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REPÚBLICA BOLIVARIANA DE VENEZUELA

Ministerio del Poder Popular para la Educación Universitaria


Universidad Bolivariana de Venezuela
Programa de Formación de Grado en Estudios Jurídicos
Eje Geopolítico Regional Heroína Juana La Avanzadora
Sub Eje “Indio Warao”
Tucupita, Estado Delta Amacuro

LENGUAJE Y ARGUMENTACION JURIDICA

Trabajo: Discurso Jurídico.

FACILITADOR:
Abog. Francisco Hernández.

BACHILLER:
Jesús E. Romero Acosta C. I. 9.862.083
Periodo: 2020-2_ Trayecto: l_ Tramo: lI
Aldea: Escuela Primaria Bolivariana
Carabobo
Enero, 2021
INTRODUCCIÓN

En el ejercicio del Derecho, como profesional, sin lugar a dudas es necesario

tener en cuenta y practicar una buena oratoria, así como también la preparación de un

adecuado discurso jurídico como principio de comunicación y entendimiento. Estas

herramientas, que, en la práctica cotidiana, representan un metalenguaje dedicado a

observar el correcto funcionamiento de la actividad argumental en el ámbito del

razonamiento jurídico, en consecuencia, en el ámbito de la aplicación de la ley, de la

administración de justicia y de la elaboración de las leyes, de manera que lleguen a ser

espontáneos en el abogado.

Uno de los temas de estudio de la Unidad Curricular Leguaje y argumentación

Jurídica, de la Universidad Bolivariana de Venezuela en el Programa de Formación de

Grado en Estudio Jurídico, específicamente en el Módulo I: Lenguaje Jurídico los temas

5 y 6, buscan formar al estudiante en el manejo de la oratoria y la preparación de un

discurso de corte jurídico. Lo que le permitirá al estudiante de esta Universidad

prepararse y perfeccionarse en el uso de una buena oratoria acompasada con un

discurso que sea exquisito en el léxico, profundamente claro, convincente, sin dudas o

inconsistencias, basado en argumentos reales que demuestren los hechos.

En el presente escrito se desarrollará un ejemplo de un discurso jurídico de

carácter informativo, en el que se cumpla con la exigencia de una buena oratoria,

cargado de conceptos jurídicos, capaces por si solo de ilustrar a los lectores de mismo

lo relacionado a la presentación de pruebas digitales ordinarias en Venezuela, sujetas a

la legislación vigente en nuestro país.


DISCURSO JURIDICO

VALIDÉS DE LAS PRUEBAS DIGITALES EN VENEZUELA

Hoy en día, la aportación de una prueba electrónica en cualquier jurisdicción es

cada vez más habitual: comentarios en redes sociales, grabaciones de videovigilancia,

mensajería instantánea, emails certificados, etc. Pero esta gran variedad de fuentes

probatorias debe tener acceso al proceso de administración de justicia, a través de

alguno de los medios de prueba legalmente previstos. Por ello y con el objetivo de

regular el valor de los correos electrónicos (email) como una prueba documental, en la

legislación venezolana, promovidos ante cualquier ente administrador de justicia, así

como de cualquiera otra clase de datos o información alojada en medios digitales-

electrónicos, es pertinente manifestar; que para regular tal efecto se promulgó en

Gaceta Oficial Nº 37.148 del 28 de febrero de 2001, la Ley Sobre Mensajes De Datos Y

Firmas Electrónicas.

Observando lo antes citado, se establece que el “Correo Electrónico (email)”,

alude prácticamente a toda información disponible para la transferencia de ideas entre

seres humanos que se sirven de cualquier tipo de infraestructura computacional. Siendo

este uno de los conceptos más amplios y flexibles contenidos en la legislación

venezolana.

En el Artículo 4, de la ley antes citada, se establece que “Los mensajes de

datos tendrán la misma eficacia probatoria que la ley otorga a los documentos

escritos…”. En este se expresa de manera evidente la intención del legislador en

consagrar el llamado principio de “Equivalencia Funcional”, referido a que el contenido

de un correo electrónico surte los mismos efectos que el contenido en un documento en

soporte de papel (Carta o Telegrama). Es decir, que la función jurídica que cumple los
documentos en papel y una firma autógrafa respecto a todo acto jurídico, la cumple

igualmente la instrumentación electrónica a través de un mensaje de datos.

Dicha equivalencia funcional atribuye a los correos electrónicos un principio de

no discriminación respecto de las declaraciones de voluntad, independientemente de la

forma en que hayan sido expresadas, en este sentido, los efectos jurídicos deseados

por el emisor de la declaración deben producirse con independencia del soporte en

papel o electrónico donde conste la declaración.

Así mismo, el Artículo 6 Ejusdem, distingue de manera especial a los mensajes

de datos según se refieran o no a “actos jurídicos”, que para su validez se requiera a su

vez la firma autógrafa de su autor. Es en este último caso cuando se exige a un

mensaje de datos la presencia de una firma electrónica asociada. En otras palabras, la

presencia de firma electrónica, si bien es potestativa de las partes involucradas en todo

mensaje de datos, resulta obligatoria cuando la ley de forma expresa exija la firma del

autor (Ej. Carta poder entregada por vía electrónica).

