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REFLEXIÓN SOBRE EL CONDE DE MONTECRISTO

Luego de realizar la actividad oral interactiva y recolectar discusiones y presentaciones, pude comprender
la relación de la novela El Conde de Montecristo con su contexto político, cultural y literario de una manera
más minuciosa. Alejandro Dumas, perteneciente a la corriente literaria del Romanticismo que surgió a
fines del siglo XVIII en contrariedad al Neoclasicismo, desarrolló la trama de la novela en la transición de
una monarquía absolutista a una constitucional en Francia, donde se renuevan temas y ambientes donde
uno muy significativo es la justicia, porque el protagonista trata de ejecutarla de la manera más óptima
mediante el liberalismo, la oposición al materialismo y la primacía de un genio creador.
El liberalismo, una de las primeras reacciones de la importancia del yo, se aprecia en personajes como
el protagonista o Eugenia que viven dentro de un mundo fantástico con un insaciable sentimiento de
autonomía. Edmundo, por ejemplo, muestra una necesidad de soledad en el capítulo XXIII, pues finge
una caída o afirma que el único que lo manda es él (pág. 570). En cuanto a Eugenia Danglars se ve el
sentimiento de autonomía y firmeza que tiene cuando ejecuta una fuga con su amiga.
También el materialismo se presenta en diversos momentos y con diferentes personajes. Primero, se
aprecia el poder del dinero para cambiar el aspecto de las personas, lo que afirma Franz d’ Epinay en el
capítulo XXXVI al ver a su compañero Alberto. De la misma manera se observa el poder sobre las
personas que este tiene haciendo que la codicia prevalezca más que el amor, lo que se evidencia en
Andrés Cavalcanti o Danglars cuando hablan de negocios.
Por último se ve la primacía de un genio creador cuyas acciones son tratadas en el libro como la
Providencia, a donde los personajes acuden cuando sienten que están actuando mal o piden piedad, lo
que experimenta Dantés al reencontrarse con Mercedes, cancelar la batida contra Alberto o sentir piedad
por Villefort.
Por los aspectos que he mencionado, puede concluir que la novela El Conde de Montecristo es una
magnánima obra que no sólo está ligada con su contexto político, cultural o literario, sino que muestra al
ser humano como un ser imperfecto incrustado por ideales de envidia e individualismo; pero capaz de
reflexionar y cambiar las actitudes erróneas que en algún momento realizó, mostrando piedad y amor sin
igual para obrar de una manera más justa.
Número de palabras: 400
LA PERSONALIDAD DE EDMUNDO DANTÉS OPUESTA AL MATERIALISMO PARA
EXPRESAR LA NOCIÓN PERFECTA DE JUSTICIA
Alejandro Dumas, nacido el 24 de julio de 1802, toma como punto de partida para escribir sus
obras a su país natal, Francia, en especial, los momentos en que este se encontraba en un contexto
social-político muy determinante para su futuro pues pasaba por un periodo de transición de una
monarquía absolutista a una constitucional; reflejo de ello es El conde de Montecristo, novela ejemplar
del Romanticismo, corriente a la que pertenece. Con ella, Dumas, haciendo uso de un registro formal,
trata de transmitir un profundo contenido reflexivo y moral pues presenta a su protagonista
estrechamente relacionado a la justicia, donde, en algunas partes del relato, utiliza la técnica de la caja
