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El Mesías y la Ley

Estudio sobre la observancia de la ley en los tiempos de la gracia

Este estudio lo impartí en la clase de adultos de la escuela bíblica dominical el domingo 18


de enero de 2009. Lo presento de nuevo, para consideración de todos, con correcciones y
aumentos.

Cuando en el nuevo testamento leemos la palabra “ley”, ¿a qué la asociamos? Casi


siempre vemos esta palabra como algo impuesto, negativo y caduco. Hay quienes acuden a la
carta de Pablo a los Gálatas para enseñar que la ley ya no está vigente, pero basta leer de corrido
hasta el capítulo 5 de esta epístola para entender que la pretensión de los gálatas es la
circuncisión, señal de un pacto exclusivo con Abraham y su descendencia para ser contados en la
promesa hecha a Abraham y que nada tiene que ver con la salvación.

Si estudiamos el profundo significado de la palabra Torah, podremos entender que al


considerarla en nuestras vidas lejos de hacernos ritualistas o legalistas nos introduce en un espacio
lleno de enseñanza interminable y nos lleva día con día a un descubrimiento de las cosas del
Eterno Padre Yaohuh.

Este estudio tiene el propósito de ver la Torah como algo vigente (ya que nuestro Padre no
es cambiante) así como de fomentar su significado no solamente como algo cuadrado o ritualista
sino como algo permanente que nuestro Padre nos ha dado por puro amor.

Torah es una palabra hebrea que significa enseñanza, instrucción o ley. Considerando la
tradición hebrea, Torah se emplea en dos vertientes: en primer lugar y en un sentido más
restringido, Torah se emplea para referirse a los primeros cinco libros de la Biblia. En segundo
lugar y en pleno conocimiento del otorgamiento del Don Inefable, Torah es mucho más que “ley”:
representa la totalidad de la revelación del Creador a Su pueblo.

Propósito de la Torah
Es un error creer y aún más enseñar que la Torah tuvo vencimiento. Esta postura nos hace
aventurarnos en terrenos que se alejan por completo de lo manifestado en las Escrituras en
cuanto a nuestro Creador y su obra redentora. Asumir que la totalidad de la Toráh expiró es
asumir que el autor de la Toráh es cambiante. El Eterno no se arrepiente, no es como hijo de
hombre que cambie de opinión (Números 19:23). Por esta razón considero buscar el propósito de
la Torah en función a los significados que hemos mencionado previamente y considerándola como
un todo que nos muestra al Creador:

 Si se traduce Torah como “ley”, se entiende como la parte ejecutora de los mandamientos
dados por el Creador a Moisés y a su vez al pueblo de Israel. Así, la ley tenía como
propósito disminuir judicialmente la tendencia pecaminosa del ser humano (Romanos
3:20).

 Si la traducción empleada es “instrucción” o “enseñanza”, se entiende que como


creyentes en el Mesías de Israel, y portadores de su gracia, la Torah es permanente. Es
decir, mientras no alcancemos Su estatura, la instrucción o enseñanza continuará
viniendo. Por más años que tengamos conociendo Su Palabra, no podemos pretender
tener el conocimiento pleno. De aquí obtenemos que el propósito de la Torah es recibir
instrucción y enseñanza permanentes.

 Si se considera la revelación completa del Creador a su pueblo, la Torah tiene como


propósito precisamente la revelación del Mesías a la humanidad. La Torah, la Palabra del
Creador, las Escrituras, dan testimonio del Mesías (Romanos 10:4; Juan 1:45; Juan 5:45-47;
Lucas 4:16-30)

