Está en la página 1de 3

¿Dónde vive mi mente ahora?

¿Cuál es ese Los frascos que pueblan los pasillos de mi


instante cotidiano que, de tanto repetirse, es lo que pasa dominio tampoco son invento mío, pero sí los aromas
cuando no pasa nada, lo que se mueve cuando todo está que contienen. No es por eso que me dieron el trabajo,
quieto? Es este: el momento de doblar una esquina y sino porque soy la única que los conoce y recuerda a
asomarme a un pasillo casi infinito. Del piso al techo hay todos. Cuando me muera, mi reemplazo será un equipo
estantes. En esos estantes hay frascos. No hay ventanas internacional, correteando por todos los pasillos y las
ni lámparas: la luz viene de los mismos recipientes, o escaleras de caracol, hablando de sus frascos preferidos o
mejor dicho, de sus contenidos. Los frascos son de los más desagradables. Será lindísimo, eso pienso yo.
idénticos, un mismo objeto desdoblado en miles, quizás Me contrataron porque puedo hacer todo esto
millones. sola, etiquetar y clasificar y extraer un frasco si hace falta
Así como cada pasillo parece infinito, a un para mandarlo a programación, pero también por lástima.
visitante podría parecerle que la cantidad de pasillos Les dio lástima dejarme desempleada y, quizás, temían
tampoco acaba nunca, o que alguien le está jugando una un intento de venganza. Me consuela que no sepan que
mala pasada y está asomándose al mismo pasillo una y no me queda ni un gramo de poder y que sin este trabajo
otra vez. Para salir de esta sospecha, basta fijar en la sería solo una señora arrugada y flaca, con un vestido
memoria el lugar y la etiqueta de uno de los primeros verde demasiado grande. Un vestido que me quedaba
frascos, y compararlo con el frasco correspondiente en precioso cuando era panzona, cuando estaba siempre
otro pasillo. El visitante descubrirá, por ejemplo, que embarazada de pájaros, bambúes o leones.
aunque el pasillo 1123 parece el mismo que el 1124, el Al menos, me quedan los frascos. Me asomo a un
primer frasco, de arriba a abajo y de izquierda a derecha, pasillo, ese es mi instante, por un segundo no hay nada y
es regaliz, mientras que en el pasillo siguiente es después los veo, todos alineados, mi creación.
pimienta de Jamaica. Desarmada, ordenada, clasificada y contenida en vidrio,
Hay muchos almacenes parecidos en esta zona, pero todavía ahí.
más de los que conozco. No muy lejos está la biblioteca La junta me ofreció el empleo el mismo día en
(una escucha muchas cosas cuando parece que está que se terminó todo, cuando presenté mi renuncia, mi
demasiado vieja para causar problemas, y después de rendición. Esperaba que me pidieran que ayudara con el
todo, ¿quién inventó los oídos?). Pero no inventé los diseño del mundo nuevo, aunque los programadores y
libros, y no estaba calificada para ese trabajo. Los los arquitectos me intimidaran un poco. Tan jóvenes, con
bibliotecarios son tres biznietos míos: un hindú, un sus auriculares enormes y sus remeras irónicas. Pero no
inglés y un argentino. me pidieron que trabajara en el diseño, sino que hiciera
mantenimiento y clasificación de aromas. Los miré trabajo mantener vivas estas cosas. Los frascos me
incrédula, tiesa de humillación. impiden olvidar y quizás encontrar una nueva forma de
Me asomo a un pasillo. Es el 8, o el 12 23, o el 1711. felicidad en este mundo recién creado, en mi forma
Puede ser muchos, pero no el 253, por ejemplo, porque humana. Pero no estoy dispuesta a comprar ningún
en ese los frascos no brillan, son los aromas opacos. placer con olvido: prefiero morir en uno de estos
Quizás es el 96, uno de mis preferidos, donde están la pasillos, abrazada al frasco de naranja sevillana o al de
albahaca sagrada, el laurel silvestre de Sri Lanka y las madreselva.
hojas pandan de Manchuria. Cuando me siento así, hay pasillos que son mis
Algunos biznietos que conocí por esos días (o predilectos. Si el recuerdo que me ahoga es el de mi
mejor dicho, que me conocieron a mí) intentaron primer embarazo, el de los peces, voy al pasillo 75 4.
agradecerme o expresar admiración por mi trabajo, pero Siempre llego a los tumbos, como un borracho que busca
no encontraron las palabras. La culpa la tengo yo. El una botella escondida, guardada para emergencias.
lenguaje es invento mío, pero es uno de los más Encuentro los frascos, jadeante, y empiezo a destaparlos
imperfectos. Es frustrante la cantidad de veces que no y olerlos con ansia, con voracidad: el Mar Muerto en
logro decir lo que quiero. Quizás algún día también abril, el Mar Tirreno en verano (con un dejo de olor a
resuelvan eso, pero ¿será mejor? ¿Un lenguaje en el que limones de Positano), el Mar Caribe. En el cuarto o
no nos queda la sensación de que algo no se transmite y quinto frasco me quiebro en lágrimas. Qué ironía, alguna
queda adentro nuestro, como un sedimento? ¿Pasará en vez hace tanto lloré todos los mares, todos,
un lenguaje perfecto que digamos algo por accidente y se sistemáticamente y a voluntad, hasta llenar lo que había
nos ocurra así una idea original? ¿Habrá poetas en este que llenar, y ahora lo último que queda de esos mares me
nuevo esperanto? Seguramente sí, seguramente sea hace llorar como una niña. ¿Realmente existieron?
maravilloso. Soy, después de todo, una vieja amargada, ¿Realmente fue posible levantarse a la mañana y oler sal,
una comandante vencida. Recuerdo flotar en un claro, gaviotas, limón, viento y arena, sin sentir al mismo
con la panza llena de peces, pensando en cocodrilos y tiempo el vidrio frío contra la piel?
flores que iba a gestar más adelante. No inventé la Hay otros pasillos que visito cuando me siento
maternidad, y recuerdo que me sentía feliz, pero liviana, como el de las cosas secándose al sol. A esos
asustadísima. frascos los inspiro profundamente, lento, y me siento yo
La nostalgia es algo que, con esta vida, nunca voy misma una sábana tibia colgada en un patio, un domingo
a poder curar. Todo el tiempo estoy rodeada de gran feliz. De tanto hundir mi nariz en los frascos, tengo una
parte de lo que perdí y extraño. Después de todo, es mi marca redonda en la cara. Es la huella de mi adicción, de
mi terquedad. Al principio se dibujaba durante el día,
frasco por frasco, y se iba mientras dormía, pero ahora
mi cara es así. Me asomo a un pasillo, un pasillo casi
infinito, y elijo otro frasco. Los recuerdo a todos.

También podría gustarte