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Regla: borrar conectores innecesarios, descripciones empalagosas y frases barrocas

para sintetizar y aprovechar caracteres.

Chapultepec: territorio en disputa

No morirá la flor de la palabra

Chapultepec, “cerro de chapulines” en náhuatl, es uno de los codiciados espacios de


elevación, junto a Peñón de los Baños, el Cerro de la Estrella y el volcán Guadalupe, que
se encuentran en medio de este valle hoy llamado Ciudad de México. Ahí habitamos
nosotras, las malezas, entre ahuehuetes, pinos, zanates y cacomixtles.

Buscamos luz entre grietas del asfalto. Pisoteadas, evitando ser domesticadas por los
deseos de modernidad y progreso de unos cuantos. Nos ha torcido el peso de quienes
ignoran la posibilidad de lo distinto.

Hemos visto pasar por estos suelos boscosos a quienes ostentan el poder:
conquistadores, inversionistas, emperadores, presidentes, arquitectos y paisajistas.
Recientemente, alguien llamado Orozco con título de artista y otro llamado López
Obrador, ciudadano presidente. Desde hace siglos, vemos al poder envidiar la longevidad
de los ahuehuetes. Alzamos la voz interpelando a ese lenguaje que sólo entiende de
capitales.

Desde hace tiempo, cada seis vueltas al sol, los gobernantes construyen megaproyectos
que dan sello a su periodo: llámense aeropuertos, puentes vehiculares, desarrollos
inmobiliarios, o trenes suburbanos. Todos articulados a través de la apropiación de
territorios, recursos e imposición de modelos en detrimento de la posibilidad de vida de
comunidades humanas y no-humanas. Desviar recursos, fundar instituciones, generar
infraestructura, construir piedras angulares para perpetuar el poder necropolítico del
Estado-Nación.

Aquí algunos hitos recientes de presidentes, megaproyectos y cultura, en este territorio


usurpado llamado Ciudad de México que no nos dejan mentir: 

2000-2006: Vicente Fox deja su sello cultural con la construcción de la biblioteca


Vasconcelos. En ella, 3 millones de pesos fueron a parar para instalar la Matrixmovil, una
escultura hecha por el artista Gabriel Orozco a partir de la reconstrucción del esqueleto de
una ballena. Paralelamente, el mismo presidente Fox declara en 2001 la construcción del
Aeropuerto de Texcoco. En 2006, bajo el comando de Enrique Peña Nieto a cargo de la
gobernatura del colindante Estado de México, y con el conocimiento del ejecutivo, se
ejerció la represión en Atenco donde murieron dos jóvenes, se torturaron y encarcelaron a
ejidatarixs y defensores del territorio, además de ejercerse violencia sexual contra
mujeres.
2006-2012: Felipe Calderón construye La estela de Luz, también conocida como  “Estela
de la corrupción”. Este falso monolito costó más de mil 304 millones de pesos al erario
público y fue realizada en conmemoración del bicentenario de la Independencia de 1910,
aniversario rector de la política cultural en esa administración.

2012-2018: Enrique Peña Nieto decreta construir la obra de infraestructura más ambiciosa
de su administración: el Nuevo Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México (NAICM),
el mismo trazado desde Fox y que implicó la masacre de Atenco en 2006. Para ello, se
catalogó al Lago de Texcoco y sus relaciones bioculturales como “áreas verdes” con el fin
de justificar el ecocidio en beneficio del discurso del turismo global. Y así, a las malezas,
se nos mutila en pro del progreso. 

2018-2020: Tras la presión de ejidatarixs y sociedad civil, el presidente Andrés Manuel


López Obrador cancela el NAICM. Sin consultar a lxs primerxs, decreta la construcción
del Parque Ecológico del Lago de Texcoco. Simultáneamente, asigna la cuarta parte del
presupuesto federal de cultura al megaproyecto Chapultepec Naturaleza y Cultura a cargo
del artista Gabriel Orozco; artista orgánico, postconceptual y post ideológico que ha
acompañado el maquillaje del priismo, ya sea en su forma panista o en su actual forma
morenista, todo sin cobrar pero reconociendo cómo funciona la especulación del capital
simbólico dentro del sistema del arte contemporáneo.

