
carácter de seguro de daños, su objeto es restituir al buque a su indemnidad
física3, se considera que el buque navega por un medio que se considera pe-
ligroso y que queda expuesto a los “peligros del mar” y, por lo tanto, ante la
probabilidad de que exista tal clase de riesgos, el dueño del buque tiene inte-
rés en que tales riesgos queden suficientemente asegurados. Esto nos lleva a
que lo que se protege es el interés asegurado. Este interés asegurable se asu-
me con independencia de su mayor o menor aleatoriedad, en el que el punto
definitivo se situará en la “privacy” del asegurado.
Hay que contemplar además de la navegación marítima al buque duran-
te su construcción, en referencia al interés del constructor o del comprador,
según corresponda, durante la construcción del casco y su maquinaria y per-
trechos.
468
LOS CONTRATOS SOBRE EL BUQUE EN DERECHO ESPAÑOL
469
CARLOS CERDÁ DONAT/DIEGO DE SAN SIMÓN PALACIOS
quien resulte ser titular del interés y, en los seguros de cascos, se tiene tam-
bién como estimado el valor asegurado que figura en la póliza. Por otro lado,
la validez del seguro múltiple no depende de que venga concertado por un
mismo tomador y en relación con el coaseguro la ley establece de forma clara
la plena legitimación procesal del cabezalero o abridor de la póliza para ac-
tuar activa o pasivamente por cuenta de todos los coaseguradores.
Los riesgos asegurados se delimitan por vía de pacto. Salvo acuerdo en
contrario no cubren los extraordinarios (bélicos y asimilables), tampoco el
vicio propio, el desgaste natural (con alguna particularidad para el seguro
de buques) y la culpa grave del asegurado (el dolo nunca queda cubierto y, a
estos efectos, la culpa grave del asegurado incluye la de los dependientes en
tierra, a quienes incumbe el mantenimiento del objeto asegurado). Tienen
reglas propias los contratos de seguro celebrados sobre buenas o malas noti-
cias, así como los contratados con posterioridad a la terminación del riesgo
o producido ya el siniestro, haciendo depender la ley su validez del estado
subjetivo de conocimiento que de todo ello tengan las partes.
1. Elementos personales.
4 Artículo 416.1 LNM: “Cuando mediante uno o varios contratos de seguro, referen-
tes al mismo interés, riesgo y tiempo, se produce un reparto de cuotas determinadas en-
tre varios aseguradores, previo acuerdo entre ellos y el tomador, cada asegurador está
obligado al pago de la indemnización solamente en proporción a la cuota respectiva.”
5 Artículo 77 LCS: “(…) el reasegurador se obliga a reparar, dentro de los límites es-
tablecidos en la ley y en el contrato, la deuda que nace en el patrimonio del reasegurado
a consecuencia de la obligación por éste asumida como asegurador en un contrato de
seguro” y “El pacto de reaseguro interno, efectuado entre el asegurador directo y otros
aseguradores, no afectará al asegurado”. Artículo 78 LCS: “El asegurado no podrá exigir
directamente del reasegurador indemnización ni prestación alguna”.
470
LOS CONTRATOS SOBRE EL BUQUE EN DERECHO ESPAÑOL
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CARLOS CERDÁ DONAT/DIEGO DE SAN SIMÓN PALACIOS
2. Elementos formales.
472
LOS CONTRATOS SOBRE EL BUQUE EN DERECHO ESPAÑOL
3. Elementos reales
a) El interés asegurado
El elemento real no es el buque como objeto del seguro sino el interés
asegurado en el mismo como dice el art. 408 LNM6, por lo que se distingue
entre interés asegurado y objeto del seguro. Así queda reflejado en el artículo
408 de la LNM7. El artículo 409 de la LNM nos indica lo que puede ser objeto
del seguro marítimo, es decir, “los intereses en los buques, embarcaciones y
artefactos navales, incluso en construcción o desguace”, al que completamos
con el artículo 410 LNM “El seguro del buque comprende el interés sobre sus
partes integrantes, pertenencias y accesorios”.
El buque es objeto del seguro en cuanto es un interés patrimonial legítimo
expuesto a los riesgos de la navegación marítima, en similares términos se
manifiesta el derecho inglés en el artículo 5 de la Marine Insurance Act8. El
473
CARLOS CERDÁ DONAT/DIEGO DE SAN SIMÓN PALACIOS
474
LOS CONTRATOS SOBRE EL BUQUE EN DERECHO ESPAÑOL
de la suma asegurada y la prima al valor del interés, como pacto de inicio y de referen-
cia, pero establece durante la vigencia del contrato, a modo de plena cobertura. Y, ante el
seguro marítimo, queda excluida la aplicación del art. 26 de la L.C.S. (EDL 1980/4219),
máxime ante la fijación pactada del valor del interés asegurado, que sirve de tasa para
el cálculo de la indemnización, en el caso igual al valor estimado del interés (art. 752 del
Código de Comercio (EDL 1885/1), y art. 28 de LCS). En el caso, no sólo hay un valor
declarado, sino convenido con el asegurador.
Pues bien, cuando el asegurador acepta de forma expresa el valor que en la póliza se
ha asignado al interés asegurado, ha querido el legislador extraer, a modo de presun-
ción, la conclusión de que se está ante una póliza estimada. El asegurador no tiene por
qué aceptar el valor que al interés asigna unilateralmente el tomador y, por lo tanto, la
expresa aceptación del mismo ha de tener algún significado y debe acarrear determina-
da consecuencia, que no es otra que la dicha de entender que estamos ante una póliza
estimada, aunque las partes no hayan empleado esta denominación o no hayan hecho
ninguna indicación en tal sentido. Obviamente, no será constitutiva de la aceptación
expresa que da lugar a la presunción de estimación de la póliza la simple firma que el
asegurador, en cuanto parte contratante, pone al pie de la póliza en la que figura la suma
asegurada, sino que habrá de exigirse una clara mención de dicha aceptación, pues así
podrá tenerse ésta por expresa.
La consecuencia fundamental de la póliza estimada es que queda fijado el valor del
interés asegurado en orden al cálculo de la indemnización. Ya no será necesario proce-
der a esta determinación en función del valor que tuviera en el momento inmediatamen-
te anterior al siniestro. No podrá discutirse el valor que se precisó en la póliza -o en un
momento posterior-, lo que simplificará enormemente la liquidación del siniestro. Queda
el asegurado liberado de la prueba del valor de los bienes asegurados, bastándole con la
acreditación de la existencia del siniestro y de la destrucción del interés. La razón inme-
diata de ello no es otra que la de que el asegurador se comprometió a calcular la indem-
nización partiendo del valor que se quiso de mutuo acuerdo al interés asegurado, o que el
tomador asignó y él expresamente aceptó, si se trata del supuesto a que hace referencia
el párrafo segundo del art. 28. Ya no será necesario acudir al complejo procedimiento de
valoración pericial del art. 38 de la LCS.
Por demás, establece el último párrafo del art. 28 de la Ley de Contrato de Seguro
que: “El asegurador únicamente podrá impugnar el valor estimado cuando su acepta-
ción haya sido prestada por violencia, intimidación o dolo, o cuando por error la esti-
mación sea notablemente superior al valor real, correspondiente al momento del acaeci-
miento del siniestro, fijado pericialmente”.
Resulta que, como consecuencia de la dicción legal, quedan reducidas las posibilida-
des que tiene el asegurador de impugnar el valor estimado, toda vez que no podrá hacer
uso de las causas o motivos genéricos de impugnación de los contratos, al quedar expre-
samente limitadas aquellas posibilidades por mor de lo que dispone el precepto citado, al
utilizar el adverbio “únicamente”.
