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27/1/2021 El absurdo del sexo binario – The Reluctant Jacobin

El absurdo del sexo binario


Minastir 30 noviembre, 2020 Antropología, Ciencia Género, Sexo
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Una de las ideas erróneas de muchos partidarios del determinismo biológico y el usaje
de la mala ciencia para fomentar la discriminación, segregación y negación; es la
reclamación constante de que el “sexo” es naturalmente una dicotomía entre machos
y hembras, a nivel hormonal y cromosómico. Obviamente esta visión tiene lagunas
argumentales que simplemente no resisten escrutinio alguno.

Cómo dije en mi artículo “La verdad sobre el género, el sexo y la educación sexual”
publicado por este medio:

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27/1/2021 El absurdo del sexo binario – The Reluctant Jacobin

“Uno de los tantos argumentos de la neocruzada conservadora es


equiparar el género con el sexo o bien negar la existencia del género y
caer en la falacia genitalista o la reducción de los seres humanos en
función a sus meros aparatos reproductores (determinismo biológico).
El Diccionario de Cambridge de ne “inmutable” como aquello que no
cambia persé o no se puede cambiar. El biodeterminismo se reviste
con la idea de la inmutabilidad, o la creencia de que la biología dicta
y debe dictar completamente el comportamiento humano; mientras
que el otro extremo podría ser el determinismo cultural, que considera
a los humanos como pizarras en blanco. Ni lo uno ni lo otro. El origen
de los sexos y la reproducción sexual es una de las piezas faltantes
dentro de todo el rompecabezas que es la evolución biológica, cabe
preguntarnos las razones por las cuales evolucionaron los sexos antes
que nada. No todas las especies tienen sexos biológicos, y la Biología
busca explicar por qué algunas lo tienen y otras no. Muchas especies
se reproducen asexualmente, y cada individuo usa su propio ADN
para crear descendencia. Pero otras especies, incluida la nuestra,
combinan ADN de más de un organismo. Esa es la reproducción
sexual, donde dos células sexuales, los gametos, se fusionan para
formar un nuevo individuo.”

Hoy día suscribo parcialmente a la línea argumentativa de biólogos evolutivos como


Jerry Coyne, quien considera que el sexo biológico en realidad es bimodal, no así
binario o dicotómico. Otras académicas como Daphne Joel o Anne Fausto-Sterling
sugieren que el sexo biológico en realidad es un espectro a nivel genético y fisiológico,
ya que presenta numerosa variabilidad que puede ser rastreada. Convengamos que
me mantengo en un 50/50 entre ambas posturas. No soy médico ni biólogo, todo lo
que escribo lo aprendo consultando con gente del área y leyendo en innumerables
libros de texto y artículos científicos. No soy infalible, pero creo que la Ciencia no está
del lado del discurso anti-derechos.

Ya expliqué en otros escritos que la visión de reducir al ser humano en función a sus
gónadas es simplemente insuficiente a la luz de otros estudios transversales a la
Medicina, como la Psicología o la Antropología. Por ejemplo, se intenta siempre
explicar el binarismo del sexo mediante las hormonas, pero esto es engañoso, ya que
ahora sabemos a través de los endocrinólogos que los niveles de las llamadas
‘hormonas sexuales’, ya sean testosterona o estrógeno, también existen en un espectro
y están presentes en cantidades variables en los cuerpos de hombres y mujeres. Por
poner un ejemplo, las mujeres con síndrome de ovario poliquístico tienen altos
niveles de testosterona en sus cuerpos, pero siguen siendo mujeres. Además, una
persona puede tener niveles altos de testosterona simplemente porque su cuerpo no

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es eficiente en el uso de la testosterona que produce. Para combatir esta ineficiencia,


el cuerpo simplemente produce más para garantizar un uso adecuado. Esto no cambia
el “sexo” de una persona, ni existe un umbral médicamente aceptado para la cantidad
de testosterona o estrógeno que califica a una persona como hombre o mujer.

Lo mismo sucede con los cromosomas. Existe la idea de que los cromosomas XX y XY
son las únicas combinaciones que existen en la naturaleza humana, pero esto
simplemente no es verdad, ya que algunas personas también nacen con los
cromosomas XXY y XXX, y estos son solo dos ejemplos de múltiples variaciones
cromosómicas con translocación cromosómica. Los individuos intersexuales, por
ejemplo , pueden tener cuatro tipos diferentes de variaciones genéticas. Estas
personas intersexuales, dependiendo de cómo lo midas, representan alrededor del
1,7% de la población mundial según las estimaciones de la bióloga Anne Fausto-
Sterling, realizadas a principios del Siglo XXI; lo cual pone a las personas
intersexuales como igualmente de comunes que los pelirrojos. Esto, obviamente, sin
tener en cuenta a todas las personas intersexuales que se esconden del mundo por
miedo a sufrir la discriminación y el acoso sistémico, por lo que la cifra podría ser más
alta.

