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DIAGNOSTICO MUNICIPAL

Tierralta es un territorio con gran diversidad biológica y cultural. Es una zona


productora de agua y despensa agrícola pare el departamento de Córdoba y la
región. No obstante, hemos sido un territorio abandonado, golpeado por la
violencia desde hace más de 60 años, donde los derechos humanos individuales y
colectivos han sido altamente vulnerados.
Nuestro municipio es el tercero más grande de Colombia. Aquí nace el Rio Sinú,
que proporciona riqueza ambiental, hídrica y de biodiversidad y favorece el
desarrollo agropecuario. El Parque Nacional Natural Paramillo (PNNP) se traslapa
con el Resguardo Indígena Emberá Katíos del Alto Sinú y está ubicado sobre
algunas Áreas ocupadas por campesinos antes del año 1977.
Una gran extensión del territorio está bajo Ia Ley 2 de 1959, del cual una porción
significativa está bajo el control de Ia Empresa Urra. El 58.2% del municipio este
en jurisdicción del PNNP (292.488 has), y el 18.74% bajo Zona de Reserva
Forestal del Pacifico (94.177fies), para un total del 77%.
Del 23% restante, la mayoría está) en manos de hacendados. Gran parte de este
territorio destinado a Ia conservación ambiental ha estado ocupado por grupos
armados organizados al margen de la ley y cultivos de uso ilícito, convirtiendo a
Tierralta en el municipio con mayor número de hectáreas de coca en el
departamento de Córdoba y la Costa Caribe, El territorio es apto pare Ia
producción de alimentos y frutales. La población rural generalmente tiene vocación
para el trabajo asociativo. No obstante, hasta el momento no se cuenta con la
debida capacitación y asistencia técnica, fortalecimiento de las asociaciones y
garantías pare el encadenamiento productivo y la comercialización. No hemos
tenido garantías pare el ejercicio de los derechos civiles, políticos, económicos,
sociales, culturales y ambientales, lo que ha ocasionado distintos conflictos
territoriales y sociales.
Nuestras culturas indígenas, afrodescendientes, campesinas y rurales, nos hacen
poseedores de conocimientos y de una historia de resistencia, vocación de paz y
trabajo. Pero no hemos contado con las oportunidades necesarias pare mejorar
nuestras condiciones de vida, ser dueños de nuestros destinos ni mantener la
convivencia con el medio ambiente.
Los jóvenes no tienen suficientes oportunidades de participación efectiva en el
ámbito comunitario. Las políticas y proyectos institucionales no tienen claridad
frente al enfoque de juventud. No hay una participación significativa de las mujeres
y de los jóvenes rurales e indígenas en las distintas plataformas y consejos
existentes en el municipio.
No hemos podido avanzar en el proceso de sustitución de cultivos de uso ilícito
porque una gran parte de los campesinos no pueden demostrar la relación jurídica
con la tenencia de Ia tierra.
La problemática territorial se ha empeorado porque en Tierralta no se da una
debida planificación, lo cual ha conducido a usos inadecuados como la tala
indiscriminada con fines comerciales, los cultivos de uso ilícito, Ia ganadería
extensiva y otras prácticas agropecuarias que degradan los suelos y fuentes
hídricas.
En 1993 Urra dividió la historia de Tierralta en dos. SI bien Ia hidroeléctrica
represento en su momento un avance tecnológico y fuentes de empleo, ha
causado enormes problemas ambientales, socioeconómicos y culturales. Inundo
tierras fértiles y vías, se interrumpió el ciclo de vida del bocachico y otras especies
nativas, cause una herida profunda en la cultura y Ia vida comunitaria del pueblo
Emberá Katío del Alto Sinú y de los campesinos que fueron desarraigados de su
territorio.
El municipio este marcado por contrastes. Contamos con una hidroeléctrica, pero
la población rural que este en el área de influencia de la empresas no tiene acceso
a Ia energía eléctrica; contamos con abundantes fuentes hídricas pero ninguna
comunidad tiene acceso al agua potable; tenemos un gran potencial agrícola pero
Ia economía campesina esta en crisis y no contamos con seguridad ni soberanía
alimentaria y por el contrario existen altos índices de desempleo y de informalidad,
somos un territorio prioritario en términos ambientales, pero no hay una presencia
efectiva de instituciones. Mas aun, sentimos que mientras empresas como Urra y
Kanguroy han recibido el respaldo legal necesario pare producir grandes
afectaciones en el territorio, las restricciones ambientales caen con todo su peso
sabre las comunidades.
De esta manera, la incapacidad del Estado pare conciliar los derechos de las
comunidades rurales de Tierralta con la vocación ambiental del territorio ha
conducido a que buena parte de los corregimientos y las veredas no cuenten con
condiciones adecuadas en términos de infraestructura vial, energética y de
