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Clan Quispe Palomino en Masisea e Iparia, Ucayali: Incursiones, intento de

destruir antenas de telefonía y ofreciendo trabajo a los jóvenes.

Mie, 21 septiembre del 2016 en Jaime Antezana Rivera con 79 Visita(s)

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Escribe Jaime Antezana Rivera.- Ocurrió lo inevitable. Ante la “sorpresa” y negativa


de los servicios de inteligencia policial/militar (de la Marina y el Comando Especial
VRAEM, para ser más específicos) y, también, de la mayoría de la población de la
región Ucayali y el distrito de Masisea, la organización armada del clan Quispe
Palomino, dirigido por Víctor Quispe Palomino, alias “José”, irrumpió en varias
comunidades de Masisea e Iparia, provincia de Coronel Portillo, región Ucayali.

En otros términos, luego casi tres años de expansión y asentamiento en zonas de


Masisea, se visibilizaron: es decir, empezaron a moverse en columnas armadas por
varias comunidades de este distrito y de Iparia. ¿Cuándo empezó su visibilización
social? Empezó -según una fuente confiable de la zona- el jueves 1 de septiembre
pasado: ese día, alrededor de las 6 a.m., entre 14 a 15 hombres, parcial y
soterradamente armados, se desplazaron en tres botes de Vinuncuro con rumbo a
Butsaya.

Ese fue el primer desplazamiento de una columna del clan Quispe Palomino post
denuncia del proceso de expansión y asentamiento de esta organización en Masisea,
que arrancó en diciembre del 2013 con la llegada de una columna de 12 hombres y
“José”. Fue un desplazamiento sin incursionar en ninguna comunidad. Lo hicieron,
como se dice en el argot popular, sin hacer “mucha luz”. Todavía preferían el
“ocultamiento” o pasar como pobladores migrantes.

Sin embargo, pese a que el desplazamiento de esa columna fue denunciado en un


medio radial limeño, ese hecho paso desapercibido para la población local, regional y
nacional. También, cuando no, para los aparatos de inteligencia. Empero, el
desplazamiento de esa columna semi-armada sería el preludio de su aparición pública
de la organización armada del clan Quispe Palomino en varias comunidades de Iparia y
Masisea.

Así fue. Diez días después, el domingo 11, una columna armada incursionó una
comunidad del distrito de Iparia, Coronel Portillo, Ucayali. Una nota publicada por
el diario Ahora-Ucayali, el martes 13, basándose en una entrevista a un líder indígena
de esa zona, señala: “la noche del domingo, llegó (una columna armada) a la
comunidad de Caco, donde pretendieron dinamitar la torre de telefonía, pero los líderes
de esta comunidad, impidieron que derriben la torre llegando a un dialogo con los
cabecillas uniformados y armados”.

Esta fue la primera incursión de una columna armada del clan Quispe Palomino
en el distrito de Iparia. Pero, ahí no quedo todo. El líder indígena, cuyas -según el
diario Ahora- iniciales es GRB, señaló lo siguiente: “…hasta ayer (el lunes 12) han
visitado a las comunidades nativas Caco Macaya, Colonia del Caco, Amaquiría, Nuevo
Nazaret, Belén, entre otras, donde vienen realizando asambleas públicas a fin de pedir
a las autoridades y padres de familia que permitan a sus hijos unirse a sus grupos,
ofreciéndoles buen sueldo”.

En las comunidades aludidas de Iparia, el testimonio reveló una práctica de esta narco-
organización que proviene del VRAEM pero que el discurso del “terrorismo” o
“narcoterrorismo” no tomó en cuenta: no solo se reunieron pacíficamente con la
población de las comunidades en las que ingresaron, sino que -como señaló el líder
indígena- pidieron a los padres y autoridades que “sus hijos”, o sea, los jóvenes,
trabajen para ellos para -según la nota del diario Ahora- “erradicar la pobreza”. En otras
palabras, les ofrecieron trabajo.

¿Qué tipo de trabajo le ofrecieron -siguiendo lo señalado por la nota del diario
Ahora- a los hijos de los pobladores de las comunidades de Iparia donde las
columnas armadas del clan Quispe Palomino ingreso? La repuesta la da el líder
entrevistado anónimamente: “…los jóvenes vienen siendo captados para el transporte
de droga…atraídas (sic) por el pago de montos de dinero”. El testimonio es claro: les
ofrecen trabajo a los jóvenes en el transportar o tráfico ilícito de drogas.

