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14-12-2020.

SOBRE LA TERCERA HOJA DE EVALUACIÓN Y


OBJETIVOS DE LA CLASE DEL 14-12-2020.
Respecto a la tercera hoja de evaluación, no se sabe con certeza si la haremos
individualmente o en grupo, como veníamos haciendo hasta ahora. Esa es una cuestión
que todavía tenemos que considerar. David Hereza Modrego no tiene problemas en
que la hagamos en grupo. Sin embargo, planteaba hacerla individual porque el problema
para él es que puede que algunos miembros de algún grupo no estén trabajando lo
suficiente como el resto y tengan una nota desmerecida. Se lo pensará y la próxima
semana nos lo confirmará (seguramente será en grupo). No debemos preocuparnos por
eso.

Sobre Judith Butler, la filósofa americana que estamos trabajando en estas últimas
sesiones, es importante aclarar una cosa: al profesor David Hereza Modrego, Butler no
le interesa como los textos que hemos visto con John Locke, Martin Heidegger o
incluso Michel Foucault, donde había tesis muy claras y que, por tanto, planteaban una
crítica muy nítida a la tradición, esto es, un planteamiento específico que daba lugar a
otros planteamientos de las corrientes actuales de la filosofía.

Por contraste, con Butler lo que al profesor le interesa son los problemas que ella
plantea y no tanto entender a Butler y ver lo que ella propone, pues esta filósofa
americana en sus textos (El género en disputa (1990), Actos performativos y
constitución de género: un ensayo sobre fenomenología y teoría feminista (1998)…) es
una persona que no deja las cosas claras, ya que tiene muchos problemas que tiene que
intentar resolver. Por ello, lo que a David Hereza Modrego lo que le interesa cuando
leamos los textos de Butler es que nos enfrentemos a un problema que es uno de los
grandes problemas de la filosofía actual, y no tanto qué es lo que dice o lo que no dice
Butler, sino las argumentaciones que están en juego en sus textos.

En cualquier caso, sobre esto nos ocuparemos en la sesión de hoy y en la “próxima


clase”, pues la próxima clase será un repaso general a todo lo visto y estudiado en el
curso, pero dentro de ese repaso estará incluido comprender los problemas que intenta
resolver Judith Butler, por lo que va todo de la mano. En cualquier caso, si no
entendemos cosas de Butler no debemos preocuparnos, pues incluso el profesor hay
cosas que no llega a comprender. De hecho, los textos que nos pasa el profesor son
fragmentos en los que considera que se pueden extraer ciertas tesis importantes, pero en
general Butler es una autora muy caótica en sus argumentaciones y formas de
expresión, puesto que divaga mucho y se basa en teorías de filósofas feministas del
siglo XVIII y XIX, tales como Simone de Beauvoir o Luce Irigaray. Por todo ello, no
debemos preocuparnos, pues en la tercera hoja de evaluación no nos va a pedir que le
expliquemos toda la teoría de Butler. Eso debe quedar claro. De hecho, en la tercera
hoja de evaluación David plantea un ejercicio que puede ser interesante en el cual
entran los problemas que veremos ahora con Butler.
Por último, respecto a la fecha de entrega de la hoja de evaluación, todavía no se sabe
con certeza. Está en el aire. Él propone que la entreguemos el 18 de Enero. De todas
formas, la próxima semana concretaremos más todo esto.

GÉNERO Y SEXO EN JUDITH BUTLER (II). INTRODUCCIÓN AL


CONCEPTO DE PERFORMATIVIDAD.
Comenzamos con el texto. Hoy tenemos dos textos que vamos a intentar analizar
brevemente.

En el primer texto de Judith Butler (El género en disputa, 1990) de hace dos semanas
pudimos extraer cómo ella establecía una diferenciación entre diferentes corrientes del
feminismo y tomaba a dos figuras principales: Simone de Beauvoir y Luce Irigaray.
Esta es la tesis fundamental. Lo que va a intentar Butler es entender cuál es la discusión
sobre el feminismo previa a Judith Butler y en la cual esta filósofa americana
posteriormente reacciona. Y esta discusión la vamos a simplificar en esta sesión.

Tal y como hemos estudiado, el movimiento feminista es una práctica contracultural


muy activa y, por lo tanto, hay muchas interpretaciones sobre en qué consiste, cuáles
son sus corrientes, bajo qué categorías se podría englobar, etc. Por ello, en esta clase
vamos a hacer una pequeña simplificación sobre el feminismo para hacer una pequeña
introducción a esta cuestión e intentar entender los postulados que defiende Judith
Butler.

Nosotros no conocemos a Simone de Beauvoir ni a Luce Irigaray, dos feministas que


menciona Butler en el texto El género en disputa, por lo que, en consecuencia, no
sabemos qué es eso del feminismo de la igualdad y el feminismo de la diferencia.

¿Cómo se podrían plantear ambos tipos de feminismo?

Lo que podemos intuir en primera instancia es que el feminismo de la igualdad lo que


intenta conseguir es que las mujeres acaben alcanzando la condición social de los
hombres y en, consecuencia, lleguen a esa igualdad social.

Sin embargo, el feminismo de la diferencia lo que pretende conseguir es que las


mujeres ganen cierta autonomía en existir, en ser, esto es, que exista una nueva forma de
existir para ellas.

Expuesto brevemente, esta sería la diferencia principal entre el feminismo de la


igualdad y el feminismo de la diferencia.

A continuación, nos disponemos a entender las razones que están debajo de estas
teorías, pues todo esto es una presentación general sobre las corrientes feministas.
Por ello, vamos a empezar por algo muy obvio y que todos tenemos muy claro, que es,
por ejemplo, si alguien diagnostica a un transexual como un enfermo, ¿qué teoría sobre
el género y el sexo se presupone?

Esta cuestión en el texto de la performatividad se trata un poco, pero ahora vamos a


dejar de lado los textos y pensar en términos intuitivos para que surjan las razones de
estas teorías a partir de las mismas argumentaciones que demos nosotros.

Volviendo a la pregunta inicial: cuando se diagnostica a un transexual como enfermo,


¿por qué se hace? ¿Qué teoría se presupone? ¿Por qué se produce?

Esto podría deberse a que dentro de las normas sociales que se han establecido en el
tiempo y en un determinado contexto (esto es el “se” de acuerdo con el concepto de
Martin Heidegger empleado en su obra Ser y Tiempo) y se han aceptado e impuesto, la
transexualidad no entra dentro de lo que se acepta como ese género. Por lo tanto, la
transexualidad estaría fuera de ese género y, en consecuencia, se ve como anormal y
justifica así en parte que a esa persona le llamen enfermo.

Ahora bien, ¿por qué la transexualidad no entra dentro de las normas que atribuimos a
ese género?

Podría decirse que no entra porque siempre se ha aceptado y se ha visto desde un punto
de vista masculino heterosexual y, por lo tanto, no está dentro de este espectro la
posibilidad de decir que haya transexuales. No obstante, esta visión ha ido
evolucionando con el paso del tiempo y la percepción está cambiando.

Lo importante es pensar qué teoría presupone el tema de la transexualidad y qué teoría


esta operativa debajo de esta afirmación de “transexualidad como enfermedad”.

