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La sujeción del violín debe conseguirse de modo que se disponga siempre de la máxima
libertad de movimiento de la mano izquierda sobre todo el diapasón; para esto necesitamos
dos puntos de apoyo para sujetar correctamente el violín:
Uno es relativamente fijo, se sostiene entre la clavícula y la parte media del maxilar izquierdo
que se coloca sobre la barbada, manteniendo al violín en una posición estrictamente
horizontal, y; otro es la mano izquierda, que está constantemente en movimiento o
preparada para moverse.
El mango del violín, se mantiene entre la primera falange del pulgar y la base del índice. El
codo debe colgar relajado bajo el centro del violín, el dorso de la mano casi en línea recta
con el antebrazo y los dedos encima de las cuerdas en una posición redondeada.
El instrumento debe inclinarse un poco hacia la derecha, lo que se obtendrá colocando una
almohadilla o cojín sobre el hombro izquierdo, levantándolo ligeramente. El violín así sujeto
no debe crear ningún tipo de tensión ni de contracción, y debe dejar libre a la mano izquierda
para realizar todos los movimientos necesarios por el diapasón.
Debemos tener presente que los dedos de la mano izquierda deben adoptar una posición
que aporte las condiciones más favorables para sus diversas acciones. No se debe apretar
la mano sobre el instrumento ya que esto hace que se cree tensión y restringe la libertad
de movimiento de los dedos, la mano y el brazo.
La mano derecha se encarga del arco; el índice, el medio, el anular y el dedo meñique se
colocan sobre la empuñadura en posición natural, ligeramente separados y encorvados,
mientras que el pulgar se apoya contra la parte inferior sobre la nuez y debe encontrarse
en el centro de la mano. De este modo las articulaciones de los dedos están a la disposición
del músico para equilibrar y compensar los grandes movimientos del brazo, principalmente
el índice y la extremidad del meñique; la palma de la mano debe estar paralela al arco, la
mano debe colgar suavemente y la muñeca debe permanecer relajada.
La posición del arco sobre las cuerdas, será siempre absolutamente perpendicular a estas,
el arco ligeramente inclinado hacia el diapasón y las cerdas mantienen su inclinación
natural. Al bajar el arco hacia la punta, el dorso de la mano debe irse inclinando ligeramente
hacia el antebrazo flexionando la muñeca al subir el arco hacia el talón, es preciso elevar
gradualmente la muñeca para conservar la posición exactamente perpendicular y mantener
todas las cerdas sobre la cuerda.
Al aplicar presión sobre el arco, lo que estamos haciendo en realidad es permitir que parte
del peso del brazo caiga sobre el arco, la cantidad exacta dependerá del volumen de sonido
que deseemos. Este peso se transmite mediante la muñeca y los dedos, cuya resistencia
incrementa la presión sobre el arco. La mayor parte del peso se concentra en el primer
dedo, cuyo papel es de particular importancia: así, el arco deberá estar apoyado con mayor
Referencias:
Bernal, M. (2008). “El violín” En: Compendio de sones huastecos: método, partituras y
canciones (pp. 40-42). 1ª edición. Edo de México, México: Programa de Estímulo a la
Creación y al Desarrollo Artístico.