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Una Sola Resurrección en

Juan. 5:21-29

Juan.5:21-29: “Como el Padre levanta a los muertos y les da vida, así también el Hijo a los que
quiere da vida, 22porque el Padre a nadie juzga, sino que todo el juicio dio al Hijo, 23para que
todos honren al Hijo como honran al Padre. El que no honra al Hijo no honra al Padre, que lo
envió. 24»De cierto, de cierto os digo: El que oye mi palabra y cree al que me envió tiene vida
eterna, y no vendrá a condenación, sino que ha pasado de muerte a vida. 25De cierto, de cierto
os digo: Viene la hora, y ahora es, cuando los muertos oirán la voz del Hijo de Dios, y los que la
oigan vivirán. 26Como el Padre tiene vida en sí mismo, así también ha dado al Hijo el tener vida
en sí mismo; 27y, además, le dio autoridad de hacer juicio, por cuanto es el Hijo del hombre.
28No os asombréis de esto, porque llegará la hora cuando todos los que están en los sepulcros
oirán su voz; 29y los que hicieron lo bueno saldrán a resurrección de vida; pero los que
hicieron lo malo, a resurrección de condenación”.

En este pasaje Cristo habla de levantar a los muertos, dándoles vida. Primero se dice que el Padre
levanta a muertos y les da vida. Implicado en el versículo 24 es el hecho de que él que oye la
palabra (el mensaje) y la cree experimenta esta resurrección porque ha pasado de muerte a vida.

Además se pronostica que vendría un tiempo cuando los muertos oirían la voz de Cristo. Hasta
este punto no hay desacuerdos en cuanto a la interpretación del pasaje. Todos están de acuerdo
en que los creyentes experimentan una resurrección espiritual. Pero empezando con las palabras
Viene la hora, y ahora es, cuando los muertos oirán la voz del Hijo de Dios, y los que la oigan
vivirán, es cuando se libra un debate sobre sí el pasaje contiene una referencia a una resurrección
del cuerpo físico. Según los futuristas y los preteristas parciales, estas palabras predicen una
resurrección del cuerpo humano. Implicado en este argumento es la cuestión de dos maneras de
oír, porque se habla de oír y pasar de muerte a vida y de oír en el sepulcro y salir a resurrección.

Todos están de acuerdo en que en la resurrección espiritual el Espíritu Santo hace un


llamamiento al alma del elegido y este oye y responde afirmativamente al llamamiento. En este
caso, la voz no es audible sino silenciosa, de tipo espiritual. Pero los futuristas y preteristas
parciales quienes esperan una resurrección física del cuerpo humano, creen que ese cadáver oirá
una voz audible del Hijo de Dios y se levantará del sepulcro con vida. Lo que vamos a hacer en
este estudio es examinar si esto es cierto o no.

El texto en ningún lugar menciona dos resultados de haber oído la voz de Dios. Solo se menciona
un resultado de haber oído (la resurrección), y un grupo de oyentes (los muertos). Pero hay
diferencia entre los muertos. Algunos son de la hora... cuando los muertos oirán la voz del Hijo
de Dios, y los que la oigan vivirán. Los demás son del grupo de la hora cuando todos los que
están en los sepulcros oirán su voz.

Se deber notar que la palabra griega para condenación en los versículos 24 y 29 es la misma. Me
parece que Cristo habla de la misma condenación y de la misma resurrección, porque la acción
de oír en los dos casos es la misma: es la voz de Cristo la que oyen. Y si no hay dos voces
distintas, ¿cómo es que hay dos resurrecciones distintas? Para poder distinguir dos

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resurrecciones, hay que distinguir también dos voces distintas.

A la vez que creo que no hay dos grupos de personas en este pasaje, sí creo que hay dos tiempos
mencionados. Se habla en el tiempo presente (El que oye) y en el tiempo futuro (Viene la hora, y
ahora es, cuando los muertos oirán). En la hora que es, Cristo habla de los que iban a escuchar su
voz en el Pentecostés (Jn.7:37-39) y vivir. En la hora que viene, se refiere a los que iban a
escuchar su voz en el año 70. Un pasaje paralelo a este que nos ayudará a entender esto, es el
siguiente:

Jn.11:24-26: “Marta le dijo: —Yo sé que resucitará en la resurrección, en el día final. 25Le dijo
Jesús: —Yo soy la resurrección y la vida; el que cree en mí, aunque esté muerto, vivirá. 26Y
todo aquel que vive y cree en mí, no morirá eternamente. ¿Crees esto?”

En esta cita, Cristo demuestra que hay una sola resurrección. Y esta resurrección es él. Se hace
uso de verbos en dos tiempos: presente (el que cree en mí aunque esté muerto; aquel que vive y
cree) y futuro (vivirá; no morirá eternamente). Esto implica que la resurrección iba a ser aplicada
más adelante. Cristo no dice que el que cree vive, sino que el que cree vivirá. Tampoco dice que
el que esté muerto vive, sino que el que esté muerto vivirá. Para los que creen y viven, y para los
que creyeron y están muertos, la resurrección es algo que les quedaba en el futuro (para el año
70).

También en el año 70 hubo la resurrección de los que nunca escucharon el Evangelio. Para
entender esto vea:

1Cor.16:51-57: “Os digo un misterio: No todos moriremos; pero todos seremos transformados,
52en un momento, en un abrir y cerrar de ojos, a la final trompeta, porque se tocará la
trompeta, y los muertos serán resucitados incorruptibles y nosotros seremos transformados,
53pues es necesario que esto corruptible se vista de incorrupción y que esto mortal se vista de
inmortalidad. 54Cuando esto corruptible se haya vestido de incorrupción y esto mortal se haya
vestido de inmortalidad, entonces se cumplirá la palabra que está escrita: «Sorbida es la muerte
en victoria». 55¿Dónde está, muerte, tu aguijón? ¿Dónde, sepulcro, tu victoria?, 56porque el
aguijón de la muerte es el pecado, y el poder del pecado es la Ley. 57Pero gracias sean dadas a
Dios, que nos da la victoria por medio de nuestro Señor Jesucristo.”

En el versículo 52 Pablo describe a dos grupos (la corrupción y la mortalidad) en el versículo 53


dice que estos dos grupos debían ser reemplazados por la incorrupción y la inmortalidad.

Sin embargo en el versículo 54 sin hacer distinción entre estos grupos, declara que cuando hayan
sido reemplazados, entonces se puede decir de los dos que sorbida es la muerte en victoria. Y la
muerte a que se refiere no puede ser la del cuerpo físico, porque ya había dicho que la fuerza del
pecado es la ley. Se habla, entonces, de la esfera espiritual, la resurrección del alma.

Ahora, los santos de los tiempos antiguos, son descritos como la creación que gime, esperando la
redención de su cuerpo. Esta redención la recibirían en la resurrección en la venida en el año 70.
Ellos eran de la hora que viene.

Por el otro lado, los santos de los últimos días (del Nuevo Testamento) estaban experimentando

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un cambio progresivo que terminaría también en la venida del año 70. Ellos eran de la hora que
es.

Por esto, Cristo dijo que él era la resurrección y la vida; el que creía en él aunque fuera muerto
físicamente (los santos que ya habían muerto) no obstante viviría (en la resurrección espiritual
del año 70). El que vivía físicamente durante la generación de Cristo y creía en él, nunca
experimentó la muerte espiritual. Este es el sentido de Jn.5:21-29.

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J.Hendrix-Weidner

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