¿Cuántos hombres armados y uniformados incursionaron en la comunidad de


Caco y las demás comunidades mencionadas? Según otra fuente de la zona, fueron
unos 20 a 25 hombres armados los que incursionaron o, como lo dice el líder indígena,
“visitaron” dichas comunidades. ¿Cuál fue el impacto que estas incursiones provocaron
en la población nativa y colono? Miedo y zozobra. “Tengo miedo, mi familia vive con
temor de que me maten, por eso vine hasta aquí para denunciar y pedir seguridad”, dijo
al diario Ahora el líder indígena.

Las incursiones o “visita” de las columnas armadas del clan Quispe Palomino no cesó.
Al día siguiente, el martes 13, una columna armada, compuesta por un número similar
de hombres, atravesó cerca de varias comunidades e incursionó -según nativos
shipibos– en dos comunidades cercanas al lago Imiria, en el distrito de Masisea, una de
las zonas de mayor producción de coca y drogas de este distrito: la comunidad de
Junín Pablo y Santa Isabel de Bahuanisho. Y pasaron, otra fuente de la zona, cerca
por la comunidad de Caimito.
Junín Pablo fue la primera comunidad donde ingresaron -según un líder shipibo que
tuvo contacto con sus paisanos- “25 hombres bien armados”. Allí, al igual que en las
comunidades de Iparia, se reunieron con la población e intentaron destruir la antena de
telefonía de Claro y Movistar. La población, al igual que en la comunidad de Caco,
rechazo ese propósito de los hombres del clan de la droga de “José”. La columna
armada accedió a la petición de la población: no destruyeron la antena.

También, análogamente a las comunidades de Iparia, convocaron a los jóvenes para


que trabajen para ellos: “En la reunión convocaron a los jóvenes para que trabajen con
ellos con pago por su trabajo. Querían reclutar jóvenes voluntariamente”, conto el líder
shipibo. Sin embargo, la población y los jóvenes escucharon el llamado que hicieron los
hombres armados sin que nadie diga nada sobre ese llamado. Al respecto, hubo
silencio y, sobre todo, temor.

Inmediatamente después, esa misma columna se dirigió e ingreso a la comunidad


nativa de Santa Isabel de Bahuanisho. Al igual que en la comunidad del Caco (Iparia) y
Junín Pablo (Masisea), se reunieron con los pobladores y, también, intentaron destruir
la antena de telefonía. La oposición de los pobladores, al igual que en los dos casos
aludidos, los disuadió de ese propósito. También, en la reunión con la población,
ofrecieron trabajo remunerado a los jóvenes.

Globalizando: el martes 13 de septiembre pasado, al igual que el domingo 11 y


-sobre todo- el lunes 12, que incursionaron varias comunidades del distrito de Iparia,
fue el segundo día de mayor desplazamiento e incursiones de una columna armada del
clan Quispe Palomino por comunidades de Masisea. Según los testimonios, era una
columna armada constituida por unos 25 a 30 hombres.

¿Qué significado tiene la irrupción publica de las columnas armadas de la


organización dirigida por Víctor Quispe Palomino en Iparia y Masisea? En primer
lugar, las incursiones en las comunidades de Iparia (Caco, Caco Macaya, Colonia del
Caco, Amaquiría, Nuevo Nazaret y Belén) y de Masisea (Junín Pablo y Santa Isabel de
Bahuanisho) representa la visibilización pública de este clan armado de la droga en los
dos distritos tras casi tres años de haberse expandido y asentado en Masisea.

Sin duda alguna, la denuncia pública de la expansión y asentamiento estratégico en


Masisea de una parte importante de la organización de Víctor Quispe Palomino, que
-hasta fines del 2013- operaba -y parte de su organización continua- en el VRAEM, fue
un factor decisivo para que abandonen la “invisibilidad” social, el mimetismo, en el que
estaban desde su llegada -en diciembre del 2013- a Masisea.

