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Revista de Psicopatología y Psicología Clínica ® Asociación Española de Psicología Clínica y Psicopatología (AEPCP)

2002, Volumen 7, Número 2, pp. 103-113 ISSN 1136-5420/02

DIFERENCIAS SEXUALES EN LA PREVALENCIA E INTENSIDAD


DE LOS MIEDOS DURANTE LA INFANCIA Y LA ADOLESCENCIA:
DATOS BASADOS EN EL FSSC-R
ROSA M. VALIENTE, BONIFACIO SANDÍN, PALOMA CHOROT y AURORA TABAR
Universidad Nacional de Educación a Distancia (UNED), Madrid

El objetivo del presente trabajo ha consistido en estudiar las diferencias sexuales en


prevalencia e intensidad de los miedos normativos en una larga muestra no clínica
{N= 1080) de niños y adolescentes (con un rango de edad entre los 8 y los 18 años).
Los participantes completaron la versión española del Fear Survey Schedulefor Chil-
dren-Revised (FSSC-R; Ollendick, 1983), una prueba designada para evaluar los mie-
dos comunes de la infancia y la adolescencia. Los resultados obtenidos indicaron que:
(1) las chicas informaron mayores niveles de prevalencia e intensidad de los miedos
que los chicos; (2) tanto las chicas como los chicos refirieron elevados niveles en el
número de miedos relativos a la dimensión de peligro físico y muerte; y (3) chicas y
chicos coincidieron en 9 de los 10 miedos más comunes. En términos generales, estos
resultados son muy similares a los datos obtenidos con otras muestras de cultura occi-
dental (Estados Unidos, Australia e Inglaterra), y proporcionan evidencia en apoyo de
la validez transcultural de la versión española del FSSC-R.
Palabras clave: Miedos, niños, adolescentes, diferencias sexuales.

Gender differences in prevalence and intensity offears in a sample ofchüdren


and adolescents: Data based on tbe FSSC-R
The aim of this work was to examine gender differences in prevalence and intensity
of common fears in a large sample (iV= 1080) of nonclinical children and adolescents
(ranging in age from 8 to 18 years). Participants completed the Spanish versión of the
Fear Survey Schedule for Children-Revised (FSSC-R; Ollendick, 1983), a validated
measure designed to assess common fears in children an adolescents. Results showed
that: (1) girls reportad significantly higher levéis of fearfulness (prevalence and inten-
sity of fears) than boys; (2) both girls and boys reported high levéis of number of fears
on the physical danger and death domain (nine of the ten most common fears belong
to this fear dimensión); and (3) both girls and boys endorsed 9 of the 10 same fears as
their highest fears. Overall, these data paralleled those reported in other Western sam-
ples (United States, Australia and England) and próvida cross-cultural validity of the
Spanish versión of the FSSC-R.
Key words: Fears, children, adolescents, gender differences.

INTRODUCCIÓN den, si son intensos, interferir en las acti-


vidades y desarrollo del niño y/o adoles-
Las fobias son fenómenos bastante fre- cente, aunque en menor grado que las
cuentes en la población general, tanto en fobias (Ollendick y King, 1994). Por otra
personas adultas como en los niños y en parte, los miedos intensos que ocurren
los adolescentes (Sandin, 1997, 1999). durante la infancia y/o adolescencia pue-
Los miedos, si bien suelen tener una fina- den derivar en fobias y otros problemas
lidad adaptativa durante ciertos periodos de ansiedad durante la edad adulta (San-
del desarrollo evolutivo, también pue- din, 1997,1999; Valiente, Sandin y Cho-
rot, 2002a).
Correspondencia: Rosa M. Valiente, Facultad de La prevalencia de los miedos se ha
Pscilogía, Universidad Nacional de Educación a Dis-
tancia, Ciudad Universitaria s/n, 28040 Madrid. estudiado habitualmente calculando el
Correo-e: rmvalien@psi.uned.es. número de miedos que experimenta una
104 Rosa M. Valiente, Bonifacio Sandín, Paloma Chorot y Aurora Tabar

población determinada de niños y/o ado- adolescentes. Esto se ha llevado a cabo a