El Mesías como maestro de la Torah


En los evangelios podemos leer cómo la gente reconoce al Mesías como Maestro. En Juan
13:13, el Mesías hace referencia a la manera en la que la gente se dirige a Él y lo confirma para sí
mismo. Él es Maestro. Como judío, la referencia directa es que es Maestro de la Torah en todos
sus sentidos: la revelación completa del Creador para Su pueblo santo. Si se emplea “ley” para
referirse a la Torah, Él en sí mismo cumplió con la totalidad de la ley (Mateo 5:17). Si es
“instrucción” o “enseñanza” Él, al ser uno con el Padre la posee por completo y la hace nacer
como semilla que cae en tierra fértil. En Su obra redentora, el Mesías hace constantes
amonestaciones a los líderes espirituales de Su tiempo (sacerdotes, fariseos, escribas, intérpretes
de la ley, levitas) por una mala interpretación de la ley de Moisés, los profetas y los Salmos. Con
ejemplo muestra una manera de vivir la Torah más allá que una “simple” y “rutinaria” obediencia
a la parte judicial de la Torah, rompiendo con el legalismo ceremonial de la ley ejecutora. Es muy
importante recordar que en los tiempos en los que Yaohushúa enseñó todas estas cosas, los
líderes espirituales del pueblo de Israel se basaban en interpretaciones de la Toráh, que no
precisamente estaban de acuerdo a lo que el Padre realmente reveló. Así, Yaohushúa se mostró a
sí mismo como superior a cualquier interpretación de la Torah, con toda autoridad y los acusa de
cerrar el reino de los cielos delante de los hombres, no dejando pasar a nadie ni entrando ellos; los
acusa de ser guías ciegos interpretando incorrectamente las instrucciones del Eterno y haciendo
prevalecer las cosas intrascendentes sobre lo trascendente; los acusa de hipócritas al cumplir los
mandamientos de forma infalible pero dejando a un lado lo más importante de la ley: la justicia, la
misericordia y la fe; los compara con sepulcros blanqueados, bellos por fuera y por dentro llenos
de hipocresía e iniquidad (Mateo 23:1-36). Una parábola enseñada por el Mesías explica
claramente que los líderes espirituales de Su época interpretaban mal la Torah: “El buen
samaritano”.

El buen samaritano, Lucas 10:25-37


Versión Reina-Valera 1960

25 Y he aquí un intérprete de la ley se levantó y dijo, para probarle: Maestro, ¿haciendo qué
cosa heredaré la vida eterna?
26 Él le dijo: ¿Qué está escrito en la ley? ¿Cómo lees?
27 Aquél, respondiendo, dijo: Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, y con toda tu
alma, y con todas tus fuerzas, y con toda tu mente; y a tu prójimo como a ti mismo.
28 Y le dijo: Bien has respondido; haz esto, y vivirás.
29 Pero él, queriendo justificarse a sí mismo, dijo a Jesús: ¿Y quién es mi prójimo?
30 Respondiendo Jesús, dijo: Un hombre descendía de Jerusalén a Jericó, y cayó en manos de
ladrones, los cuales le despojaron; e hiriéndole, se fueron, dejándole medio muerto.
31 Aconteció que descendió un sacerdote por aquel camino, y viéndole, pasó de largo.
32 Asimismo un levita, llegando cerca de aquel lugar, y viéndole, pasó de largo.
33 Pero un samaritano, que iba de camino, vino cerca de él, y viéndole, fue movido a
misericordia;
34 y acercándose, vendó sus heridas, echándoles aceite y vino; y poniéndole en su
cabalgadura, lo llevó al mesón, y cuidó de él.
35 Otro día al partir, sacó dos denarios, y los dio al mesonero, y le dijo: Cuídamele; y todo lo
que gastes de más, yo te lo pagaré cuando regrese.
36 ¿Quién, pues, de estos tres te parece que fue el prójimo del que cayó en manos de los
ladrones?
37 Él dijo: El que usó de misericordia con él. Entonces Jesús le dijo: Ve, y haz tú lo mismo.

La enseñanza vertida en estas líneas se deriva precisamente de cierto intérprete de la ley que
intentó poner a prueba al Mesías. La pregunta fue directa: “¿Qué debo hacer para heredar la vida
eterna?” La respuesta resulta inquietante; cualquiera de nosotros podríamos esperar una
revelación del Mesías como tal. Sin embargo por tratarse de un intérprete de la ley lo remite
precisamente a la ley.