En esa línea, las denuncias periodísticas de pobladores que salieron de la zona y la


información de las mismas comunidades, confirmaron lo que, hace tres semanas, ya se
había dado a conocer a las autoridades gubernamentales y la opinión pública: que una
parte de la organización armada del clan Quispe Palomino se había expandido y
asentado en Masisea, particularmente en la Quebrada del Sanuya y Butsaya. Y que
Víctor Quispe Palomino o “José”, jefe de este clan, estaría en esas zonas.

Las evidencias empíricas lo confirman. Por otro lado, ahora -por la información abierta
y de campo- sabemos que, si bien están asentados en dos zonas de Masisea, sin
embargo, su área de influencia operativa involucra a comunidades del distrito de Iparia,
otro distrito de la provincia de Coronel Portillo, Ucayali, con zonas de crecimiento de los
cultivos de coca para la elaboración de la cocaína. Parte del distrito de Tahuania,
provincia de Atalaya, también es usado por esta organización: el rio Caco habría sido
una de las rutas de ingreso a Masisea.

Otro aspecto que las evidencias confirman, aunque haya quienes vean a “subversivos”
o “terroristas o “senderistas”, es que la organización armada de los hermanos Quispe
Palomino es un clan de la droga o una firma armada del narcotráfico. Un dato concreto
y corroborrable es que esta organización se ha -aparte de establecerse en las zonas
más inhóspitas e inaccesibles- dedicado a los sembríos de coca y el procesamiento de
PBC y refinamiento de cocaína en las zonas de Sanuya y Butsaya.

Eso explica porque en las incursiones en las comunidades de Iparia y Masisea, entre el
domingo 11 hasta el martes 13 de este mes en curso, en las reuniones con los
pobladores miembros de la columna armada hayan pedido a los padres de familia que
sus hijos trabajen, obviamente en la coca y la droga, para ellos mediado por un buen
pago o remuneración. La autoridad de una de las comunidades de Masisea describe
claramente para que busca el clan Quispe Palomino:

“Su meta es tener mano de obra para los siembra y cosecha de la coca. Quieren captar
a los jóvenes y adolescentes para los sembríos de coca y el tráfico de drogas. Por eso,
piden permiso a sus padres. Algo similar dijo el nativo de la comunidad del Caco que
fue entrevistado anónimamente por el diario Ahora: “…pidió a los padres de familia y a
los jóvenes evitar caer en los tentáculos del narcotráfico”.

La organización armada del clan Quispe Palomino opera como cualquier firma que
necesita personal para su negocio. Además, en el caso de Masisea e Iparia, no hay
ningún ápice de discurso “político” e “ideológico”. Su accionar es básicamente
económico. Entonces, ¿por qué quisieron destruir las antenas de telefonía? Porque
son la única firma armada que las FFAA, con una estrategia equivocada, busca (sin
conseguirlo) desarticular desde marzo del 2008. Creían que cortando la comunicación
telefónica -como lo hicieron post caída de Alipio y Gabriel en el VRAEM- impedirían que
los ubiquen. Eso ya no funciona.

Lo que no se puede negar es que la mayoría de la población de Masisea e Iparia lo


perciben como “terroristas” o “narcoterroristas”. O “subversivos”. O les haya recordado
los peores años de los 80 y 90, en la que el narcotráfico y -ahí si- el senderismo
provocaron violencia, muerte y destrucción. De ahí que, la presencia de las columnas
armadas y su pretensión de destruir -en tres comunidades- antenas de telefonía, haya
provocado miedo y zozobra. Y, por esa razón, muchos pobladores de las comunidades
incursionadas hayan salido. Se hayan desplazado.

Finalmente, parte de Masisea e Iparia ha pasado a convertirse en la nueva zona de


operaciones de las columnas armadas y de producción de cocaína del clan Quispe
Palomino. Su objetivo: trasportar y vender cocaína a los carteles brasileños. Sin
embargo, a contrapelo de la denuncia de su expansión y asentamiento estratégico en
Masisea y de la irrupción de las columnas armadas de esta organización en
comunidades de este distrito e Iparia, el silencio y desconcierto de las autoridades
gubernamentale es clamoroso.

Ni hablar de la autoridad regional de Ucayali, quien afirmo que era un “psicosocial”. De


igual manera, los servicios de inteligencia, incapaces de reconocer que no la vieron.
Que la expansión y asentamiento de esta narco-organización se les paso por la
“huacha”.