lescentes. En este sentido, se han indica- partir de la información obtenida en los
do datos que sugieren la existencia de cuestionarios de autoinforme examinan-
niveles elevados de prevalencia. Así por do los elementos que son señalados por
ejemplo, mientras que OUendick, King y mayor número de sujetos como produc-
Frary (1989) y Gullone y King (1993) tores de alto nivel de miedo (i.e., ele-
obtuvieron una prevalencia de 14 y 16,22 mentos contestados con la máxima pun-
miedos, respectivamente, la prevalencia tuación de miedo). De esta forma, pueden
referida por Sandín, Chorot, Valiente y aislarse los miedos que son más comu-
Santed (1998) fue ligeramente superior nes, para una población infante juvenil
(19,8 miedos), y la obtenida por Shore y determinada, entre todos los miedos (ele-
Rapport (1998) fue bastante mayor (22,48 mentos) incluidos en el cuestionario con-
miedos). En cada uno de estos estudios creto. Los estudios más relevantes en este
se emplearon distintas versiones revisa- sentido han utilizado el cuestionario
das del FSSC (Fear Survey Schedule for FSSC-R; recientemente se han aportado
Children), ya que se utilizaron los cues- también algunos datos basados en el
tionarios FSSC-R (OUendick et al., 1989; empleo del FSSC-IL Ha sido habitual en
Sandín et al., 1998), FSSC-II (Gullone y este tipo de estudios resaltar los diez
King, 1993) y FSSC-HI (Shore y Rapport, miedos más comunes.
1998). Del análisis de las investigaciones que
La mayoría de los estudios que han han abordado el estudio sobre cuáles son
examinado mediante autoinforme la pre- los miedos más prevalentes, se deriva
valencia de los miedos infantojuveniles que los miedos más comunes entre la
en función del sexo han indicado que población de niños y adolescentes son
esta es mayor para los sujetos del sexo los relacionados con la dimensión de
femenino que para los participantes del peligro y muerte. Esta conclusión general
sexo masculino (OUendick, Matson y parece derivarse tanto de los estudios
Helsel, 1985; OUendick et al., 1989; basados en el FSSC-R (OUendick eí al.,
Gullone y King, 1993; Sandín et al, 1989; McCathie y Spence, 1991; OUen-
1998). Lo cual es coherente con la mayo- dick, Yule y Ollier, 1991; Sandín eí al,
ría de la evidencia obtenida con otros 1998; Shore y Rapport, 1998), como en el
tipos de metodología diferentes a los pro- FSSC-II (Gullone y King, 1993; Burnham
cedimientos basados en cuestionarios de y Gullone, 1997).
autoinforme (OUendick, Hagopian y Los diez miedos más comunes son
King, 1997; Gullone, 2000). También es prácticamente idénticos en las investiga-
coherente con los datos sobre diferencias ciones realizadas con población europea
sexuales en el autoinforme de miedos y (OUendick et al, 1991; Sandín eí al.,
fobias en personas adultas, los cuales 1998), norteamericana (OUendick eí al.,
suelen indicar siempre que las mujeres 1989; McCathie y Spence, 1991), y aus-
tienden a experimentar más miedos (tan- traliana (OUendick et al., 1989). Podría
to normativos como clínicos) que los afirmarse que, con ligeras excepciones,
hombres (Sandín y Chorot, 1995; Fre- todos estos miedos corresponden a la
drikson, Annas, Fischer y Wik, 1996; categoría o dimensión de miedos al peli-
Chapman, 1997; Sandín, 1999). gro y a la muerte [las restantes dimen-
La prevalencia o frecuencia de miedos siones que pueden evaluarse a partir del
también se ha investigado analizando FSSC-R son las relacionadas con miedos
cuáles son los miedos más comunes (o a lo desconocido, a los animales, al fra-
prevalentes) en la población de niños y caso y a la crítica (dimensión social-eva-
Prevalencia e intensidad de los miedos infantojuveniles 105

luativa), y a las situaciones de tipo médi- de ellos). La diferencia radicaba en que el