Como que este es uno de esos pasajes de la Escritura en el que podríamos tener un “se
hubiera leído mejor esto, o lo otro”. Quizá podríamos pensar que el Mesías debió contestar “sólo a
través de mi se es salvo”. No se trata aquí de que el Mesías negara sus atribuciones redentoras.
Para aquellos que pretenden judaizar a los creyentes de origen no judío debo decirles que esto NO
es una cuestión de justificación por obras de la ley (judicial). El Mesías no está remitiendo al
intérprete a las leyes de sacrificios; lo está llevando exactamente a donde cualquier judío iba a
remitirse: al gran mandamiento.

Esto nos muestra que además de todas las bendiciones que el Eterno derrama sobre su
pueblo debemos agregar esta otra: el mensaje que recibimos es personalizado. A lo largo de las
Escrituras vemos cómo el Hijo del Hombre lleva mensajes personalizados: en su momento, a la
mujer samaritana nuestro Maestro le enseña que la salvación viene de los judíos; en otro
momento, a Pedro le enseña que la salvación es para todos; a este intérprete en especial, la
enseñanza está centrada en la condena por parte del Maestro de una sistemática mala
interpretación de la Torah que han hecho este hombre y los demás líderes religiosos de su época.
Para nosotros ahora, la enseñanza tiene qué ver con una clara continuidad en el plan perfecto de
redención del Eterno.

El diálogo muestra que el intérprete de la ley no se siente satisfecho. No tanto por la


respuesta que él mismo dio, sino porque el intento de probar al Mesías fracasó. Es evidente que la
respuesta es demasiado alta para él, por eso intenta justificarse y pregunta como si no supiera:
“¿quién es el prójimo?” ¡Irónicamente, el intérprete de la ley sabía el gran mandamiento pero no
sabía quién era su prójimo! Y nuestro Mesías utiliza esta hermosa parábola llena de símbolos que
su interlocutor difícilmente pasaría por alto:

 Un hombre que desciende de Jerusalén: pareciera que este hombre vive en Jericó y si
desciende de Jerusalén presuntamente lo hace por causa de una festividad judía. Este
hombre era cuidadoso de guardar su religión. Cayó en manos de ladrones que le
despojaron de todo hiriéndole de muerte.

 Un sacerdote que también descendía: Se entiende que también venía de Jerusalén. Éste
sacerdote tenía la función santa de ser intermediario entre el pueblo y el Creador. ¿Qué
clase de sacerdote con estas atribuciones santas puede ser ajeno a la necesidad de uno de
los integrantes del mismo pueblo del Eterno? Éste pasó de largo.

 Un levita que llegó a ese lugar: Los levitas tenían la función santa de servir en el templo
del Altísimo. Conocían los servicios y atendían en cada una de las funciones de adoración
en el templo. Su función santa iba desde la música, pasando el cuidado del templo, hasta
el cuidado de sus utensilios. Este servidor del Eterno, adorador de nacimiento, cuya
heredad era el mismísimo Creador y que vivía cerca del templo y vivía de los diezmos y de
las ofrendas entregadas por todo el pueblo, vio al hombre herido y pasó de largo.

 Un samaritano: iba por el mismo camino, se acercó y fue movido a misericordia. Samaria
representaba todo lo antijudío. Samaria era la capital del reino norteño de Israel, la parte
del pueblo del Eterno que se perdió por idolatría cuando el reino se dividió después del
reinado de Salomón. De los tres hombres que vieron al herido, de este en particular se
esperaba lo menos. No se trataba de un gentil cualquiera, sino que se trataba de una
persona que representaba al pueblo que mezcló la religión del Creador con creencias
paganas e idolátricas. Sin embargo fue el único que fue movido a misericordia. No
solamente lo curó, sino que invirtió de su dinero en él. No solamente se preocupó de este
hombre herido, se ocupó de él y se aseguró de que su condición mejorara.

