Está en la página 1de 44

Colonialidad del poder y clasificación social Titulo

Quijano, Aníbal - Autor/a; Autor(es)


Cuestiones y horizontes : de la dependencia histórico-estructural a la En:
colonialidad/descolonialidad del poder
Buenos Aires Lugar
CLACSO Editorial/Editor
2014 Fecha
Colección Antologías Colección
Clases sociales; Poder; Colonialidad; Colonialidad del poder; Trabajo; Género; Raza; Temas
América Latina;
Capítulo de Libro Tipo de documento
"http://biblioteca.clacso.edu.ar/clacso/se/20140506032333/eje1-7.pdf" URL
Reconocimiento-No Comercial-Sin Derivadas CC BY-NC-ND Licencia
http://creativecommons.org/licenses/by-nc-nd/2.0/deed.es

Segui buscando en la Red de Bibliotecas Virtuales de CLACSO


http://biblioteca.clacso.edu.ar

Consejo Latinoamericano de Ciencias Sociales (CLACSO)


Conselho Latino-americano de Ciências Sociais (CLACSO)
Latin American Council of Social Sciences (CLACSO)
www.clacso.edu.ar
Colonialidad del poder
y clasificación social*

Introducción social1. Se origina y mundializa a partir de Amé-

La colonialidad es uno de los elementos cons-


titutivos y específicos del patrón mundial de 1 Colonialidad es un concepto diferente, aunque vin-
culado con el concepto de colonialismo. Este último se
poder capitalista. Se funda en la imposición refiere estrictamente a una estructura de dominación y
de una clasificación racial / étnica de la pobla- explotación, donde el control de la autoridad política, de
ción del mundo como piedra angular de dicho los recursos de producción y del trabajo de una pobla-
patrón de poder, y opera en cada uno de los ción determinada lo detenta otra de diferente identidad,
y cuyas sedes centrales están, además, en otra jurisdic-
planos, ámbitos y dimensiones, materiales y
ción territorial. Pero no siempre, ni necesariamente, im-
subjetivas, de la existencia cotidiana y a escala plica relaciones racistas de poder. El colonialismo es,
obviamente, más antiguo, en tanto que la colonialidad
ha probado ser, en los últimos quinientos años, más pro-
* Castro-Gómez, Santiago y Grosfoguel, Ramón funda y duradera que el colonialismo. Pero sin duda fue
(comps.) 2007 El giro decolonial: reflexiones para una engendrada dentro de éste y, más aún, sin él no habría
diversidad epistémica más allá del capitalismo global podido ser impuesta en la intersubjetividad del mundo,
(Bogotá: Siglo del Hombre / Universidad Central / Insti- de modo tan enraizado y prolongado. Pablo González
tuto de Estudios Sociales Contemporáneos y Pontificia Casanova (1965) y Rodolfo Stavenhagen (1965) propu-
Universidad Javeriana / Instituto Pensar). Primera edi- sieron llamar “colonialismo interno” al poder racista / et-
ción en Giovanni Arrighi and Walter L. Goldfrank (eds.) nicista que opera dentro de un Estado-nación. Pero eso
2000 Festschrift For Immanuel Wallerstein en Journal tendría sentido sólo desde una perspectiva eurocéntrica
of World Systems Research (Colorado) Vol. VI, no. 2, sobre el Estado-nación. Sobre mis propuestas acerca del
Fall/Winter, pp.342-388. Special Issue. concepto de colonialidad del poder, remito, sobre todo, a
286 Aníbal Quijano - Cuestiones y Horizontes

rica. Con la constitución de América (Latina)2, nialidad (indios, negros, aceitunados, amari-
en el mismo momento y en el mismo movimien- llos, blancos, mestizos) y las geoculturales del
to histórico, el emergente poder capitalista se colonialismo (América, África, Lejano Oriente,
hace mundial, sus centros hegemónicos se lo- Cercano Oriente, Occidente y Europa). Las re-
calizan en las zonas situadas sobre el Atlántico laciones intersubjetivas correspondientes, en
–que después se identificarán como Europa–, y las cuales se fueron fundiendo las experiencias
como ejes centrales de su nuevo patrón de do- del colonialismo y de la colonialidad con las
minación se establecen también la colonialidad necesidades del capitalismo, se fueron configu-
y la modernidad. En otras palabras: con Améri- rando como un nuevo universo de relaciones
ca (Latina) el capitalismo se hace mundial, eu- intersubjetivas de dominación bajo la hegemo-
rocentrado y la colonialidad y la modernidad se nía eurocentrada. Ese específico universo es el
instalan, hasta hoy, como los ejes constitutivos que será después denominado modernidad.
de este específico patrón de poder3. Desde el siglo XVII, en los principales cen-
En el curso del despliegue de esas caracte- tros hegemónicos de ese patrón mundial de
rísticas del poder actual, se fueron configuran- poder –en esa centuria no por acaso Holan-
do las nuevas identidades sociales de la colo- da (Descartes, Spinoza) e Inglaterra (Locke,
Newton)–, desde ese universo intersubjeti-
vo fue elaborado y formalizado un modo de
mis textos (1991: 11-29; 1993 y 1994). Véase, también, mi
producir conocimiento que daba cuenta de
texto escrito junto con Immanuel Wallerstein: “America-
nity as a Concept or the Americas in the Modern World las necesidades cognitivas del capitalismo: la
System” (1992). medición, la cuantificación, la externalización
2 La apropiación del nombre “América” por Estados (objetivación) de lo cognoscible respecto del
Unidos ha originado una extendida confusión que aquí conocedor, para el control de las relaciones de
nos obliga a recordar que originalmente el nombre las gentes con la naturaleza, y entre aquellas
correspondía exclusivamente a los dominios ibéricos respecto de ésta, en especial de la propiedad de
en este continente, que abarcaban desde Tierra del
los recursos de producción. Dentro de esa mis-
Fuego hasta más o menos la mitad suroeste del actual
territorio de los Estados Unidos. ma orientación fueron, también, ya formalmen-
te naturalizadas las experiencias, identidades
3 Véase “La modernidad, el capitalismo y América
Latina nacen el mismo día” (1991b). y relaciones históricas de la colonialidad y de
Colonialidad del poder y clasificación social 287

la distribución geocultural del poder capitalista en consecuencia, como dada, no susceptible


mundial. Ese modo de conocimiento fue, por de ser cuestionada. Desde el siglo XVIII, sobre
su carácter y por su origen eurocéntrico, deno- todo con el Iluminismo, en el eurocentrismo se
minado racional; fue impuesto y admitido en el fue afirmando la mitológica idea de que Euro-
conjunto del mundo capitalista como la única pa era preexistente a ese patrón de poder; que
racionalidad válida y como emblema de la mo- ya era antes un centro mundial del capitalismo
dernidad. Las líneas matrices de esa perspecti- que colonizó al resto del mundo y elaboró por
va cognitiva se han mantenido, no obstante los su cuenta y desde dentro la modernidad y la
cambios de sus contenidos específicos, y las racionalidad5. En este orden de ideas, Europa
críticas y los debates, a lo largo de la duración y los europeos eran el momento y el nivel más
del poder mundial del capitalismo colonial y avanzados en el camino lineal, unidireccional y
moderno. Esa es la modernidad / racionalidad continuo de la especie. Se consolidó así, junto
que ahora está, finalmente, en crisis4. con esa idea, otro de los núcleos principales
El eurocentrismo, por lo tanto, no es la pers- de la colonialidad / modernidad eurocéntrica:
pectiva cognitiva de los europeos exclusiva- una concepción de humanidad, según la cual
mente, o sólo de los dominantes del capitalis- la población del mundo se diferencia en infe-
mo mundial, sino del conjunto de los educados riores y superiores, irracionales y racionales,
bajo su hegemonía. Y aunque implica un compo- primitivos y civilizados, tradicionales y moder-
nente etnocéntrico, éste no lo explica, ni es su nos. Más tarde, en especial desde mediados del
fuente principal de sentido. Se trata de la pers- siglo XIX y a pesar del continuado despliegue
pectiva cognitiva producida en el largo tiempo de la mundialización del capital, fue saliendo
del conjunto del mundo eurocentrado del capi- de la perspectiva hegemónica la percepción
talismo colonial / moderno, y que naturaliza
la experiencia de las gentes en este patrón de
poder. Esto es, la hace percibir como natural, 5 “Europa” es aquí el nombre de una metáfora, no de
una zona geográfica ni de su población. Se refiere a todo
lo que se estableció como una expresión racial / étnica
4 He discutido antes esas cuestiones en Modernidad, / cultural de Europa, como una prolongación de ella,
identidad y utopía en América Latina (1988) y en es decir, como un carácter distintivo de la identidad no
“Colonialidad y modernidad / racionalidad” (1991a). sometida a la colonialidad del poder.
288 Aníbal Quijano - Cuestiones y Horizontes

de la totalidad mundial del poder capitalista y Segunda Guerra Mundial, comenzando, por su-
del tiempo largo de su reproducción, cambio puesto, en las áreas dominadas y dependientes
y crisis. El lugar del capitalismo mundial fue del mundo capitalista. Cuando se trata del po-
ocupado por el Estado-nación y las relaciones der, es siempre desde los márgenes desde don-
entre Estados-nación, no sólo como unidad de de suele ser más visto, y más temprano, porque
análisis sino como el único enfoque válido de entra en cuestión la totalidad del campo de
conocimiento sobre el capitalismo; no sólo en relaciones y de sentidos que constituye tal po-
el liberalismo sino también en el llamado ma- der. Desde América Latina, sin duda la más in-
terialismo histórico, la más difundida y la más fluyente de las tentativas de mostrar de nuevo
eurocéntrica de las vertientes derivadas de la la mundialidad del capitalismo fue la propuesta
heterogénea herencia de Marx. de Raúl Prebisch y sus asociados, para pensar
La revuelta intelectual contra esa perspecti- el capitalismo como un sistema mundial dife-
va y contra ese modo eurocéntrico de producir renciado en “centros” y “periferias”. Tal visión
conocimiento nunca estuvo exactamente au- fue retomada y reelaborada en la obra de Im-
sente, en particular en América Latina6. Pero manuel Wallerstein, cuya propuesta teórica del
no levanta vuelo realmente sino después de la “sistema-mundo moderno”, desde una perspec-
tiva donde confluyen la visión marxiana del ca-
pitalismo como un sistema mundial y la brau-
6 Una crítica explícita al evolucionismo unilineal deliana sobre la larga duración histórica, ha
y unidireccional del eurocentrismo está ya presente, reabierto y renovado, de modo decisivo, el de-
por ejemplo, en el libro de Haya de la Torre El bate sobre la reconstitución de una perspectiva
Antiimperialismo y el APRA (escrito según su autor global en la investigación científico-social del
en 1924, aunque su primera edición es de 1932). La
último cuarto del siglo XX7. En ese nuevo con-
percepción de las relaciones económicas de poder
en el Perú, implicada en el primero de los Ensayos
de interpretación de la realidad peruana (1928) de
José Carlos Mariátegui, puede ser considerada como 7 Véase, de Raúl Prebisch, Hacia una dinámica del
el embrión del concepto de heterogeneidad histórico- desarrollo latinoamericano (1963), “Crítica al capitalis-
estructural, elaborado a mediados de los años sesenta. mo periférico” (1976) y Capitalismo periférico, crisis
Véase mi libro Notas sobre el concepto de marginalidad y transformación (1981). Véase también, de Immanuel
social (1966). Wallerstein, The Modern World System (1974-1989).
Colonialidad del poder y clasificación social 289

texto están hoy activos otros componentes del las cuestiones de subjetividad y de género en
debate latinoamericano que apuntan hacia una el debate, la mirada eurocéntrica no ha podido
nueva idea de totalidad histórico-social, nú- percibir todos esos ámbitos en la configuración
cleo de una racionalidad no-eurocéntrica. Me del poder, porque ha sido dominada por la con-
refiero a las propuestas sobre la colonialidad frontación entre dos principales vertientes de
del poder y sobre la heterogeneidad histórico- ideas: una hegemónica: el liberalismo; y otra
estructural de todos los mundos de existencia subalterna, aunque de intención contestataria:
social, de las cuales hablaré inmediatamente. el materialismo histórico.
El liberalismo no tiene una perspectiva uní-
voca sobre el poder. Su más antigua variante
La cuestión del poder en el (Hobbes) sostiene que es la autoridad, acor-
eurocentrismo dada por individuos hasta entonces dispersos,
lo que ubica los componentes de la existen-
Tal como lo conocemos históricamente, el po- cia social en un orden adecuado a las necesi-
der es un espacio y una malla de relaciones so- dades de la vida individual. Aunque de nuevo
ciales de explotación / dominación / conflicto actual, como sustento del neoliberalismo, du-
articuladas, básicamente, en función y en torno rante gran parte del siglo XX cedió terreno a
de la disputa por el control de los siguientes la predominancia de las propuestas del estruc-
ámbitos de existencia social: 1) el trabajo y turalismo, del estructural-funcionalismo y del
sus productos; 2) en dependencia del anterior, funcionalismo, cuyo elemento común respecto
la “naturaleza” y sus recursos de producción; del problema es que la sociedad se ordena en
3) el sexo, sus productos y la reproducción de torno de un limitado conjunto de patrones his-
la especie; 4) la subjetividad y sus productos tóricamente invariantes, por lo cual los com-
materiales e intersubjetivos, incluido el cono- ponentes de una sociedad guardan entre sí re-
cimiento; 5) la autoridad y sus instrumentos, laciones continuas y consistentes, en razón de
de coerción en particular, para asegurar la re- sus respectivas funciones, y éstas, a su vez, son
producción de ese patrón de relaciones socia- inherentes al carácter de cada elemento. Con
les y regular sus cambios. En las dos últimas todas esas variantes, hoy coexisten y se combi-
centurias, sin embargo, y hasta la irrupción de nan de muchos modos el viejo empirismo y el
290 Aníbal Quijano - Cuestiones y Horizontes