co]. Nueve de los diez miedos más miedo a las serpientes, que aparecía en el
comunes se repiten en estos cuatro estu- grupo femenino, era sustituido en el gru-
dios; i.e., miedos relacionados con ser po masculino por el miedo a obtener
atropellado por un coche o camión, no malas notas. Aparte, los autores indica-
poder respirar, ser invadido por otro ron que las niñas parecían preocuparse
país, el fuego, caerse de lugares altos, más por el miedo a perderse en un lugar
que un ladrón entre en casa, los terre- extraño, y los niños por el miedo a una
motos, la muerte o la gente muerta, y enfermedad grave. Este último resultado
padecer una enfermedad grave. El res- está de acuerdo con los hallazgos de
tante miedo más común también coinci- McCathie y Spence (1991) que refirieron,
de en los estudios con población británi- entre los diez temores más comunes, el
ca (Ollendick eí al., 1991) y en los de miedo a los microbios o a padecer una
población española (Sandín eí al, 1998), enfermedad grave como único del grupo
miedo que se refiere a la dimensión de chicos (el miedo a la muerte o morir-
social-evaluativa (i.e., ser enviado al se resultó único del grupo de chicas).
director del colegio). En realidad, cuando se ha contrastado
Los miedos correspondientes a la el contenido de los diez miedos más
dimensión social-evaluativa parecen comunes en función del sexo, los resul-
tener mayor prevalencia en la población tados tienden a indicar que existen muy
china (Dong, Xia, Lin, Yang, y Ollendick, pocas diferencias (Ollendick, 1983;
1995). En este estudio con población chi- Ollendick eí al., 1991; GuUone y King,
na se evidencia un mayor predominio 1993; Shore y Rapport, 1998). Los mie-
que en los anteriores estudios de los mie- dos más comunes suelen coincidir en los
dos de tipo social, ya que ap^ecen entre grupos de chicos y chicas con temores
los diez más comunes los temores relati- relacionados con el peligro y la muerte.
vos a obtener malas notas, ser castigado Básicamente, lo que se observan son
por el padre, suspender un examen, y diferencias menores relacionadas con
presenciar las disputas paternas. Aunque cambios en el orden, entre los diez más
cabría especular que tal diferencia frecuentes; cambios que a veces afectan
podría deberse a factores de tipo étnico a que el miedo pertenezca o no a los diez
y/o cultural, resulta interesante subrayar más comunes, pero sin que por ello deje
que, incluso en el reciente estudio de de ser bastante común. Por ejemplo, en
Shore y Rapport (1998) con diferentes el trabajo de Sandín eí al. (1998), el
grupos étnicos (caucasianos, americanos temor a recibir una descarga eléctrica
de origen asiático, filipinos y hawaia- estaba en el grupo de chicos en tercer
noá), se confirmó que los diez miedos lugar, pero en el puesto undécimo en el
más comunes, para todas y cada una de grupo de chicas, lo cual implicaba que
las cuatro submuestras, pertenecían a la este miedo no apareciese entre los diez
categoría de miedos al peligro y a la más comunes en la submuesta femenina,
muerte. a pesar de ser el miedo inmediatamente
Los diez miedos más comunes también posterior. Algo semejante ocurría con el
pueden estudiarse teniendo en cuenta las miedo a que un ladrón entre en la casa:
posibles diferencias asociadas al sexo. en el grupo de chicas estaba en cuarto
Curiosamente Ollendick eí al. (1989) lugar (por tanto entre los diez más fre-
observaron una gran semejanza entre los cuentes) y en el grupo de chicos en el
diez miedos más comunes que exhibían duodécimo puesto (por tanto, fuera de
los chicos y las chicas (coincidían en 9 los diez más frecuentes).
106 Rosa M. Valiente, Bonifacio Sandín, Paloma Chorot y Aurora Tabar