Otra consideración es que podemos entender que el género y el sexo son lo mismo y
que es algo biológico y nada más. Por ello, el hombre y la mujer se tienen que regir en
base a lo que se le ha asignado a la hora de nacer: si tienes pene eres hombre y si tienes
vagina eres mujer y, en consecuencia, no existe un tercer género, por lo que debemos
seguir los patrones y normas establecidos por la sociedad en términos biológicos.

Esta consideración también es correcta, pues hemos apuntado a una cosa muy
importante: hemos nacido con un sexo determinado y eso nos determina ciertas
prácticas. No obstante, también nos surge una pregunta: ¿Esta teoría necesariamente
tiene que negar la diferencia entre sexo y género o no? En otras palabras, ¿se puede
plantear una diferencia entre sexo y género o no?

Por otra parte, con respecto al tema de patologizar la transexualidad, nos recuerda
también al texto El orden del discurso (1970) de Michel Foucault del principio de
separación y/o rechazo: cuando una persona no sigue el discurso hegemónico, se le
tachaba de “loco”. Por ello, el tema de la transexualidad gira en ese sentido: en el
momento en el que una persona no sigue el discurso de tener el mismo género asignado
a nuestro sexo, al salirse de ese discurso se le tacha de “loco”.
Esto es justamente lo que hemos dicho primero: aquí vemos claramente en el caso de la
transexualidad unas ciertas normas que hacen que este tema quede fuera del discurso
hegemónico o dominante. El motivo por el cual queda fuera es porque desde el inicio de
los tiempos ha habido una identificación entre lo que es el sexo y lo que es el género, de
tal modo que cualquier tipo de “no identidad” entre género y sexo se ve como una
enfermedad.

En la misma línea de lo que hemos comentado anteriormente, se podría decir también


que el hecho de la identificación del género con el sexo viene determinado por la visión
catolicista y la hegemonía de la iglesia, que imponían estos valores a la sociedad hasta
tal punto de que se ha desarrollado hasta la actualidad. En ese sentido, en estos
momentos estamos viviendo un momento histórico, ya que estamos cambiando esa
tendencia y empezando a ver de otra manera el sexo y el género, empezando a
diferenciarlo más e intentando entender que hay personas que pueden nacer con un sexo
pero no se identifican con su género. Por ello, se está consiguiendo reducir la diferencia
entre género y sexo. Ahora bien, también podríamos plantear preguntas como: ¿En qué
momento de la historia se empezó a diferenciar en el trato a los niños y niñas? En otras
palabras, ¿en qué momento de la historia se empezó a vestir a los niños de una forma y
a las niñas de otra? En la línea de la transexualidad, podemos plantear la siguiente
pregunta: ¿La gente transgénero es algo que siente desde pequeño o es algo que se le ha
hecho pensar por el hecho de que ha vivido una infancia en la que ha compartido
experiencias con niños y esos niños utilizaban las prerrogativas de género, tales como
“tú eres un niño y por eso tienes que jugar a fútbol y no a las muñecas?”

Estas dos últimas cuestiones planteadas son muy interesantes, pero quizá van un poco
más allá de lo que nos proponemos en esta clase, que es intentar ver qué es el feminismo
y cuáles son sus dos corrientes históricas fundamentales (el feminismo de la igualdad y
el feminismo de la diferencia). Para ello, en primer lugar es importante ver qué es lo
que la teoría tradicional quizás presupone: “hay dos sexos marcados biológicamente,
estos sexos conllevan unas ciertas prácticas (lo que luego podemos denominar
“Género”) y, por lo tanto, si una persona tiene unas prácticas que no son acordes
con su sexo esto supone un problema”. Hemos apuntado que hay una identificación
muy marcada entre sexo y género. Por ello, la pregunta que nos hacemos es la siguiente:
¿Qué propone el feminismo de la igualdad? ¿Qué es lo que busca entonces Simone de
Beauvoir en El segundo sexo (1949)?. Si bien Simone de Beauvoir ha dado esta
diferencia entre género y sexo y en base a esta escisión que hemos hecho, ¿qué podemos
pensar que busca el feminismo de la igualdad? ¿Qué es lo que quiere proponer el
feminismo de la igualdad que, de alguna manera, lo menciona Judith Butler en este
primer texto?

En primer lugar, podríamos decir que en el texto de Judith Butler el tema del
feminismo de la igualdad expone muchas disidencias. No obstante, esto ahora no nos
importa. Vamos a dejar un poco de lado el texto de Judith Butler y vamos a intentar
pensar ahora un poco sobre qué es lo que hemos podido aprender en este texto sobre
Simone de Beauvoir. Posteriormente veremos la crítica que Butler hace a este tipo de
feminismo (feminismo de la igualdad) e intentaremos localizar alguna. Ahora nos
debemos centrar en cuál es la propuesta de Simone de Beauvoir cuando habla de
feminismo de la igualdad tomando como base el problema que hemos visto: la sociedad
(seguramente por ciertas normas) piensa que el sexo implica ciertas prácticas y, en
consecuencia, cualquier tipo de persona que no tenga este tipo de correlación es
calificado de “enfermo”. Por lo tanto, ¿en este estado de la cuestión qué es lo que
plantearía el feminismo de la igualdad?

Por feminismo de la igualdad podríamos entender que el sexo no se vea solo desde un
punto de vista masculino heterosexual, sino que eso vaya más allá y que entren otros
parámetros que están fuera de este círculo para que se entienda desde un punto más
amplio y todo sea más igualitario, esto es, que las relaciones de pareja no se vea solo
desde el punto de vista heterosexual.

Otra idea que podemos extraer respecto al feminismo de la igualdad y la problemática


entre género y sexo es que este tipo de feminismo piensa que a partir de la igualdad se
consigue un cambio. Tenemos un estado de la cuestión que dice que el sexo va ligado al
género. Por ello, el feminismo de la igualdad lo primero que plantea es que el sexo no
va ligado al género y que el género es un constructo de cuestiones ambientales,
historiográficas…

Esa es la tesis fundamental: el primer paso para pensar en este feminismo de la igualdad
es intentar desasociar el sexo del género. Estas son categorías del feminismo recientes,
pero con estas categorías podemos entender, por ejemplo, las propuestas de Simone de
Beauvoir cuando dice que “no se nace mujer, se llega a serlo”. Continuamos con el
debate respecto al feminismo de la igualdad.

Podríamos decir que para Simone de Beauvoir la esfera del género y sexo es como un
círculo y lo principal desde el aspecto social siempre han sido los hombres, mientras
que las mujeres son como “lo otro”. Ahora bien, “lo otro” también entra dentro de lo
que es el todo del género y el sexo= Aquí hemos apuntado una cosa muy importante.
Esta es la crítica que establece Simone de Beauvoir: ¿Por qué no somos iguales?
Justamente porque las mujeres siempre son tratadas como “lo otro que no es el
hombre”.

