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Sobre Judith Butler, la filósofa americana que estamos trabajando en estas últimas
sesiones, es importante aclarar una cosa: al profesor David Hereza Modrego, Butler no
le interesa como los textos que hemos visto con John Locke, Martin Heidegger o
incluso Michel Foucault, donde había tesis muy claras y que, por tanto, planteaban una
crítica muy nítida a la tradición, esto es, un planteamiento específico que daba lugar a
otros planteamientos de las corrientes actuales de la filosofía.
Por contraste, con Butler lo que al profesor le interesa son los problemas que ella
plantea y no tanto entender a Butler y ver lo que ella propone, pues esta filósofa
americana en sus textos (El género en disputa (1990), Actos performativos y
constitución de género: un ensayo sobre fenomenología y teoría feminista (1998)…) es
una persona que no deja las cosas claras, ya que tiene muchos problemas que tiene que
intentar resolver. Por ello, lo que a David Hereza Modrego lo que le interesa cuando
leamos los textos de Butler es que nos enfrentemos a un problema que es uno de los
grandes problemas de la filosofía actual, y no tanto qué es lo que dice o lo que no dice
Butler, sino las argumentaciones que están en juego en sus textos.
En el primer texto de Judith Butler (El género en disputa, 1990) de hace dos semanas
pudimos extraer cómo ella establecía una diferenciación entre diferentes corrientes del
feminismo y tomaba a dos figuras principales: Simone de Beauvoir y Luce Irigaray.
Esta es la tesis fundamental. Lo que va a intentar Butler es entender cuál es la discusión
sobre el feminismo previa a Judith Butler y en la cual esta filósofa americana
posteriormente reacciona. Y esta discusión la vamos a simplificar en esta sesión.
A continuación, nos disponemos a entender las razones que están debajo de estas
teorías, pues todo esto es una presentación general sobre las corrientes feministas.
Por ello, vamos a empezar por algo muy obvio y que todos tenemos muy claro, que es,
por ejemplo, si alguien diagnostica a un transexual como un enfermo, ¿qué teoría sobre
el género y el sexo se presupone?
Esto podría deberse a que dentro de las normas sociales que se han establecido en el
tiempo y en un determinado contexto (esto es el “se” de acuerdo con el concepto de
Martin Heidegger empleado en su obra Ser y Tiempo) y se han aceptado e impuesto, la
transexualidad no entra dentro de lo que se acepta como ese género. Por lo tanto, la
transexualidad estaría fuera de ese género y, en consecuencia, se ve como anormal y
justifica así en parte que a esa persona le llamen enfermo.
Ahora bien, ¿por qué la transexualidad no entra dentro de las normas que atribuimos a
ese género?
Podría decirse que no entra porque siempre se ha aceptado y se ha visto desde un punto
de vista masculino heterosexual y, por lo tanto, no está dentro de este espectro la
posibilidad de decir que haya transexuales. No obstante, esta visión ha ido
evolucionando con el paso del tiempo y la percepción está cambiando.
Otra consideración es que podemos entender que el género y el sexo son lo mismo y
que es algo biológico y nada más. Por ello, el hombre y la mujer se tienen que regir en
base a lo que se le ha asignado a la hora de nacer: si tienes pene eres hombre y si tienes
vagina eres mujer y, en consecuencia, no existe un tercer género, por lo que debemos
seguir los patrones y normas establecidos por la sociedad en términos biológicos.
Esta consideración también es correcta, pues hemos apuntado a una cosa muy
importante: hemos nacido con un sexo determinado y eso nos determina ciertas
prácticas. No obstante, también nos surge una pregunta: ¿Esta teoría necesariamente
tiene que negar la diferencia entre sexo y género o no? En otras palabras, ¿se puede
plantear una diferencia entre sexo y género o no?
Por otra parte, con respecto al tema de patologizar la transexualidad, nos recuerda
también al texto El orden del discurso (1970) de Michel Foucault del principio de
separación y/o rechazo: cuando una persona no sigue el discurso hegemónico, se le
tachaba de “loco”. Por ello, el tema de la transexualidad gira en ese sentido: en el
momento en el que una persona no sigue el discurso de tener el mismo género asignado
a nuestro sexo, al salirse de ese discurso se le tacha de “loco”.