En los estudios sobre los temores in- ron diferencias significativas entre chicos
fantojuveniles, la intensidad del miedo y chicas para las dimensiones de miedos
es una variable que habitualmente se ha sociales anticipatorios y miedos de con-
evaluado de forma paralela o comple- formismo social. Aunque los resultados
mentaria a la prevalencia. Generalmen- de estos dos estudios parecen indicar la
te se ha empleado, bien el nivel global inexistencia de diferencias de sexo en
de miedo (i.e., intensidad obtenida a respuestas de miedo social, es mayor la
partir de la suma de los valores de todos evidencia que sugiere lo contrario, esto
los elementos del cuestionario), o bien es, que existen diferencias sexuales, exhi-
el nivel de miedo en cada una de las biendo sistemáticamente las chicas
cinco dimensiones del FSSC-R. Prácti- mayores niveles de miedo social que los
camente todos los estudios relevantes chicos. Por otra parte, esta conclusión
basados en pruebas de autoinforme han general estaría de acuerdo con la litera-
encontrado que las niñas y las adoles- tura científica, aun cuando tales diferen-
centes exhiben niveles de miedo signi- cias no parecen tan claras cuando se tra-
ficativamente más elevados que los ta de miedos sociales clínicos en lugar de
niños y los adolescentes, tanto en lo que miedos sociales normativos (Sandín,
concierne a los niveles globales de mie- 1997).
do como a los niveles de miedo en las La finalidad del presente estudio con-
diferentes dimensiones del FSSC-R siste en examinar la prevalencia e inten-
(p.ej., OUendick, 1983; Ollendick et al., sidad de los miedos infantojuveniles
1985, 1989; McCathie y Spence, 1991; teniendo en cuenta las posibles diferen-
Gullone y King, 1993; King, Gullone y cias asociadas al sexo. Se pretende, así
Ollendick, 1992; King, Hamilton y mismo, utilizar en el estudio una mues-
Ollendick, 1994; Dong et al, 1995; Bmn- tra amplia de participantes aplicando la
ham y Gullone, 1997; Sandín et al., versión española del cuestionario de
1998;). Algunos estudios que han em- autoinforme FSSC-R. Aunque este cues-
pleado procedimientos de evaluación tionario es el más utilizado y validado
alternativos al FSSC-R también han do- internacionalmente, que nosotros sepa-
cumentado la existencia de niveles supe- mos sólo existen datos preliminares
riores de intensidad del miedo asociados sobre la intensidad y prevalencia de los
a las niñas y las adolescentes (p.ej., Pele- miedos obtenidos con la versión españo-
chano, 1981; Báguena y Chisbert, 1998). la del FSSC-R en una muestra limitada
Es decir, según estos estudios, en gene- de sujetos (Sandín et al., 1998). Partien-
ral las chicas siempre muestran niveles do de la evidencia de la literatura, pro-
superiores de miedo, para cualquiera de nosticamos que: (1) el nivel de prevalen-
las categorías de miedos de que se trate. cia debe ser elevado, pudiendo oscilar
Entre las pocas excepciones a esta regla entre 10 y 20 miedos relevantes; (2) la
caben mencionarse los resultados referi- prevalencia debería ser superior en las
dos por Ollendick et al. (1991) y Shore y chicas que en los chicos; (3) los 10 mie-
Rapport (1998). Ollendick et al. (1991), dos más comunes deberán pertenecer
partiendo de una muestra de niños britá- principedmente a la dimensión de miedos
nicos, no encontraron diferencias esta- al peligro y a la muerte, lo cual debería
dísticamente significativas entre ambos ocurrir con independencia del sexo; y (4)
sexos para las dimensiones de miedos el nivel de intensidad del miedo, tanto
sociales (miedo al fracaso y a la crítica) y globalmente como según las diferentes
médicos. Shore y Rapport (1998), en una dimensiones, debería asociarse positiva-
muestra de varias etnias, tampoco halla- mente al sexo femenino.
Prevalencia e intensidad de los miedos infantojuveniles 107

