Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
EQUIPO 1
CATEDRA 2: BOLIVAR
EN PERU
JOSE DE LA RIVA-AGÜERO
Nació en Lima el 26 de febrero de 1885. Hijo de José Carlos de la Riva
Agüero y Riglós y de María de los Dolores de Osma y Sancho Dávila, José de la
Riva-Agüero y Osma fue uno de los pensadores más notables y representativos
del siglo XX.
Luego de culminar sus estudios secundarios en el colegio de La Recoleta
(de padres de los Sagrados Corazones), ingresó en 1902 a la Universidad
Nacional Mayor de San Marcos, en donde sobresalió por su ponderada y brillante
capacidad intelectual.
En esta Casa Superior de Estudios se recibió en 1910 de Doctor en Letras.
Para ello sustentó una tesis titulada La Historia en el Perú. Luego, en 1913, obtuvo
el grado de Doctor en Jurisprudencia con un trabajo de filosofía jurídica Concepto
del Derecho.
Profundo investigador de la historia peruana, don José de la Riva Agüero
fue, además, catedrático en la Facultad de Letras de la decana de América, en
1918. Por aquella época dictó lecciones magistrales sobre la historia incaica. En
1937, desarrolló un curso acerca de la civilización andina prehispánica en la
Universidad Católica, a la que este notable sanmarquino, años después, legaría
casi todos sus bienes materiales.
Pensador fecundo
Don José de la Riva Agüero realizó un largo viaje por los diferentes pueblos
de nuestro país, así como de Bolivia. Esta experiencia fue plasmada en su libro
Paisajes peruanos, un valioso texto que nos permite conocer y, sobre todo, valorar
enormemente el país.
Fundó y dirigió en 1915 el partido Nacional Democrático, conformado
mayormente por jóvenes. Dicha agrupación política apoyó la candidatura de José
Pardo, que ganó en ese año.
Luego, se opuso al régimen de Augusto B. Leguía, y durante el llamado
"oncenio" (1919 - 1930) permaneció exiliado, por propia voluntad, en Europa. El
movimiento por él conducido una década fue conocido en la prensa como
"futurista", a tono con el vanguardismo que esperaba de los jóvenes una
renovación.
De regreso al Perú, en 1931, fue Alcalde de Lima (1931-1932). También fue
Ministro de Justicia, Instrucción, Culto y Beneficencia y Presidente del Consejo de
Ministros (1933-1934). En esta ocasión hizo público testimonio de su convicción
religiosa, al verse obligado a renunciar para no aprobar contra su conciencia, la ley
de divorcio, aún por la causal del mutuo disenso, pues su tradicionalismo así lo
condicionaba. En toda su obra son las consideraciones las más importantes.
Fue, asimismo, decano del Colegio de Abogados de Lima (1935-1936).
Encabezó el movimiento de Acción Patriótica que respaldó la candidatura de
Manuel Vicente Villarán en las elecciones presidenciales de 1936. Dichos comicios
fueron anulados.
Miembro del Instituto Histórico del Perú y de la Sociedad Geográfica de
Lima, dirigió la Acade-mia Peruana de la Lengua, desde 1934 hasta el 15 de
octubre de 1944, fecha en que falleció.
Obras escritas
Para muchos intelectuales, don José de la Riva Agüero fue el peruano que
mejor ha escrito en lengua española. Entre sus obras principales tenemos
Carácter de la literatura del Perú independiente (1915), La historia en el Perú
(1910) y Elogio del Inca Garcilaso (1916).
También figuran Discursos académicos (1935), Civilización peruana época
prehispánica (1937); Por la verdad, la tradición y la patria, colección de opúsculos
(2 volúmenes) (1937-1938) y Paisajes peruanos (1955), entre otros póstumamente
aparecidos.
Ciertamente, don José de la Riva Agüero tuvo una perspectiva peruanista
que lo llevó más allá de la visión indigenista e hispánica. Por ello construyó y
defendió en nuestro país una valiosa propuesta propia.
TORRE TAGLE
(José Bernardo de Tagle y Portocarrero, marqués de Torre Tagle; Lima,
1779 - El Callao, 1825) Militar y político peruano que fue presidente de la
República entre 1823 y 1824. Elegido diputado peruano a las Cortes de Cádiz,
permaneció en España entre 1813 y 1817. De regreso a Perú fue designado en
1819 gobernador de Trujillo, donde proclamó la independencia junto a San Martín
(1820). Sucre lo designó presidente del Perú (1823-1824), cargo que ostentó
hasta que el Congreso nombró dictador a Bolívar. A causa de sus diferencias con
éste, que le trató de traidor, se entregó a los realistas.