475
CARLOS CERDÁ DONAT/DIEGO DE SAN SIMÓN PALACIOS
Quiere ello decir que el asegurador tan sólo podrá fundar la impugnación de la es-
timación en alguna de las causas que expresamente enumera la Ley de Contrato de Se-
guro.”
11 Op. Cit. GIRGADO PERANDONES P.: “Contrato de Seguro Marítimo: Disposicio-
nes generales y disposiciones comunes a los distintos tipos de seguro marítimo”, págs.
627-650.
12 Artículo 417 LNM: “El asegurador indemnizará al asegurado, en los términos
fijados en el contrato, por los daños que sufra el interés asegurado como consecuencia de
los riesgos de la navegación”.
476
LOS CONTRATOS SOBRE EL BUQUE EN DERECHO ESPAÑOL
13 RUIZ SOROA, J.M; ARRANZ DE DIEGO A.; ZABALETA SARASUA, S.: Manual de
Derecho del seguro marítimo, Ed. Eusko Jaurlariza, 1993.
14 SAP de Baleares de 22 de noviembre de 2011: “ya que cualquier profesional se ini-
cia en una primera ocasión y no por ello puede atribuirse a su falta de experiencia todo
eventual accidente que ocurra, sino que deberá siempre probarse tal negligencia, como
si de un profesional avezado se tratase”.
15 RUIZ SOROA, J.M; ARRANZ DE DIEGO, A.; ZABALETA SARASUA, S.: Manual
de Derecho del seguro marítimo, Ed. Eusko Jaurlariza, 1993.
16 Artículo 2 de las Condiciones Generales de la Póliza española.
477
CARLOS CERDÁ DONAT/DIEGO DE SAN SIMÓN PALACIOS
En la LNM el artículo 419 se ocupa del dolo del asegurado bajo el título
de dolo y culpa del asegurado y sus dependientes, y establece claramente la
excepción a la autonomía de la voluntad17.
Por lo tanto, cualquier pacto en el contrato dirigido a eliminar esta exclu-
sión será nulo y se tendrá por no puesto.
Sin embargo, se distingue el dolo de la culpa grave del asegurado, en la
que, si nada se pacta, no responderá el asegurador, pero si se acordase lo
contrario de la liquidación del siniestro se deducirá un diez por ciento de la
cuantía de los daños que será de a cargo del asegurado. Y termina diciendo
que “Este mínimo del diez por ciento es indisponible para las partes”, lo que
entendemos que por convenio no se puede modificar dicho porcentaje.
La razón de ser de este artículo, debemos entenderla como una regulación
más amplia que la que nos ofrece la LCS, en lo que se refiere a la culpa grave,
ya que incluye a los dependientes del asegurado, que como dice el párrafo
segundo del artículo 419 son los que desempeñen en tierra funciones de ge-
rencia o dirección de las que dependa el estado de conservación o de mante-
nimiento del buque. La penalización del diez por ciento del daño debe ser un
freno a la falta de diligencia del armador asegurado.
El resto de los dependientes, es decir, los que no desempeñen funciones de
gerencia o dirección de las que dependa el estado de conservación o mante-
nimiento del buque, el asegurador responderá de los siniestros causados por
su dolo o culpa. Entendemos, que habrá que estar más a las funciones de la
persona dolosa o negligente que al cargo nominal, por ejemplo, si del Capitán
dependen las decisiones de conservación o mantenimiento, entendemos que
será de aplicación el deducible del diez por ciento, en caso contrario no.
El vicio propio y el vicio oculto en el seguro de buques.
El vicio propio se ha asimilado a la negligencia del asegurado, en el sentido
de considerar que la razón de exclusión del daño provocado por el vicio de
una parte o pieza del buque, lo que significa que el armador asegurado no ha
reparado o evitado ese vicio en el buque o embarcación.
El vicio propio viene regulado en el art. 422 LNM quedando excluidos de
la cobertura los daños que tengan por causa el vicio propio o la naturaleza
intrínseca del objeto asegurado y los que tengan por causa el desgaste y uso
natural.
Pero si el vicio propio, no es detectable, estaríamos ante el vicio oculto, es
17 Ver artículo 419 LNM “El asegurador no responde de los daños causados al inte-
rés asegurado por dolo del asegurado, sin que valga pacto en contrario.”
478
LOS CONTRATOS SOBRE EL BUQUE EN DERECHO ESPAÑOL
decir, que no pueda ser detectado por el armador empleando una diligencia
razonable, lo que viene siendo objeto de cobertura si se contrata expresamen-
te, como ocurre en las cláusulas del Instituto para cascos, con la cláusula In-
chmaree18.
18 “(...) pérdida de o daños al objeto asegurado causados por (…) defectos latentes
en el casco o en la máquina, rotura de ejes o estallido de calderas (excluyendo el coste y
gasto de sustituir o reparar la parte defectuosa, el eje roto o la caldera estallada)”.
19 Artículo 423 LNM: “Declaración del riesgo 1. El tomador del seguro deberá de-
clarar al asegurador antes de la conclusión del contrato todas las circunstancias que
conozca, o que razonablemente deba de conocer, que puedan influir sensiblemente en la
apreciación del riesgo por un asegurador prudente. Si el contrato se celebrase por cuenta
de otra persona, el deber de declaración se extenderá a las circunstancias conocidas o
debidas de conocer por esta.2. El tomador del seguro o el asegurado deberá durante el
curso del contrato comunicar al asegurador, tan pronto como le sea posible, todas las
circunstancias que agraven el riesgo y sean de tal naturaleza que si hubieran sido cono-
cidas por este en el momento de la perfección del contrato, no lo habría celebrado o lo
habría concluido en condiciones más gravosas.”
479
CARLOS CERDÁ DONAT/DIEGO DE SAN SIMÓN PALACIOS
480
LOS CONTRATOS SOBRE EL BUQUE EN DERECHO ESPAÑOL
a) Entregar la póliza.
Dicho deber se establece tal y como se comentó al tratar de los elementos
formales en el artículo 421 LNM, destacando que el incumplimiento del ase-
gurador no tiene sanción específica sino que traslada al asegurado la carga de
la prueba “por cualquier medio que demuestre la aceptación de la cobertura
por el asegurador”, siendo esta una de las tantas especialidades procesales de
la LNM que afectan al régimen de la prueba en el proceso judicial.
b) Obligación de indemnizar.
Este deber se establece en el art. 421 LNM, salvo en los supuestos de ex-
clusión de responsabilidad de dolo y culpa grave del asegurado y sus depen-
dientes ya tratado en los riesgos excluidos, por lo que nos remitimos a lo allí
expuesto. Este artículo da entrada a que los otros supuestos de exclusión pue-
dan ser cubiertos por las clausulas oportunas, salvo el dolo que nunca podrá
ser cubierto por pacto.
El otro efecto es el traslado de la carga de la prueba de la existencia y al-
cance del daño al asegurador, siendo esta otra de las tantas especialidades
procesales de la LNM que afectan al régimen de la carga de la prueba en el
proceso judicial.
c) Cuantía y reemplazo.
La cuantía de la indemnización queda regulada en el art. 430 LNM y com-
prenderá “los daños materiales que sufra el objeto asegurado hasta el límite
de la suma asegurada”, y además si se han contratado las coberturas comple-
mentarias de contribución a la avería gruesa y remuneración por salvamento
hasta sus límites, además de los gastos razonables efectuados por el tomador
del seguro, el asegurado y sus dependientes para aminorar el daño.
