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Modelo vivo1

de Elena Bisso

Obra de teatro

Personajes:

María Angélica
Pedro
Padre de María Angélica
Felisa

1 Registrada en propiedad intelectual en diciembre del 2019

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Escena 1

(Ciudad de Buenos Aires, 1927. En la escena aparecen María Angélica, de veintisiete


años, de apariencia frágil y refinada, y Pedro, de cuarenta años, tosco y corpulento.
En el atelier hay un atril, un taburete, una cama turca, un rebenque colgando de la pared,
un candelero, una botella de caña en un estante con un vasito.
Tocan a la puerta del atelier de María Angélica. Ella abre la puerta y entra Pedro, vestido
de overall tiznado y lleva un sombrero entre las manos. Él es la mano derecha del padre
de ella, trabaja haciendo arreglos de mantenimiento: herrería, alambrados en el campo y
resuelve problemas prácticos en las propiedades del padre de Angélica.)

María Angélica- No sabe cuánto le agradezco que acepte, Pedro


Pedro- Bueno, todavía quiero saber un poco más qué es lo que tengo que hacer – (se ha
quitado el sombrero, y lo lleva a la altura del estómago con las dos manos. Sus pies
juntos, y la cabeza algo inclinada hacia adelante en signo de respeto)
María Angélica- Posar para mí mientras lo estudio y voy haciendo un boceto. Se llama
modelo vivo.
Pedro- Ah! Y... ¿qué tengo que hacer.?
María Angélica- No tiene que hacer nada. Quedarse quieto, no más.
Pedro-¿Y si me muevo un poco?
María Angélica- Moverse lo necesario. En esta foto está Lola Mora y su modelo en
Roma. ¿Ve? Ella es una artista muy importante con quien estoy aprendiendo arte. Nos
mandamos cartas. Yo le mando mis dibujos y me los comenta.
Pedro- Ahora entiendo. Pero podemos conversar mientras me quedo quieto y usted
pinta...
María Angélica-Sí, por supuesto.
Pedro-Estoy acostumbrado al trabajo, a hacer. Me va a ser difícil quedarme tan quieto.
María Angélica-Pero ahora trabaja de modelo para mí...
Pedro-Es una situación rara, niña Angélica.
María Angélica- Para nada...¿Ve la foto de Lola Mora y su modelo? Así. Póngase
cómodo. La primera sesión es sentado sobre ese taburete. Tiene que mirar hacia el frente
para que pueda ver su perfil.
Pedro-¿Perfil?-(se ríe a carcajadas, está nervioso)-¡Con este naso que Dios me dio!
María Angélica-¿Y quién le dijo que quería pintar un hombre con nariz respingada?

(Pedro deja el sombrero sobre la cama turca. Y se sienta sobre el taburete. Mueve el pie
derecho con nerviosismo. María Angélica lo mira risueña y le mira el pie. Él deja el pie
quieto. Y se petrifica).

María Angélica- No es para tanto. Aflójese un poquito y muévase lo menos posible.

(María Angélica se acerca a él. Lo mira de cerca y de lejos tomándole la barbilla y lo


observa con cuidado de cerca. Ella se aparta y vuelve al lado de su atril. Se abanica
discretamente con su abanico. Se ha puesto nerviosa. Respira profundamente y se
recompone).

Pedro-Bueno, ya me aflojé. Creo...


María Angélica- Anoche soñé con un incendio en el campo, en Santa Fe. Se incendiaba
la casa principal. Corrían los animales, escapaban del fuego. Papá se salvaba. Estaba

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tiznado. Y en el sueño todo el día surgió humo de la casa-(va trazando líneas sobre la tela
con su carbonilla. Está seria.)
Pedro-¿Y se despertó de golpe, usté?
María Angélica- No. Hay cosas que no recuerdo muy bien.
Pedro- Hay que jugarle al ocho
María Angélica- ¿Jugaría por mí?
Pedro- ¡Y sí! Soy capaz de todo. Ya sabe. Mire en qué situación estoy ahora. Me adapto,
me adapto, y me adapto. Su padre me tiene mucha confianza. A veces me
dice...”arreglate, Pedro. Sé que tenés buen criterio” y me larga con alguna cuestión que se
la arreglo. Sí, sí...
María Angélica- Papá lo aprecia mucho a usted.
Pedro- ¿Y por qué se le ocurrió pedirme a mí de hacer esto de … hacer de no sé cuánto
“vivo”?
María Angélica- Es que quiero estudiar Bellas Artes...
Pedro- ¿Y no hay otros que hagan de …?
María Angélica- Modelos vivos...
Pedro- Eso
María Angélica- Es un problema con papá. Justamente por eso no quiere que haga los
talleres...
Pedro- Está muy misteriosa. ¿Qué tiene de malo hacer de modelo vivo?
María Angélica- Ya se irá dando cuenta, no se impaciente...
Pedro- Ah...¿Su padre no se enojará conmigo por esto, no?

(María Angélica tose...frunce el ceño. Sacude un pañuelo en el aire, como espantando


una mosca...y no le contesta)

María Angélica- Después iremos viendo qué otras sesiones tendremos. Tienen que
coincidir con los viajes de papá a Santa Fe.
Pedro- ¿Usted cree que no se tiene que enterar de que yo he venido acá?
María Angélica- Vio como es...Lo termino convenciendo. Todavía no logré que me
apruebe hacer Bellas Artes.
Pedro-¿Por qué no quiere?
María Angélica-Dice que es un ambiente indecente.
Pedro- Ah! Por eso me pide a mí que le haga de modelo…
María Angélica-Bueno…
Pedro-Pensé que era porque…-(adopta una actitud de decepción como si se hubiera
desinflado).
María Angélica- Pedro, mire hacia adelante-(ella se acerca a él para enderezarle la
cabeza. El obedece ofendido).
Pedro-¿Que más va a pintar? Mi perfil nasudo y ¿qué más?
María Angélica- Ya veremos.

(María Angélica se acerca de nuevo a él y lo va rodeando. Le acaricia la espalda como


midiéndolo. El pone cara de sorpresa abriendo los ojos bien grandes. Ella se para frente a
él y lo toma de los hombros de frente, mirándolo de arriba a abajo)

Pedro- Me siento un poco una cosa, niña Angélica. Usted no se ofrenda, pero esto es
raro.

(María Angélica vuelve a su atril. Y oculta tras la tela cierra los ojos. Y sonríe. Se abanica)

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Pedro- ¿Vio cuando un bichito cae en una tela de araña? Así me siento. Disculpe usté la
comparación.

(María Angélica hace un gesto de fastidio)

María Angélica- Es que no está acostumbrado, Pedro. Me propongo que se sienta


cómodo. Es más, se me acaba de ocurrir una idea para que se tranquilice la próxima vez.
Pero déjeme que sea una sorpresa. Ahora permítame seguir pintándolo, dibujándolo,
quiero decir...Tiene buena contextura física, ideal para lo que estoy planeando, para la
pintura que imagino o que me imagina...Pero prométame algo, prométame que no le va a
decir nada a mi padre. Por favor…
Pedro- No estoy en situación de perder mi trabajo. Yo le pido a usté que no me meta en
problemas. Si esto va a ser para problemas, renuncio. Después de todo yo me dedico a
hacer cosas realmente útiles. Esto es muy raro, muy raro, niña Angélica.
María Angélica- ¿Está diciendo que hago cosas inútiles? -(preguntó indignada)
Pedro- No estoy en eso del arte. Aunque entiendo que para hacer estatuas hace falta
usar herramientas como las que uso yo.
María Angélica-No quiero ponerme a discutir con usted estas cuestiones filosóficas. Le
pido que me ayude con esto. ¿Tan complicado es?
Pedro- Prometido, no le contaré a su padre, niña Angélica. Se lo prometo por mi yunque,
el que me ha hecho estos brazos…
María Angélica-Sus brazos, Pedro. (ella sonríe y sigue trazando líneas en su atril)

Escena 2

(Tocan a la puerta del atelier de María Angélica. Angélica abre. Entra el padre y le da un
beso en la frente a Angélica.)

María Angélica-¿Cómo le fue? ¿Cómo andan las cosas?


Padre- Esperemos que llueva. Anda medio seco el tiempo y tiene que llover. Con unos
cuantos milímetros va a andar mejor. Estuve con la Enriqueta. Anda bien con su marido.
José es un buen hombre y tiene paciencia suficiente para soportarla, que es brava, eh!
María Angélica- Enriqueta es la más linda de todas nosotras. Tiene esos ojos verde-
azulados.
Padre- No sé si van a tener hijos, pero...
María Angélica- Pueden ser felices igual…
Padre- Vengo con una invitación para usté y para mí. Nos invitaron a un cena, vamos a ir.
Espero.
María Angélica- ¿Dónde, papá?
Padre-Los padres del bioquímico
María Angélica- ¡Otra vez con el bioquímico!
Padre-El bioquímico solterón. Sé que usté le interesa mihijta. Es un hombre culto, de
estudio. Un doctor respetable.
María Angélica- Anda en celestino, por lo que veo... Por ahí no le gusto. Y punto.
Padre-Yo sé que le gusta, mija
María Angélica- ¿De dónde me conoce?
Padre-Ha visto una foto suya. Una en que está muy linda, con las martas cibelinas que le
regalé.