El marqués de Torre Tagle
Miembro de una aristocrática familia de la alta nobleza española, de la que recibió
los títulos de conde de Monclova y marqués de Torre Tagle, su carrera en el
ejército lo llevó al rango de coronel. Siendo alcalde de Lima fue elegido diputado
por esta ciudad en las Cortes de Cádiz (1813). Durante su estancia en España
(1813-1817) mostró su talante liberal y su afinidad con las reivindicaciones de
mayor libertad para las colonias.
A su regreso a Perú fue nombrado gobernador de Trujillo, y en 1820 se
adhirió a la causa de José de San Martín, quien le nombró presidente del Consejo
de Estado y delegó en él sus poderes cuando viajó a Guayaquil. Convocó el
primer Congreso Constituyente, ante el cual José de San Martín presentó su
dimisión (1822).
A partir de entonces se alió con Simón Bolívar en contra del presidente
José Mariano de la Riva Agüero, y fue él mismo nombrado presidente, cargo que
ostentó bajo la dirección efectiva de Bolívar. En plena contraofensiva realista
(1824), el Congreso nombró dictador a Bolívar, perdiendo Tagle todo vestigio de
autoridad, al mismo tiempo que, desde distintos sectores, se le acusaba de
traición por lo que se consideraron intentos de desertar hacia el campo realista.
El marqués de Torre Tagle tuvo que esconderse en Lima para evitar ser
detenido y fusilado por orden de Bolívar, y allí fue encontrado por los españoles
cuando ocuparon la capital; se trasladó a El Callao, con la intención de emigrar, y
murió allí durante el asedio patriota a la ciudad, víctima (al igual que su mujer y
sus hijos) del hambre y las epidemias.
DICTADURA DE BOLÍVAR
El inicio de las independencias de los virreinatos españoles en ultramar,
ocasionó una gran distorsión para España, un hecho que tardó mucho tiempo en
asimilarse.
En junio de ese mismo año, le era concedido a Simón Bolívar todos los
poderes, o lo que es lo mismo, poderes dictatoriales. De ese modo, el primer
movimiento del general sería dar amplios poderes a Páez, fiel defensor de General
y del mismo modo se elimina la vicepresidencia de la nación.
Entre los años 1828-1830 discurrió un sistema de gobierno que muchos
historiadores no han dudado en nombrar como un elemento dictatorial pues era el
presidente de la nación, el cual estaría en el poder de forma vitalicia, era el que
además debía de nombrar a su sucesor.
De esta manera se rompían muchos de los elementos democráticos que
se habían defendido durante la Guerra de la Independencia Latinoamericana.
Además, dentro de dicho periodo se realizaron una serie de modificaciones y
cambios que más bien eran tiránicas más que libertadoras:
Realización de decretos para acelerar procesos nacionales, sin la
necesidad de presentarlo en la asamblea para la votación.
Los monasterios que habían sido cerrados durante la guerra, fueron
entregados de nuevo a sus dueños, junto con el resto de sus tierras.
Los aranceles que había antes de la independencia fueron elevados
para las importaciones al país.
El ejército obtuvo privilegios especiales, siendo los miembros de la alta jerarquía,
los personajes más influyentes de la joven nación.
Se restituyó el impuesto de la alcabala, un impuesto español que se había
llevado a América tras la conquista y del cual muchos criollos se habían quejado a
lo largo de los tiempos.
Se mantuvo el tributo indígena, siendo esto uno de los elementos más
chocantes, pues durante la independencia se quiso hacer ver que los españoles
eran unos tiranos que acababan con el fruto del pueblo, y tras dejar esas tierras y
haber prometido acabar con ello lo mantuvieron. Manteniendo así la diferencia
social.
De esa manera, se comenzó a gestar un movimiento conspiratorio
realizado por jóvenes con la intención de acabar con la vida de Bolívar el 25 de
septiembre de 1828, aunque el atentado no consiguió su fin y lo único que
conseguiría fue un recrudecimiento de la dictadura. De este intento, 14 personas
fueron ajusticiadas y el general Santander y otros miembros fueron deportados de
manera preventiva por el Gobierno.
Poco tiempo después, en octubre, encontraremos una revuelta en la zona
de Cauca, la cual fue encabezada por José María Obando y José Hilario López,
que, aunque no conllevo a luchas directas con el Gobierno, pudo mantener la
región de Otrora, una antigua región realista. De igual modo, en septiembre de
1829, se dio otro levantamiento en la zona de Antioquía, el cual fue rápidamente
acallado por la fuerza. Pero las sublevaciones ante el Gobierno prosiguieron y a
finales de año, el mismo Páez, se encontraba encabezando el movimiento.
