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Luis Alfaro
Universidad Iberoamericana Ciudad de México
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Unidad Xochimilco (UAM-X), Terapeuta Holístico por la Universidad Holística, ambas en la ciudad de
México. En 2008 comenzó a desempeñarse como Promotor y Gestor Cultural en Ciudad Juárez
Chihuahua. Desde 2010 continua esta labor, ahora en San Cristóbal de Las Casas, Chiapas. Por
Resumen: Las figuras del promotor y gestor cultural siempre se han asociado a ambientes
complicado por las connotaciones que tienen sus labores en ámbitos gubernamentales y los intereses
que ello conlleva. Este texto, propone una definición que permite abordar, a nivel investigación, las
actividades que pueden desempeñar estos sujetos, en el papel de agentes culturales y, a partir de su
labor, como se reconfigura lo cultural. Para ello, hacemos un recorrido por la historia del promotor y
gestor cultural en México y como, a partir de la figura de sujetos, se desempeña el papel de agente
cultural.
Palabras clave: promotor cultural, gestor cultural, agente cultural, políticas culturales, gestión cultural.
El promotor cultural desde su origen, se encuentra ligado a la labor que, desde las
haciendo que todo aquello que fuera considerado Cultura Popular, solamente se
como “siempre” habían sido (Canclini 2013). En este sentido, la promoción cultural
del desarrollo, tanto como un factor de cohesión social, cómo de corte económico. De
señalar que “la noción de cultura como recurso implica su gestión, un enfoque que no
asociándolo con una definición, en primer término, de carácter más económico, esto
por los orígenes que esta palabra tiene, pues se considera que es un término
de tomar decisiones a través de reglas que no ha creado; quien dirige una empresa o
tomar decisiones o, ser una persona que se encarga de planear, ejecutar, evaluar y
Por otro lado, el gestor cultural es, desde una mirada institucional, aquel que “crea,
Cuando los promotores comenzaron a cambiar sus actividades para formarse como
gestores, comenzaron a crear, así, una nueva vía de participación cultural, aunque aún
poder trabajar en los espacios y comunidades en los que se encontraban, los gestores
comenzaron a crear su propia red de trabajo, “desde la familia, el amigo que se presta
a aparecer como garante de un préstamo a las redes de apoyo y canje entre los
compromisos y diálogos que entablan con las instituciones y los lineamientos a los
que se tienen que ajustar, resulta difícil pensar que los gestores culturales no se
Así como poseen esta relación, por momentos simbiótica con el gobierno, también es
institucionales. Prueba de ello es que parte del cambio que se dio hacia la gestión
cultural consistió en hacer un trabajo directo con las comunidades. Estos trabajos
dieron como resultado una serie de reformas a la ley de cultura en el año 2002,
dejando así constancia de que se podía realizar un trabajo, en parte, fuera de las
instancias gubernamentales (Hernández, 2011). Cabe recordar que desde el año 2000
permitirían hacer visible los derechos culturales mismos que están relacionados con la
indígenas” (Jiménez, 2006, s/p) rompiendo así la idea de que las políticas culturales
deben basarse en el respeto y la diferencia del otro dándole, así, un carácter más de
Lo anterior podría considerarse uno de los avances que se han propiciado desde la
labor de los sujetos que cumplen el rol de gestor o promotor cultural. Sin embargo,
¿cómo podemos darles un lugar sin necesidad de relacionarlos directamente con las
gestores culturales, comencemos por ver y entender, dentro de esta temática, la figura
del sujeto.
Hay dos significados de la palabra sujeto: sometido a otro a través del control y la dependencia,
y sujeto atado a su propia identidad por la conciencia o el conocimiento de si mismo. Ambos
significados sugieren una forma de poder que subyuga y somete (1998, p. 231).
Existen diferentes autores que, desde la modernidad, plantean que no hay sujeto
activo, aquello a lo que se le ha conocido como “la muerte del sujeto”. La primera
abordar el tema de las relaciones de poder pues, en nuestra sociedad actual, las
relaciones de este tipo marcan prácticamente, todo tipo de interacciones que hay, entre
los sujetos y las instituciones. Recordemos que “...mientras que el sujeto humano está
En efecto, este tipo de relaciones son la pauta que ayuda a los sujetos a darle un
revocable” (2007, p. 186). De acuerdo a este autor, el sujeto, per se tiene lo necesario
para entrar a una sociedad, sin embargo, es a partir de ella que encontrará su propio
sentido y éste no le será impuesto de manera tácita, dependerá de cómo, dándole, así,
recibe de ellas y cómo manifiesta dicha recepción, que logra crear una socialización
que se presenta y, al mismo tiempo, crea las condiciones para que pueda existir un
sumada a otros factores de interacción con el medio y el entorno, facilita y apoya a los
no a las reglas que las instituciones le imponen. Desde el aspecto cultural, los sujetos
pueden optar por trabajar de manera directa o indirecta con las instituciones culturales
gubernamental, no siempre tiende a quedar del todo claro. Por lo mismo, la propuesta
de este trabajo consiste en el uso del termino Agente Cultural, mismo que ahora
abordaremos.
