Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
Psicologia Anormal
Psicologia Anormal
Anormal es un adjetivo que se utiliza para nombrar a aquello que se encuentra fuera de su
estado natural o de las condiciones que le son inherentes.
El tipo de conducta del que hablamos, por desgracia, es muy común. Según una
estimación en 1978 de la President’s Commission of Mental Health, uno de cada cuatro
americanos, más de 55 millones de personas, sufren algún tipo de trastorno psicológico.
Unos 7 millones de individuos al año reciben tratamiento por problemas de salud mental,
y se cree que unos 34 millones lo necesitan.
La investigación ha descubierto que son varios los factores sociales que contribuyen en la
aparición de un trastorno, entre otros la pobreza, la discriminación social y sexual y el
estrés. Por ejemplo, un estudio realizado en Chicago por Ilfeld en 1978 descubrió que las
mujeres con ocupaciones de status de clase alta o media-alta son las únicas cuyos
problemas psicológicos no son mayores que los de los varones en situaciones
comparables. En otro estudio, elaborado en Florida, Schwab y sus colaboradores en 1979
descubrieron que los factores sociales (altas tasas de movilidad y migración) y las
influencias biológicas (historias familiares de enfermedad mental y enfermedades físicas
persistentes) parecían contribuir más en los trastornos mentales de los individuos de raza
negra que, por ejemplo, una infancia feliz o enfermiza; llegando a la conclusión de que
esto “señala la importancia de los factores socioeconómicos en las enfermedades
mentales de los negros”.
MEDIDA DE LA ANORMALIDAD
En los estudios a los que nos acabamos de referir, los investigadores utilizaron diversas
medidas para determinar la normalidad. Constituían una fuente de información
importante las entrevistas. En ellas, observadores preparados sacaban conclusiones
basadas en la conducta, y se preguntaba a los individuos acerca de los diversos síntomas
que generalmente se consideran indicativos de dificultades psicológicas (depresión,
ciertos dolores físicos que se han relacionado con estados mentales, como ulceras
gástricas y migrañas, y los hábitos de comida, bebida y sueño). Algunas veces durante el
curso de la entrevista y otras al suministrar cuestionarios, los investigadores formulaban
preguntas diseñadas para provocar ciertas actitudes. Posteriormente, los investigadores
desarrollaron índices de salud mental basándose en las respuestas de los sujetos en las
diversas categorías, y en sus propias observaciones.
DSM III
Es importante aclarar que siempre debe ser utilizado por personas con experiencia clínica,
ya que se usa como una guía que debe ser acompañada de juicio clínico, además de los
conocimientos profesionales y criterios éticos necesarios.
En 1987, la APA publicó una revisión moderada, el DSM-III-R, manteniendo los principios
básicos ya mencionados. La mayor parte de las modificaciones estuvieron dirigidas al
refinamiento de criterios diagnósticos para un buen número de categorías de trastorno
mental.
DIAGNOSTICO DE LOS TRASTORNOS PSICOLOGICOS UTILIZANDO LOS ESQUEMAS DE
EVALUACION DSM III
1. MODELO MORAL: En la Edad Media era común pensar que los trastornos
psicológicos se derivaban de un rechazo pecaminoso de la sabiduría divina. La
anormalidad la veían como pecado y de posesión demoniaca donde la solución era
quemar a las personas que se les creía brujas así como maltratar a incontables
personas perturbadas en nombre de un orden moral más elevado.
2. MODELO MÉDICO: Cuando el individuo absorbe la culpa por estar enfermo, se
abre el campo de tratamiento médico de los enfermos mentales. Los orígenes
médicos de algunas conductas anormales se observan en los casos donde una
enfermedad física o un accidente afecta la personalidad y el juicio de la persona.
Así como sucede con el funcionamiento físico consecuencia de la drogadicción o la
demencia senil que es un deterioro orgánico del cerebro. Este modelo médico
también aplica para enfermedades como la esquizofrenia o depresión que traen
consigo niveles inusuales de determinadas sustancias químicas en el flujo
sanguíneo.
Este modelo médico libera al individuo de la responsabilidad de su propia conducta así
como de las fuerzas sociales que pueden estar constituyendo a los problemas del
individuo.
TRASTORNOS NEURÓTICOS
Son los trastornos mentales o psicológicos constituidos por un grupo de síntomas que
enajenan la propia personalidad. En este tipo de trastorno mental o psicológico, no existe
una pérdida marcada de contacto por la realidad, la conducta no tiende a ir contra las
normas sociales, aunque pueden ser muy incapacitante. No obstante, el paciente (cuyo
trastorno le causa desconsuelo) logra pensar de forma racional, así como logra su
desempeño social. Aún así, este trastorno es considerado como conducta anormal. La
alteración en este tipo de trastorno es duradera y recurrente; no es una simple reacción
leve y transitoria frente al estrés y no tiene tratamiento.
La ansiedad es una emoción humana fundamental que fue reconocida desde hace unos
500 años. Todos la han experimentado y seguiremos experimentándola a lo largo de
nuestras vidas. Muchos observadores consideran a esto una condición básica de la
existencia moderna. Algo andaría mal si un individuo no sintiera ansiedad al enfrentar
eventos estresantes cotidianos pero cuando los enfrentan es probable que los individuos
sin un trastorno manejen la situación enfrentándola. Un diagnostico de trastorno por
ansiedad ocurre solo cuando una ansiedad abrumadora altere el funcionamiento social u
ocupacional o produce una angustia significativa.
