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tejidos del huésped; representa la interacción del agente patógeno (y sus factores de
virulencia) con el huésped. La enfermedad infecciosa es la expresión clínica del proceso
infeccioso, traduciendo en signos y síntomas tanto el daño causado por el agente infeccioso
como el resultado de la inflamación resultante. Se pueden clasificar en función del
microorganismo causal o desde el punto de vista de las manifestaciones clínicas que
produce (síndromes y enfermedades).
● A través del contacto directo con una persona que está enferma. Esto incluye
besarse, tocarse, estornudar, toser y tener contacto sexual. Las madres embarazadas
también pueden transmitir algunos gérmenes a sus bebés
● A través del contacto indirecto, cuando toca algo que tiene gérmenes. Por ejemplo,
podría estar en contacto con gérmenes si alguien que está enfermo tocó el picaporte
de una puerta y luego usted lo toca
● Virus: Pequeñas cápsulas que contienen material genético. Invaden sus células para
poder multiplicarse. Esto puede matar, dañar o cambiar las células y enfermarle. Las
infecciones virales incluyen el VIH/SIDA y el resfrío común
● Parásitos: Animales o plantas que sobreviven viviendo sobre o dentro de otros seres
vivos. La malaria es una infección causada por un parásito
El diagnóstico de las enfermedades infecciosas se basa en una completa historia clínica con
la búsqueda de factores de riesgo epidemiológicos y signos sugestivos en la exploración, en
pruebas complementarias generales y de imagen que orientan, localizan y permiten
establecer un diagnóstico de sospecha y en las pruebas específicas microbiológicas (cultivo
y técnicas de detección directa) que permiten identificar la etiología de la enfermedad.
Las infecciones exógenas se producen por una contaminación directa por microorganismos
del ambiente (presentes en el aire, suelo, agua, animales del entorno, otras personas con
infección o portadores); por tanto las vías o rutas de transmisión más frecuentes serían: la
transmisión fecaloral (a partir del agua, alimentos contaminados), la vía aérea (aerosoles o
gotas desde las secreciones respiratorias), inoculación transcutánea directa y mordeduras,
transmisión parenteral (trasfusiones de material contaminado), la vía sexual y la
transmisión por artrópodos o insectos vectores.
Las mordeduras de humanos y animales y otras heridas que desgarran la piel pueden
permitir que los microorganismos invadan el cuerpo. Los insectos y garrapatas infectados
pueden transmitir enfermedades cuando pican.
Después de invadir el cuerpo del sujeto los microorganismos deben multiplicarse para
producir la infección. Tras multiplicarse, pueden suceder tres cosas:
● Los gérmenes siguen multiplicándose y desbordan las defensas del organismo.
● Toxinas
● Enzimas
Algunos microorganismos que invaden el cuerpo producen toxinas. Por ejemplo, cuando la
bacteria Clostridium tetani infecta una herida, produce una toxina que causa la enfermedad
denominada tétanos. Algunas enfermedades son causadas por toxinas producidas por
microorganismos externos al cuerpo. Por ejemplo, la bacteria estafilococo que vive en los
alimentos puede producir una toxina que causa una intoxicación alimentaria cuando se
ingiere ese alimento, incluso aunque se hayan destruido los estafilococos. La mayoría de las
toxinas tienen componentes que se unen de forma específica con moléculas de ciertas
células (células diana). Las toxinas desempeñan un papel crucial en enfermedades como
el tétanos, el síndrome del choque (shock) tóxico, el botulismo, el carbunco y el cólera.
Algunas bacterias producen enzimas que degradan los tejidos, permitiendo que la infección
se extienda con mayor rapidez a través de estos. Otras bacterias producen enzimas que les
permiten entrar y/o pasar a través de las células.
Según la Organización Mundial de la Salud (OMS) entre un 70 y un 80% de los casos de
diarrea que se producen se deben a la ingestión de alimentos y aguas contaminados,
constituyendo actualmente un desafío ya que se desconoce su real incidencia, máxime
cuando se reporta que el mayor número de pacientes que acuden a consultas médicas lo
hacen por esta causa. Las Enfermedades Transmitidas por Alimentos han sido reconocidas
como el problema de la Salud Pública más extendido en el mundo actual.
Los alimentos afectados con más frecuencia son los de origen animal (90%) y las fuentes
de contaminación suelen estar en los establecimientos de expendio y consumo por encima
de las plantas de procesamiento.