 Una pregunta retórica que sirve de énfasis: el Maestro cierra su enseñanza preguntando
al intérprete de la ley cuál de estos hombres le parecía que fuera el prójimo. De la mejor
manera didáctica el Maestro enfrenta a su interlocutor. ¿Qué podía contestarle éste al
Maestro que no fuera “el samaritano”? El mismo relato contiene la respuesta. No es
necesario remitirse a ninguna parte. Se esperaba que tanto el sacerdote y el levita
actuaran como lo hizo el samaritano, pero no lo hicieron. Dos hombres en constante uso
de la ley fracasaron en un relato que ciertamente es ficticio pero que se desborda de
enseñanza práctica. Estos hombres aplicaban mal la Torah, su interpretación era pobre e
insuficiente y “solamente” les hizo falta lo que abundó en el samaritano: misericordia.

 Una enseñanza que se relaciona con las escrituras: el Mesías, al narrar su parábola está
remitiéndose a los profetas, una parte de las escrituras que seguramente el intérprete
conocía: “Porque misericordia quiero, y no sacrificio, y conocimiento del Eterno más que
holocausto”, Oseas 6:6.

El creyente y la Torah
Después de todo lo estudiado podemos llegar a esta pregunta: ¿Qué de nosotros como
creyentes en el Mesías Salvador en cuanto a la aplicación de la Torah? En primer lugar debo decir
que es imprescindible contextualizar la palabra “ley” cuando la encontremos en el nuevo
testamento. Es un error querer entenderla como la misma “ley” en todas las referencias que
tenemos de ella. En las escrituras podemos ver varios tipos de leyes (La ley de la fe, Romanos 3:27;
La ley de la mente, Romanos 7:23; La ley del pecado, Romanos 7:23; La ley de la libertad, Santiago
1:25 y 2:12; etc.) También debo decir que aunque es una manera de expresarlo, la ley en nuestra
condición de redimidos por el Mesías Salvador no se limita al antiguo testamento y por ello,
debemos considerar como “enseñanza” del Eterno, todas las cosas vertidas en los libros que
consideramos santos, es decir: los libros del antiguo y del nuevo testamento. Explicado lo anterior
es necesario decir también que no veo nunca un rompimiento. No veo dos enseñanzas y veo
erróneo considerándonos a nosotros mismos como miembros de congregaciones neo-
testamentarias como si solamente basáramos nuestra “enseñanza” en el nuevo testamento, y
como que dejando a un lado (y a la vez no) todo lo que sirvió de base para que lo escrito en el
nuevo fuera escrito. No es mi intención darle menos importancia al nuevo testamento, mi
intención es que veamos el antiguo y el nuevo testamentos como un todo, como una sola
revelación, y al nuevo testamento como una continuación. Recordemos que todas las referencias
de la palabra “Escrituras” que se encuentran en el nuevo testamento nos remiten directamente al
antiguo testamento porque en el momento en el que se habla de las escrituras las únicas que
habían eran precisamente las del antiguo testamento(Juan 5:39; Hechos 17:11; 18:28; Romanos
15:4; 1 Corintios 15:3; 2 Timoteo 3:15,16). También es importante mencionar que no hablo de
rompimientos entre el antiguo y el nuevo testamentos, pero acepto que sí hubo cambios. Creo
que la Torah no ha pasado, ni pasará (Mateo 5:18), pero también creo que algunas leyes fueron ya
cumplidas en el Mesías. ¿Cuáles? Aquellas que en su momento representaban a la “ley de justicia”
y que encaminaban al ser humano al conocimiento del Mesías, quien nos hizo libres de la ley
judicial que debía aplicarse al ser infringido algún mandamiento.

