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¿La oralidad ha sido beneficiosa para la tramitación de los procedimientos regidos

por el COGEP o la situación de la justicia se mantiene en iguales condiciones que a las


que se presentaban en el procedimiento escrito?
La Oralidad en nuestro país tomó más importancia, pero no fue hasta el 2015 con la vigencia
del Código Orgánico General de Procesos (COGEP) que se estableció un Sistema Oral en cuanto
a materia civil, laboral y tributaria entre otros. En nuestro país, este elemento es innovador en
materia civil y tiene ventajas para acelerar los procedimientos legales y garantizar juicios
justos. Es por ello que la oralidad permite que los actos procesales sean realizados de manera
hablada, elemento que suele reducir los documentos escritos a una parte absolutamente
necesaria en los tribunales o audiencias.

De acuerdo con el artículo 168 numeral 6 de La Constitución de 2008 señala que: “La
sustanciación de los procesos en todas las materias, instancias, etapas y diligencias se llevará a
cabo mediante el sistema oral, de acuerdo con los principios de concentración, contradicción y
dispositivo”. Y con esto hace referencia a que la oralidad en los procesos judiciales, es un
sistema innovador que debe ser implementado como un medio para acceder y obtener una
justicia eficaz.

Es innegable que, en comparación con los hechos narrados por escrito, el lenguaje hablado
hace que la comprensión de los hechos por las personas sea más clara y rápida. Sin embargo,
antes de la audiencia, la escritura es un método de tratamiento indispensable en el
proceso oral en donde la demanda es el acto procesal típico de iniciación que debe constar
por escrito porque en ella se indica de manera fáctica los fundamentos de hecho y de derecho,
y la pretensión del autor y los medios probatorios que acompañan a la denuncia garantizan el
derecho de defensa de ambas partes. La escritura es de gran utilidad al momento de
documentar todo lo ocurrido en la audiencia.

Como cualquier sistema recién establecido, En el Ecuador la oralidad es el camino a la fluidez


procesal desarrollada a través de audiencias públicas, es un mecanismo efectivo para reflejar si
la administración de justicia se está prestando como un servicio a la colectividad con calidad,
eficiencia y transparencia, por ello debe existir un periodo de adaptación del sistema para que
los operadores judiciales tengan la capacidad de ejercer de manera óptima los estándares
requeridos por el sistema oral. Algunos abogados y fiscales aún no están preparados para
ejercer con las habilidades de litigio oral. Esta falta de control impide que los abogados
expresen sus opiniones, convenciendo así a los jueces de la culpabilidad o inocencia del
cliente. Es decir, se pierden casos y juicios debido a la falta de poder expresarse y de técnicas
de empleo más que de evidencia.

Por ello se recomienda que tanto abogados como fiscales estén en constante actualización y
preparación, para así profundizar y alcanzar la excelencia técnica que se necesita de acuerdo a
los modelos y sistemas jurídicos vigentes.

Tenemos entonces, que la oralidad es indispensable dentro del ámbito jurídico ecuatoriano y
se debe aplicar con sus principios establecidos en la constitución a más de los establecidos en
el sistema escritural por cuanto aún se debe mantener ciertas actuaciones judiciales por
escrito para que de esta forma los promulgadores de justica promuevan la misma y quede
como referente a futuras generaciones la forma de hacer justicia en nuestro país.

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