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ANÀLISIS DE CASO CLÌNICO DE ACTINOMICOSIS CERVICOFACIAL

La actinomicosis es una enfermedad bacteriana subaguda o crónica que se caracteriza


por aumento de volumen, abscesos y orificios fistulosos por los que drena exudado
purulento con elementos parasitarios, denominados granos. Puede afectar cualquier
órgano. Es una infección poco frecuente, con distribución mundial. Predomina en
mujeres, en una proporción de 3:1. Su mayor frecuencia es entre la segunda y cuarta
décadas de la vida. Los agentes causales más comunes son: A. israelii y A. gerencseriae.
Actinomyces israelii es un actinomiceto anaerobio que forma parte de la biota normal
de la mucosa bucal e intestinal, que también se encuentra en las criptas amigdalinas y en
los dientes con caries; se comporta como oportunista después de traumatismos. Según el
sitio de infección primaria, se agrupan en cinco tipos clínicos: cérvico-facial, torácico,
abdominal, pélvico-uterino y cutáneo primaria. La forma cérvico-facial es la más común
en la práctica dermatológica. Los principales factores de riesgo son: higiene bucal
insuficiente, abscesos periodontales y traumatismos accidentales por procedimientos
dentales en la mucosa, extracciones y cirugía maxilofacial. Esta forma de actinomicosis
puede observarse en la región submentionana, mentoniana y maxilar. Sus características
sobresalientes son: aumento de volumen, nódulos y abscesos que, al abrirse, forman
fístulas por las que drena exudado purulento, el cual contiene granos.
Se comunica el caso de una paciente de 43 años con masa cervical de tres meses de
evolución y con antecedentes de infección dental. 
En el examen físico presentó una masa anterior al cartílago y la glándula tiroides, una
masa de densidad heterogénea con realce periférico leve, indurada, fija en la
profundidad, sin bordes definidos y sin ganglios. Tres semanas después, el paciente
mostró evidencia de infección con fístulas en la piel. El material drenado informó la
mancha negativa de Ziehl Neelsen, tinción de Gram positiva y cultivo positivo para
actinomicosis. El paciente fue tratado con penicilina y clindamicina y mostró una
resolución satisfactoria. 
Se recomienda un tratamiento prolongado con penicilina durante 2 a 12 meses. En la
fase aguda puede administrarse cefalosporina de tercera generación, si hay otras
bacterias que no responden a la penicilina. En pacientes alérgicos a la penicilina puede
administrarse tetraciclina, eritromicina, clindamicina, imipenem o meropenem. También
se ha administrado un corticoesteroide (metilprednisolona) para eliminar el proceso
inflamatorio granulomatoso residual. El tratamiento quirúrgico se indica
frecuentemente, como drenaje de abscesos, escisión de fístulas, resección de tejido
necrótico o curetaje de hueso.

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