nuevo posmodernismo, para los cuales no hay cuestiones. En primer término, todas presupo-
tal cosa como una estructura global de relacio- nen una estructura configurada por elementos
nes sociales, una sociedad, en tanto que una históricamente homogéneos, no obstante la
totalidad determinada y distinguible de otras. diversidad de formas y caracteres, que guardan
De esa manera se dan la mano con la antigua entre sí relaciones continuas y consistentes –
propuesta hobbesiana. sea por sus “funciones”, sea por sus cadenas de
Para el materialismo histórico –la más eu- determinaciones–, lineales y unidireccionales,
rocéntrica de las versiones de la heterogénea en el tiempo y en el espacio.
herencia de Marx–, las estructuras sociales se Toda estructura social es, en esa perspecti-
constituyen sobre la base de las relaciones que va, orgánica o sistémica, mecánica. Y esa es,
se establecen para el control del trabajo y de exactamente, la opción preferencial del euro-
sus productos. Tales relaciones se denominan centrismo en la producción del conocimiento
relaciones de producción. Pero, a diferencia histórico. En esa opción, algo llamado “socie-
de las variantes del liberalismo, no sólo afirma dad”, en tanto que una articulación de múltiples
la primacía de uno de los ámbitos –el trabajo existencias en una única estructura, o no es po-
y las relaciones de producción– sobre los de- sible y no tiene lugar en la realidad, como en el
más, sino también, y con idéntica insistencia, viejo empirismo y en el nuevo posmodernismo,
que el orden configurado corresponde a una o si existe sólo puede ser de modo sistémico u
cadena de determinaciones que proviene del orgánico. En segundo lugar, en todas esas ver-
ámbito primado y atraviesa al conjunto. Desde tientes subyace la idea de que de algún modo
ese punto de vista, el control del trabajo es la las relaciones entre los componentes de una es-
base sobre la cual se articulan las relaciones de tructura social son dadas, ahistóricas, esto es,
poder y, a la vez, el determinante del conjunto son el producto de la actuación de algún agente
y de cada una de ellas. A pesar de sus muchas anterior a la historia de las relaciones entre las
y muy marcadas diferencias, en todas esas ver- gentes. Si, como en Hobbes, se hacen interve-
tientes se puede discernir un conjunto de su- nir acciones y decisiones humanas en el origen
puestos y de problemas comunes que indican de la autoridad y del orden, no se trata en rigor
su común linaje eurocéntrico. Aquí es perti- de ninguna historia, o siquiera de un mito histó-
nente poner de relieve, principalmente, dos rico, sino de un mito metafísico que postula un
Colonialidad del poder y clasificación social 291

estado de naturaleza, con individuos humanos ciones continuas, lineales y unidireccionales,


que entre sí no guardan relaciones distintas a la sería innecesario y a fin de cuentas impensable.
continua violencia, es decir, que no tienen en-
tre sí genuinas relaciones sociales. Si en Marx
también se hacen intervenir acciones humanas La heterogeneidad histórico-
en el origen de las “relaciones de producción”, estructural del poder
para el materialismo histórico eso ocurre por
fuera de toda subjetividad, esto es, también Semejante perspectiva de conocimiento difícil-
metafísica y no históricamente. No de modo mente podría dar cuenta de la experiencia his-
distinto, en el funcionalismo, en el estructu- tórica. En primer término, no se conoce patrón
ralismo y en el estructural-funcionalismo, las alguno de poder en el cual sus componentes
gentes están sometidas ab initio al imperio de se relacionen de ese modo y en especial en el
ciertos patrones de conducta históricamente largo tiempo. Lejos de eso, se trata siempre de
invariantes. una articulación estructural entre elementos
La perspectiva eurocéntrica, en cualquiera históricamente heterogéneos, es decir, que pro-
de sus variantes, implica, pues, un postulado vienen de historias específicas y de espacios-
históricamente imposible: que las relaciones tiempos distintos y distantes entre sí, que de
entre los elementos de un patrón histórico de ese modo tienen formas y caracteres no sólo
poder tienen ya determinadas sus relaciones diferentes, sino discontinuos, incoherentes y
antes de toda historia. Esto es, como si fueran aun conflictivos entre sí, en cada momento y en
relaciones definidas previamente en un reino el largo tiempo. De ello son una demostración
óntico, ahistórico o transhistórico. La moder- histórica eficiente, mejor quizás que ninguna
nidad eurocéntrica no parece haber terminado otra experiencia, precisamente la constitución
con el ejercicio de secularizar la idea de un y el desenvolvimiento histórico de América y
Dios providencial. De otro modo, concebir la del capitalismo mundial, colonial y moderno.
existencia social de gentes concretas como En cada uno de los principales ámbitos de
configurada ab initio y por elementos histó- la existencia social, cuyo control disputan las
ricamente homogéneos y consistentes, desti- gentes, y de cuyas victorias y derrotas se for-
nados indefinidamente a guardar entre sí rela- man las relaciones de explotación / domina-
292 Aníbal Quijano - Cuestiones y Horizontes

ción / conflicto que constituyen el poder, los lo que en primera instancia genera las condi-
elementos componentes son siempre históri- ciones para esa articulación es la capacidad
camente heterogéneos. Así, en el capitalismo que un grupo logra obtener o encontrar para
mundial el trabajo existe actualmente, como imponerse sobre los demás y articular bajo su
hace quinientos años, en todas y cada una de control, en una nueva estructura social, sus he-
sus formas históricamente conocidas (salario, terogéneas historias. Es siempre una historia
esclavitud, servidumbre, pequeña producción de necesidades, pero igualmente de intencio-
mercantil, reciprocidad), pero todas ellas al nes, de deseos, de conocimientos o ignoran-
servicio del capital y articulándose en torno cias, de opciones y preferencias, de decisiones
de su forma salarial. Pero, del mismo modo, en certeras o erróneas, de victorias y derrotas. De
cualquiera de los otros ámbitos –la autoridad, ningún modo, en consecuencia, de la acción de
el sexo, la subjetividad– están presentes todas factores extrahistóricos.
las formas históricamente conocidas, bajo la Las posibilidades de acción de las gentes no
primacía general de sus formas llamadas mo- son infinitas, o siquiera muy numerosas y di-
dernas: el “Estado-nación”, “la familia burgue- versas. Los recursos que disputan no son abun-
sa”, la “racionalidad moderna”. dantes. Más significativo aún es el hecho de que
Lo que es realmente notable de toda estruc- las acciones u omisiones humanas no pueden
tura social es que elementos, experiencias, pro- desprenderse de lo que está ya previamente
ductos, históricamente discontinuos, distintos, hecho y existe como condicionante de las ac-
distantes y heterogéneos puedan articularse ciones, externamente o no de la subjetividad,
juntos, no obstante sus incongruencias y sus del conocimiento y/o de los deseos y de las in-
conflictos, en la trama común que los urde en tenciones. Por ello, las opciones, queridas o no,
una estructura conjunta. La pregunta pertinen- conscientes o no, para todos o para algunos,
te indaga acerca de lo que produce, permite o no pueden ser decididas, ni actuadas, en un va-
determina semejante campo de relaciones, y le cuum histórico. De allí no se deriva, sin embar-
otorga el carácter y el comportamiento de una go, no necesariamente en todo caso, que las op-
totalidad histórica específica y determinada. Y ciones estén inscritas ya en una determinación
como la experiencia de América y del actual extrahistórica, suprahistórica o transhistórica,
mundo capitalista lo demuestra, en cada caso como en el destino de la tragedia griega clási-
Colonialidad del poder y clasificación social 293

ca. No son, en suma, inevitables. ¿O lo era el ducción de esas relaciones y al control de sus
hecho de que Colón tropezara con lo que llamó crisis y de sus cambios.
La Hispaniola en lugar de llegar a lo que hoy lla- Si desde Hobbes el liberalismo insiste, sin
mamos Nueva York? Las condiciones técnicas embargo, en que la autoridad decide el orden
de esa aventura permitían lo mismo el uno que social, el orden estructural de las relaciones
el otro resultado, o el fracaso de ambos. Pién- de poder, es porque también insiste en que to-
sese en todas las implicaciones fundamentales, dos los otros ámbitos de existencia social arti-
no banales, de tal cuestión, para la historia del culados en esa estructura son naturales. Pero
mundo capitalista. si no se admite ese imposible carácter no-his-
La capacidad y la fuerza que le sirven a un tórico de la existencia social, debe buscarse
grupo para imponerse sobre otros no es, sin en otra instancia histórica la explicación de
embargo, suficiente para articular heterogé- que la existencia social consista en ámbitos o
neas historias en un orden estructural durade- campos de relaciones sociales específicas, y
ro. Ellas ciertamente producen la autoridad, en que tales campos tiendan a articularse en un
tanto que capacidad de coerción. La fuerza y campo conjunto de relaciones, cuya configu-
la coerción, o, en la mirada liberal, el consen- ración estructural y su reproducción o remo-
so, no pueden, sin embargo, producir, ni repro- ción en el tiempo se reconoce con el concepto
ducir duraderamente el orden estructural de de sociedad. ¿Dónde encontrar esa instancia?
una sociedad, es decir, las relaciones entre los Ya quedó señalada la dificultad de las pro-
componentes de cada uno de los ámbitos de puestas estructuralistas y funcionalistas, no
la existencia social, ni las relaciones entre los sólo para dar cuenta de la heterogeneidad
ámbitos mismos. Ni, en especial, producir el histórica de las estructuras sociales, sino tam-
sentido del movimiento y del desenvolvimiento bién por implicar relaciones necesariamente
histórico de la estructura social en su conjun- consistentes entre sus componentes. Queda,
to. Lo único que puede hacer la autoridad es en consecuencia, la propuesta marxiana (una
obligar, o persuadir, a las gentes a someterse a de las fuentes del materialismo histórico) so-
esas relaciones y a ese sentido general del mo- bre el trabajo como ámbito primado de toda
vimiento de la sociedad que les habita. De ese sociedad, y sobre el control del trabajo como
modo contribuye al sostenimiento, a la repro- el primado en todo poder social. Dos son los
294 Aníbal Quijano - Cuestiones y Horizontes

problemas que levanta esta propuesta y que dos ellos se articulan entre sí y con el capi-
requieren ser discutidos. tal. El propio trabajo asalariado se diferencia
En primer lugar, es cierto que la experien- entre todas las formas históricas de acumula-
cia del poder capitalista mundial, eurocen- ción, desde la llamada originaria o primitiva,
trado y colonial / moderno, muestra que es el la plusvalía extensiva, incluyendo todas las
control del trabajo el factor primado en este gradaciones de la intensiva y todos los niveles
patrón de poder: éste es, en primer término, que la actual tecnología permite y contiene,
capitalista. En consecuencia, el control del hasta aquellos en que la fuerza viva de trabajo
trabajo por el capital es la condición central individual es virtualmente insignificante. El
del poder capitalista. Pero en Marx implica, capitalismo abarca, tiene que abarcar, todo
de una parte, la homogeneidad histórica de ese complejo y heterogéneo universo bajo su
éste y de los demás factores, y de otra parte, dominación.
que el trabajo determina, todo el tiempo y de Respecto de la cadena unidireccional de
modo permanente, el carácter, el lugar y la determinaciones que le permite al trabajo
función de todos los demás ámbitos en la es- articular los demás ámbitos y mantenerlos
tructura de poder. Sin embargo, si se examina articulados en el largo tiempo, la experiencia
de nuevo la experiencia del patrón mundial del patrón de poder capitalista, mundial, eu-
del poder capitalista, nada permite verificar rocentrado y colonial / moderno no muestra
la homogeneidad histórica de sus componen- tampoco nada que obligue a admitir que el
tes, ni siquiera de los fundamentales, sea del rasgo capitalista haya hecho necesarios, en
trabajo, del capital, o del capitalismo. Por el el sentido de inevitables, los demás. De otra
contrario, dentro de cada una de esas cate- parte, sin duda el carácter capitalista de este
gorías no sólo coexisten, sino se articulan y patrón de poder tiene implicaciones decisivas
se combinan todas y cada una de las formas, sobre el carácter y el sentido de las relaciones
etapas y niveles de la historia de cada una de intersubjetivas, de las relaciones de autoridad
ellas. Por ejemplo, el trabajo asalariado exis- y sobre las relaciones en torno del sexo y sus
te hoy, como al comienzo de su historia, junto productos. Pero, primero, sólo si se ignora la
con la esclavitud, la servidumbre, la pequeña heterogeneidad histórica de esas relaciones y
producción mercantil, la reciprocidad. Y to- del modo como se ordenan en cada ámbito
Colonialidad del poder y clasificación social 295

y entre ellos, sería posible admitir la unili- rogénea tenga el movimiento, el desenvolvi-
nealidad y unidireccionalidad de esas impli- miento o, si se quiere, el comportamiento de
caciones. Y, segundo, a esta altura del debate una totalidad histórica, no bastan tales modos
debiera ser obvio que si bien el actual modo de determinación recíproca y heterogénea
de controlar el trabajo tiene implicaciones so- entre sus componentes. Es indispensable que
bre, por ejemplo, la intersubjetividad social, uno (o más) entre ellos tenga la primacía –en
sabemos, del mismo modo, que para que se el caso del capitalismo, el control combinado
optara por la forma capitalista de organizar del trabajo y de la autoridad– pero no como
y controlar el trabajo, fue necesaria una in- determinante o base de determinaciones en
tersubjetividad que la hiciera posible y prefe- el sentido del materialismo histórico, sino es-
rible. Las determinaciones no son, pues, no trictamente como eje(s) de articulación del
pueden ser, unilineales, ni unidireccionales. conjunto. De ese modo, el movimiento con-
Y no sólo son recíprocas. Son heterogéneas, junto de esa totalidad, el sentido de su des-
discontinuas, inconsistentes, conflictivas, envolvimiento, abarca, trasciende cada uno
como corresponde a las relaciones entre ele- de sus componentes. Es decir, determinado
mentos que tienen, todos y cada uno, tales campo de relaciones sociales se comporta
características. La articulación de heterogé- como una totalidad. Pero semejante totalidad
neos, discontinuos y conflictivos elementos histórico-social, como articulación de hetero-
en una estructura común, en un determinado géneos, discontinuos y conflictivos elemen-
campo de relaciones, implica, pues, requiere, tos, no puede ser de modo alguno cerrada, no
relaciones de recíprocas, múltiples y hetero- puede ser un organismo, ni puede ser, como
géneas determinaciones. una máquina, consistente de modo sistémico,
El estructuralismo y el funcionalismo no y constituir una entidad en la cual la lógica de
lograron percibir esas necesidades históricas. cada uno de los elementos corresponde a la
Tomaron un camino mal-conducente, redu- de cada uno de los otros. Sus movimientos de
ciéndolas a la idea de relaciones funcionales conjunto no pueden ser, en consecuencia, uni-
entre los elementos de una estructura social. lineales, ni unidireccionales, como sería nece-
De todos modos, sin embargo, para que una sariamente el caso de entidades orgánicas o
estructura histórico-estructuralmente hete- sistémicas o mecánicas.
296 Aníbal Quijano - Cuestiones y Horizontes

