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Acta del cabildo abierto convocado por el gobernador de Popayán y Proclama de

la Junta Provisional de Salud y Seguridad Pública, 11 y 14 de agosto de 1810.

Publicadas originalmente en El Argos Americano. Cartagena, No. 2 (24 septiembre de 1810).

Popayán Agosto 11.


Nunca podremos admirar bastante el espíritu de uniformidad con que se han conducido
las provincias del Reino en la peligrosa crisis en que nos hallamos. Todas conocen la
necesidad que tienen de reasumir su administración interior, y todas se han decidido
por el sistema federativo que sin duda es el más acomodado a nuestras circunstancias y
el único que puede salvarnos reconcentrando la representación del Reino en el punto
que se juzgue más propio por su temperamento y situación geográfica. En el momento
que recibió el Comisario Regio Don Carlos Montufar los documentos relativos a la
celebre revolución ocurrida en Santafé el 20 de julio, los comunicó al gobernador de
Popayán Don Miguel Tacón, el que enterado de su contenido convocó al vecindario a
un Cabildo abierto, en que expresasen 1 libre y francamente su opinión acerca de las
medidas que debían adoptarse mientras se recibían avisos oficiales de todo lo ocurrido
en la Capital, y de los proyectos que aquel nuevo Gobierno pueda formar con respecto a
las provincias, considerando que no debía adoptarse ciegamente ni depender ya esta
Provincia de aquella Junta, mientras no la reconozca libremente, por hallarse con
iguales derechos que Santafé para hacer las alteraciones y restricciones que le
convengan.
En vista de todo, después de las más detenidas discusiones, se deliberó que en
atención a que ya ha variado el antiguo sistema de gobierno por lo respectivo a la
Capitanía General y demás facultades que residían en el virrey de Santafé, era
indispensable examinar el arbitrio más adaptable a las circunstancias y la forma de
gobierno que debería substituirse en esta Provincia para consultar a su unión e intereses
comunes; y propuesta por algunos de los señores como conveniente una Junta
Provisional de Salud y Seguridad Pública, que acordase todo lo relativo a este objeto
con sus incidencias y dirigiese sus oficios a los Ayuntamientos de la Provincia y a otros
del Reino que estimase necesario, para tratar con los primeros acerca de los medios y
forma con que a su tiempo debía establecerse una Junta Central de la Provincia; y con
los segundos sobre la confederación general e íntima unión del Reino en obsequio de los
imprescriptibles derechos del Señor Don Fernando VII; y habiendo precedido una libre
y rigorosa votación sobre este asunto, se resolvió por la pluralidad que inmediatamente
se formase dicha Junta Provisional compuesta del Sr. Gobernador como su Presidente, y
en su defecto, conforme a las leyes, del Señor teniente asesor y de cinco representantes,
a saber: por el Ayuntamiento, por el Clero, por la Nobleza, y dos por el Pueblo; en la
inteligencia de que este Cuerpo cesaría al punto que recibidas las noticias oficiales de
Santafé se verificase de acuerdo común con los Ayuntamientos del distrito una Junta
Provincial legalmente constituida con el mismo decoro, paz e íntima unión con que se
ha procedido en este día; sin asomo siquiera de la más pequeña convulsión popular.
En vista de esta resolución se trató de elegir los vocales interinos, y hecho el
escrutinio de todos los votos, prevaleció la pluralidad a favor de los Señores Dr. D.
Antonio de Arboleda, como representante del Ayuntamiento; Maestre Escuela Dr. D.
Andrés Marcelino Pérez de Valencia, por el Clero; Sargento mayor Dr. D. José María
Mosquera por la Nobleza; y D. Manuel Dueñas y D. Mariano Lemos por el Pueblo.

1
De aquí en adelante son las mismas palabras del Acta de instalación comunicado a este Gobierno [de
Cartagena]
Se les tuvo y reputó como a tales representantes y vocales de la Junta de
Seguridad Provisional, que en acto continuo se instaló, prestando dichos señores el
juramento de cumplir fielmente las obligaciones de su cargo.