El art. 431 LNM, establece otra norma que entendemos no puede ser im-
puesta ni derogada por acuerdo entre las partes, como es obligar al asegura-
dor “a reemplazar o reparar los objetos asegurados”.
481
CARLOS CERDÁ DONAT/DIEGO DE SAN SIMÓN PALACIOS
d) Daños y perjuicios
Se excluye de la indemnización según el artículo 432 LNM que el asegura-
dor deba pagar “los perjuicios derivados del siniestro, tales como retrasos,
demoras, paralizaciones, pérdidas de mercado, diferencias de cambio, lu-
cro cesante y, en general, cualquier daño indirecto, salvo los expresamente
incluidos en esta ley.”, así como “los daños y perjuicios ocasionados por el
objeto asegurado a personas”.
a) Modalidades.
Según se adelantó, el seguro de casco y máquina sigue la práctica gene-
raliza del mercado asegurador, basado en los modelos de pólizas y cláusulas
de tipo anglosajón. En este sentido, el artículo 439 de la Ley de Navegación
Marítima viene a regular los distintos modos de seguro de buques, que puede
ser para viaje, ya sea para un viaje o varios viajes sucesivos, o bien para un
tiempo determinado.
A este respecto, no deben confundirse ambas modalidades de contrato de
seguro de casco y máquina con algunos de los distintos modos contractuales
que existen para la explotación comercial del buque, como son el fletamento
por tiempo y por viaje. Los contratos de seguro y de explotación sobre el bu-
que son modalidades totalmente independientes los unos de los otros; siendo
el contrato de seguro por tiempo el tipo de seguro usado en la mayoría de las
ocasiones20, con independencia de que sobre el buque exista un contrato de
fletamento por tiempo o por viaje, incluso de arrendamiento21.
b) Comienzo y fin de la cobertura.
Según nos encontremos ante un seguro de buque por tiempo o por viaje,
la duración del contrato de seguro será una u otra, siendo la cuestión del co-
mienzo y fin de la cobertura del seguro, la única nota diferenciadora de ambas
modalidades. Esto no hace sino seguir el modelo de las pólizas de asegura-
20 N.G Hudson citado en LÓPEZ QUIROGA, J., “El Seguro Marítimo de Buques”, en
EMPARANZA SOBEJANO, A. y MARTÍN OSANTE, J.M (dirs.), Comentarios sobre la Ley
de Navegación Marítima, Ed. Marcial Pons, Madrid, 2015, págs. 651-677.
21 SALINAS ADELANTADO, C., “El Seguro de Buques en la Ley de Navegación Maríti-
ma” en Comentarios a la Ley de Navegación Marítima, Dykinson, S.L., Madrid, 2015, págs.
377-396; op. cit. LÓPEZ QUIROGA, J., “El Seguro Marítimo de Buques”, págs. 651-677.
482
LOS CONTRATOS SOBRE EL BUQUE EN DERECHO ESPAÑOL
miento ILU. Sin embargo, cabe hacer al respecto alguna crítica y comentario:
Establece el artículo 440 que en el caso del seguro para uno o varios viajes,
la responsabilidad del asegurador comienza en el momento de recibir la car-
ga a bordo y termina al concluir la descarga, y en todo caso a los quince días
desde su llegada al puerto de destino.
Surge aquí una primera cuestión ciertamente criticable, y que se aleja de
la práctica aseguradora, ya que, por un lado, según la redacción del artículo
440, la cobertura del seguro no comenzará hasta no ser recibida la carga a
bordo, es decir, no entrarán dentro del ámbito temporal de la cobertura del
seguro algunas de las operaciones de carga (momento este el de la manipula-
ción de las mercancías, indudablemente sensible), lo que hace que, en ausen-
cia de pacto expreso, el asegurador no responda por los daños al buque como
consecuencia de dichas operaciones. Y por otro lado, nos hace preguntarnos
en qué momento debe entenderse por recibida la carga22.
Y decimos que se aleja de la práctica aseguradora, pues las pólizas más
usadas, como pueden ser las ITCH e IVCH, tanto de 1983 como de 1995, así
como las IHC de 2003, incluyen todas las operaciones de carga dentro de la
cobertura del seguro. Por lo que no parece por tanto muy lógica la redacción
actual de la norma en cuanto al inicio de cobertura por viaje, y más aún cuan-
do se da la circunstancia de que las operaciones de descarga en el seguro por
viaje sí se encuentran cubiertas. En este sentido, al menos se debería aclarar
cuál debe ser el momento exacto de recepción de las mercancías. En su au-
sencia, parece que lo más acertado es entender que dicho momento es del
comienzo de las operaciones de carga23.
22 A este respecto, vid. op. cit. SALINAS ADELANTADO, C., “El Seguro de Buques en
la Ley de Navegación Marítima”, págs.377-396., que muy acertadamente indica:
“La terminología de este artículo nos parece mejorable. En primer lugar, en cuanto
al dies a quo, porque decir que el seguro comienza al «recibir» la carga a bordo, exclu-
ye parte de la operación de carga de las mercancías, momento en que la experiencia
demuestra que son frecuentes los daños al buque. Nótese que ni siquiera dice «al pasar
la borda» del buque, sino que habla de «recibir» la carga a bordo, con lo que incluso po-
dría entenderse que la cobertura empieza cuando la mercancía, ya en bodega, comienza
su proceso de estiba (FIO) o de trincaje (FIOS/T) o incluso, en casos de FIOS & LS, al
terminar toda la operativa de carga. Esta incoherencia es todavía más clara, cuando,
para la descarga, sí que se señala que el dies ad quem es cuando termina la operación de
descarga. Por ello, entendemos que la norma debe interpretarse como que cubre desde el
momento en que se inician las operaciones de carga.”
23 GABALDÓN GARCÍA, J.L., Compendio de Derecho Marítimo Español, Comple-
483
CARLOS CERDÁ DONAT/DIEGO DE SAN SIMÓN PALACIOS
mentario al Curso de Derecho marítimo Internacional, Marcial Pons, 2015. págs. 227-
247. En la misma línea, op. cit., SALINAS ADELANTADO, Carlos, “El Seguro de Buques
en la Ley de Navegación Marítima”, págs. 377-396.
24 Op. cit., SALINAS ADELANTADO, C., “El Seguro de Buques en la Ley de Nave-
gación Marítima”, págs. 377-396.; op. cit., LÓPEZ QUIROGA, J., “El Seguro Marítimo de
Buques”, págs. 651-677.
25 Las ITCH e IVCH, tanto de 1983 como de 1995, así como las IHC de 2003, siguen
el sistema de ¾ de responsabilidad por abordaje.
26 Op. cit., SALINAS ADELANTADO, C., “El Seguro de Buques en la Ley de Navega-
ción Marítima”, págs. 377-396.
484
LOS CONTRATOS SOBRE EL BUQUE EN DERECHO ESPAÑOL
485
CARLOS CERDÁ DONAT/DIEGO DE SAN SIMÓN PALACIOS
27 Op. cit., SALINAS ADELANTADO, C., “El Seguro de Buques en la Ley de Navega-
ción Marítima”, págs. 377-396.
486
LOS CONTRATOS SOBRE EL BUQUE EN DERECHO ESPAÑOL
28 A este respecto, op. cit., LÓPEZ QUIROGA, J., “El Seguro Marítimo de Buques”,
págs. 651-677. En la misma línea, op. cit., SALINAS ADELANTADO, C., “El Seguro de
Buques en la Ley de Navegación Marítima”, págs. 377-396.