En cualquier caso, los alimentos son una vía importante de transmisión de microorganismos
que pueden causar infecciones e intoxicaciones. En general tienen un tiempo de incubación
corto (2-10 horas) y suelen cursar con síndromes gastrointestinales, puesto que algunas de
estas patologías tienen una Dosis Mínima Infectiva (DMI) muy baja, es muy necesaria la
higiene de los alimentos y de los procesos de elaboración.
Estas enfermedades se caracterizan por la aparición de distintos síntomas entre los que se
pueden mencionar fiebre, malestar general y decaimiento. Toda enfermedad infecciosa pasa
por tres etapas:
Neumonia
La neumonía es una inflamación aguda de los pulmones causada por una infección. En
general, el diagnóstico inicial se basa en la radiografía de tórax y los hallazgos clínicos. Las
causas, los síntomas, el tratamiento, la prevención y el pronóstico difieren según si la
infección es bacteriana, micobacteriana, viral, micótica o parasitaria, si es extrahospitaladia
o intrahospitalaria, si ocurre en un paciente tratado con ventilación mecánica y si se ha
contagiado en geriátricos u otros establecimientos asociados con la salud, y si aparece en un
paciente inmunocompetente o inmunocomprometido.
● Infección bacteriana
Streptococcus pneumoniae es el patógeno más común en todos los grupos etarios, contextos
y regiones geográficas. Sin embargo, patógenos de todo tipo, desde virus hasta parásitos,
pueden provocar una neumonía.
Las vías aéreas y los pulmones están constantemente expuestos a patógenos presentes en el
ambiente externo; las vías aéreas superiores y la bucofaringe en particular están
colonizados por la flora denominada normal. La microaspiración de estos patógenos del
tracto respiratorio superior es algo normal, pero estos patógenos son rápidamente
manejados por los mecanismos de defensa del pulmón del huésped. La neumonía se
produce cuando
Las defensas de las vías aéreas superiores incluyen la IgA salival, las proteasas y las
lisozimas, los inhibidores del crecimiento producidos por la flora normal y la fibronectina,
que recubre la mucosa e inhibe la adherencia.
Las defensas inespecíficas de las vías aéreas inferiores, que incluyen la tos y la limpieza
mucociliar, previenen la infección en los espacios aéreos. Las defensas específicas de las
vías aéreas inferiores incluyen diversos mecanismos inmunitarios específicos contra el
patógeno, como la opsonización de IgA e IgG, los péptidos antimicrobianos, los efectos
antiinflamatorios del surfactante, la fagocitosis por los macrófagos alveolares y las
respuestas inmunitarias mediadas por células T. Estos mecanismos protegen a la mayoría
de las personas contra la infección.
Numerosas condiciones alteran la flora normal (p. ej., enfermedad sistémica, desnutrición,
exposición al medio hospitalario, exposición a antibióticos) o afectan estas defensas (p. ej.,
alteración del estado mental, tabaquismo, intubación nasogástrica o endotraqueal). Los
patógenos que luego alcanzan los espacios aéreos pueden multiplicarse y causar neumonía.
Los patógenos específicos que causan la neumonía no pueden encontrarse en < 50% de los
pacientes, incluso con una amplia investigación diagnóstica, principalmente debido a las
limitaciones de las pruebas diagnósticas actualmente disponibles. Pero como los agentes
patógenos y los resultados tienden a ser similares en pacientes en ámbitos similares y con
factores de riesgo similares, las neumonías pueden clasificarse como
● Extrahospitalarias
● Intrahospitalaria (excluyendo las asociadas con el ventilador)
● Asociada con el respirador
● En pacientes inmunocomprometidos, incluidos los pacientes con infección por
VIH (human immunodeficiency virus) (véase Neumonía por Pneumocystis
jirovecii)
● La neumonía aspirativa, que se produce cuando grandes volúmenes de
secreciones de las vías aéreas superiores o gástricas entran en los pulmones
Hepatitis A
La descamación del virus en las heces se produce antes de que aparezcan los síntomas y
suele cesar unos pocos dias después de su inicio, por lo cual el período de contagio de la
enfermedad suele haber finalizado cuando la hepatitis se evidencia en forma clínica.
Tratamiento de sostén
Ningún tratamiento atenúa la hepatitis viral aguda, incluida la hepatitis A. Debe evitarse el
alcohol, porque puede aumentar la lesión hepática. Las restricciones en la dieta o la
actividad, como el reposo en cama que suele prescribirse, no poseen un fundamento
científico.
Deben informarse los casos de hepatitis viral al departamento de salud local o estatal.
Prevención
La vacuna contra la hepatitis A se recomienda para todos los niños a partir del año,
con una segunda dosis de 6 a 18 meses después de la primera (véase tabla
Cronograma de vacunación recomendado para los 0-6 años de edad).
