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Fundamentos y postulados para una concepción educativa de la orientación – Pelletier y

Dumora
La orientación se sitúa donde se unen la evolución del mundo socio-económico en conjunto con
el desarrollo personal del individuo, es decir que se entrelazan factores psicológicos, familiares,
institucionales y económicos y en esto mismo radica su complejidad, ya que deberá articular entre las
aspiraciones y capacidades individuales por un lado, y las posibilidades de inserción en la organización
colectiva de las profesiones por otro.
Actualmente, el desarrollo tecnológico y la complejidad que implica una situación de crisis económica se
vio aumentada la complejidad para la tarea de orientación. Hoy en día, estas prácticas están
evolucionando hacia una dirección educativa, de ayuda al consultante para que pueda analizar mejor su
problema.
La orientación consiste en implicar al adolescente en su elección restituyéndole el análisis de los términos
de su propio problema para que participe activamente en la búsqueda de soluciones.

Esta ayuda no es todavía verdaderamente educativa, sino que se acerca a un proceso de experto
dispensando a personas en una instancia de orientación. La actividad no cuenta con el tiempo necesario
para ser un proceso de acompañamiento del adolescente, ya que es puntual y limitado en el tiempo debido
a que la institución escolar no la sistematiza en su estructura horaria.

Si no es posible construir proyectos a largo plazo a causa de que el mundo está en constante
evolución, será necesario aprender las estrategias a corto plazo y los ajustes sucesivos. Será necesario que
en cada paso el sujeto logre dominar en el aquí y ahora las condiciones de acceso a las distintas ramas de
formación, empleos y posibilidades de promoción relacionados con su elección. A partir de esto, los
autores formulan el primer postulado: el entorno profesional evoluciona, por ende el consejo puntual es
ilusorio y deberá sustituirse por una práctica educativa que consiste en preparar al adolescente al análisis
de los distintos elementos de su problema en el momento en el que éste se presenta.

El área educativa supone que puede ser enriquecido el bagaje de conocimientos que tienen los jóvenes
sobre el mundo profesional, y es por esta ampliación de conocimientos, la toma de conciencia sobre
nuevas posibilidades, que puede ampliarse el espectro de deseos: a mayores posibilidades, puede haber
mayores deseos ya que se conocen más cosas que pueden gustar.

La emergencia del sujeto humano y nuestro segundo postulado


Durante mucho tiempo, la orientación funcionó como si existiera en el individuo una estructura estable de
gustos, deseos e intereses cuando el sujeto está en la instancia de elegir y esto llevaría a una elección
profesional durante el período de la orientación.
La tarea del consejero es vista muchas veces como un aporte informativo indispensable y como una
verificación del fundamento de una elección, muchas veces concebido como ayuda para el
reconocimiento del deseo subyacente que ya estaba presente.

Esto explica la voluntad actual a desarrollar en las escuelas una verdadera pedagogía de la orientación,
siendo la tarea educativa del consejero la que se inscribe en una concepción constructivista de la elección.
Para esto se deberían reconocer los ensayos y errores de los alumnos, y sus tentativas para profundizar sus
propias motivaciones. El consejero debería volverse el educador de estos emergentes.

En muchos casos los sujetos no están interesados en su orientación por falta de perspectiva temporal. El
futuro no es para ellos un lugar en el que puedan controlar o realizar sus deseos. La adquisición del
esquema medio-fin que está ausente permitirá la conexión entre sí mismo y el trabajo, y este es el nexo
que define esencialmente lo que es la orientación.

La expresión del deseo profesional tampoco es evidente debido a que el motivo que lleva a ese deseo no
es siempre interno: pueden ser resultado de un deseo aprendido. En estas condiciones, el consejero no
puede tener un conocimiento de un deseo profesional sin interrogar el proceso que lo ha provocado, ya
que la cuestión de la elección está dominada por un proceso personal de búsqueda y por la necesidad de
descubrimiento.
Así se formula el segundo postulado: la elección profesional es un proceso evolutivo, entonces la
presencia de un consejero en un punto particular que es decisivo asegura muy poco la calidad personal y
la construcción de un proyecto profesional, por ende, es preferible según los autores sustituir esa
intervención por una práctica educativa continua.

La competencia para determinarse


La tarea de orientarse y concebir un proyecto profesional coincide con el aprendizaje del proceso mismo,
es decir, el adolescente desarrolla a la vez la competencia para orientarse y se comienza a conocer y
clarificar sus valores y metas.
Esto pone en evidencia que la orientación no debe ser únicamente un procedimiento institucional de
selección y consejo, sino que es necesario vivir una experiencia en donde el proceso tenga tanta
importancia como el resultado, y que el resultado se obtenga de ese proceso experimentado.
De esto surgen dos consecuencias:
 La necesidad para el sujeto de reapropiarse de su elección profesional. Esto significa la
devolución del individuo a su problema.
 Se formula una nueva relación entre el consejero y el sujeto, dejando de lado la idea de que el
consejero empareja el perfil psicológico con el profesional, y se ubica junto al consultante en una
búsqueda en conjunto. Esto implica que el experto burla la razón de ser implícita que le hacer ser
aquel que sabe.