Esto es justamente lo que hemos dicho primero: aquí vemos claramente en el caso de la
transexualidad unas ciertas normas que hacen que este tema quede fuera del discurso
hegemónico o dominante. El motivo por el cual queda fuera es porque desde el inicio de
los tiempos ha habido una identificación entre lo que es el sexo y lo que es el género, de
tal modo que cualquier tipo de “no identidad” entre género y sexo se ve como una
enfermedad.
Estas dos últimas cuestiones planteadas son muy interesantes, pero quizá van un poco
más allá de lo que nos proponemos en esta clase, que es intentar ver qué es el feminismo
y cuáles son sus dos corrientes históricas fundamentales (el feminismo de la igualdad y
el feminismo de la diferencia). Para ello, en primer lugar es importante ver qué es lo
que la teoría tradicional quizás presupone: “hay dos sexos marcados biológicamente,
estos sexos conllevan unas ciertas prácticas (lo que luego podemos denominar
“Género”) y, por lo tanto, si una persona tiene unas prácticas que no son acordes
con su sexo esto supone un problema”. Hemos apuntado que hay una identificación
muy marcada entre sexo y género. Por ello, la pregunta que nos hacemos es la siguiente:
¿Qué propone el feminismo de la igualdad? ¿Qué es lo que busca entonces Simone de
Beauvoir en El segundo sexo (1949)?. Si bien Simone de Beauvoir ha dado esta
diferencia entre género y sexo y en base a esta escisión que hemos hecho, ¿qué podemos
pensar que busca el feminismo de la igualdad? ¿Qué es lo que quiere proponer el
feminismo de la igualdad que, de alguna manera, lo menciona Judith Butler en este
primer texto?
En primer lugar, podríamos decir que en el texto de Judith Butler el tema del
feminismo de la igualdad expone muchas disidencias. No obstante, esto ahora no nos
importa. Vamos a dejar un poco de lado el texto de Judith Butler y vamos a intentar
pensar ahora un poco sobre qué es lo que hemos podido aprender en este texto sobre
Simone de Beauvoir. Posteriormente veremos la crítica que Butler hace a este tipo de
feminismo (feminismo de la igualdad) e intentaremos localizar alguna. Ahora nos
debemos centrar en cuál es la propuesta de Simone de Beauvoir cuando habla de
feminismo de la igualdad tomando como base el problema que hemos visto: la sociedad
(seguramente por ciertas normas) piensa que el sexo implica ciertas prácticas y, en
consecuencia, cualquier tipo de persona que no tenga este tipo de correlación es
calificado de “enfermo”. Por lo tanto, ¿en este estado de la cuestión qué es lo que
plantearía el feminismo de la igualdad?
Por feminismo de la igualdad podríamos entender que el sexo no se vea solo desde un
punto de vista masculino heterosexual, sino que eso vaya más allá y que entren otros
parámetros que están fuera de este círculo para que se entienda desde un punto más
amplio y todo sea más igualitario, esto es, que las relaciones de pareja no se vea solo
desde el punto de vista heterosexual.
Esa es la tesis fundamental: el primer paso para pensar en este feminismo de la igualdad
es intentar desasociar el sexo del género. Estas son categorías del feminismo recientes,
pero con estas categorías podemos entender, por ejemplo, las propuestas de Simone de
Beauvoir cuando dice que “no se nace mujer, se llega a serlo”. Continuamos con el
debate respecto al feminismo de la igualdad.
Podríamos decir que para Simone de Beauvoir la esfera del género y sexo es como un
círculo y lo principal desde el aspecto social siempre han sido los hombres, mientras
que las mujeres son como “lo otro”. Ahora bien, “lo otro” también entra dentro de lo
que es el todo del género y el sexo= Aquí hemos apuntado una cosa muy importante.
Esta es la crítica que establece Simone de Beauvoir: ¿Por qué no somos iguales?
Justamente porque las mujeres siempre son tratadas como “lo otro que no es el
hombre”.