29 Op. cit., LÓPEZ QUIROGA, J., “El Seguro Marítimo de Buques”, págs. 651-677.
30 Como puede ser el caso “del dueño de determinadas pertenecías a bordo; o el
acreedor hipotecario naval”. En este sentido, op. cit., GABALDÓN GARCÍA, J.L., Com-
pendio de Derecho Marítimo Español, Complementario al Curso de Derecho marítimo
Internacional, págs. 227-247.
487
CARLOS CERDÁ DONAT/DIEGO DE SAN SIMÓN PALACIOS
Todo ello, “sin perjuicio del derecho del asegurador a exigir después de cada
siniestro el complemento de prima que haya sido pactado”.
c) Deducción de nuevo a viejo.
En línea con la práctica aseguradora, y en lo que respecta a la indemni-
zación de daños, el artículo 448 de la LNM prohíbe la deducción de nuevo a
viejo por el asegurador31. Tal prohibición aparece en la mayoría de las pólizas
utilizadas, tales como las ITCH e IVCH, tanto de 1983 como de 1995, y que
vienen estableciendo que “las reclamaciones serán pagaderas sin deducción
de nuevo a viejo” (cláusula 14)32. Por tanto, el asegurador no podrá realizar la
correspondiente depreciación del valor de los materiales nuevos empleados
sobre el buque, o de la obra realizada sobre este, y que previo al siniestro tu-
vieran un valor inferior al instalado o reparado.
d) Liquidación por abandono. Casos y plazos para su ejercicio.
La LNM tasa los casos en que el asegurado podrá ejercer el derecho al
abandono, y que en definitiva son los comunes de pérdida total real, pérdida
total constructiva o económica, y pérdida total presunta:
a) Pérdida total del buque.
b) Inhabilitación definitiva para navegar o imposibilidad de reparar el buque.
c) Cuando el importe de las reparaciones alcance el valor de la suma ase-
gurada de la póliza.
31 Vid., al respecto GABALDÓN GARCÍA, J.L., Curso de Derecho Marítimo Interna-
cional, Marcial Pons, Madrid, 2012, págs. 859-868.
32 Otras como las IHC 2003 y las Institute Yacht Clauses de 01/01/1985 (IYC) así
lo recogen igualmente, sin embargo, la IYC en su cláusula 12 sobre “Exceso y Franquicia”
establece:
“12.1 No se pagará ninguna reclamación por un riesgo cubierto por el presente segu-
ro, a menos que el conjunto de todas las reclamaciones resultantes de cada accidente o
evento por separado, exceda de la suma establecida para, este propósito en el condicio-
nado de la póliza (incluyendo las reclamaciones bajo las cláusulas 11, 14 y 15), en cuyo
caso dicha cantidad será deducida. Esta cláusula 12.1 no será de aplicación a las recla-
maciones por pérdida total o pérdida total constructiva del buque, aunque existiesen
reclamaciones asociadas bajo la cláusula 15 y sean consecuencia del mismo accidente o
evento.
12.2 Antes de aplicar la cláusula 12.1 y adicionalmente a ella, a discreción de los Ase-
guradores podrán hacer deducciones de nuevo a viejo, no superiores a 1/3 del valor, con
respecto a pérdida o daños a:
12.2.1 fundas protectoras, velas y jarcia firme y de labor
12.2.2 motores fueraborda, esté n o no asegurados en este seguro por valor aparte.”
488
LOS CONTRATOS SOBRE EL BUQUE EN DERECHO ESPAÑOL
33 Op. cit., GABALDÓN GARCÍA, J.L., Curso de Derecho Marítimo Internacional,
págs. 859-868.
489
CARLOS CERDÁ DONAT/DIEGO DE SAN SIMÓN PALACIOS
4. Primas y extornos.
VI. Bibliografía.
34 Op. cit., LÓPEZ QUIROGA, J., “El Seguro Marítimo de Buques”, págs. 651-677.
490
LOS CONTRATOS SOBRE EL BUQUE EN DERECHO ESPAÑOL
491
LOS CLUBES DE PROTECCIÓN E INDEMNIZACIÓN (P&I)
Miguel Caballero
Abogado
Resumen: Tras una breve contextualización histórica por medio de la cual se detalla
cómo los Clubes de Protección e Indemnización (P&I) nacen a raíz del progresivo incre-
mento de la responsabilidad del armador frente a terceros desde finales del siglo XVII,
los próximos párrafos se centran en explicar las principales características de la relación
entre los Clubes de P&I y sus mutualistas. Entre estas cabe destacar las reglas ómnibus
y “pay to be paid” o el principio de mutualidad. Asimismo, se discuten otras cuestiones
fundamentales tales como los riesgos cubiertos por los Clubes de P&I, el pago de primas,
los retornos, las reservas, los derechos de subrogación, la cancelación o la terminación de
la cobertura.
Palabras clave: Clubes de Protección e Indemnización (P&I); mutualidad; primas; re-
servas; retornos, coberturas; regla ómnibus; regla “pay to be paid”; subrogación.
Abstract: Following a brief historical contextualisation about the creation of the P&I
Clubs as a result of the progressive increase of liability towards third parties since the end
of seventieth century, the text explains the main characteristics of the P&I Clubs, such
as the omnibus and “pay to be paid” rules or the principle of mutuality upon which P&I
insurance is founded. Furthermore, the following paragraphs discuss other fundamental
issues such as risks covered, calls, returns, reserves, rights of subrogation, cancellation or
termination.
Keywords: P&I Clubs; mutual; calls; reserves, returns, risks covered; omnibus rule;
“pay to be paid”; subrogation.
493
MIGUEL CABALLERO
2 WRIGHT, C. & FAYLE, C.E.: A History of Lloyd´s from the Founding of Lloyd´s
Coffee House to the Present Day, Macmillan, London, 1928.
3 Royal Exchange and London Assurance Corporation Act 1719.
4 HAZELWOOD, S. J. & SEMARK, D.: P&I Clubs Law and Practice (4ª Edn.), Infor-
ma, London, 2010.
5 HAZELWOOD, S. J. & SEMARK, D.: P&I Clubs Law and Practice (4ª Edn.), Infor-
ma, London, 2010.
6 INTERNATIONAL GROUP OF P&I CLUBS: Module 2 – P&I Insurance: History,
Operation and Practice, International Group of P&I Clubs, London, 2017.
494
LOS CONTRATOS SOBRE EL BUQUE EN DERECHO ESPAÑOL
es el caso De Vaux v. Salvador7, del año 1836, en el que se decide que bajo una
póliza de casco estándar, la responsabilidad del asegurado por daños causa-
dos a otro buque durante una colisión no quedan cubiertos por dicha póliza
lo cual incrementa considerablemente la exposición de los armadores a estos
riesgos. Los armadores deciden entonces reunirse con sus suscriptores, quie-
nes acuerdan cubrir tres cuartos de dicha responsabilidad. Los suscriptores
creyeron que al quedar los armadores expuestos al cuarto restante, éstos ten-
drían más cautela en la navegación de sus buques. Dado que la exposición a
estos riesgos seguía siendo considerable, los armadores optan por buscar un
seguro adicional.8
En el año 1846 el Parlamento inglés aprueba una ley que se denomina
comúnmente como la Lord Campbell’s Act9 por la cual se otorga a los repre-
sentantes del fallecido el derecho a reclamar daños y perjuicios cuando el
fallecimiento se debe a un hecho ilícito, negligencia u omisión. No está de más
aclarar que previamente, cualquier acción por estos daños había de ser inter-
puesta por la persona que sufría el daño y, en caso de fallecimiento de la mis-
ma, sus familiares quedaban desamparados. Dado que el tráfico de pasajeros
entre Europa y América comienza a vivir su época dorada, esta ley representa
un incremento considerable en la responsabilidad que podrían llegar a asu-
mir los armadores de buques de pasajeros.