Hay varias vacunas contra HAV, cada una con diferentes esquemas y dosis, pero
todas son seguras, ofrecen protección desde 4 semanas después de la administración y
la inmunidad que logran es prolongada (es probable que > 20 años).
Antes, se les recomendaba a los viajeros obtener la vacuna contra
la hepatitis A ≥ 2 semanas antes del viaje; los que salían en < 2
semanas también debían recibir la inmunoglobulina estándar. La
evidencia actual sugiere que la inmunoglobulina es necesaria
solo para los viajeros de edad avanzada y con enfermedad
hepática crónica u otro trastorno crónico.
Zika
El virus Zika es un flavivirus transmitido por mosquitos que es similar a los virus
que causan el dengue, la fiebre amarilla y la fiebre del Nilo Occidental en términos
antigénicos y estructurales. La infección por el virus Zika es generalmente asintomática,
pero puede causar fiebre, erupción cutánea, dolor en las articulaciones, o conjuntivitis; la
infección por el virus Zika durante el embarazo puede causar microcefalia (un defecto
congénito grave) y anormalidades en los ojos. El diagnóstico se realiza con
inmunoadsorción ligada a enzimas, PCR-transcriptasa reversa. El tratamiento es
sintomático. La prevención implica evitar las picaduras de mosquitos, las relaciones
sexuales sin protección con una pareja en riesgo de tener infección por el virus Zika, y, para
las mujeres embarazadas, no viajar a las zonas con transmisión en curso.
El virus Zika (ZV), al igual que los virus que causan dengue, fiebre amarilla, y enfermedad
de chikungunya, se transmite por mosquitos Aedes, que se reproducen en las zonas de agua
estancada. Estos mosquitos prefieren picar a las personas y vivir cerca de la gente, en el
interior y el exterior; pican agresivamente durante el día. También pican de noche.
Los principales vectores son A. aegypti y A. albopictus. En los EE.UU, A. aegypti está
restringido a un área que se extiende desde el sur a lo largo de la frontera entre México y
Estados Unidos hasta el sur de California. A. albopictus, que se adapta mejor a climas más
fríos, está presente en una gran parte del sudeste a través de las tierras altas del Medio
Oeste y en el sur de California. A. aegypti se considera el vector principal de la infección
por el virus Zika epidémico; se considera que A. albopictus es un vector secundario de la
infección por el virus Zika epidémica en los trópicos, pero no queda claro si podría actuar
como vector en el clima más templado de los EE.UU.
Durante la primera semana de la infección, el virus Zika está presente en la sangre. Los
mosquitos pueden adquirir el virus cuando pican a las personas infectadas; los mosquitos
pueden transmitir el virus a otras personas a través de las picaduras. Los viajeros
procedentes de zonas con transmisión activa del virus Zika pueden portar el virus Zika en
su sangre cuando vuelven a su casa, y si los mosquitos vectores están presentes a nivel
local, la transmisión local del virus Zika es posible. Sin embargo, ya que el contacto entre
los mosquitos Aedes y las personas es poco frecuente en la mayor parte de los Estados
Unidos continentales y Hawai (debido al control de mosquitos y a que las personas viven y
trabajan en ambientes con aire acondicionado), se espera que la transmisión local del virus
Zika sea rara y limitada.
Aunque el virus Zika se transmite principalmente por los mosquitos, son posibles otros
modos de transmisión. Incluyen
● Transmisión sexual
● Transmisión por transfusión de sangre
● Transmisión a través de órganos o tejidos (en teoría)
● Transmisión intrauterina de la madre al feto, que produce la infección
congénita
● Transmisión de una madre infectada a su hijo a través de la leche materna
El virus Zika está presente en el semen y puede ser transmitido por los hombres a sus
parejas sexuales a través de las relaciones sexuales, incluyendo el sexo vaginal y anal y
probablemente el sexo oral (felación). El virus Zika persiste en el semen por mucho más
tiempo que en la sangre, las secreciones vaginales y otros líquidos corporales. Ha ocurrido
tanto la transmisión de hombre a mujer como entre hombres durante las relaciones sexuales
sin protección (sin condón) (véase también CDC: Clinical Guidance for Healthcare
Providers for Prevention of Sexual Transmission of Zika Virus).
El virus Zika también puede ser transmitido por hombres o mujeres a sus parejas sexuales
cuando se comparten los juguetes sexuales, incluso aunque las personas infectadas no
tengan síntomas.
El virus Zika persiste también en las secreciones vaginales después de que desaparece de la
sangre y la orina; la transmisión sexual de la infección del virus Zika del sexo femenino al
masculino se informó en etapa (1).