Así pues, hay una diferencia importante cuando uno intenta definir algo, por ejemplo, si
tenemos rojo y verde, no es lo mismo decir que el verde es lo “no rojo” a que el verde es
“verde”. Al mismo tiempo, si uno se intenta definir a sí mismo no es lo mismo definirse
negativamente mediante lo que no es respecto de otro con respecto de lo que es esa
persona en sí sin compararse con el otro. Justamente, Simone de Beauvoir lo que dice
es que la mujer siempre ha sido definida con base al hombre y esto supone un problema,
pues se juega ya una segunda premisa: En primer lugar, hay una desigualdad en la
sociedad actual respecto del hombre y la mujer. Esta desigualdad se basa en que la
mujer se define con base al hombre. Y esta diferencia misma se basa en que el sexo
determina al género. Esto se debe a que justamente el sexo crea dos diferencias y a
partir de esas dos diferencias se crean las definiciones sucesivas y, en consecuencia, se
dice que la mujer es inferior al hombre porque es “lo diferente al hombre”. Estas son las
premisas del feminismo de la igualdad.
Por otro lado, según lo que hemos entendido, es que el feminismo de la igualdad lo
que propone es que se pueda llegar a conseguir separar el sexo del género en el sentido
de que cada persona nace con un sexo determinado pero que posteriormente cada uno
tiene la libertad de asignarse el género que desee poseer. Este es énfasis que pone esta
teoría.
En primer lugar, podríamos decir que el feminismo de la diferencia tiene que ver con el
hecho de que ese sujeto está relacionado con el género hace que la concepción de
género y sexo esté subjetivada por eso y haya diferencias desde el punto de vista desde
donde se mire, es decir, que el género implica directamente, por lo que unos concebirán
el género desde un punto mientras que otros sujetos lo verán desde otra perspectiva.
En cualquier caso, vamos a quedarnos con lo que hemos dicho ahora: con Simone de
Beauvoir teníamos un panorama claro, que era que tenemos hombres y mujeres, las
mujeres siempre han sido definidas con base a los hombres y, en consecuencia, tenemos
que intentar eliminar estas diferencias con base en algo así como un “sujeto universal”.
Esto es el feminismo de la igualdad.
Ahora bien, ¿en este sentido qué propondría Luce Irigaray y el feminismo de la
diferencia? Lo importante es que debemos definir el feminismo de la diferencia como
una reacción al feminismo de la igualdad.
Luce Irigaray entiende que no se puede hablar de la mujer como de “la otra” como
hacía Simone de Beauvoir porque ese término de “otro” ya entra dentro de la
significación masculinista, tal y como recalca Irigaray. Por ello, Luce Irigaray
entiende que en esta concepción y en todo el debate en torno al género es masculinista,
“falogocéntrico”, por lo que no se puede establecer lo que es la mujer en relación al
hombre, puesto que esa relación en sí es masculinista. Por esta razón, el feminismo de la
diferencia se tiene que definir no en relación con el hombre, sino todo lo contrario. Por
ello, decimos que se opone al feminismo de la igualdad.
Justamente lo que dice Irigaray de la neutralidad de las diferencias de sexo, algo que se
pretendía hacer en el feminismo de la igualdad con Simone de Beauvoir. Luce
Irigaray dice que esto es perjudicial porque precisamente si nosotros neutralizamos las
diferencias de sexo hacemos que cada sexo no tenga sus características propias. Por
ello, como precisamente ella defiende todo lo que se considere ser mujer y todas las
características que estén relacionadas con la definición de ser mujer, no quiere que se
neutralice el sexo, pues si no anularían estas características de ser mujer, que es
precisamente lo que Irigaray quiere exaltar. No obstante, ¿cuál sería el “problema” que
podría plantear este feminismo de la diferencia?