Al año siguiente es aprobada una nueva Ley de Puertos10 que permite a las
Autoridades Portuarias recuperar del armador el daño causado a las instala-
ciones portuarias, independientemente de que hubiera mediado o no negli-
gencia alguna.
En vista de que los armadores están expuestos tanto a estos como a otros
riesgos, algunos acuden a los Hull Clubs en busca de una mayor cobertura.
Las consecuencias del incremento de la demanda no solo frena la debacle de
estas asociaciones sino que además contribuye a la creación, en el año 1855,
del primer Club de Protección.11
495
MIGUEL CABALLERO
Durante el siglo XIX, los armadores encuentran difícil evitar lidiar con
reclamaciones de carga conforme al derecho común inglés. La razón funda-
mental radica en que los armadores son estrictamente responsables en los
supuestos en los que la mercancía se pierde o daña, siempre y cuando la mis-
ma se encontrara custodiada por el porteador. No obstante, dado que impe-
ra el principio de libertad contractual, los armadores no tienen problema en
exonerarse de cualquier responsabilidad en relación a la carga gracias a la
inclusión de cláusulas favorables a sus intereses en el contrato de porte de
mercancías.12
El hundimiento del buque Westerhope en el año 1870 supone un cam-
bio drástico. El buque, en lugar de hacer escala en Puerto Elizabeth, pasa de
largo y opta por dirigirse primero a Ciudad del Cabo. En el viaje de vuelta
a Puerto Elizabeth, el buque se hunde con la mercancía y el propietario de
la carga interpone una acción contra el armador a sabiendas de que los co-
nocimientos de embarque contienen cláusulas que le exoneran de cualquier
pérdida o daño a la carga. El reclamante argumenta que se ha producido una
desviación del buque de la ruta contratada y que, de no haber mediado mis-
ma, la mercancía habría sido descargada sin problema alguno. De acuerdo
con el propietario de la mercancía, la desviación supone un incumplimiento
fundamental del contrato y, por tanto, el armador no puede escudarse en las
exoneraciones comprendidas en este contrato. Los Juzgados dan la razón a
los intereses de la carga y condenan al armador a compensar al propietario de
la mercancía por el total de la mercancía perdida.13
El armador solicita a su Club de Protección el reembolso de la cuantía pa-
gada en concepto de indemnización. A pesar de que se produce un pago ex
gratia de parte de la cuantía solicitada, los directores del Club rechazan su
solicitud con base en que no se trata de un riesgo cubierto por las reglas del
Club.14
En vista de estos acontecimientos, un suscriptor de riesgos de Newcastle
496
LOS CONTRATOS SOBRE EL BUQUE EN DERECHO ESPAÑOL
upon Tyne redacta un artículo que alerta a los armadores de los potenciales
riesgos por daños a la carga a los que se exponen y que no cuentan con cober-
tura alguna. Varios armadores toman en serio estas advertencias y en el año
1874 se forma el primer Club de Protección e Indemnización15, el cual tiene
como objetivo cubrir estas posibles contingencias.16
No es cuestión baladí que se utilice la palabra “indemnización” para nom-
brar a los Clubes de P&I. La intención es dejar sentado que estos son so-
lamente responsables de reembolsar o indemnizar a sus asegurados por la
responsabilidad incurrida frente a terceros y que el Club no tiene obligación
alguna frente a terceros.
Los Clubes de Protección toman buen ejemplo y añaden estos riesgos a la
cobertura que ofrecen. Algunos prefieren formar asociaciones independien-
tes otros en cambio deciden crear una nueva clase dentro de la asociación.
497
MIGUEL CABALLERO
1. Mutualidad
El Club de P&I no emite una póliza de seguro como tal, sino que, desde
el momento de la formalización del contrato - por medio del certificado de
ingreso del buque o flota -, los mutualistas quedan sujetos a las reglas del
Club.20
Estas reglas suelen disponer que los propietarios u operadores del buque
asegurado se convierten, desde el momento en el que aseguran sus buques,
en miembros del Club. Otras personas, como por ejemplo los acreedores hi-
498
LOS CONTRATOS SOBRE EL BUQUE EN DERECHO ESPAÑOL
499
MIGUEL CABALLERO
4. Coberturas y exclusiones
Los riesgos cubiertos por la póliza de P&I se pueden clasificar en las si-
guientes categorías: los relativos a las personas (por ejemplo: lesiones cau-
sadas a los pasajeros, a los estibadores, a los miembros de la dotación del
buque, polizones, etc.); los concernientes a la carga (por ejemplo, daños a
la carga, demoras, mermas, etc.); los relacionados con la navegación del bu-
que (por ejemplo: colisiones, avería gruesa, casos de polución, remoción de
restos, etc.); y otros riesgos cubiertos (por ejemplo: multas, sue and labour,
etc.).
También existen riesgos que quedan exentos de cobertura (por ejemplo:
riesgos de guerra, nucleares, bloqueos, sanciones, etc.). Estos se enumeran
junto con las coberturas en las reglas del Club.
Además de los riesgos cubiertos bajo la póliza estándar de P&I y los expre-
samente excluidos, existe un tercer tipo de riesgos: los que se engloban den-
tro de las coberturas especiales. Estas pueden, en ciertos casos, contratarse
adicionalmente y engloban riesgos tales como los causados durante las opera-
ciones de remolque o suministro, por la operación de un buque bajo régimen
de contrato de fletamento, perforaciones, operaciones bajo el agua, etc.
Una de estas coberturas adicionales merece una mención aparte dado que
no asegura riesgos derivados de la operativa del buque como tal. En su lugar
asegura los costes que un armador u operador de un buque puede incurrir
en la defensa de sus intereses o en la interposición de una demanda frente
a un tercero. Esta es la cobertura conocida como FD&D (del inglés, Freight,
demurrage and defence). Las disputas más comunes cubiertas por la cober-
tura FD&D suelen ser reclamaciones en relación al contrato de fletamento,
(por ejemplo: fletes, planchas, demoras, velocidad y consumo, bunkers, etc.),
controversias surgidas en relación al contrato de compraventa o construcción
de buques, sobre el contrato de seguro de casco y maquinas o el de guerra.
5. La regla Ómnibus
500
LOS CONTRATOS SOBRE EL BUQUE EN DERECHO ESPAÑOL
los directores del Club para poder, a su entera discreción, decidir si cubrir
ciertos riesgos no cubiertos dentro de la cobertura de P&I.
La realidad es que el consejo de dirección de los Clubes de P&I se compone
por los mismos propietarios y operadores de buques. Con lo cual, siempre y
cuando el nuevo riesgo tenga una naturaleza de ¨P&I¨ y la solicitud esté de-
bidamente formulada, la cobertura del nuevo riesgo suele contar con la apro-
bación del consejo.
501
MIGUEL CABALLERO
21 Convenio Internacional sobre Responsabilidad Civil por daños debidos a la Con-
taminación por Hidrocarburos, hecho en Bruselas el día 29 de noviembre de 1969.
22 Protocolo de 2002, que enmienda el Convenio Internacional sobre Responsabili-
dad Civil por daños debidos a la Contaminación por Hidrocarburos, hecho en Bruselas el
día 29 de noviembre de 1969.