Notas sobre la cuestión histórico-social. En la partida, es necesario


de la totalidad reconocer que todo fenómeno histórico-social
consiste en y/o expresa una relación social o
Acerca de esa problemática es indispensable una malla de relaciones sociales. Por eso, su
continuar indagando y debatiendo las impli- explicación y su sentido no pueden ser encon-
caciones del paradigma epistemológico de la trados sino respecto de un campo de relacio-
relación entre el todo y las partes respecto de nes mayor al que corresponde. Dicho campo
la existencia histórico-social. El eurocentrismo de relaciones respecto del cual un determinado
ha llevado, a virtualmente todo el mundo, a ad- fenómeno puede tener explicación y sentido es
mitir que en una totalidad el todo tiene abso- lo que aquí se asume con el concepto de tota-
luta primacía determinante sobre todas y cada lidad histórico-social. La continuada presencia
una de las partes, y que por lo tanto hay una de este paradigma en la investigación y en el
y sólo una lógica que gobierna el comporta- debate histórico-social desde, sobre todo, fines
miento del todo y de todas y de cada una de las del siglo XVIII, no es un accidente: da cuenta
partes. Las posibles variantes en el movimiento del reconocimiento de su tremenda importan-
de cada parte son secundarias, sin efecto sobre cia, ante todo porque permitió liberarse del
el todo, y reconocidas como particularidades atomismo empirista y del providencialismo. No
de una regla o lógica general del todo al que obstante, el empirismo atomístico no sólo se
pertenecen. No es pertinente aquí, por razones ha mantenido en el debate, sino que ahora ha
obvias, plantear un debate sistemático acerca encontrado una expresión nueva en el llamado
de aquel paradigma que en la modernidad eu- posmodernismo filosófico-social8. En ambos se
rocéntrica ha terminado siendo admitido como
una de las piedras angulares de la racionalidad, 8 El término “filosófico-social” cumple aquí la función
y que en la producción del conocimiento con- de hacer notar que el intenso proceso de renovación del
creto llega a ser actuado con la espontaneidad debate filosófico tiene un sello peculiar: no se trata sólo
de la respiración, esto es, de manera incues- de una prolongación del viejo debate sobre las viejas
cuestiones de la metafísica eurocéntrica, sino de las
tionable. Lo único que propongo aquí es abrir
cuestiones levantadas en el debate histórico-social de
la cuestión restricta de sus implicaciones en los últimos doscientos años, y en particular en la segun-
el conocimiento específico de la experiencia da mitad del siglo XX. El reconocimiento de este rasgo
Colonialidad del poder y clasificación social 297

niega la idea de totalidad y de su necesidad en cuestión o para su defensa, el punto de parti-


la producción del conocimiento. da ha sido el reconocimiento de su existencia
La renovación y la expansión de la visión real en la vida de las gentes. Pero, sobre todo,
atomística de la experiencia histórico-social en fue la crítica del poder la que terminó coloca-
plena crisis de la modernidad / racionalidad no da en el centro mismo del estudio y del debate
es tampoco un accidente. Es un asunto com- histórico-social. En cambio, en la visión ato-
plejo y contradictorio. Da cuenta, por un lado, mística, sea del viejo empirismo o del nuevo
de que ahora es más perceptible que las ideas posmodernismo, las relaciones sociales no for-
dominantes de totalidad dejan fuera de ellas man campos complejos de relaciones sociales
muchas, demasiadas, áreas de la experiencia en donde están articulados todos los ámbitos
histórico-social, o las acogen sólo de modo dis- diferenciables de existencia social y, en conse-
torsionante. Pero, por otro lado, tampoco es ac- cuencia, de relaciones sociales. Es decir, algo
cidental la explícita asociación de la negación llamado “sociedad” no tiene lugar en la reali-
de la totalidad con la negación de la realidad dad. Por lo tanto, encontrar la explicación y el
del poder social, en el nuevo posmodernismo sentido de los fenómenos sociales no es posi-
tanto como en el viejo empirismo. ble, ni necesario. La experiencia contingente,
En efecto, lo que el paradigma de la totali- la descripción como representación, serían lo
dad permitió percibir en la historia de la exis- único necesario y legítimo. La idea de totalidad
tencia social de las gentes concretas fue, pre- no sólo no sería necesaria sino, sobre todo, se-
cisamente, el poder como la más persistente ría una distorsión epistemológica. La idea que
forma de articulación estructural de alcance remite a la existencia de estructuras duraderas
social. Desde entonces, sea para ponerlo en de relaciones sociales cede el lugar a la idea de
fluencias inestables y cambiantes, que no lle-
gan a cuajar en estructuras9.
es importante para nosotros, no sólo y no tanto por- Para poder negar la realidad del poder so-
que indica la influencia de las ciencias sociales sobre cial, el empirismo y el posmodernismo requie-
la filosofía, sino ante todo porque este debate es vital
para la elaboración de una racionalidad alternativa a la
eurocéntrica y para la renovación de los fundamentos
del conocimiento histórico-social. 9 Véase Roland Anrup (1985: 5-23).
298 Aníbal Quijano - Cuestiones y Horizontes

ren negar la idea de totalidad histórico-social y tado y discutido, de que toda idea de totalidad
la existencia de un ámbito primado en la con- implica que el todo y las partes corresponden
figuración social, actuando como eje de articu- a una misma lógica de existencia. Es decir, tie-
lación de los demás. El poder en el viejo empi- nen una homogeneidad básica que sustenta la
rismo sólo existe como autoridad, en un solo consistencia y la continuidad de sus relaciones,
ámbito de relaciones sociales, por definición, como en un organismo, o en una máquina, o
dispersas. En el posmodernismo, desde sus orí- en una entidad sistémica. En esa perspectiva,
genes post-estructuralistas, el poder sólo exis- la negación de la necesidad de esa idea de to-
te a la escala de las micro-relaciones sociales talidad en la producción del conocimiento es
y como fenómeno disperso y fluido. No tiene extrema, pero no del todo arbitraria. Para nues-
sentido, en consecuencia, para ninguna de ta- tras actuales necesidades de conocimiento his-
les vertientes del debate, pensar en el cambio tórico-social, esa idea de totalidad implica hoy
de algo llamado “sociedad” en su conjunto y distorsiones de la realidad tan graves como las
ubicar para eso sus ejes de articulación o los desventajas del viejo empirismo atomístico.
factores de determinación que deben ser cam- Pero, ¿qué pasa si nos enfrentamos a tota-
biados. El cambio histórico sería estrictamente lidades que consisten en una articulación de
un asunto individual, aunque fueran varios los elementos históricamente heterogéneos, cuyas
individuos comprometidos en las micro-rela- relaciones son discontinuas, inconsistentes,
ciones sociales. conflictivas? La respuesta es que en la exis-
En esa confrontación entre las ideas orgáni- tencia social las relaciones entre el todo y las
cas y sistémicas de totalidad, de un lado, y la partes son reales, pero necesariamente muy
negación de toda idea de totalidad, del otro, pa- distintas de las que postula el eurocentrismo.
reciera tratarse de opciones muy contrapues- Una totalidad histórico-social es en un campo
tas, incluso referidas a perspectivas epistémi- de relaciones estructurado por la articulación
cas no conciliables. Ambas tienen, sin embar- heterogénea y discontinua de diversos ámbi-
go, un común linaje eurocéntrico: para ambas tos de existencia social, cada uno de ellos a su
posiciones el paradigma eurocéntrico de totali- vez estructurado con elementos históricamen-
dad es el único pensable. Dicho de otro modo, te heterogéneos, discontinuos en el tiempo y
en ambas subyace el supuesto nunca explici- conflictivos. Eso quiere decir que las partes
Colonialidad del poder y clasificación social 299

en un campo de relaciones de poder social no comportarse en una orientación general, no


son sólo “partes”; lo son respecto del conjunto puede hacerlo de manera unilineal, ni unidi-
del campo, de la totalidad que éste constitu- reccional, ni unidimensional, porque están en
ye y, en consecuencia, se mueve dentro de la acción múltiples, heterogéneas e incluso con-
orientación general del conjunto; pero no lo flictivas pulsiones o lógicas de movimiento. En
son en su relación separada con cada una de especial, si se considera que son necesidades,
las otras. Cada una de ellas es una unidad total deseos, intenciones, opciones, decisiones y ac-
en su propia configuración, porque igualmente ciones humanas las que están, constantemen-
tiene una constitución históricamente hetero- te, en juego. En otros términos, los procesos
génea. Cada elemento de una totalidad histó- históricos de cambio no consisten, no pueden
rica es una particularidad y, al mismo tiempo, consistir, en la transformación de una totalidad
una especificidad, incluso, eventualmente, una históricamente homogénea en otra equivalen-
singularidad. Todos ellos se mueven dentro de te, sea gradual y continuamente, o por saltos
la tendencia general del conjunto, pero tienen y rupturas. Si así fuera, el cambio implicaría la
o pueden tener una autonomía relativa y que salida completa del escenario histórico de una
puede ser, o llegar a ser, conflictiva con la del totalidad con todos sus componentes, para que
conjunto. En ello reside también la noción del otra derivada de ella ocupara su lugar. Esa es
cambio histórico-social. la idea central, necesaria, explícita en el evo-
¿Significa eso que la idea de totalidad no tie- lucionismo gradual y unilineal, o implicada en
ne allí lugar ni sentido? Nada de eso. Lo que las variantes del estructuralismo y del funcio-
articula todos los ámbitos heterogéneos y dis- nalismo y, aunque algo en contra de su discurso
continuos en una estructura histórico-social formal, también del materialismo histórico. Así
es un eje común, por lo cual el todo tiende a no ocurre, sin embargo, en la experiencia real,
moverse, en general, de modo conjunto, ac- menos con el patrón de poder mundial que se
túa como una totalidad. Pero esa estructura constituyó con América. El cambio afecta de
no es, no puede ser, cerrada, como en cambio modo heterogéneo, discontinuo, a los compo-
no puede dejar de serlo una estructura orgá- nentes de un campo histórico de relaciones
nica o sistémica. Por eso, a diferencia de és- sociales. Ese es, probablemente, el significado
tas, si bien ese conjunto tiende a moverse o a histórico, concreto, de lo que se postula como
300 Aníbal Quijano - Cuestiones y Horizontes

contradicción en el movimiento histórico de la Desde una perspectiva orgánica o sistémica


existencia social. de la totalidad histórico-social, toda pretensión
La percepción de que un campo de relacio- de manejo de totalidades histórico-sociales, en
nes sociales está constituido de elementos ho- especial cuando se trata de planificar de ese
mogéneos, continuos, aunque contradictorios modo el cambio, no puede dejar de conducir
(en el sentido hegeliano), lleva a la visión de la a experiencias que han dado en llamarse, no
historia como una secuencia de cambios que por acaso, totalitarias. Al mismo tiempo, sin
consisten en la transformación de un conjun- embargo, puesto que no es inevitable que toda
to homogéneo y continuo en otro equivalen- idea de totalidad sea sistémica, orgánica o me-
te. Y el debate sobre si eso ocurre gradual y cánica, la simple negación de toda idea de to-
linealmente o por “saltos”, y que suele pasar talidad en el conocimiento histórico-social no
como una confrontación epistemológica en- puede dejar de estar asociada a la negación de
tre el “positivismo” y la “dialéctica” es, en la realidad del poder a escala social. En reali-
consecuencia, meramente formal. No implica dad, desoculta el sesgo ideológico que la vincu-
en realidad ninguna ruptura epistemológica. la al poder vigente.
Puede verse, así, que lo que lleva a muchos a
desprenderse de toda idea de totalidad es que
las ideas sistémicas u orgánicas acerca de ella La cuestión de la clasificación
han llegado a ser percibidas, o sentidas, como social
una suerte de corsé intelectual, porque fuerzan
a homogenizar la experiencia real, y de ese Desde los años ochenta, en medio de la crisis
modo a verla de modo distorsionado. Eso no mundial del poder capitalista, se hizo más pro-
lleva a negar, desde luego, la existencia posi- nunciada la derrota, ya tendencialmente visi-
ble o probada de totalidades orgánicas o sis- ble, de los regímenes del despotismo burocrá-
témicas. De hecho hay organismos y mecanos tico, rival del capitalismo privado, de los pro-
cuyas partes se corresponden unas con otras cesos de democratización de las sociedades y
de manera sistémica. Pero toda pretensión de Estados capitalistas de la “periferia”, y también
ver de esta manera las estructuras sociales es de los movimientos de los trabajadores orien-
necesariamente distorsionante. tados a la destrucción del capitalismo. Ese con-
Colonialidad del poder y clasificación social 301