MÉTODO cho)]. De modo similar a como se ha he-


cho en los estudios con la versión inglesa
Participantes del cuestionario, pueden calcularse la pre-
valencia y la intensidad de los miedos. La
La muestra fue de 1080 participantes nor- prevalencia de los miedos fue examinada
males (no clínicos ni con retraso mental), siguiendo el mismo procedimiento suge-
la cual estaba formada por 613 chicas y rido por Ollendick et al. (1989), y aplica-
467 chicos, con edades que oscilaban do por otros autores en el estudio de los
entre los 8 y los 18 años (M= 13,62, DT = miedos normativos (p.ej., Gullone y King,
2,50 años). Las edades medias de los gru- 1993; Sandín eí al., 1998). De acuerdo con
pos femenino y masculino fueron, res- este procedimiento, la prevalencia del
pectivamente, 13,76 iDT= 2,46) y 13,44 miedo se calculó sumando el número total
{DT= 2,54). No existían diferencias sig- de miedos (i.e., elementos del cuestiona-
nificativas en edad entre ambos grupos (í rio) que el sujeto estimó como producto-
= -1,01, p > 0,05). Los participantes pose- res de mucho miedo. Nótese que este con-
ían mayoritariamente niveles socioeco- cepto difiere del concepto clásico de
nómicos medio o medio-bajo, y asistían prevalencia (i.e., porcentaje de casos en
regularmente a colegios públicos de ense- una población). La intensidad se obtiene
ñanza primaria o secundaria ubicados en sumando los valores asignados por el par-
la Comunidad de Navarra. ticipante a los elementos del cuestionario.
Tanto para la prevalencia como para la
intensidad, pueden obtenerse puntuacio-
Prueba psicológica y procedimiento nes globales y puntuaciones separadas
para las cinco dimensiones o subescalas
Los participantes fueron evaluados en del FSSC-R. El cuestionario incluye las 5
su propio centro docente, al cual asistían subescalas siguientes: (1) Miedos al fraca-
con regularidad durante el curso acadé- so y la crítica, (2) Miedos a pequeños ani-
mico. De forma colectiva y supervisada males y daños menores, (3) Miedos a los
por dos psicólogas, se les aplicó, junto a peligros físicos y muerte, (4) Miedos a lo
otras pruebas no incluidas en el presente desconocido, y (5) Miedos médicos.
estudio, el Cuestionario de Miedos para Aunque los niveles globales de preva-
Niños-Revisado [Fear Survey Schedule lencia y de intensidad del miedo se cal-
for Children-Revised] (FSSC-R; Ollen- cularon partiendo de los 80 items del
dick, 1983). Aplicamos la versión espa- cuestionario, las puntuaciones (preva-
ñola de Chorot y Sandín (Sandín, 1997). lencia e intensidad) para las 5 subescalas
Estudios recientes con la versión españo- se obtuvieron a partir de la forma depu-
la del FSSC-R han aportado datos psico- rada del mismo, forma que incluye úni-
métricos que garantizan su validez, una camente los 55 items que resultaron ser
elevada consistencia interna y una relevantes para la construcción de dichas
estructura de cinco factores similar a la dimensiones (Valiente, 2001).
establecida para la versión inglesa del
cuestionario (Sandín y Chorot, 1998;
Sandín et al., 1998; Valiente, 2001; RESULTADOS
Valiente, Sandín y Chorot, 2002b).
La versión española del FSSC-R, al Prevalencia de los miedos
igual que la versión en lengua inglesa,
consta de 80 items de tres niveles de En la Tabla 1 se indican las medias y des-
intensidad [l(nada), 2(un poco) y 3(mu- viaciones típicas de las puntuaciones en
108 Rosa M. Valiente, Bonifacio Sandín, Paloma Chorot y Aurora Tabar

prevalencia correspondientes al nivel glo- máticamente las chicas obtienen puntua-


bal (FSSC-R total) y a las cinco dimensio- ciones más elevadas que los chicos. Estas
nes o subescalas, según la muestra total y diferencias fueron estadísticamente signi-
los grupos de sexo. Calculamos un ficativas para cada una de las variables
MANOVA de 2 (sexo: chicas, chicos) x 3 dependientes estudiadas (i.e., número total
(edad: 8-10 años, 11-14 años, 15-18 años) de miedos, y número de miedos en las
para las 6 variables dependientes (para la diferentes subescalas). Si nos atenemos a
puntuación total del cuestioneirio de mie- los valores de las medias y del estadístico
dos y para las cinco dimensiones). Los F, aunque ocurren al mismo nivel de sig-
resultados indicaron la existencia de efec- nificación estadística, las diferencias pare-
tos significativos debidos al sexo cen ser menos marcadas para los miedos
[i^6,1069) = 30,8, p < 0,001] y a la edad, de los tipos social (miedos alfiracasoy a la
pero no a la interacción sexo x edad [dada crítica) y médico. Por otra parte, en gene-
la no-interacción entre sexo y edad, en ral se observan niveles de prevalencia ele-
este estudio únicamente nos vamos a cen- vados, ya que los resultados indican que la
trar en los datos relativos a las diferencias media viene a oscilar entre 12 (chicos) y 17
en función del sexo; los datos relaciona- (chicas) miedos importantes.
dos con las diferencias asociadas a la
edad serán objeto de otro estudio].
Basándonos en estos resultados, efec- Los miedos más comunes
tuamos una serie de 6 ANOVAs univa-
riados de 2 x 3, siendo interpretados úni- Siguiendo el método empleado por
camente los efectos principales del factor Ollendick et al. (1989) para analizar los
sexo, ya que no fue significativa la inte- miedos más comunes, se calcularon los
racción entre el sexo y la edad en ningu- porcentajes de sujetos que estimaron
no de los ANOVAs. En las comparacio- cada ítem del cuestionario con el valor
nes entre los dos grupos (i.e., chicas vs. de mayor intensidad (i.e., con valor de 3).
chicos), tras los ANOVAs univariados las En la Tabla 2 indicamos los diez miedos
probabilidades se ajustaron a la correc- más comunes (i.e., estimados por el
ción de Bonferroni (Keppel, 1982). mayor número de sujetos con la máxima
Como puede observarse a partir de los intensidad) para la muestra total y para
datos que presentamos en la Tabla 1, siste- los grupos de sexo.