23 Convenio Internacional sobre Responsabilidad Civil nacida de daños debidos a
Contaminación por los Hidrocarburos para Combustible de los Buques (BUNKERS 2001),
hecho en Londres el 23 de marzo de 2001.
24 Protocolo de 2002 al Convenio de Atenas relativo al transporte de pasajeros y sus
equipajes por mar, 1974, hecho en Londres el 1 de noviembre de 2002.
25 Convenio relativo al Transporte de Pasajeros y sus Equipajes por Mar, hecho en
Atenas el 13 de diciembre de 1974.
26 Louisiana Direct Action Statute (Parte XIV del Insurance Code, LSA-R.S. 22: 655).
27 Inter-Club New York Produce Exchange Agreement (1996).
502
LOS CONTRATOS SOBRE EL BUQUE EN DERECHO ESPAÑOL
9. Cancelación
Las reglas de los Clubes de P&I suelen disponer que, en caso de existir
alguna controversia entre el asegurador y el asegurado, la disputa habrá de
someterse en primer lugar a la decisión del consejo de dirección.
Si el asegurado no queda conforme con la resolución de los directores,
este puede someter la controversia a arbitraje u otro método de resolución de
conflictos, que variará en función de las reglas de cada Club. Por ejemplo el
Japan P&I Club dispone que la disputa habrá de resolverse en el Japan Ship-
ping Exchange, Inc. a menos que todas las partes acuerden expresamente so-
503
MIGUEL CABALLERO
504
EL SEGURO DE PROTECCIÓN E INDEMNIZACIÓN (P&I)
Jaime Albors
Abogado y solicitor
Abstract: The purpose of this article is to analyse the concept of P&I insurance in light
of the provisions regarding civil liability insurance of our Spanish Sipping Act. The article
will focus on the status of the right of direct action against P&I insurers as a matter of
Spanish law in view of the recognition of such right against civil liability insurers in our
legislation.
Keywords: civil liability insurance, protection and indemnity insurance, direct action
against the insurer
I. Introducción
1 Sección 3 del MIA: “Marine adventure and maritime perils defined (1) Subject to the
provisions of this Act, every lawful marine adventure may be the subject of a contract
of marine insurance. (2) In particular there is a marine adventure where— (a) Any ship
goods or other moveables are exposed to maritime perils. Such property is in this Act re-
ferred to as “insurable property”; (b) The earning or acquisition of any freight, passage
money, commission, profit, or other pecuniary benefit, or the security for any advances,
loan, or disbursements, is endangered by the exposure of insurable property to mari-
time perils; (c) Any liability to a third party may be incurred by the owner of, or other
505
JAIME ALBORS
506
LOS CONTRATOS SOBRE EL BUQUE EN DERECHO ESPAÑOL
que los propios armadores o personas relacionadas se organizan mediante clubs para
darse cobertura entre sí mismos, sometidos a la legislación del país en que se han consti-
tuido, siendo válida la sumisión a una legislación determinada. En este tipo de seguro, el
riesgo asegurado es la responsabilidad que genera el daño que se pueda causar a terce-
ro, en el sentido de que satisfacen aquella indemnización que ya se ha tenido que pagar
al tercero, respecto al que no contemplan acción directa, con el devastador efecto que
ello supone para los perjudicados. Es un seguro de indemnización efectiva, que cubre al
asegurado el quebranto patrimonial sufrido por haber indemnizado al tercero”.
5 STS 675/2003 de 3 de julio de 2003.
6 Convenio internacional sobre responsabilidad civil nacida de daños debidos a con-
taminación por hidrocarburos (1969 y 1992).
7 Convenio Internacional sobre la responsabilidad civil nacida de daños debidos a
contaminación por hidrocarburos por combustible de los buques (BUNKERS 2001) de
Londres de 23 de marzo de 2001.
8 Convenio internacional sobre responsabilidad e indemnización de daños en rela-
ción con el transporte marítimo de sustancias nocivas y potencialmente peligrosas, 1996,
y el Protocolo de 2010 relativo al Convenio.
9 Convenio Internacional de Nairobi sobre la remoción de restos de naufragio, 2007
10 HAZELWOOD, S. y SEMAR, D.: P. & I. Law and Practice, 4 ed., Informa, 2010,
pág. 1.
507
JAIME ALBORS
de sus buques. Dichos “Hull Clubs” empiezan su declive a mediados del siglo
XIX debido a la liberalización del mercado asegurador inglés y la mejora de
condiciones y competitividad de los sindicatos de Lloyd’s.
Sin embargo, los avances económicos y tecnológicos de mitad del siglo
XIX vienen acompañados de un aumento en los riesgos para los armadores
que, de nuevo, el mercado asegurador inglés no es capaz de absorber. En pri-
mer lugar, las pólizas tradicionales de casco sólo cubrían ¾ de las responsa-
bilidades por abordaje, dejando al armador expuesto por el cuarto restante.
Empiezan además a incrementar las reclamaciones de los intereses de la car-
ga y de lesiones de los miembros de la tripulación, a los que se les reconoce
expresamente un crédito frente al armador11 por lesiones en el transcurso de
su jornada laboral. Si a ello le añadimos que el cálculo de la limitación de
responsabilidad en aquel momento12, en base a un precio fijo por tonelada,
dejaba expuestos a muchos armadores cuyos buques tenían un valor real muy
inferior al de la limitación de su propia responsabilidad, las bases estaban
sentadas para que los armadores decidieran, de nuevo, sindicar sus riesgos,
esta vez en clubes de protección e indemnización.
a. Introducción
El tradicional seguro de protección e indemnización ha venido progresiva-
mente actualizándose y modernizándose en la medida en que han aumentado
los riesgos para los armadores y endureciéndose la legislación relativa a la
seguridad marítima y las responsabilidades del naviero, de forma que hoy en
día el elenco de coberturas es muy grande y difícil de categorizar con un grado
mínimo de casuística. Su denominador común es que se trata de riesgos que
afectan a los armadores en el desarrollo de la actividad y que están intrínse-
camente conectados con explotación del buque. Ello en contraposición con
aquellos riesgos que afectan a los armadores por el mero hecho de ser em-
presarios, pero que no guardan relación alguna con la explotación del buque.
Aunque el seguro de P&I nace como un seguro para propietarios de bu-
ques, hoy en día el asegurado también puede ser el fletador de un buque, en
cuyo caso las coberturas que ofrece el seguro de P&I tienen ciertos matices
508
LOS CONTRATOS SOBRE EL BUQUE EN DERECHO ESPAÑOL
13 Los seguros de P&I de prima fija suelen seguir las tendencias de los seguros de P&I
mutualistas en cuanto al tipo y alance de las coberturas.
14 HAZELWOOD, S. y SEMAR, D.: P. & I. Law and Practice, 4 ed., Informa, 2010,
pág. 191.
15 Con la excepción de aquellos elementos de la cobertura de P&I que sean de carácter
obligatorio y permitan una acción directa contra el asegurador como el Convenio CLC y el
Convenio BUNKERS.
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JAIME ALBORS
16 Este no es el caso, por ejemplo, de los aseguradores de casco y maquinaria que
ofrecen coberturas en base a las condiciones noruegas, que cubren los 4/4 de responsabi-
lidad por colisión.
17 Por ejemplo, la póliza de casco del Instituto de Aseguradores de Londres (1/11/95)
requiere expresamente contacto entre dos buques para que se active la cobertura.