Fuente: Jaime Antezana Rivera

Masisea es el nuevo Vraem de los narcos


Por Diario UNO el agosto 21, 2016
Clan de los hermanos Quispe Palomino ha liberado una zona cercana a la frontera con
Brasil, donde florece la droga sin control militar ni policial, advierte especialista Jaime
Antezana.

El especialista en temas de narcotráfico Jaime Antezana reveló que los hermanos


senderistas Quispe Palomino, cabecillas de una fracción disidente de Sendero
Luminoso, ahora se dedican únicamente al narcotráfico y han “liberado” (sometido a su
control) una zona paralela al Vraem en Loreto, donde realizan sus actividades ilícitas
sin control policial ni militar. Se trata de la provincia de Masisea en la región Ucayali,
que colinda con Brasil. La entrevista completa, realizada por Carlos Bedoya puede
encontrarse en video en el portal otramirada.pe.

— ¿En qué se han convertido los hermanos Quispe Palomino?


—Funcionan como un clan de la droga y tienen el control de Masisea, que es una de
las nuevas áreas de expansión del clan de los hermanos Quispe Palomino. La
transformación a clan del narcotráfico la empezaron el 2008 yéndose hacia
Quillabamba. El 2010 tomaron el control de la región Chungui que les permitía salir
hacia Chincheros, Andahuaylas, Abancay e incluso llegaron hasta Juliaca por esa ruta
del Sur, pasando por el Cusco. También se expandieron hacia Jauja, hacia
Chanchamayo, La Merced.
—Han pasado por todo ese territorio ¿y el Estado?
—Simplemente el Estado no funcionó. Más bien la estrategia militar, que es de marzo
del 2008 hasta la fecha, encuentra a esta organización en un proceso de cambio en el
que del 2007 al 2008 empezaron a refinar cocaína. Los hermanos Víctor, Raúl y Alipio
(Quispe Palomino) tenían laboratorios de refinación de cocaína; y cuando llega la
ofensiva militar el 2009 (con operativos Vilcatán 1 y Vilcatán 2) esta organización ya
estaba en ascenso, produciendo clorhidrato y tienen que dejar el procesamiento de
pasta, la refinación de cocaína, para dedicarse, desde junio del 2009 a comprar droga
de las firmas locales para llevarlas a las zonas que controlan y dar el resguardo hasta
la salida.

RUTAS DE LA DROGA
— ¿Por dónde sacan la droga?
—Pueden salir por ejemplo por la provincia de Pampas, pero hay otras salidas por el
río Urubamba hacia Ucayali, que es la llegada hacia el bajo Urubamba y que visto
desde Pucallpa, de Masisea, se llama la cabecera del Urubamba. Esa ruta ellos la
controlan desde el 2008 pero sobre todo desde el 2012, en que, pasando por Masisea
llegaron hasta Contamaná, que es la capital de la provincia de Ucayali y que pertenece
a Loreto. Justo en esa zona es que llega el golpe a Alipio en agosto del 2013, donde
Alipio y Gabriel fueron abatidos, lo que fue el golpe más fuerte que esta organización
recibió después de la caída de William en el 2012.

— ¿Eso no frenó el crecimiento de este clan familiar?


—Ahí se frena esta organización en su proceso de expansión, pero se frena
relativamente pues van a continuar y justamente, en ese contexto, a fines de setiembre
es que llegan a Masisea por el río Tamaya hasta Binuncuru que es un caserío del
distrito de Masisea, distrito que está en la provincia de Coronel Portillo en la región
Ucayali, muy lejano del Vraem.

— ¿Cómo llegan a Masisea?


—A esa zona llega un hombre de inteligencia de los Quispe Palomino, quien se atendió
en la posta médica de Binuncuru muy lejos de la capital de Masisea. Esa fue la primera
presencia de 12 hombres muy bien armados que daban seguridad a este personaje
¿de quién se trataría? mi hipótesis es que se trataría de Víctor Quispe Palomino, el jefe
de esta organización.

—Esa fue la primera incursión… ¿y luego?


