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Hay una creencia en el cristianismo que me gustaría tratar en este blog. Es una
creencia muy arraigada que ha sido transmitida de generación en generación de manera
tradicional: la teología de la sustitución. No he encontrado muchos libros sobre este
tema; tampoco he sabido de un sólo taller que se haya impartido en escuelas bíblicas o
dominicales, ni en campamentos ni retiros. Sin embargo, todo cristiano, de forma
tradicional cree que ha sido adoptado junto con los demás cristianos como pueblo de
Yaohuh (YHWH) ocupando el lugar de Su pueblo, Israel, el cual ha sido desechado (según
esta teología). No es mi intención defender mi postura como absoluta. No pretendo
afirmar conocer TODO sobre este y otros temas, es más, sobre ninguno. Lo único que
intento es alentar el estudio de las escrituras y un debate sobre este y otros temas. Lo que
estoy haciendo es “simplemente” tomar una creencia tradicional (de esas que luego
tenemos sin saber porqué, pero que defendemos a capa y espada porque es parte de
“nuestra” doctrina) y atreverme a cuestionarla a la luz de la palabra de Yaohuh (YHWH),
pidiendo su bendición y guía para discernir lo que Él quiera enseñarme. ¿Quién se atreve
conmigo? Esto no es un desafío a ninguna denominación, más bien es el legítimo deseo de
agradar cada día a nuestro Creador Eterno acercándonos más a Él y desechando doctrinas,
costumbres y hasta ritos que no están manifestados en las escrituras. En todo caso el
desafío es para nosotros mismos, al retarnos a estudiar algo que quizá cambie lo que
hemos creído siempre, un cambio a la luz de las escrituras y bajo el amparo del
Omnipotente. He aclarado pues, el propósito por el cual toco este tema y está demás
decirlo, pero también estoy dispuesto a estudiar más y a hacerlo en conjunto, si es posible
de forma presencial y si no mediante esta tecnología.
Esta carta la escribió el apóstol por el año 58 de nuestra era, después del Concilio
de Jerusalén donde se trató el papel que ocuparían los creyentes en Yaohushúa que no
eran de origen judío, suceso que ocurrió entre los años 50 al 55 del primer siglo. Y este
asunto de los gentiles dentro de la congregación establecida por Yaohushúa lo trata en
esta carta no por razón de la casualidad sino porque entre los años 49 al 52 el emperador
Tiberio Claudio decreta la expulsión de todos los judíos de Roma. Así, la congregación de
esta ciudad se quedó sin el liderazgo natural que ocupaban los judíos creyentes en el
Mesías. Entonces, los creyentes gentiles tuvieron que ocupar los lugares de liderazgo
vacíos. De hecho, prácticamente dejaron de existir los judíos redimidos dentro de la
congregación. El apóstol Pablo lo que quiso hacer fue precisamente aclararles que Israel
no había sido desechado como pueblo (“Digo, pues: ¿Ha desechado Yaohuh (YHWH) a su
pueblo? En ninguna manera. Porque también yo soy yaoshorulita (israelita), de la
descendencia de Abrújam (Abraham), de la tribu de Benyamín (Benjamín).”, Romanos
11:1). Esta aclaración del apóstol nos hace reflexionar sobre la supuesta sustitución. Si no
ha sido desechado no puede ser reemplazado. Una cosa es que los líderes espirituales del
pueblo (sacerdotes, escribas, intérpretes, levitas) no hayan recibido al Mesías como tal y
otra muy diferente es que todo Israel le haya rechazado. La evidencia histórica de que
Israel completo no rechazó al Mesías es que precisamente Pablo es israelita, y cómo él
todos los demás apóstoles. Por eso, el apóstol aclara que Israel fue endurecido en parte. Y
si fue endurecido en parte fue para que los gentiles tuviéramos acceso a la redención por
medio del Mesías (“Digo, pues: ¿Han tropezado los de Yaoshorul (Israel) para que
cayesen? En ninguna manera; pero por su transgresión vino la salvación a los gentiles,
para provocarles a celos. Y si su transgresión es la riqueza del mundo, y su defección la
riqueza de los gentiles, ¿cuánto más su plena restauración?”, Romanos 11:11 y 12). Lo
que enseña el “apóstol de los gentiles” a los creyentes de Roma es que Israel es un
misterio en el plan de redención de Yaohuh (YHWH) para el mundo e ignorar esta
enseñanza provocará que los gentiles caigan en el pecado de la arrogancia, entre otros. El
apóstol Pablo no enseña que la iglesia es otro pueblo, ni mucho menos que la iglesia
sustituye al pueblo de Israel. Es así como veo que en ningún momento fue enseñado u
ordenado la creación de una “nueva religión”. En la carta a los romanos se habla de un
olivo natural, este es Israel, no es ni cristianismo ni protestantismo ni sus derivaciones. Se
habla de un olivo natural y de un olivo silvestre, pero juntos, el segundo injertado en el
primero formamos el Israel de Yaohuh o la familia de Yaohuh (“Y a todos los que anden
conforme a esta regla, paz y misericordia sea a ellos, y al Yaoshorul (Israel) de Yaohuh.”,
Gálatas 6:16; “Así que ya no sois extranjeros ni advenedizos, sino conciudadanos de los
santos, y miembros de la familia de Yaohuh, edificados sobre el fundamento de los
apóstoles y profetas, siendo la principal piedra del ángulo Yaohushúa mismo,…”, Efesios
2:19 y 20) Lo que veo es cómo se nos enseña que tanto judíos como gentiles encontremos
cada quien el lugar que nos corresponde dentro del pueblo de YHWH (“Pues si algunas de
las ramas fueron desgajadas, y tú, siendo olivo silvestre, has sido injertado en lugar de
ellas, y has sido hecho participante de la raíz y de la rica savia del olivo, no te jactes
contra las ramas; y si te jactas, sabe que no sustentas tú a la raíz, sino la raíz a ti. Pues
las ramas, dirás, fueron desgajadas para que yo fuese injertado. Bien; por su
incredulidad fueron desgajadas, pero tú por la fe estás en pie. No te ensoberbezcas, sino
teme. Porque si Yaohuh no perdonó a las ramas naturales, a ti tampoco te perdonará.
Mira, pues, la bondad y la severidad de Yaohuh; la severidad ciertamente para con los
que cayeron, pero la bondad para contigo, si permaneces en esa bondad; pues de otra
manera tú también serás cortado. Y aun ellos, si no permanecieren en incredulidad,
serán injertados, pues poderoso es Yaohuh para volverlos a injertar. Porque si tú fuiste
cortado del que por naturaleza es olivo silvestre, y contra naturaleza fuiste injertado en
el buen olivo, ¿cuánto más éstos, que son las ramas naturales, serán injertados en su
propio olivo?”, Romanos 11:17 al 24).