2. TRASTORNOS SOMATOFORMES
Se diferencian de los factores psicológicos que afectan el estado físico (estrés) y debe
excluirse una enfermedad médica que explique los síntomas somáticos. Se clasifican en:
Las causas para desarrollar este trastorno pueden ser de diferente naturaleza.
Destacamos los siguientes factores:
TRASTORNOS AFECTIVOS
Muchas personas poseen una amplia gama emocional, esto es, son capaces de estar
felices o tristes, animadas o silenciosas, alegres o desanimadas, llenas de alegría o
desdichadas, dependiendo de las circunstancias. En algunas personas con este trastorno,
esta gama está muy restringida. Parecen estar fijadas en uno u otro extremo de espectro
emocional, cualesquiera que sean las circunstancias de su vida. Otras personas alternan
entre los extremos de la euforia y la tristeza.
1. DEPRESIÓN: trastorno del humor caracterizado por una alteración significativa del
estado de ánimo, primordialmente compuesta de tristeza y ansiedad, que suele
asociarse a síntomas físicos (cansancio, pérdida del apetito, insomnio, disminución
del deseo sexual) y a una reducción de la actividad social. Constituye, junto con los
trastornos de angustia, la disfunción mental más frecuente en la población
general.
La depresión es una de las condiciones diagnosticada de forma más común entre los
pacientes hospitalizados por trastornos mentales y también es bastante frecuente en la
población general.
TRASTORNOS BIPOLARES
Se usa el término “bipolar” porque los trastornos por lo general son acompañados por
uno o más episodios depresivos. Las personas en quienes han ocurridos episodios
maníacos pero no depresivos son raras en extremo; en tales casos se presume que
aparecerá un episodio depresivo en algún momento.
a) TRASTORNOS BIPOLARES I
TRASTORNOS DE LA PERSONALIDAD
Las personas con este trastorno engañan y manipulan con tal de obtener un provecho o
placer personal. Son incapaces de planificar el futuro, probablemente por su gran
impulsividad, y por su búsqueda constante de nuevas sensaciones. Se irritan con facilidad
y pueden llegar a la agresión, despreocupándose imprudentemente por su seguridad y la
de los demás.
Existen gradaciones dentro de este trastorno, que oscilan entre los que presentan sólo
dificultades interpersonales o laborales, hasta los que caen en la delincuencia. La
prevalencia es del tres por ciento en los hombres y del uno por ciento en las mujeres. Se
denomina también personalidad psicopática o psicópata.
Las personas que padecen este trastorno hacen un arte de la oposición. Se quejan,
contrarían, postergan, se “olvidan”, desprecian a los que tratan de ayudar y después se
sienten defraudados porque la vida no les ofrece algo mejor. Interior y exteriormente
sienten la vida como algo tenebroso y desagradable, pero no se dan cuenta de que son
ellos los que ponen obstáculos a todo lo que pueda resultar gratificante.
Dilata las cosas que debe hacer, de modo que no cumple con los plazos.
Se vuelve hosco, tozudo o porfiador cuando se le pide que haga algo que no le
agrada.
Cuando se le encarga algo que no quiere hacer, da la impresión de que trabaja con
desgana o lo hace mal.
Protesta, sin motivo, aduciendo que los demás le plantean exigencias irrazonables.
Elude cumplir con sus obligaciones aduciendo que 'se olvida'.
Cree que está haciendo las cosas mucho mejor de lo que los demás piensan.
Se ofende cuando los demás le aportan sugerencias útiles para ser más productivo.
Pone obstáculos a la labor de los demás, para lo cual deja de hacer la parte que le
corresponde en algo.
Critica o desprecia sin motivo a las figuras de autoridad.
El pasivo-agresivo nunca reconoce que tiene la culpa de que las cosas le salgan mal ni de
que hace algo para que usted se enoje, si algo no sale como debe, es culpa de usted.
Jamás se muestra desafiante; su manera de actuar es tan pasiva, tan indirecta, que así
elude la responsabilidad.
Para estas personas, acceder a los deseos de otro equivale a someterse. Y la sumisión,
para su identidad tierna y frágil, es sinónimo de humillación. Se trata de personas que
llevan dentro un profundo enojo, y al mismo tiempo se sienten muy desprotegidas. El
enojo se debe a ofensas que en la infancia les hicieron sus padres, de quienes no debían
recibir todo el amor y la protección.
¿Qué hacen con toda esa hostilidad interior? Tienen miedo de ser agresivos para con los
otros, de quienes tanto dependen. Entonces recurren a una conducta de oposición, que
expresa sus sentimientos agresivos de una manera disimulada, pasiva. De ahí el nombre
de pasivo-agresivo que se le ha dado al trastorno.
Se puede hablar de una esquizofrenia cuando ya en la primera ocasión que se presenta las
manifestaciones de la enfermedad se mantienen durante un tiempo más o menos largo,
cuando los síntomas vuelven a aparecer al cabo de algún tiempo y cuando la enfermedad
desemboca en sintomatología negativa. Se pueden distinguir tres fases: