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La Promesa de Un Nuevo Pacto

Para Israel
Jer.31:31: "He aquí que vienen días, dice Jehová, en los cuales haré nuevo pacto con la casa de
Israel y con la casa de Judá.”

Esta promesa de Dios, de un Nuevo Pacto, que suprimiría el Antiguo Pacto que fue establecido
entre él e Israel en el Monte Sinaí, se encuentra entre una serie de profecías tocante a Israel. Dios
le promete:

• Sacar a Israel del cautiverio y llevarlo a la tierra que había dado a sus antepasados
(30:1-3).
• Quebrar el yugo de esclavitud de los extranjeros y solo servirían a Dios y a David
(30:8-9),
• Vivir en paz y destruir a todas las naciones entre las cuales estaban dispersos (30:10-
11).
• La restauración y la sanidad de sus heridas (30:17).
• La restauración de las riquezas y la reconstrucción del palacio (30:18).
• El crecimiento de la población (30:19-20).
• El reconocimiento de Israel como el Pueblo de Dios (30:21-22).
• Todos los deseos de Dios serían realizados (30:24).
• El establecimiento de un Nuevo Pacto
• Todos los Israelitas, sin excepción, conocerían a Dios.

El lector casual de esta sección del libro de Jeremías probablemente piensa que todas estas
profecías tocantes a Israel deben ser consideradas como literales.

Por cierto, los dispensacionalistas han estado enfatizando el cumplimiento literal de todas estas
promesas y esperan verlas hechas realidad dentro de poco tiempo. En esto concuerdan con la
enseñanza del judaísmo ortodoxo que anima a su gente contando cómo va a destacarse Israel
entre las naciones del mundo en el futuro.

La interpretación futurista de Jeremías 30-31, ha creado entre la comunidad evangélica un


tremendo afecto para la nación moderna de Israel. Los judíos que convierten al cristianismo son
alabados por encima de los otros discípulos comunes cuyo trasfondo es alguna religión pagana.
Se puede decir que el evangélico que está muy interesado en el estudio de la escatología, se
emociona sobremanera cuando contempla como será el cumplimiento de las profecías de
Jeremías. Creo que esta situación se basa en una mala interpretación de Jeremías y la ignorancia
de lo que el Nuevo Testamento tiene que decir sobre el Nuevo Pacto.

El Nuevo Pacto en el Nuevo Testamento

Zacarías el padre de Juan el Bautista, en su profecía hace referencia a las profecías de Jeremías
30-31.
Luc.1:67-80: "Y Zacarías su padre fue lleno del Espíritu Santo, y profetizó, diciendo: Bendito el
Señor Dios de Israel, Que ha visitado y redimido a su pueblo, Y nos levantó un poderoso
Salvador En la casa de David su siervo, Como habló por boca de sus santos profetas que fueron
desde el principio; Salvación de nuestros enemigos, y de la mano de todos los que nos
aborrecieron; Para hacer misericordia con nuestros padres, Y acordarse de su santo pacto; Del
juramento que hizo a Abraham nuestro padre, Que nos había de conceder Que, librados de
nuestros enemigos, Sin temor le serviríamos En santidad y en justicia delante de él, todos
nuestros días. Y tú, niño, profeta del Altísimo serás llamado; Porque irás delante de la presencia
del Señor, para preparar sus caminos; Para dar conocimiento de salvación a su pueblo, Para
perdón de sus pecados, Por la entrañable misericordia de nuestro Dios, Con que nos visitó desde
lo alto la aurora, Para dar luz a los que habitan en tinieblas y en sombra de muerte; Para
encaminar nuestros pies por camino de paz. Y el niño crecía, y se fortalecía en espíritu; y estuvo
en lugares desiertos hasta el día de su manifestación a Israel."

Se nota que Zacarías habla de "Salvación de nuestros enemigos", “salvación a su pueblo", "Para
perdón de sus pecados" etc. y de "acordarse de su santo pacto", cosas que Jeremías menciona. Es
de mucha importancia reconocer que estas promesas a Israel son de trascendencia para Dios y
para su pueblo.

Cristo, cuando observó la pascua con sus discípulos, tomó la copa y dijo: "De igual manera,
después que hubo cenado, tomó la copa, diciendo: Esta copa es el nuevo pacto en mi sangre, que
por vosotros se derrama" (Luc.22:20). Cuando oyeron los discípulos la expresión "nuevo pacto"
han de haber recordado las palabras de Jeremías, el único profeta del Antiguo Testamento que
usó el término (31:31). Así que la sangre de Cristo y el Nuevo Pacto que representa forman parte
del cumplimiento de la promesa hecha a Israel.

Para Pablo el Nuevo Pacto era importante porque dijo: "…Dios, el cual asimismo nos hizo
ministros competentes de un nuevo pacto" (2Cor. 3:5-6).

El autor de la Epístola a los Hebreos, hablando de Cristo dice: "Pero ahora tanto mejor ministerio
es el suyo, cuanto es mediador de un mejor pacto, establecido sobre mejores promesas" (8:6). El
mejor pacto es el nuevo pacto y el autor luego cita a Jeremías 31.

Hasta aquí vemos que Dios prometió a Israel hacer con ellos un Nuevo Pacto; Cristo dijo que su
sangre está relacionada con el Nuevo Pacto; Pablo dijo a los cristianos que ellos son ministros
del Nuevo Pacto; y hebreos dice que Cristo es el mediador del Nuevo Pacto.

Ahora, queda la cuestión de ¿cuándo va a ser establecido este pacto? El mismo pasaje de
Hebreos 8 nos lo indica:

Heb.8:13: "Al decir: Nuevo pacto, ha dado por viejo al primero; y lo que se da por viejo y se
envejece, está próximo a desaparecer”

Según este versículo el Viejo Pacto todavía estaba en vigencia cuando fue escrito Hebreos, pero
estaba "próximo a desaparecer". Este mismo libro incluye la promesa de la Segunda Venida y
dice:
Heb.10:37: "Porque aún un poquito, Y el que ha de venir vendrá, y no tardará.”

Así vemos que los cristianos del primer siglo veían que las promesas de Jeremías estaban a punto
de ser ratificadas. Todo esto ocurriría cuando Jerusalén fuera destruida. Jesús, hablando de la
destrucción de Jerusalén dijo:

Luc.22:20: "Porque estos son días de retribución, para que se cumplan todas las cosas que están
escritas.”

Y entre las cosas escritas está la promesa del establecimiento del Nuevo Pacto en Jeremías 31:31.
El problema del Dispensacionalismo

Los dispensacionalistas tienen un problema con Hebreos capítulo 8 que cita a Jeremías 31 y
declara que Cristo es el ministro del Nuevo Pacto. Es decir, Hebreos establece que este Nuevo
Pacto estaba a punto de ser ratificado en la Segunda Venida de Cristo (vea: 8:13 y 10:37). Y,
aparentemente, todas aquellas promesas de Jeremías 30 son cumplidas en una nación espiritual y
no en una nación física. Es decir, las cosas de la profecía de Jeremías que parecen, a primera
vista, ser físicas, fueron cumplidas en una forma espiritual. Las cosas físicas son simbólicas de
cosas espirituales.

Cuando el dispensacionalista lee las profecías de Jeremías 30-31, comprende que son hechas a la
nación física (realmente no cree que existe o existirá nunca una nación espiritual de Israel). Por
eso, cree que el Nuevo Pacto se hará con esa nación física. Pero cuando lee en el Nuevo
Testamento que Cristo es mediador del Nuevo Pacto y los cristianos son los ministros de ese
pacto, entonces dice que hay dos pueblos de Dios, Israel y la Iglesia, y dos diferentes nuevos
pactos, un pacto nuevo ya hecho con la Iglesia y otro pacto nuevo que todavía no está en vigor.

Sin embargo cabe preguntar al Dispensacionalista, ¿Dónde dice la Escritura que hay dos pueblos
de Dios con diferentes propósitos? ¿Dónde la declaración de dos pactos nuevos?

Y si la Iglesia tiene un Nuevo Pacto diferente del prometido en Jeremías 31, ¿cuál es el viejo
pacto de la Iglesia? Para tener un nuevo pacto ¿no es necesario tener antes otro pacto anterior?

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J.Hendrix-Weidner

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