El virus Zika, al igual que los virus que causan dengue, enfermedad de Chikungunya, fiebre
del Nilo Occidental, y fiebre amarilla, se puede transmitir de madre a hijo durante el
embarazo. Los virus que causan el dengue y la fiebre del Nilo Occidental puede
transmitirse en la leche materna. Sin embargo, dado que la lactancia materna tiene muchos
beneficios, los CDC alientan a las madres a amamantar incluso en zonas donde la
transmisión del virus Zika es activa.
Los síntomas de la infección por el virus Zika incluyen fiebre, erupción maculopapulosa,
conjuntivitis (ojo rojo), dolor en las articulaciones, dolor retroorbitario, cefalea y mialgia.
Los síntomas duran de 4 a 7 días. La mayoría de las infecciones son leves. Una infección
grave que requiere hospitalización es infrecuente. En raras ocasiones la infección por el
virus Zika ha causado encefalopatía en adultos. La muerte provocada por la infección por el
virus Zika es inusual.
La infección por el virus Zika durante el embarazo puede causar microcefalia (un trastorno
congénito con desarrollo incompleto del encéfalo y tamaño pequeño de la cabeza) y otros
defectos encefálicos fetales graves (véase también the CDC: Update: Interim Guidance for
the Diagnosis, Evaluation, and Management of Infants with Possible Congenital Zika Virus
Infection).
En los EE.UU. continentales, varios casos de microcefalia se han relacionado con el virus
Zika; las madres de estos niños probablemente contrajeron la infección a través del viaje a
un país con infección endémica. Los CDC monitorizan un número de mujeres embarazadas
que tienen infección por el virus Zika y que viven en la parte continental de los Estados
Unidos, en Puerto Rico o en otros territorios de los Estados Unidos.
Tratamiento
● Reposo
● Líquido para evitar la deshidratación
● Paracetamol para aliviar el dolor y la fiebre
● Evitar aspirina y otros medicamentos antiinflamatorios no esteroideos
Si las mujeres embarazadas tienen evidencia de laboratorio de virus Zika en suero o líquido
amniótico, se debe considerar la realización de ecografías seriadas cada 3 a 4 semanas para
controlar la anatomía y el crecimiento fetal . Se recomienda la derivación a medicina
maternofetal o a un especialista en enfermedades infecciosas con experiencia en manejo del
embarazo.
Tuberculosis:
Las micobacterias son bacilos aerobios pequeños, de crecimiento lento. Tienen como
característica distintiva una envoltura celular compleja rica en lípidos responsable de su
clasificación como ácido alcohol resistentes (o sea, resistentes a la decoloración por ácido
después de su tinción con carbofucsina) y la relativa resistencia a la tinción con la técnica
de Gram. La infección micobacteriana más común es la tuberculosis; también pueden
mencionarse la lepra y varias infecciones micobacterianas semejantes a la tuberculosis,
otras causadas por el complejo Mycobacterium avium.
La tuberculosis es una causa infecciosa importante de morbilidad y mortalidad en los
adultos de todo el mundo y mató a alrededor de 1,7 millones de personas en 2016, la
mayoría en países de ingresos bajos y medios. La infección por el virus de
inmunodeficiencia humana (HIV) y el síndrome de inmunodeficiencia adquirida (sida) son
los factores más importantes de predisposición para el desarrollo de TBC y para la muerte,
en partes del mundo donde ambas infecciones son prevalentes.
● Infección primaria
● Infeccion latente
● Infección activa
Infección primaria
La infección requiere la inhalación de partículas bastante pequeñas para que atraviesen las
defensas respiratorias altas y se depositen en las regiones profundas de los pulmones, en
general en los espacios aéreos subpleurales de los lóbulos medio o inferior. Las gotas más
grandes tienden a alojarse en las vías aéreas más proximales y no producen infección. La
enfermedad suele originarse en un solo núcleo de gotas, que transporta unos pocos
microorganismos. Tal vez un solo microorganismo pueda ser suficiente para causar la
infección en personas susceptibles, pero las personas menos susceptibles pueden requerir la
exposición repetida para desarrollar la infección.
Para iniciar la infección, los macrófagos alveolares deben ingerir a los bacilos M.
tuberculosis. Los bacilos no destruidos por los macrófagos se replican dentro de ellos y, por
último, matan a los macrófagos que los hospedan (con la cooperación de los linfocitos
CD8); las células inflamatorias son atraídas al área, donde causan una neumonitis
localizada que coalesce para formar los tubérculos característicos en el examen histológico.