texto facilitó la salida a la luz de las corrientes, regímenes y movimientos que le disputaban la
hasta ese momento más bien subterráneas, que hegemonía mundial a los centros hegemóni-
dentro del materialismo histórico comenzaban cos del capitalismo o se enfrentaban al capi-
a sentir cierto malestar con su concepción he- talismo. Y facilitó la imposición del discurso
redada acerca de las clases sociales10. El pron- neoliberal del capitalismo como una suerte de
to resultado fue, como ocurre con frecuencia, sentido común universal, que desde entonces
que el niño fue arrojado junto con el agua su- hasta hace muy poco se hizo no sólo dominan-
cia, y las clases sociales se eclipsaron en el es- te, sino virtualmente único11. Es menos obvio,
cenario intelectual y político. Es obvio que ese sin embargo, si fue única o principalmente para
resultado fue parte de la derrota mundial de los poder pasarse con comodidad al campo adver-
sario, que muchos habituales de los predios del
materialismo histórico se despojaran, después
10 El debate sobre el problema de las clases socia- de la derrota, de una de sus armas predilectas.
les está ya muy cargado de años, aunque se hizo más
intenso después de la Segunda Guerra Mundial. Una
Aunque esa es la acusación oída con más
incisiva revisión es la de Dale Tomich: “World of Ca- frecuencia, no es probable que sea la mejor
pital / Worlds of Labor: A Global Perspective” (1997). encaminada. Es más probable que con la cues-
Sin embargo, probablemente fue la conocida polémi- tión de las clases sociales, entre los cultores o
ca de Ellen Meiksins Wood, A Retreat from Class: A seguidores del materialismo histórico, hubiera
New “True” Socialism (1986), frente a Ernesto Laclau
y Chantal Mouffe, Hegemony and Socialist Strategy estado ocurriendo algo equivalente a lo que
(1985), lo que dio cuenta del momento de flexión cli- ocurrió con las ideas orgánica o sistémica acer-
mática mayor de la atmósfera intelectual del llamado ca de la totalidad: las derrotas y, sobre todo,
“marxismo occidental” respecto de la cuestión de las las decepciones en su propio campo político
clases sociales. Desde entonces, se extendió rápida-
(el “socialismo realmente existente”) hacían
mente el desuso del concepto, como ha ocurrido con
casi todos los problemas teóricos centrales del debate cada vez más problemático el uso productivo,
precedente. Fueron simplemente sacados del debate, y en el campo del conocimiento, de la versión
las ideas y conceptos en juego entraron en desuso. Su
regreso comienza, más bien rápidamente, con la crisis
de hegemonía global, arrastrada por los apetitos preda- 11 “Pensamiento único” es el nombre acuñado y reite-
torios del capital financiero y el desprestigio mundial radamente usado por Ignacio Ramonet en las páginas
del neoliberalismo. de Le Monde Diplomatique, que él dirige.
302 Aníbal Quijano - Cuestiones y Horizontes

del materialismo histórico sobre las clases so- dónde proceden las dificultades con la teoría
ciales. Esa versión había logrado convertir una de las clases sociales del materialismo históri-
categoría histórica en una categoría estática, co? El rastro más nítido conduce a una historia
en los términos de E. P. Thompson, y en am- con tres estancias distintas. Primera, la cons-
plia medida ese era el producto que, según la titución del materialismo histórico, a fines del
descripción de Parkin, a fines de los setenta, se siglo XIX, como un producto de la hibridación
“fabricaba y mercadeaba” en muchas universi- marxista-positivista, en el tardío Engels y en
dades de Europa y de Estados Unidos12. Y pues- los teóricos de la socialdemocracia europea,
to que para una amplia mayoría, dicha versión alemana en especial, con amplias y duraderas
era la única legitimada como correcta, el res- reverberaciones entre los socialistas de todo el
pectivo concepto de clases sociales comenzó mundo. Segunda, la canonización de la versión
a ser sentido también como un corsé intelec- llamada marxismo-leninismo, impuesta por el
tual. Los esfuerzos para hacer más llevadero despotismo burocrático establecido bajo el es-
ese corsé, si bien no fueron muy numerosos, talinismo, desde mediados de los años veinte.
ganaron amplia audiencia en los años sesen- Finalmente, la nueva hibridación de ese mate-
ta. Piénsese, por ejemplo, en la resonancia de rialismo histórico con el estructuralismo fran-
la obra de Nicos Poulantzas, en una vereda, o cés, después de la Segunda Guerra Mundial15.
la de Erik Olin Wright, en la de enfrente13. Es- El materialismo histórico, respecto de la cues-
fuerzos de crítica mucho más fecunda pero con tión de las clases sociales, así como en otras
menos audiencia inmediata, como la de E. P. áreas respecto de la herencia teórica de Marx,
Thompson, desafortunadamente no llevaron
hasta una entera propuesta alternativa14. ¿De
15 Acerca del marxismo-positivismo, véase Theodor
Shanin, The Late Marx: The Russian Road (1984). De
12 Véase Frank Parkin (1979). la avasalladora influencia del estructuralismo francés
en el materialismo histórico después de la segunda gue-
13 De Nicos Poulantzas véase, en especial, Pouvoir et rra mundial, la obra de Althusser y de los althusseria-
Classes Sociales (1968), y de Erik Olin Wright, Class, nos es una convincente y conocida demostración. Y de
Crisis and the State (1978). lo devastadora que llegó a ser entre algunos de ellos,
14 Véase, de E. P. Thompson, The Making of the English seguramente un notorio ejemplo es la obra de Hindess
Working Class (1964) y Poverty and Theory (1978). y Hirst, Pre-Capitalist Modes of Production (1975).
Colonialidad del poder y clasificación social 303

no es exactamente una ruptura, sino una con- rialismo histórico17. En particular en la famosa
tinuidad parcial y distorsionada. Ese legado Exposition de la Doctrine, publicada en 1828
intelectual es reconocidamente heterogéneo, y por la llamada izquierda saintsimoniana, de ex-
lo es aún más su tramo final, producido, preci- tendida influencia en el debate social y político,
samente, cuando Marx puso en cuestión los nú- durante buena parte del siglo XIX.
cleos eurocéntricos de su propio pensamiento, No se agotan allí las notables coincidencias
desafortunadamente sin lograr encontrar una con el materialismo histórico respecto de la
resolución eficaz a los problemas epistémicos cuestión de las clases sociales. Para ser un tex-
y teóricos implicados. Admite, pues, heterogé- to escrito después de trescientos años de histo-
neas lecturas. Pero el materialismo histórico, ria del capitalismo mundial eurocentrado y co-
sobre todo en su versión marxista-leninista,
pretendió, no sin éxito, hacer pasar el legado
de Marx como una obra sistemáticamente ho- 17 No se puede pasar por alto la intrigante ausencia
en Marx de casi toda mención del pensamiento saintsi-
mogénea e imponer su propia lectura, a fin de moniano, en especial de la Exposition de la Doctrine,
ser admitido como el único legítimo heredero. tanto mayor por el hecho de que usó todos los concep-
Es sabido que Marx dijo expresamente que tos básicos y la terminología de sus obras: la lista de
no era el descubridor de las clases sociales, ni clases sociales antagónicas que encabeza el capítulo I
de sus luchas, pues antes de él lo habían hecho de El manifiesto ya está íntegra en la Exposition (amos
y esclavos, patricios y plebeyos, señores y siervos), así
los historiadores y economistas burgueses16. como clase obrera, trabajadores asalariados, proleta-
Pero, aunque él, curiosamente, no la menciona, rios. Además, no tiene que forzarse nada la Exposition
no hay duda alguna de que fue en la obra de para encontrar que la perspectiva entera de la relación
Claude Henri de Saint-Simon y de los saintsi- entre clases sociales e historia, y entre la explotación
de la clase obrera o proletariado y la revolución para
monianos donde fueron formulados por prime-
poner punto final a todas las formas de explotación,
ra vez, mucho antes de Marx, los elementos bá- ya están formuladas allí, antes de reaparecer para la
sicos de lo que un siglo después sería conocido posteridad como las claves de la teoría revolucionaria
como la teoría de las clases sociales del mate- del materialismo histórico. En ese sentido, el recono-
cimiento hecho por Engels (Del socialismo utópico
al socialismo científico) de la “genial perspicacia” de
Saint-Simon, mientras lo ubica entre los “socialistas
16 Véase Karl Marx y Frederic Engels (1947: 71-74). utópicos”, es tardío e interesado.
304 Aníbal Quijano - Cuestiones y Horizontes

lonial / moderno, no puede dejar de ser llama- junto con sus similitudes, tiene también nota-
tiva la ceguera absoluta de la Exposition de la bles diferencias que aquí apenas es pertinente
Doctrine respecto de los siguientes puntos: 1) señalar. En primer término, Marx se mantuvo,
la coexistencia y la asociación, bajo el capitalis- es verdad, hasta casi el final de su trabajo, den-
mo, de todas las formas de explotación / domi- tro de la misma perspectiva (saintsimoniana y
nación del trabajo; 2) en el mundo del capitalis- eurocéntrica) de una secuencia histórica uni-
mo no existían solamente las clases sociales de lineal y unidireccional de sociedades de clase.
“industriales”, de un lado, y “obreros” o “prole- Sin embargo, como se sabe bien ahora, al irse
tarios”, del otro, sino también las de “esclavos”, familiarizando con las investigaciones históri-
“siervos”, “plebeyos” y “campesinos libres”; 3) cas y con el debate político de los “populistas”
las relaciones de dominación originadas en la rusos, se dio cuenta de que esa unidireccionali-
experiencia colonial de “europeos” o “blancos” dad y esa unilinealidad dejaban fuera de la his-
e “indios”, “negros”, “amarillos” y “mestizos”, toria otras decisivas experiencias históricas.
implicaban profundas relaciones de poder, que Llegó, así, a ser consciente del eurocentrismo
en aquel periodo estaban tan estrechamente li- de su perspectiva histórica, pero no dio el sal-
gadas a las formas de explotación del trabajo to epistemológico correspondiente. El mate-
que parecían “naturalmente” asociadas entre rialismo histórico posterior eligió condenar y
sí; 4) la relación capital-salario no era el único omitir ese tramo de la indagación de Marx, y se
eje de poder, ni siquiera en la economía, sino aferró dogmáticamente a lo más eurocéntrico
que había otros ejes de poder que existían y ac- de su herencia.
tuaban en ámbitos que no eran solamente eco- Es cierto, por otra parte, como todo el mun-
nómicos, como la “raza”, el género y la edad; do advierte, que hay una distinción percepti-
5) en consecuencia, la distribución del poder ble entre su visión de las relaciones de clase,
entre la población de una sociedad no provenía implicadas en su teoría sobre el capital, y la
exclusivamente de las relaciones en torno del que subyace a sus estudios históricos. En esa
control del trabajo, ni se reducía a ellas. teoría, el capital es una relación social especí-
El movimiento de la indagación de Marx so- fica de producción, cuyos dos términos funda-
bre las clases sociales no fue probablemente mentales son los capitalistas y los obreros. Los
ajeno al debate de los saintsimonianos. Pero primeros son quienes controlan esa relación,
Colonialidad del poder y clasificación social 305

y en esa calidad, son “funcionarios” del capi- en las dos clases sociales fundamentales. La
tal. Son los dominantes de esa relación, pero tercera es que la teoría de El Capital implica
lo hacen en su propio y privado beneficio. En que se trata de una relación social, estructu-
esa calidad, son explotadores de los obreros. rada independientemente de la voluntad y de
Desde ese punto de vista, ambos términos son la conciencia de las gentes, y que, en conse-
las clases sociales fundamentales de El Capi- cuencia, éstas se encuentran distribuidas en
tal. De otro lado, sin embargo, y sobre todo en ella de manera necesaria e inevitable, por una
su análisis de la coyuntura francesa, especial- legalidad histórica que las sobrepasa. En esa
mente en El 18 Brumario de Luis Bonaparte, visión, las clases sociales son presentadas
Marx da cuenta de varias clases sociales que, como estructuras dadas por la naturaleza de
según las condiciones del conflicto político- la relación social; sus ocupantes son portado-
social, emergen, se consolidan o se retiran de res de sus determinaciones y, por lo tanto, sus
escena: burguesía comercial, burguesía indus- comportamientos deberían expresar dichas
trial, proletariado, grandes terratenientes, oli- determinaciones estructurales.
garquía financiera, pequeña-burguesía, clase La primera propuesta tiene confirmación
media, lumpemproletariado, gran burocracia. en las propias palabras de Marx. Así, ya en el
Así mismo, en Teorías de la plusvalía, advierte famoso e inconcluso capítulo sobre las clases,
que Ricardo olvida enfatizar el constante creci- del Vol. III de El Capital, Marx sostiene que:
miento de las clases medias.
El materialismo histórico posterior, en es- Los propietarios de simple fuerza de trabajo, los
pecial en su versión marxista-leninista, ha ma- propietarios de capital y los propietarios de tie-
rras, cuyas respectivas fuentes de ingresos son el
nejado esas diferencias en la indagación mar-
salario, la ganancia y la renta del suelo, es decir,
xiana, por medio de tres propuestas. La prime-
los obreros asalariados, los capitalistas y los te-
ra es que las diferencias se deben al nivel de rratenientes, forman las tres grandes clases de la
abstracción teórica en El Capital, e histórico sociedad moderna, basada en el régimen capita-
coyuntural en El 18 Brumario. La segunda es lista de producción (1966: 817).
que esas diferencias son, además, transitorias,
pues en el desenvolvimiento del capital, la so- Sin embargo, comprueba que ni siquiera en
ciedad tenderá de todos modos a polarizarse Inglaterra, no obstante ser la más desarro-
306 Aníbal Quijano - Cuestiones y Horizontes

