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Once ideas clave para responder a

once cuestiones en torno a las competencias

Once ideas clave para responder a once cuestiones en torno a las competencias.

1. El término competencia nace como respuesta a las limitaciones de la


enseñanza tradicional. Para ello, ponen la competencia en relación con los
saberes, el sistema escolar y educativo y la necesidad de articular propuestas
formativas acordes con las necesidades individuales y sociales.

2. Las competencias son la actuación eficiente en un contexto determinado. De


manera muy básica se aportan distintas definiciones de competencia que acaban
formando parte de una propuesta de definición extensa que enfatiza el carácter
dinámico de la competencia a partir de la actuación competente. En esa alusión a
actuación competente el contexto toma el rol clave en la competencia.

3. Competencia siempre implica conocimientos interrelacionados con


conocimientos y actitudes. La tradicional confrontación entre competencias y
conocimientos se pone en entredicho de manera crítica. Así, los autores defienden
la necesidad de contar con los conocimientos y el peligro de relegarlos al espacio
del pasado, asociándolos a la enseñanza tradicional. Esta apuesta por los
conocimientos, totalmente compartida por nosotros, hace que la competencia sea
útil, necesaria y no sólo vista como una moda de la nueva pedagogía.

4. Los fines de la educación en competencias son el pleno desarrollo de la


persona. Esto supone evidenciar, como lo hacen los autores, que la competencia
trasciende al terreno profesional y afecta a la vida plena de la persona. Por este
motivo se justifica su inclusión en las etapas educativas obligatorias. Asumiendo
esta premisa, cabe plantear y tienen sentido competencias de corte genérico.
Asimismo se plantea la educación como un proceso que afecta a distintas
personas, agencias, responsables, etc.

5. Las competencias escolares deben abarcar el ámbito social, interpersonal,


personal y profesional; una reiteración de la aludida integralidad pero que refuerza
la idea de las distintas tipologías de competencias al tiempo que manifiesta que la
educación de la persona es multidimensional, para lo que la competencia tiene
pleno sentido en el terreno educativo.

6. El aprendizaje de las competencias es siempre funcional. Su vinculación al


contexto y la necesidad de la acción implica un planteamiento metodológico
múltiple y variado. No obstante, sin hacer propuestas concretas en el terreno
metodológico, los autores plantean el principio del aprendizaje significativo, que le
da un sentido actual a la competencia.

7. Enseñar competencias comporta partir de situaciones y problemas reales. Se


plantean diferentes criterios para enseñar competencias desde diferentes
perspectivas: significatividad que deben tener los aprendizajes, complejidad del
proceso de enseñanza-aprendizaje, carácter procedimental del proceso educativo,
consideración de los distintos elementos que conforman la competencia.

8. Las disciplinas no son suficientes para aprender competencias. En el proceso


de enseñanza-aprendizaje, asumir las competencias supone trascender de las
disciplinas, un elemento muy enraizado en los procesos educativos,
especialmente en los formales. La agrupación de disciplinas provocada por la
funcionalidad de las competencias exige organizar de manera distinta el
currículum tradicional.

9. El área común: respuesta a la enseñanza de competencias. La aplicación, la


ejercitación, sin eludir la memorización, y la reflexión resultan clave para el
desarrollo de competencias. Encontrar el planteamiento curricular que permita
orientar el proceso de enseñanza-aprendizaje es fundamental para cualquier
planteamiento educativo. Sólo así la competencia cobra sentido en el ámbito
educativo.

10. Los métodos para la enseñanza de las competencias deben tener un enfoque


globalizador. A nuestro entender, uno de los elementos clave para el desarrollo de
las competencias es escoger de manera estratégica la metodología que permita
poner en juego todo lo que la competencia implica. Con este sentido, los autores
identifican los principales ingredientes del método o de los métodos,
relacionándolos con el resto de elementos curriculares al tiempo que con un
planteamiento globalizador.

11. Evaluar competencias es evaluar procesos en la resolución de situaciones-


problema. Se plantean los retos que a todo educador le suponen plantear la
evaluación de competencias no como un simple planteamiento de evaluación de
saberes sino como un proceso multidimensional complejo cuya clave está en
identificar las situaciones-problema que permitan articular los dispositivos de
evaluación.

En definitiva, una propuesta que, pretendiendo ser funcional y divulgativa, permite


pensar críticamente en y sobre las competencias. Probablemente una de sus
mayores virtudes es dirigirse a un amplio abanico de profesionales de la
educación que, tanto dentro como fuera del sistema educativo, ven o pueden ver
en las competencias su actual proceder profesional. Tal vez la poca precisión en
definir a los destinatarios de la obra, que se va percibiendo a menudo que se leen
los distintos capítulos o ideas clave sea, como le pasa al mismo concepto de
competencia, una de las mayores virtudes de la propuesta editorial.

Quedan en el tintero más aspectos clave relacionados con las competencias, pero
los autores han sabido seleccionar aquellos especialmente relevantes para
organizar y promover procesos de enseñanza-aprendizaje desde la lógica de las
competencias. Nos atrevemos a decir que ha llegado el momento de posicionarse
prácticamente sobre las competencias cuando ya se han sentado las bases
teóricas que las sostienen. Sobre esto, la obra merece una lectura reflexiva que
invitamos a realizar.

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