Establezcamos entonces los que se establece como Firma Electrónica; según el

Artículo 2 Ejusdem “Firma Electrónica. Información creada o utilizada por el Signatario,

asociada al Mensaje de Datos, que permite atribuirle su autoría bajo el contexto en el

cual ha sido empleado…”.

Podemos añadir en el caso del correo electrónico que éste encuentra en el

mundo de las pruebas escritas una figura que le es perfectamente análoga: las cartas o

misivas, las cuales tienen valor probatorio en un acto jurídico, pues así lo dispone el

Código de Procedimiento Civil. Por su propia naturaleza y por mandato legal, el correo

electrónico tiene la misma calidad probatoria que los documentos privados escritos
calificados como cartas o misivas y, por lo tanto, pueden ser utilizados en juicio como

prueba documental.

Tal criterio tiene asidero en el artículo 1.375 del Código Civil, en el cual se

cataloga como instrumento privado al telegrama, cuando el original lleva la firma de la

persona designada en él como remitente, o cuando se prueba que el original lo mandó

entregar dicha persona a la Oficina Telegráfica. Dicha norma sustantiva establece

igualmente que «la fecha del telegrama establece, hasta prueba de lo contrario, el día y

la hora en que fue efectivamente expedido o recibido por las Oficinas Telegráficas.

Ahora bien, dado que el correo electrónico podría existir sin estar impreso, la Ley

Sobre Mensajes de Datos y Firmas Electrónicas dispone que cuando el documento

electrónico es impreso tiene igual valor que las copias o reproducciones fotostáticas

(art. 4). Ello ratifica que será prueba hasta tanto no sea desconocido (rechazado) y

desvirtuado por la parte a quien se le opone. El mismo artículo 4 establece que la forma

de promover, controlar, contradecir y evacuar en un acto de administración de justicia

un documento electrónico, está prevista en la ley procesal para las “pruebas libres”; es

decir, aquellas no catalogadas expresamente en el Código de Procedimiento Civil. Este

código en su artículo 395 ordena que la prueba libre se tramite bajo las mismas reglas

de la prueba convencional que más se le asemeje, lo que en el caso del correo

electrónico es el documento privado constituido por una carta o misiva.

De este modo resulta pertinente referirnos a que los documentos transmitidos por

vía electromagnética: el télex, el telegrama, la transmisión por cable, el correo

electrónico y archivos de computación, no constituyen propiamente una reproducción

de un documento. Son telemensajes gráficos reproducidos o reproducibles en papel o

monitor, que por analogía o semejanza asumen la tutela procesal del ofrecimiento,
control y valoración de la prueba por escrito, según el principio de libertad de prueba

previsto en el artículo 395 del Código de Procedimiento Civil, por virtud del único aparte

del artículo 4 de la Ley de Mensaje de Datos y Firmas Electrónicas.

En tan sentido y con la finalidad de admitir o no, el valor de una prueba de índole

electrónico o computacional (Ej. Correo Electrónico), se deberá tener en cuenta la

postura de cada una de las partes en relación con la prueba electrónica aportada,

especialmente si la parte contraria rechaza (impugna) su validez.

Si no se formula impugnación, es decir, si no se cuestiona la validez de la prueba

electrónica, se tenderá a considerarla como auténtica y exacta, por lo que la valorará

junto con el resto de pruebas.

Si se produce la impugnación, entonces resultaran relevantes, por un lado, las

alegaciones que argumenten el rechazo, y por otro los medios de prueba y dictámenes

periciales propuestos para acreditar la validez de la misma.

Así, en la práctica, la parte que pretende la validez de la prueba debe aportar

todos los medios probatorios posibles para fortalecer la prueba aportada, habitualmente

con un perito informático que demuestre la autoría y no manipulación de los datos.

Para concluir, como se ha podido, tener de conocimiento en el desarrollo de este

escrito, en la legislación venezolana se encuentra establecido y perfectamente regulado

la admisibilidad de una prueba de índole digital. Por lo que es definitivamente

procedente y probable la incorporación de documentos digitales (en el caso que nos

ocupa correos electrónicos) como medios probatorios en procedimientos jurídicos,

siempre y cuando cumplan con todos los procesos periciales que a ellas puedan ser

sometidas, y podrán ser tomadas como valederas en caso de su admisibilidad dentro


de un acto de administración de justicia, llevado dentro del territorio Nacional y en

cumplimiento con el ordenamiento jurídico establecido.


REFERENCIA BIBLIOGRAFICA

Código Civil de Venezuela. Gaceta Oficial Nº 2.990 Extraordinaria del 26 de junio de

1.982

Código de Procedimiento Civil. Gaceta Oficial Nº 39.264 del m15 de septiembre de

2009

Ley Sobre Mensajes De Datos Y Firmas Electrónicas. Gaceta Oficial Nº 37.148 del

28 de febrero de 2001

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