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TOP NRO.

ANALISIS DEL TEXTO “HÁBITOS FAMILIARES Y ESTRATEGIAS


FEMENINAS EN EL ESTRADO (1776-1850)

ALUMNO: OROZCO FILIPPELLO, MANUEL

DNI: 38.826.093

DOCENTE: OLAZA PALLERO, SANDRO

MATERIA: DERECHO Y JUSTICIA EN LA ÉPOCA DE LA

CONFEDERACIÓN ARGENTINA

COMISIÓN: 0026
El matrimonio como institución eclesiástica constituyó siempre un
mecanismo de opresión para la mujer. Se observa cómo existió siempre
una doble moral para el trato a varones y mujeres. Las mujeres se
ocuparon siempre de las tareas de cuidado, no pudiendo en consecuencia
desarrollar un proyecto de vida personal.

Observemos uno de los pasajes del texto que dan cuenta de la clara
diferencia de trato reinante en la época : “El matrimonio en cuanto
contrato social tiene deberes recíprocos y obligantes entre los que
corresponden al marido uno de los más principales es ciertamente
alimentos a su mujer más esta obligación depende esencialmente de que
aquella llene los suyos. El primero de todos la fidelidad conyugal, desde
que ésta es violada, cesan las obligaciones del marido”

Es decir, que no solo las obligaciones que imponía la institución del


matrimonio ostentaban una distinción abominable, sino que era conditio
sine qua non para el cumplimiento de los deberes del hombre, que la
mujer cumpliera los suyos.

Ciertamente la violencia económica hacia la mujer reinaba en la


época. Al no poder salir a trabajar, porque era mal visto, su supervivencia
y la de sus hijos quedaba supeditada a la buena voluntad del hombre, que
cuando no la tenía podía suceder lo que le sucedió en 1835 a Juana
Alonso, quien entabló un juicio contra su marido Manuel Céspedes:

“Van a cumplirse diez meses desde que mi marido se ausentó de la


ciudad al pueblo de Dolores, dejándome rodeado de tres hijos menores y
sin más recursos que los muy escasos que puede proporcionarme mi
trabajo, repetidas veces he instado a Céspedes a que me llevase a su
lado o al menos me asegurase la subsistencia de su familia, hecho sordo
a mis reiteradas intimaciones, nada he podido obtener… ni yo ni mi
esposo, hemos tratado ni aún intentado promover demanda de divorcio,
pero cuando un padre de familia falta a sus deberes de tal, toca a los
magistrados hacerlos entrar en ellos, hasta valiéndose del rigor que
presriben las leyes.

Como opinión personal, me ha resultado llamativo como en esa


época las mujeres encontraron, por medio de los juicios civiles, una vía de
reivindicación que morigerara -al menos un poco- la desigualdad
estructural reinante. Resulta sorprendente que aunque en la época el
sistema patriarcal era absoluto y reinaba en todos los aspectos, las
mujeres poseían una legitimidad indiscutible para iniciar procedimientos
judiciales (y ganarlos), y los jueces así lo reconocían.

Es decir, que en esta época el acceso a la justicia para la mujer


resultó un hecho real y tangible, proporcionándole a una población
vulnerable como eran las mujeres una herramienta concreta y efectiva a
fin de hacer valer sus derechos y colaborar con su subsistencia.

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