Así pues, hay una diferencia importante cuando uno intenta definir algo, por ejemplo, si
tenemos rojo y verde, no es lo mismo decir que el verde es lo “no rojo” a que el verde es
“verde”. Al mismo tiempo, si uno se intenta definir a sí mismo no es lo mismo definirse
negativamente mediante lo que no es respecto de otro con respecto de lo que es esa
persona en sí sin compararse con el otro. Justamente, Simone de Beauvoir lo que dice
es que la mujer siempre ha sido definida con base al hombre y esto supone un problema,
pues se juega ya una segunda premisa: En primer lugar, hay una desigualdad en la
sociedad actual respecto del hombre y la mujer. Esta desigualdad se basa en que la
mujer se define con base al hombre. Y esta diferencia misma se basa en que el sexo
determina al género. Esto se debe a que justamente el sexo crea dos diferencias y a
partir de esas dos diferencias se crean las definiciones sucesivas y, en consecuencia, se
dice que la mujer es inferior al hombre porque es “lo diferente al hombre”. Estas son las
premisas del feminismo de la igualdad.

Por lo tanto, ¿qué propone el feminismo de la igualdad?

En primer lugar, hemos de entender el pensamiento de Beauvoir: el género masculino es


el género marcado, esto es, el género universal. Beauvoir dice que nosotros nacemos e
independientemente del sexo con el que hayamos nacido, tenemos esas opciones
binarias (hombre/mujer) de elegir el género al que queremos pertenecer.

Por otro lado, según lo que hemos entendido, es que el feminismo de la igualdad lo
que propone es que se pueda llegar a conseguir separar el sexo del género en el sentido
de que cada persona nace con un sexo determinado pero que posteriormente cada uno
tiene la libertad de asignarse el género que desee poseer. Este es énfasis que pone esta
teoría.

En la misma línea, podemos decir también que el objetivo del feminismo de la


igualdad es que no se consiga la igualdad mediante la comparación de géneros clásicos
e históricos, sino que se haga un “borrón y cuenta nueva” y que no se vea desde el punto
de vista de conseguir la igualdad desde el punto de vista tradicional, esto es, que si
históricamente se ha sido injusto con la mujer, el feminismo de la igualdad propone no
recuperar eso, sino hacer un “borrón y cuenta nueva” y tener una visión diferente desde
el nacimiento y ser un poco más abierto en ese sentido. Esto es algo muy difícil de
conseguir y si se consigue será algo que dure muchos años cuando comience a
inculcarse en las escuelas y en la educación.

Ambas últimas intervenciones apuntaban a lo mismo, pero lo que se presupone en esta


teoría es que si sexo no implica el género y el género es realmente lo que determina la
existencia humana y es algo así como construcción cultural, es decir, uno llega a ser
mujer u hombre, estas diferencias que hay entre hombres y mujeres tienen que verse
reducidas porque lo que todos somos en última instancia es algo así como “un sujeto
universal”. Solo porque somos un sujeto universal y nos hacemos, podemos ser hombre
o mujer y, por lo tanto, lo que se busca es que todos tengamos los mismos derechos e
igualdades con base a ser un sujeto universal que todos somos de entrada
independientemente de si luego llegamos a ser hombres o mujeres. Esto va de la mano
de las premisas anteriormente comentadas. Todos somos seres humanos y en base a ese
ser humano tenemos que legislar y crear la sociedad. Esta es la teoría más intuitiva del
feminismo.

En resumen, el feminismo de la igualdad parte de la premisa de que el sexo es


diferente al género, que el género es un constructo cultural y de hecho la sociedad
siempre ha defendido ese constructo con base a lo que es el hombre, por lo que la
solución consiste en denunciar en términos de derechos a definir hombre o mujer, sino
que lo que tenemos que buscar es el “sujeto universal” y justamente porque ese sujeto
somos todos, todos los seres humanos somos iguales. Entonces, cuando la mujer se
ponga como ser humano y al mismo nivel que el hombre, no habrá injusticias. Esta es
más o menos la teoría del feminismo de la igualdad que establece Simone de Beauvoir
en El segundo sexo.

Si tenemos esto claro, ¿qué es lo que podría pensar el feminismo de la diferencia?


Vamos a ver cuál es el concepto de feminismo de la diferencia y posteriormente
veremos la crítica que realiza Judith Butler a los dos tipos de feminismo establecidos
por Simone de Beauvoir en El segundo sexo.

El feminismo de la diferencia es aquel que históricamente surge en los años 60 en una


segunda ola de feminismo. Pero, ¿qué podría significar “feminismo de la diferencia”?

En primer lugar, podríamos decir que el feminismo de la diferencia tiene que ver con el
hecho de que ese sujeto está relacionado con el género hace que la concepción de
género y sexo esté subjetivada por eso y haya diferencias desde el punto de vista desde
donde se mire, es decir, que el género implica directamente, por lo que unos concebirán
el género desde un punto mientras que otros sujetos lo verán desde otra perspectiva.

Realmente el feminismo de la diferencia a veces no es muy claro en muchas de sus


afirmaciones que emite, por ello quizás lo más importante de este feminismo de la
diferencia es entenderlo como una reacción al feminismo de la igualdad. Esa es la idea
fundamental.

Paralelamente al feminismo de la diferencia, podemos decir que si antes Beauvoir


consideraba en el feminismo de la igualdad que el género era un todo y la mitad eran
hombres, que eran sujetos, mientras que la otra mitad eran las mujeres, Luce Irigaray
dice que lo masculino es el todo de este círculo que se llama “Género” y, en
consecuencia, el género femenino es lo que no está representado, pero dice que la
feminidad es múltiple.

Esto es un poco complejo y confuso, pues la visión de Irigaray se junta con el


psicoanálisis y el constructivismo. Hay otra autora llamada Carla Lonzi, una ex
escritora y crítica literaria italiana promotora del feminismo.

En cualquier caso, vamos a quedarnos con lo que hemos dicho ahora: con Simone de
Beauvoir teníamos un panorama claro, que era que tenemos hombres y mujeres, las
mujeres siempre han sido definidas con base a los hombres y, en consecuencia, tenemos
que intentar eliminar estas diferencias con base en algo así como un “sujeto universal”.
Esto es el feminismo de la igualdad.

Ahora bien, ¿en este sentido qué propondría Luce Irigaray y el feminismo de la
diferencia? Lo importante es que debemos definir el feminismo de la diferencia como
una reacción al feminismo de la igualdad.

Luce Irigaray entiende que no se puede hablar de la mujer como de “la otra” como
hacía Simone de Beauvoir porque ese término de “otro” ya entra dentro de la
significación masculinista, tal y como recalca Irigaray. Por ello, Luce Irigaray
entiende que en esta concepción y en todo el debate en torno al género es masculinista,
“falogocéntrico”, por lo que no se puede establecer lo que es la mujer en relación al
hombre, puesto que esa relación en sí es masculinista. Por esta razón, el feminismo de la
diferencia se tiene que definir no en relación con el hombre, sino todo lo contrario. Por
ello, decimos que se opone al feminismo de la igualdad.