llada y “clásica” de las modernas sociedades solidan, parcial y temporalmente o de modo


capitalistas, “se presenta en toda su pureza definido y permanente, según el curso de las
esta división de la sociedad en clases”, ya que luchas concretas de las gentes concretas, dis-
clases medias y estratos intermedios no dejan putando el control de cada ámbito del poder.
que sean nítidas las líneas de separación en- No son estructuras, ni categorías, anteriores a
tre las clases. Pero inmediatamente advierte tales conflictos.
que eso será depurado por el desenvolvimien- Esa línea de reflexión de Marx también está
to de la ley del desarrollo capitalista, que lleva presente en El Capital, a pesar de todas sus co-
continuamente a la polarización entre las cla- nocidas ambigüedades. Por eso, la tercera pro-
ses fundamentales. puesta establece una diferencia básica entre
Con El 18 Brumario, sin embargo, ocurre la perspectiva marxiana y la del materialismo
un doble desplazamiento de problemática y histórico. Mientras que en éste las clases socia-
de perspectiva, que no se puede explicar sola- les son ocupantes de una suerte de nichos es-
mente porque se trate de un análisis histórico tructurales, donde son ubicadas y distribuidas
coyuntural. En el movimiento de la reflexión las gentes por las relaciones de producción, en
marxiana están implícitas, de una parte, la idea Marx se trata de un proceso histórico concreto
de que en la sociedad francesa de ese tiempo de clasificación de las gentes. Esto es, un pro-
no existe sólo el salario, sino varias y diversas ceso de luchas en que unos logran someter a
otras formas de explotación del trabajo, todas otros en la disputa por el control del trabajo
articuladas al dominio del capital y en su bene- y de los recursos de producción. En otros tér-
ficio. De algún modo, eso preludia la diferen- minos, las relaciones de producción no son ex-
ciación entre capital (relación entre capital y ternas, ni anteriores a las luchas de las gentes,
salario) y capitalismo (relaciones heterogé- sino el resultado de las luchas entre las gentes
neas entre capital y todas las demás formas de por el control del trabajo y de los recursos de
trabajo), que confronta anticipadamente a la producción, de las victorias de los unos y de las
teoría de la articulación de modos de produc- derrotas de otros, y como resultado de las cua-
ción, producida más tarde por el materialismo les se ubican y/o son ubicadas o clasificadas.
histórico. De otra parte, la idea según la cual Esa es, sin duda, la propuesta teórica implica-
las clases se forman, se desintegran o se con- da en el famoso capítulo sobre la “acumulación
Colonialidad del poder y clasificación social 307

originaria”18. De otro modo, la línea de análisis “clases medias”, tendían a crecer conforme el
de El 18 Brumario de Luis Bonaparte no ten- capitalismo se desarrollaba. En segundo lugar,
dría sentido. En la línea marxiana, en conse- porque no era suficiente la visión dualista del
cuencia, las clases sociales no son estructuras, pasaje entre “precapitalismo” y “capitalismo”
ni categorías, sino relaciones históricamente respecto de las experiencias del “Tercer Mun-
producidas y, en ese sentido, históricamente do”, en donde configuraciones de poder muy
determinadas, aun cuando esa visión esté re- complejas y heterogéneas no corresponden a
ducida a sólo uno de los ámbitos del poder: el las secuencias y etapas esperadas en la teoría
trabajo. En cambio, en el materialismo históri- eurocéntrica del capitalismo. Sin embargo, el
co, tal como lo señala E. P. Thompson, se pro- materialismo histórico no logró encontrar una
longa la visión “estática”, es decir, ahistórica, salida teórica respaldada en la experiencia his-
que asigna a las clases sociales la calidad de tórica, y arribó apenas a la propuesta de “articu-
estructuras establecidas por relaciones de pro- lación de modos de producción”, sin abandonar
ducción, que vienen a la existencia por fuera de la idea de la secuencia entre ellos. Es decir, tales
la subjetividad y de las acciones de las gentes, “articulaciones” no dejan de ser coyunturas de
es decir, antes de toda historia. la transición entre los modos “precapitalistas” y
El materialismo histórico ha reconocido, el “capitalismo”19. En otros términos, consisten
después de la segunda guerra mundial, que en
su visión evolucionista y unidireccional de las
clases sociales y de las sociedades de clase, hay 19 Esa línea caracterizó las investigaciones y los de-
pendientes problemas complicados. En primer bates científico-sociales entre los marxistas estructu-
lugar por la reiterada comprobación de que in- ralistas franceses, sobre todo durante los años setenta
(entre otros, Pierre Philippe Rey, Claude Meillassoux).
cluso en los “centros”, algunas clases “precapi-
En inglés, véase la compilación de Harold Wolpe: The
talistas”, el campesinado en particular, no salían Articulation of Modes of Production (1973). En Amé-
ni parecían dispuestas a salir de la escena his- rica Latina, una parte de los investigadores optó por
tórica del “capitalismo”, mientras que otras, las una perspectiva diferente, según la cual el capitalismo
es una estructura de explotación / dominación donde
se articulan todas las formas históricamente conocidas
18 Véase Karl Marx, El Capital (1966, Vol. I, cap. XXIV: de explotación del trabajo, en torno de un eje común:
607 ss.). las relaciones capital-salario. Es la línea seguida en mis
308 Aníbal Quijano - Cuestiones y Horizontes

en la coexistencia (transitoria, por supuesto) mente distinta la manera de conocer que llevó,
del pasado y el presente de su visión histórica. primero a los historiadores franceses del siglo
Al materialismo histórico le es ajena y hostil la XVIII, y después a los saintsimonianos de las
idea de que no se trata de “modos de produc- primeras décadas del XIX, a clasificar en “cla-
ción articulados”, sino del capitalismo como ses” a la población europea. Para Linneo, las
estructura mundial de poder dentro del cual, y plantas estaban allí, en el “reino vegetal”, da-
a su servicio, se articulan todas las formas his- das por naturaleza, y a partir de algunas de sus
tóricamente conocidas de trabajo, de control y características, empíricamente diferenciables,
de explotación social del trabajo. era posible “clasificarlas”. Los que estudiaban
De otro lado, la idea de “clase” fue introdu- y debatían la sociedad de la Europa centro-
cida en los estudios sobre la naturaleza antes nórdica, a fines del siglo XVIII y a comienzos
que en los estudios sobre la sociedad. Fue el del XIX, aplicaron la misma perspectiva a las
naturalista sueco, Linneo, el primero en usarla gentes, y encontraron que era posible clasifi-
en su famosa clasificación botánica del siglo carlas también a partir de sus características
XVIII. Él descubrió que era posible clasificar más constantes, en especial por su lugar en la
las plantas según el número y la disposición de estructura social de riqueza y pobreza, mando
los estambres de las flores, porque éstas tien- y obediencia. Fue un hallazgo saintsimoniano
den a permanecer sin cambios en el curso de descubrir que la fuente principal de esas dife-
la evolución20. No pareciera haber sido básica- rencias estaba en el control del trabajo y sus
productos y de los recursos de la naturaleza
empleados en el trabajo.
propios trabajos, por ejemplo, en Lo cholo en el conflic-
to cultural peruano (1964); Imperialismo, clases so- Los teóricos del materialismo histórico, des-
ciales y Estado en el Perú (1973) y Naturaleza, situa- de fines del siglo XIX, no produjeron rupturas o
ción y tendencias de la sociedad peruana (1969). Esa mutaciones decisivas en esa perspectiva de co-
es la perspectiva denominada “histórico-estructural”, nocimiento. Por supuesto, al transferir el sus-
que aparece ya desde mis “Notas sobre el concepto de
marginalidad social” (1966).
20 Carlos Linneo (1707-1778) (Carolus Linnaeus, en 1730. Véase James L. Larson, Reason and Experience:
latín, y en sueco, Carl Von Linné) fue el primero en ela- The Representation of Natural Order in the Work of
borar un sistema de clasificación de las plantas desde Carl Von Linné (1971).
Colonialidad del poder y clasificación social 309

tantivo “clase” del mundo de la naturaleza al de cognitivas de su origen naturalista y, a través


la sociedad, era indispensable asociarlo con un de ellas, de su duradera imprenta sobre la pers-
adjetivo que legitimara ese desplazamiento: la pectiva eurocéntrica en el conocimiento histó-
clase deja de ser botánica y se muta en social. rico-social. No se podría entender, ni explicar
Pero dicho desplazamiento fue básicamente de otro modo, la idea del materialismo histó-
semántico. El nuevo adjetivo no podía ser ca- rico o de los sociólogos de la “sociedad indus-
paz, por sí solo, ni de cortar el cordón umbilical trial”, según la cual, las gentes son “portadoras”
que ataba al recién nacido concepto al vientre de las determinaciones estructurales de clase
naturalista, ni de proporcionarle para su desa- y deben, en consecuencia, actuar según ellas.
rrollo una atmósfera epistémica alternativa. En Sus deseos, preferencias, intenciones, volicio-
el pensamiento eurocéntrico, heredero de la nes, decisiones y acciones son configuradas se-
Ilustración continental, la sociedad era un or- gún esas determinaciones, y deben responder a
ganismo, un orden dado y cerrado, y las clases ellas. El problema creado por la inevitable dis-
sociales fueron pensadas como categorías ya tancia entre ese presupuesto y la subjetividad
dadas en la “sociedad”, como ocurría con las y la conducta externa de las gentes así clasi-
plantas en la “naturaleza”. ficadas, encontró en el materialismo histórico
Debe tenerse en cuenta, en relación con una imposible solución: era un problema de
esas cuestiones, que otros términos que tienen la “conciencia”, y ésta sólo podía ser llevada a
el mismo común origen naturalista –estructu- los explotados por los intelectuales burgueses,
ra, procesos, organismo–, en el eurocentrismo como el polen es llevado a las plantas por las
pasan al conocimiento social con las mismas abejas (Kautsky-Lenin). O irse elaborando y de-
ataduras cognitivas que el término clase. La sarrollando en una progresión orientada hacia
obvia vinculación entre la idea eurocéntrica de una imposible “conciencia posible” (Lukács).
las clases sociales con las ideas de “estructu- La impronta naturalista, positivista y mar-
ra” como un orden dado en la sociedad, y de xista-positivista de la teoría eurocéntrica de
“proceso” como algo que tiene lugar en una es- las clases sociales, implica también dos cues-
tructura, y de todas ellas con la idea orgánica tiones cruciales: 1) en su origen, la teoría de
y sistémica de “totalidad”, ilumina con claridad las clases sociales está pensada exclusivamen-
la persistencia en ellas de todas las marcas te sobre la base de la experiencia europea, la
310 Aníbal Quijano - Cuestiones y Horizontes

cual, a su vez, está pensada según la perspec- existencia social en donde se forman relacio-
tiva eurocéntrica; 2) las únicas diferencias que nes de poder entre las gentes no son considera-
son percibidas entre los europeos como real- das en absoluto, o son consideradas sólo como
mente significativas –una vez abolidas las jerar- derivativas de las “relaciones de producción” y
quías nobiliarias por la revolución francesa– se determinadas por ellas.
refieren a la riqueza / pobreza y al mando / obe- Todo aquello significa que la idea de clases
diencia. Diferencias que remiten, de un lado, al sociales es elaborada en el pensamiento euro-
lugar y a los roles de las gentes respecto del céntrico, entre fines del siglo XVIII y fines del
control del trabajo y de los recursos que en la XIX, cuando ya la percepción de la totalidad
naturaleza sirven para trabajar (relaciones de desde Europa, por entonces el “centro” del
producción), y de otro lado, a los lugares y ro- mundo capitalista, ha sido ya definitivamente
les de las gentes en el control de la autoridad, organizada como una dualidad histórica: Euro-
ergo, del Estado. Las otras diferencias que en la pa (para el caso, sobre todo Europa central e
población europea de los siglos XVIII y XIX es- Inglaterra) y no-Europa. Y esa dualidad impli-
taban vinculadas a diferencias de poder, princi- caba, además, que mucho de todo lo que era
palmente sexo y edad, en esa perspectiva son no-Europa, aunque existía en el mismo escena-
“naturales”, es decir, hacen parte de la clasifi- rio temporal, en realidad correspondía al pasa-
cación en la “naturaleza”. En otros términos, la do de un tiempo lineal, cuyo punto de llegada
teoría eurocéntrica sobre las clases sociales, y era, obviamente, Europa. En la no-Europa exis-
no solamente en el materialismo histórico mar- tían, en ese mismo momento, siglo XIX, todas
xista-positivista, o entre los weberianos, sino las formas no-salariales del trabajo. Pero desde
en el propio Marx, es reduccionista: se refiere Saint Simon hasta hoy, el eurocentrismo sólo
única y exclusivamente a uno solo de los ám- ve en ellas el pasado “precapitalista” o “prein-
bitos del poder: el control del trabajo y de sus dustrial”. Es decir, esas clases sociales son
recursos y productos. Y eso es especialmente “precapitalistas” o no existen. En la no-Europa
notable, sobre todo en Marx y sus herederos, habían sido impuestas identidades raciales
pues no obstante que su propósito formal es es- no-europeas o “no-blancas”. Pero ellas, como
tudiar, entender y cambiar o destruir el poder la edad o el género entre los europeos, corres-
en la sociedad, todas las otras instancias de la ponden a diferencias “naturales” de poder en-
Colonialidad del poder y clasificación social 311