Durante las primeras semanas de la infección, algunos macrófagos infectados migran a los
ganglios linfáticos regionales (p. ej., hiliar, mediastínico), donde acceden a la corriente
sanguínea. Luego, los microorganismos se diseminan por vía hematógena hacia cualquier
parte del cuerpo, en especial la porción apicoposterior de los pulmones, las epífisis de los
huesos largos, los riñones, los cuerpos vertebrales y las meninges. La diseminación
hematógena es menos probable en pacientes con inmunidad parcial debida a la vacunación
o a una infección natural anterior con M. tuberculosis o micobacterias ambientales.
Enfermedad activa
Las personas sanas que están infectadas por la tuberculosis tienen un riesgo del 5 al 10% de
desarrollar la enfermedad activa durante su vida, aunque el porcentaje varía de manera
significativa según la edad y otros factores de riesgo.
En el 50 al 80% de las personas con enfermedad activa, la TBC se reactiva dentro de los
primeros 2 años, pero ésta puede manifestarse también varias décadas más tarde.
Cualquier órgano sembrado por la infección primaria puede alojar un foco de reactivación,
aunque se identifican con mayor frecuencia en los vértices pulmonares, lo que puede
deberse a las condiciones más favorables, como la tensión elevada de oxígeno. Los focos de
Ghon y los ganglios linfáticos hiliares comprometidos tienen menos probabilidades de
reactivarse.
Las patologías que deterioran la inmunidad celular (que es esencial para la defensa contra la
tuberculosis) facilitan significativamente la reactivación. Por lo tanto, los pacientes
coinfectados por el HIV que no reciben la TAR apropiada tienen un riesgo del 10% anual
de desarrollar la enfermedad activa.
Otras patologías que facilitan la reactivación, pero en menor medida que la infección por
HIV, incluyen
● Diabetes
● Cáncer de cabeza y cuello
● Gastrectomía
● Cirugía de derivación yeyunoileal
● Enfermedad renal crónica dependiente de diálisis
● Pérdida de peso significativa
● Medicamentos que suprimen el sistema inmunitario
La mayoría de los pacientes con TBC pueden ser tratados como pacientes ambulatorios,
con instrucciones sobre cómo prevenir la transmisión que incluyan
● Permanecer en el hogar
● Evitar visitantes (excepto los miembros de la familia ya expuestos)
● Cubrirse la boca al toser con un pañuelo de papel o un codo
Fiebre amarilla:
La fiebre amarilla es una infección por flavivirus transmitida por mosquitos, endémica en la
región tropical de América del Sur y África subsahariana. Los síntomas pueden consistir en
fiebre de comienzo súbito, bradicardia relativa, cefalea y, en los casos graves, ictericia,
hemorragia e insuficiencia multiorgánica. El diagnóstico se establece mediante cultivo
vírico, reacción en cadena de la polimerasa con transcriptasa inversa (RT-PCR) y pruebas
serológicas. El tratamiento es sintomático. La prevención requiere vacunación y control de
los mosquitos.
La infección puede ser desde asintomática (en el 5 al 50% de los casos) hasta provocar
fiebre hemorrágica con una tasa de mortalidad por caso de hasta el 50%. El período de
incubación oscila entre 3 y 6 días. El establecimiento es súbito, con fiebre de 39 a 40° C,
escalofríos, cefaleas, mareos y mialgias. El pulso suele ser rápido al principio, pero hacia el
segundo día se enlentece en relación con la elevación de la temperatura (signo de Faget). El
paciente presenta eritema facial e inyección conjuntival. Las náuseas, los vómitos, el
estreñimiento, la postración grave, la agitación y la irritabilidad son frecuentes.
La enfermedad leve suele resolverse tras 1 a 3 días. No obstante, en los casos moderados o
graves, la fiebre desciende súbitamente entre 2 y 5 días después de su establecimiento y
comienza el período de remisión de varias horas o días de duración. La fiebre recidiva, pero
el pulso permanece lento. Tras 5 días de enfermedad el paciente suele presentar ictericia,
albuminuria extrema e hipersensibilidad epigástrica a la palpación con hematemesis.
También se puede ver oliguria, petequias, hemorragias en las mucosas, confusión y apatía.
La enfermedad puede durar > 1 semana, con recuperación rápida y sin secuelas. En la
forma más grave (denominada fiebre amarilla maligna), el paciente puede presentar delirio,
hipo que no cede, convulsiones, coma e insuficiencia multiorgánica como manifestaciones
de enfermedad terminal.
Hasta el 10% de los pacientes con fiebre amarilla bastante grave como para ser
diagnosticada muere.