—La segunda vez es a mediados de noviembre, donde vuelve a entrar otra columna a
esta zona, pero esta vez entran 40 hombres. Una tercera es en diciembre del 2013,
post abatimiento de Alipio y Gabriel, ahí van entrar otra columna de 40 hombres más o
menos. La cuarta van a entrar ya a la zona de Bucsalla, teniendo como epicentro
Binuncuro.

EL NUEVO VRAEM
— ¿Toda esa zona es selva virgen?
—La mayor parte del territorio de Masisea es selva virgen, aunque la capital ha sido en
los años 80 centro de operaciones de Cachique Rivera (otro narco). También ha sido
zona donde incursionó Sendero Luminoso, por eso en el año 84 destruyen la
Municipalidad de Masisea.
Entonces los antecedentes del narcotráfico y de Sendero Luminoso son parte de la
historia en ese lugar, pero ahora son los hermanos Quispe Palomino los que se
expanden en esta zona como una firma del narcotráfico. La última vez se les vio en
San Jorge. Fue el 20 o 21de julio de este año y se movieron de 50 a 60 hombres. En
este contingente iban niños y mujeres.

— ¿Sus hijos?
—Claro, son los mal llamados pioneritos, lo cual indicaría que ellos han considerado
que esta zona es una zona de asentamiento, no es una zona de tránsito, como lo son
las “zonas donde mueven droga”.

—¿Se están mudando del VRAEM a Masisea?


—No, es un proceso de expansión porque lo que ellos han hecho siempre es buscar
zonas nuevas, y Masisea reúne las condiciones, pues cuando ellos llegan a Masisea
está en pleno auge de la coca y obviamente es una zona que no está en los
monitoreos de las Naciones Unidas o sea que no pueden ver la coca en esta zona.

LA COCA CRECE
— ¿Es una zona aislada?
—Lo que me dicen mis informantes que han llegado hasta el pueblo de Putayaes, es
que si llegas por aire demoras 30 minutos y si vas por río y llegas en siete días.
Entonces los Quispe Palomino encuentran un lugar favorable donde la coca se dispara
porque está en vertiginoso crecimiento y no hay presencia del Estado. No está la
Marina, no hay bases militares y la única comisaría que existe solo tiene capacidad
para atender asuntos domésticos de la comunidad.

—Entonces, ¿tienen libertad para actuar?}


—Esta zona se ha convertido junto con la cabecera del Urubamba en zona del traslado
de las pistas del Vraem desde septiembre del año pasado, porque si uno revisa la data
de fuente abierta, las naves que han sido interceptadas o que han sido intervenidas en
las pistas al intentar alzar vuelo con la cocaína lo que uno ve es que hay alrededor 20 a
22 avionetas que han sido golpeadas y se han registrado enfrentamientos.

— ¿Se ha registrado enfrentamiento entre firmas?


—No, entre la Policía y los narcos, en el Vraem no hay conflictos entre firmas porque la
oferta es amplia. En este negocio hay libre concurrencia. Nadie está impedido de
ingresar al negocio, el asunto es que tiene que respetar los eslabones de la cadena y
los hermanos Quispe Palomino están haciendo eso; se están moviendo en esta zona
porque encuentran un terreno donde hay coca, donde la tala ilegal cubre muchas veces
el tráfico de la droga. Son dos negocios que van en simbiosis y por lo general la
madera envuelve a la droga y hay un crecimiento de pistas.

—¿Cuál es la salida para esto?


—Tenemos tres problemas: sembríos de coca con producción de pasta y cocaína para
las narcoavionetas colombianas, brasileñas que están llegando ahora. La tala y tráfico
ilícito de madera que se ha incrementado; y tenemos el lavado de activos. Pero esos
tres problemas no son propios de Masisea, tiene que haber una estrategia no solo para
Masisea, sino un estrategia antinarcóticos integral. No se puede entrar solo a destruir
una pista como ocurrió en el 2012 porque después se incrementan las pistas.

ADEMÁS
Jaime Antezana dijo que el Estado tiene que golpear el dinero, controlar los insumos
químicos, erradicar, colocar programas de desarrollo económico social y obviamente
intervenir en el área. “Se tiene que hacer esas cinco cosas o esto se va a desbocar
porque está creciendo, esto no es un asunto que se reduce solo a Masisea. En Ucayali
y Loreto la coca también está creciendo, aseguró.

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