Si queremos ponernos en términos de Beauvoir, en el libro La mística de la feminidad


(Betty Friedan, 1963) se pone de manifiesto de cómo los avances que se han conseguido
en los años 60-70 siempre implican una especie de “malestar de ser mujer” y de alguna
manera este movimiento del feminismo de la diferencia lo que hace ver es que incluso
esta apelación al “sujeto universal” que podríamos localizar en los textos de Beauvoir y
que se remitiría al hecho de ser seres humanos, es ya parte de un discurso machista y,
por lo tanto, tenemos que eliminar. Cualquier discurso que hagamos se basa en
justamente lo que queremos eliminar, que es la diferencia desigual entre hombre y
mujer y, por lo tanto, el feminismo tiene que optar por otras salidas, que es, en primer
lugar, que si de hecho hay mujeres y hombres, lo que tiene que hacer el feminismo es en
esta situación de hecho fáctica que es muy concreta, reivindicar esas cualidades
femeninas. En otras palabras, el feminismo tiene que intentar reivindicar esas cualidades
e intentar oponerse mediante ellas a este discurso machista en general en el cual, según
Luce Irigaray, ha caído la misma Simone de Beauvoir.

Por lo tanto, el feminismo de la diferencia es una especie de reacción al feminismo de


la igualdad. No obstante, el problema que presenta el feminismo de la diferencia es que
no acaba de ser del todo claro en lo que respecta al sexo y al género.

Podría considerarse entonces el feminismo de la diferencia como el inicio de lo


transexcluyente porque el mundo sea un poco androcéntrico, pues cuando empezamos a
separar el rasgo femenino (“ser mujer es hermoso”) empieza la transexclusión. En la
próxima hoja de evaluación nos preguntará sobre alguna de estas cuestiones al respecto,
por lo que no debemos tener ningún apuro en ofrecer nuestras opiniones, pues lo que al
profesor le importa es ver las opiniones fundamentadas y argumentadas para que le
podamos exponer una cierta argumentación detrás con un cierto constructo teórico y
conceptual, que es lo que espera David Hereza Modrego que hayamos podido aprender
en estas clases. En general nos tenemos que sentir libres de ofrecer nuestras opiniones y
juicios, pues lo que a David le importa es que argumentemos bien y filosofemos. Pero
esta tesis última que hemos hecho no nos interesa, pues apenas es importante.

Justamente lo que dice Irigaray de la neutralidad de las diferencias de sexo, algo que se
pretendía hacer en el feminismo de la igualdad con Simone de Beauvoir. Luce
Irigaray dice que esto es perjudicial porque precisamente si nosotros neutralizamos las
diferencias de sexo hacemos que cada sexo no tenga sus características propias. Por
ello, como precisamente ella defiende todo lo que se considere ser mujer y todas las
características que estén relacionadas con la definición de ser mujer, no quiere que se
neutralice el sexo, pues si no anularían estas características de ser mujer, que es
precisamente lo que Irigaray quiere exaltar. No obstante, ¿cuál sería el “problema” que
podría plantear este feminismo de la diferencia?
Un posible problema sería que si tanto se exalta la feminidad y todos los aspectos
femeninos que, en realidad, se han construido a lo largo de la historia como los cánones
femeninos que se han de seguir desde el punto de vista de la sociedad patriarcal, por
mucho que el discurso de Irigaray pretenda romper los valores de la sociedad patriarcal
y empezar de cero para no ver a la mujer desde un punto de vista masculino, todo lo que
está defendiendo para argumentar su propia opinión es totalmente contraria a lo que
debería estar defendiendo, que sería romper la barrera de lo que es femenino y lo que
no. Por ello, siguiendo lo que hemos mencionado con el tema de la transexclusión, esto
sería muy feminista en el sentido de “si tú no has nacido teniendo vagina no eres mujer
y, por ello, no puedes decir que eres mujer porque no lo has sufrido durante toda tu
vida”.

Si queremos resumir cuál es el problema que puede tener este feminismo de la


diferencia en base a la articulación teórica que estábamos intentando desarrollar desde
la pregunta por qué hay personas que consideran que un transexual puede ser un
enfermo, hemos visto el feminismo de la igualdad, pero ¿en qué peligro puede caer este
feminismo de la diferencia con este recorrido que hemos estado haciendo hasta ahora?

Por decirlo en una frase, ¿cuál sería el problema del feminismo de la diferencia?

Lo que vemos es sucede lo mismo que ocurre con el sistema masculinista heterosexual
pero desde el punto de vista feminista heterosexual, es decir, todo lo que no sea ese
aspecto queda fuera y, por lo tanto, no es normal, ya que si se basa mucho en lo que es
femenino o no es femenino, ¿por qué por ejemplo un transexual que tiene pene no puede
ser considerado mujer?

Esa argumentación está bien, pero vamos a intentar dar con el enunciado, que es ver
cuál es el problema que podría surgir en este feminismo de la diferencia (¡OJO,
IMPORTANTÍSIMO, PUES ESTA PUEDE SER UNA PREGUNTA EN LA
TERCERA HOJA DE EVALUACIÓN Y DEBEMOS EXPRESARLO BIEN, POR
ESO LE ESTAMOS DANDO MUCHA VUELTA A LO QUE ES EL FEMINISMO
DE LA DIFERENCIA!)

El problema del feminismo de la diferencia es que, como hemos dicho anteriormente,


este tipo de feminismo puede reforzar estereotipos y a lo mejor no ayudar a que se
mezclen características femeninas en el cuerpo de un hombre. Pero, ¿por qué pasa eso?

Podría ser porque si se exalta tanto lo que son las características propias de cada sexo y
se pide tanto que se respeten ambos sexos tal y como son, seguimos un poco en un
dinamismo totalmente binario entre ambos sexos.

¡OJO! No es tanto el binarismo (aunque sea un problema también), sino que es


justamente lo que había “ganado” el feminismo de la igualdad con Beauvoir: la
diferencia entre sexo y género. Por ello, el problema en el feminismo de la diferencia es
que parece que volvemos de nuevo a una identificación de que si hemos nacido con un
determinado sexo, así te quedas. Y eso tienes que reivindicarlo. Y eso es justamente lo
que “había conseguido” una primera ola del feminismo.

Por ello, si queremos expresarlo en una frase podemos decir que de forma sucinta, el
problema del feminismo de la diferencia es que se está volviendo a afirmar la identidad
entre sexo y género.

El feminismo de la diferencia no tiene por qué caer en estas identidades, pero se presta
un poco coqueteando con ellas. Y ese es el problema: identificar sexo con género o a lo
mejor también decir “bueno, no hay identificación pero el género es uno, no llega a ser
algo, sino que no llega a ser algo, sino que es mujer o se es hombre y con eso se queda”.

Justamente hay una frase muy buena de Judith Butler en el texto titulado El género en
disputa (el primero, que aún continuamos comentando), que es cómo el género se ha
convertido en destino. Pero lo importante es que veamos claro el problema en el que
puede caer este feminismo de la diferencia o este estado de la cuestión.

Comprendemos la forma en la cual el feminismo de la diferencia puede determinar


esgrimiendo argumentos transexcluyentes, pero también puede suceder lo mismo desde
el feminismo de la igualdad en el sentido de que si nosotros tenemos un marco teórico
que dice “no, vamos a remarcar la diferencia que hay en base al género” y a partir de ahí
surgen argumentos transexcluyentes, también podemos encontrar en el feminismo de la
igualdad un “no, si somos todos un sujeto universal, ¿para qué va a haber una persona
que diga “yo me siento hombre o mujer”? Aquí habría como un foco cruzado en el que
realmente desde ambas teorías puede suceder lo mismo.