Es ahí donde entra la categorización del género. Como bien me comentaba el


antropólogo Anton Baron, el género es un concepto que se viene manejando desde
antes del feminismo o corrientes de izquierda (para evitar esa absurda falacia de
relacionar al género con algo netamente feminista o la izquierda) con los escritos del
investigador Bronisław Malinowski sobre los aborígenes y otros contemporáneos
europeos que estudiaban la estructura social de distintas civilizaciones. Es recién en la
década de los 50 y 60 que se le da una función social mas amplia al concepto de
género, de la mano del feminismo de segunda ola. No sólo se trata del sexo biológico,
sino de la señalización que se deriva de lo observable y de lo que es, como decía
Simone de Beauvior.

El sexo biológico tiene sus claras delimitaciones, pero asumiendo incluso que
podemos reducir al ser humano en función de sus habilidades reproductivas, la visión
sigue siendo científica, ética y filosóficamente problemática, y desarrollaré la razón.
Pensemos en el sexo biológico como una doble “campana de Gauss”. Primero
tenemos un pico muy alto del lado izquierdo, seguido por una pendiente dirigida
hacia el piso y luego de una leve matización vuelve hacia arriba generando otro pico
alto. Muy bien, ahora pensemos que cada tono en el espectro como un aumento de
múltiples puntos, y a cada uno de esos puntos se le asigna un valor.

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Para algunos, el valor puede ser binario (0,1), algunos necesitan otro, tercer valor, a
algunos se les asignan valores graduales entre 0 y 1. Cada tono en el espectro tiene el
mismo número y tipo de esos puntos. Si 0 se lee como “típicamente femenino” y 1
como “típicamente masculino”, esos puntos son características sexuales,
denominadas conjuntamente como “sexo biológico”. Esta es la caracterización mas
aceptada en la biología mas básica. Cualquiera que estudie la Biología sabe que no
siempre hay blancos y negros. Sino es común encontrar tonalidades grisáceas. No hay
estudios publicados en revisión por pares que hayan logrado proporcionar evidencia
sustancial para las afirmaciones de que el género es principalmente una construcción
social o biológica. Sin embargo, dado que las afirmaciones de género de base biológica
a veces se utilizan para respaldar el sexismo o la supremacía de un género sobre el
otro, es importante difuminar algunos puntos específicos, como el binarismo de
género. Podemos decir que el ser humano es, en más o menos medidas, un sistema
multicapa y no está limitado por su orientación sexual, ya que en realidad es una
composición de varios componentes.

Supongamos que eliminaríamos arbitrariamente la categoría de “sexo biológico” de


todas las características que no son estrictamente binarias. ¿Qué nos quedaría? No se
trata del sexo cromosómico, ya que hay personas que tienen una composición
genética quimérica, con algunas de sus células cromosómicamente masculinas y otras
femeninas. Tampoco es la capacidad de producir uno u otro tipo de gametos, ya que
hay personas con disgenesia gonadal que no pueden producir ninguno de los dos (y
posiblemente algunos con mosaicismo con ovotestis capaces de producir ambos,
aunque no de una manera en la que ambos puedan involucrarse naturalmente en la
reproducción). ¿Entonces que? Claramente estamos ante una “excepción” que
invalida la norma binaria de inmutabilidad, por lo que negar que el sexo no sea
binario es equiparable a caer en la negación de la realidad y la Ciencia misma.
Hagamos un ejercicio lógico. No se trata de ocultar el hecho de que en la mayoría de
los casos las características sexuales tienden a caer de un lado en un individuo
determinado, sino de reconocer que no necesariamente tienen que hacerlo en algunos
casos. Doy muchísima evidencia empírica y estudios del cerebro humano en mi
artículo ya mencionado.

Hay que hacer un razonamiento mental… debido a que la mayoría de las personas
son videntes, ¿deberíamos dejar de poner señalización sonora en los pasos de
peatones e inscripciones en braile en los espacios públicos? Existen personas
intersexuales. También existen machos y hembras binarios con algún patrón atípico
de características sexuales. ¿Debería esto influir en la forma en que entendemos el
sexo y categorizamos a las personas en general? No veo porque no, es más considero
que es necesario cambiar los paradigmas de los roles de género categorizados en
función al sexo gonadal. A mi criterio y teniendo en cuenta los dinamismos de los
seres que son sociales, no es prudente intentar imponer un sistema binario absoluto a
todos los seres humanos. Eso es claramente perjudicial para las personas intermedias,

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no-binarias o simplemente descontentas con su sexo biológico, que, como siempre


insisto, deben ser tratadas con respeto, dignidad y tanta acomodación como sea
compatible con el bienestar social.

Ver el espectro completo del sexo cromosómico aquí.

Ver mi artículo ampliado con más de treinta fuentes científicas, culturales y


periodísticas sobre el sexo, género y la educación sexual aquí.

Bibliografía.
Malinowski, B., & Frazer, J. G. (2016). Argonauts of the Western Paci c: An
Account of Native Enterprise and Adventure in the Archipelagoes of Melanesian
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https://doi.org/10.3389/fendo.2014.00060
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Forgotten Books.
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