Un posible problema sería que si tanto se exalta la feminidad y todos los aspectos
femeninos que, en realidad, se han construido a lo largo de la historia como los cánones
femeninos que se han de seguir desde el punto de vista de la sociedad patriarcal, por
mucho que el discurso de Irigaray pretenda romper los valores de la sociedad patriarcal
y empezar de cero para no ver a la mujer desde un punto de vista masculino, todo lo que
está defendiendo para argumentar su propia opinión es totalmente contraria a lo que
debería estar defendiendo, que sería romper la barrera de lo que es femenino y lo que
no. Por ello, siguiendo lo que hemos mencionado con el tema de la transexclusión, esto
sería muy feminista en el sentido de “si tú no has nacido teniendo vagina no eres mujer
y, por ello, no puedes decir que eres mujer porque no lo has sufrido durante toda tu
vida”.
Por decirlo en una frase, ¿cuál sería el problema del feminismo de la diferencia?
Lo que vemos es sucede lo mismo que ocurre con el sistema masculinista heterosexual
pero desde el punto de vista feminista heterosexual, es decir, todo lo que no sea ese
aspecto queda fuera y, por lo tanto, no es normal, ya que si se basa mucho en lo que es
femenino o no es femenino, ¿por qué por ejemplo un transexual que tiene pene no puede
ser considerado mujer?
Esa argumentación está bien, pero vamos a intentar dar con el enunciado, que es ver
cuál es el problema que podría surgir en este feminismo de la diferencia (¡OJO,
IMPORTANTÍSIMO, PUES ESTA PUEDE SER UNA PREGUNTA EN LA
TERCERA HOJA DE EVALUACIÓN Y DEBEMOS EXPRESARLO BIEN, POR
ESO LE ESTAMOS DANDO MUCHA VUELTA A LO QUE ES EL FEMINISMO
DE LA DIFERENCIA!)
Podría ser porque si se exalta tanto lo que son las características propias de cada sexo y
se pide tanto que se respeten ambos sexos tal y como son, seguimos un poco en un
dinamismo totalmente binario entre ambos sexos.
Por ello, si queremos expresarlo en una frase podemos decir que de forma sucinta, el
problema del feminismo de la diferencia es que se está volviendo a afirmar la identidad
entre sexo y género.
El feminismo de la diferencia no tiene por qué caer en estas identidades, pero se presta
un poco coqueteando con ellas. Y ese es el problema: identificar sexo con género o a lo
mejor también decir “bueno, no hay identificación pero el género es uno, no llega a ser
algo, sino que no llega a ser algo, sino que es mujer o se es hombre y con eso se queda”.
Justamente hay una frase muy buena de Judith Butler en el texto titulado El género en
disputa (el primero, que aún continuamos comentando), que es cómo el género se ha
convertido en destino. Pero lo importante es que veamos claro el problema en el que
puede caer este feminismo de la diferencia o este estado de la cuestión.
Quizá esa crítica del feminismo de la diferencia es un poco en este sentido que dice “el
ser humano no funciona así, no somos un sujeto meramente abstracto”.
Por otra parte, podemos decir también que nos ha parecido curioso al principio de la
clase cuando hemos hablado de la transexualidad como enfermedad, que en el
feminismo de la diferencia tampoco se concibe la transexualidad como una patología.
La gente no lo considera una enfermedad, sino como hombres que nunca van a llegar a
ser una mujer. Esta idea de la transexualidad es compleja, pero el argumento de que la
transexualidad es una enfermedad era el “pistoletazo de salida” para ver el constructo
que hay detrás de esto.
Vemos, pues, esta relación entre lo que hemos visto ahora y lo de antes: hemos pasado
por una identidad de género y sexo, hemos renunciado a esa identidad y hemos visto
cómo quizás hay un sujeto que hace género (feminismo de la igualdad) y después en el
feminismo de la diferencia hemos criticado esa teoría, pero quizás hemos vuelto a esa
identificación entre género y sexo y la pregunta es cómo salimos de esta discusión. Y es
este problema justamente el que asume Butler.
¿Qué es lo que critica Judith Butler a estos dos tipos de feminismos establecidos por
Simone de Beauvoir (feminismo de la igualdad y feminismo de la diferencia),
concretamente a Beauvoir e Irigaray?
Butler critica a las dos, hemos dicho que todo gira en torno a los valores masculinos y
femeninos y que se debería romper eso y que el feminismo de la igualdad pretendía
romper con el totalitarismo machista pero debe hacer autocrítica también, ya que el
feminismo es totalizador también. Este es el estado de la cuestión.