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María Angélica-¿Y quién le mostró la foto al bioquímico?
Padre-Yo, su padre, ocupándome de su futuro -(dice orgulloso mirando sobre su nariz)
María Angélica-Lo único que faltaba es que mi padre ande negociando con mi persona -
(se ríe a las carcajadas)
Padre- Usté es muy linda chica. El tema es que se hace la liberal.
María Angélica- No me diga liberal con ese tono despectivo. Soy una artista plástica y
quiero hacer los talleres de pintura y escultura de Bellas Artes. Si Lola Mora hubiera
tenido destino de ama de casa..
Padre-Vida de pobreza y soledad. Sin el amor estable de un hombre, sin hijos. Una vida
vagabunda.
María Angélica-¿Y el placer de crear?
Padre-Puede pintar en su casa, como hace acá…
María Angélica- Es que quiero estudiar, no quiero hacerlo como una distracción...
Padre- Es terca, mi niña, terca. Algo de mí ha sacado, pero nació mujer. Allá en Rufino,
los tenía a todos sentados a la mesa. Seis de un lado y seis del otro. Yo tocaba el
rebenque y se quedan todos quietecitos mirando p´abajo. La única que miraba como una
diablita era usted. Terrible era, terrible.
María Angélica-No quiero tener una vida como la de mamá que se la pasó teniendo hijos.
Padre- ¿Usted cree que su madre fue infeliz?
María Angélica-No quiero decir eso. Pero fue una vida de trabajo, y trabajo.
Padre- Usted va a heredar unas hectáreas, como sus hermanos. No va a tener una vida
de sacrificio como la nuestra.
María Angélica- Es que no quiero casarme obligada.
Padre- Esas ideas románticas se vuelan de un plumazo, mihijita. La vida es muy distinta a
las fantasías de las novelitas que lee usted. Porque sé muy bien qué anda leyendo…Me
ha contado un pajarito que la visitó Pedro. ¿Quiere poner rejas en algún lado? ¿Por qué
Pedro la viene a visitar?
María Angélica- ¿De dónde ha sacado eso, papito?
Padre- La gente es mala y comenta.
María Angélica- ¡Pobre Pedro!
Padre-No, no se equivoque... (le dice con el dedo índice en alto advirtiéndole)
María Angélica- Tendremos que ir a lo del bioquímico.
Padre-Así me gusta, que sea sensata.

(El padre le da un beso en la frente y sale del estudio. María Angélica hace el gesto de
rezar y mira hacia lo alto.)

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Escena 3

(Tocan a la puerta del atelier de María Angélica. Ella abre la puerta y entra Pedro con su
sombrero en la mano. Él esta vez trae un pantalón de trabajo y una camisa. Deja el
sombrero sobre la cama turca)

María Angélica-Quítese la camisa, Pedro, por favor. Puse la estufa para que no tenga
frío.
(Pedro se quita la camisa. Y queda vestido con su pantalón de trabajo.)
Pedro-¿Qué va a pintar hoy?
María Angélica- Cabeza y torso (Angélica se sienta frente a su atril)
Pedro-¿Saco músculo… así? (Pedro levanta el puño derecho y se jacta de su bícep.
María Angélica se ríe a carcajadas)
María Angélica-No, simplemente tome asiento en el taburete y mire hacia adelante
Pedro-Bueno, así (se sienta mirando hacia adelante y le sonríe pícaramente)
María Angélica-Quédese quietito…
Pedro-Puede contarme algo, así me distraigo…
María Angélica- Mi padre me llevó a cenar a la casa de un bioquímico con el que me
quiere casar (dice mientras dibuja)
Pedro-¿Y?
María Angélica-Es un gordito colorado, con anteojos gruesos, que se hace el culto y el
tímido y me tocaba el pie con el suyo por debajo de la mesa.
Pedro-Apurado está…
María Angélica-No me gustó.

(Pedro sonríe de felicidad sin decir nada.)

María Angélica-Tiene olor a formol…


Pedro-Es como un olor a muerte...no? (se hace el suspicaz)
María Angélica- Están todos desesperados, no soportan verme libre.
Pedro- ¿Y usted qué quiere hacer?
María Angélica-Ni loca me meto con ese tirifilo. A papá le sigo la corriente hasta que
afloje con mis talleres de Bellas Artes.
Pedro- ¿Dónde está ahora?
María Angélica- En el campo, en Azul
Pedro-¿No se habrá enterado de que vengo acá, no?
María Angélica- Algo me dijo. Tiene informantes. Seguramente es Felisa que le cuenta
todo. Me hice la distraída y ya está…
Pedro- ¿No estaré en peligro, no?
María Angélica- Si me lo pregunta por su esposa, no sabría decirle. Yo lo defiendo. Usted
es mi modelo, mi único modelo vivo. Lo tengo que cuidar.
Pedro- Mire usted, sólo porque le soy útil para pintarme… pero podría haber contratado a
otro modelo con más experiencia, o no?
María Angélica- Era más riesgoso. Le dije a usted porque…
Pedro-¿Por qué? ¿Por mi belleza?
María Angélica-Ay, Pedro…
Pedro-Acérquese a mí...
María Angélica-No se mueva, por favor, mire hacia adelante. ¡A lugar!
Pedro- Bueno, bueno…

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María Angélica-Papá consiguió casar a casi todas mis hermanas. Quedo yo, quedo
suelta y no lo soporta. Me dice que la vida de una artista es vagabunda, solitaria, pobre…
Pedro-Es un hombre de trabajo.
María Angélica- La vida de hogar no se lleva bien con el arte.
Pedro-¿No le gustaría tener hijos?
María Angélica-Todavía no tengo ganas de tener hijos. ¿Y qué problema hay? ¿Me tengo
que hacer monja?
Pedro- De ninguna manera…

(María Angélica se acerca a Pedro y lo observa de cerca. Lo toma de los hombros, da una
vuelta a su alrededor.)

María Angélica- Mírese esta cicatriz..