telecomunicaciones, resultando en un aislamiento de la zona rural y en grandes
brechas de oportunidades entre los centros urbanos y el campo.
Adicionalmente, a nuestra población le hace falta capacitación y apoyo pare contar
con viviendas que realmente puedan llamarse dignas y que al mismo tiempo
respeten las condiciones ambientales y culturales del territorio. Resulta
preocupante que no contamos con una cultura ni con un sistema de manejo de
residuos sólidos y aguas residuales.
Así mismo, consideramos que el sector de salud de nuestro municipio está en
cuidados intensivos, pues ni siquiera en el casco urbano se tiene acceso a una
salud oportuna e integral y lamentablemente, la atención en salud se ha
deshumanizado. De la misma manera, en Tierralta aún tenemos grandes retos en
cobertura, calidad, permanencia y pertinencia educativa, con el agravante de que
una buena parte de nuestros maestros no están nombrados y no tienen amigo en
el territorio. De manera transversal, estos dos pilares de nuestra vida digna, como
lo son Ia salud y Ia educación, están obstaculizados por el hecho de que Tierralta
no es municipio certificado en educación y que no se está prestando el servicio de
salud de segundo nivel. Mas aun, todos los servicios se ven afectados por el
fenómeno de la corrupción, Además, no estamos garantizando una atención con
enfoque diferencial para las comunidades étnicas ni pare la población en situación
de discapacidad.
La baja calidad educativa y falta de oportunidades pare nuestros jóvenes
contribuyen al fenómeno del desplazamiento. Las familias se van obligadas a salir
de sus veredas y corregimientos o separarse para poder brindarles una educación
básica y secundaria a sus hijos e hijas. La desmotivación que produce las
condiciones precarias de educación básica y Ia falta de oportunidades para la
educación técnica, tecnológica y superior, la falta de garantías para la
participación efectiva en distintos ámbitos de la sociedad, han conllevado a que los
jóvenes estén inmersos en Ia culture del dinero fácil, que se encuentren en
situaciones de riesgo como los embarazos a temprana edad, Ia vinculación a
grupos armados al margen de Ia ley, las economías ilícitas, y a que quieran salir
del campo. Todo lo anterior ha conllevado a una desintegración familiar.
En general, la violencia en nuestro territorio no ha venido solo de las armas, sino
también se ve reflejada en Ia exclusión y en Ia falta de convivencia y el respeto de
las diferencias. Las más vulneradas han sido las mujeres del campo, quienes han
sido víctimas de una sociedad que no reconoce su valor y potencial y las trata
como objetos sexuales. Aunque en los últimos años ha habido avances en materia
del empoderamiento, el respeto a los derechos de las mujeres y su participación
activa, aun son víctimas de múltiples formas de violencia, incluyendo el
feminicidio, y no cuentan con las oportunidades de educación y de ingresos pare
confiar en sí mismas, venciendo el miedo y Ia dependencia, ganando más
autonomía.
En medio de las carencias y secuelas psicosociales que ha dejado el conflicto
armado, Ia desconfianza y Ia estigmatización que aún nos aquejan, el hecho de
que muchas decisiones sobre el territorio no se conciertan con las comunidades,
el desconocimiento que aún existe sobre el Acuerdo de Paz, reconocemos que
hay vientos de cambio, ya que en muchos territorios estamos superando las
barreras impuestas par Ia guerra. Desafortunadamente, aun no se cuenta con las
garantías para la seguridad del campesino, continúan los asesinatos de los
tierraltenses y todavía no hay libertad pare Ia movilidad, libre expresión y
movilización social. Incluso, en los Últimos seis mesas, se ha agravado el
asesinato de líderes sociales. Todo esto se relaciona con Ia debilidad de la
institucionalidad democrática en Ia zona rural, el control por parte de grupos al
margen de Ia ley y la presencia de minas antipersonas en el territorio. En medio de
este panorama, las comunidades hacen un gran esfuerzo a través de sus
organizaciones comunitarias para resolver los conflictos, aunque muchas veces no
cuentan con el apoyo necesario
Las víctimas del municipio actualmente no cuentan con suficiente Información y
acompañamiento Integral; hay pocos avances en la respuesta institucional para el
cumplimiento de los derechos a Ia verdad, justicia, reparación y garantías de no
repetición. No se han generado procesos colectivos o individuales de
reconciliación entre víctimas y victimarios con el acompañamiento institucional.
Los defensores de Derechos Humanos continúan siendo estigmatizados
amenazados y violentados.

Pacto Municipal Para La Transformación Regional -PMTR 2018 Pag: 2


Pacto Municipal Para La Transformación Regional -PMTR 2018 Pag: 3
Pacto Municipal Para La Transformación Regional -PMTR 2018 Pag: 4

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