Entonces, ¿cuál es la crítica que podría hacer Butler a Beauvoir? Esto es justamente lo
que hemos mencionado anteriormente con los tres tipos de perspectivas que propone
Butler.
Por ello, la mayor crítica que puede hacer Butler al feminismo de la igualdad es el
hecho de que la figura del “sujeto universal” que viene ligada específicamente al
género. Más allá de si está ligado al género o no, en el planteamiento de Simone de
Beauvoir hay siempre un “sujeto universal”, que es lo que llama ella una especie de
“agente” que “crearía” su género. Así, en la página 57 se dice lo siguiente: “Para
Beauvoir el género se «construye», pero en su planteamiento queda implícito un
agente, un cogito, el cual en cierto modo adopta o se adueña de ese género y, en
principio, podría aceptar algún otro”. = Justamente lo que ha salido antes a la luz y
que aparecerá posteriormente en el segundo texto es que uno puede entender la
materialidad del género de formas diferentes y una de ellas es la de Beauvoir, es decir,
“soy un sujeto o agente que “creo el género” y “elijo el género”. Pero esto no funciona
en realidad así. ¿Por qué? Una idea podría ser porque ese “sujeto universal” no es
objetivo realmente, es decir, ese “sujeto universal” que lo compone todo a su vez está
influenciado por otros factores que harán que no lo vea todo igualitario.
¿Por qué podríamos decir que ese “sujeto universal”, ese cogito no nos gusta, nos
disturba, etc?
Más o menos hemos dicho la respuesta a lo que dice Butler respecto al feminismo de
Beauvoir: la crítica al “sujeto universal” que presupone o al cogito, como se dice en la
página 57 del texto “Las ruinas circulares del debate actual”. Posteriormente, en la
página 63 también lo repite, además de repetirlo implícitamente en el texto de la
performatividad.
Entonces, ¿por qué esto del cogito o del sujeto o de la materialidad o del género con
base en un sujeto agente puede ser un problema y, en consecuencia, no nos puede
convencer eso?
Este debate nos puede recordar un poco al que ya vimos entre Locke y Heidegger, esto
es, estamos entendiendo que hay un “yo” anterior a la construcción y para darle no hay
un “yo” anterior a la construcción porque el “yo” solo se genera en esa construcción y
en base a “los otros”.
Ahora bien, no podemos decir que el “sujeto universal” no puede existir, porque
siempre habrá una diferencia que es del mismo sexo biológico. En otras palabras, por
mucho que intentemos decir que hay un sujeto universal siempre va a haber diferencia
en cuanto al sexo biológico. La crítica de Butler podría ser entonces que Beauvoir
defiende que el sexo para nada está ligado al género porque el género es un constructo
cultural, pero realmente lo que gira en torno a lo que ella pretende demostrar, que es la
idea de sujeto universal, siempre estará anclada al sexo. Esa no sería la crítica de Butler
a Beauvoir justamente porque Judith Butler recogerá en última instancia una idea que
hemos trabajado desde el principio de curso: no hay algo así como una comprensión de
percepciones físicas o de entes físicos a los cuales nosotros atribuimos significados
(visión sustancialista de John Locke), sino que todo está construido y bebido en el
discurso (visión del lenguaje de Heidegger y Foucault). Por lo tanto, el mismo sexo es
parte del discurso. Pero para entender esto uno tiene que haber entendido una cierta
discusión filosófica anterior, que es lo que hemos intentado repasar en las clases y que
Butler a veces presupone y suelta sus afirmaciones y, en consecuencia, puede resultar
problemático.