Pedro- Tremendo momento.
María Angélica- Después lo vendaron transversal. Me acuerdo, me acuerdo de que usted
no quería llorar.
Pedro- Terrible dolor.

(Pedro la mira, escrutándola, expectante de lo que ella pueda hacer)

Pedro- Ya estoy tranquilo. Me puedo quedar quieto y mirar para adelante.

(María Angélica vuelve al atril. Se abanica discretamente y respira hondo.)

María Angélica- Voy a incluir su cicatriz en la tela. Es nuestra cicatriz, después de todo.
Sus brazos, sus brazos, sus hombros…
Pedro- Mmmm-(hace un gesto de seductor divertido)
María Angélica- Pedro Hefesto (hace el gesto de haber descubierto algo, de haber tenido
una revelación súbita)
Pedro-¿Quién fue Hefesto?
María Angélica- Un herrero, Pedro, un herrero como usted.

(María Angélica sirve una copa de caña y se la ofrece a Pedro. Pedro la mira sorprendido,
huele la copa, sonríe y la bebe de una vez. Hace un expresión de satisfacción)

Pedro- Fuertona y buena que está.


María Angélica-Tome otra-(le sirve otra y Pedro vuelve a tomársela de una vez.)
María Angélica-¿Sería tan gentil de sacarse el cinturón?
Pedro-No me asuste, Angélica.
María Angélica-¿Qué le da tanto susto, Pedro?
Pedro-¿Y si vuelve su padre?
María Angélica-Le dije que está en el campo
Pedro-¿Y si entra la Felisa?¿Dónde dejo el cinturón?
María Angélica-Donde quiera…

(Se miran los dos frente a frente. Ella gira alrededor de él, observándolo de arriba a abajo.
Él la mira. Mira hacia adelante)

María Angélica-Me pregunto si se desvisten “todo”...Supongo que sí…


Pedro-Uy

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María Angélica-Entonces...(María Angélica sonríe pícara y sorprendida. Pedro se quita el
pantalón de trabajo y queda en calzoncillos largos)
Pedro-Me está subiendo lo que tomé. (él se abanica con el abanico de ella)
María Angélica-Bueno, pongamos un poco de orden. ¡A trabajar!
Pedro-Me hubiera avisado que iba a quedar en calzoncillos…
María Angélica-No es para tanto. .
Pedro-¿Usted sabe lo que es la vergüenza? ¿Tiene idea? (él le dice indignado, rebelde)
María Angélica-Es un rato. No se enoje. ¿Tiene frío?
Pedro-¡¿Qué me importa el frío?!
María Angélica-¿Quiere un poco más de caña? (le pregunta ella en voz baja y algo
amedrentada)
Pedro- Voy a terminar borracho. ¡Desnudo y borracho! (enojado)
María Angélica- Es lindo ser modelo. Piense que vas a quedar en la tela para siempre.
Pedro- ¿Por qué le hice caso?
María Angélica-Tendrá sus razones-(ella le sonríe coqueta)
Pedro- Su padre me va a matar. Mirá si me reconoce en la pintura. (afligido)
María Angélica-Nunca la va a ver porque me prohibió que pinte modelos “como Dios los
trajo al mundo” (lo imita al padre burlona)
Pedro-Yo no estoy desnudo…
María Angélica-Bueno… un poquito. No se me mueva tanto (se ríe mientras se cubre con
el abanico)
Pedro-Es un bochorno que me esté mirando así… me siento una cosa
María Angélica-Una cosa musculosa...me salió en rima
Pedro- Y encima se ríe de mí. Me las va a pagar
María Angélica-¿Cuánto quiere que le pague? No hablamos de dinero.
Pedro- Lo único que falta es que me ofrezca plata (dice furioso y abochornado)
María Angélica- ¿Entonces?
Pedro- Yo no quiero ser su cosa para que me pinte
María Angélica- ¿Qué quiere ser? (pregunta ella concentrada pitando en su atril)
Pedro- Quiero ser su cosa para otras cosas.
María Angélica-Mejor te doy una copita más de caña y ya está a punto.

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Escena 4

(Felisa, esposa de Pedro, entra en el atelier. Y con una gamuza limpia los muebles.
Felisa se para en el centro de la habitación y con la gamuza entre las manos y habla
como si Angélica estuviera allí)