Para ello, el artista representado por la galería kurimanzutto, ha creado un grupo de


trabajo  denominado Taller Chapultepec. En él, figuran agentes vinculados al sector
inmobiliario y a su círculo de colaboradores. 

En un contexto de crisis laboral agudizada en el sector del arte y la cultura donde


trabajadores culturales en todo el país luchan por tener derechos básicos y muchas
instituciones apenas logran subsistir, el artista ha demeritado las exigencias de
transparencia, señalando dichas críticas como infodemia. ¿Vale tanto el museo que
Orozco quiere para “exhibir su obra y la de artistas de su generación”? Por su parte, la
Secretaría de Cultura, con un discurso ficticio de justicia social a través del espejismo del
diálogo democrático, acciona un comunitarismo tecnócrata llegando al punto de ya no
sólo ignorar, sino buscar sabotear explícitamente la organización de colectivos civiles del
campo cultural. Por estas razones, la Secretaría de Cultura y su cómplice, Gabriel Orozco,
se posicionan como referentes de nepotismo, corrupción, doble discurso, abuso de poder
y falta de compromiso social y solidaridad con trabajadores de la cultura en México. 

Al ser un megaproyecto prioritario en una zona fundamental para la ecología de la ciudad,


enciende alarmas por la asignación de recursos sin un plan de manejo ambiental.
Además, el plan maestro conceptual presentado actualmente por el artista y SC en el
Centro Cultural Los Pinos propone crear un circuito que alimentará la avanzada
inmobiliaria, ¿de qué forma se dinamizará la industria cultural privada que rodea al
territorio aledaño al bosque, desde el Museo Jumex hasta la propia galería kurimanzutto?
Con presupuesto público y disfrazado con un discurso ambientalista permacultural se
pretende un ecocidio para añadir concreto, entretenimiento y animación cultural.
Ecoblanqueamiento populista. ¿Qué hacer ante Serán esta articulación este las formas en
que se van a articular de los megaproyectos y su manejo ambiental en esta
administración?

Actualmente se señalan problemas de manejo ambiental en distintas construcciones. En


la zona metropolitana de la CDMX saludamos y nos solidarizamos con aquellas malezas
que resisten a la construcción de un puente vehicular sobre los humedales de Xochimilco,
a la destrucción del bosque que enmarca al Tren Suburbano y al despojo por
gentrificación en los Pedregales de Coyoacán, por mencionar algunas de esas
construcciones. A nivel nacional, acompañamos a la distancia aquellas malezas que
luchan contra el Tren Maya, la privatización del agua, las mineras y el corredor industrial
del Istmo de Tehuantepec. 

Desde esta ciudad capital que mantiene vigente el centralismo extractivo, creemos que
como malezas que se desempeñan como trabajadores del arte y la cultura, permitir que
se realice indiferentemente el proyecto Chapultepec: Naturaleza y Cultura es legitimar la
violencia del (narco)estado mexicano. ¿Continuará este gobierno la lógica inmobiliaria
detonada en administraciones anteriores? ¿El desarrollo en beneficio de las élites?

Las promesas del gobierno representado por AMLO proponían una política cultural que
descentralizaría los recursos, convocando a una austeridad republicana en beneficio de
los más pobres. Sin embargo, la creación del megaproyecto cultural de Chapultepec pasó
a convertirse en derroche porfirista cuando se designó una cuarta parte del presupuesto
cultural de todo el país para un proyecto de movilidad y entretenimiento en una alcaldía de
la Ciudad de México con sobreoferta cultural, repetimos, en plena pandemia. 

