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Lo primero que quiero decir es que Dios gobierna todo lo que sucede con

infinita sabiduría y poder. Efesios 1:11 En Cristo también fuimos hechos


herederos,  pues fuimos predestinados según el plan de aquel que hace todas las cosas
[a]

conforme al designio de su voluntad


Eso se aplica al dar la vida, sostenerla, y quitarla también. Él obra todas
las cosas, incluyendo cuándo nacemos y cuándo morimos, conforme al
consejo de su voluntad. Por ejemplo, en Hechos 17:25 dice que no es
“servido por manos humanas, como si necesitara de algo, puesto que El da
a todos vida y aliento y todas las cosas”. O también 1 Timoteo 6:13, “Te
mando delante de Dios, que da vida a todas las cosas, y de Cristo
Jesús…”. Y así sucesivamente.

Veámoslo más específico. Santiago aplica esta soberanía precisamente al


hecho de morir y cuándo. Él escribe que en lugar de decir que iremos a tal
o cual ciudad para hacer negocios allí y conseguir un beneficio, “Más
bien, debieran decir: Si el Señor quiere, viviremos (Santiago 4:13-15).
Oigan ahora, ustedes que dicen: “Hoy o mañana iremos a tal o cual ciudad  y a

pasaremos allá un año, haremos negocio y tendremos ganancia.”

14  Sin embargo, ustedes no saben cómo será su vida mañana. Sólo son un vapor

que aparece por un poco de tiempo y luego se desvanece . a

15  Más bien, debieran decir: Si el Señor quiere , viviremos y haremos esto o


a

aquello.

Jesús lo dijo de esta manera: “¿No se venden dos pajarillos por una
monedita? Y, sin embargo, ni uno de ellos caerá a tierra”, está hablando de
morir, “sin permitirlo el Padre. Y hasta los cabellos de la cabeza de
ustedes están todos contados. Así que no teman; ustedes valen más que
muchos pajarillos” (Mateo 10:29-31). Ahora, ¿cuál es el punto? El punto
es, si el tiempo de la muerte de un pequeño pájaro en un bosque remoto es
de preocupación para Dios y Él lo determina, ¿cuánto más Dios ha
numerado y determinado nuestros días con gran cuidado y sabiduría? De
hecho, el salmista le dice a Dios: “Tus ojos vieron mi embrión, y en Tu
libro se escribieron todos los días que me fueron dados, cuando no existía
ni uno solo de ellos” (Salmo 139:16). Eso significa que los días que Dios
nos ha asignado ya están escritos en un libro. Están decididos. No hay
algunos días extra fuera del libro que se le hayan salido de las manos a
Dios.

Job confesó esto de sus hijos cuando todos murieron en una tormenta. Él
dijo: “Desnudo salí del vientre de mi madre, y desnudo volveré allá. El
Señor dio, y el Señor quitó; bendito sea el nombre del Señor” (Job 1:21).
Ana dijo lo mismo en 1 Samuel 2:6, “El Señor da muerte y da vida; hace
bajar al Seol y hace subir”. En otras palabras, la vida y la muerte están en
las manos de Dios. Moisés dijo lo mismo cuando cita a Dios
en Deuteronomio 32:39, “Vean ahora que Yo, Yo soy el Señor, y fuera de
Mi no hay dios. Yo hago morir y hago vivir. Yo hiero y Yo sano, y no hay
quien pueda librar de Mi mano”.

Por lo tanto, mi respuesta es: sí, Dios es Dios. Él gobierna el mundo, y eso
incluye el momento de nuestra concepción en el vientre y el tiempo de
nuestra muerte. Los hijos de Dios no lo quieren de otra manera, ¿verdad?
Dios es mejor siempre que el destino ciego. Dios es siempre mejor que el
azar. Dios es siempre mejor que los triunfos demoniacos. ¿Qué mejor que
Dios determine el momento en que nacemos y en que morimos?

Y en respuesta a la otra parte de la pregunta de Jim: hay razones para decir


que Dios decide esto en la eternidad, ya sea que vivamos o que muramos y
cuánto tiempo viviremos. Una de las razones para esto es que Dios dice
que hemos sido elegidos en Cristo antes de la fundación de la tierra. Es
difícil imaginar que Dios nos eligiera para salvación antes de la creación,
y dejara algo tan relativamente insignificante al azar, como es nuestro
nacer y morir, mientras se ocupa de algo tan importante desde antes de la
fundación del mundo.

De hecho, Efesios 1:11 dice que Dios “obra todas las cosas conforme al


consejo de Su voluntad”. No hay tal cosa como casualidad con Dios. Por
lo tanto, todas las cosas se mueven de acuerdo al plan, y puesto que Dios
conoce todo el futuro, Él toma todas las cosas en cuenta cuando planea
desde el principio. Él no tiene que esperar a ver cómo se desarrolla la
historia antes de completar su plan. La historia y nuestras vidas fueron
planeadas antes de la fundación del mundo.

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