Felisa- Estoy preocupada por Pedro. No sé qué le pasa. Pero ahora que le digo a usted,
niña Angélica, sí sé qué le pasa. Hace un tiempo que no duermo para escuchar lo que
dice en sueños y no lo logro. A veces se ríe o llora como un niño mientras duerme. Mi
Pedro es otro. Se ha ido. Dormimos en la misma cama de siempre pero ya no está. Los
chicos tienen que hacerlo reaccionar cuando estamos cenando. Queda encerrado en su
propia cabeza. Lo que sí sé es que todo empezó ese día en que vino a verla a usted y
empezó a trabajar acá.
Pero no sé qué trabajo es ese que lo tiene tan distraído. No sé si está feliz o si sufre. Creo
que las dos cosas juntas. ¿Qué me dice, niña Angélica?
Pedro y yo fuimos uno, de verdad. Fue su padre, Angélica, el que nos trajo del campo.
Nos conocimos de chiquitos y andábamos juntos y en patas de acá para allá hasta que
crecimos y nos volvimos marido y mujer. Porque estamos casados, ¿eh? Nunca estuvo
como ahora. ¿Será la edad? ¿Se habrá vuelto loco? Lo quiero tanto que lo único que me
importa es que esté contento. Pero no está contento, está medio atormentado. ¿Y si
dejara de hacer este trabajo que lo volvió tan raro? ¿No tiene a alguien para poner en su
lugar? Pedro es buen herrero y arregla todo lo que se rompe. Yo acá no veo que tenga
tanto para arreglar, niña Angélica.
Seré humilde pero no soy estúpida. Conozco a mi marido más que a mí misma. Esto no
se arregla con un médico. A lo sumo tendremos que volvernos a Rufino, y trabajaremos
de otra familia o en el campo.
(Felisa se dirige al público)
Felisa-Menos mal que una puede hablar con su imaginación

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Escena 5

(Tocan a la puerta del atelier. Angélica abre la puerta y entra Pedro. Se quita el sombrero)

María Angélica- Buen día, Pedro, ¿cómo está?


Pedro- Muy bien ¿y usté?
María Angélica- Con muchas ganas de trabajar. ¿Qué le parece si empezamos?
Pedro- Sí, cómo no. ¿Qué tengo que hacer hoy?
Maria Angélica – Posar. Quedarse quieto, permitirme que lo mire.
Pedro- Ay, qué trabajo difícil este…¿qué va a dibujarme hoy?
María Angélica- Mire, Pedro, acérquese a mis bocetos. Acá tenemos perfil, cabeza,
espalda, brazos, abdomen,...son ensayos que me sirven para la pintura principal que
estoy planificando.
Pedro- Ah!!! ...(Pedro va hacia el taburete, y hace un gesto de susto y alarma sin decir
nada)
María Angélica - ¿Qué le parece que falta bocetar?
Pedro- El resto...
María Angélica – Imagino que ya habrá almorzado.
Pedro- Sí, un lindo puchero que hizo Felisa.

(Él está sentado en el taburete y ella detrás de su atril. Sin hablarse. Se miran y se eluden
súbitamente. Ella está haciendo tiempo. Él sigue rígido y atemorizado)

María Angélica- verá que está puesta la estufa…

(Se apaga la luz de la habitación. María Angélica se dirige al centro del escenario y habla
mirando por encima del público iluminada por un haz de luz)

María Angélica- El pudor de un varón. ¿Hay algo más seductor, estremecedor que un
varón tema y se avergüence? Ay, qué belleza..Lo tengo al dibujarlo. Y a él lo invade la
vergüenza y me muero por él. ¿En qué lío me metí y lo metí con este juego? ¿Qué voy a
hacer ahora con él y con lo que siento por él? ¡Qué escándalo, por Dios!
Nunca me había pasado esto. ¿En qué cabeza cabe que se me ocurra esta chiquilinada?
Tengo la edad que tengo y sigo con mi fantasía. ¿Qué es perder el tiempo si una siente
esta desmesura? Se me ha ido de las manos. Él también está cada día más extraño. Su
olor, me llega su olor como una oleada mientras lo miro. ¿Se me notará lo que me pasa
con él? “¡Que no se note, nena, que no se note!” Decía mi madre que tenía su humor. Al
fin de cuentas ella también fue una mujer más allá de parir doce hijos.

(Se enciende la luz y María Angélica vuelve a su atril. Pedro se ha sacado la camisa)

María Angélica- Necesito resolver cadera y piernas


Pedro- Ah! (se queda mirando hacia adelante sin moverse)
María Angélica- Entonces…
Pedro- ¿Qué tengo que hacer?
María Angélica- Quitarse la ropa, Pedro...(se lleva un pañuelo de puntillas a la nariz,
incómoda)
Pedro-Es que...(Pedro camina por la habitación de un lado al otro)
María Angélica- Si no quiere, Pedro, no lo puedo obligar...Después de todo no es su
ocupación habitual

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Pedro-Usted no me adelantó esto
María Angélica- No creí que fuera necesario
Pedro- ¿A usted le parece que para aceptar no tenía que saber esto? (furioso se pone la
camisa, toma su sombrero y sale del atelier)

(María Angélica se pasea por la habitación. Llora delicadamente y se seca con el pañuelo
de puntillas. Se sienta en la cama turca, llora y luego se acuesta. Entra Pedro.)

Pedro- El problema es que a usted yo no puedo decirle que no. Por favor, que sea rápido.
(dice hostilmente)

(María Angélica-se incorpora, se acomoda el pelo. Y va hacia el atril.)

María Angélica- Le pido un poco de tiempo. No es en un segundo como puedo dibujar.