tre europeos y no-europeos. En Europa están y no hay realmente nada fundamental que ga-
en formación, o ya están formadas, las institu- nar si son tales o cuales las características que
ciones modernas de autoridad: los Estados-na- se escogen, o deben ser escogidas, para que la
ción modernos y sus respectivas identidades. operación clasificatoria resulte menos “ideoló-
Pero en la no-Europa sólo son percibidas las gica” y más “objetiva”.
tribus y las etnias como el pasado “pre-moder- Con la clasificación de los elementos de la
no”, pues ellas serán reemplazadas en algún naturaleza lo que importaba era, como corres-
futuro por Estados-nación “como en Europa”. pondía a la racionalidad cartesiana, descubrir
Europa es civilizada. No-Europa es primitiva. las “propiedades” que definen y al mismo tiem-
El sujeto racional es europeo. La no-Europa es po emparentan a determinados “objetos” entre
objeto de conocimiento. Como corresponde, la sí, o los distinguen individualmente y muestran
ciencia que estudiará a los europeos se llamará su género próximo y su diferencia específica.
“Sociología”, mientras la que estudiará a los no- Pero con la cuestión de las clases sociales, lo
europeos se llamará “Etnografía”. que realmente está en juego, y lo estuvo desde
A esta altura del debate no es, pues, suficien- el comienzo en el propósito de quienes intro-
te mantenerse en los conocidos parámetros, dujeron la idea, es algo radicalmente distinto:
porque eso no agota la cuestión, ni resuelve los la cuestión del poder en la sociedad. Y el pro-
problemas planteados en el conocimiento y en blema es que ninguna de aquellas opciones, ni
la acción. Limitarse a insistir en que es necesa- juntas, ni por separado, son aptas para permitir
rio historizar la cuestión de las clases sociales, aprehender e indagar la constitución histórica
es decir, referirla a la historia concreta de gen- del poder, y mucho menos la del poder capita-
tes concretas, en lugar de mantener una visión lista, mundial y colonial / moderno.
“estática” o ahistórica de las clases sociales, o Por todo eso, es pertinente salir de la teoría
poner a Weber en lugar de Marx, o explorar sus eurocéntrica de las clases sociales y avanzar
entrecruzamientos viables, como suele hacerse hacia una teoría histórica de la clasificación
en la sociología escolar, ya es inconducente. En social. El concepto de clasificación social, en
cualquiera de esas opciones, y en todas juntas, esta propuesta, se refiere a los procesos de lar-
se trata sólo de clasificar a las gentes por algu- go plazo, en los cuales las gentes disputan por
nas de sus dadas características diferenciales, el control de los ámbitos básicos de existencia
312 Aníbal Quijano - Cuestiones y Horizontes

social, y de cuyos resultados se configura un diferencias sociales, ya que sus características,


patrón de distribución del poder, centrado en empíricamente observables y diferenciables,
relaciones de explotación / dominación / con- son resultado de esas relaciones de poder, sus
flicto entre la población de una sociedad y en señales y sus huellas. Se puede partir de éstas
una historia determinadas. Fue ya señalado para un primer momento y un primer nivel de
que el poder, en este enfoque, es una malla de aprehensión de las relaciones de poder, pero
relaciones de explotación / dominación / con- no tiene sentido hacer residir en ellas la natu-
flicto que se configuran entre las gentes, en la raleza de su lugar en la sociedad. Es decir, su
disputa por el control del trabajo, de la “natura- clase social.
leza”, del sexo, de la subjetividad y de la auto-
ridad. Por lo tanto, el poder no se reduce a las
“relaciones de producción”, ni al “orden y au- Heterogeneidad de la
toridad”, separados o juntos. Y la clasificación clasificación social
social se refiere a los lugares y a los roles de las
gentes en el control del trabajo, sus recursos Desde la inserción de América en el capitalis-
(incluidos los de la “naturaleza”) y sus produc- mo mundial moderno / colonial, las gentes se
tos; del sexo y sus productos; de la subjetividad clasifican y son clasificadas según tres líneas
y sus productos (ante todo el imaginario y el diferentes, pero articuladas en una estructura
conocimiento); y de la autoridad, sus recursos global común por la colonialidad del poder: tra-
y sus productos. bajo, género y raza. La edad no llega a ser inser-
En ese sentido específico, toda posible teo- tada de modo equivalente en las relaciones so-
ría de la clasificación social de las gentes re- ciales de poder, pero sí en determinados ámbi-
quiere, necesariamente, indagar por la historia, tos del poder. Y en torno de dos ejes centrales:
las condiciones y las determinaciones de una el control de la producción de recursos de so-
dada distribución de relaciones de poder en brevivencia social y el control de la reproduc-
una sociedad específica. Porque es esa distri- ción biológica de la especie. El primero implica
bución del poder entre las gentes de una so- el control de la fuerza de trabajo, de los recur-
ciedad la que las clasifica socialmente, deter- sos y productos del trabajo, lo que incluye los
mina sus recíprocas relaciones y genera sus recursos “naturales”, y se institucionaliza como
Colonialidad del poder y clasificación social 313

“propiedad”. El segundo implica el control del instancias centrales del poder, es conflictivo.
sexo y sus productos (placer y descendencia), Es decir, consiste en una disputa, violenta o
en función de la propiedad. La “raza” fue incor- no, en derrotas y en victorias, en resistencias,
porada en el capitalismo eurocentrado en fun- y en avances y retrocesos. Ocurre en términos
ción de ambos ejes. Y el control de la autoridad individuales y/o colectivos, con lealtades y trai-
se organiza para garantizar las relaciones de ciones, persistencias y deserciones. Y, puesto
poder así configuradas. En esa perspectiva, las que toda estructura de relaciones es una arti-
“clases sociales” resultantes son heterogéneas, culación de discontinuos, heterogéneos y con-
discontinuas, conflictivas, y están articuladas flictivos ámbitos y dimensiones, los lugares y
también de modo heterogéneo, discontinuo y los papeles no necesariamente tienen o pueden
conflictivo. La colonialidad del poder es el eje tener las mismas ubicaciones y relaciones en
que las articula en una estructura común, como cada ámbito de la existencia social, o en cada
podrá ser mostrado más adelante. En tanto que momento del respectivo espacio / tiempo. Esto
todos los elementos que concurren a la cons- es, las gentes pueden tener, por ejemplo, un lu-
titución de un patrón de poder son de origen, gar y un papel respecto del control del trabajo,
forma y carácter discontinuos, heterogéneos, y otro bien diferente y hasta opuesto respecto
contradictorios y conflictivos en el espacio y del control del sexo o de la subjetividad, o en
en el tiempo, es decir, cambian o pueden cam- las instituciones de autoridad. Y no siempre los
biar en cada una de esas instancias, en función mismos en el curso del tiempo.
de sus cambiantes relaciones con cada uno de Desde ese punto de vista, la idea eurocéntri-
los otros, las relaciones de poder no son, no ca de que las gentes que, en un dado momento
pueden ser, una suerte de nichos estructurales de un patrón de poder, ocupan ciertos lugares
preexistentes, en donde las gentes son distri- y ejercen ciertos roles, constituyan por esos
buidas, y de los cuales asumen tales o cuales solos factores una comunidad o un sujeto his-
características y se comportan o deben com- tórico, apunta en una dirección históricamente
portarse acordemente. inconducente. Semejante idea sólo sería admi-
El modo como las gentes llegan a ocupar, to- sible si fuera posible admitir también que ta-
tal o parcialmente, transitoria o establemente, les gentes ocupan lugares y cumplen papeles
un lugar y un papel respecto del control de las simétricamente consistentes entre sí, en cada
314 Aníbal Quijano - Cuestiones y Horizontes

una de las instancias centrales del poder. La De una propuesta alternativa al eurocen-
distribución de las gentes en las relaciones de trismo no se desprende, en consecuencia, que
poder tiene, en consecuencia, el carácter de una población afectada en un momento y una
procesos de clasificación, des-clasificación y forma del proceso de clasificación social, no
re-clasificación social de una población, es de- llegue a tener los rasgos de un grupo real, de
cir, el carácter de aquella articulada dentro de una comunidad y de un sujeto social. Pero tales
un patrón social de poder de larga duración. rasgos sólo se constituyen como parte y resul-
No se trata aquí solamente del hecho de que tado de una historia de conflictos, de un patrón
las gentes cambian y pueden cambiar su lugar y de memoria asociado a esa historia y que es
sus papeles en un patrón de poder, sino de que percibido como una identidad, y que produce
tal patrón, como tal, está siempre en cuestión, una voluntad y una decisión de trenzar las he-
puesto que las gentes están disputando todo el terogéneas y discontinuas experiencias parti-
tiempo, y los recursos, razones y necesidades culares en una articulación subjetiva colectiva,
de esos conflictos nunca son los mismos en que se constituye en un elemento de las rela-
cada momento de una larga historia. En otros ciones reales materiales. Las luchas colectivas
términos, el poder está siempre en estado de
conflicto y en procesos de distribución y de
redistribución. Sus periodos históricos pueden tador del movimiento respectivo, orientado en una di-
rección ya determinada. Tal “sujeto” sólo puede existir,
ser distinguidos, precisamente, en relación con en todo caso, no como histórico, sino, bien al contra-
tales procesos21. rio, como metafísico. De otro lado, sin embargo, la sim-
ple negación de toda posibilidad de subjetivación de
un conjunto de gentes, de su constitución como sujeto
21 Dejo para otro trabajo el debate más detenido so- colectivo bajo ciertas condiciones y durante un cierto
bre la cuestión del “sujeto histórico”, que ha sido pues- tiempo, va directamente contra la experiencia históri-
to en la mesa por las corrientes posmodernistas. Por el ca, si no admite que lo que puede llamarse “sujeto”, no
momento creo necesario indicar, apenas, primero mi sólo colectivo, sino inclusive individual, está siempre
escepticismo respecto de la noción de “sujeto históri- constituido por elementos heterogéneos y disconti-
co”, porque remite, quizás inevitablemente, a la heren- nuos, y que llega a ser una unidad sólo cuando esos
cia hegeliana, no del todo “invertida” en el materialis- elementos se articulan en torno de un eje específico,
mo histórico. Esto es, a una cierta mirada teleológica bajo condiciones concretas, respecto de necesidades
de la historia y a un “sujeto” orgánico o sistémico, por- concretas y de modo transitorio.
Colonialidad del poder y clasificación social 315

de sectores de trabajadores que llegan a organi- plotación / dominación / conflicto. De las tres
zarse en sindicatos, en partidos políticos, las de instancias es el trabajo, esto es, la explotación
identidades llamadas “nacionales y/o étnicas”, / dominación, la que se ubica como el ámbito
las de comunidades, inclusive, mucho más am- central y permanente. La dominación hace po-
plias, que se agrupan como identidades religio- sible la explotación y no se la encuentra, sino
sas, y que son perdurables por largos plazos, muy raramente, actuando por separado. Las
son ejemplos históricos de tales procesos de otras instancias son, ante todo, instancias de
subjetivación de amplias y heterogéneas po- dominación, ya que la explotación sexual, es-
blaciones, que son incluso discontinuos en el pecíficamente, es discontinua. Esto es, mien-
tiempo y en el espacio. tras que la relación de explotación / domina-
Sin embargo, no todos los procesos de sub- ción entre capital-trabajo es continua, el mis-
jetivación social o de constitución de sujetos mo tipo de relación varón-mujer no ocurre en
colectivos pueden ser reconocidos como pro- todos los casos, ni en todas las circunstancias;
cesos de clasificación social. En algunos ca- no es, pues, continua. Así mismo, en la relación
sos se trata de un problema de formación de entre “razas” se trata, ante todo, de domina-
identidades, de un proceso identitario que no ción. En fin, la articulación entre instancias de
pone en cuestión, para nada, esas instancias de explotación y de dominación es heterogénea y
poder social. Desde nuestra perspectiva, sólo discontinua. Y, por lo mismo, la clasificación
los procesos de subjetivación, cuyo sentido es social como un proceso en el cual las tres ins-
el conflicto en torno de la explotación / domi- tancias están asociadas / disociadas, tiene tam-
nación, constituyen procesos de clasificación bién, necesariamente, esas características.
social. En el capitalismo mundial la cuestión Una idea, que originalmente fue propues-
del trabajo, de la raza y del género, son las tres ta con claro carácter histórico por Marx, fue
instancias centrales respecto de las cuales se posteriormente mistificada en el materialismo
ordenan esas relaciones conflictivas de explo- histórico: el interés de clase. En la medida en
tación / dominación. Ergo, los procesos de cla- que la idea de clase se hizo reduccionista y se
sificación social consistirán, de todos modos, ahistorizó, el interés de clase en el capitalis-
en procesos donde esas tres instancias se aso- mo fue reducido a la relación entre capital y
cian o se disocian respecto del complejo ex- salario. Los intereses de los demás trabajado-
316 Aníbal Quijano - Cuestiones y Horizontes

res fueron siempre vistos como secundarios y De todos modos, ningún proceso de clasi-
susceptibles de ser subordinados a los de los ficación social, de subjetivación de las gentes
asalariados obreros, y en particular a los de la frente al capitalismo, podrá ser suficientemen-
llamada clase obrera industrial. te seguro para reproducirse y sostenerse por
¿Qué ocurre, sin embargo, si se asume, el periodo necesario para llevar a las víctimas
como es imperativo hoy, que el capitalismo ar- de la explotación / dominación capitalista a
ticula y explota a los trabajadores bajo todas su liberación, si, desde la perspectiva inme-
las formas de trabajo, y que los mecanismos diata de las gentes concretas implicadas, esas
de dominación usados para ese efecto –“raza” tres instancias son percibidas y manejadas de
y “género”– son usados diferenciadamente en modo separado o, peor, en conflicto. No por
ese heterogéneo universo de trabajadores? En acaso, mantener, acentuar y exasperar entre
primer término, el concepto de interés de clase los explotados / dominados la percepción de
requiere ser pensado también en términos de esas diferenciadas situaciones, en relación con
su heterogeneidad histórico-estructural. el trabajo, la raza y el género, ha sido y es un
En seguida, es necesario establecer, en cada medio extremamente eficaz de los capitalistas
momento y en cada contexto específico, el eje para mantener el control del poder. La colonia-
común de relación de explotación / dominación lidad del poder ha tenido en esta historia el pa-
/ conflicto entre todos los trabajadores, someti- pel central.
dos a todas las formas de trabajo y a todas las
formas de dominación, con el capital y sus fun-
cionarios. Por esas razones, acerca de la clasifi- Colonialidad del poder
cación social o procesos de subjetivación social y clasificación social
frente a la explotación / dominación, la cuestión
central es la determinación de las condiciones En la historia conocida antes del capitalismo
históricas específicas respecto de las cuales es mundial se puede verificar que, en las relacio-
posible percibir los modos, los niveles y los lí- nes de poder, ciertos atributos de la especie
mites de la asociación de las gentes implicadas han jugado un papel principal en la clasifica-
en esas tres instancias (trabajo, género y raza), ción social de las gentes: sexo, edad y fuerza de
en un periodo y en un contexto específicos. trabajo son sin duda los más antiguos. Desde
Colonialidad del poder y clasificación social 317

la conquista de América se añadió el fenotipo. en la naturaleza, es una indicación muy eficaz