En ese sentido, nosotros al hablar del lenguaje en relación con el discurso la tesis que
dijimos que el lenguaje no era un instrumento que nos permitía comunicarnos con
nuestros iguales y que era algo aislado porque el ser humano podía vivir sin lenguaje
(visión de John Locke), sino todo lo contrario: el lenguaje es la articulación de la
constitución de nuestra existencia, tal y como establece Michel Foucault en la
conferencia titulada El orden del discurso (1970) ofrecida en el Collège du France en
1970 en su discurso de cátedra como sucesor de Jean Hyppolite. Por lo tanto, el
lenguaje es la articulación de cualquier tipo de percepción que tengamos y cualquier
tipo de comprensión del mundo que tengamos. ¡OJO, NO ES QUE NOSOTROS
COMPRENDAMOS EL MUNDO Y LUEGO LO ARTICULEMOS
LINGÜÍSTICAMENTE, SINO QUE NUESTRO MUNDO ESTÁ ARTICULADO YA
EN UNA SERIE DE SENTIDOS QUE NOS VIENEN DADOS! Eso implica también
que la comprensión que tenemos del sexo está articulada mediante el discurso.
También podemos decir que nos ha llamado mucho la atención el inicio del texto, que
comenta sobre cómo el propio lenguaje considera la materialidad, esto es, sobre cómo el
propio marco conceptual es capaz de transformar la realidad material a la cual se refiere.
Y de esta idea nos viene rápidamente a la mente el bimorfismo sexual, en este caso, el
cómo se presupone en los hombres estructuras musculares más robustas y en mujeres
menos, pero también va en gran medida producida a través de modelos educativos a
través de qué se incentiva en un género o en otro, etc. Es como que tenemos un marco
conceptual que crea un marco cultural que se transforma en unas prácticas sociales que
alteran la propia materialidad.
Hay que hacer una matización importante respecto a que Butler critique la definición
entre la naturaleza y lo cultural porque es referente de la teoría queer. ¡OJO, NO ES
QUE BUTLER CRITIQUE ESO PORQUE SEA UNA REFERENTE DE LA TEORÍA
QUEER, SINO PORQUE JUSTAMENTE EN BASE A LAS ARGUMENTACIONES
DETERMINADAS QUE HEMOS INTENTADO DESARROLLAR, CRITICA ESA
DISTINCIÓN Y A ESO SE LE LLAMA QUEER! ¡NO PENSEMOS QUE SOLO
QUIERE AFIRMAR UNA COSA DIFERENTE, SINO QUE SI ACEPTAMOS LO
QUE HEMOS VISTO CON MICHEL FOUCAULT Y CON MARTIN HEIDEGGER,
ENTONCES ESTO IMPLICA CIERTAS CONSECUENCIAS PARA LA TEORÍA
DEL FEMINISMO EN TÉRMINOS CONCRETOS! En primer lugar, implica la
cancelación de este sujeto agente que “está por ahí” y que construye su género. Y en
segundo lugar decimos que la misma comprensión de un hecho natural está determinada
por el mismo discurso. Nosotros tenemos un discurso que atribuye una serie de
características físicas a dos entidades que el discurso fabrica y ese entendimiento se
traduce en prácticas sociales y a su vez esas prácticas sociales se transforman en
cambios físicos reales. Por ejemplo, si nosotros tenemos la idea de que todos los
hombres son gente muy musculosa y fuertes, tenemos unas prácticas sociales en lo que
eso se fomenta (parte simplista), pero luego por otro lado tenemos una parte más
compleja, que es que hay diferencias biológicas que van más allá del elemento cultural
en el sentido de las gónadas. Aquí lo que tenemos es que nosotros entendamos que eso
en sí (gónadas) es una diferencia y, por ello, ya es un elemento cultural. Que nosotros
pongamos el foco ahí y digamos “esto crea categoría A y categoría B, eso no es la
cultura repasando algo cultural preexistente, sino que esa cultura ha creado una
categoría sobre lo natural. Esa es la cosa fundamental. Es muy importante que no
perdamos la ingenuidad que hemos tenido todos y que no hay ningún problema:
Lo que intenta decir Judith Butler es que una vez que hemos renunciado a que la
comprensión o el conocimiento del mundo no está determinado por un sujeto que sería
algo así como abstracto y que ve percepciones y da significados (esto es, una vez que
hemos roto con la idea de subjetividad y visión sustancialista del mundo propuesta por
John Locke en su conocida obra Ensayo sobre el entendimiento humano: percibimos
cosas, las juntamos y vemos que esas cosas crean el reflejo de la realidad y les
otorgamos significado), comprendemos que venimos determinados por un determinado
discurso y que este a su vez impone reglas y normas que vienen determinadas por el
“se”: por ejemplo, que haya cromosomas y diferentes órganos se puede constatar
empíricamente, y nadie va a negar ahora esto, pero sí que negará la estructura de nuestra
sociedad en base a eso, o que justamente haya 2 y no 4 ó 5 ó 6. Justamente el hecho de
que haya una diferencia ya implica un concepto al cual hemos llegado y es un concepto
desde luego que ha descartado otros conceptos. Cualquier diferencia y cualquier
afirmación que hagamos siempre descarta otras posibilidades. En este sentido, son
constatables diferencias entre, por ejemplo, los cromosomas. Pero justamente estas
diferencias dejan de lado otras posibilidades en los que puede haber casos que nosotros
entendemos como anómalos y decir “bueno, esto cae fuera de la regla”, pero ¿por qué
cae fuera de la regla?