china, pues incluye una historia tras otra, pero mantiene siempre a la trama general.
El personaje principal trata de lograr dicha justicia mediante el soporte material que en muchas
oportunidades posee, pero es capaz de reconocer que sus esfuerzos por ese medio no darían
resultados, por ello, en el siguiente ensayo se demostrará que la personalidad de Edmundo Dantes se
definió y rigió de acuerdo a aspectos opuestos al materialismo, como son el escapismo hacia su realidad
y entorno, la Providencia que atribuye a Dios a manera de refugio y la influencia de otros personajes en
su toma de decisiones; para así lograr la noción perfecta de justicia en El Conde de Montecristo. El
materialismo mencionado se divide en dos: primero es el filosófico, que establece que no hay otra
realidad que la material; y la otra, formulada por Friedrich Engels, es la histórica, según la cual es la
realidad social y sus poderes lo que determinan al ser y no su consciencia.
La primera característica se presenta en el siglo XVIII (Francia), gracias a la Ilustración y las
consecuencias generadas por la revolución francesa, donde no solo existía una “veneración” hacia el
dinero, sino también se medía a la persona por su capacidad económica, debido a ello los escritores de
aquella época sobreestimaban a sus sentimientos antes que a su razón y su actitud denotaba escapismo
(rechazo) hacia el materialismo histórico. A manera de solución, dichos escritores utilizaron como óptima
salida la restauración de los valores de la época medieval a la misma vez que configuraban a su literatura
para que denotara la insatisfacción hacia el egoísmo y la sociedad de su época, donde se buscaba “la
liberación de las cadenas que ataban su ideología” y así cambiar el contexto donde se encontraban.
Basándose en la característica del párrafo anterior, Dumas creó un personaje que exprese
escapismo con respecto a su sociedad, pero no demostrándolo desde un principio sino presentándolo
de una manera evolutiva. Al comienzo se puede evidenciar a un Dantés lleno de vida y alegría, como un
joven muy afortunado; sin embargo, aquel Edmundo al cual se hace referencia, va tornándose en un
personaje que adopta una actitud con tendencia a características del escapismo, donde ya no puede
soportar viviendo en el mundo que lo rodea debido a la desesperación de su estado y la incertidumbre
de su futuro. No obstante, Dantés trata de evitar dicha actitud, pues aún creía en la caridad de las
personas como en el de Villefort, lamentablemente, al final resulta convirtiéndose en un personaje que
ya no puede gozar de la vida, cubriendo así este sentimiento mediante la planeada pero no concretada
venganza contra los responsables de su encarcelamiento, llegando al final a un estado evasión y
resignación para todo lo existente en la Tierra: “[…] Habiendo agotado los recursos humanos, y no
encontrando remedio de ninguna clase para sus males se dirigió a Dios […]” (Dumas: 80), donde el
único hilo que lo mantenía vivo no era algo material sino un elemento sensorial, el ruido, que causaba
el abate Faria.
La Providencia es presentada como un factor de refugio a la cual el protagonista acude para
solucionar sus problemas. Esta también es presentada de manera evolutiva ya que al principio Dantés
cree de manera superficial en ella, en el nudo se le separa parcialmente, pero al final adopta una completa
relación con este elemento.