El argumento anterior es cierto. En el fondo estamos hablando de posibles


consecuencias últimas de estas teorías, pero quizás el feminismo de la igualdad no
renuncia tampoco a que uno se sienta de un determinado género y efectivamente quiere
decir dar libertad a si te sientes de ese género, sé de ese género. Esa es la cuestión
fundamental: Uno no está “determinado” para ser de un género u otro, pues si quiere
cambiar de género puede hacerlo. Esa sería la argumentación del feminismo de la
igualdad. ¿Por qué? Porque todos somos seres humanos y, en consecuencia, todos
llegamos a ser un género.

Del mismo modo, el feminismo de la diferencia podría contrargumentar y decir que


eso está muy bien teóricamente pero luego nosotros estamos en una situación social
determinada y lo que no podemos hacer es decir “somos un sujeto abstracto universal y
con margen de eso buscar la igualdad”. Tendremos que buscar la igualdad a partir de la
circunstancia en la que estamos.

Quizá esa crítica del feminismo de la diferencia es un poco en este sentido que dice “el
ser humano no funciona así, no somos un sujeto meramente abstracto”.

Por otra parte, podemos decir también que nos ha parecido curioso al principio de la
clase cuando hemos hablado de la transexualidad como enfermedad, que en el
feminismo de la diferencia tampoco se concibe la transexualidad como una patología.
La gente no lo considera una enfermedad, sino como hombres que nunca van a llegar a
ser una mujer. Esta idea de la transexualidad es compleja, pero el argumento de que la
transexualidad es una enfermedad era el “pistoletazo de salida” para ver el constructo
que hay detrás de esto.

Por ello, el feminismo de la diferencia renunciaría a esta idea de transexualidad como


enfermedad: aunque algunos consideren el feminismo como una enfermedad, aunque te
sientas mujer u hombre nunca podrás ser el sexo que deseas, pues no has vivido la
opresión de esto, pero tampoco se considera como una enfermedad.

Como hemos dicho, el feminismo de la diferencia a lo mejor no considera la


transexualidad como enfermedad. ¡OJO, NO NOS QUEDEMOS CON ESTA IDEA
PORQUE NO ES EL CASO Y DE HECHO SEGURAMENTE LA NEGARÍA! David
lo único que ha querido es que veamos cómo esta posición del feminismo de la
diferencia, que es crítica con el feminismo de la igualdad, puede acabar en ciertas
teorías como las que estábamos en el principio. ¡OJO, PUEDE ACABAR. ESSO NO
SIGNIFICA QUE DEBE ACABAR PERO QUE “NATURALMENTE” TIENDE A
REAFIRMAR PRECISAMENTE ESTA DIFERENCIA QUE EL FEMINISMO DE
LA IGUALDAD QUERÍA ELIMINAR!

A continuación repetimos en qué consiste el feminismo de la diferencia a modo de


resumen.

El feminismo de la diferencia lo que argumenta es que la lectura del “sujeto


universal” que se establece desde el feminismo de la igualdad no deja de estar
influenciado por una perspectiva masculinista. Por ello, el feminismo de la diferencia
dice “vamos a replantearnos ese sujeto, vamos a replantear la vida del sujeto femenino y
vamos a defenderlo en sus propios términos y entonces se hace esa buena defensa.

Podemos coger este texto y llevarlo a un debate en relación con el texto de la


performatividad de Judith Butler. Por ello, vamos a pasar a ver cuáles son las críticas
que establece Judith Butler a estos dos tipos de feminismo establecidos por Simone de
Beauvoir y, en consecuencia, la crítica al estado de la cuestión.

Judith Butler comenta (medio enfadada: “es un poco exasperante”…) en el texto de la


performatividad que ella entiende tres perspectivas con respecto a la idea de la
construcción y la idea de sujeto. Además, comenta que hay gente que argumenta que
está el sujeto como ente material que tiene en sí mismo elementos que se traducen a
nivel social en el género. Por ello, en la primera perspectiva que ella analiza entiende
el género y el sexo como algo totalmente ligado. Seguidamente, ella tiene otra lectura
que es que hay gente que dice que está el sujeto como una especie de “sujeto
universal” que luego ya decide construirse en un género u otro. En resumen, la
primera perspectiva estaría más cercana al feminismo de la diferencia, mientras que
la segunda perspectiva estaría más cercana al feminismo de la igualdad.
Por último, ella habla de un tercer planteamiento que es muy interesante, que es que el
sujeto se construye incluso en la misma idea de género, esto es, el sujeto no es
preexistente al género, sino que aparece ya en la idea de género. Es, por tanto, como “la
pescadilla que se muerde la cola” a nivel ontológico.

Por ello, podríamos definir el planteamiento de Butler o lo que intenta “buscar” es


justamente esto, que nace como una reacción a los planteamientos previos
(planteamiento de Butler= reacción a los planteamientos previos establecidos por
Simone de Beauvoir, esto es, la tradición). Y esto es justamente lo que acabamos de
exponer.

Vemos, pues, esta relación entre lo que hemos visto ahora y lo de antes: hemos pasado
por una identidad de género y sexo, hemos renunciado a esa identidad y hemos visto
cómo quizás hay un sujeto que hace género (feminismo de la igualdad) y después en el
feminismo de la diferencia hemos criticado esa teoría, pero quizás hemos vuelto a esa
identificación entre género y sexo y la pregunta es cómo salimos de esta discusión. Y es
este problema justamente el que asume Butler.

Esta situación es un poco caótica en referencia al texto El género en disputa (Judith


Butler, 1990) que comenzamos a leer el pasado lunes 30 de noviembre. Y justamente en
ese texto se hace referencia a unas críticas que pueden ser válidas para entender la
posición de Butler.

¿Qué es lo que critica Judith Butler a estos dos tipos de feminismos establecidos por
Simone de Beauvoir (feminismo de la igualdad y feminismo de la diferencia),
concretamente a Beauvoir e Irigaray?

Butler critica a las dos, hemos dicho que todo gira en torno a los valores masculinos y
femeninos y que se debería romper eso y que el feminismo de la igualdad pretendía
romper con el totalitarismo machista pero debe hacer autocrítica también, ya que el
feminismo es totalizador también. Este es el estado de la cuestión.

Entonces, ¿cuál es la crítica que podría hacer Butler a Beauvoir? Esto es justamente lo
que hemos mencionado anteriormente con los tres tipos de perspectivas que propone
Butler.