De eso se tiene que haber dado cuenta.
Pedro- Sí, ya me estoy dando cuenta.
María Angélica- No me trate mal. No se enoje conmigo.
Pedro- Me parece que me ha querido engañar.
María Angélica- De ninguna manera. Jamás le haría eso, Pedro.
Pedro- Se quiere salir con la suya, y se cree que soy tonto
María Angélica- Usted no es tonto...Usted es…
Pedro- No me quiera engañar otra vez. Mejor no hablemos más. Menos mal que puso la
estufa. Hace frío. Deme caña.
María Angélica- Sí… (María Angélica va hacia un estante y toma la botella y una copita.
Pedro le saca la botella y toma del pico. María Angélica hace un gesto de sorpresa sin
que él pueda verla.)
Pedro- Desvístame usté.

(María Angélica se aleja, va hacia el atril. Él vuelve a tomar y se seca la boca con el borde
de la mano haciendo un ruido de satisfacción)

María Angélica- Tiene cinturón. Le aprieta…


Pedro- ¿Y qué problema hay?
María Angélica- El cinturón ya está. Discúlpeme…
Pedro- Disculpe usté. Es que soy medio bruto… (dice acongojado)
María Angélica- Esto se hace en los talleres de Bellas Artes. Es algo habitual…
Pedro- No sé qué hacer…
María Angélica- Pues no perdamos el buen humor...

(María Angélica tiene el cinturón y da un golpe en el piso con él. Se ríe algo feliz. Él
también se ríe y comienzan a caminar en ronda. Juegan a que ella es una domadora.)

Pedro- Ahora… el pantalón.


María Angélica- ¿Tiene botones?
Pedro- Sí

(María Angélica le desprende uno a uno los botones de la bragueta. Mientras ella va
desprendiendo los botones él la mira con adoración)

Pedro- Bájeme los pantalones usté.

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María Angélica- Despacio...así

(María Angélica le va bajando los pantalones lentamente y él queda en calzoncillos)

María Angélica- Recuéstese en la cama.


Pedro- ¿Y los calzoncillos?

María Angélica- Mire hacia la pared, apóyese sobre el codo izquierdo. Espero que yo
hago la pose para mostrársela.

(María Angélica se recuesta en la cama mirando hacia la pared, apoyada sobre su codo
izquierdo, extendiendo la pierna izquierda)

María Angélica- Necesito su pierna izquierda estirada. Descúbrase.


Pedro- Entendí. (Pedro vuelve a tomar caña del pico de la botella y se recuesta en la
cama.)

(María Angélica le levanta el borde del calzoncillo para ver ver su muslo izquierdo. Va
hacia el atril y dibuja muy concentrada observándolo)

Pedro- Venga conmigo acá...venga


María Angélica- ¿Qué necesita?
Pedro- Venga, venga...ya
María Angélica- Ya voy Pedro…
Pedro- Mi domadora

(María Angélica se acerca a Pedro y con su dedo índice le toca el hombro. Lo observa)

María Angélica- Hefesto se ha dormido. Que sueñe con los angelitos.

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Escena 6

(María Angélica entra a su atelier vestida de varón. Lleva una boina, bombachas, se ha
pintado un bigote con corcho. Se quita la boina y se aplica crema en el bigote y se lo quita
con un algodón. Se quita un pañuelo que llevaba a modo de corbata. Y queda con una
camisa blanca y las bombachas de campo. Va a su atril, toma distancia y sonríe feliz. Se
pone una túnica larga y se guita la bombacha de campo por debajo. Tocan a la puerta,
entra Felisa y le entrega un sobre a María Angélica. Felisa intenta mirar la tela que está
pintando María Angélica)

María Angélica- No se puede mirar. Hasta luego Felisa.

(Felisa se retira con gesto de mal humor y cierra la puerta. María Angélica abre el sobre y
lo lee con impaciencia caminando de un lado al otro)

“Salta, 5 de agosto de 1927.


Mi estimada María Angélica:
Veo con gran alegría sus progresos. Su Hefesto mejora cada vez. Sería importante que
haga pruebas con la luz, pinte a ese hombre con efectos de luz. Encontrará algunos
ejemplos: El Greco o George de la Tour. Tendrá ocasión de verlos en el futuro. Es
importante que gane más destreza aún en el modo en que usa el color. Sabrá que me
especialicé en escultura, pero con enorme gusto me convierto en cada envío suyo en su
público fiel. No descanse mucho, dedíquese más que verá los frutos. Y no se confíe en
otros. El camino está lleno de espinas. En nuestro país hay grandes limitaciones para
nosotras. Deme un tiempo y una próxima carta seré más específica con esto. ¿Cómo ha
conseguido un modelo vivo en medio de tantos prejuicios y siendo autodidacta? Es una
verdadera rareza. Quedo a la espera de sus próximos trabajos. En cuanto tenga el boceto
completo de su pintura central, no dude en enviármelo.
Un gran abrazo, Lola Mora.”

(María Angélica deja la carta sobre su mesita y comienza a bailar, consigo misma, una
milonga instrumental)

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Escena 7

(Tocan a la puerta del atelier de María Angélica. Está a oscuras. Se ha cortado la luz. Y
ella se ilumina con la luz de una vela que lleva en un candelero. Abre la puerta y es Pedro
que lleva su propio candelero con su vela encendida.)