Tabla 1. Prevalencia de los miedos para la muestra total y según el sexo


Sexo
Total Femenino Masculino
(N = 1080) ín = 613) [n = 467)
Variable del FSSC-R Media DT Media DT Media DT PTl.1079)
FSSC-R (subescalas):
Miedos a los animales (10) 1,72 1,85 2,23 2,03 1,06 1,32 117,1*
Miedos al fracaso y a la crítica (16) 2,79 2,90 3,02 3,00 2,46 2,74 20,9*
Miedos al peligro y a la muerte (12) 6,43 3,13 7,24 2,98 5,37 3,00 108,3*
Miedos a lo desconocido (12) 1,32 1,83 1,67 1,94 0.86 1,65 85.8*
Miedos médicos (5) 0,76 1,09 0,92 1,17 0,55 1,17 33,4*
FSSC-R total (80) 14,67 9,46 16,94 9,51 11,67 8,52 120.1*
Nota: Entre paréntesis se indica el número de elementos de cada dimensión o subescala.
* p < 0,001 (se aplicó la corrección de Bonferroni).
Prevalencia e intensidad de los miedos infantojuveniles 109

Tabla 2. Los 10 miedos más comunes para la muestra total y según el sexo (% de sujetos que estimaron
con la máxima intensidad cada miedo que se indica)
Sexo
ítem del FSSC-R Total Femenino Masculino
(Aí= 1080) [n = 613) (n = 467)
20. Bombardeos 75,8 83,6 65.3
76. No poder respirar 74,1 78,6 67.8
41. Ser atropellado 65,5 67.8 62,5
26. Ladrones 65,4 75,7 51.3
70. Enfermedad grave 53.9 59,9 45.6
59. Descarga eléctrica 53.3 57.5 47.5
15. Ser enviado al director 48.2 49.5 46,4
58. Caerse de lugares altos 47,8 51,6 42.6
9. La muerte/gente muerta 43.3 51,6 31,9*
72. Los terremotos 43,1 47.7 36.7
Nota: El asterisco (*) indica que el miedo no se encontraba entre los diez más comunes en ese grupo concreto.

Del análisis de la Tabla 2 se desprende efectuados para examinar las diferencias


que la casi totalidad (9 de 10) de los asociadas al sexo fueron similares a los
temores más comunes pertenecen a la llevados a cabo para estudiar las varia-
dimensión de miedos al peligro y a la bles de prevalencia de los miedos (véase
muerte. Uno de los diez miedos más atrás).
comunes pertenece al factor de miedos al El MANOVA indicó la existencia de
fracaso y a la crítica (ítem 15). Un aspec- efectos significativos asociados al sexo
to importante a resaltar es la gran con- [F(6,1037) = 41,6, p < 0,001] y a la edad.
cordancia que existe entre los 10 miedos Como ocurría para el caso de la preva-
más comunes a través de los grupos de lencia, no encontramos efectos signifi-
sexo. Así, los chicos y las chicas coinci- cativos asociados a la interacción entre
dieron en 9 de los miedos más comunes el sexo y la edad. Las medias, desvia-
(los 10 miedos del grupo de chicas coin- ciones típicas y resultados de los suce-
cide con los 10 de la muestra total). En el sivos ANOVAs relacionados con las
grupo de chicos, el ítem 9 (miedo a la diferencias entre los grupos de sexo
muerte o a la gente muerta) no se encon- están indicados en la Tabla 3. Como se
traba entre los diez miedos más señala- expone en dicha tabla, se obtuvieron sis-
dos. Sí se encontraba, en cambio, el ítem temáticamente diferencias significativas
29 (malas notas), elegido por el 41,6% de entre los grupos de chicos y chicas, tan-
los chicos. to para la intensidad total de miedo
como para la intensidad en cada una de
las cinco dimensiones. No obstante, de
Intensidad de los miedos modo similar a lo que ocurría para la
prevalencia, si nos atenemos a los valo-
La intensidad de los miedos se calculó res de las medias y del estadístico F,
sumando los valores estimados por los aunque ocurren al mismo nivel de sig-
sujetos en los elementos del cuestionario. nificación estadística, las diferencias
De este modo, se obtuvo una puntuación parecen ser menos marcadas para los
total de intensidad de miedo y puntua- miedos de los tipos social (miedos al fra-
ciones en las diferentes dimensiones caso y a la crítica) y para los miedos
(subescalas). Los análisis estadísticos médicos.
lio Rosa M. Valiente, Bonifacio Sandín, Paloma Chorot y Aurora Tabar