¿A quiénes beneficia la centralización del presupuesto de cultura? ¿Por qué traicionar la


vocación primera de la descentralización? ¿De qué sirve que el presidente no viva en
Chapultepec, si nos explota a nosotrxs, el bosque? ¿Es el megaproyecto prioritario
Chapultepec: Naturaleza y Cultura, el modelo de explotación  de la naturaleza y la 
instrumentralización de la cultura  para la acumulación por desposesión, en esta
administración? Y en un sentido más amplio: ¿Puede la humanidad darse el lujo de
prescindir de nosotrxs, la flora de lxs territorixs, la que permanecerá cuando ustedes se
hayan ido?

La estela de Luz: construye también conocida como  “Estela de la corrupción”. Felipe


Calderón, 2006-2012. Este falso monolito costó más de mil 304 millones de pesos al
erario público y fue realizada en conmemoración del bicentenario de la Independencia de
1910, aniversario rector de la política cultural en esa administración.

La actual administración 2018-2020 del presidente Andrés Manuel López Obrador asigna
la cuarta parte del presupuesto federal de cultura al megaproyecto Chapultepec
Naturaleza y Cultura a cargo del artista Gabriel Orozco. 

(...)
Al ser un megaproyecto prioritario en una zona fundamental para la ecología de la ciudad,
enciende alarmas por la asignación de recursos sin un plan de manejo ambiental.
Además, el plan maestro conceptual presentado actualmente por el artista y SC en el
Centro Cultural Los Pinos propone crear un circuito que alimentará la avanzada
inmobiliaria, ¿de qué forma se dinamizará la industria cultural privada que rodea al
territorio aledaño al bosque, desde el Museo Jumex hasta la propia galería kurimanzutto?
Con presupuesto público y disfrazado con un discurso ambientalista permacultural se
pretende un ecocidio para añadir concreto, entretenimiento y animación cultural.
Ecoblanqueamiento populista. ¿Qué hacer ante  esta articulación  de los megaproyectos y
su manejo ambiental?

Actualmente se señalan problemas de manejo ambiental en distintas construcciones. Nos


solidarizamos con aquellas malezas que resisten a la construcción de un puente vehicular
sobre los humedales de Xochimilco, a la destrucción del bosque que enmarca al Tren
Suburbano y al despojo por gentrificación en los Pedregales de Coyoacán, por mencionar
algunas de esas construcciones. A nivel nacional, acompañamos a la distancia aquellas
malezas que luchan contra el Tren Maya, el Proyecto Integral Morelos,el corredor
industrial del Istmo de Tehuantepec, la privatización del agua y las mineras. 

Observaciones generales:

- Centrarse en el tema: los abusos del poder en Chapultepec 

- No incluir ni Atenco ni el aeropuerto. Mencionarlas si, pero no ahondar en ello porque


corresponden a otra problemática

- No dividir argumentos por sexenio 

- Ampliar margen temporal de los abusos del poder 

- evitar afirmaciones que pueden sonar amarillistas como “secretaría de cultura y su


cómplice Gabriel Orozco”

No morirá la flor de la palabra.

Somos la flora del bosque de Chapultepec, la maleza pisoteada por su deseo de


modernidad y progreso para unos cuantos. sobre la que han caminado los suyos. Somos
lxs cuerpxs torcidxs por el peso de quienes ignoran la posibilidad de lo distintono sabían ni
que existíamos, cuerpos diferentes entre sí pero que comparten una condición de
prescindibles que siempre son lxs que han podados cuando se presenta algo más venía
alguien “importante para quienes administran las instituciones público-estatales”., Somos
vocerxs de loxs árboles que seránseremos taladoxs próximamente para dar paso alen un
megaproyecto inmobiliario publicitado como biocultural; un pulmón más que le será
extirpado a quienes habitan lxs habitantes de la Ciudad de México. Con el propósito de
motivar la defensa de la vida, nos dirigimos a la consciencia colectiva anclada a este y
otros territorios amenazados.
Hemos visto desfilar por estos pasar en nuestros suelos boscosos a quienes ostentan
poder: emperadores, presidentes, y, Moctezuma, Hernán Cortés, Benito Juárez,
Maximiliano, Carlota, Porfirio Díaz y recientemente, alguien llamado Orozco con título de
artista y otro llamado López ObradorAndrés, ciudadano presidente. En estanuestra
sangrienta geografía, que llamamosn Chapultepec; los gobernantesgobernantes se
obstinan en concentrar las formas del poder desde hace siglos con envidia a la longevidad
de los ahuehuetes. ¿Cómo traicionar este orden? Al reconocer la amenaza de la que
somos cómplices inevitablemente por habitar esta ciudad, vernos amenazadxs hoy, 
alzamos la voz interpelando a ese lenguaje en su lengua que sólo entiende de capitales.,
cuentas, enunciados, obras de movilidad y nombres propios.