No estamos pues bajo la “ley judicial” de la Torah sino que vivimos bajo la ley de la fe. Las
obras legalistas (a la fuerza) de la ley no justifican a nadie sino que somos justificados los que por
gracia de lo alto hemos recibido la obra redentora hecha por el Mesías y en función a esa acción
salvadora, reaccionamos cumpliendo Su ley de forma voluntaria y por fe. No es posible aceptar la
gracia salvadora por parte del Mesías y pretender estar exentos de la observancia de los
mandamientos del Eterno. Como ya dijimos, hay partes de la ley que fueron abolidas por el
sacrificio del Mesías, pero es un error asegurar que todos los mandamientos contenidos en el
antiguo testamento lo fueron. Para nosotros, el cumplimiento de lo que nos corresponde de la ley
es voluntario, es un acto de decisión, como lo hiciera Abraham en su tiempo, que recibió
mandamientos del Eterno sin contar con una ley ejecutora que asegurara el cumplimiento de
dichos mandamientos. Abraham decidió obedecer (Génesis 24:6). 1 Juan 2:7; 2 Juan 6
Debemos llegar al cumplimiento de la profecía hecha en Jeremías 31 donde leemos que la
Torah sería puesta en nuestros corazones y la asimilaríamos para seguirla voluntariamente.

El Nuevo Pacto, Jeremías (YarmiYAOHUH) 31:27-40


Versión Yaohushúa

27 He aquí vienen días, dice YAOHUH ULHIM, en que sembraré la casa de Yaoshorúl y la casa de
YAOHUHdah de simiente de hombre y de simiente de animal.
28 Y así como tuve cuidado de ellos para arrancar y derribar, y trastornar y perder y afligir, tendré
cuidado de ellos para edificar y plantar, dice YAOHUH ULHIM.
29 En aquellos días no dirán más: Los padres comieron las uvas agrias y los dientes de los hijos
tienen la dentera,
30 sino que cada cual morirá por su propia maldad; los dientes de todo hombre que comiere las
uvas agrias, tendrán la dentera.
31 He aquí que vienen días, dice YAOHUH ULHIM, en los cuales haré Nuevo Testamento con la
casa de Yaoshorúl y con la casa de YAOHUHdah.
32 No como el pacto que hice con sus padres el día que tomé su mano para sacarlos de la tierra de
Egipto; porque ellos invalidaron mi pacto, aunque fui yo un marido para ellos, dice YAOHUH
ULHIM.
33 Pero este es el pacto que haré con la casa de Yaoshorúl después de aquellos días, dice YAOHUH
ULHIM: Daré mi ley en su mente, y la escribiré en su corazón; y yo seré a ellos por YAOHUH ULHIM,
y ellos me serán por pueblo.
34 Y no enseñará más ninguno a su prójimo, ni ninguno a su hermano, diciendo: Conoce a
YAOHUH ULHIM; porque todos me conocerán, desde el más pequeño de ellos hasta el más grande,
dice YAOHUH ULHIM; porque perdonaré la maldad de ellos, y no me acordaré más de su pecado.
35 Así ha dicho YAOHUH ULHIM, que da el sol para luz del día, las leyes de la luna y de las estrellas
para luz de la noche, que parte el mar, y braman sus ondas; YAOHUH UL de los ejércitos es su
Nombre:
36 Si faltaren estas leyes delante de mí, dice YAOHUH ULHIM, también la descendencia de
Yaoshorúl faltará para no ser nación delante de mí eternamente.
37 Así ha dicho YAOHUH ULHIM: Si los cielos arriba se pueden medir, y explorarse abajo los
fundamentos de la tierra, también yo desecharé toda la descendencia de Yaoshorúl por todo lo que
hicieron, dice YAOHUH ULHIM.
38 He aquí que vienen días, dice YAOHUH ULHIM, en que la ciudad será edificada a YAOHUH
ULHIM, desde la torre de Hananeel hasta la puerta del Angulo.
39 Y saldrá más allá el cordel de la medida delante de él sobre el collado de Gareb, y rodeará a
Goa.
40 Y todo el valle de los cuerpos muertos y de la ceniza, y todas las llanuras hasta el arroyo de
Cedrón, hasta la esquina de la puerta de los caballos al oriente, será puro a YAOHUH ULHIM; no
será arrancada ni destruida más para siempre.

YAOHUH Nombre del Creador, correcta pronunciación de YHWH.


ULHIM Todopoderoso, Creador Eterno.
Yaoshorul Israel.
Yaohudah Judá.

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