Por ello, la mayor crítica que puede hacer Butler al feminismo de la igualdad es el
hecho de que la figura del “sujeto universal” que viene ligada específicamente al
género. Más allá de si está ligado al género o no, en el planteamiento de Simone de
Beauvoir hay siempre un “sujeto universal”, que es lo que llama ella una especie de
“agente” que “crearía” su género. Así, en la página 57 se dice lo siguiente: “Para
Beauvoir el género se «construye», pero en su planteamiento queda implícito un
agente, un cogito, el cual en cierto modo adopta o se adueña de ese género y, en
principio, podría aceptar algún otro”. = Justamente lo que ha salido antes a la luz y
que aparecerá posteriormente en el segundo texto es que uno puede entender la
materialidad del género de formas diferentes y una de ellas es la de Beauvoir, es decir,
“soy un sujeto o agente que “creo el género” y “elijo el género”. Pero esto no funciona
en realidad así. ¿Por qué? Una idea podría ser porque ese “sujeto universal” no es
objetivo realmente, es decir, ese “sujeto universal” que lo compone todo a su vez está
influenciado por otros factores que harán que no lo vea todo igualitario.

¿Por qué podríamos decir que ese “sujeto universal”, ese cogito no nos gusta, nos
disturba, etc?

Más o menos hemos dicho la respuesta a lo que dice Butler respecto al feminismo de
Beauvoir: la crítica al “sujeto universal” que presupone o al cogito, como se dice en la
página 57 del texto “Las ruinas circulares del debate actual”. Posteriormente, en la
página 63 también lo repite, además de repetirlo implícitamente en el texto de la
performatividad.

Entonces, ¿por qué esto del cogito o del sujeto o de la materialidad o del género con
base en un sujeto agente puede ser un problema y, en consecuencia, no nos puede
convencer eso?

Este debate nos puede recordar un poco al que ya vimos entre Locke y Heidegger, esto
es, estamos entendiendo que hay un “yo” anterior a la construcción y para darle no hay
un “yo” anterior a la construcción porque el “yo” solo se genera en esa construcción y
en base a “los otros”.

De hecho, no deberíamos hablar de “construcción”, porque construcción siempre


implica que hay un sujeto agente que construye cosas. Y es justamente esto lo
fundamental que, como vemos en los textos de Judith Butler, hay ciertas teorías
filosóficas presupuestas que no salen a la luz y en cambio son las que hemos intentado
resolver en las clases de este curso, que es justamente la idea de performatividad. Ese
es el motivo último.

Ahora bien, no podemos decir que el “sujeto universal” no puede existir, porque
siempre habrá una diferencia que es del mismo sexo biológico. En otras palabras, por
mucho que intentemos decir que hay un sujeto universal siempre va a haber diferencia
en cuanto al sexo biológico. La crítica de Butler podría ser entonces que Beauvoir
defiende que el sexo para nada está ligado al género porque el género es un constructo
cultural, pero realmente lo que gira en torno a lo que ella pretende demostrar, que es la
idea de sujeto universal, siempre estará anclada al sexo. Esa no sería la crítica de Butler
a Beauvoir justamente porque Judith Butler recogerá en última instancia una idea que
hemos trabajado desde el principio de curso: no hay algo así como una comprensión de
percepciones físicas o de entes físicos a los cuales nosotros atribuimos significados
(visión sustancialista de John Locke), sino que todo está construido y bebido en el
discurso (visión del lenguaje de Heidegger y Foucault). Por lo tanto, el mismo sexo es
parte del discurso. Pero para entender esto uno tiene que haber entendido una cierta
discusión filosófica anterior, que es lo que hemos intentado repasar en las clases y que
Butler a veces presupone y suelta sus afirmaciones y, en consecuencia, puede resultar
problemático.
En ese sentido, nosotros al hablar del lenguaje en relación con el discurso la tesis que
dijimos que el lenguaje no era un instrumento que nos permitía comunicarnos con
nuestros iguales y que era algo aislado porque el ser humano podía vivir sin lenguaje
(visión de John Locke), sino todo lo contrario: el lenguaje es la articulación de la
constitución de nuestra existencia, tal y como establece Michel Foucault en la
conferencia titulada El orden del discurso (1970) ofrecida en el Collège du France en
1970 en su discurso de cátedra como sucesor de Jean Hyppolite. Por lo tanto, el
lenguaje es la articulación de cualquier tipo de percepción que tengamos y cualquier
tipo de comprensión del mundo que tengamos. ¡OJO, NO ES QUE NOSOTROS
COMPRENDAMOS EL MUNDO Y LUEGO LO ARTICULEMOS
LINGÜÍSTICAMENTE, SINO QUE NUESTRO MUNDO ESTÁ ARTICULADO YA
EN UNA SERIE DE SENTIDOS QUE NOS VIENEN DADOS! Eso implica también
que la comprensión que tenemos del sexo está articulada mediante el discurso.

También podemos decir que nos ha llamado mucho la atención el inicio del texto, que
comenta sobre cómo el propio lenguaje considera la materialidad, esto es, sobre cómo el
propio marco conceptual es capaz de transformar la realidad material a la cual se refiere.
Y de esta idea nos viene rápidamente a la mente el bimorfismo sexual, en este caso, el
cómo se presupone en los hombres estructuras musculares más robustas y en mujeres
menos, pero también va en gran medida producida a través de modelos educativos a
través de qué se incentiva en un género o en otro, etc. Es como que tenemos un marco
conceptual que crea un marco cultural que se transforma en unas prácticas sociales que
alteran la propia materialidad.

Hay que hacer una matización importante respecto a que Butler critique la definición
entre la naturaleza y lo cultural porque es referente de la teoría queer. ¡OJO, NO ES
QUE BUTLER CRITIQUE ESO PORQUE SEA UNA REFERENTE DE LA TEORÍA
QUEER, SINO PORQUE JUSTAMENTE EN BASE A LAS ARGUMENTACIONES
DETERMINADAS QUE HEMOS INTENTADO DESARROLLAR, CRITICA ESA
DISTINCIÓN Y A ESO SE LE LLAMA QUEER! ¡NO PENSEMOS QUE SOLO
QUIERE AFIRMAR UNA COSA DIFERENTE, SINO QUE SI ACEPTAMOS LO
QUE HEMOS VISTO CON MICHEL FOUCAULT Y CON MARTIN HEIDEGGER,
ENTONCES ESTO IMPLICA CIERTAS CONSECUENCIAS PARA LA TEORÍA
DEL FEMINISMO EN TÉRMINOS CONCRETOS! En primer lugar, implica la
cancelación de este sujeto agente que “está por ahí” y que construye su género. Y en
segundo lugar decimos que la misma comprensión de un hecho natural está determinada
por el mismo discurso. Nosotros tenemos un discurso que atribuye una serie de
características físicas a dos entidades que el discurso fabrica y ese entendimiento se
traduce en prácticas sociales y a su vez esas prácticas sociales se transforman en
cambios físicos reales. Por ejemplo, si nosotros tenemos la idea de que todos los
hombres son gente muy musculosa y fuertes, tenemos unas prácticas sociales en lo que
eso se fomenta (parte simplista), pero luego por otro lado tenemos una parte más
compleja, que es que hay diferencias biológicas que van más allá del elemento cultural
en el sentido de las gónadas. Aquí lo que tenemos es que nosotros entendamos que eso
en sí (gónadas) es una diferencia y, por ello, ya es un elemento cultural. Que nosotros
pongamos el foco ahí y digamos “esto crea categoría A y categoría B, eso no es la
cultura repasando algo cultural preexistente, sino que esa cultura ha creado una
categoría sobre lo natural. Esa es la cosa fundamental. Es muy importante que no
perdamos la ingenuidad que hemos tenido todos y que no hay ningún problema:

Lo que intenta decir Judith Butler es que una vez que hemos renunciado a que la
comprensión o el conocimiento del mundo no está determinado por un sujeto que sería
algo así como abstracto y que ve percepciones y da significados (esto es, una vez que
hemos roto con la idea de subjetividad y visión sustancialista del mundo propuesta por
John Locke en su conocida obra Ensayo sobre el entendimiento humano: percibimos
cosas, las juntamos y vemos que esas cosas crean el reflejo de la realidad y les
otorgamos significado), comprendemos que venimos determinados por un determinado
discurso y que este a su vez impone reglas y normas que vienen determinadas por el
“se”: por ejemplo, que haya cromosomas y diferentes órganos se puede constatar
empíricamente, y nadie va a negar ahora esto, pero sí que negará la estructura de nuestra
sociedad en base a eso, o que justamente haya 2 y no 4 ó 5 ó 6. Justamente el hecho de
que haya una diferencia ya implica un concepto al cual hemos llegado y es un concepto
desde luego que ha descartado otros conceptos. Cualquier diferencia y cualquier
afirmación que hagamos siempre descarta otras posibilidades. En este sentido, son
constatables diferencias entre, por ejemplo, los cromosomas. Pero justamente estas
diferencias dejan de lado otras posibilidades en los que puede haber casos que nosotros
entendemos como anómalos y decir “bueno, esto cae fuera de la regla”, pero ¿por qué
cae fuera de la regla?

Respecto al tema de la biología, lo natural, los cromosomas y lo que es físico lo que


dice Butler es que, como está tan expuesta a la cultura, a las normas sociales y al
proceso que todo esto conlleva, no le otorga validez y dice que el género es como una
construcción social del sexo, en consecuencia, el sexo se queda como una ficción y una
fantasía a la que no se tiene un acceso directo y queda como muy universal y no se
cierra al hecho de que haya gente que sí se pueda sentir identificada o no más allá del
tema físico. En este sentido, según Butler, quien va en contra de esa idea, dice que la
naturaleza de por sí está tan ligada a la cultura y a un proceso temporal de adaptación a
las normas impuestas por el contexto social que da invalidez al hecho de decir que una
cosa es de una determinada forma por naturaleza= Esto es importantísimo. No es tanto
que esté ligado, sino que esa misma diferencia es lo que se invalida. Esto es, no hay algo
así como la naturaleza por un lado y los conceptos por otro y luego los mezclamos y nos
salen cosas. Es importante entender las argumentaciones desde diferentes puntos de
vista.

Retomando el tema de las diferencias cromosómicas, nos parece muy ilustrativo el caso
de la intersexualidad, pues podemos comentar que hay una diferencia cromosómica
evidente entre x x x xy, pero también está la intersexualidad y ahí eso es un “cajón de
sastre” en el que está xxy, xyy… Entonces es como que tenemos una naturaleza (que
son estas diferencias cromosómicas) pero esa naturaleza cobra esas características de
naturaleza en cuanto decidimos qué categorías ponemos: si ponemos todas las
diferencias cromosómicas o si ponemos xxxy en intersexuales o ponemos xx xy, xyy en
intersexuales… Ahí ya hay una naturaleza que se está “fabricando” en base al discurso.
Esto es lo que dice Butler un poco en base a lo que dice Foucault, a su vez en base a lo
que dice Heidegger en su crítica a Locke.

En relación a la idea de lenguaje, cuando nos preguntamos “¿quién ha creado el


lenguaje, es decir, quién ha creado esta construcción?”, en las clases de Heidegger
preguntábamos en relación a cuando Heidegger plantea que estamos introducidos en ese
espacio público quién creaba ese espacio público. El profesor David Hereza Modrego
nos dijo, en palabras de Heidegger, que “esto era una pseudopregunta, una pregunta
errónea o una pregunta mal planteada”, porque no podemos concebir una realidad fuera
de esa: que nuestra existencia está determinada por “los otros” en el espacio público
pero no se sabe quién creó ese espacio público. Esta idea podríamos enlazarla con el
“Giro lingüístico”, con la frase del filósofo, matemático, lingüista y lógica austríaco
Ludwig Wittgenstein, que decía “los límites del lenguaje son los límites de mi
mundo”, esto es, que la realidad está estructurada lingüísticamente.

Reforzando esta idea, encontramos un ejemplo en la película La llegada (Denis


Villeneuve, 2016), una película que reflexiona sobre el lenguaje y la construcción, se
cuenta una anécdota en la que van unos colonos a un país que colonizan y le preguntan
a uno de los colonos: “¿Cómo se llama ese animal de ahí?” y le respondieron “Kangarú”
y, como consecuencia, le pusieron de nombre “canguro” a ese animal, por pura
convención. No obstante, posteriormente descubrieron que “kangarú” significaba “no
entiendo lo que me estás preguntando”. Por ello, el kangarú para el indígena era una
frase que significaba “no entiendo”, mientras que para otro significaba “canguro”.

Por ello, cuando hablamos de sexo masculino o femenino, intentando entender estas
trampas del lenguaje, cuya importancia nos la han la recordado en la carrera de
Comunicación Audiovisual, junto con la importancia del discurso.

Entonces, cuando escuchamos “esto es hombre o esto es mujer”, a lo mejor desde otra
estructura lingüística podíamos concebir otra realidad, esto es, podríamos hablar de
mujer pero no sabríamos muy bien a qué se refiere. Entonces iría por ahí un poco lo que
Butler plantea.

Es importante saber que quizás la realidad tiene muchas interpretaciones pero no


infinitas o infinitas pero no indeterminadas, esto es, no es que estoy yo e invento lo que
quiero. Esto es muy importante, pues ningún autor afirma esto, simplemente que la
realidad tiene muchas otras interpretaciones que nosotros descartamos en el uso que
tenemos de los conceptos. Y hay una cosa muy importante, que es que no hay ningún
problema en admitir que todas estas cosas son, de alguna manera, antiintuitivas, eso es
fundamental, pues en nuestro día a día no nos vamos preguntando “la realidad está fuera
y yo estoy dentro del mundo, yo existo y además hago una acción…”

Justamente estos tres últimos autores que hemos visto (Heidegger, Foucault y Butler)
intentan decir “bueno, esto intuitivamente no funciona porque surgen problemas y
tenemos entonces que proponer otras teorías explicativas para comprender qué es el
sujeto, qué es la realidad, qué es el lenguaje, que es, en definitiva, lo que estamos
viendo. Y estas teorías pueden tener muchas significaciones, en este caso, en el
feminismo y en la comprensión de lo que es el sexo y de lo que es el género. Este es el
“hilo conductor” de todo el curso.

Butler realmente es un problema, ya que es una escritora que algunos conceptos no los
deja claros y empieza a explicar teorías de otras feministas, como Simone de Beauvoir.