Hemos comenzado por no callar ante el mismo. Desde hace un tiempo notamos que cada
seis6 vueltas al sol, los gobernantes construyen megaproyectos que dan sello a su
período. Las malezas siempre surgen para oponerse a los mismos, llámense estos
aeropuertos, puentes vehiculares, desarrollos inmobiliarios, o trenes suburbanos, por
mencionar algunos. Muchos de estos implican la apropiación de territorios, recursos e
imposición de modelos en detrimento de (la posibilidad de) la vida comunitaria. Las
utilidades de estos megaproyectos son diversas: desviar recursos, fundar instituciones,
generar infraestructura, construir piedras angulares para perpetuar el poder del Estado-
Nación.

Aquí algunos hitos recientes de presidentes, megaproyectos y cultura, en este territorio


usurpado llamado Ciudad de México que no nos dejan mentir: 

2000-2006: Vicente Fox deja su sello cultural con la construcción de la biblioteca


Vasconcelos. En ella, 3 millones de pesos fueron a parar para instalar la Matrixmovil, una
escultura hecha por el artista Gabriel Orozco a partir de la reconstrucción del esqueleto de
una ballena. Paralelamente, el mismo presidente Fox declara en 2001 la construcción del
Aeropuerto de Texcoco. En 2006, bajo el comando de Enrique Peña Nieto a cargo de la
gobernatura del colindante Estado de México, y con el conocimiento del ejecutivo, se
ejerció la represión en Atenco donde murieron dos jóvenes, se torturaron y encarcelaron a
ejidatarixs y defensores del territorio, además de ejercerse violencia sexual contra
mujeres.

2006-2012: Felipe Calderón construye La estela de Luz, también conocida como  “Estela
de la corrupción”. Este falso monolito costó más de mil 304 millones de pesos al erario
público y fue realizada en conmemoración del bicentenario de la Independencia de 1910,
aniversario rector de la política cultural en esa administración.

2012-2018: Enrique Peña Nieto decreta construir la obra de infraestructura más ambiciosa
de su administración: el Nuevo Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México (NAICM),
el mismo trazado desde Fox y que implicó la masacre de Atenco en 2006. Para ello, se
catalogó al Lago de Texcoco y sus relaciones bioculturales como “áreas verdes” con el fin
de justificar el ecocidio en beneficio del discurso del turismo global. Y así, a las malezas,
se nos mutila en pro del progreso. 

2018-2020: Tras la presión de ejidatarixs y sociedad civil, el presidente Andrés Manuel


López Obrador cancela el NAICM. Sin consultar a lxs primerxs, decreta la construcción
del Parque Ecológico del Lago de Texcoco. Simultáneamente, asigna la cuarta parte del
presupuesto federal de cultura al megaproyecto Chapultepec Naturaleza y Cultura a cargo
del artista Gabriel Orozco; artista orgánico, postconceptual y post ideológico que ha
acompañado el maquillaje del priismo, ya sea en su forma panista o en su actual forma
morenista, todo sin cobrar pero reconociendo cómo funciona la especulación del capital
simbólico dentro del sistema del arte contemporáneo.

Para ello, el artista representado por la galería kurimanzutto, ha creado un grupo de


trabajo  denominado Taller Chapultepec. En él, figuran agentes vinculados al sector
inmobiliario y a su círculo de colaboradores. 