Retomando el tema de las diferencias cromosómicas, nos parece muy ilustrativo el caso
de la intersexualidad, pues podemos comentar que hay una diferencia cromosómica
evidente entre x x x xy, pero también está la intersexualidad y ahí eso es un “cajón de
sastre” en el que está xxy, xyy… Entonces es como que tenemos una naturaleza (que
son estas diferencias cromosómicas) pero esa naturaleza cobra esas características de
naturaleza en cuanto decidimos qué categorías ponemos: si ponemos todas las
diferencias cromosómicas o si ponemos xxxy en intersexuales o ponemos xx xy, xyy en
intersexuales… Ahí ya hay una naturaleza que se está “fabricando” en base al discurso.
Esto es lo que dice Butler un poco en base a lo que dice Foucault, a su vez en base a lo
que dice Heidegger en su crítica a Locke.
Por ello, cuando hablamos de sexo masculino o femenino, intentando entender estas
trampas del lenguaje, cuya importancia nos la han la recordado en la carrera de
Comunicación Audiovisual, junto con la importancia del discurso.
Entonces, cuando escuchamos “esto es hombre o esto es mujer”, a lo mejor desde otra
estructura lingüística podíamos concebir otra realidad, esto es, podríamos hablar de
mujer pero no sabríamos muy bien a qué se refiere. Entonces iría por ahí un poco lo que
Butler plantea.
Justamente estos tres últimos autores que hemos visto (Heidegger, Foucault y Butler)
intentan decir “bueno, esto intuitivamente no funciona porque surgen problemas y
tenemos entonces que proponer otras teorías explicativas para comprender qué es el
sujeto, qué es la realidad, qué es el lenguaje, que es, en definitiva, lo que estamos
viendo. Y estas teorías pueden tener muchas significaciones, en este caso, en el
feminismo y en la comprensión de lo que es el sexo y de lo que es el género. Este es el
“hilo conductor” de todo el curso.
Butler realmente es un problema, ya que es una escritora que algunos conceptos no los
deja claros y empieza a explicar teorías de otras feministas, como Simone de Beauvoir.
A continuación, vamos a ver la crítica que realiza Butler a estas dos teorías (feminismo
de la igualdad y feminismo de la diferencia) y la idea de performatividad, que, de
algún modo, ya ha salido.
Por un lado, lo que criticaría Butler a la teoría del feminismo de la igualdad es la idea
del sujeto agente universal, un sujeto agente que crearía el género y que, por lo tanto,
es base para la igualdad. Esto no es así, ya que presupone una teoría sustancialista del
sujeto, que es justamente lo que queremos eliminar, pues esta teoría de John Locke que
Heidegger ha criticado “con razón”. Eso en primer lugar.
Aquí está el estado de la cuestión que, en el fondo, Butler también critica diciendo “este
estado de la cuestión siempre ha presupuesto la teoría clásica de la sustancia”, que es
justamente lo que nosotros hemos visto con John Locke. Incluso el feminismo de la
diferencia, al afirmar esta diferencia o al ser una relación o paradigma de la igualdad,
acaba afirmando esta teoría de la sustancia, esta teoría de la subjetividad que reduce el
“yo” a una sustancia.