510
LOS CONTRATOS SOBRE EL BUQUE EN DERECHO ESPAÑOL
18 American Steamship Owners Mutual Protection and Indemnity Association, Inc;
Assuranceforeningen Skuld; Gard P&I (Bermuda) Ltd; The Britannia Steam Ship Insur-
ance Association Limited; The Japan Ship Owners’ Mutual Protection & Indemnity As-
sociation; The London Steam-Ship Owners’ Mutual Insurance Association Limited; The
North of England Protecting & Indemnity Association Limited; The Shipowners’ Mutual
Protection & Indemnity Association (Luxembourg); The Standard Club Ltd; The Steam-
ship Mutual Underwriting Association (Bermuda) Limited; Sveriges Ångfartygs Assurans
Förening / The Swedish Club; United Kingdom Mutual Steam Ship Assurance Associa-
tion (Bermuda) Limited; The West of England Ship Owners Mutual Insurance Association
(Luxembourg).
19 El artículo I(c) de las Reglas de Haya Visby excluye del ámbito de aplicación de
las Reglas el transporte de mercancías sobre cubierta si no se indica expresamente en el
conocimiento de embarque que van a ser transportadas sobre cubierta.
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LOS CONTRATOS SOBRE EL BUQUE EN DERECHO ESPAÑOL
22 La responsabilidad del porteador vendrá regulada por el Convenio de Atenas re-
lativo al transporte de pasajeros y sus equipajes por mar, 1974, hecho en Londres el 1 de
noviembre de 2002.
23 A título de ejemplo, las reglas del North of England P&I Club defienen a los super-
numerarios como “relative of a Seaman, or any other person whom a Member has agreed
to maintain or carry on board an Entered Ship (except a Passenger) and including persons
engaged under articles of agreement for nominal pay.”
24 Op. cit. para 10.220.
25 Para un análisis detallado acudir a DE LA RUE y ANDERSON, Shipping and the
Environment: Law and Practice, Informa, Londres, 2009.
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JAIME ALBORS
26 Esta regla también viene limitándose en las reclamaciones por muerte, lesiones o
enfermedades.
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LOS CONTRATOS SOBRE EL BUQUE EN DERECHO ESPAÑOL
llegue a un resultado útil en el sentido del tradicional “no cure no pay”27. Esta
alteración del principio no cure no pay viene reflejado, fundamentalmente,
en el artículo 14 del Convenio de Londres, que establece una compensación
especial para los salvadores por la adopción de medidas tendentes a evitar o
reducir los daños al medioambiente.
Adicionalmente, en el plano contractual, es extremadamente frecuente
que el salvador y el armador pacten, vía el conocido Lloyd’s Open Form of
Salvage Agreement28, un contrato de salvamento. La última versión de dicho
contrato incorpora, además, una cláusula adicional conocida como SCOPIC
(Special Compensation P&I Club Clause) que fija una remuneración por me-
didas de prevención de daños al medioambiente basada en unas tarifas calcu-
ladas en base al tiempo y materiales utilizados. La SCOPIC se plantea como
una alternativa a la remuneración especial del artículo 14 del Convenio de
Londres29.
Tanto la compensación especial del artículo 14 como la compensación en
base a la cláusula SCOPIC son responsabilidades en las que incurre el ar-
mador cubiertas por el seguro de P&I en la medida en que el bien jurídico
protegido ya no es el casco del buque o su maquinaria, sino las eventuales
responsabilidades civiles del armador por daños al medioambiente.
En relación con la avería gruesa, los clubes reembolsan a sus asegurados
aquellas cuantías no repercutibles en avería gruesa frente a los distintos inte-
reses como consecuencia de un incumplimiento del asegurado del contrato de
transporte. Por último, también ofrecen cobertura por el exceso que no cubra
el seguro de casco en aquellos casos en los que el valor de mercado del buque
a los efectos del cálculo de la avería gruesa es superior al valor asegurado en
la póliza.
g. Cobertura frente a responsabilidades por remoción de restos
Los clubes cubren las responsabilidades en las que incurra el armador
como consecuencia de la remoción de un buque asegurado, siempre y cuando
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JAIME ALBORS
exista una obligación legal de efectuar dicha remoción30. Los costes que in-
demniza el Club de P&I son muy diversos y alcanzan los costes de reflotación,
destrucción, señalización o desguace del buque.
La cobertura por remoción de restos ha pasado de ser una cobertura de
carácter residual, a tener una importancia capital para los clubes de P&I. La
creciente concienciación social y gubernamental sobre la necesidad de prote-
ger el medioambiente31 ha obligado a los armadores a acometer operaciones
de remoción de restos de enorme envergadura, que son sufragadas por los
clubes de P&I a través de la cobertura de remoción de restos.
Como ejemplo paradigmático, la remoción y posterior desguace del “Costa
Concordia” se estima que ha superado los quinientos sesenta millones de eu-
ros32; pero han existido otros muchos supuestos de remoción de restos de en-
vergadura en los últimos años como el MSC Napoli en 2007, o el RENA en 2011.
En el año 2007 fruto de los trabajos de la OMI, vio la luz el Convenio de
Nairobi sobre Remoción de Restos. El Convenio está en vigor desde abril de
2015 en 16 estados, entre los cuales no se encuentra España, pero que inclu-
yen estados con tradición marítima como el Reino Unido, Panamá o Francia.
El Convenio tiene por objeto uniformar las normas y procedimientos en
materia de remoción de restos, canalizando la responsabilidad hacia el ar-
mador registral del buque y, por consiguiente, su P&I, instaurando la figura
del seguro obligatorio de remoción de restos, pero sin alterar el régimen de
limitación de la responsabilidad aplicable.
30 Smit Tak Offshore Services and Others v Youell and General Accident Dire & Life
Assurance Corporation plc [1992] 1 Lloyd’s Rep 154. La Corte de Apelación de Londres
entendió que debe tratarse de una obligación legal, no siendo suficiente que haya presión
comercial para efectuar la remoción.
31 Basta, por ejemplo, con significar la creciente intervención legislativa en el seno de
la Unión Europea en relación con el correcto tratamiento del desguace de buques, entre
las que destacan Directiva del Consejo 75/442/CEE del 15 de Julio de 1975 relativa a los
residuos; Directiva del Consejo 78/319/CEE del 20 de Marzo de 1978 relativa a los resi-
duos tóxicos y peligrosos; Directiva del Consejo 84/631/CEE del 6 de Diciembre de 1984
relativa al seguimiento y control en la Comunidad de los traslados fronterizos de los resi-
duos peligrosos; Reglamento del Consejo nº 259/93 del 1 de Febrero de 1993 relativo a la
vigilancia y al control de los traslados de residuos en el interior, a la entrada y a la salida de
la Comunidad Europea; Reglamento del Parlamento Europeo y del Consejo nº 1013/2006
del 14 de Junio del 2006 relativo a los traslados de residuos.
32 The challenges and implication of removing shipwrecks in the 21st Century,
Lloyd’s 2013.
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LOS CONTRATOS SOBRE EL BUQUE EN DERECHO ESPAÑOL
1. Introducción
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45 ADRIAN BRIGGS QC.: Direct actions and arbitration: All at sea, Lloyd’s Mar-
itime and Commercial Quarterly, Informa, 2017; ANDREW DICKINSON: The Right to
Rome? The law applicable to direct claims against insurers, and anti-suit injunctions, St
Catherine’s College, Oxford, 2017.
46 CALVO CARAVACA, A.L. y CARRASCOSA GONZALEZ, J.: Derecho Internacional
Privado, Vol 1, 17 ed., Comares, Granada.