María Angélica- Pase, Pedro. Vamos a trabajar igual. Hizo bien en venir. ¡Me viene como
anillo al dedo!
Pedro- No sabía qué hacer y ante la duda….
María Angélica- Siéntese en la cama.

(Pedro apoya el candelero en el piso y comienza a desvertirse. La vela queda a una


distancia tal que no se ve claramente su figura. Se ve cada prenda que se va quitando
hasta quedar desnudo. María Angélica se sentó a su atril y con su candelero ilumina la
tela en la que va a pintar.)

Pedro-¿Dónde me ubico?
María Angélica- Recuéstese en la cama mirando hacia mí. Apóyese en su codo derecho
sosteniendo su cabeza con su mano derecha. La luz de la vela le ilumina del rostro. Voy a
pintar esa imagen. Hefesto descansa después de una larga jornada de trabajo.
Pedro-¿Qué pasará con la usina? Es un apagón general.
María Angélica- Poco importa…
Pedro- Mientras tenga una velas para seguir dibujando.
María Angélica- Justamente, Pedro.

(María Angélica aguza la mirada para enfocar mejor en la semipenumbra. En silencio mira
detenidamente a Pedro y va y viene con la mirada a la tela)
Pedro- ¿Usted no siente nada?
María Angélica- No entiendo qué me pregunta
Pedro- No he podido dormir últimamente
María Angélica- Tome un té de tilo
Pedro- Esta situación que nunca imaginé
María Angélica- Es una situación poco común
Pedro- No puedo dejar de pensar en usté
María Angélica- ¿Y qué podemos hacer?
Pedro- ¿Usted qué siente por mí? No se escape de lo que le pregunto

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(María Angélica deja su candelero sobre su mesa y se dirige a Pedro. Le saca el
candelero y lo deja junto a su propia vela. Vuelve donde está Pedro. Y casi no se los ve.
Se ven dos velas juntas sobre una mesita a la izquierda de la escena. Y a la derecha en
la oscuridad están los dos.)

María Angélica- Esta situación en la que está ...Y yo que lo miro y lo dibujo. Y estoy tan
contenta con mi herrero.
Pedro- ¡Y de qué manera!
María Angélica-Todavía no le ofrecí ninguna bebida espirituosa…
Pedro- Hoy no me hace falta
María Angélica- Es la oscuridad
Pedro- No
María Angélica- Por acá…
Pedro- Así
María Angélica- Por favor
Pedro- No me pida por favor
María Angélica- Como sea
Pedro- ¿Y así?
María Angélica- Sí, por favor
Pedro- Me pide por favor y ni se imagina
María Angélica- ¿Ahora entiende lo que siento?
Pedro- No pregunto más, no pregunto más...
María Angélica- Mi blusa tiene tres botoncitos en mi nuca.
Pedro- Ya los encontré
María Angélica- La enagua se saca de abajo hacia arriba.
Pedro- Así…
María Angélica- Exactamente
Pedro- Y lo demás
María Angélica- Sí, y lo demás…
Pedro- Usted me dice cuando quiere que me detenga
María Angélica- No se detenga, Pedro
Pedro- ¿Usted quiere?
María Angélica- Mucho
(Suena el tango “Todo a media luz”)

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Escena 8

(María Angélica está escribiendo una carta, la firma y le da un beso al papel. La ensobra.
Tiene unos tubos con sus bocetos. Abre la puerta de su atelier y llama a Felisa)

María Angélica- ¡Felisa! - la llama en un grito.

(Felisa llega agitada.)

Felisa- Sí, mi niña. Usted dirá.


María Angélica- Este es un secreto entre usted y yo. No le cuente nada a nadie.
Felisa- Entendí, niña
María Angélica- Necesito que lleves estos tubos y esta carta al comisionista. Las tiene
que llevar lo antes posible.
Felisa- ¿Adónde las manda?
María Angélica- A Salta. Están todas las indicaciones en este papel y el sobre tiene la
destinataria y la dirección.
Felisa- Ah! Que lo lea el comisionista.
María Angélica- Estos bocetos no los puedo ver nadie. Nadie, ¿se entendió? Y tampoco
nadie puede ver a quiénes se los mando. Es muy importante que respetes este secreto.
Así que con esto que te llevás te vas directo a lo del comisionista. No te detengas ni te
distraigas en ningún lugar. No dejes que nadie vea esto. Es sumamente importante que
no se sepa. En esto se me va la vida.
Felisa- Bueno, bueno...me voy directo.

(Felisa se lleva los bocetos y la carta envueltos en un manto negro y sale del atelier
apurada y sigilosa.. Unos segundos después entra Pedro)

Pedro- ¿Qué lleva la Felisa?


María Angélica- Estoy mandando los bocetos que hice a Salta. Para que los evalúe Lola
Mora.
Pedro- ¿Tan importante es su opinión?
María Angélica- Definitivamente.
Pedro- Dame un beso. No me dejes así.
María Angélica- No te aferres, Pedro.
Pedro- Fui tu modelo vivo y ahora…
María Angélica- No puedo dormir de tanto extrañarte
Pedro- ¿Qué vamos a hacer?
María Angélica- ¿Qué se te ocurre que hagamos?
Pedro- Escaparnos.
María Angélica- ¿Adónde?