A continuación, vamos a ver la crítica que realiza Butler a estas dos teorías (feminismo
de la igualdad y feminismo de la diferencia) y la idea de performatividad, que, de
algún modo, ya ha salido.

Por un lado, lo que criticaría Butler a la teoría del feminismo de la igualdad es la idea
del sujeto agente universal, un sujeto agente que crearía el género y que, por lo tanto,
es base para la igualdad. Esto no es así, ya que presupone una teoría sustancialista del
sujeto, que es justamente lo que queremos eliminar, pues esta teoría de John Locke que
Heidegger ha criticado “con razón”. Eso en primer lugar.

¿Qué criticaría Judith Butler al feminismo de la diferencia? Es lo que ya hemos


apuntado anteriormente: uno no puede decir que el mismo discurso ya es machista y
totalitario porque el feminismo también se implanta como discurso, incluso el mismo
discurso feminista puede llegar a ser totalitario, que es lo que comenta Butler en el
primer texto, titulado El género en disputa en la página 66. En otras palabras, el mismo
discurso feminista puede ser dominador y, por lo tanto, la dominación no es
simplemente una cosa de los hombres, es una cosa inherente al mismo discurso que nos
hace tener que controlarlo y no rechazarlo, pues en última instancia tampoco es la única
herramienta que tenemos pero no porque sea una herramienta, sino porque es dónde ya
siempre estamos.

De hecho, el problema del feminismo de la diferencia es que no queda muy claro


cómo quiere “luchar” contra el poder hegemónico del machismo o de los hombres en
general y acaban a veces en ciertas teorías casi místicas.

Aquí está el estado de la cuestión que, en el fondo, Butler también critica diciendo “este
estado de la cuestión siempre ha presupuesto la teoría clásica de la sustancia”, que es
justamente lo que nosotros hemos visto con John Locke. Incluso el feminismo de la
diferencia, al afirmar esta diferencia o al ser una relación o paradigma de la igualdad,
acaba afirmando esta teoría de la sustancia, esta teoría de la subjetividad que reduce el
“yo” a una sustancia.

En contraposición a esta teoría que vimos en las primeras clases con Locke, está
Martin Heidegger y la idea de performatividad, concepto que Butler quiere recoger
para criticar el estado de la cuestión del feminismo y entender que el sujeto no es que
esté antes de la acción, sino que justamente es algo que se hace en esa acción
(performatividad= ser en su ocupación, el ser humano se define por sus actos dentro de
la sociedad, no por un conjunto de percepciones simples o cualidades a las que
llamamos “accidentes” que sub-están a diferentes actos y acciones (visión sustancialista
de John Locke) . Si recordamos, esto era lo que decía Heidegger cuando decía que el
sujeto es solo una forma de existir de la existencia humana.

Como vemos, están saliendo todos los temas que hemos tratado en las clases anteriores
y sobre todo esto volveremos en las próxima clase (21 de diciembre), que será un repaso
de todo lo visto y estudiado en el curso.

Vemos, por tanto, la crítica que realiza Butler al estado de la cuestión del feminismo
anterior al feminismo de la igualdad y al feminismo de la diferencia. Butler se
relaciona en parte con Heidegger: no es que Butler vaya citando a Heidegger y
seguramente a ella no le guste Heidegger, puesto que cita a otros fenomenólogos, pero
esta es la teoría de la subjetividad o del sujeto del “yo” está en la base de Butler.

Justamente, cuando antes hemos comentado las tres perspectivas o concepciones


clásicas que establece Judith Butler en relación a la materialidad del género y del sexo
en el segundo texto (Performatividad). Como hemos comentado anteriormente, las dos
primeras harían referencia a este feminismo de la igualdad y a este feminismo de la
diferencia. Y justamente a estos dos tipos de feminismo se contrapone la teoría de
Butler con la idea de performatividad: el sujeto solo se hace, pero más que se hace (y
por eso evita esos términos de construcción) se forma.

Y de aquí se siguen varios problemas que son importantísimos para Butler. Los
problemas que se siguen es que entonces cómo se puede criticar una situación injusta si
todo es discurso o situación discursiva y a dónde queremos ir y de dónde llegamos.
Estos problemas nos surgen también a nosotros.

Por ello, si vamos al segundo texto, titulado Performatividad, Butler lo que hace en este
texto es intentar definir un poco mejor qué es la performatividad. Y justamente hace
referencia a que en ningún caso podrá ser un sujeto que haga cosas (visión de
Heidegger= ser en cuanto a su ocupación). Ahora bien, ¿qué pasa si se suprime el
sujeto? ¿Y si realmente hablamos de “formación” y no de “construcción” estamos
cambiando realmente los términos, estamos disolviendo el problema o dejándolo de
lado? Aquí surgen muchas preguntas con Butler, que es lo fundamental. ¿Y si vemos
algo injusto cómo podemos denunciarlo? Esos son los problemas que se nos plantean en
los dos textos de Judith Butler.

Así, un posible problema que podemos ver con Judith Butler es que cuando ella habla
de la construcción del sujeto y expone el tema de la materia se basa tanto en ese proceso
de normas impuestas en el tiempo que nunca lo critica, sino que es como que lo justifica
con eso pero no lo critica ni expone un razonamiento para criticar eso que ha ido
pasando en el tiempo. Ese es uno de los problemas que tiene la teoría de Butler y, por
ello, en la próxima clase intentaremos que quede más claro con el repaso general que
haremos de todo el curso.
En cualquier caso, queda claro por qué Butler es una representante de la teoría queer.
¿Cuál es la teoría que está a la base de la teoría queer? Que estas categorías binarias que
hemos utilizado (hombre/mujer, sexo/género) también es una cosa discursiva con la cual
hemos de romper porque excluye siempre. Y la pregunta sería si hay algo así como un
discurso no excluyente, que es desde luego otro de los problemas que tenemos.

Por ello, la teoría que está a la base de la teoría queer es la ruptura con el binarismo
hombre/mujer, sexo/género.

La pregunta es que en esta situación teórica en la que nos deja Butler qué hacer y cómo
movernos. Por un lado quizás podamos criticar ciertas estructuras conceptuales, pero a
lo mejor esas estructuras conceptuales siempre son necesarias de algún modo tener
conceptos y todo concepto es excluyente.

Entonces, ¿en general es posible renunciar a la exclusión? Esto es otro de los problemas
fundamentales de las corrientes actuales de la filosofía, que es lo que se intenta exponer
en este curso.

En cualquier caso, con esto ya cerramos por hoy. La semana que viene es la última clase
y haremos un repaso general. David espera que haya sido un poco clara esta teoría de
Butler, por lo menos los problemas que plantea.

¡IMPORTANTE: SI VEMOS QUE DAVID A LO MEJOR NO HA PODIDO


EXPLICAR ESTAS TEORÍAS CON CLARIDAD, NO DUDEMOS EN DECÍRSELO
EN UN CORREO O EN LA PRÓXIMA SESIÓN! ¡NO HEMOS DE TENER PUDOR
EN DECIRLE QUE ALGO NO ES CLARO, SINO QUE EL PROFESOR ESTÁ
PARA ESO: PARA AYUDAR EN LAS DUDAS Y PROBLEMAS QUE NOS
SURJAN!

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