Fragmento de la Proclama de Popayán

Nada habrías hecho, generosos popayaneses, si creyéndoos solos en el vasto distrito del
Reino y de toda esta Provincia, olvidaseis que sin la unión no hay fuerza, ni
representación política, ni prosperidad común e individual. Los Pueblos que nos
rodean, esos Pueblos amigos que tienen tan íntimamente ligados sus intereses con los
nuestros, tienen también los mismos derechos que nosotros para mirar por su
conservación y su seguridad; desaparezcan para siempre cualesquiera ideas de
preferencia y los celos peligrosos, que más de una vez han precipitado la ruina de
muchas naciones colosales. Si el imperio de las circunstancias nos ha obligado a formar
provisionalmente una Junta de Salud y Seguridad Pública, no ha sido para extender
miras inútiles y de supremacía sobre los Pueblos del distrito, tan libres como nosotros
para constituir, unidos, la forma de gobierno que pueda convenirnos. Ha sido, si, para
impedir las agitaciones públicas, y para que una voz amiga y de la confianza general
pueda hablarles en el lenguaje de la amistad y de la confraternidad, para que como unos
hermanos, y que disfrutamos de unos mismos derechos, nos demos las manos de un
punto a otro de la Provincia, nos enlacemos más con el sagrado vínculo de la unión, y
conspiremos juntos a formar un solo cuerpo y una sola familia, luego que de Santafé se
nos instruya oficialmente de las miras políticas y sistema que se haya adoptado allí con
respecto a todas las Provincias del Reino.
Confiad desde ahora sobre la sinceridad de las intenciones del gobierno que vela en
la conservación de vuestros derechos. Confiad en que los demás Pueblos amigos de la
Provincia harán una causa común con nosotros; y que unidos todos trazaremos el plan
de organización política. La discordia no ha aplicado todavía sus teas a esta comarca; ni
quiera el Cielo que nuestra regeneración sea obra del tumulto, del delirio, ni de la
degradación humana. Marchemos con la antorcha de la razón en la mano; que el fuego
de la amistad y de la unión general con todos los individuos de la Provincia anime
nuestras acciones, nos purifique y nos prepare a formar una reunión de hombres libres,
pero Cristianos y amigos de la Paz. De este modo veréis florecer el territorio que pisáis;
y unos Pueblos de hombres filósofos por sus costumbres, y por sus deliberaciones,
formarán una sociedad envidiable y capaz de acreditar con su conducta, que sabe unir el
vigor a la resolución, y la hermanabilidad a las alteraciones que nos obliga ya a formar
el torrente imperioso de los sucesos políticos.
Sala Consistorial de la Junta Provisional de Salud y Seguridad Pública.
Popayán y Agosto 14 de 1810.
De orden de la Junta de Salud y Seguridad Pública. Francisco Antonio de Ulloa,
Secretario.

Memoria del día 11 de agosto de 1810 en Popayán

Santiago Arroyo Valencia (1773-1845). Memoria para la historia de la revolución de Popayán (1808-1824). En:
Colección de grandes escritores nacionales y extranjeros. Bogotá: Librería Nueva, 1896 (Biblioteca Popular, XII), p.
266-267. Biblioteca Nacional de Colombia, Miscelánea, José A. Silva, 1252, no. 6.
Agosto 11. En estas circunstancias se recibió, el 5 de agosto, por el Correo de Santafé,
noticia de la conmoción popular que había sucedido allí el 20 de julio, y cuyas
consecuencias fueron la deposición del virrey y de todas las autoridades españolas,
estableciéndose una Junta Suprema. El día 11 se recibió la invitación que hacía la
misma Junta para que, reconocida su autoridad, se enviasen diputados que formasen la
Junta General. El gobernador Tacón citó a un Cabildo o Consejo abierto, y en él se
acordó que se contestase a la Junta Suprema que la ciudad por sí sola no podía deliberar
sin los diputados de la Provincia; que se convocase a éstos para que, de común acuerdo,
se resolviese lo más conveniente sobre los términos en que debía hacerse la remisión a
Santafé.
En el mismo día, con asistencia del comisionado Carlos Montúfar, se formó una
Junta provisional de Seguridad, compuesta de cinco individuos que allí se eligieron, a
saber: don José María Mosquera; el maestrescuela, doctor don Andrés Marcelino Pérez
Valencia y Arroyo; don Antonio Arboleda, don Mariano Lemus y don Manuel Dueñas.
El gobernador debía presidir la Junta, limitando sus facultades a convocar a los
diputados de las ciudades de la Provincia; y entre tanto, a promover el buen orden y
tranquilidad pública, cuyas funciones cesarían en el acto que se formase la Junta
Provincial, que era la que debía hacer los arreglos definitivos. La Junta eligió de
secretario a don Francisco Antonio Ulloa, quien desplegó ideas muy liberales en las
proclamas y en la invitación del Cuerpo a las ciudades y pueblos de la Provincia.
El gobernador se sometió a todo, porque estaba lleno de recelos por los malos
sucesos de España, pero después que ésta comenzó a tener algunas ventajas, y luego que
aquel jefe recibió el grado de coronel y el Ayuntamiento el nombramiento de
Excelencia, por su manejo contra Quito, fue diferente su conducta, protestando que con
la sangre de sus venas borraría esos documentos de defección contra el Gobierno
peninsular.
Sea como fuere, jamás se vio una uniformidad mayor de sentimientos que la que
manifestó el pueblo de Popayán con el establecimiento de la Junta: músicas, víctores
por la noche a los miembros que la componían, era la manifestación del contento
común. El mismo Tacón fue obsequiado ostentosamente, porque su deferencia simulada
hacía creerlo adicto al nuevo sistema: así es que se quitó inmediatamente el estanco de
aguardientes.

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