Tabla 3. Intensidad de los miedos según el sexo


Sexo
Total Femenino Masculino
(iV = 1080) (n = 613) {n =:467)
Variable del FSSC-R Media DT Media DT Media DT ítl,1048)
FSSC-R (subescalas):
Miedos a los animales (10-30) 16,6 4,00 18,1 3,97 14,8 3,20 195,2*
Miedos al fracaso y a la crítica (16-48) 28,8 5,84 29,5 5,75 28,1 5,86 20,7*
Miedos al peligro y a la muerte (12-36) 28,7 4,61 30,2 3,99 26,9 4,71 114,4*
Miedos a lo desconocido (12-36) 18,2 4,38 19.3 4,36 16,7 3,97 124,5*
Miedos médicos (5-15) 8,3 2,36 8,7 2,41 7,6 2,17 51,4*
FSSC-R total (80) 133,5 20,52 139,5 19,44 125,8 19,31 140,1*
Nota: Entre paréntesis se indica el rango de posibles valores para cada variable dependiente.
* p < 0,001 (se aplicó la corrección de Bonferroni).

DISCUSIÓN (OUendick et al, 1991), la china (Dong et


al, 1994) y otros grupos étnicos diversos
A partir del presente estudio hemos inten- (Shore y Rapport, 1998). Así mismo, los
tado examinar en una muestra amplia de resultados son consistentes con nuestros
niños y adolescentes las diferencias datos iniciales obtenidos a partir de una
sexuales en la prevalencia e intensidad de muestra de niños españoles (Sandín eí al,
los miedos normativos. De acuerdo con 1998). Por tanto, podríamos decir que,
los datos de la literatura internacional también en el marco de la cultura españo-
sobre los miedos infantojuveniles había- la, los miedos subclínicos son bastante fre-
mos hipotetizado la existencia de: (1) cuentes en la población infantil.
niveles elevados de prevalencia; (2) nive- Nuestros resultados sobre la prevalencia
les de prevalencia e intensidad superiores de los miedos proporcionan apoyo a nues-
en las chicas que en los chicos, tanto a tra hipótesis de que las chicas obtendrían
nivel general como en función de las dife- puntuaciones superiores a los chicos, tan-
rentes dimensiones de miedos; y (3) to en la puntuación total de miedos como
mayor prevalencia, tanto en los chicos en el número de miedos correspondientes
como en las chicas, de los miedos perte- a todas y cada una de las cinco dimensio-
necientes a la dimensión de miedos a los nes de los miedos. Las diferencias en los
peligros físicos y a la muerte. En términos niveles de prevalencia entre las chicas y
generales podríamos afirmar que los datos los chicos siempre son estadísticamente
proporcionan apoyo empírico consistente significativas para todas las variables ana-
con estas hipótesis. lizadas. Tales resultados son congruentes
Los niveles de prevalencia obtenidos con la literatura científica sobre las dife-
indican que los niños y los adolescentes rencias de género en miedos y fobias
refieren tener un número alto de miedos (Echeburúa, 1993; Fredrikson et al, 1996;
relevantes, oscilando entre 12 miedos en Chapman, 1997; Sandín, 1997,1999; Bote-
los chicos y 17 miedos en las chicas. Estos lla y Gallardo, 1999; Essau, Conradt, y
datos confirman los resultados obtenidos Petermann, 1999), corroboran los datos
con niños y adolescentes de otras culturas preliminares de Sandín et al. (1998) para
como la norteamericana (OUendick et al., niños de 9-11 años, y apoyan la evidencia
1989), la australiana (OUendick et al., obtenida con las versiones inglesas del
1989; Gullone y King, 1993), la británica FSSC-R (OUendick eí al, 1985, 1989;
Prevalencia e intensidad de los miedos infantojuveniles 111