La especificidad de una concepción educativa en orientación


Los consejeros de orientación no afirmaron hasta la actualidad la necesidad de un enfoque educativo, y
esto se debe a que hoy en día se sabe claramente que esto no se podría hacer según las normas de
enseñanza tradicional. La información escolar profesional ha demostrado resultar poco interesante y mal
asimilable.

La competencia para orientarse comporta cierto conocimiento relativo al trabajo y organización escolar,
pero también implica un ser que pueda conocer y que pueda elegir. Los objetivos de un enfoque educativo
deben necesariamente sobrepasar la información e intentar que las personas se vuelvan aptas para
conocerse y para tomar decisiones.

El objeto social y psicológico


El niño actúa sobre su entorno físico experimentando y manipulando objetos, y así es como adquiere los
medios de adquisición para tomar las cosas que se coordinan en esquemas de acción y se incorporan en
operaciones que se ejercen simbólicamente.
Esto muestra los presupuestos del aprendizaje escolar. El mundo a conocer se presenta en la escuela en el
estilo convergente de la única respuesta buena. El aprendizaje se conforma a un real, en un conjunto
permanente y repetitivo, sin lugar a la elección.

El niño no puede manipular lo social de la misma manera. Si actúa sobre las personas es primero por
medio de sus gritos, emociones y luego el lenguaje. No puede operar unilateralmente sobre lo social, y no
lo descubre sin la recíproca: actúa sobre él y a la vez es formado por él. Lo vivencial (social y
psicológico) no es algo fijo. Se da por momentos en aspectos variables, encarnados en los objetos
humanos.
Por lo contrario, la relación con el objeto físico sí es sólido: el hombre actúa sobre él desarmándolo,
deconstruyéndolo, analizándolo para conocer su naturaleza.

Un concepto como el éxito profesional no se puede fijar en una definición definitiva, sino en la
interacción social. Cada trabajador agrega algo propio y original a la comprensión del fenómeno. Este
concepto no puede tener definición fija, y el que quiera conocerlo tendrá a su vez algo que decir, tiene una
opinión propia a la vez que descubre información de los demás. Por ende, la orientación no puede ser
enseñada a los alumnos.

La acción y la motivación
Un enfoque educativo en orientación no busca instruir al sujeto sobre un desarrollo vocacional, sino que
se le enseña a través de su propia existencia.
En un lugar y momento dado, el sujeto deberá poder dominar ciertas informaciones, pero para ello es
necesario primero adquirir el saber hacer y el saber ser en el aprendizaje, y es a partir de esta pregunta que
una orientación educativa estará guiada: ¿cómo se efectúa la adquisición del saber hacer y el saber ser?
En el individuo siempre existe un saber hacer y un saber ser presentes en su conciencia reflexiva, es decir,
el individuo no espera la intervención del consejero para tener ciertas actitudes o comportarse de una
manera dada en sus elecciones cotidianas.

No será posible adquirir una competencia vocacional en el orden de las habilidades y actitudes si no se
toma conciencia de la manera en la que se comporta frente a la acción actual.

Esto nos lleva a la primera especificidad, la del objeto social y psicológico. Lo propio del objeto social y
psicológico siendo que el sujeto toma el objeto por identificación y por toda forma participativa.
Tratar de comprender los fenómenos como la competición, temor al fracaso, la idea de futuro, métodos de
trabajo etc puede volverse presente ya que estos objetos están potencialmente contenidos en las
representaciones, afectos y acciones espontáneas.
Lo que importa en este momento de la reflexión es poder reconocer una concepción educativa de la
orientación, la idea de una especificidad doble que distingue la educación psicológica de la educación
tradicional.
Los postulados que hemos elaborado han puesto en evidencia la necesidad de una competencia para
orientarse, que mucho más que los contenidos que cubre, tiene el mérito de ser generalizada. Es como si
el consejero, haciendo una lectura de la orientación, no sólo a nivel de los contenidos sino al del proceso.
El objetivo de instrumentar a los individuos y de favorecer su competencia vocacional responde al mismo
tiempo a múltiples problemas:
 Las insuficiencias personales relacionadas a las deficiencias de aprendizaje propios al medio.
 Un mercado laboral generalmente imprevisible y que no deja realizar elecciones a largo plazo.
 Inserción social que no debería realizarse sin una profundización de la motivación intrínseca.
 Un procedimiento de orientación institucional que priva a los sujetos de la experiencia de
orientarse por sí mismos.
 Un cambio social que no sería sino la dependencia de los individuos a otro discurso y a otras
ideologías, más que al acceso de cada uno a su experiencia y su propia palabra.

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