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IV. Conclusión
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EL SEGURO DEL ACREEDOR HIPOTECARIO
Resumen: Breve estudio acerca del seguro del acreedor hipotecario en el Derecho y Se-
guro marítimos, su origen y evolución histórica hasta la actual Ley 14/2014 de 24 de julio
Ley de Navegación Marítima, con especial énfasis en la tutela legal y convencional dada al
interés asegurable que tiene el acreedor hipotecario en salvaguardar su derecho sobre el
bien hipotecado, el buque, de los riesgos inherentes de la navegación.
Palabras clave: Acreedor Hipotecario, Hipoteca, Interés Asegurado, Regulación, Pó-
lizas
Abstract: Brief study on the Mortgagees Interest under Maritime Law and Insurance;
its origin and historical evolution up to the actual nº 14/2014 Maritime Navigation Law,
with special emphasis on the Legal and Conventional protection of the insurable interest
the mortgagee has in preserving his rights over the ship, from the inherent risks of navi-
gation.
Keywords: Motrgagee, Mortgage, Insurable Interest, Regulation, Policies
I. Introducción.
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LUIS F. GÓMEZ DE MARIACA FERNÁNDEZ
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LOS CONTRATOS SOBRE EL BUQUE EN DERECHO ESPAÑOL
Es por ello que una correcta cobertura frente a posibles riesgos a los que
puede estar expuesto el bien hipotecado, es fundamental a la hora de instru-
mentar el crédito hipotecario, y por tanto es normal que el acreedor hipoteca-
rio exija el aseguramiento del bien inmueble a la hora de conceder el crédito,
y que en las correspondientes escrituras se contengan estipulaciones relativas
al seguro del bien hipotecado.
A lo largo del presente capítulo intentaremos desgranar cual es la situa-
ción actual en España en cuanto protección aseguradora del acreedor hipo-
tecario de buques, sobre todo a la luz de los cambios, si los hubiese, con la
publicación de la Ley de Navegación Marítima y la derogación de la Ley de
Hipoteca Naval que aquella establece.
4 URÍA, R.: El seguro marítimo, Barcelona, 1940, págs. 73 y ss; y GARRIGUES, J.:
Curso de Derecho Mercantil, t II, Madrid, 1940, págs. 354 y ss y págs. 380 a 386.
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Tal y como hemos visto anteriormente la protección del interés del acree-
dor hipotecario se lleva a cabo, o bien a través del seguro de su interés, o bien
a través del seguro por el Propietario del bien hipotecado, y tutelándose los
derechos del acreedor mediante disposiciones legales o convencionales.
Ello no obsta para que puedan coexistir ambos seguros como indepen-
dientes, sin que ello suponga ni un caso de seguro múltiple ni doble seguro,
existiendo simplemente una pluralidad de seguros y sin que se colisione el
principio indemnizatorio, por cuanto cada asegurador indemniza a su asegu-
rado en función de la cuantía de su interés.
El único problema sería de índole económica, pues al pagarse dos primas
13 HERNÁNDEZ MARTÍ, J.: Contrato de Seguro marítimo: la póliza de buques, Va-
lencia, 1982, págs. 63 a 68, también en “Consideraciones en torno a la posición del acree-
dor hipotecario en el seguro del buque”, ADM, 1981, vol I, págs. 357 a 360, y RUIZ SOROA,
J. M.: Manual de Derecho del Seguro Marítimo, Vitoria, 1993, págs. 4 y ss.
14 VARGAS VASSEROT, C.: op. cit. págs. 23 y 24.
15 BERLINGIERI, F.: “Notte sulla clausola di vincolo dell’indemnittà assicurativa in
favore del creditote ipotecario” Dir. Mar. 1964, págs. 298 a 303, y FERRARINI: “Sul vin-
colo Della indemnità assicurativa a favore del creditote avente ipoteca sulla nave” Ass.
1988, II, págs. 83 y ss.
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LOS CONTRATOS SOBRE EL BUQUE EN DERECHO ESPAÑOL
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del valor del buque asegurado”. Por ello, el seguro del deudor/dueño úni-
camente puede cubrir la diferencia entre el valor del buque y el importe del
crédito garantizado.
De superarse el valor del buque por ambos seguros, primero se reduciría el
del dueño y posteriormente el del acreedor hipotecario.
Independientemente del tratamiento que otras disposiciones legales del
Ordenamiento jurídico Español hubieran prestado respecto del acreedor hi-
potecario mobiliario, pignoraticio y otros acreedores reales inmobiliarios en
sus regulaciones específicas con relación al contrato de seguro, si debemos
señalar que en el régimen del Contrato de Seguro dado por el Código Civil y
por el Código de Comercio, no se hacía referencia alguna a los derechos de los
acreedores reales sobre la indemnización del seguro. Es más ni el Código de
Comercio de 1829 ni el de 1885 respecto de los seguros marítimos, que si re-
gulaban, contenían protección alguna del acreedor hipotecario con hipoteca
naval respecto al contrato de seguro marítimo.
27 Ley 50/80 de 17 de octubre del Contrato de Seguro (BOE núm. 250).
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LOS CONTRATOS SOBRE EL BUQUE EN DERECHO ESPAÑOL
28 Entre otros HERNÁNDEZ MARTÍ, J. “La ley del Contrato de Seguro y los seguros
marítimos”, en Comentarios, págs. 253 a 262; RUIZ SOROA, J.M., “El seguro marítimo
ante la nueva Ley de Contrato de Seguros”, Revista del Ilustre Colegio de Abogados de
Vizcaya , 1982, págs. 47 a 72 y en Manual de Derecho del Seguro Marítimo, Vitoria, 1993,
págs. 20 a 22; TIRADO SUÁREZ, F.J., “Consideraciones preliminares sobre la aplicación
al seguro marítimo de la Ley del Contrato de Seguro”, Boletín Asociación Española de
Derecho Marítimo, num. 4, 1985, págs. 39 a 45; RODRÍGUEZ CARRIÓN, J.L.: ”Fuentes e
interpretación del contrato de seguro marítimo”, ADM, vol IV, 1986, págs. 279 a 314; SÁN-
CHEZ CALERO, F.: “Sobre la regulación del contrato de seguro marítimo”, RES, núms. 73
y 74, 1993, págs.73 a 88.
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29 “La aplicabilidad de los intereses moratorios del artículo 20 de la Ley del Contrato
de Seguro al seguro marítimo”, ADM, vol. IX, 1994, págs. 403 a 425.
30 “Caracterización y régimen de los privilegios sobre el buque”, ADM, Vol. XII, 1995,
págs. 215 a 291.
31 Contrato de seguro marítimo: la póliza de buque, Valencia, 1982, págs. 32 a 34.
32 “Crédito marítimo con garantía real sobre el buque. Normativa española de origen
interno e internacional”, ADM, Vol, IV, 1986, págs. 217 a 219, concluye por la plena aplica-
ción del art. 40 LCS, aunque posteriormente en Manual de Derecho de Seguro Marítimo,
op. cit. págs. 42 y ss admitiendo el carácter de norma interna del Convenio de Bruselas de
1926, y en concreto la exclusión que hace el art. 4, rechaza la extensión.
33 Gaceta de Madrid, Núm. 212 de 31 de Julio 1930.
34 BOE. Núm. 99 de 23 de abril 2004.
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LOS CONTRATOS SOBRE EL BUQUE EN DERECHO ESPAÑOL
35 Recordemos en este punto la expresión acuñada por SÁNCHEZ CALERO y DU-
QUE DOMINGUEZ de derecho “sobre” la indemnización y no derecho “a” la indemniza-
ción.
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