El sexo y la edad son atributos biológicos di- de que el poder, todo poder, requiere de ese
ferenciales, aunque su lugar en las relaciones mecanismo subjetivo para su reproducción. Y
de explotación / dominación / conflicto está es interesante preguntarse por qué. Mientras
asociado a la elaboración de dichos atributos la producción social de la categoría “género”,
como categorías sociales. En cambio, la fuerza a partir del sexo, es sin duda la más antigua
de trabajo y el fenotipo no son atributos bioló- en la historia social, la producción de la cate-
gicos diferenciales. El color de la piel, la forma goría “raza”, a partir del fenotipo, es relativa-
y el color del cabello, de los ojos, la forma y mente reciente, y su plena incorporación a la
el tamaño de la nariz, etc., no tienen ninguna clasificación de las gentes en las relaciones de
consecuencia en la estructura biológica de la poder tiene apenas quinientos años: comienza
persona y, ciertamente, menos aún en sus ca- con América y la mundialización del patrón de
pacidades históricas. Y, del mismo modo, ser poder capitalista22.
trabajador “manual” o “intelectual” no tiene re-
lación con la estructura biológica. En otros tér-
minos, el papel que cada uno de esos elemen- 22 Llevaría a otra parte discutir aquí extensa y especí-
tos juega en la clasificación social, esto es, en ficamente la cuestión racial. Remito a mi estudio “Raza,
la distribución del poder, no tiene nada que ver etnia, nación: cuestiones abiertas” (1992). La literatu-
ra de este debate no cesa de crecer. Quizás la más útil
con la biología, ni con la “naturaleza”. Tal papel entre las publicaciones recientes sea la de Jonathan
es el resultado de las disputas por el control de Marks, Human Biodiversity. Genes, Race and History
los ámbitos sociales. (1995). Entre los menos recientes, véase la compilación
Por lo mismo, la naturalización de las ca- de Raymond Mack, Race, Class, and Power (1963).
Ciertas almas piadosas quisieran la igualdad entre las
tegorías sociales que dan cuenta del lugar de
razas, pero juran que éstas son realmente existentes.
esos elementos en el poder es un desnudo pro- Así, virtualmente en todas las universidades de Estados
ducto histórico social. El hecho de que las ca- Unidos, hay cátedras sobre “Race and Ethnicity”, y el
tegorías, que identifican lugares y papeles en servicio de Migraciones tiene una prolija clasificación
las relaciones de poder, tengan la pretensión racista / etnicista, basada en los rasgos fenotípicos (co-
lor, sobre todo), aunque el gobierno federal haya sido
de ser simplemente nombres de fenómenos
obligado a admitir la “igualdad racial”. Casi todos los in-
“naturales”, tengan o no alguna referencia real dígenas de otros países que estudiaron en esas univer-
318 Aníbal Quijano - Cuestiones y Horizontes

Las diferencias fenotípicas entre vencedo- eurocentrado del patrón de poder, material e
res y vencidos han sido usadas como justifica- intersubjetivo. Es decir, de su colonialidad.
ción de la producción de la categoría “raza”, Se convirtió, así, en el más específico de los
aunque se trata, ante todo, de una elabora- elementos del patrón mundial de poder capi-
ción de las relaciones de dominación como talista eurocentrado y colonial / moderno, y
tales. La importancia y la significación de la penetró cada una de las áreas de la existencia
producción de esta categoría para el patrón social del patrón de poder mundial, eurocen-
mundial de poder capitalista eurocéntrico y trado, colonial / moderno. Hace falta estudiar
colonial / moderno, difícilmente podría ser y establecer, de modo sistemático (no sisté-
exagerada: la atribución de las nuevas iden- mico), las implicaciones de la colonialidad
tidades sociales resultantes y su distribución del poder en el mundo capitalista. En los lí-
en las relaciones de poder mundial capitalis- mites de este texto, me restringiré a proponer
ta, se estableció y se reprodujo como la forma un esquema de las principales cuestiones.
básica de la clasificación social universal del
capitalismo mundial, y como el fundamento A. Colonialidad de la clasificación
de las nuevas identidades geoculturales y de social universal del mundo
sus relaciones de poder en el mundo. Y, así capitalista
mismo, llegó a ser el trasfondo de la produc-
ción de las nuevas relaciones intersubjetivas Lo que comenzó con América fue mundialmen-
de dominación, y de una perspectiva de co- te impuesto. La población de todo el mundo
nocimiento mundialmente impuesta como la fue clasificada, ante todo, en identidades “ra-
única racional. La racialización de las relacio- ciales”, y dividida entre los dominantes / supe-
nes de poder entre las nuevas identidades so- riores “europeos” y los dominados / inferiores
ciales y geoculturales fue el sustento y la refe- “no-europeos”. Las diferencias fenotípicas fue-
rencia legitimadora fundamental del carácter ron usadas, definidas, como expresión exter-
na de las diferencias “raciales”: en un primer
periodo, principalmente el “color” de la piel y
sidades y pasaron por ese servicio de migraciones, re-
del cabello y la forma y el color de los ojos;
gresan a sus países convertidos a la religión del “colour
consciousness”, y proclaman la realidad de la “raza”. más tarde, en los siglos XIX y XX, también
Colonialidad del poder y clasificación social 319

otros rasgos como la forma de la cara, el ta- B. Colonialidad de la articulación


maño del cráneo, la forma y el tamaño de la política y neocultural
nariz. El color de la piel fue definido como la
marca “racial” diferencial más significativa, Los territorios y las organizaciones políticas
por más visible, entre los dominantes / supe- de base territorial, colonizadas parcial o to-
riores o “europeos”, de un lado, y el conjunto talmente o no colonizadas, fueron clasifica-
de los dominados / inferiores “no-europeos”, dos en el patrón eurocentrado del capitalis-
del otro lado. De ese modo, se adjudicó a los mo colonial/moderno, precisamente, según
dominadores / superiores europeos el atribu- el lugar que las “razas” y sus respectivos “co-
to de “raza blanca”, y a todos los dominados / lores” tenían en cada caso. Así se articuló el
inferiores “no-europeos”, el atributo de “razas poder entre “Europa”, “América”, “África”,
de color”23. La escalera de gradación entre el “Asia” y, mucho más tarde, “Oceanía”. Eso
“blanco” de la “raza blanca” y cada uno de los facilitó la naturalización del control eurocen-
otros “colores” de la piel fue asumida como trado de los territorios, de los recursos de
una gradación entre lo superior y lo inferior en producción en la “naturaleza”. Y cada una de
la clasificación social “racial”. esas categorías, impuestas desde el eurocen-
tro del poder, ha terminado siendo finalmen-
te admitida hasta hoy, para la mayoría, como
23 El proceso de la producción social del color, expresión de la naturaleza y de la geografía,
como el signo principal de una clasificación social no de la historia del poder en el planeta. Los
universal del mundo colonial / moderno y eurocen- grupos dominantes de las razas no-blancas
trado del capitalismo, es todavía una cuestión cuya fueron sometidos a ser tributarios, es decir,
investigación histórica sistemática está por hacerse.
Aquí es indispensable señalar que, antes de América,
intermediarios en la cadena de transferencia
el “color” no se registra como clasificador de las gen- de valor y de riquezas de la periferia colonial
tes en las relaciones de poder. El eurocentramiento al eurocentro, o asociados dependientes. Los
del nuevo patrón de poder no fue, sin duda, inevita- Estados-nación del centro se constituyeron
ble. Pero fue su establecimiento lo que dio origen, teniendo como contrapartida los Estados
explicación y sentido a la imposición de la categoría
“raza”, y del “color” como su marca externa, desde el coloniales primero, y los Estados-nación de-
siglo XVI hasta hoy. pendientes después.
320 Aníbal Quijano - Cuestiones y Horizontes

Como parte de esa relación, los procesos de América, o donde las poblaciones aborígenes
ciudadanización, de representación desigual fueron reducidas a minorías aisladas, si no ex-
pero real de los diversos sectores sociales, terminadas, como sucedió en Estados Unidos,
la retribución en servicios públicos de la pro- Canadá, Australia y Nueva Zelandia. De allí se
ducción y de la tributación de los trabajadores desprende, de nuevo, que la colonialidad del
(llamado Welfare State), no ha dejado de ser, poder implica, en las relaciones internaciona-
en definitiva, privilegio del centro, porque su les de poder y en las relaciones internas den-
costo se paga en muy amplia medida por la tro de los países, lo que en América Latina ha
explotación del trabajo de la periferia colonial sido denominado como dependencia históri-
en condiciones no democráticas y no naciona- co-estructural.
les, esto es, como sobre-explotación. Debido a
esas determinaciones, todos los países cuyas C. Colonialidad de la distribución
poblaciones son, en su mayoría, víctimas de mundial del trabajo
relaciones racistas o etnicistas de poder, no
han logrado salir de la periferia colonial, en la No menos decisiva para el capitalismo euro-
disputa por el “desarrollo”24. Y los países que centrado moderno / colonial fue la distribución
han llegado a incorporarse al “centro”, o están mundial de trabajo en torno de la colonialidad
en camino de hacerlo, son aquellos cuyas so- del poder. El capitalismo ha organizado la ex-
ciedades, o no tienen relaciones de coloniali- plotación del trabajo en un complejo engranaje
dad, porque, precisamente, no fueron colonias mundial, en torno del predominio de la relación
europeas, o lo fueron pero de modo muy corto capital-salario. Para muchos teóricos, en eso
y muy parcial (Japón, Taiwán, China), o países consiste todo el capitalismo. Todo lo demás
en donde las poblaciones colonizadas fueron es “precapitalista” y, de esa manera, externo al
en un comienzo minorías pequeñas, como los capital. Sin embargo, desde América sabemos
“negros” al formarse Estados Unidos de Norte que la acumulación capitalista no ha prescindi-
do, en momento alguno, de la colonialidad del
poder hasta hoy día.
24 Sobre la relación entre colonialidad y desarrollo,
El esquema de un mundo capitalista, dual-
véase mi texto “América Latina en la economía mun-
dial” (1993). mente ordenado en “centro” y “periferia”, no
Colonialidad del poder y clasificación social 321

es arbitrario precisamente por esa razón, aun- al lugar de las gentes en el control del trabajo
que probablemente habría sido mejor pensar y de sus productos, sino que, inclusive en ese
en “centro colonial” y “periferia colonial” (en restricto ámbito, quedaron ordenadas sobre
el sentido de la colonialidad, y no sólo, y no la base principal de la colonialidad del poder.
tanto, del colonialismo), para evitar la se- En el eurocentro, pensado de modo aislado
creción “naturalista”, físico-geográfica de la y separado de la periferia colonial, la clasifi-
imagen. En el centro (eurocentro), la forma cación social apareció, inevitablemente, sólo
dominante, no sólo estructuralmente, sino en relación con el trabajo, ya que los “euro-
también, a largo plazo, demográficamente, peos” no se percibían aún como racialmente
de la relación capital-trabajo, fue salarial. Es diferenciados, como, en cambio, sí lo hacen
decir que la relación salarial fue, principal- hoy, cuando las poblaciones víctimas de la
mente, “blanca”. En la “periferia colonial”, en colonialidad del poder han logrado instalarse
cambio, la relación salarial fue, con el tiempo, en las sedes originales de los colonizadores.
estructuralmente dominante, pero siempre Las “clases sociales” fueron, por eso, concep-
minoritaria en la demografía como en todo lo tualmente separadas y diferenciadas de las
demás, mientras que las más extendidas y sec- “razas”, y sus recíprocas relaciones fueron
torialmente dominantes fueron todas las otras pensadas como externas. Globalmente, sin
formas de explotación del trabajo: esclavitud, embargo, como fue siempre la condición mis-
servidumbre, producción mercantil simple, re- ma de existencia del capitalismo, las “clases
ciprocidad. Pero todas ellas estuvieron, desde sociales” fueron diferenciadamente distribui-
el comienzo, articuladas bajo el dominio del das entre la población del planeta, sobre la
capital y en su beneficio. base de la colonialidad del poder: en el euro-
Globalmente, la relación salarial ha sido centro los dominantes son capitalistas, mien-
siempre, hoy inclusive, la menos extendida tras que los dominados son los asalariados,
geográfica y demográficamente. El universo las clases medias y los campesinos indepen-
mundial del trabajo y de los trabajadores del dientes; en la periferia colonial, en cambio,
capital fue, en cambio, diverso y heterogéneo. los dominantes son capitalistas tributarios
En consecuencia, las “clases sociales” entre la y/o asociados dependientes, mientras que
población del mundo, no sólo no se redujeron los dominados son esclavos, siervos, peque-
322 Aníbal Quijano - Cuestiones y Horizontes