(Pedro la abraza y se besan en la boca largamente. Golpean a la puerta del atelier.)

María Angélica- Escondete, Pedro. Debajo de la cama. (dicen en voz baja)

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(María Angélica abre la puerta después de verificar que Pedro se ha escondido debajo de
la cama. Entra el padre de ella)

María Angélica- ¿Cómo está papá? (El padre le da un beso en la frente)


Padre- Muy bien, mija. Vamos a tener una linda cosecha.
María Angélica- Me alegra tanto.
Padre- ¿Qué está pintando?
María Angélica- Unas naturalezas muertas.
Padre- Unas peras, veo. Muy lindas, muy lindas.
María Angélica- Dan su trabajo. Parece simple pero hay que dedicarse.
Padre- ¿No lo ha visto al Pedro? Lo necesito. Me lo tengo que llevar a Rufino para unos
alambrados.
María Angélica- Si la veo a Felisa le pido que se lo mande.
Padre- El bioquímico me preguntó por usté.
María Angélica- ¿Y usted qué le dijo?
Padre- Que le había caído en gracia. Que le era muy simpático.
María Angélica- Miré que interesante
Padre- Dígame usté.
María Angélica- Déjeme pensar un poco. Deme unos días.
Padre- Bueno, voy a seguir con mis cosas. (le da un beso en la frente y se va)

(Pedro sale de debajo de la cama)

Pedro- Te noto rara, misteriosa.


María Angélica- Nunca he sido muy de contar mis cosas…
Pedro- No quiero que lo que nos pasó se enfríe.
María Angélica- No tenemos muchas salidas.
Pedro- Escapémonos
María Angélica- Pensemos bien a qué lugar y de qué manera.

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Escena 9

Padre-No sé qué hacer con todo esto. ¿Qué le parece, Pedro? ¿Desmantelo esta
habitación y le doy otro uso?
Pedro- Tal vez vuelva
Padre- No creo que vuelva a aportar
Pedro- Pero no se hace tanto tiempo que se fue
Padre- Que se escapó, dirá…

(Pedro asiente discreto)

Padre- Le mandó a Enriqueta, su hermana preferida, una carta postal por correo desde
Roma. Es una foto de un baile de disfraces en el barco en el que se fue. Ni una palabra
dedicada a su padre. Ni una.
Pedro- Ya escribirá, va a ver…
Padre- Al parecer, fue esa tucumana infame la que le armó las recomendaciones en Italia.
Es como una madre para ella, en esto de la pintura y toda la cuestión.
Pedro- Mire usted…
Padre- Se carteaban en secreto. No encontré ni una carta de las que se mandaban. Lo sé
por Felisa
Pedro- Mire usted…
Padre- Y parece que pintaba a un hombre como Dios lo trajo al mundo
Pedro- Es bravo eso.
Padre- ¿Tiene idea de quién se habrá prestado a semejante indecencia?
Pedro- Ni idea…
Padre- ¡Qué taimada me salió Angélica! ¿Quién hubiera dicho? ¿Y esas pinturas que
hacía usted las vio en algún lado? Acá no encontré nada
Pedro- Jamás vi uno de esos dibujos.
Padre- Indecente. Alguna me tenía que salir torcida…
Pedro – Va a recapacitar
Padre - ¿Por qué la defiende?
Pedro -No, no es que la defienda. Me preocupa que a usté no le pase nada.
Padre- Pintar desnudos...La que trajo la peste fue esa descocada, inmoral.
Pedro- La fuente esa de Costanera Sur es de ella, no?
Padre – Sí, la pusieron ahí hace unos años. Un escándalo.
Pedro- ¿Y la foto de la fiesta de disfraces?
Padre - ¿La quiere ver?

(Pedro lo mira aterrado. Y dice que no con la cabeza.)

Padre- Bue… Usté dice que deje todo así nomás, que por ahí vuelve.
Pedro- Creo que sí…
Padre- ¿Y si lo mando a ustè para allá para que me la traiga de vuelta? Usté es de mi
absoluta confianza… Es un problema más que le pido que me resuelva...¿aceptaría? Me
la trae de los pelos si hace falta...
Pedro- Con todo gusto...

(El Padre se pasea por la habitación y se pasea hasta que toma un rebenque que hay
colgado de una pared. Pedro hace un gesto de susto. El Padre empieza a golpear con el

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rebenque en el piso. Pedro se desabrocha el cinturón. Y lo lleva en la mano derecha
colgando. Los dos caminan por la habitación. Los dos se paran mirando al público. A la
izquierda el Padre y a la derecha Pedro. El primero rebenque en mando y el segundo con
su cinturón.)

Padre y Pedro- Hasta tanto usté se embarque, puede que Angélica aparezca. Y si eso
pasara...la estaremos esperando. (Los dos golpean en el piso el primero con el rebenque
y el segundo con el cinturón. El primero mira al público con cara de furia, y Pedro con
cara del que añora. El padre se detiene y mira hacia el público y pone su mano cerrada
en la comisura de su boca)

Padre- Más vale malo conocido...que bueno por conocer...

Cae el telón.
Fin de la obra.

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