BATALLA DE AYACUCHO
Acción militar final de la Campaña Libertadora del Perú, en la que el general
Antonio José de Sucre liberó de manera definitiva a dicha nación. Los preparativos
para la batalla decisiva contra las autoridades españolas, comenzaron el 6 de
diciembre de 1824 cuando el Ejército Unido llegó a la pampa de Ayacucho, en las
cercanías del pueblo de Quinua (Perú), donde el general Antonio José de Sucre lo
distribuyó de la siguiente manera: la división Córdoba (4 batallones) en el ala
derecha; la división La Mar (4 batallones) en la izquierda; la división Miller (2
regimientos de caballería) en el centro; como reserva, la división Lara (3
batallones), detrás del centro. Por su parte, el ejército realista llegó al campo de
batalla el 8 de diciembre, comandado por el general José de La Serna y se
estableció en las faldas del cerro Condorcunca, frente la línea formada por Sucre.
En cuanto las fuerzas comandadas por La Serna, la mismas se apostaron de la
siguiente forma: la división Valdés (4 batallones) en la derecha; la división Monet
(5 batallones) en el centro; la división Villalobos (5 batallones) en el ala izquierda;
la división Feraz (caballería) entre las divisiones Monet y Villalobos; 14 piezas de
artillería, unas con las divisiones y otras emplazadas delante de la línea.
Finalmente, en la mañana del 9 de diciembre, los realistas al mando de La
Serna iniciaron el ataque, cuando la división del general Jerónimo Valdés avanzó
con la finalidad de desbordar el ala izquierda republicana, al tiempo que las
divisiones de los generales Antonio Monet y Alejandro González Villalobos se
adelantaban para lanzar su ataque contra el centro y derecha de Sucre, tan pronto
como Valdés cumpliese su cometido. Sin embargo, esta maniobra fracasó gracias
al contraataque de la reserva republicana en la izquierda. Luego de esto, la acción
siguiente de Sucre fue ordenar a Córdoba que atacara a los cuerpos de Monet y
Villalobos, los cuales aún no habían entrado en combate. La división del general
José María Córdoba cargó contra las unidades realistas, en proceso de despliegue
en batalla, produciéndose una gran desorganización en estas unidades, seguida
de la persecución que realizaron los batallones de Córdoba. Algo similar ocurrió
con la caballería de La Serna cuando fue embestida por la caballería republicana.
La reserva de Sucre intervino nuevamente, esta vez para auxiliar a las unidades
de Córdoba, hasta que los realistas, imposibilitados para sostener el combate por
más tiempo, pidieron una capitulación que abrió el camino para la liberación del
Perú.
Ayacucho (fundada como San Juan de la Frontera de Huamanga y
conocida también como Huamanga) es una ciudad de Perú, capital de la provincia
de Huamanga y del departamento de Ayacucho. Se encuentra situada en la
vertiente oriental de la cordillera de los Andes a una altitud de 2761 msnmnota 1 y
se caracteriza por un clima templado y seco, con brillo solar todo el año.
Es uno de los conjuntos arquitectónicos y artísticos más notables del Perú.
Se le conoce como la «Ciudad de las Iglesias», por sus numerosos templos
coloniales, y como «Ciudad Señorial» por su arquitectura, tradición y arte.
La ciudad tiene fama tanto nacional como internacional gracias a sus piezas
de artesanía, motivo por el cual fue declarada como «Capital del Arte Popular y de
la Artesanía del Perú». Destacan los tallados en alabastro (material conocido en la
zona como piedra de Huamanga), la alfarería -en especial los toros e iglesias de
Quinua-, la filigrana del barrio de Santa Ana y principalmente los cotizados
retablos ayacuchanos. En honor a esta ciudad peruana y a la batalla de
independencia ocurrida en su suelo, los países andinos de Argentina, Bolivia,
Ecuador y Venezuela, refundaron cada uno, una ciudad y la rebautizaron
'Ayacucho'.
Es una ciudad de muy alto fervor católico. Posee más de treinta templos
virreinales de estilo renacentista, barroco y mestizo, que guardan en su interior
verdaderas obras de arte como pinturas, imágenes y retablos tallados en madera y
bañados en pan de oro. Además, se puede apreciar casonas coloniales, restos
arqueológicos y manifestaciones artísticas que revelan un pasado histórico y una
tradición aún vigente y atractiva.
Igualmente destaca por sus música y sus festividades, como los carnavales
y sobre todo la Semana Santa, ambas declaradas Patrimonio Cultural de la
Nación. Esta última es considerada como la segunda más importante del mundo,
en lo que a celebración de la Semana Santa se refiere.