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Personajes específicos inculpan al Conde de no ser el encargado de Dios pues intentaba realizar
actos que no satisfacían sus necesidades. Un ejemplo es la conversación que el Conde y Mercedes
sostienen, quien muestra su incomodidad cuando su hijo se enfrentaría en una batida para salvaguardar
la dignidad de su padre donde el Conde, a manera de defensa, dice: “[…] os equivocáis, no son
desgracias, es un castigo. No he sido yo, ha sido la Providencia la que ha castigado al señor de Morcef”,
-ella- “¿Y por qué sustituís a la Providencia?, ¿Por qué os acordáis cuando ella olvida?”(Dumas: 572);
vemos también a la culpabilidad impuesta hacia Dantés por parte de Morrel, cuando su amada Valentina
agonizaba a causa del veneno que había tomado, “[…] ¿Vos, […], que pretendéis desempeñar en la
Tierra el papel de la Providencia, y que no habéis podido dar un contraveneno a la infeliz?”(Dumas: 649)
No obstante, Edmundo Dantes sigue creyendo en la Providencia pero no de la misma manera
en como lo hacía antes de que sea encarcelado, pues en ese entonces tenía una actitud inocente, sumisa
y muy respetuosa hacia los demás, sino más bien de una manera más analítica conociendo ya las
injusticias de la vida. Gracias a ella puede encontrar una óptima solución a su venganza no concretada;
distinguimos, por ejemplo, que el Conde es capaz de perdonar y hacer que los problemas acaben como
cuando Alberto, además de excusarse y cancelar la batida contra el Conde, comprende la intención
razonable de su venganza: “Siempre la Providencia, ¡desde hoy si creo ciertamente que soy el enviado
de Dios!” (Dumas: 581). Otra ilustración es en el momento en que Dantés puede darse cuenta que las
medidas que ha tomado no han sido las más óptimas, y concluye que la justicia se desarrollaría en el
mundo de arriba: “[…] es necesario que ese miserable Morcef, y Danglars, y Villefort, no crean que la
casualidad les ha libertado de su enemigo. Sepan que la Providencia, que había ya decretado su castigo,
ha variado, pero que los espera en el otro mundo […]” (Dumas: 576). En cualquiera de los casos ya
citados, se aprecia que la personalidad del protagonista se ve influenciada por la Providencia, que
funciona como un resguardo, ayudándolo así a entender lo infundado que puede ser el materialismo.
Por último se establece la relación e influencia de personajes femeninos con características
románticas al sentimiento de rechazo hacia el materialismo histórico por parte de Edmundo Dantés. Una
manera indirecta pero que realmente aporta al sentimiento de despojo, es el deseo insaciable de
autonomía que en sí podría ser presentada como una temática en el libro denotada “amor a la libertad”,
dicho sentimiento es demostrado claramente por Eugenia Danglars, quien poseía ideales que no
agradaban a su padre; muchas veces se aprecia el estado de opresión que ella sentía pero la rápida
respuesta que ejecutaba, como la negación hacia el matrimonio e incluso el enamoramiento, un ejemplo
donde dicho sentimiento llega a su límite es cuando Eugenia decide huir con su compañera, Luisa de
Armilly, cambiando su apariencia hasta parecerse a un varón, despojándose así de todas las
comodidades materiales y posesiones, a lo que cabe adecuado la afirmación con la que otras mujeres
se consolaban pues decían que no hay necesidad de dinero para ser bellas.(Dumas:608)
De una manera directa se percibe el poder de otras mujeres para apaciguar e incluso hacer
cambiar de planes al protagonista. Una de ellas es Mercedes, a quien ya se mencionó, también se
encuentra a Haydeé que aparece cuando él ya no encuentra solución, y a quien no le importa todo el
poder y manejo de dinero que posee el Conde sino que quiere su amor mas no su abandono: “Pues bien,
si morís-dijo-, legad vuestra fortuna a otros, porque no tendré necesidad de nada.”(Dumas: 577),
mediante ellas el protagonista es capaz de darse cuenta que la noción perfecta de justicia según su
perspectiva es errónea, llegando a afirmar ya sea mediante pensamientos, sentimientos o actos que el
hombre no debe depender de las cosas materiales para ser justo.
Por todo lo que se ha expuesto y comprobado se llega a concluir que aunque Edmundo Dantés
tome la decisión de venganza, llegue a ser el Conde de Montecristo y esté, en la mayoría de la narración,
ligado al dinero; en realidad va a pretender aplicar la justicia de la manera más óptima hacia sus
opresores, hecho por el cual se verá que constantemente tuvo una actitud de escapismo hacia el mundo
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que lo estaba rodeando, utilizando en diversas ocasiones a la Providencia a manera de resguardo e
influenciado por personajes femeninos. Por ende se evidenciará que la personalidad opuesta al
materialismo es la cual hace lograr al personaje principal lo que realmente quería alcanzar: una justicia
perfecta.
Número de palabras: 1497
REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS
FUENTES PRIMARIAS
Dumas, A. (1884). El conde de Montecristo. Madrid: EDIMAT LIBROS.

FUENTES SECUNDARIAS
Escobar, J. (19 de Noviembre de 2016). Fundación Biblioteca Virtual Miguel de Cervantes. Obtenido
de Fundación Biblioteca Virtual Miguel de Cervantes:
http://www.cervantesvirtual.com/obra-visor/romanticismo-y-revolucin-0/html/0070ff7e-
82b2-11df-acc7-002185ce6064_4.html

Molines, M. (2012). Diccionario de sinónimos y antónimos. En M. Molines, Diccionario de sinónimos y


antónimos (pág. 544). Madrid: Grados.

RAE. (2014). Diccionario de la Lengua Española, vigesimotercera edición. En RAE, Diccionario de la


Lengua Española, vigesimotercera edición (pág. 1427). Bogotá: Planeta Colombiana, S.A.

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