En contraposición a esta teoría que vimos en las primeras clases con Locke, está
Martin Heidegger y la idea de performatividad, concepto que Butler quiere recoger
para criticar el estado de la cuestión del feminismo y entender que el sujeto no es que
esté antes de la acción, sino que justamente es algo que se hace en esa acción
(performatividad= ser en su ocupación, el ser humano se define por sus actos dentro de
la sociedad, no por un conjunto de percepciones simples o cualidades a las que
llamamos “accidentes” que sub-están a diferentes actos y acciones (visión sustancialista
de John Locke) . Si recordamos, esto era lo que decía Heidegger cuando decía que el
sujeto es solo una forma de existir de la existencia humana.
Como vemos, están saliendo todos los temas que hemos tratado en las clases anteriores
y sobre todo esto volveremos en las próxima clase (21 de diciembre), que será un repaso
de todo lo visto y estudiado en el curso.
Vemos, por tanto, la crítica que realiza Butler al estado de la cuestión del feminismo
anterior al feminismo de la igualdad y al feminismo de la diferencia. Butler se
relaciona en parte con Heidegger: no es que Butler vaya citando a Heidegger y
seguramente a ella no le guste Heidegger, puesto que cita a otros fenomenólogos, pero
esta es la teoría de la subjetividad o del sujeto del “yo” está en la base de Butler.
Y de aquí se siguen varios problemas que son importantísimos para Butler. Los
problemas que se siguen es que entonces cómo se puede criticar una situación injusta si
todo es discurso o situación discursiva y a dónde queremos ir y de dónde llegamos.
Estos problemas nos surgen también a nosotros.
Por ello, si vamos al segundo texto, titulado Performatividad, Butler lo que hace en este
texto es intentar definir un poco mejor qué es la performatividad. Y justamente hace
referencia a que en ningún caso podrá ser un sujeto que haga cosas (visión de
Heidegger= ser en cuanto a su ocupación). Ahora bien, ¿qué pasa si se suprime el
sujeto? ¿Y si realmente hablamos de “formación” y no de “construcción” estamos
cambiando realmente los términos, estamos disolviendo el problema o dejándolo de
lado? Aquí surgen muchas preguntas con Butler, que es lo fundamental. ¿Y si vemos
algo injusto cómo podemos denunciarlo? Esos son los problemas que se nos plantean en
los dos textos de Judith Butler.
Así, un posible problema que podemos ver con Judith Butler es que cuando ella habla
de la construcción del sujeto y expone el tema de la materia se basa tanto en ese proceso
de normas impuestas en el tiempo que nunca lo critica, sino que es como que lo justifica
con eso pero no lo critica ni expone un razonamiento para criticar eso que ha ido
pasando en el tiempo. Ese es uno de los problemas que tiene la teoría de Butler y, por
ello, en la próxima clase intentaremos que quede más claro con el repaso general que
haremos de todo el curso.
En cualquier caso, queda claro por qué Butler es una representante de la teoría queer.
¿Cuál es la teoría que está a la base de la teoría queer? Que estas categorías binarias que
hemos utilizado (hombre/mujer, sexo/género) también es una cosa discursiva con la cual
hemos de romper porque excluye siempre. Y la pregunta sería si hay algo así como un
discurso no excluyente, que es desde luego otro de los problemas que tenemos.
Por ello, la teoría que está a la base de la teoría queer es la ruptura con el binarismo
hombre/mujer, sexo/género.
La pregunta es que en esta situación teórica en la que nos deja Butler qué hacer y cómo
movernos. Por un lado quizás podamos criticar ciertas estructuras conceptuales, pero a
lo mejor esas estructuras conceptuales siempre son necesarias de algún modo tener
conceptos y todo concepto es excluyente.
Entonces, ¿en general es posible renunciar a la exclusión? Esto es otro de los problemas
fundamentales de las corrientes actuales de la filosofía, que es lo que se intenta exponer
en este curso.
En cualquier caso, con esto ya cerramos por hoy. La semana que viene es la última clase
y haremos un repaso general. David espera que haya sido un poco clara esta teoría de
Butler, por lo menos los problemas que plantea.