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RESUMEN CAPITULO 2
En este capítulo charles Darwin ya habiendo descubierto señales de
que el hombre en su forma corporal procede de una forma inferior
analiza ahora si a esa composición se opone la considerable
diferencia de las facultades mentales del hombre sobre la de los
animales. Ante esto sostiene que entre el hombre y los mamíferos más
elevados no hay ninguna diferencia fundamental. Todas las facultades
mentales son el resultado del desarrollo de instintos que se
adquirieron por la selección natural de variaciones a partir de instintos
más simples. Las causas por las que surgieron esas variaciones son
desconocidas para Darwin. Este planteamiento equipara
absolutamente al animal con el hombre en todos los aspectos, lo que
posibilita que estén sometidos a las mismas emociones, que en el
caso de los animales superiores son comunes a las del hombre: amor,
orgullo, vergüenza, miedo, burla, etc. Darwin estudia las facultades
más intelectuales como por ejemplo la imaginación, la razón, etc.
También concluye que también existen en animales superiores.
Reconoce que el lenguaje articulado es particular del hombre, pero
admite que pudo haberse originado por evolución desde monos, a
base de uso continuo de los órganos de la voz, a lo que habría
ayudado el desarrollo del cerebro. El desarrollo del lenguaje habría
perfeccionado la inteligencia. Por tanto, concluye, ninguna de las
facultades intelectuales impide que el hombre se hubiera desarrollado
a partir de una forma inferior. Darwin sostiene que los animales
también poseen una forma de conciencia de sí mismos, pues son
capaces, por ejemplo, de reflexionar sobre placeres pasados. Analiza
también en este capítulo la creencia en Dios, y piensa que, siendo
indudable la demostración racional de su existencia, es erróneo
pensar que “el hombre haya estado dotado primitivamente de la
creencia en la existencia de Dios omnipotente “.Sin embargo, todas las
razas tienen el sentimiento de la religión, entendida como creencia en
agentes invisibles o espirituales, que habría tenido origen según
Darwin en los sueños, tras un desarrollo suficiente de facultades como
la imaginación, la curiosidad, etc. Este sentimiento religioso aparece
de modo semejante en los animales: Darwin recogió algunas
opiniones en favor de esto, y la de un autor que sostuvo que el perro
veía a su amo como a un dios. Así, “las mismas facultades mentales
que han impulsado al hombre a creer primero en influencias
espirituales invisibles, luego al fetichismo, al politeísmo, y finalmente al
monoteísmo, le han arrastrado también a distintas costumbres y
supersticiones extrañas.