McCathie y Spence, 1991; Dong, Yang y relacionados con el peligro y la muerte


OUendick, 1994; Shore y Rapport, 1998) y (Ollendick et al., 1989, 1991; McCathie
FSSC-II (Gullone y King, 1993; Gullone, y Spence, 1991; Gullone y King, 1993;
2000). Burnham y Gullone, 1997; Sandín et al.,
En relación con la intensidad de los 1998). De acuerdo con la teoría de pre-
miedos, los datos obtenidos en el presen- paración de las fobias (Óhman, 1986;
te estudio indican que, al igual que ocu- Óhman y Mineka, 2001), este es el resul-
rría para la prevalencia, las chicas infor- tado que cabría esperar dada la especial
man mayores niveles de miedo que los relevancia que estos miedos poseen para
chicos. Las diferencias son significativas la supervivencia.
tanto para la intensidad total de miedo, En suma, a partir del presente estudio
como para la intensidad de miedo en hemos constatado que la prevalencia de
cada una de las diferentes dimensiones. los miedos subclínicos es elevada en una
Estos resultados son consistentes con el muestra amplia de la población de niños
grueso de la literatura científica sobre los y adolescentes españoles. Las diferencias
miedos, la cual ha sugerido de forma bas- entre chicos y chicas en prevalencia e
tante sistemática que, con independencia intensidad de los miedos están de acuer-
de la edad, las chicas informan poseer do con el grueso de la literatura sobre las
mayores niveles de miedo que los chicos diferencias sexuales en el autoinforme y
(Bamber, 1974; Ollendick et al., 1985, manifestación de los miedos y las fobias.
1989, 1991; Gullone y King, 1993; Dong La naturaleza de los 10 miedos más
et al., 1994; Burnham y Gullone, 1997; comunes, similar en simbos sexos, sugie-
Sandín et al., 1998; Scherer y Nakamura, re que los miedos relacionados con los
1968). Aunque en limitados estudios no peligros mayores y con la muerte podrí-
se han encontrado diferencias entre chi- an desempeñar un papel adaptativo pre-
cos y chicas para los miedos sociales ponderante durante las etapas de la
(Ollendick et al., 1991; Shore y Rapport, infancia y la adolescencia. Como nota
1998) y médicos (Ollendick et al., 1991), final, desearíamos indicar que el presen-
nuestros datos sugieren que las diferen- te trabajo proporciona evidencia trans-
cias son extensibles a las cinco categorí- cultural sólida sobre la prevalencia e
as de miedos estudiadas. intensidad de los miedos infantojuveni-
Finalmente, en relación con los mie- les, basada en la versión española del
dos más comunes, habíamos hipotetiza- FSSC-R, y congruente con la evidencia
do que estos deberían pertenecer la internacional obtenida a partir de este
dimensión de miedos al peligro y a la mismo cuestionario o versiones deriva-
muerte. Tal y como se indica en la Tabla das. Como hemos documentado en nues-
2, la mayoría de los 10 miedos más co- tro anterior trabajo (Valiente eí al.,
munes (9 para ser exactos) pertenecen a 2002b), tanto la prevalencia como la
dicha dimensión. Vemos que este fenó- intensidad de los miedos pueden estar
meno se produce con independencia del asociadas a ciertas variables de vulnera-
sexo, lo cual es consistente con los datos bilidad, tales como la sensibilidad a la
publicados en la literatura sobre esta ansiedad, el rasgo de ansiedad y el afec-
cuestión, ya que en general se ha venido to negativo. Otro aspecto importante que
señalando que, con la posible excepción merece ser estudiado, y que posiblemen-
del estudio con población china de te esté relacionado con la prevalencia e
Dong et al. (1995; predominaban tam- intensidad de los miedos infantojuveni-
bién los miedos de tipo social-evaluati- les, viene dado por las posibles diferen-
vo), los miedos más comunes son los cias asociadas a los grupos de edad.
112 Rosa M. Valiente, Bonifacio Sandín, Paloma Chorot y Aurora Tabar

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