En un contexto de crisis laboral agudizada en el sector del arte y la cultura donde


trabajadores culturales en todo el país luchan por tener derechos básicos y muchas
instituciones apenas logran subsistir, el artista ha demeritado las exigencias de
transparencia, señalando dichas críticas como infodemia. ¿Vale tanto el museo que
Orozco quiere para “exhibir su obra y la de artistas de su generación”? Por su parte, la
Secretaría de Cultura, con un discurso ficticio de justicia social a través del espejismo del
diálogo democrático, acciona un comunitarismo tecnócrata llegando al punto de ya no
sólo ignorar, sino buscar sabotear explícitamente la organización de colectivos civiles del
campo cultural. Por estas razones, la Secretaría de Cultura y su cómplice, Gabriel Orozco,
se posicionan como referentes de nepotismo, corrupción, doble discurso, abuso de poder
y falta de compromiso social y solidaridad con trabajadores de la cultura en México. 

Al ser un megaproyecto prioritario en una zona fundamental para la ecología de la ciudad,


enciende alarmas por la asignación de recursos sin un plan de manejo ambiental.
Además, el plan maestro conceptual presentado actualmente por el artista y SC en el
Centro Cultural Los Pinos propone crear un circuito que alimentará la avanzada
inmobiliaria, ¿de qué forma se dinamizará la industria cultural privada que rodea al
territorio aledaño al bosque, desde el Museo Jumex hasta la propia galería kurimanzutto?
Con presupuesto público y disfrazado con un discurso ambientalista permacultural se
pretende un ecocidio para añadir concreto, entretenimiento y animación cultural.
Ecoblanqueamiento populista. ¿Qué hacer ante Serán esta articulación este las formas en
que se van a articular de los megaproyectos y su manejo ambiental en esta
administración?

Actualmente se señalan problemas de manejo ambiental en distintas construcciones. En


la zona metropolitana de la CDMX saludamos y nos solidarizamos con aquellas malezas
que resisten a la construcción de un puente vehicular sobre los humedales de Xochimilco,
a la destrucción del bosque que enmarca al Tren Suburbano y al despojo por
gentrificación en los Pedregales de Coyoacán, por mencionar algunas de esas
construcciones. A nivel nacional, acompañamos a la distancia aquellas malezas que
luchan contra el Tren Maya, la privatización del agua, las mineras y el corredor industrial
del Istmo de Tehuantepec. 

Desde esta ciudad capital que mantiene vigente el centralismo extractivo, creemos que
como malezas que se desempeñan como trabajadores del arte y la cultura, permitir que
se realice indiferentemente el proyecto Chapultepec: Naturaleza y Cultura es legitimar la
violencia del (narco)estado mexicano. ¿Continuará este gobierno la lógica inmobiliaria
detonada en administraciones anteriores? ¿El desarrollo en beneficio de las élites?

Las promesas del gobierno representado por AMLO proponían una política cultural que
descentralizaría los recursos, convocando a una austeridad republicana en beneficio de
los más pobres. Sin embargo, la creación del megaproyecto cultural de Chapultepec pasó
a convertirse en derroche porfirista cuando se designó una cuarta parte del presupuesto
cultural de todo el país para un proyecto de movilidad y entretenimiento en una alcaldía de
la Ciudad de México con sobreoferta cultural, repetimos, en plena pandemia. 

¿A quiénes beneficia la centralización del presupuesto de cultura? ¿Por qué traicionar la


vocación primera de la descentralización? ¿De qué sirve que el presidente no viva en
Chapultepec, si nos explota a nosotrxs, el bosque? ¿Es el megaproyecto prioritario
Chapultepec: Naturaleza y Cultura, el modelo de explotación  de la naturaleza y la 
instrumentralización de la cultura  para la acumulación por desposesión, en esta
administración? Y en un sentido más amplio: ¿Puede la humanidad darse el lujo de
prescindir de nosotrxs, la flora de lxs territorixs, la que permanecerá cuando ustedes se
hayan ido?

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