Hablar de subjetividad nos puede llevar por dos caminos que pueden complementarse,
primero la entendemos como el proceso por medio del cual se internalizan las
interacciones que tenemos con nuestro entorno, ya sea el medio social, natural o las
previamente, es que podemos tener la pauta para explicar el proceso que pasan los
sociedad pues es ella la proveedora de la verdad y, por lo tanto, de las pautas que
También cabe la posibilidad de, por el contrario, poder desarrollar una Subjetividad
(Franco, 2008).
modificar, los mensajes que recibe por parte de la sociedad para los fines que a él
Castoriadis, podría considerarse como parte del proceso que realizan los gestores
y gestores culturales en México, es decir, desde que estos formaban parte integral de
acción propia, cuya labor no puede ser decidida por él mismo, debido a que obedece a
intereses, en este caso, ajenos a sí mismo, pues tiene que buscar cumplir metas y
planes federales, estatales o municipales. A partir de este ejemplo, podríamos pensar
definición ni acción, de no ser por encontrarse inmerso, en este caso, en una serie de
programas de gobierno los cuales debe de cumplir ya que su figura solo existe
capaz de reaccionar o interactuar más que a partir de las normas que ellas imponen.
En ese sentido, el uso que aquí se le dará al término agente, proviene de la siguiente
definición que hace Ortner en torno a agencia el cual, señala: “tiene dos caras- como
poder, en si mismo opera con doble finalidad, como dominación y como resistencia.”1
(2006, p. 139)
Es importante ver el camino que toman los promotores y gestores culturales para
cubren ciertos aspectos de carácter social, estos nunca son suficientes para satisfacer
las relaciones de poder entran en juego. Para ello, es importante volver a retomar a
Touraine:
La defensa del sujeto, esto es, la subjetivación está animada de movimiento social, puesto que
en las orientaciones culturales de una sociedad no se encuentran por encima de está, como el sol
en el cielo, sino que son inseparables de la forma social que les da el estado de los conflictos
sociales, forma que va desde la identificación completa con los intereses de la clase dirigente
1 Texto original en inglés, esta y las siguientes referencias de esta autora son traducción de un servidor.
hasta una autonomía extrema (2000, p. 239).
Al interior de estos conflictos sociales a los que hace referencia Touraine es que
podemos encontrar los puntos de encuentro y separación que, por parte del gobierno,
se han gestado para no incluir a todas las comunidades desde una perspectiva cultural,
cánones oficiales. Para entender más esto: “El sujeto sólo existe como movimiento
social, como oposición a la lógica del orden, aunque ésta tome una forma utilitaria o
232-233)
este es inherente a todos los seres humanos. Sin embargo, al tener como variantes el
que sus labores fueran consideradas como algo utilitario pues, cómo se dijo
que el papel del gestor consistía en conseguir recursos para la realización de prácticas
culturales, lo cual los hace verse como sujetos que solo buscan un interés económico;
actualmente la labor de varios de ellos se centra más en la integración social (GCU,
2013, s/p). Estamos hablando de una serie de movimientos culturales realizados por
los agentes culturales, los cuales llevan a elegir ya sea la Alta Cultura, representada
folclórico:
si ese movimiento cultural, si esa decisión en favor de uno de los polos de la cultura moderna es
también un movimiento social, es decir, si está realizado por actores socialmente definidos que
combaten no sólo contra una orientación cultural sino también contra una categoría social
podemos elegir o no las políticas que de ella se desprenden, lo cual sigue siendo
compatible con el concepto de agencia que venimos manejando ya que “Un nivel de
agencia es un tipo de propiedad de los sujetos sociales. Otro es que la agencia es, casi
agentes legitimados por las instituciones sean quienes tengan mayor peso, atención o
dos casos “solo pueden trabajar al interior de diversas redes de relaciones que hacen
sus mundos sociales” (Ortner, 2006, p. 152), es decir, ninguno de ellos puede
Hay que recordar que la figura del sujeto se encuentra “...constantemente cargada de
protesta, pues la sociedad moderna tiende a negar su propia creatividad y sus
a los actores sociales y a los conflictos.” (Touraine, 2000, p. 240). Esta protesta es la
que hace que existan agentes culturales que buscan ponerse en contra de la imposición
de políticas culturales en las que ellos mismos, o sus comunidades, no son incluidos
en los programas que de ellas se desprenden provocando que, una de sus reacciones,
Porque tememos que los agentes pueden actuar en sus propios intereses, es necesario que sean
con los demás, pero a costa de perder el capital social, la reputación, la buena voluntad y la
281)
Si la sociedad, específicamente, los sujetos no son capaces de expresarse del todo nos
Un ejemplo de como influyen los primeros en las normativas que imponen los
políticas más respetuosas y democráticas” (Szurmuk & Irwin, 2013, p. 243), mismas
que deben ser consideradas para promover y difundir las practicas culturales en la
actualidad.
Fuentes de información