ños productores mercantiles independientes, La unidad e integración familiar, impuestas


asalariados, clases medias y campesinos. como ejes del patrón de familia burguesa del
Esa clasificación social diferenciada, entre el mundo eurocentrado, fue la contrapartida de
centro y la periferia colonial, ha sido el meca- la continuada desintegración de las unidades
nismo central del engranaje de acumulación de parentesco en las razas no-blancas, apro-
global en beneficio del centro. De hecho, es piables y distribuibles, no sólo como mercan-
lo que ha permitido producir, mantener y cos- cías, sino directamente como animales. En
tear la lealtad de los explotados / dominados particular entre los esclavos negros, ya que
“blancos” frente a las “razas”, ante todo en la sobre ellos esa forma de dominación fue más
“periferia colonial”, pero también dentro del explícita, inmediata y prolongada. La caracte-
“centro”, como no ha terminado de ocurrir, rística hipocresía subyacente a las normas y
sobre todo en Estados Unidos. valores formal-ideales de la familia burguesa,
no es, desde entonces, ajena a la colonialidad
D. Colonialidad de las relaciones del poder.
de género
E. Colonialidad de las relaciones
En todo el mundo colonial, las normas y los culturales o intersubjetivas
patrones formal-ideales de comportamiento
sexual de los géneros y, en consecuencia, los Ya quedaron anotadas muchas de las implica-
patrones de organización familiar de los “eu- ciones mayores de la hegemonía del eurocen-
ropeos” fueron directamente fundados en la trismo en las relaciones culturales, intersubje-
clasificación racial: la libertad sexual de los va- tivas en general, en el mundo del capitalismo
rones y la fidelidad de las mujeres fue, en todo colonial / moderno. Aquí apenas vale apuntar
el mundo eurocentrado, la contrapartida del lo siguiente. En todas las sociedades donde
“libre” –esto es, no pagado como en la prosti- la colonización implicó la destrucción de la
tución– acceso sexual de los varones blancos estructura social, la población colonizada fue
a las mujeres negras e indias. En Europa, en despojada de sus saberes intelectuales y de
cambio, fue la prostitución de las mujeres la sus medios de expresión exteriorizantes u ob-
contrapartida del patrón de familia burguesa. jetivantes. Fueron reducidos a la condición de
Colonialidad del poder y clasificación social 323

gentes rurales e iletradas. En las sociedades aquella. La dominación es, por lo tanto, sine
donde la colonización no logró la total des- qua non del poder, de todo poder. Esta es una
trucción social, las herencias intelectual y es- vieja constante histórica. La producción de
tético-visual no pudieron ser destruidas, pero un imaginario mitológico es uno de sus más
fue impuesta la hegemonía de la perspectiva característicos mecanismos. La naturaliza-
eurocéntrica en las relaciones intersubjetivas ción de las instituciones y categorías que or-
con los dominados. A largo plazo, en todo el denan las relaciones de poder, impuestas por
mundo eurocentrado se fue imponiendo la he- los vencedores / dominadores, ha sido hasta
gemonía del modo eurocéntrico de percepción ahora su procedimiento específico. En el ca-
y de producción de conocimientos, y en una pitalismo eurocentrado, es sobre la base de
parte muy amplia de la población mundial el la naturalización de la colonialidad de poder
propio imaginario fue colonizado. Last but not que la “cultura universal” fue impregnada de
least, la hegemonía eurocéntrica en la cultura mitología y de mistificación en la elaboración
del mundo capitalista ha implicado una mane- de fenómenos de la realidad. La lealtad ra-
ra mistificada de percepción de la realidad, lo cial de los blancos frente a las otras razas ha
mismo en el centro que en la periferia colonial. servido como la piedra angular de la lealtad,
Pero sus efectos en la última, en el conocimien- incluso nacional, de los explotados y domina-
to y en la acción, han sido casi siempre histó- dos “blancos” respecto de sus explotadores
ricamente conducentes a callejones sin salida. en todo el mundo y, en primer término, en el
La cuestión nacional, la cuestión de la revolu- “eurocentro”25.
ción, la cuestión de la democracia son sus em-
blemáticos ejemplos.
25 Se trata de un fenómeno muy conocido, como lo
testimonia la continuada segregación de los “negros”
F. Dominación / explotación, en las centrales sindicales dirigidas por “blancos” en los
colonialidad y corporeidad Estados Unidos. Pero no afecta sólo a los trabajadores
mismos, sino, peor, a sus ideólogos y líderes políticos,
Hay una relación clara entre la explotación que se reclaman socialistas. Los más ilustrativos ejem-
plos son la división entre todos los socialistas, primero,
y la dominación: no toda dominación impli-
y de los marxistas después, frente al racismo y al colo-
ca explotación, pero ésta no es posible sin nialismo en África y en Asia, en los siglos XIX y XX. Ver
324 Aníbal Quijano - Cuestiones y Horizontes

La “naturalización” mitológica de las cate- “Raza” es una categoría cuyo origen in-
gorías básicas de la explotación / dominación tersubjetivo es, en ese sentido, demostra-
es un instrumento de poder excepcionalmen- ble. ¿Por qué, entonces, ha llegado a ser tan
te poderoso. El ejemplo más conocido es la presente en la sociedad “moderna”, tan pro-
producción del “género” como si fuera idénti- fundamente introyectada en el imaginario
co a sexo. Muchas gentes piensan que ocurre mundial, como si fuera realmente “natural” y
lo mismo con “raza” respecto, sobre todo, de material? Sugiero un camino de indagación:
“color”. Pero esta es una radical confusión. porque implica algo muy material: el cuerpo
Después de todo, el sexo es realmente un atri- humano. La corporalidad es el nivel decisivo
buto biológico (implica procesos biológicos) de las relaciones de poder. Porque el “cuerpo”
y algo tiene que ver con el “genero”. Pero el menta a la “persona”, si se libera el concepto
“color” es, literalmente, un invento eurocén- de “cuerpo” de las implicaciones mistificato-
trico en tanto que referencia “natural” o bioló- rias del antiguo dualismo judeocristiano (al-
gica de “raza”, ya que nada tiene que hacer con ma-cuerpo, psiquis-cuerpo, etcétera). Y eso
la biología. Y, encima, el “color” en la sociedad es lo que hace posible la “naturalización” de
colonial / moderna no siempre ha sido el más tales relaciones sociales. En la explotación,
importante de los elementos de racialización es el cuerpo el que es usado y consumido en
efectiva o de los proyectos de racialización, el trabajo y, en la mayor parte del mundo, en
como en el caso de los “arios” respecto de la pobreza, en el hambre, en la malnutrición,
los demás “blancos”, incluidos los “blancos” en la enfermedad. Es el cuerpo el implicado
“judíos”, y, más recientemente, en los proce- en el castigo, en la represión, en las torturas y
sos de racialización de las relaciones árabe- en las masacres durante las luchas contra los
israelíes. Estas son, si falta hiciera, eficientes explotadores.
demostraciones históricas del carácter estric- Pinochet es un nombre de lo que le ocurre
tamente mítico-social de la relación entre “co- a los explotados en su “cuerpo” cuando son
lor” y “raza”. derrotados en esas luchas. En las relaciones
de género, se trata del cuerpo. En la “raza”, la
referencia es al cuerpo, pues el “color” pre-
el documentado estudio de Horace Davis, Nationalism
and Socialism (1967). sume el cuerpo. Hoy, la lucha contra la ex-
Colonialidad del poder y clasificación social 325

plotación / dominación implica, sin duda, en Extensión Cultural Universidad Nacional de


primer término, la lucha por la destrucción Colombia, N° 20: 5-23.
de la colonialidad del poder, no sólo para Davis, Horace 1967 Nationalism and Socialism
terminar con el racismo, sino por su condi- (Nueva York: Monthly Review Press).
González Casanova, Pablo 1965 “Internal
ción de eje articulador del patrón universal
Colonialism and National Development”
del capitalismo eurocentrado. Esa lucha es
en Studies in Comparative International
parte de la destrucción del poder capitalista, Development, N° 1-4.
por ser hoy la trama viva de todas las for- Haya de la Torre, Raúl 1932 El Antiimperialismo y
mas históricas de explotación, dominación, el APRA (Santiago: Ercilla).
discriminación, materiales e intersubjetivas. Hindess y Hirst 1975 Pre-Capitalist Modes of
El lugar central de la “corporeidad”, en este Production (Londres: Routledge).
plano, lleva a la necesidad de pensar, de re- Laclau, Ernesto y Mouffe, Chantal 1985 Hegemony
pensar, vías específicas para su liberación, and Socialist Strategy (Londres: Verso).
esto es, para la liberación de las gentes, in- Larson, James L. 1971 Reason and Experience: The
dividualmente y en sociedad, del poder, de Representation of Natural Order in the Work of
Carl Von Linné (Nueva York: s/d).
todo poder. Y la experiencia histórica hasta
Mack, Raymond 1963 Race, Class, and Power
aquí apunta a que no hay camino distinto que
(Nueva York: American Book).
la socialización radical del poder para llegar Mariátegui, José Carlos 1928 7 Ensayos de
a ese resultado. Eso significa, la devolución interpretación de la realidad peruana
a las gentes mismas, de modo directo e inme- (Lima: s/d).
diato, del control de las instancias básicas de Marks, Jonathan 1995 Human Biodiversity. Genes,
su existencia social: trabajo, sexo, subjetivi- Race and History (Nueva York: Aldine de
dad, autoridad. Gruyter).
Marx, Karl 1966 El Capital (México: Fondo de
Cultura Económica) Vols. I, II y III.
Bibliografía Marx, Karl y Engels, Frederic 1947 “Carta a
Weydemeyer (Londres, 5 de marzo de 1852)” en
Anrup, Roland 1985 “Totalidad social: ¿unidad Correspondencia (Buenos Aires: Problemas)
conceptual o unicidad real?” en Revista de pp. 71-74.
326 Aníbal Quijano - Cuestiones y Horizontes

Meiksins Wood, Ellen 1986 A Retreat from Class: A modernidad / racionalidad” en Perú Indígena
New ‘True’ Socialism (Londres: Verso). (Lima) Vol. 13, N° 29: 11-29.
Olin Wright, Erik 1978 Class, Crisis and the State Quijano, Aníbal 1991b “La modernidad, el
(s/d: NLB). capitalismo y América Latina nacen el mismo
Parkin, Frank 1979 Marxism and Class Theory. día” en ILLA, N° 10, enero.
A Bourgeois Critique (Nueva York: Columbia Quijano, Aníbal 1988 Modernidad, identidad y
University Press). utopía en América Latina (Lima: Sociedad y
Poulantzas, Nicos 1968 Pouvoir et Classes Sociales Política).
(París: s/d). Quijano, Aníbal 1973 Imperialismo, clases sociales
Prebisch, Raúl 1981 Capitalismo periférico, crisis y Estado en el Perú (s/d).
y transformación (México: Fondo de Cultura Quijano, Aníbal 1969 Naturaleza, situación y
Económica). tendencias de la sociedad peruana (Santiago de
Prebisch, Raúl 1976 “Crítica al capitalismo Chile: Centro de Estudios Socio-Económicos).
periférico” en Revista de la CEPAL (Santiago de Quijano, Aníbal 1966 Notas sobre el concepto
Chile: CEPAL) 1° semestre. de marginalidad social (Santiago de Chile:
Prebisch, Raúl 1963 Hacia una dinámica del CEPAL).
desarrollo latinoamericano (México: Fondo de Quijano, Aníbal 1964 Lo cholo en el conflicto
Cultura Económica). cultural peruano (Lima: s/d).
Quijano, Aníbal 1994 “Colonialité du Pouvoir et Quijano, Aníbal y Wallerstein, Immanuel 1992
Democratie en Amerique Latine” en Future “Americanity as a Concept or the Americas in
Anterieur: Amerique Latine, democratie et the Modern World System” en International
exclusion (Paris: L´ Harmattan). Journal of Social Sciences, N° 134, noviembre.
Quijano, Aníbal 1993 “América Latina en Shanin, Theodor 1984 The Late Marx: The Russian
la economía mundial” en Problemas Road (Nueva York: MR Press).
del desarrollo (México: Instituto de Stavenhagen, Rodolfo 1965 “Clases, Colonialism
Investigaciones Económicas-UNAM) Vol. and Acculturation” en Studies in Comparative
XXIV, N° 95, octubre-diciembre. International Development, N° 4-7.
Quijano, Aníbal 1992 “Raza, etnia, nación: Thompson, E. P. 1978 Poverty and Theory
cuestiones abiertas” en José Carlos Mariátegui (Londres: Pantheon Books).
y Europa (Lima: Amauta). Thompson, E. P. 1964 The Making of the English
Quijano, Aníbal 1991a “Colonialidad y Working Class (Londres: Pantheon Books).
Colonialidad del poder y clasificación social 327

Tomich, Dale 1997 “World of Capital/Worlds of Wallerstein, Immanuel 1989 (1974) The Modern World
Labor: A Global Perspective” en Hall, John (ed.) System (Nueva York: Academic Press). 3 Vols.
Reworking Class (Ithaca / Londres: Cornell Wolpe, Harold 1973 The Articulation of Modes of
University Press). Production (Londres: Routledge / Kegan Paul).

También podría gustarte